LA COMUNICACIÓN: PIEZA FUNDAMENTAL PARA LA ENFERMERÍA
Una de las claves de la enfermería pasa por tener una buena comunicación con
los pacientes y el resto de profesionales sanitarios, puesto que se trata de un
componente básico y fundamental dentro de la profesión enfermera. El personal
sanitario debe saber escuchar para luego poder entender al enfermo, por lo que
obtener una comunicación óptima supone mejorar la calidad de vida y satisfacción
tanto de los pacientes como de sus familiares.
Desde los inicios, la enfermería sabe que uno de los aspectos más importantes a
la hora de atender a un individuo, sano o enfermo, es la comunicación, ya que les
permite establecer interacciones y relaciones terapéuticas encaminadas a una
mejora en la salud, aunque en determinadas ocasiones no se consiga crear un
binomio como el esperado.
Características tales como la empatía, la escucha activa o el respeto a la dignidad
del individuo, por citas algunas, deben realizarse teniendo como fin el hecho de
conseguir una comunicación eficaz y una relación terapéutica satisfactoria. Todo
ello genera un cambio a la hora de cuidar y humanizar todo el proceso asistencial,
mejorando ostensiblemente la relación enfermera-paciente.
Bien es sabido que las profesiones sanitarias requieren de un desarrollo muy
específico, basado en una serie de conocimientos y habilidades que son la base
del resto de especialidades, las cuales deben desarrollarse gracias a una buena
formación teórico-práctica. Algo fundamental para convertirse en un/a enfermero/a
de calidad.
Sin lugar a dudas, la comunicación es un aspecto muy poco material y muy
asequible, que debe establecerse de forma eficaz en toda práctica sanitaria,
condicionando ‘nuestro saber hacer’. En el ámbito sanitario, la labor profesional
incluye el establecimiento de relaciones interpersonales directas, que van más allá
de la simple interacción entre dos individuos. La relación terapéutica que se crea
entre enfermera y paciente supone el establecer objetivos comunes, relaciones de
colaboración e intercambio de ayuda mutua.
Para conseguir esa eficacia hace falta esfuerzo, sacrificio y mucha dedicación
hacia una profesión cada vez más importante dentro del sistema sanitario español,
y por supuesto a nivel internacional. La enfermería se caracteriza por el
establecimiento de una relación de ayuda, la cual implica una interacción con el
individuo e influencia mutua.
La actual cultura de los cuidados y la integración de la satisfacción del usuario en
el sistema sanitario, repercute en la responsabilidad de enfermería por mejorar la
calidad de la asistencia. Desde el inicio de la enfermería como profesión es bien
conocido que uno de los aspectos más importantes de la atención al individuo
sano o enfermo, es la comunicación, ya que permite establecer interacciones y
relaciones terapéuticas encaminadas a la restauración de la salud. Sin embargo,
hoy en día, continúa relegándose a un segundo plano. Habilidades y
características tales como la empatía, la escucha activa, el respeto a la dignidad
del individuo etc., se deben desarrollar con la finalidad de conseguir una
comunicación eficaz y una relación terapéutica satisfactoria. Esto implica un gran
cambio en el significado de cuidar y en la humanización del proceso asistencial.
Palabras clave: Enfermería, comunicación, relación terapéutica, calidad
asistencial.. En los últimos años el proceso de atención al individuo ha ido
modificándose como consecuencia de la influencia de los usuarios sobre la
asistencia que se presta. Deberíamos tener presente que en la calidad de un
servicio es muy importante la percepción que el usuario tiene del mismo. Dos de
los primeros autores que estudiaron la calidad de los servicios sanitarios fueron
Koss y Donabedian, y consideraron que en este proceso intervenían tres
aspectos: a) El aspecto técnico- instrumental b) El aspecto comunicativo c) Las
comodidades de la asistencia Sin lugar a dudas, aunque tanto el aspecto técnico
como las comodidades proporcionadas son importantes, en muchas ocasiones,
están condicionados por los recursos de los que disponemos. Lo que sí resulta
responsabilidad nuestra y se convierte en imprescindible es la comunicación;
necesaria para una adecuada relación terapéutica entre el sistema sanitario, el
profesional y el paciente. La comunicación es un aspecto muy poco material y muy
asequible, que debe establecerse de forma eficaz en toda práctica sanitaria,
condicionando nuestro saber hacer. Partiendo de que el concepto de cuidado va
unido al progreso de la sociedad, es necesario tener en cuenta los elementos que
intervienen en el proceso de salud: • Un prestador de servicios (enfermería). • Un
receptor de servicios (paciente). • Un entorno (hospital, centro de salud etc.). • Un
administrador de servicios (dirección, administración etc.). En el ámbito sanitario,
la labor profesional incluye el establecimiento de relaciones interpersonales
directas, que van más allá de la simple interacción entre dos individuos. La
relación terapéutica que se crea entre enfermera y paciente supone el establecer
objetivos comunes, relaciones de colaboración e intercambio de ayuda mutua;
desde una perspectiva holística. Sin embargo, la “dificultad” de transportar esta
teoría a la práctica queda patente. La comunicación, pieza clave en enfermería
Teorías y modelos de comunicación: antecedentes. Desde el inicio de la
enfermería con F. Nightingale, ya se planteaba la importancia y la necesidad de la
comunicación en la relación con el paciente. Años después, pensadoras como H.
Peplau consideraban la comunicación como la base del modelo enfermero,
describiendo en el rol de enfermería la capacidad de conocer y comprender la
conducta y los sentimientos de los demás a partir del conocimiento de la propia
conducta, para poder establecer así la relación de ayuda. Analizando el resto de
teorías influyentes, como la Teoría de las Necesidades de V. Henderson o la
Teoría General de la Enfermería de D. Orem, todas se relacionan de algún u otro
modo con la parte psicosocial del ser y proponen el establecimiento de una
relación (de ayuda, suplencia, apoyo, etc.) entre enfermería y paciente. Ello
implica la influencia comunicativa, las relaciones interpersonales y los valores
morales y éticos del ser humano. Con el surgimiento de la bioética y de las
necesidades del conocimiento moral y ético en la labor asistencial, cobra
verdadero sentido toda relación interpersonal, poniendo de manifiesto el valor
único de cada uno –la dignidad–, y otros como son la justicia, la intimidad, la
verdad, o el afecto. La instrumentalización del sistema, limita la dignidad del
paciente, quien confía en el profesional que lo atiende para restaurar su salud; lo
que nos aporta una importante responsabilidad. Con Render y Weiss en 1959,
surge el término “relación terapéutica”, por influencia de las corrientes psiquiátricas
emergentes en Estados Unidos. Se definió “relación” como los medios para
conseguir un efecto, y “terapéutica” como el efecto que se pretende conseguir8.
Su desarrollo posterior ha ido modificándose al mismo tiempo que lo ha hecho el
concepto de salud y el de la disciplina enfermera, centrándose en la actualidad en
el individuo como ser biopsicosocial. La comunicación, una herramienta
imprescindible en el proceso asistencial. Parece claro afirmar, o por lo menos en
base a lo que se conoce hasta el momento, que el lenguaje caracteriza al ser
humano. Como sugiere Valois Mª. , es imposible no comunicar. Por ejemplo, un
silencio, en el que aparentemente no se dice nada, puede tener innumerables
significados, en función del contexto y del que le aporte cada una de las personas
relacionadas. Comunicar consiste en transmitir aquello que quiero transmitir -algo
a lo que yo le doy un significado determinado- y en que el receptor capte el
mensaje, lo interiorice y le dé un significado similar al mío. Adquiere auténtico
sentido al provocar un determinado efecto en el receptor.10 Son distintos los
elementos básicos que conforman el acto comunicativo, pudiendo diferenciar11: •
Mensaje: aquello que el emisor pretende hacer llegar al receptor. • Emisor: Es
quien elige el mensaje y, por tanto, lo que desea comunicar. • Receptor: Es quien
descifra, decodifica e interpreta el mensaje y da una respuesta. • Canal: Es el
medio por el cual se recibe un mensaje. Está constituido por los órganos de los
sentidos, en función de la forma de transmisión. • Transmisor: Es la forma en que
se transporta el mensaje al receptor. Puede ser escrito, oral, etc. • En la
publicación Cuidados paliativos en enfermería, de la Sociedad Vasca de Cuidados
Paliativos, se establecen dos niveles de contenido en toda relación comunicativa: •
La exposición de los hechos, cómo decir lo que quiero decir. Se debe tener en
cuenta, sobretodo, el tono del habla, las palabras que se usan y el contexto. • El
establecimiento de la relación. Importante para ello, la empatía. Fenichel, dentro
del psicoanalismo clásico aporta la siguiente definición “la empatía consiste en dos
actos: una identificación con la otra persona y, posteriormente, la conciencia de los
propios sentimientos después de la identificación, que conduce a la conciencia de
los sentimientos del objeto”. Es una habilidad que requiere experimentar y
conocer, en el campo de la enfermería, sobre el proceso de enfermar y sus
consecuencias. Además también requiere del intercambio de experiencias, el dar
importancia al acto de comunicar y el mejorar el trabajo interdisciplinar.13 Existen
muchas formas de comunicar. La comunicación verbal, es la más frecuente y la
que permite un feedback inmediato, pero también es importante aquello que se
transmite, no solo con las palabras o la emisión de sonidos, sino también con los
gestos y expresiones; y es donde la observación adquiere un papel destacado. En
nuestro caso no consiste solo en observar signos y síntomas que pueden aparecer
causados por una determinada enfermedad, sino también consiste en reconocer la
respuesta a nuestras acciones. Interacción Enfermera-Paciente y la relación
terapéutica. Ya desde el primer contacto entre profesional y paciente, en la
valoración o entrevista, se está haciendo uso de la comunicación. Sin embargo,
desde el momento en el que se lleva a cabo de forma instrumental y sistemática,
sin prestar atención al propósito en sí mismo, pierde su valor real14. Nuestro
ámbito de trabajo supone, muchas veces, para el individuo un entorno hostil, muy
a menudo asociado a experiencias desagradables. A esto se le añade la
tendencia, en muchas ocasiones, hacia la “instrumentalización del individuo”,
fomentando un contexto despersonalizador e incómodo. Actuaciones tan
asequibles como el darnos a conocer; explicar porque estamos allí y que es lo que
pretendemos; son ejemplos que cobran especial importancia. Si revisamos la
literatura encontrada, es fácil encontrar referencias a cerca de los beneficios que
aporta la relación terapéutica tanto para el paciente como para el profesional. Sin
embargo, aunque es bien conocido, se observa una contraposición teórico-
práctica, ya que se asume como “tarea secundara” en la asistencia. García Marco
diferencian distintos factores como la falta de tiempo (aunque de forma relativa,
puesto que disponer poco tiempo no significa desaprovecharlo), la escasa
formación (en relación con la falta de habilidades comunicativas y sociales) y la
falta de demanda por parte del usuario (quien, históricamente se ha considerado
supeditado al sistema, predisposición que ya se está modificando). En la Figura 1
se muestran otros elementos clave que hay que tener en cuenta a la hora de
establecer una relación terapéutica, puesto que tienen gran influencia en nuestro
actuar profesional , como son las características personales y la disposición a
comunicar, las variables socioculturales y la formación recibida en habilidades
sociales