Lecciones de Filosofia para Principiante

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(Datos generales de publicación)

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PRESENTACIÓN
“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de
abrirlos jamás”. René Descartes

Hablar de Filosofía en el Ecuador y sobre todo en nuestra


provincia de Manabí, generalmente, es sinónimo de “frases hermosas”,
“pensamientos bien estructurados”, “reflexiones refinadas”… La
Filosofía es vista simplemente como una “materia bonita”, pero al
mismo tiempo no muy útil para el profesionalismo.

Cierto que, dichas ideas, son totalmente erradas, pero no sería


justo el condenar a nuestra gente por tan pobres concepciones, ya que
somos hijos de una cultura en dónde realmente, de una u otra manera,
se ha “filosofado”, pero sin saber lo que en verdad es la Filosofía.
Mirando hacia la educación secundaria (cómo se le llamaba hasta hace
poco), se impartía la asignatura de Filosofía, para la especialidad de
Estudios Sociales. Ahora en Bachillerato, se estudia esencialmente lo
mismo, pero bajo la designación de «Desarrollo del Pensamiento
Filosófico». Así mismo en nuestras universidades, existe el estudio de
dicha disciplina, pero sus profesores no son profesionales en dicha
rama. Ellos han hecho y siguen haciendo lo que pueden. Es más en
nuestra Universidad contamos con una Facultad de «Filosofía, letras y
Ciencia de la Educación», pero curiosamente, ésta, no posee una
carrera que otorgue licenciaturas en Filosofía.

En definitiva, hablamos y estudiamos filosofía, pero en la


mayoría de los casos, no existe una orientación correcta, en algunos
existen buenas intenciones (profesores que les gusta la materia), pero
no poseen el perfil ni el conocimiento correspondiente; al final se

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imparte la asignatura sólo por cumplir con un pensum de estudio y
nada más. Por ello encontramos personas que han estudiado dicha
asignatura, sea en el Colegio como en la Universidad y terminaron
insatisfechas, esperando más; confundidas, con ideas torcidas o
totalmente en blanco, con sentimientos de coraje o tedio frente a la
misma.

Generalmente, las únicas personas que hasta ahora estudian


seriamente esta ciencia, son los seminaristas, sacerdotes o
consagrados a la vida religiosa, en los seminarios o en universidades
llevadas por comunidades religiosas, como la Pontificia Universidad
Católica de Quito y la Universidad Salesiana del Ecuador. En algunas
instituciones educativas, se cuenta actualmente con docentes que
anteriormente han abrazado citadas opciones de vida, y son los que
están encaminando a los estudiantes hacia concepciones correctas.

Por ello, a mi criterio, no es justo condenar el pasado de la


Filosofía, en nuestra tierra, antes bien, partir desde esa realidad y
dirigir a los alumnos hacia el sorprendente, intrigante, interesante,
motivante y en ciertas ocasiones aventurero mundo de la Filosofía.
Este libro, de manera general, tiene ese objetivo, por ello su título
«Introducción a la Filosofía». En sus manos estimados estudiantes,
aprovéchenlo al máximo.

Keny Vinces

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INTRODUCCIÓN
0.1 Para empezar

Uno de los profesores que más recuerdo, por sus profundos


conocimientos filosóficos, sobre la Introducción a la Filosofía,
afirmaba: “como se deduce del mismo término introducción es un
cierto llevar de la mano, un hacer entrar al mundo de la filosofía.”

Por ello, empezaremos nuestro estudio conociendo el origen y


naturaleza de la Filosofía, es decir, de donde viene, cómo surgió;
aprendiendo su definición; conociendo su objeto, su finalidad, su
carácter científico y su utilidad. Esta obra académica, nos va a ofrecer
algunas anticipaciones de los contenidos de los que se ocupa, de su
método, de su historia, de sus principales exponentes, aunque de todo
esto se ocuparán más extensamente las diversas materias
filosóficas. Pero, antes de ponerse a filosofar es necesario saber,
siquiera vagamente, qué se va a hacer y cómo lo han hecho otros.
Hay que saber algunas cosas básicas sobre la filosofía antes de
ponerse a trabajar con ella.

Realizaremos un estudio distinto al impartido en cátedras


anteriores, en donde se iniciaba directamente con análisis filosóficos a
las distintas problemáticas del ser humano y del mundo. La idea no es
descabellada, pero si dicho análisis se lo realizara después de que los
estudiantes hayan obtenido una cierta base filosófica que le permitirá
realizar mejores observaciones, investigaciones y reflexiones, así
obtendrán mayores y mejores resultados. Por eso en nuestro tratado, a
más de introducir al estudiante al maravilloso mundo de la Filosofía,
vamos también a dedicar dos unidades para el análisis filosófico de los

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principales problemas de la humanidad, aunque no ha profundidad,
pero dejaremos sembrado en el alumno, un antecedente oportuno
para que profundice, si así le corresponde o él de desea hacerlo por su
propia cuenta, en estudios posteriores.

Son muchos los que opinan que el estudio de la filosofía no se


debería empezar por la Introducción a la filosofía. Pero a quién se le
ocurre, por ejemplo, empezar el estudio de las Matemáticas
preguntándose cuál es la naturaleza, el objeto y el método de dicha
ciencia. El estudio de las matemáticas se empieza por sencillas
cuestiones acerca de los números y de las operaciones con ellos, por
el estudio de las figuras geométricas más sencillas: y de ahí se va
avanzando hasta las cuestiones más complejas. Sólo cuando se
conocen bien las matemáticas surgen las cuestiones acerca de su
naturaleza, su objeto, su método.

La Introducción a la filosofía debe recurrir necesariamente a


nociones y tesis que no serán explicadas y justificadas hasta más
adelante. Parece pues que también la filosofía debería empezarse
por el sencillo filosofar, por las cuestiones más simples e indiscutibles,
luego sería el momento de reflexionar sobre lo que se ha estado
haciendo. Además la Filosofía no es como las demás ciencias, es una
ciencia muy especial ya que nunca puede dar nada por conseguido,
siempre tiene que preguntarse acerca de sí misma. Cualquier
afirmación que se haga sobre lo que debe ser o no ser la introducción,
sobre cuándo debe hacerse o sobre qué temas debe tratar supone
que se ha filosofado de la manera concreta, que se han tomado
opciones filosóficas que hay que justificar razonadamente y que se
tiene un concepto determinado sobre lo que es la Filosofía y sobre su
misma posibilidad.

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¿Por qué empezamos entonces el estudio de la Filosofía por la
introducción la Filosofía? No es malo empezar por filosofar sobre lo
que es a Filosofía.

Todo lo anterior puede despistar. Quizás alguno podría estar


pensando que en Filosofía vale todo, que da igual una cosa que otra
y que por tanto es una ciencia inútil o a lo más un elegante
pasatiempo. No es así. Aún para decir eso con seriedad y rigor
hace falta haber pensado mucho y haber aprendido mucho. Para
negar la posibilidad y la utilidad de la filosofía hay que hacer filosofía
y la afirmación de su inutilidad sería paradójicamente un fruto
obtenido del filosofar.

0.2 Métodos que se pueden seguir en la introducción

Los diversos autores proponen distintos métodos para


introducir en la Filosofía a los que empiezan su estudio. Los principales
métodos de la introducción son:

l) Método genético o histórico: Los que siguen este


método describen la Filosofía como un hecho histórico y
van exponiendo su nacimiento, su desarrollo y su
evolución. Así van exponiendo los diversos sistemas y
doctrinas filosóficas, el nacimiento de las grandes
cuestiones y las soluciones que se les han ido dando. De
esa manera se va uno introduciendo en la Filosofía como
por experiencia. En realidad la Introducción a la Filosofía,
según este método se identifica con la Historia de la
Filosofía. Nosotros haremos algo de esto en la segunda
unidad de este libro.

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2) Método sistemático o propedéutico: Este método intenta
exponer algunas cuestiones acerca de la noción, división,
utilidad y método de la Filosofía de modo que los alumnos
se dispongan al estudio de otras cuestiones más
importantes. Si se sigue este método hay que dejar claro
desde el comienzo que las afirmaciones que se hacen
suponen una profunda reflexión sobre la filosofía misma,
una filosofía de la filosofía, unas reflexiones que, por
ahora se ocultan al alumno, para darle sólo los
resultados. O sea que siguiendo este método se hace la
introducción no a la Filosofía en general, sino a una
determinada manera de comprenderla.

3) Método sintético: Algunos autores proponen como


Introducción a la Filosofía dar un resumen de las
principales cuestiones que se tratan en esta materia y
exponer las principales soluciones que se dan a esas
cuestiones. Este método suele ir unido al anterior. En
algunos casos se seleccionan algunas cuestiones de
Antropología, Psicología, Sociología y Lógica, y con ellas se
introducen los principales temas filosóficos a juicio de los
diversos autores.

0.3 Nuestro método

Combinamos algo de los tres métodos, dejando algo de lado el


segundo. Vamos a abordar tres tipos de cuestiones:

1° Vamos a hablar sobre la Filosofía, aunque eso sea ya


filosofar. O sea diremos qué comprendemos por Filosofía,
veremos su carácter de ciencia y su relación con las

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ciencias experimentales, sus relaciones con otros
ámbitos del saber y del actuar humanos, como la
ideología y la religión.

2° Este segundo grupo de cuestiones se refiere a la historia de


la Filosofía. Veremos también algo sobre los filósofos que
han destacado a lo largo de los siglos.

3° Concluiremos nuestro estudio abordando una serie de


cuestiones ya propiamente filosóficas que nos abren camino
en este quehacer.

0.4 División de nuestro libro académico

Unidad 1: Principios básicos de la filosofía.


Unidad 2: El problema antropológico y el problema epistemológico.
Unidad 3: El problema ético y el problema axiológico.
Unidad 4: El problema metafísico y el problema político.

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ÍNDICE
UNIDAD 1: PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA FILOSOFÍA

1. ¿Qué es la Filosofía?
1.1 Origen y naturaleza de la Filosofía
1.2 Origen del acto de filosofar: asombro, duda y situaciones límite
1.3 Definición de la Filosofía
1.4 El objeto de la Filosofía
1.5 Importancia de la Filosofía
1.6 La Filosofía como sabiduría
1.7 La Filosofía como Ciencia
1.8 El método de la Filosofía
1.9 Filosofía y Religión
1.10 Problemas actuales de la filosofía

2. ¿La Filosofía tiene historia?


2.1 Época Antigua
2.2 Época Medieval
2.3 Época Moderna
2.4 Época Contemporánea
2.5 Filosofía Latinoamericana
2.6 Filosofía Ecuatoriana
2.7 Mujeres filósofas

UNIDAD 2: EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO Y EL PROBLEMA


EPISTEMOLÓGICO

1. ¿Qué es la antropología?
1.1 Concepciones sobre el hombre, dualismo antropológico

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1.2 Culturalismo
1.3 Existencialismo

2. ¿Qué es la Epistemología?
2.1 El conocimiento humano
2.2 Racionalismo: La razón como fuente de conocimiento
2.3 Empirismo: La experiencia como fuente de conocimiento.
2.4 Criticismo kantiano: La razón como forma del conocimiento.

ACTIVIDAD DE LA UNIDAD DOS

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE MEDIO CICLO

UNIDAD 3: EL PROBLEMA ÉTICO Y EL PROBLEMA AXIOLÓGICO

1. ¿Qué es la ética?
1.1 Lo bueno y lo malo
1.2 Dimensión ética del ser humano
1.3 La ética como un sistema social
1.4 La postura Kantiana

2. ¿Qué es la axiología?
2.1 Los valores humanos
2.2 El ser humano como un ser valorativo
2.3 Relativismo: Críticas al etnocentrismo y al universalismo
2.4 Subjetivismo: El idealismo subjetivo.
2.5 “El ser es ser percibido” (Berkeley)

ACTIVIDAD DE LA UNIDAD TRES

UNIDAD 4: EL PROBLEMA METAFÍSICO Y EL PROBLEMA POLÍTICO

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1. ¿Qué es la Metafísica?
1.1 ¿Existe Dios?
1.2 Dios y el ser humano
1.3 La afirmación de la existencia de Dios
1.4 Límites del conocimiento humano
1.5 La negación de la existencia de Dios

2. ¿Qué es la Política?
2.1 La organización social
2.2 Liberalismo clásico
2.3 Neoliberalismo
2.4 Marxismo

ACTIVIDAD DE LA UNIDAD CUATRO

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE FINAL DE CICLO

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UNIDAD 1

Principios básicos de la Filosofía

OBJETIVO

Conocer sobre los elementos básicos de la Filosofía, mediante el


estudio del contenido de su objeto, su método, su utilidad, su origen,
su carácter científico, su relación con las ciencias experimentales, sus
relaciones con otros ámbitos del saber y del actuar humano, como el
arte, la ideología y la religión, para adentrar a los estudiantes al
intrigante mundo del filosofar.

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1. ¿Qué es la Filosofía?

Una introducción a la filosofía puede tener utilidad


didáctica y consistencia propia. Trataremos de compaginar los
dos aspectos. Quien la utilice como introducción para estudios,
encontrará las cuestiones de principio tratadas de modo básico; y
quien busque una perspectiva filosófica general, dispondrá de
suficientes aclaraciones y referencias bibliográficas.

Manteniendo los límites de una introducción, se enuncian


las cuestiones principales sobre la naturaleza de la filosofía y no
pocos de sus problemas. En cuanto al enfoque, se alude a las
diferentes soluciones que se han dado sobre los temas tratados,
sin dejar por ello de señalar cuáles son sus méritos y sus
dificultades.

Se dedica amplia atención a las relaciones entre la


filosofía y la teología. Esto viene exigido por la naturaleza misma
de la filosofía, como sabiduría suprema ven el orden natural, que
se relaciona íntimamente con la sabiduría que el hombre alcanza
a través de la fe sobrenatural. Por otra parte, la filosofía se
encuentra de hecho tan unida a las cuestiones teológicas, que el
examen de sus conexiones resulta imprescindible para
comprender los diversos planteamientos filosóficos del pasado y
del presente.

Si la filosofía se define etimológicamente como amor a la


sabiduría, quien pretende profundizar en ella ha de advertir

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desde el principio que la sola erudición no basta: se requiere un
deliberado esfuerzo en búsqueda de la verdad.

1.1 Origen y naturaleza de la Filosofía

El nombre <<filosofía>> significa, en griego <<amor a la


sabiduría>>. Una antigua tradición cuenta que los primeros
pensadores griegos le llamaron <<sabios>>, y que Pitágoras, por
modestia, solo quiso llamarse <<amante de la sabiduría>> o
<<filósofo>>: de ahí vendría el uso del término <<filosofía>>.
Cicerón atribuye esa tradición a un discípulo de Platón, llamado
Heráclides el Póntico.
Santo Tomás de Aquino la recoge y concluye:

“…desde entonces, el nombre de sabio se cambió por el


de filósofo, y el nombre de sabiduría por el de filosofía. Y
en el nombre es significativo en este contexto. En efecto,
ama a la sabiduría, quien la busca por sí misma y no por
otro motivo, pues quien busca algo por otro motivo, ama
a ese motivo más que a lo que busca…”. Queda así
indicado que es propio de la filosofía por ser un saber que
se busca de modo <<último>>, por sí mismo y no en
función de otros saberes1 .

El hombre tiene un afán de saber que le lleva a


preguntarse por las causas de cuanto sucede. Busca respuestas a
1
La filosofía es el saber “último” (tanto la cuestiones teóricas como en las
prácticas) del orden natural. En sentido absoluto, por encima de la filosofía
está la teología sobrenatural.

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las interrogantes que se le plantean, y frecuentemente las
respuestas plantean nuevos interrogantes. Esa búsqueda del
saber está motivada por afanes teóricos (saber por saber, para
satisfacer las exigencias intelectuales) y por razones prácticas
(saber para actuar bien moralmente, o con eficacia técnica).

El afán teórico es búsqueda de la verdad, hacia la cual


está naturalmente orientado el hombre por su inteligencia. La
búsqueda de explicaciones es, por tanto, connatural al hombre y
tiene importantes repercusiones prácticas; por ejemplo: el
hombre busca y necesita encontrar un sentido a sus propia vida,
y para ellos necesita encontrar explicación a muchos
interrogantes acerca de cuanto existe a su alrededor.

Por filosofía se entiende la búsqueda de un saber


profundo acerca de la realidad, o sea, de un saber que va más
allá del conocimiento espontáneo, de las artes, de las ciencias
particulares y de las técnicas.

1.2 Origen del acto de filosofar: asombro, duda y situaciones


límite

¿Qué es lo que llevó a los hombres a filosofar? Para


comprender el surgimiento de algún tipo de saber es necesario
relacionarlo con el momento histórico en el cual aparece. Siempre
existe una relación entre el tipo de pensamiento de una sociedad y su
organización política, económica, social y cultural.

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El surgimiento (comienzo) de la filosofía se da en Grecia en el
siglo VII a. C. aproximadamente, lo que será el germen de los futuros
desarrollos metodológicos y científicos. Lo primero que tenemos que
tener en cuenta es que comienzo no es lo mismo que origen: por
comienzo se entiende el momento histórico en que los hombres
empezaron a filosofar, es un dato convencional pues se refiere a un
tiempo y a un espacio determinados: el lugar es Grecia y el tiempo se
ubica en el siglo VII a. C, es decir que, la Historia de la Filosofía como
pensar metódico y sistemático tiene sus comienzos hace más de dos
mil quinientos años. También hay que aclarar que en el comienzo
Filosofía y Ciencia son sinónimos y sólo posteriormente comienza su
diferenciación.

Ahora bien, por origen se entiende la fuente de la que surge en


todo tiempo el impulso que mueve a filosofar. Este origen es múltiple,
está en nosotros, y se repite permanentemente. El filósofo alemán K.
Jaspers (ya conocido por todos nosotros) en un libro titulado “LA
FILOSOFÍA” distingue claramente tres orígenes del filosofar: EL
ASOMBRO, LA DUDA Y LAS SITUACIONES LÍMITES. Del Asombro sale la
pregunta y el conocimiento; de la Duda acerca de lo conocido sale el
examen crítico y la certeza; de las Situaciones Límites (Conmoción) del
hombre sale la cuestión de su propio ser. Estos tres orígenes son
comunes a todos los hombres en cualquier momento histórico.

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Para intentar comprender el surgimiento del conocimiento
filosófico, comencemos analizando la situación histórica, cultural y
económica de los siglos anteriores. Sabemos que existían civilizaciones
mucho más antiguas que la griega, sobretodo en la cuenca de los ríos
Eufrates, Tigris y Nilo. Podemos afirmar que existieron adelantos
importantes a nivel técnico, artístico, religioso y espiritual, pero no
filosóficos.

Estas antiguas civilizaciones nos dejaron técnicas de


agricultura, de cultivo, de riego, adelantos en medicina, sistemas de
escritura, arquitectura. También se han encontrado textos rituales,
textos sagrados, textos funerarios, decretos y leyes de los soberanos,
pero no aparece nada semejante a lo que los occidentales llamamos
filosofía.

La pregunta que nos podemos hacer es ¿por qué todo este


conocimiento anterior a los griegos no es considerado filosófico o
científico? Porque la concepción del mundo en Oriente (el mundo de
las civilizaciones anteriores a los griegos) aparece impregnada de una
fuerte concepción religiosa (el pensamiento mítico). El pensamiento y
el desarrollo técnico, en vez de ser un campo de investigación, de
crítica y cuestionamiento, estaban controlados y puestos al servicio,
casi siempre, de las necesidades religiosas.

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Este tipo de conocimiento (contrario al filosófico y científico)
es esotérico, (es decir; cerrado en sí mismo, reservado, oculto y
secreto), y por lo tanto es: a-crítico, a-sistemático, a-lógico, no
demostrable, no fundamentado, no susceptible de ser enseñado, es
“revelado”. Es todo lo contrario de una reflexión libre, crítica y
metódica.

Pero, estas afirmaciones anteriores, no tienen la finalidad de


menospreciar las culturas y civilizaciones más antiguas, al contrario,
hay que entenderlas y estudiarlas desde su contexto histórico y
cultural.

El MITO es el tipo de pensamiento que explica el orden, los


cultos, sostiene la organización jerárquica y la estructura social. Es la
explicación del origen del universo por fuerzas sobrenaturales.

 El asombro

Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía.


Nuestros ojos nos "hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas,
del sol y de la bóveda celeste". Este espectáculo nos ha "dado el
impulso de investigas el universo. De aquí brotó para nosotros la
filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses a la raza de
los mortales". Y Aristóteles.: "Pues la admiración es lo que impulsa a

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los hombres a filosofar: empezando por admirarse de lo que les
sorprendía por extraño, avanzaron poco a poco y se preguntaron por
las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del
universo."

El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro


conciencia de no saber. Busco el saber, pero el sabes mismo, no "para
satisfacer ninguna necesidad común".

El filosofar es como un despertar de la vinculación a las


necesidades de la vida. Este despertar tiene lugar mirando
desinteresadamente a las cosas, al cielo y al mundo preguntando qué
sea todo ello y de dónde todo ello venga, preguntas cuya respuesta no
serviría para nada útil, sino que resulta satisfactoria por sí sola.

 La duda

Una vez que he satisfecha mi asombro y admiración con el


conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda. A buen
seguro que se acumulan los conocimientos, pero ante el examen crítico
no hay nada cierto. Las percepciones sensibles están condicionadas por
nuestros órganos sensoriales y son engañosas o en todo caso no
concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de
que sea percibido o en sí. Nuestras formas mentales son las de nuestro

21
humano intelecto. Se enredan en contradicciones insolubles. Por todas
partes se alzan unas afirmaciones frente a otras. Filosofando me
apodero de la duda, intento hacerla radical, mas, o bien gozándome en
la negación mediante ella, que ya no respeta nada, pero que por su
parte tampoco logra dar un paso más, o bien preguntándome dónde
estará la certeza que escape a toda duda y resista ante toda crítica
honrada.

La famosa frase de Descartes "pienso, luego existo" era para él


indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni
siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que
quizá ni percibo, puede engañarme acerca de mi existencia mientras
me engaño al pensar.

La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen


crítico de todo conocimiento. De aquí que sin una duda radical, ningún
verdadero filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a
través de la duda misma el terreno de la certeza.

Entregado al conocimiento de los objetos del mundo,


practicando la duda como la vía de la certeza, vivo entre y para las
cosas, sin pensar en, mí, en mis fines, mi dicha, mi salvación. Más bien
estoy olvidado de mí y satisfecho de alcanzar semejantes
conocimientos.

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“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo ".
Ludwig Wittgenstein- filósofo, ingeniero y lingüista austríaco.

 Las situaciones límites

A las situaciones límites reaccionamos, cuando nos damos


cuenta realmente de ellas, con la desesperación y con la
reconstitución: Llegamos a ser nosotros mismos en una transformación
de la conciencia de nuestro ser.

Pongámonos en claro nuestra humana situación de otro modo,


como la desconfianza que merece todo ser mundanal.

Nuestra ingenuidad toma el mundo por el ser pura y


simplemente. Mientras somos felices, estamos jubilosos de nuestra
fuerza, tenemos una confianza irreflexiva, no sabemos de otras cosas
que las de nuestra inmediata circunstancia. En el dolor, en la flaqueza,
en la impotencia nos desesperamos. Y una vez que hemos salido del
trance y seguimos viviendo, nos dejamos deslizar de nuevo, olvidados
de nosotros mismos, por la pendiente de la vida feliz.

Pero el hombre se vuelve prudente con semejantes


experiencias. Las amenazas le empujan a asegurarse. La dominación de

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la naturaleza y la sociedad humana deben garantizar la existencia.
El hombre se apodera de la naturaleza para ponerla a su servicio, la
ciencia y la técnica se encargan de hacerla digna de confianza.
Con todo, en plena dominación de la naturaleza subsiste lo incalculable
y con ello la perpetua amenaza, y a la postre el fracaso en conjunto: no
hay manera de acabar con el peso y la fatiga del trabajo, la vejez, la
enfermedad y la muerte. Cuanto hay digno de confianza en la
naturaleza dominada se limita a ser una parcela dentro del marco del
todo indigno de ella.

Y el hombre se congrega en sociedad para poner límites y al


cabo eliminar la lucha sin fin de todos contra todos; en la ayuda mutua
quiere lograr la seguridad. En las situaciones límites, o bien hace su
aparición la nada, o bien se hace sensible lo que realmente existe a
pesar y por encima de todo evanescente ser mundanal. Hasta la
desesperación se convierte por obra de su efectividad, de su ser
posible en el mundo, en índice que señala más allá de éste.

1.3 Definición de la Filosofía

De modo general, puede caracterizarse la filosofía mediante la


siguiente definición: “La filosofía es el conocimiento de todas las cosas
por sus causas últimas, adquiridos mediante la razón”

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1.4 El objeto de la Filosofía

Esta definición expresa cuál es el objeto material de la filosofía,


o sea, qué realidades estudia: la filosofía estudia todas las cosas. Todos
los aspectos de la realidad pueden ser objeto de estudio filosófico, ya
que todos ellos pueden buscarse las explicaciones últimas o más
radicales. En cambio, “las ciencias particulares” se centran en el
estudio de algún aspecto concreto de la realidad, dejando fuera de su
consideración los demás.

Por este motivo, existen una “filosofía del arte”, “filosofía de la


ciencia”, etc., ya que cualquier tipo de entes o de actividades puede ser
objeto de estudio filosófico.

El objeto formal de la filosofía, o sea, el aspecto bajo el cual


estudia su objeto material, es el estudio de la realidad “por sus causas
últimas”, es decir, buscando las explicaciones más profundas acerca de
la existencia y la naturaleza de los entes. Este enfoque es lo
característico de la filosofía: por el que se distingue de otros tipos de
saber, que se limitan a la búsqueda de explicaciones y causas dentro de
ámbitos más restringidos.

Se añade en la definición anterior que el conocimiento


filosófico es “adquirido mediante la razón” para señalar que la filosofía

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pertenece al ámbito natural; busca las explicaciones últimas que
pueden alcanzarse aplicando el razonamiento a los datos
proporcionados por la experiencia (analizándolos, estudiando sus
implicaciones y su razón de ser).

Como las explicaciones últimas de la realidad se centran en


Dios y se refieren muchas veces a aspectos puramente inteligibles, la
filosofía tiene carácter metafísico, o sea, es un saber que conduce
explicaciones que conduce a explicaciones fundamentadas en causas
que se encuentran más allá de la realidad sensible.

La definición propuesta corresponde estrictamente a la


metafísica, que es la parte central de la filosofía. Respecto a otras
partes de la filosofía (tales como la filosofía de la naturaleza, la lógica y
la ética), la definición se aplica en la medida en que se encuentran
relacionadas con la metafísica.

Por ejemplo, la ética estudia la moralidad de los actos


humanos, y en su propio orden no está subordinada a ninguna otra
ciencia, pero ha de recoger de la metafísica nociones básicas sin las
cuales no podría plantear correctamente sus problemas (por ejemplo:
la noción de bien y de mal, la libertad humana, la existencia de Dios).
Algo análogo sucede con las demás ramas de la filosofía.

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1.5 Importancia de la Filosofía

La filosofía es un saber connatural al hombre. Cada persona


tiene su concepción de Dios, del hombre y del mundo: tiene su
“filosofía”, más o menos coherente, profunda y verdadera. Las teorías
científicas, políticas, etc., tienen también bases filosóficas. Las diversas
culturas e ideologías suponen y transmiten ideas filosóficas. En
definitiva, en los distintos niveles señalados, el dilema real no es tener
o no una filosofía, sino tener unas ideas filosóficas suficientemente
profundas y ordenadas o, por el contrario, aceptar –con los riesgos de
error que esto implica- unas ideas filosóficas sobre las que no se ha
reflexionado seriamente.

Esto se refleja en la vida diaria cuando se habla de la “filosofía”


que orienta la actividad de una empresa, un sindicato, un partido
político, etc. en último término, cualquier actividad con fines y medios
programados supone una cierta “filosofía”, y quien no reflexiona sobre
este tema puede recibir inconscientemente influencias que no desearía
o estar contribuyendo a su difusión.

Por tanto, el estudio ordenado de la filosofía es muy


conveniente para alcanzar una visión correcta y bien fundamentada de
la realidad, y sirve como defensa frente a las ideologías de los

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ambientes culturales que deforman los conocimientos del saber
espontáneo, al mismo tiempo que permite discernir los aciertos y
errores de las ideas predominantes en los diversos ámbitos científicos,
culturales y sociales2.

El estudio de la filosofía requiere sin duda esfuerzo, y tiene


dificultades. Como en cualquier otro estudio especializado, sólo se
adquiere una adecuada perspectiva cuando se ha llegado a un cierto
nivel de conocimientos, y además es necesario familiarizarse con la
terminología específica que suele utilizarse en filosofía.

La “oscuridad que se achaca a muchos escritos filosóficos se


debe, en ocasiones, a los dos factores mencionados (sin excluir que
pueda atribuirse a un defecto del escritor). Existe a veces la falsa
convicción de que los problemas filosóficos deben ser asequibles a
todos sin ningún esfuerzo. Pero su estudio profundo requiere al menos
un esfuerzo análogo al exigido por otros conocimientos especializados.
Por otra parte, se trata acerca de las explicaciones más profundas de la
realidad, la comprensión de la filosofía no raramente requiere un
esfuerzo mayor que otras disciplinas. La dificultad aumenta cuando se

2
J. J. SANGUINETI, La filosofía de la ciencia según Santo Tomás. EUNSA, Pamplona
1977, pp. 355-359, señala claramente cómo muchos de la ciencia moderna van
acompañados de enfoques filosóficos deficientes, ya que se transmiten con tanta
mayor facilidad cuanto se presentan como formando parte de la respectiva ciencia y
avalados por sus éxitos; el remedio, en buena parte, está en manos de los especialistas
de cada ciencia más que en los filósofos.

28
tratan cuestiones para las que no basta la experiencia o los
conocimientos ordinarios; por ejemplo: la filosofía de la ciencia o la
psicología filosófica exigen frecuentemente una reflexión que versa
sobre conocimientos proporcionados por otras ciencias, cuyo dominio
es entonces indispensable.

1.6 La Filosofía como sabiduría

 La sabiduría en la vida humana

El afán de saber es algo natural en el hombre, y su felicidad


está íntimamente relacionada con la sabiduría: éste le capacita para
descubrir el sentido de su vida y actuar correctamente, mientras que la
ignorancia es fuente de desequilibrios y de errores en la conducta que
impiden conseguir la felicidad.

Puede alcanzarse la verdadera sabiduría sin el estudio de la


filosofía; la metafísica espontánea del conocimiento ordinario basta
para el conocimiento de las verdades principales que permiten orientar
adecuadamente la vida humana. Sin embargo, se requiere un estudio
sistemático de esas verdades para alcanzar la sabiduría en toda su
extensión y profundidad. En esto se podría decir que hay muchas
personas que nunca han estudiado filosofía y que son grandes sabios.

29
Suele llamarse “sabio” a quien posee un saber cierto y fundamentado
acerca de las verdades más profundas, y por ello, es capaz de dirigir y
persuadir a los demás.

De modo general, la sabiduría es el conocimiento cierto de las


causas más profundas de todo3.

Comentando las ideas de Aristóteles sobre esta cuestión, Santo


Tomás dice: “entre las artes, llamamos sabidurías a las más ciertas que,
conociendo las causas primeras en un género de artes dirigen a las
otras del mismo género, como la arquitectura dirige a los trabajadores
manuales…así también estimamos que algunos son sabios del todo, o
sea, no respecto a algún tipo de entes sino respecto a todos…así como
el sabio en algún arte tiene en él la máxima certeza, la sabiduría
general (simpliciter) es la más cierta entre todas las ciencias, ya que
alcanza los primeros principios de los entes”4

Por eso la sabiduría tiene como función propia ordenar y juzgar


todos los conocimientos, ya que un juicio perfecto acerca de algo sólo
se consigue mediante la consideración de las causas últimas5

3
Cfr. TOMAS DE AQUINO, In Metaphys 1.2
4
In Ethic., VI, 5 (1180-1181)
5
Cfr. TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, I-II, q. 57, a. 2,c

30
 Tipos de sabiduría

En el plano natural, la sabiduría más perfecta se alcanza


mediante la metafísica, ya que está considerada las causas más
profundas de la realidad en la medida en que pueden conocerse por la
razón natural (por lo que se refiere a toda la creación de Dios; y en un
ámbito más restringido, el alma humana que es espiritual). La
metafísica proporciona las bases para el correcto planteamiento de las
ciencias particulares y para interpretar sus resultados, y es el
fundamento de la ética natural. Aunque la metafísica no abarca en
detalles todas las ciencias, juzga el valor y el sentido último de esos
conocimientos particulares, y así hace posible la ordenación de los
conocimientos y de las acciones hacia su verdadero fin6.

Los conocimientos particulares suponen siempre unos


fundamentos filosóficos, que la metafísica estudia sistemáticamente.
Con ello no se afirma por ejemplo, que los científicos tengan que
esperar el juicio de los filósofos sobre temas de su competencia, pero se
advierte que cuando quieran hacer explícita la metafísica contenida en
sus presupuestos o resultados, deberán plantear la cuestión con todo
rigor metafísico.

6
Cfr. ARISTOTELES, Metafísica. I, 1. Comentado este pasaje por Santo Tomás concluye
que la metafísica es una ciencia que es también sabiduría, ya que es una ciencia teórica
que versa sobre lso primeros principios y causa de realidad; cfr. In Metaphys., I, 2 (51)

31
De modo general, la sabiduría considera todas las cosas a la luz
de sus causas últimas (y sobre todo, las considera en relación a Dios,
que es principio y fin de todas las criaturas) permite juzgar y ordenar
convenientemente todas las cosas y acciones respecto a su último fin
(que es Dios). Si se consideran las causas últimas de modo relativo a los
diversos ámbitos de la realidad, pueden hablarse de sabiduría respecto
a cada uno de esos ámbitos particulares. Por ejemplo: respecto a las
ciencias particulares (que estudian ámbitos concretos de la realidad), a
la filosofía moral (que considera las acciones voluntarias), o a las artes
(que versan acerca del orden del que el hombre pone en las cosas que
produce, llamadas artificiales). También suele aplicarse el nombre de
sabiduría a la prudencia, que es la aplicación de la moral a los casos
concretos.

 Sabiduría y ciencia

La sabiduría es también cie4ncia, puesto que la ciencia es el


conocimiento de verdades a las que se llega por demostración a partir
de unos principios: la sabiduría filosófica añade a la ciencia la
característica de versar sobre las causas últimas (met5afísica) o de
proceder a partir de ellas. En este sentido, la sabiduría filosófica se
distingue de la propia de las ciencias particulares por la máxima

32
amplitud de su objeto, por las causas a la luz de las cuales ve la
realidad, y, por tanto, también en razón del método.

La metafísica es a la vez ciencia y sabiduría: no hay oposición


entre ambos aspectos, ya que precisamente es sabiduría por ser
ciencia que considera las causas últimas en el orden natural. Santo
Tomás dice “aquella ciencia que se llama sabiduría es la que versa
sobre las causas primeras y los primeros principios”7 afirmando
también que “la sabiduría no es una ciencia cualquiera, sino la ciencia
de las realidades más nobles y divinas, siendo por tanto la cabeza de
todas las ciencias. 8 En definitiva “la sabiduría es ciencia en cuanto que
tiene lo que es común a todas las ciencias, que es demostrar las
conclusiones a partir de unos principio. Pero tiene algo propio que está
por encima de las otras ciencias, ya que juzga acerca de todas las cosas,
y no solo en cuanto a las conclusiones, sino también en cuanto a los
principios primeros. Y pos eso es una virtud (intelectual) más perfecta
que la ciencia”

7
In Metaphys., I, 2 (35)
8
In Ethic., VI, 6 (1184)

33
 Sabiduría e ignorancia

Así como la sabiduría tiene gran importancia para ordenar la


vida humana a su fin, la ignorancia es causa de diversos obstáculos que
impiden esa correcta ordenación. Por eso la ignorancia ocasiona serios
perjuicios a quien la padece. La sabiduría no basta para hacer al
hombre bueno moralmente, pero facilita notablemente conseguir la
rectitud moral y con ella la felicidad.

Se atribuye a Sócrates de identificación entre virtud y el saber, y


a la ilustración haber recogido esa identificación, concluyendo
que la ciencia bastaría para hacer bueno al hombre9. Pero el
conocimiento y la virtud moral se influyen mutuamente, ya que
la rectitud moral exige la prudencia, pero ésta exige la virtud10.
El conocimiento no basta para hacer al hombre bueno y feliz,
pero la ignorancia sobre el bien dificulta la vida moral y la
felicidad.

9
Es posible que Sócrates subrayara sobre todo que la moralidad de un acto humano es
proporcional a su voluntariedad (y por tanto, al conocimiento que tiene el sujeto), lo
cual es cierto: las fuentes al respecto son los diálogos de Platón: el Hipias menor no es
tan fácil de interpretar, y la frase “el sabio es bueno” es una interrogante en medio del
diálogo contenido en la República (I, 350b). En cuanto a la Ilustración, la idea central es
concebir el progreso del hombre en función de una racionalidad cientificista que
desplaza a la metafísica y al cristianismo, idealizando la idea del “progreso”, la de la
“ciencia” y la relación entre ambas.
10
Cfr. TOMAS DE AQUINO, In Ethic., VI, II (1285); a propósito de la opinión que
Aristóteles atribuyó a Sócrates, Santo Tomás subraya la dependencia mutua entre la
prudencia y la virtud moral.

34
El estudio de las ciencias particulares no suele interferir con las
disposiciones morales que tenga el sujeto, al menos mientras se trata
de cuestiones poco relacionadas con un compromiso personal (tales
como las demostraciones matemáticas o de la física matemática, o
muchos aspectos de la sociología o la historia). Pero cuando se
estudian problemas que tienen repercusiones sobre la actitud ante la
vida, la objetividad en la ciencia dependerá también de las
disposiciones subjetivas: puede darse, por tanto, una ignorancia
revestida de ropaje científico, que lleva a defender lo que coincide con
las preferencias personales más allá de lo permitido por las razones
objetivas. Esa ignorancia pseudo-científica es un obstáculo serio para
llegar a una visión objetiva de la realidad y, por tanto, a la verdadera
sabiduría teórica y moral.

Por ejemplo, quien acepta las leyes históricas defendidas por el


marxismo, se ve inclinado a interpretar muchos hechos históricos en
función de la lucha de clases y de los intereses económicos, aunque no
haya datos para hacerlo o los datos sean contrarios a esa
interpretación. Algo semejante sucede al materialista al estudiar la
psicología: tenderá a ver la conducta humana de modo determinista,
de un modo arbitrario y anticientífico. Es fácil advertir que, en estos
casos y otros análogos, la verdadera sabiduría facilita una actitud libre
y objetiva, ayudando a descubrir los errores de los reduccionismos
pseudo-científicos.

35
Cuando se trata directamente de la sabiduría, el hombre se encuentra
con verdades que comprometen profundamente su existencia, por eso,
la ignorancia y el error en estas materias tienen estrecha relación con
la rectitud moral del sujeto. El conocimiento acerca de las verdades
más profundas, exige una voluntad recta que busque sinceramente el
bien sin dejarse arrastrar por las preferencias arbitrarias. Por eso, el
ejercicio de la libertad humana desempeña una función importante en
el progreso del conocimiento sapiencial, que se refiere a las causas
últimas que juzga y ordena los demás conocimientos.

Advierte Santo Tomás que la doctrina, “para que tenga eficacia


en alguien, es necesario que encuentre un alma que, por las buenas
costumbres, esté preparada a alegrarse con el bien y a odiar el mal;
como es necesario que la tierra esté bien cultivada para que la semilla
dé fruto…el que vive según las pasiones no oye con buena disposición la
palabra de quien le amonesta”11. Evidentemente, como en estos temas
la libertad desempeña un papel central, las disposiciones del sujeto no
son necesariamente las mismas siempre ni en cualquier sentido y
siempre cabe el cambio. Pero es claro que lo determinante en
cuestiones que caen dentro de lo que hemos llamado “sabiduría”, no
son solo los argumentos teóricos, por sólidos que puedan ser.

11
In Ethic., X, 14 (2146)

36
1.7 La Filosofía como Ciencia

 El carácter científico de la filosofía

La filosofía es ciencia, y lo es de un modo inminente –o sea,


más elevado que otras ciencias-, como se ve examinando los dos
sentidos principales del término “ciencia”.

 En cuanto la ciencia es un “conocimiento cierto por medio


de las causas”, la filosofía lo es, y además, al ocuparse de las
causas más profundas de la realidad, es la ciencia primera y
más eminente de todas, ya que las demás estudian
solamente las causas próximas o más inmediatas.
 En cuanto la ciencia es un conocimiento en el que se llega a
conclusiones por demostración a partir de unos principios,
la filosofía procede asó; hay que señalar, sin embargo, que
la filosofía estudia también los principios primeros o más
básicos de todo el conocimiento, cosa que no hacen las
otras ciencias; por ello, la filosofía es ciencia, pero no es
simplemente una más entre las ciencias particulares, sino
que es superior a todas ellas.

La diversidad de opiniones en la filosofía, parece un obstáculo


para admitir su carácter científico. De hecho, algunos filósofos han

37
pretendido construir un sistema que acabara con esa pluralidad y
lograra un asentimiento general en virtud de su método.

Así, Descartes tomó como modelo de la filosofía la claridad y


rigor de las matemáticas, pretendió deducir todos los
conocimientos a partir de evidencias indudables12. Kant tomó
como modelo su peculiar interpretación de la física de Newton
cuyo rigor le parecía una conquista definitiva, y concluyó que la
universidad del conocimiento proviene del empleo necesario de
unas mismas categorías de pensamientos comunes a todos los
hombres13. Otros intentos más recientes son el de Husserl, cuyo
método fenomenológico ha influido mucho en la filosofía del
siglo XX14, y el de los neo-positivistas del círculo de Viena, que
redujeron toda la filosofía al análisis lógico del lenguaje15.

Pero estos planteamientos consiguen una claridad ficticia,


reduciendo arbitrariamente las cuestiones filosóficas a algún aspecto
parcial. El verdadero rigor solo puede conseguirse razonando

12
Cfr. E. GILSON, La unidad de la experiencia filosófica . Rialp, Madrid 1973, p. 147-176;
C. CARDONA. René Descartes: Discurso del Método Emesa. Madrid 1978
13
Cfr. RF. VERNEAUX, Inmanuel Kant: Crítica de la razón pura. Emesa. Madrid 1978
14
Cfr. J. S. PEREIRA DE FREITAS. E. Husserl: la filosofía como ciencia rigurosa. Emesa;
Madrid 1979
15
Cfr. M. ARTIGAS. Karl Popper: Búsqueda sin término. Emesa, Madrid 1979, pp. 97-
105 (Popper no es neo-positivista)
Un buen estudio histórico y temático sobre esta cuestión se encuentra en E. GILSON. El
ser y los filósofos. EUNESA. Pamplonma 1979

38
correctamente a partir de la experiencia y evitando reduccionismos
unilaterales. La falta de asesoramiento general mo debe achacarse a la
filosofía misma, sino a los fallos de quienes no estudian de quienes no
han estudiado los problemas con el rigor necesario y pretende
explicarlos reduciéndolos a aspectos parciales, y también a la dificultad
de los problemas filosóficos más profundos.

 Unidad y multiplicidad en la filosofía

Por otra parte, la filosofía es un conjunto de ciencias, más que


una ciencia única. No es de extrañar que, a pesar de esto pueda
hablarse de “la” filosofía ya que sus diversas partes están íntimamente
relacionadas y tienen un mismo enfoque de fondo. El núcleo de la
filosofía es la metafísica que estudia los aspectos básicos de la realidad
(su “ser”) y sus causas últimas; el enfoque metafísico, proyectado al
estudio de los seres de la naturaleza, da su lugar a la filosofía de la
naturaleza inanimada de la vida corpórea, y del hombre.

Por tanto, cuando se habla en singular de “la” filosofía, no hay


que olvidar que ese término designa diversas disciplinas, que tienen un
enfoque básico común, el enfoque metafísico, o sea, el estudio de la
realidad a la luz de las últimas causas. Por eso, las diferencias entre la
filosofía y las ciencias particulares se centrarán en las peculiaridades
del enfoque de la metafísica: aunque no toda la filosofía sea

39
propiamente metafísica pero se plantea siempre desde una
perspectiva metafísica.

Cualquier ámbito de la realidad puede ser objeto de estudio


filosófico. Por tanto, cualesquiera que sean los nombres que se dé a
estas disciplinas, son ramas de la filosofía, la “filosofía de la
naturaleza”, la “filosofía del hombre”, la “filosofía del derecho”, etc.,;
sin embargo, para que una disciplina sea considerada como filosófica,
no basta que plantee cuestiones generales sobre algún tema, sino que
ha de responder a un planteamiento en el que se investiga acerca del
“ser” de las realidades consideradas y se buscan sus explicaciones
últimas.

 Filosofía y ciencias particulares

Las diferencias entre la filosofía y las ciencias particulares


consisten, sobre todo, en que la filosofía estudia la realidad en su
aspecto más radical y buscando causas más inmediatas. El ámbito
propio de las ciencias particulares (bien sean las ciencias naturales,
como la física y la biología, o las ciencias humanas, como la sociología y
la historia) está constituido por aspectos determinados de la realidad
(propiedades físicas o comportamientos humanos, por ejemplo), que
se estudian buscando explicaciones que sobrepasan ese nivel (cómo
unas propiedades físicas influyen en otras, o unos comportamientos

40
humanos en otros). La filosofía estudia toda la realidad, intentando
explicar en último término su ser mismo.

Al buscar las últimas causas de la realidad, la filosofía llega al


estudio de las realidades espirituales y las consideraciones en sí
mismas: el conocimiento de Dios, del alma humana, de la ley moral,
etc., es tema propio exclusivo de la filosofía; además, trata todos los
aspectos de la realidad a la luz de las explicaciones últimas
estrictamente metafísicas.

El cientifismo afirma que el método de las ciencias


experimentales es el único válido para conocer la realidad. Se trata de
una postura contradictoria, puesto que ni por la ciencia esa postura es
aprobada, pues esa afirmación no puede aprobarse mediante el
método de las ciencias.

Respecto al cientifismo optimista de los siglos XVIII y XIX, que


vela en las ciencias la solución de todos los problemas humanos, el
cientifismo reciente suele ser pesimista: reconoce los límites de las
ciencias, pero incluso los exagera y los extrapola a todo el
conocimiento humano, afirmando que nunca se puede llegar a afirmar
con certeza ninguna verdad (es el caso de posturas como las de K. R.
Popper y M. Bunge)

41
Puede hablarse también de un cientifismo respecto a las
ciencias humanas; por ejemplo, el “historicismo” que reduce toda
explicación de la realidad, en último término, a factores históricos que
además responderán a leyes necesarias (negando arbitrariamente la
existencia de otros factores y –al menos en teoría- de la libertad
humana)16

 Las bases filosóficas de las ciencias particulares

Las ciencias particulares consideran las realidades desde una


perspectiva y con un método propio, que no son filosóficos. Pero se
fundamenta en la metafísica (en distinta medida, según la rama
científica de que se trate). En efecto, se basan implícitamente en
determinadas concepciones acerca de la realidad que estudian, y la
reflexión explícita sobre esos presupuestos es una tarea filosófica: por
ejemplo, la física parte de ciertas nociones y principios generales
acerca de los cuerpos, el espacio y el tiempo, la causalidad física, etc.,
que son objeto de la reflexión filosófica.

Es posible, por tanto, que una ciencia particular se construya


sobre unas bases metafísicas, más o menos equivocadas: tal fue el caso

16
Algunas de las doctrinas cientifismo se analizan en las siguientes obras: J. A. RIETRA.
Esbozo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. Emesa, Madrid
1978; J. J. SANGUINETI. Augusto Comte: Curso de filosofía positiva. Emesa, Madrid,
1977; M. ARTIGAS. Karl Popper: búsqueda sin término, o. c.

42
de la física mecanicista, edificada sobre el supuesto de que todas las
propiedades de la materia se reducen a los aspectos relacionados con
la cantidad; y lo mismo sucede con una sociología que admita la
existencia de las leyes necesarias en los comportamientos sociales o
con una psicología conductista. A pesar de ello, pueden encontrarse
afirmaciones, experiencias y descripciones verdaderas en un contexto
globalmente equivocado, pero esa ciencia mal fundamentada
contendrá también afirmaciones falsas y transmitirá una imagen
errónea de los aspectos de la realidad que estudia.

El mecanismo concibe la realidad al modo de una máquina


mecánica, donde todo se explica en el desplazamiento de piezas
materiales. Esta explicación, ya que encuentra serias dificultades
científicas y filosóficas respecto a los cuerpos materiales, pretende a
veces abarcar incluso al hombre en todo su ser. Evidentemente
algunos aspectos de la realidad pueden explicarse parcialmente,
mediante modelos mecánicos, lo cual puede ser utilizado para
defenderé un mecanicismo global que es inadmisible.

El marxismo reduce los fenómenos humanos a factores


económicos y a leyes necesarias de la historia, de modo que las
verdades parciales que pueda contener quedan enmarcadas en un
contexto claramente erróneo en el que se prescinde de las

43
dimensiones espirituales, que son las que se caracterizan más
esencialmente al hombre17.

El conductismo supone que todo en el hombre se reduce a


factores materiales, bajo el pretexto de que otros factores
(como la conciencia, el espíritu, la libertad, etc.) no pueden
someterse a los métodos de la ciencia experimental18.

Estas tres posturas son ejemplos de doctrinas reduccionistas,


porque reducen la realidad que estudian a algunos aspectos
prescindiendo de otros. Tienen el atractivo de una falsa claridad, que
se consigue simplificando arbitrariamente los datos reales. Y, en cuanto
que suelen presentarse como conclusiones científicas sin serlo, son
doctrinas pseudo-científicas en las que algunas verdades parciales y
científicas se encuentran mezcladas con otras afirmaciones falsas ( y de
tal modo que estos errores suelen presentarse formando una sola
doctrina con las verdades parciales, por lo que discernir unos y otras no
siempre es fácil).

17
Se ofrece una visión panorámica de este tema en: F. OCARIZ. El marxismo, Palabra,
Madrid, 1975.
18
Una excelente visión de la psicología moderna en: J. L. PINILLOS. Introducción a la
psicología contemporánea, CSIC, Madrid 1962, donde se muestra de enfocar la
psicología desde una consideración del hombre en su totalidad.

44
Cuanto más elevado es el objeto que tienen las ciencias
particulares, mayor será su vinculación con la filosofía. La biología, al
estudiar los seres vivos, tiene más implicaciones metafísicas que la
metafísica que la química. Las ciencias que se ocupan directamente del
hombre (como la psicología, la sociología y la historia) utilizarán
necesariamente conocimientos filosóficos, y la verdad de sus
conclusiones dependerá en buena parte de que esa base metafísica sea
correcta.

Por ejemplo, las teorías evolucionistas de la biología no pueden


negar la creación divina del universo (puesto que solo se
extienden al posible origen de unos seres a partir de otros ya
existentes), ni la espiritualidad del alma humana (que no puede
ser objeto de experimentación científica del mismo modo que
las realidades materiales): si se pretende apoyar al
materialismo sobre la biología, se realiza una extrapolación
falsa y científicamente injustificable19

La identificación, debida al influjo del positivismo, entre


ciencias “particulares” y ciencias “positivas” conduce a notables
confusiones. En realidad, no existe ninguna ciencia “positiva”, si con
ese nombre se quiere designar una ciencia que no tenga ninguna

19
Cfr. P. ej. P. JORDAN. Creación y misterio. EUNSA, Pamplona 1978

45
relación con la metafísica, pues se trataría de un simple instrumento
pragmático sin valor para conocerla realidad, que es objetivo primero
de las ciencias. La concepción positivista es falsa históricamente e
irrealizable en la práctica: desde el momento en que una ciencia
estudia aspectos de la realidad (y todas lo hacen), necesariamente ha
de contar con una base metafísica; cuando esto se niega, sucede que
se construyen las ciencias con bases metafísicas implícitas, con el
peligro de dar como científicamente comprobado lo que no son sino
concepciones filosóficas quizá injustificadas.

 Autonomía de las ciencias

Las ciencias particulares no realizan un estudio propiamente


metafísico: utilizan bases metafísicas sin adoptar el enfoque propio de
la filosofía. Esas ciencias tienen su propia autonomía: su relación con la
filosofía no impide que tenga sus propios métodos para obtener y
juzgar sus conclusiones específicas. La filosofía tiene respecto a ellas
para obtener y juzgar sus conclusiones específicas. La filosofía tiene
respecto a ellas una función directiva de orden superior, que no
interfiere con su lógica autonomía.

La filosofía juzga y dirige a las demás ciencias, porque le


compete juzgar los principios primeros de todo conocimiento humano
y el valor de los métodos científicos, de modo que es tarea suya

46
determinar el objeto propio de cada ciencia y clasificar las ciencias en
una jerarquía según la naturaleza de cada una.

Esto no supone merma alguna de la autonomía de las ciencias:


la filosofía no interfiere con ellas en el mismo terreno, pues su función
directiva se ejercita desde un plano superior. Por ejemplo, la filosofía
no proporciona los medios para juzgar la verdad de una ley física o
biológica, pero puede advertir que determinadas afirmaciones hechas
en nombre de la física o de la biología son extrapolaciones
injustificadas que caen fuera de lo que sus métodos permiten afirmar.

Las conclusiones de las ciencias particulares no se “deducen”


de la filosofía (como pretendía en algún modo Descartes), ni
tampoco son totalmente “independientes” de ella (como
afirman los positivistas): se obtienen mediante los métodos
propios de cada ciencia, pero el juicio sobre el valor de esos
métodos exige consideraciones filosóficas20.

20
Cfr. J. MARITAIN. Introducción general a la filosofía. Club de lectores, Buenos Aires
1945, pp. 89-100. Maritain concluye acertadamente que “para avanzar en las ciencias
no hay necesidad de ser filósofo”, y que “los sabios, al cultivar sus ciencias, no tienen
por qué pedir consejo a la filosofía ni aspirar a ser filósofo”, señalando al mismo
tiempo que, sin la filosofía, el científico no podrá “darse cuenta del lugar ni del alcance
de su especialidad en el conjunto de los conocimientos humanos”, ni conocer
adecuadamente los fundamentos de sus ciencia. Maritain advierte también que,
cuando la filosofía no ha ejercido correctamente su función directiva, se ha llegado
finalmente a un “gran desbarajuste” y a un “descenso general de la inteligencia” (Ibid,
p. 93)

47
Desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, se consideraba la
filosofía como el conjunto de todo el saber incluidas las ciencias
particulares, de modo que en muchos casos la relativa autonomía de
éstas era respetada. Por el contrario, el positivismo del siglo XIX
reducía la tarea de la filosofía a una simple reflexión sobre los
resultados de las ciencias “positivas”. Una visión correcta del tema ha
de tener en cuenta los diversos enfoques de la filosofía y de las ciencias
particulares y, al mismo tiempo sus relaciones tal como han quedado
expuestas.

En la antigüedad y en la Edad Media, los estudios científico-


experimentales se agrupaban, junto con los filosóficos, en la filosofía
natural. Incluso la obra principal de Newton, que fue publicada en 1687
y es un tratado de física en el sentido moderno, lleva el título de
“Principio matemáticos de la filosofía natural”

El desarrollo de las ciencias experimentales desde el siglo XVII,


sin que le acompañara una comprensión exacta de los métodos de esas
ciencias, provocó que la situación se invirtiera: la ciencia experimental
parecía a algunos ser el único conocimiento válido de la naturaleza, y la
filosofía quedaba reducida a reflexiones metodológicas o al estudio de
las conclusiones científicas para lograr una síntesis de ellas. Junto a
esas posturas positivistas (que tuvieron su principal defensor en
Augusto Comte) se daban también exageraciones de signo opuesto,

48
pretendiendo limitar las ciencias a una función secundaria y poco
acorde con sus logros reales (en posturas idealistas, por ejemplo). Por
lo general, las relaciones entre ciencias y filosofía, hasta el siglo XX
adolecen de múltiples equívocos y confusiones por ambas partes.

Las importantes revoluciones científicas del siglo XX han


ayudado a comprender mejor la naturaleza del método experimental.
Sin embargo, la difusión de los prejuicios positivistas y la insuficiencia
de algunos planteamientos filosóficos más difundidos (de tipo
racionalista, existencialista o materialista), han hecho que la situación
en conjunto, sigue siendo bastante confusa: la “filosofía de la ciencia”
ha experimentado gran desarrollo metodológico), pero la escasez de
enfoques filosóficos suficientemente profundos y rigurosos sobre estos
temas sigue siendo notable21.

1.8 El método de la Filosofía

 Continuidad con el conocimiento ordinario

La filosofía se sitúa en continuidad con el conocimiento


humano ordinario, utilizando sus mismos recursos: se parte de la
experiencia sensible, a través de la cual se llega mediante a la

21
Esta amplia problemática se trata con claridad y rigor, desde el punto de vista
metodológico, en: E. SIMARD. Naturaleza y alcance del método científico, Gredos,
Madrid 1961, y J. J. SANGUINETI, Lógica, EUNSA, Pamplona 1985, pp. 165-232 (cuarta
parte “el conocimiento científico”)

49
inteligencia a conocimientos universales abstractos, y se avanza en el
conocimiento realizando inferencias cuyo valor viene determinado en
último término por la evidencia sensible o la intelectual. No existe
ninguna “facultad” o capacidad de conocimiento que dé lugar a un
conocimiento específicamente filosófico.

Esto no significa que deban aceptarse sin el oportuno examen


todas las opiniones que suelen llamarse de “sentido común”; esas
opiniones pueden estar mezcladas con errores, y la reflexión filosófica
debe extenderse al examen de su legitimidad y fundamento.
Del mismo modo que no existe ningún instinto infalible de “sentido
común”, tampoco existe una intuición propia de la filosofía: en ambos
casos, utilizamos la inteligencia y razonamiento mediante ella
(apoyándonos en el conocimiento de los sentidos). No existen
facultades especiales en la naturaleza humana para determinados tipos
de conocimiento: todo conocimiento humano se realiza mediante los
sentidos y la inteligencia.

Por tanto, no es cierto que la filosofía sea una tarea reservada


a personas que poseerían unas especiales capacidades de
conocimiento. La filosofía utiliza de modo sistemático los recursos de
todo conocimiento humano: la experiencia, la introducción, el
razonamiento y el valor de sus afirmaciones se fundamenta sobre la
evidencia, lo mismo que sucede con todo conocimiento.

50
Estas consideraciones permiten advertir la relación entre el
“conocimiento ordinario”, las ciencias y la filosofía. En los casos, el
valor del conocimiento se mide por unos mismos patrones: la
utilización correcta del conocimiento sensible y del razonamiento
intelectual, según las reglas que estudia la lógica.

El conocimiento ordinario se basa en la experiencia común,


asequible a todos. Se extiende a todo tipo de problemas, tanto teóricos
como prácticos, de la vida humana: por eso abarca también muchas
cuestiones que la filosofía estudia de modo sistemático.

Las ciencias particulares estudian de modo pormenorizado


aspectos concretos de la realidad recurriendo de modo ordenado y
sistemático a la experimentación y a diversos procedimientos lógicos
(por ejemplo, al método hipotético deductivo). De este modo, llegan
conclusiones inalcanzables por el solo conocimiento ordinario. La
filosofía estudia la realidad buscando sus causas últimas. Para ello,
toma como base tanto el conocimiento ordinario como el científico,
examinando el grado de certeza que alcanzan en cada caso concreto. Y,
en sus razonamientos, utiliza los recursos de la inteligencia de acuerdo
con las reglas lógicas válidas para todo conocimiento humano.

51
 Filosofía y evidencia intelectual

El conocimiento intelectual empieza a partir de los datos sensibles,


pero la inteligencia llega hasta la esencia de las cosas cuyos accidentes
exteriores son captados por los sentidos. Los juicios universales se
conocen a través de la inducción, mediante la cual la inteligencia llega
hasta lo universal y necesario, abstrayendo a partir de los casos
singulares: a partir de las imágenes sensibles, se llega a juicios
universales. Todas las ciencias tienen en común abstraer lo universal y
necesario de lo particular. Pero a diferencia de lo que sucede en las
ciencias que se apoyan de algún modo en la evidencia sensible (en lo
que se comprueba por los sentidos), la filosofía se mueve en el ámbito
de la evidencia intelectual.
Se llama abstracción al proceso mediante el cual la inteligencia conoce
las esencias de las cosas, expresándolas mediante ideas o conceptos
(hombre, planta, color, etc.). Partiendo de lo sensible e individual, se
llega a conceptos intelectuales y universales.
Las ideas son universales, pues se aplican a muchos individuos (por
ejemplo la idea de hombre se predica de cada hombre concreto). Las
imágenes son individuales: son representaciones sensibles y concretas
elaboradas por la imaginación (por ejemplo, la imagen de “este”
hombre). A partir de las imágenes, la inteligencia obtiene las ideas, y
cuando considera los seres concretos, relaciona las ideas universales
con las imágenes individuales (si se trata de seres materiales, pues

52
respecto a los seres espirituales no pueden obtenerse imágenes
sensibles)
Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás afirmó que las ciencias
especulativas se distinguen entre sí por el grado de
“inmaterialidad” de sus respectivos objetos. En primer lugar, la
ciencia natural o física estudia lo que depende en su ser de la
materia (los seres materiales o cuerpos naturales, en cuya
definición necesariamente entra la materia). En segundo lugar,
la matemática estudia lo que, aun no pudiendo existir fuera de
la materia, puede ser considerado prescindiendo de ella (líneas,
números, etc.); en tercer lugar, la metafísica estudia todo
aquello que no depende en su ser de la materia, bien porque es
espiritual (por ejemplo, Dios), bien porque puede darse en las
realidades materiales como en las espirituales (substancia y
accidentes, acto y potencia, etc.)22

Esta doctrina de los grados de abstracción requiere


matizaciones. Por una parte, las ciencias naturales, en su sentido
moderno, no corresponde a la “ciencia natural” tomista de modo
completo: en muchos casos corresponden a lo que Santo Tomas llamó
“ciencias medias” (que utilizan la matemática para el estudio de la

22
Cfr. TOMAS DE AQUINO. In phys. I, 1 (2-3); In Boet. De Trin., q. V, 1

53
naturaleza), la “ciencia natural” o “física” de los antiguos es un estudio
de la naturaleza desde el punto de vista filosófico.
Por otra parte, no se trata de unos “grados” de abstracción en
perfecta continuidad. La metafísica al estudiar el “ser” de todos
los entes, adopta una perspectiva peculiar: su abstracción
consiste en considerar todo bajo el punto de vista de sus “ser”
pero todo lo que es real tiene un cierto ser, por lo cual la
abstracción metafísica considera todo lo real (al menos de
modo implícito)-. La metafísica siendo la ciencia más
“abstracta” es la única que considera los entes en toda su
realidad, ya que las ciencias particulares prescinden de lo que
no forma parte de su enfoque y método propio.23.

 Filosofía y comprobación experimental

Ciertamente la filosofía, al buscar las causas más profundas de


lo real, se remonta con frecuencia a realidades que están más allá de lo
que se puede comprobar mediante los sentidos, por eso, la evidencia
que más utiliza es la evidencia intelectual. Quien pretenda basar el

23
Cfr. J. J. SANGUINETI, Lógica, o. c. pp. 162-167 “Santo Tomás considera que solo el
nivel físico y el matemático serían tipos de abstracción( en el sentido de separación
mental), mientras que los conceptos metafísicos se utilizarían más bien en un contexto
de separatio o juicio real, por cuanto separan de la materia lo que realmente es
separable o está separado de materia. De todas maneras, no hay inconveniente en
considerar abstractivo también el tercer nivel de inmaterialidad, siempre por
abstracción no se entienda captar aspectos parciales (pues así son abstractas mis bien
las ciencias particulares), sino superar la materialidad” (Ibid., p. 166)

54
valor de todo conocimiento sobre la evidencia de los sentidos,
encontrará grandes dificultades en la filosofía, pero también las
encontrará en muchos aspectos del conocimiento, ordinario que se
refieran a realidades que no se pueden ver ni imaginar (por ejemplo, la
inteligencia la libertad, el bien, el mal). La filosofía, al basarse sobre la
evidencia intelectual, no hace más que desarrollar de modo
sistemático la capacidad de la inteligencia, aplicándola el estudio de las
causas y aspectos más profundos de la realidad.

Las ciencias particulares utilizan también la evidencia


intelectual, pero recurren habitualmente también a experimentados
planeados de tal modo que los datos obtenidos orienten o decidan las
respuestas a los problemas. Utilizan frecuentemente el método
hipotético-deductivo, según el cual, ante un problema, se formulan
hipótesis y luego se deducen de ellas consecuencias que pueden
comprobarse o refutarse mediante experimentos24.

La filosofía recurre a la experiencia y de ningún modo puede


prescindir de ella, pero a partir de los hechos de experiencia razona
remontándose a las causas esenciales que se dan de modo necesario y

24
Sin embargo el método científico no se reduce solo al método hipotético –
deductivo; éste supone que podemos alcanzar conocimientos ciertos sobre la realidad,
y por tanto, supone el valor de muchos conocimientos que no son hipotéticos, en caso
contrario, no tendría siquiera sentido el planteamiento del problema y de
experimentos y la interpretación de sus resultados, con los que tampoco podría
utilizarse el método hipotético-deductivo.

55
deduciendo de esas consecuencias igualmente necesarias. Por
ejemplo, analizando los diversos tipos de “cambios” que se dan en la
naturaleza, la filosofía llega a conocer que todo sujeto de cambio debe
estar compuesto de acto y potencia.
Estas verdades generales están presupuestas en los planteamientos de
las ciencias particulares, que investigan los detalles concretos de los
entes y sus causas próximas25.

No es de extrañar, por tanto que al estudiar la filosofía se


presenta la dificultad de prescindir de la imaginación: en ocasiones se
confunde “entender” algo con poderlo “imaginar” sensiblemente, pero
el que la imaginación no llegue a representarlo no quiere decir que no
se haya entendido.

Solo se pueden representar con la imaginación las realidades


materiales que se captan, mediante los sentidos. Las realidades
espirituales no son imaginables; sin embargo, tienen un ser mucho más
perfecto que las materiales (es el caso de Dios, los ángeles y el alma
humana). Tampoco son imaginables los aspectos metafísicos de la

25
Así, cuando el razonamiento filosófico concluye que en el hombre se da un alma
espiritual, se trata de la conclusión necesaria del análisis de unos hechos (que en este
caso son el conocimiento i8ntelectual y la voluntad libre del hombre); no se trata de
algo que se pueda “comprobar experimentalmente” (por su espiritualidad, el alma
humana no puede someterse a experimentación del mismo modo que las realidades
materiales). Algo semejante sucede con los razonamientos metafísicos que conducen a
afirmar la existencia de Dios.

56
realidad, por ejemplo, el hombre es una substancia y su color es un
accidente, pero no puede representarse imaginativamente qué son la
substancia y el accidente: se trata sin embargo, de aspectos de la
realidad a los que se llega con certeza mediante el conocimiento
intelectual.

Existe continuidad entre el conocimiento sensible y el


intelectual: mediante la abstracción el entendimiento penetra en lo
dado por la experiencia sensible, y mediante la conversión a las
imágenes, refiere las ideas universales a la realidad corpórea concreta.

Las doctrinas filosóficas que niegan o interpretan mal esa


continuidad, son incapaces de explicar cómo el hombre conoce la
realidad tal como es (aunque de modo limitado) y, se desarrollan
lógicamente, conducen al escepticismo26

26
Es el caso de Kant, quien afirma que los conceptos intelectuales son categorías a
priori (independientes de la experiencia que se aplican al material que viene
proporcionado por los sentidos) cfr. Crítica de la razón pura, Analítica trascendental,
libro I, capítulo I, Sección III, 10. La conclusión es que no podemos conocer la realidad
tal como es: solo podríamos aplicar “nuestra” categorías a una realidad inalcanzable en
sí misma. Este planteamiento, que desarrolla el iniciado por Descartes, condiciona
negativamente buena parte de la filosofía moderna, conduciendo a doctrinas
subjetivistas y –al menos implícitamente- escépticas o pragmáticas. Esta cuestión se
encuentra ampliamente expuesta e ilustrada en: C. CARDONA. Metafísica de la opción
intelectual, Rial, Madrid 1973

57
 El cultivo especializado de la filosofía

El estudio de la filosofía exige adquirir una cierta familiaridad


con los términos científicos, para captar su precisión y densidad, lo cual
requiere constancia y volver muchas veces a la experiencia sensible de
donde se ha partido al formular las cuestiones que se estudian.
Es lógico –sucede en todas las especialidades- que exista una
terminología filosófica, cuyo conocimiento es imprescindible. Además,
esto viene exigido por la necesidad de precisar conceptos y para evitar
explicaciones demasiado prolijas.

Pero, una vez que se conoce esa terminología existe el peligro


de plantearse problemas inexistentes: esto sucede, por
ejemplo: cuando se relaciona unos términos con otros sin
atender a los problemas reales, y por otra parte puede
abusarse de la terminología en perjuicio de la claridad27.

27
Los neopositivistas propugnaban el rigor lógico y la claridad en filosofía. No le fue
difícil encontrar algún blanco al que dirigir sus críticas, por ejemplo, R. Carnap cita
algunas frases de M. Heidegger como las siguientes: “¿Existe la Nada solo porque
existe el No, es decir, la negación? ¿O sucede a la inversa? ¿Existe la Negación y el No
sólo porque existe la Nada?...Nosotros postulamos: la Nada es más originaria que el No
y la Negación… ¿Cuál es la situación en torno a la Nada?...La Nada misma “nadea”. Sin
embargo, al negar arbitrariamente toda metafísica, se embarcaron en una empresa
imposible, y los sucesivos intentos de salvar sus tesis condujeron a explicaciones no
menos abstractas que las citadas.

58
Para comprender la filosofía es necesario preguntarse en cada
cuestión cuál es el problema real de que se trata. Para ello es preciso
tener siempre presente los datos de la experiencia evitando caer en
disquisiciones puramente verbales.
Por ejemplo cuando se trata acerca de la espiritualidad del
alma humana debe advertirse que “no se trata de una pura
construcción teórica sino de un esfuerzo de fidelidad a nuestra
experiencia humana. El hecho de entender que todos nosotros
experimentados y que se abre a un mundo de ideas –que no se han de
entender en sentido platónico sino como una aprobación de
contenidos inteligibles- es lo que mejor define lo que se entiende como
espiritual. Refiriéndose a menudo por su contenido al mundo material
y estando siempre ligado a la actividad de substrato biológico, el hecho
de entender nos revela características incompatibles con la
materialidad”

1.9 Filosofía y Religión

 La teología como ciencia


 Razón y fe

Se ha de notar, en primer lugar, que la “fe no destruye la razón,


sino que la supera y le confiere plenitud”28 la fe “es una virtud

28
TOMAS DE AQUINO. De Veritae, q. XIV, a. 10, ad 9

59
sobrenatural por la que, con inspiración y ayudad de la gracia de Dios,
creemos ser verdadero lo que por El ha sido revelado, no por la
intrínseca verdad de las cosas, percibida por la luz natural de la razón,
sino por la autoridad del mismo Dios que revela, el cual no puede
engañarse ni engañarnos”29. La fe cristiana conduce a un asentamiento
más firme, a verdades accesibles a la razón (sobre Dios, el alma
humana, la ley natural) y además a la aceptación de verdades que la
razón humana no puede alcanzar por sus fuerzas.

“La fe en la revelación no tiene por resultado destruir la


racionalidad de nuestro conocimiento sino permitirle desarrollarse más
completamente; lo mismo que la gracia no destruye la naturaleza, sino
que la sana, la fecunda y la perfecciona, la fe, por la influencia que
ejerce desde arriba sobre la razón en tanto que tal, permite el
desarrollo de una actividad racional más fecunda y más verdadera”30

La fe supone la razón: si el hombre no tuviera la capacidad de


conocer intelectualmente, tampoco podría ser elevado al conocimiento
de las verdades sobrenaturales; además esas verdades están por
encima de la razón, pero no contra ella, y se apoyan de algún modo en
el conocimiento de la razón ya que el hombre penetra en ella a través
de los conceptos racionales (sin un conocimiento racional de la

29
Concilio Vaticano I, Constitución sobre la fe católica, cap. 3
30
E. GILSON. El Tomismo, EUNSA, Pamplona 1978 (2°. De) pp. 35-36

60
significación de conceptos como “persona”, “naturaleza” y “Dios”, no
se entendería nada de los misterios de la Santísima Trinidad y de la
Encarnación, por ejemplo). Por otra parte, razón es sanada y elevada
por la fe, ya que la fe ilumina la oscuridad en que ha quedado la razón
como consecuencia del pecado, e facilita el conocimiento de las
verdades sobrenaturales que superan sus posibilidades.

Ambos órdenes de conocimiento se dan juntos en el creyente,


aunque son distintos y separables (como se comprueba cuando una
persona pierda la fe). Mediante la razón, el hombre puede alcanzar un
conjunto de verdades que se llaman preámbulos de fe, porque sirven
de base a las verdades sobrenaturales relevadas; tales son, por
ejemplo; la existencia de Dios, la espiritualidad e inmortalidad del
alma, la libertad humana, y la ley natural.

Aunque esas verdades pueden ser conocidas por la razón


natural, Dios las ha revelado también, para que puedan ser conocidas
“por todos, aun en la presente condición del género humano, de modo
fácil, con firme certeza, y sin mezcla de error alguno”31. Por eso, el
creyente está en mejores condiciones que el no creyente para emplear
bien la razón en lo que se refiere a los problemas básicos de la
existencia humana, puesto que encierran ciertas dificultades,

31
Concilio vaticano I, Constitución sobre la fe católica, cap. 2 (en este punto recoge las
ideas de Santo Tomás; cfr. S. Th. I. q. 1, a. 1, c.)

61
aumentadas por las consecuencias del pecado. Las verdades reveladas,
por apoyarse en la autoridad de Dios, gozan de una seguridad mayor
que las alcanzadas por la razón.

Por otra parte, el mal uso de la razón puede poner obstáculos a


la aceptación de la fe. Esto sucede, por ejemplo, cuando se pretende
erróneamente extraer de las ciencias argumentos en contra de las
verdades reveladas. En estos casos, el uso adecuado de la razón basta
para mostrar la falta de base de esos obstáculos y, en esta tarea, la
razón se ve ayudada y dirigida por la fe; que señala claramente dónde
están los errores. Es importante advertir que, además de los errores
directamente opuestos a las verdades de la fe, existen otros que se
oponen indirectamente, a través de sus consecuencias: es el caso de
planteamientos que coherentemente desarrollados conducen a
conclusiones incompatibles con la fe (afirmando, por ejemplo, que el
hombre no puede alanzar nunca la certeza en su conocimiento de la
realidad, o que no se conoce la realidad tal como es en sí misma).

Se opone a la fe, por ejemplo, el evolucionismo materialismo.


Pero es fácil mostrar que el materialismo no puede apoyarse en la
ciencia (ni en otros argumentos racionales). De modo indirecto, se
oponen a la fe doctrinas de tipo kantiano, por ejemplo, pues al negar la
capacidad de alcanzar la realidad en sí misma, destruyen la base
racional de la fe.

62
A veces las pretendidas dificultades contra la fe provienen de
planteamientos más genéricos. Por ejemplo, cuando se dice que la
ciencia progresa adueñándose racionalmente de terrenos antes
asignados a la fe. Esto, en el caso de la de fe cristiana, es simplemente
falso: no se encuentra un solo caso en el que una verdad contenida en
la doctrina católica haya sido o pueda ser eliminada por el progreso
científico32.

 Qué es la teología

La teología es la ciencia de la fe, o sea, la ciencia que bajo la luz


de la revelación divina, trata de Dios y de las criaturas en cuanto se
refieren a Dios. Evidentemente, al hablar de “teología” sobrenatural,
que parte de la fe en la revelación divina; ya se ha visto, que la teología
natural, que estudia lo que puede conocerse de Dios por la razón, es
una parte de la metafísica (y, por tanto, de la filosofía).

El objeto de la teología abarca, por tanto:

 Dios en sí mismo: su existencia, su esencia, sus atributos


(infinitud, providencia, etc.), la Trinidad de Personas.

32
La continuidad, a lo largo de épocas históricas y culturas diferentes, de la doctrina
católica, es ya un fuerte motivo de credibilidad.

63
 Las obras de Dios: la creación y los seres creados, la elevación
del hombre al plano sobrenatural, la encarnación y la
Redención, la Iglesia, los Sacramentos.

La teología se extiende a toda la realidad, estudiándola a la luz


de la revelación divina, estudiándola a la luz de la revelación divina
desde la perspectiva más profunda que el hombre puede alcanzar (con
la luz sobrenatural de la fe). Es por consiguiente, la ciencia que más
completamente realiza el concepto de sabiduría y, como tal sabiduría
suprema le compete juzgar y dirigir todos los demás conocimientos (sin
que éstos pierdan en absoluto su autonomía propia).

Todos estos temas son estudiados, en la teología, por la razón y


a la luz de la Revelación. La fuente del conocimiento teológico es la
Revelación, que se transmite por la Sagrada Escritura y la Tradición, y
es custodiada e interpreta de modo auténtico por el Magisterio de la
Iglesia.

Por tanto, la fe es el inicio, el fundamento y la regla de la


teología. Una afirmación que no estuviera de acuerdo con la fe no
sería admisible, aunque se la revistiera de ropaje aparentemente
teológico. Una postura teológica que se opusiese al Magisterio de la
Iglesia sería automáticamente errónea. El estudio y la investigación en
teología exigen unas adecuadas disposiciones personales, sobre todo

64
por lo que se refiere a la fe y a la fidelidad a la misión de la Iglesia en
unión con su Magisterio auténtico.

“La conexión esencial de la teología con la fe, fundada y


centrada en Cristo, ilumina con toda claridad la vinculación de la
teología con la Iglesia y con su Magisterio. No se puede creer en Cristo
sin creer en la Iglesia “Cuerpo de Cristo”, no se puede creer con fe
católico en la Iglesia, sin creer en su irrenunciable Magisterio… Por eso,
el Magisterio eclesial no es una instancia ajena a la teología, sino
intrínseca y esencial a ella. Si el teólogo es ante todo y radicalmente un
creyente, y si su fe cristiana es fe en la Iglesia de Cristo y en el
Magisterio, su labor teológica no podrá menos de permanecer
fielmente vinculada a su fe eclesial, cuyo intérprete auténtico y
vinculante es el Magisterio”33.
El recto ejercicio de la razón permite profundizar en el contenido de las
verdades reveladas, pero con las solas fuerzas de la razón no puede
llegarse a conocer los misterios sobrenaturales y a aceptarlos, ni
tampoco a demostrarlos una vez conocidos.

En definitiva, “el proceder teológico no debe ser interpretado


según un movimiento centrífugo en el que, a partir de un núcleo de fe,
se va derivando hacia conclusiones cada vez más alejadas del centro y

33
Juan Pablo II, Discurso a teólogos en Salamanca (1-XI-1982). Cfr. Concilio Vaticano II,
Constitución Del Verbum, nn. 10 y 12

65
más alejadas del centro y más irrelevantes desde la perspectiva del
existir cristiano, sino al contrario, como un movimiento centrípeto, ya
que consiste en conducir a su centro, para iluminarlo a partir de él,
toda verdad y todo conocimiento. La teología…es un momento interior
a la fe, en la que se funda y a la que sirve”34
La teología no es, por consiguiente, un conocimiento desvinculado de
la vida cristiana. Por el contrario, su misión es iluminar los más variados
problemas prácticos, con la luz de la profundización de las verdades de
la fe. Junto con un contenido objetivo, la fe cristiana supone un
acercamiento personal a Dios; por eso, como ciencia de la fe, la
teología tiene como fin ayudar al hombre a aproximarse más a Dios,
facilitándole un mejor conocimiento de Dios mismo y de las verdades
que ha revelado, e iluminando con ese conocimiento las cuestiones de
la existencia humana.

 La función de la razón en la teología

De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, ha de decirse


que la teología se elabora mediante la razón iluminada por la fe. La
razón y la fe son dos fuentes distintas de conocimiento, pero no se
oponen, sino que se complementan.

34
J. LUIS ILLANES. Sobre el saber teológico. Rialp, Madrid 1978, p. 66

66
La función de la razón en la teología no es ser, por consiguiente,
demostrar las verdades sobrenaturales de la fe, sino alcanzar una
mayor inteligencia de ellas; para conseguirlo acudirá a semejanzas con
realidades naturales, y estudiaré la conexión de los diversos misterios
entre sí y con el fin último del hombre. Aunque se alcance una cierta
explicación de las verdades de la fe, es evidente que esas verdades
seguirán siendo misteriosas para el hombre.

Los errores en la teología frecuentemente surgen del afán por


hacer más “comprensibles” las verdades sobrenaturales. Por ejemplo,
podría parecer, desde el punto de vista exclusivamente natural, más
“razonable” reducir la Eucaristía a un símbolo a través del cual se da
una especial intervención divina, o afirmar que Jesucristo es una
persona humana en la que Dios actuó de un modo único; pero de ese
modo no se hace verdadera teología cristiana, ya que se deforman y
mutilan los datos de la fe y, en último término, se acaba reduciendo la
tarea teológica a una actividad inútil, sin sentido y, sobre todo, falsa.

Mediante el recto ejercicio de la razón iluminada por la fe, la


teología realiza las tareas siguientes:
a. Demostrar los “preámbulos de la fe”, tanto en el aspecto
teórico (existencia de Dios y del alma humana, etc.), como con
el histórico (autenticidad de la Sagrada Escritura, conformidad

67
de la Iglesia con lo instituido por Jesucristo, etc.). Este tipo de
tareas es abordado por la “Teología fundamental”
La razón proporciona en esta tarea argumentos que unas veces
son demostrativos y otras veces sólo llegan a mostrar la
conformidad de la fe con las exigencias de la naturaleza
humana. Se recurre con estos fines a la filosofía, a la historia y
a la psicología, y de modo más secundario a otras ciencias35.
b. Estudio sistemático de la Sagrada Escritura, utilizando también
los recursos de las ciencias humanas: es la “Exégesis de la
Sagrada Escritura”
En este ámbito se utilizan especialmente los conocimientos
históricos y filosóficos, aunque siempre se ha de interpretar la
Sagrada Escritura según su naturaleza propia (por tanto, a la
luz de la fe), lo cual tiene importantes consecuencias por
ejemplo: la unidad y la veracidad de los textos –según el
género literario de cada uno de ellos- no es una conclusión sino
un presupuesto36.
c. Estudio sistemático de la Tradición: La “Patrología” es el
estudio de la doctrina que nos han legado los Santos Padres de
la Iglesia.

35
Cfr. A. LANG, Teología fundamental. I, Rialp, Madrid 1996, pp. 3-41
36
Cfr. M. A. TABET, Una introducción a la Sagrada Escritura. Rialp, Madrid 1981, 111-
162

68
El estudio de la Tradición es un complemento indispensable
para la exégesis de la Sagrada Escritura ya que las garantías
sobre la Escritura y su correcta interpretación provienen de la
tradición.
d. Estudio de las verdades de la fe. Penetrando en su contenido y
considerando las relaciones que existen entre ellas, e
iluminando su comprensión mediante analogías tomadas del
ámbito natural es la “Teología dogmática”
Para realizar esas tareas, la teología recurre al ejercicio
ordinario de la razón, y también las doctrinas filosóficas, ya que
éstas permiten profundizar de modo más riguroso en las
verdaderas estudiadas. Es claro que doctrinas como el
inmanentismo, el existencialismo o el historicismo, ofrecen
serios inconvenientes para su utilización teológica37 . La
teología exige -lógicamente- unas mínimas bases filosóficas
coherentes con el buen sentido y con la objetividad
presupuestos por la fe, y esas bases no se dan en cualquier
filosofía.
e. Estudio de las aplicaciones de las verdades reveladas a la vida
humana por lo que se refiere al ámbito moral: es la “teología
moral”

37
Cfr. PIO XII, Encíclica Humani generis (12-VIII-1950) nn. 3 y 9

69
La moral sobrenatural se fundamenta en la ética natural, por lo
que el mayor o menor acierto en la ética filosófica repercutirá
en el estudio de la teología moral38.
f. Estudio de diversos ámbitos de la vida de la Iglesia: por
ejemplo, la Liturgia, la Historia de la Iglesia.
En la época moderna, es particularmente necesario el rigor
histórico, pues no faltan planteamientos que pretenden
cambiar aspectos importantes de la fe cristiana apelando a las
exigencias de la historia39.
g. Rechazo de los ataques a la fe, mostrando que se basan en
argumentos falsos o no concluyentes: ésta área se incluye
como parte integrante de las anteriormente señaladas.
En este ámbito, la razón humana basta –no necesita fe-. Pues
esos ataques provienen de bases pretendidamente racionales,
y deben examinarse por tanto en el ámbito de la razón natural.

1.10 Problemas actuales de la filosofía

 Problema antropológico

El hombre es un ser material entre otros seres materiales, un


viviente entre otros seres vivientes; pero eminentemente es un ser
espiritual capaz de razonar y de crear. Podemos afirmar que la

38
Cfr. GARCIA DE HARO e I. DE CELAYA, La moral cristiana, o. c. pp. 114-150
39
Cfr. J. LUIS ILLANES, Cristianismo, historia, mundo. EUNSA, Pamplona 1973

70
estructura histórica esencial del hombre es la resultante de tres
factores mutuamente implicados: 1) el carácter encarnado del espíritu
humano (el hombre no es pura materia ni puro espíritu, sino, en la
expresión de Heidegger, ser-en-el-mundo); 2) el hecho de la
intersubjetividad o dimensión relacional de la vida humana (la
subjetividad humana no es una interioridad cerrada al estilo de
Descartes, o de Leibniz, sino ser-con-nosotros-conciencia de); 3) la
temporalidad (el hombre es también él mismo ser histórico, tiempo,
historia).

Precisamente la filosofía del hombre estudia las operaciones


específicamente humanas, el conocimiento intelectual y la voluntad
libre. A través de ella demuestra que el alma humana es espiritual, ya
que es la raíz de las operaciones que trascienden el ámbito y las
posibilidades de la materia.

En sus lecciones de "Lógica", Kant resumía el campo de la


filosofía y sus problemas básicos a las famosas cuatro preguntas
fundamentales: ¿qué puedo saber? (Metafísica); ¿qué puedo hacer?
(Moral); ¿qué puedo esperar? (Religión); ¿qué es el hombre?
(Antropología). Pero el problema del hombre no es sólo teórico, sino
que lo involucra vitalmente porque quien pregunta se halla metido en
el mismo interrogante.

71
Y el interrogante fundamental de la antropología aborda la
estructura básica y esencial del hombre que lo constituye en cuanto tal
y lo diferencia de las demás cosas. La pregunta: ¿qué es el hombre?
Implica de por sí una previa afirmación de una esencia ya determinada,
es decir, su comprensión dentro de un horizonte metafísico, pregunta
que es impugnada por los marxistas sobrevivientes al amparo del
existencialismo propuesto por Sartre; quien afirmó que de algún modo
se impone la noción y la necesidad de establecer estructuras básicas
del hombre si queremos establecer un punto de discontinuidad como
se resalta en su actividad racional y cultural respecto a las demás
especies vivientes.

En la historia del pensamiento antropológico, la determinación


de las estructuras fundamentales del hombre conoce múltiples
definiciones: el hombre como ser racional, como ser instintivo, como
ser práctico-transformador, como ser cultural, como ser metafísico,
como ser religioso, como ser estético, como ser trascendente, como
ser-en-el-mundo, etc., son determinaciones que pretenden señalar no
sólo aspecto o elementos distintivos del hombre sino su núcleo
fundamental.

En el problema antropológico sobresalen cuatro problemas


que están en estrecha relación con él: el problema de la libertad, de la
cultura, de la praxis y el problema de la historia. Así, el problema del

72
hombre no se reduce a sus orígenes físicos (la llamada teoría de la
evolución), sino a su diferenciación constitutiva aunque reconociendo,
como es obvio, su relación básica con el mundo animal desde el punto
de vista somático. Entones la cultura aparece como una clave básica de
la comprensión misma del hombre y de la historia, según sustenta
Ernst Cassirer: "En el mundo humano encontramos una característica
nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre.
Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente sino que
ha sufrido también un cambio cualitativo. El hombre como si dijéramos
ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre
el sistema receptor y el erector, que se encuentran en todas las demás
especies animales, hallamos en él como un eslabón intermedio algo
que podemos señalar como "sistema simbólico". Esta nueva
adquisición transforma la totalidad de la vida humana" (Antropología
filosófica, 1976).

 El problema de Dios

El problema de Dios no es como otros un asunto puramente


teórico, sino que, en su determinación, involucra muchas actitudes
previas, opciones vitales, e incluso una previa actitud ante lo real. Ya
Anaxágoras sostuvo que Dios es el creador del orden del mundo al
considerar a la Inteligencia como la divinidad que ordena el mundo.

73
El planteamiento del problema de Dios, como de otros
problemas, ofrece múltiples posiciones e interpretaciones. El mismo
concepto de Dios en la historia de la filosofía no es tan unívoco,
llegando incluso a presentarse conceptos de tipo panteísta. De hecho,
la noción predominante se refiere al concepto de Dios ofrecido por el
cristianismo y su pensamiento en los grandes teólogos. En este sentido,
Dios sería un ser distinto del mundo, causa de él, personal y existente
en sí mismo (aseidad). Por la influencia misma del cristianismo en la
cultura europea este concepto ofrece la gran ambigüedad de su
múltiple uso y abuso, cuando se le invoca en los procesos culturales,
sociales, ideológicos y políticos.

La afirmación Dios, como una realidad fundante de la misma


realidad, ha sido motivo de la reflexión a lo largo de toda la historia de
la filosofía, desde Aristóteles a Platón. Y dicha afirmación ha
pretendido basarse en una serie de "pruebas" o vías sintetizadas y
complementadas por santo Tomás de Aquino en el siglo XIII; se
entendió que tales pruebas no son de carácter empírico, sino
meditaciones racionales en las que las exigencias últimas de la razón
postularían su existencia.

El problema de Dios conoce una historia paralela en el ateísmo


que, con distintos ropajes filosóficos, centra toda una serie de
polémicas y críticas que van desde el agnosticismo hasta el ateísmo

74
militante como lo fue el marxismo. Particularmente en las corrientes
materialistas (Demócrito en la Antigüedad) y desde el siglo XVIII la
corriente de impugnación de la afirmación sobe la existencia de Dios se
ha hecho cada vez más fuerte; línea que se prolonga en los sistemas
particulares de Nietzsche, Feuerbach, Marx, Sartre y de algún modo se
postula en el positivismo, el neopositivismo y la filosofía analítica.

En el campo cristiano, el alcance y la valoración de las


"pruebas" es muy dispar. Kant no las aceptó y postuló otro camino (la
prueba moral). Hoy, sus reformulaciones están más dentro de la
filosofía neotomista, mientras que otras tendencias teológicas o se
suman al radicalismo de corte protestante siguiendo la línea de Lutero,
Kierkegaard, Unamuno, Karl Barth o la orientación antropológica de
Karl Rhaner dentro del horizonte de la metafísica trascendental de
Marechal y Heidegger. En la misma perspectiva se ubicaría el
planeamiento de Zubiri, pero con otros supuestos metafísicos.

Entre los defensores de la teología de la liberación en América


Latina, de algún modo se impugna el horizonte puramente metafísico
de su afirmación, y dentro de un cierto contexto medio pascaliano, se
subraya el carácter diferenciante del Dios bíblico, como imperativo de
justicia y de hermandad. De todas maneras, un discurso sobre Dios en
este lineamiento no tiene sentido si no se realiza dentro del horizonte
de la praxis y la liberación, del cual Dios sería garante y dinamizador.

75
 El problema ético

Se dan dos concepciones fundamentales de la ciencia ética,


esto es: 1) aquella que la considera como ciencia del fin al que debe
dirigirse la conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin
y derivar, tanto el fin como los medios de la naturaleza del hombre; 2)
aquella que la considera como la ciencia del impulso de la conducta
humana e intenta derivarla con vistas a dirigir o disciplinar la conducta
misma. Estas dos concepciones son fundamentalmente distintas y
hablan dos lenguajes distintos, aunque se han entrelazado de manera
diferente tanto en la Antigüedad como en el mundo moderno.

En efecto, la primera habla del lenguaje del ideal al que el


hombre se dirige por su naturaleza y, en consecuencia, de la
"naturaleza", "esencia" o "sustancia" del hombre. En cambio, la
segunda habla de los "motivos" o de las "causas" de la conducta
humana o también de las "fuerzas" que la determinan y pretende
atenerse al reconocimiento de los hechos.

En este contexto, la dimensión ética de la existencia del


hombre tanto en su aspecto individual como social ha sido objeto de la
reflexión filosófica en todas las épocas, especialmente en ciertos
períodos o coyunturas de crisis y de grandes cambios estructurales.

76
Pero aquí, como en todos los problemas filosóficos, el planteamiento
del problema y las líneas de solución configuran abundantes
ramificaciones temáticas, según las escuelas y autores.

El universitario, como cultor de la filosofía, debe


acostumbrarse al despliegue pluralístico en todos los campos del saber,
dado que al interior de las ciencias especiales son múltiples los intentos
de explicar los fenómenos con diferentes marcos teóricos, técnicas y
procedimientos.

La dimensión ética de la vida humana se funda primero en el


hecho de la moralidad, es decir, en el comportamiento práctico del
hombre que se expresa en juicios, actitudes y normas en su interacción
social y cultural. José Luis Aranguren hace notar que, en su raíz
etimológica, este hecho designa originariamente un modo de ser más
que los actos o costumbres que se remiten al modo específico de lo
humano como existir consciente y responsable (Etica, en Rev. De
Occidente, Madrid, 19729). Según este autor, prevaleció la designación
latina (mores) y su connotación originaria (eJos), con doble matiz, se
perdió en la reflexión y la orientación misma de la ética.

De todos modos, la ética quiere referirse a la fundamentación


teórica de la conducta humana en todas sus dimensiones queriendo
ser el soporte de su praxis concreta. Además de la justificación racional

77
de la moralidad, esta fundamentación quiere expresar un conjunto de
normas y principios básicos orientadores de las situaciones concretas.

¿Qué hacer en una situación determinada? Sólo puede ser


enfrentado dentro de un marco amplio de criterios y pautas que se
remiten en última instancia a la reflexión ética, pero ésta no dice el
hacer concreto sino que da el criterio para enfrentar la situación y
decidir. La ética no es un catálogo de normas concretas sobre el
horizonte infinito de las decisiones humanas, sino el conjunto
normativo esencial orientador desde la cual el hombre asume sus
propias y auténticas responsabilidades en cuanto ser social, colectivo
que decide no sólo por sí mismo sino por los demás en cuanto sus
actos no son puramente individuales sino sociales. Pero este marco
orientador es plural, pues depende de la ética a la cual se refiera y se
remita, bien a una ética marxista, existencialista, utilitaria, hedonista,
cristiana, etc.

La ética (cuya raíz originaria es la libertad, es decir, la distinción


entre el comportamiento específico del hombre como ser consciente y
equidistante no determinado por el dinamismo instintivo) abre en él
ese espacio de una conducta que se hace y se asume a través de la
intencionalidad del sujeto, que al mismo tiempo que elige, construye
poco a poco un modo de ser.

78
Esta dimensión, fundada en el carácter específico de la
conducta humana que no se ajusta a un inmediatismo frente a la
realidad, es una libertad situada, al mismo tiempo, con limitaciones y
ataduras, pero, de todos modos, la fuente de la moral y la ética.

Con mucha razón Emerich Coreth sustenta: "Vivimos la


experiencia de que nos sale al paso un valor reclamando su afirmación
y realización, que nos expresa un deber absoluto y que tal vez exige la
renuncia a otra forma de comportamiento agradable y habitual. Quizá
apartamos la vista e intentamos arrinconarlo marginándolo de nuestro
campo visual. Y, sin embargo, percibimos una llamada imperante, una
demanda obligatoria, que reclama nuestra libre decisión, pero que
impone a nuestra libertad una obligación vinculante. Este fenómeno
forma parte de las experiencias fundamentales de la existencia
humana. De ahí que incesantemente haya preocupado a los filósofos
de todos los tiempos. Es un fenómeno de tipo ético. ¿Qué significa y
cómo hay que explicarlo? ¿Qué es un valor ético, un precepto moral,
una actuación ética?" (¿Qué es el hombre?, 1982)

Si bien luego abordaremos el problema de los valores, aquí


debemos reconocer el carácter histórico social de las normas morales y
que subsiste un fondo de exigencia incondicional y un fondo
universalizante que le atañe y le toca a su estructura básica como ser
humano. Por ello, Coreth afirma: "Ante la pluralidad de valores y de

79
campos de valor, no sólo de lo útil, de lo útil y práctico y de lo
vitalmente ventajoso, sino también de los valores intelectuales,
estéticos y culturales, se plantea esta pregunta: ¿existen también
valores que afectan al hombre en cuanto hombre, que le llevan al
desarrollo y realización plena en su ser propiamente humano? ¿Existen
valores por los que el hombre se hace, no sólo buen músico, un buen
estudiante y deportista, un buen jurista, físico, médico, etc., es decir,
no sólo se hace "bueno" en éste o en aquel sector particular de la
actividad humana, sino un hombre bueno, o lo que es lo mismo, un
individuo que en lo peculiar y esencial de su ser humano ha llegado a
su pleno desarrollo y realización? Esa es la esencia de la moral. A un
valor de este tipo lo llamamos un valor moral, lo moralmente bueno.
Todo aquello que corresponde al autodesarrollo esencial y común a
todos los hombres es moralmente bueno. Por el contrario, todo lo que
se opone a dicho desarrollo es moralmente malo"(¿Qué es el hombre?)

¿Cuál es el fundamento de la moral? Ha sido objeto de diversos


cominos desde Aristóteles, santo Tomás de Aquino, a pesar del giro
racionalista y autonomista de la ética kantiana y la crítica despiadada
(pero injusta) de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se
han desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral
desde otros marcos, como los análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner.
Con todo, a inicios del siglo veintiuno subsiste una gran proliferación
de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica,

80
incluso del problema de la ética en el marxismo, la ética de la situación
inspirada en los planteamientos de Sartre y Simone de Beauvoir. Con
todo y a pesar de los múltiples obstáculos que se le ponen, la reflexión
de orientación cristiana se va redescubriendo.

 El problema del conocimiento y los valores

Al margen de cuanto hemos indicado al tratar sobre cómo


explica Kan y Tomás de Aquino el conocimiento, debemos indicar que
el problema del conocimiento supone e implica toda una historia
relacionada en gran parte con el desarrollo de las ciencias, de los
métodos experimentales, el avance de la matemática, el desarrollo
elevado de las ciencias naturales, la insurgencia de las ciencias sociales,
etc.

En este contexto, y dentro de las circunstancias actuales del


majestuoso desarrollo científico y tecnológico, se hace cada vez más
claro las implicaciones de este saber sobre las culturas, y al mismo
tiempo los desarrollos ambiguos en su uso y la utilización de las
estrategias políticas de la dominación. Por ello, el marcado acento
crítico sobre el conocimiento y la utilización de las ciencias cuando
éstas pretenden imponerse como instancias totalmente autónomas o
cuando se postulan tesis discutibles como la exigencia de la neutralidad
en sus desarrollos metodológicos o su en concepción puramente

81
positivista.

Tal situación obliga a Guillermo Hoyos a manifestar que "una


primera tarea de reflexión epistemológica consiste, pues, en establecer
el diagnóstico de la positivización de las ciencias sociales en América
latina y en señalar la función ideológica de éstas como legitimización
de la legalidad del sistema dominante..., a este nivel la reflexión
epistemológica pretende como segunda tarea poder recuperar el
espacio específico de las ciencias sociales para devolverles a éstas su
objeto y método. La crítica del positivismo restaura al mismo tiempo la
relatividad del conocimiento y de la apropiación técnica de la
naturaleza respecto a la totalidad social y muestra la trascendencia
material de ésta a todo intento de sistematización empírica positiva"
(El sentido de la reflexión epistemológica sobre las ciencias sociales, en
Cuadernos de Filosofía y Letras, junio de 1979)

Los problemas clásicos del conocimiento se refieren a los


aspectos de esta relación intrínseca de los tres elementos del proceso
del conocer: ¿Puede el sujeto conocer el objeto? (Problema de la
posibilidad del conocimiento). ¿Es la razón o la experiencia la fuente
primera y fundamental del conocimiento? (Problema del origen del
conocimiento). ¿En el conocimiento, es el objeto el que determina al
sujeto o el sujeto el que determina e impone sus condiciones al objeto
como plantea Kant el problema? (Problema de la esencia del

82
conocimiento). ¿Fuera del conocimiento discursivo existen otras
formas de conocer la realidad como la intuición opuesta a la forma
lógica argumentativa? (Problema de las formas del conocimiento).
Cuando un conocimiento se revela como verdadero, ¿con qué criterio
podemos estar absolutamente ciertos de que es así? (Problema del
criterio de verdad del conocimiento).

En las discusiones actuales se debate si es igual o no el término


gnoseología y epistemología. Esta parece referirse a la filosofía de la
ciencia y en cuanto tal, según Piaget, va conformándose cada día más
en forma autónoma al interior de cada ciencia en particular. La filosofía
de la ciencia tendría un aspecto más bien crítico-histórico respecto a
las condiciones, límites y supuestos de la ciencia.

En sentido lato, la gnoseología comprende el estudio sobre el


origen y la naturaleza del conocimiento humano al mismo tiempo que
la validez de su contenido. En sentido estricto, la gnoseología es la
indagación filosófica acerca de la validez objetiva del conocimiento; y
desde este punto de vista se distingue y se relaciona con la lógica
formal cuyo objeto son las relaciones de los contenidos de
pensamientos entre sí (estudio de las estructuras internas del
pensamiento: concepto, juicio, raciocinio) al mismo tiempo que las
leyes genéricas del pensamiento. La gnoseología estudia los mismos
contenidos noéticos según su relación al objeto y su función

83
representativa de la realidad.

Es en este contexto que abordamos el problema de los valores


que forman parte de nuestra vida tanto como las cosas, personas e
instituciones que nos rodean. No podemos dejarlos de lado.
Corresponde hacerse cargo de su presencia, pues la calidad de
nuestras vidas depende del valor de los objetos que usemos, gocemos
o seamos capaces de crear. Ellos son los que propiamente le dan una
dimensión ética a nuestra existencia. No sólo son valores las cosas que
constituyen el mundo, sino también mis propias actividades, incluso
mis deseos, esperanzas e intereses.

El término valor fue utilizado primero por la economía política


al estudiar el valor de uso y de cambio de las cosas. Tomás Hobbes
(1588-1679) sostenía que "el valor o estima de un hombre es, como el
de todas las demás cosas, su precio; es decir, tanto como sería dado
por el uso de su poder. Por consiguiente, no es absoluto, sino una
consecuencia de la necesidad y del juicio de otro. Un hábil conductor
de soldados es un gran precio en tiempo de guerra presente o
inminente; pero no lo es en tiempo de paz" (Leviatan).

Antes de Rudolph Lotze (1817-1881) sólo ocasionalmente la


filosofía habló de valores; él hizo del valor un contenido fundamental
del filosofar. Y atendiendo a la cosa significada con el vocablo "valor",

84
cabe afirmar que indudablemente el pensamiento filosófico se había
ocupado siempre en este problema bajo el título de bien y de bondad
(bonum et bonitas).

La moderna filosofía introducida por Max Scheler (1874-1928)


y que procede de Lotze, distingue nítidamente entre valor y bien: los
bienes pertenecen al orden del ser, mientras que los valores se
enfrentan a éste con "suprema independencia" y forman un reino
propio. En este contexto, debemos afirmar que la verdad es el bien de
la inteligencia humana universal; y es un bien universal para toda
inteligencia humana.

Entonces, el valor está en las cosas mismas? ¿Es sólo una


cualidad que el sujeto le otorga al objeto? ¿Es una relación entre la
propiedad del objeto y la valoración del sujeto? ¿ Los valores tienen
una existencia en sí, independiente? ¿ Los valores son una creación
total del hombre?

Pero, ¿qué son los valores? J. Hessen dice que "cuando se


habla de "valor" puede entenderse tres cosas: la vivencia del valor, la
cualidad del valor y la idea del valor. Si por valor se entiende
exclusivamente la vivencia, se coloca el valor en la psique, en la
conciencia, es decir, se lo sicologiza. Se incurre en el error opuesto
cuando se tiene presente sólo la idea de valor. En este caso es fácil

85
llegar a convertir el valor en una cosa, a hipostasiarlo, como lo hizo
Platón. Por último, si se concibe el "valor" exclusivamente como
cualidad, como modalidad de la cosa se lo naturaliza o cosmologiza. Se
hace del valor algo propio de las cosas. Las tres concepciones son
unilaterales. Perciben algo correcto, pero lo ven demasiado
exclusivamente y pasan por alto otros detalles" (Tratado de Filosofía,
1970)

Sólo puede haber distinción entre bienes y valores en el


sentido de que: con el término bienes se indican las cosas individuales,
puesto que en ellas están realizados los valores; y se denomina valores
las esencias o ideas valórales abstraídas de aquellas. En definitiva,
podemos describir el valor como el ser mismo en la medida que, por
virtud de su contenido, significa una perfección y atrae a la potencia
apetitiva.

Los valores son los criterios, los pensamientos, las decisiones


que permiten calificar y acertar qué es lo que se debe potenciar en una
cultura como educativo. Los valores más fundamentales del quehacer
cultural más humanizador son: la libertad, la creatividad y la
dialogicidad.

De la esencia del valor depende la peculiaridad de su


aprehensión. Si el valor se separa del ser no es accesible a la razón

86
orientada, hacia él; y puesto que se abre únicamente al sentir
emocional, surge el irracionalismo valoral. Lo contrario de éste sería un
racionalismo valoral que disolvería en el ser el carácter propio del
valor. Entre ambos se encuentra la aprehensión intelectual del valor,
que lo descubre porque el ser es intrínsecamente valioso, pero que
nunca puede constituir la respuesta total a aquel, porque el valor
perfecciona al ser y, por consiguiente, sólo encuentra la respuesta
plenamente adecuada en el sentir y el querer; por eso, aún la
aprehensión intelectual del valor estará siempre impregnada de
elementos sentimentales y apetitivos.

Al dominio del valor pertenecen la oposición de valor y no


valor, así como la ordenación jerárquica de los valores. El valor
descansa en el orden del ser y del obrar a él ajustado, mientras que la
desviación del orden deontológico denota no valor y, al fin, conduce a
la culpa moral.

Por lo que respecta a la jerarquía, los grados del valor


corresponden a los del ser. Desde un punto de vista más formal se
distingue el valor por razón del goce (o valor deleitable) y el valor por
razón de la utilidad (o valor útil). El valor por razón de sí es pretendido
por sí mismo; el valor deleitable irradia el valor por razón de sí, puesto
que atrae hacia éste y fluye de su posesión beatificante; el valor útil
está al servicio del valor por razón de sí como medio para un fin.

87
Atendiendo al contenido, el valor por razón de sí muestra los
grados siguientes: valores económicos, vitales, espirituales (lo
verdadero, lo bello, el bien ético) y religiosos (lo santo). La
jerarquización de Scheler, quizá como el axiólogo más significativo del
objetivismo contra el subjetivismo, responde a esta enumeración, que
sigue los grados del ser: valores sensibles: gratos e ingratos; valores
vitales, que se subdividen en: lógicos: verdadero-falso, estéticos: bello-
feo, éticos: justo-injusto; y valores religiosos que ocupan el lugar
supremo, pues en ellos se trata directamente del Bien infinito (Dios).

2. ¿La Filosofía tiene historia?

 Significado filosófico de la historia de la filosofía

La historia de las ciencias particulares suele ocupar un lugar


accidental en el estudio de esas disciplinas. Esto es cierto, sobre todo,
en las ciencias experimentales, donde el interés se concentra en los
resultados adquiridos. En las ciencias humanas, el desarrollo histórico
de sus problemas y soluciones tiene mayor interés, ya que muchos
planteamientos se entienden mejor a la luz de las circunstancias
históricas, lo mismo, pero en grado todavía mayor, sucede en la
filosofía.

88
La historia de la filosofía no puede reducirse a un simple
conjunto de datos y afirmaciones de los filósofos: para captar el
pensamiento de un filósofo es necesario considerar cómo plantea sus
problemas y propone sus soluciones, y esto ya es una tarea filosófica.
Cuando se pretende además conseguir una visión histórica acerca de
los diversos planteamientos y soluciones de los problemas,
necesariamente se ha de trabajar a nivel filosófico. Pero tanto, la
historia de la filosofía es una parte de la filosofía.

La búsqueda de la verdad es una tarea compleja cuando, como


sucede en la filosofía, se investigan los problemas a fondo. Por eso, es
una característica de los filósofos más profundos haber estudiado y
discutido los puntos de vista aportados por otros anteriores, y ello es
una garantía de mayor aproximación a la verdad.

Por ejemplo, Aristóteles considera los problemas de ese modo,


y se lamenta cuando sobre alguna cuestión hay pocos
antecedentes40. Santo Tomas de Aquino ofrece un destacado
ejemplo de amor a la verdad. Venga de quien venga41: por eso

40
Cfr. ARISTÓTELES. Física, IV, 1, donde pone como dificultad para el estudio del
“lugar” la falta de discusiones al respecto entre los autores anteriores.
41
Dice Santo Tomás que “la verdad, quienquiera que la diga, procede del
Espíritu Santo, que infunde la luz natural y mueve a la inteligencia y a la
expresión de la verdad” (S. Th., I-II, 109, I, AD 1).

89
examina todo tipo de opiniones y procura aprovecharlas lo más
posible42.

El interés de la historia de la filosofía radica en que facilita el


acceso a la verdad, pues da a conocer lo que otros ya han pensado
sobre cuestiones semejantes a las actuales43. La originalidad que
algunos parecen buscar, incluso a costa de simplificaciones arbitrarias,
va en detrimento de la verdad.

Cabe. Sin embargo, exagerar la importancia de los factores


históricos. Esto sucede cuando se niega la posibilidad de alcanzar
soluciones con valor permanente. Y se reduce el estudio de la filosofía
al examen de las diversas posturas que se han dado a lo largo de la
historia. Hay que señalar claramente que el conocimiento metafísico
alcanza verdades de valor perenne (acerca de Dios, del hombre y de la
naturaleza), aunque esos conocimientos se alcancen en un contexto
histórico determinado y puedan enriquecerse posteriormente con el
estudio de nuevos aspectos.

42
Cfr. De Coelo, I, 22 (225), donde Santo Tomás se refiere a “quienes reprueban sólo
por odio lo que otros han dicho, lo cual no es propio de los filósofos, que se profesan
buscadores de la verdad. Es necesario a quienes quieren juzgar suficientemente la
verdad que no actúen como enemigos de aquellos cuyas doctrinas han de juzgar, sino
como árbitros y rigurosos examinadores de ambas partes”
43
“El estudio de la filosofía no se hace para saber qué han opinado los hombres, sino
cómo es la verdad de las cosas”, Ibid., (228). Este texto de Santo Tomás, junto con los
dos recogidos en las notas anteriores, sitúan claramente cuál es el interés de la historia
de la filosofía y con qué actitud se ha de abordar el estudio.

90
En nuestra época, uno de los mayores peligros es el relativismo
que no reconoce el valor definitivo a ningún conocimiento
humano. A veces, se llega a esa postura argumentando que
incluso las doctrinas que se han considerado más ciertas en la
historia, finalmente se han revelado erróneas o parciales. Se
comete así el grave error de negar toda certeza bajo el pretexto
de que en todos los filósofos o doctrinas ha habido errores, y se
adopta una postura pretendidamente “objetiva” que en vano
busca un fundamento para seguir hablando de la “objetividad”
y la “verdad”44.

 El estudio de la historia de la filosofía

Para profundizar en la filosofía es importante el estudio de los


grandes filósofos, que han planteado los problemas con especial
profundidad. No se trata de buscar simplemente la erudición, o un

44
Cfr. , por ejemplo, S. TOULMIN. La comprensión humana I, Alianza, Madrid 1977. Pp.
17-45 y 479-503. Toulmin explica el valor de los conceptos humanos refiriéndolos a las
“empresas colectivas” concretas realizadas en la historia. De modo que no habría lugar
para una serdad definita por eso, su pretensión de defender una “racionalidad
objetiva” es inviable. Es significativo que- como sucede también a otros autores- la
“verdad objetiva” que no se puede alcanzar se identifica con la doctrina básica de
Descartes y Locke: las críticas dirigidas a esos autores tienen fundamento, pero,
evidentemente, no tocan o- sólo tangencialmente- a una filosofía no racionalista ni
empirista Descartes y Locke, lejos de agotar la verdad en filosofía, construyeron
sistemas sumamente endeble.

91
conocimiento que no traspase el plano histórico, sino de que sea una
ayuda para alcanzar el conocimiento de la verdad45.

Ese estudio debe ir acompañado de una valoración crítica: en


caso contrario, no se distinguirán los logros verdaderos de los errores,
y difícilmente se evitará la conclusión escéptica al comprobar la
variedad de soluciones que han recibido los mismos problemas. Se
trata, pues, de un estudio que permita captar y valorar los
planteamientos y soluciones que, a lo largo de la historia, han recibido
los problemas filosóficos. Evidentemente, el pensamiento de cada
filósofo depende en parte de las condiciones de su época: los
problemas se plantean en un contexto determinado sometido a
cambios.
Pero los filósofos no son un simple “producto” de su época. En
parte la trascienden e influyen realmente en el desarrollo posterior del
pensamiento (y, por tanto, de toda la historia): por eso, el
conocimiento de los filósofos más influyentes tiene siempre un interés
actual. No existen leyes necesarias de la historia, y su desarrollo
depende notablemente de las ideas de los pensadores más destacados.

El estudio de la historia permite observar que las distintas


posturas filosóficas giran alrededor de unos mismos problemas

45
Cfr. Nota 4 de este capítulo.

92
fundamentales, y que las soluciones dadas a esas cuestiones se
reducen, a su vez, a varias líneas básicas de pensamiento, que van
encontrando diversas expresiones a lo largo de la historia, y que se
relacionan estrechamente con las actitudes posibles frente a los
problemas cruciales de la existencia humana. Además es posible
señalar con frecuencia cómo unos planteamientos filosóficos surgen
como reacción frente a los excesos de posturas contrarias. Todo esto
permite disminuir la perplejidad causada por la variedad de doctrinas
en la historia de la filosofía, y evitar conclusiones relativas y escépticas.

Por ejemplo, en la gnoseología se dan posturas extremas de


tipo “empirista” o “racionalista” que explican el valor del
conocimiento, en último término, en función de los sentidos o de la
razón respectivamente; posturas “realistas” que compaginan ambos
factores; y “escépticas” que ponen en dudad o niegan el valor del
conocimiento.

Algo analógico sucede en la metafísica con las doctrinas


“materialistas”, “idealistas” y “dualistas”, en la ética con el
“pragmatismo”, el “subjetivismo” y el “objetivismo” (que admite la
existencia de valores éticos objetivos); y en la teología natural con el
“ateísmo”, el “panteísmo” el “teísmo” y el “agnosticismo”.
Además, tales posturas suelen estar relacionadas entre sí: por ejemplo,
frecuentemente se da una misma doctrina el empirismo, el

93
materialismo, el pragmatismo y el ateísmo. Y no es raro que una línea
doctrinal se presente como reacción o superación de otra.

 El progreso en la filosofía

Las consideraciones anteriores permiten responder a la


pregunta sobre si se da o no verdadero progreso en la filosofía.

A diferencia de lo que sucede en las ciencias o técnicas que


facilitan el dominio de la naturaleza, el progreso en filosofía no consiste
en la aplicación de nuevas doctrinas, sino en una mayor aproximación a
la verdad, que puede darse en cualquier época.
La filosofía siempre encontrará nuevos problemas y datos que
antes no se presentaban, y habrá de estudiarlos y tenerlos en cuenta.
Pero por lo que respecta a los temas básicos, puede suceder que el
enfoque más correcto hasta el momento se haya dado hace tiempo
(incluso hace muchos siglos), aunque a veces necesite actualizarse en
aspectos secundarios.

Por ejemplo, siempre tiene gran interés el estudio de los


antiguos pensadores griegos, ya que plantearon muchos de los
problemas importantes de la filosofía y les dieron las principales
soluciones posibles.

94
El progreso en filosofía no es lineal ni acumulativo: hay
avances, retrocesos, y cumbres que- hasta el momento- no han sido
superadas.

El progreso científico –técnico no va acompañado


necesariamente por el progreso filosófico. Incluso en ocasiones puede
suceder que los éxitos científicos- técnicos sirvan como excusa para
olvidar o rechazar planteamientos filosóficos más profundos, bajo el
pretexto de que los avances citados habrían cambiado esencialmente
los temas fundamentales y sus soluciones.

El estudio de la historia de la filosofía suele hacerse según una


división en cuatro grandes períodos. A continuación realizaremos una
breve descripción de estas etapas.

2.1 Época Antigua

La filosofía antigua, que comprende la época que va desde los


primeros filósofos de Grecia hasta la Edad Media. En la Grecia Antigua
se plantearon ya los principales problemas de la filosofía y se
propusieron soluciones que con diversas variantes, reaparecen en las

95
épocas posteriores. Platón y Aristóteles representan el punto
culminante de este período.

Aristóteles realizó una gran síntesis de los problemas


estudiados por sus predecesores (presocráticos, sofistas,
Sócrates, Platón), sistematizando soluciones que, en buena
parte, tienen valor perenne. Sin duda, parte de su obra se
encuentra. Puede decirse que a superada por los posteriores
avances científicos, pero incluso en ese ámbito, y sobre todo en
el estrictamente filosófico, su obra “contiene el germen
enteramente formado y dotado de posibilidades ilimitadas, de
la sabiduría humana entera. Puede decirse que hasta
Aristóteles la filosofía se encontraba en estado de formación
embrionaria. En adelante, y una vez formada, va a poder
desarrollarse indefinidamente”46.

2.2 Época Medieval

La filosofía medieval, que abarca los siglos de la Edad Media.


Destacan los filósofos árabes, y, sobre todo, la Escolástica cristiana, en
la cual la filosofía de relaciona íntimamente con la teología. Su punto

46
J. MARITAIN, Introducción general a la filosofía, o, c. p. 64. No parece justo
achacar al influjo de Aristóteles en que la ciencia experimental no se
desarrolla sistemáticamente hasta siglos más tardes: su pensamiento se
orienta en clara fidelidad a la lógica y a la experiencia.

96
culminante es la doctrina de Santo Tomás de Aquino, que recoge en
una síntesis original las adquisiciones principales de la filosofía clásica y
las integra armónicamente en la teología cristiana.

A veces se presenta la Edad Media como un periodo “oscuro”,


en el cual el pensamiento estuvo envuelto en elucubraciones
estériles. La historiografía moderna da una imagen muy
diversa. “Nada más falso que considerar la filosofía medieval
como un episodio que encuentra en sí mismo su propia
conclusión, y que se puede silenciar al volver a trazar la historia
de las ideas. De la Edad Media salen las doctrinas filosóficas y
científicas con que se la quiere aplastar…Fue además, la
primera en practicar una filosofía libre de toda autoridad,
incluso humana. Hay que relegar, pues, al dominio de las
leyendas esa historia de un renacimiento del pensamiento que
sucedería a siglos de sueño, de oscuridad y de error. La filosofía
moderna no ha tenido que luchar por conquistar los derechos
de la razón contra la Edad Media; por el contrario, la Edad
Media los conquistó para ella”47.

Desde luego, el pensamiento medieval tiene en la fe cristiana


una de sus principales inspiraciones, por ello no fue un

47
E. GILSON. La filosofía en la edad media. Gredos, Madrid 1972, p. 702.

97
obstáculo, sino un estímulo para la razón “todo sucede cristiana
hubiese sido una fuente religiosas de desarrollo filosófico,
siendo la Edad Media latina, en el pasado, el testigo por
excelencia de ese desarrollo. Esta tesis podrá ser tachada de
apologética, pero, si es verdadera; si es falsa, no lo es porque se
la puede utilizar con ese fin. La cuestión es, pues, saber si es
verdadera, cada cual quedando libre de utilizarla como le
parezca”48.

2.3 Época Moderna

La filosofía moderna tiene su comienzo con Descartes, quien


efectúa un giro en la filosofía que influye decisivamente en todo el
pensamiento posterior. Sin duda. Descartes es el padre de la filosofía
moderna. De su intento de fundamentar todo el saber en la “evidencia
subjetiva” y de desarrollo en forma de “sistema”, arranca el
racionalismo y el empirismo de los siglos XVII y XVIII, y las cuestiones
que ambos dejan sin solucionar conducen al planteamiento de Kant
quien, a su vez, condiciona fuertemente el posterior desarrollo de la
filosofía.

48
E. GILSON. El espíritu de la filosofía medieval. Rial, Madrid 1981, p 371. Cfr. J.
CHEVALIER, Historia del pensamiento. II, Aguilar, Madrid 1967.

98
De Kant arranca el idealismo, cuyo máximo exponente fue
Hegel, de quien a su vez- y con los añadidos propios de tipo
materialista-arranca Marx.

Es significativo que Jean Paul Sartre, haya afirmado que hay


tres momentos en la filosofía que se encuentran encadenados
de modo natural y que delimitan el “necesario horizonte de la
cultura”: 1) Descartes-Locke; 2) Kant-Hegel; Marx49. Se trata,
sin duda, de posiciones que condicionan el pensamiento
posterior, y, en muchos aspectos, de modo negativo.
Aun reconociendo los aspectos parciales que en esas doctrinas
puedan tener un interés positivo, no parece exagerado afirmar
que globalmente consideradas, contienen graves errores y son
fuente de otros aún mayores50. El positivismo de A. Comte
representa una línea de pensamiento que aun influida por los
planteamientos post-cartesianos, se centros preferentemente
en la reforma de la sociedad basándose en consideraciones
pretendidamente “científicas”51. Esa “política científica” de
tipo utópico se da también en Marx, aunque con desarrollos
distintos. En la época más reciente, muchos planteamientos

49
Cfr. Question de méthode, Gallimard, Paris 1960, p. 17.
50
Por ejemplo de Kant llega a afirmar J. Chevalier que “fue llevado a mutilar la
inteligencia humana y a negar todo poder de aprehender lo real” (Historia del
pensamiento III, Aguilar, Madrid 1963, p. 594).
51
Cfr. J. M. PETIT. Filosofía, Politioca y religión en Augusto Comte. Acervo, Barcelona
1978.

99
serán variantes del positivismo y del marxismo, y llegarán a
dominar no sólo buena parte del mundo de las ideas, sino
también amplios ámbitos de la política, con muchas
repercusiones negativas.

2.4 Época Contemporánea

La filosofía contemporánea (siglo XX) presenta, al mismo


tiempo que numerosos autores influyentes- como cualquier otra
época-, algunas líneas especialmente difundidas:

 El pensamiento marxista, fraccionado en posiciones


“ortodoxas” y “heterodoxas” en relación con la realidad
política;
 La filosofía analítica, muy difundida en las áreas anglo-sajonas,
centrada en el análisis del lenguaje;
 La filosofía de la ciencia, frecuentemente relacionada con la
filosofía analítica y no raramente condicionada por
planteamientos cientificistas y positivistas:
 La fenomenología de E. Husserl y sus discípulos;
 El existencialismo, con muy diversas variantes (Heidegger,
Sartre, Jaspers);

100
 La metafísica del ser, especialmente de inspiración tomista,
cultivada desde diferentes perspectivas por autores muy
variados.

Nuestra época podría caracterizarse por un cierto


funcionalismo: hay poca confianza en las construcciones teóricas, un
lógico interés, por solucionar los problemas de la vida diaria, y gran
admiración por los adelantos científicos-técnicos. Estas características
se encuentran reflejadas en el pensamiento filosófico, lo cual explica
en parte la difusión de doctrinas marxistas (en las que se busca, más
que la teoría, la eficacia práctica y una concepción pseudo- religiosa
que dé sentido a la vida), y de la filosofía analítica (más académica, y
frecuentemente unida a una concepción escéptica y pragmatista de la
existencia humana.

Por otra parte, se hace imperiosa la búsqueda de soluciones


más profundas, por lo que se da también una fuerte corriente de
respeto y estudio de los clásicos (Aristóteles especialmente), y una
renovación del pensamiento metafísico, cultivo por lo que se ha
llamado la “filosofía perenne” (cuya expresión más profunda se

101
encuentra en Santo Tomás de Aquino), que defiende el valor
permanente y definitivo de las tesis básicas de la metafísica52.

2.5 Filosofía Latinoamericana

La filosofía latinoamericana se caracterizó siempre por su


subordinación a intereses religiosos y políticos y por su profundo
significado social, sin embargo, lejos está el día en que todos tengan
igualdad de oportunidades y desarrollo personal.

Es difícil para los pensadores latinoamericanos independizarse


tanto de la influencia colonial como del pasado indígena y emerger con
un pensamiento propio fruto de una identidad firme y auténtica.
La filosofía latinoamericana necesita descubrir su verdadero
Ser, sin dejar de lado su historia ni sus antepasados, porque sería como
renegar de los propios padres, teniendo en cuenta especialmente su
realidad cotidiana, su ambiente natural, la aceptación del potencial
humano y sus condiciones y la elaboración de un proyecto participativo
auténtico.

Ninguna filosofía surgió de la nada, todas emergieron como

52
Sobre las diversas posturas mencionadas puede verse, p. ej.: I. M. BOCHENSEKI. La
filosofía actual. FCE, México 1969; R. VERNEAUX. Historia de la filosofía
contemporánea, Herder, Barcelona 1971.

102
una continuidad o por oposición a notables pensamientos anteriores;
sin embargo, lograron notoriedad por el aporte que significaron o por
la crítica oportuna que daba lugar a nuevos modos de pensar.

Los griegos elaboraron su filosofía a partir de situaciones


políticas oscuras e influenciados por la mitología de antiguas culturas.
Su trabajo era un intento de comprender la realidad en que vivían y la
búsqueda de formas ideales de organización social, metas que la
humanidad todavía no ha alcanzado.

El pensamiento griego influyó ampliamente en Occidente, que


hasta nuestros días se rige por el modelo de cultura greco-romana.

La población nativa latinoamericana fue diezmada y despojada


de su cultura, aunque todavía permanecen vivos antiguos vestigios de
sus antiguas tradiciones mezcladas con las creencias religiosas de sus
invasores y arcaicos rituales africanos de la población esclava.

Pero la población colonizadora e inmigrante también forma


parte de latinoamérica, con su bagage de tradiciones, religiones y
culturas diferentes.

Los latinoamericanos para tener una identidad propia tienen


que hacerse las mismas preguntas que se tiene que hacer un

103
adolescente cuando deja atrás la infancia: ¿quién soy, dónde estoy y
hacia dónde voy?; porque el comportamiento del hombre
latinoamericano expresa la ambivalencia de su propio pasado y la
ambigüedad de su cultura.

Con respecto al resto del mundo se siente marginado, como


todo el que no tiene muy claros sus orígenes pero que desea
desesperadamente pertenecer a un grupo.

Esa necesidad de Ser lo que Es, lo lleva a adoptar modos de ser


de otras culturas, con un origen, un pasado y una historia diferente.

El hombre latinoamericano, como un adolescente, quiere


parecerse para poder diferenciarse.

El mundo latinoamericano se caracteriza por las riquezas de sus


tierras y por la pobreza del hombre. La abundancia que falsamente nos
enorgullece, no exige ningún esfuerzo, se puede obtener el sustento
casi sin estirar la mano y también muchos se pueden morir de hambre.

Sin saberlo vivimos en un paraíso que puede transformarse en


un infierno y que permanece en buena parte sin explorar; a la espera
que el hombre nuevo se ponga en marcha y se atreva a ser adulto y
dueño de su destino; porque los problemas son más sociales y morales

104
que económicos.

Dejemos atrás la adolescencia y seamos adultos


comprometiéndonos con un proyecto que permita a todos acceder a la
educación, para terminar de una vez por todas con los excluidos de
siempre, que son los que todavía tienen que luchar para hacerse un
lugar.

Latinoamérica necesita unirse en una sola forma de pensar que


permita al hombre desarrollarse en plenitud y vivir en paz.

2.6 Filosofía Ecuatoriana

¿Cuándo ha estado en auge la Filosofía en nuestro país?


¿Verdaderamente hay una filosofía latinoamericana,
ecuatoriana? Sabemos de cierta forma que Latinoamérica se ha
pensado desde el dominocentrismo europeo, habiendo así, una
europeización de América a manos de los criollos y la aristocracia
latinoamericana.

¿Cuándo puede pensarse en una Filosofía Latinoamericana?


Indudablemente con un Domingo Faustino Sarmiento y su obra
magistral “Facundo, Civilización y Barbarie” o por otro lado Juan
Bautista Alberdi y su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”,

105
que no tuvo mucha acogida, como la mayoría de obras de importantes

pensadores mientras con vida están. Ambos autores argentinos. Y no

es para menos, Argentina fue la puerta de entrada de toda la filosofía


europea, mientras que aquí –Ecuador- las luchas incesantes eran por
poder y dinero, hasta la fecha actual.

La Filosofía en nuestra región, siempre ha querido plantearse a


partir del indigenismo –y lo andino en general-, y ahora ha tomado más

fuerza lo indígena pero a manera de folclor y patrimonio. Nos

pensamos como víctimas de la europeización, para edificar todo un


sistema social y político, cuando ya es hora de dejar esa posición
ridícula de víctimas y asumir la responsabilidad que aquella dominación

que tiene su clímax en el neocolonialismo, llega a manos también de

las mismas oligarquías locales.

La posición ideológica vigente posee una Filosofía propia, que


es la que se quiere inculcar y en resumidas cuentas, sirve para

alimentar un proyecto político local. De esta manera es como se

cambian las mallas curriculares del sistema educativo secundario, la


Filosofía desaparece del pensum; la Filosofía y cualquier materia que se

le parezca. Los textos tienen que seguir una estandarización que va

regida por un Ministerio, impartiéndose ahí una ideología propia. Es

106
una quema de libros simbólica, cuando por ejemplo se puede

mencionar que para Castoriadis, la Filosofía como tal es política. No

hablo de Filosofía Política, sino que por antonomasia lo es. Esta idea

convierte directamente el pensamiento en acción y ejecución. Pero hay

un pensamiento previo, una idea, un libre pensar que solamente está


en la Filosofía, y eso para un régimen puede ser peligroso por el mismo

hecho que pueda convertirse en acción. Así, no superamos a un

Foucault marxista que dice que la lucha de clases, solo es una lucha por

el poder. Se trata de una quema de libros, en medida que la Filosofía

misma se trata del disenso, en términos rancerianos.

Por otro lado, aunque cuento viejo, la Filosofía en las


universidades no existe, a duras penas se encuentra una materia en
carreras enteras. En las facultades de Filosofía, se hacen profesores,
psicólogos o pedagogos, pero no existe una carrera llamada “Filosofía”
como tal. Se les ha dado mayor importancia a las carreras técnicas,
apostando en la rentabilidad social y económica.

Se cree infantilmente en el progreso y que este se puede lograr


solamente con el tecnicismo y la maquinización del hombre, en una
suerte de instrumentalización de este: ¿De qué sirve un
filósofo? Contesto con otra pregunta ¿De qué sirve un ejército de

107
técnicos trabajando en un régimen prepotente? Implicaría esto la
maquinización del hombre, sin su espacio para pensar… para la
Filosofía y su praxis, más que solo la ya inyectada
ideológicamente. Inyectada, de la misma forma como se le aplica el
suero a un enfermo que no tiene la más mínima voluntad de replicar y
solo desea salvar su vida, en manos de una enfermera.

Pensar implicaría, someterse a sí mismo a crítica en detrimento


al libre pensamiento crítico de la realidad en donde se
desenvuelve. Porque el pensar es crítico, independientemente si esté
de acuerdo o no con su entorno inmediato. Pero hay que decir, que
donde se desenvuelva el sujeto, siempre va a querer ser sometido por
ciertos dispositivos de poder (comunicacionales, políticos, salúbricos,
entre otros), por lo tanto, someterlo a que esté de acuerdo. ¿Qué
puede decir un ecuatoriano sobre la muerte? ¿Sobre la felicidad?
¿Sobre el amor? ¿Sobre el poder? Entre otras preguntas,
probablemente responderán tonterías, quizás desde la religión, o peor,
desde el discurso político.

Los proyectos políticos siempre tendrán sus razones filosóficas


para ejecutarse. No importa la tendencia, pero serán coercitivas. Así
como el “progreso” puede estar justificado con las más grandes
atrocidades, las mismas que se critican desde el régimen actual, pero
que se patrocinan. La Filosofía significa -la libertad de pensar-, pero eso

108
en la estructura donde vivimos se evita y hasta se repudia, siendo este
un ejemplo de atrocidad del siglo XXI; en el siglo pasado en
Latinoamérica desaparecían a la gente y ahora, bueno esto. Freud diría:
“estamos avanzando como sociedad”.

Lo social es necesariamente un antagonismo, un conflicto. La política


dirá Rancière, es el desacuerdo. Solo así se puede construir historia, no
a través de una imposición ideológica basada en un discurso
unidireccional y apabullante, que podría ser sometido a discusión y
acción si hubiera espacio para la Filosofía, para el disenso.

Llegamos necesariamente a cuestionarnos sobre la ontología


del ecuatoriano. El ser, la existencia de este, su muerte, su felicidad,
entre otros… se manifiesta en el libre pensar y en su libre hacer. Se
pensaba antes que en la Universidad se debían crear a los libres
pensadores, pero eso quedó nada más en bocetos de unicornios. La
tachadura de este ser –libre pensador y hacedor de su existencia- lo
traduzco como un exterminio subjetivo del sujeto. Lo que aquí se
requiere es nada más que, ciudadanos que estén de acuerdo con el
proyecto político y que contribuyan a un supuesto bien social. Puedo
ver que el fin de la Filosofía, es el fin del sujeto.

109
2.7 Mujeres filósofas

Marie Le Jars de Gournay (1565-1645), mujer culta y


ampliamente respetada en su tiempo (aunque más tarde fuera
olvidada), gran seguidora de los escritos de Montaigne, aseguraba en
su obra Sobre la igualdad de hombres y mujeres que “estrictamente
hablando, el ser humano no es ni masculino ni femenino: los sexos
distintos no están ahí para establecer y señalar una diferencia, sino que
sirven solamente para la reproducción. La única característica esencial
radica en el alma dotada de inteligencia”. Marie decidió permanecer
soltera y, producto de su gran cultura y tesón para el estudio, fue
artífice de uno de los salones franceses más eminentes en el que se
reunían intelectuales de diverso calado donde se hablaba sobre
literatura, política o filosofía. El mismísimo cardenal Richelieu fue un
confeso admirador de Marie.

Apoyándose en algunas tesis del mencionado Montaigne (que


llegó a tratar a nuestra protagonista como a una “hija adoptiva
espiritual”), De Gournay centró su pensamiento en la reflexión sobre la
muerte y en la necesidad de imprimir un sentido a nuestra vida. Pero,
sobre todo, puso sobre el tapete la cuestión del género al afirmar que
si bien hombre y mujer se diferencian físicamente, en su interior, sin
embargo, albergan una característica idéntica: poseen un alma. Y es

110
que no dudó en denunciar que si las mujeres no alcanzaban puestos
más destacados en el panorama cultural de la Francia que le tocó en
suerte vivir, era debido a la carencia de posibilidades para formarse.
Por esta razón, nunca dejó de animar a sus amigas y conocidas, a
través de sus libros y en las reuniones que ella misma organizaba, a
emplear su intelecto y a adquirir el aprendizaje necesario para situarse
al mismo nivel intelectual que los hombres para, con el tiempo,
demostrar la igualdad de los sexos a este respecto. En un breve texto
titulado Quejas de las mujeres, harta de las falsas acusaciones que
sobre ella se cernían (brujería, prostitución, demencia, “vieja
solterona”, etc.) llegó a escribir que “más de uno dice treinta tonterías
y todavía triunfa, por su barba o por el orgullo de sus supuestas
capacidades”.

Como explica el profesor mexicano Marco Arturo Toscano


Medina, cuando la historia de la filosofía se ha hecho cargo de la mujer
(aunque haya sido colateral y parcialmente), “da la impresión que se
ocupa de una realidad que no es completamente humana”. Si tenemos
en cuenta que la filosofía responde a la universal y perentoria
necesidad humana de dar solución a los grandes interrogantes de la
existencia, es difícil entender cómo hay quien ha intentado hacer de
esta disciplina un campo destinado exclusivamente a los hombres. El
problema es que, cada vez que las mujeres han intentado hacerse un
hueco en la filosofía, prosigue Toscano Medina, han sido “condenadas

111
a ser y existir en un mundo construido por el varón”, por lo que
escapar de los fuertes prejuicios arraigados en la sociedad en cuestión
ha supuesto un esfuerzo en ocasiones insuperable.

Immanuel Kant, por ejemplo, inmerso de lleno en el complejo


contexto de la Ilustración, declaró en una clase del curso 1790–1791
que “las mujeres son siempre niños grandes, es decir, no se fijan nunca
un objetivo, sino que se dejan caer ahora aquí, ahora allá, pero no
contemplan objetivos importantes; esto último es tarea del hombre”.
En aquella misma época, sin embargo, en la que el acceso de las
mujeres a la cultura seguía sujeto casi por completo a la condición de
que sus familias ostentaran un alto nivel económico, o que se
decantaran por la vía religiosa de un monasterio, existían auténticas
filósofas que se vieron condenadas a vivir bajo la sombra de las
grandes figuras masculinas como el propio Kant, Fichte, Schelling o
Hegel, entre otros ejemplos.

 Libertad, igualdad y fraternidad... para ellos

Es el caso de Olympe de Gouges (1748–1793), autora de la


primera declaración de los derechos de la mujer en 1791. En ella
acusaba a la Asamblea Nacional de París de haber publicado una
Constitución dirigida en exclusiva a los “hombres y ciudadanos”, en la
que quedaban excluidas las mujeres.

112
Después de un matrimonio forzado con un viejo empresario, y
tras quedar viuda, adujo sin temor que el casamiento supone “la
tumba de la confianza y el amor”. En sus escritos, que tuvieron gran
repercusión, trataba diversos temas (la religión, el matrimonio, el
celibato, la sociedad, etc.). A pesar de que la revolución fuera acogida
como un soplo de aire fresco por gran parte del pueblo francés frente a
los abusos del Antiguo Régimen, bajo el estandarte del famoso lema
revolucionario Libertad, igualdad, fraternidad, Olympe de Gouges
pensaba que la situación de las mujeres, a pesar de todo, no había
cambiado ni un ápice. Con una voluntad férrea, reclamó un trato de
igualdad en cualquier aspecto para hombres y mujeres. Lo importante,
pensaba, no es demostrar que la naturaleza de ambos sexos no
difieren en lo esencial, sino obligar al Estado a que la ley les sea
aplicada de igual forma: los derechos no son un privilegio que puedan
dispensarse aleatoriamente. En su Declaración de los derechos de la
mujer y de la ciudadana, Olympe llamaba la atención a sus compañeras
de esta forma: “Mujer, ¡despierta! La campana que toca la razón
resuena por todo el universo; ¡conoce tus derechos! El reino poderoso
de la naturaleza ya no está rodeado de prejuicios, fanatismo,
escepticismo y mentiras. Solo la ley tiene derecho a poner límites a
esta libertad cuando degenera caprichosamente, pero debe ser igual
para todo el mundo”. El punto clave de la libertad, aseguraba la
enérgica Olympe, reside en que la sociedad admita que cualquier

113
ciudadano, sea cual sea su condición o su sexo, pueda progresar sin
impedimentos artificiales mediante la libre ejercitación de sus
capacidades. Olympe de Gouges murió ejecutada en defensa de esa
misma libertad, tras oponerse frontalmente a la represión jacobina que
por aquel entonces comandaban Marat y Roberspierre. La acusación
del tribunal revolucionario: reaccionaria.

 Contra el silencio

Si viajamos por un momento hasta la actualidad descubrimos,


tras la aparición de los grandes grupos feministas del siglo XX, que lo
que llamamos “masculinidad” y “feminidad” no son notas esenciales de
la naturaleza humana, como pensaban Kant, Rousseau o
Schopenhauer, sino constructos sociales o culturales que pueden ser
modificados con el esfuerzo de una sociedad. Aquella expulsión
premeditada de las mujeres del mundo de la cultura, afirma la
profesora Rubí de María Gómez, “se expresa como omisión histórica
que ha borrado los rastros dejados por mujeres. Afirmarse como mujer
no significa dejar de ser parte de la humanidad”. Desde muy pronto, en
mitos difíciles de fechar, el Sol fue identificado con el varón, junto a las
características de la fuerza, la actividad y la responsabilidad, mientras
que a la mujer se le adscribían notas más oscuras (Luna), como la falta
de creatividad o la irracionalidad. Hasta bien entrado el siglo XX,

114
escribe María Rosa Palazón, “el principal negocio femenino fue, pues,
seducir para engendrar”.

Para evitar estridencias que pudieran afectar al tranquilo


devenir masculino de la historia de la filosofía, la estrategia a seguir fue
clara: silenciar el ejercicio intelectual de las mujeres. “Ha llegado el
momento –continúa Palazón– de no seguir esgrimiendo la igualdad
abstracta, inmersa en los marcos teóricos y la praxis en uso. Poco
habremos avanzado si nuestro único objetivo es que las mujeres
ocupen los oficios y los puestos de mando antes reservados para los
hombres, respetando el mismo estatus opresor, injusto, enajenante y
enajenado”.

Ya en el siglo XIX existieron algunas mujeres que, tras la


aventura ilustrada en la que la filosofía prosiguió su recorrido
eminentemente masculino, fueron conscientes de su condición y
decidieron tomar parte activa en ella a través de la política y la
filosofía. Hedwig Dohm (1831–1919), que vivió cerca y conoció de
primera mano la élite intelectual de Berlín, fue una de ellas. Es
necesario que se escriba menos teoría sobre las mujeres; ya era hora
de que los postulados que quedaban expuestos en los libros se
pusieran en práctica: lo relevante es examinar la vida cotidiana de
cualquier mujer para darse cuenta de que su situación no es
comparable a la de los hombres.

115
 La conquista del voto

El período de la Ilustración no debía pasar en balde. Sus


principios debían aplicarse sin excepción a todos los seres humanos: el
derecho a la educación solo puede ser universal, la desigualdad es
producto de la diferencia existente en el proceso de socialización entre
mujeres y hombres. Solo de este modo, a través del desarrollo
intelectual, pueden aquellas interesarse por la política e intervenir, así,
en los temas que incumben a los miembros de cualquier sociedad. Para
ello, sin embargo, era necesario el sufragio universal. A este respecto,
Dohm escribía en uno de sus tratados, titulado La naturaleza y el
derecho de las mujeres: “Exigimos el derecho al voto como nuestro
derecho. Pero ¿por qué tengo que demostrar primero que tengo este
derecho? Soy un ser humano, pienso, siento, soy ciudadana del Estado.
¿Por qué se equipara a la mujer con los idiotas y los criminales? No,
con los criminales no. Al criminal se le priva de sus derechos políticos
solo temporalmente; de modo que tan solo la mujer y el idiota
pertenecen a la misma categoría política”.

No fue hasta finales del siglo XVII cuando se publicó por vez
primera un libro bajo el título de Historia de las mujeres filósofas (en la
actualidad se puede encontrar en la editorial Herder), escrito por Gilles
Ménage y dedicado, según el autor, a “la más sabia de las mujeres

116
actuales y del pasado”: Anne Lefebvre Dacier, una intelectual francesa,
editora y traductora de clásicos griegos y latinos. Cuando Umberto Eco
echó un vistazo a la obra, explicó que, tras haber hojeado al menos tres
enciclopedias actuales sobre filosofía, no encontró ninguno de los
nombres que cita Ménage en su llamativo libro. El autor italiano
aseguró tras este análisis que “no es que no hayan existido mujeres
que filosofaran; es que los filósofos han preferido olvidarlas, tal vez
después de haberse apropiado de sus ideas”.

 Usurpando, que es mujer

Lo cierto es que Eco no andaba desencaminado. Una de las


primeras mujeres conocidas bajo el título de scientific ladies (apelativo
surgido en Inglaterra en el siglo XVII) fue Anne Finch Conway (1631–
1679), quien, a pesar de sus achaques crónicos de migraña y de las
dificultades económicas familiares, se dedicó fervientemente al
estudio. Solo se conserva uno de sus escritos: Principios de la más
antigua y más moderna filosofía, donde presenta la naturaleza (en
oposición al sistema de Descartes) como un gigantesco organismo vivo,
y no como una inerte máquina. Todos los cuerpos están repletos de
vida, de manera que la oposición cartesiana de cuerpo y alma es, a ojos
de Anne, innecesaria y superflua. El cuerpo es una suerte de espíritu
concentrado, mientras que el espíritu, a su vez, es un cuerpo etéreo.
Llamativamente, Conway llamó a cada una de estas sustancias vivas

117
que pueblan el universo y que actúan en la naturaleza de un modo que
resulta muy familiar: “mónadas”, cada una de las cuales son
indivisibles, y que, además, encierran en su totalidad la complejidad
del mundo. Sin embargo, el concepto de mónada ha pasado a la
historia de la filosofía como un concepto propio del sistema de Leibniz,
quien no tuvo reparos en explicar en distintos lugares de su obra que
las ideas de Conway le habían influenciado hondamente.

 La extraña pareja... igualitaria

Otro ejemplo del influjo que las mujeres han tenido en la


historia de la filosofía es el de Harriet Hardy Taylor Mill (1807–1858),
esposa de uno de los pensadores más estudiados en las facultades de
Humanidades y Ciencias Económicas, John Stuart Mill. Este,
concienciado de la injusta situación que vivían las mujeres casadas,
renunció a todos los derechos que el contrato matrimonial le otorgaba
sobre Harriet. Ambos se influyeron mutuamente y de su trabajo
conjunto emanaron algunas de las tesis más importantes del
pragmatismo de John: todos los seres humanos albergan el mismo
derecho a su realización personal para, así, obtener la felicidad; la
lucha por la igualdad y la emancipación de las mujeres; el derecho de
autodeterminación, etc. En uno de los escritos de Harriet leemos: “Por
qué cada mujer tiene que ser mero accesorio de un hombre, sin que se
le permita tener intereses propios: la única razón que se puede dar es

118
que así lo quieren los hombres. Los que tienen el poder consiguen que
los súbditos consideren durante mucho tiempo como sus virtudes
apropiadas aquellas cualidades y aquella conducta que agradan a los
gobernantes”.

 El camino por andar

Aunque hemos repasado solo algunos de los ejemplos menos


conocidos, es indudable que el campo de la filosofía realizada por
mujeres está repleto de ejemplos aún por descubrir esperando a que
alguien les dé voz. A modo de homenaje y como invitación para la
investigación de los lectores de Filosofía Hoy, también debemos
mencionar por su importancia a Hipatia, Diotima, Fintis, Marguerite
Porète, Christine de Pizan, Teresa de Ávila, Margaret Cavendish, Emily
Dickinson, Rosa Mayreder, Rosa Luxemburgo, Alexandra Kollontai, Lou
Andreas-Salomé, Simone Weil, Indira Gandhi, Simone de Beauvoir,
Sarah Kofman, Natalia Ginzburg, Victoria Camps o Martha Nussbaum,
sin olvidar a aquellas que, con la ayuda de la literatura, hicieron del
mundo un lugar más habitable, como las hermanas Brönte, Safo, Jane
Austen, Gabriela Mistral, Flora Tristán, George Sand, Ana María Matute
o Virgina Woolf. Y es que “un día existirá la muchacha y la mujer cuyo
nombre no signifique meramente una oposición a lo masculino, sino
algo por sí, algo que no se piense como un "completamiento" y un
límite, sino solo vida y existencia: la persona femenina”.

119
ESQUEMA
UNIDAD 1

120
ACTIVIDAD DE LA PRIMERA UNIDAD

121
UNIDAD 2

El problema antropológico y el
problema epistemológico.

OBJETIVO

122
1. ¿Qué es la Antropología?

La Antropología es una ciencia muy amplia que se encarga de


estudiar al hombre. Pero vamos a centrar nuestro estudio en una de
sus partes, la Antropología Filosófica.

La Antropología Filosófica es el conocimiento del hombre a la


luz de la filosofía. Ésta intenta comprender al hombre superando los
límites de las ciencias, dando respuestas de su origen, esencia y
considerándolo en alma-cuerpo. Una pregunta fundamental que se
hace la antropología es: ¿Quién es el hombre? Y a su vez también se
cuestiona por la naturaleza de su ser, lo que lo diferencia del resto de
los seres, entre otras cosas.

En este libro no pretendo dar una definición concreta del


hombre, sino revisar las definiciones más clásicas de filósofos
destacados en esta área de estudio filosófico.

1.1 Concepciones sobre el hombre, dualismo antropológico

 Filosofía antigua
 Sócrates (filosofo ateniense del S. V a. C.)

Es el iniciador de este periodo. Sus enseñanzas hicieron

123
hincapié en aspectos como: la virtud, el amor, la justicia y el
conocimiento de uno mismo. Su misión era tratar de persuadir a los
hombres para que cuidaran su alma, que era lo más noble, y también
de incentivarlos a que obtengan virtudes y a que sean personas sabias.

Él dice que el hombre está compuesto entre el cuerpo (soma) y


alma (psiché), dentro de nosotros se encuentra el alma pero esta no
puede ser captada por los sentidos.

El alma es lo que distingue al hombre del resto de los seres, y


también dice que existe una naturaleza humana, con valores éticos
universales que funcionan como guías para orientar la conducta del
hombre. Plantea que el saber actuar de forma correcta constituye
nuestra naturaleza, y cree que el vicio es el es producto de la
ignorancia, que ninguna persona desea el mal por ello sostiene que la
virtud es conocimiento, y que las personas que conocen el bien,
actuaran de forma justa. Lo virtuoso es lo que perfecciona el alma.

Sócrates distingue al hombre, ya que él es el único ser capaz de


dar una respuesta racional a cualquier pregunta racional sobre sí
mismo.

" A lo largo de mi camino no hago otra cosa que persuadiros,


de que no es el cuerpo de lo que debéis preocuparos ni de las riquezas

124
ni de ninguna otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se
convierta en óptima y virtuosísima"

 Platón (filosofo ateniense del S. V a. C.)

Continúa con el pensamiento de Sócrates, con la diferencia de


que Platón va a presentar un dualismo en el que se encuentran dos
principios opuestos el alma y el cuerpo, que considera al cuerpo como
una cárcel que encierra al alma y representante de nuestra
materialidad que nos situa como algo mas en el mundo sensible,
mientras que el alma pertenece al mundo inteligible y es el autentico y
verdadero hombre

Al ser el cuerpo una cárcel, Platón decía que este llevaba a


nuestra alma a la extrañeza de lo material, impidiéndole la
contemplación de las ideas, por ello el filósofo no le teme a la muerte,
porque con esta el alma se libera del cuerpo, ya que el hombre ideal
para Platón es una pura inteligencia desligada de toda carnalidad.

Para Platón el alma es inmortal y lo demuestra con los


siguientes argumentos:

El alma recuerda las Ideas tenidas anteriormente, luego es


capaz de pasar de un estado a otro. Lo natural es que vuelva al estado

125
que tuvo anteriormente y pase de la existencia terrena a la pura
contemplación del Mundo de las Ideas. La existencia del alma va más
allá de la existencia terrena.

El alma es simple, y sólo se corrompe aquello que se compone


de partes. Como lo simple no se puede corromper, tampoco puede
morir, es inmortal.

Alma quiere decir vida, principio de movimiento; pero este


movimiento proviene de su propia naturaleza; luego siempre tendrá
vida, es inmortal.

División tripartita del alma.

Platón establece una división tripartita del alma en la cual a


cada tipo de alma le pertenecen características esenciales propias:

El alma superior, es la más significativa del hombre siendo la


característica propia y exclusiva del él, es la racional que inspira a saber
la verdad, el conocimiento, se sitúa en la cabeza y es inmortal, en ella
se encuentran virtudes tales como la sabiduría, y la prudencia. Luego
encontramos dos almas mas, lairascible y la concupiscible o apetitiva,
ambas son mortales y se encuentran respectivamente en el tórax y el
abdomen, las virtudes que podemos hallar en ellas son la fortaleza, el

126
valor y la templanza.

Esta división le permite, por una parte, dar cuenta de ciertas


tendencias e instintos humanos y, por otra parte, jerarquizar a la
sociedad en distintas clases sociales según la naturaleza propia de cada
quién, que viene determinada por el mayor peso o predominio de un
tipo de alma u otro.
" El alma puede buscar y encontrar las ideas porque las ha
contemplado en el mundo de la verdad eterna antes de entrar al
cuerpo. En el alma permanece la huella, indeleble, de aquella
contemplación originaria".

 Aristóteles (filosofo nacido en Estagira S. IV a. C.)

Si bien es discípulo de Platón, este filósofo no está de acuerdo


con algunos conceptos de él, da un giro en los pensamientos sobre el
hombre, manteniendo una filosofía perfectamente realista.

Intenta reconstruir la unidad que Platón rompió al separar


nuestro ser en dos substancias completamente distintas e
irreconciliables.

Aristóteles concibe al ser humano de acuerdo con su teoría de


la sustancia, es decir, que no es posible la existencia de formas

127
separadas: la sustancia es un compuesto de materia y forma, y estas no
se pueden disolver.

Este filósofo considera al alma como la forma del cuerpo


(materia), indisolublemente ligada a él. También la acepta como un
principio vital, ya que todos los seres vivos, tanto animales como
vegetales, están dotados de alma.

Coincidirá con Platón, en la concepción de que el hombre es un


compuesto de alma y cuerpo; pero se separará de Platón al concebir
esa unión no como accidental, sino como sustancial. Es decir que no
existe el alma por un lado y el cuerpo por otro lado, sino que ambos
existen exclusivamente en la sustancia "hombre", la distinción entre
alma y cuerpo es real, pero sólo puede ser pensada. Tampoco estará de
acuerdo con Platón cuando este dice que el alma es inmortal, ya que
para Aristóteles no es posible que subsistan las formas separadamente
de la materia. Cuando el hombre muere se produce un cambio
sustancial y eso supone la pérdida de una forma y la adquisición de
otra por parte de la sustancia "hombre": la forma que se pierde es la
de "ser vivo" (lo que equivale a decir "ser animado"), y la forma que se
adquiere es la de "cadáver" (lo que equivale a decir "ser inanimado").

Las funciones del alma

128
Aristóteles tampoco estará de acuerdo con la concepción
tripartita del alma planteada por Platón, ya que este filósofo dice que
el alma no tiene partes, ella es única y tampoco se encuentra en un
lugar determinado ya que no es un cuerpo ni forma parte de el, sino
que es una función del mismo.

Lo que si establecerá es una jerarquía en los seres vivos


producida por la heterogeneidad de las funciones vitales que realizan,
ya que no todos los seres vivos tienen las mismas capacidades ni
realizan las mismas funciones. Por lo tanto Aristóteles realizo
diferentes niveles de operatividad y funcionalidad donde se establece
una diferencia en las funciones del alma con respecto a los seres que la
poseen.

En el primer nivel jerárquico encontramos la función


vegetativa, esta ejerce las funciones de asimilación y de reproducción,
este tipo de alma la podemos encontrar en las plantas por lo tanto es la
encargada de las funciones propias del mantenimiento de la vida, en lo
que podríamos considerar su escala más baja, ya que son ajenas a ella
todas las funciones sensitivas así como el control del movimiento local.
Dado que estas funciones vitales son comunes a todos los seres vivos
todos han de poseer un tipo de alma capaz de realizarlas.

En el segundo nivel jerárquico encontramos la función sensitiva

129
superior a la vegetativa, ya que además de estar capacitada con la
función de nutrición, también controla la percepción sensible, el deseo
y el movimiento local. Dice que este tipo de alma es propia de los
animales ya que les permite disponer de las sensaciones necesarias
para garantizar su supervivencia

En el tercer y último nivel, se encuentra la funciónpensante, es


la superior a las anteriores ya que además de tener la capacidad
vegetativa, sensitiva también es capaz de ejercer funciones
intelectivas. Por esto decimos que es el tipo de alma propia del
hombre. Las funciones intelectivas son el conocimiento de la verdad en
sí misma (la capacidad del conocimiento científico), y el conocimiento
de la verdad con fines prácticos (la capacidad deliberativa). Para
Aristóteles el alma no es solo el principio vital, sino que, al igual que
Platón, dice que es también el principio del conocimiento. . De hecho,
Aristóteles definirá el hombre como animal racional, atendiendo
precisamente al tipo de alma que le es propia; aunque en la Política lo
defina, atendiendo también a las características de su naturaleza, como
animal social o "político".

Los seres vivos están organizados en una jerarquía que se


corresponde con sus funciones anímicas:

1. El reino vegetal posee sólo la función nutritiva

130
2. El reino animal (excepto el hombre) posee las funciones
nutritivas y sensitivas.
3. El hombre posee las tres funciones: nutritiva, sensitiva y
pensante. Es ésta última la que le caracteriza esencialmente
como hombre.

 Filosofía medieval

 Santo Tomás de Aquino (Filósofo Italiano 1225-1247)

Este filósofo asume la teoría de Aristóteles en la que decía que


el hombre está formado por materia y forma y su relación es
substancial, es decir: ambas son necesarias para constituir la sustancia
humana, también afirmaría que estos componentes no son
absolutamente separables ya que el alma necesita del cuerpo para
realizar todas las funciones de la actividad vegetativa, sensitiva y
pensante y decía que esta única alma seria la que regula todas las
funciones del hombre y determina su corporeidad. Por otra parte él
está seguro que Platón ofrece una solución que está de acuerdo
sustancialmente con la fe, pero lo encuentra defectuosa desde el
punto de vista filosófico.

Afirma la unidad hilemórfica del ser humano, que constituye


una unidad en la que existe una única forma sustancial, el alma

131
racional, que informa inmediata y directamente a la materia prima
constituyendo el compuesto "hombre".

Continua concibiendo al alma como principio vital y de


conocimiento, pero rechaza la interpretación de Platón, donde le
atribuye al alma, y no al ser humano, esas funciones vitales y
cognoscitivas, mientras que la interpretación hilemórfica (materia -
forma) de Santo Tomás le llevará a atribuir esas funciones al "hombre":
es el ser humano, el individuo, el que vive y conoce, el que razona y
entiende, el que imagina y siente. Todo ello es imposible sin tener un
cuerpo, por lo que éste ha de pertenecer al "hombre" con el mismo
derecho que le pertenece el alma.

Dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, Santo


Tomás afirmará que en ella existen ciertas facultades que le
pertenecen como tal, y que no dependen para nada de su relación con
el cuerpo. Otras pertenecen al compuesto "hombre" y no pueden ser
ejercidas sin el cuerpo. La facultad de su potencia del alma puede ser
clasificadas en tres grupos jerárquicamente relacionados: las facultades
o potencias vegetativas, las sensitivas y las racionales. Aquí
encontramos una clasificación similar a la de Aristóteles, pero esta no
se trata sobre tres tipos de alma, sino de tres facultades o potencias de
la misma alma racional.

132
Entre algunos motivos más sobre la inmortalidad del alma,
según Santo Tomás, podemos destacar lo siguiente:

Al hombre, el alma, lo hace un ser con conciencia y esto es lo


que lo diferencia de los animales.

Siendo capaz de poseer esta conciencia, también es capaz de


tomar decisiones libres y voluntarias sobre su vida.

 Filosofía moderna
 Descartes (filosofo francés SXVII)

Este filósofo crea una corriente denominada Racionalismo, que


decía que el hombre no se podía mover solamente por impulsos, por lo
que tenía que ser un ser con pensamientos, de aquí viene Racionalismo
= razón. Esta corriente afirma que el conocimiento solo llega a través
de la razón.

Descartes intento aplicar a la filosofía los conocimientos


racionales de la ciencia y en concreto, de las matemáticas.

El único conocimiento seguro a partir del cual comenzó sus


investigaciones lo expresó en la famosa sentencia: Cogito, ergo sum,
"Pienso, luego existo". Partiendo del principio de que la clara

133
consciencia del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la
existencia de Dios.

Sostiene el dualismo alma cuerpo planteado por Aristóteles,


también comparte la definición de sustancia de otros racionalistas: la
sustancia es aquello que existe por sí mismo y no necesita de otra
realidad para existir, y la divide en dos partes, por un lado esta la
sustancia pensante (Res Cogitam) o la inteligencia, y por el otro lado
encontramos la sustancia extensa (Res Extensa).

Antes, la filosofía, había estado dominada por el método


escolástico que consistía en comparar y contrastar las opiniones de las
autoridades reconocidas. Descartes rechazo este sistema y estableció:
"En nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos
ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una certidumbre
similar a las de las demostraciones de la aritmética y la geometría". Por
esta razón determino no creer en ninguna razón hasta haber
establecido las razones para creerla, a esto se lo denomino duda
metódica.

 Kant (filósofo alemán S XVIII)

Kant intentó elaborar una antropología de índole práctica,


haciendo ver que el hombre es un existente diverso de los demás en su

134
valor, su dignidad y su condición de persona, y que a estas
características debe corresponder un comportamiento adecuado.

También nació la " revolución copernicana" que consistía en la


suplantación del ser (objeto) por el pensar (sujeto). El pensar es la
clave para dar razón del hombre mismo.

Este filósofo observara que pese al enfrentamiento entre el


racionalismo (planteado por Descartes) y el empirismo, que postula
que el único conocimiento legítimo es el que proviene de la
experiencia, surgirá una coincidencia en la cual va a incidir
fundamentalmente su crítica: racionalismo y empirismo son dos formas
de Realismo

El Realismo es una teoría que sostiene que para el acto de


conocer lo determinante es el objeto.

Para que sea posible el conocimiento es necesaria una


estructura de nuestra razón, la cual es independiente de la experiencia.
Un material modelable, al cual la estructura de la razón elaborará. La
intuición sin conceptos no da el conocimiento ya que todo
pensamiento sin contenido es vació y estas se considera que son
ciegas.

135
En la " Introducción a la Lógica" Kant dice que el campo de la
filosofía se encierra en las siguientes cuestiones:

1. ¿Qué cosa podemos saber?


2. ¿Qué cosa debemos hacer?
3. ¿Qué cosa podemos esperar?
4. ¿Qué cosa es el hombre?

La primera pregunta se refiere a la metafísica, la segunda a la


ética, la tercera a la religión, la cuarta a la antropología. Las primeras se
pueden reducir a la última cuestión, en cuanto todo se fundamenta
sobre el hombre.

 Filosofía contemporánea
 Nietszche (filosofo alemán, 1844-1900)

A diferencia de muchos filósofos antes vistos, Nietzsche no


concibe a la antropología como dualista, es decir, para este filósofo el
hombre no está compuesto de cuerpo y alma. Propone básicamente a
un hombre que debe ser creativo, debe crear sus propios valores,
hacerle frente a la cultura y a la sociedad. Ya que para este filósofo el
hombre es pensado como un ser mediocre, miserable, incapaz de
grandes valores. Un ser defectuoso y enfermo, que se niega a
evolucionar, a abandonar los errores de la cultura occidental, sin ser

136
consciente de que se vence a sí mismo mediante la superación.

Surge " La idea del superhombre" en la que el hombre no es


solo un puente para llegar a él, sino que este tendrá nuevas virtudes,
valores. El hombre superior no cree en la igualdad y dice si a las
jerarquías, él cree que la igualdad solo lleva a una moral de esclavos.
En el primer discurso de Zaratrusta (una de sus obras) expone 3
metamorfosis del espíritu: Cómo el espíritu se convierte en camello,
cómo el camello se convierte en león, y como el león se convierte en
niño. El camello representa a las personas que se contengan a
obedecer ciegamente, el león representa al gran quien tiene necesidad
de convertirse en niño, es decir, de poder llegar a superar su
autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y crear una nueva
tabla de valores.

Características del superhombre.

A partir del tercer estado (niño), es cuando empieza a aparecer


el superhombre que da lugar a la nueva humanidad libre y creadora.
Encontramos diferentes características:

o Ansia de vivir: el superhombre se preocupa más allá de


todo, de la vida. En cuanto a las virtudes, ama a la fuerza
física, la rebeldía de las personas fuertes y poderosas, y en

137
particular, valora a la vida corporal, es decir, la salud, el
placer, las pasiones, la victoria, el éxito.
o Superación: superación de la moral tradicional occidental
cristiana, el hombre no está sometido a ningún precepto
moral ya que se sitúa por encima del bien y del mal. El
superhombre es la máxima posibilidad del ser humano.
o Valores: no solo los valores han sido cambiados sino que
también la forma de valorar. El superhombre se ríe de los
valores tradicionales y rompe con la jerarquía de valores.
o Tierra: vive la fidelidad a la tierra, lejos de la consecuencia
metafísica de los filósofos, lejos de la idea de Dios. Es fiel a
lo terreno, a lo que pisa, olvidando las composiciones
espirituales.
o Poder: Se deja llevar por el deseo de dominar y de no ser
dominado, es decir, esclavo. el superhombre vive la
voluntad de poder, que es la consecuencia de las ansias de
vivir.
o Retorno: el superhombre vive el eterno retorno. Querer el
futuro es volver a querer el pasado, todo ya ha existido.

La nueva visión del hombre.

El hombre es un ser miserable: porque desprecia la tierra, el


cuerpo, el instinto; es un ser a medio hacer entre la bestia y el

138
superhombre. Es un paso intermedio entre la animalidad y la
superhumanidad.

El hombre es un animal defectuoso: es el único animal del


universo que aún no ha llegado a consolidarse. Corre un riesgo: o
vencer al hombre mediante la superación o volver a la animalidad
primitiva.

El hombre es algo intermedio: es algo sin terminar de hacerse,


es un puente tendido hacia el superhombre. El hombre tiene que
superarse, transformarse en el superhombre. No es estático, inmóvil,
está dotado de una enorme capacidad creadora.

La vida tiene una fuerza enorme, expansiva. La especie humana


está dotada de esa fuerza expansiva que tiene la vida, está en un
proceso evolutivo constante, sin terminar, que le hace ir hacia especies
superiores.

Sentido de superación: para que el hombre llegue a ser el


superhombre, tiene que superar la moral tradicional, llegar a la nueva
moral, a la que está de acuerdo con su naturaleza, no a la que va
contra ella. Este afán de superación le debe llevar a expulsar a Dios de
su interior, tiene que superar la idea de Dios: Dios ha muerto y sólo

139
En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la
vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.

Para Nietzsche, el Superhombre es el filósofo venidero tras la


muerte de Dios.

 Sartre (filósofo francés, 1905-1980)

La actividad filosófica de Sartre se vuelca hacia el


existencialismo que, a partir de la publicación de "El ser y la nada", lo
van a convertir en el principal, o al menos en el más popular y
conocido, representante del existencialismo.

Para los existencialistas lo que propiamente existe es el


hombre, no las cosas, que toman su ser en él o a través de él. El
hombre no tiene una esencia que le determine a ser o a comportarse
de una manera concreta, sino que él mismo se hace, es su propio
existir. Existir es sinónimo de hombre, esto significa que éste es
libertad y conciencia. Libertad, porque el hombre es un modo de ser
que nunca es dado de antemano, ni tampoco es puesto por algo o
alguien. Y conciencia es porque la existencia es lo que nunca es objeto,
sino aquello a partir de lo cual me refiero a lo otro que no soy yo y con
lo que me relaciono, además de conmigo mismo (autoconciencia).
Para Sartre la existencia precede a la esencia, y la hace posible, ya que

140
si no existo no puedo conquistar mi esencia ni dármela a través de
actos dependientes de mi.

Por ejemplo, antes de que alguien nazca, ya sabemos " a priori"


lo será. Va a ser una manifestación concreta de una esencia, en este
caso del ser humano. Desde este punto de vista, la esencia es anterior
a la existencia, porque ya antes de existir se sabe lo que algo va a ser.
La existencia, entonces, no consiste en más que en hacerse presente
una esencia determinada. La existencia de un perro, por ejemplo, no
consiste más que en manifestar una esencia o naturaleza concreta: la
de un perro.

Pero no se puede saber de antemano lo que somos o no, ya


que no hay una naturaleza humana igual para todos. El ser es
individual, y cada uno lo va formando a medida que va existiendo. Así
podemos decir que uno mismo determina el ser de cada uno. Por lo
tanto el hombre esta " condenado a ser libre" porque si quiere existir
tiene que obligatoriamente inventarse a si mismo, a que no tiene ser.

La elección se hace sin poder estar seguros de que sea la


correcta.

Sartre también distingue dos tipos de realidades o entes, los


que son " el ser en si" y los que son " el ser para si", con los que

141
intentara establecer una diferencia entre el hombre y el mundo.
Mientras " el ser en sí" es lo que es, careciendo de toda relación, como
masa indiferenciada, refiere al mundo; el " ser para sí" describe la
conciencia humana de modo tal que está en el mundo, en " el ser en
sí", aunque es totalmente diferente de éste.

Más adelante ampliaremos y profundizaremos este


tema sobre el existencialimo, ya que su importancia es fundamental
para el estudio del hombre.

1.2 Culturalismo

Con este término se designan las tendencias de la antropología


que intentan descubrir, en la diversidad de las culturas, de los
comportamientos, de las actitudes, de las mentalidades y de las
costumbres, una explicación del hombre basada en la diferencia y lo
relativo, cuestionando el universalismo propio de los grandes sistemas
de pensamiento derivados de la tradición del saber occidental.

En los años 50, 60 y 70 del siglo pasado aconteció el auge de


esta corriente de pensamiento en los países desarrollados, sobre todo
en los EEUU, Europa y algunos sudamericanos. Cuajó a expensas de la
gran influencia que por entonces tenía la hoy ex Unión Soviética sobre
la izquierda universitaria y culta y abarcó amplios campos del saber: La

142
filosofía, la antropología, la sociología, la historia, la psicología y por lo
tanto el psicoanálisis, la política. Leían mucho a Marcuse (La Sociedad
Carnívora), a Sartre, a Foucault y a Althusser. Dentro del campo del
psicoanálisis también se notó su influencia. Desde el marxismo y desde
fuera del marxismo. Podemos definir al Culturalismo como la tendencia
que pone el énfasis en los factores sociales y culturales en el desarrollo
de la personalidad y en la generación del conflicto. Esta escuela hace
una valoración superlativa de esta "presión cultural". Entre sus
epígonos dentro del campo psicoanalítico destacaron personalidades
como Harriet Sullivan, Karen Horney y Erich Fromm. Ellos rechazaron la
teoría freudiana de las pulsiones y pusieron en primer plano dos
conceptos: la angustia y la agresividad. La primera como consecuencia
del conflicto del Yo con las exigencias culturales, la segunda como
efecto dela frustración. Esta frustración produce un profundo
resquemor y una agresividad que debe ser reprimida y por lo mismo
está en el origen de la angustia. Esta forma de entender la génesis del
conflicto está totalmente alejada de los postulados freudianos y la
canianos y son los que han desvirtuado el concepto de frustración en el
psicoanálisis, volviendo muy difícil su recuperación. Además de la
constatación de cómo se han apoderado del concepto las escuelas
conductistas. A nivel del pensamiento filosófico, Sartre se ocupó y
mucho del concepto de angustia y dentro del existencialismo y la
fenomenología pensadores como Biswanger y Victor Frankl fueron sus
continuadores. El último de ellos, muy ligado al pensamiento católico y

143
a algunas ideas del junguismo. Sullivan describe por aquél entonces
una angustia que él llamó básica, que es adquirida en las primeras
etapas de la vida, en la infancia, y transmitida por los padres. Esta
ponía en evidente riesgo la necesidad que tiene el niño de seguridad.
Esta necesidad de seguridad no tiene un origen sexual para él, sino que
está fundamentada en la socialización. Se aleja por lo tanto del
concepto freudiano de placer libidinal. De allí surgirá como
consecuencia que al tratar de evitar la angustia, reprimirá todos los
impulsos que puedan entrar en conflicto con las normas culturales.
Karen Horney también considera a la angustia como un efecto directo
de la frustración. Para ella la angustia procura en su intento de ser
disuelta, un aumento de las necesidades afectivas y una búsqueda del
amor exclusivo, sobretodo de la madre. Al no lograrlo totalmente, se
produce agresividad, que lo lleva a experimentar fuertes sentimientos
de culpa y temor a perder el amor primordial. "La personalidad
neurótica de nuestro tiempo". Erich Fromm, que como recordarán
escribió títulos tan importantes como "El arte de amar" o "El miedo a la
libertad", ubica a la angustia como resultado del conflicto infantil entre
la necesidad de independencia y la de reconocimiento.

Para él, la justicia, la libertad y la verdad, son tendencias


innatas, fuertemente asentadas en la personalidad humana y no meras
sublimaciones como fueron comprendidas por Freud y posteriormente
por Lacán. Para Fromm, el hombre y la sociedad se recrean

144
dialécticamente y es ésta interacción la que hace del hombre un ser
fundamentalmente "social". El complejo de Edipo, por lo tanto, es el
producto de una sociedad que él denomina "patriarcal", y el resultado
de la lucha del niño por su individuación. La escuela culturalista llega a
conclusiones radicalmente opuestas a las que llegó Freud. Las actitudes
de la sociedad hacia la sexualidad son para ellos realmente peligrosas,
siendo en última instancia la sociedad la causa de la agresividad y la
angustia. Por supuesto, estas posiciones fueron fuertemente criticadas
por los psicoanalistas clásicos y rebatidas por numerosos trabajos que
investigaron el origen de la sexualidad infantil y el complejo edipo-
castración. Al poner el énfasis en la frustración "realmente" vivida por
el individuo, los culturalistas descuidan el papel de la fantasía en los
conflictos individuales y terminan negando el concepto de inconsciente
tal como lo alumbró Freud y como lo perfeccionó Lacán. Ellos analizan
el conflicto como una "realidad" y perciben a la historia como un
"trauma". Su equívoco más importante es el desconocimiento del
carácter imaginario de la angustia y del conflicto edípico, y de los
conceptos que por aquel entonces estaba elaborando Lacán con la
ayuda de la lingüística, y su descubrimiento de lo Real. El Culturalismo
desapareció como tal, pero muchas de sus ideas siguen vivas en los
movimientos sociales y políticos. Sobre todo en los llamados
"movimientos de liberación de la mujer". El psicoanálisis, con el
crecimiento de la influencia de las ideas de Lacán, dió un paso más allá.
Sin perder de vista los conflictos sociales, no abandona en absoluto el

145
pensamiento de Freud desarrollando nuevas líneas de investigación y
abriendo perspectivas que garantizan la formulación de un
psicoanálisis mucho más completo, moderno y eficaz para entender al
hombre de nuestro tiempo.

1.3 Existencialismo

El existencialismo es un movimiento filosófico que surge en el


siglo XX, en Alemania que luego se difunde por toda Europa,
especialmente en Francia, este movimiento se da a raíz de los filósofos
antecesores como Shopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y
Unamuno(siglo XIX), posteriormente se consolida el existencialismo
por los trabajos de Martín Heidegger y en menor escala de Karl Jespers.
La filosofía de Heidegger sustituye la nada por Dios como la fuente de
los valores humanos; Jaspers encontró a Dios (al que llamó
trascendencia) en la intensa experiencia emocional de los seres
humanos. Empero, el existencialismo el papel crucial de la existencia,
de la libertad y la elección individual, en donde el ser humano es aquel
que piensa, actúa, crea experiencias subjetivas con la vida humana
dando valor al "existir".

El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo


tanto es totalmente responsable de sus actos. En ello, la libertad deriva
varias implicaciones, como la responsabilidad, en donde el hombre es

146
plenamente responsable del modo de ser que va adquiriendo a lo largo
de su existencia. De alguna manera la libertad resulta incómoda,
debido a que hay que saber qué hacer con ella, por lo tanto será la
causa de una gran angustia.

El existencialismo no cree en normas generales vállidas para


todos, no tiene un sentido de referencia o sea que el hombre bajo sus
responsabilidades debe crear sus propias normas. Cuando realiza una
elección, tiene inseguridad si es buena o mala, por tanto esta va
acompañada de la angustia.

 ¿Qué es existencia?
 Para la DRAE.

EXISTENCIA. (Del lat. tardío exsistentia). f. Acto de existir. || 2.


Vida del hombre. || 3. Fil. Por oposición a esencia, realidad concreta de
un ente cualquiera. En el léxico del existencialismo, por antonom.,
existencia humana. || 4. Mercancías destinadas a la venta, guardadas
en un almacén o tienda.

 En campo filosófico

En general, el concepto de "existencia" se contrapone a esencia


y no es, en principio, un término que pueda ser definido ya que la

147
definición se refiere a la esencia. Pero para los existencialistas, este
término tiene un significado restringido, es el modo de ser propio del
hombre.

Así sólo el hombre "existe" propiamente, puesto que "hombre"


y "existencia" son tenidas por sinónimos. Y en este sentido, la
existencia implica libertad y conciencia.

Existencia es lo que nunca es objeto; es el origen a partir del


cual yo pienso y actúo, sobre el cual hablo en pensamientos que no son
conocimiento de algo: 'existencia' es lo que se refiere y relaciona
consigo mismo y, en ello, con su propia trascendencia.

 Temas que trasciende en el existencialismo


 Individualismo Moral
La mayoría de los filósofos desde Platón ha mantenido que el bien
ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se
acerca a la perfección moral, se parece a los demás individuos
perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Søren
Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista,
reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado
para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como
escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea
verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir". Otros

148
escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de
Kierkegaard de que el individuo ha de elegir el camino propio sin la
ayuda de modelos universales y objetivos. En contra de la idea
tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el
bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede
encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones
morales. También durante el siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich
Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones
deben ser consideradas como morales.
 Subjetividad

Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar


la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la
moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia
personal y la actuación según las propias convicciones constituyen los
factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una
situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación
es más elevada que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis
puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los
existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático.
Kierkegaard, Nietzsche y otros fueron, de un modo intencionado, no
sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse
mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A
pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que

149
los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda
validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad
racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más
importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia.
Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como
se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un
Universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una
entelequia.

 Elección y compromisos

Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es


el de la elección. La primera característica del ser humano, según la
mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Mantienen
que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia,
como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace
elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación
del filósofo francés Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia.
La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es
ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La
libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los
existencialistas han expuesto que, como los individuos son libres de
escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la
responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que éste les

150
lleve.

 Temor y angustia

Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer


que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un
sentimiento de aprehensión general, que llamó "temor". Lo interpretó
como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso
para adoptar un tipo de vida personal válido. El concepto de angustia
posee un papel decisivo y similar en las obras del filósofo alemán
Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con
la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última
para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de
Sartre, la palabra "náusea" se utiliza para el reconocimiento que realiza
el individuo de la contingencia del Universo, y el término "angustia"
para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace
frente el hombre en cada momento.

Jean-Paul Sartre es una de las indiscutibles figuras de la historia


de la cultura del siglo XX. Principal representante del existencialismo
filosófico, su actividad como dramaturgo y novelista le hizo merecedor
del Premio Nobel de Literatura en 1964, galardón que rechazó para no
ver comprometida su integridad como escritor.

151
 Jean Paul Sartre
Filósofo y escritor Francés (1905 - 1980)

Uno de los más brillantes pensadores de este siglo,


personalidad primerísima del movimiento existencialista. Expresó gran
parte de su doctrina en obras dramáticas y novelas que han alcanzado
resonancia universal. Como filósofo reflexionó sobre la soledad, la
angustia, el fracaso, la muerte... Sostuvo que la existencia precede a la
esencia, que el infierno son los otros y que el hombre es una pasión
inútil. Su obra filosófica más importante es El ser y la nada.
"Fue ante todo un hombre público; se mantuvo siempre en la brecha
tomando posición ante los avatares políticos contemporáneos y teorizó
el compromiso del intelectual con el mundo y la realidad. Pero si su
aproximación al partido comunista concluyó abruptamente tras la
represión de Budapest, como escritor con los años fue afinando un
estilo exquisito que lo hizo merecedor del premio Nobel de Literatura
en 1964, galardón que rechazó por razones éticas. Fue profesor en El
Havre y en París hasta 1945, fecha en la que renunció para consagrarse
plenamente a liderar el movimiento existencialista", dice su biógrafo.
Nació en París. Su padre murió cuando él tenía pocos meses de nacido,
por lo que vivió su infancia bajo la cuidadosa y suave tutela de sus
abuelos. Estudió en el Liceo Enrique IV y en la Escuela Normal Superior
y se graduó con distinción en 1928. Ejerció la docencia en Laon, Le
Havre y Neuilly, viajó por Alemania, Grecia y Egipto, y estudió las

152
filosofías existencialistas y fenomenológicas de Kierkegaard, Heidegger
y Husserl.

Adoptó su principio básico de que la existencia precede a la


esencia en su primera novela, La náusea, de 1938 y en diversas
narraciones cortas, en las que trató de representar la trágica angustia
de un alma consciente de hallarse condenado a ser libre. Según sus
palabras, esta pavorosa libertad significa que el hombre ante todo
existe, se encuentra a sí mismo, se agita en el mundo y se define
después, y por lo tanto, está condenado en cada instante de su vida a
la absoluta responsabilidad de renovarse.

Incorporado al ejército en 1939, cayó prisionero de los


alemanes en 1940. Repatriado, intervino activamente en la Resistencia.
La primera de sus muchas obras teatrales, Las moscas, es de 1942.
Después de la guerra produjo obras dramáticas sobre temas
existenciales, Las manos sucias, El diablo y el buen Dios y A puerta
cerrada. Entre sus novelas sobresalen La edad de la razón, La tregua y
la colección de cuentos El muro. Publicó también El existencialismo es
un humanismo, La prostituta respetuosa, Baudelaire, ¿Qué es la
literatura?, Situaciones y Crítica de la razón dialéctica.
Falleció en París. Había dicho: "Durante mucho tiempo tomé la pluma
como una espada; ahora conozco nuestra impotencia... La cultura no
salva nada ni a nadie, no justifica. Pero es un producto del hombre, que

153
se proyecta en ella, se reconoce... Ese viejo edificio en ruinas, mi
impostura, es también mi carácter; podemos deshacernos de una
neurosis, pero no curarnos de nosotros mismos.

Existencialismo para Sartre


Aun cuando más adelante Sartre se apartó del existencialismo, se hizo
famoso como existencialista y siempre se lo recuerde como tal.

A fines de la segunda guerra mundial, la destrucción y la


muerte sembrada por el conflicto desencadenaron la mirada optimista
acerca del progreso suscitado en el discurso positivista. Es allí donde
desarrolla la figura de Sartre que sin haber inventado el término de
existencialismo le otorga una fuerte presencia a una filosofía que si
bien para algunos es más una actitud que una escuela de pensamiento,
llama la atención por atender temas como la subjetividad, la finitud, la
autenticidad, la libertad y la soledad.

Pero se denomina existencialismo a una serie de doctrinas


filosóficas que, aunque suelen diferir en mucho puntos, coinciden
considerar que es la existencia del ser humano, el ser libre, la que
define su esencia, en lugar de su esencia humana la que determina su
existencia.

Para Sartre, el existencialismo es la filosofía que hace suya la

154
comunicación de que la "existencia precede a la esencia" pero
realmente ¿qué quiere decir?

Para poder entenderla consideremos lo opuesto "la esencia


precede a la existencia" donde esencia significa:
 Lo que es una cosa
 La definición de cosa
 La idea de cosa
 La naturaleza de la cosa
 La función de la cosa
 El programa de la cosa

En el caso de los artefactos creados por el hombre, la esencia


precede a la existencia. Imagínense la invención de la tijera: Un
hombre que necesitaba algo para cortar papel. La creación de la tijera.
El corte de papel. Aquí la idea de la cosa precede a la creación efectiva
del objeto. Pero si el invento del hombre no cumple su objetivo (no
corta papel) sería un invento malo.

Según Sartre la tradición filosófica occidental, desde Sócrates


en adelante supuso que en los seres humanos "la esencia precede a la
existencia". Ya sea porque creía en alguna esencia platónica
preexistente que deja su estampa en el individuo como el repostero
con su molde o porque creía que el ser humano existe en la mente de

155
Dios antes de la creación (más o menos como existían las tijeras en la
mente del inventor).

De acuerdo con esta concepción, los humanos, igual que las


tijeras son evaluadas por el grado en que responden a la esencia. Un
hombre que no satisface a la esencia al igual que la tijera es malo, o tal
vez humano en absoluto.

Para Sartre, en cambio, todo esto terminó en el siglo XIX


cuando Nietzsche trajo la noticia de que Dios ha muerto.

Entonces en sentido figurado, podríamos decir que si no hay


Dios, no hay tampoco ninguna idea en la mente de Dios a la que deba
responder al hombre o como afirma Sartre cada ser humano está solo,
abandonado y libre. Cada cual crea y recrea su esencia en todo
momento, y gracias a sus elecciones y acciones. Es por eso que Sartre
dice "que cree que es existencialista aquel que cree que la existencia
precede a la esencia".

Podría parecer que según esta definición, un existencialista


tiene que ser forzosamente otro.

Es mas muchos existencialistas eran regresos de hecho el


fundador reconocido del existencialismo Kierkegaard, era un cristiano

156
emprendido. No negaba la existencia de Dios ni que los humanos
éramos creación de Dios, pero sostenía que la creencia de Dios no era
más que eso: una creencia, un artículo de fe al que uno se aferraba
apasionadamente y no un dato científico o una deducción lógica. Para
él entre el hombre y Dios había un abismo infinito.

Dios nos dejó en "aislamiento absoluto": cuando lo invocamos,


nos responde de un silencio.

Para Kierkegaard, ese silencio es justamente la presencia de


Dios.

Al poner énfasis en nuestro abandono y en la libertad que Dios


nos ha dado(y por ende en la responsabilidad que tenemos en
nosotros mismos) Kierkegaard nos está diciendo que al buscar a Dios,
buscamos nuestra libertad por consiguiente también para Kierkegaard
la existencia precede a la esencia, por lo tanto puede llamarse
existencialista.

El existencialista tiene características como: introduce la


vivencia personal en la reflexión filosófica. Frente a la tradición de que
el filósofo debe establecer cierta distancia entre el mismo como sujeto
pensante y el objeto que considera. El existencialista se sumerge
apasionadamente en lo que contempla, hasta el punto de que su

157
filosofía puede llegar a ser una filosofía autobiográfica.

Los temas sobre los que reflexiona el existencialismo se


mueven alrededor del hombre y de la realidad humana.

El hombre para los existencialistas no es un mero objeto. El


hombre es un sujeto en el mundo y abierto al mundo. Para Sartre el
hombre se crea a sí mismo.

La libertad es otro de los temas básicos para los existencialistas


no se trata en ello, sin embargo, de la libertad académica, de la libertad
como presupuesto de nivel moral, sino de la libertad que hace posible
la elección y, por lo tanto, la realización del individuo.

La muerte también es objeto de atención para los


existencialistas. El ser para la muerte es el verdadero destino y objetivo
de la existencia humana.

La conciencia es siempre conciencia de algo. El dato primario


del yo es la intencionalidad de la conciencia. Ésta es del mundo pero no
se halla en el mundo como las cosas. La distancia entre el ser y la
conciencia es llamada por Sartre "nada"

158
 Fenomenología

Si la filosofía primitiva de Sartre se llamó ''existencialista'' por


su contenido, su método se llamó ''fenomenológico''.

La fenomenología fue creada por el filósofo alemán Edmund


Husserl, un contemporáneo de Sartre mayor que él, cuyas ideas Sartre
estudió en Alemania.

2. ¿Qué es la Epistemología?

Como epistemología se denomina la disciplina cuyo objeto de


estudio es la naturaleza, el origen y la validez del conocimiento. La
palabra se compone con las voces griegas ἐπιστήμη (epistéme), que
significa ‘conocimiento’, y λόγος (lógos), que traduce ‘estudio’ o
‘ciencia’.

La epistemología, como tal, es una rama de la filosofía que


estudia los fundamentos y métodos del conocimiento científico. Para
ello, procura dar respuestas a interrogantes tales como: ¿qué es el
conocimiento?, ¿cómo se produce el proceso de razonamiento en la
mente humana?, ¿cómo determinamos que aquello que hemos
entendido es, en efecto, verdad?

159
Así, la epistemología también se encarga de estudiar el grado
de certeza del conocimiento científico en sus diferentes áreas, con el
objetivo principal de estimar su importancia para el espíritu humano.
Como tal, la epistemología también se puede considerar parte de la
filosofía de la ciencia.

La epistemología surgió con Platón, quien oponía el concepto


de creencia u opinión al de conocimiento. De este modo, mientras la
opinión es un punto de vista subjetivo, sin rigor ni fundamento, el
conocimiento es la creencia verdadera y justificada que se ha obtenido
luego de un riguroso proceso de comprobación y validación. Así, según
la teoría de Platón, el conocimiento es el conjunto de todas las
informaciones que describen y explican el mundo natural y social que
nos rodea.

La epistemología, además, provoca dos posiciones, una


empirista que dice que el conocimiento debe basarse en la experiencia,
es decir, en lo que se ha aprendido durante la vida, y una posición
racionalista, que sostiene que la fuente del conocimiento es la razón,
no la experiencia.

Por otro lado, la epistemología, desde el punto de vista de la


filosofía, también puede referirse a la teoría del conocimiento o
gnoseología. En este sentido, vendría a referirse al estudio del

160
conocimiento y del pensamiento en general. No obstante, hay autores
que prefieren distinguir la epistemología, que se enfoca
fundamentalmente en el conocimiento científico, de la gnoseología.

2.1 El conocimiento humano

Se sabe que el estudio riguroso del conocimiento, desde la


perspectiva filosófica, comenzó con el positivismo lógico, cuyos
representantes se agruparon en el Círculo de Viena (1929),
sustentando que el conocimiento que amerita ser estudiado desde el
punto de vista epistemológico era aquel relativo específicamente al
conocimiento científico, y no cualquier otro tipo de conocimiento. En
ese sentido, los positivistas lógicos distinguieron dos niveles de análisis
sobre el conocimiento, que fueron: el contexto de descubrimiento y el
contexto de justificación. El primero se refiere al estudio del acto de
concebir o inventar una idea, o teoría nueva; o sea, trata de los
procesos reales del pensar relacionados con la psicología del
conocimiento. Mientras que el contexto de justificación trata de la
validación lógica de una hipótesis o teoría científica ya estatuida, con el
fin de aceptarla o rechazarla.

En la antigüedad Sócrates intenta hacer de toda acción humana


una acción consciente, un saber. Trata de elevar la vida, con todos sus
contenidos, a la conciencia filosófica.

161
Su discípulo Platón en la reflexión filosófica se extiende al
contenido total de la conciencia humana, no solo se dirige solo a los
objetos prácticos, a los valores y a las virtudes, sino también al
conocimiento científico. La filosofía se presenta como una
autorreflexion del espíritu sobre sus supremos valores teóricos y
prácticos, sobre los valores de lo verdadero, de lo bueno y lo bello.

Según la teoría platónica de las ideas, la realidad se divide en


dos grandes sectores: por un lado, el mundo superior, eterno,
supraceleste, constituido por las Ideas, que por naturaleza son
entidades reales, perfectas, puras, inmateriales, eternas e inmutables,
inmóviles, invisibles a los ojos de la gente y solamente perceptibles por
la inteligencia. "No son simples conceptos abstractos, sino verdaderas
entidades reales. Son las razones objetivas y los modelos de todas las
cosas, el fundamento de toda verdad y de la certeza absoluta" (Fraile,
1976, 1982; p. 304). Por otro lado, el mundo físico, visible, constituido
por seres sensibles compuestos por los cuatro elementos materiales,
móviles, sujetos al cambio, a la generación y a la corrupción.

Otro aspecto relacionado con el concepto de ciencia, según el


pensamiento platónico, es la distinción del Ser y No-Ser. Para Platón
Ser y Conocer son cosas correlativas, de modo que los grados del
Conocer corresponden a una adecuación exacta a los grados del ser. De

162
esa manera, a mayor Ser corresponde mayor ciencia. Entonces, sólo es
cognoscible el Ser; mientras que el No-Ser es absolutamente
incognoscible. Pero entre el Ser y el No-Ser existe una categoría
intermedia, que corresponde al llegar a Ser, es decir, el Ser en
movimiento, que tiene algo de Ser, pero sin llegar a la plenitud
perfecta del Ser. Sobre la base de esos tres niveles o grados se
estableció la siguiente triple ecuación: a) Al Ser corresponde la Ciencia,
b) al No-Ser corresponde la Ignorancia, y c) al llegar a Ser, o la mezcla
de Ser y No-Ser, corresponde la Opinión.

Conforme a esos niveles, Platón formula el principio de que el


conocimiento científico constituye la ascensión hacia el Ser, y establece
tres tipos de conocimiento: 1) el conocimiento sensitivo, relativo a los
seres materiales y sensibles, en el que los sentidos son primordiales, 2)
el conocimiento racional discursivo, que versa sobre el concepto de
número y de cantidad, en el que la imaginación juega un rol
importante, y 3) el conocimiento racional intuitivo, que trata de los
seres carentes de toda materia y de toda cantidad, en el que el
entendimiento es importante.

Según la concepción platónica, la ciencia perfecta y verdadera


sólo se da en el último grado, o sea, en el conocimiento racional
intuitivo, que forma parte del mundo de las Ideas, motivo por el cual
no tiene ni materia ni cantidad, ni pueden ser percibidos por los

163
sentidos, ni por la imaginación, ni por la razón discursiva, sino
solamente por el entendimiento, el intelecto. En consecuencia, Platón
sostuvo que el conocimiento tiene un carácter primordialmente ideal,
que no se deriva de la percepción, precisando que nada es digno de ser
llamado conocimiento que se derive de los sentidos. El único
conocimiento verdadero se refiere a los conceptos. Así "dos y dos son
cuatro" es un conocimiento genuino, contrario a la afirmación "la nieve
es blanca" que está llena de ambigüedad e inseguridad, que no puede
considerarse como verdadera.

 El conocimiento científico, según Aristóteles

La filosofía de Aristóteles representa un gran esfuerzo para dar


solución al problema del Ser y de la Ciencia, tal como venía planteado
desde Heráclito y Parménides. Este problema se complicó con la
duplicación del mundo real, por obra de Platón, en un mundo ideal
supraceleste y un mundo físico. Aristóteles suprimió el mundo
trascendente de las Ideas de Platón y admitió la existencia de
sustancias particulares e individuales.

Aristóteles distingue dos tipos de conocimiento: el sensitivo y


el intelectivo. El conocimiento sensitivo es la fuente de todos nuestros
conocimientos y se caracteriza por su particularidad. Es verdadero,
pero no científico, porque está sujeto al movimiento y a la mutación de

164
las cosas, y porque no distingue lo sustancial de los accidental.
Tampoco constituye ciencia el conocimiento que solamente llega hasta
la opinión, porque carece de necesidad, aun cuando pueda ser base de
juicios verdaderos. De modo que el conocimiento científico requiere
fijeza, estabilidad y necesidad de los objetos en los cuales se basa su
certeza. Sólo puede llegar a constituir ciencia el conocimiento
intelectivo. El conocimiento intelectivo es un medio para constituir
ciencia. Mediante este tipo de conocimiento se puede producir
conceptos universales con los caracteres de fijeza, estabilidad y
necesidad.

Aristóteles caracteriza el conocimiento científico de acuerdo


con las siguientes propiedades:
1. Es un conocimiento de las esencias de las cosas, esto es,
trata del carácter permanente e invariable como
propiedades del ser,
2. Es un conocimiento de las cosas por sus causas, o sea, no
basta saber que una cosa es, sino que hay que saber
también qué es y porqué es,
3. Es un conocimiento necesario, es decir, el juicio necesario,
que es propio de la ciencia, consiste en saber que una cosa
es así y no puede ser de otra manera,
4. Es un conocimiento universal, que quiere decir que lo
"universal" no debe entenderse en el sentido abstracto, ni

165
como contrapuesto a lo particular y concreto, sino como
equivalente a fijo, inmutable y necesario. De modo que la
ciencia es un conocimiento "universal", o sea, fijo, estable,
necesario y cierto de las cosas, que llega hasta sus esencias,
las expresa en definiciones y las explica por sus causas.

El problema que se propuso estudiar Aristóteles es aquella que


plantea la contradicción entre lo individual y contingente, y lo universal
como saber verdadero. Como se sabe la sustancia material es
contingente, móvil y fluyente, lo cual es objeto de la creencia u
opinión. En ese sentido, el problema que intentó resolver Aristóteles
fue el siguiente: ¿Cómo es posible un conocimiento científico,
caracterizado por ser necesario, universal y cierto, que trata sobre
objetos esencialmente contingentes, inestables y mudables?

De esa manera, Aristóteles no buscó la razón de la necesidad y


de la universalidad de las cosas en un mundo de Ideas separados, como
Platón, sino dentro de las cosas mismas. Y siendo esas cosa materiales
contingentes y mudables, tampoco aspira a una necesidad ontológica
absoluta, por razón de los objetos en sí mismos, sino a la necesidad
lógica, relativa, pero suficiente, basada en nuestro modo de
conocerlos, y que es la única posible tratándose de cosas que no son
necesarias antológicamente. Por ese motivo, Aristóteles reconoció que
no puede exigirse el mismo grado de necesidad, de certeza y exactitud

166
en todas las materias científicas. Por ejemplo, la Física y la Ética no
pueden aspirar a la misma certeza que las Matemáticas.

En consecuencia, Aristóteles conservó el concepto platónico de


la ciencia como conocimiento fijo, estable y necesario; pero buscó la
necesidad de los conceptos universales no en un orden ontológico
ficticio, como Platón, sino en el orden lógico, aunque siempre en
estrecha conexión con el ontológico. En ese sentido, para Aristóteles,
el problema fundamental de la ciencia consistió en dotar los caracteres
de fijeza, estabilidad y necesidad a los objetos particulares materiales y
móviles del mundo físico, mediante el ordenamiento lógico.

En ese sentido, según Aristóteles, la experiencia constituyó el


punto de partida del conocimiento. No admitió la naturaleza innata de
las Ideas, ni la reminiscencia, Afirmando que un ciego de nacimiento
carece de conocimiento sobre los colores. De modo que todo
conocimiento tiene su punto de partida en la experiencia sensible.

En suma, el pensamiento aristotélico supone que el concepto


universal no es una construcción apriorística de la razón pura, sino un
producto elaborado por el entendimiento, con la mínima colaboración
de la experiencia sensible. Su valor es lógico, pero está basado en la
realidad física, de donde se ha originado por medio del procedimiento
de la abstracción inductiva o iluminativa del entendimiento.

167
La filosofía de Aristóteles presenta un aspecto distinto, se
dirige preferentemente al conocimiento científico y a su objeto: El ser,
en el centro de su filosofía notamos una ciencia universal del ser.

De esto podemos señalar que si bien la filosofía socrático-


platónica se caracteriza como una concepción del espíritu, Aristóteles
se presenta ante todo como una concepción del universo.

Descartes, Spinoza y Leibniz, apuntan a la misma dirección,


hacia el conocimiento del mundo objetivo, la filosofía se presenta de
un modo expreso como una concepción del universo.

2.2 Racionalismo: La razón como fuente de conocimiento

El Racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente


filosófica que apareció en Francia en el siglo XVII, formulada por René
Descartes, que se opone al empirismo y que es el sistema de
pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del
conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la
experiencia sobre todo el sentido de la percepción.

Según él, un conocimiento sólo merece, en realidad, este


nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido.

168
Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no
puede ser de otro modo; que tiene que ser así, por tanto, siempre y en
todas partes, entonces y sólo entonces nos encontramos ante un
verdadero conocimiento, en opinión del racionalismo Un conocimiento
semejante se nos presenta, por ejemplo, cuando formularnos el juicio
"el todo es mayor que la parte" o "todos los cuerpos son extensos". En
ambos casos vemos con evidencia que tiene que ser así y que la razón
se contradiría a sí misma si quisiera sostener lo contrario. Y porque
tiene que ser así, es también siempre y en todas partes así. Estos
juicios poseen, pues, una necesidad lógica y una validez universal
rigurosa.

La forma más antigua del racionalismo se encuentra en Platón.


Éste se halla convencido de que todo verdadero saber se distingue por
las notas de la necesidad lógica y la validez universal. Ahora bien, el
mundo de la experiencia se encuentra en un continuo cambio y
mudanza. Consiguientemente, no puede procurarnos un verdadero
saber. Con los eleáticos, Platón está profundamente penetrado de la
idea de que los sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero
saber.

Este mundo no es meramente un orden lógico, sino a la vez un


orden metafísico, un reino de esencias ideales metafísicas. Este reino
se halla, en primer término, en relación con la realidad empírica. Las

169
Ideas son los modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su
manera de ser, su peculiar esencia, a su "participación" en las Ideas.
Pero el mundo de las Ideas se halla, en segundo lugar, en relación con
la conciencia cognoscente. No sólo las cosas, también los conceptos
por medio de los cuales conocemos las cosas son copias de las Ideas,
proceden del mundo de las Ideas. Pero, ¿cómo es esto posible? Platón
responde con su teoría de la anamnesis. Esta teoría dice que todo
conocimiento es una reminiscencia. El alma ha contemplado

Mucha mayor importancia alcanzó otra forma del racionalismo


en la Edad Moderna. La encontramos en el fundador de la filosofía
moderna, Descartes, y en su continuador, Leibniz. Es la teoría de las
ideas innatas (ideae innatae), cuyas primeras huellas descubrimos ya
en la última época del Pórtico (Cicerón) y que había de representar un
papel tan importante en la Edad Moderna. Según ella, nos son innatos
cierto número de conceptos, justamente los más importantes, los
conceptos fundamentales del conocimiento. Estos conceptos no
proceden de la experiencia, sino que representan un patrimonio
originario de la razón. Según Descartes tratase de conceptos más o
menos acabados. Leibniz es de opinión que sólo existen en nosotros en
germen, potencialmente. Según él, hay ideas innatas en cuanto que es
innata a nuestro espíritu la facultad de formar ciertos conceptos
independientemente de la experiencia. Leibniz completa el axioma
escolástico nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu con la

170
importante adición nisi intellectus ipse. Se puede designar esta forma
de racionalismo con el nombre de racionalismo inmanente en
oposición al teológico y al trascendente.

El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las


primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo
con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo
XVII René Descartes, quien creía que la geometría la representaba el
ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo
por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales,
evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de
la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes
en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de
racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el
holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried
Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como
John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de
los sentidos.

 Cuatro formas de racionalismo

1. Racionalismo epistemológico o gnoseológico, doctrina


para el cual el único órgano adecuado o completo del
conocimiento es la razón de modo que ella es la fuente de

171
todo conocimiento verdadero, se opone al empirismo que
considera como única fuente a la experiencia.
2. Racionalismo Metafísico que afirma que la realidad es, en
último término, de carácter racional. En su acepción más
general, este término refiere a todos aquellos sistemas
filosóficos que consideran que la realidad está gobernada
por un principio inteligible, accesible al pensamiento y
susceptible de evidencia racional, o bien identificable con
el pensamiento mismo. Según esto podríamos hablar de
"racionalismo platónico", puesto que la realidad para él se
halla ordenada de acuerdo con un modelo ideal, accesible
a la razón mediante la dialéctica y proporcionado por el
mundo inteligible o mundo de las ideas; o de
"racionalismo hegeliano", donde la realidad coincide en
último extremo con la autorrealización de la razón o
espíritu; frente a este racionalismo metafísico se coloca el
irracionalismo o el voluntarismo metafísico.

3. Racionalismo Psicológico, que es la teoría según la cual la


razón equiparada con el pensar o la facultad pensante, es
superior a la emoción y a la voluntad; este racionalismo se
suele oponer al voluntarismo psicológico y al emotivismo y
se identifica a veces con el intelectualismo.

172
4. Racionalismo religioso, cuando por exigencias racionales
se ha rechazado la posibilidad de cualquier revelación de
la divinidad o se ha dado una interpretación puramente
racional a fenómenos considerados milagrosos o a
personas consideradas sobrenaturales.

El mérito del racionalismo consiste en haber visto y subrayado


con energía la significación del factor racional en el conocimiento
humano. Pero es exclusivista al hacer del pensamiento la fuente única
o propia del conocimiento. Como hemos visto, ello armoniza con su
ideal del conocimiento, según el cual todo verdadero conocimiento
posee necesidad lógica y validez universal. Pero justamente este ideal
es exclusivista. Cree poder penetrar en, la esfera metafísica por el
camino del pensamiento puramente conceptual. Deriva de principios
formales proposiciones materiales; deduce, de meros conceptos,
conocimientos. (Piénsese en el intento de derivar del concepto de Dios
su existencia; o de definir, partiendo del concepto de sustancia, la
esencia del alma) justamente este espíritu dogmático del racionalismo
ha provocado una y otra vez su antípoda, con el empirismo.

2.3 Empirismo: La experiencia como fuente de conocimiento.

El término «empirismo» proviene del griego ?µpe???a, cuya


traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra

173
experiencia.

El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la


experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del
conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la
base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también
en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los
conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su
limitación.

Mientras el racionalismo se deja llevar por una idea


determinada, por un ideal de conocimiento, el empirismo parte de los
hechos concretos. Para justificar su posición acude a la evolución del
pensamiento y del conocimiento humano. Esta evolución prueba, en
opinión del empirismo, la alta importancia de la experiencia en la
producción del conocimiento. El niño empieza por tener percepciones
concretas.

Sobre la base de estas percepciones llega paulatinamente a


formar representaciones generales y conceptos, Éstos nacen, por ende,
orgánicamente de la experiencia. No se encuentra nada semejante a
esos conceptos que existen acabados en el espíritu o se forman con
total independencia de la experiencia. La experiencia se presenta,
pues, como la única fuente del conocimiento.

174
Suele distinguirse una doble experiencia: la interna y la
externa. La interna consiste en la percepción de sí mismo, la externa en
la percepción por los sentidos. Hay una forma del empirismo que sólo
admite esta última. Esta forma del empirismo se llama, sensualismo
(de sensus = sentido).

El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna


como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre
todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse
en contraposición al llamado racionalismo, más característico de la
filosofía continental. Hoy día la oposición empirismo-racionalismo,
como la distinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo
tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra
postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas o de
actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales.
Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen
simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja
Edad Media.

En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento


que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían
a través su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición
al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al

175
margen de cualquier utilidad. (ini, Carlo (2004), «Empirismo», en
Gianni Vattimo et al., Enciclopedia Garzanti della Filosofía).

Historia: Ya en la Antigüedad tropezamos con ideas empiristas.


Las encontramos primero en los sofistas y más tarde especialmente
entre los estoicos y los epicúreos. En los estoicos hallarnos por primera
vez la comparación del alma con una tabla de escribir, imagen que se
repite con continuamente desde entonces.

En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico,


como saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente
de la experiencia, y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como
conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica el modelo
ideal de vida el más cercano posible a la felicidad, como ética,
constituyen el ideal del sabio.

Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto


a la producción de bienes materiales responde a una tradición
aristocrática y guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los
oficios eran propios de esclavos o comerciantes, pero la «sabiduría»
(filosofía) era lo propio de la nobleza y de los hombres libres.

En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de


pensamiento que se va a mantener a lo largo de toda la Historia de la

176
filosofía en occidente y que hoy caracterizamos básicamente como
racionalismo y empirismo. En realidad responden a dos actitudes y
modos de concebir la función del pensamiento y el sentido de la vida.
Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron los
sofistas quienes negaron las especulaciones racionalistas sobre el
mundo natural común a sus predecesores, presocráticos y, sobre todo,
Platón; por el contrario se preocuparon "en tan relativas entidades
como el hombre y la sociedad" (Encyclopedia Britannica,
Empiricism"(Empirismo), vol. 4, p. 480).

Aristóteles proclamó la importancia de la inducción basada en


la experiencia.Tal vez sea Aristóteles quien mejor expresó el valor del
conocimiento de la experiencia, por más que lo considerara sometido
al supremo valor de lo teórico. En su Metafísica (982b 11-32),
Aristóteles concibe al conocimiento como un proceso: Se parte de lo
común con los animales dotados de sensación y memoria y, por tanto,
con experiencia; es la acumulación de experiencia lo que a los hombres
hace «expertos».

Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a


la reflexión, lo que convierte a los hombres en "artesanos"; lo que hoy
denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.).

La perfección de la función racional humana se manifiesta en la

177
suprema facultad de elevarse a los fundamentos de dichos
conocimientos a través de las causas hasta los primeros principios; es
en esto en lo que el hombre se asemeja a los dioses, el saber de una
Ciencia primera, entendida hasta el siglo XVIII como Metafísica. Esto
solo es posible en la medida en que una sociedad tiene asegurados los
bienes materiales, y por tanto puede dedicar a los «hombres libres» a
la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda de la verdad de la ciencia

En el Helenismo greco-romano,La influencia de los artesanos


en la elaboración de teorías, o mejor dicho normas generales, más o
menos científicas para la práctica de la construcción, la agricultura, la
navegación, la medicina, etc., siempre estuvo presente, sobre todo en
el helenismo, Alejandría y durante el Imperio romano donde las
«artes» tuvieron una importancia enorme en las construcciones civiles,
no solo en las ciudades, sino en la construcción de carreteras, puentes
y obras hidráulicas.

Hipócrates de Cos, (siglo V a. C.) pasa por ser el padre de la


medicina, por el cambio de orientación que hasta entonces tenía la
tradición sobre todo egipcia, ligada a la magia y a lo sagrado. Es el
primero que elabora una teoría general sobre lo que es la salud y la
enfermedad en relación con un concepto determinado de hombre.

Son nombres relevantes de la cultura clásica, además de los

178
citados: Arquímedes, siglo III a. C., un auténtico teórico y práctico de la
lógica empírica,15 Vitrubio, siglo I a. C., el primero en hacer un tratado
de arquitectura y urbanismo y en medicina Galeno, siglo II d. C.

En la Edad Media, En Occidente la caída del Imperio romano


deja todo el saber refugiado en los monasterios y queda restringido
prácticamente al control y poder de la Iglesia. El pensamiento cristiano
adoptó durante la antigüedad y toda la Alta Edad Media el platonismo
y neoplatonismo por ser el pensamiento que mejor se adaptaba a su
creencia en un Dios único y creador del mundo conforme a unas Ideas
(Divina Providencia), y concedía un sentido trascendente a la vida del
ser humano, con otra vida que ha de ser juzgada por Dios.

A partir del siglo XI, por medio de los árabes se recupera el


aristotelismo en occidente. Son pensadores importantes en este
proceso Alkindi, Avicena, Averroes, Alhazen, Avempace y de especial
trascendencia cultural la Escuela de Traductores de Toledo.

Pero el desarrollo sistemático del empirismo es obra de la Edad


Moderna, y en especial de la filosofía inglesa de los siglos XVII y XVIII.
Su verdadero fundador es John Locke (1632-1704). Locke combate con
toda decisión la teoría de las ideas innatas. El alma es un "papel
blanco", que la experiencia cubre poco a poco con los trazos de su
escritura Hay una, experiencia externa (sensation) y una experiencia

179
interna (reflexión). Los contenidos, de la experiencia son ideas o
representaciones, ya simples, ya complejas. Estas últimas se componen
de ideas simples. Las cualidades sensibles primarias y secundarias
pertenecen a estas ideas simples. Una idea compleja es, por ejemplo,
la idea de cosa o de sustancia que es la suma de las propiedades
sensibles de una cosa. El pensamiento no agrega un nuevo elemento,
sino que se limita a unir unos con otros los distintos datos de la
experiencia. Por lo tanto, en nuestros conceptos no hay contenido
nada que no proceda de la experiencia interna o externa. En la
cuestión del origen psicológico del conocimiento, Locke adopta, por
ende, una posición rigurosamente empirista. Otra cosa es la cuestión
del valor lógico. Aunque todos los contenidos del conocimiento
proceden de la experiencia. -enseña Locke-, su valor lógico no se limita
en modo alguno a la experiencia. Hay, por el contrario, verdades, que
son por completo independientes de la experiencia y, por tanto,
universalmente válidas. A ellas pertenecen ante todo las verdades de la
matemática. El fundamento de su validez no reside en la experiencia,
sino en el pensamiento. Locke infringe, pues, el principio empirista,
admitiendo verdades a priori.

El empirismo de Locke fue desarrollado por David Hume (1711-


1776). Hume divide las "ideas" (perceptionsns) de Locke en
impresiones e ideas. Por impresiones entiende las vivas sensaciones
que tenemos cuando vemos, oímos, tocamos, etc. Hay, pues,

180
impresiones de la sensación y de la reflexión. Por ideas entiende las
representaciones de la memoria y de la fantasía, menos vivas que las
impresiones y que surgen en nosotros sobre la base de éstas.

Así como los racionalistas propenden a un dogmatismo


metafísico, los empiristas propenden a un escepticismo metafísico.
Esto tiene una conexión inmediata con la esencia del empirismo. Si
todos los contenidos del conocimiento proceden de la experiencia, el
conocimiento humano parece encerrado de antemano dentro de los
límites del mundo empírico. La superación de la experiencia, el
conocimiento de lo suprasensible, es una cosa imposible. La
significación del empirismo para la historia del problema del
conocimiento consiste en haber señalado con energía importancia de
la experiencia frente al desdén del racionalismo por este factor del
conocimiento.

2.4 Criticismo kantiano: La razón como forma del conocimiento.

 Respuesta al racionalismo y al empirismo

Kant trata de superar el racionalismo y el empirismo en lo que


se ha denominado como "idealismo trascendental". En este cuadro se

181
pueden ver la diferencias fundamentales entre las tres teorías
gnoseológicas (teorías del conocimiento):

Hobbes,
Locke, Estudio de
Empirismo Anglosajones Sensibilidad Sensación
Berkeley, lo empírico
Hume

Descartes,
Deducción Ideas
Racionalismo Continentales Spinoza, Razón
racional innatas
Leibniz

Visiones sin Ideas sin


Idealismo Inmanuel Ideas y
Alemania conceptos contenido
trascendental Kant sensación
son ciegas están vacías

182
 Cristicismo: La razón teórica y la razón práctica

Hacia el final de su Crítica de la razón pura53 dice Kant que


"solo queda el camino crítico", lo cual significa que:

1. La metafísica anterior a Kant no reflexionó sobre sus


condiciones de posibilidad, sobre sus propios límites, por
ello esa metafísica antigua es inviable.

53
Cfr. A852-A856

183
2. A partir de la crítica kantiana la metafísica debe ser una
ciencia de los límites de la razón pura, es decir, de la razón
que conoce sin acudir a la experiencia.
3. La metafísica tiene un papel fundamental, en cuanto que
doctrina de legislación a priori de nuestra razón, en el orden
de la naturaleza y, sobre todo, en el de las costumbres.

Kant dice que la razón se ejerce según dos funciones: de


conocimiento (razón teórica) o de orientación de la acción (razón
práctica, metafísica de las costumbres).

Además el espíritu, en especial la razón, presenta estructuras o


formas idénticas para todos los individuos (universales) e
independientes de la experiencia (a priori).

Las formas a priori de la razón y de la experiencia son los


trascendentales (de ahí el nombre de "idealismo trascendental"), las
formas trascendentales. La tarea de la filosofía consiste precisamente
en describir estas formas trascendentales y hacer su inventario. De
este modo la tarea crítica (del griego "juzgar" y "clasificar") consiste en
distinguir:

184
1. Lo que es la forma, estructura, general, a priori, necesario.

2. Lo que es materia, contenido, particular, a posteriori,


contingente.

Es esto lo que hace que a la filosofía kantiana se la conozca


como "crítica" (se habla de "criticismo kantiano") o "trascendental".

De esto se deduce que los contenidos son a posteriori, es decir,


adquiridos y no dados con anterioridad a toda experiencia. Además sin
los contenidos de la experiencia, la razón es vacía; y sin la razón, la
experiencia es ciega.

Por tanto el ser humano tiene dos facultades:

 De registrar impresiones (intuiciones). Son los SENTIDOS.


 De poner los conceptos. Es el ENTENDIMIENTO.

Algunos conceptos básicos del criticismo kantiano son los


siguientes:

185
 Sensibilidad: Facultad de tener experiencias o percepciones
cuyos contenidos son siempre particulares.
 Voluntad: Facultad de escoger libremente.
 Razón: Facultad de producir y aplicar categorías, leyes y
principios generales. Es la capacidad de juzgar que se
expresa mediante proposiciones en las que se atribuye un
predicado general a un sujeto particular.
 Juzgar: Subsumir lo particular (una percepción o un acto
particular, por ejemplo) bajo una categoría o un principio
general.
 Juicio: Atribución de un predicado general a un sujeto
particular (vg. "este edificio es grande" "este acto es
valiente".
 Juicio analítico: Explican pero no añaden un conocimiento
nuevo: "los cuadrados tienen cuatro ángulos".
 Juicio sintético: Añaden información: "Todos los alumnos
de esta clase son españoles".

El concepto fundamental que habrá que tener siempre en


cuenta al hablar de Kant es el de "razón pura", es decir, esa razón que
espera desarrollar conocimientos sin tener en cuenta la experiencia, de
ahí su pregunta: ¿puede la razón pura conocer algo sin contar con la
experiencia?

186
Según Kant solo podemos conocer las cosas según la manera
en que se nos aparecen, cuando les aplicamos las categorías (a priori)
de nuestra mente. Estos conceptos a priori solo son válidos cuando se
aplican al orden de los fenómenos, pero no cuando cuando se aplican a
las cosas en sí (noúmeno). Nada se puede decir ni conocer de las cosas
en sí (del noúmeno).

 Las condiciones de posibilidad de la ciencia y la


metafísica.

187
La cuestión fundamental estriba en determinar si es posible la
metafísica como saber racional último. La respuesta de Kant es que no,
la metafísica no puede ser una ciencia.

¿En qué condiciones es posible un saber racional? ¿Cuáles son


sus límites?

 Sujeto en sí: encarnado en cada individuo, estructura (da


forma) y de esa manera constituye lo que conoce.
 Mundo en sí: Es el origen del contenido empírico
estructurado por el sujeto.

Lo que conocemos no es el mundo o la cosa en sí, sino la


experiencia racionalmente estructurada del mundo en sí, es decir, tal y
como se nos aparece.

No se trata de subjetivismo ni de relativismo: el sujeto


cognoscente es trascendental, es decir, universal.

188
 Las formas a priori de la experiencia

Las formas a priori de la experiencia (sensaciones,


percepciones) son el espacio y el tiempo.

Lo espacio-temporal es la cuadrícula a través de la cual


nosotros las percibimos y las constituimos como fenómenos, es decir,
como objetos de nuestra experiencia.

Tiempo y espacio no existen fuera de nuestra facultad de


conocer. Son formas de la subjetividad trascendental.

Si se toma el espacio como objeto de análisis da origen a la


geometría. La tematización analítica y operatoria de
la temporalidad produce la aritmética.

189
 Las formas a priori del entendimiento

Esta ingeniosa imagen derivada de esta otrapuede darte una


idea de lo que son las 12 categorías que "llevamos dentro" gracias a las
cuales comprendemos el mundo según Kant

190
El entendimiento (inteligencia o razón lógica) es el segundo
nivel de estructuración del conocimiento. Sus formas permiten
constituir verdaderas categorías generales por medio de los juicios.

Los principios son leyes muy generales que estructuran


conocimiento y permiten aprehender los fenómenos de tal suerte que
se pueda elaborar una ciencia verdadera de la naturaleza. Hay dos
principios importantes:

1. El principio de la cuantificación (todo fenómeno es extenso,


es decir, cuantificable)

2. El principio de causalidad

Kant enumera doce categorías o conceptos fundamentales que


permiten también caracterizar los doce tipos posibles de juicios, que
son las distintas maneras de conectar los conceptos en las
proposiciones. (vg. "Todos los hombres son mortales" es un juicio
universal asociado a la categoría de la unidad:

191
Juicios
Juicios singulares -> Juicios universales
Cantidad particulares ->
Unidad -> Totalidad
Pluralidad

Juicios afirmativos -> Juicios negativos Juicios indefinidos


Cualidad
Realidad -> Negación -> Limitación

Juicios
Juicios categóricos -> Juicios disyuntivos
Relación hipotéticos ->
Sustancia -> Comunidad
Causa

Juicios Juicios
Juicios apodícticos
problemáticos -> asertóricos ->
Modalidad -> Necesidad-
Posibilidad- Existencia-
Contingencia
Imposibilidad Inexistencia

 La revolución kantiana

La revolución de Copérnico coincide con un cambio de centro.


Lo mismo ocurre en el caso de la teoría kantiana del conocimiento.

1. El conocimiento "gira" más, aunque no por entero, en torno


al sujeto que en torno al objeto.

192
2. Conocer es constituir activamente el conocimiento
estructurado y manipulando los datos de la experiencia.

Fenómeno: El objeto de las ciencias de la naturaleza.

Noúmeno: La cosa en sí, el sujeto no puede experimentar de


forma inmediata.

 La tentación metafísica

La metafísica no puede ser considerada una ciencia porque las


categorías solo pueden aplicarse a los fenómenos dados por los
sentidos.

Los noúmenos no pueden convertirse en objeto de


conocimiento.

La ciencia formal es la de los noúmenos o "cosas en sí", no


podrá ser formal porque los noúmenos no son forma de la razón, sino
que existen de forma absoluta.

193
 La ciencia real es la ciencia en sentido ordinario.

Como los noúmenos existen realmente, habría que llegar a


disponer de una ciencia real de ellos. Pero para esto deberíamos gozar
de una experiencia inmediata, directa, de esos absolutos, de una
intuición que no estuviera estructurada por el tiempo y el espacio, ni
por las categorías del entendimiento que transforman lo noumenal en
fenoménico cognoscible. No tenemos semejante experiencia de lo
absoluto (es nuestra finitud, son los límites de nuestra razón humana);
por tanto no podemos tener conocimiento de lo absoluto. Un
conocimiento de este tipo sería metafísico. Kant declara que debido a
nuestra finitud este conocimiento es imposible.

El "Mundo en sí", el "sujeto en sí" y "Dios" son las tres Ideas de


la Razón que colocan todo el saber en la perspectiva de lo absoluto, de
la unidad y de la finalidad última; esta perspectiva es infinita, nos
sobrepasa.

Las antinomias se producen cuando la razón sucumbe al deseo


de conocer el mundo en sí y en su totalidad y elaborar una cosmología
integral. Son conclusiones o tesis contradictorias igualmente plausibles:

194
1. Que el mundo sea finito y que sea infinito

2. Que su estructura última sea atómica (elementos simples) y


que sea continua (divisibilidad infinita)

3. Que haya causalidad libre o causalidad determinada

4. Que exista un ser necesario y que todos los seres sean


contingentes

195
ACTIVIDAD DE LA SEGUNDA UNIDAD

196
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
MEDIO CICLO

197
UNIDAD 3

El problema ético
y el problema axiológico

OBJETIVO

198
1. ¿Qué es la Ética?

La ética, es una ciencia práctica, que estudia cómo se ordenan los actos
humanos en relación con el fin del hombre: no se detiene en la
contemplación la verdad, sino que aplica ese saber a las acciones
humanas, proporcionando el conocimiento necesario para que hombre
obre bien moralmente.

La ética no es una ciencia práctica en sentido en que lo puede


ser una “técnica”, pues trata sobre los actos humanos en cuanto
voluntarios además, porque es una parte de la filosofía que estudia el
por qué último de los fines y medios en vida humana.

“La ordenación de las acciones voluntarias, pertenece a la


consideración de la filosofía moral. Y la ordenación que la razón hace
considerando las cosas exteriores constituidas por la razón humana
pertenece a las artes mecánicas. Así, es propio de la filosofía moral
considerar las operaciones humanas en cuanto que están ordenadas
entre si y respecto al fin.”

La ética es la más importante de las ciencias prácticas, porque


trata acerca del fin último del hombre, en el que se encuentra la
felicidad, y de los medios para conseguirlo.

199
Puede decirse que en definitiva es la parte más importante de
toda la filosofía, ya que ayuda al hombre de modo concreto a conseguir
su fin.

Cuando se dice que la filosofía no tiene una “utilidad” práctica


no debe olvidarse que globalmente consideradas las cosas, es el
conocimiento racional más “útil” para el hombre, ya que le encamina
hacia su fin último (en cuya consecuencia consiste la felicidad).

 El objeto de la ética

La ética estudia los actos humanos bajo el punto de vista de su


moralidad, en cuanto son buenos o malos moralmente, lo cual se
determina atendiendo al fin último del hombre: es bueno lo que
conduce al hombre a su fin real, y es malo todo aquello que le aparte
de ese fin. A la ética corresponde estudiar el fin último del hombre,
que es Dios, y considerar de modo concreto la moralidad de los actos
humanos: así, estudia la ley moral natural, su aplicación a través de la
conciencia, los factores que influyen en la moralidad de los actos
humanos, los hábitos morales (virtudes y vicios), estudia también de
qué modo se aplican los principios morales generales a los problemas
específicos. Así como a los temas derivados de la naturaleza social del
hombre.

200
El objeto material de la ética son los actos humanos, o sea, los
actos voluntarios, que son los que proceden de la voluntad libre: por
depender del hombre y no darse de modo necesario, existe una
responsabilidad moral acerca de ellos.

El objeto formal de la ética es la ordenación de los actos


humanos al fin último del hombre. Por tanto, la ética se fundamenta
sobre la metafísica, que estudia a Dios como Causa primera y fin último
de toda la creación (y del hombre en particular).

La filosofía moral o ética trata “de las operaciones humanas,


que proceden de la voluntad del hombre según la ordenación de la
razón. Pues si hay en el hombre operaciones no sujetas a la voluntad y
a la razón, no se llaman propiamente humanas, sino naturales, como
sucede con las operaciones del alma vegetativa, que de ningún modo
caen bajo la consideración de la filosofía moral. Así como el objeto de
la filosofía natural es el movimiento, o el ente móvil, así el objeto de la
filosofía moral es la operación humana ordena al fin, o también el
hombre en cuanto que actúa voluntariamente en vistas al fin” .

 Partes de la Ética

Aunque la ética es una sola ciencia, a efectos prácticos suelen


dividirse en dos partes:

201
1. La ética general, que estudia los principios fundamentales
acerca de la moralidad de los actos humanos: el fin último
del hombre, la ley moral, la conciencia, el pecado, las
virtudes.
Así, respecto al fin último, demuestra que se encuentra en
Dios, tanto en el aspecto objetivo (aquello cuya posesión
se ha de buscar) como subjetivo (la felicidad). Se
determina que la moralidad de los actos humanos está en
función de su adecuación al fin último, y que se juzga por
su objeto, su fin y sus circunstancias. Se considera la ley
moral como regla objetiva de la moralidad, estudiando los
tipos de leyes morales y sus características (por ejemplo,
la objetividad y universalidad de la ley moral natural). Se
analiza la naturaleza de la conciencia, su obligatoriedad y
los principios que deben regir la correcta actuación moral.
Se estudia la naturaleza de los hábitos morales (virtudes y
vicios) y su relación con la moralidad.
2. La ética social, que aplica esos principios a la vida del
hombre en cuanto miembro de la sociedad.
Entre los diversos temas que esta trata, pueden señalarse,
por ejemplo: en qué consiste el bien común de la
sociedad; qué relación existe entre los individuos y la
sociedad: la función de la autoridad social: la

202
obligatoriedad y moralidad de las leyes; el principio de
subsidiariedad, por el que la autoridad debe respetar y
fomentar todo lo que sean capaces de hacer los individuos
y los grupos intermedios, interviniendo en los temas que
lo exigen: la naturaleza, función y derechos primarios de la
familia como célula básica de la sociedad; los fines del
matrimonio y los obstáculos que se oponen a ellos.

1.1 Lo bueno y lo malo

Bueno y malo son términos relacionados a lo que nombramos


como el “nivel horizontal” de la vida, es decir, la consecuencia de
nuestra situación de vida. El individuo evalúa todo subjetivamente
como bueno o malo. En contrapartida, hay la necesidad de distinguir
las palabras “bondad” y “maldad”. Estas sirven para describir la
dirección espiritual del hombre – “el nivel vertical” de su vida. Si usted
imaginar el hombre como un punto a través de lo cual el horizontal
expresa la vida terrena y el vertical la vida espiritual, usted formará una
cruz. La cruz es el símbolo de la Verdad; el nivel de su vida (horizontal)
será proporcional a su calidad espiritual (vertical). Luego, si usted de
hecho quiere cambiar su vida y sus circunstancias exteriores, cambia a
usted mismo.

Las personas observan el mundo a su alrededor principalmente

203
de una forma subjetiva, porque normalmente apenas suelen ver las
cosas bajo su propia perspectiva. “Eso es lo que yo quiero, pero no que
eso sea bueno o malo...”- conforme a ellas les convenga o no. De
hecho, las cosas no son buenas o malas. Nosotros solamente las
hacemos parecer de esta manera. Definimos la lluvia como buena
cuando riega nuestro jardín y como mala cuando queremos disfrutar al
aire libre; un fuego en la chimenea es considerado bueno en una noche
fría, pero el calor del verano es malo.

Los opuestos como “bueno” y “malo” de alguna manera


pertenecen uno al otro, como las dos fases de una moneda. Una vez
usted la ve de un lado, y después del otro; y nunca logra ver los dos
lados al mismo tiempo. Ver los dos opuestos y conectarlos
espiritualmente es algo que solamente una persona plenamente
consciente puede hacer – un individuo quién ha experimentado los dos
opuestos, los conoció y aprendió a amarlos, o más claramente: los
aceptó sin lamentar. Nosotros aprendemos que algo es bueno
solamente cuando se le compara con su opuesto malo. Sin el contraste,
nada podría existir. Al final, ¿cómo usted sabría lo que es bello si no
supiese lo que es feo? ¿Cómo usted percibiría lo que es felicidad si no
supiese como es la sensación de estar infeliz? Pero cuando usted pare
de juzgar las cosas en su alrededor evaluando si a usted les gustan o
no, su visión subjetiva cambia para un mirar más objetivo y usted logra
verlas como son. Entonces usted realmente comprenderá la vida y

204
podrá vivirla completamente.

Lo que es bueno para uno puede ser malo para otro. Usted
puede dividir el pan con un cuchillo, pero usted también puede matar
con un cuchillo. La “división del pan” de una familia pobre (tirarle el
poco que tienen), de cualquier manera, no es bueno; matar, por
ejemplo, un cerdo puede ser bueno para su dueño pero sería malo si el
cerdo tuviese alguna enfermedad. El bueno puede transformarse
fácilmente en malo y el malo en bueno, y aquello que anteriormente
era conveniente en el momento siguiente puede convertirse en un
fardo.

La mayoría de las cosas, tras de las cuales las personas orientan


su vida, cambia solamente su situación en el sentido horizontal y son
irrelevantes para la calidad de vida – como una determinada marca (de
auto, cerveza, ropas), dónde ir a las compras... En contraste con esto,
hay los opuestos que se encuentran en la línea vertical y, eligiendo
entre ellos, realmente cambiamos nuestras vidas. Por ejemplo: orgullo
– humildad; ganancia – generosidad; lujuria – castidad; envidia –
desapego; gula – moderación; rabia – tolerancia; pereza – vigor.

Basado en nuestras opciones, nos inclinamos hacia la dirección


del bueno o del malo. En el camino del bueno, las cosas buenas nos
pueden ayudar, así como las malas. Cuando, por ejemplo, alguien en la

205
casa nos despierta por la mañana y levantamos de la cama, lo vemos
como malo si no hemos dormido lo suficiente. Sin embargo, cuando
aprendemos a no estar enojados con esto (lo que no es fácil si es una
situación repetitiva), somos tolerantes. Si aprendemos a despertar por
la mañana, y no en la hora del almuerzo (algo que percibiremos
inicialmente como mala y desagradable), superaremos nuestra propia
flojera y ganaremos tiempo que anteriormente perdíamos durmiendo.

Cada paso en la línea vertical nos cambia y luego nuestras vidas


serán distintas. Por ejemplo, gracias al hecho de levantar más
temprano de la cama, podremos tener muchas experiencias durante el
día y después, en la noche, no necesitaremos ir para algún bar para
“charlar”. Pájaros cantan graciosamente por la mañana y el clima es
normalmente más agradable antes del medio-día; al contrario, alcohol
y cigarrillos “satisfacen” más en la noche que durante el día. Nosotros
apenas tenemos que caminar hacia arriba en la vertical y el camino es
cada vez más fácil; porque cuando vamos a su largo, también
cambiamos nuestra vida completamente. A final, es un reflejo de
nuestro estado interior. Cuando somos tolerantes, otras personas son
tolerantes con nosotros. Cuando no somos flojos para hacer algo para
los demás, otros también vienen y nos ayudan, si precisamos. Si somos
generosos, otros nos darán lo que precisamos, y en este momento
seremos muy agradecidos. Por lo tanto, les deseamos mucha fuerza y
paciencia en el camino por la línea vertical de su cruz personal.

206
1.2 Dimensión ética del ser humano

Todos hablan de ética: los políticos, los científicos, los medios


de comunicación, los abogados, los jóvenes, los no tan jóvenes, es
decir, todos los sectores de la sociedad.

Nos preguntamos ¿qué es la Ética, la Moral o la Axiología?, ¿en


qué se diferencian?, no tenemos todas las respuestas, pero utilizando
el razonamiento, trataremos de responder a cada término, veamos

El sentido más antiguo de la ética (del griego ethika, de ethos,


‘comportamiento’, ‘costumbre’), residía en el concepto de la morada o
lugar donde se habita. El éthos es el suelo firme, el fundamento de la
praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos.

El hombre a través de su vida va realizando actos. La repetición


de los actos genera "actos y hábitos" y determinan además las
"actitudes". El hombre de este modo, viviendo se va haciendo a sí
mismo. El carácter como personalidad es obra del hombre, es su tarea
moral, es el cómo "resultará" su carácter moral para toda su vida...

Podemos así, aproximarnos a la conceptualización de la palabra


"moral" (del latín mores, ‘costumbre’) como la adquisición del modo de

207
ser logrado por la apropiación o por niveles de apropiación, donde se
encuentran los sentimientos, las costumbres y el carácter.

Por esto, la ética es la moral. Veamos otras definiciones:

Ética, es la rama de las ciencias filosóficas que investiga las


leyes de la conducta humana, para formular las reglas que
convienen al máximo grado de la evolución psicológica y social
del hombre. Moral tiene una significación más amplia que el
vocablo de la ética. Moral está por encima de lo físico. Lo moral
en tal caso, es todo lo que se somete a todo valor. Inmoral se
opone a todo valor.

Analicemos lo siguiente:

 Valor y Antivalores...
Amor - Odio
Procreación - Aborto
Sabiduría - Ignorancia
Equidad - Desigualdad
Justicia - Injusticia
Paz - Guerra
Amistad - Envidia
Libertad - Esclavitud

208
Bienestar - Miseria

Debemos considerar los planteamientos de la teología moral


sobre la persona, es así como toda persona y su dignidad tienen un
valor supremo en la moral.

 La Dignidad de la Persona

El ser persona es una realidad que supone para la


ética el valor primero y fundamental.

La dignidad humana es el referente principal para


los sistemas éticos religiosos y para aquellos que
pretenden construir una moral meramente civil
basada en la autonomía de la razón humana. Todos
coinciden en que la persona es el valor supremo que
hay que defender y proteger.

 Naturaleza de la dignidad humana

La persona es algo original (único e irrepetible) y


cualitativamente superior en el orden de los seres
creados. La moral sólo puede plantearse a partir de
la estructura personal del ser humano. La persona

209
se manifiesta como una realidad que conjuga la
dimensión privada y la dimensión pública. Ambos
factores forman parte de su valor ético. Si se reduce
la persona a la dimensión privada se cae en el
individualismo. Si es reduce a lo público, se cae en
un colectivismo igualmente reprobable.

 Expresiones de la Dignidad Humana

En la ética kantiana, la moral reside en la actitud


coherente con la realidad de la persona. Esa actitud
se expresa con las categorías fin / medio: la persona
es y debe ser tratada como fin y nunca sólo como
medio.

La persona es una realidad absoluta y no relativa: su


dimensión moral brota de su mismo ser y no por
referencia a otros seres. Esto no implica que se
niegue su capacidad de apertura a los otros y a Dios,
peo incluso actúa como un absoluto que reclama un
respeto y una dignidad incondicional.

 Estructura personal del ser humano

210
Únicamente la persona puede ser origen y centro de
los valores morales y quien puede justificarlos. Esta
afirmación pertenece a la cosmovisión bíblica y la
tradición teológica. Santo Tomas coloca a la persona
como el centro del universo y como el lugar en que
se realizan los valores morales. De esta manera el
ser personal es la categoría ética por excelencia
para formular la moral, para preservarla y
fomentarla.

 La humanización como meta de la dignidad humana

Afirmar la dignidad originaria de la persona significa,


fundamentalmente, dos cosas:

Afirmar el valor del individuo, del yo: cada persona


es única, insustituible, necesaria, tiene valor por sí
misma, es libre, vive para Dios que la conoce por su
propio nombre.

Afirmación del valor de la alteridad, del otro: la


persona, no está cerrada sobre sí misma, sólo
merece respeto en cuanto es intersubjetividad. La
alteridad corrige y complementa la posible

211
desviación individualista y abstracta del
personalismo.

En resumen, la dignidad humana como categoría


moral orienta a la reflexión y a la vivencia ética
hacia la meta de la humanización. Aceptar el valor
absoluto de la persona constituye el campo propicio
para un diálogo respetuoso y fructífero entre moral
cristiana y la ética cívica.

1.3 La ética como un sistema social

Relación social puede referirse a una multitud de interacciones


sociales, reguladas por normas sociales, entre dos o más personas,
teniendo cada una posición social y realizando un papel social.
Resultado de la relación hay una modificación de la conducta. En
jerarquía sociológica, las relaciones sociales están más avanzadas que
el comportamiento, acto social, comportamiento social, contacto social
e interacción social. Las relaciones sociales forman la base de
conceptos como organización social, estructura social, movimiento
social y sistema social.

El contenido dado por el proceso de socialización, modifica la


conducta por la intervención de los otros individuos en una secuencia

212
de relaciones igual a aprendizaje, además fundamenta la percepción, la
motivación, el aprendizaje y la adaptación por el intercambio de reglas,
y creencias (Canals), que comenta a James Kennedy y Russell C.
Eberhart, que han dedicado su reflexión sobre todo ello. Dicen que
para modelar la interrelación humana es necesario modelar a los
individuos en un contexto social, interrelacionando entre sí. Comenta
Antonio Lucas Martín en su manual de Sociología, los requisitos de la
acción social: objetivos, adaptación de medios a objetivos y el poder
integrador de los individuos en el grupo mediante normas y
mantenimiento de un modelo en el proceso de socialización. La
sociabilidad entra en interacción con la ética en el momento en que
empezamos a tener amistades, esto quiere decir que la ética y la
sociabilidad, tienen una relación muy estrecha, por que gracias a esta,
el ser humano tiene una gran relación consigo mismo y con los demás,
entonces en conclusión, la sociabilidad y la ética se relacionan por que
tienen moral y conocimiento por conocer a alguien (ver Principio de
solidaridad).

Las relaciones sociales son un complemento tan importante


como la relación que tenemos con nosotros mismos, así pues; el
relacionarse con otros seres se transforma en un aspecto necesario y
primordial de la vida cotidiana.

213
1.4 La postura Kantiana

Antes de empezar a explicar las características de la ética de


Kant hay que partir de una distinción previa que él propone: la de
éticas materiales y éticas formales.

Son materiales aquellas éticas que afirman que la bondad o


maldad de la conducta humana depende de algo que se considera bien
supremo para el hombre: los actos serán, por tanto, buenos cuando
nos acerquen a la consecución de tal bien supremo, y malos cuando
nos alejen de él. Las éticas materiales suponen que hay bienes, cosas
buenas para el hombre, y determinan cuál es el bien supremo o fin
último del hombre (el placer para Epicuro, la felicidad virtuosa para
Aristóteles, etc.) Según cuál sea el bien supremo, la ética establece
normas o preceptos con el fin de alcanzarlo.

Toda ética material tiene contenido, en este doble sentido: 1)


hay un bien supremo 2) se proponen los medios para alcanzarlo.

Kant rechaza las éticas materiales, pues presentan deficiencias.


En primer lugar, son empíricas, es decir, a posteriori. Su contenido está
extraído de la experiencia. Esto impide que sus principios sean
universales, pues sólo lo a priori puede serlo. En segundo lugar, sus
preceptos son hipotéticos o condicionales. No valen absolutamente,

214
sino sólo de modo condicional para conseguir un cierto fin. Esto impide
también que sean universalmente válidas. Por último, son
heterónomas. Es decir la voluntad es determinada a obrar de un modo
u otro por el deseo o inclinación a algo (placer, por ejemplo).

Visto lo anterior, Kant afirma que una ética que pretende ser
universal y racional no puede ser material, ha de ser, por lo tanto,
formal. La ética ha de estar vacía de contenido, es decir: 1) no debe
establecer ningún bien o fin que haya de ser perseguido, y 2) no nos
dice lo que hemos de hacer, sino cómo hemos de actuar.

La ética formal se limita a señalar cómo debemos obrar


siempre, se trate de la acción concreta de que se trate. Un hombre
actúa moralmente, según Kant, cuando actúa por deber. El deber es,
según Kant, “la necesidad de una acción por respeto a la ley” es decir,
el sometimiento a una ley, no por la utilidad o la satisfacción que su
cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la misma.

Kant distingue tres tipos de acciones:


 Acciones contrarias al deber.
 Acciones conforme al deber.
 Acciones por deber. Sólo estas últimas poseen valor moral.

Supongamos un comerciante que no cobra precios abusivos a

215
sus clientes. Su acción es conforme al deber. Ahora bien, tal vez lo haga
para asegurarse así la clientela, en tal caso la acción es conforme al
deber, pero no por deber. La acción es un medio para conseguir un fin.
Si, por el contrario, actúa por deber, es decir por considerar que ese es
su deber, la acción no es un medio para conseguir un fin o propósito,
sino que es un fin en sí misma, algo que debe hacerse por sí.

El valor moral de una acción radica en el móvil que determina


su realización. Cuando este móvil es el deber tiene valor moral.

La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo


que no es ni puede ser hipotético, sino categórico. Kant ofrece varias
formulaciones del imperativo categórico. La más famosa de estas
formulaciones es la siguiente: obra sólo según aquella máxima que
puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal. La
“máxima” se refiere a los principios subjetivos de la voluntad, a sus
propios móviles que, de no existir el imperativo categórico impuesto
por la razón, se impondrían a la voluntad. Este imperativo no es
material, pues no dice qué debemos hacer. Es formal, en cuanto dice
cómo hay que actuar. Proporciona una regla para medir las acciones,
gracias al imperativo podemos evaluar cualquier acción y calificarla
como conveniente o inconveniente de acuerdo con el principio del
deber.

216
Existe una segunda formulación famosa del imperativo
categórico, que es así: obra de tal modo que trates la humanidad, tanto
en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y
nunca meramente como un medio. Kant entiende que los seres
humanos se caracterizan por su autonomía, es decir, la capacidad de
darse normas a ellos mismos o de seguir de forma crítica las que les
dan otros. Esta capacidad es única en la naturaleza y convierte a los
seres humanos en seres excepcionales, incomparables con cualquier
otro, por lo que no tienen precio, sino que se le aplica un concepto
distinto que es el valor. Este valor es expresable en el concepto ético
básico para la antropología de Kant, la dignidad. La dignidad supone el
deber de actuar con el otro como si fuera un fin en sí mismo, es decir,
la imposibilidad de utilizarlo como una cosa, como un medio para
nuestra conveniencia.

A pesar de que Kant evita en buena medida hablar de lo bueno


y lo malo, él entiende que existe algo absolutamente bueno: lo bueno
incondicionado. Esto es la buena voluntad, el deseo de hacer siempre
las cosas adecuadamente. Kant entiende que la ética (la razón práctica)
tiene algunos postulados que no son demostrables, como los tenía
también la razón pura. Estos postulados son la libertad, la inmortalidad
del alma y la existencia de Dios. Esto es así porque la ética tan sólo
tiene sentido si existe la libertad; la felicidad, que sería la perfecta
adecuación entre nuestros deseos individuales y el deber moral tan

217
sólo se podría dar si fuésemos infinitos, porque supondría una voluntad
santa en este mundo y esto es imposible. Por último, la propia idea de
felicidad supone la existencia de una causa suprema de la naturaleza
dotada de entendimiento y voluntad, es decir, Dios.

Como vemos, para Kant, la moralidad coloca al hombre en el


umbral de la religión. Sin embargo, aunque lleva hacia ella, no es su
objetivo porque el hombre no debe tender a la felicidad, sino a la
racionalidad. La religión sirve como esperanza para la moralidad.

2. ¿Qué es la Axiología?

Axiología (del griego axios, ‘lo que es valioso o estimable’, y


logos, ‘ciencia’), teoría del valor o de lo que se considera valioso.
Axiología: Parte de la filosofía que se estudia la naturaleza de los
valores (lo bello, lo bueno, etc) y su influencia.

En definitiva, la Axiología es la disciplina filosófica que estudia el valor,


los fundamentos del valor, la naturaleza del valor, los juicios del valor y
la forma como los captamos.

Entendida como la teoría del valor o de lo que se considera


valioso, la Axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también
de los valores negativos, analizando los principios que permiten

218
considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos
de tal juicio.

2.1 Los valores humanos

Valores humanos son aquellos conceptos universales


conductores de la acción que se encuentran en todas las culturas,
todas las sociedades y en todos los lugares donde los seres humanos
interactúan con los demás. Los cinco valores humanos, que se pueden
encontrar en todas las culturas, todas las sociedades y en todas las
religiones, son la Verdad, Rectitud, Amor, la Paz y la No Violencia. Estos
valores son eternos, son esencias eternas, que elevan la vida humana a
su máxima expresión, a su más alta capacidad.

Los valores humanos tienen una energía intrínseca y dinámica.


Los valores humanos no siguen las leyes de la ciencia física. No pueden
ser agotados. Los valores humanos se multiplican a medida que se
apliquen, que se utilizan, se expresan y se ejecutan. Cuando esto
sucede, el beneficio es mutuo tanto para el emisor como para el
receptor.

Así podemos entender que los valores humanos tienen una


energía inherente de que se fortalece y se multiplica a medida que se
utilizan. Podemos utilizar la metáfora de la apertura de una cuenta

219
bancaria, un crédito de energía que se construye, se crea una gran
cantidad de energía en el interior, sobre la cual podemos hacer retiros
en cualquier momento. El fruto de estos retiros es que atraen a más
energía, ya que se gastan!

Podríamos llamar a esto los valores de nuestro banco, que


también atrae a los depósitos en nuestro banco de carácter. Los
valores están presentes y rápidamente identificados cuando actuamos
con la unidad entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Esa unidad,
de pensamiento, palabra y obra se llama integridad.

Los valores humanos no siguen la ley del cuadrado inverso.


Ellos no sufren una disminución con el tiempo y el espacio. Una buena
acción realizada hoy sigue siendo una buena acción siempre.

Existe una coincidencia entre el comportamiento y los valores,


el comportamiento se basa siempre en las elecciones y los valores en
las opciones, es decir, guías para la acción y el comportamiento. Los
valores son dinámicos y fluidos, no son unidades discretas, son de
múltiples capas, multi-contextual, muti-faceticas. Los valores no tienen
límites rígidos y aplican en todos los compartimentos de la conducta: la
elección y la motivación. Los valores también están vinculados a la
emoción, a la energía, el impulso de la mente al expresar el
sentimiento y la acción.

220
Podemos concluir que los valores humanos son esencias
eternas, donde siempre están en la búsqueda de mejorar a un
individuo como persona, e incluso a una sociedad.

Debemos tener en cuenta que los valores morales y los valores


humanos son totalmente diferentes.

2.2 El ser humano como un ser valorativo

Hablar de los valores es introducirse en un mundo complejo.


Nos tenemos que preguntar ¿Qué cosas tienen valor?

 Los valores no existen por si mismos

Los valores no existen por sí mismos, necesitan un depositario


en que descansar. Es decir, los valores no tienen una existencia
independiente de las cosas en que se presentan. Los valores, como
tales, no existen sino en un objeto determinado. Se nos presenta como
cualidades de esos objetos: la belleza de un cuadro, elegancia de un
vestido, utilidad de una herramienta, etc.

221
 Polaridad de los valores

Una característica fundamental de los valores es la polaridad:


es decir, se presentan en un valor negativo. Así a la belleza se le opone
la fealdad; lo malo a lo bueno; lo injusto a lo justo, etc.

La dinámica de la vida es una lucha de contrarios. Todo


accionar humano necesita siempre dos polos para llegar a un fin
concreto. Necesita de lo bueno para encaminarse por lo recto y lo malo
para tenerle cuidado y no salirse del camino recto. La vida sin un
contrario no sería vida humana, es más, no podría existir.

 Los problemas axiológicos de la vida diaria

Los problemas acerca de los valores no se plantean únicamente


en los libros, revistas y congresos filosóficos, sino que están presentes
en las manifestaciones más diversas de la vida diaria. Estos problemas
se debaten a diario en la calle, en el parlamento, en el café, en las casas
más humildes, en los boliches, etc.

Cuando dos personas no están de acuerdo al valorar una


comida como agradable o sabrosa y fracasan en el intento de
convencerse mutuamente, la discusión termina, por lo general, con la
afirmación de uno o de ambos interlocutores, de que a él le gusta o no

222
le gusta, y nadie podrá convencerlo de lo contrario.

¿Los valores son objetivos o subjetivos? ¿Las cosas tienen valor


porque las deseamos, o las deseamos porque tienen valor?

El valor será objetivo si existe independientemente de un


objeto o de una conciencia valorativa. Y será subjetiva si su existencia
se debe a reacciones ya sean fisiológicas o psicológicas del sujeto que
valora.

 ¿Cómo captamos los valores?

Los valores se presentan ante nosotros a través de objetos


reales: piedra, lienzo, papel, gesto, movimiento, etc. y los captamos
por los sentidos. Esta captación es parcial. Nunca captamos en su
totalidad una realidad.

 Crisis de los valores

En un mundo donde la tecnología avanza desesperadamente y


las sociedades urbanas crecen vertiginosamente, el hombre se va
cosificando (volverse una cosa) a la misma velocidad que el avance de
la ciencia. Esta cosificación está empujando al hombre de hoy hacia un
precipicio de una caída sin fin: la pérdida de su identidad.

223
Se dice y se repite en nuestra sociedad, en nuestra escuela, en
nuestra familia, que nuestra juventud... es víctima de una “crisis de
valores” Es por tanto fundamental para nosotros, el conocer las causas
y los efectos de esa crisis.

Cuando hablamos de “valor” o de “valores”, fácilmente lo


podemos relacionar con negocios y con el precio económico de un
producto.

Sin embargo no es ese el sentido que se le da cuando se habla


de “crisis de valores”. Cuando hablamos de la necesidad que tenemos
de la formación en los valores, se hace referencia a algo de carácter, no
económico, sino moral.

La vida es una carrera donde todos quieren ganar. El mundo es


un mundo de pirañas donde todos quieren comerse al más débil e
indefenso. Los valores humanos ya no caben en la escala de valores de
los más sinvergüenzas donde el poder está centralizado en el Estado
que está lleno de corruptos de profesión.

La carencia de valores en el mundo es una realidad que vemos


a diario en los noticieros, revistas, periódicos y demás medios de
comunicación nacional e internacional. Es quizás, este el problema más

224
grave que atraviesan las familias y las sociedades del mundo en
general. Este problema se puede observar en todas las clases sociales,
desde el más rico hasta el más pobre y entre estos están la perdida de
respeto a la autoridad, la impuntualidad, la descortesía, la agresividad,
la discriminación, etc.

Una de las principales causas que se dan por la carencia de


valores en las personas es porque muchas crecieron en un entorno
familiar en el que no les enseñaron un modelo de persona que
presente valores éticos y morales.

Las crisis económicas, sociales, morales, ecológicas religiosas,


políticas, familiares o de cualquier tipo, las podríamos sintetizar en una
sola frase: crisis de valores, momentos decisivos para mejorar o
empeorar, salir adelante o hundirnos aún más. Existir o dejar de existir,
a nivel personal o de comunidad, nuestra decisión final, por lo tanto,
es también nuestra responsabilidad elegir como deseamos vivir aquí,
ahora y mañana.

 Desvalores, comportamientos.

Escasez de autoestima: Es una grave carga psicológica. Con ella


a cuestas, la persona aparenta ser lo que no es; se vuelve tímida,
huidiza, servil con los poderosos, autoritaria con los humildes y

225
preocupada en exceso por el que dirán.

La primera responsabilidad de todo educador, ya sea como


padre de familia, es formar en los niños el valor de la autoestima, la
confianza que debe tener todo ser humano en sí mismo.

Corrupción. Pérdida de honestidad: La persona que se degrada,


primero escucha los consejos de los perversos; después, con
nerviosismo, camina por la senda del mal; por último se llena se
soberbia y comienza a burlarse de la gente recta.

 Valores socio comunitarios y medioambientales

Las culturas ancestrales de Bolivia siempre desarrollan el


sentido de la solidaridad. El “ayni”, la “mink’a”, y otros muchos
sistemas de organización comunitaria, tenían por motivación principal
el crear la solidaridad entre todos los miembros de una etnia. Los
valores comunitarios eran como el alma misma de las culturas
autóctonas.

Sin embargo vemos como ahora, sobre todo en las ciudades, se


ha ido perdiendo esos profundos valore humanos basados en el
esfuerzo propio y en la ayuda mutua. Lo que predomina son las ideas
individualistas. Se busca sobre todo el éxito personal, aún en desmedro

226
de los derechos humanos de los demás.

Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo


tanto no existe la dicotomía del ser humano-naturaleza, somos
naturaleza, somos pachamama, somos pachacamac, somos vida.

En estas condiciones emergentes, reconstruir nuestra


identidad es volver a los principios básicos convencionales, no
humanos, sino de la vida, de la naturaleza. Volver a la sabiduría de
nuestros ancestros, al camino sagrado.

“Todo vive” decimos en aymara: las montañas, el rio, los


insectos, los árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un
equilibrio perfecto de la vida. Y nosotros para el vivir bien tenemos que
vivir en equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente
con todo lo que vemos.

2.3 Relativismo: Críticas al etnocentrismo y al universalismo

"El antropólogo no tiene por qué afirmar que todas las culturas
son buenas, pero está en la obligación de someter a todas, incluídas las
propias, a la misma crítica negativa" PEDRO TOMÉ, antropólogo.

"Que haya regímenes autoritarios o democráticos en el mundo

227
no es problema para el antropólogo, sino para el ciudadano." CLAUDE
LÉVI-STRAUSS, antropólogo.

"Volvía a casa en un tranvía una tarde de agosto desde el


campo en el que enseñaba durante algunas vacaciones de
verano cuando estudiaba. Hombres blancos y negros que
habían estado trabajando al sol subieron al tranvía. Estaban
sucios y sudorosos. Una mujer blanca que estaba a mi lado se
quejó del olor de los negros; efectivamente, olían. Me
pregunté qué pasaba con los trabajadores blancos, y me
acerqué a ellos; también olían. El traje azul de algodón que yo
llevaba estaba húmedo de sudor a causa del duro día que había
tenido. Entonces me di cuenta de que... ¡yo también olía!. Fue
un descubrimiento" HORTENSE POWDERMAKER (1966)

El etnocentrismo es una actitud que consiste en considerar al


grupo o cultura propia como superior, y es despreciativo respecto a
otros grupos y culturas. Todo grupo desprecia a los demás, aunque la
forma de hacerlo puede variar culturalmente.

La forma más simple de etnocentrismo es que una persona


asuma ingenuamente que las premisas culturales son las mismas en
todas partes. Todos nosotros somos probablemente culpables de esta
clase de etnocentrismo, y nuestro enfoque parte de la tradición

228
histórico-político occidental.

Esta posición universalista mantiene que existe un criterio


moral aplicable a todos los grupos humanos, y se opone a la postura
relativista que argumenta que los derechos son relativos al contexto
cultural específico en el cual se desarrollan.

Y aquí viene el gran debate de la antropología y no sólo de esta


disciplina... Los relativismos.

El relativismo cultural aparece como una respuesta al


etnocentrismo, en base al argumento de que los valores de una
sociedad dependen del sistema cultural en el cual se originan y por lo
tanto no puede haber un criterio universal.

¡Atentos! El relativismo cultural no toma por objeto los juicios


morales, uno es relativista cultural como consecuencia de su
conocimiento antropológico. El antropólogo Ángel Díaz de Rada lo
explica así "Simplemente, dado el conocimiento antropológico
acumulado tras década de investigación empírica, los antropólogos
sostenemos que, de hecho, hay muchos órdenes morales diferentes,
muchas formas diferentes de interpretar lo que ha de ser entendido
como buena vida, lo que ha de ser entendido como deseable. Y nos
gusten o no nos gusten esas formas de vida, el único modo de empezar

229
a entenderlas es percibirlas como diferentes." La metodología que
utiliza, por tanto, es el relativismo metodológico, que implica una
renuncia profesional a los juicios morales (como un/a médico que
llorará si un ser querido ha fallecido por cáncer, pero deberá aparcar
sus lágrimas en la medida de lo posible si quiere investigar un tumor
maligno y tener un mayor entendimiento objetivo y neutral del tumor)

Un ejemplo práctico de este método es el de Adriana Kaplan,


antropóloga, que propuso un rito de iniciación “alternativo” en
Gambia: un rito de paso que incluyera la significación psicológica de
“convertirse en mujer”, que fuera aceptable para su cultura, y que no
incluyera la mutilación genital como elemento.

"Nosotros pretendemos un cambio desde el respeto,


entendiendo su cultura. Por eso la vicepresidenta de Gambia estaba
tan encantada con el proyecto. “Usted ha visto con ojos africanos”, me
decía. Nuestra propuesta alternativa permite seguir manteniendo el
significado del ritual. El gobierno de Gambia ha dado la bienvenida a
este proyecto, porque estamos invirtiendo en el país, dejamos el
conocimiento en su gente y sin que les cueste nada."

"Se nos ha acusado desde sectores feministas radicales de


defender prácticas que atentan contra los derechos. No es cierto. La
obligación que tenemos no es relativizar, es comprender y no juzgar. Y

230
desde la comprensión, proponer. Eso es lo que hacemos."

Luis Pancorbo, periodista y antropólogo, ha recorrido el mundo


con una actitud que lo sitúa a medio camino entre la aventura y la
antropología, y asegura que “Si tuviera que implicarme en las creencias
de todos los pueblos que he conocido, en estos momentos sería ya
incapaz de descubrir el bien y el mal. Por lo tanto en eso sí que tengo
un cierto acercamiento antropológico, trato de ser un observador
participante. No creo que existan verdades supermayúsculas.”

Eso sí, añade: “Cuando he filmado cómo los yanomami beben


un puré de plátanos sobre el que arrojan las cenizas de sus muertos,
soy consciente de que una parte de los espectadores puede
conceptuarlos como salvajes. Probablemente no hay otra cosa que
pueda repeler más a nuestra cultura que la muerte, y eso es algo que
condiciona la perspectiva del telespectador. Pero no creo que por ese
prejuicio deba renunciar a ofrecer estos planos, por cruda, diversa o
ambigua que pueda parecer esa realidad a la hora de ser descodificada.
Obviamente, ese tipo de situación puede originar un debate
controvertido y complejo, dado que la propuesta relativista puede no
ser válida en todas las circunstancias. De hecho, ninguna cultura es
inocente y siempre hay reglas de dominio. Por eso, al abordar
cuestiones como la ablación del clítoris o la lapidación de las adúlteras,
hay que tomar partido y denunciar su práctica, se esté o no en

231
televisión.”

Del relativismo de la que habla Luis Pancorbo es la propuesta


del relativismo moral.

Paul Bohannan, antropólogo, cuenta: "En 1950 me encontraba


haciendo trabajo de campo entre los tiv de Nigeria Central. Una tarde,
un tiv regresó de bañarse en el rio local. Metió la cabeza en mi cabaña
para decirme que ya había vuelto. Le pregunté qué había pasado. Me
contestó: "No mucho. Se ha ahogado un hombre". Inmediatamente
salté ¿Qué? ¿¿Ahogado??. "¿Conoces el lugar del río donde el fondo
cae de golpe? Bueno, era extranjero. Perdio pié, y no sabía nadar."
"¿Nadie le salvó? ¿No intentaste tú salvarlo?" (Yo sabía que era un gran
nadador). La respuesta fue demoledora: "No era mío". Entendí
perfectamente lo que quería decir. Los tipos se toman molestias para
prestar algún servicio a sus parientes, pero no cualquiera. Me encontré
odiándole a él y a sus valores porque me habían enseñado a pensar
que una vida humana es una vida humana, sin importar de quien sea.
Pensé -y sigo pensando- que no le hubiese costado demasiado rescatar
a aquel extraño. Una semana más tarde, cuando estaba hablando con
el mismo ayudante sobre las familias tiv, mencioné que no veía a mi
madre desde hacía casi cinco años. Me miró horrorizado: ¿Quieres
decir que no vas a tu casa a ayudar a tu madre?" Intenté decirle que
nos escribíamos, que nos manteníamos en contacto, que ella no

232
necesitaba mi ayuda. Mis explicaciones no sirvieron de nada, estaba
tan ultrajado por mis valores como yo por los suyos. Después de
considerarlo una y otra vez durante años, todavía creo que los míos
son mejores. Sin duda él sigue creyendo que los mejores son los
suyos."

El relativismo moral dice "tú eres capaz de hacer juicios


morales, entonces no es lícito que no los hagas porque no todo vale." Y
desde este enfoque, Bohannan "se ha mojado", y desde su óptica
moral, opina que es intolerable dejarle ahogar a una persona, sea
quien sea, y desde su óptica moral, cree que es mucho menos malo no
tener tanto contacto con una madre. El tipo opina que es mucho peor
esto último.

El relativismo moral afecta a la esfera de las creencias morales


de las personas, de todas ellas, ya sean antropólogos, políticos,
albañiles o catedráticos. Todos tenemos derecho a opinar sobre lo que
es para nosotros la buena vida.

Aquí aparece una forma más compleja de etnocentrismo,


cuando la gente sabe perfectamente que existen diferencias culturales,
pero que en lugar de tratar de comprenderlas y ver la humanidad
común a través de las diferencias, consideran a la otra cultura como
incorrecta, inmoral, inferior, o en el peor de los casos perversa. O al

233
contrario: como una cultura casta y pura, sin maldad ninguna, o el mito
del "buen salvaje".

De hecho, aquí viene la forma más compleja, y el primer paso


más allá del etnocentrismo: supone darse cuenta de que otros
pueblos... ¡también son etnocéntricos.!

Pero puede ocurrir también lo contrario que, en nombre de la


cultura o en la idea suprema de preservar y salvar esa especificidad
cultural en este mundo globalizado, preferimos mantenernos al
margen de muchas cuestiones y no opinar, porque "es otra cultura
diferente y no comprendemos". Este quizás es el relativismo más
criticado, quizás por ser el más cómodo y extremo, y es el "como no lo
entiendo, por si acaso, no lo critico: todo vale"

En uno y otro caso, sometemos a juicio moral las vidas de los


otros sin ser copartícipes de esas vidas y arrebatándoles su
protagonismo como agentes morales, "todo para la gente, pero sin
contar con ella"

Y, por lo tanto, en uno y otro caso, vemos la cultura como si no


la crearan las personas, como si fuera algo estático a lo que hay que
adorar. La historia, la tradición, la cultura, es algo creado y recreado
por las personas, es decir, es algo que sirve a las personas, y no al

234
revés.

Es lo que Edward Said planteaba en su libro Orientalismo, un


libro que critica el pensamiento colonial occidental que representa lo
oriental como algo exótico, decadente y corrupto, y que "se nos da ya
definido, acotado y dispuesto de una forma cerrada y acabada." Y una
cultura así, no existe, por suerte.

Entonces ¿cómo hay que tomarlas, cómo estudiarlas de


manera objetiva?

"Hemos de ser sensatos" dice Luis Pancorbo "muchos


antropólogos tienen discusiones periódicas para refundar su ciencia,
que es muy versátil. El subjetivismo resulta imposible de extirpar,
puesto que el etnólogo y el realizador de documentales televisivos
siempre tendrán que utilizar su estructura mental y lingüística para
traducir y dotar de un sentido a esa otra realidad.”

Y es que no debemos olvidar que ese mito del poder de la


ciencia, el que aboga por una ciencia totalmente objetiva y neutral, es
también un mito propio de la idea occidental que propuso como
incontestable el número: todo lo que se puede pensar, contar o medir.
Sin embargo, hay muchos elementos cualitativos que son esenciales
para vivir. Quizás, quien sabe, el/la médico que estudia el tumor lo

235
hace por y pensando en su ser querido fallecido de cáncer y, es más, no
quiere que nadie lo sufra más.

Por eso, Marc Augé tiene un truco que va por este camino, y es
bien simple, de hecho, es una herramienta que los seres humanos la
hemos ido desarrollando durante toda nuestra existencia, y que a
veces parece en peligro de extinción: la empatía.

"Podríamos tener todo un debate sobre las nociones de


tolerancia, de relativismo, que son nociones ambiguas, pero ¿qué es la
tolerancia? Que yo piense que tú tienes derecho a equivocarte y que
esto es recíproco. En realidad, no pienso como tú, pero creo que tengo
razón, claro que también puedo equivocarme. Sin embargo, no puedo
decir que se puede pensar cualquier cosa y no tengo respeto hacia
ciertos aspectos de algunas “culturas”, ya que, por ejemplo, para mí
una mujer es exactamente igual que un hombre, a nivel teórico no
tengo ningún respeto intelectual por las posiciones que dicen que
hombres y mujeres tienen su puesto. Está claro que no voy a hacer la
guerra, pero podemos pensar que tenemos que hacer un esfuerzo.
Mañana la moda intelectual puede cambiar y lo importante me parece
el individuo. La cultura se puede reivindicar por parte de los individuos,
diría mejor “las culturas”, en esa mezcla que hay siempre, pero no hay
que partir de la cultura, sino que hay que tomar al individuo como
punto de referencia».

236
2.4 Subjetivismo: El idealismo subjetivo.

El subjetivismo es la rama filosófica que toma como factor


primario para la verdad -o moralidad- a la individualidad mental y
material del sujeto, siempre cambiante y no trascendente hacia alguna
verdad absoluta o universal.

Es una doctrina filosófica que entiende de manera subjetiva lo


que a primera vista parece una clase de juicios objetivamente
verdaderos u falsos –es decir, verdaderos o falsos
independendientemente de lo que creamos, esperemos o queramos–.
Se puede ser subjetivista si ante unos juicios, pese a las apariencias,
externos a nosotros como individuos, actuamos como si fueran juicios
acerca de nuestras actitudes, creencias, emociones, etc. También se
puede negar que esos juicios sean verdaderos o falsos, alegando que
son órdenes o expresiones de actitudes camufladas.

En ética, por ejemplo, una concepción subjetivista del segundo


tipo -conocida como emotivismo- afirma que los juicios morales son
meras expresiones de nuestras actitudes positivas y negativas.

Otro ejemplo: el prescriptivismo, que también es una


concepción subjetivista del segundo tipo: la tesis de que los juicios

237
morales son en realidad órdenes –decir «X es bueno» es decir, detalles
al margen, «Haz X»–. Las concepciones que hacen en último término
de la moral una cuestión de convenciones -de aquello en lo que
estamos de acuerdo o en lo que la mayoría de la gente está de
acuerdo- también pueden construirse como teorías subjetivas del
primer tipo.

Es importante aclarar que el subjetivismo, sin embargo, no está


unido a la ética. Ya que para una concepción subjetiva de la
racionalidad, los criterios de creencia racional son los criterios que el
individuo -o quizá la mayoría de los miembros de la comunidad a la que
pertenece ese individuo- aprobarían en tanto que están interesados en
creer aquellas proposiciones que son verdaderas y en no creer las que
son falsas. En contra, la doctrina ética se interesa en procurar el
máximo beneficio a aquellas acciones individuales o sociales que
beneficien -a su vez- al común o al indivíduo, recordarémos que su fin
es procurar los derechos, deberes y poderes del individuo en sociedad.

2.5 “El ser es ser percibido” (Berkeley)

El concepto de extensión destruye el propio concepto de


substancia material.

Si los entes sensibles o ideas no pueden existir en algo no

238
percipiente, no podrán de hecho existir en un substrato pasivo, en la
materia. Pero, además, la propia noción de materia se vuelve
contradictoria cuando se la concibe como substrato o soporte de
cualidades. Si se la entiende como subyaciente a sus accidentes o
cualidades, tendría que subyacer igualmente a la extensión, con lo cual,
el mismo substrato tendría que ser extenso, lo cual es una
contradicción.

La noción de substrato es ininteligible porque al término


"soporte de cualidades" no se le puede asignar ningún significado y la
materia se vuelve incognoscible.

El problema fundamental para Berkeley ha sido el transformar


lo interior hasta hacerlo consistir en lo externo. Aquí es donde se hace
patente su idealismo. El ser de las cosas es ahora el ser dado a la
conciencia.

La realidad del mundo se define como el percibir y el ser


percibido. Todo se determina por el espíritu. Berkeley ha descosificado
el mundo:

"El mundo de las cosas y de los organismos, de los cuerpos


celestes y de los elementos, no es nada más que nuestra
representación, una apariencia en las almas individuales. No

239
están las almas en el mundo, sino que el mundo está sólo en
las almas."

Que lo material no sea más que puramente fenoménico no


significa que se niegue la realidad del mundo. La existencia de las cosas
se hace patente cuando percibo, aunque mi voluntad no intervenga,
por el orden que siguen las ideas en mi mente y su regularidad casi
perfecta.

La permanencia de las cosas es asegurada por ese orden, por la


cohesión y coherencia con que se suceden mis ideas.

Llamar ideas a los entes no les sustrae realidad. La distinción


entre realidades y quimeras sigue estando vigente, aunque "suene
raro" decir que vemos, tocamos y comemos ideas. El problema es sólo
nominal y la denominación de ideas para referirnos a las cosas es,
desde el punto de vista fenomenalista del autor, el más correcto.

Que el mundo corporal no existe sino en forma de ideas es algo


evidente para el autor. Que estas ideas tengan que estar en una mente
que las perciba, es algo necesario, pero ¿Cómo llego a tener
conocimiento de ese espíritu?

Por la misma definición de idea ha de haber algo cuya

240
característica esencial sea la actividad y, por ello, algo distinto a un ser
pasivo e inerte y que, además, sea el lugar desde donde esas ideas son
percibidas.

Yo no puedo tener una idea del espíritu ya que éste sería una
idea y, por ello, algo pasivo e inerte. Sólo puedo llegar a tener una
noción del espíritu elaborada a partir de una reflexión interior sobre
nuestra propia existencia.

Como el autor pone de manifiesto: "conozco evidentemente,


por reflexión, la existencia de mi propio yo, esto es, de mi propia alma
pensante o principio pensante" y, sin embargo, "aunque no tengo,
estrictamente hablando, idea del mismo. No lo percibo como una idea,
o por medio de una idea, sino que lo conozco por reflexión".

La mente es un conglomerado de percepciones. Lo que hace


que se la pueda conocer es, precisamente, su capacidad de percibir; si
anulamos las percepciones, anulamos la mente.

Ésta no puede ser entendida en el sentido cartesiano del


término. Si el cerebro fuese una cosa sensible, sería entonces una idea
que contiene ideas, lo cual es absurdo.

Filonús: Prescindiendo de los espíritus, todo lo que conocemos

241
o concebimos son nuestras propias ideas. Cuando dices, pués, que
todas las ideas son ocasionadas por impresiones en el cerebro,
¿Concibe este cerebro o no? En caso afirmativo, hablas entonces de
ideas impresas en una idea, y causantes de esa misma idea, lo cual es
absurdo.

El espíritu, esa cosa indivisible e inextensa que piensa, actúa y


percibe, se nos hace visible porque tenemos conciencia de estar
continuamente percibiendo ideas. La única entidad substancial que
Berkeley reconoce es la substancia pensante, ya sea finita o infinita.

El mundo se compone de espíritus finitos que perciben e ideas


percibidas por esos espíritus. Así llegamos a formular la tesis completa,
que dice así: "Esse est percipere et percipi", ser es percibir y ser
percibido.

242
ACTIVIDAD DE LA TERCERA UNIDAD

243
UNIDAD 4

El problema metafísico y el
problema político.

OBJETIVO

244
1. ¿Qué es la Metafísica?

La metafísica es la filosofía entendida en su sentido más


estricto, ya que estudia la realidad buscando sus causas últimas de
modo absoluto, se pregunta por lo más íntimo de toda la realidad, o
sea por su ser, estudiando cuáles son las causas que explican en último
término el ser y los diversos modos de ser los entes.

El nombre de “metafísica” (que significa en griego “más allá de


la física”) se aplica a lo que Aristóteles llamó “filosofía primero”.
Andrónico de Rodas, al catalogar las obras de Aristóteles (hacia el año
70 a.d.C), denominó a esos libros “metafísica” porque se encuentran
después de los de la “física”. Pero ese nombre responde
adecuadamente a la naturaleza de esta disciplina al buscar la
explicación última del ser de los entes, ha de remontarse más allá de lo
material y sensible hasta las realidades espirituales.

La metafísica estudia toda la realidad, pues todo lo real tiene


que ser: no se limita a algún tipo de entes, como las demás partes de la
filosofía y las ciencias particulares. Por tanto, el estudio el objeto
material de la metafísica es toda la realidad. Solo quedaría fuera de su
estudio algo que no tuviera ser, pero es obvio que eso no sería nada.

245
Como estudia la realidad desde el punto de vista de su ser, el objeto
formal de la metafísica es el ser de la realidad, o sea, el ser de los
entes. Se denomina “ente” a todo “lo que es”: algo que tiene que ser, y
tiene un modo de ser determinado. Dios no es propiamente un “ente”,
pues es su propio Ser y no está limitado a ningún modo de ser
particular o finito; la metafísica estudia a Dios con Causa Primara del
ser de los entes.

Al describir la metafísica aparecerán, por consiguiente dos


aspectos diferentes: por una parte, el enfoque metafísico, que es
común con las demás disciplinas filosóficas y, por otra, los temas
propios de la metafísica, que son estudiados exclusivamente en ella.
El enfoque metafísico consiste en el estudio de la realidad a la luz de
sus causas últimas. Este enfoque puede aplicarse a toda la realidad:
todos los seres, también los materiales, pueden ser objeto de estudio
metafísico. Las ciencias que participan de él son disciplinas filosóficas,
ya las que adoptan un enfoque más parcial y limitado a las causas
inmediatas son las ciencias particulares.

Toda ciencia verdaderamente filosófica se pregunta por el ser


de su objeto, y tiene por tanto una relación directa con la metafísica,
que estudia el ser en toda su amplitud. Por ejemplo, la filosofía de la
naturaleza se pregunta por el ser de los cuerpos, y encuentra en ellos
una composición de acto y potencia que la metafísica estudia de modo

246
general (ya que no solo se da esa composición en los entes corpóreos,
sino también en los espirituales).

Los temas propios de la metafísica abarcan las realidades que


no dependen en su ser de la materia, bien sea porque se trata de
realidades espirituales (Dios, el alma humana) o porque se trata de
aspectos de la realidad que pueden darse en los seres materiales y en
los espirituales (substancia y accidentes, acto y potencia, causalidad,
etc.) Cuando se habla de la metafísica como una de las disciplinas
filosóficas distinta de otras, se indica el estudio de estos temas.
El estudio del alma humana como ente espiritual es tema de la
metafísica, pero se incluye en la filosofía natural en cuanto que el alma
es forma del cuerpo. Los aspectos de la realidad que se dan tanto en
los entes materiales como en los espirituales, son considerados desde
el punto de vista particular por la filosofía natural, la filosofía natural
estudia su realización en los entes materiales.

 La Metafísica y la unidad de la Filosofía

El núcleo de la filosofía es la metafísica: es lo que le da unidad.


Las demás ramas de la filosofía estudian sus temas bajo el punto de
vista o enfoque de la metafísica, a la que Aristóteles llamaba
justamente “Filosofía primera”. Por esta razón, la división de la filosofía
no da lugar a disciplinas filosóficas meramente yuxtapuestas y

247
relacionadas de modo externo.

Esto no significa que las restantes disciplinas filosóficas sean


una mera aplicación de la metafísica al estudio de determinado tipo de
entes. La metafísica, al estudiar el ser de los entes de modo general,
encuentra “leyes del ser” universalmente válidas para toda la realidad
(los llamados “primeros principios”), obtiene conclusiones que valen
para todos los entes (aunque se realicen en ellos según grados y
modalidades diversos), estudia directamente los entes espirituales
(que, por su inteligencia y voluntad, tienen una referencia al ser en
toda su amplitud), e llega a considerar a Dios como Causa Primera del
ser de todos los entes. Las demás disciplinas filosóficas coinciden con la
metafísica en la búsqueda de las causas ultimas de la realidad, pero se
limitan al estudio de algún tipo de entes que tienen un modo de ser
especifico (los cuerpos, los vivientes, etc.); por este motivo, no llegan a
las conclusiones universales de la metafísica ni abordan los temas
estrictamente metafísicos aunque proporcionan la base de muchas
consideraciones metafísicas y hallan leyes generales aplicadas al orden
de entes que consideran .

1.1 ¿Existe Dios?

René Descartes es uno de los pensadores clave a la hora de


analizar el problema de la existencia de Dios. En él se basó Baruch

248
Spinoza para, en su Ética explicada según el orden geométrico, tratar
de dar una explicación científica e irrefutable, o en otras palabras,
definitiva, a algunos de los mayores intangibles de la historia de la
humanidad: Dios, el alma, el bien, el mal. Antes hubo otros. El
pensamiento cristiano, que dominó el panorama de la filosofía
occidental durante toda la Edad Media, utilizó su particular
interpretación de ciertas ideas de Platón y Aristóteles para probar la
existencia de Dios y explicar el funcionamiento del mundo que Él había
creado, siendo Santo Tomás de Aquino el máximo exponente de esta
tradición. En cuanto a la prueba de la existencia de Dios, la obra de
Spinoza no es sino una exposición más compleja, más precisa, de los
argumentos de sus antecesores.

Empecemos hablando sobre el concepto de Dios. Dios es


generalmente considerado como ser supremo, causa última de todo lo
existente. Se le han dado, a lo largo de las religiones y filosofías
características como perfección, infinitud, omnipotencia,
omnipresencia -dado que forma parte de la esencia de todos los seres-,
etc. Sin embargo, si prestamos atención a dichas cualidades,
observamos que ninguna es demostrable según los parámetros
científicos que utiliza la humanidad para validar el conocimiento. Es
más, estamos hablando de conceptos que son de por sí innacesibles a
los seres humanos: perfección y omnipotencia son conceptos que,
como seres limitados que somos podemos intentar definir, pero no

249
alcanzar a comprender en su totalidad.

Uno de los argumentos más recurrentes de la tradición


cristiana a favor de la existencia de Dios ha sido la de que "tenemos
que venir de algo". Esta prueba es similar a la teoría aristotélica del
Primer Motor Inmóvil. En resumen, reza que todo ser debe tener una
causa, que a su vez tendrá otra, y así sucesivamente, pero como sería
ilógico que la cadena fuese infinita tiene que haber un ser último... al
que sin embargo dicha escuela de pensamiento no ha dudado en
calificar como infinito. Esto es, se utiliza la misma cualidad que se
trataba de explicar para dar la explicación. En mi opinión, esta
explicación circular y no comprobable no es más que un intento de
poner límites a nuestro desconocimiento. Un límite formal, pues al fin y
al cabo acaba siendo un límite ilimitado, pero al menos es una infinitud
que podemos atisbar, algo con lo que sentirnos más cómodos que con
un simple interrogante.

Otra de las más célebres pruebas que han esgrimido aquellos


que defendieron la posibilidad de afirmar la existencia de Dios
mediante la razón es la que se basa en la perfección de Dios.
Formulada originalmente por San Anselmo, su planteamiento se
reduce a lo siguiente: Dios debe existir porque es lo más perfecto que
podemos concebir, y forzosamente lo más perfecto debe existir,
porque la no existencia sería un claro signo de imperfección. El fallo

250
radica, como demostraron posteriormente Kant y Hume entre otros,
en que el hecho de que podamos pensar algo no implica la existencia
de este algo. Dicho de otro modo, para poder aplicarle la cualidad de
perfección a un ser, dicho ser tiene que existir, pero si aceptamos su
existencia de antemano estamos incluyendo la conclusión que
deseamos obtener, o sea, la existencia de Dios, entre las premisas.

Existen algunas pruebas más, que han sido igualmente


refutadas. De todo esto no se colige, en cualquier caso, que Dios no
exista, sino que no podemos probar su existencia, así como tampoco, y
esto es importante, su no existencia. Esto es así porque, como ya he
comentado antes, a Dios se le otorgan cualidades con las que el
hombre solo puede soñar. No es difícil ver que un ser todopoderoso no
encontraría dificultad alguna no solo en resultar indetectable para
nosotros, sino en participar en el curso de nuestras vidas, en jugar con
nuestras mentes sin que nos diéramos cuenta, provocando que
hiciéramos cosas que luego atribuiríamos a nuestro libre albedrío
(cualidad que, irónicamente, Descartes atribuyó al genio maligno que
utilizó para explicar la duda metódica). El ateísmo, si lo separamos
completamente del agnosticismo, yerra entonces tanto como el
cristianismo, al afirmar cosas que no puede probar.

La religión es, en última instancia, cuestión de fe. La fe es


creencia, y el creyente cree en la existencia de aquello en lo que cree.

251
Sin embargo, el creyente no deja de ser un hombre que vive en una
sociedad, que comparte su vida con otros hombres, que a su vez tienen
creencias diferentes. Tratar de demostrar la existencia de cosas que,
debido a su propia naturaleza, no son verificables, ha sido en el pasado
demasiadas veces una estrategia destinada a imponer el modo de ver
el mundo de un cierto grupo de personas, así como a justificar la
necesidad de ciertas conductas que, de otro modo, habrían sido
consideradas no solo contrarias a la ley, sino abominables y más
propias de monstruos que de hombres. Dejaré que ustedes mismos
hallen en la historia estas horribles situaciones. Yo solo espero que,
gracias a ellas, la humanidad se haya hecho más sabia y, de este modo,
lleguemos a entender la necesidad de compaginar las creencias propias
con la tolerancia de las ajenas.

1.2 Dios y el ser humano

La teología ortodoxa tiene páginas bellísimas en relación al


tema de la función divinizadora del universo propia de la encarnación .
San Gregorio Palamas precisa: "Dios, que lo transciende todo,
incomprensible, indecible, consiente en hacerse participable a nuestra
inteligencia". Aún más: "El hombre es semejante a Dios, porque Dios es
semejante al hombre", afirma Clemente de Alejandría. Dios esculpía el
ser humano mientras miraba en su Sabiduría la humanidad celeste de
Cristo . Ésta está predestinada a reunir todas las cosas, tanto las que

252
están en los cielos como las que están en la tierra -"misterio escondido
en Dios antes de todos los Siglos".: la creación del hombre a imagen de
Dios tenía como fin la Encarnación, se la entienda como se la entienda,
puesto que implica el último grado de comunión entre Dios y el
hombre.

Hay que prestar atención a esta visión de los Padres: la


deificación del hombre es una función de la humanización de Dios: "el
hombre es el rostro humano de Dios", dice san Gregorio de Nisa , y por
eso "el hombre destinado al goce de los bienes divinos ha tenido que
recibir en su naturaleza misma un parentesco con aquello en que debía
participar" . Del mismo modo, san Macario dice: "entre Dios y el
hombre existe el mayor parentesco" . El Espíritu humano no se realiza
si no es en el medio divino: "contemplar a Dios es la vida del alma".

Las frases de los Padres son audaces : "Dios se hace hombre


para que el hombre se haga Dios por la gracia y participe en la vida
divina. - "El hombre es un ser que ha recibido la orden de hacerse
Dios". - "El hombre debe unir la naturaleza creada y la energía divina
increada". - "Yo soy hombre por naturaleza y Dios por la gracia". - "El
que participa en la energía divina se hace él mismo, en cierta medida,
luz". -"Microcosmos", el hombre es también un "mikrotheos" - En su
estructura es donde el hombre lleva el enigma teológico, que es un ser
misterioso, "homo cordis absconditus" , definición netamente

253
apofática y que explica el interés de los Padres por el contenido de la
imago Dei. Para san Gregorio de Nisa, la riqueza de la imagen refleja las
perfecciones divinas, convergencia de todos los bienes, y subraya el
poder propiamente divino de determinarse libremente por sí mismo.

Cuando el hombre dice: "Yo existo", traduce en lo humano algo


del carácter absoluto de Dios que dice: "Yo soy el que soy". Para los
Padres estas fórmulas eran palabras esenciales, palabras de vida
recibidas y vividas. Algunos teólogos "desmitifican" el realismo último
de los Padres y por eso debilitan el mensaje explosivo de los
Evangelios, el amor loco (manikon éros) de Dios por el hombre, según
Nicolás Cabasilas.

El hombre tiene que vivir la tensión entre la humildad subjetiva


y el hecho objetivo de ser co-liturgo, co-creador, copoeta con Dios. Hay
que reaprender las antinomias antaño tan familiares para los Padres de
la Iglesia. El hombre dice: Yo soy imperfecto, y Dios le responde: Sed
perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. El
hombre dice: Soy polvo y nada, y Cristo le dice: Vosotros sois dioses, y
sois mis amigos. Sois de la raza de Dios, afirma san Pablo, y san Juan:
habéis recibido la unción del Santo y lo sabéis todo. "Yo llevo los
estigmas de mis iniquidades, pero soy a imagen de tu gloria
invencible", dice en una síntesis vigorosa el tropario del oficio fúnebre.

254
El hombre es creado y, sin embargo, no es creado sino nacido
del agua y del Espíritu Santo; es terrestre y celeste, criatura y dios en
proceso de realización. Un dios creado es una de las nociones más
paradójicas, al igual que la persona creada y la libertad creada. La
audacia de los Padres profundiza estas máximas y estos apotegmas a
fin de no entristecer y de no apagar al Espíritu Santo.

En efecto, la théosis oriental no es una solución lógica, no es un


concepto, sino una solución de vida y de gracia, solución antinómica
como todo carisma, y que se remonta a la antinomia de Dios mismo.
Los Padres lo han visto al decir que el Nombre de Dios es relativo al
mundo. Cómo Dios mismo puede ser a la vez absoluto y relativo, Dios
de la historia y Dios en la historia, tal es el misterio de su Amor que
transciende su propio carácter absoluto para revelarse Paternidad. Así
también las palabras de san Efrén el Sirio: "Toda la Iglesia es la Iglesia
de los penitentes y de los que perecen", pueden armonizarse con las
palabras de san Simeón el Nuevo Teólogo: "En verdad, es un gran
misterio -¿Dios entre los hombres, Dios en medio de los dioses por
deificación?" Sin embargo, es el mismo misterio.

Si el hombre piensa a Dios, es porque se encuentra ya en el


interior del pensamiento divino, es porque ya Dios se piensa en él. Sólo
se puede ir a Dios partiendo de Él. El contenido del pensamiento sobre
Dios es un contenido epifánico, se acompaña de la presencia evocada.

255
La crucifixión "El Padre es el Amor que crucifica, el Hijo es el
Amor crucificado, el Espíritu Santo es el poder invencible de la Cruz",
ha dicho magníficamente el Metropolita de Moscú, Filaretes. En cierto
sentido, es la Crucifixión común en la que cada Persona de la Trinidad
tiene su propia manera de participar en el Misterio. La Cruz vivificante
es la única respuesta al proceso del ateísmo en el reino del mal. Se
puede aplicar a Dios la noción más paradójica, la de la debilidad, que
significa la salvación mediante el libre amor: Dios se presenta y declara
su amor, y pide que le paguen con la misma moneda; ... rechazado,
espera a la puerta... Por todo el bien que nos ha hecho no pide a
cambio más que nuestro amor; como pago de nuestro amor, nos
perdona todas nuestras deudas.

Frente al sufrimiento, frente a toda forma del mal, la única


respuesta adecuada es decir que Dios es débil y que no puede sino
sufrir con nosotros. Débil, en efecto, no en su omnipotencia, sino en su
Amor crucificado...

En la Cruz Cristo ha asumido la mortalidad misma. El poder de


la muerte está en su autonomía, pero Cristo da su muerte al Padre, y
por eso en Cristo es la muerte la que muere: por la muerte ha vencido
a la muerte. Desde entonces ningún hombre muere ya solo ,- Cristo
muere con él para resucitarlo con Él.

256
El Salvador en cruz no es simplemente un Cristo muerto, es el
Kyrios, Dueño de su propia muerte y Señor de su vida. No ha sufrido de
hecho ninguna alteración por su Pasión. Sigue siendo el Verbo, la Vida
eterna que se abandona a la muerte y la sobrepasa. Cuando fuiste
crucificado, oh Cristo, la creación entera ante este espectáculo se
estremeció de horror y los cimientos de la tierra temblaron ante tu
poder.

Al contemplar el icono pensamos en la hermosa reflexión de


Nicolás Cabasilas: En función de Cristo ha sido creado el corazón
humano, cofre inmenso y suficientemente amplio para contener a Dios
mismo... El ojo ha sido creado para la luz, el oído para los sonidos,
todas las cosas para su fin, y el deseo del alma para lanzarse hacia
Cristo.

1.3 La afirmación de la existencia de Dios

Santo Tomás de Aquino (1224 - 1274) contemporáneo de San


Buenaventura, representa el apogeo de la filosofía escolástica. Sus
aportaciones al campo de la filosofía y de la teología son una brillante
síntesis del pensamiento anterior, tanto de los cristianos como de los
judíos y de los musulmanes, especialmente en relación con el tema de
la existencia de Dios, su pensamiento es una lectura obligada de los

257
filósofos posteriores del final de la Edad Media, de la Edad Moderna e
incluso de la actualidad.

Santo Tomás aborda el tema de la existencia de Dios en varias


perspectivas, desde la polémica escolástica de las relaciones entre fe y
razón; Filosofía y Teología, desde la Antropología, desde la Ontología,
y, naturalmente desde la Teología Natural. Su obra cumbre la Suma
Teológica se ha considerado como la mejor catedral gótica del
pensamiento cristiano.

En esta obra, estudia el tema de Dios desde dos puntos de


vista: la teología existencial y la teología esencial. Es decir, en primer
lugar se ocupa del tema de la existencia de Dios y en segundo lugar de
sus propiedades o características.

Según Santo Tomás la existencia de Dios es un conocimiento


natural en el ser humano, al que puede llegar con el uso adecuado y
lógico de su razón, incluso sin haber conocido la Revelación cristiana, ni
haber realizado un acto de fe. La razón, dirigida lógica y científicamente
puede alcanzar la certeza de la existencia de Dios, e incluso de la
inmortalidad y espiritualidad del alma. A estas dos afirmaciones las
llama, los preámbulos de la fe. La razón precede a la fe y la filosofía a la
Teología.

258
Sin embargo Santo Tomás rechaza el argumento ontológico de
San Anselmo, según el cual, y como también afirma San Buenaventura,
podemos conocer a Dios directamente a priori en el interior de nuestra
conciencia.

La argumentación tomista se funda en la noción de evidencia y


en la distinción metafísica entre la esencia y la existencia que había
realizado con anterioridad en su opúsculo De ente et essentia (Sobre el
ser y la esencia). Esta distinción, nueva en la historia de la filosofía,
afirma que la esencia es el conjunto de notas o propiedades
constituyentes del ser en cuestión, es decir la respuesta a la pregunta,
¿qué es?, mientras que la existencia supone la realización efectiva de la
esencia en un individuo, y comienza en el momento de su aparición o
nacimiento. En Dios no se da tal distinción, porque su esencia consiste
en la plena existencia, en existir por sí mismo. Su existencia es eterna y
es la causa de todas las demás existencias. Sin embargo a los seres
humanos nos cuesta mucho formarnos el concepto de Dios, y esta es la
razón por la que existen ateos, e incluso algunas personas lo conciben
con forma de animal, de hombre o de fuerza de la naturaleza.

Por estos motivos Santo Tomás entiende que la proposición


Dios existe, es evidente en sí misma, pero no para nosotros que somos
seres limitados.

259
 Esencia: Conjunto de cualidades constituyentes que definen
a un objeto o a un ser de la naturaleza, y le hacen
pertenecer a una clase o conjunto. Por ejemplo la definición
que dió Boecio de persona: sustancia individual de
naturaleza racional. La racionalidad es una cualidad esencial
que distingue a los seres humanos de otras sustancias.

 Existencia: Es la realización efectiva de la esencia, que se


produce con el nacimiento o aparición de un individuo, que
actualiza o realiza las cualidades esenciales, en la definición
anterior, sería el nacimiento de un niño, que es una
persona.

 Evidencia: Es la transparencia, claridad o distinción de una


idea o de un juicio, que fuerza a la mente a aceptarla como
verdadera de forma inmediata, es decir sin demostración.

 Preámbulo de la Fé: Son algunas proposiciones como la


existencia de Dios, o la inmortalidad del alma, que pueden
ser conocidas a través de la razón, y suponen una
introducción a las verdades o dogmas de fe, dentro del
cristianismo.

Una tesis, juicio o proposición es evidente en sí misma cuando

260
el predicado está incluido en el concepto de sujeto, forma parte de las
propiedades de su esencia, por ejemplo cuando digo que el
cuadrilátero es un polígono de cuatro lados, o bien, que el ser humano
es un animal, ambas cualidades forman parte constitutiva tanto del
cuadrilátero, tener cuatro lados, como del ser humano, ser animal. Por
tanto la proposición Dios existe, es evidente en sí misma ya que en
Dios no hay distinción entre la esencia y la existencia, sino que él
mismo es la existencia plena y total Ipsum esse subsistens, pero no
para nosotros, los seres humanos.

Si todos conocemos la naturaleza del sujeto y la del predicado,


la proposición es evidente en sí misma y para nosotros, pero no todas
las proposiciones evidentes en sí mismas, lo son también para
nosotros, éste es el caso de la existencia de Dios, que siendo en sí
misma evidente, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto,
no lo es para nosotros sino que necesita ser demostrada a posteriori,
es decir por cosas más asequibles para nosotros, incluso aunque estas
cosas sean menos evidentes. Por esta razón, Santo Tomás se inclina
por una demostración aposteriori (quia), que va de los efectos a las
causas, concluyendo en la aceptación de una Primera Causa
fundamento de todas las demás a la que llama Dios.

Santo Tomás habla más que de demostración en sentido


estricto o matemático, de cinco Vías o caminos que conducen a la

261
afirmación de la existencia de Dios.

Estas Vías, tienen todas ellas la estructura común de la


causalidad, todo efecto tiene su causa, y es imposible afirmar una
cadena infinita de causas, por tanto se llega a la conclusión de la
existencia de una primera causa incausada o Causa Sui, a la que llama
Dios.

1. La primera vía es la del movimiento, inspirada en la física y


metafísica de Aristóteles. A través de los sentidos
percibimos el movimiento. Todo lo que se mueve es
movido por otro, y así hasta alcanzar el Primer Motor
inmóvil, en el que todos reconocen a Dios.

2. La segunda es la que se deduce de la causalidad eficiente,


inspirada en Avicena. En el mundo sensible, hay un orden
de causas eficientes, orden que no puede llevarse hasta el
infinito; por tanto es necesario admitir una causa eficiente
primera, a la que todos llaman Dios.

3. La tercera vía nos lleva de los seres contingentes al Ser


Necesario; está inspirada en Averroes y Maimónides; se
deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Las cosas
pueden existir o no existir, ya que pueden ser producidas

262
o destruidas, llevan consigo la posibilidad de no existir,
esto quiere decir que hubo un tiempo en el que nada
existió. Luego estos seres contingentes exigen la existencia
de un Ser necesario, cuya necesidad esté en sí mismo y
sea la causa de la necesidad de los demás. A este Ser
necesario todos le llaman Dios.

4. La cuarta vía se deduce de la jerarquía de valores que


encontramos en las cosas, está inspirada en Platón, San
Agustín y San Anselmo. La bondad, veracidad, nobleza y
otros valores se dan en unas más que en otras. Este más y
menos, se dice respecto de un máximo, que es su causa.
Es decir llamamos Dios a la causa, al máximo de esos
valores que se dan en las cosas en mayor o menor grado.
De los grados de perfección en los seres, a la Perfección
suma.

5. La quinta vía se deduce a partir del ordenamiento de las


cosas, que, no teniendo conocimiento, como los cuerpos
naturales, actúan por un fin. Este orden y finalidad implica
un Ordenador supremo. Esa inteligencia por la que todas
las cosas van dirigidas a un fin, la llamamos Dios. De los
seres ordenados del Universo al Ordenador Supremo. Está
inspirada en Séneca y San Agustin.

263
Estas vías, como todo el pensamiento de Santo Tomás son una
síntesis de otros filósofos anteriores, pero la originalidad está
precisamente en su estructuración para demostrar la existencia de Dios
y su principal atributo que es la Aseidad, Dios es la existencia plena, en
él se identifica la esencia y la existencia, es la Causa Sui, fundamento de
los demás seres, incluido el ser humano.

El tema de Dios, es igualmente importante en la ética y política


tomista. El fin de las acciones morales es la búsqueda de la felicidad,
eudaimonía, esta felicidad no puede consistir en la posesión de nada
creado, sólo en Dios, en la visión beatífica, puede hallarse la felicidad;
un acto es bueno si conduce a ese fin último, y malo si se aparta de él.
Para poder diferenciarlo con claridad, hemos de basarnos en su
conformidad o no con la ley natural moral, que no es sino la
participación en el ser creado de la ley eterna de Dios. Santo Tomás fue
el iniciador del derecho natural. La ley natural es el precedente de lo
que hoy en día denominamos derechos humanos.

En la política, afirma que la autoridad de los gobernantes


procede de Dios, pero el gobernante, debe contar con unos asesores,
representantes del pueblo. La mejor forma de gobierno es una mezcla
de monarquía, aristocracia y democracia. En todo caso reconoce al
pueblo el derecho a rebelarse contra los gobernantes, cuando se han

264
corrompido y no han buscado el fin último del estado, que es el bien
común, a través de la ley positiva que es una ordenación de la razón,
dirigida al bien común, dictada por la autoridad competente y
suficientemente promulgada.

1.4 Límites del conocimiento humano

La pregunta fundamental de este tema es: ¿hasta qué punto


podemos estar seguros de los conocimientos que poseemos? ¿Existe
un límite para el conocimiento humano?

Podemos resumir en cinco las teorías que han tratado de


dar respuestas a esta pregunta:

 El dogmatismo, es la respuesta filosófica que afirma que


la razón humana puede lograr un conocimiento seguro y
universal, pudiendo alcanzar la certeza absoluta. Además
defiende que la razón no tiene límites y que su avance en el
conocimiento es prácticamente infinito. Descartes defendió
esta teoría.
 El escepticismo, duda que sea posible un conocimiento
seguro y universal, este es un deseo inalcanzable y solo nos
queda dudar de todo. Pirrón, es considerado como el
primer escéptico. El problema de esta teoría consiste en

265
que el escepticismo radical cae en contradicción ya que al
afirmar que no podemos conocer la verdad, ya está
afirmando una verdad. El único camino que le queda al
escéptico es el silencio.
 El criticismo, sostiene que el intelecto humano puede
alcanzar un conocimiento limitado, y que éste no es nunca
definitivo e incuestionable , sino que debe ser siempre
criticado y revisado para corregir errores.
 El relativismo, niega la existencia de una verdad absoluta,
rechaza la existencia de un conocimiento objetivo y
universal. Todo conocimiento es subjetivo, es decir,
relativo a cada individuo o contexto social, ya que solo
pueden existir opiniones particulares validas para cada
individuo o grupo social, cultural e histórico. Los sofistas
son considerados como los padres del relativismo.
 El perspectivismo, a pesar de ser parecido al relativismo,
hay entre ellos una diferencia fundamental, ya que el
perspectivismo no niega la posibilidad teórica de una
verdad absoluta. Esta teoría sostiene que cada sujeto o
grupo social conoce la realidad desde un punto de vista o
perspectiva particular. Hay una realidad, pero esta puede
ser vista desde diferentes perspectivas parciales. Todas las
perspectivas son verdaderas y si fuera posible reunirlas a
todas tendríamos la verdad absoluta. Ortega y Gasset

266
defendió esta teoría como forma de superar el
dogmatismo y el escepticismo. Afirma que el camino hacia
la verdad requiere de la complementariedad entre las
distintas perspectivas parciales.

1.5 La negación de la existencia de Dios

Los estudiantes de Religiones comparadas y los misioneros con


frecuencia dan testimonio de la realidad de que la idea de Dios es
prácticamente universal en la raza humana. Se encuentra hasta en las
naciones y tribus menos civilizadas del mundo.

Sin embargo, esto no quiere decir que no haya individuos que


nieguen completamente la existencia de Dios según se nos ha revelado
en la Escritura: un Ser Personal existente por sí, consciente de infinitas
perfecciones, que hace todas las cosas de acuerdo con un plan
predeterminado.

Esta última negación es la que precisamente teníamos en


mente aquí. Puede asumir, y ha asumido varias formas en el curso de la
historia.

267
 La Absoluta Negación de la Existencia de Dios

Como dijimos arriba, hay una fuerte evidencia en favor de la


universal presencia de la idea de Dios en la mente humana, que
alcanza hasta las tribus civilizadas que no han sentido el impacto de la
revelación especial.

En atención a esto, algunos han ido tan lejos como para negar
que haya quienes nieguen la existencia de Dios, es decir, niegan que
haya verdaderos ateos. Pero esta negación está contradicha por los
hechos. Se acostumbra distinguir dos clases de ateos, es decir, los
prácticos y los teóricos.

Los primeros son, sencillamente, gentes sin Dios, que en la vida


práctica no reconocen a Dios, y que viven como si no hubiera Dios. Los
otros, son, por regla general, de una clase más intelectual, y basan su
negación en el desarrollo de un razonamiento. Tratan de probar por
medio de lo que a ellos les parecen argumentos razonables y
conclusivos, que no hay Dios.

En atención al semen religionis (germen de religión) sembrado


en cada hombre al momento de ser creado a la imagen de Dios, se
puede suponer sin yerro que nadie nace ateo. El ateísmo resulta, en
último análisis, del estado de perversión moral del hombre, y de su

268
deseo de esconderse de Dios.

Este ateísmo deliberadamente se ciega ante los más


fundamentales instintos del hombre, las más profundas necesidades
del alma, las más elevadas aspiraciones del espíritu humano, los deseos
del corazón que palpa en busca de algún Ser superior, y lo suprime
todo.

Esta supresión práctica o intelectual de la operación del semen


religionis a menudo implica una serie de prolongadas y difíciles
resistencias.

No puede haber duda respecto a la existencia de los ateos


prácticos puesto que tanto la Escritura como la experiencia los
denuncian. El Salmo 10:4b, declara acerca del malvado:

"No hay Dios en ninguno de sus pensamientos" Y Pablo les


recuerda a los Efesios que ellos estuvieron anteriormente "sin Dios en
el mundo", Ef. 2, 12. La experiencia también da cuenta con abundancia,
de su presencia en el mundo.

No son en cada caso, notoriamente malvados a los ojos de los


hombres, y pueden pertenecer a la llamada "gente decente del
mundo", aunque sean soberanamente indiferentes a las cosas

269
espirituales.

Tales gentes, con frecuencia se dan cuenta de que carecen de


relación armónica con Dios, tiemblan ante el pensamiento de
encontrarse con Él, y tratan a todo trance de olvidarlo. Parece que
sienten un júbilo secreto en ostentar su ateísmo cuando van con viento
en popa, pero se sabe que han caído de rodillas, en oración, cuando
repentinamente se ha visto en peligro su vida.

Actualmente millares de estos ateos prácticos pertenecen a la


American Association for the Advancement of Atheism (Asociación
Americana para el Progreso del Ateísmo).

Los ateos teóricos son de otra clase. Generalmente son de un


tipo intelectual más elevado, e intentan por medio de argumentación
racional justificar la afirmación de que no hay Dios.

El Profesor Flint distingue las tres siguientes clases de ateos


teóricos:

1. Los ateos dogmáticos; que de plano niegan que haya un


Ser Divino.
2. Los ateos escépticos, que dudan de la capacidad de la
mente humana para determinar si hay o no hay Dios.

270
3. Los ateos capciosos que sostienen que no hay pruebas
válidas de la existencia de Dios.

Las tres clases con frecuencia van de la mano, pero hasta el


más modesto de estos ateos declara doctoralmente que toda creencia
en Dios es una ilusión. Se notará que en la anterior clasificación el
agnosticismo respeta la creencia en Dios y admite cierta posibilidad de
su realidad, nos deja sin un objeto de culto y adoración precisamente
tal como lo hace el ateo dogmático. Sea pues así, que el verdadero
ateo es el ateo dogmático, el que afirma categóricamente que no hay
Dios.

Esta afirmación significará una de dos cosas: Que no reconoce


Dios de ninguna clase, ni se levanta ídolo alguno para sí mismo, o que
no reconoce al Dios de la Biblia. Existen en realidad, si es que los hay,
muy pocos ateos que no Se formen, en la práctica, alguna clase de Dios
para ellos mismos. Hay un número muy grande que teóricamente
rechaza toda clase de Dios, y todavía otro número mucho mayor que
no quiere nada con el Dios de la Biblia.

El ateísmo teórico generalmente se funda en alguna teoría


científica o filosófica. El monismo materialista, en sus diversas formas,
y el ateísmo acostumbran ir de la mano. El idealismo subjetivo absoluto
puede permitirnos la idea de Dios; pero niega que esa idea

271
corresponda con alguna realidad. El "Dios" de los modernos
humanistas simplemente significa, "el Espíritu de la humanidad", "el
sentido dela perfección", "la meta de la raza", y otras abstracciones
semejantes.

Otras teorías no sólo dejan lugar para Dios, sino que también
pretenden defender su existencia; pero rechazan efectivamente al Dios
del teísmo, un ser supremamente personal, Creador, Preservador y
Gobernador del Universo, distinto de su creación, y sin embargo, en
todas partes presente en ella.

El Panteísmo confunde lo natural y lo sobrenatural, lo finito y lo


infinito en una sola sustancia. Con frecuencia se refiere a Dios como el
fundamento escondido del mundo de los fenómenos; pero no lo
concibe como Dios personal, y por tanto, dotado de inteligencia y
voluntad.

Audazmente declara que todo es Dios y de este modo se


embarca en lo que Brightman llama "la expansión de Dios" por medio
de la cual llegamos a "un Dios demasiado grande", ya que en El queda
incluido todo el mal que hay en el mundo.

Rechaza al Dios de la Biblia y por esto mismo se convierte en


declarado ateísmo. Spinoza puede llamarse "el hombre intoxicado con

272
Dios"; pero su Dios realmente no es el Dios a quien los cristianos
alaban y adoran. En verdad, no cabe duda de que en el mundo hay
ateos teóricos.

Cuando David Hume expresaba su duda acerca de que existiera


un ateo teórico, el Baron d'Holbach le replicó: "Muy estimado señor
mío: En este momento se sienta usted a la mesa con diecisiete de esas
personas". Los agnósticos respecto a la existencia de Dios pueden
diferir de los ateos dogmáticos; pero tanto unos como los otros nos
dejan sin Dios.

2. ¿Qué es la Política?

La política es la ciencia de la gobernación de un Estado o


nación, y también un arte de negociación para conciliar intereses. El
término proviene del latín politicus y este término del griego politiká,
una derivación de polis que designa aquello que es público, o politikós,
que significa "civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos
del ciudadano". El significado de política es muy amplio y está
relacionado, en general, a lo que se refiere al espacio público.

En la ciencia política, se trata de la forma de actuación de un


gobierno frente a determinados temas sociales y económicos de
interés público: la política de educación, la política de seguridad, la

273
política salarial, la política de vivienda, la política de medio ambiente,
etc.

El sistema político es una forma de gobierno que engloba las


instituciones políticas para gobernar una nación. La monarquía y la
República son los sistemas políticos tradicionales. Dentro de cada uno
de estos sistemas puede haber variaciones significativas a nivel de
organización. Existen varios tipos de ideologías políticas, como el
totalitarismo, el conservadurismo, el socialismo, el liberalismo, el
nacionalismo, el anarquismo, etc.

En un sentido más amplio, el término política puede ser usado


como un conjunto de reglas o normas de una determinada institución.
Por ejemplo, una empresa puede tener una política de contratación de
personas con discapacidad o de no contratar a mujeres con hijos
menores de edad. La política laboral de una empresa se define también
por su visión, misión, valores y compromisos con los clientes.

2.1 La organización social

Se entiende por organización social a toda aquella agrupación


de personas que se establece a partir de elementos compartidos, ideas
en común, formas similares de ver al mundo. Además, es importante
para que tal grupo de personas sea considerado una organización

274
social que exista un objetivo a realizar, sea este solidario o particular.
Esto es así ya que una organización social debe existir siempre por una
razón y no por espontáneas variables causales (en cuyo caso no
estaríamos hablando de organizaciones sociales sino más bien de
expresiones comunes de ciertos grupos sociales).

Las organizaciones sociales existen desde el momento en el


que el ser humano empezó a vivir en sociedad. A pesar de que éste es
un término muy de moda y actual, las organizaciones sociales pueden
tomar muchas formas diversas y así ha sido a lo largo del tiempo. Una
de las características principales con las que debe contar una
organización social es la de contar con un grupo de personas que
compartan elementos en común, similares intereses, similares valores
o formas de actuar ante determinadas situaciones. Al mismo tiempo,
las organizaciones sociales se establecen siempre con un fin, por
ejemplo cambiar la realidad que rodea a sus miembros, aportar
discusiones sobre determinados temas o simplemente compartir un
momento específico.

Del mismo modo que la sociedades y las instituciones humanas


son complejas, las organizaciones sociales también pueden volverse
altamente complejas y hasta conflictivas. Para evitar esto, deben
contar con un sistema más o menos rígido de jerarquías que organizan
las diferentes tareas, establecen diversas funciones y marcan los

275
objetivos así como también los resultados a conseguir.

Las organizaciones sociales en la actualidad son algunas de las


formas más importantes en lo que respecta a tratar de construir un
mundo mejor. Muchas veces, las organizaciones sociales de tipo no
gubernamental (también llamadas ONG) se establecen en los espacios
donde el Estado no llega y deja huecos de atención y cuidado para
aquellos que más lo necesitan.

2.2 Liberalismo clásico

Para comprender el sentido de esa asombrosa aventura que


fue la consolidación del liberalismo como doctrina política, debemos
situarnos en la Europa continental del siglo XVI. En esos años
ocurrieron hechos que cambiaron la cara y el destino del mundo: los
grandes descubrimientos se sucedían, el comercio comenzaba a
adquirir dimensiones planetarias, la producción abandonaba
definitivamente su carácter pueril de simple economía de subsistencia
para trocarse en ilimitada, por obra de las invenciones técnicas, y el
viejo anhelo de libertad individual obtenía ritmo irreprimible. En suma,
las fuerzas productivas sea hallaban en pleno desenvolvimiento.

Esta revolución, desde luego, no se dio de manera súbita.


Desde varias centurias atrás se percibían los cambios que habrían de

276
conducir a ese resultado. ¿Cómo seguir tolerando una organización
económica que limitaba el número de explotaciones? ¿Cómo soportar
más un sistema en el que el siervo estaba siempre adscrito a la gleba y
el aprendiz a su oficio, todo meticulosamente reglamentado y a base
de monopolios? En vez de los señores feudales, que carecían de la
noción del cambio, por lo cual la Edad Media. Fue antes que otra cosa
el reinado de la fijeza y del tradicionalismo, había que abrirle la ruta a
tantas energías sociales en ebullición.

Desde el siglo XI se observaba el desarrollo de las ciudades en


diferentes partes de Europa, las que tropezaban con el estorbo de los
gremios profesionales. Esas ciudades, en las que dominaban los
comerciantes y artesanos, eran centros de individualismo, rodeados
por la inmensa red señorial con su severa organización jerárquica. El
comercio internacional, al tomar vuelo, corría a cargo de hombres de
gran iniciativa, que naturalmente procedían a romper los cuadros
estrechos en que se venían moviendo las actividades productivas y de
intercambio. Era lógico entonces que la primera demanda de los
comerciantes fuera la de la libertad. Otro núcleo económico iba a
actuar dentro de esa misma dirección: fue el constituido por quienes
habían obtenido del rey el privilegio de explotar las minas. Con base en
los ricos yacimientos de plata de Hungría, el Tirol y Bohemia, se
formaron considerables fortunas personales. Hombres de presa como
los Fuggers, de Alemania, y Jacques Coeur en 'Francia, obtuvieron

277
señaladas preeminencias, entre otras, la de ser banqueros de los reyes.
Jacques Coeur llegó a establecer 300 factorías en Inglaterra y en
Bélgica. Debe destacarse en ese período la estrecha alianza de la
burguesía mercantil, financiera y manufacturera con el monarca,
fenómeno que tanto contribuyó al establecimiento del Estado
moderno.

Para ese desarrollo, de tipo industrial especialmente, era


necesaria la conjunción de dos factores: la acumulación de capital, el
cual ya existía, según acabamos de decir, y una creciente masa de
trabajadores proletarizados. En la ilustrativa descripción que de esa
época hace Jacques Pirenne, se ve cómo pequeños menestrales que
tejían paños con lanas facilitadas por comerciantes, acabaron por estar
al servicio de éstos, como obreros. Igualmente señala aquel historiador
que algunos miembros de la nueva clase de negociantes, al
encontrarse estrechos en el marco municipal fueron a instalar sus
talleres en el campo, sin duda en busca de mano de obra más barata.
Todo esto fue desintegrando el feudalismo, y así encontramos que en
1415 Florencia eliminó definitivamente la servidumbre del hombre de
la gleba, y casi un siglo después ocurrió lo mismo en los Países Bajos.

No debe creerse sin embargo que toda Europa experimentó al


mismo tiempo esta mutación de signo capitalista. Eso ocurrió en la
parte Occidental, no así en la Oriental, que debió seguir por un extenso

278
período dentro de los cuadros tradicionales, ajena por tanto a la
sacudida del Renacimiento y al despertar del individualismo y de las
ansias libertarias.

Acabamos de mencionar el Renacimiento. Sin el potente


desarrollo económico y social a que hemos aludido, él no habría sido
posible, como también es cierto que su influencia se hizo sentir
inmediatamente en la velocidad que adquirió ese desarrollo. Sin duda
fue en el terreno jurídico donde primero se percibió el ímpetu
renacentista. Y era natural. La joven burguesía, ebria del deseo de
afirmar su personalidad, no podía regirse por las normas de tipo feudal,
las que lo menos que hacían era impedir que se manifestara la libre
personalidad. Esto implicaba la resurrección del Derecho Romano, y
por eso él se propagó por la Europa continental. Si el comercio entre
naciones estaba adquiriendo el volumen y la regularidad de que hemos
hablado, era necesario que el hombre de negocios tuviera delimitados
y asegurados sus derechos. Y dentro de esa indispensable ordenación
jurídica, el hoy llamado Derecho Internacional debía obtener particular
relieve, ya que por obra del' comercio, de radio muy extenso, se ponían
en relación individuos de un país con los de otros. E1 Estado Nacional,
comenzaba a ser un hecho, y de ahí se desprendía la existencia, por lo
menos en boceto, de una comunidad internacional.

La fundación de varias universidades en el siglo XV, aunque

279
sometidas al principio a la Iglesia, atendió a la necesidad de impulsar
no sólo la ciencia del Derecho, sino otras, vitales para el desarrollo
iniciado. Cuando un artista como Leonardo da Vinci, al par que
contribuía al resurgimiento de la estética y de todas las formas de
belleza hablaba de la importancia que tendría para la agricultura 1a
técnica de la irrigación, se situaba en el espacio del hombre del
cuatrocientos, ávido de creación individual, y de ahí que propiciara la
vuelta al mundo clásico y que exaltara la necesidad de amaestrar la
naturaleza para que le sirviera a la raza humana.

Al fundir en plomo los caracteres impresos en madera,


Gutemberg iba a hacer posible hacia 1440 la difusión rápida de las
obras científicas y literarias, al tiempo que se generalizaba en Europa la
fabricación de papel, asombroso invento de la China y del Asia Central.
El Renacimiento, en suma, no fue sólo un episodio brillantísimo en lo
que se relaciona con el arte, sino una secuencia de innovaciones en los
diversos órdenes del conocimiento, cuyo resultado fue la afirmación
del ser humano como sujeto del cambio social y de la historia. Mientras
más cundía el gusto de la emancipación individual, el hombre de esa
época sentía que se ensanchaba su fe en el destino que le esperaba.
No fue cosa del azar que el genio representativo de ese tiempo,
Leonardo, hubiera descubierto la irrigación de la sangre y presentido la
teoría de la gravitación universal. Debió haber sido muy intensa la
euforia de esos días cuando un personaje exclamó en pleno

280
arrobamiento: ¡Oh, qué gran milagro es el hombre!

De ahí que para volver al período que hemos tomado como


punto de partida, la iniciación del siglo XVI, digamos que tiene razón
Pirenne cuando afirma que no fue el descubrimiento de América el que
creó las condiciones de una economía nueva, sino que, a la inversa, fue
el desarrollo del capitalismo el que empujó a Occidente a la búsqueda
de otras rutas para el tráfico, las cuales, una vez consolidadas,
precipitaron y ampliaron el ritmo de la economía capitalista, en
proporciones tales que habría de transformar por completo el
equilibrio del planeta.

Debemos tener presente que no sólo había aparecido el


capitalismo. Otro fenómeno no menos importante surgió como punto
cenital de la evolución descrita: fue el colonialismo. De ese modo la
conquista y la colonización de América y del Asia quedaban inscritas en
el orden de las cosas, con todo lo que aquéllas significaban para que el
sistema capitalista pudiera implantarse como fenómeno mundial. Era
lo que más tarde habría de llamar Kipling "la carga del hombre blanco".

De los soberanos de la primera mitad del siglo XVI fue sin duda
Carlos V el que mejor entendió lo que estaba sucediendo. Coronado
rey de España en 1516 y Emperador en 1519, gracias al apoyo de los
banqueros Fuggers, sintió que su deber era extender su dominación

281
sobre otros pueblos y de ahí su divisa orgullosa: ¡plus ultra! En ese
mismo año de 1519 Hernán Cortés empezaba la Conquista de México y
dos decenios después formaban parte del Imperio Español toda la
costa del Pacifico y la América Central y del Norte. Lo que muestra
mejor la clarividencia de Carlos V fue el convencimiento a que llegó de
que no podían subsistir y ser gobernadas por la misma política dos
regiones tan dispares como la Europa Occidental, volcada ya hacia el
capitalismo, y la Central que todavía se inscribía en el orden feudal. Por
eso en 1522 procedió a dividir el Imperio, con base no en criterios
geográficos sino económicos. El se quedó con la parte marítima, es
decir la Occidental, y le dejó a su hermano Fernando I la Continental, o
sea la atrasada. El mar era en aquella emergencia, España, Italia y los
Países Bajos, como quien dice la fracción del Imperio con apetencias no
sólo capitalistas sino colonizadoras, para lo cual era imprescindible el
control de la navegación ultramarina. El ecumenismo de su religión, la
católica, había de ayudar a Carlos V a hacer del Imperio algo sinónimo
de dominación universal.

Al comenzar a integrarse al mercado mundial, el hombre de la


nueva época tenía que actuar en términos planetarios. El criterio del
éxito, en este caso la acumulación de la ganancia, era el que en
definitiva decía si se había escogido el buen camino. Cualquier error
era castigado con la ruina. A la luz del sistema que se estaba
inaugurando, el que obtiene riqueza cumple una tarea que la sociedad

282
debe aplaudir, ya que el bien social es el resultado de las acciones
ejecutadas por ese individuo que se comporta como bravo en una
organización del tipo de la capitalista, selvática por naturaleza. Como
señala Laski, antes del advenimiento del sistema capitalista los
hombres vivían dentro de una ordenación en que las instituciones
efectivas -Estado, Iglesia o gremios- juzgaban el acto económico con
criterios ajenos al mismo acto. Ahora el juicio económico se
manifestaba según que el interesado hubiera triunfado o no en la
actividad emprendida. O sea que según el autor citado, el movimiento
del feudalismo al capitalismo es el tránsito de un modo de vida en el
que el bienestar individual es el efecto de la acción socialmente
controlada, a un conjunto de conceptos en los que el bienestar social
aparece como el resultado de la acción individualmente controlada.

2.3 Neoliberalismo

El neoliberalismo y la globalización son fenómenos que


aparecen en el mundo para convertirse en protagonistas de los últimos
años del siglo XX.

La globalización busca desarrollar un nuevo proceso al interior


de la economía mundial a través de la universalización de los medios
de comunicación y de algunos valores culturales.

283
Por su parte, el neoliberalismo es un programa de reformas
económicas que pretende hacer que algunos países no se rezaguen en
su proceso de acoplamiento al mundo globalizado.

Sin embargo, los problemas aparecen al descubrirse que no


todos los países tienen capacidad para competir de igual manera en el
mundo globalizado, así como que las jerarquías están ampliamente
marcadas.

El neoliberalismo nace en los años ochenta en Estados Unidos,


en donde algunos pensadores económicos de Estados Unidos,
Alemania e Inglaterra, apoyados por profesionales de la economía, son
contratados por organismos financieros internacionales como el FMI
(Fondo monetario internacional) para lograr un nuevo modelo
económico, modelo que terminaría por extenderse a gran parte del
mundo.

El neoliberalismo hace una crítica constante al llamado Estado


de bienestar, que fue un tipo de Estado que funcionó en Europa y en
los países escandinavos con éxito durante algunas décadas, pero que
en los años setenta, debido a la crisis mundial que se vivía, quedó en
entredicho.

Es así como el neoliberalismo pretende excluir al Estado de la

284
participación y del control sobre el mercado, ya que de lo contrario no
podrían llevarse a cabo los siguientes puntos:

 Rechazo a la intervención del Estado en la economía, bien


sea en un Estado de bienestar o en un régimen
fundamentado en la noción de socialismo real.

 Defender el mercado como única forma para lograr la


regulación económica en todos los países.

 Defender y promover constantemente, para lograr el


desarrollo máximo de la economía global, la libre
competencia económica.

Sin embargo, para lograr esto es obvio que se deben llevar a


cabo algunas reformas para que tales pretensiones sean posibles:

 Reducción estatal. Se busca que el Estado sea más eficiente


y sea más fácil de controlar.

 Apertura comercial. Se busca, por medio de la eliminación


de aranceles, que las importaciones y las exportaciones
funcionen más fluida y efectivamente. - Ajuste estructural.
Por medio de los procesos de ajuste se busca que la

285
economía de los países sea más eficiente.

Según lo anterior, se podría pensar que lo que realmente busca


el neoliberalismo es encontrar el camino para que las naciones con
menos posibilidades de exportación y con una capacidad mínima de
participación en el mercado no sufran tanto en el proceso de
acoplamiento al mundo globalizado; sin embargo, hoy en día, la
polémica suscitada por la implantación de este modelo sigue viva, ya
que para nadie es un secreto que la mayoría del capital que circula en
el mundo queda en manos de las potencias mundiales como Estados
Unidos o de algunos países europeos.

2.4 Marxismo

Entenderemos por “marxismo a la teoría científica que expresa


los intereses históricos revolucionarios del proletariado como clase
social. Su producción va a estar condicionada por la existencia de esta
clase cuyos intereses históricos van a pasar por la supresión de toda
forma de explotación.

Será el punto de vista proletario, aún no fundado


científicamente, de Carlos Marx y Federico Engels el que les permitirá

286
producir esta teoría apoyándose, pero a la vez rompiendo con ellos, en
los logros de la economía política clásica, la filosofía alemana y el
socialismo francés.

Si el liberalismo había removido las bases del mundo medieval


que agonizó durante la «Edad Moderna», el nacimiento del marxismo
va a sacudir hasta sus más profundas raíces el pensamiento del siglo
XIX. Como dicen Marx y Engels en sus primeras palabras del Manifiesto
Comunista: «Un fantasma recorre Europa, el fantasma del
comunismo». Nada mejor que esa frase para comprender lo que
significó el marxismo en su época.

El liberalismo había cuestionado la legitimidad del poder


basado en la voluntad de Dios, había proclamado la libertad de
conciencia y había reconocido la libertad económica como «natural».
Todo eso había escandalizado a los conservadores que seguían
soñando con un mundo teocéntrico, estático y cerrado. Pero el
mensaje marxista, para la Europa de su tiempo, es mucho más
conmocionante aún, porque venía a decir que Dios era un invento de
las clases dominantes para adormecer a los pobres, que era inevitable
la inminente supresión de toda forma de propiedad privada y
anunciaba el arribo de un paraíso terrenal, sin dios, sin familia ni

287
propiedad, donde todo, incluso las mujeres y los hijos sería propiedad
de todos, hasta llegar a suprimir al mismo Estado. Para colmo, estas
ideas no eran fruto de una mente afiebrada sino el enjundioso trabajo
de un economista serio, estudioso y extremadamente detallista en sus
razonamientos.

En general, la mayoría de las personas creen que el marxismo


consiste en suprimir la propiedad privada y entregar el manejo de la
economía al Estado. Esta es una simplificación extrema del
pensamiento de Marx, que es sumamente elaborado y complejo. Lo
primero que sorprende al que acomete la ardua tarea de leer las obras
de Marx, en especial los tres voluminosos tomos de «El Capital » es que
Marx casi no habla ni de socialismo, ni de comunismo, sino que se
refiere exclusivamente a la crítica del sistema capitalista.

Gracias a la tecnología hoy podernos hacer con facilidad un


recuento de palabras en esta abrumadora obra, y podemos comprobar
que en «El Capital» que a lo largo de sus miles de páginas se menciona
6468 veces la palabra «Producción», 7979 veces «trabajo», 2238
«plusvalía», 6792 veces «valor», mientras que sólo se menciona 3
veces la palabra «socialismo» y 4 veces «comunismo».

288
Como si esto fuera poco, cuando buscamos la palabra
«socialismo» vemos que las tres veces que la menciona lo hace ‘para
criticar al socialismo de Proudhon; y cuando rastreamos el vocablo
«comunismo» encontramos que tres veces se usa para hablar del
«comunismo de las tribus primitivas» y la otra mención es en carácter
peyorativo: En el Capítulo 37 del tomo 30 dice «Sé que si establezco
esta comparación me acusarán de comunismo. Y para nuestra
sorpresa, no hay otra mención al comunismo, ni al socialismo en su
obra magna. Este recuento estadístico se hace con una finalidad
específica, que intentemos mirar la doctrina de Marx
desprendiéndonos de los prejuicios y simplificaciones que suelen
hacerse.

El marxismo como teoría científica no es producto del trabajo


en el laboratorio, y así como su surgimiento va a estar condicionado
por las luchas de clases, su rol de ideología del proletariado
revolucionario define su sentido último: su reinscripción en la lucha
revolucionaria como ‘guía de la acción”. Su realización histórica se
encuentra en la práctica social del proletariado, transformándose así
en fuerza material de cambio por lo que es imposible referirse al

289
marxismo como teoría científica sin hacerlo al mismo tiempo con su
expresión en la práctica política revolucionaría.

Estos dos niveles, diferentes pero internamente ligados, teoría


y práctica revolucionaria serán los dos ejes centrales de nuestra
esquemática exposición.

El marxismo como teoría. Las diversas concepciones con que se


interpretaban hasta Marx y Engels los fenómenos históricos suponían,
de una u otra forma, el idealismo filosófico. Todo proceso concreto era
entendido como un momento de la realización de un principio ideal, ya
sea directamente religioso (voluntad divina) o metafísico filosófico (la
realización de la Idea Absoluta, del destino de Libertad, de
Nacionalidad, etc.). Así, se fundamentaban las diversas “filosofías de la
historia” que, para los fundadores del marxismo, no serían en definitiva
más que ideologías de las diversas clases dominantes. El orden
existente, basado en la explotación de clase, encontraba en los
principios ideales que supuestamente movían los hechos de la historia
humana una garantía absoluta que los legitimaba y justificaba.

290
La revolución teórica que opera Marx desde la perspectiva del
proletariado supone un cambio radical de los términos en que se
planteaba el problema e inaugura un nuevo espacio teórico, no
regulado por la elaboración de principios ideales imaginarios, sino por
el conocimiento de las leyes objetivas del campo social especifico en
estudio: el Materialismo Histórico. Ciencia que sacará el problema del
terreno de las “filosofías de la historia” y que obrará condicionando la
elaboración de las bases de una nueva filosofía: el Materialismo
Dialéctico.

La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la


historia de las luchas de clases.

Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y


siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se
enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas
veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la
transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de
las clases en pugna.

291
En las anteriores épocas históricas encontramos casi portadas
partes una completa diferenciación de la sociedad en diversos
estamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la
antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la
Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y
además, en casi todas estas clases encontramos, a su vez, gradaciones
especiales.

La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las


ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase.
Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de
opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas.

Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin


embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la
sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes bandos
hostiles, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la
burguesía y el proletariado.

“En la producción social de su vida, los hombres contraen


determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,

292
relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase
de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de
estas relaciones de producción forma la estructura económica de la
sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de
conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona
el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la
conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia […]. Ninguna formación
social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas
productivas que caben dentro de ella […]. A grandes rasgos, podemos
designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación
económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo,
el feudal y el moderno burgués.”

293
ACTIVIDAD DE LA CUARTA UNIDAD

294
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
FIN DE CICLO

295
BIBLIOGRAFÍA

Todavía estamos en revisión de nuestro libro, esta bibliografía es muy


básica, luego de terminado nuestro libro ubicaremos la bibliografía
completa.

REALE Giovanni-ANTISERI Darío, Historia de la Filosofía. Tomos I-VII,


San Pablo, Bogotá 2008

LOBOSCO Marcelo, Phrónesis. Temas de Filosofía, Vicens Vives,


Barcelona, 2004

VILLALBA Avilés Carlos, Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Sur


editores, Quito, 2012

ANDRADE Pedro, Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Holguín


Ediciones, Guayaquil, 2011

VALVERDE Carlos, Antropología Filosófica. Volumen XVI, Amateca,


Valencia, 1994

MINISTERIO de Educación, Lineamientos Curriculares y Precisiones de


Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Archivo PDF

MINISTERIO de Educación, Lineamientos Curriculares y Precisiones de


Corrientes Filosóficas, Archivo PDF

296

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