Ensayo

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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
CONSTRUCCIONES EN CASCO MONUMENTAL EN TIEMPOS DE
CONFINAMIENTO, LLEVANDO CONSIGO LA AFECTACIÓN A DOS
DERECHO IMPORTANTES

ASIGNATURA: ARGUMENTACION JURIDICA

DOCENTE: JUAN COSIO MUÑOZ

ALUMNA: APAZA SEQUEIROS, ANA KATIA

CUSCO - PERÚ
mayo de 2021
INTRODUCCION

La pandemia del COVID 19 puso en evidencia muchos de los grandes problemas que

nuestra sociedad enfrenta día a día. Como bien sabemos, la crisis económica generada

por esta pandemia dificultó que las personas que hubiesen migrado a las ciudades desde

sus pueblos natales en las zonas rurales en busca de nuevas oportunidades puedan

continuar viviendo en las ciudades y deban regresar a sus lugares de origen. En esta línea,

el retorno de distintos grupos de la población a su lugar de origen también ha causado la

necesidad de estos de construir viviendas para sus familias. Esto deriva en un problema

especialmente cuando sus propiedades se encuentran dentro de zonas arqueológicas

reconocidas y existe una negativa por parte del Ministerio de Cultura de brindarles los

permisos y facilidades necesarias para ejercer su derecho a una vivienda en el estado de

emergencia nacional, no teniendo más alternativa que construirlas de manera precaria e

ilegítima por su necesidad apremiante.

En el presente trabajo expondré los motivos por los cuales considero que las poblaciones

sucesoras de los pueblos originales propietarias de terrenos producto de la herencia de sus

antepasados dentro de áreas arqueológicas deben ser tomadas en cuenta por el Ministerio

de Cultura para elaborar las medidas necesarias para su desarrollo en consonancia con la

protección de estas áreas.


CUERPO

En mi opinión, la labor de gestión del Ministerio de Cultura patrimonio cultural para el

desarrollo en las zonas arqueológicas en cuya extensión se encuentren terrenos privados

producto de la herencia tradicional de sus habitantes debería incluir un enfoque que

permita el desarrollo de sus habitantes, evitando un enfoque exclusivo de la zona

protegida (material) y enfatizando también las necesidades de sus habitantes que

mantienen la cultura viva en dinámica.

La suspensión de labores de distintos organismos del estado por el brote de coronavirus

en nuestro país el pasado año 2020 no permitió la realización del debido procedimiento

administrativo para la obtención de los permisos necesarios para la construcción de

viviendas. Naturalmente, los habitantes de espacios dentro de zonas arqueológicas al

verse hallados en un estado de necesidad apremiante de vivienda, no dudaron en construir,

en la única extensión de terreno que poseían, viviendas precarias para satisfacerse.

Con la reanudación de labores de organismos como el Ministerio de Cultura, también se

reanudo las fiscalizaciones a estas construcciones ordenando su demolición alegando que

estas zonas no están destinadas a ser habitadas como viviendas ¡a personas que las han

ido habitando por generaciones! ¿Es justa esta decisión? En mi opinión no lo es, ya que

quienes habitan estas zonas, llevan haciéndolo generación tras generación, manteniendo

la cultura viva de sus antepasados; siendo integrantes de la cultura misma que este

organismo debe proteger.

Si bien una zona arqueológica es un espacio donde se conserva evidencia material de la

interacción de pueblos antiguos, no debemos olvidar que, en muchas de estas áreas, la

población circundante está conformada por generaciones sucesoras a los pueblos

originales, que mantienen sus tradiciones, usos y costumbres. Estos a través del tiempo,
e incluso antes del reconocimiento de tales zonas como objeto de protección por el estado,

han ido ocupando y dejando como legado sus propiedades a sus herederos. Es por ello

que considero que las acciones que toma el órgano correspondiente respecto de las zonas

arqueológicas en cuyo espacio se encuentran propiedades privadas producto del legado

de los pueblos originarios deben ser tomados en cuenta para lograr su conjunto desarrollo

y protección.

Una alternativa a la limitación de estos pobladores a desarrollarse y desarrollar libremente

su cultura en el espacio que generaciones de habitantes les han legado como parte de su

tradición propia es, en mi opinión, la planificación urbana en las zonas protegidas

declaradas patrimonio cultural. Con esto no me refiero a pavimentar los complejos

arqueológicos como Ollantaytambo, Machu Picchu u otros, porque claramente sería

irracional y se alejaría del fin propuesto que es la armonía entre la conservación del

patrimonio cultural y el desarrollo cultural de los pueblos que lo habitan. Por mi parte

tampoco considero que sea correcto pretender la conservación cultural de espacios y al

mismo truncar el desarrollo de quienes mantienen su dinámica.

Es por ello que con base en el fin propuesto, considero el ministerio de cultura y las

instituciones competentes tomen en cuenta el sentir de la población y conjuntamente

poder realizar una adecuada gestión urbana en consonancia con el desarrollo sostenible.

Podemos definir el desarrollo sostenible como “Aquel desarrollo capaz de satisfacer las

necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de generaciones

futuras para satisfacer sus propias necesidades... Y que requieren de un proceso de cambio

en el que la utilización de los recursos, la dirección de las inversiones y la orientación de

los cambios tecnológicos e institucionales acrecientan el potencial actual y futuro para

atender las necesidades y aspiraciones humanas” (Comisión Mundial del Medio

Ambiente y Desarrollo, 1987). Por tanto, la planificación urbana sostenible podría


definirse como las proyecciones técnicas elaboradas por profesionales para decidir el

reparto en un ámbito territorial con atención a elementos como la calidad ambiental,

social y económica para su elaboración con armonía a estos aspectos.

Esta fórmula de planificación, no sólo permitiría que los pobladores de estas zonas en

discusión puedan desarrollarse plenamente, sino que, de ser implementados por los

organismos correspondientes, permitiría conservar el patrimonio cultural de la nación.

CONCLUSIONES

Finalmente, como primer punto a concluir considero que la pandemia del COVID 19 nos

ha permitido poner en tela de juicio la labor que el Ministerio de Cultura desempeña frente

a la conservación del patrimonio cultural objeto de protección por el estado y si la gestión

que realiza es realmente adecuada e inclusiva. Además, por lo expuesto antes, opino que

el Ministerio de Cultura y demás organismos competentes deben considerar que los

habitantes de estas zonas que adquirieron propiedad en estas como parte de su legado

cultural deben ser considerados como un factor esencial en la planificación y gestión del

patrimonio cultural al ser el factor que mantiene viva las costumbres y tradiciones de los

que estas zonas dan evidencia. Otro punto a concluir, sería que deba considerarse un

programa de planificación urbana con enfoque al desarrollo sostenible para mejorar la

calidad de vida de quienes habitan estas zonas y no negarles una vivienda digna, más aún

en el contexto de esta pandemia. Finalmente, una coexistencia armónica tanto como del

aspecto material, como del aspecto inmaterial del patrimonio cultural en consonancia con

el factor humano permitiría el adecuado progreso, conservación, gestión y protección de

cada uno de estos aspectos.


BIBLIOGRAFÍA

Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo. (1987). Informe Brundtland.


Oxford University Press.

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