Ensayo Titulo V, VI
Ensayo Titulo V, VI
Ensayo Titulo V, VI
La norma, en general, es toda regla que “orienta” y “disciplina” las conductas humanas en
cualquier ámbito de relación.
La convivencia en sociedad determina una interacción entre las personas que se desarrolla a
través de una constante comunicación personal estructurada a través de expectativas. Uno
espera del otro un determinado comportamiento acorde con sus pretensiones.
La norma penal, regula las interacciones que reflejan el comportamiento más ofensivo a la
estructura social, trae consigo la pena que es el contenido respuesta más agresiva que se
expresa normativamente. En lo que compete al orden jurídico penal, es el Estado el titular,
orden jurídico útil y necesario para regular la convivencia social. Sin embargo, titular del
orden social es la misma sociedad.
Normas primarias y normas secundarias en el momento que se establece la descripción de
una conducta típica a la que sigue una sanción, se establece dos clases de normas. La
primera va dirigida al ciudadano para que no realice la conducta prohibida, bajo formas
imperativas , la cual es denominada "norma primaria". La segunda, se dirige al juez, y se
expresa bajo la conjunción del supuesto de hecho y la consecuencia jurídica, obligándole a
imponer la pena respectiva, denominada "norma secundaria".
En efecto, los mensajes transmitidos por la norma penal son expresadas bajo estas dos
formas, ambas contenidas en una misma norma penal, ya que resulta evidente que para que
el legislador alcance sus objetivos no es suficiente que el ciudadano sea informado de la
existencia de una prohibición, sino, también, es imprescindible que una vez que el mensaje
sea captado pero no atendido existan los órganos y mecanismos que impongan las
correspondientes sanciones. Según Mir Puig, el texto legal expresa tan sólo los términos de
la norma secundaria. La norma primaria es inferida del contenido, es decir, demanda una
interpretación.
Pero, de todos modos, la presencia de la norma primaria es también reconocida por la
doctrina, ya que por el contrario "si sólo existiera la "norma secundaria", el delito no sería
"infracción" alguna, puesto que aquélla no prohíbe el hecho al ciudadano, sino que se dirige
al Juez.".
Estructura de la norma penal. Suele decirse que la norma penal está compuesta por el
“presupuesto” o “supuesto de hecho” y “consecuencia jurídica”, En el presupuesto o
supuesto de hecho la norma describe la conducta que es regulada. El segundo, se refiere a la
consecuencia: pena o medida de seguridad que se aplican ente el incumplimiento de
respetar la conducta prohibida. Para ello se recurre a una inmersión jurídica ya que la ley es
el único vehículo mediante la cual tiene fuerza vinculante la norma penal en atención al
principio de legalidad.
La estructura normativa se expresa de forma escrita, clara y previa para que sea
comprensible a aquellos cuyas actividades pretende regular y se espera, finalmente, que
ellos se comporten conforme a la norma. La estructura legal es el componente formal de la
norma y la estructura lógica, por su turno, dice con la comprensible descripción del
supuesto de hecho.
El bien jurídico que contiene la norma es “la vida”. Norma y bien jurídico delimitan lo
prohibido por la ley y se expresan mediante la ley, pero no pertenecen a ella. Algunos
autores han sostenido una estructura tripartita de la norma penal, constituida por una regla
superior, que sería la norma en sentido estricto; una conducta que contraría a la regla
superior, expresada mediante el enunciado típico; y, la sanción, que es la consecuencia para
recibir por los que realizan una conducta típica. Esta última, precisamente, otorga la
característica coercitiva y, en concreto, carácter jurídico-penal a la norma.
Construcción dinámica de la estructura de la norma. A parte de estas distinciones entre
“presupuesto” y “consecuencia”, “norma primaria” y “norma secundaria”, García-Pablos
presenta una síntesis de la propuesta de Caliess para la estructuración de la norma a la que
denomina “dinámica” o “funcional”, en oposición a las por él llamadas concepciones
“lógicas”, “formales” o “estáticas”.
Según García Pablos, Caliess mantiene que la norma penal no contempla al autor, víctima y
juez de forma aislada sino que presupone una pluralidad de personas o de grupos de
personas que se hallan en conexión entre ellas. Así que mientras un sujeto (“EGO”) actúa,
dicha acción incide en otra (“ALTER”) situación tal que determina que una tercera persona
(“DRITTER”) deba reaccionar contra la acción del primero a través de la imposición de la
pena correspondiente, componiendo así una red de expectativas independientes y recíprocas
entre todos los componentes de dicha interacción. Bajo esta forma de estructuración de la
norma, ella debe ser analizada no en su estructura de proposición sino en la forma como
actúa y promueve interacciones constantes entre las personas relacionadas con el hecho
delictivo.
Contenido de la norma penal las actuales posiciones discuten si el contenido y significado
de la norma se corresponden con su carácter valorativo o de determinación. Otros por su
parte sostienen que el contenido y significado de las normas penales presentan
características mixtas: como reglas de “determinación y de valoración”.
La norma como regla de determinación Entre los defensores de esta postura se encuentra
Alfonso de Castro, Thon y Von Ferneck. Para ellos el derecho no es más que un conjunto
de imperativos o directivos que expresan mandatos o prohibiciones a fin de determinar la
conducta de sus destinatarios. Por ejemplo, la formulación de los preceptos en los delitos de
homicidio, lesiones, robo o delito de omisión de socorro, establecen implícitamente los
imperativos: no matar, no lesionar, no robar o socorrer al prójimo cuando éste se encuentre
en grave peligro. Aunque, claro está, se admitan disposiciones que no son ni mandatos ni
prohibiciones, sin embargo, tienen por función crear los presupuestos para aclarar o limitar
esos imperativos.
Principio de Legalidad y Ley Penal en Blanco Como consecuencia de la garantía formal
que contiene el principio de legalidad, la definición de los delitos y las penas sólo debe
establecerse por ley. Por ello se ha criticado que este recurso constituye una infracción al
principio de legalidad al permitir que el establecimiento del supuesto de hecho dependa de
la voluntad de la Administración. El núcleo esencial del delito se vuelve inestable ya que el
contenido de la ley penal puede ir variando a la simple voluntad de la Administración. De
la taxatividad de la ley penal deriva el principio de certeza. Se pretende que el supuesto de
hecho y la consecuencia jurídica se exprese de forma clara e inconfundible, que se dé a
conocer por entero a sus destinatarios. “La necesidad del conocimiento de la antijuricidad
impone, lógicamente, el principio de que las conductas ordenadas o prohibidas pueden ser
fácilmente conocidos por los súbditos de la ley.”
El Derecho penal y estado social y democrático de derecho
La identificación de un Estado como social y democrático de derecho constituye un bastión
garantista para el ciudadano en sus relaciones sociales. El lenguaje que se establece entre el
sujeto Estado y ciudadano se anticipa a la especulación y a la barbarie. El estado al ejercer
la potestad de establecer los delitos y las penas no es “absoluto”, ha de obedecer a una serie
de principios que salvaguardan las garantías mínimas que todo ciudadano debe poseer para
vivir en una sociedad democrática y respetuosa con los derechos y obligaciones de todos.
El Derecho penal actúa como el instrumento más contundente del que dispone el Estado
para llevar a cabo el control social. Hay que reconocer que su intervención constituye de
por si una violencia.
El principio de legalidad puede ser fundamentado políticamente en base a la división de
poderes. su inspiración viene establecida por los ideales de la Revolución Francesa de
participación popular en el poder. La voluntad caprichosa de los gobernantes cedió paso a
la voluntad general, constituyéndose en la fuerza política del establecimiento de las normas
penales. La voluntad general se traduce en la Asamblea General constituyendo éste el
primer Poder del Estado. Sólo el Poder Legislativo, en principio, como órgano que
representa a la voluntad general, es la única que puede establecer las leyes. Ni el Poder
Ejecutivo puede tomar decisión alguna que vaya en contra de la voluntad general, ni el
Poder Judicial aplicar más derecho que el que emana de esa voluntad general.
El principio de legalidad suele expresarse a través de la máxima nullum crimen, Nulla
poena sine lege. Esta formulación clásica fue establecida por Feuerbach. Esto quiere decir
que sin una ley que lo haya declarado previamente punible, ningún hecho puede merecer
una pena del Derecho penal.
Garantía penal: (nullum poena sine lege) No podrán aplicarse penas que no hayan sido
previamente establecidas por ley. La garantía penal prohíbe, en consecuencia, las
denominadas penas arbitrarias que se imponían bajo el arbitrio del juez. Cierra el paso,
además, a las penas indeterminadas, esto es, en cuanto a su duración; y, finalmente, prohibe
a los magistrados alterar los marcos penológicos establecidos por ley.
Garantía jurisdiccional: (Nemo damnetur nisiper legale iudicium) De esta garantía se deriva
el que nadie puede ser condenado sino en virtud de una sentencia firme dictada por un Juez
o Tribunal competente, bajo los marcos establecidos legalmente .El principio de división de
poderes nos clarifica aún más esta garantía.
Garantía de ejecución la pena ha de ejecutarse en la forma legalmente establecida el
artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que: “Nadie será
sometido a torturas ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Por otro lado, el Pacto
Interamericano de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 10, también establece que:
“Toda persona privada de su libertad será tratada humanamente y con el respeto a la
dignidad inherente al ser humano”. Aunque estos artículos se refieren, en general, a
cualquier persona se deben comprender, también, a los que purgan condena.
En algunos países latinoamericanos, a pesar del buen propósito que tienen sus legislaciones
respectivas en materia de ejecución, es común ver que los establecimientos penitenciarios
siguen siendo centro de degradación de la personalidad no permitiendo la resocialización
plena y la posterior reincorporación del penado a la sociedad, que según algunas
legislaciones siguen siendo una de las finalidades de las penas. Por decirlo menos, unas de
sus principales causas es el hacinamiento carcelario, ya que muy fácilmente se encuentran
poblaciones carcelarias de hasta tres o cuatro veces su volumen normal.