Análisis Cuadros de Castas

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Análisis de Cuadros de Miguel de Cabrera

Maria Camila Sierra Buitrago


Historia de Colombia II

De Español de Indio, mestiza.


Los análisis de la obra de Miguel de Cabrera,
serán en un orden, de afuera hacia adentro,
primero, evaluando los primeros elementos más
resaltantes dentro de la obra, luego, el objetivo es
reconocer el contexto en el que se ubican; los
protagonistas y analizar en qué casta podrían
ubicarse, el fondo si es reconocible de alguna
estructura o una posición social o terrenal o si se
puede ubicar la historia contada a partir de la
imagen en un contexto social determinado de la
colonización.
En “De Español de Indio, mestizo” se reconocen 3
figuras principales, un español reconocible por la
tez blanca y la forma de vestir (traje elegante,
peluca, cabello trenzado, sombrero, un pantalón
ancho que alcanza a percibirse desde el bajo de su
traje) muy típico de personajes peninsulares que
venían a la Nueva Granada en búsqueda de mejores oportunidades económicas. Que al parecer
corteja o dice algo dulce a su mujer o concubina india(según el título), pero que curiosamente,
tiene rasgos peninsulares, casi como una mestiza, podría ser una inexperiencia del artista de
observación a el indio, o también, el intento de “blanquear”, en el arte, a los nativos. Ella va
vestida con muchas telas, con pliegues y finos ornamentos, podríamos estar hablando de un
periodo de avanzada colonia pues ya había un derecho y consideración para los indios, que al
parecer, alcanzaron una condición en la que podían llevar dichas ropas, o quizá, era la única
manera en que podían desarrollarse en la vida común.
La niña “mestiza” se deduce que es hija de los dos, ambos lo tocan con cariño, como una unión
de sus lazos en la criatura. Ella a su vez, llena un vestido de finas telas muy ornamentado, un
collar “gargantilla” de perlas, que adorna en su piel mixta de blanco y moreno, y su pelo
distinguidamente crespo. Se encuentran en un mercado, en el área de telas muy finas,
texturizadas y coloridas donde la india viene a ver
y comprar las telas que usa. La obra, al igual que
muchos otras a continuación, trata de mostrar las
combinaciones de razas que conllevó el alto
mestizaje que hubo en el reino de la Nueva
Granada. Luego, continua con las mixturas que
llamaré “primarias”, como la de una negra con un
peninsular.
De Español y negra, mulata.
En casi el mismo orden de la anterior pintura, se ve
a un hombre blanco español, reconocer a su
descendencia, lleva los mismos trajes finos, un
sombrero y su piel pulcra. La niña, en medio de los dos, expresa algo de resignación e
inocencia, su ropa es colorida y bella, pero puede compararse la diferencia entre el ropaje de las
indias del anterior cuadro y este, ambas mujeres, madre e hija, llevan ropa menos ornamental y
decorosa, la madre resalta por aquel gran velo negro que reflejaba quizá, a la sombra en la debía
permanecer socialmente. Ella explica algo al hombre, como un reclamo por un reconocimiento
de su hija muy probablemente ilegítima (para el español era una condición muy baja y
degradante tener una criatura con una mujer esclava, negra y tenebrosa). El fondo de la escena
colabora con esta hipótesis, parece que los personajes se ubican en el rincón de una
construcción, por el muro visible, a su vez, el árbol puede mostrar el inicio de una boscosidad,
un territorio sin muchas personas.
Los alimentos que lleva la negra da idea de una agricultura y variedad en el Nuevo Reino de
Granada, por ejemplo la granadilla, yuca, entre otros.
De negro y de india, china cambuja.

Siguiendo la misma composición de tres personajes principales, está la tercera combinación


“primaria” hombre negro y mujer india, nace china cambuja, más conocida de manera moderna
como “zamba”. El hombre negro al parecer lleva un traje elegante y rojo, de cuello alto,
sombrero, tal como los españoles, puede ser un caso de occidentalización en el arte, pues el
negro al menos en los casos evaluados y conocidos, era muy inusual que portara tal elegancia.
Él, a su vez junto a su mujer india de rasgos occidentales también, que no ser por su piel morena
podría hablarse de una virgen, ella contempla a su hija
china cambuja mientras él la tiene en sus brazos, todos
comparten miradas como en un torno de conciliación y
querer. La niña lleva una falda larga, y curiosamente, es
una negra de pelo lacio. Ambos están en un hogar, a
juzgar por la enmarcación de la pared y la mesa. Con un
banquete al frente que muy probablemente no era para
ellos sino para los peninsulares para los que trabajaban,
hay harta variedad de frutos, guanábana, ciruela,
manzana y unas cocciones como pequeños postres.
De indio y de mestizo, coyote.
Luego, vienen las representaciones “secundarias” de las mixturas en la Nueva Granada, de
mestizo con indio, mestizo con negro y mestizo con blanco. En la primera ocasión, vemos una
composición menos diferente, ya adquiere un retrato más cotidiano de la sociedad colonial. Se
reconocen 4 personajes y un burro. Se retrata una conversación entre una india y un mestizo,
podría hablarse de que ella es su mujer, pues la condición de mestizo no era algo más rebajable
de lo que era en sí, es decir, el mestizo no debía preocuparse por su linaje, pues para la sociedad
colonial ya era alguien impuro y vicioso.
El hombre ya no tiene una cara pulcra, y sus ropajes son de trabajo, sucios y artesanales, quizá
el vivía en un resguardo indígena con la india (situación descarada, pero común). La india carga
a un niño, y el burro del mestizo, otro. Están apreciablemente consternados, quizá, están
trasladándose de un lugar a otro, o acarrean una mercancía, pues el burro está cargado de maíz.

De chino cambuyo y de india, loba.


Es curioso la comparación de las
nuevas “razas” del mestizaje con
animales peligrosos. El coyote rendir
tributo a su nombre por la delgadez,
además, la combinación del gris con el
café podría ser una representación
metafórica y considerable.
En el siguiente cuadro ocurre lo
mismo, el hombre chino cambujo
(zambo) con india, son llamados lobos.
Se ve una india elegantemente vestida
y adornada con su hijo oscuro y lacio
de ropas finas. Compartiendo un tipo
de consternación con su pareja, un
hombre negro pero lacio, con rasgos
finos y vestido con trajes interesantes y
pantalones anchos, a ambos los separa
compositoramente una pared de
ladrillo y acompañan a una mesa con
trastes desorganizados y naipes, como
si se hubiera finalizado la hora del té, y
se pudieran de acuerdo para las tareas
que de manera siguiente harán.
De español y de Mestiza, castiza.
Una pareja que ciertamente, parece ser
parte del gran blanqueamiento que hubo
durante el siglo XVIII en la Nueva
Granada, donde a pesar de que los
mestizos eran muy mal vistos en la
sociedad colonial, tenían, por diferentes
circunstancias la manera de casarse con
españoles y blanquear su linaje, esto era
una práctica bien vista socialmente, y el
artista mismo lo sabía, pues en esta
apreciación cotidiana es visible una gran abundancia, unas telas más finas, bellas y
ornamentadas, como de personas pertenecientes a una nobleza, los vestidos son pomposos, y el
traje que lleva el peninsular es enteramente diferente a los demás vistos, el ornamento es más
digno de una realeza.
El closet y la mesa, no tienen vacío alguno, y se sabe que las pertenencias visibles son propias,
porque la niña come del mismo banano que estaba en la mesa. La pared de ladrillo es más
limpia y blanca, el cielo más azul y limpio, la escena enfoca con claridad las gentes blancas. La
niña desde pequeña reluce de harta elegancia por su postura, pues su raza es nuevamente más
pura, el español se ve sin defecto alguno, lo que habla de muchas maneras sobre cómo era visto
el blanqueamiento ante el oscurecimiento. Incluso el nombre “castiza” recuerda a “casta” o
“castilla”, ambas palabras con buena significación para la época.
De blanco y de mulata, morisca.
Vuelve la escena con 4 personajes, un intento
de variación y dinamización del artista, de
una mujer mulata con un español. Ella está
apreciando a el hombre que la embarazó y
sus hijos, ya blanqueados. La tela con la que
viste no es muy ornamentada ni decorada,
para este momento ya es notorio un patrón en
los cuadros, donde las mujeres de mayor
posición social usan vestidos de gran
ornamento fino y delicado, mientras las de
menor llevan consigo ropas con decoraciones
más relacionadas a la naturaleza. Es muy
probable que los hijos sean ilegítimos, pero
se aprecian al haber nacido rubios y blancos,
como se puede ser en el afecto que manifiesta
el padre, todos están juntos en un hogar. Los
niños se divierten entre ellos. Entre los pocos
objetos apreciables (el artista eligió una
composición más simple) están dos pulpas de
aguacate en la misma mesa donde se
monta la niña. El nombre recuerda
también a los “moros”, quizá podría
compararse su apariencia exterior con
los de los moriscas.

De lobo y de indio, albarazado.


Un lobo, una india caminan en el aire
libre con su hijo. Los tres personajes
parecen salir de un rancho de madera
con los alimentos, podría ser quizá la
escena de una tributación. Las ropas
que traen están rotas y desgastadas,
podría significar que son de baja
escala social.
El retrato recuerda a la unión de india y mestizo, pues hay una resignación a el trabajo de
campo, por la apreciación de la variedad de plantas que traen india y albarazado, pero de las que
no tocan un bocado. Madre e hijo hacen contacto con el público, mientras el padre mira a la
mujer, los rasgos de este son mejor apreciados en este cuadro, que son de un hombre negro con
variaciones tanto de blanco como de indio. El día está medianamente oscuro, y les rodea
abundante boscosidad.

De mestizo y de castiza, chamizo.


En el cuadro podemos observar 3
personajes con una composición diferente,
uno está sentado al frente de su hijo, y el
otro con las manos en la cabeza detrás de
la mesa, esta, tiene unos ropajes comunes
y “humildes”, no muy decorados, puede
verse que es una mujer ciertamente
trabajadora ya sea en su hogar o en una
fábrica.
Su expresión refleja cierta angustia,
agonía, tristeza, cansancio a pesar de que
esto no aplica a el resto de personajes. El
hombre, que está también vestido con
ropas no muy condecoradas, sino más
bien sencillas trabaja manualmente
hilando junto a su hijo y este le colabora
en sus tareas, a pesar de cierta manera
blancos, es muy probable que, por el
padre mestizo, la familia hubiera bajado
de escala social y tuvieran que trabajar. El
niño está sentado en una paja, y le
acompañan una cuchara de madera y un coco, a su vez, le pasa una ponchera a su padre para
que la teja. Es de recodar que estos trabajos manuales en la colonia estaban reservados para
gentes sin habilidades mentales, como si fueran unos burros mecanizados. Era la tarea a la que
estaban sometidos por tener raíces impuras y, además, seguirse reproduciendo impuramente, es
decir, los cuadros están llenos de moral a pesar de parecer simple representación. El acto de ser
mestizo y ennegrecer la raza era totalmente deplorable, pues se pensaba que los vicios y malas
costumbres se perduraban en el reino de la Nueva Granada. Están en una casa oscura, o un
rancho, una fábrica, eso sí, no es un lugar donde habitan personas de una buena casta.
De blanca y negro, mulato De negro e india, lobo
Estas últimas dos imágenes son de un autor desconocido, sin embargo siguen la misma línea de
Cabrera, donde de blanco y negro sale mulato, y de negro e india sale lobo (lo que se contradice
con lo dicho por Cabrera, que dice que sale chino cambujo, aunque pueden ser similares, hay
una mayor exactitud por parte de Cabrera). Al negro del primer cuadro se le ve sin duda
occidentalizado, con elegantes trajes en un paisaje colonial hermoso, con aves y naturaleza que
les rodean en una bella mañana, a su vez pueden observarse grandes estructuras en el fondo, y
montañas bellas, ellos caminan con dignidad y tranquilidad entre los bosques con su hijo, que
monta una oveja, podría esto hacer referencia a que el negro adquiere de cierta manera, algo de
dignidad por estar con una blanca. Por el otro lado, en el segundo cuadro el negro se ve con una
falda de tela simple, y la india que embarazó junto a él, se ven consternados y no felices por el
futuro de la criatura quizá, están sentados en una roca o accidente geográfico al pie de un rio o
quebrada, atrás se ve una india con otro niño en brazos, ayudando arrear el ganado junto con dos
burros cargados de madera. Están los protagonistas en la construcción de una casa o iglesia a
plena luz del día, están ubicados en una llanura, y al fondo se divisa un pájaro y montañas. Los
ropajes son comunes y sobrios, no son personas de gran altura social.

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