La Convivencia

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA
ÉTICA
MAESTRO JOAQUÍN ERNESTO APARICIO P. MPE

¿QUE ES LA CONVIVENCIA?

Es la condición de relacionarse con las demás personas a través de una comunicación


permanente fundamentada en el afecto, respeto y tolerancia que permita convivir
y compartir en armonía con los demás en las diferentes situaciones de la vida.

Elementos que favorecen la convivencia ciudadana

El respeto a la condición humana, sea cual sea su posición como también a los deberes y
derechos que me corresponden.

La práctica habitual de las normas de cortesía.

Reconocer nuestras fortalezas y debilidades (buena autoestima), enfrentar el fracaso o


aceptar los aprendizajes de las experiencias vividas.

Mantener control emocional, para lo que es necesario el conocimiento de sí mismo.

Expresar nuestros sentimientos de manera sana.

Reconocer nuestros errores y asumir responsabilidad al respecto.

Aceptar nuestro compromiso en las actividades que me corresponden.

Permitir que cada quien realice el trabajo que a cada quien le compete.

Ejercitar la tolerancia.

Usar la comunicación efectiva (hablar con claridad y transparencia, con un lenguaje


apropiado) y abrirse al diálogo si es necesario.

Brindarse a la colaboración y a la solución de problemas.

Ser un ente socializador.

Actuar con sincero interés por el bien común.


El manejo de las habilidades sociales, nos abren puertas increíbles; nos acercan a obtener
resultados tan sorprendentes en nuestras vidas, que no importa de qué nivel socio-
económico seamos, cuantos títulos universitarios poseamos o cuantos sellos tengamos en
nuestros pasaportes; las habilidades sociales son la llave que abre el cofre del tesoro, el cual
es tener relaciones interpersonales exitosas. Todo ser humano hábil socialmente es
respetado, valorado y seguido.

Algunos creen equivocadamente, que un buen ambiente de relaciones humanas, es aquel


en que no hay discrepancias entre las personas y que todo marcha perfectamente, eso
puede ser una señal que nos indique que no se actúa con sinceridad.

Es conveniente tener claro la responsabilidad que tenemos en el éxito o el fracaso de una


relación, y es importante destacar que algunas condiciones pueden influir
negativamente en las relaciones personales, haciendo insoportable o desagradable la
convivencia, por lo que es apropiado mencionar que entre los entes perturbadores se
encuentran el orgullo, la intolerancia, la intriga, el resentimiento, la falta de una buena
comunicación, que no son otra cosa que características de quien tiene baja autoestima, de
quien lleva muchas miserias dentro o de quien en su egoísmo no se abre a la aceptación de
él mismo o de los demás.

Elementos para una buena convivencia

- El respeto: Cuando establecemos cualquier tipo de comunicación con otra persona, la


primera premisa es aceptar la dignidad de esta persona como tal, sin prejuicios ni
discriminaciones, y entender que puedan tener pensamientos y opiniones distintos a los
nuestros. Esto no implica que no podamos discutir o combatir estas opiniones, pero siempre
respetando a la persona.

- La afabilidad: Entendiendo ésta como una actitud positiva en nuestra relación con los
demás. Un ambiente de cordialidad facilitará nuestras relaciones con los demás pero si
nuestra actitud es recelosa o indiferente, difícilmente nos llevará a una convivencia
satisfactoria.

- La inteligencia: En las relaciones sociales, las buenas intenciones no son siempre


suficientes. Cuántas veces hemos visto a personas que tienen el dudoso don de
la impertinencia y molestan continuamente sin ser conscientes de ello. Para tratar con
inteligencia a los demás, es importante saber escuchar e intentar conocer a la otra persona
y, en caso contrario, saber callar en determinados momentos. Una persona socialmente
inteligente sabe estar y comportarse con personas muy diversas, social y culturalmente,
aunque haya tenido quizá menos formación en la infancia.

- La educación: Es una de las bases de una buena convivencia, y la podemos considerar


como un compendio de los puntos anteriores.
Factores negativos para la convivencia

- Los prejuicios: Estos implican una mala predisposición de antemano a la convivencia, lo


que nos hará tener una actitud negativa ante los demás dificultando enormemente la
relación. El prejuicio va en contra del respeto que cada persona merece.

- La intransigencia: Convivir con los demás supone un esfuerzo en conseguir puntos de


acuerdo. Para ello, todas las partes deben ceder a menudo en sus posturas. Cuando alguien
nunca está dispuesto a ceder, la convivencia no es posible, se podrá producir una relación
de acatamiento o subordinación, pero nunca de auténtica convivencia.

- La falta de comunicación: "Hablando se entiende la gente" es un dicho popular realmente


acertado a este respecto. Cuántas veces la falta de comunicación provoca situaciones
difíciles en todos los ámbitos de nuestra vida, que podrían ser solventadas con una simple
conversación.

La convivencia en el mundo actual

El ritmo de la vida actual y la revolución en las comunicaciones han creado un doble efecto:
por un lado, hemos aumentado la cantidad y diversidad de personas con las que nos
relacionamos, pero por otro, la calidad de la relación entre las personas se ha hecho más
superficial y más utilitarista.

La vida en las ciudades tiene como común denominador hoy en día la falta de tiempo. Las
prisas y el estrés no son buenos aliados para la convivencia. La relación con nuestros
vecinos, en muchos casos, se limita a un saludo de rigor y la convivencia familiar se resiente
del cansancio de la jornada laboral.

Un tratamiento especial merece el impacto que la aparición de la televisión ha tenido en la


convivencia familiar. La televisión no deja de ser un electrodoméstico más, cuyo objetivo es
la información y el entretenimiento y que, usado en su justa medida, es de suma utilidad.

El problema es cuando este electrodoméstico no deja de funcionar durante todo el día y


comienza a sustituir las conversaciones entre los miembros de la familia. Por ello, es
recomendable apagar el televisor en los momentos de reuniones familiares y a la hora de
la comida, para favorecer la comunicación familiar.

VALORES NECESARIOS PARA LA CONVIVENCIA HUMANA

SOLIDARIDAD: No es una obligación ni un sentimiento superficial, es una actitud que supone


generosidad y que se asume voluntariamente. Es un llamado de la conciencia a la igualdad,
a buscar soluciones para aliviar la pobreza, la marginación y la falta de recursos de otros
seres humanos.
Ser solidario implica compartir tiempo, espacio y energía con todos los miembros de la
sociedad, cooperar y comprometerse a vivir en armonía. Todos, de alguna manera,
podemos colaborar para aliviar el sufrimiento ajeno y ayudar al prójimo en sus necesidades.
La solidaridad no puede ser mero sentimentalismo; del corazón se debe pasar a la razón y
de ahí a la acción comprometida. Una manera de vivir la solidaridad puede ser la de ayudar
como voluntario en un grupo organizado.

LABORIOSIDAD: Significa trabajar con amor, es decir, con esmero, poniendo intensidad y
procurando hacerlo de la mejor manera posible. La persona laboriosa aprovecha el tiempo,
trabaja con orden y termina las tareas iniciadas. El trabajo es un don, un privilegio, con el
que la persona se auto perfecciona. Ocupación productiva.

RESPETO: Es la consideración, miramiento, atención o deferencia que se debe una persona;


es un valor que nos lleva a honrar la dignidad de las personas y a atender sus derechos.
Todo ser humano, sin ninguna discriminación, merece un trato cordial y amable,
comprensión de sus limitaciones, reconocimiento de sus virtudes, aprobación a su derecho
de ser autónomo y diferente, acato a su autoridad y consideración a su dignidad. Portarse
convencido de que todo el mundo tiene su dignidad, reconocerla y no despreciar a nadie.

RESPONSABILIDAD: Implica cumplir a cabalidad los propios deberes. Existen deberes que
son consecuencia de la naturaleza del ser humano y de los fines que el ser humano tiene,
la persona responsable asume las consecuencias de sus actos intencionados, resultado de
las decisiones que tome o acepte; es consciente de sus responsabilidades y está dispuesta
obrar de acuerdo con ellas. Poner la vocación en lo que se hace, para que resulte lo más
perfecto posible.

DISCIPLINA: Practicar ejercicios que llevan al dominio del conocimiento de sí mismo y de la


ciencia. Es la exigencia o esfuerzo personal que cada ser humano debe poner para alcanzar
sus metas.

AUTOESTIMA: Es la valoración positiva de uno mismo. Es la percepción personal que tiene


un individuo sobre sus propios méritos y actitudes. Es el concepto que tenemos de nuestra
vida personal.

AMISTAD: Seleccionar por las cualidades espirituales a quienes se les debe brindar la
intimidad dentro de la vida social.

VERDAD: Es sinceridad y transparencia. Supone honradez intelectual para buscar siempre


la verdad de las cosas. Ser veraz significa que sus palabras y sus actos estén llenos de verdad.
Veracidad quiere decir que todo lo que se dice y hace se ajusta a la realidad. La persona
versa habla y se expresa ajustándose a lo que piensa. No permite ninguna distorsión entre
sus pensamientos, palabras y sentimientos. Una persona versa es una persona auténtica,
que se muestra tal como es, que no aparenta lo que no es. Nitidez y claridad en todos los
juicios y razonamientos.
ALEGRÍA: Es un estado de ánimo resultado de practicar el bien y de amar a las personas. No
se debe confundir con aquella alegría que resulta del placero del bienestar físico. Alegría es
estar lleno de felicidad, paz y amor. Es disfrutar de lo que se hace. Es apreciar el don de la
vida. Alegría es disfrutar las cosas simples de la vida. Es un motor que nos impulsa a salir
adelante cuando nos sentimos afligidos o con problemas. Exaltación interior por la posesión
de algo que nos cautiva y trastorna la felicidad.

COMUNICACIÓN: El hombre es un ser social por naturaleza, y la comunicación, en sus


diversas manifestaciones, es el medio por excelencia para interactuar con sus congéneres.
La comunicación entre las personas es el resultado de múltiples métodos de expresión
desarrollados durante siglos, los gestos, el desarrollo del lenguaje oral y escrito y la
necesidad de realizar acciones conjuntas juegan un papel importante.

TOLERANCIA: es la disposición para admitir en los demás una manera de ser, de obrar, o de
pensar, distinta de la propia, especialmente en cuestiones políticas y prácticas religiosas. La
verdadera tolerancia implica un difícil equilibrio entre diversos factores aparentemente
antagónicos: respeto a todos, contra convencimiento por las ideas propias; escuchar y
aprender, frente a difusión de certezas personales; acogida a todos contra empeño por
ayudar a cada persona. No es solo la aceptación del otro en su diferencia, sino la orientación
hacia el otro para conocerlo y a través de él, conocerse mejor.

ARMONIA: es la perfecta conjunción de las partes de un todo para lograr un fin único que
muestra la realidad con toda su belleza. En el ser humano, y en sus relaciones
interpersonales es la presencia equilibrada de valores como buen gusto, moderación, paz
interior, concordia, orden, etc. La persona cuya vida posee armonía se caracteriza por su
serenidad, paz interior, objetividad, madurez, mesura y dominio de sí.

COMPRENSION: Es la capacidad para captar y entender los distintos factores que influyen
en la forma de ser, en el estado de ánimo y en el comportamiento de otras personas. Implica
el deseo de entender y ayudar, mirando las cosas desde puntos de vista ajenos a los
nuestros, y teniendo en cuenta las circunstancias y los factores decisivos en cada caso.

CONFIANZA: Significa familiaridad en el trato con los demás, tener fe en alguien, seguridad
en la rectitud del otro, expectativas positivas ante las capacidades de alguien.

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