El Verdadero Liderazgo Politico
El Verdadero Liderazgo Politico
El Verdadero Liderazgo Politico
El liderazgo es evidente cuando la organización política avanza: hay nuevos afiliados, nuevas
delegaciones, nuevas campañas, nuevos cotos de poder político para la organización, flujo de
recursos económicos, entre otros.
LA TAREA DEL LIDERAZGO
el líder es el movilizador de la organización, el guía y el perfecto coordinador de la militancia a
la que dirige en el cumplimiento de los objetivos fijados en los congresos del partido
el líder debe llevar adelante a la organización, pero también a la sociedad
el líder debe mantener equilibrios interiores; por otra, debe asegurar avances exteriores
COMO EMERGE EL LIDER
El líder emerge de la sociedad por su voluntad de poder, evidenciada en cualquier situación.
El líder es aquel que es capaz de llevar a los que están con él hacia el éxito.
EL LIDER Y SUS CUALIDADES
Entre las cualidades esenciales del líder están las siguientes:
1. Habilidad para el mando, que es la cualidad mediante la cual se encuentra a los empleados
más capaces para ocupar tareas concretas.
El líder tiene una habilidad especial para valorar a los seres humanos.
2. Realiza los análisis políticos más lúcidos y que suponen las más exactas proyecciones de
futuro.
El líder prevé y se adelanta a lo que puede ocurrir mañana.
3. Tiene siempre una respuesta ante cualquier situación.
No hace falta que otros se la dicten, él las ve antes que nadie.
El líder une a su capacidad de mando sus cualidades como táctico.
4. Entiende, asume y asimila los sanos reflejos populares.
El líder vive los problemas de la población y propone soluciones.
5. Es honesto con su organización.
El líder es austero.
6. Tiene convicción y fe inquebrantables en la causa de la organización que defiende con tanta
lucidez como tenacidad.
El líder cree en lo que hace y es capaz de transmitir esta convicción en la justeza de sus ideales a
todos los empleados.
El líder cree que vale la pena empeñar su vida en la defensa y promoción de su causa.
7. Sabe reconocer sus errores, cuando los tiene.
8. Dispone de una fuerza interior superior a la normal.
No tiene inconveniente en prolongar reuniones y jornadas de trabajo hasta altas horas de la
noche, para perfilar el trabajo de días sucesivos, o para convencer a alguien una persona o una
masa a que le sigan a él y a su proyecto político.
La conducción política es su primera tarea y nunca parece renunciar a ella, ni por su familia, ni
por ninguna otra actividad.
9. Sabe mandar y someterse a principios superiores a su mando.
Por encima del líder, el programa.
Por encima del líder, los intereses de la organización.
Por encima del líder, los principios.
Cuando el líder no respeta nada de esto, deja de ser líder y se convierte en un mero ambicioso u
oportunista aprovechado y sin escrúpulos.
10. Tiene magnetismo personal, carisma y una capacidad de atracción y seducción de propios y
ajenos.
El carisma es la capacidad innata de atracción que posee el líder, que anima a otros a adherirse a
sus posiciones.
LO QUE NO ES Y NO PUEDE SER NUNCA UN LIDER
El líder puede imponer su personalidad y su forma de hacer las cosas en la organización, pero no
de manera universal e indefinida, sino de acuerdo con los límites trazados en los estatutos y en
las resoluciones aprobadas en los congresos.
Cuando el líder se sale de estos límites, se deslegitimiza. Deja de ser líder para convertirse en un
perturbador. Un líder nunca puede ser un perturbador.
a tendencia habitual es al aventurerismo.
El líder no puede ser jamás un aventurero que embarque a su organización en las más dudosas
empresas.
El líder coordina, no dirige autocráticamente.
Si el líder piensa que por encima de él no hay nada, se equivoca.
Por encima de él están los estatutos y el programa, y por encima de todo esto, la tradición de la
organización y la misma organización.
Mal asunto si un líder no tiene propios medios de vida, o si no es capaz de reconocer que “el que
sirve al altar, debe vivir del altar”.
Mal asunto cuando se exige un sacrificio que uno mismo no está dispuesto a dar.
Mal asunto cuando el líder no respeta el principio de austeridad, y echa mano de la caja del
partido para alcanzar un estatus de vida que, de otra forma, jamás podría alcanzar.
Mal asunto, en definitiva, si el líder no tiene oficio ni beneficio reconocidos, si carece
completamente de ingresos, pero es incapaz de exigir a sus pares una retribución por su trabajo.
FILOSOFIA DEL LIDERAZGO POLITICO
El liderazgo político, como concepto administrativo, descansa en ciertos supuestos
fundamentales acerca de la naturaleza humana y de la manera como la gente se comporta en las
compañías.
Estos supuestos son de dos categorías: fuerzas divisorias que dispersan los esfuerzos de una
compañía, y fuerzas de inercia que la hacen burocrática y renuente al cambio.
FUERZAS DIVISORIAS
La primera de las fuerzas divisorias que dispersan los esfuerzos dentro de una organización es el
egoísmo, motivadora dominante de la conducta humana.
La segunda es la escasez de recursos, que provoca contiendas de suma cero: “Yo gano, tú
pierdes” para el capital y para las personas.
La tercera es cuando se intensifica la competencia externa y la complejidad interna exige mayor
especialización. Lleva a las personas a ver el mundo desde la perspectiva de su propia unidad y a
hacer lo que más le conviene a ella.
La cuarta es cuando las subunidades tratan genuinamente de fomentar los amplios intereses de la
compañía; lo hacen con frecuencia con base en sus propias percepciones locales, que podrían no
estar de acuerdo con las necesidades globales de la compañía
EL EGOISMO Y LA BUSQUEDA DE PODER
El poder, sencillamente definido, es la capacidad de influir en los demás y evitar que ellos
influyan en uno.
Una posición formal en una organización confiere autoridad para establecer metas, controlar
políticas funcionales claves, asignar fondos, destinar empleados, contratar y despedir personal y
fijar sueldos.
Cuando los miembros de una organización ponen estas fuentes de poder al servicio de sus fines
personales, gran parte de la actividad de la compañía será movida por egoísmos locales y no por
objetivos estratégicos.
LA COMPETENCIA POR RECURSOS ESCASOS
Negociar para tratar de sacar una tajada mayor del capital disponible llega a ser más importante
que presionar a la alta administración para que consiga más dinero, batalla en que tienen pocas
perspectivas de ganar.
ESPECIALIZACION Y FRAGMENTACION DE LA AUTORIDAD
Éstos cultivan las semillas que el egoísmo sembró.
La variedad de las pericias y de las destrezas que se necesitan, y la necesidad de múltiples
niveles gerenciales, contribuyen a fragmentar el poder y la autoridad.
Como dice un ejecutivo: “Si uno tiene algún conocimiento de los intríngulis del negocio, puede
influir en las decisiones comerciales de otros, pero muchísimas veces hay que hacer un acto de
fe.”
LOCALITIS
es decir, “la convicción que abriga con ardor todo comandante de un teatro de operaciones de
que la guerra se gana o se pierde en su propia zona de responsabilidad, y que retener lo que se
necesita para el éxito local es prueba de ceguedad, si no de imbecilidad, del alto mando”.
FUERZAS DE INERCIA
Hacen que las compañías deriven hacia la burocracia y la inflexibilidad.
Las empresas hacen frente a esto resistiéndose al cambio, desarrollando procedimientos
operativos estándar (POE) y tomando decisiones “satisfactorias”.
RESISTENCIA AL CAMBIO
Por la rapidez con que evolucionan los mercados es necesario que las compañías reaccionen con
más agilidad, pero las nuevas estrategias provocan incertidumbres y amenazan a las viejas
destrezas y maneras familiares de hacer negocios… mientras que el empleo de los gerentes está
fuertemente vinculado con el statu quo. El statu quo es el estado de cosas de un determinado
momento.