Neoinstitucionalismo
Neoinstitucionalismo
Neoinstitucionalismo
Índice
1Neoinstitucionalismo sociológico
2Neoinstitucionalismo histórico
3Neoinstitucionalismo económico
4Véase también
5Enlaces externos
6Bibliografía
Neoinstitucionalismo sociológico
La sociología ha aportado una gran cantidad de conceptos al neoinstitucionalismo y ha
constituido un corpus muy importante para el análisis social. Los autores de esta rama
provienen fundamentalmente de la teoría de las organizaciones, presentan un
neoinstitucionalismo bastante distinto y con raíces muy diferentes, pero es sobre todo en sus
conclusiones que se puede decir que forman parte de este conjunto de ideas. Los precursores
de estos estudios son: March y Olsen con su trabajo y Powell y DiMaggio que han hecho una
síntesis muy importante sobre el tema y han llevado a cabo importantes investigaciones. El
supuesto de partida explica gran parte de las diferencias con las otras corrientes
neoinstitucionalistas, si bien tanto los autores de tradición económica como los que forman
parte de la corriente sociológica consideran a las instituciones como creación humana, para
los primeros se trata de un resultado de acciones intencionales que son realizadas, sobre
todo, por individuos racionales orientados instrumentalmente, mientras que para los segundos
no se trata necesariamente del producto de un diseño deliberado. Esta última corriente
considera a las instituciones como patrones sociales que muestran un determinado proceso
de reproducción (Romero, 1999). A partir de esto, los autores sostienen que las instituciones
limitan y restringen la acción de los individuos, y a partir de su análisis se observan patrones
que determinan la acción social. Cuando las acciones son observadas como alejadas del
patrón y contrarrestadas de manera regular podemos hablar de patrones institucionalizados.
Las instituciones son básicamente conjuntos de patrones sociales que sobreviven en la
observancia de estas pautas por medio de premios y castigos y no por la acción colectiva.
Para los neoinstitucionalistas más cercanos a la corriente sociológica, el papel de las
instituciones cobra importancia para la política, ya que lo que ocurre dentro de la organización
tiene una gran capacidad de influir en el entorno. Si para los neoinstitucionalistas que aceptan
la elección racional las instituciones son importantes como elementos del contexto estratégico,
ya que imponen restricciones al comportamiento basado en el interés personal, es decir,
definen o restringen las estrategias que los actores políticos adoptan en la lucha por alcanzar
sus objetivos, para los neoinstitucionalistas más cercanos a las corrientes históricas y
sociológicas las instituciones no sólo son el contexto, sino que juegan un papel mucho más
importante en la determinación de la política (Romero, 1999). Los sujetos para esta corriente
son seguidores de reglas que se satisfacen (Thelen y Steinmo citado en Romero, 1999). El
argumento puede resumirse así: en la realidad nunca encontramos acciones aisladas, cuyos
fines y medios puedan ser premeditados y calculados. Los hombres están inmersos en
corrientes de actividad, y sólo en la práctica, en la experiencia de la acción, pueden saber
cómo se hacen las cosas; en esas condiciones, una acción es "racional" si es coherente con
una manera de hacer las cosas.
Neoinstitucionalismo histórico
Los institucionalistas históricos analizan las configuraciones organizacionales, y
simultáneamente otros observan escenarios particulares aislados, poniendo énfasis en las
coyunturas y procesos de largo plazo, mientras que otros consideran los procesos del corto
plazo.
Neoinstitucionalismo económico
Para la teoría neoclásica los costos de transacción no cuentan. North, que analiza
precisamente los costos de transacción implicado en todo intercambio, estudiará las
instituciones en cuanto mecanismos de minimización de dichos costos:
La creciente bibliografía sobre los costos de transacción nos ofrece toda una familia de
conceptos diseñados para aclarar los costos asociados con las interacciones económicas
humanas. Los costos de información, los costos de íntermediacíón, los costos del fraude y del
oportunismo. Son todos importantes. Otra parte de la bibliografía subraya los costos que
nacen de la incertidumbre, de la disminución del riesgo a través de los seguros y los
problemas de una selección adversa y de las dudas morales. Los costos de cumplimiento son
aquellos derivados de detectar las violaciones de los acuerdos contractuales y de establecer
su penalización.
El costo de detectar la violación es el costo de medirla y. en un intercambio entre
sujetos, tanto la medición de los atributos de los bienes o servicios intercambiados
como los efectos externos de la medición imperfecta son gravosos. En las relaciones
entre agentes y gobernantes están los costos de medir los resultados de la actuación
del agente y las deficiencias derivadas de una medición imperfecta. Los costos de
establecer la penalización apropiada incluyen los derivados de la evaluación de los
daños y perjuicios."(North, 1986, pág. 230).
Asimismo, dentro de su análisis de la economía y de la historia económica, North se
implica en temas psicológicos y culturales al entender que todo entramado cultural está
urdido por las cogniciones individuales que direccionan sus decisiones:
De cualquier modo, los diversos desempeños de las economías y de las políticas tanto
históricas como contemporáneas argumentan en contra de que los individuos realmente
conocen lo que les beneficia y actúan en consecuencia. Por el contrario, la gente actúa en
parte sobre la base de mitos, dogmas, ideologías y teorías a medio cocinar. Las ideas
importan; y la manera en que las ideas se comunican entre la gente es decisiva para que
las teorías nos permitan lidiar con problemas fuertes de incertidumbre en el nivel
individual. En muchos de los temas relevantes para los mercados políticos y económicos,
la incertidumbre, y no el riesgo, caracteriza la toma de decisiones. Bajo condiciones de
incertidumbre, la interpretación que hacen los individuos de su entorno refleja su
aprendizaje. Individuos con bagajes culturales y experiencias comunes compartirán
modelos mentales razonablemente convergentes, ideologías e instituciones, e individuos
con diferentes experiencias de aprendizaje (tanto culturales como ambientales) tendrán
diferentes teorías (modelos, ideologías) para interpretar el entorno. Es más: la
retroalimentación de información obtenida de sus opciones no es suficiente para que
converjan interpretaciones de la realidad en competencia. (Denzau y North, 1994, págs. 3-
4)