Historia de La Revolución Mexicana - Diego Abad - Parte 2
Historia de La Revolución Mexicana - Diego Abad - Parte 2
Historia de La Revolución Mexicana - Diego Abad - Parte 2
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'Nosotros, al cumplir el primer año de labor perio-
dística, protestamos solemnemente ante la República
no desviarnos jamás del camino que nos hemos traza-
do, no desmayar aunque sobre nosotros se desencade-
ne el odio formidable del poder, pues más que nuestra
tranquilidad personal amamos a la patria, y crece más
nuestro amor hacia ella porque comprendemos su in-
fortunio labrado por los déspotas.
"Nuestra patria sufre el más brutal de los despotis-
mos. Su maltrecha soberanía descansa sobre millones
de analfabetos, de traidores, de conservadores, de ser-
viles y de abyectos. Su dignidad se encuentra cohibida
ante el tosco sable del militarismo y su felicidad obs-
curecida por tanta odiosa sotana aliada a la dictadura.
"Protestamos ante la nación no desviarnos de nuestro
camino e invitamos a los liberales a trabajar hasta don-
de las fuerzas nos lo permitan por la felicidad de la
patria, vinculada en la restauración de los principios
liberales, en la restauración del republicanismo, que
para la democracia son la sínteis de su generación".
La audacia y el desafío de los presos de Belén eran de-
masiado directos para que el presidente Díaz pudiera dejar-
los pasar en silencio. Regeneración fue definitivamente pro-
hibida en octubre de 1901, poco después del escrito de Je-
sús y Ricardo Flores Magón pidiendo su renuncia, su reti-
ro, su dimisión. No se había escuchado hasta allí, en los úl-
timos veinticinco años, una requisitoria semejante.
Pero no fueron los Flores Magón las únicas víctimas de
la persecución sistemática a la prensa libre por parte del dic-
tador . Por las bartolinas de la prisión de Belén pasaron mu-
chos periodistas ; algunos fueron asesinados en la' capital y
otros en los Estados.
Cuando fue suspendido El Demócrata y confiscada su
imprenta, fueron internados en Belén Alberto García Gra-
nados, Joaquín Clussell, Francisco R. Blanco, Querido Mo-
heno, Jesús Huelgas y Campos y José Farrell; por su inter-
vención en el periódico El 93, de los estudiantes, fueron a
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Belén Enrique Gerbino, Víctor W. Becerril y Emilio Teno-
rio. Huéspedes de Belén fueron también Carlos Gabino,
Joaquín Guerra y Antonio Hoffman, del periódico La Opi-
nión ; José G. Ortiz, de La República Mexicana; Inocencio
Arriola, director de El Diario del Hogar; Francisco Montes
de Oca, director de Gil Blas, y Daniel Cabrera, director de
El Hijo del Ahuizote. Las dificultades de la prensa indepen-
diente eran sofocantes; Vicente García Torres cerró por esas
trabas El Monitor Republicano. Junto a los periódicos hos-
tilizados por el Gobierno, los que no querían glorificar al
presidente vivían precariamente, gracias a los sacrificios y
a la abnegación de sus redactores, como El Tiempo, El Dia-
rio del Hogar, El Universal, El Monitor Liberal, El Hijo del
Ahuizote, Regeneración (desde 1901).
En los estados la represión era más descarada y brutal
que en la capital. Emilio Ordóñez había combatido al go-
bernador de Hidalgo, Rafael M. Cravioto; fue secuestrado
por cerca de cuatro años y después ahorcado en un calabo-
zo e incinerado el cadáver para que no quedasen rastros.
Jesús Olmos y Contreras había censurado la reelección del
general Mucio Martínez como gobernador de Puebla, y po-
co después su cadáver apareció en una calle de la capital
del Estado acribillado a puñaladas.
El 15 de abril de 1901 se publicó esta nota en Regenera-
ción con el epígrafe " Al presidente de la República ":
"El general Díaz, según declaran sus aduladores, ha que-
rido que haya paz y haya progreso. Excelente nos parece la
idea, sólo que los medios para lograr su realización han re-
sultado pésimos, por lo imprudentes.
"Han resultado imprudentes los medios empleados para
obtener paz y progreso, porque ellos no han sido el pro-
ducto, la consecuencia de una serie de verdades científicas,
sino el resultado de una voluntad indomable, ciega, sorda a
cualquier insinuación hecha por el pueblo; ha sido el resul-
tado de una voluntad dictatorial, en suma.
"Con motivo de esa dictatorial voluntad, el pueblo no
ha tenido derechos. Los ciudadanos han vivido sin garan-
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tías, la libertad hace muchos años que murió, las constitu-
ciones también han muerto porque se mató a la Constitu-
ción del 57 a fuerza de tanto reformarla , inútilmente para
el pueblo, con utilidad sólo para el elemento oficial que ve
en esas reformas el aseguramiento indefinido de su bienes-
tar personal , sin preocuparse del bienestar general..."
Se hacen declaraciones como las siguientes y no por pri-
mera vez:
"Nada más absurdo que se nos considere como revolu-
cionarios, pero si lo fuésemos , estén seguros los espíritus
apocados y la tiranía misma que así lo declararíamos; lo
confesaríamos con la misma entereza que hoy rechazamos
tan grosera e infundada calumnia ; porque no estamos acos-
tumbrados a mentir, nos repugna la hipocresía política y
gustamos de las situaciones claras y francas.
"Nosotros no queremos revolución, y por esta razón de-
seamos que haya moralidad administrativa . Por esta misma
razón queremos que se eduque al pueblo y se le devuelvan
sus libertades , para que en lugar de sostenerlas con las ar-
mas y derrocar a los déspotas a fuerza de disparos , ahogan-
do a los ambiciosos en su propia sangre, ese mismo pueblo
se arme de la ley, para que sepa exigir al mismo tiempo que
cumplir , y en vez de hacer tangible su soberanía decapitan-
do Césares y ensangrentando el territorio nacional, pueda
hacer pesar su voluntad por los medios que la humanidad y
la civilización reclaman.
"No somos revolucionarios , y por esa razón queremos
que haya libertad y que termine la dictadura , dejando obrar
al pueblo según su voluntad . Nosotros queremos que no se
persiga a los ciudadanos que con honradez manifiestan sus
ideas; que terminen por completo las vejaciones y las arbi-
trariedades repugnantes , porque lo hemos dicho y lo repe-
timos : la represión es un peligro para la tranquilidad del
país. Por eso entonces, temiendo que la República volviese
a sangrar , hemos tratado de demostrar lo imprudente que
sería que el general Reyes ocupara la presidencia de la Re-
pública."
201
Un Gobierno menos anquilosado y algo más abierto a
exigencias políticas, económicas y sociales ineludibles, ha-
bría podido ahorrar centenares de millares de víctimas en
un proceso revolucionario cada día más firme a pesar del
terror, de las persecuciones, de la sofocación de todo pen-
samiento y de todo gesto independiente. Puede, pues, afir-
marse que la revolución mexicana fue obra directa del dic-
tador que pretendía obstruirla y extinguirla.
BIBLIOGRAFIA
202
CAPITULO VIII
ALTIBAJOS DE LA LUCHA
HEROICA CONTRA
EL PORFIRISMO (1902)
203
"4.° Organización y libertad municipales y supresión
de los jefes políticos.
"5.° Medios prácticos y legales para favorecer y mejo-
rar la condición de los trabajadores en las fincas de campo
y para resolver el problema agrario y el del agio.
"6.° Medios de afirmar la solidaridad, defensa y pro-
greso de los clubes liberales.
"7.° Temas no especificados que los clubes propon-
gan."
Ya el enunciado de los temas propuestos para el orden
del día del próximo Congreso liberal marca un evidente
progreso ideológico. El anticlericalismo inicial dejó el pues-
to a reivindicaciones políticas, económicas y sociales, y apa-
rece el enfrentamiento con el porfirismo como un hecho
inevitable. Uno o dos años antes eran muy pocos los que
preveían que no habría solución a las reivindicaciones de las
juventudes liberales más que gracias a la fuerza de las armas
y a la lucha contra los ángeles custodios de la dictadura. De
año en año fueron más numerosos los que tuvieron que ha-
cer suya esa perspectiva. Ricardo Flores Magón, en aquellos
meses en la prisión de Belén, no estaba ya tan solo como
cuando concurrió al primer Congreso liberal de San Luis
Potosí. Los problemas sociales, que apenas habían sido ro-
zados en 1901, afloraban con precisión pocos meses des-
pués . El camino se fue haciendo al andar, y es muy proba-
ble que un Camilo Arriaga, honrado y abnegado, no hubie-
se previsto siquiera cuál habría de ser poco después su vi-
sión de las cosas cuando levantó la bandera del liberalismo
en su ciudad natal.
Los delitos de prensa no se ventilaban ante tribunales de
imprenta, sino ante los tribunales comunes, y éstos conta-
ban con la aquiescencia y el homenaje de magistrados co-
mo Juan Pérez de León, Luis Garfias, Andrés Horcasitas,
Jesús M. Aguilar y Duarte, Manuel Patiño Suárez...
Cuando Camilo Arriaga emitió los temas a discutir en el
segundo Congreso liberal, no podía ignorar que Jesús y Ri-
204
cardo Flores Magón se encontraban presos desde mayo de
1901, y que Regeneración fue suprimida y su imprenta con-
fiscada en octubre del mismo año . El más ínfimo sentimien-
to de solidaridad obligaba a encarar de algún modo la opre-
sión porfirista de la libertad de prensa . Antonio Díaz Soto
y Gama, preso en Belén , habría de pasar todavía un tiempo
en la cárcel de San Luis Potosí.
Cuando fue clausurada y confiscada la imprenta de Re-
generación, Filomeno Mata imprimió el periódico en los ta-
lleres del Diario del Hogar, hasta que también éstos fueron
clausurados, con el pretexto de un artículo del director de
esa publicación en un diario de Texas en defensa de la li-
bertad de prensa y contra la opresión porfirista. Entonces,
Camilo Arriaga se las arregló para que Regeneración fuese
impresa de modo clandestino en los talleres de su primo
Rafael Vélez, de San Luis Potosí, desde donde se difundió
en pequeño formato de 16 páginas por todo el país duran-
te varios meses.
Desde hacía más de veinte años, la elección de autorida-
des en todo el país , ediles, presidentes municipales, jefes
políticos , diputados estatales, gobernadores , diputados fe-
derales, senadores y presidentes de la República, dependía
en absoluto y sin ninguna resistencia visible de la voluntad
soberana de Porfirio Díaz . El lo era todo ; la opinión del
pueblo mexicano , en consecuencia, no significaba nada.
Las jefaturas políticas creadas por Díaz habían llevado a
la total supresión de la libertad municipal y por eso se opi-
naba que la obtención de esa libertad local podía ser el pun-
to de partida del saneamiento político en general.
De reforma agraria no se podía hablar , pues el presiden-
te había apoyado a las compañías deslindadoras y a conce-
sionarios privados , y existía una guerra sin piedad contra la
tribu de los indios yaquis que habían hecho resistencia al
despojo ; y se aplastaba la rebelión de los indios mayas en
Yucatán y Quintana Roo, recibiendo orden el ejército de
defender los intereses de los nuevos amos.
205
Florencio Barrera Fuentes cita un pasaje de la obra de
Wistano Luis Orozco, Legislación y jurisprudencia sobre
terrenos baldíos (México, 1895):
"El pequeño propietario, acostumbrado a conocer el
Gobierno por el hacha del receptor de rentas y por
el garrote del gendarme, se alarma desde el momento
en que oye hablar de cosas oficiales. Además, su natu-
ral instinto le hace temer que mediante el manejo de
una composición le arrebate el opulento hacendado,
su vecino , hasta la última esperanza de recuperar las
tierras que dicho hacendado le tiene invadidas. Al mis-
mo tiempo concibe esperanzas de recobrar esas tierras
ayudado por las compañías deslindadoras, que éljuz-
ga íntimamente ligadas con el Gobierno supremo. Y
trastornado acude presuroso a verificar este arreglo,
saca dinero a intereses altísimos , malbarata los anima-
les de labranza, cercena el pan de sus hijos... se preci-
pita, en fin, en la ruina más desastrosa.
"Esta debilidad es la que han explotado las compa-
ñías deslindadoras. Y así, cuando se nos ha dicho que
el Ministerio de Fomento ha deslindado 30. 000. 000
de hectáreas de tierras nacionales, debemos tener pre-
sentes dos cosas importantes: la primera, que esos des-
lindes no han servido para desmoronar ni en pequeña
parte las grandes acumulaciones de propiedad territo-
rial existentes en nuestro país: la hidra infernal de ese
feudalismo absurdo y soberbio permanece en pie con
sus siete cabezas incólumes . La segunda cosa que de-
bemos tener presente es que tras de esos treinta millo-
nes de hectáreas han corrido muchos más millones de
lágrimas, pues no son los poderosos, no son los gran-
des hacendados quienes han visto caer de sus manos
esos millones de hectáreas, sino los miserables , los ig-
norantes, los débiles... los que no pueden llamar com-
padre a un juez de distrito , a un gobernador ni a un
ministro de Estado. "
206
El menor de los Flores Magón , Enrique , relata así lo que
habría oído de su padre : "En Teotitlán todo se posee en
común, menos las mujeres. Toda la tierra alrededor de cada
uno de nuestros pueblos pertenece a la comunidad entera.
Todas las mañanas salimos a trabajar la tierra. Todos, me-
nos los enfermos , los inválidos , los viejos, las mujeres y los
niños. Y cada cual lo hace con alegría, porque le da fuerzas
saber que el trabajo que él y sus compañeros realizan es pa-
ra el bien común . Llega el tiempo de la cosecha . Observen,
hijos míos, cómo se dividen las cosechas entre los miem-
bros de la tribu . Cada uno recibe su parte de acuerdo con
sus necesidades . El quitarle a un vecino lo que es suyo por
derecho, práctica en que incurren muchos en la ciudad de
México y en otras partes, ni se les ocurre . Entre nosotros
no hay ricos ni pobres ; ni ladrones ni limosneros. En esta
gran capital se ve todo lo contrario: los más ricos y los más
pobres. Ladrones y mendigos por todas partes . Eso no pasa
en Teotitlán".
Fueron las compañías deslindadoras las que acabaron
con esa condición casi idílica , de vida comunitaria , de ayu-
da mutua, de confraternidad , sin desigualdades irritantes,
no sólo entre las comunidades indígenas , sino entre todos
los campesinos pobres . Porfirio Díaz abrió cauce al latifun-
dismo feudal , que acaparó las mejores tierras , como abrió
cauce con las inversiones extranjeras al régimen fabril de
esclavización de los obreros y peones.
Se proponía el segundo Congreso liberal examinar las
condiciones en que vivían los peones del campo, de las ha-
ciendas, y buscar remedios y mejoras. Desamparados, sin
ningún respaldo contra las exigencias de los grandes y po-
derosos hacendados , analfabetos , esclavizados por las deu-
das en las tiendas de raya, alcoholizados , a merced del láti-
go del capataz . Y peor todavía era la existencia de los lleva-
dos al Valle Nacional y a Quintana Roo, y la de los envia-
dos como castigo a la lucha contra los yaquis y contra los
rebeldes de las arbitrariedades de cualquier jefe político.
207
Con los enemigos más recalcitrantes de la ciudad de Mé-
xico en sus manos, había que proceder con cualquier pro-
cedimiento contra personas de mucho arraigo y prestigio
local, como Camilo Arriaga, Juan Sarabia, Librado Rivera,
Rosalío Bustamente, Heliodoro Gómez, Julio B. Uranga,
Melesio Macías, Enrique Castillo y otros.
Los liberales potosinos se reunían en una habitación del
Hotel Jardín, propiedad de Camilo Arriaga, y allí se dicta-
ban conferencias públicas sobre temas de actualidad.
El último de esos actos fue el del 24 de enero de 1902,
cuando un diputado potosino, Heriberto Barrón, con el
apoyo de algunos sargentos disfrazados, protagonizó un in-
cidente que dio base para una redada contra los liberales.
Desde la prisión local, el 28 de enero de 1902, salió un
manifiesto que explicó con todos los pormenores la provo-
cación urdida por Heriberto Barrón y el teniente Amado
Cristo. El manifiesto fue sacado clandestinamente de la pri-
sión y fue impreso por Rafael Vélez y lleva las firmas siguien-
tes: Camilo Arriaga, Juan Sarabia, José C: Sánchez, Libra-
do Rivera, Rosalío Vargas, Celso Reyes, Cayetano Gonzá-
lez Pérez, David González, Juan Millán, Eduardo Islas, He-
liodoro Gómez, L. García, Humberto Macías Valadés, Ar-
mando Lozano y Carlos Uranga.
Después de la descripción minuciosa de la provocación
en el curso de la conferencia del liberal Julio N. Uranga so-
bre la influencia del clero en el pueblo, la sociedad, el Go-
bierno en general, sin insultar en lo más mínimo a los po-
deres federales ni del Estado, los provocadores dieron vivas
al general Díaz y dispararon sus armas y hubo agresiones y
algún herido. Se hicieron unas 25 detenciones en el acto
público mismo y después. Tras momentos humillantes de
verdadero peligro, el 28 por la mañana se dictó auto de pri-
sión contra Camilo Arriaga, Juan Sarabia y Librado Rivera,
dejando en libertad a todos los demás. Finalmente se reco-
mendaba en el manifiesto a los clubes liberales que no en-
viasen delegados al segundo Congreso liberal porque no po-
tos
drían recibirlos. "Nada importan las vejaciones y los atro-
pellos que sólo sirven para justificar nuestras quejas y para
templar la fuerza moral de los hombres honrados , pero no
para matar las convicciones de los que, como nosotros, lu-
chan por la razón y la justicia."
El 26 de febrero de 1902, Camilo Arriaga, apelando a las
resoluciones del Congreso liberal, que designaba al club
Melchor Ocampo, de Puebla, como centro director hasta
que se reuniera el segundo Congreso, en reemplazo del Pon-
ciano Arriaga, ofrecía el siguiente argumento: "En vista del
atropello cometido contra los miembros del Club Liberal
Ponciano Arriaga el 24 de enero próximo pasado y que,
durante la retrógrada administración de Escontría y mien-
tras impere la tenebrosa política de conciliación sigan los
liberales de esta ciudad expuestos a inesperadas vejaciones
y actos de barbarie que les impidan normalizar sus traba-
jos, lo que me determina a hacer uso de la facultad que me
confiere la resolución 6.a del Primer Congreso liberal".
Camilo Arriaga había advertido ya que el mero anticleri-
calismo no bastaba y que era preciso plantear en todos sus
alcances la cuestión política y la cuestión social, y algo de
eso se dejaba traslucir en el manifesto de noviembre de 1901,
que reprodujo Regeneración, redactado por Juan Sarabia.
Se denunciaba allí que el régimen de Porfirio Díaz obligaba
a los indios yaquis de Sonora a ir a cosechar tabaco al Valle
Nacional, Oaxaca. Camilo Arriaga fue condenado a once
meses de prisión y a mil pesos de multa, y José María Fa-
cha, a nueve meses y a 500 pesos de multa.
La represión contra los clubes liberales fue general. Ya
habían sido clausurados los de los estados de San Luis Po-
tosí, Hidalgo, Durango, Coahuila, Oaxaca y Chiapas; en
abril de 1901 fue clausurado el de Lampazos, Nuevo León
y su presidente fue retenido en prisión por once meses, con
otros dos por cinco meses. En esa tarea parece haberse dis-
tinguido el general Bernardo Reyes.
209
Entre 1901 y 1902 cayeron víctimas de la reacción por-
firista 42 periódicos y un centenar de periodistas fueron
encarcelados por testimoniar su apoyo a los clubes liberales.
En abril de 1902 Camilo Arriaga, Juan Sarabia , Librado
Rivera y Antonio Díaz Soto y Gama publicaron el periódi-
co El Demófilo, antireeleccionista , el cual anunció que se
publicarían todas las quejas de los obreros víctimas de in-
justicias y que sería un defensor de las clases humildes y
expoliadas . Los cuatro redactores estaban presos . Era evi-
dente el giro a la izquierda de Camilo Arriaga y esa posi-
ción lo mantuvo al frente del movimiento que había funda-
do en San Luis Potosí. El Demófilo fue un periódico más
definido. que ninguno de los publicados hasta entonces; era
un opositor valiente ; el Gobierno confiscó las prensas, y
sus responsables , José Millán y Rafael B. Vélez, fueron in-
comunicados en celdas distintas y con guardia permanente
frente a ellas; y se redoblaron los rigores de la incomunica-
ción y el aislamiento contra Camilo Arriaga, Librado Rive-
ra, Juan Sarabia y Antonio Díaz Soto y Gama, detenidos
en enero, después de la provocación de Heriberto Barrón.
El 30 de abril de 1902 dejaron la cárcel de Belén los her-
manos Jesús y Ricardo Flores Magón, después de casi un
año de encierro; Jesús pronto a contraer matrimonio y de-
seoso de practicar su profesión de abogado, se apartó en-
tonces del movimiento liberal avanzado y se contentó con
prestar todavía servicios como asesor jurídico y defensor
de los antiguos compañeros.
La represión implacable hizo que se alejasen del movi-
miento liberal activo algunos individuos de la clase alta y
los que no eran más que anticlericales , los protestantes, los
masones.
Pero siempre había quien no se daba por vencido, y el
15 de junio de 1901, Juana B. Gutiérrez de Mendoza y El-
sa Acuña y Rosete fundaron en la ciudad de México el se-
manario Vesper, declaradamente antiporfirista y antireelec-
210
cionista . De las prensas de ese periódico salieron centenares
de copias de La Conquista del Pan, de Pedro Kropotkin.
211
Imprimiendo El Ahuizote.
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dó o no quiso evitar el atentado que lo llenará de infamia;
¡tiemble el tirano que deja tan despreciable herencia a su
familia! "...
El 12 de septiembre de 1902, por orden del juez militar
Telésforo Ocampo, fueron arrestados en las oficinas de El
Hijo del Ahuizote Ricardo y Enrique Flores Magón, Fede-
rico Pérez Fernández y Evaristo Guillén, siendo al mismo
tiempo clausurado el periódico y confiscada la imprenta.
Lo singular de este procedimiento fue que, por primera vez
en las persecuciones contra la prensa libre y los periodistas
opositores, se les sometió a la jurisdicción militar.
Los cuatro detenidos fueron conducidos a la prisión mi-
litar de Santiago Tlaltelolco, donde estuvieron incomunica-
dos durante treinta y cuatro días, sin que lograsen hacer
llegar noticias de su situación a los de afuera.
Ricardo rememoraba en una carta escrita en la peniten-
ciaría de Leavenworth, y publicada en The New Republic
el 5 de enero de 1922, su paso por Santiago Tlaltelolco:
"Alguna vez, cuando aún era joven, fui internado durante
varias semanas en un calabozo oscuro, tan oscuro que me
impedía verme las manos. Esto aconteció en la ciudad de
México, durante aquel horripilante período en que Díaz
imperaba con mano sangrienta. El calabozo carecía de pa-
vimento y constituía una capa de fango, de tres o cuatro
pulgadas de espesor, mientras que las paredes rezumaban
un fluido espeso que impedía secar las expectoraciones que
negligentemente habían arrojado sobre ellas los incontables
y descuidados ocupantes anteriores. Del techo pendían
enormes telarañas, desde las que acechaban negras y horri-
bles arañas . En un rincón estaba el albañal , que era un agu-
jero abierto por donde entraba el aire. Ese era uno de los
calabozos en los cuales el déspota acostumbraba a arrojar
a sus opositores , con la esperanza de quebrantar su espíri-
tu... En mi horrible morada pude soportar el viscoso con-
tacto con las paredes -a cuyo recuerdo me estremezco aho-
ra-; mis pulmones , entonces jóvenes y sanos, pudieron re-
213
sistir el veneno de aquella tumba; mis nervios , aunque sen-
sibles, pudieron ser amaestrados por mi voluntad para res-
ponder con sólo un leve estremecimiento a los asaltos y
mordiscos de las ratas en la obscuridad ... Mi petate estaba
húmedo, así como mi indumentaria; de vez en cuando, un
golpe en el petate o en el fango, o de mañana en mi cuer-
po, me indicaba que una araña había caído y un estremeci-
miento recorría mi sistema"...
Camilo Arriaga había sido trasladado de la prisión de San
Luis Potosí a la de Belén en la ciudad de México, y Juan
Sarabia, Librado Rivera y Díaz Soto y Gama quedaron en
libertad. Arriaga pidió a los Flores Magón que Juan Sarabia
se hiciese cargo de la dirección de El Hijo del Ahuizote,
que no había visto la luz desde el 7 de septiembre, y el 23
de noviembre reapareció bajo la dirección de Juan Sarabia,
en abierta oposición a Porfirio Díaz y a Bernardo Reyes.
Por entonces se unió a los inspiradores del movimiento
liberal Manuel Sarabia, primo de Juan, y así, los Sarabia,
Díaz Soto y Gama, Alfonso Cravioto y otros se dedicaron
por completo a la publicación de El Hijo del Ahuizote. Ya
en el primer número de la nueva época se informaba: "Se
encuentran aún presos en la prisión militar de Santiago Tlal-
telolco los señores Ricardo y Enrique Flores Magón, Eva-
risto Guillén y Enrique Pérez Fernández por la denuncia
contra nuestro semanario. Dichos señores han sido objeto
de los más burdos atropellos... Los señores Ricardo y Enri-
que Flores Magón, considerándose villanamente ultrajados,
con el hecho de ser exhibidos en las calles en cuerpo de pa-
trulla, han lanzado en público enérgicos mueras a la tira-
nía, y comprenden, además, que el modo de tratar a los pe-
riodistas en nuestro país no sólo es brutal, sino deshonroso
para la nación".
No contento el juez Telésforo Ocampo con los deteni-
dos a quienes procesaba por el fuero militar, hizo arrestar y
llevar al hospital militar a Daniel Cabrera, anciano y enfer-
mo, que se había retirado de toda actividad y vivía en un
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barrio de Guadalupe Hidalgo, a pesar de haber declarado
Ricardo Flores Magón al ser interrogado que Daniel Cabre-
ra no tenía injerencia alguna en el periódico.
Conocedor de la situación en que se encontraba el ancia-
no y valeroso periodista, el general Mariano Escobedo se
presentó en la cárcel de Belén, y apareció el alcaide, que lo
saludó respetuosamente; quiso hablar con Cabrera, a quien
se mantenía aislado, inaccesible para toda comunicación
con el exterior; el alcaide no pudo negar a Escobedo la pe-
tición hecha. Ofreció al periodista su garantía personal, y
como Cabrera le advirtiese que era peligroso para él, por-
que el trato dado a los periodistas era un mandato del pro-
pio Porfirio Díaz, Escobedo le replicó que él seguía siendo
juarista y presentó su fianza personal. La Suprema Corte
de Justicia mandó suspender los procedimientos del juez
Ocampo, y Daniel Cabrera recuperó la libertad después de
un mes y medio de prisión.
Los hermanos Flores Magón, Guillén y Pérez Fernández
no salieron en libertad hasta el 23 de enero de 1903, gra-
cias a la hábil defensa que hizo de su caso el licenciado
Francisco A. Serralde. Que no salieron vencidos de la pri-
sión lo testimonian estas líneas de una nota publicada en
El Hijo del Ahuizote al sentirse libres:
"Volvemos como entramos a la cárcel, llenos de ilusio-
nes por un porvenir espléndido para nuestra hoy oprimida
patria. Las ilusiones no mueren en las cárceles, no. Allí, en
las cárceles, se aprende a sufrir por esa patria ideal que so-
ñamos y por la que nosotros, los jóvenes, podemos dar nues-
tras energías, nuestra vida, si a cambio de todo eso para
nosotros querido, pudiere romperse una cadena, destro-
zarse un cetro, derrumbarse un altar..."
A mediados de diciembre de 1902, Camilo Arriaga fue
visitado en un calabozo por dos conocidos miembros de los
científicos, Pablo Macedo y Joaquín D. Casasús; le propu-
siero.l que cesase en sus ataques a Porfirio Díaz a cambio
de su libertad. Naturalmente, Camilo rehusó rotundamente
215
ese arreglo. Sin embargo, el 10 de enero de 1903 , se abrie-
ron para él las puertas de la prisión.
Dos fuerzas inconciliables se habían enfrentado: la fuer-
za brutal del porfirismo opresor, y la fuerza espiritual y
moral de una juventud indomable. En El Hijo del Ahuizo-
te, del 22 de febrero de 1903, se leen frases como éstas:
"Estamos en una época de terror y de barbarie... Por don-
dequiera que volvamos la vista: hermano que cae asesina-
do, otro que es conducido a una mazmorra, más allá otro
apaleado cobardemente..., por dondequiera que volvamos
la vista, vemos sangre, terror, cárceles, barbarie... ¡Oh, ig-
nominia! ".
La negra historia de ese período se halla en comunica-
dos, notas, protestas, en El Hijo del Ahuizote, antes de asu-
mir su dirección Juan Sarabia, y durante la actuación de és-
te, hasta su supresión y la confiscación de su imprenta; co-
mo el período anterior se encuentra reflejado en Regenera-
ción, la bandera histórica del liberalismo magonista.
Referencia a uno de los tantos clubes liberales fundados
por impulso del Congreso de San Luis Potosí, el de Villa de
Huimanguillo, del Estado de Tabasco, instituido el 27 de
julio de 1902, con el nombre de Club Melchor Ocampo, in-
tegrado así: Fernando Aguirre Colorado, presidente; Ru-
bén del Valle C., vicepresidente; vocales: José Merced Ga-
mas, Franco López, Saúl S. del Valle, Jaime Reyes, Efrén
Gil; secretario, Pedro C. Colorado; segundo secretario, Fran-
cisco V. Montiel. Años más tarde, el que fue presidente del
club, Fernando Aguirre Colorado, hizo este resumen: Ru-
bén del Valle, fusilado en El Ebano; Saúl del Valle, ahorca-
do en Temosique; Efrén Gil se pasó al huertismo; Pedro C.
Colorado, general, asesinado ; Francisco V. Montiel, ahorca-
do en Hidalgo; Pánfilo P. Maldonado, herido en el combate
de Aldama; Rafael del Valle, maderista ; José M. Gamas, ge-
neral , muerto en Veracruz...
Brotes de esa naturaleza se manifestaron en todo el terri-
torio, primero por impulso de la iniciativa del Club Poncia-
216
no Arriaga , de San Luis Potosí, luego por otros alicientes
de liberación y de protesta.
En El Hijo del Ahuizote, del 27 de julio de 1902, se pu-
blica un artículo sin firma : " Estamos en nuestro puesto ",
cuyo estilo revela a su autor, Ricardo Flores Magón, en el
que se habla de la necesidad de un liberalismo de combate.
En uno de sus pasajes leemos:
" ... si la ilustración popular fuese un hecho y no una la-
mentable mentira combatida victoriosamente por el analfa-
betismo de las masas ; si la dignidad del hombre fuese respe-
tada y no ultrajada como lo ha sido últimamente en las
personas de los dignos liberales doctor Lork, en Zacatecas,
y Francisco Noble, en Pachuca, y anteriormente en la de
tantos y tantos liberales que han sufrido los rigores de una
política antidemocrática; si el derecho de reunión no fuese
burlado, como hizo con los clubs liberales de Lampazos,
Pichicalco, Pachuca, Candela, San Nicolás Tolentino, San
Luis Potosí y otros más; si el derecho de pensar y escribir
fuese sagrado y no hollado, como lo ha sido en las personas
de los periodistas independientes Juan Medal, en Morelia;
Jesús Z. Moreno, Belisario Valencia y Manuel M. Hughes,
en Sonora, en todos los periodistas independientes de Jalis-
co, en todos los de Veracruz, en algunos de Oaxaca, en to-
dos los de Nuevo León, en los de Puebla, de Zacatecas, de
San Luis Potosí, de Guanajuato y del Distrito Federal, en-
tre los que se encuentran los escritores independientes Je-
sús y Ricardo Flores Magón, directores de Regeneración,
quienes hasta hoy no han obtenido justicia; si los oradores
no fuesen inicuamente perseguidos como se hizo con el ab-
negado patriota licenciado Antonio Díaz Soto y Gama; si
la justicia existiese en nuestro país y no se vendiese al me-
jor postor ; si el derecho de sufragio fuese efectivamente un
derecho y no un delito por el que, si no se atenta contra la
vida de los ciudadanos, se les deporta a Yucatán, como
acont-ció hará un mes en Oaxaca..."
Las conclusiones de esa enumeración son de presumir.
217
LOS YAQUIS, CHIVOS EXPIATORIOS
218
"Dícesenos , en fin , y así lo propalan los periódicos de
Arizona, que en el cañón de Santa Rosa no hubo combate,
sino una carnicería horrorosa ; tratábase de internar en el
monte una partida numerosa de mujeres y niños yaquis, es-
coltada por ocho hombres únicamente ; tuvieron las tropas
federales aviso de ello y el general Torres destacó seiscien-
tos hombres que rodearon la posición y al amanecer ataca-
ron furiosamente a los yaquis , que no se defendieron, pues
no había quienes supieran manejar las armas, ni tenían és-
tas; los ocho hombres y cerca de doscientas mujeres y ni-
ños quedaron muertos en el campo, y los sobrevivientes
fueron conducidos a Hermosillo , cuya sociedad en masa
elevó una muda pero significativa protesta contra la con-
ducta del general Torres , esmerándose en curar, atender y
alimentar ampliamente a los infelices e inofensivos prisio-
neros, entre los que había bastantes heridos..."
Lo mismo que El Tiempo, elevó su clamor condenatorio
el Diario del Hogar sobre lo ocurrido en las vegas del río
Yaqui , en la sierra de Mazatlán . Pero el grueso de la pobla-
ción y la prensa oficialista no consideró que ese extermi-
nio de un pueblo laborioso y pacífico merecía aunque no
fuese más que un gesto platónico de solidaridad humana.
219
BIBLIOGRAFIA
220
CAPITULO IX
BELIGERANCIA LIBERAL
Y ANTIRREELECCIONISTA
EN 1903
221
ban la publicación con su ingenio . Una caricatura de Martí-
nez Carrión , el 10 de agosto , presentaba a Porfirio Díaz
disfrazado de Alejandro el Grande, al que hacía sombra un
hombre esquelético metido en un barril en el que se leía
" Periodismo independiente ".
En El Hijo del Ahuizote , Juan Sarabia popularizó los
apodos aplicados a Porfirio Díaz, "Rey Porfiado", "Don
Perpetuo", "San Porfirio ", "Hombre de la Matona "; a Ber-
nardo Reyes , "Canana" , "Barbas de Bronce ". "Pistola Sa-
ble"; a José Ives Limantour , " Lima y Lima ", etc. Escribía
cartas semanales a Blas Escontría , gobernador de San Luis
Potosí : " Oye tú, Blas Escontría , que estás haciendo a San
Luis el pueblo más feliz de toda la Monarquía "; en una de
ellas pidió la liberación de José Millán y Vélez Arriaga, pre-
sos en la penitenciaría del Estado:
'77
Mientras por un lado la juventud liberal se agitaba y pro-
curaba llevar sus inquietudes por medio de manifiestos y
de periódicos al pueblo, otras minorías se movían en el área
de los trabajadores industriales , de los mineros, de los cam-
pesinos pobres. En enero de 1901, los mineros de Matehua-
la, que habían sostenido en 1884 una huelga importante,
paralizaron las minas en protesta contra los altos precios
del maíz y las condiciones intolerables del trabajo. El 1 de
agosto de 1903 hubo otra expresión de rebeldía y las fuer-
zas policiales hicieron fuego contra los obreros de la com-
pañía metalúrgica de los Guggenheim. Agravada la situa-
ción, se dio intervención a las tropas federales; cincuenta y
cinco de los huelguistas fueron detenidos y en su defensa
y como acto de solidaridad se declaró una huelga general
de amplia difusión. En el ingenio Morales fue a la huelga
un millar de trabajadores, pero la inquietud y la protesta
de los mineros fueron contenidas y reprimidas por las fuer-
zas armadas con todo el rigor y la arbitrariedad entonces
usuales.
En 1903 se iniciaron los trabajos preliminares para las
elecciones presidenciales de 1904, en las que se suponía
que intervendría Porfirio Díaz en busca de la sexta reelec-
ción. También existía la posibilidad de que el candidato
fuese Bernardo Reyes. El nuevo club Redención y el perió-
dico Excelsior dieron margen para discusiones y divergen-
cias tácticas entre los miembros. ¿Había que propiciar el
antirreeleccionismo o la revolución a fondo? ¿Había que
contentarse con la reforma política o había que propagar
la reforma socioeconómica? La escasez de recursos de Ex-
celsior hizo que este periódico sólo viese la luz unos cuan-
tos números y el combate antirreeleccionista sólo pudo
mantenerse por poco tiempo. Santiago de la Hoz tuvo que
resignarse y mantener su posición en las reuniones del club
y en sus notas para El Hijo del Ahuizote.
Cuando Camilo Arriaga recobró su libertad en San Luis
Potosí el 10 de enero de 1903, se radicó en México. Al Ile-
„;
gar a la capital, los hermanos Enrique y Ricardo Flores Ma-
gón, Guillén y Pérez Fernández estaban todavía en la prisión
militar de Santiago Tlaltelolco, y Juan Sarabia dirigía El
Hijo del Ahuizote.
Tan pronto como Camilo Arriaga llegó a la capital se dis-
puso a reanudar la lucha interrumpida el 24 de enero de
1901. El 5 de febrero de 1903 quedó instalado el nuevo
club liberal Ponciano Arriaga bajo su presidencia, con An-
tonio Díaz Soto y Gama como vicepresidente y Benjamín
Millán como tesorero , con los siguientes secretarios: Juan
Sarabia, Ricardo Flores Magón, y los siguientes vocales:
Juana B. Gutiérrez Mendoza, Evaristo Guillén, Federico
Pérez Fernández, Rosalío Bustamante, Elisa Acuña y Ro-
sete, Alfonso Cravioto, Refugio Vélez, Salvador Soto, To-
más Sarabia y Alfonso Arciniega.
La persecución contra los liberales fue llevada metódica-
mente por el Gobierno de Porfirio Díaz. Al iniciarse el año
1903 había numerosos detenidos en las cárceles de diversas
ciudades de la República, unos sin proceso y otros procesa-
dos, todos con pocas esperanzas de recuperar la libertad.
El club liberal Ponciano Arriaga, de México, entró en
contacto con las entidades hermanas y el 23 de febrero lan-
zó un manifiesto de protesta contra la represión inicua. Se
expresaba allí:
"Si en estos momentos de inmensa desolación para el
Partido liberal tendemos la vista sobre la República,
desde luego tropezamos aquí y allá con hermanos per-
seguidos, con periodistas independientes encarcela-
dos, porque creen los espíritus pequeños , que tiem-
blan ante una voz altiva y libre, que esa voz no podrá
tronar desde el fondo de una mazmorra ; porque creen
los que conocen no más que la adulación y el envileci-
miento que puede someterse la altivez y que puede
aprisionarse la libertad.
"La inquina de un Gobierno clerical ha llevado a la
penitenciaría de San Luis Potosí a nuestros valientes
correligionarios José Millán y Rafael B. Vélez, direc-
224
tor el primero e impresor el segundo del periódico li-
beral El Demófilo . Más de seis meses hace que se ini-
ció este proceso injusto, sin que las más activas gestio-
nes hayan logrado hasta la fecha su terminación, nece-
saria y lógica en cualquier tribunal en que no fuera un
sarcasmo la ley y la justicia.
"También en la capital potosina sufre los odios cleri-
cales el periodista Dionisio L. Hernández, el que fue
traído de Matehuala a San Luis a pie y en medio de
rurales, como un forajido, el que lleva más de un año
en la cárcel sin que mengüe su energía y sin que cese
la inquina de sus opresores.
"En Monterrey, Nuevo León, el periodista alemán
don Martín J. Stecker se encuentra preso por denun-
cia que un individuo de Linares hizo de un suelto pu-
blicado en el periódico independiente El Trueno, que
dirige el señor Stecker, mientras que su esposa está
enferma, casi a orillas del sepulcro, por el dolor que le
causara el inicuo encarcelamiento de su marido, el dig-
no liberal que sofoca en su pecho amarguras de fami-
lia, para mostrarse ante sus verdugos con la altivez de
una conciencia sin mancha.
"En Tampico, Tams. , el conocido e indomable perio
dista independiente coronel Jesús E. Cervantes, direc-
tor de Hoja Blanca, sufre en inmundo calabozo las
consecuencias de su civismo y su amor a la justicia. El
señor Cervantes, desde su periódico, clamó virilmente
porque se hiciera luz en el asesinato de Rivero Eche-
garay y porque Longoria viniera a responder ante los
tribunales de los terribles cargos que el pueblo le ha-
ce, y eso bastó para que el periodista fuese confinado
a una mazmorra.
"Y en Jalisco, en Lagos de Moreno, acaba también de
ocupar su puesto en la cárcel, en ese santuario de los
periodistas honrados, don Gabriel López Arce, escri-
tor independiente que criticó un discurso de un cleri-
225
cal, notario del curato , y que por ello mereció el pro-
ceso.
"El club liberal Ponciano Arriaga, que ha sufrido tam-
bién ultrajes que hoy olvida para clamar por sus her-
manos : el club liberal Ponciano Arriaga, que en medio
de los atropellos, de los insultos y de las indiferencias,
cumple serenamente su misión de velar por el respeto
a nuestras instituciones , protesta enérgicamente con-
tra las persecuciones de que son víctimas actualmente
los periodistas liberales José Millán , Rafael B. Vélez,
Dionisio L. Hernández, Martín J. Stecker, Jesús E.
Cervantes y Gabriel López Arce "...
La protesta apareció en El Hijo del Ahuizote, el 15 de
febrero de 1903, y va firmada por el presidente y el vice-
presidente del club, los secretarios y los vocales.
En el número anterior del mismo periódico , el 8 de fe-
brero, publicó Ricardo Flores Magón, que se había reincor-
porado a la redacción , después de un largo encierro en San-
tiago Tlaltelolco, una nota agresiva titulada " La Constitu-
ción ha muerto ", conmemorando el 5 de febrero , aniversa-
rio de la promulgación de la Carta Magna de 1857. Se de-
cía en esa nota:
"Doloroso nos es causar al pueblo mexicano la merecida
afrenta de lanzar esta frase a la publicidad. La Constitución
ha muerto...
% Para qué ahogar en nuestra garganta, como cobardes
cortesanos, el grito de de nuestra franca opinión?
"Cuando ha llegado un 5 de febrero más y encuentra en-
tronizada la maldad y prostituído el ciudadano ; cuando la
justicia ha sido arrojada de su templo por infames mercade-
res y sobre la tumba de la Constitución se alza con cinismo
una teocracia inaudita , ¿para qué recibir esa fecha, digna
de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría?
"La Constitución ha muerto, y al enlutar hoy el frontis
de nuestras oficinas con esa frase fatídica , protestamos
contra los asesinos de ella, que como escarnio sangriento al
226
pueblo que han vejado celebran este día con muestras de
regocijo y satisfacción.
"La Constitución ha muerto"...
En el frente de las oficinas de El Hijo del Ahuizote se
colocó un gran letrero con un retrato de Benito Juárez y la
frase "La Constitución ha muerto ". Como testimonio de
duelo aparecieron en los balcones Federico Pérez Fernán-
dez, Santiago de la Hoz , Manuel Sarabia , Benjamín Millán,
Evaristo Guillén , Gabriel Pérez Fernández , Juan Sarabia,
Antonio Díaz Soto y Gama, Rosalío Bustamante, Tomás
Sarabia y Ricardo y Enrique Flores Magón , una demostra-
ción gráfica que llamó la atención del público , que aplau-
dió a los valerosos combatientes liberales.
Eran demasiado llamativas las demostraciones de hostili-
dad de la juventud liberal y libertaria para que pudiesen ser
toleradas por la dictadura. El 27 de febrero de 1903, el
club liberal Ponciano Arriaga difundió por todo el país un
último manifiesto , en el que describe el estado político y
económico de la República , los excesos del militarismo, la
gravitación del clero y en el que aboga por la dignificación
del proletariado y por la riqueza y el engrandecimiento ge-
nerales. El fragmento que sigue es una expresión cabal de
las aspiraciones de aquella generación juvenil que había
declarado el derecho y el deber de resistir a la tiranía:
"¿Hay igualdad en nuestro país ? No. El capitalista, el
fraile y el alto funcionario, ya sea civil o militar, no
son tratados en México como el obrero humilde o cual-
quier otro miembro del pueblo, obscuro en la socie-
dad, pero brillante en las epopeyas de la nación. Los
privilegios y los fueros en vigor nos han plagado de
una clase de inútiles y viciosos, que podemos llamar
los zánganos del conjunto social.
"El predominio de las virtudes ha desaparecido; pre-
domina el oro, predomina el poderoso, predomina el
fraile, predomina el extranjero y nada más.
227
Aniversario del 5 de febrero en las oficinas del "Hijo de/Ahuizote". Los liberales colocaron un
cartel: "La Constitución h muerto",- en el primer balcón aparecen: Federico Pérez, Santiago
de la Hoz, Manuel Sarabia, Benjamín Millán , Evaristo Guillén y Gabriel Pérez. En el segundo
balcón : Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto, Rosalío Bustamante , Tomás Sarabia , Ricardo y
Enrique Flores Magón.
228
"Los talentos de las llamadas clase media y humilde
vegetan ignorados y despreciados.
"En los comicios no triunfa el candidato de virtudes
cívicas; triunfa el capitalista , o el impuesto por la au-
tocracia y que puede ser útil a ésta . El sufragio es un
cadáver.
"¿Hay libertad individual en nuestro país?
"No.
"Díganselo a esos infelices que desfallecen en las ha-
ciendas bajo el látigo del mayoral y explotados en las
tiendas de raya : esos infelices que son transportados
al Valle Nacional, a Yucatán y a otros puntos y que a
veces no representan más valor que el de diez o veinte
pesos. Díganlo también esas víctimas de tanto atrope-
llo y de tanta venganza que constituyen la nota del
día en nuestro país desde hace años y que, después de
ver allanadas sus moradas y perseguidas sus familias,
sufren en célebres prisiones las consecuencias de inspi-
rar temor a los poderosos.
"El magnate ha llegado a considerar la cárcel como
una propiedad suya, que puede servirle para quitar de
en medio a sus contrarios cuando para ello no puede
emplear el asesinato de encrucijada o el fusilamiento
justificado con motivos de paz pública o de delito del
orden criminal. A veces también , con los condenados
al servicio militar por delitos infames , se mezcla al li-
beral digno, que es vejado allí por algún superior in-
culto y brutal, y así por el estilo, la libertad individual
es un juguete.
"¿Prospera el comercio en nuestro país?
"Sí, pero prospera el de los acaudalados, el de dos o
tres casas millonarias y generalmente extranjeras.
"Prospera el encomendero, prospera el agiotista.
"Los trusts, esos titanes del monopolio, sin freno que
los contenga, hacen subir los precios de los artículos
229
de primera necesidad y hacen bajar los salarios de los
que confeccionan esos artículos.
"Con esta Administración corrompida, el concesiona-
rio en alta escala ya sea banquero , ferrocarrilero, con-
tratista de obras, representante de compañías de nave-
gación , etc., es un agraciado, es un favorecido, es un
privilegiado que, entre champagne y champagne, to-
mado en reunión de un funcionario venal, improvisa
fortunas escandalosas a costa de lágrimas y de sudor
del pueblo, que, cubierto de harapos y viendo a veces
sin comer a sus hijos , siente justificada rabia en su co-
razón cuando, al encontrarse en la calle con el lujoso
carruaje del poderoso, recibe una mirada de desprecio
de aquel a quien diera lujo y bienestar con el sacrifi-
cio de sus pulmones.
"Con esas concesiones se perjudica al obrero, que ve
mal retribuido su trabajo; el tenedor de billetes de
banco, cuando en la quiebra de un establecimiento de
éstos aparecen más billetes en circulación que los per-
mitidos; el comerciante en pequeño con el alto flete
que le causan sus mercancías y así por el estilo.
"¿Prospera la agricultura? No.
"La agricultura en México se halla en manos de unos
cuantos dueños de inmensas extensiones de terrenos.
El viajero que recorra las vastas regiones de nuestro
país hallará campos inmensos sin cultivar, y esos cam-
pos, heredados por los mexicanos indolentes o adqui-
ridos por españoles refractarios al progreso, o por tes-
taferros del clero que necesitan que el yankee venga a
nuestro país con iniciativa y con trabajo, están cerca-
dos e inaccesibles a las manos del agricultor, hasta que
una compañía americana viene a aumentar la peligro-
sa cantidad de propiedades que tienen los Estados Uni-
dos en México, debido a la impudicia del Gobierno.
"Al lado de las vías férreas se ven en nuestro país mul-
230
titud de chozas miserables, en las cuales se despereza
el indígena arrastrando una vida inhumana.
"Los indios, esos brazos que producirían notable ri-
queza al país si la agricultura tomara el incremento
debido, mueren miserablemente extrayendo el jugo
de unos magüeyes cercanos a su choza o van a consu-
mir sus energías en algún campo explotado por el
yankee o en la modorra embrutecedora de los cuarte-
les.
"La mala distribución de los terrenos y la libertad en
que se encuentran los dueños de terrenos incultos,
por las complacencias del Gobierno, unidos a la mul-
titud de causas de que se podría escribir mucho, tie-
nen a la agricultura mexicana en un estado lamenta-
ble.
"¿La rectitud judicial?
"Ya lo hemos dicho: en la mayoría de los casos triun-
fa el acaudalado, triunfa el poderoso, triunfa el extran-
jero y triunfa el clero.
"Z Y cuánto no podríamos decir del sagrado domicilio
y de la libertad de trabajo y de industria?
"Bastan como viva descripción del respeto que se tie-
ne hoy en México a la propiedad las escenas de terror
y de matanza que devastan Sonora y Yucatán bajo el
torpe pretexto de una guerra civil.
" ¿La libre manifestación del pensamiento?
"Hay libre manifestación de pensamiento para el cor-
tesano, para el fraile, para el hijo espúreo de nuestra
Patria; pero no para el liberal, no para la voz de la ra-
zón y del derecho.
"Puede el orador ultramontano ofender la memoria
de nuestros héroes; puede el cobarde y el traidor de
todas las edades llamar sediciones a los despertares del
ci•"ismo ; eso es un mérito , compatriotas, para obtener
tal o cual librea, o tal o cual cantidad de oro; lo con-
trario es un mérito para que el puñal del asesino bus-
231
que el corazón del tribuno liberal, para que la chicana
del juez amordace el labio zoliano del periodista inde-
pendiente.
"Y la prueba, compatriotas, la tenéis en nuestro club
atropellado vandálicamente por predicar al pueblo re-
generación...
", La instrucción en nuestro país?
"Millones de analfabetos constituyen la contestación
más elocuente.
"Desde la instrucción primaria hasta la profesional se
resiente el abandono y la ineptitud del Gobierno, y
hasta la iniciativa de suprimir escuelas profesionales
porque las arcas de la nación están casi vacías para ese
objeto.
"La falta de dinero para la instrucción... Sí..., pero no
falta para el militarismo, pero no falta para el clero,
pero no falta para los poderosos... no falta para todos
los parásitos del país.
"En cambio, los jesuitas y todo el clero, ricos con la
explotación inicua que hacen sufrir al pueblo, fundan
en todo el país escuelas católicas, y en la balanza de
esta política de conciliación pesa más la escuela cató-
lica que la escuela laica.
"Los jesuitas, sobre todo, se han apoderado de la ins-
trucción en nuestro país, y en las escuelas del Sagrado
Corazón de Jesús y otras semejantes se prepara la ge-
neración que va a continuar con este estado de cosas,
y repletará los conventos de que con razón alardeó
Montes de Oca en París y acabará por destruir las ba-
rreras que puso Benito Juárez entre la Iglesia y el Es-
tado.
"¿La inviolabilidad de la vida humana?
"Detened la vista, compatriotas, sobre las lápidas de
los panteones de la República; allí veréis que hablan
muy alto diciendo que las vidas inviolables en nuestro
país sólo se conciben manchadas de fango... "
232
Y terminaba así ese manifiesto , un cuadro tétrico
pero verídico del país, obra principalmente de Santiago
de la Hoz, el gran periodista veracruzano , ágil, primer
presidente del club liberal de su ciudad natal , estudiante
de derecho:
'Sucede a la paz de la abyección la paz del derecho.
"En otro siglo, los franceses vaciaron sus arterias para
dar lección a los tiranos ; vaciemos nosotros, en el si-
glo XX, todas las energías de nuestros cerebros en
aras de la humanidad.
"Sobre las vejaciones de la tiranía, sobre la intriga del
clero, sobre la absorción del capital y del militarismo,
surja el edificio grandioso de la fraternidad , de la de-
mocracia y del engrandecimiento nacionales. Refor-
ma, Unión y Libertad".
Van a continuación las firmas del presidente y del vice-
presidente del club: Camilo Arriaga y Antonio Díaz Soto y
Gama; el tesorero Benjamín Millán ; los secretarios Juan Sa-
rabia, Ricardo Flores Magón, Santiago de la Hoz y Enrique
Flores Magón , y los diez vocales : Juana B. Gutiérrez de
Mendoza, Evaristo Guillén, Federico Pérez Fernández, Ro-
salío Bustamante, Elisa Acuña Rosete, Alfonso Cravioto,
María del Refugio Vélez, Tomás Sarabia, Alfonso Arcinie-
ga y Humberto Macías Valadés.
El liberalismo anticlerical de 1900 se ha convertido en
un movimiento y un pensamiento de reforma política, eco-
nómica y social en donde palpitan las reivindicaciones de
los sectores más marginados y más olvidados, los campesi-
nos sin tierra, los trabajadores esclavos o semiesclavos.
Aparte de la difusión en hoja suelta , el manifiesto fue re-
producido también en El Hijo del Ahuizote el 1 de marzo
de 1903.
Hubo algunos malentendidos y desencuentros entre la
interp-etación política de algunos miembros del club Pon-
ciano Arriaga y los del Redención y los redactores de Ex-
celsior. Santiago de la Hoz enarboló el estandarte del anti-
233
rreeleccionismo y la mayoría de los integrantes del club
Ponciano Arriaga se sumó a esa posición con respecto a las
próximas elecciones. Se trataba para unos de fidelidad a los
principios, no confundibles con personalismos, y para
otros de utilizar la campaña electoral de la sexta reelección
de Porfirio Díaz para difundir la actitud antirreeleccionis-
ta. Se acabó por aceptar una proposición de Díaz Soto y
Gama: que los antirreeleccionistas hicieran sus trabajos co-
mo quisieran y con independencia del club Ponciano Arria-
ga, pero que éste hiciera constar que los trabajos antirree-
leeccionistas no eran suyos, sino de un grupo de sus miem-
bros, que los hacían de modo puramente personal.
Camilo Arriaga insistió en que el club no debía centrarse
en el personalismo, sino en la doctrina, y que su misión era
de enseñanza y de regeneración. Esa manera de ver no sig-
nificaba la aceptación de la reelección del general Díaz,
que consideraba, en lo particular, funesta para el país y
contraria a la democracia. El resumen del debate en torno
a esos matices de interpretación fue dado en El Hijo del
Ahuizote el 22 de marzo de 1903.
El porfirismo había adquirido el hábito de realizar todos
los años una gran manifestación el 2 de abril, aniversario
del triunfo del general Díaz en Puebla en 1867. De ese mo-
do, se ofrecía una adhesión y el aplauso al dictador y a su
régimen. La demostración de 1903, que se anticipaba a las
labores para la sexta reelección de Díaz, ofreció por prime-
ra vez el contraste de la bandera antirreeleccionista enarbo-
lada por Santiago de la Hoz y sus compañeros.
Juan Sarabia confeccionó una crónica satírica de la ma-
nifestación en El Hijo del Ahuizote, el 5 de abril. La mani-
festación tradicional de homenaje a Porfirio Díaz fue copa-
da por el antiporfirismo y el antirreeleccionismo.
Por el mismo tiempo, se produjeron en Monterrey he-
chos sangrientos, cuya culpabilidad se atribuyó a Bernardo
Reyes. Se acercaban las elecciones de gobernador de Nuevo
León, y los liberales neoleoneses lanzaron la candidatura
234
del licenciado Francisco E. Reyes, en oposición a la reelec-
ción de Bernardo Reyes.
En oportunidad de la celebración del 2 de abril , los libe-
rales partidarios del licenciado Reyes organizaron una ma-
nifestación ; al intentar realizar un acto público en la plaza
Zaragoza, intervino la policía y las tropas abrieron fuego
contra la multitud. Según la versión de El Hijo del Ahuizo-
te hubo quince muertos, numerosos heridos y más de ochen-
ta presos, entre los cuales figuraban Nicolás Berazaluce, Vi-
cente Garza Cantú, Eulalio Sanmiguel , Vicente B. Treviño,
Francisco de P. Morales, Apolonio Santos, Esteban Horca-
sitas, Andrés Sánchez, Galdino P. Quintanillas, Jesús María
y Eugenio del Bosque, Vidal Garza Pérez, Miguel Morales
Zaragoza, Rafael Garza Martínez, Julio Galindo, Adolfo
Duelos Salinas, Julio Morales, Gonzalo N. Espinosa, Ana-
cleto N. Garza, Hipólito Díaz, Epitacio Rodríguez, Euge-
nio R. Rodríguez, Luis Guajardo, Godofredo Obregón, Jo-
sé F. Meléndez y Armando Bocanegra.
Se protestó ante el Congreso contra esa represión, pero
la protesta no fue escuchada; Bernardo Reyes fue absuelto
de la acusación por asesinato en masa y los dirigentes del
club Ponciano Arriaga fueron incriminados por falsa acusa-
ción.
La vida de los más conocidos del club corría peligro en
esa emergencia, y Camilo Arriaga y Antonio Díaz Soto y
Gama huyeron del país y se refugiaron en los Estados Uni-
dos; desde El Paso, Texas, hicieron público lo ocurrido en
Nuevo León.
Juan Sarabia , Librado Rivera y Ricardo y Enrique Flo-
res Magón tuvieron que tomar medidas para no caer en ma-
nos de los hombres de Díaz y de Reyes.
El club Redención , que se denominó club antirreeleccio-
nista, lanzó un manifiesto violento con fecha 11 de abril
contra la candidatura del general Díaz, anunciando una
sangrienta guerra civil si Díaz insistía en su reelección. El
manifiesto decía así:
235
"Conciudadanos : As¡ como las madres deben sacrifi-
carse por sus hijos, las generaciones presentes deben
sacrificarse por las generaciones futuras . Vosotrospen-
sáis que en esta época es un sacrificio, quizá hasta de
nuestra vida, encararnos con el general Díaz e impe-
dirle su sexta reelección ; pero si no hiciéramos eso re-
sultaría perjudicada la posteridad nacional con los
males sin cuento que causaría al país la sexta reelec-
ción; debemos, por lo tanto, sacrificarnos nosotros, la
generación presente, por la posteridad nacional, la ge-
neración futura.
"Los extranjeros se preguntarán con nosotros por qué
en México se considera ya como algo peligroso el ejer-
cicio del derecho electoral. Y esa pregunta, conciuda-
danos, que no os parecerá un sueño macabro por la
vergüenza de que cubre a nuestro país, será una amar-
ga realidad. ¡Desdichados de nosotros, conciudada-
nos, que merecemos hoy tan espantosa afrenta del ex-
tranjero que había aprendido a respetarnos en Cha-
pultepec y en el Cerro de las Campanas!.
"Pero es justo: nosotros... los apóstoles del credo de
libertad de nuestros padres; los miserables que hemos
permitido en nuestras espaldas y en nuestra dignidad
la bota sangrienta de la dictadura... nosotros... los de-
generados que con asombro universal presentamos
hoy tan ridículo aspecto, recibimos, porque lo mere-
cemos, el reproche tácito de los pueblos libres; pero
no derramemos fementidas lágrimas ; no adoptemos
una resignación cobarde y criminal ; ¡levantémonos
del fango político y vayamos al campo electoral a de-
rrumbar al dictador con las enérgicas protestas de la
civilización ofendida y con el ariete formidable de
nuestro voto!
"¡Fuerza es ahogar una abyección de veintiséis años,
en inmensidades de civismo! ¡Fuerza es que desapa-
rezca todo un caos de afrentosas tinieblas ante los ra-
diantes fulgores del pundonor nacional!
236
"Los cortesanos se preparan a reelegir al general Díaz;
que el pueblo se prepare a impedir esa atentatoria
reelección; ahora o nunca demostremos que en Méxi-
co deben ser un anacronismo las dictaduras!
"Considerando que la estancia del general Díaz en el
poder es una afrenta para la dignidad de los mexica-
nos, porque el general Díaz ha despedazado la Consti-
tución después de haber asaltado la presidencia de la
República , disfrazando sus armas con el título de
constitucionalistas;
"que el pueblo estuvo y está conforme con el artículo
2.° del plan de Tuxtepec, reformado en el campo de
Palo Blanco, donde se promete que tendrá el carácter
de ley suprema la no reelección del presidente de la
República y de los gobernadores de los estados, mien-
tras se consigue elevar ese principio al rango de refor-
ma constitucional, y hoy la no reelección , no decimos
ley suprema, ni siquiera es ley;
"que el pueblo estuvo y está confuso también con el
artículo 7.° del plan de Tuxtepec, reformado en el
campo de Palo Blanco , donde se promete que se ase-
gurará la independencia de los municipios , y hoy el
general Díaz hace sentir sobre los municipios el cen-
tralismo más refinado y embrutecedor, si no es que
los suprime como lo ha hecho hasta ahora en el Distri-
to Federal;
"que la administración de justicia se encuentra co-
rrompida en el país, porque los jueces no son nombra-
dos por el pueblo, sino por el Gobierno, que los busca
dóciles a la consigna, al cohecho y a la chicana;
"que la libertad individual ha sido violada con el servi-
cio militar obligatorio en tiempos de paz, y de una
paz muy pregonada por cierto como sólida yduradera;
"que los mexicanos, bajo el gobierno del generalDíaz,
han llegado a ser los domésticos de los extranjeros
que son los que explotan las riquezas de nuestro país;
237
"que bajo el gobierno del general Díaz los ciudadanos
no tienen garantías individuales, como lo prueban los
frecuentes asesinatos políticos;
"que por la muerte de nuestra Carta Magna, en Méxi-
co existe el trabajo forzoso en multitud de fincas y
municipios, siendo ya un mito el importante artículo
5. ° constitucional;
"que mientras el general Díaz permanezca en el po-
der, irá disminuyendo el crédito nacional por los cuan-
tiosos empréstitos que pesan sobre el país, y por las
declaraciones insensatas y ridículas de la prensa porfi-
rista que, para sostener en el poder al general Díaz,
profetizan grandes revoluciones para cuando él deje
la presidencia; alarmando así al extranjero, que ve pe-
ligrosa para sus intereses la senilidad del general Díaz;
"que el general Díaz ha encerrado en sus manos los
tres poderes de la federación y así el poder legislativo
no legisla para bien del pueblo, sino para bien del dic-
tador; el poder judicial, antes que la ley, tiene presen-
te la consigna del dictador, y el general Díaz, poder
ejecutivo, no tiene así el freno de la representación
nacional ni las leyes del país;
"que el general Díaz ha producido la supremacía del
capital porque maneja a los capitalistas y es accionista
principal de multitud de negociaciones lo que hace
que el interés de éstas influya en sus actos administra-
tivos, y ha hecho palpables la decadencia del trabajo,
el descontento general y un verdadero malestar en las
clases todas de la sociedad;
"que el Gobierno actual no es obra ya del pueblo y
eso es cuestión que no debe discutirse porque está
unánimemente fallado, en vista de los abusos que se
han cometido a la sombra del sistema electoral porfi-
rista, bien conocido por nacionales y extranjeros;
"que el general Díaz no se instituyó en el poder para
beneficio del pueblo, como puede comprenderse por
238
su falta de cumplimiento de lo prometido y por sus
actos administrativos;
"que todos los hombres, hasta los de mediana digni-
dad, deben tener vergüenza de llamarse ciudadanos
mexicanos bajo un despotismo que, como el actual,
deprime y envilece;
"que el Gobierno del general Díaz priva a un grupo de
traficantes políticos qué se entregan a los cortesanos
y politiqueros, a quienes enriquecen con el despilfa-
rro de las rentas públicas, con exención de contribu-
ciones y con el monopolio de las empresas más pro-
ductivas de nuestra industria;
"que estando, en resumen, peor la situación del país
que cuando el general Díaz ascendió al poder prome-
tiendo componerla, se ve bien que el general Díaz
ha engañado al pueblo;
"el club antirreeleccionista Redención declara que el
pueblo mexicano debe, en uso de su derechos electo-
rales, impedir la sexta reelección del general Díaz, que
de seguir gobernándolo precipitará a la nación en los
horrores de la guerra civil, pues los mexicanos todos
no permitiremos que continúe este estado de cosas;
"el mismo club antirreeleccionista Redención invita a
los mexicanos todos, sean cuales fueran sus credos po-
líticos y religiosos, a instalar clubes antirreeleccionis-
tas que lleven al pueblo a los próximos comicios.
"Y en virtud de esta convocatoria, suplicamos a los
clubes que se instalen se sirvan adoptar un candidato
a la presidencia de la República, para que sus trabajos
sean netamente prácticos y desprovistos de todo liris-
mo. Próximamente el club Redención dará a conocer
su candidato".
Firman el manifiesto Santiago de la Hoz, Alfonso Cra-
vioto y Marcos López , presidente y vicepresidentes; Ricar-
do Flores Magón, tesorero; Luis Jaso, Enrique Flores Ma-
gón, Juan Acevedo, Santiago R. de la Vega, secretarios;
239
Juan Sarabia, Heliodoro Gómez, Manuel Sarabia, Pablo
Aguilar, Gabriel Pérez Fernández, José María Gallardo, To-
más Mendoza, Alfonso Arriaga, Miguel Espinosa Sánchez
y Fernando Ríos, vocales. El Hijo del Ahuizote publicó es-
te manifiesto el 19 de abril.
Una de las tantas muestras de la valentía con que la ju-
ventud antirreeleccionista y antiporfirista difundía su posi-
ción la ofrece una " Carta abierta " de Santiago de la Hoz
dirigida al presidente Díaz desde el periódico Excelsior,
donde se juzgaba severamente la obra del dictador. Basten
estos fragmentos:
"Son innumerables, señor, los sacrificios que ha costado
a la nación la estancia de usted en el poder!
"Tribunos, periodistas, cuantos han tenido la honra de
decir a usted: "Porfirio Díaz, ¿qué has hecho de la Repú-
blica?", han caído para no volver a levantarse.
"Es amargo, señor, sumamente duro ver a usted en la pri-
mera magistratura de la nación librando encarnizada bata-
lla a la democracia...
" ¡Cuánta diferencia entre don Benito Juárez y usted!
"Juárez ajustició en la Cámara al clero y en el Cerro de
las Campanas a los traidores.
"Usted ha ejecutado en la Cámara a la República y ha
convertido al país en tributario del clero. Usted ha glorifi-
cado a los traidores en el Cerro de las Campanas erigiendo
una capilla propiciatoria.
"No terminaría nunca de narrar todas las heridas, todas
las cadenas, todos los grilletes, todos los latigazos que el
pueblo ha recibido de usted...
"La República pronuncia hoy su voz soberana, y usted,
señor, que no es capaz de someterse , porque así lo ha de-
mostrado en veinte años, debe dimitir.
" ¡Señor general Díaz: al terminar este cuatrienio, obe-
dezca usted a la República!"
Por aquellos días se inició la ofensiva en escala mayor
contra la propaganda liberal y antirreeleccionista por el
240
Gobierno de Porfirio Díaz. El 16 de abril por la noche, con
orden del juez Gonzalo Espinosa y del secretario del juzga-
do primero correccional Isidoro Arriaga, fueron invadidas
las oficinas de El Hijo del Ahuizote y se detuvo en ellas a
Ricardo y Enrique Flores Magón, Juan Sarabia, Alfonso
Cravioto, Federico y Gabriel Pérez Fernández, Manuel Sa-
rabia, Librado Rivera, Santiago R. de la Vega, Humberto
Macías Valadés y Dromundo González Chavez bajo la acu-
sación de ultrajes a funcionarios públicos en ejercicio de
sus funciones. Los detenidos fueron llevados a la cárcel de
Belén, donde estuvieron incomunicados durante un mes y
medio; algunos fueron luego puestos en libertad; en cam-
bio, Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, Alfon-
so Cravioto y Santiago R. de la Vega permanecieron en Be-
lén hasta octubre de 1903.
Después de la represión demoledora contra el foco libe-
ral de San Luis Potosí, el régimen de Díaz hizo lo mismo
con los que molestaban en la ciudad de México, llevándo-
los a la cárcel o empujándolos al destierro. El Hijo delAhui-
zote continuó reapareciendo a pesar de la prisión de sus di-
rectores, redactores, obreros, como El Padre del Ahuizote,
El Nieto del Ahuizote, La Voz de Juárez, este último edita-
do por Paulino Martínez desde 1896. También se publica-
ron algunos números de Excelsior. Las imprentas respecti-
vas, como la de Vesper, fueron confiscadas y el 9 de junio
los tribunales de la ciudad de México prohibieron la circu-
lación de cualquier periódico en el que colaborasen los her-
manos Flores Magón, y la Suprema Corte de Justicia ratifi-
có el fallo. Los implementos gráficos de El Hijo del Ahui-
zote fueron a dar en la Ciudadela a disposición del Gobier-
no. En la cárcel de Belén fueron alojadas también las redac-
toras de Vesper, Juana Gutiérrez de Mendoza y Elisa Acu-
ña Rosete.
En El Hijo del Ahuizote, en marzo de 1903, se publica
una caricatura en la que aparece Porfirio Díaz vestido de
gala con una mano en la espada y la otra en la cintura; un
241
pie pisotea a un obrero con un distintivo que dice Conven-
ción radical obrera; en la mano del obrero, una tarjeta con
este texto: ¡Viva la sexta reelección! Al pie de la caricatu-
ra, esta leyenda en verso:
"Como en tiempo de cuaresma,
es decir, de la Pasión,
hasta los obreros cursis
matan la Constitución.
Una convención obrera
radical, o que sé yo,
ya postula a don Porfirio
Sexta vez... ¡ Vaya por Dios! "
242
o la palabra acusadora demosteniana de ardientes oradores.
Algunos de esos dibujantes pagaron su arrojo con la prisión
y también con la muerte , como en el caso de Martínez Ca-
rrión . Lo que dejó para la posteridad un José Guadalupe
Posada y una brillante cohorte de seguidores , representa
para el porfiriato lo que fue un Francisco Goya con sus Ca-
prichos para la España de los Borbones. Si un Ricardo Flo-
res Magón hizo mucho con su pluma para mostrar cuál era
la situación intolerable del país y para elevar el espíritu a
un futuro de libertad y de justicia , no sería justo ignorar el
aporte que hicieron a los mismos objetivos un Posada, un
Martínez Carrión , o un José Clemente Orozco, luego, entre
tantos otros.
En la prisión de Belén los jóvenes liberales comenzaron a
planear la acción revolucionaria futura contra el presidente
Díaz y se comunicaron con los simpatizantes de otras cár-
celes y con los que se habían ocultado o estaban ya en el
exilio. Los más activos , de formación definidamente liber-
taria, estuvieron de acuerdo en no utilizar en la propaganda
términos que denunciasen su socialismo revolucionario, a
fin de no suscitar suspicacias y no amedrentar a los timora-
tos.
Después de salir de la prisión de Belén marcharían a los
Estados Unidos, constituirían allí una Junta organizadora
del partido liberal mexicano y elaborarían un programa re-
volucionario de inspiración social y de transformación eco-
nómica en beneficio de los obreros y los campesinos; des-
pués organizarían núcleos revolucionarios armados para
iniciar movimientos locales como preludio para la generali-
zación de la rebelión en todo el país.
La situación había llegado a un nivel en que el régimen
porfirista no iba a escatimar ningún medio para poner fin
a la rebeldía liberal , y el medio más eficiente era el de la li-
quidación física de los descontentos. Eso era evidente para
todos.
Al recuperar la libertad en octubre y noviembre de 1903,
los periodistas y escritores liberales y antirreeleccionistas,
243
y los que habían quedado ocultos aquellos meses en la ciu-
dad de México, no tuvieron otro remedio que salir del país
para buscar fuera medios de vida y posibilidades de conti-
nuar desde allí la lucha contra la dictadura . Ricardo y Enri-
que Flores Magón abandonaron la capital a fines de diciem-
bre de 1903 y llegaron a Laredo, Texas, el 3 de enero de
1904; pocos días después se les unieron Juan Sarabia y
Santiago de la Hoz. Para los Flores Magón quedaba atrás
un decenio largo de lucha y de sacrificios por la liberación
de su país, más los reiterados períodos de prisión en Belén
y en Santiago Tlaltelolco.
La condición material de los exiliados no podía ser más
penosa, pues la confiscación de las imprentas en México les
había dejado sin recurso alguno. Para mayor desgracia, el
22 de marzo , mientras se bañaba en el río Bravo, cerca de
Laredo, junto con Enrique Flores Magón , se ahogó Santia-
go de la Hoz , aprisionado por las lianas del fondo del río.
Fue aquella pérdida una tragedia no sólo para la juventud
revolucionaria , sino para México. Era un alto valor intelec-
tual, combativo, periodista y poeta. Ya había dado a cono-
cer en Veracruz su Oda a Atenas, un canto de alto vuelo a
la libertad. Por su temperamento pasional , por su audacia
combativa y su clara visión de los males que padecía su
p,ieblo, era ya un exponente de muy alto valor para el fu-
turo mexicano , segado en flor por un inesperado accidente.
Del estilo encendido del valiente adalid ha dado mues-
tras en sus manifiestos contra el dictador y la reelección;
de su estro poético he aquí unos pasajes de un poema que
conmovía años más tarde a Emiliano Zapata cuando era re-
citado en su presencia:
244
¡En la misma opresión se agita el feto
del ángel de la ruina!
¡El mismo Luis Capeto
engendró la implacable guillotina!
¡Ya verás cómo acaban los ultrajes
por despertar a tu león dormido!...
¡Y cuando el pueblo lance su rugido,
y se inflamen sus ímpetus salvajes,
y sacuda su ardiente cabellera
y levante la pica entre sus manos,
y brille desplegada su bandera,
rodarán por el polvo los tiranos!"
245
Su íntimo amigo de los primeros años, Teodoro Herán-
dez, también veracruzano , lo describió así (El Universal,
México, 29 de marzo de 1932): "Santiago de la Hoz fue un
idealista desinteresado , un temperamento supersensible y
romántico que se adelantó a su época . Hijo de la ciudad de
Veracruz , parece que el mar a cuya orilla naciera le dio los
acentos a su lira, cuyas estrofas se encrespan como las olas,
sin enturbiar la nobleza de su pensamiento , como éstas no
enturbian la pureza de las aguas cristalinas . Su pasión por
la lucha en favor de la libertad tenía semejanza con la del
apóstol cubano José Martí, probablemente porque Santia-
go de la Hoz llevaba también en sus venas sangre cubana..."
El 1 de junio de 1957 recordaba Teodoro Hernández en
La Prensa los nombres de los que se habían comprometido
a fomentar y organizar el movimiento insurreccional de
1906, que tuvo, entre otros, los gestos de Acayucán (Vera-
cruz ) y Jiménez ( Coahuila ), la huelga de Cananea. En el
ambiente veracruzano de Santiago de la Hoz y de Teodoro
Hernández se inició en el periodismo independiente y en la
lucha antiporfirista Eugenio Méndez Aguirre; fue aprehen-
dido en 1906 y pasó veinte meses en San Juan de Ulúa,
hasta julio de 1908. Tuvo luego activa intervención en fun-
ciones públicas y parlamentarias en el maderismo y en el
carrancismo (1886 - 1940).
Mientras los tenaces gestores de la revolución trataban
de reunir recursos en el exilio para continuar la brega por
la liberación de su pueblo, el andamiaje político del porfi-
rismo se preocupaba de asegurar que la presidencia del ge-
neral Díaz no tuviese ningún tropiezo. Las Cámaras decre-
taron el 4 de mayo de 1904 la ampliación del período pre-
sidencial a seis años , y se creó la vicepresidencia , para la
cual corrían los nombres de Bernardo Reyes y de José Ives
Limantour como candidatos ; Ives Limantour era ministro
de Hacienda del Gabinete porfirista . Sin embargo , el gene-
ral Díaz maniobró de manera que el vicepresidente triun-
fante fuese el general Ramón Corral , ex gobernador de So-
246
nora y ministro de Gobernación al instituirse la vicepresi-
dencia.
Así comentaba Pistache , en verso, en El Colmillo Públi-
co, la noticia:
247
BIBLI OGRAFIA
248
CAPITULO X
SE INICIA LA LUCHA
ANTIPORFIRISTA
DESDE EL EXILIO
DISCUSIONES INTERNAS
249
y Enrique Flores Magón , Santiago R. de la Vega , Santiago
de la Hoz, Juan Sarabia y el mismo Cravioto estaban en la
cárcel de Belén , El Colmillo Público, para llenar el vacío
que habían dejado El Hijo del Ahuizote y Excelsior, cuyos
redactores fueron liberados al fin en septiembre de 1903;
el 10 del mismo mes vio la luz el primer número de El Col-
millo Público, semanario humorístico y de caricaturas.
Mantuvo altamente la orientación de esos periódicos y fue
en lo sucesivo el eco solidario de la labor realizada por los
compañeros expatriados ; no titubeó en la censura , en la ri-
diculización y en la condena de la obra de los gobernadores
de los Estados , de los jefes políticos , del clero, al mismo
tiempo que propugnaba la exaltación de los grandes libera-
les de la independencia y de la Reforma y la defensa de la
libertad de prensa. Los Bernardo Reyes , los Muzio P. Mar-
tínez, los Abraham Baldala, Aristeo Mercado, Luis Terra-
zas, Olegario Molinas, Próspero Cahuantzi , Emilio Pimen-
tel, Teodoro Dehesa, Limantour y tantos otros personajes
de toda categoría del porfirismo son presentados al gran
público con chispeante ingenio y gracia demoledora. El pe-
riódico logró subsistir hasta 1906.
Apenas pasada la frontera , los exiliados se pusieron a
reanudar los lazos con los que habían quedado en el impe-
rio porfirista ; el 11 de febrero de 1904, Ricardo y Enrique
Flores Magón escribieron a un destinatario desconocido,
carta que llegó por algún medio a manos del Gobierno fe-
deral y que se encuentra en la documentación sobre flores-
magonismo en el Archivo General de Relaciones Exterio-
res, reproducida por Manuel González Ramírez en su obra
La caricatura política ( 1955 ). Se hace allí el siguiente rela-
to, repetido luego desde Regeneración:
"Hace más de tres años que se nos persigue , pero sin re-
sultado. Los brutales asaltos a los clubs liberales de San Luis
Potosí y de Lampazos, el encarcelamiento ilegal de los
miembros de los clubs en San Nicolás Tolentino y en Va-
lles, en Pichicalco y en Pachuca, y en muchas partes más,
250
sólo sirvieron para aumentar nuestros bríos; los inícuos
procesos contra periódicos independientes como Regenera-
ción, Renacimiento, Excelsior, El Hijo del Ahuizote, Ves-
per, El Demófilo y tantos otros en que tuvimos parte no
nos desconectaron , y tampoco nos hicieron vacilar las veja-
ciones personales , las incomunicaciones de un mes o más
en las llamadas cartucheras de la Prisión Militar o en las in-
fectas y húmedas bartolinas de Belén. Soportamos impasi-
bles el saqueo de nuestros bienes y útiles, el robo descara-
do, proceso por proceso, de nuestras varias imprentas en
San Luis Potosí y México, cuyo valor representa una fuerte
suma y con la cual se ha quedado el Gobierno sin pensar ja-
más en devolverlo"...
Había que reanudar la lucha, aunque fuese desde el otro
lado de la frontera.
El 5 de febrero de 1904 se congregaron los emigrados en
San Antonio, Texas, convocados por el Centro Director del
Club Ponciano Arriaga, y se debatió en torno a la recolec-
ción de fondos para dar vida nuevamente a Regeneración;
también se acordó fundar una agrupación o partido y pro-
seguir en la lucha revolucionaria contra Porfirio Díaz y su
régimen.
Con ayuda de algunos fondos reunidos en Laredo y el
aporte ofrecido por Camilo Arriaga, Regeneración pudo al
fin reaparecer el 5 de noviembre de 1904 en San Antonio,
Texas, bajo la dirección de Ricardo Flores Magón, con
Juan Sarabia como jefe de redacción. Continuó esa hoja la
orientación que había tenido en su primera etapa en Méxi-
co, a la que sucedió El Hijo del Ahuizote. Reapareció con
la conciencia y la seguridad de cumplir un alto deber, "con
nuestra fe agigantada , con nuestras esperanzas no marchi-
tas y con nuestro espíritu templado por la adversidad y cal-
deado por el entusiasmo ", según se lee en la presentación
del nuevo esfuerzo heroico... "En nuestro infortunado país
la libertad no existe -se lee en la misma presentación-.
Ningún ciudadano puede hacer uso de los derechos políti-
251
cos que la Constitución otorga, ningún mexicano encuen-
tra garantías bajo un gobierno como el de Díaz, que sólo
se preocupa de asesinar el espíritu público y de sofocar to-
do movimiento político independiente" ... Se habían fun-
dado en México cerca de 200 clubs liberales, siguiendo la
exhortación del ingeniero Camilo Arriaga en 1900. "En un
país libre y ante un gobierno honrado los trabajos del Par-
tido liberal hubieran parecido naturales, y más dignos de
aplauso que de persecución , y más merecedores de garan-
tías que de atentados". Pero el gobierno de Díaz, conscien-
te de su debilidad ante la opinión pública, sintió pánico y
reaccionó con violencia. "El vendaval de salvajismo se desa-
tó en todo el país; el exterminio fue una bandera, el aten-
tado fue una ley. Sin motivo, sin causa, sin pretexto siquie-
ra, se persiguió, se encarceló, se asesinó con rabia, con fero-
cidad, con desenfreno. La dignidad del ciudadano fue es-
trujada por la agresión del esbirro, la abnegación patriota
fue bajada por el cinismo del polizonte, la voz del tribuno
acallada por la intimidación del sicario; la pluma del perio-
dista fue hecha añicos por el garrote del gendarme... Fue
una orgía de barbarie fue un himno a la brutalidad, fue el
alarde canallesco de pisotear la ley, de abofetear la civiliza-
ción, de desgarrar todos los fueros de humanidad y de jus-
ticia"...
Se hace el relato de la agresión contra los clubs, los de
Lampazos, Valles, San Nicolás Tolentino, Pichucalco, Chi-
catlán, Pachuca, Cuencamé y otros, especialmente el asalto
al club de San Luis Potosí, ordenado por Bernardo Reyes,
preparado por el gobernador Escontría, ejecutado por el di-
putado Heriberto Barrón el 24 de enero de 1902. Se men-
ciona al doctor Tomás Lorch, apaleado en Zacatecas; al
profesor Francisco Noble y a su hija Altagracia, agredidos a
machetazos en Pachuca por los gendarmes del gobernador
Rodríguez; al periodista Rivero Echegaray, asesinado en
Tampico; al periodista Guajardo en Monterrey, perseguido
a balazos. Se mencionan los encarcelamientos de Jesús y
252
Ricardo Flores Magón, Camilo Arriaga, Juan Sarabia, An-
tonio Díaz Soto y Gama.
Fueron perseguidos y sometidos a proceso los siguientes
periódicos : El Hijo del Ahuizote, El Paladín, Onofroff, El
Alacrán, La Nación Española , El Diario del Hogar, El Uni-
versal, Juan Pandero, La Tarántula, Diógenes, todos de Mé-
xico, Distrito Federal ; Jalisco Libre, La Libertad, El Co-
rreo de Jalisco , La Gaceta de Guadalajara , de Jalisco; El
Corsario, de Morelia, Michoacán; El Sol, La Luna, La Li-
bertad, El Demócrata , El Combate, de Hermosillo , Sonora;
La Revolución, de Durango ; El Avance, de Irapuato, Gua-
najuato ; El Centinela, de Zacatecas ; El Desfanatizador, de
Pachuca , Hidalgo ; El Barretero, El Sable, de Guanajuato;
La Opinión Pública, El Demófilo, San Luis Potosí; La De-
mocracia Latina, Redención , Justicia, Constitución, de
Monterrey , Nuevo León ; El Trueno, de Linares, Nuevo
León ; La Voz de Altamirano, Chihuahua ; El Cuarto Poder,
de Teziutlán , Puebla ; Bala Rasa, Hoja Blanca , de Tampico,
Tamaulipas , y muchos otros.
Se expone luego el rosario de persecuciones que sufrie-
ron los liberales de los núcleos precursores en la ciudad de
México.
"Fuimos perseguidos sin piedad y sin tregua , dondequie-
ra que alzáramos nuestra voz. El Hijo del Ahuizote hizo
una campaña contra el ridículo reservismo , la segunda re-
serva militar a las órdenes de Bernardo Reyes , y los señores
Ricardo y Enrique Flores Magón fueron procesados mili-
tarmente , no faltando en ese proceso la indefectible deco-
misada de la imprenta . Más tarde se reorganizó en México
el club liberal "Ponciano Arriaga" ; se fundó el club anti-
rreeleccionista "Redención", y desde las columnas del Ex-
celsior y El Hijo del Ahuizote combatimos enérgicamente
la sexta reelección del general Díaz , secundados por Vesper
con todo vigor ; pero las cóleras de la dictadura cayeron so-
bre nosotros y se nos envolvió en un nuevo proceso, en el
que se llegó al desbocamiento de la barbarie y al desenfre-
253
no de la iniquidad . Se pretendió doblegarnos , aplastarnos,
triturarnos, reducirnos a la impotencia y al silencio absolu-
tos y, para conseguirlo , se nos trató inquisitorialmente
en la cárcel y se nos despojó de nuestros elementos de tra-
bajo y de vida, dejándonos en la miseria. Con motivo de es-
te proceso fueron encarcelados más de 30 personas , sin du-
da para ejemplo de cuantos en lo sucesivo quisieran ejerci-
tar un derecho. La publicación de nuestros periódicos fue
cínicamente prohibida por la autoridad judicial , nuestros
amigos y nuestros defensores fueron perseguidos. Apareció
El Nieto del Ahuizote y fue denunciado y suspendido des-
de el primer número; se publicó El Padre del Ahuizote, y
desde el primer número fue aplastado. Manuel Sarabia se
atrevió a condenar en público las arbitrariedades del Go-
bierno y pagó su franqueza con seis meses de prisión; La
Voz de Juárez fue denunciada, teniendo que buscar su di-
rector, Paulino Martínez, asilo en Laredo, Texas; por últi-
mo, Vesper, que hasta entonces había sido respetado, fusti-
gó con indignación a la tiranía, y arrojó a las galerías de
Belén a la señora Gutiérrez de Mendoza, directora de Ves-
per, y a la señorita Acuña y Rosete, de la misma publica-
ción"...
Se explicaba así la salida al exilio:
"Muchos hemos combatido a la dictadura sin alejarnos
de su alcance, sin esquivar sus agresiones, sin doblegarnos
ante sus atropellos; hemos pasado por las cartucheras del
Presidio Militar y por las bartolinas de Belén, por las celdas
de la penitenciaría y por los calabozos del Cuartel; hemos
sido despojados de nuestras propiedades por decretos de
jueces indignos y venales que se doblegan como lacayos y
se venden como hetairas.
"Mientras pudimos trabajar en México, allí permaneci-
mos; pero al fin se nos obligó a salir de México. En todos
los procesos que sufrimos por asuntos periodísticos se nos
arrebataba la imprenta, pues comprendía el Gobierno que
la falta de imprenta nos imposibilitaba trabajar. El despojo
llegó a ser en nuestros enemigos una costumbre , y si bien
254
pudimos sostenernos algún tiempo en semejante situación,
al fin nos rebelamos contra ella . No podíamos resignarnos
a regalar periódicamente al Gobierno nuestra propiedad,
producto del trabajo y elemento para la lucha. Admitimos
la vejación, pero no la rapiña; soportamos que se nos encar-
celara, pero no toleramos que se nos robe. Ya que el gobier-
no de Díaz, para reducirnos al silencio, ha esgrimido no só-
lo el terror, sino también la rapacidad, nos hemos visto pre-
cisados a venir a este país en pos de garantías, no sólo para
nuestras personas, sino también para nuestras propiedades...
"Luchamos por nuestra patria desde el extranjero, por-
que esa lucha se nos imposibilitó en el propio país, y esta-
mos seguros que nuestros compatriotas honrados sabrán
justipreciar nuestra conducta. Los que nos acusen de co-
bardía serán los cobardes, los que nos tachen de traición
serán los malos hijos de la patria.
"Tales son los motivos por los que Regeneración, en es-
ta nueva época, ve la luz pública en los Estados Unidos"...
Aún habrían podido señalar otro de los motivos funda-
mentales del exilio: que su vida no habría podido mante-
nerse mucho tiempo ya, pues estaba destinada a servir de
esparcimiento a los lacayos del porfirismo.
Los exiliados, naturalmente, carecían de todo recurso
para sostenerse ellos mismos, y mucho más para proseguir
su obra y su afán de reemprender la lucha con el periódico.
A través de la correspondencia y de emisarios personales se
inició la recolección de fondos; del 14 de enero de 1905 es
una carta de Ricardo a Madero, desde San Antonio, Texas,
a la que responde Madero el 17 del mismo mes enviando
una lista de suscriptores y el importe correspondiente, más
un donativo de 90 pesos para repartir entre Regeneración y
Camilo Arriaga.
"Espero --escribe Madero- que esto le será de alguna
ayuda y, cuando se vean muy necesitados, avísenme para
ver en qué le podemos ayudar, pues simpatizamos en todo
con sus ideas y creemos que Regeneración tendrá que co-
255
nocer las regeneraciones de la patria , inflamando a los me-
xicanos de doble indignación contra los tiranos "...
La dictadura porfirista tuvo nuevos motivos de preocu-
pación con la aparición de Regeneración, que había sido
acallada violentamente en México, desde tierra extranjera,
fuera del alcance directo de los esbirros y de los jueces del
dictador. Algo había que hacer, sin embargo, para acallar
esa voz que encontraba amplio eco en el pueblo mexicano,
y un día de enero de 1905 penetró en el local del periódi-
co un emisario del otro lado de la frontera para dar muerte
a Ricardo Flores Magón, ataque que logró paralizar su her-
mano Enrique, trabándose en pelea cuerpo a cuerpo con el
mercenario asesino, lo cual no impidió que Enrique fuese
arrestado luego y obligado a pagar una multa para recupe-
rar la libertad.
Fue aquella una advertencia, y se comprendió que San
Antonio estaba demasiado cerca de México, y Ricardo y
Enrique Flores Magón y Juan Sarabia resolvieron trasladar-
se a Saint Louis, Missouri, a donde llegaron en febrero de
1905 gracias a un dinero enviado por Francisco I. Madero
desde San Pedro, Coahuila.
Camilo Arriaga sirvió de fiador ante Francisco I. Madero
para el adelanto de un par de millares de dólares con desti-
no a la puesta en marcha del periódico en los Estados Uni-
dos. En una carta del 6 de marzo de 1905, desde Saint
Louis, Missouri, le acusa recibo Ricardo de una primera li-
branza de 600 dólares, y otra, de 900, del 22 de febrero,
enviada para su cobro a Nueva York. " Repito a usted que
habríamos marchado, dada nuestra difícil situación en San
Antonio, al desastre, a la derrota, a la anulación completa
de nuestros trabajos y de nuestros esfuerzos por las maqui-
naciones del gobierno, sin duda con más influencia, con su
oro corruptor, que nosotros, desprovistos de elementos y
arrojados sin defensa a una lucha tan desigual "... " La cau-
sa que sostenemos la amamos tanto que preferiríamos mo-
256
rir a no luchar por ella, pues con ella sentimos identificadas
nuestra alma y nuestra vida "...
Como anteriormente , ya había remitido Madero algunos
dineros en concepto de suscripciones ; probablemente no
supo Ricardo entonces que las remesas recientes tenían el
respaldo de los pocos bienes de Camilo en San Luis Potosí.
Tal vez en aquellos momentos no presagiaban los valero-
sos combatientes de la libertad de su pueblo todo lo que
les tenía reservado el país de su asilo forzado en persecu-
ciones y sufrimientos.
La personalidad de Ricardo Flores Magón había adquiri-
do demasiada jerarquía para quedar en una posición subor-
dinada a un número de personas de alto nivel moral, de
hombres abnegados , capaces de todo sacrificio , valerosos,
pero no siempre con aspiraciones finales coincidentes. Y
para Ricardo Flores Magón esas aspiraciones finales eran el
supremo tesoro al que no podía ni quería renunciar. Por
otra parte, todas las emigraciones políticas , en el pasado,
terminaron acrecentando las discrepancias , exagerando las
diferencias , en lugar de apaciguarlas en un clima de toleran-
cia.
Camilo Arriaga , un apóstol admirable , tan puro como
Ricardo, procedía de las altas clases sociales de la burgue-
sía y se había dejado arrastrar por la fogosidad libertaria
de Ricardo , pero no podía seguirle en todo, y fue preciso
el planteo de la situación real.
Camilo y Ricardo discutieron en marzo de 1904 en tor-
no a la dirección ideológica y táctica del movimiento libe-
ral que habían impulsado y mantenido ambos hasta allí en
un marco solidario ; pero en la nueva etapa había que bus-
car y hallar caminos y orientaciones más conformes con
las nuevas exigencias. Camilo y Ricardo eran profundos y
sinceros patriotas mexicanos , y lo siguieron siendo hasta su
fin; eran entonces las dos cabezas más clarividentes y más
abnegadas del liberalismo ; habían realizado en buena armo-
nía un trecho del camino y era necesario examinar las con-
257
diciones del camino a recorrer. Y lo mismo que un día Ri-
cardo presionó con valentía para sacar la corriente liberal
tradicional del mero anticlericalismo, y para que se fijase
como meta la lucha contra la dictadura porfirista , en lo su-
cesivo había que decidir si el objetivo iba a ser un mero
cambio de la máquina política y un reemplazo de los su-
premos dirigentes del aparato estatal o si había que poner
en el centro de gravedad la emancipación de las masas obre-
ras y campesinas, la inmensa mayoría de la población me-
xicana, que vivía en la más humillante esclavitud.
No se puede acusar a Camilo por el hecho de no haber
sido capaz de captar en todos sus alcances el significado de
esa orientación del amigo y compañero , pues en honradez
interior , en capacidad para el sacrificio , era y fue siempre
un ejemplo. Pero la divergencia planteada no podía ser su-
perada por ningún género de sacrificios. El horizonte se ex-
tendía para el uno mucho más allá que para el otro.
Los emigrados fueron tomando partido y se fueron rea-
grupando , muchos por razones de interpretación ideológi-
ca, de la lucha a librar en el futuro, pero mucho más aún
por motivos de afinidad personal, de simpatía; Santiago R.
de la Vega se vinculó más estrechamente con Camilo Arria-
ga en San Antonio ; y lo mismo hicieron también Juana B.
Gutiérrez de Mendoza y Elisa Acuña y Rosete, que se ha-
bían refugiado allí para continuar la publicación de Vesper;
lo mismo que la directora del semanario La Corregidora,
Sara Estela Ramírez, que había estado en correspondencia
con Ricardo desde 1901.
Santiago R. de la Vega dio a luz en San Antonio , Texas,
el semanario Humanidad, nombre tomado del diario pari-
siense que dirigía Jean Jaurés, impreso en tinta roja. De la
Vega se habla inclinado al socialismo de orientación mar-
xista y Camilo Arriaga lo apoyó financieramente, pero
también lo hacía con Regeneración, colaborando con algu-
nas notas en uno y en otro de esos voceros. Humanidad fue
desde su comienzo un órgano opositor a la orientación li-
bertaria de Ricardo Flores Magón y significó un primer dis-
258
tanciamiento ideológico y táctico entre los emigrados, aun-
que el más doloroso fue el que todavía no había salido a
relucir, el que separaba a Camilo y a Ricardo.
Sara Estela Ramírez escribió a Ricardo el 9 de marzo de
1904, después de los primeros desencuentros entre Camilo
y Ricardo : "He estado triste y abrumada , Ricardo, con tan-
tas luchas de antagonismos nuestros . Le diré a usted fran-
camente que estoy decepcionada de todo, absolutamente
de todo . .. No quiero analizar las causas que motivaron los
disgustos entre Camilo y usted , creo que ambos tienen ra-
zón y ambos tienen culpa. El mal está en que, imperfectos
como somos , no sabemos disculpar nuestras faltas, ni ayu-
darnos unos a los otros como verdaderos hermanos. Nos
criticamos y nos desgarramos en lugar de adentrarnos y co-
rregirnoss es triste , Ricardo"...
Desde el periódico 1810, de Laredo, Texas, Crescencio
Villareal Márquez exhortó a Ricardo y a Juan Sarabia a
que fuesen tolerantes con Camilo.
Díaz Soto y Gama y Librado Rivera se adhirieron a la
corriente libertaria de Ricardo , aunque Díaz Soto y Gama
sentía admiración por Camilo Arriaga y no podía separarse
de él personalmente ; Juan Sarabia simpatizaba , en el fon-
do, y se inclinaba al socialismo moderado de De la Vega;
no obstante ello, permaneció con su primo Manuel en San
Antonio para ayudar a Ricardo en su esfuerzo para dar vi-
da a Regeneración en suelo norteamericano.
Madero, con Rafael Cepeda y Adrián Aguirre Benavides,
deseaba dar vida a un partido democrático para proclamar
un candidato contra el gobernador Miguel Cárdenas, que
quería ser reelegido nuevamente en su Estado.
Camilo había conseguido un adelanto de 2. 000 dólares
de Francisco I. Madero para ayudar a Regeneración, con la
garantía de sus propiedades en San Luis Potosí . Madero ha-
bía sido impresionado por la matanza de Monterrey en 1903,
dispuesta por Bernardo Reyes y su círculo.
259
Regeneración reapareció en Saint Louis, Missouri, el 27
de febrero de 1905, gracias a los pocos recursos que lleva-
ron sus animadores desde San Antonio y a la ayuda finan-
ciera de Camilo Arriaga y de Madero.
No tardaron en reunirse con Ricardo Flores Magón y
Juan Sarabia, el propio Camilo Arriaga y Librado Rivera,
y poco después, Rosalío Bustamente, Manuel Sarabia y An-
tonio I. Villareal.
Lo que podría calificarse de tercera etapa del valiente
periódico, continuó la lucha con el mismo ardor contra el
régimen porfirista y contra la situación intolerante que pa-
decía el pueblo de México.
Se encontró Ricardo en Saint Louis con Emma Gold-
man, la directora, con Alejandro Berkman, de la revista
Mother Earth, y con el militante anarquista español Flo-
rencio Basora, y ese encuentro no hizo más que reafirmar
en él sus convicciones libertarias espontáneas de la primera
hora de su actuación, pero que hasta entonces no había
presentado abiertamente en la campaña contra la dictadu-
ra. Comprendió o se afirmó en su criterio que no bastaba
la lucha electoral para derribar a Porfirio Díaz y abrir nue-
vos horizontes para el bienestar y la justicia en su país, sino
que lo fundamental era un cambio político, económico y
social para liberar a su pueblo y encauzarlo hacia más altos
y nobles destinos. El revolucionario ideológico se convirtió
en un conspirador revolucionario para un cambio de fondo
en la estructura sociopolítica y socioeconómica de México.
Con el prestigio adquirido por su larga actuación desde
El Demócrata, desde Regeneración y desdeElHijo delAhui-
zote; por sus largos períodos de prisión y por los peligros
sufridos se había convertido en el adalid más caracterizado
del liberalismo mexicano de combate y de la revolución
inevitable.
En Saint Louis, mientras se sucedían los esfuerzos y sa-
crificios para mantener y difundir Regeneración por todos
los medios en México, pugnó por realizar la idea que había
260
brotado ya en las bartolinas de Belén en 1903: la de la re-
organización del Partido liberal. Y el 28 de septiembre de
1905 quedó instalada la Junta organizadora bajo su presi-
dencia, con Juan Sarabia como vicepresidente, Antonio I.
Villarreal como secretario, Enrique Flores Magón como te-
sorero y Manuel Sarabia, Rosalío Bustamante y Librado
Rivera como vocales.
A pesar de la ruptura del frente que habrían podido
constituir Ricardo, Camilo y Madero, sobre una mera pla-
taforma electoral antirreeleccionista, los amigos potosinos
de Camilo Arriaga no se separaron de Ricardo y contribu-
yeron a fundar la Junta organizadora del Partido liberal
mexicano. Cuatro de los siete miembros de la misma eran
potosinos: Juan y Manuel Sarabia, Librado Rivera y Rosa-
lío Bustamante; Díaz Soto y Gama había tenido que regre-
sar a su ciudad natal en 1904 para ayudar al sostén de su
familia.
Camilo Arriaga no estaba en condiciones espirituales pa-
ra comprometerse a fondo en una revolución, que sería
también obrera y campesina, como la que propiciaba Ri-
cardo, presidente de la Junta organizadora del partido.
Cumplió un papel moderador, pero a la larga la ruptura era
inevitable. Y como Madero interrumpiese su apoyo finan-
ciero, Ricardo echó la culpa de esa actitud a Camilo y cali-
ficó a éste de traidor en octubre de 1905, en El Colmillo
Público, de México. Fue un ataque pasional propio de los
estados de ánimo irritados, pues Camilo no merecía los dic-
terios y las injurias del antiguo compañero y amigo. Hay
una literatura de trinchera que no siempre es racional y jus-
ta, y Ricardo combatió a Camilo desde una trinchera. Los
amigos de Camilo deploraron la ruptura, pero siguieron al
lado de Ricardo y lo siguieron admirando, como Juan Sara-
bia, vicepresidente de la Junta organizadora, que no escati-
mó su adhesión ni siquiera desde San Juan de Ulúa, según
cartas de 1910.
261
El 28 de septiembre de 1905 , pues, la Junta organizado-
ra hizo públicos los estatutos y las bases para la unificación
del Partido liberal mexicano ; Regeneración fue declarada
órgano oficial , y exhortó a constituir grupos secretos del
partido dentro de México , e hizo una campaña de adhesio-
nes con la garantía de guardar en secreto todos los nom-
bres y el respaldo financiero a los periódicos de oposición
y en defensa de los liberales empobrecidos o perseguidos
dentro de México . Regeneración intensificó sus ataques al
general Díaz y recomendó a los liberales la afiliación al mo-
vimiento propalado desde Saint Louis, Missouri . El periódi-
co circulaba clandestinamente en territorio mexicano en-
vuelto en impresos comerciales , y se exhortaba a los simpa-
tizantes a reagruparse y a no perder la fe en un mañana me-
jor. Ya por entonces se confundía corrientemente liberalis-
mo con magonismo , por ser Ricardo Flores Magón el que
ponía mayor énfasis en la campaña antiporfirista.
El periódico alcanzaba un tiraje de 10. 000 a 20. 000 co-
pias ; en 1906 hubo tirajes de hasta 30 . 000 copias . Llegaba
a muchos destinos y era leído y comentado con estusias-
mo. Lo recibían , entre otros , Salvador Alvarado, Francisco
I. Madero, Eulalio Gutiérrez, Plutarco Elías Calles, Adolfo
de la Huerta y muchos otros , que tuvieron luego una im-
portante actuación en muy variadas direcciones . No había
entonces un órgano político de prensa con tanta repercu-
sión como Regeneración en México.
Desde El Colmillo Público se recogían fondos para la
ayuda a la nueva etapa de Regeneración en territorio norte-
americano , aunque toda ayuda resultaba escasa, y no se
perdonaba a los magnates del porfirismo y también se en-
frentaba humorísticamente con el dictador ; en una carica-
tura se veía a Porfirio Díaz en función de cocinero , intro-
duciendo en la sopa política a Ramón Corral.
Regeneración se difundió como pudo por el territorio
mexicano , recurriendo a los más variados procedimientos
y era esperada ansiosamente hasta en las más humildes ran-
262
cherías, donde era leída por los que sabían leer en medio
de grupos atentos y entusiastas.
En octubre de 1905 fue liberado Antonio de P. Araujo
de la cárcel de Hermosillo , a donde había sido llevado con
engaños; publicaba en Douglas , Arizona, El Azote, pero el
Supremo tribunal de justicia no halló méritos para su pro-
cesamiento y dispuso su libertad . Para los animadores de
Regeneración tampoco Saint Louis iba a ser un refugio con-
tra las persecuciones del porfirismo . El 12 de octubre de
1905 fueron detenidos allí Ricardo y Enrique Flores Ma-
gón y Juan Sarabia por los detectives Richard Joyce, William
Hayhurt y John Schmidt , agentes a las órdenes de Desmond,
secundados por los detectives de la agencia Pinckerton, que
invadieron las oficinas de Regeneración . Sirvió de base para
ese procedimiento una acusación de Manuel Esperón de la
Flor, jefe político de Puchutla , Oaxaca, que promovió su
detención bajo la acusación de " libelo y difamación ". El
periódico fue suspendido y le fue cancelada la franquicia
postal , con el pretexto de que se trataba de un periódico
que circulaba más en México que en los Estados Unidos. El
diario St. Louis Star-Chronicle, al dar la noticia de las de-
tenciones realizadas , hacía valer su influencia para que los
presos fueran entregados al Gobierno mexicano, en com-
pensación por la entrega de Chas Krats, que se había logra-
do del Gobierno de México poco antes . No obstante la in-
fluencia del Gobierno mexicano , Ricardo y Enrique Flores
Magón y Juan Sarabia recuperaron la libertad bajo caución
a fines de noviembre y fue entonces cuando decidieron
buscar refugio en Canadá para eludir el peligro de la parali-
zación de su obra.
Una campaña favorable a los mexicanos presos arbitra-
riamente, animada por Emma Goldman , por los I. W. W.,
por militantes españoles , facilitó la reunión de los 10. 000
dólar--s que se habían fijado como fianza para su liberación
y a comienzos de enero de 1906 los tres detenidos por los
agentes de la Pinckerton quedaron libres.
263
Se distinguieron en esa campaña emprendida el Post-Dis-
patch y el Globe Democrat, de Saint Louis.
Mientras tanto, en respuesta a las recomendaciones de
Regeneración, se habían constituido en México núcleos
conspirativos y de difusión del periódico, labor que trope-
zaba con muchos escollos a interferencias; pero lo que se
hacía del otro lado de la frontera no habría podido hacerse
desde México mismo.
Camilo Arriaga anunció a Ricardo que Madero le recla-
maba la devolución de los fondos adelantados con prenda
de su bienes en San Luis Potosí; además, los recursos de
Camilo habían mermado y no se podía contar con ellos.
Ricardo se exaltó en su desesperación al ver peligrar la con-
tinuación de sus trabajos revolucionarios y conspirativos.
La discusión entre los máximos representantes del liberalis-
mo fue agria, aunque no llegó todavía a la ruptura de la co-
municación personal, a la que también habría de llegarse.
Ricardo imaginó que Camilo era el culpable del distancia-
miento con Madero, y en carta a Antonio de P. Araujo, el
6 de junio de 1907, reiteró su juicio sobre lo ocurrido:
"Madero era un buen amigo mío y yo lo apreciaba bastan-
te, pero después, como digo, por la calumnia del miserable
tránsfuga Arriaga se enfriaron nuestras relaciones."
La verdad es que Madero, por su origen, por toda su for-
mación, no podía aceptar y hacer suya la prédica social del
magonismo, que iba mucho más lejos de lo que él podía
concebir; además, no veía con gusto la agresividad contra
tirios y troyanos de Ricardo, y menos sus ataques apasio-
nados contra Camilo Arriaga.
Cuando muchos años más tarde dialogaba Camilo con
Nicolás T. Bernal, que lo visitaba en México , recordó su en-
cuentro con Ricardo en San Luis Potosí, comentó la carta
del 30 de octubre de 1920, publicada en el tomo primero
del Epistolario revolucionario e íntimo , y dijo: "Lo que di-
ce en esta carta es un eco de nuestra conversación de aque-
llos días, como son un eco tambieñ de aquella plática to-
dos sus escritos posteriores . Sorprende comprobar que los
264
audaces programas revolucionarios que fueron elaborados
por Ricardo en los años siguientes tienen su origen en esas
mismas palabras. Sus exhortaciones y advertencias poste-
riores son también una extensión de sus temores de enton-
ces de que la Revolución fuera aprovechada por los píca-
ros". En esas conversaciones con Bernal dijo también: "Yo
nunca dejé de admirar y de querer a Ricardo. ¡Pero era un
bárbaro! Además de pedir mucho a los hombres, nunca es-
taba conforme. Todavía no quedaba formulado el progra-
ma que se expidió el 1 de julio de 1906 y ya lo objetaba de
muy poca cosa como programa para una revolución "... (en-
trevista citada por Ethel Duffy Turner).
Madero sostenía en carta a su padre que una revolución
como la que propiciaba el magonismo causaría más males
al país que el Gobierno de Díaz, y con referencia a las re-
vueltas del Partido liberal en 1906 lamentó que los valien-
tes del otro lado de la frontera derramasen sangre inútil-
mente y causaran tantos daños al país.
265
BIBLIOGRAFIA
266
CAPITULO XI
267
revisó el programa entero y ha podido suavizar tal vez algu-
nas expresiones en las que se reflejaba demasiado abierta-
mente la posición libertaria de Ricardo Flores Magón y de
Librado Rivera.
El programa , pues, fue el fruto de una elaboración colec-
tiva, no una improvisación . Desde Regeneración, el 20 de
febero de 1906, se exhortó a enviar por correo sugerencias
para el programa proyectado y para la futura acción a desa-
rrollar.
268
niza. El Partido liberal lucha contra el despotismo rei-
nante hoy en nuestra patria, y seguro como está de
triunfar al fin sobre la dictadura, considera que ya es
tiempo de declarar solemnemente ante el pueblo me-
xicano cuáles son, concretamente, los anhelos que se
propone realizar cuando logre obtener la influencia
que se pretende en la orientación de los destinos na-
cionales...
"En los puntos del programa no consta sino aquello
que para ponerse en práctica amerita reformas en nues-
tra legislación, o medidas efectivas del Gobierno. Lo
que no es más que un principio , lo que no puede de-
cretarse, sino que debe estar siempre en la conciencia
de los hombres liberales, no figura en el programa,
porque no hay objeto para ello. Por ejemplo, siendo
rudimentarios principios de liberalismo que el Gobier-
no debe sujetarse al cumplimiento de la ley e inspirar
todos sus actos en el bien del pueblo , se sobreentien-
de que todo funcionario liberal ajustará su conducta a
este principio. Si el funcionario no es hombre de con-
ciencia ni siente respeto por la ley, la violará, aunque
en el programa del partido liberal se ponga una cláu-
sula que prevenga desempeñar con honradez los pues-
tos públicos. No se puede decretar que el Gobierno
sea honrado y justo; tal cosa saldría sobrando cuando
todo el conjunto de las leyes, al definir las atribucio-
nes del Gobierno , le señale con bastante claridad el
camino de la honradez ; pero para conseguir que el Go-
bierno no se aparte de ese camino , como muchos lo
han hecho, hay un remedio : la vigilancia del pueblo
sobre sus mandatarios, denunciando sus malos actos y
exigiéndoles la más estrecha responsabilidad por cual-
quier falta en el cumplimiento de sus deberes . Los ciu-
dadanos deben comprender que las simples declara-
ciones de principios, por muy altos que éstos sean, no
bastan para formar buenos gobiernos y evitar tiranías;
269
Lázaro Gutiérrez y Ricardo Flores Magón.
270
lo principal es la acción del pueblo, el ejercicio del ci-
vismo, la intervención de todos en la cosa pública.
"Antes de declarar en un programa que el Gobierno
será honrado, que se inspirará en el bien público, que
impartirá completa justicia, etc., es preferible imponer
a los liberales la obligación de velar por el cumplimien-
to del programa, para que así recuerden continuamen-
te que no deben fiar demasiado en ningún Gobierno,
por ejemplar que parezca, sino que deben vigilarlo pa-
ra que llene sus deberes. Esta es la única manera de
evitar tiranías en lo futuro y de asegurarse el pueblo
el goce y aumento de los beneficios que conquiste... "
271
bra y de prensa no deben tener restricciones que hagan in-
violable el gobierno en ciertos casos y que permitan a los
funcionarios ser indignos y corrompidos fuera de la vida
pública." "No se puede, sin faltar a la igualdad democráti-
ca, establecer tribunales especiales para juzgar los delitos
de imprenta..."
En materia de instrucción pública se hacen estas consi-
deraciones : " En la escuela primaria está la profunda base
de la grandeza de los pueblos y puede decirse que las me-
jores instituciones no valen , y están en peligro de perderse,
si al lado de ellas no existen múltiples y bien atendidas es-
cuelas en que se formen los ciudadanos que en el futuro
deben velar por esas instituciones..."
Se propicia la creación de nuevas escuelas laicas, sin nin-
guna excepción, la supresión de las del clero ; se reclama la
remuneración decorosa de los maestros para dignificar la
profesión.
"Enseñar rudimentos de artes y oficios en las escuelas,
acostumbrar al niño a ver con naturalidad el trabajo manual,
despierta en él afición a dicho trabajo, y lo prepara, desa-
rrollando sus aptitudes, para adoptar más tarde un oficio
mejor que emplear largos años en la conquista de un título.
Hay que combatir desde la escuela ese desprecio aristocrá-
tico hacia el trabajo manual, que una educación viciosa ha
imbuido en nuestra juventud ; hay que formar trabajadores
de producción efectiva y útil , mejor que señores de pluma
y bufete..."
Y se alude a la superación del militarismo : "En cuanto a
la instrucción militar en las escuelas, se hace conveniente
para poner a los ciudadanos en aptitud de prestar sus servi-
cios en la guardia nacional , en la que sólo perfeccionarán
sus conocimientos militares. Teniendo todos los ciudada-
nos estos conocimientos, podrán defender a la patria cuan-
do sea preciso, y harán imposible el predominio de los sol-
dados de profesión, es decir , el militarismo..."
272
Se sugiere , para evitar la disparidad y desigualdad de los
mexicanos y los extranjeros, la conveniencia de declarar
ciudadanos mexicanos, sujetos a las leyes, a los derechos
de los mexicanos, a los extranjeros que adquieran bienes
raíces en México. Se dificulta la inmigración china como
medida de protección de los trabajadores de otras naciona-
lidades, porque los chinos están dispuestos a trabajar con el
más bajo salario y su competencia resulta funesta.
La preponderancia del clero en México es denunciada
francamente : "El clero católico , saliéndose de los límites
de su misión religiosa , ha pretendido siempre erigirse en
poder político y ha causado grandes males a la patria, ya
como dominador del Estado con los gobiernos conservado-
res, ya como rebelde con los gobiernos liberales ..." Ningún
Gobierno se preocupará de molestar y de intervenir en los
asuntos del clero que se concentrará y consagrará sencilla-
mente a la profesión de su fe religiosa . "La actitud agresiva
del clero ante el Estado liberal obliga al Estado a hacerse
respetar enérgicamente . Si el clero de México , como en
otros países, se mantuviera siempre dentro de la esfera reli-
giosa, no le afectarían los cambios políticos ; pero estando
como está a la cabeza de un partido militante -el conserva-
dor-, tiene que resignarse a sufrir las consecuencias de su
conducta . Donde la Iglesia es neutral en política , es intoca-
ble para cualquier gobierno ; en México , donde conspira
sin tregua , aliándose a todos los despotismos y siendo ca-
paz hasta de la traición a la patria para llegar al poder, debe
darse por satisfecha con que los liberales , cuando triunfen
sobre ella y sus aliados, sólo impongan algunas restriccio-
nes a su abusos..."
No se había planteado hasta allí el problema urgente del
trabajo, de los trabajadores y de los campesinos , con la am-
plitud que lo hace el Programa y el Manifiesto del Partido
liberal de 1906.
273
"El gobierno que se preocupa por el bien efectivo de
todo el pueblo no suele permanecer indiferente ante
la importantísima cuestión del trabajo . Gracias a la
dictadura de Por fino Díaz, que pone el poder al ser-
vicio de todos los explotadores del pueblo , el trabaja-
dor mexicano ha sido reducido a la condición más mi-
serable; en donde quiera que preste sus servicios es
obligado a desempeñar una dura labor de muchas ho-
ras por un jornal de unos cuantos centavos . El capita-
lista soberano impone sin apelación las condiciones de
trabajo que siempre son desastrosas para el obrero, y
éste tiene que aceptarlas, por dos razones : porque la
miseria le hace trabajar a cualquier precio o porque,
si se rebela contra el abuso del rico, las bayonetas de
la dictadura se encargarán de someterlo . Así es como
el trabajador mexicano acepta labores de doce o más
horas diarias por salarios menores a setenta y cinco
centavos, teniendo que tolerar que los patrones le des-
cuenten todavía de su infeliz jornal diversas cantida-
des para médico, culto católico, fiestas religiosas o cí-
vicas, y otras cosas, aparte de las multas que con cual-
quier protesta se le imponen.
"En más deplorable situación que el trabajador indus-
trial se encuentra el jornalero del campo, verdadero
siervo de los modernos señores feudales. Por lo gene-
ral, estos trabajadores tienen asignado un jornal de
veinticinco centavos menos, pero ni siquiera este men-
guado salario perciben en efectivo . Como los amos
han tenido el cuidado de echar sobre sus peones una
deuda más o menos nebulosa, recogen lo que ganan
esos desdichados a título de abono y sólo para que no
se mueran de hambre les proporcionan algo de maíz y
frijol y alguna otra cosa que les sirva de alimento.
"De hecho, y por lo general, el trabajador mexicano
nada gana desempeñando rudas y prolongadas labores;
apenas obtiene lo muy estrictamente preciso para no
274
morir de hambre. Esto no sólo es injusto : es inhuma-
no y reclama un eficaz correctivo. El trabajador no es
ni debe ser en las sociedades una bestia macilenta, con-
denada a trabajar hasta el agotamiento sin recompen-
sa alguna ; el trabajador fabrica con sus manos cuanto
existe para beneficio de todos, es el productor de to-
das las riquezas y debe tener los medios para disfrutar
de todo aquello de que los demás disfrutan. Ahora le
faltan los dos elementos necesarios : tiempo y dinero.
Ya que ni la piedad ni la justicia tocan el corazón en-
callecido de los que explotan al pueblo, condenándo-
lo a extenuarse en el trabajo sin salir de la miseria, sin
tener una distracción ni un goce, se hace necesario
que el pueblo mismo, por medio de mandatarios de-
mócratas, realice su propio bien obligando al capital
inconmovible a obrar con menos avaricia y con mayor
equidad.
"Una labor máxima de ocho horas y un salario míni-
mo de un peso es lo menos que puede pretenderse pa-
ra que el trabajador esté siquiera a salvo de la miseria,
para que la fatiga no lo agote y para que le quede
tiempo y humor de procurarse instrucción y distrac-
ción después de su trabajo... "
275
de raíz los abusos de que ha venido siendo víctima el
trabajador y ponerlo en condiciones de luchar contra
el capital, sin que su posición sea en absoluto desven-
tajosa. Si se deja al obrero en las condiciones en que
hoy está, difícilmente lograría mejorar, pues la negra
miseria en que vive continuaría obligándolo a aceptar
todas las condiciones del explotador. En cambio, ga-
rantizándole menos horas de trabajo y un salario su-
perior al que hoy gana la generalidad, se le aligera el
yugo y se le pone en aptitud de luchar por mejores
conquistas, de unirse y organizarse y fortalecerse para
arrancar al capital nuevas y mejores concesiones. "
276
de ser raquítica la producción donde el consumo es
pequeño? ¿Qué impulso han de recibir las industrias
donde sus productos sólo encuentran un reducido nú-
mero de compradores, porque la mayoría de la pobla-
ción se compone de hambrientos ? Pero si estos ham-
brientos dejan de serlo; si llegan a estar en condicio-
nes de satisfacer sus necesidades normales; en una pa-
labra, si su trabajo les es bien o siquiera regularmente
pagado consumirán infinidad de artículos de que hoy
están privados, y harán necesaria una producción de
esos artículos.
"Cuando los millones de parias que hoy vegetan en el
hambre y la desnudez coman menos mal, usen ropa y
calzado y dejen de tener petate por todo ajuar, la de-
manda de mil géneros y objetos que hoy es insignifi-
cante, aumentará en proporciones colosales, y la in-
dustria, la agricultura y el comercio , todo será mate-
rialmente empujado a desarrollarse en una escala que
jamás alcanzaría mientras subsistieran las actuales
condiciones de miseria general... "
277
¿cuándo se mejorará la situación de la gente del campo y
se desarrollará nuestra agricultura? ..."
En general, se trata de un programa de acción práctica
para crear condiciones básicas que entonces faltaban para
el desarrollo del pueblo mexicano, en gran parte en un régi-
men de verdadera esclavitud ; se trata de señalar metas a al-
canzar , males a curar, injusticias a corregir ; pero en ningu-
na línea de la extensa explicación previa del programa se
advierte inclinación alguna de los hombres del Partido libe-
ral mexicano a cumplir su programa desde el gobierno, des-
de el poder; se contentaban con señalar a los que desem-
peñaban en el gobierno realizaciones urgentes de justicia.
Se trataba de presentar una serie de conquistas y de suge-
rencias para un régimen más progresista y más solidario
con el pueblo; logradas esas conquistas, que entonces po-
dían considerarse metas ideales y lejanas, los hombres del
Partido liberal mexicano habrían proyectado nuevas metas
hacia un mañana cada día más justo, más libre, más feliz.
Se propiciaba la confiscación de los bienes de los funcio-
narios enriquecidos en la época de la tiranía, una medida
de estricta justicia. "No se puede ni *se debe reconocer dere-
cho de legítima propiedad sobre los bienes abusando de la
fuerza de su autoridad, despojando a los legítimos dueños
y aun asesinándolos muchas veces para evitar toda reclama-
ción... Las riquezas de los actuales opresores, desde la colo-
sal fortuna del dictador hasta los menores capitales de los
más íntimos caciques, provienen sencillamente del robo,
ya a los particulares, ya a la nación; robo sistemático y de-
senfrenado, consumado en todo caso a la sombra de un
puesto público. Así como a los bandoleros vulgares se les
castiga y se les despoja de lo que habían conquistado en
sus depredaciones, así también se debe castigar y despojar
a los bandoleros que comenzaron por usurpar la autoridad
y acabaron por entrar a saco en la hacienda de todo el pue-
blo..."
Con un ponderado criterio para la lucha por el derecho,
se dice lo siguiente : "Un punto de gran importancia es el
278
que se refiere a simplificar los procedimientos del juicio de
amparo, para hacerlo práctico . Es preciso, si se quiere que
todo ciudadano tenga a su alcance este recurso cuando su-
fra una violación de garantías , que se supriman las formali-
dades que hoy se necesitan para pedir un amparo y las que
suponen ciertos conocimientos jurídicos que la mayoría
del pueblo no posee. La justicia con trabas no es justicia.
Si los ciudadanos tienen el recurso de amparo como una
defensa contra los atentados de que son víctimas, debe este
recurso hacerse práctico, sencillo y expedito sin trabas que
lo conviertan en irrisorio".
Y como todos los presos y perseguidos que meditan en
las condiciones penitenciarias vigentes, los adalides del Par-
tido liberal mexicano hacen las siguientes sugerencias:
"Una idea humanitaria digna de figurar en el programa
del partido liberal, y de que la tenga presente cuando sea
posible su realización , es la de sustituir las actuales peniten-
ciarías y cárceles por colonias penitenciarias en que, sin vi-
cios, pero sin humillaciones, vayan a regenerarse los delin-
cuentes, trabajando y estudiando con orden y medida, pu-
diendo tener el modo de satisfacer todas las exigencias de
la naturaleza y obteniendo para sí los colonos el producto
de su trabajo, para que puedan subvenir a sus necesidades.
Los presidios actuales pueden servir'para castigar y ator-
mentar a los hombres, pero no para mejorarlos, y, por tan-
to, corresponden al fin a que los destina la sociedad, que
no es ni puede ser una falange de verdugos que se gozan
con el sufrimiento de sus víctimas , sino un conjunto de se-
res humanos que buscan la regeneración de sus semejantes
extraviados..."
Se pide la supresión de los jefes políticos como una me-
dida democrática, y la multiplicación de los municipios y
su robustecimiento . Y no podían olvidar a la mayoría indí-
gena de la población : " La protección a la raza indígena
que, educada y dignificada , podrá contribuir poderosamen-
279
te al fortalecimiento de nuestra nacionalidad, es un punto
de necesidad indiscutible".
Y no podía faltar una exhortación a la solidaridad conti-
nental, pues en ella habría una garantía para la conservación
de la integridad de cada miembro, "haciéndose respetables
por la fuerza de su unión ante otros poderes que pretendie-
ran abusar de la debilidad de alguna nación latinoamerica-
na. En general, y aun en el orden económico, la unión de
estas naciones les beneficiaría a todas y cada una de ellas;
proponer y procurar esa unión es, por tanto, obra honrada
y patriótica".
El Programa consta de 52 puntos y en ellos se contiene
la esencia de una política capaz de elevar al pueblo mexica-
no y de mejorar sus condiciones deprimentes y humillantes
después de la caída inevitable de la dictadura:
PROGRAMA
REFORMAS CONSTITUCIONALES
280
5. Reformar y reglamentar los artículos 6. ° y 7. cons-
titucionales suprimiendo las restricciones que la vida
privada y la paz pública imponen a las libertades de
palabra y de prensa, y declarando que sólo se castiga-
rán en este sentido la falta de verdad que entrañe do-
lo, el chantaje y las violaciones de la ley en lo relativo
a la moral.
6. Abolición de la pena de muerte, excepto para los
traidores a la patria.
7. Agravar la responsabilidad de los funcionarios pú-
blicos imponiendo severas penas de prisión para los
delincuentes.
8. Restituir a Yucatán el territorio de Quintana Roo.
9. Supresión de los tribunales militares en tiempos
de paz.
MEJORAMIENTO Y FOMENTO
DE LA INSTRUCCION
281
oficios y la instrucción militar, y prestar preferente
atención a la instrucción cívica que tan poco atendi-
da es ahora.
EXTRANJEROS
RESTRICCIONES A LOS
BIENES DEL CLERO CATOLICO
CAPITAL Y TRABAJO
283
TIERRAS
IMPUESTOS
284
sidad. No permitir que los ricos ajusten igualas con el
Gobierno para pagar menos contribuciones de las que
impone la ley.
PUNTOS GENERALES
285
cuanto sea necesario para poner en vigor este progra-
ma; creará las leyes que sean necesarias para el mismo
objeto ; reglamentará los artículos de la Constitución
y de otras leyes que lo requieran y estudiará todas
aquellas cuestiones que considere de interés para la
patria, ya sea que estén enunciados o no en el presen-
te programa, y reforzará los puntos que aquí constan,
especialmente en materia de trabajo y tierra.
CLAUSULA ESPECIAL
286
de concretarse en una serie de cláusulas fijas para siempre;
es, en cambio, un ideal sin limitaciones , sin barreras, por-
que más allá del ideal hay ideal. Lo decía Ricardo Flores
Magón en un artículo escrito en julio de 1907 para la Re-
volución, de Los Angeles. Se titulaba el artículo aludido
Vamos hacia la vida , y se lee en él : "Para los reaccionarios
-hombres "serios " de hoy - somos revolucionarios; para
los revolucionarios de mañana nuestros actos habrán sido
de hombres "serios". Las ideas de la humanidad varían
siempre en el sentido del progreso y es absurdo pretender
que sean inmutables como las figuras de las plantas y de
los animales impresas en las capas geológicas..."
Ninguna descripción , ninguna síntesis , por documentada
que esté, puede ofrecer un cuadro más exacto del estado
político, social, económico de México que el que nos pre-
sentan los puntos consignados en el Programa transcripto.
Con él adquiere carta de ciudadanía la acción revoluciona-
ria inevitable e inmediata , en escala mayor o menor, como
fuese posible.
La repercusión del primer esbozo del programa del Parti-
do liberal mexicano fue alentadora ; en El Colmillo Público,
dirigido por Jesús Martínez Carrión, se comentaba así el 6
de mayo de 1906, el proyecto de Programa dado a conocer
desde Saint Louis, Missouri:
"Una nueva era se abre a la nación mexicana , era de acti-
vidad fecunda que la conducirá a la meta de sus grandes
destinos . No creemos que el Programa del Partido liberal
sea la última palabra en materia de conquistas del oprimido
sobre el opresor, del hambriento sobre el ahito, del débil
sobre el fuerte -la Humanidad tiene que hacer cada vez
mejores conquistas hasta llegar a la perfección -, pero sí
consideramos que ese Programa , cuando lo pongamos en
práctica , aligerará la ascensión del pueblo mexicano a la al-
tura de bienestar y de libertad con que sueñan todos los es-
píritus justos, todas las almas grandes.
287
" ¡Ah, cómo quisiéramos que ese Programa hubiera esta-
do en vigor desde la usurpación de Tuxtepec!
"Otra sería nuestra condición; pero nos tocó en suerte
que la ambición se entronizara y los ambiciosos no pueden
tener Programas redentores; hoy, por eso, tenemos que co-
menzar la ascensión. No nos detengamos cuando hayamos
implantado el Programa, no permanezcamos inactivos, so-
ñemos siempre con nuevas y mejores conquistas, que los
pueblos que no aspiran a realizar un ideal de felicidad sana
y fecunda, son pueblos que merecen desaparecer...
" ¡Compatriotas, uníos! Que no quede un hombre honrado
sin prestar su apoyo al Partido; que cese la indiferencia,
echemos tierra sobre las envilecedoras doctrinas que nos
han nutrido durante treinta años y veamos de frente el por-
venir, que sólo pertenece a los hombres de buena voluntad."
MANIFIESTO
COMPLEMENTARIO
288
do liberal como un pendón fulgurante para llamaros a
una lucha santa por la libertad y la justicia, para guiar
vuestros pasos por el camino de la redención, para se-
ñalaros la meta luminosa que podéis alcanzar con sólo
que os decidáis a unir vuestros esfuerzos para dejar de
ser esclavos. El programa, sin duda, no es perfecto: no
hay obra humana que lo sea ; pero es benéfico, y para
las circunstancias actuales de nuestro país es salvador.
Es la encarnación de muchas nobles aspiraciones, el
remedio de muchos males, el correctivo de muchas in-
justicias, el término de muchas infamias. Es una trans-
formación radical; todo un mundo de opresiones, co-
rrupciones, de crímenes que desaparecen para dar pa-
so a otro mundo más libre, más honrado, más justo.
"Los puestos públicos no serán para los aduladores y
los intrigantes, sino para los que, por sus merecimien-
tos, se hagan dignos al cariño del pueblo; los funcio-
narios no serán esos sultanes depravados y feroces que
hoy la dictadura protege y faculta para que dispongan
de la hacienda, de la vida y de la honra de los ciudada-
nos; serán, por el contrario, hombres elegidos por el
pueblo que velarán por los intereses públicos, y que,
de no hacerlo, tendrán que responder de sus faltas an-
te el mismo pueblo que los había favorecido; desapa-
recerá de los tribunales de justicia esa venalidad asque-
rosa que hoy los caracteriza, porque ya no habrá dic-
tadura que haga vestir la toga a sus lacayos, sino pue-
blo que designará con sus votos a los que deban admi-
nistrar justicia, y porque la responsabilidad de los fun-
cionarios no será un mito en la futura democracia; el
trabajador mexicano dejará de ser, como es hoy, un
paria en su propio suelo. Dueño de sus derechos, dig-
nificado, libre para defenderse de esas explotaciones
villanas que hoy le imponen por la fuerza, no tendrá
que trabajar más que ocho horas diarias, no ganará
menos de un peso de jornal, tendrá tiempo para des-
289
Librado Rivera y Antonio I . Villarreal.
290
cansar de sus fatigas, para solazarse y para instruirse,
y llegará a disfrutar de algunas comodidades que nun-
ca podría procurarse con los actuales salarios de 0, 50
y hasta 0, 25 dólares; no estará allí la dictadura para
aconsejar a los capitalistas que roben al trabajador y
para proteger con sus fuerzas a los extranjeros que
contestan con una lluvia de balas a las pacíficas peti-
ciones de los obreros mexicanos; habrá, en cambio,
un gobierno que, elevado por el pueblo, servirá al pue-
blo, y velará por sus compatriotas, sin atacar a dere-
chos ajenos, pero también sin permitir las extralimita-
ciones y abusos tan comunes en la actualidad; los in-
mensos terrenos que los grandes propietarios tienen
abandonados y sin cultivo, dejarán de ser mudos y de-
solados testimonios de infecundo poderío de un hom-
bre, y, recogidos por el Estado, distribuidos entre los
que quieran trabajarlos, se convertirán en alegres y fe-
races campos que darán el sustento a muchas honra-
das familias; habrá tierras para todo el que quiera cul-
tivarlas, y la riqueza que produzcan no será ya para
que la aproveche un amo que no puso el menor esfuer-
zo en arrancarla, sino que será para el alivio del labra-
dor que, después de abrir el surco y arrojar la semilla
con mano trémula de esperanza, levantará la cosecha
que le ha pertenecido por su fatiga y su trabajo; arro-
jados del poder los vampiros insaciables que hoy ex-
plotan, y para cuya codicia son muy poco los más
onerosos impuestos y los empréstitos enormes de que
estamos agobiados, se reducirán considerablemente
las contribuciones; ahora las fortunas de los gobernan-
tes salen del tesoro público; cuando esto no suceda se
habrá realizado una gigantesca economía y los impues-
tos tendrán que rebajarse, suprimiéndose en absoluto,
desde luego, la contribución personal y el impuesto
sobre el capital moral, exacciones verdaderamente in-
tolerables; no habrá servicio militar obligatorio, ese
291
pretexto con que los actuales caciques arrancan de su
hogar a los hombres a quienes odian por su altivez o
porque son un obstáculo para que los corrompidos ti-
ranuelos abusen de débiles mujeres; se difundirá la
instrucción, base del progreso y del engrandecimiento
de todos los pueblos; el clero, ese traidor impenitente,
ese súbdito de Roma y enemigo irreconciliable de las
libertades patrias, en vez de tiranos a quienes servir y
de quienes recibir protección, encontrará leyes infle-
xibles que pondrán coto a sus excesos y lo reducirán a
mantenerse dentro de la esfera religiosa, la manifesta-
ción de las ideas no tendrá ya injustificadas restriccio-
nes que le impidan juzgar libremente a los hombres
públicos; desaparecerá la inviolabilidad de la vida pri-
vada, que tantas veces ha sido el escudo de la corrup-
ción y la maldad, y la paz pública dejará de ser un
pretexto para que los gobiernos persigan a sus enemi-
gos; todas las libertades serán restituidas al pueblo, y
no sólo habrán conquistado los ciudadanos sus dere-
chos políticos, sino también sobre la miseria. Libertad,
prosperidad, he ahí la sínteis del programa.
"Pensad, conciudadanos, en lo que significa para la
patria la realización de estos ideales redentores; mirad
a nuestro país hoy oprimido, miserable, despreciado,
presa de extranjeros cuya insolencia se agiganta por la
cobardía de nuestros tiranos; ved cómo los déspotas
han pisoteado la dignidad nacional invitando a las
fuerzas extranjeras a que invadan nuestro territorio;
imaginad a qué desastres y a qué ignominia pueden
conducirnos los traidores que toleramos en el poder,
los que aconsejan que se robe y se maltrate al trabaja-
dor mexicano, los que han pretendido reconocer la
deuda que contrajo el pirata Maximiliano para soste-
ner su usurpación, los que continuamente están dan-
do pruebas del desprecio que sienten por la nacionali-
dad de que estamos orgullosos los compatriotas de
292
Juárez y de Lerdo de Tejada. Contemplad, mexicanos,
ese abismo que abre a vuestros pies la dictadura y
comparad esa negra sima con la cumbre radiosa que
os señala el Partido liberal para que os dispongáis a
ascenderla.
'Aquí, la esclavitud, la miseria, la venganza; allá, la
liberación, el bienestar, el honor; aquí, la patria enca-
denada, exangüe por tantas explotaciones, sometida a
lo que los poderes extranjeros quieran hacer de ella,
pisoteada su dignidad por propios y extraños, allá, la
patria sin yugo, próspera con la prosperidad de todos
sus hijos, grande y respetada por la altiva independen-
cia de su pueblo; aquí, el despotismo con todos sus
horrores; allá, la libertad con toda la gloria. ¡Escoged!
"Es imposible presentaros con simples y entorpecidas
palabras el cuadro soberbio y luminoso de la patria
del mañana, redimida; mas no dejaréis de apreciar ese
cuadro magnífico. Vosotros mismos lo evocaréis con
entusiasmo si sois patriotas, si amáis este suelo que
vuestros padres santificaron con el riesgo de su san-
gre, si no habéis renegado de vuestra raza que ha sabi-
do aplastar despotismos y tronos, si no os habéis re-
signado a morir como esclavos bajo el carro triunfal
del cesarismo dominante. Es inútil que nos esforcemos
en descorrer a vuestros ojos el velo del futuro para
mostraros lo que está tras él; vosotros miráis lo que
pudiéramos señalaros. Vosotros consoláis la tristeza
de vuestra actual servidumbre evocando el cuadro de
la patria libre del porvenir; vosotros, los buenos mexi-
canos, que odiáis el yugo, ilumináis las negruras de la
opresión presente con la visión radiosa del mañana y
esperáis de un momento a otro que se realicen vuestros
sueños de libertad.
'De vosotros es de quien la patria espera su redención,
de vosotros, los buenos hijos, los inaccesibles a la co-
bardía y a la corrupción que los tiranos siembran en
293
torno suyo; los leales, los inquebrantables, los que os
sentís llenos de fe en el triunfo de la justicia. Respon-
ded al llamado de la patria. El Partido liberal os brin-
da un sitio bajo sus estandartes, que se levantan desa-
fiando al despotismo; todos los que luchamos por la
libertad os ofrecemos un lugar en nuestras filas; venid
a nuestro lado, contribuid a fortalecer nuestro partido
y así apresuraréis la realización de lo que todos anhe-
lamos; unámonos, sumemos nuestros esfuerzos, unifi-
quemos nuestros propósitos, y el programa será un
hecho.
"¡Utopía! ¡Ensueño!, clamarán, disfrazando su te-
rror con filosofías abyectas, los que pretenden dete-
ner las reivindicaciones populares para no perder un
puesto productivo o un negocio poco limpio. Es el vie-
jo estribrillo de todos los retrógrados ante los grandes
avances de los pueblos: es la eterna defensa de la infa-
mia.
"Se trata de utópico lo que es redentor para justificar
que se le ataque o se le destruya: todos los que han
atentado contra nuestra sabia Constitución se han que-
rido disculpar declarándola irrealizable; hoy mismo,
los lacayos de Porfirio Díaz repiten esa necedad para
velar el crimen del tirano, y no recuerdan esos misera-
bles que esa Constitución que llaman utópica , tan ina-
decuada para nuestro pueblo, tan imposible de practi-
car, fue perfectamente realizable para gobernantes co-
mo Juárez y Lerdo de Tejada. Para los malvados, el
bien tiene que ser irrealizable; para la bellaquería tie-
ne que ser irrealizable la honradez. Los corifeos del
despotismo juzgarán impracticable y hasta absurdo el
programa del Partido liberal; pero vosotros, mexica-
nos, que no estaréis cegados por la conveniencia ni
por el miedo; vosotros, hombres honrados que anhe-
láis el bien de la patria, encontraréis de sencilla real¡-
294
zación cuanto encierra ese programa inspirado en la
más rudimentaria justicia.
"Mexicanos: Al proclamar solemnemente su progra-
ma, el Partido liberal, con el inflexible propósito de
llevarlo a la práctica, os invita a que toméis parte en
esta obra grandiosa y redentora que ha de hacer para
siempre a la patria libre, respetada y dichosa.
"La decisión es irrevocable; el Partido Liberal luchará
sin descanso por cumplir la promesa solemne que hoy
hace al pueblo, y no habrá obstáculos que no venza,
ni sacrificio que no acepte por llegar hasta el fin. Hoy
os convoca para que sigáis sus banderas, para que en-
groséis sus filas, para que aumentéis su fuerza y hagáis
menos difícil y reñida la victoria. Si escucháis el lla-
mamiento y acudís al puesto que os designa vuestro
deber de mexicanos, mucho tendrá que agradeceros la
patria, pues apresuraréis su redención; si veis con indi-
ferencia la lucha santa a que os invitamos, si negáis
vuestro apoyo a los que combatimos por el derecho y
la justicia; si egoístas o tímidos, os hacéis con vuestra
inacción cómplices de los que nos oprimen, la patria
no os deberá más que desprecio, y vuestra conciencia
sublevada no dejará de avergonzaros con el recuerdo
de vuestra falta. Los que neguéis vuestro apoyo a la
causa de la libertad merecéis ser esclavos.
'Mexicanos: Entre lo que os ofrece el despotismo y
lo que os brinda el programa liberal, ¡escoged! Si que-
réis el grillete, la miseria, la humillación ante el extran-
jero, la vida gris de paria envilecido, sostened la dicta-
dura, que todo eso proporciona; si preferís la libertad,
el mejoramiento económico, la dignificación de la ciu-
dadanía mexicana, la vida altiva del hombre dueño de
sí mismo, venid al Partido liberal que fraterniza con
los dignos y los viriles, unid vuestro esfuerzo a los de
`edos los que combatimos por la justicia para apresu-
rar la llegada de ese día radiante en que caiga para
295
siempre la tiranía y surja la esperada democracia con
todos los esplendores de un astro que jamás dejará de
brillar en el horizonte sereno de la patria... "
296
riencia de muchos años ha venido demostrando al mundo
entero la justicia de las aspiraciones de aquel grupo de hom-
bres denodados, que no hacían otra cosa que interpretar el
anhelo justo del proletariado mexicano. No hay nada en
nuestra actual Constitución política o en nuestra más avan-
zada legislación que no haya estado explícito en los postu-
lados del Partido liberal".
José Mancisidor , en su Historia de la revolución mexica-
na, destaca el significado trascendente del Partido liberal:
"Fue luego, con el nacimiento del Partido liberal mexica-
no, cuando el movimiento campesino levantó una bandera
de reivindicación social y política y una consigna que puso
en pie de lucha no sólo a los campesinos, sino también a
los obreros y a la pequeña burguesía depauperada, obedien-
tes todos a las consignas sociales y políticas que el propio
partido señalaba".
297
BIBLIOGRAFIA
298
CAPITULO XII
LA HUELGA DE CANANEA
(JUNIO DE 1906)
299
niños y los ancianos quedaban en el Hospital Militar hasta
que, de un modo u otro, se extinguían. Lo que interesaba
era despoblar el territorio yaqui para que sus tierras aumen-
tasen los latifundios de los favorecidos por el poder con las
tierras de los así desalojados.
El 19 de noviembre de 1905 se denuncia que en la loca-
lidad de Oro de Hidalgo, cuyo jefe político era Bernardo
Ramírez, no pasaba una semana sin ver pasar cuerdas de 20
ó 30 infelices, atados codo con codo y custodiados por
fuerzas federales, con destino a Ixtlanhuaca; también era
usual, por cualquier nimiedad, el fusilamiento de los captu-
rados.
Los calificativos usuales para los yaquis eran los de re-
beldes, bandoleros, forajidos, salteadores, y apenas se reac-
cionaba contra las consiguientes matanzas y contra las cuer-
das de capturados con destino al Valle Nacional o a Quin-
tana Roo, donde su vida esclava no se prolongaba mucho.
Un colaborador de El Colmillo Público, Lucas Gómez,
comentaba el 6 de mayo de 1906 las exhortaciones de los
diarios El Imparcial y El Mundo, de México, para proceder
a una guerra de exterminio contra ese pueblo: "Nosotros
decía- no apologizamos la conducta de los yaquis, pero
tenemos la honradez suficiente para declarar que si esa raza
laboriosa y viril se ha entregado al bandolerismo, ha sido
porque a tal extremo la obligaron los despojos de que fue
víctima, las injusticias que le hicieron sufrir. Está probado,
y por dicho de los mismos periodistas semioficiales, que el
yaqui es un trabajador inmejorable, fuerte, sobrio y activo.
Si se le hubiese dejado en paz cultivar las tierras de su legí-
tima propiedad, se habría tenido en él un gran elemento de
trabajo y de producción, altamente útil al país; pero se le
despojó, se le humilló, se le exasperó, y no debe extrañar-
nos que haya contestado con la guerra a las provocaciones
del poder. El carácter en el fondo pacífico y hasta humilde
de los yaquis se comprenderá sabiendo en qué condiciones
han trabajado y trabajan esos pobres indios para los hacen-
300
dados de Sonora . Su labor es de sol a sol, el amo les señala
el jornal que se les antoja ; cuando piden manta u otros ob-
jetos se les cargan a precios exhorbitantes . Realmente, son
esclavos como los de los henequeneros yucatecos . Hay ha-
cendados que con 500 a 1. 000 dólares tienen para pagar,
por un año , el salario de 100 ó 200 yaquis. Es decir, que
los indios sólo tienen en dinero unos 5 dólares anuales..."
De un documentado trabajo sobre la carrera pública de
Ramón Corral, escrito por Jesús Luna, reproducimos estas
informaciones y apreciaciones:
..."Luis E. Torres, comandante de la primera zona mili-
tar, envió el siguiente mensaje a Alberto Cubillas, miembro
de la camarilla del ex -gobernador suplente de Sonora: 8 de
marzo de 1907. Por telégrafo he ordenado al capitán Ber-
nal preparar a los 96 prisioneros , incluyendo hombres, mu-
jeres y niños, para que al primer aviso se trasladen a Guay-
mas para ser deportados". Tres días después, Torres volvió
a telegrafiar a Cubillas: "Ordene usted al capitán Eduardo
C. Bernal que envíe a los 96 yaquis por tren a Guaymas pa-
ra su deportación". Siete meses después Torres avisó al se-
cretario de Guerra que pronto tendría 200 indios de ambos
sexos y distintas edades para ser deportados. Pidió al secre-
tario de Guerra que enviara un barco a recogerlos. En julio
de 1908 el gobernador Cubillas escribió a Lorenzo Torres,
comandante militar de Sonora: De acuerdo con lo recomen-
dado en su mensaje de hoy daré a conocer a los indios pa-
cíficos el decreto del ministro de Guerra que dispone que,
por cada ataque , se deportarán 500 yaquis a Yucatán.
No puede negarse -comenta Jesús Luna- que hubo de-
portaciones de yaquis en masa . Si la camarilla Torres-Izá-
bal-Corral medró con la deportación , no puede comprobar-
se. Pero ganancias , las hubo. Hay documentos donde cons-
ta que muchos de los yaquis prisioneros fueron repartidos
entre algunas familias de Hermosillo . El gobernador Cubi-
llas tenía diez . Y existe una lista de familias de Hermosillo
entre las cuales se repartieron 86 niños yaquis . Cubillas en-
301
viaba telegrama tras telegrama al vicepresidente Corral di-
ciendo: "Maquis serán deportados". Por ejemplo, en uno
decía a Corral : "Mañana zarpará el buque Ramón Corral
llevando 800 yaquis entre hombres, mujeres y niños..."
302
ciaría de Mérida se encontraban desde hacía muchos meses
Carlos P. Esconfié, Tomás Pérez Ponce y José Vadillo, por
el delito de haber denunciado la esclavitud en Yucatán; en
Oaxaca el profesor Adolfo C. Gurrión, director de La De-
mocracia, purgaba en la prisión el delito de haber enarbola-
do la bandera de la "No reeleción " contra el reeleccionista
Emilio Pimentel ; y también Paulino Martínez se hallaba
preso en la ciudad de México por su prédica liberal desde
su periódico La Voz de Juárez.
Como la prensa libre en México no era tolerada, en abril
de 1905 apareció en Douglas, Arizona, un semanario libe-
ral de combate. El Ariete, por iniciativa de obreros perse-
guidos en Cananea, Enrique Bermúdez, Antonio de P. Arau-
jo y José López. Y desde agosto del mismo año, inició San-
tiago R. de la Vega un periódico, La Humanidad, en San
Antonio, Texas; no eran los liberales magonistas los únicos
que se hicieron oír, con todas las dificultades imaginables,
desde el otro lado de la frontera.
Los cónsules mexicanos en los estados limítrofes se con-
sagraron activamente no a proteger a los mexicanos emigra-
dos, sino a perseguir a los insumisos, a los que no comulga-
ban con la dictadura porfirista. Antonio Maza ejercía sus
funciones consulares en Douglas, Arizona, y denunció a
Antonio G. Morales y José López con el propósito de ha-
cerlos deportar a México; pero el tribunal de Tobstone des-
hechó la acusación que había invocado contra ellos y que-
daron libres. Esa tarea de espionaje y de persecución era la
que cumplían los cónsules mexicanos en los estados fronte-
rizos de los Estados Unidos.
La condición de los trabajadores fabriles era también de
verdadero oprobio; pero la idea de una organización para la
propia defensa no había desaparecido , aunque las circuns-
tancias y la descomposición social del país bajo la dictadu-
ra no haya favorecido esas aspiraciones . A fines de abril de
1904, se realizó en el local de la sociedad Unión y Amistad
de la capital una conferencia de una treintena de agrupa-
303
ciones obreras, en la que se acordó convocar a un gran con-
greso mutualista para fomentar desde él la unión nacional
de los trabajadores , para defender también el derecho de
huelga, la disminución de las jornadas de trabajo, la unifor-
mación de los jornaleros . Desde periódicos como El Colmi-
llo Público, se predicaba la unión obrera, como en un lla-
mado el 13 de mayo de 1906 : "Se necesita una gran orga-
nización obrera, que cada gremio , unido firmemente por
los lazos de la solidaridad , se haga el propósito de conquis-
tar sucesivas ventajas del capital ; que las sociedades mutua-
listas se transformen en sociedades cooperativas; que se
funden agrupaciones de resistencia ; pero que no se comien-
ce a invitar a nuestros actuales funcionarios a revisar los re-
glamentos de las sociedades ni a conferirles puestos honorí-
ficos en ellas, porque entonces la esclavitud será eterna...
"Trabajar menos horas y alimentarse mejor , debe ser la
conquista inmediata del pueblo obrero . Hay que unirse pa-
ra obtener esa conquista, que debe ser considerada como
uno de tantos escalones que conducen a la liberación..."
CANANEA (SONORA)
304
servicio de la Compañía; el comercio local había sido aca-
parado también.
En marzo de 1905 llegó a Cananea Esteban Baca Calde-
rón, natural de Tepic, y encontró trabajo como carrero en
el piso de carga de la fundición, con un salario de tres pe-
sos por día. Era una tarea pesada y nada fácil y los extran-
jeros no la soportaban. En Buenavista se encontró con
Francisco M. Ibarra, su antiguo compañero en la empresa
minera de Guadalupe de los Reyes, Sinaloa; Ibarra era co-
merciante de abarrotes y por su intermedio entró Baca Cal-
derón en relaciones con Manuel M. Diéguez y otras perso-
nas afines. Luego pasó a la mina Oversight con la misión de
repartir la pólvora que necesitaban los barreteros. Los ba-
rreteros mexicanos ganaban cuatro pesos; los extranjeros,
cuatro dólares. Los cargos superiores, los capataces, los ma-
yordomos, los ingenieros, los contadores, los altos emplea-
dos en los talleres y en las oficinas, eran extranjeros.
Circulaba bajo sobre cerrado entre algunos vecinos de
Buenavista el periódico Regeneración, que se editaba en
Saint Louis, Missouri, y que propiciaba el derrocamiento
de Porfirio Díaz como una medida previa para poner fin a
todas las inquietudes, como la leva, las consignaciones del
ejército, el despojo de la tierra, la explotación ilimitada
del obrero y el campesino, según la exposición de Baca Cal-
derón desde la penitenciaría de Sonora en 1909. Continúa
Baca Calderón: "Ibarra y yo iniciamos entonces una labor
de convencimiento para su ingreso en el Partido liberal en-
tre las personas que consideramos más conscientes, más ca-
pacitadas para comprender los peligros que entrañaban los
preliminares de una rebelión. Manuel M. Diéguez, natural
de Jalisco, ayudante de rayador de la mina Oversight, fue
el hombre de más confianza entre nosotros, por su rectitud
de principios y sus antecedentes en aquella sociedad."
A pedido de Ibarra, Baca Calderón escribió a José María
Valenzuela una carta en favor de la ayuda a los editores de
305
Regeneración, Ricardo y Enrique Flores Magón y Juan Sa-
rabia, presos en Saint Louis.
En la noche del 16 de enero se reunieron en la casa de
Cosme Aldana hasta quince personas, que resolvieron cons-
tituirse en sociedad secreta bajo el nombre de Unión Libe-
ral Humanidad. Manuel M. Diéguez fue elegido presidente;
Francisco M. Ibarra, vicepresidente; Esteban Baca Calderón,
secretario. En una alocución en el curso de la reunión, Ba-
ca Calderón dijo: "Si hoy la clase humilde, a la que me hon-
ro en pertenecer, se uniera para reclamar justicia en el pago
de su trabajo, los caciques, viles lacayos del capitalista, nos
perseguirían irremisiblemente; bien comprenderían que en
seguida nos uniríamos también para derrocarlos del poder
y exigirles responsabilidades."
Los acuerdos de la reunión en casa de Cosme Aldana
fueron enviados a Regeneración, en Saint Louis, Missouri,
para su publicación; Diéguez previó que esa información
podía promover investigaciones de la empresa para averi-
guar quién era el autor y quiénes intervenían en la socie-
dad secreta. Se comunicó el temor expresado por Diéguez
a Ricardo Flores Magón, que se apresuró a responder el 3
de marzo, deplorando que se hubiese publicado la nota en
el periódico y que la advertencia llegó demasiado tarde pa-
ra retirarla. Compartía plenamente el temor de Manuel M.
Diéguez y deploraba lo hecho. "No solamente ustedes
pueden salir perjudicados por esa malhadada publicación,
sino que también la causa, pues, si es cierto que Cananea
no es el único punto en que los correligionarios se organi-
zan para el fin de obtener la libertad y el bienestar del pue-
blo, es indudable, por otra parte, que ustedes son necesarí-
simos en ese punto para los trabajos del Partido liberal"...
Si por lo publicado fuesen despedidos de sus trabajos, re-
sultaría perjudicada la organización. Y propone subterfu-
gios para que, en caso de una investigación , nieguen y des-
pisten a los dueños de la empresa , siguiendo un modelo de
carta que al efecto les propone , aconsejándoles prudencia,
306
para poder continuar luchando por todo lo que se esperaba
de ellos, en beneficio de los ideales comunes.
Las bases de la organización secreta fueron fijadas en do-
ce apartados; por el primero se aceptaban en todas partes
las resoluciones tomadas por la Junta organizadora del Par-
tido liberal mexicano , el 28 de septiembre de 1905; por el
segundo se establecía que el principal objeto era propagar
las ideas de libertad que constan en el Manifiesto y resolu-
ciones de la Junta Directiva de dicho Partido. En el tercero
se estableció la obligación de los socios de atraer hacia la
agrupación una o más personas de principios republicanos,
a las que no se les exigirá más requisito que el de la buena
conducta.
307
"Ahora lo que deben hacer los mineros es unirse, si quie-
ren conservar sin mancha su honor de mexicanos ; ya uni-
dos no faltarán personas que los ilustren en las saludables
enseñanzas para un porvenir de felicidad y de grandeza. Ya
unidos, contarán con jefes que velen por los intereses de la
colectividad ; concluirán las inicuas vejaciones que la pobre
gente minera sufre, a cada paso, día a día; entonces, todos
sentirán aspiraciones para trabajar y poner en juego su inte-
ligencia. Causa vergüenza que por falta de organización los
mineros mexicanos desempeñen los quehaceres más corrien-
tes, y que en todo y para todo, hasta en su dignidad perso-
nal, estén postergados..."
Baca Calderón dijo en el discurso de conmemoración del
5 de mayo de 1862:
% Queréis todavía una situación más oprobiosa? Preferi-
ble fuera entonces renunciar a nuestro título de hombres
mexicanos. Sirviendo al capitalista en todo y para todo nos
ha postergado con su legión de hombres blancos de ojos
azules..."
Lázaro Gutiérrez de Lara constituyó en la población del
mineral Ronquillo y Mesa Grande una nueva organización
secreta, el Club Liberal de Cananea , similar a la entidad
creada por Baca Calderón, Diéguez e Ibarra, y mantuvo re-
laciones con la Junta organizadora del Partido Liberal me-
xicano. Gutiérrez de Lara era originario de Nuevo León, se
había afiliado al liberalismo cuando era todavía estudiante
en la ciudad natal, Monterrey, y había actuado también en
ese sentido en Chihuahua antes de llegar a Cananea; cola-
boró en Regeneración.
El motivo principal del descontento entre los mineros de
Cananea era la discriminación racial : el hecho que a los ex-
tranjeros se les daba mejor trato y se les pagaban salarios
hasta casi el doble que a los mexicanos por el mismo traba-
jo o similar ; además, cumplían una jornada más reducida y
disfrutaban de consideraciones especiales y ascensos.
El 1° de marzo de 1905 escribió Ricardo Flores Magón a
Manuel M . Diéguez desde Toronto, Canadá : "Un amigo
308
mío de la ciudad de México, que por mucho tiempo vivió
en Cananea , me indica qué decir sobre la situación de ese
mineral . Dicho amigo me envió notas interesantes que apa-
recen en la edición de Regeneración, correspondiente a es-
ta fecha, y que considero que llamarán la atención, porque
viene a describir la verdadera situación de Cananea. Digo la
verdadera, porque tengo plena confianza en la veracidad de
mi amigo. Quisiera yo tener más datos sobre el particular,
y sabiendo que usted es mexicano, a usted me dirijo para
que, si no tiene usted inconveniente me dé algunas noticias
sobre lo que ocurre por esos lugares."
He ahí una muestra del modo como procedía Ricardo
Flores Magón desde el exterior en favor de su pueblo.
Unos días después, el 30 de marzo, también desde To-
ronto, escribía Ricardo Flores Magón al mismo destinata-
rio:
"Con el oro robado al pueblo, había logrado la dictadu-
ra corromper a algunos funcionarios americanos, que se
comprometieron a entorpecer nuestras labores. Juan Sara-
bia, mi hermano Enrique y yo, nos vimos precisados a aban-
donar el territorio de los Estados Unidos para quedar en ab-
soluta libertad. Nuestros demás compañeros se refugiarán
en Saint Louis, Missouri, donde se seguirá publicando Re-
generación mientras podamos allegar los fondos necesarios
para reunirnos todos los demás compañeros de la Junta or-
ganizadora..."
Estas cartas las reprodujo Francisco Medina Reyes en su
trabajo Cananea, cuna de la revolución mexicana.
Esteban Baca Calderón escribió a Antonio I. Villarreal
desde Oversight, Mine, Cananea, el 6 de abril de 1906.
"... Regeneración avanza en el campo de las ideas, y aho-
ra ustedes son perseguidos con más feracidad; estoy más
impaciente y quisiera que acá avanzara la acción personal.
Al efecto, acabo de abrir una suscripción extraordinaria de
acuerdo con la Unión, y próximamente remitiré la canti-
dad que reúna . Quisiera que todos los mineros de aquí se
309
dieran cuenta de una manera más práctica de que la dicta-
dura es su peor enemigo y que sientan a toda hora el justo
deseo de derrocarla..."
Hubo la consiguiente agitación entre los mineros y se
propagó espontáneamente la idea de recurrir a la huelga, y
es seguro que se fueron tomando disposiciones en ese sen-
tido. La efervescencia fue advertida por las autoridades. Pe-
ro en el clima social reinante, la huelga estalló abruptamen-
te sin una previa preparación.
Lo dice el mismo Baca Calderón. "... que la huelga bro-
tó de súbito en la mina Oversight, al oponerse los trabaja-
dores del pueblo a las tres de la mañana a entrar en sus la-
bores, como una protesta contra la orden de la empresa de
trabajar en el arranque de metales bajo las direcciones de
los contratistas, y que los comisionados que se citan fueron
nombrados después de haber estallado la huelga".
Ante el hecho cumplido de la huelga en la mina Oversight,
no hubo más remedio que afrontar las consecuencias, y en
la noche del 31 de mayo se nombraron comisiones para ar-
ticular el movimiento y difundirlo; se nombró una treinte-
na de obreros.
El 1 de junio por la mañana, el comisario de Policía de
Ronquillo, Pablo Rubio, informó al secretario del Gobier-
no del Estado que existían rumores de huelga y amenaza
de parar si la compañía mantenía los contratos. Dice el in-
forme de Pablo Rubio: "Todo el día y la noche de ayer se
pasó en gran alarma; nadie durmió en espera de aconteci-
mientos, que se redujeron a una huelga de 400 mineros que
quieren ocho horas de trabajo y cinco pesos diarios. Hablé
con ellos, conseguí que se disolvieran ; hoy, a las diez, una
delegación de catorce conferenciarán con Mr . Dwight, pro-
curando entenderse . Todo está tranquilo . Seguiré informan-
do."
Los delegados para tratar con el gerente de la empresa
fueron Esteban Baca Calderón, Manuel M . Diéguez, Valen-
tín López, Juan José Ríos, Juan Vosh, Tiburcio Ezquer,
310
Manuel S. Sandoval, Francisco Méndez, Ignacio Martínez,
Enrique Ibáñez, Alvaro R. Diéguez, Jesús L. Vázquez, Ma-
riano V. Mesina y Justo Félix. Antes de disolverse la asam-
blea en la que fueron elegidos los delegados para tratar con
la compañía, Esteban Baca Calderón agradeció la confianza
y exhortó a que desde ese momento "se constituyeran en
agentes del orden público a fin de impedir que elementos
malsanos, mal intencionados , cometieran actos de violencia
contra las personas, contra la propiedad, dando pretexto a
las autoridades para disolver la huelga".
El paro se extendió rápidamente.
Concurrieron los delegados de los huelguistas a la comi-
saría de Ronquillo , mientras frente a ella se reunieron unos
1, 200 trabajadores para conocer los resultados de las ges-
tiones.
Las condiciones para poner fin al paro eran las siguientes
en lo fundamental: El sueldo mínimo será de cinco pesos
con ocho horas de trabajo; la Cananea Consolidated Cooper
Company, filial de la Anaconda, ocupará el 75 por 100 de
mexicanos y 25 por 100 de extranjeros, teniendo los pri-
meros las mismas aptitudes que los segundos.
Las jornadas de trabajo para los mexicanos eran de diez
y doce horas, y, además, estaban disconformes con la pre-
ponderancia y la diferencia de los salarios que gozaban los
extranjeros . También se pedía la destitución de algunos ca-
pataces y mayordomos que se habían distinguido por su
despotismo y sus arbitrariedades. Los 3, 500 obreros mexi-
canos ganaban en su inmensa mayoría tres pesos diarios, y
los 3,000 extranjeros aproximadamente, disfrutaban de un
sueldo mínimo de siete pesos diarios . Los huelguistas pre-
sentaron por escrito sus reivindicaciones a las autoridades
de la Cananea Consolidated Cooper Company.
Mister Greene, apenas declarada la huelga, desde Naco,
Arizona, envió al gobernador del Estado de Sonora , Rafael
Izábal, un telegrama con este contenido : "Situación muy
grave. Fundición y mina cerradas . Importante para obrar,
311
su presencia aquí extremadamente necesaria. Mac Manis
explicará a usted. Enviaré mi auto a Fairbank para encon-
trar hoy tren de Hermosillo."
Luego pasó a Bisbee a contratar rompehuelgas y ordenó
hacer lo mismo en Douglas, Arizona. Así reunió poco más
de un centenar de individuos, armados y equipados, que
marcharon en un tren especial, conducido por ferroviarios
norteamericanos de la propia empresa minera. Los vicecón-
sules mexicanos en Naco y en Douglas denunciaron los pre-
parativos de Mr. Greene. El vicecónsul de Douglas dirigió
desde Aguaprieta el siguiente telegrama al gobernador de
Sonora el 1 de junio: "Con motivo disturbios en Cananea,
estanse armando gentes en Douglas y en Bisbee. Acaba de
salir tren especial con rangers rumbo a Naco. Y en oficinas
telegráficas del Douglas se han recibido mensajes de que
fuerzas federales de El Paso y del fuerte Huachuca van a si-
tuarse frente a Naco".
El gobernador Izábal se puso en marcha hacia Cananea
con destacamentos de rurales y guardias fiscales, y mien-
tras tanto se concentraban fuerzas federales. El vicepresi-
dente de la República, Ramón Corral, autorizó a Izábal a
obrar como creyese necesario, recomendándole energía.
Rechazado el pliego de condiciones de los mineros, Mr.
William Cornell Greene, presidente de la empresa, respon-
dió que no podía aceptar las exigencias planteadas y acusó
a los trabajadores de Cananea de quejarse sin razón, pues
los salarios y la jornada de trabajo que disfrutaban eran los
mejores del país. Las reivindicaciones, sin embargo, eran
mínimas y la más importante era la que protestaban contra
la discriminación racial en el trato y en los salarios; pero
habituados los empresarios a contar con el apoyo pleno de
las autoridades estatales y federales , no fue preciso recono-
cer una sola de las peticiones. Por otro lado, carentes los
trabajadores de organización y de recursos , no podían so-
portar mucho tiempo el paro ; además, hacía muchos años
que era muy difícil para los asalariados ganar huelgas, por
justas que fuesen.
312
Los mineros en huelga organizaron una manifestación
pacífica, que integraron unos 1, 500 hombres, y se pusie-
ron en marcha hacia Ronquillo. Al pasar por Buenavista se
unieron a la demostración 500 hombres más, y otros 200
de la Concentración de metales, con Plácido Ríos a la cabe-
za. El licenciado Lázaro Gutiérrez de Lara se sumó a la ma-
nifestación. Del grueso de la columna se desprendió una
delegación que se encaminó a la fundición con el propósito
de invitar a los que trabajaban en ella todavía a sumarse a
sus hermanos. Los encargados de esa repartición, los her-
manos William y George Metcalf, recibieron a la delegación
con las mangueras de alta presión para incendios, y la vio-
lencia de los chorros de agua derribó a algunos de los emi-
sarios. Esa acción enardeció a los manifestantes, que fue-
ron atacados a balazos, además, por los Metcalf y otros nor-
teamericanos que les secundaban. Cayeron varios heridos,
y la respuesta de los manifestantes consistió en poner fue-
go al edificio y a las maderas allí almacenadas. Los cuatro
agresores fueron muertos, y de los manifestantes hubo tres
muertos y numerosos heridos.
La irritación subió más aún de tono y los manifestantes
se dirigieron a Ronquillo, donde el presidente y el gerente
de la compañía, Greene y Dwight, rodeados de filibusteros
llegados de los Estados Unidos, se parapetaron cerca del
palacio municipal, hacia donde se dirigía la manifestación
con sus muertos y heridos. Al acercarse al palacio, una des-
carga de fusilería dejó tendidos seis muertos, entre ellos un
niño de doce años. Los obreros no tenían con qué respon-
der a los disparos del enemigo y algunos de ellos corrieron
a las casas de empeño , las asaltaron y tomaron algunos ri-
fles, pistolas y cartuchos. Con ese escaso armamento hicie-
ron frente a los mercenarios norteamericanos , pero los car-
tuchos se agotaron. Del encuentro desigual quedó un saldo
de 101 muertos, una veintena de heridos, ocho de ellos gra-
ves;,;e dijo que los americanos usaron balas "dundun".
313
Entre las seis y las siete de la mañana del 2 de junio llegó
el gobernador del Estado, Rafael Izábal, a Naco, donde ha-
bía más de 200 norteamericanos armados y municionados;
fuerzas fiscales, rangers de los Estados Unidos, al mando
del coronel Thomas Rynnings, y de cinco rangers de Arizo-
na. Se habían concentrado allí, a pedido de Mr. Greene,
275 soldados rurales de Arizona.
Lázaro Gutiérrez de Lara, Ramón J. Castro y otros, que
protestaron con energía contra esa intromisión de fuerzas
extranjeras, dieron en seguida con sus huesos en la cárcel.
Los voluntarios norteamericanos no hicieron uso de las ar-
mas y se contentaron con pasear por las calles y plazas ex-
hibiendo su armamento. El gobernador, Rafael Izábal, reci-
bió el mismo 2 de junio este telegrama urgente de Ramón
Corral, vicepresidente de la República y secretario de Go-
bernación: "El Presidente confirma recomendación de que
por ningún motivo se acepte auxilio de fuerza norteameri-
cana, ateniéndose en todo a elementos mexicanos para ha-
cer frente a la situación. Espero que los auxiliares que lle-
vó usted de Naco sean mexicanos".
Del mismo origen es este otro mensaje: "Mientras veo al
Presidente para comunicar a usted instrucciones precisas,
creo conveniente indicarle que, sin recibir autorización del
Gobierno federal, no debe permitir entrada al país de fuer-
zas auxiliares americanas, cualquiera que sea su carácter,
debiendo usted asegurar a todos los que soliciten esto que
el Gobierno mexicano tiene todos los medios para restable-
cer el orden y castigar a los culpables. Tratándose de ameri-
canos, le recomiendo que en todo caso proceda con enérgi-
ca justificación y de acuerdo con las leyes".
Se detuvo a una veintena de obreros y hubo otro encuen-
cuentro sangriento entre los obreros y los filibusteros lleva-
dos a Ronquillo; se mencionó la actitud del coronel Koster-
litsky, polaco de origen , nacionalizado mexicano, que al
fin puso sitio a los soldados de las fuerzas fiscales federales,
a los rangers norteamericanos y exigió la retirada de los ex-
314
tranjeros, los cuales cumplieron la exigencia en la misma
noche.
El 3 de junio llegó a Cananea el general Luis E. Torres
con fuerzas de 4.° Batallón de Línea. La situación se calmó.
El 5 de junio, cuando todo parecía tranquilo y se estaba
reanudando el trabajo, el general Torres citó a las oficinas
de la empresa a Esteban Baca Calderón, Manuel M. Dié-
guez, Francisco M. Ibarra, Carlos Guerra y Crisanto L. Dié-
guez, acusándoles de asonada contra la libertad de indus-
tria y comercio, de incendio y homicidio, y enviándoles a
prisión.
También fueron detenidos, por la misma acusación, Ubal-
do Medina, J. Refugio Cázares, Pedro Castro, Refugio Al-
cántara, Francisco Zamora, Hermenegildo Ríos y Antonio
Q. Murrieta. Fernando Palomares, miembro del Partido li-
beral, que trabajaba en la tienda de raya y participó activa-
mente en la huelga, advertido del peligro que corría por el
agente de Correos, que era un simpatizante liberal, logró
cruzar la frontera y llegar a Saint Louis Missouri, donde se
encontró con Manuel Sarabia y Librado Rivera.
El 7 de junio pasaban de un centenar los trabajadores
presos, y los que no fueron aprehendidos quedaron obliga-
dos a volver al trabajo. Algunos emigraron a los Estados
Unidos, o regresaron al interior del país. Lázaro Gutiérrez
de Lara fue puesto en libertad por un azar el día 3 de junio
y, cuando se le buscó luego, no se pudo dar con él, pues
ya había buscado refugio en Tucson, Arizona.
El mismo día 5 de junio el gobernador Izábal envió este
telegrama al vicepresidente Ramón Corral:
"Diligencias practicadas, resultan graves responsabilida-
des contra algunos de los aprehendidos, quienes tendrán
necesariamente que resultar sentenciados a la pena capital,
como asesinos e incendiarios ; pero los autores morales de
tales crímenes , quienes pusieron en movimiento al pueblo
con fines políticos perfectamente aclarados, sólo podrán
ser condenados por sediciosos , cuyos nombres son Manuel
315
M. Diéguez , natural de Jalisco, socialista decidido ; Esteban
Baca Calderón, natural de Tepic, bastante ilustrado e inteli-
gente, que buscó trabajo de minero sin más fin que relacio-
narse con el pueblo y sublevarlo ; José María Ibarra, comer-
ciante en pequeño, natural de El Fuerte, Sinaloa. Estos son
los que hasta ahora tenemos perfectamente aclarados con
documentos y otras pruebas y que están en corresponden-
cia y combinación con los Flores Magón, a quienes manda-
ban dinero que reunían con ese fin y tenían organizado un
club en el que celebraban sesiones secretas . Seguro que
aparecerán otros; pero a éstos , repito, el general Torres y
yo creemos conveniente fusilarlos; pero a la luz del día, pa-
ra que el ejemplar castigo surta sus efectos."
Implicaba desprestigio y agitación nacional e internacio-
nal el fusilamiento de los acusados de fomentar la huelga;
el propio Ramón Corral telegrafió a Izábal:
"Es imposible fusilar a los instigadores de los desórdenes
porque causaría grande escándalo en el país . Que les apli-
que el juez todo el rigor de la ley y después los mandare-
mos a San Juan de Ulúa , a extinguir su condena."
En el proceso , el ministerio público pidió la pena de
muerte para Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón;
pero fueron sentenciados en primera instancia a quince años
de prisión. Apelaron al Supremo Tribunal de Justicia del
Estado, que confirmó la sentencia el 6 de julio de 1908, y
en agosto de 1909 los condenados fueron llevados a las
mazmorras de San Juan de Ulúa.
Había en Cananea una Sociedad Hidalgo de Artesanos
Unidos, y miembros de la misma , el doctor Jesús Martínez
y Norberto A. Ortiz, protestaron contra la suscripción que
había hecho la sociedad en favor de los magonistas presos
en Saint Louis, Missouri ; la protesta vio la luz en El Heral-
do de Cananea.
Se publicaba en 1906 El obrero de Tepic, que no escati-
maba las apologías al régimen de Porfirio Díaz . En su nú-
mero del 21 de julio, después de la huelga de Cananea, ex-
316
preso que "México no puede dejar sin castigo esta infame
traición, la cual fue consumada por el gobernador Izábal".
Esta reacción del periódico citado merece ser consigna-
da: "Los sucesos de Cananea descubrieron la llaga que su-
pura nuestro organismo económico . La llaga existe... El Go-
bierno central la desarrolla, en lugar de curarla ..., las ramas
principales de la industria y comercio se encuentran en ma-
nos extranjeras ..., nosotros exhortamos a iniciar una enér-
gica campaña constante , amplia e implacable contra los ex-
tranjeros que gobiernan a nuestro país ; esta campaña es ne-
cesaria. ¡México para los mexicanos!" (cit., Revista obre-
ra, 4, México, 4 marzo 1975).
Desde mediados de junio de 1906 comenzó El Colmillo
Público a difundir noticias y condenas de los hechos de la
represión de la huelga de Cananea y de la conducta del go-
bernador Rafael Izábal, que reclamó la ayuda de fuerzas
norteamericanas para poner fin al paro de los mineros y
amordazar su protesta. La acción de Izábal era un delito
previsto en el Código Penal, artículo 1, 077:
"Se impondrán doce años de prisión y multa de 1, 000 a
3, 000 pesos... al que invite a individuos de otra nación pa-
ra que invadan territorio nacional, sea cual fuere el motivo
o el pretexto que se tome, si la invasión se verificara."
Se argumentaba así: "Conocemos bien la índole de la ti-
ranía que pesa sobre la República para esperar que se cum-
pla con la Ley. A Izábal no se le molestará como no se ha
molestado a ningún colaborador del infortunio nacional".
Se denuncia la discriminación racial, la diferencia de sa-
larios por los mismos trabajos entre los obreros extranjeros
y los mexicanos. Se dan las cifras de los muertos: 80 obre-
ros mexicanos y 12 extranjeros como resultado del ataque
de los empleados y patrones yanquis. Se hacen denuncias
contra el poder creciente del capital norteamericano en
México.
317
Los números del periódico valeroso, que comentaron y
condenaron la represión de Cananea , contribuyeron a su
prohibición y a la detención de sus editores.
San Juan de Ulúa es uno de los nombres siniestros de la
historia de México; de los 300 presos políticos que fueron
encerrados en aquella prisión desde 1906 hasta la liberación
en 1911 por el alzamiento maderista triunfante , apenas
quedaban vivos 80.
Alejado Mr. William Cornell Greene de la dirección de la
empresa minera de Cananea, se dedicó a acumular tierras
para ganadería y agricultura y alcanzó a poseer varios miles
de kilómetros cuadrados . En 1957 el Gobierno , en tiempos
del presidente Cortínez , rescató 261, 000 hectáreas que per-
tenecían a los herederos de Mr. Greene, en contravención
con las leyes de Reforma , y luego en contravención con la
Constitución de 1917.
Al salir de San Juan de Ulúa, Esteban Baca Calderón,
Manuel M. Diéguez , reforzados por Juan José Ríos, volvie-
ron a Cananea , donde ocuparon diversos puestos y alenta-
ron a una huelga general minera , basada en las mismas rei-
vindicaciones de la de junio de 1906 : la discriminación ra-
cial y el despotismo de algunos de los funcionarios de la
empresa. Como defensores de los huelguistas, el goberna-
dor Ismael Padilla los hizo encerrar en la penitenciaría de
Hermosillo.
Después , Baca Calderón , Manuel M. Diéguez, Plácido
Ríos , levantaron unidades militares revolucionarias y se
distinguieron en ellas, logrando ascensos y prestigio. Los
tres ex presidiarios de San Juan de Ulúa alcanzaron el gene-
ralato ; también un joven huelguista de trece años en 1906
alcanzó en las luchas revolucionarias posteriores el grado
de general de división y desempeñó altos cargos en el Minis-
terio de la Defensa ( 1956): Agustín Olachea Avilés, muer-
to en La Paz el 14 de abril de 1974.
Después del programa del Partido liberal mexicano, y
después de los hechos de Cananea , el Gobierno de Porfirio
318
Díaz se mantuvo alerta para evitar la reiteración de esos
movimientos, y los Estados Unidos también tomaron me-
didas al otro lado de la frontera. El embajador Thompson
envió al Departamento de Estado de la Unión una serie de
mensajes reclamando la rápida supresión del Partido liberal
mexicano y del órgano Regeneración en los Estados Uni-
dos. Esto antes de la rebelión del Partido liberal, en sep-
tiembre de 1906. Informaba Thompson a su Gobierno que
Regeneración estaba haciendo propaganda del "anarquis-
mo y de la revolución". Tropas norteamericanas fueron
concentradas en la frontera de Sonora con Arizona y allí
estuvieron hasta después de dominado el alzamiento de
1906.
Pero la sugestión del programa del Partido liberal mexi-
cano, la prédica valerosa de Regeneración y la huelga de
Cananea despertaron la adhesión de millares de obreros in-
dustriales que engrosaron las filas del Partido en la última
mitad del año 1906.
En 1906-1907 hubo una serie de huelgas importantes
después de la de Cananea, como la de Río Blanco (Vera-
cruz), la de San Luis Potosí, en la rama textil, y también
en diversos centros mineros e industriales del norte mexica-
no. Agentes de la Pinkerton comprobaron la estrecha liga-
zón del Partido liberal mexicano con los trabajadores, de
quienes recibían donativos para el sostenimiento de Rege-
neración . Pero también había habido antes, por ejemplo en
1905, demostraciones de descontento entre los campesinos,
como el amotinamiento de los de la hacienda de Minas Vie-
jas contra los propietarios norteamericanos de las tierras; la
agitación de los campesinos alcanzó a Guadalcázar y Potre-
ritos, hacia el Oeste. Vicente Codillo, del Partido liberal
mexicano, publicó el trabajo titulado Problema agrario de
reforma social. El alzamiento y la protesta de 1905 fraca-
só, pero en 1910 los campesinos de la Huasteca potosina se
levantaron de nuevo contra los jefes políticos y los terrate-
nientes del distrito.
319
El dictador no pudo menos que preocuparse por los rei-
terados intentos del pueblo mexicano para acceder a la con-
ciencia de sus derechos conculcados , como en el caso de la
huelga de Cananea, y encomendó a uno de sus partidarios
y amigo, Rafael Zayas Enríquez , la investigación de las cau-
sas del descontento y el modo de combatirlas.
Zayas Enríquez cumplió su cometido y entregó al gene-
ral Díaz, en agosto de 1906, el estudio titulado Apuntes
confidenciales sobre la situación por la que atraviesa el
país, sus causas y manera de conjurar el peligro . Se lee en
ese trabajo:
320
'En casi todos los Estados reina el desconcierto, el
que emana de la perdurabilidad de algunos goberna-
dores de los Estados y del grupo que rodea a cada uno
de ellos, lo que mata las aspiraciones legítimas de los
demás ciudadanos, que se creen con derecho a tomar
participación directa en la gestión de la cosa pública,
ya para realizar ideales preconcebidos, ya para satisfa-
cer ambiciones de poder, ya, en fin, para contentar su
vanidad. Y los que no tienen tales aspiraciones, al me-
nos desean el cambio, creyendo que lo que venga des-
pués será mejor que lo que hoy tienen...
"A esto se agregan, en los actuales momentos, la cues-
tión obrera, y se agregará más tarde la cuestión agra-
ria, que si no es buena la condición de los obreros, la
del peón es verdaderamente pésima; y si no se invocan
los derechos del peón de campo y sí de los obreros, es
porque éstos, ya por su nivel intelectual menos bajo,
por vivir en agrupaciones y por su carácter más levan-
tisco, constituyen mejor material para los propósitos
de quienes intentan cambiar el orden de cosas existen-
te, quienes confían en que los trabajadores del campo
se les unirán , llegada la ocasión.
"Creer que la prensa de oposición está obrando como
lo hace por los centavos que le produce la venta de
los periódicos es un error. En el fondo de su conducta
hay sinceridad, y de allí nace su energía y constancia.
Creer que esa prensa no ejerce influencia es otro error,
pues cuenta con buen número de lectores, los que la
patrocinan, unos por curiosidad, otros porque la ma-
levolencia humana hace que se guste de lo que denigra
al poderoso, y otros porque ven en ella reflejados sus
deseos. Creer que la persecusión puede destruirla o si-
quiera enfrenarla, es error más craso, porque se da a
cada escritor perseguido la aureola de un mártir de la
libertad, y el héroe de calabozo suele convertirse en
héroe de barricada...
321
"La experiencia acumulada en la Historia nos enseña
que, cuando nadie mira por el pueblo, el pueblo mira
por sí mismo; y cuando el pueblo mira por sí mismo,
no es río que corre por un cauce natural , sino torren-
te que se desborda...
"Que hay algo grave , muy grave, es cosa segura , y quie-
nes miran con indiferencia la situación actual, come-
ten imperdonable error y contraen una seria responsa-
bilidad para ante la Historia . Los pequeños movimien-
tos que se han operado hasta ahora en Cananea , Aguas-
calientes y Chihuahua y en esta misma capital, precur-
sores de los que se preparan en otros grandes centros
del país, bajo la cuestión obrera, no son más que ensa-
yos de fuerza, de expansión de virilidad , para saber
con lo que se cuenta y calcular hasta dónde se puede
llegar. "
INTERPRETACION PORFIRIANA
322
dencia, habría podido alcanzar más serias proporciones y
aún tener consecuencias trascendentales . La pronta y enér-
gica acción del gobernador del Estado y del jefe de la Pri-
mera Zona militar puso fin al trastorno sin retardo. Algu-
nos agitadores intentaron dar al movimiento un carácter
político ; pero la clase obrera , con buen sentido , se abstuvo
de secundar esas ideas , y la negociación que opera en el re-
ferido mineral reanudó inmediatamente sus labores, sin
que hasta ahora haya vuelto a presentarse indicio de nuevas
perturbaciones . Las autoridades judiciales instruyen el pro-
ceso respectivo para averiguar los hechos y castigar a los
culpables de homicidios , incendios y demás delitos perpe-
trados.
"Recientemente ha habido otros movimientos obreros,
principalmente huelgas parciales , habiendo sido las más im-
portantes las realizadas por los mecánicos del Ferrocarril
Central Mexicano , que en número considerable abandona-
ron varios talleres de la compañía en actitud enteramente
pacífica y limitándose a suspender su trabajo, con el fin de
obtener determinadas condiciones de la empresa. Estando
en su derecho, han sido respetados por la autoridad, la que
se ha concretado a vigilar que no se altere el orden público
ni se cometan otros delitos y a dar a conocer su firme reso-
lución de reprimir con energía cualquier trastorno que lle-
gare a iniciarse . Se ha observado por parte de los obreros
una marcada tendencia a constituir corporaciones unionis-
tas y mutualistas con el fin de adquirir la fuerza que consi-
deran necesaria para imponer condiciones a las empresas.
El ejecutivo se complace en reconocer el derecho de las cla-
ses trabajadoras para asociarse , siempre que respeten todos
los intereses legítimos, tanto de los capitalistas mismos co-
mo de los demás trabajadores; pues si es respetable el dere-
cho de los que se niegan a trabajar bajo determinadas con-
diciones, no es menos respetable el derecho que tienen a
trabajar bajo esas mismas condiciones quienes las aceptan.
Uno y otro son consecuencia necesaria y forzosa de la li-
323
bertad individual. El ejecutivo, resuelto a hacer respetar to-
dos los derechos y a conservar inalterable el orden público,
espera del buen sentido y patriotismo de los capitalistas y
de los obreros mexicanos que perseveren en el respeto al
derecho ajeno, lo cual redundará en bien de ellos mismos y
del país en general."
Palabras para la galería de servidores y de amigos, que
los trabajadores sabían valorar justamente a través de sus
experiencias cotidianas.
El 28 de julio de 1906 la Unión Mexicana de Mecánicos
de Chihuahua se declaró en huelga, seguidas por los mecá-
nicos del Ferrocarril Central de Monterrey. El Gobierno,
en nombre de la libertad individual, comentó y favoreció la
llegada de rompehuelgas y el movimiento tuvo que inte-
rrumpirse el 10 de agosto. La que resultaba siempre gana-
dora con esa política porfirista era la empresa; pero el des-
contento y la rebelión, a pesar de todo, se fueron abriendo
camino en todo el país.
Mientras tanto, los que salían con vida de las prisiones,
y especialmente de San Juan de Ulúa, eran privilegiados.
Esteban Baca Calderón, uno de los huelguistas de Cananea
describió así la situación penosa en que sobrevivían:
"En los calabozos no sólo reina la más completa oscuri-
dad, sino que se encuentran excesivamente húmedos, y en
ellos existen también las cubas pestilentes (especie de tinas
de madera), donde satisfacen sus necesidades todos los pre-
sos, y como los calabozos no tienen ninguna ventilación,
allí tiene usted, señor director, que las miasmas deletéreas
que despiden esas cubas nos asfixian, nos matan. Nosotros
descargamos todo el carbón de piedra que recibe el Gobier-
no, y cargamos con él a los transportes de guerra, y des-
pués de esta faena dura y pesada venimos a recibir un ali-
mento deficiente y malo, pues el "rancho" que se nos da
puede competir con el que se da en el Valle Nacional: las
lentejas, es el nombre; pues se nos da agua y piedras, y tres
a cuatro frijoles.
324
"Hace más de dos años que no se nos da ropa interior, y
los palos son aquí el plato del día; y lo matan a uno a pa-
los sin que a nadie le importe nada, bastando que a uno le
encuentren media botella de aguardiente, no obstante que
aquí hay cantina pública. Trabaje usted, señor, porque se
suprima este comercio , porque es un perjuicio para noso-
tros; cuando nos emborrachamos, no solamente nos dan de
palos y nos meten al calabozo, sino que perdemos nuestra
libertad preparatoria.
"Haga usted, señor, porque se supriman la cantina y los
palos, pues los capataces son todos sanguinarios ; que el ga-
rrote y nervio de toro que se usa, no les sirva nada más que
para defenderse, en vez de utilizarlos, como lo hacen, en
golpear a los hombres borrachos e indefensos."
325
BIBLIOGRAFIA
326
CAPITULO XIII
AZARES, TRAGEDIAS Y
SACRIFICIOS
(1906-1907)
f
L Partido liberal mexicano recibió una muy
importante contribución intelectual y moral
con la adhesión de un joven del Estado de
Guanajuato, hijo de una rica familia de ha-
cendados. Se llamaba Práxedis Gilberto Gue-
rrero, y había nacido en Los Altos de Ibarra,
distrito de San Felipe, el 28 de agosto de 1882 . Un tío su-
yo, Práxedis Guerrero , fue diputado en el Congreso Consti-
tuyente de 1856 -1857 . Por temperamento , por intuición,
por su exquisitez moral , un poeta que no escribió versos,
tuvo desde su primera juventud inclinación e imprecisos
horizontes. Realizó estudios secundarios en el internado de
Pedro Hernández en León, después de haber cursado los
primarios en escuelas de la misma ciudad . No intentó si-
quiera realizar estudios superiores que le habrían sido posi-
bles por la situación económica de la familia . Leyó mucho
y meditó sus lecturas , y ya a los diecisiete años colaboró en
los periódicos El Heraldo de Comercio, de León, y El Des-
pertador, de San Felipe . Por su carácter franco, acogedor,
inteligente, se distinguió entre los jóvenes y trabó estrecha
327
amistad con Francisco Manrique desde las aulas de la es-
cuela primaria.
Disgustado por una reprimenda del padre, merecida o
no, se alejó del hogar en 1900 y se dirigió a San Luis Poto-
sí, donde procuró ganarse la vida como obrero; regresó con
los suyos a pedido de su madre y fue corresponsal del Dia-
rio del Hogar en 1901; atendió faenas de rutina en la pro-
piedad de sus padres y vio reflexivamente la vida de los peo-
nes y sus penurias. La masacre de Monterrey el 2 de abril
de 1903, ordenada por Bernardo Reyes, fue otro aguijón
en su comprensión de la realidad mexicana. Se sintió a dis-
gusto en su condición de privilegiado en medio de infortu-
nados que vegetaban en la miseria. En noviembre de 1904
abandonó su hogar, dejó su hacienda, y emigró a los Esta-
dos Unidos, en compañía de Francisco Manrique y de Ma-
nuel Vázquez, y ya a comienzos de octubre entró a traba-
jar en una empresa minera en Denver, Colorado. Luego pa-
só a San Francisco, California, a comienzos de 1905, y a
Morenzi, Arizona, trabajando para ganarse el sustento en
todas las tareas posibles. En Morenzi comenzó a publicar
un periódico para la defensa de los trabajadores y para ex-
poner sus reflexiones y las anticipaciones de su visión del
mundo y de la libertad del hombre. En 1905 entró en con-
tacto con la Junta organizadora del Partido liberal, que fun-
cionaba en Saint Louis, Missouri, y fue lector de Regenera-
ción, en la que comenzó a colaborar, así como en Revolu-
ción (22 de junio a noviembre de 1907), con el seudónimo
de "Nihil". No tardó en llamar la atención de Ricardo Flo-
res Magón . Había en él una brillante promesa para las letras
mexicanas. Abnegado como Camilo Arriaga, se encontraba
en Morenzi, Arizona, cuando vio la luz el programa de la
Junta organizadora del Partido liberal mexicano, y presidía
ya una Unión de obreros libres, la que el 3 de julio del mis-
mo año dio a la publicidad un manifiesto apoyando la posi-
ción y la ideología del liberalismo magonista , que compar-
tía por todo su modo de ser desde antes de conocer a sus
328
autores. No tardó en figurar entre los más eximios escrito-
res y expositores de la vanguardia revolucionaria mexicana,
en la que habría figurado también, con los mismos títulos,
Ricardo de la Hoz. Una fina flor del movimiento lo llamó
el historiógrafo del socialismo Max Nettlau.
La aparición del Programa y del manifiesto del Partido
liberal en Estados Unidos, la huelga de los mineros en Ca-
nanea y otros acontecimientos inspirados por la prédica re-
volucionaria, antiporfirista , de los emigrados mexicanos en
el sur délos Estados Unidos, obligó a Ricardo Flores Ma-
gón, a su hermano Enrique y a Juan Sarabia a salir de Saint
Louis, Missouri , para escapar a atentados inminentes y pa-
ra despistar al Gobierno de México. Silenciosamente busca-
ron refugio en Canadá, mientras Librado Rivera, Antonio
I. Villarreal y Manuel Sarabia quedaban en Saint Louis pa-
ra seguir publicando Regeneración y distribuirla con todas
las simulaciones posibles por el interior de México.
Los agentes de la Pinkerton al servicio del Gobierno de
México, acicateados por un alto premio por su captura,
20. 000 dólares, no tardaron en hallar los rastros de los fu-
gitivos en Toronto, provincia de Ontario. Al advertir el pe-
ligro que les acechaba , dejaron los fugitivos secretamente la
ciudad de Toronto y tomaron rumbo a Montreal, en la pro-
vincia de Quebec, hasta donde llegaron los perseguidores
en agosto de 1906.
Es interesante la odisea de los insumisos. El secretario de
Relaciones Exteriores , Mariscal , hizo llegar a Ramón Co-
rral, a cargo de la secretaría de Gobernación , una carta del
cónsul mexicano en Saint Louis, Missouri, en la que explica-
ba que el inspector de Correos de la ciudad, R. M. Fulton,
le había permitido copiar una carta procedente de Mon-
treal, Canadá, dirigida a Trinidad Saucedo, carta que la Fur-
long's Secret Service Co. había identificado como escrita
por Ricardo Flores Magón, que firmaba "Luis". Informa el
cónsul de México en Saint Louis que el detective Furlong
había regresado de Montreal sin resultado positivo y opina-
329
ba que Ricardo no había salido de Montreal y que , en caso
contrario , estaría en Nueva Scotia, o regresó a Toronto. El
detective Furlong procurará centrar sus pesquisas en Chica-
go, donde cree que se halla Enrique Flores Magón , a quien
Ricardo llama en la correspondencia Rafael . Deplora el cón-
sul que los escándalos de la prensa habían frustrado todos
los planes y pusieron sobre aviso a los perseguidos . Se com-
probó en esas indagaciones que la correspondencia entre
los Flores Magón y sus partidarios pasaba por diversas ma-
nos y utilizaba varias direcciones antes de llegar a destino.
Además, los revolucionarios utilizaban una clave que difi-
cultaba la vigilancia de los movimientos de las personas in-
volucradas en las actividades conspirativas.
El mismo secretario de Relaciones, Mariscal, hace llegar
al secretario de Gobernación copia de una carta de Mon-
treal, Canadá , dirigida a Trinidad Saucedo, Saint Louis, Mi-
ssouri, escrita a máquina , con dos billetes por valor de tres
dólares canadienses. Según Mariscal , la carta fue escrita por
uno de los Flores Magón , y fue copiada por el cónsul mexi-
cano en Saint Louis el 21 de agosto de 1906 ; la firmaba
Luis, y era realmente de Ricardo , fechada el 19 de agosto
y dirigida a "mi querida tribu". Comenzaba así:
"Con mi anterior del domingo pasado les adjunté la ro-
ñosa cantidad de $ 3, 00; con ésta van adjuntos otros $ 3, 00.
Es lo poco que, por hoy, puedo mandarles . Recen, aunque
sea a San Cuilmas el Petatero , para que consiga yo otra
chambita en la que pueda ganar más y, por tanto, mandar-
les más. Hoy rayé, otra vez, $ 9 , 80, y creo que eso continua-
ré rayando a causa de , como creí haberles dicho en mi an-
terior, que ahora trabajo solamente nueve horas y media."
En otra carta, también dirigida a Trinidad Saucedo, ha-
bla Ricardo de la situación de los amigos, de Enrique Flo-
res Magón ( Rafael ), de Macuaz , a quien aconseja que se va-
ya a Chicago, se rasure por completo , use lentes algo oscu-
ros y cambie de traje . Estaba informado ya que Koro (Li-
brado Rivera, que usaba un pasaporte argentino con ese
330
nombre) había sido detenido . Previene para que se tomen
todas las precauciones en lugar seguro o en la memoria. En
uno de los pasajes de esa carta dice de sí mismo : "Yo estoy
trabajando con pala y pico y a la intemperie. Estoy moli-
do, reventado , sin poder mover ni un dedo sin sentir dolo-
res agudos. Comencé antier ; llevo dos días que se me han
hecho siglos . Pero en cambio podré mandarles , aunque sean
unos tres pesitos semanarios, para los frijolitos . Algo es al-
go. Probablemente consiga otro trabajo mejor , de ayudante
de pintor, en el que, desde luego , puede ser que a la sema-
na gane 9 ó 10 pesos ; y como me aplicaré al trabajo y ten-
go algunas disposiciones para el dibujo, quizá pronto gane
algo más. Cuando menos, lograré no matarme tanto y po-
dré dar clases de español por las noches, con lo que aumen-
taré el dinerito que les mande , si la suerte nos protege. No
hay que desesperarse."
Insiste en poner toda la atención en no dejar huellas de
las direcciones de los domicilios de los fugitivos.
En otra carta de Ricardo a la misma destinataria : "El Ju-
dío errante ha oído la voz de "anda" y " ¡diantre , anda!".
Esta noche , dentro de pocos minutos, salgo de esta ciudad;
quizá por algún tiempo no sepan nada de mí . No tengan
cuidado por eso . Si algo malo me pasa, entonces les escri-
biré ; mientras , no. Denle inmediatamente (sin tardanza)
una nueva y absolutamente segura dirección a Rafael (Enri-
que Flores Magón ). Desfiguren la letra en el sobre. No me
escriban , pero cuídense mucho, mucho."
Como entretanto se iban a producir en territorio mexi-
cano algunos acontecimientos alentadores, como los de
Acayucán y los de Jiménez , obra de núcleos rebeldes del
Partido liberal , Ricardo Flores Magón y Juan Sarabia deci-
dieron acercarse nuevamente a su país y se dirigieron a El
Paso , Texas , próximo a la frontera mexicana , a donde lle-
garon el 12 de septiembre de 1906 . No tardaron en reunír-
seles allí Enrique Flores Magón y Antonio I. Villarreal.
331
Desde El Paso, Ricardo Flores Magón y Juan Sarabia en-
viaron una proclama a las organizaciones afines de México
a fin de alentarlas para el movimiento armado que se venía
preparando de acuerdo con el programa del Partido liberal
del 1° de julio. La proclama debía ser dada a conocer como
una concreción de objetivos a lograr el día en que se ini-
ciase la lucha. La proclama fue reproducida por Cándido
Donato Padúa en su libro Movimiento revolucionario de
1906 en Veracruz (1936). Decía así:
"A la nación:
"Conciudadanos: En legítima defensa de las liberta-
des holladas, de los derechos conculcados, de la digni-
dad de la patria pisoteada por el criminal despotismo
del usurpador Porfirio Díaz; en defensa de nuestro
honor y de nuestra vida, amenazada por un Gobierno
que considera delito la honradez y ahoga en sangre los
más legales y pacíficos intentos emancipadores; en de-
fensa de la Justicia, ultrajada sin tregua por el puñado
de bandoleros que nos oprime, nos rebelamos contra
la dictadura de Porfirio Díaz, y no depondremos las
armas que hemos empuñado con toda justificación
hasta que en unión de todo el Partido liberal mexica-
no hayamos hecho triunfar el programa promulgado
el día 1 .' de julio del corriente año por la Junta orga-
nizadora en toda la extensión de nuestro infortunado
país; los atentados en contra del derecho electoral,
contra el derecho de reunión, contra la libertad de im-
prenta y de discurso, contra la libertad de trabajo, las
hecatombes con que sofoca el Gobierno las manifes-
taciones de civismo , los asesinatos y los robos que cí-
nicamente y en todas partes cometen las autoridades,
el desprecio sistemático con que tratan al mexicano
los actuales gobernantes, las consignaciones a los ciu-
dadanos independientes, los empréstitos enormes con
que la dictadura ha comprometido a la nación, la in-
332
dignidad de nuestros tiranos que han solicitado la in-
vasión de nuestro territorio por fuerzas extranjeras, y,
en una palabra , todo ese cúmulo de iniquidades, de
opresiones, de latrocinios y de crímenes de todo géne-
ro que caracterizan al Gobierno porfirista, ameritan
ser detenidos y castigados por el pueblo, que si duran-
te treinta años ha sido respetuoso y humilde con la
vana esperanza de que sus déspotas volvieran al buen
camino, hoy, que se ha convencido de su error y se ha
cansado de soportar cadenas, sabrá ser inflexible en la
reivindicación de sus derechos. Los crímenes cada día
mayores de la dictadura, y la imposibilidad de ser aten-
didos por medios pacíficos, pues cuantas veces hemos
querido ejercer un derecho, hemos sido atropellados
por los tiranos, nos precipitan a la revolución; los que
en ella ven un mal, no culpen al pueblo que durante
treinta años ha sido de sobra pacífico y sufrido, cul-
pen a la tiranía que por sus desenfrenos y su des-
pótica intolerancia nos ha hecho recurrir a la fuer-
za de las armas para defender nuestros derechos
y realizar nuestras justas y honradas aspiraciones.
No hay tras nuestro movimiento miras ambicio-
sas ni personalismo. Luchamos por la patria, por
todos los oprimidos en general, por el mejoramiento
de todas las condiciones políticas y sociales en nues-
tro país, para beneficio de todos. Nuestra bandera de
lucha es el Partido liberal. La única autoridad que re-
conocemos mientras se establece un Gobierno elegido
por el pueblo es la Junta organizadora delPartido, que
ha luchado y luchará hasta vencer por la bendición
de la patria, y obramos de acuerdo con nuestros co-
rreligionarios del resto del país, que, como nosotros,
se han levantado en esa misma fecha contra la actual
corrompida administración , que no tardará en ser de-
rribada y que en estos momentos ya tiembla ante el
formidable movimiento revolucionario que estremece
333
todos los ámbitos de la República mexicana . Hacemos
un llamamiento a los oficiales y soldados del Ejército
nacional para que, lejos de servir a la vil dictadura que
deshonra a la patria, y la traiciona, se unan al movi-
miento libertador. Ellos son hijos del pueblo como
nosotros; sobre ellos pesa el mismo yugo que a todos
nos aplasta; ellos también son mexicanos y tienen el
deber de luchar por la dignidad y por el bien de la pa-
tria, y no por el bien personal de un déspota, ladrón y
sanguinario como Porfirio Díaz. A los jefes y oficiales
al servicio de la dictadura que se pasen a las filas libe-
rales se les concederá un ascenso de dos grados sobre
el que tengan ; a los soldados rasos se les pagará un pe-
so diario, libre de gastos, y a las clases se les darán los
sueldos equivalentes. A los extranjeros les advertimos
que nada pretendemos contra ellos, pero también les
recordamos el deber que tienen de ser neutrales en los
asuntos políticos de México, en los que no tienen de-
recho de intervenir. Prestaremos a las personas y pro-
piedades de los extranjeros todas las garantías que nos
sean posibles, pues por el interés de nuestra patria y
de nuestra propia causa no queremos dar lugar a con-
flictos internacionales; pero los extranjeros que, fal-
tando a la neutralidad, sirvan al Gobierno y nos com-
batan, no pueden esperar ninguna consideración de
nuestra parte. Reforma, Libertad y Justicia. Septiem-
bre de 1906. "
334
Ricardo Flores Magón . Grabado de Alberto Beltrán.
335
ción decisiva, pero el compromiso de algunos núcleos dis-
puestos a cualquier sacrificio no bastaba ante un razona-
miento frío, sereno, sobre las posibilidades y perspectivas
de un movimiento revolucionario concebido desde fuera
del propio escenario de la acción, aunque la distancia fuese
sólo la de una frontera. No fue la fiebre y la exaltación del
magonismo en 1906 la primera ni la última causa de frus-
traciones y de extremos sacrificios.
No se trataba para Ricardo Flores Magón sólo de la pré-
dica de la rebelión contra la dictadura, sino que ésta debía
ser organizada y puesta en marcha con las armas en la ma-
no. Fue dividida la República en seis zonas de acción; las
más preparadas para ella eran las de Chihuahua, Nuevo León,
Tamaulipas, Zacatecas, San Luis Potosí, Sinaloa , Sonora y
Nayarit. "Cada lector de Regeneración debe ser un soldado
de la revolución, cada hombre del Partido liberal mexicano
debe ser un agente en armas y parque; el día de exterminar
al tirano ha llegado; pueblo, ¡a las armas!" -escribía en el
valeroso vocero.
Fue señalado el día 22 de septiembre de 1906 para que
los más de cuarenta grupos comprometidos se lanzaran a la
lucha abierta, sin sospechar que muchas de sus cartas y pro-
clamas habían llegado a manos del Gobierno y éste extre-
mó la vigilancia a lo largo de la frontera con los Estados
Unidos. En Chihuahua fue descubierto un núcleo activo de
la conspiración. Jesús M. Rangel fue el jefe de la tercera zo-
na y abarcaba los Estados de Coahuila, Nuevo León y Ta-
maulipas; con ayuda de Simón Rodríguez y de Casimiro
Regalado recorrió la hacienda "Porfirio Díaz", las congre-
gaciones de Chihuahua, Peñitas y los pueblos de Hidalgo,
Texas, y Reynosa, México. El prefecto político de San Ig-
nacio parece haber simpatizado con los emisarios revolu-
cionarios y comprometió su ayuda. Continuó Rangel la
preparación para el alzamiento en las zonas fronterizas de
Texas, y, poco antes de ponerse en marcha con la guerrilla
preparada para penetrar en tierras mexicanas, fue captura-
336
do por las autoridades norteamericanas juntamente con Si-
món Rodríguez ; Regalado logró escapar . Los presos fue-
ron conducidos a Río Grande City; un grupo de rurales al
mando del cónsul mexicano Candelario Torres esperó que
los detenidos fuesen entregados para llevarlos a México, pe-
ro esta vez vio frustradas sus esperanzas . Mientras Rangel
era detenido en Texas, otros conspiradores eran capturados
en Coahuila, entre ellos el periodista Amado Gutiérrez, jefe
de una guerrilla. Rangel y Simón Rodríguez fueron libera-
dos tres meses después, siendo advertidos de las consecuen-
cias de sus propósitos que ponían en peligro las leyes de
neutralidad.
Uno de los núcleos dispuestos a entrar en acción ante el
llamado de la Junta organizadora del Partido liberal fue el or-
ganizado en Douglas, Arizona, en torno al Club liberal Li-
bertad, formado en 1905, en el cual actuaban Lázaro Puen-
te, Antonio de P. Araujo y Tomás R. Espinosa. El Club de
Arizona se había adherido a la Junta organizadora del Par-
tido liberal mexicano y contaba a los pocos meses con cer-
ca de trescientos afiliados. En 1906, Tomás R. Espinosa
fue elegido presidente del Club, y Luis García, secretario.
A ambos correspondió la tarea de llevar a cabo los traba-
jos preparatorios de la acción proyectada para el 5 de sep-
tiembre, en cuya fecha se daría un asalto a la aduana de
Agua Prieta. Pero cuando se hallaban reunidos en el local
del Club los que iban a participar en la aventura, fueron
detenidos por la policía norteamericana, denunciados por
un individuo llamado Trinidad Gómez, que resultó ser un
espía a sueldo del gobernador Rafael Izábal, del Estado de
Sonora.
En la región norteamericana lindante con Jiménez, Coa-
huila, se organizó un grupo adicto al Partido liberal por
Juan José Arredondo y León Ibarra. En la noche del 26 de
septiembre , unos 30 hombres cruzaron la frontera y ataca-
ron a la población de Jiménez ; en el ataque fue mortalmen-
te herido uno de los atacantes , el joven Almaraz . Los rebel-
337
des siguieron hacia la hacienda Victoria, perseguidos por
tropas acantonadas en Jiménez, y se dispersaron.
En Sahuaripa y Cananea (Sonora) fueron descubiertos
grupos simpatizantes del Partido liberal mexicano, gracias
a la vigilancia policial y a la complicidad de las autoridades
postales de los Estados Unidos; los detenidos fueron pues-
tos a disposición del juez del distrito en Nogales; y en Dou-
glas, Arizona, población americana frente a Agua Prieta,
fueron localizados otros insurgentes que trabajaban para
hacerse presentes en los alzamientos programados para sep-
tiembre de 1906; todos fueron entregados al juez del dis-
trito de Nogales; se articuló un proceso contra Epifanio
Vieyra, Adalberto Trujillo y Lorenzo Hurtado, de Sahuari-
pa; Plácido C. Ríos, Francisco Castro, Jesús Hernández y
Manuel Sobarzo, de Cananea, y Lázaro Puente, Luis Gar-
cía, Bruno Treviño, Carlos Humbert, Genaro Villarreal y
Abraham Salcido, de Douglas. El juez Rafael Huacuja Av¡-
la los condenó a penas que iban de dos a cinco años de pri-
sión, a cumplir en San Juan de Ulúa; los condenados fue-
ron Salcido, Humbert, Trujillo, Hurtado, Puente, Genaro
Villarreal y Plácido C. Ríos.
En las localidades señaladas como receptoras de propa-
ganda revolucionaria magonista, se hicieron registros y de-
tenciones; en Bachiniva, Chihuahua, fue capturado Helio-
doro Olea, que purgó su delito en San Juan de Ulúa desde
1905 a 1908; allí conoció y compartió la prisión con Juan
Sarabia. Al recuperar la libertad continuó su lucha contra
el porfirismo, junto con Luis A. García -otro liberal mago-
nista activo-, y lograron amplia adhesión popular, en el
municipio y en las haciendas de la zona.
Los sentenciados a penas menores fueron liberados en
1910, y los demás por efecto de la amnistía decretada por
Francisco León de la Barra al hacerse cargo de la presiden-
cia interina.
338
El periódico reyista La Voz de Nuevo León, el 29 de sep-
tiembre de 1906 titulaba una nota informativa : "Chusma
de revoltosos en la frontera de Coahuila " y decía : "Pasó el
día en que los rumores se propalaron , y el siguiente se tuvo
conocimiento de que los exploradores habían encontrado
huellas de hombres a pie en número de 70 a 80 por uno de
los rumbos y de 20 a 30 por otro, todos con dirección a la
pequeña villa citada (Jiménez).
"Los alarmistas exponían que no eran tan reducidas las
partidas, y que en conjunto bien alcanzarían a 400 hombres.
Sea ello lo que fuera , hace tres días -26 de septiembre-
que una fuerza federal al mando del coronel Aguilar y otra
de seguridad pública de Ciudad Porfirio Juárez, encontra-
ron a una chusma en Las Vaquitas, al sur de Villa Jiménez,
la cual se dispersó a los primeros tiros , dejando un muerto
en el campo y haciendo otro a la fuerza de seguridad públi-
ca. Hace dos días volvió a ser alcanzado un grupo, pero, sin
dar tiempo a que lo batieran , se diseminó completamente.
"El Gobierno, celoso de la más ligera perturbación de la
paz, tiene reunidos a la fecha en Ciudad Porfirio Juárez 600
hombres de caballería e infantería, auxiliados por 200 de
fuerzas de Coahuila, y si han reunídose nuevamente los
peones revoltosos que hasta la fecha no tienen algún cabe-
cilla conocido, serán agobiados por una persecución aplas-
tante; pues sabemos que, además de la fuerza dicha, hay
otras disponibles y que pueblos enteros del interior de Coa-
huila y de la frontera de Nuevo León están apercibidos pa-
ra contribuir al mejor éxito en favor del orden y la paz.
"A última hora se decía que una partida merodeaba por
el lugar llamado La Purísima, de los que habiendo pasado
por Villa de Jiménez , se retiraron luego de ella al tener co-
nocimiento de la aproximación de las tropas del Gobierno."
Villarello Vélez ofrece estos datos sobre la vida obrera
en Coahuila . "En Coahuila existían desde fines del siglo
XIX nueve fábricas de hilados y tejidos de algodón distri-
buidas en Saltillo, Parras, Torreón y Monclova ... La Auro-
339
ra, El Labrador, La Hibernia y La Libertad, en Saltillo: La
Esmeralda, en Ramos Arizpe; Bella Unión, en Arteaga;
La Estrella, de Parras; La Constancia, en Torreón, y La Bue-
na Fe, en Monclova. En estas factorías laboraban alrededor
de 1, 800 obreros, de los cuales el 50 por 100 eran hombres,
el 35 por 100 mujeres y el resto niños, y el promedio de sa-
lario era de 0. 40 (el de los niños de $ 0. 20)."
Hasta estos centros de trabajo llegaron noticias de los su-
cesos de Cananea, de los Círculos de Obreros Libres de Río
Blanco, Puebla, Querétaro, Jalisco, Oaxaca y el Distrito Fe-
deral y sobre el periódico La Revolución Social, que circu-
laba clandestinamente. La propaganda de la Junta organi-
zadora del Partido liberal mexicano se difundía a través del
periódico Regeneración y otros escritos y documentos y
por una activa correspondencia, y se leía y se comentaba
por obreros y campesinos en la Región Carbonífera y en la
Comarca Lagunera.
Humberto Macías Valadés no pudo secundar los proyec-
tos revolucionarios de 1906 en San Luis Potosí, aunque or-
ganizó grupos subversivos en Matehuala, Ciudad del Maíz y
Iio Verde, secundado por Paulino N. Guerrero, Luciano
Montenegro y Patricio Monsiváis. La intentona subversiva
dejando un saldo de dos muertos entre los rebeldes.
.,1 Acayucán, Veracruz, actuaba Hilario C. Salas como
:-le;,ado de la Junta organizadora del Partido liberal, con
alcance en toda la región veracruzana sur. Salas había esta-
do conspirando con los núcleos liberales de la zona, espe-
cialmente con los de Chinameca, Minatitlán y Acayucán y
contaba con buen número de comprometidos. En la noche
del 30 de septiembre de 1906 atacó el palacio municipal de
Acayucán, resultando Salas herido en el hecho. El mismo
día, según lo convenido , debían alzarse en armas los de Mi-
natitlán, y Román Martín en Puerto México; pero sea por
falta de armas , por defecto de organización o por indeci-
sión , los núcleos comprometidos con Salas no procedieron
340
según se había convenido y Salas quedó solo con los libera-
les acayuquenses.
El Gobierno federal ordenó a sus tropas la persecución
de los rebeldes y éstos tuvieron que refugiarse en la Sierra
de Soteapán, donde los liberales disfrutaban de simpatía
entre los pobladores indígenas y donde el jefe herido fue
atendido cuidadosamente . En vista de la amenaza de las
tropas federales enviadas contra los liberales de Acayucán,
comenzó la persecución a los participantes en la revuelta y
muchos de ellos cayeron en manos de las tropas o de las
autoridades civiles y fueron enviados a San Juan de Ulúa,
muertos en el camino según el procedimiento de la ley de
fuga.
Juan E . Velázquez , veracruzano (1882 -1912 ), integrante
desde su juventud del liberalismo magonista , a quien Ricar-
do nombró representante de la Junta organizadora con vis-
tas al movimiento armado de 1906 , colaboró en La Revo-
lución Social, que editaban en Orizaba Rafael Tapia, Came-
rino Z . Mendoza , José Neira Gómez , Heriberto Jara y Juan
Olivares ; estuvo preso en San Juan de Ulúa y se salvó ines-
peradamente en 1907; trabajó en el puerto de Veracruz y
difundió entre los obreros el periódico y la propaganda del
Partido liberal y fue nuevamente detenido y encerrado en
la cárcel de Belén . Liberado al triunfar el movimiento ma-
derista , se vinculó al movimiento encabezado por Emilio
Vázquez Gómez y murió en combate en Tlaxcala en 1912.
En El Paso, Texas, actuaba Prisciliano C. Silva con un
fuerte número de liberales . Silva estaba en relación con la
Junta organizadora y personalmente con Antonio I. Villa-
rreal y Práxedis G. Guerrero y luego con Juan Sarabia y
Ricardo Flores Magón . Al núcleo de Prisciliano C. Silva se
vinculó el profesor Lauro Aguirre , viejo liberal exiliado, edi-
tor de La Reforma Social, en El Paso.
Durante el mes de septiembre , el grupo de El Paso se
mostró muy activo en los preparativos para la lucha arma-
da inminente . Se enviaban armas a Ciudad Juárez y se ajus-
341
taban las relaciones con los simpatizantes de la zona fron-
teriza.
El gobernador de Chihuahua, Enrique C. Creel, logró in-
filtrar oficiales del ejército en los grupos revolucionarios,
haciéndose pasar por adeptos liberales, y así se tuvo cono-
cimiento de los planes en gestación.
Creel pidió ayuda a las autoridades norteamericanas y el
19 de octubre fueron detenidos en El Paso Antonio I. Vi-
llarreal y Lauro Aguirre, y en Ciudad Juárez, el día 20, Juan
Sarabia, César E. Canales y Vicente de la Torre. Estos tres
últimos fueron trasladados a la capital de Chihuahua y pro-
cesados, siendo sentenciados a diversas penas.
Detenidos en Ciudad Juárez mediante una trampa hábil-
mente tendida, Juan Sarabia, César E. Canales y Vicente de
la Torre entraron, bien custodiados, en la cárcel de Chihua-
hua el 21 de octubre de 1906; habían sido llevados hasta
allí para que el juicio que se les siguiere sirviera de escar-
miento a los que se sintiesen propensos a seguir el mismo
camino.
El gobernador Creel imponía que el juez de la causa a
iniciar respondiese absolutamente a sus órdenes, y Porfirio
Díaz telegrafió a su gobernador en Chihuahua el 23 de oc-
tubre:
342
fueron remitidos a purgar su delito en San Juan de Ulúa,
presidio construido por los españoles en un islote frente al
Puerto de Veracruz.
El 30 de octubre, Creel telegrafió al general Díaz: "De las
personas comprometidas en Chihuahua, han sido aprehen-
didas hasta el último. Falta ahora limpiar otros Estados."
Y esa limpieza prosiguió su curso; numerosos revoluciona-
rios comprometidos o no en el levantamiento frustrado fue-
ron encarcelados por largos años en las mazmorras porfiris-
tas; en la ciudad de México cayeron, entre otros, Martínez
Carrión y Pérez Fernández, redactor y administrador, res-
pectivamente, de la publicación satírica de oposición, El
Colmillo Público. Martínez Carrión murió al salir de la cár-
cel de Belén.
La acusación del agente fiscal del ministerio público con-
tra los capturados en Ciudad Juárez y en el Estado de Chi-
huahua, Juan Neftalí Amador, fue de homicidio, robo de
caudales de la nación, conato de destrucción de edificios
públicos, rebelión y ultrajes al presidente de la nación.
El siguiente manifiesto, hecho circular por la Junta de-
fensora de los liberales desde San Antonio, Texas, en di-
ciembre de 1906, da idea de la situación de los emigrados
mexicanos en los Estados Unidos:
"Las iras de la dictadura que oprime a nuestra infortuna-
da patria, acaba de caer sobre los refugiados políticos en
este país , que están prominentemente conectados con el
Partido liberal mexicano. Antonio I. Villarreal, secretario
de la Junta de Saint Louis, yace en una oscura celda del
presidio de El Paso , Texas ; Pedro N. González, Crescencio
V. Márquez y Demetrio Castro, periodistas de Del Río, es-
tán en la cárcel de este condado ; Juan José Arredondo y
cinco compañeros yacen en la Bastilla de San Antonio; Je-
sús M . Rangel y Simón Rodríguez se hallan en la prisión de
Río Grande City.
"El Gobierno de Díaz solicita la extradición de todos los
prisioneros y principalmente pide la deportación de Anto-
343
nio I. Villarreal, porque todos han trabajado en interés de
su Partido, el Partido liberal, que está opuesto a su sistema
de reinado. Díaz quiere aterrorizar a México y al continen-
te americano, haciendo escarmientos en las vidas de los li-
berales y no cejará en su empeño porque lleguen a caer en
sus garras felinas; sin embargo, la justicia que asiste a todos
los prisioneros hará que el Gobierno de los Estados Unidos
prácticamente niegue la extradición en todos los casos.
"Los miembros de la Junta de Saint Louis están siendo
defendidos por hábiles abogados y los demás acusados son
patrocinados por distinguidos juristas. Mas para que la de-
fensa sea todo lo necesariamente amplia y llegue a brillar
la justicia, así como las familias de los prisioneros no su-
fran carestía de fondos, en un "meeting" tenido anoche
por varios correligionarios de San Antonio y otros puntos
de Texas, se formó la Junta Defensores de liberales.
"La Junta Defensores de liberales trabajará en esta ciu-
dad y a través de todo el Estado de Texas y territorio indio:
'T ° Para defender por todos los medios posibles a los
acusados mexicanos y combatir su extradición por las leyes
vigentes.
"2. ° Para obtener las firmas de todos los mexicanos
opuestos a que se efectúe la deportación de cualquiera de
los acusados, y elevar sus protestas al presidente Roosevelt,
al secretario de Estado Elihu Root y al ministro de comer-
cio y labor Metcalf.
"3. ° Colectar la mayor cantidad posible de fondos para
sufragar los gastos de defensa y auxiliar a las familias de los
honrados presos mexicanos, cuyas convicciones políticas
les abrieron las rejas de los presidios del extranjero.
"Considerando que como nuestra simpatía a la causa li-
beral y prueba de solidaridad entre correligionarios, los libe-
rales deben coadyuvar a los nobles fines que perseguimos,
hacemos un formal llamamiento a todos los liberales resi-
dentes en Texas para que contribuyan cuanto antes con la
344
máxima cantidad posible de fondos y den sus firmas para
la petición al Gobierno de este país.
"Los donativos se reciben en las oficinas de "El Progre-
so", 365 W. Nueva St. San Antonio, Texas, y por agentes
especiales debidamente autorizados por la "Junta Defenso-
ra", quienes presentarán su respectiva credencial para otor-
gar los correspondientes recibos.
"La Junta publicará en las columnas de "El Progreso"
nota de los donativos y gastos con sus respectivos compro-
bantes.
"Reforma, Libertad y Justicia, San Antonio , Texas, di-
ciembre 1 . ° de 1906. Antonio P. de Araujo, presidente; Au-
relio N. Flores , vicepresidente ; Tomas S. Labrada, secreta-
rio; Ramón N. Brondo, tesorero ; José C. Mendoza, 1. er vo-
cal; Carlos Rocha, 2. ° vocal."
Manifiestos por el estilo menudearon en todos aquellos
años.
En la imprenta de J. C. Mendoza, San Antonio , Texas,
se publicó en 1907 la autodefensa que hizo Juan Sarabia
en el proceso que se le seguía, el 8 de enero de 1907. Es un
documento de alto y digno valor humano e histórico. De-
cía allí al comenzar la autodefensa:
345
"Ciertamente, esperaba yo ser tratado con rigor en es-
te proceso , porque de tiempo atrás el Gobierno ema-
nado de la revolución de Tuxtepec, me ha hecho el
honor de considerarme como una amenaza para su au-
toridad y su poder, y era de suponerse que no se desa-
provechara la oportunidad de castigar mis antiguas re-
beldías; pero nunca imaginé que se desplegara contra
mí tal inquina como la que demuestra el ministerio
público en el pedimento que ha formulado; nunca
creí que se llegara a los límites de lo absurdo en las
acusaciones que se me hacen y se tratara de despojar
mis actos del carácter político que claramente presen-
tan para convertirlos en vulgares y vergonzosos desa-
fueros del orden común. Ha sucedido, sin embargo,
lo que no hubiera previsto nadie, que en achaques de
leyes tuviera algún conocimiento, y yo, que fui
aprehendido por tener participación en un movimien-
to revolucionario y fui procesado por el delito políti-
co de rebelión, tengo ahora que responder a cargos en
que se me imputan mil crímenes y en que se trata de
degradarme a la categoría de rapaz y degradado ban-
dolero. Me hace cargo, en efecto, el ministerio públi-
co, por los delitos de homicidio, robo de valores o cau-
dales de la nación y destrucción de edificios públicos,
en el grado de conato, y por ultrajes al presidente de
la República y rebelión en calidad de delitos consu-
mados. Tal parece que el promotor fiscal, al formular
sus acusaciones, no examinó mis actos para ver qué
artículos del Código penal eran aplicables en justicia,
sino que se puso a hurgar en el Código para imputar-
me casi todos los delitos en él enumerados. "
346
Juan José Ríos fue arrestado en San Juan de Mezquital,
Zacatecas , por haber sido interceptada por las autoridades
una carta suya a Manuel Vázquez, en Ciudad Victoria, car-
ta en la que le comunicaba que estaba pronto a alzarse en
armas contra el Gobierno de Porfirio Díaz. También cayó
en manos de los agentes de la represión Alberto M. Bravo,
que preparaba un grupo revolucionario en Uruapan, Mi-
choacán , para la próxima revolución.
Todos los detenidos fueron procesados y condenados a
purgar su delito de rebelión contra el régimen porfirista en
la prisión tétrica de San Juan de Ulúa.
Todos los planes de acción revolucionaria de septiembre
de 1906 se malograron por diversas causas. Se buscó enton-
ces al cabecilla principal de la revuelta y se debió a un azar
imprevisto el que Ricardo Flores Magón, que había regresa-
do de Montreal a El Paso, no pudo ser hallado. Fue en aque-
lla emergencia cuando huyó a Los Angeles, California, en
compañía de Modesto Díaz.
Como no se pudo capturar a Ricardo Flores Magón, las
autoridades mexicanas pidieron a las norteamericanas la
detención de Librado Rivera en Saint Louis , Missouri, don-
de se publicaba Regeneración . A mediados de octubre Li-
brado Rivera fue descubierto y detenido y se le condujo
a las oficinas de inmigración con Aarón López Manzano.
Una noche se les llevó a la estación de ferrocarriles y se les
hizo saber que se les trasladaba a México.
La noticia circuló rápidamente por la Prensa y se produ-
jeron protestas públicas en Saint Louis, y la campaña ame-
nazaba convertirse en un escándalo con la activa participa-
ción de Mother Jones ; la custodia de los presos recibió en
Ironton , Missouri , orden telegráfica de interrumpir el viaje;
Librado y Aarón López Manzano fueron encerrados en la
prisión del pueblo. Se acusó a López Manzano de violar
la correspondencia de Ricardo Flores Magón , pero tenía
autorización para proceder así y fue puesto en libertad; a
Librado Rivera se le acusó de un asesinato y de un robo en
347
la oficina postal de Hermosillo , donde jamás había estado.
A las tres semanas en la cárcel de Ironton, el juez James R.
Gray declaró que se le perseguía por motivos políticos y
que no había cometido ningún crimen y ordenó su libera-
ción . Dejó a su esposa y a su hijo y marchó a pie, y luego
oculto en un furgón del ferrocarril que llevaba cal, que caía
sobre él en su escondite y apenas le dejaba respirar, y al
amanecer pudo salir de la trampa y llegar al sur de Califor-
nia a reunirse con sus compañeros.
Pero si el Gobierno mexicano vio escapar la presa codi-
ciada de Librado Rivera, tuvo más suerte con otros libera-
les; Lauro Aguirre, Pedro González, Crescencio Villarreal,
Trinidad García, Demetrio Castro, Lázaro Puente,Abraham
Salcido, Bruno Treviño y otros, cayeron en sus manos.
Aunque no fue válida la extradición por imaginarios de-
litos políticos, se recurrió a las leyes de inmigración para
hacer salir del país a los que habían entrado en él ilegal-
mente, que eran muchos. De esta manera se obtuvo la en-
trega de varios involucrados en la frustrada conspiración de
septiembre, entre los que figuraban Lázaro Puente, Abraham
Salcido, Gabriel Rubio, Bruno Treviño y Carlos Huberts,
que fueron entregados a las autoridades mexicanas esposa-
dos, desde las cárceles norteamericanas en las que habían
sido alojados.
Con la firma de Ricardo Flores Magón y Antonio I. Vi-
llarreal se hizo un balance de los trabajos cumplidos en 1906,
una hoja que se difundió clandestinamente, y en la cual la
Junta organizadora del Partido liberal mexicano exhortaba
a continuar en la lucha. Decía esa circular:
348
una sumisión de los miembros que la integran a la
fuerza del despotismo, lo que significaría una cobarde
retirada de la lucha en los momentos precisos en que
es menester el arrojo y es urgente hacer de la volun-
tad un fuerte irresistible.
"La idea de una retirada del campo de combate no ca-
be en nuestras almas de suyo rebeldes y tenaces; que
retrocedan los cobardes, que cedan los débiles, que se
sometan los viles : Nosotros seguiremos en nuestro
puesto esperando con serenidad la suerte que el desti-
no nos depare.
"Desde que los obreros mexicanos empleados en las
minas de Cananea , Sonora, fueron alevemente asesina-
dos pcr los explotadores sin conciencia que la dicta-
dura protege para que mantengan al pueblo en servi-
dumbre, la Junta y su órgano Regeneración han sido
perseguidos sin descanso por la dictadura de Roosevelt,
presidente norteamericano, haciendo suya la causa de
los perseguidores de los liberales mexicanos, en quie-
nes ve un peligro para el desarrollo y robustecimiento
de su imperialismo sobre México, garantizados por el
traidor que ejerce la primera magistratura en nuestra
patria, no se ha dado descanso en su tarea de poner a
los miembros de la Junta organizadora del Partido li-
beral mexicano en poder de los verdugos del pueblo,
derivándose de eso la sañuda cruzada de que somos
objeto.
"Esas persecuciones no han menguado nuestros en-
tusiasmos ni han debilitado nuestros propósitos de
ver implantado en nuestro suelo el programa expedi-
do por la Junta del año pasado. Para imponer su pro-
grama, para hacer triunfar nuestros ideales de libertad
y de justicia, enarbolamos la bandera de la rebelión a
fines de septiembre de 1906.
'El triunfo era seguro . Cada cláusula del Programa
responde a una necesidad ingente y avasalladora, y el
349
conjunto de dicho documento es la suma de las aspi-
raciones sanas de un pueblo cansado de la miseria y la
tiranía.
"La organización revolucionaria fue la más perfecta
posible. Los grupos de ciudadanos intrépidos, prontos
a levantarse a la primera señal de la Junta, esperaban
con ansia el momento deseado de lanzar el guante al
despotismo y a la explotación, la señal fue dada; pero
la traición había espiado parte de los planes de la Jun-
ta y las cárceles de la República y de los Estados Uni-
dos se poblaron de hombres resueltos y dignos. Fue
aquel momento de prueba para el Partido liberal. Trai-
cionado por dos villanos oficiales del ejército del dic-
tador; perseguidos sin tregua todos aquellos que por
su conducta digna despertaban desconfianzas a un go-
bierno de ladrones y traidores; encarcelados por todas
partes liberales distinguidos y varios miembros de la
Junta, uno de los cuales, el vicepresidente de la mis-
ma, el abnegado Juan Sarabia, extingue en la fortaleza
de San Juan de Ulúa la condena de siete años de pri-
sión que le impuso el juez de distrito de Chihuahua
por orden del autócrata, ni un momento flaqueó el
partido heroico que en el actual momento de su his-
toria sin mancha está destinado a poner la primera
piedra de la verdadera libertad y de la verdadera jus-
ticia.
"Por la traición, solamente dos grupos de insurgentes
pudieron efectuar el levantamiento, el de Jiménez y
el de Acayucán, pues cuando la Junta se iba a consti-
tuir en Ciudad Juárez, cuyo hecho era otra de las seña-
les para el levantamiento de otros grupos de la Repú-
blica, Juan Sarabia fue aprehendido en dicha ciudad,
y con él los principales jefes del movimiento , la víspe-
ra del día señalado para ser tomada por las fuerzas li-
berales, mientras, en El Paso, Texas, el secretario de la
Junta, Antonio I. Villarreal, fue puesto en la cárcel,
350
habiendo escapado por una mera casualidad el presi-
dente de la misma que se encontraba en el propio lu-
gar. En Saint Louis, Missouri, el primer vocal, Librado
Rivera, fue plagiado por las autoridades norteamerica-
nas en combinación con las mexicanas y hubiera sido
conducido a México si la Prensa norteamericana no
hubiese clamado justicia.
"El intrépido liberal Aarón López Manzano, que por
varios años ha acompañado a los miembros de la Jun-
ta como compañero de labores, fue también reducido
a prisión en Saint Louis y se le hubiera pasado a Mé-
xico si no hubieran ocurrido las mismas circunstancias
que impidieron la cobarde entrega de que iba a ser
víctima el primer vocal de la Junta.
"Antonio I. Villarreal iba a ser entregado a las autori-
dades mexicanas cuando se fugó, dejando burlados a
los sicarios norteamericanos y a los verdugos de Méxi-
co.
'A pesar de todo, los trabajos en pro de la libertad
han seguido su curso. Los fracasos anteriores, debidos
a la traición y a la connivencia de la Casa Blanca con
el traidor presidente de México, quien está haciendo
donación vergonzosa del país a los capitalistas norte-
americanos, no han tenido otro efecto que redoblar
nuestros esfuerzos para salvar de una servidumbre per-
petua a un pueblo digno de mejor suerte.
"Por otra parte, el pueblo norteamericano, el que tra-
baja y piensa, ha criticado acerbamente la conducta
atrabiliaria de Roosevelt, como lo demuestra el hecho
de haberse puesto la Prensa a nuestro favor cuando
ese magnate extremó sus persecuciones. Por más que
la dictadura lanzó la maquiavélica especie de que tra-
tábamos de hacer una revolución antiextranjera, la
verdad brilló al fin y todos se convencieron de que no
somos enemigos del extranjero, sino de los explotado-
res y de los tiranos, sean extranjeros o mexicanos.
351
"Los trabajos para derribar el despotismo avanzan
con firmeza y sólo se hace sentir la necesidad de la
Prensa para que con su voz prejuiciosa anime a todos
a deshacerse del yugo y ser libres. Queremos comple-
tar nuestro trabajo con la reanudación de la publica-
ción de Regeneración, y para lograr nuestros patrióti-
cos deseos nos dirigimos a aquellos de nuestros ami-
gos que mayores pruebas de espíritu liberal han dado
para que nos ayuden a reanudar la publicación del pe-
riódico enviándonos fondos.
"También deseamos publicar un manifiesto a la nación
en el cual explicaremos con abundancia de detalles
nuestra actitud y nuestra voluntad de derribar por la
fuerza de las armas a un gobierno sordo a las quejas
de un pueblo que desfallece por el hambre y la escla-
vitud.
"Esperamos que usted nos ayudará para la empresa
que entre manos tenemos y que invitará a sus amigos
a que contribuyan con lo que puedan, considerando
que los actuales trabajos de la Junta requieren sumas
enormes, puesto que ya no sólo se trata de propagar
el ideal, sino de hacerlo triunfar por medio de la fuer-
za, único argumento que convence a los opresores de
los pueblos.
"Para envíos de cartas y dinero, hágase uso exclusiva-
mente de la siguiente dirección: Señor Melquíades
López, Box 50, Bridgeport, Tex.
"En espera de sus letras quedamos sus amigos y corre-
ligionarios que le aprecian. R. Flores Magón, presiden-
te; Antonio I. Villarreal, secretario. "
352
ra de torcedores de tabacos y en él se pusieron de manifies-
to las dos corrientes de pensamiento dominantes : la de los
que sólo se interesaban por el mejoramiento gradual y la
de los que veían en la organización de los trabajadores el
medio para lograr la emancipación de la explotación capi-
talista. El impulso para la reunión de ese Congreso fue el
mismo que poco después dio por resultado el alzamiento
de Acayucán , en el que participaron algunos de los delega-
dos, como participaron desde entonces en las filas de la re-
volución antiporfirista . Poco después se produjo la prueba
de fuego de la huelga de Río Blanco y su sangrienta repre-
sión.
353
BIBLIOGRAFIA
354
CAPITULO XIV
REIVINDICACIONES OBRERAS.
RIO BLANCO (1906-1907).
INQUIETUD SOCIAL EN
GUADALAJARA
5
E jactaba el régimen porfirista de los progre-
sos de la industrialización en México, pasan-
do por alto que esta industrialización era re-
genteada y utilizada por el capitalismo ex-
tranjero, que hacía de cada fábrica una colo-
nia penal para los obreros mexicanos, con sa-
larios excesivamente bajos y jornadas agotadoras: 1.50 pe-
sos y diez horas de trabajo en líneas generales, explotados,
además, en las tiendas de raya.
Desde comienzos del siglo se producían conatos de orga-
nización gremial para la defensa de condiciones de vida más
tolerables . Blas Lara habla en La vida que yo viví, de sus
recuerdos de Guadalajara (1904-1906). Miguel Mendoza
López Schwerdtfeger había exhortado en 1903 a la organi-
zación obrera de resistencia con su trabajo Las clases pro-
ductoras ; en 1905 había allí una Sociedad de canteros, de
la que era presidente Román Morales ; Blas Lara inició la
formación de otra agrupación , la de tejeros, en la misma
capital de Jalisco. Contaron aquellos obreros inquietos y
combativos con el apoyo de un joven de Mayahina, Zaca-
tecas, estudiante , de veintidós años, Roque Estrada, que
355
conoció por unos días entonces la cárcel de Escobedo. Los
canteros formalizaron su unión con los albañiles. El gober-
nador Ahumada no podía pasar por alto esas tentativas re-
volucionarias y ordenó numerosas detenciones de trabaja-
dores y de concurrentes a las asambleas obreras. En oca-
sión del natalicio de Juárez en 1905, Román Morales enca-
bezó una manifestación obrera con una bandera roja como
símbolo. Se publicó en 1905 un periódico, El Obrero socia-
lista, órgano de la Liga socialista de Guadalajara; Morales
fue encerrado por tres meses en la cárcel de Escobedo y
luego deportado a Aguascalientes, en enero de 1907.
En el periódico El Obrero socialista, del mes de diciem-
bre de 1906 se lee esta nota: "Hemos recibido un número
de The Saint Louis Post-Dispatch. Dicho periódico consta
de seis páginas y en una de ellas trae un artículo titulado:
"Lesa majestad", y un grabado que representa al actual pre-
sidente de nuestro país con la matona en la mano, una co-
rona en la cabeza y bailando sobre la Constitución, y el po-
bre pueblo llorando unas veces y crispando los puños otras.
Trae, además, los retratos de los hermanos Flores Magón,
Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Librado Rivera, Manuel
Sarabia y Rosalío Bustamante, así como una lámina que
representa al pueblo mexicano dormido y Regeneración
despertándolo. Gracias por el envío."
La clase patronal, que no había querido en Puebla admi-
tir ninguna forma de asociación entre sus obreros, después
de la aparición del Manifiesto y del Programa del Partido li-
beral mexicano, que circuló secretamente entre los asalaria-
dos, vio cómo se reanimaba la organización clandestina de
Círculos obreros libres. El primero que se hizo sentir en
público fue el Centro de obreros libres de Puebla, que se
enfrentó con el Centro industrial mexicano, organización
patronal. El Centro industrial, a fines de noviembre de 1906,
presentó a los obreros de las fábricas de Puebla y Tlaxcala
un proyecto de reglamento para la industria, según el cual
se rebajaban los salarios a raíz del alza del precio del algo-
356
dón. Los poblanos se opusieron a los proyectos patronales
y, después de algunas entrevistas con los empresarios, que
no dieron resultado práctico, resolvieron iniciar un paro el
4 de diciembre, paro que se hizo efectivo en Puebla, en San
Martín de Texmelucán y en las factorías de Tlaxcala. Y de-
legados poblanos se dirigieron a Orizaba para que los obre-
ros textiles secundasen el movimiento, entrando así en re-
lación con el Círculo de obreros libres de aquel lugar, for-
mado con trabajadores de Santa Rosa y de Río Blanco.
El movimiento de obreros textiles se fue desarrollando
sin incidencias ni violencias. La influencia del Partido libe-
ral mexicano se hacía sentir en él, y se citan al efecto estos
testimonios: el obrero Abraham Trujillo, en un acto reali-
zado en Puebla el 7 de diciembre, dijo que México había
tenido dos revoluciones: la de la independencia y la de la
Reforma, y que se iniciaba la tercera con el conflicto tex-
til, la del dinero y el trabajo. Y Manuel Avila, en Orizaba,
el 24 del mismo mes, se refirió al socialismo como a una
manera de realizar los ideales de los trabajadores, y dio a
conocer el Manifiesto y el Programa del Partido liberal.
Pascual Mendoza era un obrero textil de excelente pre-
paración intelectual y de prestigio entre los obreros pobla-
nos. En la reunión pública del 7 de diciembre presentó a
los trabajadores un proyecto de reglamento que había ela-
borado el Círculo de obreros libres para el trabajo en los
establecimientos textiles, en oposición al elaborado por
los industriales, reglamento que fue aprobado unánime-
mente por la asamblea. El reglamento elaborado por los
obreros poblanos refleja las reivindicaciones del Programa
del Partido liberal en favor de los derechos de los trabaja-
dores. Ese documento fue juzgado como la primera plata-
forma de la moderna lucha obrera en México. Decía así:
357
penderá el trabajo a las cinco y media de la tarde. El
15 de septiembre y el 24 de diciembre sólo se trabaja-
rá medio día.
"El toque de llamada será dado cinco minutos antes
de las horas de entrada; y por la mañana, además, se-
rán dados dos toques de prevención a las cinco y me-
dia y a las cinco y tres cuartos.
"Los operarios que velen entrarán a las fábricas antes
de la salida de los obreros del día.
"2." Ningún operario que se presente en estado de
ebriedad será admitido en la fábrica.
"3.' La paga para todos los obreros, sin excepción,
se efectuará los sábados, combinándose de tal modo
la distribución de los salarios que a las seis de la tar-
de hayan quedado pagados todos.
"4.' Ningún empleado de fábrica podrá maltratar a
los obreros ya sea de palabra o de hecho, pues esto,
además de constituir un delito, es un hecho salvaje
que reprochan las naciones cultas. Los obreros serán
respetados, así como también ellos guardarán el respe-
to debido a sus superiores.
"5.' Queda prohibido a todos los empleados y maes-
tros cobrar determinadas cantidades por proporcionar
trabajo a los obreros, cuyo abuso será restringido con
la expulsión del infractor.
T.' Los maestros deberán entenderse directamente
con los obreros de la sección que se les designe, como
delegados natos de la administración bajo las instruc-
ciones y responsabilidades de ésta. Cuidarán de que
las máquinas de las mismas secciones estén en perfec-
to estado, y darán parte de las imperfecciones que se
advierten en los mismos aparatos.
"7.° Los obreros procurarán la conservación de las
máquinas y útiles que estén a su cargo, así como de
levantar los carretes, canillas y demás objetos que ca-
358
yeran cerca de las máquinas o útiles y puedan sufrir
por el frecuente uso que de ellos se hace.
"8.' Como es arbitraria la prohibición de que lean
periódicos, sólo se obliga a los obreros a no distraerse
de su ocupación.
"9.' Todo acto desordenado dentro de la fábrica de-
berá corregirlo el maestro del departamento , según su
criterio.
"10. ° Siempre habrá papel en los excusados para evi-
tar que los obreros hagan uso de algodón o hilaza en
esos lugares.
"11.' Los obreros no serán despojados de su corres-
pondencia que lleven consigo al entrar en la fábrica.
"12. `Ningún obrero sufrirá descuentos indebidos
con pretextos de pago de médicos, de tienda y otros
distintos.
"13.' Ningún obrero que integre comisiones legales
será separado por eso y así habrá en cada fábrica dos
representantes de nuestra Sociedad, con el fin de dar
cuenta a la administración de la fábrica o a la autori-
dad inmediata de cualquier desorden , así como a la
directiva de nuestra Sociedad.
"14.' Queda prohibido a la administración admitir
aprendices o trabajadores menores de catorce años de
edad, conforme a la ley de instrucción pública.
"15.' Toda aviadura que por su uso constante está
ya deteriorada cambiará inmediatamente a juicio del'
maestro.
'76.` Todos los tejidos que resulten defectuosos se-
rán pagados únicamente los metros malos, cobrándose
sólo el material de la casa, sin incluir el trabajo del
obrero. Estos pagos serán a juicio de la comisión per-
manente de cada fábrica.
7. ° Todo tejido que no esté incluido en este regla-
nnento, lo mismo que otros trabajos de elaboración en
las fábricas, quedan a discusión de lo antes dicho.
359
"18." Como es público y notorio que en todas las fá-
bricas de la República hay tiendas o casas de comer-
cio donde se ejerce el monopolio, pedimos que se per-
siga esto de oficio por ser anticonstitucional y muy
perjudicial a la clase obrera.
"19.' Todos los obreros al reanudar sus labores nue-
vamente reconocerán sus puestos que de antemano te-
nían.
"20.' Cuando haya alguno o algunas diferencias entre
los obreros por cambio de hilados o tejidos, y no fue-
se suficiente el acuerdo de los maestros o representan-
tes de la Sociedad, se nombrarán peritos que no sean
de la misma casa.
"21.' En todas las fábricas de la República, los due-
ños, administradores, gerentes y maestros deberán su-
jetarse a obedecer sin excusa ni pretexto, los artícu-
los quinto y decimotercero de la Constitución.
"22.' A todo operario que por falta de ayudantes ten-
ga que desempeñar el trabajo de éstos, se le pagará la
retribución de los mismos en los distintos departamen-
tos, excluyendo el de tejidos.
"23.' Todo operario que por falta de fuerza natural
no pudiera llenar el deseo de la industria referente a
las exigencias en el trabajo, no podrá ser separado de
la colocación, pues como es de entenderse, no será
posible que todos tengan fuerza igual; lo mismo que
los obreros mayores de edad que han acabado sus vi-
das en las fábricas; sólo por esta razón deben ser dig-
nos de consideración.
"24.° Todo operario que fuera inutilizado en el inte-
rior de la fábrica por cuestión del propio trabajo, se-
rá pensionado con la mitad del sueldo durante el tiem-
po que resida en la misma.
"25.° La casa pagará los atadores, y el obrero que de-
sempeñe este trabajo recibirá el importe; y cuando sea
360
dibujo de dos o tres telas, se le pagará arreglado a lo
que pierde en su trabajo.
"26.° A todos los trabajadores que hagan sus labores
de noche, se las aumentará un 25 por 100 por ser el
trabajo más pesado y rudo para el operario...
"Transitorio. Quedan a salvo los derechos de esta So-
ciedad en todo tiempo, para cualquier eventualidad o
intransigencia, basándose todo en las leyes de nuestra
Carta fundamental."
361
món Corral, el cual les dijo que el 4 de enero serían recibi-
dos por el general Díaz para darles a conocer su laudo arbi-
tral, y así lo hizo. El laudo presidencial fue una defensa ab-
soluta de los intereses patronales y un casi total desconoci-
miento de las reclamaciones de los trabajadores.
Como hemos reproducido el pliego de condiciones y re-
glamento de los textiles Puebla, elaborado por Pascual Men-
doza, Adolfo Ramírez y Antonio Espinosa, vale la pena re-
producir textualmente la decisión del presidente Díaz:
362
fracción I se hará sobre la base de aceptar para cada
región el promedio de las tarifas más altas que en ella
rijan para productos de igual clase.
"IV. Se establecerá el sistema de pagar primas a jui-
cio del administrador a los obreros que produzcan
más y mejor de lo que normalmente hacen sus compa-
ñeros.
"V. Los industriales ofrecen al señor presidente rea-
lizar la reforma a que se refiere esta cláusula lo más
pronto que sea posible.
"Art. 3.° Se establecerá en las fábricas el sistema de
dar a cada obrero una libreta con las contraseñas ne-
cesarias para su autenticidad y en la cual se anotarán
los datos que se consideren necesarios respecto a la
buena conducta, laboriosidad y aptitudes del operario.
"Las anotaciones que el administrador haga en su li-
breta las hará constar en un registro y pondrá el ma-
yor cuidado en que sean enteramente imparciales y
verdaderas.
"Cuando un obrero pierde su libreta, se le dará otra a
su costa, en la inteligencia de que el valor de ella no
excederá de 50 centavos.
"Los obreros, cuando ingresen en una fábrica, ten-
drán la obligación de presentar su libreta al adminis-
trador, y éste deberá firmar la libreta al aceptar al
obrero y cuando el último haya de separarse de la fá-
brica.
"Art. 4.' Ofrecen los señores industriales al señorpre-
sidente de la República ocuparse, desde luego, de es-
tudiar los reglamentos de las fábricas para introducir
en ellas las reformas y modificaciones que estimen
convenientes, tanto para organizar los intereses y la
buena marcha de sus establecimientos como para me-
jorar, hasta donde sea posible, la situación de los obre-
ros, especialmente, introduciendo las mejoras siguien-
tes:
363
"1. Las multas que establezcan por falta de cumpli-
miento de los obreros, y por otras, que se expresarán
en los reglamentos, se destinarán íntegras a un fondo
para auxiliar a las viudas y a los huérfanos de los obre-
ros.
"II. No se harán descuentos a los obreros en pago
de médicos, para fiestas religiosas o profanas, ni para
que lo ocupen los obreros que lo deseen.
"III. Solamente se cobrará a los obreros las lanzade-
ras, canillas y otros materiales de las fábricas que se
destruyan por su culpa, pero no las que se rompan o
concluyan por el uso a que están destinados. Eso se
determinará por el administrador, tomando en consi-
deración los informes de los maestros.
"IV. Los obreros podrán recibir en sus habitaciones
a las personas que estimen conveniente, quedando a
cargo de la autoridad dictar los reglamentos que sean
necesarios para conservación del orden, de la moral y
de la higiene y la manera de hacerlos cumplir.
"V. Cuando un obrero se ha separado de una fábri-
ca por causas que no constituyen delito o falta de los
que castigan las leyes o están previstas en los regla-
mentos de las fábricas, tendrá un plazo de seis días
para desocupar la casa que esté ocupando, contándo-
se ese plazo desde que se le pague su raya. Cuando su
separación se verifique por causa que amerite castigos
impuestos por la ley, o porque en los registros de los
obreros que se acostumbran a la entrada y salida de
las fábricas se descubra que lleva armas o corillos, de-
berá desocupar la casa en el mismo día en que se le
pague su raya.
"Art. 5.° Los obreros que tengan alguna reclamación
o solicitud que hacer la presentarán personalmente
por escrito, que firmarán ellos mismos, al administra-
dor, quien deberá comunicarles la resolución que se
dicte a más tardar en el término de quince días. Los
364
obreros quedan obligados a continuar en el trabajo
durante el tiempo que dilate la resolución, y si no
quedaren satisfechos cuando ésta se les dé a conocer,
podrán separarse del trabajo.
'Art. 6.' Los industriales procurarán mejorar las es-
cuelas que hay actualmente en las fábricas y crearlas,
en donde no las haya, con el fin de que los hijos de
los obreros reciban educación gratuita.
"Art. 7.° No se admitirán niños menores de siete años
en las fábricas para trabajar, y mayores de esa edad,
sólo se admitirán con el consentimiento de sus padres;
en todo caso, no se les dará trabajo sino una parte del
día, para que tengan tiempo de concurrir a las escue-
las hasta que terminen su instrucción primaria ele-
mental.
"Se recomendará a los gobernadores de los Estados
respectivos, y a la Secretaría de Instrucción Pública
por lo que respecta al Distrito Federal, que establece
la reglamentación y vigilancia de las fábricas, de ma-
nera que quede garantizada la educación de los hijos
de los obreros.
"Art. 8.' Los obreros deberán aceptar que los jefes
políticos respectivos nombren personas que se encar-
guen de la dirección de los periódicos que publiquen,
con el objeto de que en ellos no se deslicen injurias
para nadie, ni se publiquen doctrinas subversivas que
extravien a los mismos obreros. Estos podrán escribir
en dicho periódico, dentro de lo dicho, todo lo que
gusten, con el objeto de levantar el nivel de las clases
trabajadoras y de inspirarles hábitos de honorabilidad,
de orden y de ahorro.
"Art. 9.° Los obreros quedan comprometidos a no
promover huelgas, y menos intempestivamente, pues-
to que en la cláusula quinta se establece la forma en
que harán conocer sus quejas y sus solicitudes con el
fin de satisfacerlas hasta donde sea justo."
365
El documento presidencial no necesita comentarios ni
puede ser acusado de falta de claridad . El paternalismo del
presidente le llevaba a consentir que los obreros publicasen
periódicos propios, pero dirigidos por personas designadas
por los jefes políticos de los respectivos distritos.
El laudo presidencial pudo inspirar a algunos ingenuos
la ilusión de que serviría de punto de arranque para mejo-
rar las relaciones con los industriales , pero en la región de
Orizaba no fue bien recibida la decisión presidencial por
los trabajadores que la examinaron . Sin embargo , después
de reuniones acaloradas el 6 de enero de 1907 se acordó
reanudar el trabajo al día siguiente.
Algunos apologistas han hablado de paternalismo porfi-
rista , un juicio para el que es difícil encontrar pruebas o
testimonios. He aquí la interpretación de Carlos M. Ibarra:
"No puede hablarse en lo más mínimo de paternalismo. A
falta de palabras adecuadas para describir el sistema se ha
usado ésta que no representa la realidad. No hubo nada de
dictadura paternal. Fue el porfirismo esencialmente perso-
nalista porque todo quedó supeditado a una sola voluntad,
cuyos intérpretes más o menos agudos y eficaces fueron los
gobernadores de los Estados, por lo demás los más fieles
sostenedores del sistema. Pero precisamente, por basarse el
sistema en uno de los aspectos más frecuentes de todo ser
humano, el afán de mando, el sentido de dominio, fue en
tantos aspectos tan soportable y en otros tan despiadado".
Y podría admitirse también esta descarga:
"Las opresiones que hizo fueron las de siempre, a través de
una policía servil y autoritaria, sobre todo, con las clases
humildes, a quienes impuso el sistema de la leva como cas-
tigo puramente administrativo . En esto, sin embargo, hubo
más de un abuso de los caciques provinciales perpetuados
en el poder que de mandato superior."
366
LOS OBREROS TEXTILES DE ORIZABA
367
de las cuales estaban paralizadas por la huelga de los obre-
ros o por el lock-out patronal.
Las fábricas paralizadas por la huelga o el lock-out fue-
ron siete en Coahuila , dos en Colima, una en Chiapas, tres
en Chihuahua, ocho en Durango , seis en Guanajuato, dos
en Guerrero , tres en Hidalgo, cinco en Jalisco, ocho en Mé-
xico, cuatro en Michoacán, cuatro en Nuevo León, una en
Oaxaca, 32 en Puebla, cuatro en Querétaro , una en Sina-
loa, una en Sonora, nueve en Tlaxcala , 13 en Veracruz, dos
en Tepic, y 11 en el Distrito Federal.
De los 30. 000 huelguistas de diciembre de 1906, 5. 000
eran de Puebla , 3. 000 de Tlaxcala , 10. 000 de Orizaba,
2. 000 de Jalapa ; la cifra se completaba con los huelguistas
de todo el Distrito Federal, de Oaxaca y parte de Jalisco.
368
cín se burlaron de los obreros y uno de ellos disparó sobre
un trabajador, lo cual dio motivo al ataque contra la tien-
da. Al acercarse los obreros a la tienda de raya, uno de los
dependientes mató a uno de los trabajadores y en vista de
la indignación causada por esa agresión, 10 rurales presen-
tes intentaron pacificar a los obreros, pero fueron dispersa-
dos por éstos. Margarita Martínez encabezó una demostra-
ción de mujeres enarbolando una bandera y dirigió la irrita-
ción contra el empresario Víctor Garcín, que tenía casas
comerciales en Nogales y Santa Rosa, además de los de Río
Blanco. La casa de Río Blanco ocupaba una manzana. Los
obreros asaltaron la tienda y la destruyeron y mientras unos
intentaban poner fuego a la fábrica, otros saquearon la tien-
da de Garcín.
Al ver el motín frente a la tienda de raya, los dueños de
la fábrica llamaron en su auxilio a las tropas federales, y a
las nueve de la mañana se hicieron presentes los efectivos
del 13 batallón. Un diario católico dijo que los soldados
dispararon sobre la muchedumbre hasta que los obreros
con "insolencia inaudita", respondieron con inofensivos
proyectiles. Algunos rurales presentes se negaron a hacer
fuego. Las tropas federales dejaron un saldo de 17 muer-
tos y 80 heridos. Los obreros se apoderaron del palacio
municipal y desde las azoteas hostilizaron a los soldados y
policías que disparaban sobre los obreros en la calle. La lu-
cha era desigual, porque los escasos elementos con que
contaban los trabajadores no podían compararse con los de
las tropas. En esa situación decidieron marchar a Santa Ro-
sa y Nogales en la tarde del mismo día instigados por Ma-
nuel Juárez, que luego huyó a Atlixco.
Cuando los huelguistas de Río Blanco llegaron a Noga-
les, fueron atacados de improviso en el camino por el con-
tingente de soldados que había llegado de Veracruz, cau-
sando una nueva masacre en la columna obrera, que hubo
de dispersarse. La sangre proletaria corrió abundante, pri-
mero en Río Blanco, luego en Nogales y en San Lorenzo.
369
Almacenes de Río Blanco durante los sucesos de 1906.
370
Se distinguieron como responsables de las matanzas el ge-
neral Rosalino Martínez , el coronel José María Villarreal,
el coronel Felipe Mier , el coronel Víctor Meraz. Algunos
de los muertos fueron recuperados por sus familiares y re-
cibieron sepultura ; la mayoría de los cadáveres fue llevada
en montón a vagones del ferrocarril, uno de ellos fue cor-
tado del tren y su carga trágica fue enterrada en una fosa
común en el cementerio de Orizaba ; los otros siguieron
viaje hacia Veracruz y otro montón de muertos fue dejado
en Escamela , según unos , o arrojados al mar , según otros.
Se inició una intensa persecución por efectivos de un
batallón federal y fueron capturados en los cerros de San-
ta Catalina y La Cueva, José María Velasco, Luis Arenas,
Cristóbal Torres, Francisco Pérez, Felipe Pascual, Gumer-
sindo García, Antonio Díaz, José María Pascual, Felipe
Vargas, Leonardo Quintana, Cándido García, Procopio del
Pilar, Matías García. Gravemente herido en la masacre, An-
tonio García murió al llegar a Santa Rosa.
En las cumbres de Acuitzingo los rurales encontraron a
Herminio López, a Guillermo Leyva y a Reyes Huerta. La
policía realizó numerosas detenciones en Río Blanco, No-
gales, Santa Rosa, John Kenneth Turner, en su México
bárbaro, alude a la huelga de Río Blanco y a la gesta de
Margarita Martínez: "Fue entonces cuando una mujer, Mar-
garita Martínez, exhortó al pueblo para que por la fuerza
tomase las provisiones que le había negado la tienda de ra-
ya de Víctor Garcín. Así hizo. La gente saqueó la tienda
y la incendió."
En sus domicilios fueron capturados los dirigentes del
Gran Círculo de Obreros Libres de Santa Rosa, Rafael Mo-
reno y Manuel Juárez , presidente y vicepresidente de la en-
tidad gremial , y llevados al cuartel del 13 batallón a dispo-
sición de Rosalino Martínez , se les aplicó la ley de fugas.
Se hizo pública una lista de 171 presos consignados a las
cárceles y al cuartel militar del 13 batallón. Sometidos a
371
proceso 32 de los huelguistas más activos , fueron enviados
a San Juan de Ulúa.
Rosalino Martínez fue uno de los ejecutores de la orden
porfirista de junio de 1879 al general Luis Mier y Terán;
también participó en esa matanza el teniente coronel Ju-
vencio Robles.
Entre los muertos estaban los dirigentes gremiales Agus-
tín Mirón , Nicolás López, Antonio Bonilla , Antonio Ramí-
rez y Manuel Cortés ; los nombres de muchos otros que fue-
ron acribillados por las balas de las tropas federales no fueron
conservados para la Historia . Pero en esa masacre sobrevi-
vieron otros que habrían de continuar la lucha contra la
dictadura y en favor de los derechos del trabajo , Camerino
Mendoza, Heriberto Jara, Isabel Gavira, Pánfilo Méndez,
Teodoro Escalona, Salvador González, Juan Olivares, José
Neira y otros, cuyos nombres y cuya beligerancia reapare-
cen a lo largo de la preparación revolucionaria antidictato-
rial.
El juez de distrito de Veracruz se dirigió a Orizaba para
investigar los hechos sangrientos y se detuvo entonces a
Eduardo Cancino, director de La Unión Obrera, acusado
de haber escrito en tono subversivo y de ser autor de una
novela en que se halagaba a los obreros, presentándolos co-
mo víctimas de expoliaciones y crueldades.
James D. Cockroft, en su obra sobre los precursores in-
telectuales de la revolución mexicana , cita estas palabras
del cónsul general de los Estados Unidos en México, Gotts-
chak, al Departamento de Estado: "La situación en Oriza-
ba, de acuerdo con los informes privados fidedignos que he
recibido , está haciéndose cada día más grave. Se me infor-
mó que allí 49 personas habían sido muertas ayer. El sub-
secretario de Guerra ha sido enviado a ese lugar y se dice
que una gran fuerza de tropas federales se dirige , hacia el
escenario del disturbio. La Prensa de aquí , subsidiada en
su totalidad , ha recibido instrucciones específicas de no
dar noticias acerca de la gravedad de la situación."
372
Y el cónsul norteamericano William W. Canada informó
a sus superiores, el 2 de febrero de 1907: "El rumor dice, y
todas las instrucciones lo señalan así, que aproximadamen-
te fueron 100 los muertos. Las ejecuciones militares fue-
ron frecuentes; no se desperdició tiempo con los hombres
capturados en el acto; y muchos más fueron enviados al
Valle Nacional y a Yucatán, en donde el Gobierno federal
tiene colonias penales de donde pocos regresan". Y ese
mismo agente consular de la Unión hace este comentario
en torno a los métodos empleados por el Gobierno de Por-
firio Díaz: "Estas medidas, aunque parezcan ásperas a algu-
nos, sin embargo, son el único medio para someter a esos
nativos revoltosos, los cuales, cuando se excitan con licores
fuertes y corrientes y son inflamados por las arengas incen-
diarias de sus llamados líderes laborales, son más bien sal-
vajes que pacíficos ciudadanos y carecen totalmente de
miedo a las consecuencias" (citado por Cockroft).
El 9 de enero de 1907 comenzó lentamente la incorpo-
ración a las fábricas de los obreros que no habían sido de-
tenidos; 13 obreros trabajaron en Cocoloapan; 125 en Ce-
rritos, apenas la quinta parte del total; y una tercera parte
de los 3.000 obreros, en la fábrica de Río Blanco.
Después de Cananea, la de Río Blanco fue la mayor ma-
sacre de trabajadores mexicanos en el largo período guber-
nativo de Porfirio Díaz, dos jalones de tragedia que alimen-
taron la rebelión en mayor escala que cualquier otra propa-
ganda. Se dieron datos oficiales de que durante los tres pri-
meros días del movimiento fueron fusilados 200 obreros y
que los presos fueron unos 400, entre ellos Margarita Mar-
tínez.
La represión despiadada no impidió que la zona de Río
Blanco-Orizaba, lo mismo que Cananea, fueran en lo suce-
sivo centros de agitación del Partido liberal mexicano, bur-
lando las medidas drásticas del Gobierno para impedir nue-
vos brotes de violencia.
373
Se habló de los rurales y de su actitud conciliadora en la
conmoción producida al replicar violentamente a los em-
pleados del empresario Garcín en la tienda de raya de Río
Blanco ; en verdad estaban más cerca de los obreros y sim-
patizaron con los huelguistas y, de haber estado solos, les
habrían secundado. Algunos de sus miembros huyeron des-
pués del encuentro con los federales, y 10 fueron fusilados
el 11 de enero, junto con el teniente Gabriel Arroyo que
los comandaba, bajo la acusación de no haber disparado
contra los obreros.
SE REANUDA EL TRABAJO
374
Moisés González Navarro ha recogido abundantes testi-
monios de la Prensa de aquella época sobre los sucesos de
Río Blanco y sobre la situación de los obreros de la indus-
tria textil.
El propio Francisco I. Madero criticó a Porfirio Díaz por
haber permitido la huelga de los industriales, cosa que no
había ocurrido en ninguna parte del mundo, y comentó la
simpatía de la opinión pública en favor de los huelguistas
que recibían ayuda pecuniaria de los hermanos que traba-
jaban.
Los ferroviarios de San Luis Potosí y Nuevo León ha-
bían mostrado ya en 1903 a los norteamericanos dueños
de las líneas férreas lo que había que esperar de la rebeldía
latente de los trabajadores mexicanos.
En julio-agosto de 1907 hubo un enfrentamiento franco
entre los ferrocarriles mexicanos y los norteamericanos en
Cárdenas, San Luis Potosí. En ese conflicto, según relatos
que circularon desde entonces, hubo un saldo de 18 muer-
tos y centenares de detenidos. Contra esa matanza se pro-
dujo en San Luis Potosí y en Estados adyacentes una huel-
ga en la que intervinieron 2. 000 obreros.
Los ferrocarriles nacionales, especialmente en San Luis
Potosí y el Norte, fueron un área de propaganda y de agita-
ción orientada por la Gran Liga Mexicana de empleados fe-
rrocarrileros, con asiento en San Luis Potosí, entidad que
fue animadora del sindicalismo y el socialismo; en 1908, la
Gran Liga contaba con 10. 000 afiliados; los ferrocarrileros
norteamericanos tenían una organización propia.
375
BIBLIOGRAFIA
376
CAPITULO XV
COLABORACION
ENTRE WASHINGTON Y
MEXICO
PARA LA LUCHA CONTRA
LOS REVOLUCIONARIOS
MEXICANOS
377
bold, para dar tiempo a la identificación. A las órdens del
jefe de la agencia de detectives Furlong había un tal Sanders,
que había estado en relación con los miembros de la Junta
organizadora del Partido liberal en Saint Louis, Missouri,
como empleado de Regeneración para la búsqueda de avi-
sos publicitarios. Ese Sanders fue enviado al lugar donde se
custodiaba a Herbert Koro y, naturalmente, quedó aclara-
do el misterio, pues Koro no era otro que Librado Rivera.
En base a la confianza que Rivera tenía en el ahora espía
Sanders, supo que Manuel Sarabia, Enrique Flores Magón y
Saucedo estaban en la ciudad, como también el padre de
Villarreal con las dos hijas, y Rosalío Bustamante.
El Gobierno de México, los gobernadores de los estados
fronterizos, como Creel, de Chihuahua, y los cónsules me-
xicanos de Texas, recurrieron a todas las armas para difi-
cultar e imposibilitar la acción revolucionaria del antiporfi-
rismo en el exterior. Desde las tentativas de asesinato, los
secuestros, las persecuciones policiales y judiciales , los ser-
vicios de los Pinkertons tenebrosos y de la agencia de de-
tectives Furlong, todo fue puesto en acción. La colabora-
ción entre el gobierno de Theodoro Roosevelt y el de Por-
firio Díaz llegó a ser estrecha en beneficio mutuo, y esa co-
laboración se mantuvo en toda la línea y hasta el fin del
drama.
En respuesta a un informe del cónsul mexicano en El Pa-
so, la Embajada de México en Washington se dirigió al de-
partamento de Estado solicitando que se dieran los pasos
necesarios para impedir que se empleasen las oficinas de
correos de El Paso y otros lugares por personas que trata-
ban de instigar expediciones armadas a México desde los
Estados Unidos . El secretario interino del Departamento
de Estado , Robert Bacon , acusó recibo, el 30 de octubre
de 1906, de la nota de la Embajada mexicana , y manifestó
que se había comunicado al director general de Correos la
petición para que el departamento a su cargo adoptase las
medidas urgentes que fuesen necesarias.
378
Desde la Secretaría de Gobierno de México se pidió a la
Embajada en Washington que gestionase medidas adecua-
das en las oficinas postales americanas para dificultar o im-
pedir el uso de los servicios de Correos por el antiporfiris-
mo.
El cónsul mexicano en Saint Louis, Missouri, hizo saber
al secretario de Gobernación que había recibido una carta
del corregidor federal de la ciudad, William K. Morsey, con
una copia de la comunicación que le dirigió Harry M. Ful-
ton, inspector de correos, en la que éste se quejaba del ex-
cesivo número de agentes, detectives y particulares que tra-
bajan autónomamente unos, otros por orden de personas
interesadas, en el asunto de la utilización de las oficinas
postales por los revolucionarios mexicanos.
El cónsul en Saint Louis recibió orden de que fuesen vi-
gilados una casa de la calle Kalb y otros lugares. La casa de
la calle Kalb, donde estaba ubicado el Anchor Hotel, fue
vigilada por la policía secreta federal a las órdenes inmedia-
tas del United States Marshall. En esa dirección había vivi-
do Florencio Basora, a quien fueron devueltos muchos plie-
gos destinados a México que no habían sido reclamados en
el correo capitalino, hecho que llamó la atención del ins-
pector de Correos. El propio cónsul encontró en la oficina
del Express Wells Fargo, en Saint Louis, una orden de en-
trega, firmada por Ricardo Flores Magón, a favor de Anto-
nio I. Villarreal, que a su vez, traspasó la orden a A. L.
Apple, haciéndolo este último a Florencio Basora. Supo
también el cónsul de Saint Louis el 5 de noviembre que Ba-
sora había salido para San Francisco, California; lo que no
pudo averiguar era algo sobre la personalidad de Basora, si
era un falso nombre utilizado por Librado Rivera o si se
trataba de otra persona al servicio de los Flores Magón y
socios. Para averiguar algo al respecto contrató el cónsul a
dos agentes.
El inspector de Correos Fulton llamó un día al cónsul
mexicano Diebeld y le enseñó dos cartas recién llegadas,
una de ellas dirigida a Librado Rivera. El cónsul quiso
379
abrir las cartas, pero Fulton no se lo permitió; en cambio
sugirió que la facultad que él no tenía para resolver en tales
emergencias podría conseguirse de las autoridades superio-
res en Washington. Dice el cónsul a su gobierno: "Y tenien-
do en cuenta que los ya referidos individuos reciben diaria-
mente buen número de cartas, el enterarse de su contenido
antes de dejarlas llegar a su destino sería un medio muy efi-
caz. 19
Preguntaron Fulton y el United States Marshall al cónsul
Diebold si la Furlong Detective Agency estaba comprome-
tida en este asunto de la vigilancia de los mexicanos revolu-
cionarios, y como no supiera qué responder, se le dijo que
debía llamar la atención del Gobierno mexicano sobre el
exceso de personas, agentes o detectives que hacían pesqui-
sas sobre el mismo asunto, lo cual podía perjudicar el éxito
final. El cónsul preguntó a su gobierno qué debía respon-
der acerca de la Furlong Detective Agency.
En aquellos días se le informó al cónsul en Saint Louis
por el señor Monster, jefe de los Pinkertons locales, que
Ricardo Flores Magón se encontraba en El Paso en aque-
llos momentos, y se dispuso su aprehensión, aunque sin
éxito. En cuanto a lo que debía decir sobre la agencia Fur-
long, se le respondió desde México que convenía que un
agente de la misma ayudase a las autoridades en sus inves-
tigaciones.
En una comunicación del cónsul en Saint Louis, el 9 de
noviembre, a la Embajada de México en Washington, se lee
lo que sigue: "Acabo de tener una entrevista con el señor
Furlong, de la Furlong Detective Agency, quien, según me
dijo, había regresado el día anterior de Toronto, Canadá,
adonde fue por orden del gobernador Creel, de Chihuahua,
pero no pudo encontrar a ninguno de los individuos aloja-
dos en el número 14 de la calle Whitby, ni conseguir siquie-
ra indicio alguno de su paradero." El propio Corral, desde
la Secretaría de Gobernación, tomó nota de las opiniones
de Fulton, de Morsey y de la del cónsul en Saint Louis, de
380
que era excesivo el número de agentes , detectives y parti-
culares que trabajaban para conseguir la captura de los Flo-
res Magón.
La Embajada en Washington, al recibir la comunicación
del cónsul M. E. Diebold, acudió al director general de Co-
rreos, Mr. Cortelyou , con el objeto de obtener autorización
para la apertura de la correspondencia de los revoluciona-
rios mexicanos prófugos. Cortelyou escuchó afablemente
las proposiciones de los mexicanos y manifestó que estaba
enteramente dispuesto a ayudar en todo lo posible, pero
que debía ponerse en contacto y de acuerdo con el inspec-
tor en jefe, Mr. William J. Vickery. Llamado éste al despa-
cho del director general, opinó que no se podía admitir la
apertura de las cartas, pero que se podía recurrir a la aprehen-
sión, de acuerdo con la política y los empleados postales,
de la persona o las personas que acudieran a retirar la co-
rrespondencia marcada; o bien que se recurriese a alguien
que reclamase la correspondencia como dirigida a él a fin
de salvar de ese modo la responsabilidad del correo, o bien,
este otro procedimiento, aconsejado por Mr. Vickery: "las
cartas sospechosas deben proceder de personas que no es-
tán al tanto de la dirección de los individuos a quienes las
remiten, pues parece indudable que quienes las conozcan
han de escribirles bajo nombres supuestos. Lo mejor sería
que en México se vigile estrictamente a las personas de la
familia de esos individuos, especialmente a cualquier mu-
jer de quien se sospeche que lleva relaciones amorosas con
alguno de ellos, cuidándose en las oficinas de Correos de
ver a quiénes dirigen dichas misivas para que nos informen
de los nombres y direcciones que usan; éste es el procedi-
miento que seguimos aquí con los más favorables resulta-
dos."
Las trampas ideadas por el alto funcionario de Correos
de los Estados Unidos fueron pronto superadas, cuando se
comenzó a secuestrar la correspondencia sospechosa y a fo-
tografiarla, dejando de lado todos los escrúpulos sobre la
indignidad del procedimiento.
381
El 23 de noviembre, el director de la Furlong Detective
Agency dirigió esta carta al cónsul en Saint Louis: "Sírvase
usted obtener, por conducto de la Embajada de México en
Washington, D. C., una carta del director general de Co-
rreos en Washington o de su departamento, para el director
general de Correos en Ottawa, Canadá, pidiendo a ése que
dé instrucciones al director de Correos de Montreal para
que me facilite toda la información que considere pertinen-
te respecto a la correspondencia dirigida a algunos prófu-
gos mexicanos cuyos nombres le daré, o la enviada por és-
tos, los cuales están empleando ahora todos los correos
de los Estados Unidos, como los de Canadá, con objeto de
defraudar los fines de la justicia, que están ahora ocultos
en o cerca de Montreal. Acabo de regresar de Montreal,
donde supe que no podría obtener ninguna ayuda de aquel
Departamento de Correos sin una orden del director de Co-
rreos de Ottawa, Canadá. Espero que hará usted todo lo
que esté en su poder para obtener dicha orden en mi favor,
pues estoy seguro de que con ella podré localizar y aprehen-
der a los fugitivos."
PERFECTO ACUERDO
382
usar dichas cartas como evidencia en las Cortes de este país,
ahora se sacan fotografías de las referidas cartas; por su-
puesto, debe tenerse en consideración que la persona en-
cargada de tomar estas fotografías es un detective con muy
cortos conocimientos en el arte que emplea; también se de-
be considerar el poco tiempo que tiene a su alcance, por no
poder quedarse mucho tiempo en su posesión las cartas de
referencia, no me permite obtener los resultados que una
persona más experimentada en la materia pudiera obtener
y ésta es la razón por la cual los clichés que tengo la honra
de remitir a usted no tienen la claridad que se podría obte-
ner en diferentes circunstancias."
En una nota marginal de la Secretaría de Gobernación se
recomienda que el cónsul en Saint Louis, Missouri, el 4 de
diciembre de 1907, remita a la Secretaría de Gobernación
la reproducción fotográfica de una carta dirigida desde San
Antonio, Texas, por Tomás Sarabia, a Enrique Flores Ma-
gón, en Los Angeles, California. Aclara que Enrique Flores
Magón es uno de los mexicanos que organizaron la Junta
del partido liberal en Saint Louis, Missouri; se fugó luego a
Canadá, de donde se recibieron un año atrás las últimas no-
ticias suyas por mediación de una misiva enviada a Trini-
dad Saucedo, cuya copia fue remitida a la Secretaría de
Gobernación en su tiempo; actualmente, se encuentra en
Los Angeles, California, en donde se recibe su correspon-
dencia bajo el nombre de Pilar A. Robledo. También hace
saber el activo cónsul en Saint Louis que pidió al señor
Thomas Furlong, de la Furlong's Secret Service Company,
entonces en Los Angeles, que gestione el procesamiento y
extradición de los revoltosos mexicanos Ricardo Flores
Magón , Antonio I. Villarreal y Librado Rivera, y vigilase al
referido Enrique Flores Magón y diese los pasos necesarios
para efectuar su arresto.
Y en carta del mismo a la Embajada de México en Washin-
gton se dice: "Me honro en remitir a usted copias de unas
cartas escogidas de entre muchas otras copias, que anoche
llegaron a mi poder por conducto de la Furlong's Secret
383
Service Company y que creo de suficiente interés.. .", y ra-
zona así : "Me parece llamar la muy respetable atención de
usted sobre la carta de Ricardo Flores Magón a Sam Moret
(Manuel Sarabia), Chicago, Illinois ; ya comuniqué a la Fur-
long's Secret Service Co. la necesidad de recoger las cartas
que están en Montreal , Canadá, dirigidas a Luis, Enrique
Flores Magón, a las cuales se refiere Ricardo Flores Magón
por su valor como evidencia contra él; también se servirá
usted tomar noticia de la carta dirigida por Manuel Sara-
bia a su hermano Marino (Tomás S . Labrada), en la cual
hace mención de un artículo que se debe mandar al Post
Dispacht ( de Saint Louis).
"Existen en la correspondencia interceptada a los mexi-
canos revoltosos que obra en el archivo de este Consulado
suficientes datos demostrando el verdadero carácter del
bandidaje que está fomentado por ciertos malos mexicanos
en diversos puntos de la frontera de nuestro país, pero en
mi humilde concepto , es muy peligroso hacer uso de estos
datos , por la razón de que estos periódicos escandalosos
desde luego los calificarían de hechos revolucionarios, y
los tomarán como base para artículos venales ; además,
no se debe perder de vista el perjuicio que resultaría en
contra de México si saliese a la luz la violación de las leyes
del Correo de los Estados Unidos."
384
te de la Torre , Ernesto Vizcaíno, José Collazo, Fortunato
Guzmán, Carlos Riquelme, Eduardo y Aniceto González,
Eduardo Montes de Oca, José Cuéllar. Con ellos entraron
en contacto los espías del general De la Vega, Jiménez Cas-
tro y Zeferino Reyes.
Enrique C. Creel envió al presidente Díaz el siguiente te-
legrama: "Presidente general Porfirio Díaz, Palacio Nacio-
nal. En El Paso, Texas , existe un centro revolucionario en-
cabezado por Lauro Aguirre, que está activando mucho sus
trabajos. Tiene reuniones todas las noches. Se cree que Ma-
gón o Sarabia están escondidos en El Paso. Están solicitan-
do gente para dar un golpe. Creo conveniente que el gene-
ral Vega vaya a Ciudad Juárez a vigilar al enemigo y a indu-
cir respeto. Escribo. El gobernador."
En ese telegrama se menciona a Lauro Aguirre como ca-
beza de un probable golpe de mano, pero el que estaba al
frente del movimiento armado y se hallaba en contacto
con la Junta revolucionaria de Saint Louis, Missouri, era
Prisciliano C. Silva.
Porfirio ordenó al general Vega fuese a Ciudad Juárez a
imponer respeto a su ley, pero no con veinticinco hombres,
como quería Creel, en la carta anunciada en el telegrama,
sino con cien o más, y con la misión de denunciar los he-
chos a las autoridades de El Paso por medio del cónsul. En
la carta que siguió al telegrama, Creel comunica a Díaz, en-
tre otras cosas: "El jefe político de Ciudad Juárez me ha
comunicado que se cree que estuvo Magón en El Paso, Te-
xas, pocos días antes del 15 de septiembre, y que después
ha viajado de incógnito por la frontera de Texas y que pro-
bablemente se encuentra escondido en El Paso, Texas...",
y agrega: "He escrito a Saint Louis, Missouri, solicitando
un detective americano de confianza para situarlo en El Pa-
so, Texas, y espero que sus servicios han de ayudarnos bas-
tante para descubrir todo lo que esos malvados están ha-
ciendo."
385
El gobernador Creel tenía a su servicio , desde tiempo
atrás, detectives norteamericanos a sueldo del Gobierno de
México, para vigilar los pasos de los liberales expatriados
en Estados Unidos . Un corredor de anuncios publicitarios
de la Agencia Pinkerton de detectives se acercó al grupo
editor de Regeneración y consiguió obtener algunos datos
concernientes a las actividades de la Junta organizadora del
Partido liberal. En el informe rendido a Creel por el detec-
tive se lee la siguiente filiación de Ricardo Flores Magón:
"Alto: cinco pies , ocho pulgadas.
Cuerpo : bastante gordo.
Peso : aproximadamente 225 libras.
Color de los ojos : muy negros.
Color del pelo : negro rizado.
Color de la tez : trigueño oscuro.
¿Fuma? : Es un gran fumador de cigarros.
¿Habla mucho ?: Es más bien serio, pero tiene facilidad pa-
ra hablar y se expresa con elegancia.
¿Habla inglés? : Muy poco.
¿Tiene mucho pelo?: Bastante.
¿Qué edad tiene? : Representa como cuarenta y cuatro años.
¿Es casado?: No.
¿Qué otras cosas puede usted decirme sobre el señor Ma-
gón?: Que es un periodista muy inteligente, trabajador; ac-
tivo, ordenado, que nunca se emborracha , que escribe muy
bien a máquina, que se hace respetar de las personas que lo
acompañan ; que tiene un carácter muy resuelto y enérgico
y que está fanatizado por la causa que persigue , con ese fa-
natismo brutal y peligroso que tienen los anarquistas."
En el mismo informe rendido el 28 de octubre de 1906
se lee igualmente:
"De todo el grupo de Regeneración, ¿a quién considera
usted el hombre más peligroso ?: Sin duda a Ricardo Flores
Magón.
Y si Ricardo Flores Magón fuese aprehendido y puesto
en la cárcel por varios años, ¿qué sucedería?: En el acto se
386
acabaría todo ese movimiento alarmista y agitador , pues él,
don Ricardo , es el alma de todo, y sin él nada harían las
otras personas."
Estos documentos , recogidos al caer Porfirio Díaz, han
sido publicados en El Demócrata, de México , D. F., en agos-
to y septiembre de 1924.
El general De la Vega, enviado a Ciudad Juárez , no que-
dó inactivo allí, como no quedaron inactivos los jefes polí-
ticos de los diversos distritos. Oficiales De la Vega, Ji-
ménez Castro y Zeferino Reyes , se fingieron amigos de los
revolucionarios y consiguieron atraer a varios a Ciudad Juá-
rez. De ese modo cayeron en sus manos Juan Sarabia, Vi-
cente de la Torre y César E. Canales, el 19 de octubre, mien-
tras ocurría algo parecido en El Paso el mismo día siendo
detenidos Antonio I. Villarreal, Lauro Aguirre y J. Cano.
En una carta al general Díaz, escrita el 20 de octubre de
1906, el gobernador Creel, después de informar sobre los
arrestos hechos dice así: "las aprehensiones se hicieron ba-
jo la dirección del señor general José María de la Vega y
con la ayuda muy eficaz del jefe político de Ciudad Juárez
y de su comandante de policía, Antonio Ponce. También
ha prestado buenos servicios el capitán Castro y mucho ha
trabajado el cónsul Mallén, aunque le hacen algunos cargos
por haberle faltado tino para aprehender a Ricardo Flores
Magón." Se ofreció entonces una recompensa de 20. 000
dólares por su captura, y su fotografía fue divulgada por
México y por los estados norteamericanos fronterizos del
sureste.
No tardaron en ser arrestados por entonces Alejandro
Bravo, alma del grupo de Uruapan, Michoacán; Eugenio
Méndez, de México, Distrito Federal; Gaspar Allende, Plu-
tarco Gallegos y Miguel Maravar, de Oaxaca;Juan José Ríos,
de Zacatecas, y Mateo Almanza, de San Luis Potosí. En la
capital de la República la represión alcanzó a El Colmillo
Público y a sus editores . Hubo acusaciones contra Santiago
R. de la Vega en San Antonio, Texas, por disturbios ocurri-
387
dos en Laredo , y su periódico Humanidad fue clausurado,
pero a él se le dejó libre. Antonio I. Villarreal fue manteni-
do en la cárcel de El Paso, por cuatro meses, mientras el
Gobierno mexicano gestionaba su extradición . Habiendo
trabado relaciones con los guardianes, un día, el 26 de fe-
brero de 1907, pidió permiso para enviar un telegrama y le
acompañó un guardián ; aprovechó una inesperada oportu-
nidad y escapó de la prisión y unos días después, ayudado
por los liberales de El Paso, se dirigió al Estado de New Me-
xico y pudo tomar el tren de Santa Fe, y acabó por encon-
trarse en Sacramento con Ricardo Flores Magón.
No hace falta mencionar las privaciones , el hambre mu-
chas veces, los peligros y riesgos de los fugitivos en aquellos
tiempos. Ricardo Flores Magón le recordaba el 30 de octu-
bre de 1920 a Nicolás T. Bernal : " ¡ Cuántos días pasé sin
llevarme un pedazo de pan a la boca ! Algunas veces me pa-
saba tres o cuatro días sin comer , y durante esos ayunos
forzados pensaba en los miserables que matan por una pie-
za de pan."
388
inminente gracias a la traición de los oficiales de la guarni-
ción de Ciudad Juárez, que se habían hecho pasar por revo-
lucionarios, y de cuyas andanzas habían comenzado a sos-
pechar.
Práxedis G. Guerrero, de Guanajuato, miembro de una
familia acaudalada y rebelde desde su primera juventud, te-
nía veinte años menos que Arriaga, y avanzó rápidamente
hacia una concepción libertaria, a la que no podía llegar,
por toda su formación, Arriaga, el cual se encontró con
Guerrero a la izquierda y con Francisco I. Madero a la de-
recha, los tres descendientes de familias aristocráticas y ri-
cas, y los tres interiormente honestos en su manera de ser
y de pensar. Y mientras Arriaga cuidaba de los restos de su
fortuna para ponerla al servicio de sus aspiraciones a un
cambio político, Guerrero lo abandonó todo y emigró a los
Estados Unidos con sólo el bagaje de su idealismo, y no
tardó en hacer conocer su pensamiento a través de un pe-
riódico en Morenci, Arizona, Punto rojo, desde donde en-
tró en contacto con la Junta organizadora del Partido libe-
ral y con Regeneración, a raíz de la aparición del Programa
del 1 de julio de 1906.
Lázaro Gutiérrez de Lara, graduado en leyes en la Escue-
la nacional de Jurisprudencia, de la que egresó en 1898, en
1905 se hallaba en Cananea, adonde había ido para prestar
sus servicios a los mineros de la región; se relacionó desde
allí con la Junta organizadora del Partido liberal y con el
periódico Regeneración y fundó en Cananea el Club libe-
ral. Era un orador brillante e intervino en la huelga del mi-
neral y no escatimó esfuerzos para ayudar a los huelguistas
junto con Diéguez y Baca Calderón. Fue detenido y logró
alguna forma de liberación momentánea, y cuando se le
buscó luego para incluirlo en el proceso contra los dirigen-
tes del conflicto, había desaparecido y llegó a Los Angeles,
donde trabajó en la defensa de los presos y en la recolección
de fondos para fianzas y para su liberación.
389
Lázaro Gutiérrez de Lara
390
Para suplantar a Regeneración, que había sido prohibida
por las autoridades americanas, el 13 de septiembre de 1906
contribuyó Gutiérrez de Lara a dar vida a un sustituto, Re-
volución, periódico en el que colaboró activamente y por
cuya causa estuvo encarcelado por cuatro meses.
El nuevo órgano, Revolución, mantuvo la posición com-
bativa y de esclarecimiento de los objetivos de la revolución
propiciada por la Junta organizadora del Partido liberal.
Vio la luz el primer número el 1.° de junio de 1907 en Los
Angeles, Cal., y fueron sus principales sostenes: Práxedis
G. Guerrero, Modesto Díaz, Lázaro Gutiérrez de Lara, An-
tonio L Villarreal. En su primer número se publicó el siguien-
te artículo de Ricardo Flores Magón, oculto entonces en
Sacramento:
"Clarinada de combate.
"¡Mentira que la virtud se anide solamente en los espí-
ritus sufridos, piadosos y obedientes!
"¡Mentira que la bondad sea un signo de mansedumbre;
mentira que el amora nuestros semejantes, que el anhe-
lo de aliviar sus penas y sacrificios por un bienestar,
sea una cualidad distintiva de las almas apacibles, tier-
nas, eternamente arrodilladas y eternamente someti-
das!
"¿Que es un deber sufrir sin desesperarse, sentir sobre
sí el azote de la inclemencia, sin repeler la agresión,
sin un gesto de coraje?
"¡Pobre moral la que encierra la virtud en el círculo de
la obediencia y la resignación!
"¡Innoble doctrina la que repudia el derecho de resis-
tir y pretenda negar la virtud a los espíritus comba-
tientes que no toleran ultrajes y rehusan declinar sus
albedríos!
"No es verdad que la sumisión revele alteza de senti-
mientos; por el contrario, la sumisión es la forma más
grosera del egoísmo; es el miedo:
391
1
"Son sumisos los que carecen de la cultura moral sufi-
ciente para posponer la propia conservación a las exi-
gencias de la dignidad humana; los que huyen del sa-
crificio y el peligro, aunque se hundan en el oprobio;
los cobardes incorregibles que en todos los tiempos
han sido un grave obstáculo para el triunfo de las ideas
emancipadoras.
"Los sumisos son los traidores del progreso, los reza-
gados despreciables que retardan la marcha de la Hu-
manidad.
"Jamás el altruismo ha germinado en esos tempera-
mentos morbosos y amilanados; el altruismo es patri-
monio de los caracteres fuertes, de los abnegados que
aman demasiado a los demás para olvidarse de sí mis-
mos.
"¡Mentira que la sumisión sea un acto digno de enco-
mio; mentira que la sumisión sea una prueba de sani-
dad espiritual! Los que se someten, los que renuncian
al ejercicio de sus derechos, no sólo son débiles; son
también execrables. Ofrecer el cuello al yugo, sin pro-
testar, sin enojo, es castrar las potencias más preciadas
del hombres, hacer obra de degradación, de propio
envilecimiento; es infamarse a sí mismos y merecer el
desprecio que mortifica y el anatema que tortura.
"No hay virtud en el servilismo. Para encontrarla en
esta agriada época de injusticias y opresiones hay que
levantar la vista a las alturas luminosas , a las concien-
cias libres, a las almas batalladoras.
"Los apóstoles serenos que, predicando la paz y el bien,
conquistaban la muerte, los avocados al sacrificio, los
que creían sacrificarse marchaban indefensos al marti-
rio; los virtuosos del cristianismo, no surgen ni son
necesarios en nuestros días, se extinguió esa casta de
luchadores, desapareció para siempre, envuelta en el
sudario de sus errores místicos. Con su ejemplo nos
legaron una enseñanza viva de que la mansedumbre es
392
la muerte. Predicaron y sufrieron, fueron insultados,
escupidos, pisoteados y jamás levantaron la frente in-
dignada. La gestación de sus ideas fue muy lenta y pe-
nosa ; el triunfo, imposible. Faltó en ellos la violencia
para demoler los castillos del retroceso, la pujanza bé-
lica para abatir al enemigo y enarbolar con férreo pu-
ño los estandartes vencedores . Su ejemplo de corde-
ros no seduce a las nuevas falanges reformistas, subli-
mes por su consagración al ideal; pero perfectamente
educadas en la escuela de la resistencia y de las agre-
siones.
"Luchar por una idea redentora es practicar la más
bella de las virtudes : la virtud del sacrificio fecundo y
desinteresado . Pero luchar, no es entregarse al marti-
rio o buscar la muerte. Luchar es esforzarse por ven-
cer. La lucha es la vida, la vida encrespada y rugiente
que abomina el suicidio y sabe herir y triunfar.
"Luchemos por la libertad; acudid a nuestras filas los
modernos evangelistas , fuertes y bienhechores, los
que predican y accionan, los libertarios de conciencias
diáfanas que sepan sacrificar todo por el principio,
por el amor a la Humanidad ; los que estén dispuestos
a desdeñar peligros y hollar la arena del combate don-
de han de reproducirse escenas de barbarie, fatalmen-
te necesarias, y donde el valor es aclamado y el heroís-
mo tiene seductoras apoteosis.
"¡Acudid los cultores del ideal, los emancipados del
miedo, que es negro egoísmo!
¡Acudid, no hay tiempo que perder!
"Concebir una idea es comenzara realizarla . Permane-
cer en el quietismo , no ejecutar el ideal sentido, es no
accionar; ponerlo en práctica, realizarlo en toda oca-
sión y momento de la vida es obrar de acuerdo con lo
que se dice y predica. Pensar y accionar a un tiempo
debe ser la obra de los pensadores ; atreverse siempre y
393
obrar en toda ocasión debe ser la labor de los solda-
dos de la libertad.
"La abnegación empuja al combate ; apresurémonos a
la contienda , más que por nosotros mismos, por nues-
tros hijos, por las generaciones que nos sucedan y que
llamarán a nuestras criptas, para escarnecernos si per-
manecemos petrificados, si no destrozamos este régi-
men de abyección en que vivimos, y para saludarnos
con cariño si nos agitamos, si somos leales al glorioso
escudo de la Humanidad que avanza.
"Laboremos para el futuro, para ahorrar dolores a
nuestros pósteros. Es fuerza que destruyamos este er-
gástulo de miseria y vergüenza ; es fuerza que prepare-
mos el advenimiento de la sociedad nueva, igualitaria
y feliz.
"No importa que perezcamos en la azarosa refriega;
de todos modos, habremos conquistado una satisfac-
ción más bella que la de vivir : la satisfacción de que
en nuestro nombre la historia diga al hombre de ma-
ñana emancipado por nuestros esfuerzos:
"Hemos derramado nuestra sangre y nuestras lágrimas
por ti. Tu recogerás nuestra herencia.
"Hijo de los desesperados, tú serás un hombre libre. "
394
Ricardo Flores Magón.
395
una revolución popular, de motivos muy hondos, de
causas muy profundas y de tendencias bastante am-
plias. No es la revolución actual del género de la de
Tuxtepec, de La Noria, verdaderos cuartelazos fragua-
dos por empleados mismos del Gobierno, por ambi-
ciosos vulgares que no aspiraban a otra cosa que a apo-
derarse de los puestos públicos para continuar la tira-
nía que trataban de derribar, o para sustituir en el po-
der a gobernantes honrados como Juárez y como Ler-
do de Tejada, a cuya sombra los bandidos no podían
medrar.
"Una revolución como aquellas que encabezó Porfirio
Díaz o como las que antes de la guerra de los Tres
Años se siguieron una después de otra en nuestro des-
graciado país; una revolución sin principios ni fines
redentores, la puede hacer cualquiera en el momento
que se le ocurra lanzarse a la revuelta , y bastará apre-
sar a los que hacen de cabecillas para destruir el movi-
miento; pero una revolución como la que ha organiza-
do la Junta de Saint Louis, Missouri, no puede ser so-
focada ni por la traición , ni por las amenazas, ni por
los encarcelamientos, ni por los asesinatos . Eso es lo
que ha podido comprobar el dictador y de ello pro-
viene su inquietud. No está en presencia de un movi-
miento dirigido por aventureros que quieren los pues-
tos públicos para entregarse al robo y a la matanza,
como los actuales gobernantes, sino de un movimien-
to que tiene sus raíces en las necesidades del pueblo y
que, por lo mismo , mientras esas necesidades no sean
satisfechas, la revolución no morirá ; así perecieran to-
dos sus jefes ; así se poblasen hasta reventar los presi-
dios de la República y se asesinase por millares a los
ciudadanos desafectos al Gobierno. "
396
para México, lograban editar Revolución , los combatientes
perdidos en los intentos revolucionarios de 1906 por la
muerte o la captura , no disminuían las filas militantes, sino
que éstas crecían sin parar , con adherentes de toda calidad,
como Práxedis G. Guerrero , uno de los mejores colabora-
dores de Revolución , que asumió también las funciones de
secretario de la Junta organizadora del Partido liberal y re-
forzó el núcleo íntimo del magonismo en el exilio.
397
bertad y devuelto a Douglas. ¿Qué había ocurrido entre
tanto?
Existía en Douglas el diario The Douglas Industrial, que
denunció enérgicamente el rapto e inició una campaña en
favor de la víctima y contra tales prácticas de las autorida-
des norteamericanas ; a esa campaña contribuyó Práxedis
G. Guerrero publicando y repartiendo hojas sueltas en es-
pañol y en inglés entre el pueblo obrero de Douglas. La po-
blación, indignada, realizó manifestaciones de protesta y
agitó por las calles una cuerda para ahorcar al cónsul mexi-
cano, del que había partido la iniciativa del secuestro. Esa
injerencia porfirista en los Estados Unidos contra sus ad-
versarios obligó a las autoridades norteamericanas a recla-
mar la devolución de Manuel Sarabia, que había sido rapta-
do sin su conocimiento y sin su complicidad, y el Gobierno
de México no pudo menos que ceder para evitar el escánda-
lo de la prensa.
La devolución de Manuel Sarabia fue una derrota muy
sensible para el presidente Porfirio Díaz y un triunfo alen-
tador para los liberales, sus adversarios. Pero ese fracaso no
puso trabas a las persecuciones, al desamparo de la ley o
contra y al margen de la ley.
En julio de 1907 se encontraron secretamente en Los
Angeles Ricardo Flores Magón, Antonio I. Villarreal y Li-
brado Rivera. Revolución seguía apareciendo regularmen-
te, en pequeño formato, con la colaboración permanente
de Ricardo y de Práxedis G. Guerrero; Modesto Díaz figu-
raba como administrador. En ese periódico se expresa más
claramente que en el antecesor la orientación libertaria de
sus inspiradores , sin olvidar en ningún momento los princi-
pios básicos del programa del partido liberal , sin dejar de
lado, por un momento, las reivindicaciones inmediatas, vi-
tales para el pueblo mexicano, pero persuadidos de que
más allá de esas reivindicaciones habrá nuevas reivindica-
ciones. Un punto inolvidable en aquella revolución incon-
tenible era la devolución de la tierra a los campesinos, a las
398
comunidades indígenas despojadas . Se hace hincapié en la
esterilidad del parlamentarismo , se exalta la guerra de los
pobres contra los ricos, que habían disfrutado tantos años
de una libertad de explotación y opresión indescriptible;
y de la condenación del tirano se pasó abiertamente a la
crítica y a la condenación de la tiranía en sí y poco a poco
a la crítica del principio de autoridad del hombre sobre el
hombre . En Revolución, que hubo de ser suspendida en
1908 a causa de la persecución desatada contra sus redac-
tores y administradores , están más definidas muchas de las
ideas favoritas de Ricardo Flores Magón , que hallarían cla-
ra exposición y propagación sistemática más tarde. Llama
la atención el progreso ideológico de Ricardo aún en su
plena euforia combativa , que es su rasgo saliente desde los
primeros pasos.
399
menzaron a dar gritos y a llamar la atención del público y a
vocear sus nombres. A causa de esa resistencia, Ricardo y
sus compañeros fueron brutalmente golpeados por sus cap-
tores, y Ricardo cayó a tierra, por un momento, bañado en
sangre.
En vista de que no era posible el rapto sin escándalo pú-
blico, los detenidos fueron enviados a la cárcel, acusados
de resistencia a la fuerza pública, cuando era evidente que
se trataba de un hecho premeditado para acabar con los
más conocidos de los inspiradores del movimiento antipor-
firista en alguna prisión mexicana o en una ejecución con
cualquier pretexto, la ley de fugas, por ejemplo.
Los ejecutores de la detención de los tres revoluciona-
rios fueron Thomas H. Furlong, jefe de una agencia de de-
tectives, y otro detective americano, Samuel, secundados
por dos espías mexicanos, Talamante y Rico, residentes en
Los Angeles; Furlong se vanagloriaba, públicamente de an-
dar tras Ricardo Flores Magón desde hacía tres años y de
no haber perdido el tiempo, pues en ese plazo había entre-
gado al Gobierno mexicano 180 revolucionarios liberales
refugiados,en los Estados Unidos.
Días antes del arresto había estado en Los Angeles Enri-
que C. Creel, embajador porfirista en Washington. Confe-
renció con los capitalistas que habían recibido grandes con-
cesiones en México y contrató los mejores abogados del sur
de California para que secundasen la lucha del porfirismo
contra sus enemigos; entre esos abogados figuraban Henry
T. Cagem, ex gobernador del estado de California, Gray,
Barker y Bowen, asociados con Flint, senador, y con Horace
Appel.
Hay que notar, como prueba de la complicidad de las
autoridades norteamericanas con el dictador mexicano,
que el procurador general envió un telegrama al abogado
del distrito en la Corte de Apelaciones de San Francisco,
California, recomendándole que procediera de modo que
fuese imposible la fianza para Flores Magón y compañeros,
400
diciendo: "Resista a toda costa los procedimientos en el
caso de apelación de Magón y compañeros, porque son de-
seados en México."
Dos abogados, Job Harriman y A. R. Holston, socialis-
tas, se hicieron cargo de la defensa de los presos, en cuyo
favor se realizaron también mítines de protesta y una cam-
paña periodística internacional incesante, en la que partici-
paron militantes libertarios de renombre como Emma Gold-
man. Eso los salvó de la entrega al Gobierno mexicano.
He aquí las declaraciones hechas ante la Corte de Justi-
cia de Los Angeles por el detective Furlong, respondiendo
a preguntas del defensor de Ricardo Flores Magón y sus
compañeros.
"Harriman (defensor).-¿A qué negocios se dedica usted?
Furlong.- Soy el presidente y gerente de la Compañía
Furlong de servicios secretos, de Saint Louis, Missouri.
H.--¿Usted ayudó a aprehender a estos hombres?
F.- Yo lo hice.
H.-¿Qué derecho le asistía?
F.- Ese es asunto que se decidirá de las declaraciones.
H.---¿Tenía usted orden de aprehensión?
F.- No, señor.
H.-¿Los capturó sin orden de aprehensión?
F.- Sí, señor.
H.-¿Entró usted en la casa y la registró sin autorización?
F.- Sí.
H.-¿Y se apoderó de los documentos de ellos?
F.- Yo no los despojé de los documentos. Los capturé
a ellos y los encerré y luego volví y cogí los documentos.
H.-¿Los tomó de la casa de los detenidos y los conservó
en su poder tanto como lo creyó conveniente?
F.- Sí, señor.
H.-¿Quién le pagó por realizar ese trabajo?
F.- El Gobierno mexicano."
A pesar de demostrarse palmariamente la injusticia de la
prisión y la ilegalidad con que fue perpetrada la aprehensión,
401
el juez se rehusó a ponerlos en libertad, ateniéndose a las
acusaciones fraguadas contra ellos. Para imposibilitar o di-
ficultar la libertad bajo fianza, se fijó la caución en 5. 000
dólares por cada uno, y cuando, después de muchos esfuer-
zos, se recogió esa suma e iba a ser depositada, basándose
en fútiles pretextos se rehusó la admisión.
Al año y siete meses tras las rejas fueron reconocidos
"culpables" de conspiración violadora de las leyes de neu-
tralidad, por querer llegar a una insurrección contra el Go-
bierno mexicano desde territorio de la Unión, y fueron con-
denados a dieciocho meses de prisión, pena cumplida pri-
mero en Yuma, Arizona, y luego en Florence, del mismo
Estado.
Cumplida la condena, el 3 de agosto de 1910, se dirigie-
ron a Los Angeles, California, en donde reanudaron la pu-
blicación de Regeneración el 3 de septiembre.
Al parecer, las prisiones norteamericanas no los habían
acobardado ni vencido.
Para todos no es fácil concebir lo que significaba la lu-
cha emprendida por aquellos hombres, que estaban expues-
tos constantemente al asesinato, al rapto para su entrega al
Gobierno de México, a la pérdida de la libertad, todo lo
cual no mermaba su laboriosidad incansable en cualesquie-
ra que fuesen las circunstancias y las privaciones. El que
podía, además de la entrega a las tareas de la propaganda,
cumplía cualquier trabajo para ganarse el pan, y no siem-
pre era fácil. El abnegado Antonio de P. Araujo había teni-
do que buscar trabajo para sostenerse mientras se entrega-
ba por completo a sus funciones desde la Junta organizado-
ra del partido, cuando Ricardo no estaba libre o en condi-
ciones de llevarlas a cabo. Ricardo le dice en una carta co-
mentando las penurias de cada día: "No puede usted ima-
ginar lo que lamento esa situación penosa en que se encuen-
tra usted, y lo peor es que así estamos nosotros. Hay días
que sólo pan a secas tenemos, y otros en que ese pan a se-
cas venimos a probarlo a las veinticuatro horas."
402
John Kenneth Turner relató así en su Barbarous México
la razón de las persecuciones y arrestos de los mexicanos
en Saint Louis, Missouri, El Paso, en Del Río, en muchos
otros lugares:
"La base de las acusaciones en tales proceso' excepto
en uno o dos de ellos, fue el alzamiento del Club liberal en
Jiménez, Chihuahua, durante el cual alguna persona murió
y la oficina de correos perdió algún dinero. En consecuen-
cia, cualquier mexicano a quien se le pudiera comprobar
que era miembro del Partido liberal, aunque nunca hubiera-,,
estado por allí, ni hubiera sabido nada del alzamiento, se
hallaba en peligro de extradición por "homicidio y robo".
El Gobierno de los Estados Unidos gastó muchos millares
de dólares en los procesos derivados de estas acusaciones,
manifiestamente injustificadas, pero hay que reconocer
que gracias a la actitud de ciertos jueces federales, estos
procesos no hayan llegado, por lo general, al fin que se bus-
caba. El juez Gray , de Saint Louis, Missouri, y el juez Maxey,
de Texas, calificaron los delitos como de naturaleza políti-
ca."
Pero por encima de esos jueces locales o de los estados,
en el caso de los miembros de la Junta del Partido liberal,
estaba la autoridad del Gobierno federal , y los defensores
Harriman y Holston veían estrellarse sus esfuerzos y su in-
genio ante semejante influencia.
403
cho Villa. Vivió luego en exilio en Texas; su biblioteca fue
adquirida por Hubert Howe Bancroft , que había hecho for-
tuna en San Francisco y luego se dedicó a estudiar y a es-
cribir sobre temas de historia , entre ellos sobre la historia
de México . En 1905 el consejo de administración de la Uni-
versidad de California adquirió la biblioteca privada de Ban-
croft por 250.000 dólares y la instaló en el campus de Ber-
keley . Pietro Ferrua pudo resumir el contenido de esa ri-
queza relativa a México; hay en ella cartas de Enrique Creel,
gobernador de Chihuahua; de Porfirio Díaz, Ramón Corral,
Ricardo Flores Magón, y también de Pancho Villa, de Ma-
dero, de Zapata, Obregón, Victoriano Huerta, Cárdenas,
Carranza y otros, (Bulletin 30 del Centre Internationale de
Recherches sur I'Anarchisme, Ginebra). Del resumen de
Pietro Ferrua tomamos los siguientes datos.
Hay en total 465 piezas que conciernen a Ricardo Flores
Magón, cartas a sus corresponsales del interior de México y
respuestas a las mismas, documentos oficiales del Gobierno
de Chihuahua sobre la vigilancia de los revolucionarios en
el área de su jurisdicción, despachos de la presidencia de
México, informes confidenciales de la Policía, de investiga-
dores americanos a sueldo del Gobierno de México, recor-
tes de periódicos , correspondencia relativa a suscripciones
para Regeneración. En una carta del 22 de junio de 1905,
dirigida a José de la Luz Soto en Ciudad Jiménez, por Ri-
cardo Flores Magón, se habla de la intervención del secre-
tario del Gobierno de Chihuahua ante los tribunales nor-
teamericanos para impedir la publicación de Regeneración.
Ricardo toma ya precauciones y hace conocer a su corres-
ponsal una dirección confidencial para el envío de las car-
tas. En la misma fecha escribe a Rómulo S. Carmona, en El
Paso , y le informa que probablemente será detenido dentro
de poco tiempo y que piensa reaccionar por vías legales. El
gobernador Creel , el 30 de octubre de 1906 , informa al ge-
neral de la Policía rural , en México, del descubrimiento del
complot de Ciudad Juárez, que fracasó a causa de una dela-
404
ción de supuestos simpatizantes. Una denuncia de los "Her-
manos Baca", del 8 de noviembre de 1906, informa al go-
bernador Creel de las vinculaciones de los huelguistas y re-
beldes de Cananea y el grupo "Regeneración", exiliado en
Saint Louis, Missouri. Maque Castellanos, el 21 de noviem-
bre del mismo año, informa al gobernador Creel que tuvo
varias entrevistas con el vicesecretario del Departamento de
Justicia, con el vicepresidente Corral y con el propio Porfi-
rio Díaz en relación con la vigilancia de los revolucionarios
exiliados, con la tentativa de obtener la extradición de Vi-
llarreal, de Flores Magón y de Aguirre, y sobre el control
de los giros postales destinados al pago de las suscripciones
a Regeneración; Castellanos se asombra de la importancia
de las sumas enviadas cada mes para alentar la subversión.
Las listas de los remitentes de esas sumas permitirán la vigi-
lancia, incluso la detención, de los conspiradores.
Una carta de Ramón Delgado, de Tlanchinol, Hidalgo,
del 28 de abril de 1905, ofrece a Flores Magón de ocho a
10 voluntarios para la próxima sublevación, y León Cárde-
nas anuncia el 29 de junio que la lucha está próxima. Do-
mingo Cortés escribe desde Huejutla, Hidalgo, el 9 de julio
de 1906, que dispone de 500 hombres, pero solamente de
300 armas para los rebeldes. También se encuentra una car-
ta de Jesús Flores Magón, que firma con el pseudónimo
"Chu", en la que informa a Ricardo que Regeneración ha
sido prohibida en México y que sus cartas son confiscadas
regularmente.
Una carta de Ricardo desde Saint Louis, del 3 de sep-
tiembre de 1906, informa a Antonio Balboa, de Parral, Chi-
huahua, sobre los preparativos insurreccionales; habría 40
grupos preparados y dispuestos para la lucha; el obstáculo
mayor es la penuria de armas. Ricardo sugiere que se traba-
je entre oficiales del ejército para exhortarles a desertar y a
unirse a los revolucionarios. La carta fue interceptada y Bal-
boa fue vigilado por orden del gobernador Creel. El prefec-
to de Parral, Rodolfo Valles, hizo detener a Balboa y a to-
405
dos los demás liberales bajo vigilancia. No todos los libera-
les se manifestaron en favor de la insurrección proyectada,
como en el caso de Amado Escobar, de Torreón, Coahuila,
que escribió el 16 de abril de 1906 a Nemesio Tejeda, de
Santa Bárbara, diciéndole que la empresa le parecía teme-
raria y condenada al fracaso a causa de la ignorancia del
pueblo, que le lleva inevitablemente a la servilidad.
Se encuentra también en la biblioteca Bancroft una can-
tidad de despachos en código entre el general J. M. de la
Vega y el gobernador Creel, en los cuales se felicitan mu-
tuamente por el éxito de sus maniobras, las que les permi-
tieron detener a centenares de conspiradores, recoger sus
armas y municiones y la correspondencia con los exiliados,
listas de adeptos y de suscriptores. Habían sido detenidos
Antonio I. Villarreal y Juan Sarabia. Habían sido tomadas
todas las precauciones para evitar cualquier golpe de mano
audaz para facilitar la fuga de los prisioneros. El propio Por-
firio Díaz ordenó que los presos de Ciudad Juárez fuesen
llevados a Chihuahua y que se presionase a los jueces para
que ninguno de ellos fuese puesto en libertad provisional.
Tanto el general De la Vega como el gobernador Creel cul-
pan al cónsul de México de no haber estado a la altura de
su misión, pues se había escapado Ricardo Flores Magón
de la emboscada preparada para su captura.
También hay que mencionar una carta oficial del gober-
nador Creel, del 27 de octubre de 1906, pidiendo que se le
proporcionen fotografías de Ricardo Flores Magón para
tratar de identificarlo en México o en el extranjero; el go-
bernador informa que ha puesto en su persecución un agen-
te encargado de detenerlo, y se felicita de la decisión del
Gobierno norteamericano de acceder a la extradición de
Ricardo y sus camaradas . En otro informe del 31 de octu-
bre, el gobernador se jacta de que los documentos en su
poder le permiten afirmar que los liberales en exilio no son
más que un "grupo peligroso de criminales anarquistas y
dinamiteros ", y expresa el temor de que León Cárdenas y sus
406
cómplices traten de organizar un ataque contra las prisio-
nes de la ciudad para libertar a los suyos.
Una lista de cartas enviadas a Ricardo , con fecha, nom-
bre del corresponsal y resumen de su contenido. También
se encuentran allí cartas de Jesús Flores Magón a Ricardo,
en las que se declara en desacuerdo con la vía revoluciona-
ria propiciada por sus hermanos menores.
En resumen , la biblioteca Bancroft , de Berkeley, es una
abundante fuente para el estudio y la confirmación docu-
mental de la acción prerrevolucionaria inspirada por los li-
berales magonistas exiliados.
407
BIBLIOGRAFIA
408
CAPITULO XVI
CRONOLOGIA DE UNA
ACTIVIDAD CONSPIRATIVA
(1907-1908)
409
los preparativos hostiles contra México, se hará una investi-
gación adecuada.
Desde México, y por todos los conductos, se procura in-
formar acerca de la verdad de los preparativos revoluciona-
rios del otro lado de la frontera, en base a la corresponden-
cia secuestrada en contubernio con las autoridades postales
de los Estados Unidos y puesta a su disposición por los agen-
tes.
En diciembre de 1907, Miguel S. Macedo ofrece copias
de cartas y documentos que muestran cómo funcionaban
clubs y grupos revolucionarios en San Antonio, Del Río,
Brownsville, Laredo, Runge, Dunlay, Cost, Hondo, Bridge-
port y Castroville; pruebas de la existencia de depósitos de
armas, parque , dinamita , cañuela, etc.; organizaciones mili-
tares, planes de campaña, nombramientos de jefes y oficia-
les, listas de cotización, actas constitutivas de clubs y comi-
tés revolucionarios , circulares y mandamientos, informes
sobre los trabajos revolucionarios, cupones de adhesión,
nombres de los revolucionarios más activos.
Desde Del Río, Texas, el 25 de febrero de 1907, Anto-
nio de P. Araujo escribe a Aarón López Manzano, residen-
te en San Antonio, Texas, sobre los correligionarios que
deben ponerse a las órdenes del coronel Moreno, jefe del
cuerpo revolucionario que operará en Tamaulipas.
Una carta de Ignacio J. Mendiola, desde Brownsville, Te-
xas, a Tomás S. Labrada (Tomás Sarabia, el primo de Juan
Sarabia), en San Antonio, habla de las carabinas y cartu-
chos con que cuenta y pide más dinamita. Y en una carta
de Araujo a Mendiola, el 29 de febrero de 1907, dice lo si-
guiente: "Celebro que el capitán Rodríguez y compañeros
hayan quedado con usted, pues es cierto que los soldados
están contentos cuando tienen un jefe que desean les man-
de. Ruego a usted que siga trabajando con todas sus ener-
gías : yo lo estoy haciendo en medio de la mayor escasez y
miseria , pero no desmayo . Los golpes en Coahuila van a ser
una decisión . Si usted obra en Mier y conquista la plaza,
410
habrá usted hecho un gran servicio a la causa." Le ruega
que se entienda también en todo con el delegado de la Jun-
ta, López Manzano . Y en carta a Tomás S. Labrada se le di-
ce que Mendiola es el jefe que debe actuar sobre Mier,
"pueblo que es muy fácil de tomar en una noche"; y agre-
ga que hay núcleos en toda la orilla del río, "pero hay mu-
chas probabilidades de que no lleguen a combatirnos, han
dicho que están esperando una ocasión para desertar y unir-
se a nuestras fuerzas ", añadiendo esta información alenta-
dora: "Arredondo está muy animado, tiene mucha gente
tanto aquí como en Morelos y Zaragoza."
Del 22 de febrero de 1907 hay una carta de Ricardo Flo-
res Magón a Manuel Sarabia, en la que le dice que no con-
viene que figure entre los correligionarios para empuñar las
armas, ni tampoco Librado Rivera. Le exhorta a la organi-
zación de las partidas que deben invadir Coahuila, Chihua-
hua y Sonora; "para eso tendría usted que recorrer los Es-
tados de Texas, Nuevo México y California ; si cae usted
preso, al menos no será en México y puede salvarse como
se han salvado otros". "Ahora estamos más aleccionados
-decía- sobre violación de las leyes de neutralidad y así
tomará usted todas las precauciones para no dejar huellas
escritas de sus trabajos... La cuestión es que los pocos
miembros de la Junta que quedamos nos cuidemos de caer
en México y trabajemos aquí cuanto podamos, que es mu-
cho."
Ignacio J. Mendiola, el jefe de las fuerzas revolucionarias
del norte de Tamaulipas, informa al delegado general de la
Junta, Antonio de P. Araujo , de su entrevista con uno de sus
agentes en territorio mexicano , sobre perspectivas de apo-
yo y sobre la hacienda de El Soldadito, propiedad de Porfi-
rio Díaz, donde hay un potrero que permitiría montar a
más de mil hombres.
La correspondencia de Araujo desde Houston, Del Río,
Eagle Pass, etc., es activísima . El 2 de marzo pide a Aarón
López Manzano , en San Antonio , que se ponga en contacto
con Mendiola y ordene que también J . M. Rangel se ponga
411