(1800 A 900 A.c.) Pampa de Las Llamas-Moxeke

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Pampa de las Llamas-Moxeke.

Pampa de las Llamas-Moxeke o Mojeque es un enorme complejo


arqueológico situado en el valle del Casma, en el departamento de Áncash,
Perú. Está conformado básicamente por dos monumentos de forma piramidal:
Moxeque y Huaca A (o Huaca de las Llamas). Pertenece al periodo
Formativo, llamado también Inicial o Transicional, con una antigüedad
aproximada de 1 800 a 900 a.C. .

Estudios.
Moxeke fue visitado en la década de 1880 por el sabio alemán Ernst W.
Middendorf, el mismo que también reconoció por entonces las ruinas de
Chavín de Huántar. Años después, en 1937, el arqueólogo peruano Julio C.
Tello trabajó en Moxeke, siendo su discípulo Toribio Mejía Xesspe quien
descubrió grandes figuras policromadas, que es lo más llamativo del complejo.
Tello describió con mucho detalle esta “huaca” y lo incluyó en su lista de
expresiones emparentadas con la cultura Chavín. Como por entonces la
influencia de Tello en la arqueología peruana pesaba mucho, sus
planteamientos estuvieron vigentes por varios años.

Los arqueólogos estadounidenses Thomas y Shelia Pozorski estudiaron el


lugar en la década de 1980 e hicieron aportes fundamentales. Ubicaron la
construcción en el periodo que llamaron «Inicial» (llamado también
«Formativo»), de 1800 a.C. a 900 a.C. (es decir, antes que Chavín de
Huántar), época importante para el desarrollo de la cultura andina, pues fue
cuando apareció la cerámica, el tejido como industria y el riego por canales a
gran escala. Asimismo, los estudios de los Pozorski llevaron a que Moxeke
fuera considerado como parte del complejo vecino de Pampa de las Llamas.

En cuanto a la Huaca A, del complejo Pampa de las Llamas, fue considerada


por Tello como posterior a Chavín de Huántar, hasta que Rosa Fung Pineda,
en los años 1970, señaló que la ocupación principal del sitio pertenecía al
Período Inicial, o sea antes de Chavín de Huántar. Fue excavada en 1980 por
los Pozorski, quienes calcularon su antigüedad en 1 400 a.C. .

Descripción.
Este complejo, armonioso y de grandes proporciones, lo conforman
básicamente dos monumentos de forma piramidal: Moxeque y Huaca A. En
torno a ellos se alzaban diversas construcciones: edificios administrativos,
conjuntos de residencias y pequeñas construcciones domésticas. .

Moxeke.
La principal construcción de Moxeke es una pirámide escalonada de por lo
menos seis plataformas. Tiene unos 30 m de alto, con planta casi cuadrangular
de unos 160 por 170 m. Fue construida a base de una combinación de adobes
cónicos y piedra de escalas megalíticas.

Pero lo más destacable de Moxeke lo constituyen sus imágenes modeladas en


barro y de vivos colores, halladas en la tercera plataforma de la estructura. Son
cuatro bustos y dos caras que están emplazadas en hornacinas. Las dos
cabezas son de proporciones menores, comparadas con los bustos que
debieron medir unos tres metros de alto. En uno de los rostros destacan las
largas bandas que salen de los ojos entreabiertos hacia las mejillas, lo que se
ha denominado “lacrimones”, rasgo simbólico que también se halla en Cerro
Sechín y en las posteriores iconografías de Tiahuanaco, Nazca y Lambayeque.
En los espacios planos que separan una hornacina de la otra se intercalan
sendos motivos biomorfos labrados y pintados, pero de los que se conservan
solo la parte inferior.

Huaca A o Huaca de las Llamas.


En el sector de la Pampa de las Llamas la estructura principal es la llamada
Huaca A, que alcanza 12 m de alto y por sus lados 135 m por 120 m. Es de
proporciones menores a la de Moxeke, del que está separado por una gran
explanada. Sin embargo, si se toma en cuenta el desnivel de la quebrada sobre
la que están construidos ambos monumentos, se nota que en realidad sus
cimas están a la misma altura.

La Huaca A está constituida principalmente por piedras sin trabajar,


afianzadas con mortero de arcilla; sólo ocasionalmente fueron utilizados
adobes cónicos. En su cima se desarrolla un conjunto numeroso de
habitaciones en forma de un emparrillado.

La Huaca está flanqueada por montículos en hilera, de tamaño modesto, que


se cree que eran depósitos.

Los Pozorski desenterraron materiales diversos: fragmentos de cerámica,


trozos de figuras sólidas, vasijas de piedra decoradas con figuras labradas,
restos de tejidos entrelazados y otros hechos con telar, además de vestigios de
plantas alimenticias como calabazas (Cucurbita maxima), lúcuma (Pouteria
lucuma), papas (Solanum tuberosum), camote (Ipomoea batatas), achira
(Canna edulis), yuca (Manihot esculenta), y, en menor proporción, canavalia o
«pallar de gentil». Esto llevó a conjeturar a los arqueólogos que la Huaca A
era el almacén o depósito central de lo que producían los habitantes, y
administrado por la clase dirigente. Sin embargo, al igual que en otros sitios
cercanos a la costa, la alimentación se basaba principalmente en los productos
de la pesca. .

Importancia.
Este complejo, que tiene todas las características de una ciudad planificada,
fue indudablemente un centro administrativo-ceremonial del Período
Formativo o Inicial, época importante para el desarrollo de la cultura andina,
pues fue cuando apareció la cerámica, el tejido como industria y el riego por
canales a gran escala. Contra lo que creía Tello, es anterior a Chavín de
Huántar.

Después de un milenio de vigencia, este complejo fue abandonado debido


probablemente a una invasión de gente foránea, en un contexto de luchas
intestinas que debieron darse en el valle de Casma. .

Bibliografía.
Kauffmann Doig, Federico: Historia y arte del Perú antiguo. Tomo 1, p. 152-
155. Lima, Ediciones PEISA, 2002.
Kaulicke, Peter: El Perú Antiguo I. Los períodos arcaico y formativo, p. 51.
Colección Historia del Perú, editada por la Empresa Editora El Comercio S.A.
Lima, 2010.
Silva Sifuentes, Jorge E. T.: Origen de las civilizaciones andinas. Incluida en
la Historia del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000.
Williams, Carlos: Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú Incluida en
“Historia del Perú”, Tomo VIII, Perú Republicano y procesos e instituciones,
pp. 446-451. Lima, Editorial Mejía Baca, 1980.

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