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Resumen Squella

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO

CAPÍTULO I: DERECHO, SOCIEDAD Y NORMAS DE CONDUCTA

PRIMERA PARTE: NATURALEZA Y SOCIEDAD


1. La naturaleza y la sociedad
El hombre en la naturaleza y en la sociedad
La naturaleza y la sociedad constituyen el contexto inevitable del hombre. Está inserto en un medio natural y
uno social.
La naturaleza es un todo autónomo que no fue creado por el hombre, con sus propias leyes que aquel solo
puede descubrir y enunciar racionalmente y, eventualmente aprovechar en su favor.
La sociedad, “agrupación de individuos que establecen vínculos y relaciones recíprocos e interacciones
estables”, si bien puede ser humana o animal, la formada por los hombres tiene por objeto colaborar entre sí y
conseguir fines comunes.
Cabe tener presente que algunos (como Aristóteles) consideran que la sociedad es una institución natural y,
otros (como Hobbes o Rousseau), que es producto de un pacto.
Así, la naturaleza está regida por leyes naturales y la sociedad por normas de conducta.
Leyes de la naturaleza y normas de conducta
Son leyes de la naturaleza la gravedad o las estaciones del año y, normas, las contenidas en la Ordenanza
del Tránsito o en la ley electoral.
En cuanto a la diferencia entre ambas, Propper considera que las primeras describen regularidades empíricas
mientras las otras, expresan directivas para nuestra conducta. Las primeras establecen lo que es, o sea,
describen, mientras que las segundas establecen lo que debe ser, o sea, prescriben.
El hombre primitivo no distinguió entre ambas puesto que no utilizó un método crítico oracional para
solucionar los problemas.
Principio de causalidad y principio de imputación
Las leyes de la naturaleza describen ciertas regularidades que se observan en la naturaleza, sobre la base de
advertir que dada una cierta causa (como aplicar calor a un metal) se produce un determinado efecto (el
metal se dilata). Así, estas leyes funcionan sobre la base del principio de causalidad. O sea, que un hecho
(antecedente) está condicionado por acaecer otro hecho (consecuente).
En cambio, las normas prescriben ciertos comportamientos que las personas deben observar en ciertas
circunstancias, aparejando algún tipo de castigo sino se les cumple. Establecen conductas señalando no lo
que es, sino lo que debe ser, operando sobre la base del principio de imputación, esto es, que una
determinada consecuencia debe ser imputada a determinado acto. Así, al apropiarse indebidamente de la
propiedad de otro se le considera un delito que tiene asignada una sanción llamada pena.
Ciencias naturales y ciencias sociales normativas
Las primeras, como la física o la química, estudian sus respectivos objetos aplicando el principio de
causalidad. En cambio, las normativas, como la ética y el derecho, estudian sus respectivos objetos, las
normas morales o las normas del derecho, conforme al principio de imputación.
Así, la distinción entre naturaleza y sociedad conduce a la distinción entre leyes de la naturaleza y normas de
conducta; ésta, a la distinción entre el principio de causalidad y el de imputación y, éste, a su vez, a la
diferenciación entre ciencias naturales y ciencias normativas.
Aportes de Kelsen y Propper
Para Kelsen, el hombre primitivo interpreta la naturaleza, animal o inanimada de la misma manera que sus
relaciones con otros hombres, conforme al principio de retribución; si una conducta es mala o buena se debe
ser castigado o recompensado.
Propper piensa que la distinción entre naturaleza y sociedad es un proceso del desarrollo humano, desde un
monismo ingenuo propio de una sociedad cerrada, a un dualismo crítico, propio de una sociedad abierta.
Dicho desarrollo va desde la no distinción entre leyes naturales y normas, a la diferenciación entre las leyes
que van más allá de la voluntad del hombre y las que han sido determinadas por él.
Physis y nomos
Los griegos distinguieron entre:
Lo que es por naturaleza (physis).
Lo que es por convención (nomos).

2. Vida humana y normas de conducta


Clases de normas
El derecho es un fenómeno que no pertenece a la naturaleza sino a la sociedad y que por ello, contiene
normas por medio de las cuales los hombres regulan sus comportamientos.
Vivimos en un universo normativo, lo que implica una multiplicidad de normas de diferentes clases:
- Las de trato social, como el deber social de saludar a los vecinos.
- Las religiosas, como el deber de realizar los rituales de una religión cualquiera..
- Las morales, como el deber de ayudar a quien lo necesita. Puede que coincida con un deber religioso,
pero la conducta tiene un carácter específicamente moral.
- Las reglas técnicas, que no se llaman normas porque se limitan a establecer los medios idóneos para
conseguir un fin práctico determinado, como hacer partir un automóvil. El efecto que se sigue de no
observar la regla, no es un castigo sino la no obtención del fin práctico perseguido. Así, son
necesidades condicionadas y no deberes condicionados. También están las reglas técnicas
convencionales, como las reglas de un juego.
- Las normas jurídicas, como pagar el pasaje en un bus. Lo que distingue a las normas jurídicas son las
obligaciones jurídicas emanadas de ellas.
Tenemos, de esta manera:
- La vida del hombre en sociedad está regida por distintas clases de normas.
- Estas difieren entre sí en cuanto a la autoridad que las dicta o impone, en los contenidos o el tipo de
deberes que imponen, en los fines que persiguen, y en los castigos por su incumplimiento.
Núcleo común de las diversas clases de normas
Pese a las diferencias entre sí, todas las normas de conducta, tienen por objeto influir en nuestro
comportamiento, dirigir nuestra conducta en un sentido determinado o conseguir que actuemos de una
manera determinada que se considera deseable.
Origen etimológico de la palabra norma
Norma viene del griego “gnomon” y más específicamente del latín, que significa “escuadra” o “regla o
modelo”.
Así, conforme al Diccionario de nuestra lengua, norma es “regla que se debe seguir a que deben ajustar las
conductas, tareas o actividades”.
Tercera definición: “enunciados que quieren influir en la conducta de los hombres, dirigiéndola en un sentido o
en otro”.
SEGUNDA PARTE: NORMAS DE TRATO SOCIAL MORALES Y JURÍDICAS

1. Clases de normas de conducta

Principales criterios para caracterizar y diferenciar las normas


Esto dice relación con las características o propiedades de cada clase de normas. Son cuatro parejas
de criterios:
1. Exterioridad-interioridad
Una norma es exterior cuando ella regula únicamente las acciones emitidas o exteriorizadas del sujeto
obligado, sin alcanzar su fuero interno, desentendiéndose de sus motivaciones.
Por eso, una norma exterior se da por cumplida cuando el sujeto obligado adecúe su comportamiento a lo que
la norma prescribe, sin importar su disposición interna ni sus motivaciones.
El juicio de aprobación o de reprobación atiende solo a lo que el sujeto ha hecho o dejado de hacer.
Una norma es interior cuando ella regula no solo las acciones efectivamente emitidas o exteriorizadas por el
sujeto obligado sino también regula su fuero interno y considera también sus motivaciones al actuar en un
sentido determinado.
Por eso, una norma interior se dará por cumplida solo cuando la conducta del sujeto se ajuste externamente a
la norma prescrita y muestre motivaciones coincidentes con dicha conducta.
El juicio de aprobación o de reprobación sobre el sujeto depende no solo de lo que haga o deje de hacer, sino
también de las motivaciones que haya tenido para ello.
Diferencias: al tratarse de normas exteriores, basta que el sujeto actúe conforme al deber establecido por
ellas; en cambio, en las interiores se exige que el sujeto actúe por el deber de que se trate. Las primeras no
demandan una adhesión del sujeto al deber impuesto, cosa que sí hacen las segundas, las que por eso son
más exigentes que las anteriores.
2. Autonomía-heteronomía
Autonomía significa sujeción al querer propio y no al de otro. Por tanto, una norma de conducta es autónoma
cuando, desde el punto de vista de su procedencia u origen, ella es producida por el mismo sujeto obligado. El
sujeto obligado es su propia autoridad normativa.
Cabe distinguir entre autonomía en el origen de la norma y autonomía en el imperio de ella.
También una norma es autónoma cuando, sin provenir del sujeto obligado, es adoptada libremente por éste.
Su obligatoriedad depende de que la adopción de la norma sea en virtud de un acto libre y consciente del
mismo.
Heteronomía significa sujeción al querer ajeno, a otro. Por tanto una norma de conducta es heterónoma
cuando, desde el punto de vista de su origen o procedencia, sea producida por un sujeto distinto de aquel o
aquellos que le deben acatamiento, esto es, por una autoridad situada fuera y por encima de los destinatarios
de la norma.
Por una parte está la autoridad normativa y, por la otra, el sujeto imperado, o lo que es igual, el legislador que
produce la norma y el sujeto legislado, que debe acatar la norma.
La heteronomía implica también que los sujetos están obligados a obedecer la norma aunque no les hubiere
correspondido intervención alguna en la producción de ella, sin importar su aprobación o rechazo.
Las normas jurídicas por lo general son heterónomas en cuanto a su origen y en cuanto a su imperio. Pero
puede darse el caso de que una norma sea heterónoma en cuanto a su origen y no en cuanto a su imperio,
como en el caso que se admita la objeción de conciencia para la obligación del servicio militar.
3. Unilateralidad-bilateralidad
Una norma es unilateral cuando impone a un sujeto una determinada obligación o deber sin conceder a otro
sujeto la facultad de exigir su cumplimiento. Imponen deberes a un sujeto frente a sí mismo.
Una norma es bilateral si al imponer a un sujeto una determinada obligación o deber, concede a otro sujeto la
facultad de exigir el cumplimiento de ese deber. De allí que se hable de alteridad, para referirse a la condición
de haber otro.
En las normas bilaterales es posible distinguir dos sujetos: un sujeto pasivo y un sujeto activo. El primero es
sobre quien pesa el deber y el segundo es aquel que está investido de la facultad para exigirlo.
Así, las normas bilaterales son imperativo-atributivas, puesto que imponen deberes y correlativamente,
conceden facultades; mientras que las unilaterales son solo imperativas pues solo imponen deberes y no
conceden facultades correlativas.
4. Coercibilidad-incoercibilidad
Coercibilidad designa la legítima posibilidad de auxiliarse de la fuerza socialmente organizada para obtener el
cumplimiento de una norma o la aplicación de la sanción al ser infringida.
Un conjunto de normas son coercibles cuando existe la legítima posibilidad de auxiliarse de la fuerza
socialmente organizada para obtener el cumplimiento de ella.
Una norma es incoercible cuando para conseguir su cumplimiento u obtener la aplicación de la sanción, no es
posible, legítimamente, en caso de incumplimiento, recurrir a la fuerza organizada de la sociedad.
La fuerza de la cual se habla es la fuerza física y no la psicológica.

2. Las normas de trato social


Concepto
Son prescripciones originadas al interior de un grupo social determinado, que tienden a la realización de
ciertos fines como la urbanidad, el decoro, la cortesía y otros semejantes, en que la inobservancia de los
deberes impuestos se traduce en una sanción consistente en el repudio (con expresiones diferentes y
distintas intensidades según el tipo e importancia de la norma) del grupo social hacia el infractor.
Comprenden diferentes tipos de normas.
Las personas, en la medida que tienen un sentimiento de pertenencia a determinados grupos sociales, los se
integran por libre elección o por circunstancias de la vida, dan lugar a este tipo de normas.
La costumbre es importante en estas normas, pues en las relaciones entre las personas, ante situaciones
similares que se les presentan habitualmente, tienden a comportarse de manera similar. Con ello, transforman
sin darse cuenta, algunos de sus comportamientos en conductas habituales, de tal manera que en sus
relaciones con los demás pueden comportarse sin tener que deliberar acerca de la conducta adecuada.
Usos meramente fácticos y usos normativos
De acuerdo a Heinrich Henckel.
Los usos meramente fácticos son aquellas prácticas que, habitualmente reiteradas dentro de un grupo social,
carecen de fuerza normativa y, por tanto, no imponen la obligación de observarlas ni van seguidas de una
sanción por no observarlas. Ejemplo: almorzar entre las 13:00 y 15:00 horas en un restaurante, no obsta a
que alguien lo haga a las18:00 horas.
Los usos normativos son prácticas reiteradas regularmente al interior de un grupo social, que cuentan con
fuerza normativa y, por tanto, resultan obligatorias y van seguidas de alguna sanción en caso de
inobservancia. Ejemplo: coger los alimentos con la mano y no con los cubiertos (sanciones pueden ir de mirar
mal a prohibir el ingreso al restaurante).
Simples hábitos de conducta convergente y reglas sociales
Herbert Hart distingue.
Los hábitos de conducta convergente son aquellos en que no existe un deber de cumplirlos, por lo que su no
observancia no trae aparejada una sanción.
Las reglas sociales son aquellas en que existe un deber de cumplirlas, por lo que su inobservancia ocasiona
una sanción.
En las primeras el grupo social ve la conducta que se desvía de la norma como una simple anormalidad que
no tiene consecuencias riesgosas. En cambio, en las segundas la no observancia del uso normativo es
considerada como una conducta intolerable por constituir una amenaza o peligro para el grupo, lo que lleva a
la sanción o castigo.
Reflexiones adicionales respecto de las normas de trato social
- Constituyen prescripciones obligatorias de conducta, o sea, expresan deberes y pretenden influir en la
conducta de los sujetos a quienes van dirigidas.
- Se generan directamente al interior del respectivo grupo social de que se trate, de manera espontánea
o por actos más o menos formales de determinadas personas de ese grupo investidas de algún modo
como autoridades normativas.
- Rigen únicamente para quienes pertenecen al grupo del que se trate o se relacionen de algún modo
con éste.
- Apuntan al logro de ciertos fines tales como la urbanidad, el decoro, la cortesía y otros semejantes.
- Su inobservancia por parte de un sujeto que debía observarlas, va seguida de un castigo o sanción
que consiste en el rechazo o repudio del grupo.
- Sanción difusa puesto que adoptará expresiones de diferentes y de distinta intensidad, según sea el
tipo e importancia de la norma. Puede ir desde la simple reprobación, al aislamiento, o al destierro del
grupo.
- Las sanciones no están institucionalizadas, vale decir, que no se encuentran prestablecidas ni hay una
identificación cierta de las personas facultades para aplicarlas.
- Se sustentan en la tradición, esto es, pueden ser identificadas observando las costumbres del grupo y
cómo se comportan habitualmente sus miembros. No obstante que a veces están en reglamentos,
como el de un club.

Características de las normas de trato social


- Son exteriores. Regulan solo las conductas efectivamente realizadas por los sujetos normativos.
Pueden darse por cumplidas cuando el comportamiento del sujeto concuerde exteriormente con la
norma.
Lo anterior debido a que no extienden su pretensión regulativa al fuero interno de los sujetos, cuyas
motivaciones resultan indiferentes, sea por hipocresía, por conveniencia, o para ahorrarse problemas.
- Son heterónomas. Imponen deberes a un sujeto no para consigo mismo, sino para con los demás.
Los demás no están comúnmente facultados para exigir el cumplimiento de la norma, en un sentido
propio, sino solo para representar el cumplimiento como algo valioso para la convivencia del grupo.
- En ellas hay una dimensión de unilateralidad como de bilateralidad.
Bilateralidad, en cuanto se trata de normas que representan obligaciones que reconocemos para con
los demás y no para con nosotros mismos.
Unilateralidad, al tratarse de normas cuyo cumplimiento los demás no están en posición de exigirnos,
sino solo de representarnos.
- Incoercibles. Debido a que no existe la legítima posibilidad de hacer uso de la fuerza socialmente
organizada para exigir su cumplimiento o aplicar sanciones por su inobservancia.
Excepción a esta regla es el derecho corporativo.
Esto no significa que estas normas carezcan de sanción, sino que la sanción no considera el hacer uso
de la fuerza socialmente organizada e institucionalizada.
Tampoco que el grupo social no ejerza un tipo de presión sobre los sujetos normativos, pues en caso
de infracción: reprende, rechaza, repudia y expulsa de su seno.
3. Las normas morales
Explicación previa sobre las palabras “ética” y “moral”
La principal dificultad proviene del hecho que la moral no constituye un ámbito normativo unitario, sino con
distintas esferas y con características diferentes.
Un ámbito es la moral personal, otro la moral social y la moral de los sistemas religiosos y filosóficos.
Ética” proviene del griego “ethos” y designa las costumbres.
En un primer sentido, designa lo que concierne al actuar, al comportamiento humano, sin calificarlo de bueno
o malo.
En un segundo sentido, más restringido, se emplea para calificar ese mismo comportamiento de correcto o
incorrecto. Así, ética no es cualquier conducta sino aquella que podemos calificar de buena. Este uso es más
frecuente que el primero.
El segundo sentido supone un estándar, un criterio o idea o criterio acerca de lo que debe ser respecto de un
comportamiento dado, en relación a una idea en relación con la urbanidad, el decoro u otro valor.
La idea misma acerca de lo que debe ser, tiene por objeto el orden, la paz y la seguridad, objetivos sociales
más altos que la simple urbanidad o decoro, se expresa en otro tipo de normas: las normas jurídicas.
Llamamos ética, en un segundo sentido, a lo que concierne al actuar humano correcto en referencia a uno de
los tres órdenes normativos señalados: los usos sociales, el derecho y la moral. Así, las normas de trato
social, las jurídicas y las morales son todas normas éticas.
Existe un tercer sentido, más restringido aún, que designa a la moral, dejando fuera al derecho y a las normas
de trato social, por lo que ético es ahora solo el comportamiento moralmente correcto.
En este sentido, ética pasa a ser sinónimo de moral, aludiendo lo que se debe hacer para alcanzar el bien y
evitar el mal.
De esta manera, la palabra ética tiene tres sentidos: el comportamiento humano en general, el
comportamiento humano correcto y el comportamiento humano moralmente correcto
Respecto de la palabra moral, entendida como un orden normativo distinto de otros como el derecho y las
normas de trato social, existen tres formas de entender tal orden normativo.
El primer nivel o modo de hablar de la moral es el de las propias normas morales, en cuanto están
sustentadas en el lenguaje, oral o escrito, que empleó quien las instituyó. Ejemplo: “Amarás a tu prójimo como
a ti mismo” (Jesús).
Este lenguaje es prescriptivo y la moral es normativa, porque consiste en normas.
Un segundo nivel o modo de hablar de la moral, es el utilizado por quien desea interpretar los términos de las
normas morales, o sea, determinar el ámbito del significado de las normas. Ejemplo: un sacerdote que nos
explica en qué consiste “amar al prójimo”.
Este lenguaje es descriptivo y normativo, porque recae sobre normas de tipo moral, lo que implica un mayor
acatamiento.
Hay un tercer modo de hablar acerca de la moral, que da lugar a un tercer nivel de discurso moral, el de los
filósofos de la moral, cuyo propósito sea solo mejorar el conocimiento y la comprensión de los demás del
orden moral de que se trate. Ejemplo: “cómo es posible distinguir la moral de otros órdenes normativos”.
El primer modo de hablar de la moral es el de los moralistas. El segundo, puede ser de moralistas o filósofos
de la moral. Será de moralistas cuando la motivación principal del intérprete es para favorecer en los que
escuchan su disposición a acatar el orden moral del cual se habla.
Al discurso moral de primer nivel, que introduce normas morales o promueve su cumplimiento, se le llama
moral; al de segundo nivel, que procura conocer y explicar las normas morales, ética; y al tercero, que
discurren torno a la moral en general, metaética.
Hay autores que colocan en un mismo plano al segundo y tercer nivel, para contrastarlos con el primer nivel.
Así, hablan de ética normativa para aludir al primer plano, que propone normas morales y de metaética, para
aludir a los otros dos, que solo discurren acerca de esas normas.
Otra distinción es entre ética normativa y ética crítica. La primera se identifica con un orden moral que rige
efectivamente, de carácter objetivo; la segunda lo hace con un orden moral que debería regir, por lo que se
quiere dar vigencia objetiva.
Ámbitos de la moral
La moral como orden normativo no es un orden único ni indiferenciado, sino que tiene distintos ámbitos.
- La moral personal, llamada también moral autónoma o moral de la perfección. Se configura a partir de
la idea de bien o de perfección moral que cada individuo forja dentro de sí, y de la que derivan
exigencias morales que se expresan en normas para él.
Tiene su centro en la conciencia de cada individuo, porque es allí donde surgen, se aceptan y
sancionan en forma de remordimiento.
De este modo, en analogía con el derecho, la conciencia individual actúa como legislador, juez y
órgano ejecutor de la sanción.
- La moral social o moral media. Se configura a partir de las ideas que acerca de lo bueno prevalecen en
una comunidad determinada, y se expresa como un conjunto de normas que el grupo social impone a
sus miembros.
Tiene su centro en el grupo de que se trate, independiente de cuál sea la moral personal de cada uno
de sus miembros. La fuerza vinculante no residen la conciencia de cada individuo, sino “en el ejercicio,
devenido normativo, del comportamiento del grupo” (Henkel).
En analogía con el derecho, el grupo social es el legislador, juez y órgano ejecutor de la sanción.
- La moral de los sistemas religiosos y filosóficos. También llamada sistemas de ética superior religiosa,
se forma a partir del mensaje y testimonio de los fundadores de las grandes religiones. Se expresa en
máximas, principios y normas que rigen sobre los adherentes a ese credo. Ejemplo: Cristianismo,
estoicismo.
Tiene su centro en el mensaje del fundador o inspirador de la religión o sistema filosófico de que se
trate.
Además, este tipo de normas morales, en su capacidad de vinculación, sobrepasan al fundador o
inspirador, alcanzando a todos los creyentes o partidarios.
Los tres estratos de la moral no deben ser vistos como aislados unos de otros, sino con relaciones e
influencias recíprocas.
Respecto de la moral personal y la social, ambos sectores interactúan constantemente. Puesto que la moral
social no se configura con entera independencia de la moral personal de los individuos que componen el
grupo social; al mismo tiempo, la moral personal, se configura mediante su educación y pertenencia al grupo
social.
Características de las normas morales en cada ámbito
1. Las normas de la moral personal.
- Son interiores, esto es, regulan las conductas emitidas por el sujeto obligado como el fuero interno de
éste.
Para darlas por cumplidas no basta que la conducta se adecúe a la norma sino que además, el fuero
interno del sujeto adhiera a ellas.
El juicio moral sobre el sujeto normativo no puede basarse solo en la observación de lo que hace, sino
que considera la causa de su conducta, examinando cuáles fueron sus motivos e intenciones al actuar.
- Son autónomas, pues al provenir de la propia conciencia del sujeto obligado o al ser aceptadas por
ella, son la aceptación de un querer propio y no ajeno.
- Son unilaterales, esto es, representan deberes que un sujeto admite frente a sí mismo y frente a la
idea de bien que asume como propia, no confiriendo a otro sujeto la facultad de exigir el cumplimiento
de dichos deberes.
Los otros sujetos podrán representar a éste las normas morales a que decidió sujetarse, pero no están
en posición de exigirle su cumplimiento.
- Son incoercibles, o sea, no existe la posibilidad de emplear la fuerza socialmente organizada para
obligar al sujeto a cumplir con las normas ni a imponerle castigos por su incumplimiento.
Todo el valor de la moral está en la conciencia del sujeto obligado, por lo que la sanción es el
remordimiento de la misma conciencia del individuo, por lo que no puede imponerse por medio de la
fuerza.
2. Las normas de la moral social.
- Son exteriores, esto es, regulan solo los comportamientos efectivamente emitidos por los sujetos
normativos, pero no así la interioridad de éstos.
Pueden darse por cumplidas si la conducta del individuo corresponde a lo que las normas prescriben
hacer, cualquiera sean las motivaciones del sujeto o su adhesión a la norma.
- Son heterónomas, es decir, provienen del grupo social del que se trate y no de la conciencia individual
de los obligados.
Representan entonces la sujeción aun querer ajeno, no propio, sin perjuicio de que un sujeto obligado
por una norma de este tipo pueda también aprobarla en su conciencia.
- Son bilaterales, puesto que imponen deberes a los sujetos no frente a sí mismos ni a la idea de bien
que ellos tengan, sino que frente a los demás y a la idea de bien que prevalezca al interior del grupo.
Sujetos distintos del obligado cuentan con la posibilidad de exigir a éste la observación de las normas
de que se trate.
- Son incoercibles, esto es, no existe la posibilidad del uso de la fuerza socialmente organizada, sea
para exigir el cumplimiento de las normas, como para imponer sanciones en caso de infracción.
Ello, no obstante que el grupo ejerza distintas formas de presión para la observancia de las normas o
castigue al infractor con el rechazo social.
3. Las normas de la moral de los sistemas religiosos o filosóficos.
- Son interiores, al igual que las normas de la moral personal.
- Son heterónomas, porque provienen del fundador o inspirador de la correspondiente doctrina y no de
la conciencia del sujeto obligado, aunque requieren ser aceptadas por ella; por lo cual se combina un
elemento heterónomo con uno autónomo.
- Son unilaterales, por las mismas razones de la moral personal. No obstante las posibilidad de
representación de quienes comparten la pertenencia al sistema de que se trate.
- Son incoercibles, por las mismas razones de la moral personal.

4. Las normas jurídicas


Concepto
Las normas jurídicas regulan la conducta de los hombres que viven en sociedad.
Los actos de producción normativa provienen de autoridades normativas a las que otras normas jurídicas del
respectivo ordenamiento otorgan competencia para realizar esos actos.
El cumplimiento de ellas se encuentra garantizado por la legítima posibilidad del uso de la fuerza socialmente
organizada.
Estas normas apuntan a la realización de ciertas aspiraciones de orden, paz y seguridad que los hombres
desarrollan en cuanto viven en sociedad.
Comentario
La vida del hombre en sociedad produce vínculos de cooperación y solidaridad, aunque también conflictos,
por lo que está regulada por normas, de trato social y de moral social.
Además de ellas, por normas jurídicas producidas por actos de legisladores históricos, autoridades normativas
institucionalizadas e identificables, con competencia para producir estas normas, como también para
modificarlas o dejarlas sin efecto.
Su finalidad se relaciona con las exigencias de orden, paz y seguridad que necesitan las relaciones sociales.
A este tipo de normas, vistas en su conjunto, se les llama derecho, el que vendría a ser el conjunto de normas
jurídicas que rigen en un Estado determinado. Ejemplo: en Chile.
El derecho está presente en toda la vida de las personas, aunque éstas no se den cuenta de ello. Así, por
ejemplo, un sujeto que sale de su casa y cruza la calle, pues bien, ese cruce está regulado por el derecho;
luego compra un chicle y esa compraventa está regulada también por el derecho.
Características de las normas jurídicas
1. Son exteriores, pero con salvedades que conducen a decir que son preferentemente exteriores.
- Son exteriores porque regulan los comportamientos exteriores de los sujetos normativos, esto es, las
conductas efectivamente emitidas por éstos y no los comportamientos pensados.
- Una norma jurídica se da por cumplida con que el sujeto haga o deje de hacer lo que ella le exige, sin
importar las motivaciones internas del sujeto.
- El derecho fija su atención en los comportamientos exteriorizados de los sujetos sin pretender su
adhesión a sus normas. Ejemplo: un sujeto desea matar a otro pero no lo hace por temor a la sanción
que ello acarree.
- Kant distinguió entre moralidad y legalidad. Legalidad es la mera coincidencia de una acción con una
norma, sin tener en cuenta las motivaciones; moralidad es la idea del deber y al mismo tiempo, el móvil
de la acción.
- La exterioridad de las normas jurídicas admite ciertas salvedades, lo que las hace preferentemente
exteriores.
- La primera salvedad es la dificultad de que existan actos puramente exteriorizados sin que se exprese
su interioridad y pueda conocerse su fuero interno. Una vez que un sujeto actúa, puede tener
relevancia, para la calificación jurídica inspeccionar su interioridad.
- La segunda salvedad está en el ámbito del derecho penal, pues en él siempre existe interés por
conocer la interioridad del actuar de los sujetos normativos. Mientras un sujeto no comete un delito, su
interioridad es irrelevante, pues “los pensamientos no se castigan”; pero una vez que ejecuta una
conducta calificada como delito, pasa a importar su intencionalidad para determinar si es delito o cuasi-
delito. Ejemplo: un sujeto da muerte a otro y se necesita saber su intención, si es con dolo o culpa,
para determinar si esa conducta es el delito de homicidio o cuasidelito.
- La tercera salvedad es en el campo del derecho civil, pues hay instituciones que exigen una
determinada disposición interior de los sujetos para que puedan entenderse como debidamente
configuradas; ejemplo: “El domicilio es la residencia acompañada, real o presuntivamente del ánimo de
permanecer en ella” (Art. 59 C.C.). Incluso, a veces, en el derecho civil se prescinde de la interioridad
del sujeto; ejemplo: si un vehículo daña a un tercero, el propietario es civilmente responsable sin
importar su intención y debe indemnizar.

2. Son heterónomas, pero con ciertas salvedades que conducen a decir que son preferentemente
heterónomas.
- Son heterónomas pues lo común es que ellas sean estatuidas por autoridades normativas situadas
fuera de los sujetos que deben obedecerlas.
- De hecho, un rasgo de todo ordenamiento jurídico desarrollado es que éste institucionalice la
producción de normas jurídicas y que determine las autoridades facultadas para hacerlo.
- La heteronomía de las normas jurídicas admite ciertas salvedades, lo que las hace
predominantemente heterónomas.
- La primera salvedad es de carácter político y resulta de la democracia representativa, pues es una
forma de gobierno en que los propios sujetos que van a quedar luego vinculados por las decisiones
colectivas tomadas por los legítimos representantes elegidos por ellos. Si bien el poder no es ejercido
directamente por el pueblo, sino que proviene del pueblo.
Por esto, el pueblo no está sujeto a un querer propio ni al querer de otro; sino a un querer delegado.
En una democracia directa, en que el pueblo adopta las decisiones colectivas, el derecho no es
heterónomo, puesto que los sujetos se someten a su propio querer.
- Una norma jurídica es válida cuando existe, obliga y debe ser obedecida y aplicada por los sujetos
imperados y por los órganos jurisdiccionales. Una norma jurídica es eficaz cuando es generalmente
obedecida y aplicada. Así, la diferencia es que, en cuanto válida, debe ser obedecida y aplicada; en
tanto eficaz, es de hecho, obedecida y aplicada.
Así, una norma jurídica válida puede ser eficaz o ineficaz, de lo cual puede surgir una salvedad a la
heteronomía, según sea la actitud respecto de si la eficacia no afecta la validez de ella.
Si se afirma que no hay relación entre validez y eficacia de las normas jurídicas, y por ello la ineficacia
no afecta la validez, dichas normas siguen siendo heterónomas.
Si se considera que la eficacia es el fundamento de validez de las normas jurídicas, se produce una
segunda salvedad al carácter heterónomo del derecho, puesto que dependería de la voluntad de los
sujetos imperados.
- Kelsen considera, que la eficacia de la norma jurídica es condición de validez. A diferencia del primer
criterio, la eficacia no tiene relación con la validez de la norma, y a diferencia del segundo criterio, la
eficacia no es lo mismo que la validez ni fundamento de ella.
Así, una norma jurídica válida no necesita ser eficaz para empezar a serlo, aunque requiere de eficacia
para continuar siendo válida.
En consecuencia, para Kelsen, una norma jurídica no necesita ser eficaz para empezar a ser válida,
aunque sí requiere ser eficaz para continuar siendo válida; de perder eficacia, la norma jurídica pierde
validez.
- Una tercera salvedad, de carácter moral, a la heteronomía del derecho y de sus normas se encuentra
en la llamada “objeción de conciencia”.
Por ella, un sujeto de derecho (individual), obligado a una determinada conducta, puede excusarse
legítimamente de cumplir con la norma por contradecir su conciencia moral. Ejemplo: se puede
rechazar el servicio militar y optar por un servicio comunitario.
En este caso la heteronomía de la norma jurídica cede en favor de la autonomía moral del sujeto.
La objeción de conciencia, no es contra todo el ordenamiento jurídico, sino que contra una
determinada de sus normas o instituciones, que no persigue privar de obligatoriedad general a la
norma o institución objetada.
Tampoco afecta la igualdad ante la ley, porque el deber es sustituido por otro.
- También está la llamada “desobediencia civil”, en que el acto de resistencia no es protagonizado por
un solo sujeto (colectiva) sino por un grupo, para demostrar públicamente la injusticia del ordenamiento
jurídico vigente o parte de él, para conseguir el cambio o modificación de que se trate.
- Hay una salvedad jurídica que tiene que ver con fuentes formales del derecho de carácter autónomo,
en las que se aprecia una dimensión de autonomía.
- Fuentes formales del derecho son constituidos por los métodos de producción de normas jurídicas.
Dentro de ellas están, la costumbre jurídica y los actos jurídicos, que tienen carácter autónomo o que,
al menos muestran una dimensión de autonomía en el derecho.
Las normas jurídicas de la costumbre (derecho consuetudinario) se producen por la reiteración
constante y uniforme de una determinada conducta, que se trata de una conducta jurídicamente
obligatoria.
Los actos jurídicos, fuente formal del derecho, de carácter autónomo, puesto que las normas que
producen resultan ser expresión de la voluntad de los mismos sujetos imperados por ellas. Se trata de
normas jurídicas particulares, porque restringen su ámbito de validez a los sujetos que las producen.
- Kelsen distingue entre métodos de creación jurídica autocráticos (ley, sentencia judicial) y métodos
democráticos (costumbre jurídica y actos jurídicos). Los primeros muestran el carácter heterónomo del
derecho, y los segundos la autonomía del derecho.
- Por lo tanto en las normas jurídicas domina una dimensión de heteronomía.
3. Son bilaterales, porque junto con imponer deberes a uno o más sujetos de derecho, conceden o
reconocen a uno o más sujetos, distintos de los anteriores la facultad de exigir el cumplimiento de
tales deberes.
Las normas jurídicas no imponen a los sujetos deberes que éstos tengan frente a sí mismos, sino
obligaciones que asumen frente a otros sujetos. Al sujeto sobre el cual pesa el deber se le llama sujeto
pasivo, mientras que aquel que está dotado de exigir su cumplimiento, se llama sujeto activo.
La norma jurídica es de relación, a diferencia de la norma moral, que es de introspección. Por ello, se
usa para aludir la bilateralidad del derecho con la palabra “alteridad”.
4. Son coercibles, característica que mejor contribuye a identificarlas y diferenciarlas de otros tipos de
normas.
- La fuerza es la característica esencial del derecho positivo. El derecho no es meramente una
propuesta de determinados comportamientos deseables sino exigencia de esos mismos, bajo
amenaza de sanciones por el uso de la fuerza autorizada.
5. Coercibilidad, coacción y sanción. Explicaciones de Luis Legaz.
La coercibilidad designa la legítima posibilidad de aplicar la fuerza socialmente organizada para
obtener el cumplimiento del derecho.
La coacción designa el hecho cumplido de la fuerza, o sea, la expresión material de ésta.
La sanción consiste en la consecuencia jurídica desfavorable que debe recaer sobre el sujeto
inobservante del deber impuesto por una norma jurídica.
Recasens-Siches dice, “no se habla del hecho de la fuerza (coacción), sino de la esencial posibilidad
de usarla cuando no se produzca el cumplimiento voluntario”.
Lo peculiar del derecho reside en que sus sanciones pueden ser aplicadas mediante el uso de la
fuerza. Por eso dice Kelsen que la única diferencia entre los diversos ordenamientos sociales está en
que prescriben distintos tipos de sanciones.
Aspectos resultantes de la coercibilidad
1. Se trata solo de la posibilidad del uso de la fuerza y no de la fuerza en acto, lo cual permite establecer
la diferencia entre coercibilidad y coacción.
2. Que se trata de la legítima posibilidad de emplear la fuerza, lo que implica que la fuerza que emplea el
derecho es la que autoriza el propio ordenamiento jurídico a través de los órganos públicos
establecidos por él.
Fuerza legítima no significa fuerza justa, sino fuerza conforme al derecho, o sea, fuerza ejercida a
través de los órganos coercitivos establecidos y regulados por el derecho.
3. La fuerza que aplica el derecho es una fuerza socialmente organizada, porque debe hacerse efectiva
través de órganos coercitivos establecidos y regulados por el propio derecho.
4. El derecho se vale generalmente de sanciones negativas para obtener el cumplimiento de sus
normas, como la privación de ciertos bienes, la libertad del deudor o la muerte de él.
A veces el derecho premia para estimular determinadas conductas que consideradas deseables, las
sanciones premiales, como cuando el C. Civil premia a quien denuncie la existencia de un tesoro
tendrá la mitad de éste.
5. El derecho impone el uso de la fuerza no a los comportamientos que las normas exigen como debidos,
sino en los actos de tipo coactivo que deben seguir si se apartan de las normas. Todo individuo es libre
de ajustar o no su conducta a lo exigido por el derecho.
Todo individuo es libre de ajustar o no su conducta a lo exigido por el derecho, por lo que Kelsen dice
que el derecho sea un ordenamiento coactivo no significa que imponga por la fuerza una conducta,
sino que el ordenamiento jurídico prescribe para el evento de que no se cumpla la norma un acto
coactivo como sanción.
Al ser el derecho un ordenamiento coactivo, los sujetos imperados sienten una fuerza psíquica que los
impulsa al obedecimiento frente a la representación del acto coactivo; ello, no obstante del imperativo
moral, que también es motivación.
6. La coercibilidad es un atributo de las normas jurídicas; más que una característica de todas y cada
una de las normas jurídicas, es una característica del ordenamiento jurídico como un todo.
7. La coercibilidad es una característica inseparable del derecho, o incluso esencial.
El derecho se atribuye el monopolio de la fuerza, lo que quiere decir que prohíbe todo acto de fuerza
de un sujeto sobre otro que no consista en lo que el propio derecho autoriza. El derecho fija en qué
casos, bajo qué condiciones y por cuáles órganos públicos es legítimo aplicar la fuerza.
Derecho y fuerza no son lo mismo, porque el derecho es solo una organización de la fuerza para
hacerse cumplir.
8. Kelsen: el derecho y la fuerza no han de ser entendidos como discordantes entre sí, pues el derecho
es una organización de la fuerza.
La diferencia entre el derecho y la fuerza se grafica en la balanza y la espada, en que la balanza sin
espada es impotente, y la espada sin la balanza es la fuerza bruta.
9. La diferencia entre cómo actúa el derecho y cómo se comporta una banda delictual.
Subjetivamente –según Kelsen- ambas son similares. Sin embargo, objetivamente, no son situaciones
equiparables, pues solo un servicio del Estado, tiene una conducta que puede ser conectada con una
norma del ordenamiento jurídico, que autoriza dicha conducta.

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