Sentencia Benavento
Sentencia Benavento
Sentencia Benavento
JUZGADO CIVIL 47
8287/2009
Buenos Aires, agosto 6 de 2021.
Y VISTOS:
Para dictar sentencia definitiva en estos autos
caratulados: "BENAVENTO, GASPAR LEONARDO C/
QUINTANA EDUARDO EDMUNDO Y OTROS S/ DAÑOS Y
PERJUICIOS" (Expte. Nro. 8287/09), de los que
RESULTA:
A) A fs. 14/24 se presenta, por medio de apoderado,
Gaspar Leonardo Benavento y promueve demanda de daños y
perjuicios contra Eduardo Edmundo Quintana, “Surato S.R.L.” y/o
quien resulte ser civilmente responsable del rodado Suzuki Grand
Vitara dominio FCK 486, solicitando se los condene al pago de la
suma de $ 1.650.000 o lo que en más o menos resulte de las pruebas a
producirse en autos con más intereses y costas. Solicita la citación en
garantía de “Mapfre Argentina Seguros S.A.”.
Relata que el día 19 de julio de 2007, siendo
aproximadamente las 19:30 hs., circulaba como tercero transportado
de favor a bordo de una camioneta Suzuki Grand Vitara dominio FCK
486, conducida por el codemandado Eduardo Quintana, por la Ruta
Nacional N° 3 a la altura de la localidad de Tolhuin, en la Provincia de
Tierra del Fuego. Manifiesta que el Sr. Quintana conducía a velocidad
excesiva dado que el estado de la ruta se hallaba cubierto de nieve y
hielo, con casi nula visibilidad. Relata que al arribar a las
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proximidades de la curva denominada “La Guanaquera”, el
demandado perdió el dominio de su rodado frente a la presencia de un
VW Senda dominio AJG 051, conducido por el Sr. Alejandro Guenteo
Ramayo que circulaba en dirección contraria. Refiere que se pasó de
carril al intentar sobrepasar a otro rodado, produciéndose una
inevitable colisión frontal, que culminó con la vida del conductor del
vehículo VW Senda. Manifiesta que tanto él como el Sr. Quintana
sufrieron lesiones de distinta consideración, por lo cual fueron
trasladados al “Hospital Zonal” para recibir atención médica.
Efectúa un detalle de las partidas que componen su
reclamo indemnizatorio.
Funda en derecho su pretensión y ofrece prueba.
B) A fs. 91/110, por medio de apoderado, “Mapfre
Argentina Seguros S.A.” contesta la citación en garantía que se le
cursara y requiere citación de tercero. Reconoce la existencia del
seguro que amparaba el rodado marca Suzuki Grand Vitara dominio
FCK 486 (instrumentado mediante la póliza nro. 608948904). Efectúa
la negativa prevista por el art. 356 inc. 1° del Código Procesal, sin
perjuicio de lo cual, reconoce la existencia del accidente señalado por
el accionante en su escrito inicial, mas niega la mecánica allí relatada
y sostiene que se produjo por culpa de un tercero.
Refiere que el día y hora indicados el Sr. Quintana
circulaba al mando del vehículo marca Suzuki Grand Vitara dominio
FCK 486, acompañado por el Sr. Benavento, por la Ruta Nacional Nª
3, a velocidad moderada y manteniendo el pleno dominio del rodado a
su cargo, y por la misma arteria pero en sentido contrario circulaba el
Sr. Alejandro Guenteo Ramayo a bordo del vehículo VW Senda
dominio AJG 051. Relata que al arribar aproximadamente a la altura
del km. 2944, el aquí demandado fue sorprendido por la súbita,
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502 se rectificó el nombre del citado en calidad de tercero por el de
Luis Alberto Allolio.
H) A fs. 528, se decretó la rebeldía del citado como
tercero Luis Alberto Allolio en los términos del art. 59 del Cód.
Procesal, cesando a fs. 536.
I) A fs. 680/681 se celebró la audiencia que impone el art.
360 del Código Procesal y se acordó el término de prueba,
produciéndose la que resulta de las constancias del expediente.
J) Finalmente en la providencia que antecede se dictó el
llamamiento de autos para definitiva.
Y CONSIDERANDO :
I. En virtud de la fecha en que ocurriera el hecho
(19/07/2007) y lo dispuesto por el art. 7° del Código Civil y
Comercial de la Nación (conf. redacción de ley 26.994), este proceso
será juzgado conforme las disposiciones del Código Civil derogado,
que mantiene ultraactividad en este caso puntual.
Ello, con excepción de lo relativo a la determinación de
los eventuales perjuicios sufridos por las víctimas, que no se refieren a
la constitución de la relación jurídica (obligación de reparar), sino solo
a las consecuencias de ella, y no varían la naturaleza ni la extensión de
la indemnización que tiene derecho a percibir la persona dañada, pues
se limitan a sentar la pauta para su liquidación (conf. CNCiv., Sala
“A”, L. 079557/2011/CA001, del 10/6/2019).
Es que resulta necesario distinguir entre la existencia y la
cuantificación del daño, ya que la segunda operación debe realizarse
según la ley vigente en el momento en que la sentencia determina la
medida o extensión (conf. Kemelmajer de Carlucci, Aída, La
aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y
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situaciones jurídicas existentes. Segunda parte, p. 234, Ed. Rubinzal
Culzoni, Santa Fe, 2016).
II. Previo al tratamiento de la cuestión, es necesario
recordar que los jueces no se encuentran obligados a hacerse cargo de
todos y cada uno de los argumentos expuestos por las partes ni a
analizar las pruebas producidas en su totalidad, sino tan solo aquéllos
que sean conducentes para la correcta decisión de la controversia
planteada (conf. arg. art. 386 del Código Procesal; CSJN, Fallos
258:304; 262:222; 265:301; 272:225; Fassi, Santiago C Yañez, Cesar
D, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Comentado,
Anotado y Concordado, t. I, p. 825; Fenocchieto, Carlos E – Arazi,
Roland, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Comentado
y Anotado, t. 1, p. 620).
III. Como se desprende de la relación de causa que
antecede, pretende el accionante se le indemnicen los perjuicios que
afirma haber experimentado como consecuencia del accidente que
describe, acontecido el día 19 de julio de 2007, en momentos en que
se encontraba circulando en calidad de transportado benévolo por la
Ruta Nacional Nº 3 de la localidad de Tolhuin, Provincia de Terra del
Fuego, cuya responsabilidad atribuye a los demandados.
La citada en garantía, si bien reconoce la ocurrencia del
siniestro, sostiene que el hecho se produjo por culpa del conductor de
un tercer automóvil. Por su parte los codemandados adhieren a lo
manifestado por la citada en garantía.
A partir de ello corresponde tener por reconocida la
efectiva existencia del siniestro en las condiciones de tiempo y lugar
señalados en la demanda así como que el Sr. Benavento, al momento en
que se produjo el evento de autos, era transportado en el vehículo
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Suzuky Grand Vitara conducido por el codemandado Quintana quien
como ha podido apreciarse consintió en trasladarlo.
Al respecto, cabe recordar que el transporte benévolo se
configura cuando el conductor del vehículo consiente en llevar a otra
persona por acto de mera cortesía, con la intención de hacer un favor y
sin que el viajero se encuentre obligado a efectuar contraprestación
alguna por dicho transporte (conf. Trigo Represas, Felix A.,
Responsabilidad civil por accidentes de automotores, t. 2a, pág. 117 y
sus citas en nota nº 209).
Si bien la doctrina y jurisprudencia nacional discrepan en
cuanto al encuadre jurídico contractual o extracontractual de ésta
modalidad de trasporte, la que lo considera un supuesto de
responsabilidad aquiliana resulta mayoritaria (conf. RipertBoulanger,
Tratado de Derecho Civil nro. 1073 p. 147; Llambías, Jorge J.,
“Responsabilidad civil originada en transporte benévolo” en L.L. 150
935; Brebbia, Roberto, “Accidentes ocurridos durante el transporte
benévolo” en Problemática Juridica de los automotores, Bs.As. 1982,
t.1 pp. 329 y ss.; Della Croce, La responsabilidad civil en el transporte
desinteresado, Bs.As. 1966 nro. 3; Arean, Beatríz A, “La
responsabilidad civil y el transporte benévolo” en L.L. 1978C983;
Bustamente Alsina, Jorge, “Teoría…” nro. 315; Borda, Guillermo A.,
Tratado de derecho civilObligaciones t. II nro. 1575; Acuña Anzorena,
Arturo, “Trasporte gratuito y responsabilidad en caso de accidente” en
L.L. 15209).
Descartado entonces el encuadre contractual, la disputa
se ciñe a determinar si el caso debe resolverse por aplicación de la
responsabilidad objetiva por el riesgo de las cosas que establece el art.
1113, segundo párrafo, segundo supuesto, del Código Civil, o bien si,
por el contrario, la cuestión debe juzgarse sobre la base de parámetros
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subjetivos, ya sea en los términos del art. 1109, o del 1113, segundo
párrafo, primer supuesto (daños “con” la cosa) del código citado.
No puede negarse que los automotores en movimiento
son una cosa riesgosa y suscitan la aplicación del régimen respectivo.
Cierto es que en supuesto como el presente donde la víctima viajaba
dentro del automóvil del demandado, se han planteado ciertas dudas
en torno a si la aceptación por parte de esta a ser transportada
benévolamente importó una asunción o aceptación de riesgos que
impediría el juego de la responsabilidad objetiva.
Sin embargo, se comparte la opinión de quienes sostienen
que salvo ciertos casos de accidentes causados durante la práctica
deportiva, debe desestimarse la posibilidad de que la supuesta
“aceptación de riesgos” por la víctima pueda tener virtualidad
exoneratoria (conf. Jorge A. Mayo en Bueres, Alberto J. (dir.)
Highton, Elena I. (coord.), Código Civil y leyes complementarias.
Análisis doctrinario y jurisprudencial, comentario del art. 1066 del
Código Civil, Hammurabi, 1999, t. 3ª citado por CNCiv., Sala “A”,
“Ibarra, Mario y otros c/ Ferrero Díaz, Enrique y otros s/ daños y
perjuicios”, del 11/11/2019; idem., Sala “H”, “Núñez, Mariela
Angélica C/ González, Roberto Oscar y otro S/ daños y perjuicios –
ordinario”, del 30/11/2020; idem., Sala “C”, “Arguello Darío Rubén c/
Barroso, Marcelo Javier y otros s/daños y perjuicios”, del 26/5/2021,
entre muchos otros).
En efecto, para que la aceptación del riesgo sea causal de
supresión o disminución de responsabilidad, dicha aceptación deberá
constituir, de conformidad con las circunstancias, una culpa, es decir
que tendrá influencia cuando el riesgo asumido sea anormal o
extraordinario (conf. Kemelmajer de Carlucci, en Código Civil y leyes
complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Alberto J.
Bueres (dir.) – Helena I. Highton (coord..), T 3 A, págs394 y 395). Es
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que la asunción del riesgo no es una causal autónoma de eximición de
la responsabilidad, por cuanto a veces excluye la antijuridicidad, pero
en otras, importa lisa y llanamente, culpa de la víctima por constituir
un riego extraordinario y anormal, por ejemplo, ascender a un
automóvil conducido por un ebrio (conf. Kemelmajer de Carlucci,
Parellada, “Los factores subjetivos de atribución”, en Responsabilidad
civil, Jorge Mosset Iturraspe (dir.), pág. 163).
En idéntico sentido, la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, en la causa “Melnik de Quintana, Mirna Elena c/ Carafi, Juan
Manuel y otros”, expresó que la supuesta participación en la creación
de riesgo del transportado no implica, salvo supuestos excepcionales,
la culpa de la víctima, ni constituye una causa o concausa adecuada en
la producción del daño que permita excluir la atribución objetiva de
responsabilidad que el ordenamiento impone al dueño o guardián
(CSJN, 23/10/01, Lexis n° 4/43276).
Por consiguiente, dado que la decisión de ser
transportado benévolamente no implicó para la víctima una asunción
de riesgos que limite o atempere la imputación objetiva de
responsabilidad prevista en el art. 1113, segundo párrafo, segunda
parte del Código Civil, corresponderá al actor demostrar el daño
sufrido y que este se produjo mientras se desplazaba gratuitamente en
el vehículo del demandado, para poner en juego la presunción de
adecuación causal prevista en la norma citada. A su vez, para
exonerarse de responsabilidad, el accionado deberá acreditar la
ruptura del nexo causal mediante la prueba del hecho de la víctima, de
un tercero por quien no tenía el deber jurídico de responder o, en fin,
el caso fortuito o la fuerza mayor.
Sentado lo anterior se encuentra reconocido en autos que
el actor era transportado benévolamente por el demandado Sr.
Quintana y que éste consintió en llevar al accionante, como así
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trabajando en la Ruta Nacional Nº 3 a raíz de la producción de un
accidente de tránsito a la altura de la curva denominada “La
Guanaquera”. Refirió que un automóvil marca Volkswagen Senda,
conducido por Alejandro Guenteo Ramayo, haciéndolo en sentido sur
norte, habría colisionado de frente a un automóvil Suzuky que se
conducía con tres personas a bordo con dirección hacia la ciudad de
Ushuaia. Manifestó que aparentemente, Guenteo Ramayo habría
invadido el carril contrario, al intentar pasar un vehículo que lo hacía
en su mismo sentido, no pudiendo volver a su carril de circulación,
Relató que con motivo de la colisión, los pasajeros del Suzuky
sufrieron lesiones y en cuanto al conductor del Senda, falleció cuando
era trasladado hacia el Hospital Regional.
A fs. 3 obra el informe policial del oficial de Turno,
Inspector Néstor Rolando Huell, del cual surge que “…a las 18.45
horas, se tomó conocimiento vía telefónica por parte de una persona
de sexo femenino quien se identificó como Romina Celeste Nieto,
quien dio cuenta sobre un accidente de tránsito del tipo colisión
frontal entre dos vehículos, sobre Ruta Nacional Nº 3.. me comisione
al lugar…me fue dable observar el escenario de Accidente de
Tránsito donde resultaran protagonistas dos rodados, el 1º de ello
resulta ser una Grand Vitara color verde oscura Dominio FCK 486
tres puertas y el 2º un rodado marca Volkswagen Senda color azul
oscuro Dominio AJG 051, afectado al transporte público de
pasajeros, apreciándose a simple vista tres ocupantes en la unidad
Vitara y una en el Senda, asimismo se hallaban interviniendo en el
lugar personal de Bomberos Voluntarios…quienes realizaban
maniobras de asistencia y rescate de los ocupantes, apreciándose
mayor comprometidos al acompañante de la Vitara y al conductor del
Senda…” (sic). Posterior al rescate de las personas de los vehículos
involucrados se identificaron parcialmente los datos filiatorios de los
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auxilios a una persona de sexo masculino sentada en el asiento de
conductor, siendo el único ocupante, quien resulto extraído de la
unidad con la utilización de pinzas mecánicas y posicionado en una de
las ambulancias del Centro Asistencial y trasladado hacia el Hospital
Regional de Rio Grande. Posteriormente refirió que la visibilidad era
nula divisando luz artificial (luces de móviles, reflectores) y que el
estado de la calzada se presentaba resbaladiza producto de la nieve
compacta y seca en la calzada como en la banquina.
A fs. 26 de las referidas actuaciones obra la declaración
de la testigo Romina Celeste Nieto, quien manifestó que alrededor de
las 18.15 horas salió de la localidad de Tolhuin, conduciendo el rodado
de su propiedad marca Peugeot 206 gris con una amiga de nombre
María Luz Torres con destino a la Ciudad de Rio Grande donde reside.
Mientras lo hacía por la Ruta Nacional Nº 3, después de pasar un
cartel que decía 7 km a Tolhuin del lado contrario, a unos tres o cuatro
metros mas, en determinado momento, se adelantó a la declarante un
vehículo marca Volkswagen Senda o Gacel o algo parecido de color
azul oscuro con vidrios con papel polarizado negros con dirección
norte, a una velocidad mucho mayor. Al momento en que el Senda o
Gacel se encontraba en el carril contrario al de ésta, en ese momento
también de frente circulaba un vehículo automotor parecido a una
camioneta del tipo Vitara de color oscuro. La declarante observó que
el Gacel intentó volver a su carril pero estimó que producto de la nieve
y la calzada resbaladiza no pudo volver al mismo, embistiendo
frontalmente en ese momento de lleno contra el vehículo “vitara”.
Refirió que producto del choque observó una gran cantidad de nieve y
humo de estos rodados en el aire, haciendo girar al “gacel”,
impactando el mismo contra un “guardrail” quedando su parte frontal
destruida; y respecto al “vitara” quedó con su parte frontal toda
destruida sobre el carril contrario. Manifestó que bajó del auto y
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aproximadamente emprendieron el viaje de vuelta a Ushuaia, en el
vehículo anteriormente mencionado, destacando que se sentó en el
asiento posterior ubicada por detrás del acompañante, de ese mismo
lado pero en el sector frontal se hallaba sentado Benavento y al
volante de la unidad se hallaba Quintana. Refirió que al salir
transitaron la Ruta Nacional Nº 3, destacando que todavía había luz
natural, apreciando que la ruta se hallaba con bastante nieve y que en
algunas ocasiones o tramos caía nieve. Manifestó que a su parecer el
conductor del vehículo transitaba a una velocidad razonable, dadas las
condiciones del camino y con extrema precaución. Señaló que pasada
una hora y media aproximadamente y encontrándose muy oscuro por
ser de noche, en circunstancias que dialogaba con sus compañeros de
trabajo, al observar hacia el frente del vehículo, notó con gran
asombro que de frente muy cerca de ellos se hallaba un vehículo que
transitaba en sentido contrario, el cual finalmente los impacta.
Destacó que este vehículo según su parecer venia medio cruzado.
Declaró que los tres poseían cinturón de seguridad.
A fs. 60/63 obra el informe médico legal del cadáver de
quien en vida fuera Alejandro Guenteo Ramayo, estableciendo que la
causa de la muerte fue hemorragia interna masiva, probable fractura
de columna cervical con sección medular y fractura de fémur.
A fs. 95/100 de dichos obrados constan las fotografías de
los rodados intervinientes.
Seguidamente, a fs. 138/178 obra el informe pericial
accidentologico. Del mismo surge “…1)Ubicación del lugar del
hecho: El sector donde se efectuara la inspección y en el que se
produjera el accidente de tránsito corresponde a un tramo
medianamente recto y asfaltado de la Ruta Nacional Nº 3
(Comandante Luis Piedrabuena), situado aproximadamente a 10 km
al Norte de la Comuna de Tolhuin, en cercanías de la estancia
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Deformación y desplazamiento de la chapa capot; Rotura del
paragolpes y ópticas anteriorderecha; Plegamiento en el sector del
techo; Rotura de las ventanillas del lateral derecho; Deformación y
desprendimiento de la puerta anterior derecha por cortes mecánicos
efectuados por personal de bomberos…Daños producto del impacto…
Zona de impacto: Se localizó en el ángulo anterior derecho.
Observándose Zona de impacto que se proyecta hacia la parte
posterior del rodado con preponderancia sobre el sector derecho… 8)
Mecánica del accidente: Acorde a la interpretación y análisis de los
datos recolectados en el lugar del Accidente, respecto de la
MECANICA SECUENCIAL de ocurrencia del evento, puede inferirse
en forma objetiva que: …la unidad marca Volkswagen…asumiendo en
el desarrollo del accidente el rol de unidad “embistente”…la unidad
marca Suzuki…asumiendo en el desarrollo del evento el rol de
vehículo embestido…la unidad Suzuki momentos previos a la colisión
transitaba por la Ruta Nacional Nº 3, por la banda derecha de la
calzada es decir sobre su correcto carril de tránsito... En tanto que la
unidad marca Volkswagen…por razones que escapan a la objetividad
se desplaza sobre igual banda de circulación pero en sentido opuesto
al de la unidad Suzuki, es así que ambas unidades se van
aproximando al punto de Máximo Conflicto. De acuerdo a ello y en
virtud de que las Unidades involucradas presentan mayor daño sobre
el sector derecho es que se infiere que probablemente existiera una
maniobra de esquive hacia la banda contraria por parte de la unidad
Suzuki, en tanto que la unidad Volkswagen Senda hacia lo propio
tratando de volver a su carril, produciéndose la colisión…
Consideraciones particulares Conforme lo expuesto…se colige que la
unidad marca Volkswagen es quien invade el carril opuesto e impacta
a la unidad Suzuki…” (sic)
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A fs. 207/208 de dichas actuaciones surge que con fecha
14 de febrero de 2008, se resolvió que la pretensión penal no podía
prosperar en razón del fallecimiento del imputadoconductor del
automóvil embistente Alejandro Guenteo Ramayo.
Por otro lado, del informe del perito mecánico designado
de oficio por el Tribunal a fs. 1143/1146 surge que “…de las
constancias que obran en autos momentos antes del siniestro el VW
Senda circulaba por el carril derecho de la Ruta Nacional Nº 3 (en
sentido hacia la ciudad de Rio Grande SurNorte). En tanto que el
Suzuki Grand Vitara circulaba por el carril derecho de la Ruta
Nacional Nº 3 (en sentido hacia la ciudad de Ushuaia NorteSur).
Conforme a los indicios constatados puede inferirse que la Suzuky
Grand Vitara circulaba por la banda derecha de la calzada, en decir
por su correcto carril, en tanto que el VW Senda, que circulaba en
sentido contrario, invade el carril de circulación de la camioneta
Suzuky, no pudiendo volver a su carril a tiempo debido al estado de la
calzada y termina impactando frontalmente a la camioneta…” (sic).
Concluye el experto “…teniendo en cuenta la mecánica del hecho
planteada en el presente informe pericial, el automóviltaxi VW Senda
adquiere el carácter de embistente mecánico y agente activo en la
producción del accidente, y la camioneta Suzuky Grand Vitara lo
considero embestido mecánico y agente pasivo en la producción del
siniestro…” (sic).
Cabe recordar que la Ley de Tránsito (24.449), en su art.
ARTICULO 42. — ADELANTAMIENTO. “El adelantamiento a
otro vehículo debe hacerse por la izquierda conforme las siguientes
reglas:…b) Debe tener la visibilidad suficiente y no iniciar la
maniobra si se aproxima a una encrucijada, curva, puente, cima de la
vía o lugar peligroso…” y en su ARTICULO 48. —
PROHIBICIONES. “Está prohibido en la vía pública:…j) En curvas,
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encrucijadas y otras zonas peligrosas, cambiar de carril o fila,
adelantarse, no respetar la velocidad precautoria y detenerse…”
Ahora bien, con las pruebas precedentemente reseñadas,
ha quedado debidamente acreditado entonces que el rodado Suzuky
Grand Vitara, conducido por el codemandado Sr. Quintana, circulaba
por la banda derecha de la calzada de la Ruta Nacional Nº 3, en decir
por su correcto carril, en tanto que el vehículo Volkswagen Senda,
conducido por el Sr. Guenteo Ramallo, que circulaba en sentido
contrario, invadió el carril de circulación de la camioneta Suzuky, no
pudiendo volver a su carril a tiempo debido al estado de la calzada,
impactando frontalmente a la camioneta.
Al respecto, cabe recordar que el hecho del tercero se
configura con el actuar de un sujeto extraño a las partes que se
constituye en condición adecuada del perjuicio, y produce la ruptura
de la relación de causalidad. Es decir, el tercero debe ser una persona
distinta de la víctima y de la demandada, que no tiene vínculo jurídico
con ninguno de ellos, y cuyo accionar además reviste los caracteres de
imprevisibilidad e inevitabilidad que son propios del casus (Trigo
Represas, Félix A. – López Mesa, Marcelo J., Tratado de la
responsabilidad civil, La Ley, Buenos Aires, 2004, t. II, p. 255). En
otras palabras, para poder eximir al sindicado como responsable, el
hecho del tercero debe ser la causa exclusiva del daño, pues de lo
contrario, si concurre causalmente con el del demandado, ambos
responderán concurrentemente frente a la víctima, sin perjuicio de las
acciones de regreso que correspondan (Zavala de González, Matilde,
Resarcimiento de daños, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, t. 4, p.
298/299; CSJN, Fallos, 313:1184 y 317:1139).
En la especie, ha quedado acreditado que el rodado
Suzuki conducido por el demandado Sr. Quintana resultó colisionado
a partir del accionar del rodado marca Volksagen Senda, que circulaba
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en sentido contrario e invadió el carril de circulación de la camioneta
Suzuki.
Por ello, puede concluirse que la demanda entablada
contra Eduardo Edmundo Quintana, “Surauto SRL” y “Mapfre
Argentina de Seguros S.A” no podrá recibir favorable acogida, al
haberse configurado el hecho de un tercero por el que no se debía
responder, que interrumpió el nexo causal, liberando a éstos de
responsabilidad.
A partir de lo expuesto y atento haber quedado acreditado
que el siniestro ocurrió por el accionar negligente del Sr. Alejandro
Fernando Guenteo Ramallo, quien invadió el carril de circulación de
la camioneta Suzuki conducida por el demandado, cabe
responsabilizarlo por el siniestro ocurrido el día 19/07/2007 debiendo
sus herederos resarcir los daños sufridos por el Sr. Benavento.
No obsta a lo expuesto que los sucesores del responsable
hubieran sido citados en calidad de terceros, pues el art. 96 del
CPCCN (ley 25.488), dejó sin efecto la doctrina plenaria sentada en
autos “Balebona, Manuel c/ Storzi, Daniel” (CNCiv, en pleno, del
4/3/92) al disponer “…después de la intervención del tercero, o de su
citación, en su caso, la sentencia dictada lo alcanzara como a los
litigantes principales…”.
Por estas consideraciones, la responsabilidad del evento
debe ser endilgada a los citados como terceros en forma exclusiva, es
decir, al propietario del rodado marca Volkswagen Senda dominio
AJG 051 y a los herederos del conductor que falleciera en el siniestro,
motivo por el cual la condena debe hacerse efectiva contra Luis
Alberto Allolio, Alejandro Guenteo Loncuante y María Ramallo.
Allolio y los herederos responderán frente a la víctima en
forma concurrente, sin perjuicio de recordar que respecto de estos
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últimos debe estarse a lo previsto por los arts. 2317, 2321 y
concordantes del Código Civil y Comercial.
IV. A partir de lo dispuesto en el considerando anterior,
debe determinarse la procedencia y cuantía de las partidas
indemnizatorias reclamadas por el actor.
Se entiende por “indemnización” al hecho de poner a
cada uno, en tanto sea posible, en la misma situación patrimonial en
que se encontraría si no se hubiera producido el acontecimiento que
obliga a la indemnización (con art. 1740 del Código Civil y
Comercial; EnneccerusLehamann, Derecho de obligaciones, 2ª ed.
Traducida al español, de la 35ª. Ed. Alemana, por Pérez González y
Alguer, t. II, vol 1, p. 62, nº 10, II). Importa, en su función resarcitoria,
una suerte de contradaño que tiende a restablecer el equilibrio
alterado por el daño producido (conf. López Olaciregui, José M. en
Salvat, Tratado de derecho civil. Parte general, t. II, p. 221, nº. 1619A,
XX).
El objetivo propio de la responsabilidad civil es el de
restablecer, lo más exacto posible, el equilibrio destruido por el daño y
de reubicar a la víctima (o, en su caso a los damnificados indirectos
establecidos por la ley) en la situación en que ella se hubiera
encontrado si el acto dañoso no hubiese sucedido, agregando el autor
que todo ello debe suceder sin procurar a la víctima un
enriquecimiento (conf. Mayo, Jorge, “El enriquecimiento obtenido
mediante un hecho ilícito” en L.L. del 2/5/2005 p.1).
Para analizar la procedencia y el quantum del
resarcimiento, se estará a las pautas que surgen de los arts. 1737, 1738,
1739, 1740, 1741, 1746 y concordantes del Código Civil y Comercial; y
considerará la particular condición de la víctima en función de su
edad, sexo, proyecciones personales de vida (laborales, educativas,
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en autos del 19/07/07 eventración gigante de abdomen con cicatrices
distroficas, cicatrices en rostro con desviación del tabique nasal,
cicatriz traqueostomia, cicatriz tolon izquierdo y limitaciones
funcionales en ambos hombros…” (sic)( ver a fs. 1115 C)
Consideraciones medico legales). Posteriormente el experto concluyó
que el actor presentaba una incapacidad de tipo permanente, de grado
total y carácter definitivo de 80,19%, discriminado por eventración
abdominal mayor 25 cm un 40%; cicatrices abdominales distroficas
un 6%; desviación tabique nasal con obstrucción unilateral un 5,40%;
cicatrices en rostro y cuello un 4,96%; limitación funcional columna
cervical un 1,78%; limitaciones funcionales hombro derecho un
9,85%; limitaciones funcionales hombro izquierdo un 7,26%;
limitaciones funcionales codo derecho un 1,03%; cicatriz talón un
0,74%; disminución AV y déficit campimetrico un 2,63% y miembro
hábil un 0,54%.
Asimismo, cabe aclarar que no se procederá a considerar
para cuantificar este rubro el daño estético referido por el experto por
la cicatrices abdominales distroficas (cicatriz mediana, distrofica, de
aspecto queloidea mediana supraumbilical y cicatriz queloidea de 8
cm de orientación trasversal en hipocondrio derecho); cicatrices en
rostro (cicatriz en raíz de nariz en “V” de 10 cm. Cicatriz lineal de
trazo horizontal, trófico, hipercromica de 4 cm en pómulo derecho.
Cicatriz trófica, hipercromica de trazo vertical de 6 cm extensión en
dorso nasal) y cuello (Cicatriz central trófica de 5 cm compatible con
abordaje traqueostomia), cicatriz talón (atrófica, hipopigmentada de 7
x 5 cm en talos derecho asimilable a quemadura tipo B, consecuencia
de cicatrización de escara). (ver a fs. 1113/1115)
Es dable recordar que existe discrepancia doctrinaria y
jurisprudencial en torno a la naturaleza de este perjuicio. Por un lado,
hay quienes sostienen que se trata de daño material, puesto que según
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o dermatológicos, atento el contexto general de paciente…Finalmente
respecto a las graves lesiones en ambos hombros producto de
fenómenos de rigidez…se hallan a la fecha sin posibilidades de
recuperación con nuevos tratamientos fisiátricos de rehabilitación…”
(sic) (ver a fs. 1116).
Desde el punto de vista de la incapacidad psíquica, la
experta en su informe de fs. 1067/1070 consignó que el evento afectó
las esferas afectivas y volitivas limitando la capacidad de goce
individual, laboral, social y recreativa. La licenciada concluye que “…
hay daño psíquico, presentando Estrés Postraumatico en un
porcentaje del 30%...” (sic)(ver fs. 1070 respuesta f).
Asimismo, aconsejó la realización de tratamiento
psicológico por un término de entre 18 y 24 meses, con una frecuencia
semanal y sugirió interconsulta con psiquiatra.
Si bien las mencionadas conclusiones periciales
motivaron la impugnación de los demandados y citada en garantía de
fs. 1125/1126 y 1203/1204, a juicio del suscripto los cuestionamientos
efectuados resultan insuficientes para desvirtuar las conclusiones a las
que arribaran los expertos.
Debe recordarse que aun cuando el dictamen pericial
carece de valor vinculante para el órgano judicial, el apartamiento de
las conclusiones establecidas en aquél debe encontrar apoyo en
razones serias, es decir, en fundamentos objetivamente demostrativos
de que la opinión de los expertos se encuentra reñida con principios
lógicos o máximas de experiencia, o de que existen en el proceso
elementos probatorios provistos de mayor eficacia para provocar la
convicción acerca de la verdad de los hechos controvertidos. Sin
embargo, cuando el peritaje aparece fundado en principios técnicos
inobjetables y no existe otra prueba que lo desvirtúe, la sana crítica
aconseja, frente a la imposibilidad de oponer argumentos científicos
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de mayor valor, aceptar las conclusiones de aquél (conf. Palacio, Lino
E., Derecho Procesal Civil, t. IV, pág. 720 y jurisprudencia allí citada;
MorelloSosaBerizonce, Código Procesal Civil y Comercial,
comentado y anotado, pág. 455 y sus citas; Falcón, Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, anotado, concordado y comentado,
pág. 416 y sus citas).
Ahora bien tratándose como en el caso de un accidente
laboral, cabe señalar que conforme lo informado a fs. 827/828 por
“Provincia ART”, el actor percibió por parte de la referida compañía
la suma de $ 429.578,29 en concepto de pago por la incapacidad
permanente parcial de carácter provisorio de 64,02% que
posteriormente se determino en un 90.83% de incapacidad
permanente total de carácter definitivo que fuera otorgada según
dictamen de Comisión Médica (Expte. 10KL03515/13, en virtud de
lo estipulado por la Ley de Riesgo del Trabajo, sumas éstas que
habrán de ser descontadas al establecerse la indemnización
correspondiente a la presente partida.
Consecuentemente, sobre la base de las recordadas
conclusiones periciales, teniendo en cuenta las particulares
circunstancias de autos, así como las características personales del
damnificado–quien al momento del hecho contaba con 53 años de
edad, vivía con su pareja y era de profesión licenciado en sistemas, y
en especial lo manifestado por “Provincia ART” a fs. 827/828, con
sidero razonable fijar la indemnización correspondiente a su
incapacidad física y psíquica en la suma de tres millones quinientos
mil pesos ($ 3.500.000), suma ésta a la habrá de descontarse las
prestaciones percibidas por el actor de conformidad con lo estipulado
por el art. 14° inc. 2 “a” de la Ley de Riesgo de Trabajo, motivo por el
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cual restaría la suma de tres millones setenta mil cuatrocientos
veintiuno con setenta y un centavos ($ 3.070.421,71).
En cuanto al costo del tratamiento psicológico
consignado por la perito en su dictamen, se fija en la suma de
cincuenta mil pesos ($ 50.000).
2) Daño moral
La indemnización de las consecuencias no patrimoniales
a las que se refiere el art. 1741 del Código Civil y Comercial se
configura por todo sufrimiento o dolor que se padece,
independientemente de cualquier reparación de orden patrimonial. Es
el menoscabo en los sentimientos, consistente en los padecimientos
físicos, la pena moral, las inquietudes o cualesquiera otras
dificultades o molestias que puedan ser consecuencia del hecho
perjudicial (conf. Llambías, J.J., Tratado de Derecho Civil
Obligaciones, t. I, p. 297/298, nº 43).
Asimismo, cabe hacer notar que, para la fijación del
quantum indemnizatorio debe estarse a las pautas que surgen
específicamente de la norma citada, cuando establece que “El monto
de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones
sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas
reconocidas”.
Dadas las particularidades que rodean al caso de autos, y
las lesiones sufridas por el actor al momento del hecho, las afecciones
derivadas de la secuela psíquica descripta por la experta y
especialmente el importante daño estético señalado por el perito
(cicatrices abdominales distroficas, cicatrices en rostro y cuello y
cicatriz en talón), resulta razonable fijar esta partida en la suma dos
millones de pesos ($ 2.000.000).
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actividad realizaba y la remuneración que percibía, de manera tal que
permitiera formar convicción suficiente al respecto en lo términos
reseñados como “probabilidad objetiva, de acuerdo con las
circunstancias del caso” (conf. Orgaz: “El daño resarcible”, 1967,
p.68).
En el “sub lite”, según sostiene el actor, al momento de
los hechos se desempeñaba como licenciado en sistemas en la
“Autoridad Regulatoria Nuclear”, con una antigüedad de 27 años,
teniendo un puesto jerarquico con un ingreso mensual de $ 10.000 y
que, con motivo del accidente de marras, la lesion sufrida lo
incapacitó laboralmente durante el tiempo de convalecencia,
resultando probable que ademàs su capacidad laboral se vea
seriamente limitada en el futuro.
Ahora bien, conforme la contestación de oficio agregada
a fs. 695/699, dan cuenta que el actor prestaba servicios en “Autoridad
Regulatoria Nuclear” al momento del hecho y que se desempeñaba
como Subgerente de Recursos Humanos, motivo por el cual
corresponde tener por acreditado dicha circunstancia.
Asimismo, en la documental aportaba por “Provincia
ART” obrante a fs. 827/828 surge que “…el Ser. Benavento Gaspar
Leonardo DNI Nº 11.735.522 sufrió Accidente del Trabajo ocurrido el
día 19/07/2007 por el cual esta asegurado brindó prestaciones… y
otorgó alta médica laboral por fin de tratamiento el día 03/10/2008.
Asimismo registramos cuatro recaídas con fecha 18/02/2009,
17/08/10, 07/08/2012 y 05/12/13 con prestaciones otorgadas y alta
médica laboral por fin de tratamiento los días 02/03/2009,
11/07/2012, 23/04/2013 y 30706/2014…” (sic).
A su vez, conforme las declaraciones de los testigos
Mario Eugenio Manchado y Oscar Mario Klimt obrantes a fs. 65 y 66
del incidente sobre beneficio de litigar sin gastos (expte. N° 8289/09)
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dan cuenta que el actor “…por causa del accidente debió faltar más
de un año y medio…” (sic).
Pues bien, más allá de lo expuesto y de la inactividad
temporaria desarrollada por el accionante a partir de la lesión que
padeciera a raíz del siniestro, lo cierto es que al trabajar en relación de
dependencia debe presumirse que su empleador siguió abonando su
remuneración. A ello debes sumarse que no produjo en autos prueba
idónea alguna tendiente a acreditar las sumas que habría dejado de
percibir como consecuencia de los hechos motivo de estas
actuaciones, circunstancia ésta por la cual, en virtud de lo dispuesto
por el citado art. 377, párrafo 2do. del Cód. Procesal, no puede sino
desestimarse la partida indemnizatoria en examen.
5) Daño material
En relación a la indemnización reclamada para afrontar la
contratación de terceras personas, si bien el accionante relata que “…
corresponde atender a aquellas consecuencias indirectas que
constituyen un reflejo del daño causado, como por ejemplo la
necesidad de que el actor cuente con personal especializado de
enfermería profesional para su cuidado permanente, y personal
doméstico en forma permanente…” (sic), lo cierto es que no aportó
prueba alguna tendiente a acreditar dicha circunstancia.
En consecuencia, careciendo el suscripto de elementos
que permitan tener por acreditados los perjuicios que refiere la actora
en su escrito inicial, no puedo arribar a otro resultado como no sea el
rechazo de la pretendida indemnización.
VI. Al capital de condena deberán adicionarse los
respectivos intereses, desde la fecha en que se produjo cada perjuicio
objeto de reparación (art. 1748 del Código Civil y Comercial) y hasta
el momento del efectivo pago conforme la tasa activa cartera general
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(préstamos) nominal anual vencida a treinta días del Banco de la
Nación Argentina (conf.CNCiv. en pleno: “Samudio de Martínez,
Ladislaa c/ Transportes Doscientos Setenta S.A. s/daños y perjuicios”
del 11/11/2008.
En consecuencia, dichos accesorios se liquidarán desde la
fecha del hecho y hasta el efectivo pago, a la tasa indicada.
VII. En cuanto a las costas, la jurisprudencia ha
sostenido en forma reiterada que en accidentes plurales el actor no
tiene que investigar la mecánica del hecho y si, luego de analizada la
responsabilidad, alguno de los emplazados es absuelto, las costas de
su intervención deben ser a cargo del responsable (conf. CNCiv., Sala
“C”, “Ordoñez, Maria Alejandra c. Rebak, Raúl Eduardo y otros s/
Daños y perjuicios y acumulado”, del 6/03/2020, publicado en LL
Online AR/JUR/6785/2020 y sus citas).
En consecuencia, la totalidad de las costas devengadas a
raíz de la sustanciación del presente proceso se impone a los
condenados, incluyendo las derivadas de la intervención de los
accionados exonerados, ya que no existe razón para apartarse del
principio objetivo de la derrota que sienta el art. 68 del Código
Procesal.
Por estas consideraciones y disposiciones legales citadas,
juzgando en definitiva, FALLO: I) Rechazar la demanda entablada
por Gaspar Leonardo Benavento contra “Surato S.R.L.”, Eduardo
Edmundo Quintana y la citada en garantía “Mapfre Argentina de
Seguros S.A.”, con costas al accionante. II) Hacer lugar a la demanda
entablada por Gaspar Leonardo Benavento y, en consecuencia,
condenar a Alejandro S. Guenteo Loncuante y a María Teresa
Ramallo –en calidad de herederos de Alejandro Fernando Guenteo
Ramallo y Luis Alberto Allolio a abonar al actor dentro del plazo de
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3.200.000.) que representa 642 UMA; los honorarios del Dr. Ignacio
Javier Etcheverry, por su labor en autos durante dos etapas del
proceso como letrado apoderado de los codemandados y de la citada
en garantía, en la suma de un millón seiscientos diez mil pesos ($
1.610.000) que representa 323 UMA; los honorarios del Dr. Nicolás
Zubrinic por su labor en autos durante una etapa del proceso como
letrado apoderado de la citada en garantía, en la suma de
ochocientos cincuenta mil pesos ($ 850.000) que representa 170
UMA; los honorarios de la Dra. Marina Carmen Varela, por su
labor en autos durante una etapa y media del proceso como letrada
apoderada de los codemandados y de la citada en garantía, en la suma
de un millón de pesos ($ 1.000.000) que representa a 200,8 UMA;
los honorarios del Dr. Javier Augusto Santiere, por su labor en autos
durante una etapa y media del proceso como letrado apoderado de los
codemandados y de la citada en garantía, en la suma de un millón de
pesos ($ 1.000.000) que representa 200,8 UMA y los honorarios del
Dr. Aldo Víctor Bongiovanni, por su labor en autos durante dos
etapas del proceso – hasta su renuncia de fs. 682 como letrado
apoderado del citado como tercero, en la suma de dos millones
novecientos mil pesos ($ 2.900.000) que representa a 582,5 UMA.
Asimismo, corresponde regular los honorarios de los peritos que han
intervenido en el proceso, de conformidad con lo establecido en los
arts. 21, 25 inc. a), 59 inc. a) y 61 de la ley 27.423, por lo que se tendrá
en cuenta la naturaleza de la pericia, su calidad, importancia,
complejidad, extensión y mérito técnico científico, como la
proporcionalidad que deben guardar los honorarios de los auxiliares
del proceso con los de los letrados que intervinieron en todo el juicio,
(conf. CNCiv., sala “B” del 16/04/2007 en autos: “Tapia, Paula c/
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Scoccia Jorge y otros”; íd. sala “C” del 29/11/2012 en autos: “Meuli,
Silvia Ester c/Laragueta, Elsa Luján y otro s/ daños y perjuicios”; íd.
sala “J” del 08/10/2013, “P., M. E. s/ Sucesión AbIntestato”; íd., sala
“H” del 28/05/2012 en autos: “MEDRANO 476 S.R.L. c/ Cuatro
Cabezas S.A. y otros s/ Daños y Perjuicios”; íd.. íd. del 10/06/2008
en autos: “Brun, Oscar c/ AEC S.A.”; íd. Sala “M” del 07/10/2011,
“Aroldo Jorge c/Fogliano, Gustavo” entre muchos otros). Así, se
regulan los honorarios del perito médico Antonio Santiago
Cosentino por su labor desarrollada a fs. 1113/1120, en la suma de un
millón doscientos cincuenta mil cincuenta pesos ($ 1.250.050) que
represent 251.1 UMA, los de la perito psicóloga Susana Beatriz
Romano, por la labor desarrollada a fs. 1067/1070 en la suma de un
millón doscientos cincuenta mil cincuenta pesos ($ 1.250.050) que
representa 251,1 UMA y los del perito mecánico Amilcar Pablo
Procchio por la labor desarrollada a fs. 1143/1146 en la suma de un
millón doscientos cincuenta mil cincuenta pesos ($ 1.250.050) que
representa 251.1 UMA (arts. 16, 21, 25, inc. a), 59 y 60 de la ley
27.423) y los del mediadora interviniente Dra. Mirna Mariño en la
suma de ciento ocho mil pesos ($ 108.000) que representa 120
UHOM. Los importes de los honorarios, con más el IVA de
corresponder, deberán hacerse efectivos dentro de los diez días de
encontrarse firme la presente.
Cópiese, regístrese y notifíquese en forma electrónica por
Secretaría a las partes y por cédula a confeccionar por el interesado al
mediador interviniente. Oportunamente archívese.
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Signature Not Verified
Digitally signed by JUAN PABLO
LORENZINI
Date: 2021.08.06 11:32:59 ART
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