Redacción Profesional
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LA REDACCIÓN PROFESIONAL
Trabajo de investigación
1.1. Concepto
Como redacción se denomina la acción y efecto de redactar. Como tal, es el acto en el cual se pone por
escrito un conjunto de ideas ordenadas lógica y coherentemente dentro de un texto.
En este sentido, la redacción es el proceso de escritura por medio del cual se compila una serie de ideas y
se las pone en orden en un texto, distinguiendo y jerarquizando las ideas principales de las secundarias, de
manera que se produzca una secuencia lógica caracterizada por la cohesión y la coherencia.
1.2. Importancia
La redacción tiene su importancia para expresarnos de forma escrita, para ello es importante estar
consientes que en todo momento para darnos a entender por medio de un texto necesitamos tener en
cuenta aprender a redactar.
Además de que una buena redacción va acompañada con una ortografía correcta y signos de puntuación
necesarios, para que así con coherencia y cohesión permiten que nuestro receptor pueda comprender
nuestro mensaje.
Toda redacción, no importa el tema o extensión, debe ser un todo armónico; con una lógica
comprensible; con un orden, pulcritud y sentido, para ello es necesario tener en cuenta las pautas
siguientes:
Pensar bien el tema propuesto. Si ni se maneja o no se conoce a fondo la temática que desea tratar,
es importante referirse a ella cabalmente. Se aconseja documentarse sobre el tema propuesto, para
de ese modo adueñarse de su contenido.
Trazar un plan o guión. Un plan bien organizado es la base de una buena ejecución. Nos evita
contrasentidos, repetición de ideas, falta de lógica, incoherencias, etc. Un plan previo nos permite
tratar cada cosa a su debido momento; ayuda a situar los hechos, trabar la acción y llegar al
desenlace de un modo natural y armónico. Este esquema de trabajo evita tener que retocar, añadir,
acortar o trasladar frases o conceptos, que no estarían en su lugar si antes no lo hubiéramos
ordenado.
Utilizar las palabras con precisión. Se debe evitar el uso de barbarismos o vulgarismos de mal
gusto, que son sinónimos de pobreza de vocabulario. No utilizar voces o palabras de significación
muy amplia y ambigua (como la palabra “cosa”), que por su misma amplitud no apunta a nada
específico. Prefiera siempre la palabra concreta, que designe objetos y seres, a la palabra abstracta.
Si, para los efectos de redacción, se ve en la necesidad de recurrir al uso de sinónimos, procure
escoger el más adecuado.
Usar correctamente los signos de puntuación. Los puntos, las comas, los signos de interrogación o
de admiración, deben estar bien colocados; caso contrario, modifican radicalmente el sentido de
la frase, y dificultan la comprensión de la misma.
Realizar primero un borrador. Nadie, excepto una persona con mucho oficio, es capaz de hacer un
escrito perfecto en el primer intento. Siempre existe alguna dificultad: puede que un giro quede
mal construido, o que el adjetivo usado no sea el más adecuado, o que una idea secundaria haya
quedado inconclusa, etc. Haga siempre un borrador y sométalo a un exhaustivo trabajo de
pulimento. Revise cuidadosamente la forma y el contenido.
Profundice su lectura y conocimiento del idioma. Leer mucho, sobre todo a grandes escritores;
fíjese en su prosa, analice su modo de expresarse, su arte de componer la narración, una escena o
un retrato, la construcción del diálogo; ellos son y serán siempre el mejor procedimiento para
aprender a redactar. También debe existir un progresivo conocimiento del idioma y un mayor
dominio del vocabulario.
Las reglas gramaticales abarcan desde el nivel más elemental consistente en combinar sonidos hasta el
nivel más complejo de la conversación ampliada.
No siempre los hablantes están conscientes de estas normas, pero reconocen fácilmente una oración que
no cumple con ellas. Si alguien dijera: "Carlos el balón pateó", el hablante podría cambiar el orden de las
palabras para hacer la oración gramaticalmente correcta, aunque no sepa explicar la regla en cuestión.
Todos los lenguajes y los dialectos cuentan con reglas que controlan los componentes principales del
lenguaje: fonología, semántica, sintaxis, pragmática y léxico.
Fonología. Los sonidos de una lengua, las reglas para combinarlos y formar palabras, así como
los patrones acentuales y de entonación. La palabra sal consta de tres sonidos: dos sonidos
consonánticos /s/ y /I/ unidos mediante el sonido vocálico /a/. La palabra casa tiene dos sílabas; la
primera está acentuada.
Semántica. El significado de las palabras. Sólo algunas cadenas de sonidos son significativas. Si
combinamos los sonidos /e/, /a/, /r/formamos las palabras era, aré, pero las combinaciones ear o
aer carecen de significado. Las palabras individuales transmiten significado y pueden combinarse
en oraciones con sentido; por ejemplo: "Era el momento en que aré el campo". Las palabras se
relacionan en redes complejas y tienen propiedades especiales. Aunque era y aré son verbos, el
lugar que ocupan en la oración es importante para formar una oración con sentido: "Aré el
momento en que era el campo".
Sintaxis. Es la forma de combinar palabras para formar frases y oraciones en una lengua. En
español, una forma de construir oraciones consiste en ordenar las palabras en sujeto, verbo y
complemento directo: "El ciclón destruyó la casa". La sintaxis determina además la forma de
otras clases de oraciones como las interrogativas: "¿Qué destruyó la casa?" o "¿Cómo fue
destruida la casa?"
Pragmática. Las estrategias para usar el lenguaje apropiadamente en varios contextos. Las reglas
de tomar turnos es una estrategia con que los hablantes estructuran el habla y controlan la
interacción social. Interrumpir a un hablante constituye una violación de ellas. El conocimiento
pragmático consiste en introducir los temas en la conversación y en saber organizar un argumento
formal.
Léxico. Vocabulario; todas las palabras con que una lengua designa objetos, cualidades, acciones,
hechos, ideas o estados de la mente: flores, especial, correr, maratón, democracia, feliz.
2.1.1. El acento
Explicado de una forma general, este término es conocido como el sinónimo de la tilde, es decir, un
signo de ortografía que se ejecuta en el español, castellano y otros idiomas. Su forma es como una raya
oblicua y pequeña y va en sentido de derecha a izquierda en las vocales, ejemplo á, é. í, ó, ú. La
acentuación siempre va a variar de acuerdo al idioma y las formas de escritura. Por otra parte, este
término también se usa para describir aspectos del lenguaje y se ejecuta en diferentes áreas culturales,
ejemplo, la música y la poesía.
Es importante señalar que no todos los acentos en el castellano llevan tilde, pero gracias a un par de
reglas es posible leer de forma correcta cada palabra sin tener que conocerla. Entre las reglas ortográficas
están:
A las palabras agudas se les coloca tilde cuando terminan en la letra n, s o alguna vocal.
2.1.2.1. Prosódico
Las palabras con acento prosódico son aquellas cuya entonación tiene intensidad mayor en sílabas
determinadas, de esta manera, se ayuda a distinguirla y segmentarla de otros términos que cuentan con la
misma morfología. Este tiende a estar presente en muchas palabras, pero se presenta de forma ortográfica
en ocasiones sumamente específicas. Las palabras que califican en esta vertiente son: bello, mirar y
campo
Ejemplo:
Es-cri-to-rio
Sílaba tónica: to
U-ni-ver-si-dad
2.1.2.2. Ortográfico
Las palabras con acento ortográfico son aquellas en las que se busca diferenciar las palabras, pues
aunque se escriban igual, su pronunciación es totalmente diferente, por ello, llevan una marca en su
escritura, es decir, la tilde, la cual indica al lector que debe pronunciarla de una manera diferente a como
se escribe, de esta forma, se pueden notar las diferencias en términos que son similares pero que, a su vez,
son distintos, por ejemplo, círculo y circulo. Para marcar este acento se debe tener en cuenta la
clasificación de las vocales.
Las vocales, según la forma como se abre la boca para pronunciarlas, se clasifican en:
Se trata de aquel que se ejecuta para poder realizar distinciones en los significados de los términos.
Generalmente se emplea en las monosílabas, las cuales se caracterizan por ser tónicas y resaltan en
pronunciación, pero también están algunas palabras átonas en el hablar.
Este tipo de término tienen la capacidad de poseer el mismo génesis etimológico, aunque esto no ocurre
con frecuencia, por ejemplo, más y mas vienen del latín magis, pero mi viene del latín mihi y mío del
latín meus. Estos suelen usarse en lenguas románicas, entre ellas, el asturiano, español, catalán y gallego.
Las palabras agudas (no monosílabas) se acentúan si terminan en vocal, ene o ese.
Notas
Los monosílabos nunca se acentúan: fue, vio, dios. Notar la diferencia entre vio, que es
monosílabo, y rió, que es bisílabo agudo, luego lleva acento.
Los adverbios acabados en -mente se acentúan según las reglas anteriores aplicadas a la palabra
que resulta de eliminar el sufijo:
No se acentúan las primeras componentes de las palabras compuestas, salvo que vayan separadas
por un guión:
Asimismo, físico-químico.
Cuando a un verbo se le posponen pronombres se aplican las reglas generales al compuesto, pero
si el verbo sin pronombres llevaba acento, éste se conserva aunque las reglas no lo requieran:
Si una palabra acaba en dos consonantes se aplican las reglas generales a la palabra que resulta de
eliminar la última. Así, es Sáez, pero Saenz.
Si una sílaba ha de llevar acento y tiene dos vocales hay dos posibilidades:
Cuídate, interviú.
El caso que falta no puede darse: dos vocales contiguas, ninguna de las cuales sea una i o una u
nunca forman parte de la misma sílaba. Así, núcleo es esdrújula y creó es aguda (no monosílaba).
La única palabra castellana con acento en una letra distinta de a, e, i, o, u la tienes aquí.
Los signos de puntuación son señales o marcas gráficas que permiten al redactor estructurar un
discurso escrito, al tiempo que le permite al lector identificar las inflexiones del texto, es decir, el modo
de entonación y las pausas necesarias que facilitan su comprensión.
Los signos de puntuación cumplen una importante función en la lengua escrita, pues su correcto uso
permite comprender de forma coherente y sin ambigüedades el contenido de un texto.
Por medio de los signos de puntuación, se estructuran los textos, ordenando y jerarquizando las ideas en
principales y secundarias, lo que permite al lector una mejor interpretación, análisis y comprensión del
contenido.
Los signos de puntuación poseen unas normas generales establecidas para hacer el correcto uso de los
mismos. Sin embargo, es posible que cada individuo haga un uso particular de los signos pero
considerando siempre las normas generales implantadas.
El punto
El punto (.) indica la pausa que se produce al final de un enunciado. Después de punto siempre se
escribirá con mayúscula, salvo en el caso de que aparezca en una abreviatura. Existen tres clases de punto:
El punto y seguido
Se emplea para separar los distintos enunciados que forman un párrafo. Después de un punto y seguido se
continúa a escribir en la misma línea.
El punto y aparte: separa párrafos distintos. Tras el punto y aparte, la escritura debe de continuar
en la línea siguiente, en mayúscula y sangrada.
La coma
Se emplea para separar componentes de la oración o sintagma, salvo que este precedido por alguna
conjugación como y, e, o, u, ni. Por ejemplo, “Andrea llegó de la escuela, hizo los deberes, tomó baño y
se durmió”.
Se usa para encerrar incisos o aclaraciones y para señalar omisiones. Por ejemplo, “Si vienes, te
esperamos; si no, nos vamos”.
Separa la parte entera de un número de la parte decimal. Por ejemplo, 3,5 km.
Las locuciones conjuntivas o adverbiales van precedidas y seguidas de coma. Por ejemplo, en efecto, es
decir, en fin.
Los dos puntos (:) representan una pausa mayor que la coma, pero menor que la del punto. Se usa en
los siguientes casos:
Antes de una cita textual y como un llamado de atención. Por ejemplo, “Dice el refrán: más vale tarde que
nunca”.
Antes de una enumeración. Por ejemplo, “Las cuatro estaciones del año son: primavera, verano, otoño e
invierno”.
Tras las fórmulas de cortesía que encabezan las cartas y documentos. Por ejemplo, "Estimada profesora:"
Entre oraciones relacionadas sin nexo cuando se expresa causa – efecto o una conclusión. Por ejemplo,
“Perdió el trabajo, la casa, el carro: todo por el juego”.
El punto y coma
El punto y coma (;) representa una pausa mayor que la coma, pero menor que la del punto y seguido.
Se emplea en los siguientes casos:
Para separar los elementos de una enumeración cuando se trata de expresiones complejas que incluyen
comas. Por ejemplo, “Su pelo es castaño; los ojos, verdes; la nariz, respingona”.
Ante las conjugaciones (pero, aunque y mas), cuando se introduce una frase larga. Por ejemplo, "Hace
muchos años deseaba visitar ese lugar; pero hasta el sol de hoy no había tenido oportunidad".
Los puntos suspensivos (…) están formados por tres puntos en línea y sin espacio entre ellos. Se emplea
en los siguientes casos:
Al final de las enumeraciones abiertas, con el mismo valor que el etcétera. Por ejemplo, “1, 2,
3,…”.
Cuando se deja una expresión incompleta o en suspenso. Por ejemplo, “A pocas palabras…”.
Cuando se reproduce de forma incompleta una cita textual, texto o refrán. Por ejemplo, "Cuando
Gregorio Samsa se despertó (...), se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto"
(Kafka, La metamorfosis).
El uso de los signos de interrogación (¿?) marca el principio y el fin de una pregunta formulada de manera
directa. Por ejemplo, “¿Qué quieres?”.
Los signos de admiración o exclamación (¡!) son usados en los enunciados que expresan un sentimiento o
emoción intensa. Por ejemplo, “¡qué fracaso!”, “¡fuera de aquí!”. También, en las interjecciones, “¡ay!”,
“¡oh!”.
Cabe destacar que el uso de los signos de interrogación y admiración dobles, es decir, abiertos y cerrados,
es exclusivo de la lengua castellana.
El uso de los signos de admiración e interrogación dobles se estableció por decisión de la Real Academia
de la Lengua en el año 1754. Fue consecuencia de las continuas confusiones de lectura derivadas de la
ausencia de elementos gráficos que anunciasen las preguntas o las admiraciones.
2.1.5. La importancia de los signos de puntuación
Los signos de puntuación se usan en los textos escritos para intentar reproducir la entonación del
lenguaje oral (pausas, matices de voz, gestos, cambios de tono, etc.) con objeto de interpretar y
comprender correctamente el mensaje escrito. Los signos de puntuación, por lo tanto, nos permiten
expresarnos con claridad y evitar interpretaciones diferentes del mismo texto.
3. El párrafo
El párrafo es la unidad mínima de un texto compuesto por una o más oraciones que desarrollan una
idea. La palabra párrafo se deriva del latín tardío paragraphus.
En referencia a lo anterior, la oración principal trata de la idea central del texto, es decir, presenta los
aspectos más importantes del tema que, a su vez, serán desarrollados en las oraciones secundarias que
consisten en fundamentar y ampliar lo enunciado en la oración principal.
En este sentido, se debe resaltar la importancia del orden de las ideas que componen a cada párrafo a fin
de que se mantenga la coherencia a lo largo de todo el texto.
Es decir, entre un párrafo y otro debe haber un hilo conector que los relacione sin perder el sentido de la
información, de esta manera, el lector puede percibir el texto como una unidad de información clara.
Ahora bien, en cuanto al tamaño del párrafo, no existe un límite como tal que determine su extensión
máxima, ya que, esto es variable según la temática del que trate el texto. Por ello, en un mismo texto es
común encontrar párrafos extensos o cortos, lo importante es su coherencia y el sentido de las ideas.
Por ello, un conjunto de párrafos son los que forman un texto el cual puede ser narrativo, descriptivo,
expositivo, diálogo, un artículo de prensa, entre otros.
Existen varios métodos de elaboración de un párrafo. Al elaborar un párrafo se debe tener en cuenta
los detalles basados en una descripción con la finalidad de transmitir una idea clara al lector. Otro factor
importante es la definición, si se requiere, para la elaboración del párrafo.
Lo básico es definir de una forma concreta y con un orden establecido el objeto, animal, ciencia o cosa
que se desea desarrollar. Así, las oraciones subsiguientes deben enfatizar cualidades demás y factores
diferenciales.
También es importante desarrollar criterios como la antítesis, la comparación y los ejemplos para darle
versatilidad al párrafo. Por último, definir causas y consecuencias, trabajar en la argumentación, que no es
más que el conjunto de hechos y narraciones que giran en torno a la idea principal, concluirán el buen
desarrollo de un párrafo.
En resumen, podemos concluir que un párrafo está compuesto por una oración principal y varias
oraciones importantes.
La oración principal o temática es la que sintetiza al párrafo, o sea, extrae la idea general acerca del tema
que estamos desarrollando.
Las oraciones secundarias complementan la oración principal y definen los atributos y cualidades de ésta.
La oración principal debe ser precisa y englobadora.
Además, todo párrafo contiene elementos de enlace que permiten establecer nexos y relaciones entre las
ideas del mismo. Un párrafo puede ser elaborado atendiendo a uno o más de los métodos expuestos
anteriormente.
Redactar es escribir claro, íntegro, breve y original. Por ello, al redactar un párrafo, se debe tener en
cuenta ciertas cualidades que ayudarán a la presentación clara y precisa del mensaje. Para conseguir esto,
debemos procurar unidad de sentido y coherencia.
Determina el criterio de redacción de un párrafo. Todas las oraciones de un párrafo deben estar
relacionadas con la oración principal para que pueda decirse que hay unidad de sentido. Es decir que,
todas las ideas que lo integran deben tratar sobre un mismo tema o asunto.
3.2.2. La coherencia
Consiste en seguir el orden lógico de las ideas que conforman el párrafo. Es decir, todas las oraciones
se suceden en un orden lógico y natural; ayudando a mantener a través de todo el párrafo, la idea principal.
Así pues, en la redacción de un párrafo se usa diferentes clases de nexos que ayudarán a presentar un
mensaje claro y coherente. Estos son: preposiciones, conjunciones, pronombres relativos y adverbios.
4. La síntesis
El término hace referencia a la presentación de un todo gracias al destaque de sus partes más
interesantes o sobresalientes.
En otras palabras, puede decirse que la síntesis es la conformación de algo completo a raíz de los
elementos que se le han quitado durante un procedimiento previo. Una tesis se entiende como un juicio o
afirmación; su expresión contraria u opuesta se identifica con el nombre de antítesis. La síntesis es aquella
proposición que consigue reunir y combinar esos juicios previos.
La noción de síntesis también se emplea de manera similar a resumen, ya que puede tratarse de la
compilación de un texto u otra pieza. La síntesis de un material literario, por ejemplo, expresa sus ideas
principales. El resumen, en cambio, es la presentación reducida y abreviada de todos los contenidos:
“Tengo que presentar una síntesis de mi libro a la editorial”.
La síntesis tiene como objetivo extraer la información o los contenidos más importantes de un texto, de
cualquier material comunicativo, de un hecho o de muchos asuntos más.