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Feyerabend CITAS

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PAUL FEYERABEND

Selección de textos por A. Borella

1. “A Imre Lakatos, amigo y camarada anarquista.” P. II

2. “El presente ensayo constituye la primera parte de un libro sobre racionalismo que
tenía que ser escrito por Imre Lakatos y por mí. Yo iba a atacar la posición racionalista;
Imre tenía que rebatirme y defenderla, haciéndome picadillo en el proceso. En conjunto,
las dos partes pretendían exponer nuestro largo debate sobre estas materias, debate que,
iniciado en 1967, había continuado en cartas, conferencias, conversaciones telefónicas y
artículos, casi hasta el último día de la vida de Imre, y se había convertido en parte de mi
rutina diaria. Este origen explica el estilo del ensayo: constituye una carta extensa y muy
personal a Imre. Toda frase mordaz que pueda contener fue escrita pensando en una
réplica, más mordaz aún, de su destinatario. Resulta evidente que en su estado actual el
libro es tristemente incompleto. Falta la parte más importante: la réplica de la persona a
la que va dirigido. Lo publico como testimonio de la fuerte influencia que Imre Lakatos
ha ejercido sobre todos nosotros.” P. IV.

3. “El presente ensayo ha sido escrito con la convicción de que el anarquismo, que tal
vez no constituye la filosofía política más atractiva, es sin embargo una medicina
excelente para la epistemología y para la filosofía de la ciencia.” P. 1

4. “Un dadaísta no sería capaz de hacer daño a una mosca, mucho menos a un ser
humano. Un dadaísta permanece completamente impasible ante una empresa seria y
sospecha siempre cuando la gente deja de sonreír, asumiendo aquella actitud y aquellas
expresiones faciales que indican que se va a decir algo importante. Un dadaísta está
convencido de que una vida que merezca la pena sólo será factible cuando empecemos a
tomar las cosas a la ligera y cuando eliminemos del lenguaje aquellos significados
profundos pero ya putrefactos que ha ido acumulando a lo largo de los siglos (“búsqueda
de la verdad”; defensa de la justicia”; “amor apasionado”; etc, etc.,) Un Dadaísta está
dispuesto a iniciar divertidos experimentos incluso en aquellos dominios donde el cambio
y la experimentación parecen imposibles (ejemplos: las funciones básicas del lenguaje).
Espero que tras la lectura del presente panfleto, el lector me recuerde como un Dadaísta
frívolo y no como un anarquista serio.” Nota 12 p. 6

5. “La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables y absolutamente


obligatorios que rijan el quehacer científico tropieza con dificultades considerables al ser
confrontada con los resultados de la investigación histórica. Descubrimos entonces, que
no hay una sola regla, por plausible que sea, y por firmemente basada que esté en la
epistemología, que no sea infringida en una ocasión u otra. Resulta evidente que esas
infracciones no son sucesos accidentales, que no son consecuencia de una falta de
conocimiento o de atención que pudiera haberse evitado. Por el contrario, vemos que son
necesarias para el progreso. En realidad, uno de los rasgos más llamativos de las recientes
discusiones en historia y filosofía de la ciencia consiste en la toma de conciencia de que
sucesos y desarrollos, tales como el descubrimiento del atomismo en la antigüedad, y la
Revolución Copernicana, el surgimiento del atomismo moderno (teoría cinética, teoría de
la dispersión, estereoquímica, teoría cuántica), o la emergencia gradual de la teoría
ondulatoria de la luz, sólo ocurrieron o bien porque algunos

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pensadores decidieron no someterse a ciertas reglas “obvias” o porque las violaron
involuntariamente.” P. 7.

6. “Para decirlo de manera más específica, puede demostrarse lo siguiente: dada


cualquier regla por muy “fundamental” o “necesaria” que sea para la ciencia, siempre
existen circunstancias en las que resulta aconsejable no sólo ignorar dicha regla, sino
adoptar su opuesta. Por ejemplo, hay circunstancias en las que es aconsejable introducir,
elaborar y defender hipótesis ad hoc, o hipótesis que contradicen resultados
experimentales bien establecidos y generalmente aceptados, o hipótesis cuyo contenido
es menor que el contenido de las alternativas existentes empíricamente adecuadas, o
hipótesis autoinconsistentes, etcétera.
Hay incluso circunstancias_ y ocurren con bastante frecuencia_ en las que la
argumentación pierde su prometedor aspecto o reconvierte en un obstáculo para el
progreso.” Pp. 7-8.

7. “Resulta claro, pues, que la idea de un método fijo, o la idea de una teoría fija de la
racionalidad, descansa sobre una concepción excesivamente ingenua del hombre y de su
contorno social. A quienes consideren el rico material que proporciona la historia, y no
intenten empobrecerlo para dar satisfacción a sus más bajos instintos y a su deseo de
seguridad intelectual con el pretexto de claridad, precisión, “objetividad”, “verdad”, a
esas personas les parecerá que sólo hay un principio que puede defenderse bajo cualquier
circunstancia y en todas las etapas del desarrollo humano. Me refiero al principio todo
sirve.” P. 12.

8. “Mi intención no es sustituir un conjunto de reglas generales por otro conjunto: por el
contrario, mi intención es convencer al lector de que todas las metodologías, incluidas
las más obvias, tienen sus límites.” P. 17.

10. “El científico que esté interesado en el máximo contenido empírico, y que desee
comprender todos los aspectos posibles de su teoría, tendrá que adoptar, en consecuencia,
una metodología pluralista, tendrá que comparar teorías con teorías, en ligar de hacerlo
con la “experiencia”, “datos”, o “hechos”; y tendrá que esforzarse por mejorar, en ligar
de eliminarlos, los puntos de vista que parezcan perder en la competición.” P. 31.

15. “Ofrecen una explicación inadecuada de la ciencia porque la ciencia es mucho más
“cenagosa” e “irracional” que su imagen metodológica.” p. 166.

16. “Las ideas que hoy día constituyen la base misma de la ciencia existen sólo porque
hubo cosas tales como el prejuicio, el engaño y la pasión; porque estas cosas se opusieron
a la razón; y porque se les permitió seguir su camino.” p. 166.

17. “(…) la ciencia no es sagrada. P. 167.

18. “Existen los mitos, los dogmas de la teología, la metafísica y otras muchas formas de
construir una concepción del mundo.” P. 167.

21. “(…) debemos impedir que los científicos tengan la responsabilidad de la educación
y que enseñen como un “hecho” y como el “único método verdadero” cualquier cosa que
nos depare el mito de turno. La adaptación a la ciencia, y la decisión de trabajar de

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acuerdo a sus cánones, debería ser el resultado de un examen y de una elección, y no el
resultado de una forma particular de educar niños.” p. 209.

22. “Así pues, la ciencia es mucho más semejante al mito de lo que cualquier filosofía
científica está dispuesta a reconocer. La ciencia constituye una de las muchas formas de
pensamiento desarrolladas por el hombre, pero no necesariamente la mejor. Es una forma
de pensamiento conspicua, estrepitosa e insolente, pero sólo intrínsecamente superior a
las demás para aquellos que ya han decidido a favor de cierta ideología, o que la han
aceptado sin haber examinado sus ventajas y sus límites. Y puesto que la aceptación y
rechazo de ideologías debería dejarse en manos del individuo, resulta que la separación
de iglesia y estado debe complementarse con la separación de estado y ciencia: la
institución religiosa más reciente, más agresiva y más dogmática. Semejante separación
quizá sea nuestra única oportunidad de conseguir una humanidad que somos capaces de
realizar, pero que nunca hemos realizado plenamente.” P. 289.

23. “La idea de que la ciencia puede, y debe, regirse según reglas fijas y universales, es a
la vez irrealista y perniciosa. Es irrealista porque supone una visión demasiado simple
del talento de los hombres y de las circunstancias que animan, o producen, su desarrollo.
Y es perniciosa porque el intento de reforzar las reglas está ordenado a incrementar
nuestra cualificación profesional a expensas de nuestra humanidad.” p. 289.

24. “Toda metodología tiene sus límites y la única “regla” que sobrevive es el principio
“todo vale”. P. 290.

26. “En consecuencia, es necesario revisar nuestra actitud hacia el mito, la religión, la
magia, la brujería y hacia todas aquellas ideas que los racionalistas desearían ver
extirpadas de la superficie de la tierra para siempre (sin apenas haberlas examinado; una
típica reacción de tabú)” p. 293.

27. “Así, mientras un americano puede elegir hoy la religión que prefiera, todavía no le
está permitido exigir que sus hijos aprendan en la escuela magia en lugar de ciencia.
Existe una separación entre estado e iglesia, pero no separación entre estado y ciencia. Y
sin embargo, la ciencia no tiene más autoridad que cualquier otra forma de vida. Sus
objetivos no son más importantes que los objetivos que dirigen las vidas en una
comunidad religiosa o en una tribu cohesionada por el mito. En cualquier caso, estas
comunidades y tribus no tienen ningún negocio entre manos que coarte sus vidas, los
pensamientos y la educación de los miembros de una sociedad libre donde todo el mudo
debería tener la oportunidad de formarse su propia opinión y de vivir de acuerdo con las
creencias sociales que considere más aceptables. Por tanto, la separación entre estado e
iglesia ha de complementarse con la separación entre estado y ciencia.” P. 294.

28. “Materias bastardas tales como la filosofía de la ciencia, que no cuentan con un solo
descubrimiento en su favor, se aprovechan del boom de las ciencias. Incluso las relaciones
humanas son tratadas de manera científica, como se ve por los programas de educación,
propuestas para la reforma de las prisiones, instrucción del ejército, etc. Casi todas las
materias científicas son materias obligatorias en las escuelas. Mientras que los padres de
un niño de seis años pueden decidir que se instruya a su hijo en los rudimentos del
protestantismo o de la fe judaica, o incluso omitir por completo la instrucción religiosa,
no tienen una libertad semejante en el caso de las ciencias. Debe

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aprender física, astronomía, historia. Estas materias no pueden ser sustituidas por la
magia, la astrología, o por el estudio de las leyendas.
Tampoco se está contento con una exposición meramente histórica de los hechos y
principios físicos (astronómicos, históricos, etc.). No se dice: algunas personas creen que
la tierra se mueve alrededor del sol, mientras que otros conciben la tierra como una esfera
hueca que contiene el sol, los planetas y las estrellas fijas. Lo que se dice es: la Tierra se
mueve alrededor del Sol y todo lo demás es pura necedad.” P. 296.

29. “De esta forma los científicos se engañan a sí mismos y a todos los demás por lo que
respecta a su profesión pero sin sufrir ningún detrimento real: tiene más dinero, más
autoridad, más sex appeal del que merecen, y los más estúpidos procedimientos y los
resultados más estúpidos en su dominio están rodeados de una aureola de excelencia. Ha
llegado el momento de reducir su número y de darles una posición más modesta en la
sociedad.” P. 299.

Feyerabend, P., Tratado contra el método, Ed. Tecnos, Madrid, 2000.

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