Texto Giddens. Las Organizaciones Modernas en Sociologia. Pag. 369-392. Fragmentos de Te
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Fragmentos
de texto.
Desde el principio, el término fue utilizado de forma despectiva. De Gournay se refería al creciente
poder de los funcionarios como "una enfermedad llamada buromanía". Para el novelista francés
Honoré de Balzac la burocracia era como un "poder gigantesco ejercido por pigmeos". Este tipo
de idea se ha mantenido hasta hoy día y la burocracia suele relacionarse con el papeleo, la
ineficacia y el despilfarro. Sin embargo, otros autores han tratado esta realidad desde otro punto
de vista, como un modelo de cuidado, precisión y gestión eficiente. Para ellos la burocracia es, en
realidad, la forma de organización más eficiente que ha ideado el ser humano, porque todas las
tareas están reguladas por estrictas normas de procedimiento. El análisis weberiano
navega entre estos dos extremos.
Weber indica que en las sociedades tradicionales existía un número limitado de organizaciones
burocráticas. Por ejemplo, había un funcionariado de este tipo en la China imperial, que era
responsable de los asuntos generales de gobierno. Sin embargo, las burocracias sólo se han
desarrollado plenamente en los tiempos modernos.
- Hay una clara jerarquía (la autoridad, de tal manera que las tareas en la organización están
distribuidas como "obligaciones oficiales".Una burocracia semeja una pirámide, con las posiciones
de máxima autoridad en la cima. Hay una cadena de mando que va de la cumbre a la base,
haciendo posible la adopción coordinada de decisiones. Cada órgano superior controla y
supervisa al inferior en la jerarquía.
- Las reglas escritas gobiernan la conducta de los funcionarios en todos los niveles de la
organización. Esto no significa que los deberes burocráticos sean sólo una cuestión de rutina.
Cuanto más elevado sea el órgano, mayor es el número de reglas que tienden a abarcar una
amplia variedad de casos y a exigir flexibilidad en su interpretación.
- Los funcionarios son asalariados a tiempo completo. Cada empleo en la jerarquía tiene asignado
un sueldo definido y fijo. Se espera que el individuo haga carrera en la organización. La promoción
es posible sobre la base de la capacidad, la antigüedad o una combinación de ambas.
- Hay una separación entre las tareas del funcionario en el interior de la organización y la vida
exterior. Su vida privada es distinta de sus actividades en el lugar de trabajo, y también está
separada físicamente de él.
- Ningún miembro de la organización posee los recursos materiales con los que opera. El
desarrollo de la burocracia, según Weber, separa a los trabajadores del control de los medios de
producción. En las comunidades tradicionales los campesinos y los artesanos solían tener un
control estrecho sobre sus procesos de producción y poseían las herramientas que utilizaban. En
las burocracias los funcionarios no poseen las oficinas en que trabajan, las mesas en las que se
sientan o los útiles de oficina que emplean.
Weber creía que cuanto más se aproxime una organización al tipo del de burocracia, más efectiva
será en la consecución de los objetivos para los cuales fue establecida. Comparaba con
frecuencia las burocracias con máquinas complejas.
No resulta sencillo determinar hasta qué punto los procedimientos informales ayudan u obstruyen,
en general, la eficacia de las organizaciones.Los sistemas que se asemejan al tipo ideal de Weber
están plagados de formas no oficiales de hacer las cosas. Esto ocurre, en parte, porque la
flexibilidad de la que se carece puede lograrse mediante un tratamiento no oficial de las reglas
formales. Para quienes se hallan en trabajos aburridos, las maneras informales de hacer las cosas
también ayudan a crear, con frecuencia un ambiente de trabajo más satisfactorio. Las conexiones
informales en funcionarios con posiciones elevadas pueden realmente beneficiar al conjunto de la
organización. Por otra parte, los implicados quizá estén preocupados de impulsar o proteger sus
propios interese que los de la propia organización.
La teoría de las organizaciones de Michel Foucault: el control del tiempo y del espacio
Michel Foucault puso de manifiesto que la arquitectura de una organización está relacionada muy
directamente con su estructura social y sistema de autoridad (Foucault, 1970, 1979). Mediante el
estudio de las peculiaridades físicas de las organizaciones se puede arrojar nueva luz sobre los
problemas investigados por Weber. Las oficinas que este autor analizó de forma abstracta
también son entornos arquitectónicos -habitaciones separadas por pasillos- dentro de
organizaciones. De hecho, con frecuencia los edificios de las grandes empresas se construyen
como si fueran una jerarquía de autoridad y, por tanto, cuanto más elevada es la posición en ella,
más cerca de la cúspide del edificio se está: la expresión "último piso" se emplea, en ocasiones,
para referirse a quienes poseen el poder esencial en la organización.
La geografía de una organización influye en su funcionamiento de muchas otras maneras,
especialmente en los casos en los que los sistemas descansan en gran medida sobre relaciones
Informales. La proximidad física permite la formación de grupos primarios, mientras que la
distancia puede realzar una polarización de los grupos, que produzca una actitud entre
departamentos que diferencie entre "ellos" y "nosotros".
La vigilancia adopta dos formas. Una es la supervisión directa del trabajo de los subordinados por
parte de los superiores. Consideremos el caso de una clase en una escuela. Los alumnos se
sientan en mesas o pupitres, generalmente en fila, todos a la vista del profesor. Se supone que
tienen que estar atentos o absortos en su trabajo. Evidentemente, hasta qué punto esto sucede en
la práctica depende de la habilidad del profesor y de la propensión de los niños a amoldarse a lo
que se espera de ellos.
El segundo tipo de vigilancia es más sutil, pero igualmente importante. Consiste en mantener
archivos, registros e historiales de la vida de las personas. Weber percibió la importancia de los
registros escritos (que hoy en día suelen estar informatizados), en las organizaciones modernas,
pero no analizó completamente cómo podían utilizarse para reglamentar las conductas. Los
registros de los empleados proporcionan generalmente historiales de trabajo completos, anotando
detalles personales y, con frecuencia juicios sobre la personalidad. Tales registros se emplean
para control de la conducta de los empleados y para evaluar las recomendaciones de ascenso En
muchas empresas, los individuos de cada escalón de la organización preparan informes anuales
sobre el rendimiento de los situados en los e escalones inmediatamente inferiores. También los
expedientes académicos de escuelas y universidades se utilizan para seguir la trayectoria de los
individuos a medida que su posición va cambiando en la organización.
Las organizaciones no pueden funcionar con eficacia si el trabajo de los empleados no tiene un
carácter regular. Como señaló Weber, en las empresas la gente tiene que trabajar un número de
horas constante. Las actividades deben coordinarse de forma coherente en función del tiempo y
del espacio, algo que se encuentra determinado por el entorno físico y por una determinada
programación de los horarios. Al regularizar las actividades en el tiempo y el espacio, éstos, en
palabras de Foucault, "distribuyen a los cuerpos eficazmente" en la organización. Los horarios son
un requisito de la disciplina de la organización porque hacen encajar las actividades de un grupo
grande de personas. Si una universidad no respetara escrupulosamente los horarios de clase, por
ejemplo, pronto llegaría al caos más absoluto. Un horario hace posible la utilización intensiva del
tiempo y del espacio: a cada uno de sus elementos se le pueden adjudicar muchas personas y
actividades.
Según Foucault, la prisión moderna procede del Panóptico, una organización concebida por el
filósofo y pensador Jeremy Bentham en el siglo XIX, que expresaba en su forma más pura las
diferencias entre los antiguos hospitales y las nuevas prisiones. "Panóptico" fue el nombre que
Bentham dio a una prisión ideal que intentó vender en varias ocasiones al Gobierno británico. El
diseño nunca fue implantado completamente, pero algunos de sus principios fundamentales sí se
incorporaron a prisiones construidas en Gran Bretaña, el resto de Europa y los Estados Unidos en
el siglo XIX. El Panóptico era de forma circular, con las celdas construidas en el contorno exterior
y una torre de vigilancia en el centro. Se colocaban dos ventanas en cada celda, una encarando la
torre de vigilancia y otra hacia el exterior. La intención del diseño era que los prisioneros fueran
visibles para los guardias en todo momento. Las ventanas de la torre tenían persianas de listones,
para que el personal de la prisión pudiera observar constantemente a los prisioneros sin ser visto.
Burocracia y democracia
Foucault tenía razón respecto a las prisiones. Es curioso que, incluso hoy en día, la mayoría de
ellas se parezcan tanto al PanóptIco. También tenía razón en cuanto al papel crucial de la
vigilancia en las sociedades modernas, una cuestión que ahora es aún más importante dado el
impacto creciente de las tecnologías de la información y la comunicación. Vivimos en lo que
algunos han denominado la sociedad de la vigilancia (Lyon, 1994): aquélla en la que todo tipo de
organizaciones recoge información sobre nuestras vidas.
Como hemos dicho anteriormente, los organismos del Estado tienen una enorme cantidad de
información sobre nosotros; desde los registros de nuestra fecha de nacimiento, escuelas y
empleos hasta datos de ingresos utilizados para la recaudación de impuestos, así como la
información que se utiliza para emitir carnets de conducir y adjudicar números de la seguridad
social. Con el desarrollo de la informática y de otros medios de gestión de datos, la vigilancia
amenaza con llegar a todos los rincones de nuestra vida. Imagínese que ha oído hablar de un país
con veintiséis millones habitantes, donde el gobierno gestiona 2.220 bases de datos que
contienen un promedio de veinte archivos sobre cada ciudadano. El 10% de los habitantes tiene
su nombre registrado en el ordenador central de la policía, podría pensar que este país tiene una
dictadura. De hecho, es Canadá (Lyon,1994).
La merma de la democracia con el desarrollo de las modernas formas de organización y de control
de la información era algo que preocupaba mucho a Weber. Lo que le inquietaba especialmente
era la perspectiva de que gobernaran unos burócratas sin rostro.¿Cómo puede sobrevivir la
democracia frente al aumento del poder que las organizaciones burocráticas ejercen sobre
nosotros? El razonamiento de Weber era que, después de todo, las burocracias siempre tienen un
carácter especializado y jerárquico. Los que están más cerca de la base se limitan inevitablemente
a realizar tareas prosaicas y no pueden controlar lo que hacen: el poder pasa a los que están en la
cima. Un estudiante de Weber, Roberto Michels (1967), acuñó una expresión que se ha
hecho habitual para referirse a esta pérdida de poder. Este autor señalaba que en las
organizaciones de gran tamaño y, en un sentido más general, en una sociedad dominada por todo
tipo de organización existe una ley de hierro de la oligarquía (oligarquía significa dominio unos
pocos). Según Michels, el flujo de poder hacia la cima es simplemente una característica
inevitable de un mundo cada vez más burocratizado, ahí el término "ley de hierro".