Poéticas de Liminalidad II - Difusión
Poéticas de Liminalidad II - Difusión
Poéticas de Liminalidad II - Difusión
LIMINALIDAD
EN EL TEATRO II
POÉTICAS DE
LIMINALIDAD
EN EL TEATRO II
Jorge Dubatti, coordinador.
BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERU
Centro Bibliográfico del Perú.
Jorge Dubatti (editor y coordinador), 1963
Poéticas de liminalidad en el teatro II/ Abel Bergasse du Petit Thouars – Lima: Escuela Nacional
Superior de Arte Dramático, 2019.
540 pp. Medidas: 24 – 17 cm.
D.L. 2019-09473 / ISBN: 978-612-47890-1-4
I. Presentación II. Prefacio III. Introducción IV. Poéticas teatrales liminales V. Teatro y teatralidades
VI. Teatro y otros campos artísticos VII. Liminalidad en la historia teatral
Autoridades ENSAD
Director General: Lucía Lora Cuentas
Director Académico: Juan Basauri Peralta
Directora de Investigación: Lucía Lora Cuentas
Director de Producción: Dante Marchino Checa
Secretario General: Santos Cadillo Jara
Julio de 2019
INDICE
Introducción teórica
Jorge Dubatti:
Nuevas reflexiones sobre la liminalidad teatral:
el espectador y sus dinámicas........................................................................................ 21
Laura Cilento:
Stand up comedy. Los arrabales del teatro............................................................... 71
Ricardo Dubatti:
Teatro y prácticas de lo real
(con un ejemplo sobre la Guerra de Malvinas)....................................................... 91
Cora Fairstein:
Teatro del Oprimido y liminalidad:
teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro.................................................. 107
Bettina Girotti:
Cuerpos objetados/objetos corporizados:
reflexiones en torno al títere corporal........................................................................ 123
Paola Hernández:
El nuevo teatro documental del siglo XXI:
fundamentos teóricos de Latinoamérica................................................................... 135
Víctor Hernando:
Para pensar en un Mimo teatral.................................................................................... 149
Ediciones ENSAD l 7
Didanwy Kent:
El “respectador” ante la liminalidad de la experiencia teatral......................... 165
Lucía Lora:
Teatro posdramático y teatro liminal:
claves de una relación........................................................................................................ 195
Juan Rolón:
La liminalidad en el lenguaje de la estatua viviente............................................. 211
Eugenio Schcolnicov:
La multiplicidad del cuerpo:
el “teatro de estados” como práctica liminal........................................................... 225
Mauricio Tossi:
Entre lo documental y lo yoico:
tensiones poético-liminales de la autoficción......................................................... 247
Teatro y teatralidades
Claudia Bang:
Prácticas comunitarias y teatro liminal:
la potencia de la creatividad colectiva en la transformación
social-comunitaria............................................................................................................... 263
Guillermina Bevacqua:
Las prácticas festivas del carnaval como territorios libertarios..................... 277
Eduardo Graham:
Liminalidad entre religiosidad popular y teatro.................................................... 297
Liliana López:
Los congresos científicos de salud y el teatro......................................................... 307
Nara Mansur:
Conferencias y conferenciantes performáticos...................................................... 323
Mariano Scovenna:
Nuevos enfoques teatrales para crear, proponer
y probar mundos posibles en la escuela.................................................................... 353
Agustina Trupia:
La liminalidad teatral en las prácticas artísticas transformistas:
el arte drag y sus mutaciones......................................................................................... 377
Lydia Di Lello:
Kamishibai, un teatro liminal
(con un apéndice sobre kamishibai y benshi, artes en cruce)........................... 395
Mónica Duarte:
El tango como poética de liminalidad a través de su historia.......................... 415
Mariana Gardey:
Dramaturgia de la danza: discursos y claves de investigación........................ 433
Paula Ansaldo:
Liminalidad en los orígenes del teatro judío:
de los purimshpilers a los Broder Zingers.................................................................. 467
Jorge Dubatti:
El teatro de la vanguardia histórica y la liminalidad:
le serate futuristas................................................................................................................ 479
Bibliografía..........................................................................................................................489
Colaboradores....................................................................................................................533
Ediciones ENSAD l 9
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN
L
a Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD), cumpliendo
con su función primordial de producción y difusión del conocimiento
teatrológico, incluyó en su Fondo Editorial, en 2017, la primera entrega
de Poéticas de liminalidad en el teatro, volumen coordinado por el Dr. Jorge
Dubatti, a partir de un intercambio de la ENSAD con el Instituto de Artes del
Espectáculo “Dr. Raúl H. Castagnino” de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires.
Dicho tomo, que fue muy bien recibido por estudiantes, creadores,
docentes e investigadores especializados en artes escénicas, sirvió para
impulsar nuevas categorías teóricas –teatro-matriz, teatro liminal, liminalidad
teatral–, herramientas para pensar la complejidad del teatro contemporáneo
y para revisar la historia de la escena nacional, latinoamericana y mundial.
Además de la introducción teórica, sumó 22 capítulos sobre diversas poéticas
liminales vigentes en la escena actual: el café concert, el teatro aplicado,
la danza-teatro, el biodrama, el site specific, el teatro para bebés, el teatro
histórico, el teatro ciego, la performance y las relaciones entre el teatro y la
poesía, la música y lo audiovisual, entre varios otros.
las fiestas populares, entre otras muchas. Este segundo tomo evidencia que
las formas liminales del teatro son innumerables y que esa riqueza artística y
cultural debe ser tenida en cuenta por nuestros estudios escénicos desde una
renovación de la mirada académica.
Ediciones ENSAD l 11
PREFACIO
E
l objetivo de este segundo volumen de Poéticas de liminalidad en el teatro
es ampliar y enriquecer, tanto en la teoría como en el análisis, el espec-
tro de prácticas escénicas que pueden ser pensadas desde las nociones
de teatro-matriz y liminalidad teatral. Este nuevo tomo del Fondo Editorial de
la ENSAD puede leerse como continuidad y desarrollo del publicado en 2017,[1]
recibido favorablemente por la comunidad de estudiantes, artistas y expertos
en teatrología de los principales centros académicos teatrales.
Poéticas de liminalidad en el teatro, J. Dubatti coord., Lima: Escuela Nacional Superior de Arte
[1]
Dramático, 2017, 429 págs. “Presentación” de la ENSAD (pp. 9-10), “Prefacio” e “Introducción
teórica” de J. Dubatti (respectivamente, pp. 11-12 y pp. 13-36) y 22 estudios de Paula Ansaldo,
María Fukelman, Bettina Girotti, Ignacio González, María Natacha Koss, Ezequiel Obregón, Gisela
Ogás Puga y Grisby Ogás Puga, Ariana Pérez Artaso, Carla Pessolano, Nora Lía Sormani, Jimena
Trombetta, Rocío Villar, Guillermina Bevacqua, María Belén Landini, Nara Mansur, Gabriela
Pérez Cubas, Federico Picasso, Ludmila Barbero, Lydia Di Lello, Ricardo Dubatti, Mariana Gardey,
Eugenio Schcolnicov. Bibliografía (pp. 401-429)
Recordemos que en el primer volumen las poéticas de liminalidad estudiadas son el café
[3]
concert, el teatro aplicado, los títeres con parte viva y mano desnuda, la danza-teatro, la narra-
ción oral, el biodrama, la metateatralidad, el site specific, el cuerpo poético actoral, el teatro para
bebés, el teatro histórico, el teatro ciego, las (p)deformances, la magia, la moda, la corpopolítica,
el recreacionismo, las relaciones entre el teatro y la poesía, la instalación, el periodismo, la música
y lo audiovisual.
Ediciones ENSAD l 13
PREFACIO
JORGE DUBATTI
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
JORGE DUBATTI
UBA, IAE / FILO:CYT
E
n nuestra introducción al primer volumen de Poéticas de liminalidad en el
teatro (Dubatti, 2017b, pp. 13-36), sostenemos que uno de los fenóme-
nos más potentes de la porosidad del teatro (y que impide que pueda
ser pensado como una entidad autosuficiente, sólo autorreflexiva, automodé-
lica y encerrada en sí misma) debe hallarse en las relaciones liminales entre
teatralidad / teatro / transteatralización en el acontecimiento. Nos propo-
nemos revisar / ampliar esas conexiones, para luego observar cómo afectan
a una redefinición del concepto de espectador teatral, tanto en sí mismo como
en su articulación histórica a través de siglos de diferentes configuraciones
expectatoriales. Ya expusimos (2017b, p. 27) el rol fundamental del especta-
dor en la liminalidad teatral; en esta ocasión destacaremos otras aristas de la
misma problemática.
Teatralidad(es)
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INTRODUCCIÓN TEÓRICA
El llanto es, en el infante (de infans, “el que no habla”), un organizador (preconsciente) de la
[1]
mirada del adulto del que depende su sobreviviencia. Como señala José Ricardo Morales en una
escena de Colón a toda costa o el arte de marear (2009, pp. 1299-1300), “el llanto no tiene idioma
alguno”, sin embargo podemos distinguir diferentes formar de llorar en el bebé (por hambre, por
dolores, por sueño, etc.). Véase Dubatti, “Convivio y tecnovivio: entre infancia y babelismo”, en
2014a, pp. 123-136.
Nos referimos a las ideas sobre el teatro que produce la doxa, pensamiento acrítico y fácilmente
[2]
refutable, en oposición a la ciencia (saber crítico, sistemático, riguroso, sustentado y avalado por
una comunidad de expertos). Podemos sintetizar la doxa en cinco afirmaciones: «Todo es teatro»
(posición absolutista), «Teatro es solo lo que antes se llamaba teatro» (posición reduccionista que
no reconoce el crack de las vanguardias en el siglo XX), «El teatro murió» (posición necrológica),
«En el teatro todo es subjetivo» (posición subjetivista), «En el teatro todo es relativo» (posición
relativista). Para su refutación, véanse Dubatti, 2007, cap. I, y 2012a, pp. 27-32.
Teatro-matriz y teatro(s)
Jorge Dubatti l 23
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
Transteatralización y liminalidad
Jorge Dubatti l 25
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
Jorge Dubatti l 27
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
texto notable: “Buenos Aires: paraíso fiscal de verdades falsas” (2015, pp.
17-22). Resulta ejemplar, al respecto, la película Estrellas, de Federico León
y Marcos Martínez, sobre una oficina de casting de actores y actrices en una
«villa miseria» de Buenos Aires, en la que los humildes habitantes se ofrecen
para actuar de «lo que somos» en roles de ladrones, mendigos, guardaespaldas,
piqueteros, cartoneros, manifestantes... Actuar de lo que se es. Todo puede
actuar de lo que es. La transteatralización se ha transformado en una condición
de existencia y hasta en una posible salida laboral.
Véanse al respecto los trabajos de María Eugenia Berenc, Paola Hernández y Eugenio Schcol-
[3]
Jorge Dubatti l 29
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
social (en todas sus ramas: cívica, ritual, mercantil, sexual, de género, etc.),
por la interacción constante y el intercambio, una herramienta doblemente
receptiva (dejarse organizar la mirada, dejarse afectar por la acción del otro) y
productiva (tomar la iniciativa para organizarle la mirada al otro, quien ahora
se deja afectar por uno). La observación expectatorial se necesita tanto para
una u otra función. Entendemos entonces el espectador de la teatralidad como
un observador / observante. La palabra espectador, en conclusión, no debe ser
restringida al campo del teatro o del arte, sino extendida al régimen de toda
teatralidad o teatralidades.
Sobre la condición ficcional y/o no-ficcional de la metáfora poiética, véase Dubatti, 2010, cap. III.
[4]
Jorge Dubatti l 31
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
“El niño espectador”, 2004, pp. 51-58). Generalmente este fenómeno se realiza
gradualmente, desde la infancia, a partir de una frecuentación de la experiencia
de acontecimiento. El espectador se hace. En la zona de experiencia, ¿quién
podría trazar límites precisos y estables a estos territorios de acontecimiento,
o al grado de conciencia frente a la convención y las reglas, o a las etapas
del proceso de hacerse espectador? Sería imposible. Se trata de una pura
cartografía de liminalidades.
Jorge Dubatti l 33
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
En brevísima síntesis, llamamos espectador real al individuo (en términos de la Filosofía
[5]
Analítica) que asiste a la función, con sus características personales únicas, y que sólo es cognos-
cible por su praxis histórica concreta en el acontecimiento, en sí misma impredecible; espectador
implícito o modelo, el que se desprende de las exigencias de cada poética teatral (por ejemplo, el
espectador implícito de Una casa de muñecas, de Henrik Ibsen; espectador abstracto, el modelo
diseñado por los teatrólogos para las construcciones científicas (por ejemplo, el espectador
abstracto de la vanguardia histórica); el espectador explícito, el imaginado y verbalizado por los
artistas y otros hacedores de la praxis teatral (productores, gestores, críticos, políticos culturales,
educadores, etc.), generalmente para organizar sus prácticas; finalmente, el espectador volun-
tario, el que se pregunta desde el ángulo de afecciones del mismo espectador cómo lo convoca,
increpa y reclama un espectáculo, es el espectador que se pregunta: ¿qué me está pidiendo este
espectáculo que haga con él, cómo me reclama que me relacione con él?
Jorge Dubatti l 35
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
Véanse, en complementariedad con estas propuestas, los trabajos de Cora Fairstein, Didanwy
[6]
Jorge Dubatti l 37
POÉTICAS TEATRALES
LIMINALES
TEATRO Y PRÁCTICAS POLÍTICAS.
ACTIVISMO, ARTIVISMO Y “SEMAFORAZO”
LIMINALIDAD EN LA ESFERA PÚBLICA
C
onsideramos que el teatro mantiene una estrecha relación con las ac-
ciones políticas que actualmente, en pleno siglo XXI, se realizan en el
espacio público, en diferentes protestas donde se evidencia el poder per-
formativo de las asambleas populares (Butler, 2017), tanto en el continente
americano como en Europa. El activismo recurre a diversas prácticas artísticas
de intervención urbana como respuesta política ante los regímenes neolibera-
les, que generan precariedad laboral, desigualdad y exclusión.
Estas cuestiones también las plantea Gabriela Pérez Cubas, quien retoma
conceptos de Dubatti, y señala que el cuerpo poético del actor en su práctica
“lleva adelante un proceso de descolonización de los saberes impartidos por el
proyecto moderno sobre el cuerpo”, se produce un salto ontológico y a la vez un
salto epistémico “ya que ubica en otro sistema simbólico el cuerpo y lo disloca”,
siendo pensado y percibido de otra manera, “captado por la sensorialidad
antes que por la razón” (Pérez Cubas, 2017, p. 282).
Un Semaforazo en particular
[1]
Véase www.todotango.com/comunidad/lunfardo/termino.aspx?p=semaforazo
Véanse los registros visuales y audiovisuales en su sitio en la red social Facebook: Arte en
[2]
fotos o videos con los celulares, algunos de esos registros puede que los suban
a las redes sociales, expandiéndose así este accionar político. Así aparece una
relación diferente entre lo tecnológico y los cuerpos performáticos, componen
una especie de tecnovivio, donde surge un mensaje en común distinto respecto
de los discursos publicitarios, televisivos y/o periodísticos que se reproducen
en las pantallas. Parafraseando la famosa frase de Marshall Mc Luhan (1964),
consideramos que “ el cuerpo es el mensaje”.
El encuentro de las miradas en ese instante debe ser fuerte, con sus cuerpos
sufrientes los zombis presentan y representan las carencias, la falta de
elementos vitales. Manifiestan una vulnerabilidad. Esas palabras escritas, fotos
u otros signos visuales colaboran en la construcción de sus mensajes. Revelan
lo que Butler y Athanasiou denominan la “desposesión” (2017). Evidencian,
colectivamente, los efectos del accionar del capitalismo liberal. Pero también
expresan una oposición: la resistencia a ser desechables, “vidas desperdi-
ciables” como lo señalara Zygmunt Bauman (2013).
EXPERIENCIAS LIMINALES
EN LAS POÉTICAS DOCUMENTALES CONTEMPORÁNEAS
E
n las poéticas documentales se producen fundamentalmente tres áreas
liminales: los cruces entre el arte y la vida; la tensión entre la teatralidad
poiética y la teatralidad social; las combinaciones entre la narración y la
historia. Si bien es posible afirmar que dichas tensiones son constitutivas del
teatro-matriz (Dubatti, 2017b, pp. 13-36), también es cierto que en los docu-
mentales teatrales tienen mayor preeminencia. En el presente trabajo se exa-
minarán algunas de las cuestiones definitorias de la poética documental abor-
dando esas tres áreas liminales y se analizarán tres experiencias documentales
de Buenos Aires: una lecture performance del Ciclo de conferencias performáti-
cas curado por Lola Arias, una cápsula de intimidad escénica que formó parte
del Proyecto Bioroom curado por María Fernanda Pinta, Federico Baeza y Ceci-
lia Pérez Pradal, y un biodrama dirigido por Vivi Tellas acerca de la historia del
Teatro San Martín.
[1]
En Filosofía del Teatro (2007, 2010, 2014a) Dubatti tematiza estas cuestiones. La teatralidad
poiética es la específica de los acontecimientos teatrales y podría ser comprendida como aquella
teatralidad que es metafórica. Existen otras formas de teatralidad anteriores al teatro, agrupables
en el concepto de teatralidad social (en la que interviene la intencionalidad del sujeto con el obje-
tivo de organizar la mirada de sus destinatarios).
Estas tematizaciones de Derrida podrían ser útiles para pensar dos modos
en los que puede intervenir la vida en las ficciones documentales. La discusión
es la siguiente: si se entiende que la vida es en sí misma poiética, entonces se
pensará que la fusión entre el arte y la vida es una cuestión fundacional; en
cambio si se concibe que hay modos de vida no poiéticos, se puede realizar una
distinción tajante entre las esferas del arte y de la vida. Agamben sostiene, en
El hombre sin contenido, que la condición poiética o productiva es inseparable
del hombre, pero agrega que a lo largo de la historia hubo distintas formas de
concebir dicha actividad de modo que la manera de estudiar el vínculo entre el
arte y la vida para dicho autor se da a través de la comprensión de los modos
del hacer/producir.
[2]
Cabe aclarar que Derrida está pensando en una concepción de la vida que pueda ser soporte
de todo lo viviente y no sólo del viviente humano, es por ello que la caracterización de la vida
conlleva el abandono de la metafísica subjetivista.
Todos los intentos por superar la estética y por darle una nueva condición
a la producción artística, se han realizado a partir del ofuscamiento de la
distinción entre poíesis y praxis, interpretando el arte como una forma de
la práctica y la práctica como expresión de la voluntad y fuerza creadora.
(Agamben, 2008a, p. 89)
Tenemos hasta aquí dos posiciones con respecto a la injerencia del arte
en la vida, un arte desinteresado e inerte y otro interesado y vital. Uno que
produce una sensación de quietud y otro que estimula, excita. Una que implica
el solapamiento entre el arte y la vida, que en este trabajo fue representada a
través del pensamiento nietzscheano, y por otro lado un modo de entender los
cruces pero manteniendo las diferencias entre los modos de vivir poiéticos de
aquellos que no lo son. ¿Cuál de estas perspectivas recaba en mejor medida
las experiencias del teatro documental contemporáneo? En las poéticas
documentales, será central que evaluemos el vínculo que el teatro establece
con la vida y de manera subsidiaria nos ocupemos de los cruces con otras áreas
artísticas. En la actualidad se encuentran vigentes dos posiciones antagónicas
[3]
Es importante señalar que, según la definición kantiana, el “interés” es la satisfacción que
unimos con la representación de la existencia de un objeto. Dicha representación produce una
inclinación en nuestra voluntad. En este sentido concebir que una estética desinteresada implica
que el arte no genere ningún tipo de inclinación en la voluntad. La estética kantiana sería funda-
mentalmente ascética.
para pensar este tópico. La primera de ellas sostiene que existe un régimen
continuo e indiferenciado entre el arte y la vida. Dentro de esta perspectiva se
suele afirmar que las producciones teatrales documentales son acontecimientos
lindantes con los de la vida y que no pertenecen a otro orden de realidad. En
segundo lugar, se encuentran las posiciones que intentan demostrar que los
documentales producen un tipo particular de poíesis que, si bien puede no
ser ficcional, es indefectiblemente metafórica. Estas dos posiciones arrojan
maneras de entender el arte y consecuencias ético-políticas muy diferentes.
divergentes que circulan entre los teatristas: aquellos que consideran que la
cotidianeidad se ha transteatralizado y que es necesario devolverle al arte su
especificidad para construir espacios emancipatorios y aquellos que consideran
que es necesario estetizar la vida.
Narración e Historia
[4]
El Teatro San Martín es un centro teatral de producción oficial, dependiente del Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires
LAURA CILENTO
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
STAND UP COMEDY
LOS ARRABALES DEL TEATRO
LAURA CILENTO
UBA, IAE / UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA
Laura Cilento l 71
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
L
a stand up comedy (de ahora en más, SUC), conocida en su versión apo-
copada como Stand up, y sus versiones castellanas “comedia en vivo” o
“comedia de pie”, es un género cómico-humorístico que se reconoce por
su ajenidad respecto de lo teatral en el sentido más instituido y legitimado de
tradición dramática de autores, intérpretes, repertorios, edificios consagrados
a su desarrollo y un público competente. Sin embargo, en su fórmula más sinté-
tica y conocida: un intérprete solo parado frente a una audiencia, hablándole a
ella con la intención específica de hacerlos reír (Double, 2005, p.18), la SUC se
aferra intensamente a los elementos fundantes de lo que llamaremos, a partir
de las nociones de Dubatti (2017b) teatro matriz: una territorialidad en la que
cuerpos presentes (de actores y de espectadores) entran en relación convivial
y permiten la construcción de un sentido poiético, metafórico, que se imprime
como “mundo paralelo al mundo” en el plano de las acciones físicas (p.16).
The magic created on stage, the unique hospitality and the conviviality in the
audience were all about a mix of people in one small location, who brought
the folk and comedy boom to its hights across the USA and beyond.[1]
[1]
“La magia creada en escena, la hospitalidad única y la convivialidad en la audiencia fueron
una mezcla de gente en una locación pequeña, que llevó al tope el boom de la comedia y el (género
musical) folk a través de Estados Unidos y más allá” (la traducción es nuestra).
Un paréntesis coyuntural:
la contracultura de la posguerra se pone de pie
“Los viejos cómicos hacían chistes sobre la vida real. Los nuevos cómicos transformaron la
[2]
Laura Cilento l 73
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Partimos de los criterios del teatro de liminalidad que propone Dubatti (2017b, pp. 29-30):
[3]
Laura Cilento l 75
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Beatriz Trastoy emparenta al monologuista con el narrador oral y para ambos afirma que
[4]
“el actor anula la ficcionalidad del personaje y se presenta con su propia identidad real” (2005),
aunque ésta sea sometida a algunas operaciones estéticas (v. “Convivialidad humorística y ambi-
valencia”).
lo autoexpresen, que estén orientados por su propia visión del mundo[5]. Esta
personalización de los espectáculos requirió que asumieran una dimensión
autoral a la que tendieron todos los comediantes que pretendieron diferen-
ciarse de la tradición y de las exigencias de los empresarios de los locales de
entretenimiento nocturnos de lujo. George Carlin, quien hacia fines de los años
60 abandonó su identidad de actor cómico de clubes nocturnos como la cadena
Playboy o el pomposo y -ya en ese entonces- anquilosado club Copacabana,
y “descendió” hacia los centros universitarios o cafés, relanzó su carrera en
los términos de una capacidad de autoexpresión que significó una emanci-
pación intelectual, pero también el descubrimiento de un nuevo público joven
y masivo; de esta forma, además de ser comediante, Carlin se presenta como un
autor que escribe sus propios monólogos, que descubrió con el tiempo es que
es “un escritor que reproduce su propio material” (Hertz, 2003)
“Part of what made older comics resent and fear Mort Sahl was that he spoke his mind
[5]
onstage. Sahl himself said that most comedians were ´no more tan a card file´, whereas he ´acted
like a human being rather tan like a nightclub comedian´” (Double, 2005, p. 70) “Parte de lo que
hizo que los cómicos más viejos se resintieran y le temieran a Mort Sahl fue que expresaba su
pensamiento sobre el escenario. El mismo Sahl dijo que la mayoría de los comediantes no eran
‘más que un fichero de tarjetas’, mientras que él ‘actuaba como un ser humano más que como un
comediante de club nocturno” (nuestra traducción).
Laura Cilento l 77
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
• El tiempo presente
Laura Cilento l 79
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
ejemplo: los temores de volar en avión; las estafas de las empresas a los
consumidores; la dificultad para conseguir novio, entre otros tópicos. El
caso particular se despliega con la ayuda de todo el aparato paraverbal de
actuación (en el sentido de que apoya la tarea del discurso verbal como
centro de organización del sentido) adoptando recursos del monodrama: el
comediante intrerpreta diversos personajes desde elementos puntuales como
tono y registro de voz, deformación del gesto facial o corporal, para cerrar esa
digresión con el retorno a su personaje básico, su “sí mismo”. Double (2005, cap.
6 y 7) propone dos rutinas características de este modo de actuar a través de
cambios de nivel dramático: el “instant character”, es decir un pasaje abrupto
de la narración/exposición al personaje mediante el shifter de una evocación,
mención o materialización de una fantasía, y la “found comedy” o comedia
hallada, que consiste en tomar algún material originalmente no designado
como divertido y convertirlo en tal mediante la descripción y el comentario.
Laura Cilento l 81
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
[6]
En su show de diciembre de 1962 en Chicago, Bruce adoptó el personaje de Adolf Eichmann
describiendo las tareas del campo de concentración con la frialdad que requería el personaje y le
hizo preguntar: “Do you people think yourselves better, because you burn your enemies at long
distances with missiles?” (“¿Se creen ustedes mejores porque queman a sus enemigos a largas
distancias con misiles?”) y, saliendo del personaje, terminó el argumento alegando que si los aliados
hubiesen perdido la Segunda Guerra, el presidente Truman hubiese sido “colgado de las bolas”, con
un desfile de las víctimas mutantes que dejó en Hiroshima como evidencia de sus crímenes. Cuenta
Double, quien expone esta anécdota (2005, pp. 162-163), que el público hizo un silencio mortal e
inmediatamente entró la policía para detenerlo. Recibió el cargo de obscenidad (por el uso de la
palabra “bolas”), una multa de mil dólares y una pena de prisión de un año. Comenzó así una rela-
ción de persecución censora que Bruce desafió hasta su derrumbe por adicciones que terminó con
su muerte por intoxicación en 1966.
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POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Laura Cilento l 85
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Regla casi definitoria, pero que reconoce algunas posibilidades de variante en el stand up
[7]
institucionalizado.
Laura Cilento l 87
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
RICARDO DUBATTI
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
RICARDO DUBATTI
CONICET / UBA, IAE
E
n los últimos cincuenta años, el campo de la cultura ha experimentado un
estallido. A través de la mediatización progresiva de la vida cotidiana se
ha producido un giro hacia lo que Guy Debord define como “sociedad del
espectáculo”: la vida social se ha transformado en “una inmensa acumulación
de espectáculos” (1999, p. 4). Todas las instancias de la vida aparecen como
representación o simulacro y la realidad pasa a ser concebida como huidiza.
En el teatro, esto repercute en la proliferación de obras que buscan cuestionar
tanto la función del arte en cuanto ilusión o ficción, como sus límites. El teatro
deviene un modo de reintroducir lo real en la vida cotidiana, de indagar cómo
arte y vida entran en tensión.
de junio de 1982, durante la última dictadura cívico-militar. Tras 74 días, concluyó con la rendición
argentina. Esto precipitó el llamado a elecciones y la restitución de la democracia argentina en
diciembre de 1983. Durante la guerra mueren 649 soldados argentinos y 255 soldados ingleses.
Ricardo Dubatti l 91
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
[2]
Sánchez refiere al término que utilizó Hal Foster en su célebre artículo de 1996.
la puesta en evidencia del ser real del actor, dedicado en escena a la ejecución
de acciones reales, y capaz de crear por sí mismo las imágenes y las palabras
del espectáculo, se convirtió en los años sesenta en emblema de un nuevo
criterio de verdad. Se renunciaba a la referencialidad, a la ficción, a la represen-
tación, y se apostaba por la credibilidad de la realidad más inmediata. (p. 122)
Ricardo Dubatti l 93
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Ricardo Dubatti l 95
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
no-teatro. El teatro liminal porta por lo tanto una pregunta ineludible: “¿es
esto teatro?” (2017b, p. 22). Antonio Prieto Stambaugh (2009, pp. 116-143)
observa que se trata de propuestas que no reenvían de manera centrípeta
hacia el drama en su concepción moderna –a la manera del “drama absoluto”
de Szondi (1994, pp. 17-23)– sino que, en sentido inverso, se caracterizan
por su fuerza centrífuga hacia el no-teatro. Si bien referiremos al teatro en un
sentido global, entenderemos por teatro liminal a aquellas piezas –sean textos
dramáticos o espectáculos– donde se cruzan las artes, o se tensionan ficción y
no-ficción, representación y presentación, arte y vida.
que puede referir a uno abstracto o subjetivado. Tómese el ejemplo provisto por Nora del Tour de
France, donde confluyen deporte, turismo y geografía.
Ricardo Dubatti l 97
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
es la historia del teatro perdido (J. Dubatti, 2014a, pp. 137-164). La experiencia
teatral desde una epistemología de la pérdida. En este aspecto, lo real en el
teatro es también aquello que no puede ser capturado, aquello que se pierde
una vez que termina la producción de poíesis entre el actor y el espectador.
Observa Paola Belén Ehrmantraut en su tesis doctoral que “la guerra [de
Malvinas] produjo ensayos, novelas, poemas y películas, pero […] la literatura y
el cine, como emergentes de la imaginación nacional, han producido su propia
versión no solo de la guerra sino de las islas” (2009, p. 3). Es posible afirmar lo
mismo en el caso del teatro, que opera como una “memoria cultural” (Carlson,
2001, p. 149). El teatro construye entonces un campo referencial –de mayor o
menor espesor y opacidad– como medio imaginístico específico (Rozik, 2014,
p. 14), que imprime imágenes sobre el cuerpo del actor, siempre presente.
Este último es definido por De Toro como “referente real” (p. 156) y se
señala que
Ricardo Dubatti l 99
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Caso de estudio:
Islas de la Memoria (2011) de Julio Cardoso[8]
Ambos textos dramáticos son estudiados en el artículo publicado en revista Conjunto (R.
[7]
Dubatti, 2017b).
la Memoria que forma parte de la antología Malvinas 2. La guerra en el teatro, el teatro de la guerra
(Ediciones del CCC, 2019), segunda publicación que dedicamos a la temática. Debido a que aún se
encuentra en prensa, todas las citas corresponden al texto proporcionado por el propio autor a
fines de 2016, que incluye el valioso metatexto de Cardoso.
Beca Doctoral del CONICET “Representaciones de la Guerra de Malvinas (1982) y sus conse-
[9]
Pensada como una pieza coral, Islas de la Memoria se edifica a partir del
cruce entre site specific itinerante -pensado para adaptarse a la especificidad
de cualquier espacio-, teatro documental, teatro de lo real, teatro aplicado,
teatro histórico, teatro político, teatro comunitario, teatro musical y teatro
épico, entre otros.[11] Al mismo tiempo, su génesis se encuentra fuertemente
vinculada a los procesos de indagación y de creación de las películas con Cartas
de batalla (2002), seguida luego por Locos de la bandera (2004), Malvinas, viajes
del bicentenario (2010), de la muestra Malvinas: Islas de la memoria (realizada
en 2006 en el Centro Cultural Julián Centeya, Ciudad de Buenos Aires) y el
texto teatral Silencio ficticio (2010), coescrito junto a Andrés Fernández Cabral.
Posteriormente, Cardoso trabaja en la serie Combatientes (2013) y realiza el
corto El viaje de abril (2014), también dedicados a Malvinas y la guerra.
Antes de llegar a ser teatro, Islas de la Memoria fue muchas cosas, así
como seguirá siendo otras cuando abandone el lenguaje teatral. Islas de la
[10]
Entendido como diametralmente opuesto al proceso de “desmalvinización”, “remalvinizar”
responde a la voluntad de trasmitir la memoria tanto de la Guerra de Malvinas como de la Causa
Malvinas, rechazando los silencios u omisiones sociales, históricos, institucionales, etc.
Debido al espacio limitado del presente estudio, nos encontramos desarrollando estas rela-
[11]
ciones en un próximo artículo. Su objetivo será analizar en profundidad de qué manera interac-
túan estos diversos procedimientos y recursos.
Memoria es una forma que no nació 'en' el teatro sino que llega a él desde
otros impulsos y figuraciones, más propios de los imperativos del vivir que
los del 'arte teatral' y su escritura. Esta itinerancia, sin duda, es condición de
su dramaturgia. (Cardoso, 2016, p.1)
Por ejemplo a través del uso de canciones y baile, la presencia de cartas y documentos reales,
[12]
la ausencia de personajes definidos, el diseño de un espacio no realista que propone una ruptura
con la caja italiana y su cuarta pared, entre otros procedimientos.
Para un análisis pormenorizado sobre las Invasiones Inglesas y el peso que poseen a nivel
[13]
CORA FAIRSTEIN
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
CORA FAIRSTEIN
UBA, IAE
L
as relaciones entre arte y vida y el borramiento de los límites de aquello
que es específicamente teatral atraviesan el campo de la praxis artística
y el de los estudios teatrales de las últimas décadas. En la actualidad es
frecuente encontrarnos ante manifestaciones artísticas que se definen como
ligadas a lo político, tales como el teatro social, el teatro comunitario, los bio-
dramas y otros acontecimientos performáticos (solo por nombrar algunos)
que tensionan cada vez las fronteras entre aquello que es considerado arte y
aquello que no lo es. Dentro de este amplio grupo vamos a centrarnos en el
Teatro del Oprimido, con el objetivo de articular la noción de teatro liminal con
algunos puntos nodales de esta poética a partir del análisis de tres técnicas
desarrolladas por su creador Augusto Boal: teatro periodístico, teatro invisible
y teatro y teatro foro. Consideramos que estos cruces proporcionan elementos
claves para comprender el sentido político y la vigencia de esta poética en el
presente.
108 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Teatro periodístico
110 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
son utilizadas por los señores en contra del pueblo, lo que no impide que el
pueblo se pueda adueñar de esas técnicas, y utilizarlas como armas de lucha
por su propia liberación. (Boal, 2014, p. 47)
Pensamos que la mejor forma de enfrentar esta situación era realizar una
fuerte investigación crítica y reflexiva de artículos de prensa vinculados
a la temática que pretendíamos abordar, mediante la técnica del teatro
periodístico. De esta manera se creó la pieza teatral No es un problema
menor. Al mismo tiempo era importante vincularnos con otras personas que
estuvieran interesadas en la misma lucha que nosotros. Éramos conscientes
que luchábamos contra armas muy poderosas; por cada función realizada
existían miles de minutos en los medios de comunicación. Consideramos
que los grupos de TO no deberían ser compañías teatrales que representan
sus obras y se retiran, sino que el compromiso con las acciones necesarias,
continuas y concretas para modificar la realidad es parte de su hacer teatral.
Así fue que nos integramos en 2011 a la Comisión Nacional No a la Baja.
(GTO Montevideo, 2016 p.11)
112 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Teatro invisible
Esta técnica fue una de la más utilizadas por Boal en su trabajo durante
sus exilios, ya que al no evidenciar que aquello que ocurría era teatro, posibi-
litaba denunciar ciertas cuestiones que de otro modo no hubieran soportado
un proceso de censura.
114 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Teatro foro
El teatro foro nació en Perú en uno de los trabajos realizados por Boal con
mujeres y campesinos. A causa de la divulgación que tuvo desde su creación en
la primera mitad de la década de 1970, es habitual homologarlo con el Teatro del
Oprimido como si fueran sinónimos, aunque en realidad es una de las técnicas
de la metodología. Consiste en armar un espectáculo teatral que muestra una
injusticia social concreta determinada históricamente, en el que se identifican
personajes oprimidos, personajes opresores, personajes aliados de ambos y
una opresión concreta que se evidencia en el conflicto que tal obra plantea. Las
obras de teatro foro son protagonizadas por los personajes oprimidos y sus
aliados, ya que son estos quienes necesitan generar cambios ante la situación
que se problematiza en cada obra. Es fundamental comprender que la historia
que se cuenta en un espectáculo de estas características es un ejemplo de una
injusticia social existente fuera del teatro. El objetivo no es contar historias
personales, sino focalizar en la problemática de determinado personaje como
un ejemplo de quienes pertenecen al grupo social oprimido que la obra lleva
a escena. Las presentaciones de teatro foro se componen de dos instancias: la
presentación de una obra teatral breve (alrededor de 30 minutos de duración)
y la realización de un debate con las personas que asisten al espectáculo,
debate que se realiza con la palabra y las ideas pero fundamentalmente con
el cuerpo, a partir de lo cual los espectadores se tornan espectactores: pasan
a escena a reemplazar a alguno de los personajes oprimidos (o sus aliados)
y actúan nuevamente la situación improvisando su propia alternativa de
cambio de aquello que la obra mostró en su versión primera y que se percibe
como una injusticia social que debe y puede ser modificada. Esta mediación
es organizada por el jocker o curinga (hasta el presente no se cuenta con una
palabra en castellano que designe tal rol, ya que las posibles traducciones
tales como “moderador”, “mediador” o “comodín” no logran nombrar en su
justa medida la complejidad que este rol conlleva), un miembro del grupo que
explica la dinámica y lleva adelante la discusión, organizando las alternativas
que van surgiendo de los espectactores. Una obra de teatro foro siempre
termina con la derrota de los oprimidos, situación que habilita la realización
del foro con los espectadores. Ante este fracaso la platea comienza a debatir,
accionar y modificar la obra. Consideramos que el éxito del teatro foro y su
arrolladora divulgación radica, por un lado, en la sencillez con la que se logran
trabajar temas complejos, ya que permite a personas no formadas en actuación
teatral intervenir en un espectáculo y denunciar una injusticia social, y, por otra
116 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
parte, crea las condiciones para que las personas que asisten al espectáculo se
tornen sujetos activos y se involucren en las problemáticas de su comunidad,
constituyéndose agentes de transformación social. Coincidimos con Dubatti en
que si el drama absoluto propone un teatro centrado en la autosuficiencia del
mundo representado, borrando tanto los mecanismos de la enunciación como
los rasgos conviviales, el teatro liminal, por el contrario, pone el acento en la
presencia del espectador y en las dinámicas del convivio, así como también en la
ruptura de la cuarta pared (2017b). Es justamente en ese punto, en la categoría
de espectador que inaugura el Teatro del Oprimido, en donde centraremos
nuestro análisis a partir de la experiencia de teatro foro llevada adelante por
el Movimiento Jana Sanskriti.
La obra de teatro foro Shonar Meye (La niña de oro), presentada más
de 3000 veces, aborda la condición de vida de las mujeres en las zonas
rurales de India y se articula alrededor de tres momentos claves: la vida en la
familia de origen de la protagonista, el casamiento y la vida en la casa de los
suegros. Con una estructura fragmentada que permite la adaptación al formato
callejero (la obra suele presentarse en lugares públicos), al mismo tiempo que
establece el distanciamiento que posibilita no anclar la historia en una sola
mujer, el espectáculo denuncia cómo afecta a la familia de la novia el sistema
de dote, generando deudas y malos tratos hacia ella, a la par que evidencia
las condiciones dispares entre hombres y mujeres en cuanto a autonomía de
decisiones sobre su propia vida. La familia aparece como una empresa en
donde las tareas realizadas por las mujeres son permanentemente desvalo-
rizadas y orientadas a servir al varón, mostrando que el hombre resulta dueño
de la casa, de los objetos y de las mujeres. Ellos son beneficiados no solo por las
tareas que pueden realizar en el espacio público, sino también por el acceso a la
educación, algo que en las mujeres está mal visto ya que cuanto más formadas
están más difícil resulta arreglar un matrimonio, lo que las coloca como objetos
de consumo y proveedoras de bienestar para el varón.
Este espectáculo de teatro foro nos permite afirmar una vez más el
carácter político del Teatro del Oprimido en tanto teatro liminal a partir de
una de las incorporaciones más rupturistas de la poética de Boal, que es el
concepto de espectactor: partiendo de la premisa de que todas las personas
podemos actuar, Boal hace estallar la idea de expectación, concepto fundante
en la teoría teatral occidental. Tomando la definición de teatro-matriz en
tanto acontecimiento de convivio + poíesis + expectación (Dubatti, 2017b),
nos enfrentamos a una problemática clave: ¿dónde ubicamos al espectactor de
Boal? Si el fundamento mismo de la expectación es la observación, el acto de
mirar, ¿cómo categorizamos un espectador que puede incorporarse a la escena
y corporeizar su propia propuesta política de forma poética? Llegados a este
punto citaremos a continuación una definición de la Filosofía del Teatro que
nos resulta pertinente para profundizar nuestra pregunta:
118 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Establecimos más arriba que el Teatro del Oprimido tiene por objetivo
plantear problemas, posiblemente sea este uno de los mayores cuestiona-
mientos hacia el interior de la praxis y la reflexión en el campo del teatro.
Palabras finales
120 l Teatro del oprimido y liminalidad: teatro periodístico, teatro invisible y teatro foro
CUERPOS OBJETADOS/ OBJETOS CORPORIZADOS
REFLEXIONES EN TORNO AL TÍTERE CORPORAL
BETTINA GIROTTI
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
CUERPOS OBJETADOS/
OBJETOS CORPORIZADOS
REFLEXIONES EN TORNO AL TÍTERE CORPORAL
BETTINA GIROTTI
CONICET / UBA, IAE / IIGG
E
n un trabajo anterior (Girotti, 2017) recuperamos una serie de cues-
tiones en torno a la dimensión ontológica del títere: la pregunta por su
esencia, aunque fue muchas veces atendida, pocas veces las respuestas
brindadas han resultado definitivas. Paradójicamente, es ahí dónde radica su
productividad. Este problema, sostuvimos, hunde sus raíces en la naturaleza
revolucionaria de los personajes característicos de la tradición occidental ya
que “detrás de un término tan tradicional como títere se han escondido históri-
camente una serie de tensiones propias de este arte y que las prácticas actuales
se encargan de resaltar” (p. 77).
El muñeco con parte viva (títere que permite mostrar, en forma directa,
partes del cuerpo del actor, generalmente la cabeza, el rostro, las manos o las
piernas) y la mano desnuda, transforman el funcionamiento protésico propio
de la relación entre los cuerpos vivo e inanimado, ya que, a la inversa de lo
que sucede con la articulación prótesis/amputado, no es ya el objeto –cuerpo
o fragmento de cuerpo inorgánico– el que es llamado “a completar” un cuerpo
humano –orgánico– como sucede con una prótesis, sino al revés, es el cuerpo
o fragmento de cuerpo orgánico el que se presta para complementar el cuerpo
inorgánico del títere. La parte prestada se transforma, así, en una parte consti-
tutiva del objeto, pero la procedencia no es encubierta, es decir, la parte orgánica
no se esconde sino que se presenta en el mismo nivel que la inorgánica y esto
El titiritero ruso Sergei Obraztsov explica que al quitarle el vestido a un títere de guante y
[1]
dejar la mano desnuda con la cabeza colocada en uno de los dedos el personaje sobrevive, pero si
lo que se quita es la mano, éste se desarma. Véase Obraztsov, S. (1950).
Por ejemplo, la máscara es un objeto totalmente externo al actor que, para ser escénicamente
[2]
efectivo, debe parecer articulado desde el interior por impulsos. Esta constituye el primer estadio
de separación pero aún no es un títere ya que cuerpo orgánico e inorgánico comparten todavía un
mismo centro de gravedad.
hay poíesis teatral sin cuerpo presente y no hay acontecimiento poiético sin la
acción iniciada y sostenida por ese cuerpo presente (Dubatti, 2012a).
que tienen como base el cuerpo del titiritero. Los títeres corporales, o
de cuerpo, podrían definirse por defecto en la medida en que no son ni
habitables, ni cabezudos, ni caballos de faldón, ni bunraku, y tampoco
fantoches. Sin embargo, comparten un rasgo común: todas ellas muestran
gran parte del cuerpo del titiritero.
El rótulo títere corporal ha sido utilizado los titiriteros Hugo e Inés para
definir sus propuestas escénicas. Este grupo, fundado por Hugo Suárez e Inés
Pasic en 1986, comenzó a finales de los años 80 a indagar sobre las posibilidades
expresivas de diferentes partes del cuerpo para conformar muñecos de carne y
hueso; un trabajo de exploración que en la actualidad han continuado desarro-
llando por separado de forma solista. De este modo, a partir de la utilización
de pequeños accesorios, como ojos o narices, o de vestuarios reducidos, un pie,
una rodilla, un codo o el abdomen pueden transformarse en personajes.
iniciado con Suárez. A propósito del espectáculo, White explica que las suyas
son “criaturas particulares” ya que no son títeres completamente y justifica
esta afirmación a través de la fragilidad del cuerpo orgánico que hace de base.
Los cuerpos poéticos híbridos de esas criaturas particulares sangran si son
cortados, tienen temperatura, tienen una piel real –la de quien manipula. Esa
fragilidad, sin embargo “le da un plus y una fuerza muy viva”.
Existen casos como Había una vez dos pies, el trabajo de la actriz y
titiritera argentina que reside en Italia, Verónica González, en los cuales se
privilegia alguna parte del cuerpo: en cada uno de los números que componen
el espectáculo, la actriz compone una serie de personajes utilizando exclusi-
vamente sus pies, a los cuales agrega narices, vestidos, pelucas o sombreros.
González enmarca su propuesta en una técnica milenaria, la del teatro de pies,
al que sitúa en la Corea del siglo XI.
PAOLA HERNÁNDEZ
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
PAOLA HERNÁNDEZ
UNIVERSITY OF WISCONSIN-MADISON
E
n 1968, Peter Weiss publicó sus 14 definiciones de lo que, según él, cons-
tituían las reglas para el llamado Teatro Documental. Dentro de su con-
cepto, vale destacar su énfasis en un teatro basado en los hechos, en la
autenticidad de los archivos, pero más que nada que el “teatro documental re-
siste toda invención” (p. 375).[1] Influenciado a gran escala por Erwin Piscator
y Bertolt Brecht, Weiss fue reconocido mundialmente por sus obras documen-
tales basadas en el estilo de los tribunales de la Corte de Justicia. Su obra La In-
vestigación (1965) es un ejemplo de aquel teatro documental que buscaba una
referencia a la autenticidad histórica, tomada de archivos judiciales sobre los
juicios de Frankfurt-Auschwitz (1963-1965). Bajo la misma consigna que llevó
a Piscator y a Brecht a encontrar un teatro que hablara sobre y hacia el prole-
tariado de los años 20 en adelante, Weiss buscaba un valor en la autenticidad
del documento, en lo que el archivo histórico podría haber ocultado por años y
cómo el teatro documental podía ser un detonador importante para traer estos
temas a las tablas, o, en otras palabras, “hacer ver” lo que las fuerzas opresoras
ocultaban (1968, p. 379).
Comienzo este capítulo con este marco histórico porque creo necesario
explorar los puentes de la historia del teatro documental que van más allá de lo
que hoy se puede reconocer como el “nuevo teatro documental”. Este término
es clave al tratar de armar una línea histórica de lo que sugiere lo documental
en el siglo XXI a diferencia de lo que fue en el siglo XX. En particular, como se
verá más adelante, utilizo este término para definir los cambios promovidos a lo
documental en el teatro con un enfoque en Latinoamérica. En especial, a pesar
de que la mayoría de dramaturgos y directores teatrales de hoy en Latinoa-
mérica que utilizan lo documental en el teatro, no tienen o no reconocen la
Desde fines del siglo XX y durante las primeras décadas del siglo XXI,
el concepto del teatro documental ha vuelto a tener una grande e importante
repercusión en la producción de teatro occidental. En especial en Latinoamérica,
el regreso a utilizar documentos, archivos, fotografías, videos, periódicos ha
llevado a una efervescencia teatral. Este tipo de producción ha tenido ramifi-
caciones en países desde Argentina, Chile, Perú, Colombia y México entre
otros, donde, por ejemplo, las recientes historias violentas de generaciones
bajo gobiernos represores se manifiestan desde lo documental. Sin embargo,
a diferencia del teatro de Piscator, Brecht y Weiss donde los tres buscaban
afianzar una línea entre el valor y reverencia de los documentos como archivos
auténticos de algún valor histórico, el nuevo teatro documental se ubica en una
zona gris, en una esfera liminal entre lo que es lo auténtico y lo ficticio, entre
lo que el archivo significa y lo que puede llegar a re-significar hoy bajo nuevas
perspectivas.
136 l El nuevo teatro documental del siglo XXI: fundamentos teóricos de Latinoamérica
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
138 l El nuevo teatro documental del siglo XXI: fundamentos teóricos de Latinoamérica
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Así se asemeja al término del “teatro de lo real” que Carol Martin explora como
un parámetro para incorporar cualquier tipo de teatro que trate o trabaje la
documentación (desde el teatro que trabaja con testigos, casos judiciales o
tribunales, el teatro de hechos, el autobiográfico y lo que se emplea bajo el teatro
de guerra o del tipo de “reenactment” o recreación) (Theatre of the Real, 2013,
p. 5). Bajo esta configuración, los artistas latinoamericanos han emprendido
una variedad de exposiciones del teatro de lo real. El teatro autobiográfico, por
ejemplo, ha sido un fuerte representante de cómo los modos documentales
han habitado los escenarios, como también el tipo de teatro que se basa en una
recreación “reenactment”, que en palabras de la artista Lola Arias entra de lo
que ella determina como “remakes”, formas de recrear nuevas percepciones
del pasado a través de la corporalización de eventos documentales desde el
presente y hacia el futuro. Hablando desde Mi vida después, afirma que la obra
“transita en los bordes entre lo real y la ficción, el encuentro entre dos genera-
ciones, la remake como forma de revivir el pasado y modificar el futuro, el cruce
entre la historia del país y la historia privada” (en Hernández, 2011, p. 121).
Según Allison Forsyth y Chris Megson, “la mayor parte del teatro
documental conlleva nociones complejas de la autenticidad con matices de lo
real” (2009, p. 2). En sí, las formas de crear teatro documental en el siglo XXI
llaman la atención a la búsqueda del original para luego manipularlo en escena
y así enfatizar el reciclaje y la copia de una copia. Varios artistas, entre ellos, Vivi
Tellas, Lola Arias, Federido León, Beatriz Catani (Argentina), Guillermo Calderón
(Chile), Mariana Althaus, Sebastián Rubio, Claudia Tangoa (Perú), Mapa Teatro
(Colombia) y grupos como Lagartijas tiradas al sol o Teatro Línea de Sombra
(México), son excelentes ejemplos de cómo los documentos originales entran en
cuestión para establecer una línea más directa entre la relación del documento
con lo que en realidad representa o significa en escena bajo nuevas reformula-
ciones del mismo.
140 l El nuevo teatro documental del siglo XXI: fundamentos teóricos de Latinoamérica
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
Varias facetas del nuevo teatro documental se rigen también por crear
escenarios donde entra la posibilidad de riesgo o de fracaso. Tellas sugiere
que al buscar la teatralidad en lo real le atrae “la fragilidad que hay en esa
operación, la falta de garantías. Es mi posición política frente al control dentro
de mi campo de trabajo” (Brownell y Hernández, 2018, p. 25). La probabilidad
de fracasar entra en escena desde varias formas: con la inclusión de personas
que no están formalizadas o entrenadas en el teatro, a los que Tellas llama
“intérpretes”, con tener a animales o a niños en escena, o mismo trabajar con
el afecto y las historias de la vida personal del intérprete. En algunos casos, el
cuerpo del actor o intérprete se vuelve signo documental, donde a través de
este se cuenta una historia. Tal es el caso, por ejemplo, del grupo colombiano
Mapa Teatro, cuando en su obra multimediática Testigo de las ruinas (2005)
ambos directores Rolf y Heidi Abderhadlen invitan a la última sobreviviente
del vecindario de El Cartucho a prestar su cuerpo como una exposición en vivo
del cuerpo presente. Juana María Ramírez habita el espacio silenciosamente,
cocinando arepas y chocolate caliente, mientras que varias imágenes de su
barrio demolido documentan las vidas de las personas.
Mientras que varias de las obras documentales que se toman bajo el signo
del nuevo teatro documental utilizan la autobiografía, el contar desde el yo, o
la desestabilización del documento para manipularlo y cuestionarlo en escena,
opté por utilizar un ejemplo de uno de los grupos más prolíficos que han estado
utilizando lo documental desde hace años. Bajo la dirección de los hermanos
Rolf y Heidi Abderhadlen, Mapa Teatro ha sido desde sus inicios en 1984 uno
de los grupos más innovadores sobre las artes visuales que trabaja desde el
concepto de laboratorio interdisciplinario, con una variedad de artistas que
crean desde y hacia la etnografía urbana. En específico el trabajo de Testigo de
las ruinas (2005), que en sí recopila cuatro proyectos diferentes, llega a mostrar
cómo el teatro documental aporta una nueva estética al escenario actual.[2]
Testigo de las ruinas se allega a lo documental desde un acercamiento etnográfico
hacia las artes vivas, donde ambos directores estudian y graban información
sobre las vidas de las personas del ahora destruido vecindario de Santa Inés,
conocido como “El Cartucho”.[3] Al estudiar las maneras cómo el teatro llega a
documentar, a guardar y hacer ver una realidad oculta de la sociedad de Bogotá,
Rolf Abderhalden hace énfasis en el rol del archivo como acontecimiento, como
forma no solo de archivar algo del pasado, sino de reabrir una nueva forma de
ver y de pensar hacia un futuro (2013, p. 31).[4] De esta manera se interesó en
hablar de los habitantes de este barrio marginal de Bogotá. Para Rolf, el concepto
de artes vivas es “una táctica de sobrevivencia y de resistencia producida por
artistas de muy distintos orígenes, nacionalidades y disciplinas, en los márgenes
del establecimiento artístico de finales del siglo XX” (2013, p. 16). A su vez
proyecto más amplio que llegaría a tener diferentes facetas. Según Abderhalden, “C’undúa es un
laboratorio del imaginario social para poner en escena el mito, el relato” (Gutiérrez, 2009, p. 105).
Los diferentes proyectos que culminan en Testigo de las ruinas son: Prometeo I (2002), Prometeo
II (2003), Re/corridos (2003) y La limpieza de los Establos de Augías (2004).
El barrio Santa Inés, reconocido urbanamente como “El Cartucho” solía ser habitado por
[3]
personas de bajos recursos, prostitutas, drogadictos, pero también trabajadores que no tenían
otro lugar para vivir. El barrio se demolió y ahí mismo se construyó el Parque Tercer Milenio.
Abderhalden explora el término de archivo vivo desde “la activación en presente de sus mate-
[4]
riales que son agenciados por quienes los activan” (2013, p. 25).
142 l El nuevo teatro documental del siglo XXI: fundamentos teóricos de Latinoamérica
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
144 l El nuevo teatro documental del siglo XXI: fundamentos teóricos de Latinoamérica
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
VÍCTOR HERNANDO
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
PARA PENSAR EN
UN MIMO TEATRAL
VÍCTOR HERNANDO
UBA, IAE, ÁREA DE INVESTIGACIONES EN MIMO
No comparto definir al Mimo como teatro mudo, arte del gesto, arte
del silencio o arte de hacer visible lo invisible, porque estas caracterizaciones,
además de ser reduccionistas o pretendidamente poéticas, no aportan ningún
elemento que colabore a identificar las notas que distinguen a nuestro arte.
Remito al lector a mi libro El Mimo dinámico, la experiencia Kloketen (de próxima aparición).
[1]
Mimo y lenguaje
como apunta Christian Metz, “no tiene sentido alguno estar ‘en contra’ o a favor
de la lengua, ‘por’ o contra la imagen… la Semiología de la imagen se hará al
lado de la de los objetos lingüísticos”. Porque, continua Metz, “las imágenes
–como las palabras, como todo lo demás– no podrían evitar ser capturadas en
los juegos del sentido… La Semiología de la imagen no se realizará fuera de una
Semiología General” (1972, pp. 11-13).
para denominar a nuestro arte, solo que distintos acontecimientos, y también malos entendidos,
lo han relegado a identificar al mimo que hace muchas muecas y ademanes. A pesar de ello, y por
su valor semántico abarcativo, no renuncio a hablar de campo pantomímico y de discurso panto-
mímico cuando me refiero al contexto del Mimo y al trabajo del actor corporal, respectivamente.
Es, por lo menos, curiosa la clasificación que hace Eugenio Trías en Lógica del Límite (1991)
[3]
y que ha sido adoptada como canon por algunas cátedras de la carrera de artes de la UBA: artes
del espacio, artes del tiempo y artes del espacio-tiempo. Según esta discutible taxonomía la danza,
la música y la literatura son artes temporales; el cine, el teatro y la opera son artes mixtas; y la
arquitectura, la escultura y la pintura son artes espaciales.
universo sonoro, entre otros), más que de significante lineal, deberíamos hablar
de significante multilineal y, por lo tanto, multidimensional. Lo que nos confirma
que para pensar la acción en el Mimo debemos incluir, además de la dimensión
de las sucesiones, la dimensión de la simultaneidad, que se refiere a la coexis-
tencia, en un momento dado, de varios niveles discursivos y narrativos a la vez.
• el relato o la historia que se cuenta, lo que llamo texto inicial (el contenido
o argumento) que pertenece al ámbito del autor o mimógrafo.
• el discurso o las acciones que se despliegan ante la vista de los espectadores
(la sustancia de la expresión), el ámbito del mimo o actor-corporal.
• la narración o maneras en que se cuenta, la modulación dinámica de la
acción, que incluye la estructuración causal-temporal-espacial del discurso
corporal y de todos los demás elementos de la puesta en escena (los modos
de la expresión), el ámbito del director.
esta sería una buena pista para saber si hay o no teatralidad. En el Mimo hay
dos maneras de narrar que podrían caracterizarse básicamente del siguiente
modo:
el contexto del Grupo de Estudios Movimimo, que en 2016 abordó el tema de la Dramaturgia en
el Mimo.
Por eso, atar cada movimiento, gesto o acción a un sentido literal y fijo
sería hacer del Mimo, como dicen por ahí, el arte del silencio. Un arte donde se
espera decir por otros medios, aquello que las palabras tan bien dirían, un arte
consistente en reemplazar una a una las palabras por algún signo físico-cinético:
un arte verdaderamente limitado al que bien le cabría el apelativo de “teatro
mudo”, un nombre que define por la falta. Aquellos que declaran tajantemente
que un mimo no puede hablar, deberían saber que Étienne Decroux exploraba
en sus últimos años el mime vocale,[6] dicho claramente: el Mimo vocal, en el
que la presencia de la palabra no ponía en cuestión si se trataba o no de Mimo.
Nótese que no hablo de gestos. Generalmente cuando se habla de gesto se piensa en muecas o
[5]
ademanes. De este modo se restringe al rostro o las manos un concepto que es mucho más amplio.
Un gesto corporal puede revelar un estado interior con un poder de síntesis inigualable.
En el seminario de Amsterdam (1967), Decroux dijo: “Se puede concebir una pieza en la que
[6]
el mimo se sirva no solo de su cuerpo sino también de su voz. Todavía está por ser construido, yo
no tuve tiempo… un arte del mimo vocal que no sería ni música ni canto”. (Soum, 2006; también
De Marinis, 1993, p. 165)
Por eso, hoy podemos hablar también de Mimo cuando estamos frente a
una producción que no recurre en absoluto a ninguna técnica ilusionista (mal
llamada de “evocación”)[7] que permite al espectador “ver” cosas que no están.
Como ya dijimos, la evocación es propia de toda manifestación teatral, por lo que me parece
[7]
La acción
del relato que puede llevarnos, sin inconvenientes, al pasado o al futuro a la manera de la elipsis
cinematográfica.
Gramática corporal
Poética corporal
Condensando
del movimiento de Laban o los dínamo-ritmos de Decroux, por citar los usos más frecuentes.
Cuando hablo del “Mimo dinámico” hago extensivo este concepto a los contrapuntos que cons-
truyo con los elementos de diseño y composición, que corresponden al contexto espacial, inclu-
yendo además otros elementos, como por ejemplo, la iluminación y el universo sonoro.
DIDANWY KENT
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
EL «RESPECTADOR»
ANTE LA LIMINALIDAD
DE LA EXPERIENCIA TEATRAL
DIDANWY KENT
UNAM, MÉXICO
L
a intención de este artículo es proponer la noción teórica de «respecta-
dor» teatral en tanto herramienta que subraya la necesidad de fundar un
espacio de reflexión crítica, capaz de producir distancia, frente a la ex-
periencia que el acontecimiento teatral, desde su liminalidad constitutiva, nos
ofrece. Para poder establecer la noción de «respectador», desde el espesor que
se le busca dar, resulta indispensable comenzar esclareciendo ¿qué estamos
entendiendo por experiencia teatral?, ¿qué relación sostiene esta categoría con
la de acontecimiento teatral? y ¿a qué dimensión de liminalidad nos estamos
refiriendo?
Podemos pensarlo también desde la perspectiva de los estudios intermediales, como apunta
[1]
Chiel Kattenbelt, como un hipermedio que ¨pone en escena¨ muchos medios, planteando múltiples
modalidades de experiencia: “El teatro se distingue, entre otras artes y medios, de su capacidad
de poner en escena, a partir de un proceso de teatralización, los medios; incorporándolos bajo las
condiciones de su medio específico, sin transformarlos y sin abandonar su propia especificidad
de vitalidad del aquí y ahora. (Bay-Cheng, Sarah, Kattenbelt, Chiel, et.al., Mapping Intermediality
in Performance, (Amsterdam: Amsterdam University Press, 2010), 13.
Considero que dicha naturaleza es transitoria que no efímera, pues, aunque los aconteci-
[2]
mientos teatrales sean de naturaleza efímera, el teatro, como fenómeno que ha permanecido a
través de los tiempos, debe considerarse más bien como en un tránsito permanente.
Pathosformel, que ha sido traducido al español como “formula emotiva” o “fórmula del pathos”. Este
tipo de fórmulas remite a la genealogía de las expresiones humanas (emociones fundamentales) que
tienen un gran contenido expresivo como el miedo, el dolor, la ira o la pasión. Warburg señala que
hay ciertas imágenes que sobreviven como síntomas u obsesiones a lo largo de la historia. Dichas
imágenes se expresan a través de fórmulas del pathos que plasman en el arte las pasiones humanas.
Ahora bien, decíamos hace unos momentos que existe una liminalidad
en el acontecimiento teatral pues es una experiencia que oscila entre la
«resonancia» y la «repercusión», por lo que falta esclarecer el plano de esta
última. Así como el fenómeno de la «resonancia» se sitúa en la esfera de la
sensación, el fenómeno de la «repercusión» se asienta en el terreno del impacto
que las frecuencias de «resonancia» producen en la materia. Es importante
destacar que hacer una distinción entre estos dos fenómenos responde a una
necesidad de claridad argumentativa, es imposible distinguir en qué momento
comienza uno o termina el otro, de hecho, siempre se dan en una alternancia,
en la presencia intermitente, es decir en una liminalidad, pues se presenta
como una zona fronteriza en la que existe una relación dialéctica nutriéndose
uno al otro. El fenómeno de la «repercusión» se manifiesta primordialmente
en dos planos: en el primero podemos decir que la «repercusión» está ligada
a la experiencia, de hecho, comparte la misma raíz latina, como se puede
deducir es la reiteración de la acción de percutir[4]. La experiencia teatral nos
El prefijo per en latín denomina ´intensidad´. La palabra percutir viene del latín percutere
[4]
(golpear repetidamente) y esta es derivado de quatere que significa ´sacudir´. es decir percutir
significa sacudir algo intensamente. Repercutir viene del prefijo re que significa ´reiteración´ y del
verbo percutir.
Ahora bien, propongo que, tal y como una de las funciones inherentes de lo
teatral, por ser constitutiva del acontecimiento es la de ser espectadores, es
factible sumar a ésta la posibilidad de situarnos como «respectadores». A este
respecto cabe destacar dos asuntos sustanciales: 1) la noción de «respectador»
no excluye ni se propone como una noción antagónica a la de "espectador",
más bien se concibe como integral y complementaria. 2) así como la función de
spectare no es exclusiva de los normalmente nombrados como espectadores,
es decir, de los que solemos considerar como público o audiencia, sino es una
función que implica a todos aquellos que estamos involucrados en la experiencia
teatral, pues participamos desde distintos ángulos del proceso de expectación
(tal y como lo hacemos de la poíesis y del convivio); de igual manera la función
de «respectar» nos convoca a todos.
inteligencias operando:
De ese ignorante que deletrea los signos, al docto que construye hipótesis, es
siempre la misma inteligencia la que está en funciones, una inteligencia que
traduce signos a otros signos y que procede por comparaciones y figuras
para comunicar sus aventuras intelectuales y comprender lo que otra inteli-
gencia se empeña en comunicarle. Este trabajo está en el corazón de todo
aprendizaje (Rancière, 2008, p.17).
Así como el teatro puede ser concebido como un hipermedio virtual según Kattenbelt, la web
[5]
es un hipermedio virtual.
Por ejemplo, la crítica teatral que se ejercita a través de las redes en muchas ocasiones está
[6]
Ante una imagen ―tan reciente, tan contemporánea como sea―, el pasado no
cesa de reconfigurarse, dado que esta imagen sólo deviene pensable en una
construcción de la memoria, cuando no de la obsesión. En fin, ante una imagen,
tenemos humildemente que reconocer lo siguiente: que probablemente ella
nos sobrevivirá, que ante ella somos el elemento frágil, el elemento de paso, y
que ante nosotros ella es el elemento del futuro, el elemento de la duración. La
imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la
mira. (Didi-Huberman, 2002, p.32)
Cuando hablo de humildad me refiero a su sentido más primario, la umiltà a la que hace refe-
[8]
rencia San Francisco de Asis en el primer poema conocido de la lengua italiana, esa que refiere a la
humedad, al agua del riachuelo que corre pegadita a la tierra, sin detenerse nunca, sin pretender
grandes lagos ni mares, pero sabiéndose parte sustancial de un todo.
EL TEATRO
Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
ENTRE PRESENCIA Y AUSENCIA
E
ste artículo pretende ser una continuación del trabajo iniciado por Euge-
nio Schcolnicov, “El teatro frente a la imagen audiovisual: convivio, tec-
novivio e intermedialidad”, publicado en nuestro anterior volumen (en
Dubatti, 2017a, pp. 383-397). Allí, el autor sostenía que las prácticas teatrales
en liminalidad con la imagen audiovisual suponen
Apuntes históricos
Las relaciones entre el teatro y el cine, como decíamos, han sido muy
fructíferas desde sus mismos comienzos. Valga como ejemplo Vsévolod
Meyerhold (discípulo a la vez de Konstantin Stanislavski y Serguei Einsenstein),
quien no vaciló a la hora de introducir en la escena todos los recursos formales
y técnicos que, según su poética, contribuían a la comunicación y estimulación
del público. Recurrió sobre todo a escenarios giratorios, estructuras móviles,
cintas transportadoras, proyecciones audiovisuales o de imágenes estáticas,
etc.
Así como puede afirmarse que la escena teatral siempre utilizó los
recursos tecnológicos a disposición, también es cierto que nunca antes había
habido tantos, tan variados, tan accesibles y con tanto desarrollo.
Tecnología y neotecnología
Como dijimos más arriba, la relación del teatro con la cultura mediática
ya viene siendo observada por estudiosos, antes incluso de la popularización
de los medios digitales. Si pensamos en medios analógicos como el cine y la
televisión, es difícil no ver sus relaciones con la práctica teatral del siglo XX. El
uso de la imagen inaugurado a principios del siglo XX sigue siendo un recurso
importante en el teatro contemporáneo. Pero además del uso de los medios
analógicos o digitales en la escena teatral, hay un “contagio” de los procedi-
mientos de creación y divulgación entre el cine, la televisión, la computadora
y el teatro. Este “contagio” puede ser entendido como una cultura de la
convergencia, concepto propuesto por Henry Jenkins (2009), que denomina
un proceso cultural en el cual los individuos establecen conexiones entre los
elementos de diversos medios y lenguajes. La investigadora estadounidense
Amy Jensen (2017) afirma que no es posible realizar un análisis consistente
del teatro de su país, a partir de la década de 1970, sin considerarlo como un
elemento que se inserta en una cultura mediática.
Humano y post-humano.
Teatro y artes del espectáculo
“El teatro debe tener en cuenta cómo la tecnología [...] ha reescrito y está reescribiendo los
[1]
Los ciegos.
Fantasmagoría Tecnológica I
existe un trágico cotidiano que es mucho más real, mucho más profundo y
más conforme a nuestro ser verdadero que el lado trágico de las grandes
aventuras. Es fácil sentirlo pero no es fácil mostrarlo, porque este sentimiento
trágico no es simplemente material o psicológico. No se trata ya aquí de la
lucha determinada de un ser contra otro ser, de la lucha de un deseo contra
otro deseo o del eterno combate de la pasión y el deber. Se trataría más
La ausencia del cuerpo de los actores tiene una doble inflexión: a la vez
que desterritorializa al teatro ubicándolo en el terreno de las artes escénicas (no
en vano Marleau lo concibe como una instalación para un museo), manifiesta
la búsqueda de Maeterlinck llevada hasta sus últimas consecuencias, ya que el
dramaturgo belga afirmaba que
LUCÍA LORA
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
TEATRO POSDRAMÁTICO
Y TEATRO LIMINAL
CLAVES DE UNA RELACIÓN
LUCÍA LORA
ENSAD
S
egún lo explican David Harvey (1998) y Frederic Jameson (2012), aquello
que llamamos posmodernidad,[1] lejos de ser un estilo artístico, define un
momento de la economía con características específicas, diferentes a las
de la modernidad. Es a partir de estos cambios en el modo de producción y co-
mercialización –más de imágenes que de objetos– que se produce un quiebre
epistemológico, que, a su vez, da como resultado a un nuevo sujeto, es decir, a
un ser, sujeto a otro tipo de circunstancias. Jameson explica de este cambio en
la percepción, el conocimiento y la subjetividad, que
Existen teóricos que disienten de la posibilidad de que haya existido tal cosa y otros que
[1]
afirman que esta es una etapa superada, sin embargo, según Jameson, estamos aún muy lejos de
pasar a otro momento histórico.
La función narrativa pierde sus functores, el gran héroe, los grandes peligros,
los grandes periplos y el gran propósito. Se dispersa en nubes de elementos
lingüísticos narrativos, etc., cada uno de ellos vehiculando consigo valencias
pragmáticas sui generis. Cada uno de nosotros vive en la encrucijada de
muchas de ellas. No formamos combinaciones lingüísticas necesariamente
estables, y las propiedades de las que formamos no son necesariamente
comunicables. (p. 4)
Características
ambigüedad, elogio del arte como ficción y del teatro como proceso, disconti-
nuidad, heterogeneidad, antitextualidad, pluralismo, diversidad de códigos,
subversión, multiplicidad de ubicaciones, perversión, el actor como tema y
figura principal, deformación, el texto solo como material de base, decons-
trucción, el texto como valor autoritario y arcaico, la actuación como un
tercer elemento entre el drama y el teatro, carácter anti-mimético, rechazo
de la interpretación, etc. (p. 41)
Sarrazac (2009) habla en este sentido de la rapsodia, el collage y edición, que implican a la
[3]
Podría decir, desde otra perspectiva, que, para ir más allá del drama, la
lírica (a través de la densidad sígnica) y la narrativa (a través de la introducción
del sujeto) se mezclan con lo dramático para generar nuevas poéticas en las
que el conjunto de hibridaciones resultantes genera fragmentaciones, disconti-
nuidades, pluralismo, diversidad de códigos, multiplicidad de ubicaciones, etc.
El concepto de liminalidad
genérica de teatro no se ajusta al uso que Diéguez realizó del concepto de Turner.
Valdría la pena aquí traer a Danto, que en su teoría del fin del arte sostiene
que “En parte el «fin del arte» significa una legitimación de aquello que ha
permanecido más allá de los límites” (2015, p.31). Lo cual implica, por un lado,
que cada una de las artes y cada uno de los estilos artísticos dentro de ellas,
han defendido históricamente sus diferencias y autonomías en relación con las
otras, y, por otro lado, que se ha reintegrado en cada una de las artes a las otras,
e incluso, en cada una de ellas, a la esfera pública. Esta aproximación de Danto
a lo que pasa después del fin del arte es un interesante punto de partida para
entender lo liminal en el teatro, ya que, como dije, explica cómo cada una de
las artes se construye a partir de una hibridación de la construcción simbólica
del sujeto y su contexto, y cómo, de otro lado, se traspasan también los límites
entre lo que considerabamos arte y lo que no.
con él, nuestra posición como espectadores respecto de él. De pronto, estamos
frente a un escenario cuyo telón está hecho con ropa de todos los tipos,
para ambos sexos y de todas las tallas, esta ropa somos nosotros, todos. En
el escenario que se arme delante de todos a partir de este movimiento, va a
comenzar un discurso de promoción, pero previamente vamos a ser testigos
de una obra de teatro que los actores, a quienes hemos visto investirse como
alumnos y luego como personajes, han preparado para nosotros. En cuanto la
obra se anuncia y los personajes que participarán en ella también, se devela
el mismo cuadro cuyo rompecabezas habíamos armado durante la festividad
de la antesala: la declaración de la independencia. A partir de este hecho, los
alumnos-actores ya en sus personajes entrarán a escena para contarnos cada
uno de ellos su perspectiva individual con relación al rol de sus personajes
dentro de la historia de la obra y del país. Se da así en Discurso de Promoción
un juego metateatral de transparencia de las múltiples capas con que se ha
construido el artificio escénico.
Esto está emparentado con la perspectiva de transparencia de Jean Baudrillard, según la cual
[5]
está es una de las características de nuestra cultura global. Véase El otro por sí mismo, 1997.
JUAN ROLÓN
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
LA LIMINALIDAD EN EL LENGUAJE
DE LA ESTATUA VIVIENTE
JUAN ROLÓN
IUPA, INSTITUTO UNIVERSITARIO PATAGÓNICO DE LAS ARTES
D
evelar los procedimientos del lenguaje de la estatua viviente propone
abrir un espacio de indagación, facilitando su experimentación a través
de una técnica, sobre un actor ávido de desarrollar su trabajo escénico
a través del encuentro vivo con sus propias capacidades y la espontaneidad del
público que lo acompaña en el recorrido.
Antecedentes históricos
La idea de la estatua que vive aparece en todos los tiempos y en todas las
disciplinas. Se encuentra en los cuentos de hadas y la filosofía, en la magia
antigua y en las novelas románticas, en el ballet clásico y en los anuncios de
televisión modernos. (Gross, 1992, p. xi)
Definición
Clasificación
Detención
Meditación en escena
Momentos de impacto
Detención en animales
Composición
La alcancía
El espacio escénico
El público
Dramaturgia urbana
El dos veces ganador del World Living Statues Festival, que se desarrolla
en Arnhem, Holanda, desde 2004, con más de 400 participantes distribuidos
en las categorías profesional, amateur e infantil, menciona:
Conclusión
EUGENIO SCHCOLNICOV
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
EUGENIO SCHCOLNICOV
UBA, IAE
“El dominio del teatro, hay que decirlo, no es psicológico, sino plástico
y físico”
Antonin Artaud (1987, p. 82).
D
iversa y heterodoxa en sus manifestaciones, la poética de actuación del
“teatro de estados” constituye uno de los paradigmas más productivos
en la historia teatral latinoamericana. Desde su gestación, durante el
período de posdictadura, sus formas de producción reconocen un origen rio-
platense, junto a otras grandes categorías delineadas durante el siglo XX, como
los conceptos de teatro independiente y teatro comunitario. Una de las particu-
laridades del “teatro de estados” reside en su capacidad de repensar el cuerpo
del actor en la instancia de producción de poíesis, a partir de la fractura del
universo referencial constituido por la ficción dramática y sus límites. Teatro
que nace del cuerpo del actor puesto en tensión, de su voluntad expresiva an-
terior a toda organización de sentido, el “teatro de estados” despliega en su de-
sarrollo una filosofía de la praxis: a partir de sus concepciones teóricas y de la
observación de sus manifestaciones, la Filosofía del Teatro elabora su aparato
conceptual en torno al teatro como acontecimiento y a la primacía del cuerpo
del actor en la actividad escénica.
El pensamiento teatral que viene de la actuación tiene que ver más con el
instante, con que no hay nada previo a la existencia del cuerpo del actor, que
funda un instante privilegiado y único. En realidad se va al teatro, no tanto
a que le cuenten una historia, sino a ver actuar. Esto es, a ver un procedi-
miento, por un lado muy simple, pero por otro lado muy complejo, donde
alguien muy parecido a nosotros, durante un tiempo se ausenta y produce
otra temporalidad (Bartís, 2003, p. 68).
Hay una violencia enorme entre la represión que ejerce el texto y el cuerpo
asociativo de la actuación que es un devenir más libre, más “psicótico”, más
de mezcolanza, de combinaciones azarosas, de devenires absolutamente
casuales sin ninguna otra legislación o medida que el grado de afirmación
que ese mismo discurso de actuación tiene. Por decirlo de manera ingenua:
el estilo es el campo afirmativo. No hay otro estilo que la convicción: la
actuación, en el momento de desarrollar el flujo tiene que tener un conven-
cimiento autónomo de la relación que establece con el texto (...) Porque la
relación con el texto es una relación racional: aunque sea poética, es racional.
La relación con el punto de vista o el espectador, en cambio, es pura pulsión,
pura intuición (Bartis, 2018).
Variaciones Meyerhold:
un caso de “teatro de estados”
E
l teatro de sombras se suma al espectro de los modos que adquiere la
liminalidad en el teatro. Dentro del marco teórico propuesto por Jorge
Dubatti (2017b), el teatro, en tanto acontecimiento, está raigalmente
atravesado por el fenómeno de la liminalidad, y, en tanto unidad, es abierto
y está dotado de pluralismo. Dentro del teatro-matriz, hay teatro(s). De esta
manera el teatro es un genérico implícito que per-forma los materiales que
convoca o absorbe y transforma. A partir de esta (re)ampliación del registro
genérico, del teatro a teatro-matriz, se considera teatro tanto a las formas con-
vencionalizadas por la Modernidad (teatro de prosa o en verso representado
por actores en salas especialmente diseñadas), como aquellas que desbordan
el prototipo moderno. Entre estas últimas ubicamos el teatro de sombras, en el
que sin duda está presente lo liminal: es un fenómeno de fronteras, zonas com-
partidas de intercambio o combinación, fusión o conflicto, tránsito, circulación
y cruce de componentes diversos, como enseguida señalaremos.
En su libro Más allá de la pantalla. Hacia una identidad en el teatro de sombras contempo-
[1]
Entiendo que escribir para títeres implica revelar primero todas las variantes
de su compleja identidad escénica para luego poder aspirar a construir un
lenguaje. Dicho de otra manera, los títeres no se mueven, no hablan y no
accionan como los humanos, por eso necesitan de una escritura que los
favorezca, que potencie su performancia escénica. (…) En consecuencia, me
atrevo a aseverar que cada técnica titiritera necesita de una dramaturgia
Véase enseguida la reflexión de Rafael Curci sobre la capacidad del teatro de sombras de
[2]
[3] Rafael Curci es titiritero, autor, docente, teórico y director de teatro de títeres.
Y acota con respecto a esta obra pensada para la técnica del teatro de
sombras:
Ficha técnica: Autor: Rafael Curci. Intérpretes: Paula Cueto, Florencia Orce, Marcelo Liza-
[4]
rraga, Eleonora Dafcik. Diseño y realización de títeres: Alejandra Farley y Katy Raggi. Diseño y
realización de escenografía: Víctor Chacón, Renata Montalbano, Paula Cueto. Diseño de ilumina-
ción: Víctor Chacón. Música original: Cristina Añón. Diseño gráfico y fotografía: Alma Curci. Direc-
ción general: Eleonora Dafcik.
MAURICIO TOSSI
POÉTICAS TEATRALES LIMINALES
MAURICIO TOSSI
CONICET / UBA, IAE
L
as contribuciones de la filosofía del teatro formuladas por Jorge Dubatti
(2017b) permiten, entre otros análisis, reconocer en el “teatro-matriz” dos
orientaciones, por un lado, las fuerzas centrípetas, vinculadas con la inma-
nencia del drama moderno; por el otro, las fuerzas centrífugas, es decir, aque-
llas formas teatrales que exponen tensiones, entrecruzamientos o fronteras con
la praxis no-teatral (p. 20). En este último vector se inscriben los denominados
teatros y teatralidades “liminales” que, según el citado autor, se definen por la
tensión de distintos campos ontológicos en el acontecer teatral (p. 23).
La función referencial del teatro alude a las relaciones asociativas e intertextuales que, a
[1]
1. La referencialidad objetivista
del docudrama modélico
En efecto, tal como declara Silka Freire (2007, pp. 84-85) en su estudio
sobre el docudrama, el referente admite la prueba empírica basada en un
mecanismo de “contratextualidad”, esto es, la contrastación y constatación
dialógica entre las fuentes históricas referenciadas y la estructura ficcional
del relato teatral. De este modo, se establece una configuración analógica y
asociativa entre la cosa real/histórica (res factae) y el ente poético (res fictae),
al generar en el lector/espectador una ilusión de “deriva referencial” que, entre
otros aspectos, desplazaría por semejanza ciertos saberes sobre el mundo
circundante. Consecuentemente, en el docudrama se observa esta particular
tensión de campos ontológicos diversos que, como ya se indicó, permite
reconocer su cariz liminal.
históricos empleados en las más diversas producciones teatrales de la posvanguardia, a partir del
quiebre o impugnación de la encarnación como modelo poético y político, a saber: 1) la inversión
del vínculo entre actor y papel; 2) la exhibición de la singularidad del cuerpo del actor; 3) la vulne-
rabilidad extrema del cuerpo del actor; 4) el cross-casting (2011, pp. 169-190).
Si bien hemos insistido a lo largo del texto que las tres fases liminales indicadas operan,
[4]
únicamente, como hipótesis heurística de una posible genealogía de la función referencial prove-
niente del realismo, la formulación –también hipotética– de un mapa de irradiación posee, a la
fecha, un eje diacrónico reconocible y enmarcado en el llamado “giro subjetivo” (Sarlo, 2005),
pero con una topografía difuminada, la que requiere una específica, necesaria y diferencial, deli-
mitación territorial para avanzar en su cartografía.
Siguiendo los aportes del psicoanálisis, el concepto “fantasma” remite a una estructura
[5]
Por último, en este ensayo estético el autor reconoce las dos últimas
funciones del decálogo: la “expiación” (p. 99) y la “sanación” (p. 101). En efecto,
por el ejercicio autoficcional, el yo deconstruido es ofrecido en un acto público
de entrega, el que –según Blanco– se distancia de una práctica egocéntrica para
acercarse a una praxis política, fundamentalmente por su conjuración en un
otro comunitario.
CLAUDIA BANG
TEATRO Y TEATRALIDADES
PRÁCTICAS COMUNITARIAS
Y TEATRO LIMINAL
LA POTENCIA DE LA CREATIVIDAD COLECTIVA
EN LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL-COMUNITARIA.
CLAUDIA BANG
UBA, IAE / FACULTAD DE PSICOLOGIA
Introducción
D
esde el teatro y su articulación liminal con otras disciplinas, se han mul-
tiplicado y fortalecido en las últimas dos décadas formas comunitarias
de intervención para el abordaje de problemáticas psicosociales com-
plejas (Bang, 2013; Palacios, 2011). Dichas problemáticas toman su forma, en
parte, de las características y procesos socio-históricos de nuestras sociedades
posmodernas y globales: el aislamiento, la soledad relacional, el individualis-
mo, la discriminación y la indiferencia social son sólo algunas de ellas. Nuestra
sociedad actual se caracteriza por haber transitado un largo y complejo pro-
ceso de desarticulación de sus formas de organización colectiva: “Los vínculos
barriales y de vecindad, los familiares extensos, así como los de participación
política se labilizan. Simultáneamente existe una tendencia al abroquelamien-
to, dado que los espacios públicos se restringen y amplias áreas de la ciudad
son vividas como peligrosas” (Stolkiner, 1994, p. 36).
GUILLERMINA BEVACQUA
TEATRO Y TEATRALIDADES
I. “Carnaval de la resistencia”[1]
El título remite al nombre de la última publicación de El Teje. Primer periódico travesti lati-
[1]
noamericano (2012).
Los edictos policiales fueron figuras jurídicas aplicadas por la policía con el fin de reprimir
[2]
actos no previstos por el Código Penal de la Nación. De acuerdo con el estudio de Anahí Faarji
Neer “Las modificaciones al cuerpo de Edictos Policiales efectuadas por el Coronel Luis J. García
de 1932 en la Orden del día del 21 de julio de 1932 introdujeron las figuras de ‘exhibirse en la
vía pública o lugares públicos vestidos o disfrazados con ropas del sexo contrario’” (2017, p. 50).
La investigación citada explica que estas incorporaciones no eran elaboradas por un cuerpo de
juristas, sino que se formulaban ad hoc en base de Órdenes del día o telegráficas, Disposiciones,
Circulares, entre otras. Fue en 1944, cuando se oficializaron las normas de procedimiento de la
policía bajo el Decreto 32.265. Anahí Farji Neer agrega: “Hasta ese momento dichos procedi-
mientos se regían por la costumbre y la autoridad de los Jefes de Policía. En 1947, la Ley 13.030
validó distintos decretos dictados por el Poder Ejecutivo Nacional entre 1943 y 1946, que también
los incluía. Luego, en 1958, la Ley 14.467 ratificó todos los decretos emitidos hasta el momento,
incluso los de la reciente dictadura. En dicha oportunidad ‘los Edictos Policiales, conjuntamente
con el reglamento de procedimientos que los acompaña, pasaron a ser Ley del Congreso Nacional
con aplicación exclusiva en la Capital Federal’ (Gentili, 1995: 15)” (Faarji Neer, 2017, p. 51). En
mi tesis doctoral (Bevacqua, 2018a), a través del relato de vida de Malva Solís se puede observar
Hay cosas de la lógica del carnaval que aún se repiten a conciencia: entendí
que el lugar que nos dejaban era bufonesco, pero aún siendo la bufonesca de
la Corte, yo estaba en la Corte ¡Estamos en la Corte! Y esa Corte entendida
como lugar de realidad, porque lo paradójico y triste era que ese lugar,
donde justamente no hay ninguna realidad, para nosotras si era un bastión
de legitimación real. (2012: p.11).
cómo estos cambios legislativos impactaron en la vida social de la disidencia sexual con mayor
persecución policial en el segundo mandato presidencial de Juan D. Perón (1952-1955). En
extensos diálogos mantenidos (2014), la abuela travesti relató acerca de las primeras manifesta-
ciones en Plaza de Mayo en contra de estas medidas en los primeros años de la década del 50. En
la década del 60 fue la agrupación Nuestro Mundo la que comenzó a demandar la derogación de
dichos edictos (Anabitarte, 2013). Luego, también fue planteada en los Puntos básicos de acuerdo
del FLH (Perlongher, 1985). Dadas las continuas y masivas razias policiales, tras la vuelta de la
democracia, diferentes agrupaciones sexo-disidentes renovaron sus demandas por tal deroga-
ción. Las travestis, fueron quienes enfrentaron los peores embates. En marzo de 1998 comienza a
aplicarse el Código de Convivencia Urbana (CCU), creado en el marco de la nueva Constitución de
la Ciudad de Buenos. Este código (llamado luego Código Contravencional de la Ciudad, Ley Nº10,
BOCBA nº 405, 15/03/98) despenalizaba el ejercicio de la prostitución en la calle. Sin embargo,
tal des-criminalización solo estuvo vigente por cuatro meses debido al pánico moral fruto de la
reacción política y social. En consecuencia, en el mes de julio del mismo año se incorporó un
artículo que revertía la mencionada conquista: “Art. 71: ALTERACIÓN DE LA TRANQUILIDAD
PÚBLICA. Causar alteraciones a la tranquilidad pública frente a viviendas, establecimientos
educativos o templos, o en su proximidad, con motivo u ocasión del ejercicio de la prostitución y
como resultado de su concentración, de ruidos, o perturbación del tránsito de personas o vehí-
culos, o con hostigamiento o exhibiéndose en ropa interior o desnudo/a. Se dará intervención al
Ministerio Público Fiscal cuando corresponda aplicar el artículo 19 de la Ley 12” (citado en Daich,
2012, p. 38). Señala Josefina Fernández que, “En el año 1999 un decreto presidencial (Nº 150/99)
reimplantó los antiguos edictos policiales y devolvió a la policía el poder que había perdido con la
derogación de los mismos y que no había recuperado con las modificaciones introducidas luego
con la sanción del Art. 71” (2004, p.145). A lo largo de los años, el carácter prohibicionista del
trabajo sexual, signará el recorrido de las diferentes agrupaciones de derechos humanos y movi-
mientos contra la discriminación y la represión sobre las minorías sexuales. Producto de largos
años de movilizaciones y demandas al Estado, en septiembre de 2005 se lanza el Plan Nacional
contra la Discriminación (PNcD), aprobado por el presidente Néstor Kirchner. Este proponía
“Derogar los artículos de todos los códigos provinciales y municipales con figuras contravencio-
nales ‘abiertas’ (falta de moralidad, escándalo en la vía pública, merodeo, prostitución, etc.) que
otorgan facultades a la policía para realizar arrestos sin intervención judicial previa” (Parchuc y
Ojagnan, 2008: 14). A pesar de la existencia de dicho Plan, fue a raíz del fallo de la Corte Inter-
nacional de Derechos Humanos (CIDH) por el caso Bulacio que “el gobierno nacional solicitó
formalmente a los gobernadores provinciales la derogación de los edictos policiales y de todas
las normas locales que impliquen la privación de la libertad de una persona sin orden judicial o
haber sido sorprendido en ‘flagrante delito’ (…) Los abogados de la familia del chico que murió
en 1991 tras una razzia policial sostuvieron que para el cumplimiento de esa sentencia deben ser
derogados todos los Códigos Contravencionales y de Faltas del país, como así también la facultad
de las fuerzas de seguridad de realizar detenciones por ‘averiguación de antecedentes’” (Osojnik,
2008 [en línea]). Tras estas intervenciones, de modo muy paulatino, comenzaron a derogarse
las normas contravencionales y demás instrumentos para realizar detenciones arbitrarias por
identidad de género, orientación sexual o prácticas sexuales no normativas. A pesar de estas
medidas cautelares para evitar la violencia policial sistematizada, las travestis continúan siendo
víctimas de apercibimientos y detenciones ilegales cuyo fin último consiste en criminalizar su
identidad de género. Acerca del incremento de las detenciones desde la asunción del actual presi-
dente Mauricio Macri, véase Emilio Rucchansky (2016) y considérese las actuales medidas de la
ministra de seguridad de la Nación, Patricia Bullrich y el poder que le confiere a la Policía Federal,
Gendarmería Nacional, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria, por ejemplo, a través del
Reglamento General para el Empleo de Armas de Fuego (resolución 956/2018 con fecha del 27
de noviembre de 2018).
Por otro lado, quienes también tematizaron las prácticas del carnaval
desde perspectivas de géneros fueron las antropólogas rosarinas Yanina
Menelli (2010) y Manuela Rodríguez (2010). La primera estudió el carnaval
del noroeste argentino considerando procesos de hibridación cultural entre
las tradiciones del carnaval europeo y las culturas precolombinas atendiendo
particularmente la conformación del carnaval humahuaqueño en tanto
regulación de las relaciones de género (femeninas/masculinas) y la configu-
ración de la reproducción social del grupo, según pautas culturales andinas.
Mientras que, Manuela Rodríguez se centró en el estudio de prácticas del
candombe de las mujeres afro-uruguayas. De acuerdo con los postulados de
la antropóloga mencionada, en estas se produce una puesta en escena legiti-
madora y una resistencia afirmativa mediante una política del cuerpo que se
inscribe en las prácticas performativas del carnaval hegemónico para fisurarlo
y denunciar la marginalización de las mujeres negras. Si bien los estudios
mencionados se desarrollaron de acuerdo con perspectivas de géneros, no
abordaron de manera específica los devenires travestis en las prácticas festivas
referidas.
De acuerdo con Beatriz Seibel (1989), las teatralidades populares están conformadas por
[3]
todo tipo de rituales (religiosos aborígenes, católicos, mestizas o marginales, etc.) y las prácticas
circenses, artistas trashumantes y titiriteros/as, entre otras.
como así también por las voces y performances carnavalista de una cofradía de
principios del 1900 de la que formaron parte Rosita del Plata, la Bella Otero y la
Princesa de Borbón (Cfr. Salessi, 1995), al tiempo que, fuga hacia las disidencias
de las maricas de la década 50/60 bajo la narrativa autobiográfica de Malva
Solís (2010, 2012, 2014a y 2014b) y los testimonios de un corpus de artistas
y archivos de carnaval recabados en entrevistas personales (Bevacqua 2018a
y 2018b). Asimismo, esta cartografía emerge en los ecos de las preguntas de
Didier Eribon (2004) en torno de la descripción de “Las Carolinas” que realiza
Jean Genet en Diario de un Ladrón (1949):
en Barcelona en la década del 30. La cita de Didier Eribon corresponde con su reflexión en torno
de la escena de “Las Carolinas” de Diario de un ladrón de Jean Genet, la cual transcribimos a conti-
nuación: “Las que una de ellas llama las Carolinas fueron en procesión al solar de un meadero
destruido. Los rebeldes, cuando las revueltas de 1933, arrancaron uno de los mingitorios más
sucios, pero de los más queridos. Estaba junto al puerto y el cuartel y era la orina caliente de
millares de soldados la que había corroído la chapa. Cuando se comprobó su muerte definitiva,
con chales, con mantillas, con vestidos de seda, con chaquetas entalladas, las Carolinas -no todas,
sino una delegación solemnemente elegida- vinieron al solar a depositar un ramo de rosas rojas,
anudado con un velo de crespón. El cortejo partió del Paralelo, atravesó la calle de San Pablo, y fue,
Rambla de las Flores abajo, hasta la estatua de Colón. Habría unas treinta mariconas a las ocho
de la mañana, a la salida del sol. Las vi pasar. Las acompañé de lejos. Sabía que mi lugar estaba
entre ellas, no porque fuera una más, sino porque sus voces avinagradas, sus gritos, sus gestos
indignados no tenían, a lo que me parecía, otra finalidad que la de querer traspasar la capa de
desprecio del mundo. Las Carolinas eran grandes. Eran las Hijas de la Vergüenza” (Jean Genet, en
Eribon, 2004, p. 9).
(…) Salíamos en las murgas de Morón. Era el típico carnaval argentino que
son de dos o tres días y que te dejan hacer lo que quieras…hasta por ahí no
más también (...)Muy loco lo que me pasaba a los 14/15 años porque yo
ya salía súper montada al estilo revista con plumas, guantes y estraces y
todo, todo, todo. Los patrones de las murgas, es decir, los capitanes, elegían
a algunas para hacer de sponsor, a las que le ponían la teca [la plata] para
comprar todo. Como yo era tan buena bailarina me llevaban siempre como
estrella. (en diálogo personal, 2014).[7]
El título remite a la publicación de las memorias de Fernando Noy (2018) en las que relata
[5]
Salvador Walter Barea nació en Junín (provincia de Buenos Aires) el 30 de abril de 1961 y
[6]
falleció el 6 de diciembre de 1991 de una pulmonía derivada del VIH-Sida. Fue un artista emer-
gente en la década del 80 quien se proclamó como “el primer claun travesti literario”. Al respecto,
véase, el artículo de mi autoría “Como la espuma de un mar enorme” (Bevacqua, 2018c).
Como todo significante, su significado varía de acuerdo con el contexto de enunciación, en esta
oportunidad, el término remite al vestuario utilizado en las salidas del carnaval.
Tanguito (José Iglesias) fue un cantautor argentino quien muere el 19 de mayo de 1972 bajo
[8]
las ruedas de un tren. Según Fernando Noy nunca se investigó el episodio para determinar si fue
un accidente, suicidio u homicidio y sostiene: “Porque José Iglesias no se tiró abajo del tren. Lo
mataron porque el tipo era considerado enemigo público número uno porque postulaba el amor, la
paz y la belleza en el mundo como algo concreto. Entonces, era un ejemplo que había que bajar”
(en diálogo personal, 2014).
En Desbunde y felicidad Cecilia Palmeiro (2011) aborda el exilio sexual de Néstor Perlon-
[9]
gher dando cuenta de los vínculos establecidos por el poeta y activista con los movimientos
minoritarios emergentes (SOMOS, Movimiento Homosexual Brasilero, Grupo de Ação Lésbico
Feminista, Adé Dudú, entre otros) y la producción de un surto poético que consteló en torno de la
poesía marginal. En estos tráficos, en los cuales se advierte la estela del tropicalismo, la literatura
aparece como espacio de experimentación de las subjetividades y, al mismo tiempo, herramienta
para las luchas culturales.
Se debe destacar que en 1971 Caetano Veloso y Gilberto Gil regresan del exilio a Brasil.
[10]
Ambos artistas del tropicalismo se habían refugiado en Londres en 1969, el retorno de ambos
impacta de manera significativa en el campo contracultural bahiano.
[11]
La compilación de estos relatos comenzó a realizarse en el grupo de Facebook: Anos Setenta
Bahia. Dada la movilización en la red social que este espacio virtual produjo, sus creadores
propusieron desarrollar un libro colectivo a través de distintos episodios narrados por un parti-
cipe protagonista de aquellos años. De la siguiente manera explicaron el método de escritura
colectiva: “postaremos um episódio em intervalos curtos de tempo (de um dia a mais, conforme o
giro do episódio na página), colhendo on-line comentários e imagens que serão incorporados aos
La plaza Castro Alves fue uno de los epicentros del carnaval bahiano.
Allí, como parte de este movimiento de contestación estética, congregaban
celebridades de la contracultura, entre ellas: María Bethania, Gal Costa, Caetano
Veloso, Gilberto Gil, Dzi Croquetes, Sônia Braga, Torquato Neto y Rogério Duarte.
En la plaza del pueblo (como había popularizado “Frevo novo”, la reconocida
canción que Caetano Veloso lanzó en 1977) también se encontraban las bichas
y transformistas. Ellas, ataviados con vestuarios realizados de modo artesanal
y casero con elementos que proveía la naturaleza o el mundo doméstico,
bailaban con un ritmo vertiginoso en las escaleras do pecado.[12] Fernando Noy,
quien participaba de este grupo, relata su primera intervención performática:
capítulos temáticos do texto final, com identificação de autorías” (Siqueira y Afonso, [en línea],
2016). Dado que no contamos con la edición final (es decir, la publicación del libro realizada en
2017) seguimos los episodios reunidos en el blog: anos70ba.blogspot.com. En dicho espacio
web pueden apreciarse imágenes que refieren a los acontecimientos festivos aquí referidos.
Al respecto, véase específicamente la fotografías de la siguiente dirección: http://anos70ba.
blogspot.com/2016/06/escadaria-do-pecado.html
[12]
Aquí referimos al portuñol (una mezcla de portugués y español) de Fernando Noy: escalera
do pecado, no obstante, su nombre original en portugués es escadaria do pecado. Agregamos que
la popular frase “la plaza es del pueblo” remite al poema de Castro Alves “O povo ao poder” escrito
en 1870.
Fernando Noy se refiere a los efectos del LSD, marihuana y romilar respectivamente.
[13]
Cleopatra, fue dirigida por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada por Elizabeth Taylor y
[14]
Había una escena en la que la chica muere y la alzan todos los actores.
Entonces, en ese momento cuando me llevaban presa, yo me dije: “Tengo
que hacer una toma”. Y miraba para los costados de entre ojos haciéndome
la desmayada (porque yo no me desmayé de verdad, me hice la desmayada),
opté por el teatro en la vida, en la puesta en el mundo. (en diálogo personal,
2014).[15]
[15]
La Lección de anatomía de Carlos Mathus se estrenó en Buenos Aires en 1972. Desde
entonces fue representada por más de 30 años en diferentes teatros y países logrando obtener
importantes reconocimientos. Si bien la obra se sostuvo en cartel por su contundencia escénica,
entre otras cuestiones, cobró gran popularidad por los desnudos de la primera escena.
Cuando volví me encontré con Batato y ahí nos hicimos un solo ser y con
él empezamos a desfilar en las murgas de acá. Salíamos con Alejandro
Urdapilleta. Me acuerdo que a Alejandro no lo querían dejar desfilar porque
era tan grotesco, estaba tan horrorosamente vestido, tan derrapada que
viene y me dice a mí el capitán de la murga: “Ella no puede salir”. Y como yo
ya sé que el argentino es muy cholulo, le respondí: “Es el primo de Luisina
Brando y ella va a venir a verlo”. Entonces lo dejaron desfilar. (Noy, en diálogo
personal, 2014).[18]
[17]
La imagen de esta presentación se encuentra disponible en el “Episodio 9: Escalera do
pecado”. Véase, http://anos70ba.blogspot.com/2016/06/escadaria-do-pecado.html
Cholulo refiere a las personas que manifiestan admiración excesiva hacia personas del mundo
[18]
del espectáculo, en este caso, a Luisina Brando (1945), actriz popular de reconocida trayectoria en la
Argentina.
Entre las figuras destacadas de las murgas y estas divas del mamarracho
y el desparpajo festivo de la apertura democrática, se puede vislumbrar
cómo los gobiernos dictatoriales y los edictos policiales marcaron los límites
fronterizos de las cartografías de lo posible. No obstante, a través de compli-
cidades y desacatos, aconteció la consagración de lo obvio, aquellas transfor-
maciones micropolíticas del orden de la existencia que no se subordinaron
a la corrección normativa del deber ser y, en el centro de la corte, minaron
sistemas de representación. Asimismo, tal como se demostró en el recorrido
realizado, en las prácticas performáticas del carnaval, los devenires desobe-
dientes tramaron poéticas en las que el género fue un constructo maleable y
transformable. Fueron estas estrategias simbólicas las que pulsaron procesos
de subjetivación que excedieron, cuestionaron e interrumpieron las lógicas
normativas del régimen heterocisexual en los tiempos del carnaval y aún más
allá de estos.
Al respecto, véase la fotografía de Facundo Zuviria publicada en Escenas de los 80. Los
[19]
primeros años (Battistozzi, Fragasso, Amigo, 2011, p. 39). La misma muestra a Jorge Gumier Maier,
Alejandro Urdapilleta y Batato Barea en las salidas en el carnaval porteño al que se referimos aquí.
EDUARDO GRAHAM
TEATRO Y TEATRALIDADES
N
os proponemos hacer una aproximación a las relaciones entre el teatro
y la religiosidad popular. Y específicamente para los fenómenos que en-
contramos en América Latina. Para hacerlo nos valemos de los concep-
tos de la Filosofía del Teatro, de Jorge Dubatti (2007, 2010, 2014) que presupo-
nemos ya conocidos. Conviene hacer algunas aclaraciones sobre los conceptos
de religiosidad popular para saber a qué nos referimos.
frente a toda la alta alcurnia española de México, por participar de ese culto
idolátrico junto a los indígenas y algunos laicos españoles. Decíamos que la
relación entre liturgia oficial y religiosidad popular también puede ser de
compenetración. Tomemos como ejemplo la fiesta de Corpus Christi en Buenos
Aires en 1812, en la que dentro de la procesión del Santísimo Sacramento se
incluían murgas de las diversas comunidades negras, otras danzas religiosas,
formas teatrales populares y autos sacramentales. Los ejemplos, variadísimos,
pueden multiplicarse al infinito, pero siempre estarán localizados en lugares
específicos según pueblos concretos con los variados mestizajes de españoles,
aborígenes y afroamericanos. No nos toca aquí avanzar sobre estos temas
teológicos (se sugiere algún material en la bibliografía: AAVV., 1987; Duch,
2001 y 2002; Equipo SELADOC, 1976; Maldonado, 1985, 1990 y 2002; Marsili,
1993), sólo señalamos que cuando la Iglesia oficial criticaba y prohibía las
formas de religiosidad popular, también criticaba y censuraba el carnaval con
las formas teatrales que éste incluía, con argumentos dogmáticos similares.
En principio, queremos dejar muy claro que, según qué pensemos, no hay
lenguajes exclusivamente religiosos, sino que la religión emplea aquellos
lenguajes que, si llegan a ser aprendidos, están a disposición del hombre por
el solo hecho de ser lo que es. (Duch, 2001, p. 227)
Esto coincide con Eli Rozik (Las raíces del teatro, 2014) cuando distingue
el modo de acción, como es el ritual, y el uso de diversos lenguajes, como es el
del teatro. Esto no sólo permite despejar la lectura unívoca del origen sagrado
del teatro, sino que también previene de miradas que obturan todo contacto.
Son posibles variadas formas de liminalidad. Todo arte puede potencialmente
usarse como lenguaje de la religión, depende de la oportunidad histórica y
comunitaria y de la creatividad de los artistas.
Otro ejemplo puede sea la así llamada “Adoración del Niño” en Jujuy,
noroeste argentino, en el mes de diciembre. Allí las familias –sin intervención
de los sacerdotes– organizan por turnos en cada cuadra una o dos casas en las
que se realiza en la vereda la adoración. Los niños danzan ante el pesebre sin
dar la espalda al Niño con pasos de danzas de raíces indígenas ancestrales. Se
acompañan con alimentos que se comparten con los vecinos y transeúntes que
nunca pasan de largo sin participar de la adoración. Una persona va a recordar
toda la vida que de niño adoró al Niño Dios y no dejará de enseñar esos pasos
de danza sagrada a sus hijos y nietos.
LILIANA LÓPEZ
TEATRO Y TEATRALIDADES
L
a relación entre la salud y el teatro no es nueva. Con el término de Ascle-
pion se conocían en la Grecia Antigua a los Edificios Médicos (o Templos
destinados a la curación de sus visitantes) dedicados al Dios Asclepio
(Esculapio para los Romanos). El culto hacia su figura comenzó a hacerse muy
popular en el s IV a C., por lo que estos Hospitales tuvieron que hacer frente a un
número cada vez mayor de visitantes, que pasaban ahí la noche para contarles
sus sueños a un médico-sacerdote de manera que éste les recomendara la cura
correspondiente. Remedio que solía consistir en hacer uso, al día siguiente, de:
baños, gimnasio, teatro y/o demás facilidades que ofreciera el centro. En el As-
clepión de Pérgamo perduran en la actualidad los túneles de dormición, cripta
en la que se colocaban los pacientes para poder estudiar sus inconscientes em-
pleando tácticas para la relajación y la posterior captación e interpretación de
los sueños. Se dice que un estudio dedicado únicamente a los médicos y sus
herramientas se anexaba a esta parte de la construcción, pero no ha sobrevivi-
do. En cambio, al final de los túneles sí se conserva parte de un edificio circular
de dos pisos, destinado a las terapias, con restos de las piscinas de mármol en
las que, según los mitos, llegó a bañarse la propia Cleopatra. En la actualidad,
se mantiene en pie el espectacular teatro romano al que los pacientes podían
asistir tanto de público como formando parte integrante de las obras, y en que
se disputaron algunos combates de gladiadores. En sus gradas podían llegar a
contarse hasta 3500 espectadores.
abordar la epidemia, así como sobre los obstáculos de la prevención que hacen
que las personas se sigan contagiando a pesar de tener conocimientos sobre
la enfermedad. Luego, intentaremos dar cuenta de algunas de las operaciones
metapsicológicas que se ponen en juego en la actividad artística y la creación en
general, y en el teatro en particular para intentar conceptualizar como liminal
esta inclusión de lo teatral en el campo de la Ciencia y de los Congresos Médicos
específicamente.
¿Qué hace que las personas conociendo las vías de transmisión del VIH y
los modos de protegerse, adopten comportamientos de riesgo? ¿Por qué
conocer y saber no se convierten necesariamente en hacer?… El contagio y
la propagación del VIH no parece ser un problema de información, lo que por
supuesto no implica que ésta sea prescindible. Las campañas de prevención
son necesarias…, sin embargo hay algo en la información que no alcanza ni
alcanzará nunca a constituir un efecto de prevención. Porque puede haber
información, y al mismo tiempo ésta, puede ser mala o regular pero algo
El cuerpo no tiene las mismas ideas que el Yo. Hay un placer del texto
que no tiene que ver con las concepciones ideológicas del lector, hay impacto
del texto fuera de las convicciones del lector o del espectador. Entran en juego
emociones, sentimientos y aspectos afectivos, en relación al núcleo de lo trágico,
hay también un fenómeno catártico, que por reproducción y purga da descarga
a determinados afectos. Hay un quantum de excitación que no se explica por
la vía de lo simbólico, sino que toca lo físico. Y que implica lo económico en
psicoanálisis, con la fuerza de lo pulsional, algo de lo sensible, no de lo comuni-
cativo.
producto del azar o de la casualidad. Pero cuando ese mismo sujeto está como
espectador en un teatro, difícilmente deje de atribuirle algún sentido al lapsus
o fallido de algún personaje, cuando por ejemplo –acorde a la dramaturgia–
el marido “equivoca” el nombre de su mujer, llamándola con el de su amante.
Inmediata y freudianamente, el público atribuye una significación muy clara al
supuesto error, que en el género de la comedia suele ser sancionado con la risa.
Desde el año 1995 asistimos a los Congresos de Sida e Infectología que se realizaron en
[3]
Argentina y en otros países. Los Congresos Nacionales eran bianuales, las sedes fueron Córdoba
(1995), Mar del Plata (1997), Rosario (1999), Mendoza (2001), La Plata (2003), Simposio Sida
Buenos Aires (2004 y 2007), Foro América Latina y Caribe (2007), Congreso Nacional Paraná
(2007), Congreso Nacional Salta (2009), Congreso Nacional San Juan (2011).
NARA MANSUR
TEATRO Y TEATRALIDADES
CONFERENCIAS Y CONFERENCIANTES
PERFORMÁTICOS
NARA MANSUR
UBA, IAE
E
n el marco del grupo de estudios sobre liminalidad, este texto se pregun-
ta por el marco que la conferencia performática ofrece a experiencias
multiformes de variadas procedencias geográficas en un tiempo natural-
mente liminal, expansivo, curioso, de eclosión de lo interdisciplinario. ¿De qué
forma la conferencia performática está actualizando / reescribiendo el modelo
que es? ¿En qué basa su productividad y versatilidad? ¿Cómo leerla? ¿Un géne-
ro? ¿Una práctica? ¿Una forma de producción? ¿Correlato de lo experiencial?
¿Mudanza, cruce, show business, tribuna de alta cultura, reality con pretensio-
nes de academia, teatro leído finalmente? ¿Cómo “leer” su genética: sus marcas
literarias y su puesta en escena (la realización que de una u otra forma tiene
lugar siempre, siempre ocurre)? ¿Se representa o se presenta la conferencia
performática? ¿Qué podemos decir de quienes toman la palabra en esta ex-
periencia, de sus discursos? ¿Son performers, tribunos, presencias, veraces o
impostores de nuevo tipo, des-nombrados, des-membrados?
Si bien en los años sesenta del siglo pasado las conferencias performáticas
tuvieron su época de apogeo, el iniciador fue John Cage. El evento que se llamó
Lecture on Nothing se realizó en Nueva York en 1949. Allí Cage hablaba de
música y había armado su conferencia como una partitura pero cortaba la
lectura con silencios, ruidos, observaciones personales y relatos de su vida.
Se iniciaba una época de cambios en el arte. Estaba Merce Cunningham
produciendo variaciones en la danza, el expresionismo abstracto de Jackson
Pollock y Willem de Kooning, entre otros. En 1952 se realizó en el Black
En 1958 Cage realiza otra conferencia performática, 45’ for a Speaker en la que
leía textos conocidos, textos nuevos escritos por él e interrumpía todo eso con
toses y golpes en la mesa a la que estaba sentado.
Los referentes nos parecen claros, transparentes, con una voluntad muy
evidente de juego, de subversión. Están en el museo, en la galería, en el archivo.
Sin embargo, las nuevas filiaciones de la conferencia performática –que son
Y es que el arte se permite poner en foco distintas zonas de lo real, observar
y poetizar todo lo existente. Y el pensamiento es una de esas cosas que el
arte puede poner en escena. Puede tanto usarlo como hilo de su urdimbre,
como, incluso, volverlo un material para manipular a gusto, configurarlo,
alejarse y mirarlo. El pensamiento ha devenido material y objeto de la
creación. (Obersztern, 2013, p. 11).
“Marcos: Cuando hablamos del formato para tu conferencia me dijiste que ibas a escribir una
[1]
entrevista. ¿Por qué elegiste este formato? / Mariana: Me pareció interesante tomar un género tan
pleno de vitalidad como la entrevista y privarla de su natural y habitual espontaneidad. Y ver que
queda ahí. Si se filtra algo. ¿Qué materia nueva se corporiza? Extrañamente, me parece que es una
manera de azuzar el presente, de coquetearle, de acorralarlo y advertir cómo él, probablemente,
se las ingenie para aparecer igual. Como si angostándole la entrada quizá pudiéramos darnos
cuenta de cuánto está. Lo vemos. / Marcos: ¿Sería una maniobra para “sentirlo”? / Mariana: Sí. Al
mismo tiempo tuve ganas de darme el permiso de poner en escena el lugar que creo que ocupa
el pensamiento en la creación. El lugar que tiene para mí. El pensamiento es lo que nos lleva a
crearnos situaciones que nos pongan en oportunidad de más pensamiento, de desafío, de aven-
tura. Me divirtió mucho la idea de escribir una entrevista a mi misma, y también el hecho de
leerla. Si bien te pedí algunas preguntas de tu gusto, en su mayoría las inventé: Probé hacerme,
o que me hagas, algunas preguntas afines, y otras no tanto, y otras que no se me ocurrirían si no
pensara que sos vos el que habla. Vas a ver que más adelante incluso aparecen algunas desave-
nencias entre nosotros. Creo, además, que de alguna manera un escrito a dos voces es un connato
de puesta en escena, es de algún modo una pieza teatral. Me gusta pensar que en este momento,
mientras leemos, no sabemos bien qué estamos haciendo. ¿Es una conferencia? ¿Es una entre-
vista? ¿Es una pieza teatral? ¿Qué es?”. (Obersztern, 2013, pp.16-17)
Desde junio de 2006, las charlas TED se encuentran disponibles en línea en el sitio web de
[2]
TED.
[3]
“(…) el artista en escena con un archivo, que tenía que ser algo que no hubiera mostrado antes
o sobre lo que estuviera trabajando. Algo que no había logrado convertirse en una obra, ya fuera
porque no había podido ser, porque estaba en proceso o porque nunca se le había ocurrido hacerlo.
Es un momento donde los artistas se exponen, toman un riesgo en el escenario, para hablar de algo
que no es fácil. En muchos casos los archivos que salieron a la luz, eran archivos que por razones
políticas o por razones personales (que a veces también son políticas) resultaban difíciles de
exponer. El formato de la lecture performance, facilitaba sacarlos de una manera suave, pero permitía
reflexionar sobre aquello que tenía un valor medular para el artista”. (Buonfrate, M. “Lola Arias: Mis
documentos es un trabajo sobre el fracaso”. http://artezeta.com.ar/lola-arias-mis-documentos-es-
un-trabajo-sobre-el-fracaso/)
“Más que cualquier artista de otra disciplina, el director de teatro produce una obra donde
[4]
luego su cuerpo estará completamente ausente. Su momento de mayor presencia física coincide
con el proceso de creación de la obra, un período de gestación durante el cual el director piensa,
habla, convence, ensambla, gesticula y, de modo paradójico, actúa. Cuando la obra toma su forma
definitiva estas prácticas desaparecen irremediablemente. Como espectadores, nunca podemos
acceder a esa “perfomance” que, justamente, es la que engendra toda la obra. El trabajo del
director es lo más inasible y efímero del hecho teatral”. (Halfon, M. http://proa.org/esp/events/
tag/conferencia-performatica/)
“Preguntas del país invisible: ¿Nos están envenenando los agrotóxicos? ¿Qué se esconde
[5]
[6]
Propone una actualización de la palabra dicha –o la dicha de la palabra-, que en su proclama o
reclamo, ya no va sin el cuerpo. Palabra-gesto, palabra-mueca, palabra-pintada, en tiempos donde
la imagen parece reinar, la palabra del cuerpo, de los cuerpos, es acción, acto.
“Pierde la idea principal de su discurso y termina en las garras de la ansiedad, haciendo una
[7]
confesión personal sobre su vida en el amor y el mundo de la literatura en el que vive. El texto
incluye referencias de grandes literatos románticos que escribieron sobre los encantos y la melan-
colía que la lluvia suele traer con sus ligeros susurros, entre ellos textos de Octavio Paz, Xavier
Villaurrutia, Pablo Neruda, Julio Cortázar y José Emilio Pacheco, a quien se le rinde homenaje en
la obra”. (Uribe D., “¡Conferencia sobre la lluvia, escrita por Juan Villoro y dirigida por Sandra Félix,
cumple 100 representaciones!”. http://arteycultura.com.mx/conferencia-sobre-la-lluvia/)
Como si allí el lenguaje fuese una zona que a priori no está tan señalada,
tan cargada de convención. Despojada de ilusión, la conferencia performática
se dispone –incluso en últimos casos, inmersa en el “teatro de la convención”, a
“El lector de tabaquería es un operario de todas las fábricas de tabaco. Este desde una plata-
[8]
forma o tribuna preparada al efecto, lee a los obreros mientras trabajan; los periódicos del día, las
revistas de mayor circulación y libros que le son indicados por los propios obreros. (...) El lector
ilustrándolos, los ha convertido en una clase obrera con cualidades y condiciones excepcionales:
dándoles más luz y forjando en ellos, en esta comunión de cultura, nobles ideales comunes que abra-
zaron con fe y entusiasmo sin límites. El taller de tabaquería es como una cátedra. (...) Su democrá-
tica y voluntaria autoeducación (se refiere a los tabaqueros) es un fenómeno característico de esta
clase obrera, que tanto contribuyó a la lucha por nuestra independencia. (...) Esta tribuna de lectura
fue además de educación de los obreros, exposición de ideales. En la emigración, la institución de
la lectura se fundó en Cayo Hueso desde los primeros momentos (...), no fue solo el estrado desde el
cual se leían los periódicos y revistas, desde ella se escuchaba la voz de la libertad, fue el templo de
los ideales de los obreros y lo cuidaban con fervor y mantenían con sus salarios. Por eso Martí cuando
fue a hablarles escogió la tribuna de lectura, visionando que sus palabras de fe de independencia
llegarían mejor a los tabaqueros”. (Perdomo, J. E. (1998). Léxico tabacalero cubano. Miami; Ediciones
Universal. Recuperado de https://www.ecured.cu/Lector_de_tabaquer%C3%ADa_(oficio)
Mariana Obersztern:
Pensamiento, cantidad necesaria. Una entrevista
James Pritchett reflexiona en La música de John Cage: “La Conferencia posee un formato
[9]
inusual que demanda cierta interpretación performática (…) deviene en una pieza de música,
que usa la misma estructura y los mismos métodos que una composición musical. Escrita de esta
manera, la Conferencia no es ya un vehículo de información sino más bien una demostración
concreta de ideas. Fue presentada por primera vez en 1960 y recopilada en Silencio (1961) uno
de los libros que más ha trascendido de los escritos por Cage. Quizás porque es el que repone y
compila las variaciones en su pensamiento y lenguaje, pero quizás también, porque aún conserva
ese carácter particular con el cual fue concebida la Conferencia. Escrita a lo largo de una grilla de
cuatro columnas, la Conferencia permite una lectura musical, puesto que debe ser leída ‘con el
rubato con el que hablamos cotidianamente’, de izquierda a derecha y de modo tal que todas las
líneas tengan la misma duración”. Genovesi, M. (30 de septiembre de 2012). “Conferencia sobre
nada: tributo experimental a John Cage”, A.P.U. Agencia Paco Urondo. Periodismo militante. http://
www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/conferencia-sobre-nada-tributo-experimental-jo-
hn-cage
Y casi el final:
MARCOS: (...) ¿No hay lugar para nada nada fuera de libreto?
MARIANA: No, no hay lugar para nada fuera del libreto. Sólo lavaríamos
la experiencia. La volveríamos digerible y amable, nos pondríamos
de acuerdo en qué significó para cada uno. Y, no siempre hay que
hacer eso, a veces hay que extremar las cosas. Eso es algo que puede
hacer el teatro. Esa clase de experiencias son las que postula el arte.
(Obersztern, 2013, p. 37)
Véase nota 1.
[10]
TEATRALIDAD URBANA
LOS COMANDOS POÉTICOS DE LOS “SUSURRADORES”
L
a ciudad es un tema que nos interpela desde las épocas más remotas.
Desde entonces nos preguntamos acerca de su valor y sus significados.
Michel Maffesoli (2007) afirma que «la ciudad es sensible, y, como tal, es
esencialmente relacional” (p. 212). Es posible indagar acerca de la articulación
arte-ciudad y reflexionar sobre ella, investigar la dimensión estética de la ciu-
dad. Sus espacios de encuentro, sus sonidos, olores y sensaciones son consti-
tutivos de una teatralidad cotidiana, que la transforma “en un objeto animado,
una materialidad dotada de vida” (p. 212).
“Una práctica, una forma de ser, un ritmo, una respiración, una piel, una poética” (La traduc-
[1]
ción es nuestra).
la ciudad no está sólo el parecer de los distintos puntos de vista, sino también
el aparecer, el irrumpir, la teatralidad del escenario urbano y la actuación como
categoría de análisis en relación con las competencias urbanas (p. 143).
A partir de las ideas a las que hemos estado pasando revista, podemos
acordar que una ciudad se constituye como una construcción social y puede ser
abordada como un escenario de dramas, de conflictos, de relatos cotidianos y
de memorias de sus habitantes: las reuniones, diálogos y luchas entre diversos
actores sociales dejan sus huellas e historias entrelazadas en la textura urbana.
Che cosa accadrebbe se la città non fosse altro che un amalgama di individui
indifferenziati e intercambiabili? Se la collettività non avesse uno spazio
pubblico in cui rappresentarsi (e da questo punto di vista «teatro» come
luogo di autorappresentazione collettiva può essere ed è anche un’assemblea,
una piazza, o la televisione)?[2]
“¿Qué sucedería si la ciudad no fuese otra cosa que una amalgama de individuos indiferen-
[2]
en suma”, decía Jean Genet– en el flujo de nuestras vidas. No tiene necesidad de una escena, de un
cubo negro o blanco. ¿Es encuadre? Es movimiento de cabezas, instante percibido, sonido que nos
llega. Se pierde en una multitud de micro-acciones, de gestos fugaces, de tentativas de aparecer. La
vemos, o no, eso depende del azar, de la distancia, de nuestro punto de vista, de nuestra presencia.
Lo que se pierde cuenta tanto por la textura de lo urbano como lo que nosotros atrapamos, vemos.
La teatralidad modela la ciudad: diseño de vidrieras, ritmo de los pasos, exhibición de atuendos,
presencia de mundos invisibles, balanceo de la marcha o aislado, proto-coreografía, tejido sonoro”.
(La traducción es nuestra)
proceso, que primero remite a la mirada, una mirada que crea un espacio / otro
que se torna el espacio del otro, dando paso a la alteridad y al surgimiento de la
ficción. Féral (2003) llega a una definición de teatralidad:
Desde 2001, con los Comandos Poéticos, les Souffleurs han realizado
cientos de apariciones públicas en todo el mundo. Sus actuaciones pueden tomar
como escenario escuelas, oficinas, mercados, parques, cárceles o descampados.
Pero también se hacen en festivales, bibliotecas o salas de espectáculos. No hay
espacios de los que no se puedan apropiar.
https://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/25/cultura/1232895568.html
[5]
Olivier Comte explica las actividades del grupo. Les Souffleurs, commandos
poétiques se inscriben dentro de la evidencia del parpadeo general del mundo,
usan la necesidad vital del derecho de irrupción poética y practican el arte
contra el entretenimiento, lo esencial contra lo estratégico, lo jubiloso contra lo
convencional. Como ejemplo de las actividades que desarrollan destacaremos
su instalación en Aubervilliers en 2007, y cómo en contacto con la ciudad
y con sus habitantes Comte escribió La Folle tentative d’Aubervilliers, “une
oeuvre de poétisation du territoire conçue comme un laboratoire de solutions
poétiques aux problèmes du monde”.[6] Con Pratiques de l’éffraction de la parole
(Prácticas de irrupcción de la palabra), Les Souffleurs comenzaron a desplegar
sus comandos sobre la ciudad: en los mercados, en el corazón de los aconteci-
mientos culturales locales así como en los establecimientos escolares, donde
han desencadenado "Tempestades Literarias" –modificaciones meteorológicas
de los cursos de recreación mediante “lluvias imprevistas de textos poéticos”.
Podemos mencionar entre sus actuaciones: Apparitions/Disparitions, Rues
silencieuses, Tempête littéraire, Territoires éphéméres, Terra Lingua[7] y muchas
otras.
“Una obra de poetización del territorio concebido como un laboratorio de soluciones poéticas
[6]
para responder a este tema una legitimidad igual al menos a la del político, del
investigador o del economista.
MARIANO SCOVENNA
TEATRO Y TEATRALIDADES
E
l pensamiento pedagógico ha tomado históricamente a la escuela como
objeto de reflexión. Ha Intentado plantear y sistematizar desde múltiples
enfoques la complejidad de contenidos, procesos y relaciones que en ella
conviven.
Las Artes visuales y la Música son las históricas del currículum escolar
argentino, mientras que el Teatro fue el último en desembarcar. Esto se debe a
que, como afirma Michel Foucault, “en toda sociedad la producción del discurso
está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de
procedimientos” (2012, p. 14).
La Ley Federal de Educación (Ley 24.195) sancionada en 1993 contempla al teatro como uno
[1]
de los cuatro lenguajes que conforman la oferta de la educación artística (tanto para la EGB como
para el Polimodal). La actual Ley Nacional de Educación (Ley 26.206) no sólo reconoce al Teatro
como espacio curricular en los tres niveles obligatorios de la educación formal (Inicial, Primario y
Secundario), sino que además contempla (dentro de la Modalidad Artística) Escuelas Secundarias
Orientadas en Teatro que le otorgan al egresado el título de Bachiller en Arte-Teatro.
354 l Nuevos enfoques teatrales para crear, proponer y probar mundos posibles en la escuela
TEATRO Y TEATRALIDADES
Estas distinciones fundadas en los propósitos que cada uno tiene, los
enfoques sobre los que son forjados, los modos de vinculación que producen
entre las personas que participan en ellos, los saberes específicos y las prácticas
particulares que originan, generan dos campos[2] bien diferenciados, y al
mismo tiempo vinculados, dentro de la actividad teatral. El campo del teatro
como fenómeno artístico y el campo del teatro como espacio curricular, ambos
son productos de la extensión y diversificación del arte. Uno y otro conviven
implicándose y nutriéndose mutuamente en movimientos de intercambio
dialéctico.
Pierre Bourdieu plantea que el creador y su obra están afectados por un sistema en el que
[2]
confluyen diferentes fuerzas de relaciones sociales y en donde la creación, como acto de comuni-
cación, está dentro de una estructura. Esta estructura que llama Campo Intelectual y constituye
un sistema de líneas de fuerza, en las que sus agentes (definidos por su pertenencia a este campo
intelectual) se oponen y se agregan confiriéndole su estructura específica en un momento dado
del tiempo.
Por este motivo se vuelve preciso que los sujetos que participamos en cada
uno de estos espacios encuadremos nuestra mirada, asumamos las posiciones
y conozcamos los roles en los que nos desenvolvemos para poder echar mano
a esa enorme caja de herramientas que es la Cultura Teatral y así realizar con
profundidad la tarea que emprendamos.
356 l Nuevos enfoques teatrales para crear, proponer y probar mundos posibles en la escuela
TEATRO Y TEATRALIDADES
En el nivel inicial y en el nivel primario existen espacios curriculares llamados: Teatro, taller
[3]
de juegos teatrales, etc. En el Nivel Secundario existen, según la orientación de la escuela, las
siguientes materias relacionadas con el teatro, Arte-Teatro, Actuación, Actuación y Procedi-
mientos, Análisis del Lenguaje teatral, Proyecto de Producción en Teatro, etc.
La Didáctica del Teatro puede dejar de ser deudora del campo artístico
si consideramos a La Escuela como un espacio intersticial, en el que podemos
producir teatralidades de resistencia propicias para mediar en la relación entre
un sujeto y un contenido escolar a aprender conociendo las características de
los destinatarios.
358 l Nuevos enfoques teatrales para crear, proponer y probar mundos posibles en la escuela
TEATRO Y TEATRALIDADES
El artículo 31 de La Convención de los Derechos del Niño otorga a los niños el derecho al
[4]
Para Gadamer (1991) el tiempo nos plantea dos experiencias fundamentales. Por un lado la
[5]
experiencia del tiempo cotidiano, el “tiempo para algo”, el que se dispone y se divide porque hay que
llenarlo (tiempo vacío). Por otro lado existe la experiencia del “Tiempo de fiesta” que es un tiempo
lleno, propio. Un tiempo que por su propia cualidad nos invita a demorarnos.
Como afirma el filósofo Hans Gadamer, “la fiesta es una duración por
experimentar” (1991, p. 99) que nos lleva a un tiempo diferente del tiempo
cotidiano, nos acerca a un tiempo lleno y compartido.
360 l Nuevos enfoques teatrales para crear, proponer y probar mundos posibles en la escuela
TEATRO Y TEATRALIDADES
Para que este ideal histórico de La Escuela funcione tiene que ser
concebido así, jugando y produciendo en acto. Demorándose en los tiempos
festivos que nos propone la versión del teatro como instrumento de la
educación formal. Sin olvidar que estos modos de producir teatralidades no
espectaculares son una manera de intervenir colectivamente en las formas
sociales que incesantemente devienen.
JIMENA TROMBETTA
TEATRO Y TEATRALIDADES
INTRODUCCIÓN
P
ara pensar la interacción liminal que se produce cuando el teatro abor-
da el espacio del museo, no solo retomaremos la definición sobre limi-
nalidad ofrecida por Victor Turner (1988), sino también la perspectiva
renovadora que Dubatti (2017b) le dio al concepto, observando que lo liminal
en el teatro se da por su propia naturaleza, en tanto que contiene en su acon-
tecimiento elementos de lo dramático y lo no-dramático, del mundo tangible,
real. A su vez, como una de las funciones del museo es preservar materiales
para la historia, pensaremos el concepto de memoria tratado por Roger Char-
tier (2007) y Pierre Nora (1984). Además, en lo particular nos interesa analizar
cuáles son los aspectos de la obra teatral que entran en tensión con la dinámica
museística. Qué sucede con el espacio, con el tiempo, con la narración, con los
espectadores y con los actores, serán algunas de las preguntas que intentare-
mos responder. La estructura del artículo tendrá un primer apartado que abor-
de algunos puntos de la historia de los museos para recordar sus funciones y su
transformación. Ya en la segunda parte, pensaremos los interrogantes mencio-
nados. Por último aplicaremos el concepto de lo liminal a la construcción de la
memoria. Este bagaje teórico será vinculado a un caso: la obra de teatro Eva, un
recorrido, presentada en el Museo Evita,[1] de Buenos Aires, en 2012.
Históricas Eva Perón y está ubicado en Lafinur 2988, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
los Elamitas, quienes las trasladaron a su tierra y las exhibieron en 1176 a.C.
A su vez, para comprender el origen de los museos, hay que observar tanto
la importancia del coleccionismo como de la Ilustración. El primero, instalado
a partir de las monarquías absolutas en Europa, y el segundo, culminado
en la Revolución Francesa y la creación/apertura del Museo del Louvre en
1793. Hasta aquí podríamos ver prácticamente un divorcio entre el Museo y
las prácticas teatrales, sin embargo vale señalar que, por ejemplo, la religión
cristiana le dio a sus pinturas elementos narrativos y que un artista como
Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) lograba captar las experiencias religiosas
por medio de la representación de los gestos dramáticos de sus figuras, de
acuerdo a la perspectiva de Erich Gombrich (2016). En términos de Dubatti
(2017b), hay una teatralidad de los museos (formas de organización de la
mirada), incluso una transteatralización, que resultan liminales con el teatro o
teatralidad poiética.[2]
Para ampliar las nociones de teatralidad y transteatralización, así como el rol del espectador
[2]
Las relaciones entre teatro y museo pueden ser múltiples. Recordemos dos experiencias
[4]
desde otros ángulos: el Ciclo Museos, organizado por Vivi Tellas en el Centro Cultural Rector
Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, que consistía en producir obras teatrales
a partir de la teatralidad (políticas de la mirada) de museos muy diversos (Dubatti, 2001, pp.
257-263); la pieza Una furia patria, de Andrés Binetti, dirigida por Mauro Molina (2017-2018),
en la que agoniza sin presupuesto el “museo público del teatro nacional”, y una de las preguntas
fundamentales es: ¿qué conserva del teatro un museo?
1. el aspecto temporal
2. el aspecto espacial
3. el aspecto narrativo
4. el aspecto actoral
5. el aspecto de la expectación
Los actores muchas veces operan como guías del museo o, como mencionan
Silvia Burgos, Gabriela Pedernera y Natalia Zabala (s/f), como guía-performers
que deben seducir al espectador para que quiera continuar la recorrida y la
mirada de sus materiales (así denominan estas autoras a los objetos dispuestos
en el espacio). En este sentido no existe una “ilusión de realidad” (característica
del drama realista), en tanto que la performance que lleven adelante los actores
refiere a objetos reales, no a su mímesis dramática. Se compone liminalmente
una tensión hacia lo dramático a partir del espacio-tiempo ficcional que propone
la obra. Lo escenográfico usualmente proviene de los materiales del museo.[5]
Así, lo liminal se halla en los objetos, referencias al pasado que el espectador
visita como estímulos para la memoria colectiva. Estímulos que reafirman lo
aprendido desde los saberes históricos o los recuerdos.
Puede haber casos de obras teatrales que lleven a escena sus propios objetos, e incluso
[5]
armen en una sala una caja a la italiana, pero incluso en ese caso el juego liminal se establece por
la afectación que produce el contexto o entorno de la locación.
Eva María Duarte de Perón (1919-1952), “Evita”, fue una actriz y política argentina, mujer de
[6]
Juan Domingo Perón, a la que se reconoce por su acción social durante la primera y segunda presi-
dencia peronista, entre 1945 y 1952, año en que muere enferma de cáncer. Se le atribuye la crea-
ción del Partido Peronista Femenino, la creación de la Fundación Eva Perón, múltiples programas
de contención social y el impulso del voto femenino en la Argentina. Véase el artículo de Agustina
Trupia en el presente volumen.
aniversario de la muerte de Eva Perón. El edificio en el que ahora funciona el museo había sido
construido por Estanislao Pirovano en 1923. En 1948 fue adquirido por la Fundación de Ayuda
Social María Eva Duarte de Perón, que instaló el Hogar de Tránsito número 2 con la finalidad
de contener mujeres en situación de carencia hasta que se les encontraba vivienda y trabajo. El
mismo funcionó con ese espíritu social hasta el golpe de estado de 1955. Luego el edificio pasó
a formar parte del estado hasta que en 1999 lo declararon de interés nacional y en el 2000 de
interés cultural y patrimonio histórico.
Santa Evita, Abanderada de los humildes, amada, odiada, jamás ignorada. Eva
que se despliega en músicas e imágenes a lo largo del trayecto por las salas
del Museo. Símbolo de lucha, mito, revolución. Eva, un recorrido consiste
en la puesta en valor del espacio a partir de la intervención coreográfica
utilizando los diferentes géneros que las danzas populares ofrecen y en este
caso, además, de la mano de la figura de una mujer emblemática para la vida
política, social y emocional de nuestra nación. (https://evaunrecorrido.
wordpress.com/about/ )
los cortinados, el mobiliario y las vitrinas con libros sobre Eva, sus vestidos,
retrasaban el pasaje de una sala a otra, mostrando justamente la tensión
temporal que ocasionaban ambos espacios y objetos. El aspecto narrativo
de la obra vinculaba la historia del museo con el vestuario que utilizaban los
bailarines, y las múltiples Evas que aparecían en escena. La coreografía visitaba
partes de la vida de Eva Perón con diversos bailes acompañados de los ritmos
propios de la época. Así, las bailarinas podían asimilarse a la figura de Eva o
a mujeres de la época, utilizando el vestuario identificado por la moda y los
estilos de aquél contexto histórico. A su vez la coreografía reservaba un espacio
para recordar la vida de Eva como actriz y la escena del balcón en el célebre
abrazo a Perón. Esa escena se dramatizaba en uno de los balcones que dan al
patio central del museo. Así, conviven el espacio no-dramático, que igualmente
refiere a una época de la vida de Eva, y el espacio dramático construido por
Andrea Castelli, que desde la ficción refiere a la no-ficción de la historia.
A modo de cierre
AGUSTINA TRUPIA
TEATRO Y TEATRALIDADES
LA LIMINALIDAD TEATRAL
EN LAS PRÁCTICAS ARTÍSTICAS
TRANSFORMISTAS
EL ARTE DRAG Y SUS MUTACIONES
AGUSTINA TRUPIA
UBA, IAE / CONICET
U
n posible lejano nacimiento del arte transformista podemos ubicarlo en
la prohibición a la participación de la mujer sobre el escenario teatral.
Es decir, podríamos situar en el teatro isabelino un punto de partida
para el arte realizado por hombres por medio del cual personifican mujeres:
componen personajes femeninos a través de la imitación de sus característi-
cas ligadas a los movimientos corporales, la vestimenta y la voz. Sin embargo,
corresponde que nos preguntemos si aquella imitación de la mujer tiene algún
tipo de vinculación con las prácticas transformistas de la actualidad. Una res-
puesta provisoria es que no se halla, en las manifestaciones artísticas actuales,
un intento de personificar a una mujer. Más aun, las múltiples manifestacio-
nes artísticas hechas por artistas transformistas no pueden quedar reducidas a
eso, debido a una serie de motivos que se indagará a continuación.
que coinciden con su sexo biológico identificado al nacer. Los casos en que hablamos de transe-
xualidad serían los opuestos. Sin embargo, como iremos planteando a lo largo del capítulo, inten-
tamos corrernos de estas categorías fijas y cerradas, es decir, del binarismo de género y tomamos
en consideración también la existencia de las identidades no binarias.
378 l La liminalidad teatral en las prácticas artísticas tramsformistas: el arte drag y sus mutaciones.
TEATRO Y TEATRALIDADES
Sobre el uso del lenguaje inclusivo: la razón de este uso quedará, esperamos, justificada a lo
[2]
380 l La liminalidad teatral en las prácticas artísticas tramsformistas: el arte drag y sus mutaciones.
TEATRO Y TEATRALIDADES
hombre y mujer, reafirmando un devenir travesti” (p. 2). Esta reflexión puede
trasladarse a la labor drag, la cual actualmente se encuentra en dirección de
hacer estallar las identidades cerradas y fijas tanto de les artistas transfor-
mistas como de les espectadores, quienes son invitados a cuestionar el orden
cultural que los atraviesa.[3]
Aquel film es analizado por Judith Butler (2008), quien reflexiona sobre
una tradición del pensamiento feminista que entiende el travestismo como
ofensivo para las mujeres y pone en discusión esta idea. De este modo, abre la
posibilidad de pensar el travestismo como procedimiento desde otros lugares.
Incluso postula que existe un tipo de travestismo que es funcional al sistema
heterosexista, en tanto es pensado para su divertimento. Butler se pregunta si
la desnaturalización de la norma logra subvertirla o si colabora con la ideali-
zación perpetua (p. 190). Lo que salta a la vista es que la autora entiende el
yo sexual, aunque por fuera de la matriz heterosexista, como una realidad
evidente y postula así nuevas esencias inamovibles. Como alternativa a esto,
encontramos los ya mencionados trabajos de Preciado en relación a la noción
de género.
382 l La liminalidad teatral en las prácticas artísticas tramsformistas: el arte drag y sus mutaciones.
TEATRO Y TEATRALIDADES
show, propone la búsqueda de la mejor drag queen. “RuPaul’s Drag Race” tendrá
más de una decena de temporadas y será consumido como producto televisivo
en diversos países. Su reconocimiento y fama llevó al transformismo a la escena
mainstream, pero no sin recibir críticas por parte de otres artistas transformistas
por el modo en que se mostraba al arte drag. RuPaul no concibe, a partir de lo que
se vio en diversas temporadas, que una mujer cis o transgénero pueda realizar
personajes transformistas. Asimismo, en general, las corporalidades que se
ubicaban dentro de los cánones de belleza fueron las premiadas dejando en el
camino cualquier corporalidad que no entrara en dichos parámetros.
384 l La liminalidad teatral en las prácticas artísticas tramsformistas: el arte drag y sus mutaciones.
TEATRO Y TEATRALIDADES
como la repulsa moralista, o tal vez ambas cosas juntas, pero jamás la indife-
rencia” (p. 109). La exhibición frente a públicos como instancia constitutiva del
arte drag es generadora de reacciones, dado que las impactantes producciones
corporales no pasan inadvertidas. Hay una potencia de la manifestación de la
disidencia y de otras formas posibles de habitar las corporalidades que genera
una atracción inmediata en les espectadores.
386 l La liminalidad teatral en las prácticas artísticas tramsformistas: el arte drag y sus mutaciones.
TEATRO Y TEATRALIDADES
(espectador liminal, espectador ritual, espectador festivo, espectador participante, etc.), véase la
“Introducción teórica” de Jorge Dubatti en el presente volumen.
388 l La liminalidad teatral en las prácticas artísticas tramsformistas: el arte drag y sus mutaciones.
TEATRO Y TEATRALIDADES
LYDIA DI LELLO
TEATRO Y OTROS CAMPOS ARTÍSTICOS
LYDIA DI LELLO
UBA, IAE, ÁREA DE ORIENTE Y ARTES DEL ESPECTÁCULO
L
a problematización del concepto de teatro se abre hacia la inclusión de
las más diversas prácticas artísticas. Prácticas en las que se verifican las
bases del “teatro-matriz”: convivio, poíesis y expectación (Dubatti, 2017b,
p.16), pero que incluyen elementos no teatrales. Tal es el caso del kamishibai,
una forma de teatro en cuyo entramado hay un fuerte componente vinculado
a las artes plásticas y a la narración oral, entre otras disciplinas. El kamishibai
(kami: papel, shibai: teatro) o “teatro de papel”, surgió hacia 1930 en Japón.
Sencillo, poético, el kamishibai sólo requiere de una caja-escenario, láminas y
un narrador.
Un teatro de papel
Las dibujaban, las pintaban y las laqueaban para evitar el deterioro. Pero,
debido a la dudosa calidad de la laca de entonces, las láminas se cuarteaban.
Esto generaba un efecto plástico singular, cierto amarronamiento de las
imágenes que las hacía difíciles de distinguir. La manipulación de las láminas y
el tiempo arruinaron gran parte del material y muchas historias de kamishibai
se perdieron. Hay, entonces, un teatro perdido ligado a estos dramas de papel.
Un recorrido histórico
Este teatro nacido en las calles es, dijimos, esencialmente callejero, pero,
en tanto fuerte vehículo cultural –explica la profesora en Letras e investigadora
Amalia Sato[1], quien difundió el kamishibai en Argentina–, se convierte en un
Amalia Sato: Profesora en Letras (UBA). Fue docente del Programa de Español en la Fundação
[1]
Centro de Estudos Brasileiros e investigadora en la Sección de Asia y África (FFyL, UBA). Editora
de Series Tokonoma, donde ha publicado desde 1994 la revista literaria Tokonoma y la colección
Cuentos japoneses para niños. Premio Konex 2004. Trabajó en prólogos, traducciones, selecciones
y notas de diferentes publicaciones. Tradujo a Haroldo de Campos, Mori Ogai, Natsume Soseki,
Yasunari Kawabata, Sei Shoonagon, Saikaku, entre otros. Miembro del Club Argentino de Kami-
shibai, difunde este teatro a través de talleres, seminarios y funciones de teatro.
quien ha expandido esta actividad en España, sostiene que Gozan Takahashi (1888-1965) es
considerada la iniciadora del “kamishibai educativo” a partir de 1935. El premio Takahashi Gozan
es el único premio reconocido de obras de kamishibai desde su creación a la actualidad.
La ductilidad del kamishibai como recurso de transmisión de contenidos se constata, entre
[3]
otros ejemplos, en el caso de la trabajadora social Yone Imai (1897-1968) quien se valió del kami-
shibai para evangelizar en la fe cristiana: publicó la colección Fukuin Kamishibai (Kamishibai
Gospel) en 1933.
Koji Kada creó numerosas obras de kamishibai callejero. Escribió el libro Kamishibai Showa
[4]
gente permanecía de pie mirando el televisor igual que antes lo había hecho con
el kamishibai. Al punto que los japoneses llamaron al televisor: Denki- Kamishibai
(denki: eléctrico), esto es: “kamishibai eléctrico”. Sin embargo, el teatrillo no
muere del todo, unos pocos, conservaron las láminas y continuaron con las
representaciones.
organizaron en abril de 2012, por primera vez en Francia, la Reunión Europea de Kamishibai, en
la sede de la UNESCO.
Las tres puertas de la caja, que dan profundidad escénica, se abren una a
una, lentamente, para generar expectación. El intérprete se ubica al costado del
teatrillo, de frente al público. Al inicio de la función debe enunciar claramente
el título de la obra y el nombre del autor. La vestimenta del narrador es sobria y
también su interpretación. Si bien su actuación resulta clave, un buen intérprete
de kamishibai no procura el protagonismo. Los efectos de distorsión en la voz
según los distintos personajes o una excesiva gestualidad pueden interferir con
El contacto con el público difiere según el tipo de kamishibai de que se trate. En los cuentos
[7]
tradicionales en que la estructura del relato cierra sobre sí misma, la comunicación del narrador
con la audiencia pasa por la interpretación y el deslizamiento de las láminas. Si bien atento a la
reacción de los espectadores, el intérprete evita la comunicación directa. En el caso de historias
abiertas que requieren de la participación del público el narrador interactúa con su audiencia
(kamishibai interactivo), pero debe ser muy cuidadoso de no alejar al público del universo del
relato.
Un kamishibai singular
Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=TD9DGuoHEkM
Lucía en Kamishibai[11] es una obra para todo público, a partir de los tres
años. La autora utiliza la técnica de kamishibai, títeres de papel y narración oral.
La trama se centra en Lucía, una niña que está perdida. No recuerda nada, salvo
que, tiene una caja. Una caja con cosas que son imposibles de guardar, como un
rayito de luz, un recuerdo, o el gusto que tienen los caramelos. En esa caja, está
segura, tiene que estar guardado el recuerdo de su casa extraviada. El personaje
inicia un viaje por el mundo extraño del kamishibai para encontrar su caja, la
Carmen Kohan trabajó como docente de títeres en la Escuela Mundo Nuevo desde 2005 hasta
[9]
2011. Dicta talleres de Interpretación con títeres para adultos desde 2005 hasta la actualidad.
Viajó a Praga, Bielorrusia y Bélgica para participar de Festivales Internacionales con diversas
obras de títeres, tanto como titiritera como directora.
[10]
Debido a la inclusión de títeres Kohan usa una caja más grande que la tradicional. Las tradi-
cionales no tienen rieles, las láminas se apoyan. La suya está armada con rieles para que la imagen
permanezca mientras el títere se mueve delante.
Carmen Kohan. Realización de títeres: Carmen Kohan. Musicalización: Sofía Escardó. Video:
Natalia Fernández, Bruno Javier Quirico. Fotografía: Natalia Fernández, Bruno Javier Quirico.
Diseño gráfico: Juliana González Chiozza. Dirección: Ósjar Navarro Correa. Premio Atina 2013 al
Diseño de Títeres y Objetos.
La saga de Lucía continúa en Lucía en el eclipse (2017), aquí también Kohan utiliza la técnica
[12]
de kamishibai, títeres de papel y narración oral. Lucía se despierta una mañana y descubre que
las cosas que la rodean han cambiado completamente: todo ha perdido su color. Dispuesta a
solucionar el problema, Lucía atraviesa una variedad de peripecias, relacionándose con extraños
personajes que le indicarán el camino hasta encontrar la verdadera respuesta.
Esta valoración del instrumento mismo (la caja) se verifica, como vimos,
en la propia trama del cuento de Lucía. No es para nada casual que “kamishibai”
forme parte del título de la pieza. La historia gira alrededor del trayecto de la
búsqueda de una niña perdida y cómo ella se va construyendo en esa búsqueda.
Hay una tensión en esta idea de una caja que guarda lo que no se puede guardar.
Acaso esa caja es la del kamishibai, ese teatrito, esa caja simple, chiquita que
contiene el mundo de Lucía. Un mundo a ser desplegado. Se habla del personaje
pero, también, de los mundos posibles de la cajita japonesa. Un mínimo espacio
en el que caben universos de diferentes texturas y profundidades. Universos
mágicos. El cuento pone en primer plano, entonces, la riqueza de la técnica
misma.
Kohan– es un organismo vivo y considero que no hay que limitarlo por una
técnica. Uno rompe con la técnica del títere o del kamishibai pero con lo que
no puede romper es con lo que pide la obra. Hay una lógica dentro de la propia
estética. (Kohan, 2017a)
Coda
Hemos hecho un recorrido por los rasgos más salientes del teatro de
papel. Una forma teatral que ha seducido a artistas de las culturas más diversas.
Una mirada liminal nos descubre multiplicidad de reelaboraciones de esta
práctica. Han sido las relecturas de este arte las que han propiciado su recupe-
ración y expansión. Su fecunda vitalidad.
Apéndice:
Kamishibai y Benshi, artes en cruce
El benshi en el cine
E
n la cultura japonesa, el kamishibai entra en el género etoki (e: dibujo,
toki: narración). En esta misma categoría se incluye tanto la narración de
rollos budistas por los monjes como el cine. Para los japoneses, enton-
ces, el cine era etoki: imágenes narradas. En los inicios del cine en Japón surgió
una figura sustantiva, el benshi, una suerte de doblador en vivo que narraba
las películas extranjeras proyectadas para una audiencia que no entendía los
rótulos.[13] Se ubicaba al costado del escenario y decía los diálogos de los per-
sonajes, imitando voces de todas las edades y sexos, sincronizando sus gestos
con los movimientos labiales de los actores. También contaba con elementos
con los que emitía ruidos en sincronía con los acontecimientos de la pantalla.
Sobre el benshi como poética de liminalidad, véase Schcolnicov, 2017, pp. 386-387, en
[13]
Dubatti, 2017a.
La figura del narrador recoge una larga herencia del teatro tradicional
japonés. Donald Richie, estudioso del cine japonés señala:
carácter distintivo a cada narrador. Era tal la popularidad que alcanzó que,
con frecuencia, el público elegía ver una película según el benshi[14] que la
interpretaba. A la gente le gustaba más la narración que las imágenes, a tal
punto que se retransmitían por radio algunas actuaciones de benshi en directo
y los relatos de los mejores narradores de cine se grababan en discos de pasta
con fines comerciales.
Un análisis somero
[14]
En los carteles publicitarios el nombre del benshi aparecía en un tamaño más grande que el
del resto de los actores. El famoso director Kenji Mizoguchi decía que al filmar las escenas lo hacía
pensando en su narrador preferido. Adaptaba las tomas para el lucimiento del benshi.
En la Edición Año Dual España Japón 2014 el (S8) realizó un homenaje a la cinematografía
[15]
MÓNICA DUARTE
TEATRO Y OTROS CAMPOS ARTÍSTICOS
D
esde sus inicios el tango ha estado unido al teatro argentino, y más tar-
de a la escena mundial, desde un lugar fronterizo, de conexión entre las
artes. A partir del tango-canción, en 1918, aparece una organización
dramática, con una historia ficcional, con conflicto y personajes. Pero ya en los
orígenes del tango, en las figuras de la danza, parecía representarse la teatra-
lidad de una relación amorosa en una suerte de dramaturgia del movimiento
de los cuerpos.[1] De su inicio musical, el tango deviene danza, letra cantada,
escena, situación dramática, cine, radio, televisión… en una multiplicación cre-
ciente que hoy deslumbra en los escenarios de los más diversos países, incluso
con recursos neotecnológicos.[2] Asimismo, la tensión entre prácticas artísticas
y no-artísticas, y la manera en que se conjuga lo dramático y lo no-dramático en
las asociaciones entre tango y sainete, revista porteña y drama, nos habilitan a
pensarlo como poética liminal. La estructura teatro-matriz definida por Jorge
Sobre la dramaturgia de la danza, véase el trabajo de Mariana Gardey en este mismo volumen.
[1]
1892: en El año 92, de Ezequiel Soria, el personaje del Asistente decía “con
qué corte baila un tango y qué firuletes hace”, y hasta dibujaba en escena
algún corte canyengue.
Una pareja de negros ubicados uno frente a otro bailaban sueltos, sin tomarse, mientras se
[3]
cantaba “Una negla / y un neglito / se pusieron / a bailá / e tanguito / ma bonito / que se puede
/ imaginá”.
La historia del tango comenzó a fines del siglo XIX, en los patios de los
burdeles, donde las mujeres bailaban con la clientela o los hombres entre sí,
a ello se deben los motivos prostibularios de los nombres de los tangos de la
primera época.
Era una mezcla extraña de baile apache parisiense para turistas, chotis
de los madriles zarzueleros y todo ello envuelto en una atmósfera que
Sobre la relación entre sainete y cabaret, Sirena Pellarolo, 2010, pp. 9-109.
[4]
Santos Discépolo decía que Contursi fue el que hizo subir el tango de los pies
a la boca. Horacio Salas afirma que “con ese tango comienza míticamente el
nuevo tango: el que cuenta historias, el que narra sentimientos” (1996, p. 76).
No solo la discografía, sino también la radio y el cine, serán relevantes multipli-
cadores de la cultura teatral del tango. Muchos estrenos de piezas dramáticas
exitosas tienen versiones cinematográficas casi inmediatamente (Couselo,
1977, pp. 1291-1328).
Después del éxito de Los dientes del perro se escribieron obras con
estructura similar, con un cabaret como telón de fondo y un cancionista que
entonaba un tango: El cabaret de Montmartre, de Alberto Novión; Armenonville,
de Enrique García Velloso; El rey del cabaret, de Manuel Romero; Un programa
de cabaret, de Pablo Suero y Pascual Contursi. En 1920, en Delikatessen Haus
(Bar Alemán), de Alberto Weisbach y Samuel Linning, la protagonista cantaba
el tango “Milonguita”, inspirado en “La costurerita que dio aquel mal paso”, de
Evaristo Carriego. Debido al éxito Linning escribió otro sainete con el tema del
tango, que llamó Milonguita, donde se cantaba “Melenita de oro”. Cabe recordar
Percanta que me amuraste, sainete de Pascual Contursi y Manuel Romero (que
lleva por título el primer verso de “Mi noche triste”, y La cumparsita, sainete de
Gerardo Matos Rodríguez (música) e Ivo Pelay.
Tango y teatro están relacionados de tal modo que uno apoya y comenta
al otro, desarrollando los mismos temas y motivos. Zavala Colautti (1989) se
refiere al diálogo interno que se produce como generador de la estructura
profunda del texto:
Del mismo modo que ocurrió con el sainete, muchos tangos se dieron
a conocer a través de la revista porteña, y vale destacar “Cambalache”, de
Enrique Santos Discépolo, que en 1934, en el Teatro Maipo, fue interpretado
por la famosa Sofía “Negra” Bozán en la revista Esmeralda al cuatrocientos.[6]
Otro escenario de difusión fue la comedia musical porteña, género en el que
Discépolo se destacó con piezas como Wunder Bar y Caramelos surtidos, donde
se escuchó el tango “¿Qué sapa Señor?”. Hay que mencionar también el tango
“¡Adiós Pampa mía!” (1945), de Ivo Pelay, Francisco Canaro y Mariano Mores,
que se cantaba en la revista El tango en París, dirección de Canaro, versión muy
libre de la obra de Enrique García Velloso.
Diversificación de poéticas
Entre otros estrenos destacables, El patio de la Morocha, de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo,
[5]
Otros tangos que se estrenaron en la revista porteña: "A la gran muñeca", de M.Osés y J.Ven-
[6]
desde obras unitarias como Un guapo del 900, de Samuel Eichelbaum, hasta
espectáculos construidos con tangos hilvanados o escenificados con historias
porteñas de carácter rememorativo y de valoración popular como Discepoliana,
ofrecida por Norberto Aroldi al aire libre. Sobresale María de Buenos Aires, el
primero en el género ópera-tango, estrenado en 1968 por Horacio Ferrer y Astor
Piazzola. También de este último, Tangata (Silfo y Ondina), partitura para ballet
de Oscar Araiz.
María Rosa Petrucelli (2001) estudia los cruces y mezclas del tango de
esos años con otros géneros espectaculares que dieron lugar a expresiones
originales: tangos y cuentos,[7] recuperaciones del sainete criollo desde una
mirada posmoderna,[8] o el neosainete musical.[9]
Y tú…y yo. Tangos y cuentos (1999), de y por Fernanda Gómez y Daniel Gómez, Teatro del
[7]
Pasillo.
Un tal Drácula (1999), de Silvia Copello, Teatro del Pasillo, sala dedicada a expresiones
[8]
tangueras.
Academia de Baile, Melodrama rioplatense (1998), de Alberto Muñoz, con coproducción del
[9]
Pareciera que existe por parte de los jóvenes una necesidad de revisar
nuestros mitos de los dorados 30 y 40, parodizarlos como modo de
apropiación, conjurar el olvido, rescatar la memoria, a través de una vivencia
corporal de la relación vital de los cuerpos que proporciona el tango, en
una búsqueda de expresiones identificatorias. Y cruzar estos mitos con un
presente y una realidad histórica de rupturas, cortes, fragmentos, agujeros
negros, en un intento de indagación y rescate de la pertenencia a una cultura.
(Petruccelli, 2001, p. 66)
[10]
Recuerdos son recuerdos, parodización-homenaje de estereotipos radiales, dirección musical
de Brian Chambouleyron, con Soledad Villamil, Rita Cortese y Pompeyo Audivert; Glorias porteñas,
en la Trastienda; y Camino de cardos, en La Scala de San Telmo, que evoca las tertulias lírico-poé-
ticas presentadas en películas de los años 30 y 40, en un cruce con textos de Enrique Santos
Discépolo, del personaje crítico radial Mordisquito.
Otras expresiones son Tango de Oscar Araiz, Libertango de Mauricio Wainrot, Tango y fuga
[11]
"Garufa"[12] (Salas, 2009, p.11). Resulta difícil elegir dos fragmentos literarios
(inseparables de su unidad con la música) entre los cientos de canciones
nostálgicas y bellas que se escribieron haciéndose eco del sentir popular, donde
aún hoy encontramos encarnado algo de nuestro ser. En un registro existen-
cialista, dos grandes poetas escriben:
Dramaturgia de la milonga
"Garufa", letra de Roberto Fontaina y Víctor Soliño, música de Juan Antonio Collazo.
[12]
Hace ya largo tiempo se encontró que el Abrazo, así con mayúscula, es una
pieza clave del baile de tango. Y esto dio lugar a que se constituyera en un
objeto serio de estudio por parte de la Psicología, la Filosofía, el Psicoa-
nálisis, la Sociología. Me han dicho que una universidad alemana muy seria,
cuyo nombre en este momento no recuerdo, tiene una cátedra dedicada
exclusivamente al estudio del abrazo del baile de tango.[17]
[16]
“La cumparsita”, música de Gerardo Matos Rodríguez (con varias letras, una de ellas de
Pascual Contursi y Enrique Pedro Maroni), fue estrenada en 1916 por la orquesta de Roberto
Firpo, que la presentó en el café La Giralda, de Montevideo, famoso cafetín en el que se reunían
intelectuales y políticos. Es el tango más escuchado y difundido en todo el mundo.
no se baila tango solo ni en trío ni en grupo; siempre hay alguien que conduce,
y otro que es conducido; “es una danza de improvisación: esto quiere decir
que, a partir de un enorme repertorio de pasos existentes, el que conduce, va
eligiendo aquellos que más convienen a su gusto, posibilidades y a la música”.
En la obra de Falcoff el baile es improvisado, salvo la escena de tango erótico,
que está coreografiada. Por último, la música elegida responde a los cánones
de las orquestas que se escuchan en las milongas: Di Sarli, Troilo, Pugliese,
D´Arienzo.
MARIANA GARDEY
TEATRO Y OTROS CAMPOS ARTÍSTICOS
DRAMATURGIA DE LA DANZA
DISCURSOS Y CLAVES DE INVESTIGACIÓN
MARIANA GARDEY
UNICEN / UBA, IAE
E
ste ensayo está dedicado fundamentalmente a hacer un relevamiento
metacrítico de algunos estudios sobre dramaturgia de la danza, un área
relativamente nueva y emergente dentro del campo de estudios sobre
danza. En su Diccionario de la performance y del teatro contemporáneo (2016),
Patrice Pavis incluye la dramaturgia de la danza, donde prevalecen el movi-
miento y lo no verbal por sobre la acción dramática y los personajes. Lo legible,
lo visible y lo contable no son indispensables; cuando la dramaturgia los pone
en evidencia, compone los ritmos, las tensiones, los cambios de posiciones y
actitudes, estableciendo principios formales más que significados.
Danza y teatro
En “Too Dance for Theatre, Too Theatre for Dance”, Nadine George-
Graves (2015) afirma que en el siglo XX el encuentro de la danza y el teatro
suscita una provocativa estética nueva. La poesía del movimiento resuena en
la poesía del texto, tomándose libertades con las definiciones tradicionales de
los géneros “puros” de danza y teatro. Los artistas del siglo XX hasta hoy han
llamado nuestra atención hacia el cuerpo y el poder afectivo de la performance
de nuevas maneras. Pero el término “danza teatro” es inadecuado para definir
todas las formas en que la danza y el teatro se encuentran: la danza teatro
contemporánea, con sus variados ejemplos, es solo una manifestación de la
intersección entre ambas disciplinas. En una idea más convencional de danza,
el cuerpo del actor actúa como portador de un mensaje, tratando ideas o
sentimientos metafóricamente y explicándolos mediante el movimiento.
Dramaturgia de la danza
que se escribió, cómo se escribió, y los métodos con los que se llevó a escena
necesitaban adaptarse y responder a ese mundo cambiante. Para Brecht,
esta experiencia resultó en el desarrollo del teatro épico –luego dialéctico–,
una forma de dramaturgia y puesta en escena donde era imperativa una
aproximación distanciada en la que el público se volviera consciente de los
constructos del artificio teatral, para poder comprometerse con el contenido
de la obra. Esta idea fue llevada al proceso de ensayos mediante la construcción
del gestus, aproximación a la actuación que ponía el énfasis en el actor, que
elegía uno o más aspectos del personaje relacionados con su interacción social
con otros personajes y con los temas de la pieza. La complejidad del mundo
y su dinámica cambiante y violenta demandaba una toma de responsabilidad
del púbico. Para Brecht, el rol del dramaturgista era esencial para interrogar el
proceso de producción teatral de manera que la obra fuera “honesta” y le diera
al público una experiencia teatral auténtica, sin desestimar su inteligencia ni
absolverlo de sus responsabilidades sociales.
musical, teatro físico y devised theatre.[2] Los directores y otro personal artístico
empezaron a verse como colaboradores de los dramaturgos más que como una
mente contratada para interpretar. La dicotomía entre el dramaturgista teatral
literario que no pone el cuerpo, y sirve como representante del dramaturgo
para traducir lo que este dice al equipo de producción de la obra, versus el
dramaturgista centrado en la producción de la pieza, que se compromete con el
director, los actores, los diseñadores y otros para brindar una experiencia teatral
que demande la participación del público, refleja una tensión que describe gran
parte de la dramaturgia teatral contemporánea. Este fue el caldero de energías
creativas mezcladas con impulsos destructivos que conformó lo que sería la
dramaturgia de la danza.
dramaturgo no tiene (teóricamente) una posición diferente de la de sus camaradas: todas las
funciones de la creación escénica están abiertas a todos, y en especial, y de manera estratégica, a
la intervención dramatúrgica” (P. Pavis, 2016, p. 84).
Kerkhoven, William Forsythe con Heidi Gilpin y Freya Vass-Rhee, Alain Platel
con Hildegard de Vuyst, y muchos otros.
El intento no era decirle al público qué mirar ni cómo mirar una nueva
pieza sino invitarlos “al acto de presenciar la danza”, proveyendo una lente, una
pista, una sugerencia por la cual conectarse con la coreografía y la performance
del trabajo nuevo e innovador. Luego de asistir a ensayos, comentar DVDs
del trabajo y hablar con el coreógrafo, Anderson trata de combinar descrip-
ciones breves y selectas con evocaciones poéticas como una manera de invitar
al público a un compromiso más informado con la performance de la danza.
Inspirada en el filósofo y crítico de danza George Beiswanger, Anderson se
volvió una activista en su trabajo como apologista de lo nuevo y guía del público,
al descubrir un vocabulario por el cual también este puede aproximarse a las
formas o estilos nuevos y emergentes.
Eugenio Barba dio una definición de dramaturgia muy útil, por su énfasis
mucho más performativo que hermenéutico: “la dramaturgia es ‘drama-ergon’:
el trabajo de las acciones en la performance” (en Barba y Savarese, 1991, p. 68).
Aun cuando en esta definición Barba continúa enfatizando la centralidad de lo
textual en la dramaturgia, su definición ayuda a Lepecki a pensar cómo la tarea
del dramaturgista (y particularmente la del dramaturgista de danza) es doble.
El dramaturgista debe atender y “tejer” (p. 68) no solo todas aquellas acciones
producidas constantemente por el conjunto, sino también todas las acciones
producidas por cada elemento individual (incluidas las impersonales) involu-
cradas en la co-creación de la pieza. Así, los objetos, la temperatura, un momento
del día, deben considerarse acciones a tomar en cuenta. Decir que un objeto
es una acción no necesariamente implica una operación metafórica o poética
(por ejemplo, no se trata de ver un objeto como una acción); pero requiere una
aceptación muy literal del hecho de que las cosas y las temperaturas actúan. En
el caso de la danza, la dramaturgia deriva de aceptar cómo todos los elementos
(personal, corporal, objetal, textual, atmosférico) pueden estar ya creando
acontecimientos. Es cuestión de comprender su modulación, de encontrar
cualidades adecuadas a la pieza por venir: la modulación de un gesto, de un
color, de un poema, de un objeto, del físico o la cadencia de un bailarín. No
hay forma de prestarle atención a todo, sino mediante una “errancia rigurosa”,
afirma Lepecki (2015, p. 61).
E
l mismo título de esta propuesta nos lleva a reflexionar sobre los térmi-
nos que une la disciplina de la Danza Movimiento Terapia (en adelante
DMT). Esta joven actividad nació en Estados Unidos durante la Segunda
Posguerra Mundial; los soldados regresaban al país sufriendo lo que se cono-
ce actualmente como síndrome de estrés post-traumático y los hospitales psi-
quiátricos estaban superpoblados.
Fundada en 1915 por Ruth St. Denis y Ted Shawn en Los Ángeles, California, se convirtió en la
[1]
primera academia de baile en los Estados Unidos en producir una compañía de danza profesional.
Algunos de los alumnos más notables de la escuela fueron Martha Graham y Doris Humphrey.
Las personas nos movemos desde antes del nacimiento siguiendo algún
misterioso impulso. Como afirma Sharon Chaiklin (2008), “el movimiento y
la respiración marcan el comienzo de la vida y son anteriores al lenguaje y al
pensamiento” (p.27).
En tales ritos se nos ofrece un momento ‘en y fuera del tiempo’, dentro y
fuera de la estructura social secular, que evidencia, aunque sea fugazmente,
un cierto reconocimiento (…) de un vínculo social generalizado que ha
dejado de existir” (1988, p. 103).
La danza es una actividad artística que, como bien expresa Sigmund Freud
respecto al arte en sus obras completas (1992), colabora en la sublimación,
en la expresión de deseos a nivel simbólico, en poner la energía pulsional a
disposición del desarrollo cultural modificando meta y objeto. La persona
que se mueve y danza encuentra la posibilidad de presentar aspectos de su
vida psíquica camuflados en un acto estético singular y espontáneo, además
de lograr un placer inconsciente mediante el reconocimiento del otro, que
otorga existencia y aceptación, a través de su mirada, pues en la DMT, tanto el
profesional como el grupo pueden cumplir el rol de público.
DMT surge del cuerpo y su movimiento y allí se encuentra con que cada
acción está imbuida de una tonalidad emocional o mejor aún, de múltiples
tonalidades, de gamas, de blends emocionales, siempre presentes en sus
distintas formas de emergencias, intensidades, ritmos, colores. Considera
que el afecto está en la base de la experiencia, de donde nacen los significados.
(Fischman, 2005, p. 44)
a través de esa irrealidad del universo poético que crea puede obtener un goce
de muchas cosas que, de ser reales, no lo causarían. Las fantasías expresadas
mediante el jugar y mediante el arte (¿no es acaso otra forma de jugar?), sortean
las prohibiciones superyoicas produciendo el placer buscado, sin la censura.
“Opino que todo placer estético que el poeta nos procura conlleva el carácter
de ese placer previo, y que el goce genuino de la obra poética proviene de la
liberación de tensiones en el interior de nuestra alma” (pág. 135). Esto mismo
sucede a través del placer que causa el movimiento, el despliegue simbólico de
las propias fantasías en lo que se danza.
María Fux continuó bailando sola o con los distintos grupos que formó,
mostrando su trabajo mediante expresiones artísticas en escenarios hasta
los 94 años aproximadamente. Retirada de los escenarios, aún mantiene su
estudio de enseñanza en Buenos Aires y otros espacios de formación que abrió
en Italia, España y Brasil, además de ofrecer seminarios en otros países.
Es decirle al cuerpo “Sí, puedo”, aun con sus propios límites; es explorar
los lugares que no se conocen; es compartir, con la gente que tiene más
problemas, la búsqueda, extraña y maravillosa, de ese algo del cuerpo que
siempre es posible que se mueva. (Melgar, 2004)
PAULA ANSALDO
LIMINALIDAD EN LA HISTORIA TEATRAL
PAULA ANSALDO
CONICET / UBA, IAE
L
os primeros historiadores del teatro judío, tales como Bernard Gorin
(1918) y Zalmen Zylberzwaig (1931), han señalado 1876 como el año en
que nace el teatro judío moderno y han considerado a Abraham Goldfa-
den (1840-1908) como el padre del teatro ídish, debido a que es quien crea la
primera compañía teatral profesional judía en la ciudad de Iasi, Rumania.
El purimshpil
La Filosofía del Teatro define el convivio como la reunión de cuerpo presente (sin interme-
[1]
diación tecnológica que permita la sustracción del cuerpo), de artistas, técnicos y espectadores en
una encrucijada territorial cronotópica cotidiana en tiempo presente; y la poíesis como el nuevo
ente que se produce y es en el acontecimiento, a partir de la acción corporal (Dubatti, 2010).
468 l Liminalidad en los orígenes del teatro judío: de los Purimshpilers a los Broder Zingers
LIMINALIDAD EN LA HISTORIA TEATRAL
Las obras de Purim eran entonces, una forma particular de adopción del
teatro que constituía una excepción al rechazo manifiesto de las autoridades
Seguimos a Bajtin quien sostiene en su libro La cultura popular en la Edad Media y el Renaci-
[2]
miento que “la orientación hacia lo bajo es característica de todas las formas de la alegría popular
y del realismo grotesco. Abajo, al revés, el delante-detrás: tal es el movimiento que marca todas
estas formas. Se precipitan todas hacia abajo, regresan y se sitúan sobre la cabeza, poniendo lo
alto en el lugar que corresponde a lo bajo, el detrás en vez del delante” (2003, p. 307).
El versículo dice: “La mujer no debe usar ropa de hombre, ni el hombre debe usar ropa de
[3]
Sobre el pensamiento antiteatral en la Edad Media ver: Castro Caridad, Eva (1996). Introduc-
[4]
Podemos por tanto sostener que en sus orígenes el teatro judío cumplió
una función ancilar –es decir útil, instrumental– con respecto a la religión, ya
que contribuyó a liberar presiones y tensiones acumuladas, sin resultar un
verdadero desafío ni un real cuestionamiento a la autoridad religiosa, puesto
que contaba con su autorización. En este sentido, y al igual que el carnaval en
la cultura cristiana, funcionó durante este primer período como un “teatro de
desregulación conservadora” (Dubatti),[5] puesto que lejos de implicar una
ruptura con el orden establecido funcionaba como fuga momentánea, como
un escape ocasional, que en un contexto de permisividad muy controlada y
limitada, implicaba siempre una garantía del regreso posterior a la normalidad,
contribuyendo a reforzar la autoridad religiosa y resultando así comple-
mentario a la regulación.
Llama teatro de regulación a aquel que busca imponer o ratificar una determinada concepción
institucional de orden social y político, sea civil, de base religiosa o civil-religiosa. Llama teatro
de desregulación a aquel que busca fundar otros territorios de subjetividad al margen de las
concepciones institucionalizadas impuestas por el teatro de regulación. Pero distingue interna-
mente entre un teatro de desregulación “conservadora” que resulta complementaria a la regula-
ción teocéntrica (puesto que opera como oasis o fuga momentánea, lo que sirve para mantener
la regulación), en oposición a una desregulación “antropocéntrica” que enfrenta a la regulación
teocéntrica como alternativa de subjetivación (estrechamente ligada a los pulsos históricos de
modernización). Véase su “El teatro medieval y las prácticas de la liminalidad”, 2016a, pp. 29-65
(especialmente pp. 57-65) y sus clases teóricas disponibles en el blog de la Cátedra de Historia del
Teatro Universal http://historiadelteatrouniversal.blogspot.com/ (Carrera de Artes, Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires).
470 l Liminalidad en los orígenes del teatro judío: de los Purimshpilers a los Broder Zingers
LIMINALIDAD EN LA HISTORIA TEATRAL
del siglo XVII, estos atestiguan una tradición pre existente que ya se encontraba
fuertemente arraigada (Rozik, 2014, p.153).
Esto se debía a que como hemos visto, en Purim los artistas tenían el
privilegio de contar con el permiso para parodiar su propia herencia cultural y
religiosa. En este sentido, Belkin (2008) sostiene que la cultura popular judía
se apoyaba mucho más que otras en el gran desarrollo de una alta cultura
judía, puesto la parodia solo funciona en la medida en que se esté muy familia-
rizado con el original, por lo que tanto los purimshpilers como el público,
debían conocer en profundidad las fuentes bíblicas de las cuales tomaban su
inspiración los argumentos teatrales para poder disfrutar plenamente de la
irreverencia de las obras.
472 l Liminalidad en los orígenes del teatro judío: de los Purimshpilers a los Broder Zingers
LIMINALIDAD EN LA HISTORIA TEATRAL
Durante las primeras décadas del siglo XIX, en el contexto de la cada vez
mayor secularización, se desarrolla de manera independiente y a partir de la
tradición popular, un nuevo tipo de espectáculos. Se trata de los Broder Zingers,
una suerte de trovadores judíos que presentaban canciones y monólogos, de
los que en la mayoría de los casos eran también los autores.
Los bufones que se especializaban en los espectáculos para bodas se denominaban badhonim,
[6]
pero existían también otro tipo de payasos tales como los leitsim (pícaros) y nars (tontos), entre
otros.
El sociólogo Victor Karady (2000), señala que a partir de los proyectos de modernización
[7]
política y económica de las sociedades europeas, se produce entre mitades del siglo XVIII y
comienzos del XIX, un cambio en la situación política, económica y social de los judíos. Puesto
que los nuevos Estados Nación pretendían dar origen a una sociedad orgánica formada por ciuda-
danos jurídicamente iguales y culturalmente homogéneos, comenzaron en este período procesos
de emancipación que permitieron una mayor integración de los judíos en las culturas europeas.
Karady sostiene que este proceso se dio de manera desigual en los diferentes contextos nacio-
nales y elabora tres grandes modelos regionales, cuyas condiciones para la emancipación fueron
diferentes entre sí: la Europa occidental, central y oriental.
474 l Liminalidad en los orígenes del teatro judío: de los Purimshpilers a los Broder Zingers
LIMINALIDAD EN LA HISTORIA TEATRAL
476 l Liminalidad en los orígenes del teatro judío: de los Purimshpilers a los Broder Zingers
EL TEATRO DE LA VANGUARDIA
HISTÓRICA Y LA LIMINALIDAD
LE SERATE FUTURISTAS
JORGE DUBATTI
LIMINALIDAD EN LA HISTORIA TEATRAL
EL TEATRO DE LA VANGUARDIA
HISTÓRICA Y LA LIMINALIDAD
LE SERATE FUTURISTAS
JORGE DUBATTI
UBA, IAE / FILO:CYT
E
n trabajos anteriores (Dubatti, 2017b, 2017c y 2017d), a cuya lectura re-
mitimos, sostuvimos que las vanguardias históricas de la primera mitad
del siglo XX: el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo, aproximadamen-
te entre 1909-1939, fueron las principales propulsoras de la liminalidad en el
arte por su búsqueda utópica de una fusión del arte y la vida.
por el hecho de haber sido la corriente que supo articular con más coherencia
sus propósitos, dándoles un revestimiento plástico atrayente y un alcance
espectacular, resulta incuestionable que el futurismo abre la historia de los
movimientos de vanguardia. (1974, tomo I, p. 84)
Hemos trabajado de la misma manera el análisis del “poema simultáneo” y del “poema fonético
[1]
Raúl Gustavo Aguirre (Las poéticas del siglo XX) resume las “varias
importantes razones” que
Llanos Gómez (a quien para esta ocasión elegimos seguir de cerca por
su valioso aporte en el libro La dramaturgia futurista de Filippo Tommaso
Marinetti. El discurso artístico de la Modernidad, 2008) define la serata como
una “experiencia global donde el espectador tiene la oportunidad de conocer,
en ocasiones de manera contemporánea, la pintura, la danza, el teatro, la poesía
o las proclamas del movimiento” (2008, pp. 17-18). La revuelta que producen
los futuristas en sus reuniones hace que, ya desde 1910, se imponga “una
estrecha vigilancia policial en le serate, lo que no evitará, sin embargo, distintos
altercados incluso en las calles” (2008, p. 25).
Por otra parte, les cuadra el concepto de teatro liminal por otros varios
rasgos en las relaciones entre el plano artístico inmanente y el plano extra-ar-
tístico del acontecimiento, casi siempre indiferenciables:
A.
Adorno, T. (2009). Crítica de la cultura y sociedad II. Obra completa 10/2. Madrid: Akal.
Adshead, J., Briginshaw, V. et al. (2012). Dance Analysis. Theory and Practice. London:
Dance Books. (edición digital) [1988]
Aguirre, R. G. (1983). “La poética del futurismo”. En Las poéticas del siglo XX. Buenos
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Alberca, M. (2012). “Las novelas del yo”. En A. Casas (comp.). La autoficción. Reflexiones
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Bartís, R. (2003). Cancha con niebla. Teatro perdido: fragmentos. Edición de textos e
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