Trabajo Practico de Historia

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Autores: Casero Josefina L.

;
Liendo Valentina A.; Sosa Amparo A.;
Travaglia Catalina L.
Profesora a cargo: Daniela Torres
Espacio curricular: Historia
__________________________________________________________________________________________________________________

El mundo en la Entreguerra

Un bienestar efímero y una crisis mundial

1
Respecto a la portada, se trata de una de las fotografías tomadas por Dorothea Lange. “Madre Migrante” fue tomada en 1936
y muestra a una mujer de 32 años, cosechadora y madre de 7 hijos, en un campamento provisional tras ser desempleada
durante la Gran Depresión. Se transformó en un ícono, donde se mostraba el sufrimiento de miles de personas, sobre todo
mujeres, sin trabajo, en la miseria y con una familia que cuidar
Criterios de evaluación
 Integración, análisis, relación de hechos y procesos históricos
 Descripción de hechos y procesos a partir de la simultaneidad y la multicausalidad
 Trabajo en colaboración teniendo en cuenta: respeto, responsabilidad y constancia

Consignas
1. Describe las características políticas, sociales y económicas de la posguerra, en Estados
Unidos, Europa, Unión Soviética, América Latina y Argentina.
2. Explique y analice la crisis de 1929-1932. Identifica las medidas adoptadas por el gobierno
de Estados Unidos para superarla.
3. Describe las consecuencias de la crisis económica en el mundo.
-2019-
Introducción

HISTORIA-ENTREGUERRAS

En el informe a continuación narrado, será descripto lo que se conoce como el período de


Entreguerras, que comienza con el término de la Primer Guerra Mundial en 1919 y finaliza con el
comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. A su vez, este período puede dividirse según un
acontecimiento clave, que dio lugar a una serie de consecuencias a nivel mundial: El Crack de la
bolsa de valores de Nueva York.

El período de posguerra

Este período se vio caracterizado por una serie de cambios que van a variar según el territorio en
el que nos posicionemos, dependiendo el modo en que la Gran Guerra afectó a los mismos.
Estamos hablando del lapso comprendido entre 1919 y 1929.
La posguerra en Europa

Las celebraciones por el fin de la guerra en Londres

Al comienzo de la guerra los gobiernos contaban con un fuerte apoyo por parte de sus pueblos.
Sin embargo, a medida que la guerra se extendía la situación económica se volvió complicada,
motivo por el cual los jefes de Estado debieron centralizar el poder. Países tradicionalmente
democráticos como Gran Bretaña y Francia, impusieron el estado de sitio con el fin de garantizar el
orden interno. Los gobernantes quitaron atribuciones a los parlamentos para constituir un poder
ejecutivo con amplio margen de decisión, situación que les permitió llevar sistemas de
reclutamiento forzosos. En otros países, la centralización del poder no fue suficiente. En Alemania,
el gobierno de guerra se consolidó bajo el poder militar, pero existían fuertes presiones por parte
de grupos políticos socialistas. En el Imperio austrohúngaro se sucedían los conflictos internos
provocados por los diferentes grupos nacionales que formaban parte del Imperio y se mostraban
descontentos por las exigencias del emperador. Lo mismo ocurrió en el Imperio ruso: la guerra
había generado un aumento del autoritarismo sobre las masas trabajadoras.

Los regímenes políticos se vieron fuertemente afectados, y el surgimiento de los totalitarismos


fue característico de este período. Uno de los más conocidos fue el régimen fascista en Italia, que
combinaba reclamos nacionalistas con vagas promesas de igualdad social. Prometía gobernar, al
igual que los demás regímenes totalitaristas, en nombre de la soberanía popular y a su vez, la
comunidad política era indivisible y poseía una única voluntad. Cuestionaba además el régimen
Capitalista y las democracias liberales, que eran vistas como incapaces de resolver los problemas
económicos y sociales.

El territorio italiano por su parte se vio afectado por esta volátil situación política, pero se le
sumaba también una situación de crisis socioeconómica. La crisis posguerra asumía la forma de
una fuerte inflación que deterioraba los salarios, mientras faltaba todo tipo de mercaderías. Ante
esta situación, Benito Mussolini, que era partidario del régimen fascista, maduró la idea de tomar
el poder por la fuerza, instaurando así en Italia un régimen totalitario.

Desde el punto de vista económico la guerra afectó el sistema liberal y capitalista de Europa
Occidental. La fuerte intervención de los gobiernos alteró los principios de libre empresa y
comercio existentes hasta el momento. En todos los países beligerantes se establecieron controles
de precio, salarios y rentas. La consecuencia económica más relevante que experimentaron los
países europeos fue la pérdida hegemónica frente a Estados Unidos. Las potencias europeas
sufrieron considerables daños en sus economías, lo que daría lugar a que los Estados recurrieran al
endeudamiento externo. Francia perdió el 30% de sus riquezas, Gran Bretaña un 32%, Italia el 26%,
y Alemania un 22%, mientras que Estados Unidos solo perdió un 9%. Alemania fue la más
perjudicada ya que las pérdidas de guerra ocasionaron un retroceso industrial que antes había
alcanzado niveles excepcionales. Además, dicho país se vio afectado a las sanciones tanto
económicas como militares establecidas en el Tratado de Versalles, el cual había sido firmado al
finalizar la guerra, en el que se la responsabilizaba por iniciar el conflicto. Se trataba de cantidades
excesivas bajo un estricto régimen de pago. El sistema monetario de este país colapsó,
imposibilitando su capacidad de pago. Se había desencadenado en el territorio un proceso
hiperinflacionario. Finalmente, a partir de 1924 Alemania logró iniciar su recuperación económica
gracias a un nuevo plan de pago que había sido presentado por el banquero norteamericano
Charles Dawes, que exigía cantidades más
razonables y permitía la obtención de
créditos de, principalmente,
Estados Unidos.
Tratado de Versalles

Los profundos efectos económicos de la contienda se hicieron sentir durante gran parte de la
década de 1920. La guerra significo la desarticulación de las economías de los países
combatientes, ya que habían orientado toda su actividad económica a los esfuerzos bélicos y, una
vez terminada la guerra debieron afrontar las diversas pérdidas. El peso económico y financiero de
Europa decayó, mientras que Estados Unidos continuaba creciendo.

Las dificultades para coordinar la economía internacional de la primera posguerra hicieron que se
convocara a la Conferencia de Génova, que estableció el llamado patrón cambio oro, sistema que
establecía que los países no necesitaban tener reservas en oro (como se planteaba en el anterior
sistema monetario) pero sus monedas pasarían a tener un valor en relación con el precio
internacional del oro. Aunque esto aseguró una cierta estabilidad durante un tiempo, el sistema
monetario pasó a usar más el dólar estadounidense y la libra británica como moneda de
intercambio.

Otra importante consecuencia fue la conformación de un nuevo mapa europeo, caracterizado por
el derrumbamiento definitivo de los grandes imperios en Europa oriental y central, como puede
como puede observarse en el siguiente mapa:

En él, uno de los


cambios que se
puede notar es el nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a partir de 1922.Para
entonces, ya se habían prohibido todas las facciones o disidencias internas dentro del Partido
Comunista (que era el único partido legalmente reconocido en Rusia, ya que todos los demás
quedaron prohibidos). El anteriormente denominado Imperio ruso, se encontraba azotado por la
guerra civil. Su economía estaba devastada por la guerra, y conllevo a una política muy rigurosa, el
comunismo de guerra. Este terminó provocando decadencia en los cultivos y una grave hambruna.

Aunque la revolución de Lenin produjo la llegada de los bolcheviques al poder no modifico


demasiado la estructura social de la unión soviética, en cambio fue el stalinismo el que produjo un
cambio tan fabuloso y acelerado que puede ser llamado la segunda revolución. El giro
industrializador de 1928 movilizo muy ampliamente al partido bolchevique. Funcionarios locales
de segunda y tercera línea del partido competían por demostrar los mejores resultados en ambos
rubros.

Para fin de la década del treinta, las consecuencias de la segunda revolución eran contradictorias.
En el plano industrial se habían logrado algunos objetivos que permitieron la URSS enfrentar la
invasión alemana con recursos importantes, aunque no suficientes. En efecto, fue estados unidos
el que proveyó a la URSS de muchos de los materiales faltantes. En cambio, en el plano rural la
colectivización produjo un verdadero desastre que no solo provoco una terrible hambruna, sino
que también una mortalidad entre 1932 y 1934 sino que hizo que, en adelante la URSS, tradicional
proveedora de granos dependiera de la importación. Como consecuencia directa o indirecta de la
guerra las cifras de los muertos eran tremendas.

La colectivización que tenía por objeto terminar con la aldea campesina, también implico grandes
deportaciones en masas a las ciudades para convertir a los habitantes rurales en mano de obras de
las fábricas. Sin embargo, la resistencia campesina a la colectivización se manifestó de muchas
formas, pero sin éxito.

Por otro lado, el conflicto bélico trajo profundas transformaciones a nivel social, entre ellas el
gran número de muertes y, por consiguiente, la incorporación de la mujer en el ámbito laboral,
que comenzó a ocupar puestos de trabajo reservados exclusivamente para los hombres. Este
hecho tuvo lugar principalmente en Francia y Gran Bretaña. Todas las secuelas mencionadas
anteriormente, provocaron profundos cambios en la sociedad y en su lugar surgió la sociedad de
masas, que caracterizó al mundo occidental del siglo XX. La sociedad de masas se define como
aquella en la cual la mayor parte de la población consume bienes y servicios, y participa del
proceso productivo y de la vida política y cultural, especialmente a través de los medios de
comunicación masiva.

Desde el punto de vista demográfico, se pueden señalar varios contrastes. Por un lado, el
descenso de la tasa de natalidad y la pérdida de vidas humanas causada por la Gran Guerra
provocó un descenso en la población. Por otro lado, debido a la mejora en la alimentación y en la
salud al finalizar la misma, la tasa de mortalidad disminuyó significativamente.

Por otra parte, un rasgo distintivo de la sociedad de la primera posguerra fue la migración de la
población rural hacia los centros urbanos, lo que profundizó el proceso de urbanización y de
crecimiento de las ciudades, que ofrecían un mejor estilo de vida.
La posguerra en América Latina

La Primer Guerra Mundial se presenta como un momento fundamental para la América Latina
contemporánea. Al término de la contienda, la Europa derruida de la posguerra dejó de ser vista
por los latinoamericanos como símbolo de la modernidad y como un modelo a seguir. Fue
precisamente entonces cuando comenzaron a resurgir los nacionalismos en América Latina. En ese
despertar, la centralidad parisina se irá diluyendo poco a poco a lo largo del siglo XX, para ceder
protagonismo a otras capitales: México, La Habana, Buenos Aires o Barcelona, como nuevos
centros de propagación de ideas de la intelectualidad latinoamericana. Ejemplos de ello, serán el
muralismo mexicano, la escuela uruguaya de Joaquín Torres García, las vanguardias culturales
brasileñas, suscitadas por la Semana de Arte Moderno de Sao Paulo de 1922, como el movimiento
antropofágico, o argentinas como los grupos Florida y Boedo.
Al romper con las lógicas tradicionales de imitación de los modelos europeos, las décadas de 1920
y 1930 correspondieron en América Latina a la búsqueda de identidades propias, tanto política
como culturalmente hablando.
La Gran Guerra y su conclusión supusieron el fin de la preponderancia económica, política y
cultural de Europa en la América Latina y su relevo por la nueva hegemonía estadounidense. La
guerra en Europa dislocó el comercio trasatlántico, lo que provocó graves conflictos sociales en
toda América Latina, derivados del desempleo, la escasez y la carestía resultantes. Con la
reconversión de las economías europeas hacia las actividades directamente ligadas con la guerra
decreció el abastecimiento de productos manufacturados y, además, aumentaron los precios, lo
que afectó la vida cotidiana de todos los países durante cuatro años y medio. Así surgieron
huelgas y movimientos sociales que protestaban contra el alza de precios y que vinculaban
abiertamente la deprimida situación económica y social con el contexto bélico europeo.

Muchos historiadores afirman también que la falta de importaciones de productos


manufacturados provocó una primera industrialización. Ciudades como Sao Paolo y Buenos
aires vieron un desarrollo de las industrias de bienes de consumo que sustituyeron los
productos europeos, por ejemplo, en el sector textil y agroindustrial. América Latina siguió durante
los
años 20 marcada por un modelo económico exportador de materias primas y fuertemente
dependiente. La falta de capitales y la competencia de los países europeos que rearmaron su
industria civil después de la guerra, limitaron los alcances de esta política industrializadora volcada
hacia el mercado urbano.

Si nos situamos específicamente en Argentina, podemos señalar que la efervescencia social se


agravó a partir de 1919, en el contexto de los problemas que arrasaron al mundo occidental
durante la inmediata posguerra. Se desataron conflictos a raíz del intento por mitigar los costos de
la crisis, como el ocurrido en los Talleres Metalúrgicos Vasena, en donde se contrataron mujeres y
niños se bajaron los salarios. Se iniciaron entonces también rebeliones y levantamientos que
fueron reprimidos por las fuerzas del radicalismo, cuyo caudal electoral disminuyo notoriamente,
difundiéndose además rumores de un posible golpe de estado. El descontento hacia el radicalismo
aumentó aún más cuando, tras una huelga organizada en reclamo por mejores condiciones de
trabajo por parte de la Sociedad Obrera de Santa Cruz, se dispuso la ley marcial, desencadenando
el fusilamiento de cerca de 1500 trabajadores.

Por otra parte, se desarrolló una intensa movilidad social que beneficio a una gran cantidad de
hijos de inmigrantes. La educación pública fue una importante vía de ascenso social, ya que gracias
a la ley 1420 aumento considerablemente la cantidad de niños que asistían a la escuela, pudiendo
pasar a formar parte de las clases medias. Aun así, la universidad era un lugar casi exclusivo de la
clase alta.

En un contexto en el que las tensiones políticas no desaparecían y una crisis de capitales


internacionales amenazaba la economía el principal problema para la economía argentina durante
esta década se vinculó con el cambio del eje económico mundial, que pasó de Gran Bretaña a
Estados Unidos. Gran Bretaña compraba productos argentinos y vendían bienes manufacturados
siendo así el principal país inversionista. Estados Unidos en cambio no necesitaba los productos
argentinos ya que disponía de producción más que suficiente, no vendía productos ya que esta
potencia prefería instalar fábricas en Argentina.

Sin embargo, la estructura económica argentina no cambió. La Argentina se centró en la


producción de bienes de consumo y se desarrolló en completa dependencia de las inversiones
extranjeras.

La posguerra en Estados Unidos

Al finalizar la guerra, Estados Unidos se había convertido en la primera potencia económica del
mundo. Aunque no había padecido la guerra en su territorio también sufrió una crisis de
posguerra. Las causas fueron varias, en primer lugar, el mercado excepcional donde había
colocado su producción agrícola e industrial se agotó al finalizar la guerra. El regreso de los
soldados a sus hogares provoco el aumento de la tasa de desempleo y la caída del salario. Esto
causo una serie de huelgas y alteraciones terroristas. Hacia fines de 1921 la crisis ya estaba
superada y el periodo de posguerra se le presentó como una oportunidad para un brillante
desarrollo económico. El deterioro generado en las principales potencias europeas hizo de Estados
Unidos el principal motor económico para la superación mundial. Además, al posicionarse como
moneda fuerte se convirtió en la única plaza financiera capaz de mantener los créditos
internacionales a largo plazo.

Estados Unidos pasó a cumplir un rol fundamental: el de abastecer de capitales para la


reconstrucción de los países beligerantes y al mismo tiempo el de estabilizador financiero,
convirtiéndose así en el principal acreedor del mundo. Gozó de una expansión económica entre
1922 y 1929 transformándose en el principal suministrador de manufacturas y de capitales en el
exterior y el sistema monetario internacional comenzó a girar a su alrededor, expansión que se
apoyó en las industrias y en el desarrollo de nuevas fuentes de energía, así durante la época de
1920, el crecimiento económico norteamericano, apoyado en estas industrias fue un nuevo tipo de
sociedad de consumo. Este periodo recibió el nombre de los “Años Locos”, ya que la sociedad
parecía no encontrar un límite a sus deseos de consumo.
Contextualización

En la ciudad de Nueva York, durante la primera década del siglo XX, surge un nuevo centro financiero
localizado en la calle de Wall (o Wall Street), junto con sus calles aledañas, que nace con la apertura de la
Bolsa de Valores de Nueva York (o NYSE) el 22 de abril de 1903. 

El mercado financiero, hasta inicios de la década del 20, era sólo manejado por inversores y
economistas profesionales, dejando de lado al pueblo. Sin embargo, gracias a la difusión de bonos
para las clases medias emitidas por el National City Bank liderado por Charles Mitchell, la
población estadounidense se insertó en la bolsa de valores, comprando y vendiendo acciones,
teniendo un gran retorno. Así, la población pudo acceder al crédito. Los estadounidenses podían
acceder a grandes beneficios con mínimas inversiones, viviendo un verdadero “sueño americano”.

  En 1922, la Reserva Federal bajó las tasas de interés, lo cual acrecentó la toma de deudas, que iba
dirigida a comprar más acciones, pasando a haber una mayoría de venta de acciones a crédito. Se
estima que, en Wall Street, hacia 1929 el 70% de las inversiones provenían de dinero de créditos. 

El Jueves Negro y el inicio del fin

  Todas estas acciones sumaron aire a una gran burbuja financiera, alimentada por el dinero de los
créditos que, al fin y al cabo, la población no podía pagar. Inversores y economistas retiraron sus
inversiones a tiempo al ver la gran especulación que se estaba formando, pero al advertir sobre
esto no recibieron mucha atención. El precio inflado de las acciones se tornó imaginario, por lo
que los que habían invertido decidieron retirar sus acciones. 

  El miércoles 23 de octubre de 1929 la Bolsa se desploma un 7%. Ante esta situación, el jueves 24
de octubre los accionistas decidieron vender todas sus acciones, acumulándose en las calles de
Wall Street para recuperar su dinero. La nula compra de acciones y la venta de la gran mayoría de
ellas provocaron una caída del 11% en la bolsa de valores. Este día, marcado por el caos en la
ciudad, que incluyó intervención de la policía en el edificio de la Bolsa, pasaría a ser conocido
como Jueves Negro.

 El martes 29 de octubre, luego de un alza en los valores de acciones debido a la inyección
monetaria por grandes grupos bancarios, la Bolsa cayó como nunca, con una baja del 25%, casi 30
billones de dólares, equivalentes hoy a 600 billones de dólares. 

  El derrumbe de la bolsa generó la imposibilidad de pagos de crédito a los bancos, lo cual llevó a
la ruina de muchos de ellos; la baja de consumo, quedando las fábricas con stock sobrante; la
deflación de la moneda por la gran recesión; y un desempleo del casi un cuarto de la población.
Los felices años veinte habían terminado: la Gran Depresión había comenzado.
La Gran Depresión (1929-1939)

  Estados Unidos se sumió en una gran recesión, provocada por el Crack del 29, además de la
sobreproducción generada desde 1925, que superó la demanda de consumo, tanto en el sector
agrícola, que sufrió grandes crisis, como el sector de industria de bienes de consumo.

  Se puede denominar a la Gran Depresión como un período de crisis que inició a fines de octubre
de 1929 a causa de la caída de los valores de la Bolsa neoyorkina, que propició un desplome
económico en Estados Unidos, que se trasladó a todo el mundo, como en Argentina, donde se
desploma el precio de los granos, principal actividad económica del país, además de la
interrupción del proceso de industrialización. 

  15 millones de personas perdieron su trabajo en 1930, siendo eso el 30% de la mano de obra.
Hacia 1932 el número ascendió a 40 millones de desempleados. Esto causó una disminución
demográfica, con gran disminución de natalidad y emigración, además de hambre, miseria y
muerte en las clases menos pudientes.

Las causas de la crisis y el análisis económico deben concentrarse en más de un aspecto. Por un
lado, los gobiernos republicanos estadounidenses llevaron adelante una política económica
basada en la doctrina liberal, restringiendo la acción del Estado para que los empresarios pudieran
operar en condiciones óptimas para sus negocios. Desde la administración federal no se ejercieron
controles ni se cobraron altos impuestos.

El clima de optimismo generalizado se reflejaba en el interés de la población por una actividad


económica novedosa: invertir en la bolsa de valores. Se desató entonces una verdadera ‘’fiebre
bursátil’’ que atrajo a millones de personas que veían como su inversión crecía sin problemas ni
esfuerzos. Muy pronto, este clima de buenos negocios dio paso a grandes maniobras
especulativas. Así, las acciones de las principales compañías comenzaron a subir a niveles
superiores a los beneficios reales de las empresas.

Por otro lado, se encontraban los aspectos negativos para la economía. Desde 1921 la agricultura
sufría una crisis permanente. La demanda de alimentos durante la Primera Guerra Mundial había
provocado la ampliación de las tierras cultivadas y la intensificación de la producción. Al finalizar la
guerra, los cultivos de cereales aumentaron de manera considerable ocasionando excedentes que
hicieron bajar fuertemente los precios en el mercado internacional. Los campos se desvalorizaron y
muchos agricultores tuvieron que vender sus propiedades, y aquellos que no lograron hacer frente
a sus deudas con los bancos perdieron sus propiedades. La crisis agraria puso en serios aprietos a
los bancos, cuyas acciones comenzaron a bajar en la Bolsa de Valores. Poco a poco, empezaba a
quebrarse la cadena de pagos y se producían las primeras quiebras.

Los sectores de la industria del carbón y textil, entre otros, se estancaron frente a la expansión de
las nuevas industrias que acaparaban la mayor parte de las inversiones. Al mismo tiempo, se
produjo un desequilibrio entre la oferta y la demanda de productos industriales, que generó un
crecimiento de la mercadería sin vender, que se debía al descenso de la capacidad de consumo
provocado por el desigual reparto de los beneficios industriales.
A la crisis agrícola e industria se sumó la crisis del sector para la construcción, debido a la
situación del mercado, arrastrando también a otras industrias como la del cemento, del acero o la
madera.

La orientación de las inversiones hacia la especulación bursátil provocó el descenso de las


inversiones productivas. Incluso, se generalizó la práctica de pedir dinero prestado a largo plazo
para invertir en la Bolsa de Valores o bien comprar a crédito. Todo esto, contribuyó para que se
generara una burbuja especulativa con capitales ficticios y acciones sobrevaluadas.

La caída de la bolsa provocó una reacción en cadena que colapsó la economía de Estados Unidos
e inició esta larga crisis. El hundimiento bursátil provocó la destrucción del ahorro y la reducción
del crédito del consumo y la inversión. El gobierno, por su parte, no pudo manejar la crisis
económica y no contaba siquiera con un sistema para auxiliar a los bancos o a los desocupados.
Esta incapacidad de frenar los efectos de la crisis ocasionó que esta comenzara a extenderse hacia
la economía mundial

El republicano Herbert Hoover había empezado su gobierno en 1929. Este presidente sostenía
que ayudar a los necesitados por medio del Estado desincentivaría la iniciativa individual y la
confianza en el progreso persona, dos factores claves para la ideología liberal ortodoxa. Por ende,
en un principio el gobierno prefirió que la crisis fuera manejada de manera privada.

Sin embargo, pronto fue necesario que la Reserva Federal tomara medidas. Para frenar la
descontrolada expansión del crédito se redujo la oferta monetaria a los bancos y se aumentaron
las tasas de interés, lo que provocó la quiebra en pequeños bancos de las zonas agrícolas y la
enorme reducción del dinero circulante.

Además, la crisis se vio agravada por la situación europea ya que Austria y Alemania dejaron de
pagar los intereses de sus créditos a Estados Unidos y cuando Gran Bretaña suspendió los pagos
en oro, cayeron los valores del mercado general de los bonos y esto también golpeó a los bancos
norteamericanos.

En un principio para alcanzar un equilibrio en el presupuesto nacional, dispuso un aumento de


los impuestos sobre las ganancias, las sociedades anónimas, las herencias y las donaciones.
También se crearon impuestos a los automotores, los telégrafos, los teléfonos y los cheques.

En 1930, Hoover firmó una Ley de Aranceles que gravó más de 20 mil bienes importados. Los
países europeos respondieron restringiendo sus compras de productos estadounidenses, lo que
profundizó la acumulación de bienes sin vender. Además, para frenar el desempleo, estableció una
organización para crear puestos de trabajo no calificados y otra para costear obras públicas
municipales y estatales.

Hoover terminó su mandato con una imagen pública negativa: frecuentemente se lo acusaba de
haber “iniciado” la crisis. En las elecciones de 1932 fue fácilmente vencido por su rival demócrata
Franklin Delano Roosevelt.

  Cuando Franklin Roosevelt asume la presidencia estadounidense el 2 de julio de 1932 promete


en su discurso de aceptación “A new deal for the American people” o “Un nuevo trato para los
americanos”. A esta política de recuperación económica se la denominó New Deal, y se puede
dividir en dos fases: la primera, desde 1933 a 1934, donde Roosevelt se dirigió a restaurar la
credibilidad del sector bancario, recuperar al sector agrario, fomentar la obra pública y recuperar la
industria nacional; seguido de la segunda fase, de 1935 a 1938, donde se promovió la seguridad
social y la ayuda a los sectores más pobres. 

  Sin embargo, en mayo de 1937 vuelve a caer la Bolsa, y por consiguiente, aumentó el desempleo
en un 5%, además de un declive productivo del 30% y del consumo en un 37%. A pesar de que
esta recesión fue breve (en un año la economía parecía recuperarse), Estados Unidos no alcanzó el
nivel de empleo que tuvo en 1937 hasta que se unió a la Segunda Guerra Mundial en 1941.

  Si bien el New Deal no tuvo grandes consecuencias económicas, son innegables sus efectos
sobre la sociedad, que se sentía protegida ante la crisis, y el fortalecimiento de la figura del
presidente, especialmente necesario ante la subida de gobiernos fascistas en Europa.

  A pesar de estos intentos, ya era demasiado tarde: la crisis producida por la Gran Depresión se
había hecho mundial, y muchos países europeos, como Italia, España y Alemania habían recurrido
a una salida: los gobiernos totalitarios de ultraderecha.

  Otra consecuencia global de esta crisis fue el abandono por parte de la gran mayoría de los
países del patrón cambio-a-oro, un sistema donde los países igualaban sus emisiones de papel
moneda con un tipo de cambio fijo, que podía ser la libra esterlina o el dólar estadounidense, que
podía luego cambiarse a oro. Aun así, este tipo de patrón de cambio fue una causa de la Gran
Depresión, ya que los países cerraban su economía para prevenir ser influidos por el desequilibrio
exterior, contrayendo a la economía y estancándola.

La caída de la bolsa de estados unidos en octubre de 1929 se extendió rápidamente a casi todos
los países del mundo. Esta tuvo efectos devastadores tanto en los países desarrollados como
subdesarrollados. Teniendo consecuencias devastadoras. tales consecuencias fueron económicas,
sociales y políticas

Consecuencias económicas: las consecuencias económicas fueron muy fuertes, los pequeños
accionistas quienes perdieron todos sus ahorros en cuestión de horas. El dinero comenzó a
escasear y ante la posibilidad de hacer frente a su devolución muchos bancos cerraron sus puertas
y se declararon en quiebra.

La adopción de medidas proteccionistas (cada potencia se cerró sobre si mismas) que


desarticularon los circuitos internacionales de comercio y de pago: se establecieron controles de
cambio, se puso un límite de importación a los bienes extranjeros, y se retiraron inversiones
hechas en capitales extranjeros.

La crisis perjudico principalmente a los países exportadores de alimentos y materias prima como
América Latina debido al marcado descenso de los precios de estos productos debido al menor
poder adquisitivo de los consumidores, además la crisis agrícola que conllevo a que muchas
cosechas no fueran recogidas.
Durante la década del 30, las economías latinoamericanas se estancaron al sufrir la reducción de
sus exportaciones de materias primarias y la repartición de capitales llevada a cabo por los países
centrales. Además, se vieron obligados a diversificar sus actividades económicas.

Según las condiciones de cada país se elaboraba distintas respuestas ante la crisis, varias formas
de industrialización, incorporación de nueva mano de obra al sector obrero, diferentes grados de
intervención del Estado en la economía permitió crear nuevas oportunidades de trabajo. Comenzó
así la industrialización sustitutiva de importaciones, en cada país fabricar los bienes
manufacturados que antes se importaban de los países centrales.

El hundimiento de la industria y la ruina financiera llevaron implícita la destrucción del empleo se


contabilizaron más de 30 millones de parados de los cuales 12 eran americanos y 6 alemanes.

Consecuencias sociales: el efecto social más evidente de la crisis fue el crecimiento del paro a
nivel mundial. El número de desempleados se evaluó en al menos 40 millones. (estados unidos
llego a tener 12 millones, Alemania un 2,5 millón, gran bretaña un 2,3 millones y Francia más de 3
millones) Los que conservaron sus empleos sufrieron un importante recorte en sus salarios. Los
niveles de bienestar alcanzados se perdieron y esta situación alcanzó las tierras agrícolas y las
ciudades como Europa y Alemania que tuvieron altas tasas de desempleo.

Algunas zonas emigraron, un ejemplo fue el agro americano. La población efectuó el traslado a
las ciudades, pero estas afectadas por las crisis se encontraban en estado crítico y se poblaron de
guetos marginales donde reinaba la absoluta pobreza. En estados unidos fueron denominados
"Hoovervilles", ya que Vivian en casas echas de hojalatas y cartón. Junto al empobrecimiento de las
clases sociales se vieron afectados los obreros y también las clases medias estas fueron arrastradas
a la proletarización. En Alemania y Italia la clase media alimento al totalitarismo de carácter
fascista.

Consecuencias políticas: La crisis desencadenó una fuerte reacción contra las democracias
liberales a las que algunos políticos veían como una forma de gobierno incapaz de resolver los
problemas económicos y sociales. Se promovieron movimientos con tendencias nacionalistas y
autoritarias. Muchas veces se produjeron Golpes de Estado.

Las izquierdas latinoamericanas también se movilizaron en respuesta a la crisis económico-social.


Los partidos comunistas que habían surgido en casi todos los países siguieron las decisiones
cambiantes que se establecían desde Moscú, favoreciendo los intereses de la Unión Soviética.

La dependencia de la economía alemana respecto a la americana provocó que fuese este país,
junto con Estados Unidos, el más afectado por la crisis. El desplome de la producción industrial, la
caída de los bancos, el gran número de desempleados, crearon un ambiente de gran hostilidad
hacia los gobiernos.

La idea de que un hombre providencial, un Führer, llegaría para salvar Alemania ya estaba
instalada desde los años veinte, mucho antes del ascenso de Hitler. Por eso, cuando la crisis de
1930 se apoderó del país, las opciones políticas tendieron a extremarse y el partido liderado por
Hitler, Partido Obrero Nacional Socialista Alemán, resultó ampliamente beneficiado.
Luego del fallido de putsch de Múnich, Partido Nazi había crecido considerablemente y el
liderazgo de Hitler era indiscutido. Sus miembros marchaban uniformados por las calles, para
trenzarse en pequeñas batallas con grupos de choque de otros partidos, sobre todo socialistas y
comunistas. Pero no era su única tarea: en el marco de la crisis, también ayudaban a muchos
alemanes que tenían problemas con el fin de ganarse su apoyo. Especialmente activas eran las SA,
tropas de asalto al mando de Ernst Röhm, fanáticos que esperaban protagonizar la revolución
nacionalista que destruyera al mundo burgués establecido. Las SS, la guardia personal de Hitler,
eran todavía poco numerosas y más sometidas a sus órdenes.

Los nazis se agrupaban en torno a ideas muy vagas que proclamaban el despertar de Alemania
de la mano de in radical anticomunismo y de un igualmente extremo anticapitalismo. Igual que el
fascismo italiano, su prédica entusiasmaba a los “hombres pequeños”, víctimas de la crisis y sin
mayores recursos frente a ella.

La idea de reconstruir la comunidad nacional alrededor de la “raza” aria, ofrecía un lugar en el


mundo a quienes sufrían los problemas económicos. El tradicional ideal pangermano prometía
unir a todos los germanos en un único Estado; y si bien pocos querían una nueva guerra,
alentaban actitudes más firmes frente a las cláusulas de Versalles. Todos estos vagos ideales,
explican por qué el jefe del nacional socialismo se convertía en uno de los políticos más populares
del siglo XX.

El Partido nazi liderado por Hitler, que asumió el poder en 1933. Una vez en el gobierno procedió
a transformar todas las estructuras del Estado alemán, implantando una dictadura que se reflejó
significativamente en el plano económico.

“¡Contra esto, votad comunista!”


La depresión provocó en Estados Unidos la quiebra simultánea de bancos, empresas y fondos de
inversión, la pérdida de propiedades rurales por no poder pagar sus deudas y la desaparición de
millones de puestos de trabajo.

El elevado desempleo y la reducción de salarios provocaron, a su vez, la reducción del consumo y


la acumulación de productos para los que no había demanda. El hundimiento de la economía
estadounidense se media en cifras alarmantes. En 1934 el porcentaje de desempleados llegó al
23%.

“¿Por qué no le puedes dar empleo a mi padre?”

Las consecuencias políticas son importantes. Se produce, en general la crisis de las democracias
parlamentarias, se identifica el liberalismo económico causante de la crisis con el liberalismo
político (democracia parlamentaria) y eso genera desconfianza ante el sistema. Esa desconfianza se
va a traducir en muchos países europeos en el abandono de esta forma de gobierno que no ha
impedido la catástrofe y la instauración de gobiernos autoritarios y dictatoriales, el caso más
evidente es el ascenso de Hitler al poder, pero no es el único. Incluso en países donde la
democracia está asentada desde hace años y gozan de una gran tradición democrática se produce
el ascenso de partidos de corte fascista (Bélgica, Francia, Gran Bretaña...) aunque esos partidos
nunca llegarán a hacerse con el poder ni poner en peligro el sistema.

En paralelo con lo anterior surge una exaltación del nacionalismo entre los países, ese
nacionalismo exagerado surge por la competencia por materias primas y mercados en una etapa
difícil, o por la envidia de ver cómo en el país vecino la crisis no es tan fuerte o sale mejor de ella.
Esta ola de nacionalismos será mucho más exagerada en los regímenes de corte fascista (Alemania
e Italia) que a través del nacionalismo buscan justificar el expansionismo exterior que llevará a la II
Guerra Mundial.
Conclusión

1. Como conclusión a cerca de la posguerra podemos decir que la brusca transformación de


una economía de guerra en una economía de paz siempre trae consigo dificultades, que
afectan sobre todo a los obreros y clases más vulnerables. Paralizada la producción de
armamento, la industria pesada debe cerrar muchas de sus fábricas y despedir a centenares
de trabajadores. Al mismo tiempo, los soldados desmovilizados, apartados de sus antiguos
empleos, inundan masivamente el mercado de trabajo.
La posguerra prometía grandes cambios en la estructura social y económica de Europa y
consecuentemente, del mundo en general también. Fue un periodo de gozo y libertad sin par,
pero este fugaz estallido de alegría se disipó pronto al irse delineando la Gran Depresión.
La Primera Guerra Mundial había devastado la producción agrícola en los países europeos y
la Revolución de 1917 mantuvo a los rusos fuera del mercado mundial de trigo. Alrededor
de 1925, la recuperación de la economía y la agricultura en Europa occidental, y la nueva
política económica en Rusia, hizo que la producción mundial de trigo aumente en el
mundo, provocando la reducción del precio del producto.

2. Durante nuestro desarrollo expositivo analizamos y explicamos cómo Estados Unidos


influyó en una de las mayores crisis del capitalismo y en la guerra más sangrienta de la
historia. Notamos que a partir de inicios de 1920 Estados Unidos se convirtió en la principal
potencia mundial, lo cual conllevó a convertirla en el primer determinante de la sociedad
capitalista: por ejemplo, la crisis entre 1930 y 1939, que empezó en el país norteamericano,
afectó a todo el mundo. Podemos notar como este efecto sigue predominando.
La causa del Crack del 29 y la Gran Depresión fue la excesiva confianza de los productores e
industriales en que el Mercado siempre iba a ir en alza sin tomar precauciones. Además, la
desinformación brindada por los grupos bancarios a las clases medias hizo que se
produjera un “boom” en la Bolsa, con precios irreales.
No podemos determinar un “qué hubiese pasado si”, pero sí podemos afirmar que,
mientras siga vigente la hegemonía estadounidense sobre el resto del mundo, ese resto
deberá pagar los errores de Estados Unidos.

3. La desoladora situación que se vivió en aquellos años de crisis económica no fue prevista y
se vio alimentada por el despilfarro de la población, la falsa realidad de una sociedad rica en
la que todo el mundo podía vivir cómodamente sin grandes esfuerzos, una economía
basada en unas ideas irreales y que se movía por el dinero rápido sin respaldo real. La bolsa
jugaba el papel principal de la economía y nadie se libraba de acudir a ella para
enriquecerse y esto hacía que la bolsa cada vez creciera más y más creando una riqueza
falsa a la que todo el mundo se avocó, cuando la bolsa cayó todos los inversores lo
perdieron todo y la economía se derrumbó. La caída del comercio internacional afectó
violentamente a los países dependientes de las exportaciones primarias. Australia, que
dependía de la exportación de trigo y algodón, fue uno de los países más gravemente
afectados por la depresión. Los efectos de la crisis provocada en algunos de estos países
hicieron que los grandes terratenientes pasaran a invertir su capital en la industria
manufacturera, acelerando una semi-industrialización, llamada "sustitución de
importaciones", especialmente en Argentina y Brasil. También Asia se vio afectada por la
Gran Depresión, debido a la dependencia de su economía en la exportación de productos
agrícolas a Europa y América del Norte.
Bibliografía
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 Ponce, J. “La Evolución Económica (1918-1939): La Gran Depresión.”
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 Girón Schwartz, P. “La Gran Depresión de 1929 a 1940”. Real Academia de Ciencias Morales
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 López Fernández de Lascoiti, E. “Crack de 1929: Causas, desarrollo y consecuencias.” Revista
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