Los Diablec
Los Diablec
Los Diablec
TESIS
PARA OPTAR EL TÍTULO DE LICENCIADO
LICENCIADO EN ANTROPOLOGÍA
SOCIAL
TRUJILLO – PERÚ
PERÚ
Octubre de 2014
Esta tesis está dedicada a los participantes de
de las
Danzas de Diablos en el norte del Perú.
Agradecimientos
Presentación 6
CONCLUSIONES 242
Bibliografía. 245
Linkografía. 256
PRESENTACIÓN
A partir de haber sido entendidos en Europa como raza inferior con una
suma de defectos, hubo un pequeño paso hacia su consideración como
diablos, diablillos, diablitos, diablicos o diablucos, que la cultura
española desarrolló y aceptó, trasladando el personaje al Nuevo Mundo:
“La Iglesia, que denunció reiteradamente la indecencia y sensualidad de
los bailes de negros, terminó por incorporarlos en las fiestas religiosas
con el fin de facilitar su condena: en los desfiles del Corpus, los negros
danzarines representaban el pecado y eran llamados significativamente
diablitos (Martín Corrales, 2000)” (Santos Morillo, 2011: 31). En los
estudios etnohistóricos españoles relacionados con la literatura en
general, teatro, música y danza, al parecer existe cierto consenso al
respecto: “Por otra parte, esa misma convulsión, soltura y bullicio que
caracterizan los gestos y los pasos del baile de negros, además de aludir
a lo sensual, evocan el mundo infernal trazando una implícita ecuación
entre africanos y seres demoníacos. Es bien sabido que en El Diablo
Cojuelo , donde los demonios se definen como “príncipes de la Guinea
infernal”, el protagonista alardea de haber inventado todos los bailes
descompuestos y endiablados de la época” (Trambaioli 2002, 1775). La
relación con Guinea, por ser el lugar de importación de esclavos, generó
por metonimia, una expresión no solamente relacionada con África, sino
con la cultura negra en general, denominando la danza de negros como
guineo de modo general (op cit , 1773). El guineo: “se ejecuta con
movimientos prestos y acelerados y gestos ridículos y poco decentes”.
Cabe subrayar que el frenesí del ritmo y de los movimientos que supone
dicha descripción son los mismos que se atribuyen a la zarabanda, a la
chacona y a todos los bailes de procedencia americana” (op cit, 1774).
Por esta razón los negros que llegan a América a través de España,
adquieren connotaciones relacionadas con el demonio. Estudios
relacionados con la presencia negra en Colombia, por ejemplo, han
permitido comprender el significado otorgado a la palabra mandinga ,
como diablo o demonio, sin embargo, su origen se encuentra en un
grupo tribal africano y que originalmente refiere a conceptos de
parentesco desde el lado materno, pues: “La voz mandinga, según
Delafosse, se relaciona con ma-nde ¨hijo de madre¨ (ma madre) y otras
= =
“…para dar fin a este Capitulo quiero decir la causa porque estos
Señores que avemos
avemos acabado
acabado de nombrar
nombrar duraban muy poco en
el Señorio y mando, y tan poco que afirman no auerlo poseido
ninguno 12 años, y algunos no aver durado en el dos cabales era
pues la ocasión que como el Demonio tenia tanta mano y poder
en sus estragados entendimientos hacialos poner en tan
estrechos y asperos ayunos (luego que tomauan el cargo) que con
abstinencias y vigilias, y largos ayunos, se desflaquecian de tal
manera que jamas podian arribar a perfecta salud, ya que de los
ayunos escapasen, y otros morian entre las manos de su
infructuosa penitencia, y de esta manera se yvan heredando a
hermanos y a todos el infierno en pago y remuneraciones de sus
pecados” (Cabello Balboa [1586], 1951).
Amanecer en las Pirámides de Túcume, al fondo el pueblo actual (Foto Heinz Plenge).
Las pirámides de Túcume y Cerro Purgatorio desde el Noroeste (Foto Alfredo Narváez).
En las sociedades prehispánicas, los conceptos de arriba – abajo;
derecha – izquierda; lado derecho arriba – lado izquierdo abajo; noreste
– suroeste, tienen profundas implicancias en aspectos culturales,
sociales, políticos y religiosos. Es tan importante esta división binaria
que perdura aun hoy en comunidades tradicionales andinas y
amazónicas, pero además en comunidades de la costa norte. En
El edificio se estima fue construido tan temprano como fines del siglo
XVI y debe haber tenido varias remodelaciones, existiendo algunos
datos que refieren el momento de su abandono. El arquitecto Vela
refiriéndose a la iglesia de Túcume Viejo dice lo sigu iente: “Las portadas
de Túcume nos recuerda mucho a las que hemos tenido ocasión de
estudiar en Zaña, que están bien datadas a fines del XVI. Esto nos
permite suponer como fecha probable para la construcción de la iglesia
la segunda mitad del siglo XVI, lo que la convertiría en una de las más
antiguas del Perú septentrional” (Vela 2007, 939). El estudio de Vela,
sin embargo, tiene el mérito de ser un estudio inicial, sin embargo, deja
Ingreso principal de la Iglesia de Túcume Viejo desde el interior. (Foto Alfredo Narváez)
de lado en su descripción y análisis, el tema de la torre exenta, cuyos
vestigios se encuentran hacia la esquina noroeste del frontis y un
elemento adicional, que hoy ha sido lamentablemente destruido y que
fue conocido entre la comunidad local como “El Horno”, ubicado delante
de los vestigios de la torre. En este último caso, estamos seguros que
las excavaciones arqueológicas permitirán identificar las bases de estas
estructuras y su entorno.
Este templo fue adscrito a San Pedro Apóstol como patrono del pueblo,
Detalle de la pintura mural en uno de los arcos del presbiterio de la Iglesia colonial de Túcume Viejo (Foto
Alfredo Narváez)
cuya parroquia formó parte del obispado de Trujillo. El culto mariano
debió tener una temprana vinculación con la nueva parroquia, tema
sobre el cual se han recogido algunas versiones que dan a conocer el
especial apego por ella del Virrey Diego Ladrón de Guevara, Arzobispo
de Lima (León Barandiarán y Paredes 1934, 245), pero sobre todo por
las versiones populares, sin que exista aun un estudio histórico que lo
refrende.
Diseño Moche pintado en cerámica con representación de venados con círculos en el cuello y cue rpo.
De otro lado, al igual que los venados moche, los diablos de Túcume
siempre tienen la lengua hacia afuera, rasgo que puede ser explicado
por el estrés y cansancio que se produce con la cacería; sin embargo,
aun cuando el venado está sentado, tocando el tambor o retozando, las
expresiones prehispánicas lo muestran generalmente con la lengua
afuera, detalle que solo se produce cuando el animal ha muerto. Por lo
tanto, son representaciones propias del campo mítico (Narváez, 2012).
Si examinamos a los diablos andinos, no será común encontrarlos con
con los Pecados durante del domingo de resurrección, o los “diablucos”
de Helechosa, que van delante del Corpus, haciendo piruetas, riéndose
del cura, para luego en la iglesia, cuando el sacerdote ingresa en el
misterio de la eucaristía y eleva la hostia, los diablos huyen
despavoridos. Esta apoteosis de los desfiles con motivo del Corpus
Christi, han sido bien documentadas también en el Perú colonial,
especialmente en el Cusco, en el que se lucían además los propios
curacas y sus linajes, con gran cantidad de personas y carruajes
alegóricos (Mesa y Gisbert 1982). Por esa razón es que consideramos
enfáticamente, la figura del “Carretón” de Túcume, como una
reminiscencia en la memoria colectiva de estos carruajes alegóricos tan
comunes en estas procesiones. En Túcume, aunque los “diablicos”
fueron parte inherente de las celebraciones del Corpus, acompañaban
también a las Pastoras de Navidad y festividades de importancia
diversa, finalmente terminan involucrados en la festividad de la Virgen
María. Aparentemente, esta brecha se produce a principios del siglo
XX, ya que la descripción de la danza en 1934 incluye no solamente a la
fiesta de la Virgen de la Purísima Concepción, sino a la procesión del
Corpus Christi y Pascua (Barandiarán y Paredes 1934, 242). Hoy día,
somos testigos de la participación de diablicos en fiestas muy diversas
fuera del área urbana, incluyendo celebraciones de cruces, santos o
vírgenes, patronos de los caseríos del distrito. Los grupos de diablicos
invitados, generalmente hacen además la representación de los siete
vicios, incluyendo la conversión del macho cabrío o chivato diabólico en
el Cordero de Dios.
Es interesante notar que en todos los casos, los cuernos parecen haber
sido pintados también. La forma en espiral, obviamente no es una
forma natural en las cornamentas de los animales rumiantes, por lo
que debe ser un artificio conseguido de diversos modos. Del mismo
modo, las máscaras deben haber sido hechas con materiales orgánicos:
especialmente de cuero, aspecto que se sugiere por el detalle de la
acuarela de Martínez Compañón, que muestran en las máscaras la
típica forma de templar los bordes del cuero, para lo cual debió usarse
un soporte de madera o tal vez mates ( Lagenaria siceraria ). Es
interesante anotar que hasta la fecha, se utilizan moldes de madera
para fabricar las máscaras de latón.
“Yten porque de auer entre los indios negros y mulatos los indios
reciben muchos daños emprenden malas costumbres se hordena
y manda que ningún caçique ni principal ni yndio particular
téngalos tales esclauos y mulatos y los que tuvieren los vendan
dentro de un mes de la publicación destas hordenanças y si
después los tuvieren y los tornaren a comprar los ayan perdido y
se aplique por tercias partes para el juez cámara y denunciador”
(documento transcrito por Rostworowski 1975: 145).
Grupo de diablos en Túcume, se pueden observar las cintas de la capa. Túcume Viejo 2012 (Foto Alfredo
Narváez)
diablos de Naiguatá en Venezuela, en los cuales, las cintas de colores se
colocan detrás de máscara, teniendo para ellos un especial valor
religioso, pues cada color simboliza un determinado valor (salud,
abundancia, prosperidad, esperanza), sirviendo además como amuletos
(Cadenas 2009:16). Por lo tanto, estas cintas no son simplemente un
adorno que hace más llamativa la vestimenta, sino que deben encerrar
un simbolismo especial en el campo cristiano, que en el caso de
Túcume parece haberse perdido, quedando solamente como un
elemento de adorno multicolor.
Detalle de la ornamentación de una capa de diablico en Túcume, llena de círculos esp ejos y cintas cruzadas
como estrellas (Foto: Julián Bravo)
Diablico del Grupo GCAT en Túcume Viejo, con fuegos de artificio sobre la máscara. Diciembre de 2012 (Foto:
Alfredo Narváez)
Nuevas tendencias de máscaras tucumanas. Año 2012 (Foto
Roxana Coronel arriba y Alfredo Narváez abajo e izquierda)
3.4.4 Teatro religioso de Los Siete Vicios
Uno de los diablicos, al terminar de recitar los versos que corresponden al pecado que encarna, va dando forma
final al chivato diabólico (Foto: Roxana coronel)
cambia la cabeza y la cola por las de un cordero. Luego se produce la
lucha con espada hasta que el ángel vence a Luzbel. Alfredo Chicoma –
veterano diablo capataz- nos ha confirmado que su espada fue una
espada de metal y durante la danza trataba de quitar la corona del
ángel. En ciertas oportunidades lograba hacerlo dándose como ganador
del duelo. Sin embargo, la representación expresaba la lucha entre el
bien y el mal, duelo en el que era el Ángel el vencedor. Lo otro era una
demostración de habilidad de ambos personajes, costumbre que hoy ya
no se practica.
Diablico de la Envidia
Diablico de la Avaricia
En sus manos lleva una pata trasera del chivato y la adapta a la figura
macabra y dice así:
Don Georgín Carrillo al centro, con su hijo Julio y su sobrino Percy, la tradición continúa.
Georgín Carrillo vio desde niño a su padre conducir la danza al ritmo de
la caja y la chirimía y a los 85 años, dejó la responsabilidad que tuvo
durante casi toda su vida, a su hijo mayor Julio Carrillo, quién ya lo ha
remplazado tocando la caja los dos últimos años. El padre de Georgín
Carrillo se llamó Julio Carrillo, asegurando que la tradición procede por
lo menos desde su bisabuelo: “Yo Georgín Carrillo Vera he tenido esta
danza en trasferencia de mi bisabuelo, mi bisabuelo tuvo la danza una
cantidad de 78 años, después mi abuelo tuvo la danza de 67 años, de
ahí la tuvo el finado de mi padre Julio Carrillo, él la tuvo 50 años…”
(Millones 1996: 279). Esta información indica por lo menos cuatro
generaciones sucesivas que podrían sumar entre 150 a 200 años, entre
finales de la colonia y los albores de la época republicana. Don Julio
Carrillo, fue además abuelo de Don Alfredo Chicoma, hijo de la
hermana de Georgín Carrillo, por lo tanto sobrino de éste último,
Alfredo Chicoma, ha danzado un poco más de 40 años y su hijo hace lo
propio hace 16 años, esperando lograr el mismo tiempo o superar lo
hecho por su padre. Alfredo Chicoma ha sido por muchos
Fotografía anónima de Don Pedro Pinglo, diablico único artesano que produce a
devoto de la Virgen (1965 aproximadamente).
pedido, las máscaras
tradicionales de latón. Según Cresencio, el uso de latón soldado y
pintado, surgió a fines del siglo XIX, siendo bastante utilizada a lo largo
de todo el siglo XX. En los documentos coloniales de archivo
correspondientes al siglo XVIII, es recurrente la mención de diversos
objetos fabricados de “Oja de lata” (sic) tal como aparece en los
documentos coloniales (Juan Castañeda Murga et al s/f). Últimamente
la demanda de máscaras de latón casi ha desaparecido, pues su precio
es alto, además, el mascarero pide al cliente no solo la hojalata, sino la
soldadura de estaño. Hoy, la mayoría de diablicos hacen sus propias
máscaras de cartón, por lo que las máscaras de hojalata es una
tradición que estaría a punto de desaparecer. Recientemente, el
mercado turístico ha crecido por la labor del museo de Túcume, lo que
ha generado además la producción de diablicos en tamaño pequeño,
cuya demanda es creciente, tendencia que seguirá incrementándose
puesto que se pretende que un conjunto de danzas locales haga
presentaciones permanentes a grupos de visitantes organizados. Si las
máscaras de latón son incorporadas en este creciente mercado podría
ser un mecanismo para que esta tradición superviva.
Vista de la ciudad de Huancabamba A la derecha el Cerro Pariacaca o Cerro Colorado, con su color característico (Foto
Monucipalidad de Huancabamba)
Cerro Colorado recibe este nombre por el color rojo del suelo y se ubica
al lado este de la ciudad, por lo tanto, ocupa un lugar privilegiado, pues
es una posición jerárquica superior, pues es la orientación por donde
sale el sol. Por esta razón es que además se considera localmente como
un cerro de fuego. La toponimia refiere a un cerro rojo, pero además a
una de las deidades más importantes del pasado prehispánico
registrada en las tradiciones de Huarochirí (Taylor 1987). Este cerro
tiene una forma alargada, con una pendiente no muy pronunciada
hacia el lado este y una pendiente bastante pronunciada hacia el lado
opuesto. Precisamente, este rasgo geológico, hace que la formación
agreste, llena de cuevas y cavernas sea considerado como el lugar de
entierros de los antepasados, de los “gentiles”. La cumbre del cerro, es
sin duda un espacio especial porque es un mirador extraordinario del
paisaje del entorno, incluyendo los diversos pequeños valles,
quebradas, cerros y planicies que se pierden en el horizonte. Este cerro
“…representa hoy, para los pobladores urbanos y rurales, el poder
sobrenatural y las fuerzas telúricas vigentes” (Camino 1992, 104).
Como en muchas partes del Perú, las ofrendas a los muertos, coinciden
con una gran celebración, incluyendo comida, bebida, bailes y la súbita
aparición de numerosos puestos de comida, como una feria, frente a los
cementerios. De acuerdo con la cosmovisión local, ambos cerros difieren
además por ser uno “cálido” y el otro “frio” (Camino 1992).
6.4.2 La Máscara
Tendencias en la moda a principios del siglo XX Célebre composición que muestra a Max Fleischer y su
creación más destacada: Betty Boop, 1926.
marinera peruana y el huayno. Hay quienes sostienen el origen del
traje, como una copia del vestido de San Miguel Arcángel que defiende a
la Virgen de las arremetidas del demonio y no les falta razón.
Efectivamente, la vestimenta puede ser considerada como una
reproducción de la vestimenta de San Miguel y por ende, expresión
particular de los diablos peruanos.
Podríamos decir que los diablos peruanos del norte, expresan con las
flores, una relación con la belleza del mundo natural y quizás con la
De otro lado, los únicos casos en los que se conserva el uso de cuerno
de venado, es el de Túcume y Huanchaco, para el diablo capataz. Esta
relación, como ha sido sustentada en el capítulo anterior, constituye
una de las formas de relación más interesantes del pasado prehispánico
que aún se mantienen en el diablo español. Ninguna otra danza de
diablos usa este atributo. La natural relación del demonio español con
la serpiente, nos lleva hacia esa propuesta: el diablo tucumano es una
serpiente que adquiere la expresión de un diablo venado, personaje que
resume aspectos propios del amaru costeño
costeño y norteño, tal como aparece
en la iconografía de los mochicas. En este sentido, nuestra propuesta
del complejo prehispánico serpiente-venado, se expresa hoy únicamente
en el diablo venado de Túcume. Cajabamba fue territorio de los
antiguos Lyuch´u (venado) sobre los cuales se inserta el culto cristiano,
de modo que es posible pensar en cierta relación entre los diablos de
Cajabamba y la importancia
i mportancia que antiguamente tenían los venados como
uno de los animales sagrados más importantes.
Finalmente, uno de los artificios más recientes que han asumido los
diablos de Túcume, son los fuegos artificiales que se colocan en la
cabeza. Se trata de un a “rueda” que se mueve sobre su eje cuando la
pólvora se enciende y genera una explosión adicional de diversos
colores que le otorgan bastante dramatismo a la comparsa. Este artificio
no se aprecia en ninguno de los otros casos que venimos analizando.
7.5 Festividad
Como se desprende de la lectura del Cuadro II, podemos inferir que las
Danzas de Diablos en el norte del Perú, en el aspecto simbólico y
contextual del territorio involucrado en cada caso, los valores
prehispánicos y cristianos se superponen e imbrican,
i mbrican, constituyendo así,
expresiones de mestizaje que se vienen enriqueciendo paulatinamente y
adaptándose a los tiempos. Los viejos conceptos de huacas o centros
sagrados para espacios naturales, como montañas, lagunas, estrellas,
cavernas o cuevas, entre otros, son superpuestos por personajes
cristianos: diablos, vírgenes, serranas,
serranas, galanes, ángeles,
ángeles, que se asocian
con diversos elementos simbólicos europeos (jardines, flores, espejos,
velas) que se integran en el nuevo concepto religioso.
Feliciano, Wilma
2004 El culto subversivo en “Los Diablicos de Túcume”, danza
dramática peruana. Tomado de:
http://www.balldediables.org/index.php?option=com_content&task=vie
w&id=191&Itemid=49
Tambaioli, Marcela
2002 Apuntes sobre el guineo o baile de negros. AISO. Actas VI.
Centro Virtual Cervantes. Madrid.
http://cvc.cervantes.es/literatura/aiso/pdf/06/aiso_6_2_072.pdf