Unidad - 1 - Introducción A La Narrativa
Unidad - 1 - Introducción A La Narrativa
Unidad - 1 - Introducción A La Narrativa
Justificación 3
Objetivos 4
Mapa conceptual 4
Contenidos
1. Introducción a la narrativa audiovisual
1.1. Definiciones y conceptos 5
1.2. Fuentes teóricas de la narrativa audiovisual 10
1.3. Géneros y formatos en la narrativa audiovisual 15
1.4. La transmisión de la información en el relato audiovisual 19
Evaluación de la unidad 21
Bibliografía 22
Desde que el ser humano nace, siente la necesidad de comunicarse y lo lleva a cabo a
través de la narración de relatos e historias. De esta forma, aprendemos a contar
historias siguiendo ciertas estructuras y componentes, como por ejemplo el componente
incentivo, el cual proviene de nuestros ancestros y es imperativo para explicar los
fenómenos acaecidos; y por otro lado, el componente racional o creativo, el cual
prefiere la verosimilitud a la realidad, estableciendo una diferencia en la forma de
contar. Según Jameson (1995), la narrativa es entendida como la necesidad de
comunicación humana. Asimismo, su estructura es considerada como la herramienta
fundamental para la expresión y representación de las experiencias adquiridas por la
sociedad.
La presente unidad recoge en sus contenidos las bases teóricas sobre la introducción a la
narrativa audiovisual. El alumno estudiará y conocerá las definiciones y conceptos
básicos arraigados al estudio, así como los diferentes enfoques conceptuales del
discurso narrativo. También, analizará las fuentes teóricas de la narrativa, desde los
principios aristotélicos, la influencia del formalismo ruso, la evolución con la
instauración del estructuralismo, así como las corrientes ideológicas actuales. En la
misma línea, se tratarán los géneros y formatos en la narrativa, desde los géneros
cinematográficos hasta la influencia de las tres etapas televisivas y la hibridación de los
hipergéneros. Por último, se detallará la transmisión de la información en el relato
audiovisual, centrándose en el poder de la palabra y la retórica como las encargadas de
aportar significado al relato.
Por otro lado, en cuanto a los objetivos específicos se detallan los siguientes:
Mapa conceptual
Por otro lado, Reis y otros (2002) señalan que «la postulación
modal del concepto de narrativa no puede alejarse de dos hechos:
en primer lugar, el hecho de que la narrativa pueda concretarse en
soportes expresivos directos, desde el verbal hasta el icónico,
pasando por modalidades mixtas verbo-icónicas (cómic, cine,
narrativa literaria, etc.); en segundo lugar, la narrativa no es
efectiva solamente en el plano estético propio de los textos
narrativos literarios; al contrario, por ejemplo, de lo que sucede
con la lírica, la narrativa se desencadena con frecuencia y se
encuentra en diversas situaciones funcionales y contextos
comunicacionales (narrativa de prensa, historiografía, anécdotas,
etc)».
Desde el punto de vista gramatical, toda narración se encuentra dividida en dos partes.
En primer lugar, la historia, que es aquella que cuenta el qué de la narración; y en
segundo lugar, el discurso, que presenta cómo se lleva a cabo la historia. Hay que
destacar que no puede existir una historia sin discurso pero sí puede existir el discurso
sin historia. Por lo tanto, para transmitir una idea, necesariamente no ha de haber
historia. Desde el punto de vista narratológico, toda narración es aquella estructura
narrativa, donde el enunciador está presentando una historia conformada por un
conjunto de acciones, personajes, espacio y tiempo (Correa & Rivera, 2006).
Sin embargo, múltiples autores agrupan los niveles citados anteriormente en dos tipos
de narrativa. Por un lado, Gaudreult (1988), señala la existencia de narratología de la
expresión y narratología del contenido. La primera trata las formas de expresión según
el soporte con que se narra, mientras que la segunda trata de la historia contada, así
como de las acciones, funciones de los personajes y relaciones entre los actantes
(Gastaldello, 2010). Por su parte, Genette aplica en el uso de a narratología modal,
donde el narrador, la temporalidad y los puntos de vistas son los elementos de
conformación del discurso; y por otro lado, la narratología temática, donde las acciones
y funciones de los personajes de la historia están correlacionados.
Los estudios sobre la temática planteada nacen con Platón (427-347 a.C), precursor del
término de narratología y de la teoría de los géneros. A través de esta teoría se establece
una diferenciación entre género lírico, dramático y teatral. Asimismo, distingue entre
mimesis y diéresis, e imitación de la realidad y narración desde fuera.
Por otro lado, Aristóteles (384-322 a.C), otro de los grandes estudiosos sobre el tema,
realiza una crítica a la concepción de Platón, señalando que todo lo que concebimos por
nuestros sentidos es la realidad. Además, indica que los relatos se distinguen de otros
por los medios (lugar donde se representa la realidad), objetos (representación de una
acción) y la naturaleza (componentes estéticos). De esta forma, Aristóteles señala que
todas las artes no interpretan de igual forma la realidad, diferenciando entre historia
(interpreta la realidad según es) y poesía (interpreta la realidad según podría ser). Por
último, asocia el relato con el mito, definiéndolo como todo lo que tiene un principio,
un medio y final (estructura narrativa). Desde sus inicios, Aristóteles estableció el
modelo adecuado para narrar una historia. El paradigma clásico ha conseguido regular
la estructura básica que rige cualquier narración, conformándose con los siguientes
elementos (Postigo-Gómez, 2002):
Estructura en tres actos
Planteamiento
Desarrollo
Conclusión
En 1932 aparece Vladimir Propp, analizando un corpus de 100 cuentos populares con el
objeto de evaluar los elementos que presentan en común. El autor define la función
como ese elemento común entre los cuentos y establece una relación entre la totalidad
de éstas, identificando entre funciones iniciales (A), intermedias (A-K) y finales
(K>).De esta forma, Propp (1998) demuestra que la mayoría de los relatos mantienen
unos elementos recurrentes a las que denomina funciones. Estas funciones se
corresponden con la clasificación de 31 unidades básicas y que a la hora de combinarlas
se resumen en 7 esferas de acción:
Agresor: lucha contra el héroe y lo persigue.
Héroe: protagonista de la historia.
Falso Héroe: se hace pasar por el héroe a través de la manipulación y mentiras.
Mandatario: pide ayuda al héroe para remediar el mal del agresor.
Ayudante: ayuda al héroe.
Donante: pone a prueba al héroe.
Princesa y su padre: persona que necesita ser rescatada.
En esta nueva corriente ideológica, emanan figuras como Claude Bremond. Con él, el
concepto de relato comienza a cobrar importancia, definiéndolo como
Para ello, instaura la línea secuencial conformada por apertura, desarrollo y cierre de la
posibilidad, enlazando y encadenando secuencias y acogiendo el término de función
como el núcleo narrativo que ayuda al desarrollo lógico de la trama. Por su parte,
Por otro lado, Greimas (1983) apunta que hay que señalar en un relato, si los personajes
son actores participativos, así como el papel que llevan a cabo. De esta forma, rotula
que existen los siguientes elementos vigentes en el desarrollo de un relato:
Sujeto: se trata de aquel que desea encontrar el objeto.
Objeto: es aquello que se persigue.
Destinador: es aquel que le da un objeto relevante para el desarrollo de una trama.
Destinatario: aquel sujeto que recibe el objeto.
Ayudante: aquel que ayuda al sujeto a conseguir el objeto.
Oponente: se erige como el antagonista del relato.
Según Todorov, existen tres ejes respecto a lo que enuncia Greimas, señalando el eje del
deseo (sujeto/objeto), el eje de la trasferencia (destinador/destinatario) y el eje de la
participación (ayudante/oponente) como componentes principales de la trama. Además,
indica que el desarrollo y evolución de estos roles podrán variar según las conductas
motivacionales y recalca que un relato debe presentar una sucesión lógica y ordenada de
los tiempos.
Por otro lado, en 1977, el estudio de los personajes comienza a cobrar importancia con
Hamon. El rol del sujeto como eje clave para la articulación de la trama, se convierte en
un eje importante, incidiendo en el nombre; atribuciones, características físicas y
psicológicas de los personajes; predicciones y roles actanciales del propio sujeto. Por su
parte, Gennete realiza una clasificación diferenciando entre narración (donde se cuenta
la historia), relato (soporte) e historia (relato), y de este modo analiza estos tres
conceptos a través de tres niveles relacionales:
Relaciones de orden: no tiene la obligación de coincidir. En el caso de existir
coincidencia nos estaremos refiriendo a «isocronía» y la no coincidencia se
denomina «anisocronía». A la misma vez, la no coincidencia se divide en
«prolepsis» (anterior) y en «analepsis» (posterior). Por su parte, la «analepsis» se
distingue entre «analepsis externa» (antes del relato primero), «analepsis interna»
(dentro del relato primero) o «analepsis mixta» (fuera del relato primero), mientras
que «la prolepsis» se divide en «homogéticas», el significado tiene relación con lo
narrado; y «heterodiegéticas», que es aquella que no coincide con el relato.
Relaciones de duración: Se distingue entre «isocronía» o «anisocronía». La
«anisocronía» se diferencia en elipsis (omisión de la información), marcadas
(eliminación de una parte importante de la trama) o no marcadas (eliminación de
una parte de la trama).
Relaciones de frecuencia: se trata del número de veces que se repite un fenómeno y
en este caso, existen múltiples tipos de narración:
A partir del nuevo siglo y con el desarrollo de los nuevos modelos narrativos,
comienzan a rechazar las formas tradicionales de la novela de la época francesa.
Por último, contamos con Chateau, Gardies y Jost (1981), quienes aplican los conceptos
de Gennete al mundo audiovisual, distinguiendo entre:
Focalizaciones: establece la misma teoría que Gennete
Ocularizaciones: se identifica con el punto de vista del protagonista. Ésta puede ser
primaria (punto de vista del protagonista) y secundaria (montaje).
Auricularizaciones: se distinguen entre internas (oímos lo que está oyendo el
protagonista) y 0 (música).
Los orígenes de las narraciones fueron orales, hasta que la escritura comenzó a cobrar
un rol notorio. Sin embargo, con el desarrollo de las tecnologías e instrumentos
narrativos, las narraciones a día de hoy, presentan formatos audiovisuales acompañados
de imagen y sonido. En esta misma línea, la narrativa puede producirse en diferentes
formas de expresión y formatos. Los primeros indicios de la narrativa audiovisual
surgieron a través del cine. Éste al comienzo, no contaba con el apoyo del sonido, sino
que presentaba un formato visual y en algunas ocasiones, la música de un piano
acompañaba a la trama. Con la llegada del sonido nació la televisión y junto con ella,
emergieron nuevas formas de narrar y nuevos recursos de transmisión del mensaje
(Oreja-Fernández, 2016). En la actualidad las teorías vigentes que convergen alrededor
de la narrativa son las siguientes:
Teoría del campo: construcción del punto de vista, enunciación y modelos
generativos. Concepto de «espacio vital» para definir la totalidad de los hechos que
determinan la conducta del personaje, dependiendo del espacio que lo rodea
(Lewin, 1988).
Teoría de la representación: surge a partir de la teoría fílmica feminista desde el
punto de vista de cómo las mujeres representan a otras mujeres en las historias.
Estudios sintomáticos: impiden la calificación y está ligado a la psicología
cognitiva y a la actividad de comprensión e interpretación de los relatos por parte
del espectador (Bordwell, 1995).
Estudios pragmáticos: ligado a los estudios relacionados con la influencia y papel
del espectador para que mantenga una correcta lectura sobre el texto. El teórico más
fundamentado sobre el tema es Casetti (1980).
Microanálisis fílmico: surge previamente al nacimiento del microtexto. Se encarga
de utilizar textos grandes y dividir todas las expresiones para encontrar sus
múltiples significados.
Por lo tanto, una buena taxonomía no es aquella que se limita a ordenar materiales, sino
que también categoriza. En este sentido, este concepto presenta dos elementos
fundamentales:
La construcción de las tipologías: se trata de toda clasificación sistemática de las
modalidades del relato audiovisual. Por un lado, procura sistematizar las
ocurrencias recogidas en el corpus de las narrativas audiovisuales y por otro lado,
intenta prever mediante la vía hipotético-deductiva las virtudes de la estructuración
narrativa.
La determinación de los criterios generales de clasificación de los relatos:
caracterizado por su complejidad discursiva, establece tres criterios fundamentales
relacionados con la derivación de la función y las peculiaridades de las múltiples
formas expresivas; los elementos derivados de la pluralidad y multiplicidad de los
soportes, y aquellos afectados por la problemática de los géneros y su desarrollo.
Múltiples son las definiciones o ideas arraigadas al concepto de género. Tal y como
indica Gubern, «todo género es, por definición, un estereotipo cultural». Por otro lado,
el término de género según Romero y Centellas (2008), designa cualquier categoría
distintiva que determine identidad y un formato propio. Cuando hablamos de identidad,
nos referimos al propósito de información, programas de entretenimiento, mientras que
el formato, hace alusión a la los elementos que componen el relato audiovisual. El
género se ha convertido en un concepto normativo y regulador de los relatos por las
funciones que representa:
Cognitiva: actúan como sistemas de reconocimiento y ayudan a la identificación de
los relatos audiovisuales.
Taxonómica: clasificación de los relatos.
Iconológica: señala el compromiso del texto con el contexto, así como el símbolo
que representa en la cultura.
En sus inicios, los géneros existentes eran casi limitados, presentando los siguientes
formatos (Oreja-Fernández, 2016):
Largometrajes: obras de artes audiovisual con una duración superior a 60 a
minutos. Compuestas por una secuencia de imágenes, ordenadas de acorde a un
guión, se presentan con una estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace.
Cortometrajes: producción audiovisual cinematográfica con una duración máxima
de 35 minutos y que comparte las características del largometraje.
Microrelato: se reduce al máximo la duración del relato y se caracteriza por la
brevedad y concisión en todos los elementos de la obra.
Videoclips: producción de videos musicales.
Series: producciones de ficción audiovisual.
Trailers: en sus comienzos presentaba una estructura comercial de 30 segundos,
pero luego pasó a adquirir características del cortometraje con una duración de 4
minutos.
Los formatos narrativos construyen lo que conocemos como «diégesis», definida como
la configuración de un modelo de mundo en un discurso concreto con unas reglas
internas coherentes. Un relato, puede presentar múltiples modelos, estableciéndose una
tipología diferenciadora (Guarinos, 2011):
Por otro lado, hay que destacar los regímenes narrativos existentes dentro de la
narrativa:
Narración fuerte: existe un narrador, el cual acentúa el énfasis sobre un conjunto de
situaciones bien diseñadas y entrelazadas. El grupo de elementos narrativos
comienzan a cobrar un papel importante para la consecución de la trama. De este
modo, este de régimen se caracteriza por situaciones bien diseñadas, acciones como
nexo de unión de situaciones, ambientes orgánicos, personajes redondos opuestos
dualmente, presencia del narrador y el «telling», acto explícito de narrar en el texto
audiovisual. Ejemplo: Western «La diligencia».
Narración débil: vinculado a las acciones y diálogos de los personajes, se
caracteriza por elementos narrativos desequilibrados, hipertrofia en personajes y
ambientes, personajes relevantes, situaciones y acciones debilitados, puntos de vista
del personaje, combinación de «telling» y «showing». Ejemplo: «La dolce vita».
Antinarración: la situación narrativa se define como heterogénea, fragmentada y
dispersa. Asimismo, se caracteriza por el desequilibrio de los elementos,
situaciones dispersas y fragmentadas, personajes con poca relación, relaciones no
causales sino casuales e inorganicidad espacial de los personajes.
Evaluación de la unidad
Metodología docente:
Clases teóricas: Mediante la exposición oral del profesor, se expondrán los
contenidos teóricos de la asignatura en modalidad on-line. Las clases son el punto
de partida para el estudio, reflexión y análisis de cada uno de los temas propuestos.
Clases prácticas: En estas clases el profesor aplicará modelos de análisis y
comentarios narratológicos de textos y piezas seleccionadas, guiando a los
estudiantes en la realización de las tareas que se les piden en los ejercicios de esta
naturaleza.
Tutorías: En ellas se aclararán dudas y orientará a los estudiantes acerca de los
contenidos teóricos y/o prácticos que se desarrollarán en las diferentes actividades.
Trabajo del alumnado: Estudio de los contenidos, y elaboración de los trabajos
tanto teóricos como prácticos afines.
Aula virtual. El seguimiento adecuado de la asignatura se apoyará a través de
Blackboard, desde donde podrán acceder a los contenidos.
Evaluación de la asignatura:
Con el fin de evaluar al alumnado en la adquisición de conocimientos y competencias
de la asignatura, se llevará a cabo un sistema de evaluación diversificado compuesto por
las siguientes herramientas:
Pruebas escritas: para medir las competencias relacionadas con la comprensión del
conocimiento en la materia se realizarán exámenes tipo test, informes y diarios de
clase o trabajos escritos.
Pruebas orales: exposición oral de trabajos en clase, individuales o en grupo, sobre
contenidos de la asignatura.
Técnicas basadas en la asistencia y participación activa del alumno en clase. Es
imprescindible la asistencia y participación en todas las actividades formativas en
cada uno de los módulos que constituye la asignatura.