Análisis de Martín Fierro Apuntes

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Profesorado en Educación

Secundaria en Lengua y Literatura


Literatura Argentina
Prof. Karen Salmón
Apuntes de clase
Martín Fierro de José Hernández

Análisis estructural (07/07/21)

El poema narrativo se organiza estructuralmente en dos partes: la primera, con el


nombre de “El gaucho Martín Fierro” fue publicada en 1872; y la segunda, titulada “La
vuelta de Martín Fierro” en 1879. La primera consta, a su vez de trece cantos con 2.316
versos y la segunda de treinta y tres cantos con 4.894 versos.

Primera parte: “El gaucho Martín Fierro”

El tiempo de la historia
Los hechos cronológicos que acontecen en la primera parte de Martín Fierro se
organizan en  tres grandes núcleos narrativos. 

1- La narración autobiográfica de Fierro:


● Se presenta a sí mismo como gaucho cantor y con actitud desafiante.
● Evoca la época feliz del gaucho y lamenta su situación actual.
● Describe la vida en el fortín.
● Cuenta su vida como gaucho matrero: huye de la partida y conoce al sargento
Cruz.

2- La historia de Cruz:
● Relata sus desgracias personales.
● Describe su vida de matrero.
● Propone a su amigo Fierro, huir juntos hacia el desierto.

3- La huida al desierto:
● Un narrador anónimo o testigo relata la ida de los dos gauchos yendo hacia el
desierto.

En cuanto a los temas que se tratan en esta parte (y en general en toda la obra)
podemos mencionar los siguientes:
● La injusticia social. El gaucho es visto como un personaje vagabundo, errante,
sin educación ni perspectivas de progreso:
“Y atiendan la relación
Que hace un gaucho perseguido,
Que padre y marido ha sido
Empeñoso y diligente,
Y sin embargo la gente
Lo tiene por un bandido”.
(P.P., C. I, v. 109/114)

● El abuso de poder. La voz del gaucho es utilizada como instrumento de


denuncia hacia el maltrato que sufre por parte de las autoridades:
“Estaba el gaucho en su pago
Con toda siguridá,
Pero aura…¡barbaridá!
La cosa anda tan fruncida ,
Que gasta el pobre la vida
En juir de la autoridá.

[…]

Y el punto dése por muerto


Si el alcalde lo bolea
Pues ahí no más se le apea
Con una felpa de palos.
Y después dicen que es malo
El gaucho si los pelea.

Y el lomo le hinchan a golpes,


Y le rompen la cabeza,
Y luego con ligereza, ansí lastimao y todo
Lo amarran codo con codo
Y pa el cepo lo enderiezan […]”.
(P.P., C. II; V. 253/288)

● Además, los tópicos antes mencionados están enmarcados en un particular


contexto político y social: la presidencia de Domingo F. Sarmiento, hacia quien
está dirigida la crítica, sobre todo la primera parte de la obra. De alguna manera
busca poner en evidencia que, los sufrimientos y las vicisitudes a las que se
enfrenta el gaucho, son responsabilidad exclusiva del sistema de gobierno: ley
de leva; política inmigratoria; urbanización de las ciudades; entre otras; y que
contribuyen indefectiblemente a la exclusión sistemática del habitante de las
Pampas. Esto puede evidenciarse claramente en algunos versos de la primera
parte:

“Ahí comienzan sus desgracias,


Ahí principia el pericón
Porque ya no hay salvación,
y que usté quiera o no quiera
lo mandan a la frontera
o lo echan a un batallón”.
(P.P., c. II, v. 277/282)

“A mí el juez me tomó entre ojos


En la última votación:
Me le había hecho el remolón
Y no me arrimé ese día,
Y él dijo que yo servía
A los de la esposición”.
(P.P., c. III, v. 343/348)

En cuanto a la construcción de los personajes, en una primera instancia se presenta


al gaucho como fuerte, arrogante y muy seguro de sí mismo: estas cualidades aplicadas
tanto a Fierro como a Cruz, los personajes principales de esta parte del poema. Sus
cualidades de gaucho cantor los van configurando de alguna manera: ambos se
presentan como gauchos mansos pero que las adversidades los obligaron a adoptar
actitudes poco civilizadas.
Particularmente, el Martín Fierro de esta parte se muestra por momentos,
contradictorio: rebelde ante las autoridades pero sumiso en el fortín; iracundo y agresivo
(cuando mata al negro), pero a la vez culposo; altivo y orgulloso cuando regresa a su
casa y solo halla la tapera, pero lamenta todo lo perdido. Sin embargo, recién en la
segunda parte del poema puede evidenciarse claramente el cambio de actitud del
personaje.
Otro de los personajes que aparece claramente configurado y, en contraposición a la
figura del gaucho en esta primera parte, es el del indio. Aquí el autor describe a este
último con cualidades exclusivamente negativas: bruto, traicionero, salvaje y
sanguinario; todas estas características representativas de la barbarie misma.

“Allí si se ven desgracias


Y lágrimas y afliciones,
Naides le pida perdones
Al indio, pues donde dentra
Roba y mata cuanto encuentra
Y quema las poblaciones.

No salvan de su juror
Ni los pobres angelitos:
Viejos, mozos y chiquitos
Los mata del mesmo modo;
Que el indio todo lo arregla
Con la lanza y con los gritos”.
(P.P., C. III; v. 475/486)
En cambio al gaucho lo presenta así:
“Y sepan cuantos escuchan
De mis penas el relato
Que nunca peleo ni mato
Sino por necesidá
Y que a tanta alversidá
Sólo me arrojó el mal rato”.
(P.P., c. I, v. 103/108)
Para Hernández, el gaucho es producto del medio: intrínsecamente ligado a la
naturaleza, que lo obliga a adoptar una forma de vida caracterizada por la independencia
y la libertad; sin embargo, no por eso lo deja de presentar como un tipo social abierto al
cambio (sobre todo en la segunda parte del poema), un agente vital para trazar el
camino de la tan ansiada identidad nacional.

El tiempo del relato


Para analizar el tiempo del relato, debemos partir del tiempo de la historia que está
marcado por el tiempo verbal básico que es el presente del indicativo. Así el
personaje Fierro se presenta cantando:
“Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena extraordinaria
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.”
A partir de este presente, se produce una alteración en el orden de la narración; el
narrador inicia una retrospección (lo que Genette, categoriza como analepsis) para
contar su vida. Esta alteración temporal se mantiene desde el canto II hasta el final de la
primera parte en estrofas donde se utilizan los verbos en Pretérito Imperfecto o Pretérito
Perfecto Simple. 
“Yo he conocido esta tierra
en el que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer…
Era una delicia de ver
cómo pasaba sus días.”

“Tuve en mi pago en un tiempo


hijos, hacienda y mujer,
pero empecé a padecer,
me echaron a la frontera
¡y qué iba a hallar al volver!
tan solo hallé la tapera.”

Siendo Martín Fierro el narrador en los nueve primeros cantos de la primera parte,
cede además la voz a otro personaje, el sargento Cruz para que cuente su historia, la
cual se extiende hasta el canto XII inclusive. Pero, cabe aclarar que, esta narración se
encuentra dentro de la gran analepsis que propone Martin Fierro, ya que es un suceso
que ocurre luego de vencer a la partida. 
“Yo me voy”- le dije-, “amigo,
Donde la suerte me lleve,
Y si es que alguno se atreve
A ponerse en mi camino,
Yo seguiré mi destino,
Que el hombre hace lo que debe”.

“Amigazo, pa sufrir
Han nacido los varones;
Estas son las ocasiones
De mostrarse un hombre juerte,
Hasta que venga la muerte
Y lo agarre a coscorrones”.
Otra anacronía presente en el relato es la que se presenta en la primera estrofa del
canto IV:
“Seguiré esta relación
aunque pa chorizo es largo:
el que pueda hágase cargo
como andaría de matrero,
después de salvar el cuero
de aquel trance tan amargo”.
(P.P, c. IV, v. 619/624)
En este caso se trata de una prolepsis, ya que el narrador (Fierro), a través del uso del
condicional “andaría…”, anticipa que se volverá un gaucho matrero.

Para Genette, la duración del relato es difícil de calcular, ya que el narrador


puede extenderse varias páginas en relatar. En el caso del Martín Fierro, el ritmo
narrativo está marcado además, por pausas descriptivas, esto hace que la acción se
detenga o se lentifique. Esto sucede por ejemplo, cuando el narrador reflexiona sobre
ciertos temas o hechos puntuales:

“Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.”
(P.P., c. I, v. 109/114)

“Ninguno me hable de penas,


porque yo penado vivo,
y naides se muestre altivo
aunque en el estribo esté,
que suele quedarse a pie
el gaucho más alvertido.

Junta esperiencia en la vida


hasta pa dar y prestar,
quien la tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto,
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.”
(P.P., c. II, v. 115/126)

También suele suceder que el narrador realice comentarios durante la narración; por
ejemplo, acerca de las características de la frontera, de los indios, las injusticias, la
denuncia y las habilidades y costumbres gauchas; y lo hace en el presente de la
enunciación. Con este recurso, el tiempo de la historia no avanza. 
“Y el indio es como tortuga
De duro para espichar;
Si lo llega a destripar
Ni siquiera se le encoge;
Luego sus tripas recoge
Y se agacha a disparar”.
(P.P., c. III, v. 505/510)
Lo mismo ocurre cuando se presenta el resumen:
“Ansí pasaron los meses
Y vino el año siquiente,
Y las cosas igualmente
Siguieron del mesmo modo;
Adrede parece todo
Para aburrir a la gente”.
(P.P., c. IV, v. 668/672)
O cuando se presenta una escena o diálogo:
“Pa sacarme el entripao
Vi al mayor, y lo fi a hablar.
Yo me le empecé a atracar
y, como con poca gana,
le dije: ‘Tal vez mañana
acabarán de pagar’.
‘-Qué mañana ni otro día’,
Al punto me contest,
‘la paga ya se acabó,
Siempre has de ser animal’.
Me rai y le dije: ‘yo…
No he recebido ni un rial’ ”.
(P.P., c. IV, v. 739/750)

En cuanto a la frecuencia, encontramos los tres tipos de relato: el singulativo que


se mantiene en toda la primera parte, ya que se narra por única vez todo lo sucedido al
gaucho Martin Fierro; también el relato repetitivo en algunas estrofas del poema, por
ejemplo:
“Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda y mujer,
pero empecé a padecer,
me echaron a la frontera
¡y qué iba a hallar al volver!
tan solo hallé la tapera.”

“Antes de cáir al servicio,


Tenía familia y hacienda,
Cuando volví, ni la prenda
Me la habían dejao ya:
Dios sabe en lo que vendrá 
A parar esta contienda.”
(P.p, c. III, v. 289/294)
Por último, se evidencia un relato iterativo en el canto II, se trata de hechos que
ocurrieron varias veces y que son contados por única vez. Así, Fierro evoca lo que se
denomina “la época dorada” de los gauchos. Allí narra en una sola oportunidad,
actividades rutinarias que los gauchos realizaban antes de ser perseguidos por la justicia:
“Entonces… cuando el lucero
Brillaba en el cielo santo,
Y los gallos con su canto
Nos decían que el día llegaba,
A la cocina rumbiaba
El gaucho… que era un encanto.”

(P.p, c. II, v. 139/s.s.)

Tipos de narrador en la primera parte del poema

● Narrador protagonista: Fierro, personaje se presenta a sí mismo como gaucho


cantor que va a relatar su historia: “Aquí me pongo a cantar…”.

Este mismo narrador cede la palabra a otro personaje que a su vez se convierte en
narrador de su propia historia; así, el sargento Cruz toma la palabra:

“Tampoco me faltan males


Y desgracias, le prevengo;
También mis desdichas tengo,
Aunque esto poco me aflige:
Yo sé hacerme el chancho rengo
Cuando la cosa lo esige”.
(Canto X, v.1699/1704)

La focalización de estos casos es interna: el  narrador está situado en el interior del


personaje, quien canta/narra los hechos a  partir de su propia experiencia, y supone un
grado de conocimiento total. 

● Narrador testigo: hacia el final del canto XIII de la PP, hace su aparición un
narrador anónimo. A partir del verso 2269 hasta el final este narrador se hace
cargo de la historia y relata las acciones que realizan los personajes de Fierro y
Cruz:

“En este punto el cantor


Buscó un porrón pa consuelo,
Echó un trago como un cielo,
Dando fin a su argumento,
Y de un golpe al istrumento
Lo hizo astillas contra el suelo”.
(C. XIII, V. 2269/2274)

“Cruz y Fierro de una estancia


Una tropilla se arriaron;
por delante se la echaron
como criollos entendidos
y pronto, sin ser sentidos,
por la frontera cruzaron”.
(C. XIII, V. 2286/2292)

En este caso la focalización es externa: el narrador relata sólo lo que percibe desde
afuera de los personajes.

En cuanto al tiempo de la narración, es decir el momento en que se inscribe el


discurso del narrador, se trata de un relato ulterior, ya que la narración es posterior al
hecho que se narra; es decir, es el relato de hechos pasados.

De acuerdo con la persona, el narrador decide qué tipo de relación quiere


establecer con el mundo narrado; en este caso nos encontramos ante un narrador
autodiegético, quien participa como protagonista; usa la primera persona.

Clase del 25/08/21


El problema del narrador

¿Por qué hablamos de la presencia de un narrador en Martín Fierro si en


realidad, genéricamente se trata de un poema gauchesco?

Según Alfredo Veiravé, “la poesía gauchesca ofrece un problema de construcción a


su autor, quien debe decidir su posición como poeta lírico o poeta narrador. Esas dos
formas (la lírica y la narrativa) aparecen consustanciadas, mezcladas en el poeta
narrador. Éste, según la convención del género, es un gaucho que debe transmitir al
óyente (lector) las impresiones del paisaje (descripciones, los retratos físicos de los
personajes e iniciar la invocación o apertura del cuadro escénico en donde se van a
desarrollar los diálogos o encuentros”.
Así, desde los primeros versos de la primera parte de Martín Fierro nos encontramos
ante la presencia de un narrador protagonista que es el gaucho que lleva el mismo
nombre. Este narrador, en primera instancia evoca su época feliz:

“Yo he conocido en esta tierra


en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer…
era una delicia el ver
cómo pasaba los días”.
(C. II; v.133/138;P.p)

Además, de contar las acciones e injusticias que vive en el presente: “Si gustan… en
otros cantos/les diré lo que he sufrido”
Si bien, en gran parte del poema el gaucho narrador es Fierro, situado frente a un
público al cual se dirige (cantos I al IX de la PP), también hacen su aparición el
sargento Cruz como relator de sus pesares (canto X) y, hacia el final (canto XIII), surge
un narrador anónimo o desconocido que relata el alejamiento de los personajes hacia el
desierto.
En la segunda parte, además de Martín Fierro, intervienen otros narradores que
cuentan sus respectivas historias: el Hijo Mayor (canto XII); Hijo Segundo (cantos XIII
al XIX); a partir de allí, se da una alternancia de narradores: anónimo (cantos XX,
XXIX, XXXI y XXXIII); Picardía, hijo de Cruz (cantos XXI al XXVIII); en el canto
XXX los narradores son Fierro y el Moreno, quienes contienden en una payada de
contra punto; en el canto XXXII retoma la narración Fierro para aconsejar a sus hijos y
culmina el narrador anónimo en el canto XXXIII, relatando el destino de los personajes:
“Después a los cuatro vientos/ los cuatro se dirigieron”.
De esta manera, sostiene Veiravé, el gaucho se desdobla en ese relator que ya no
habla por el protagonista, sino que asume toda la responsabilidad del poema: “Y si
canto de este modo/por encontrarlo oportuno/no es para mal de ninguno/sino para bien
de todos […]”.
Una diferencia a nivel narrativo entre la Ida y la Vuelta en esta posición de identidad
entre el protagonista (Martín Fierro) y el narrador anónimo que, al final, ocupa el lugar
de aquel.

Clase del 01/09/21


El lenguaje y la versificación

¿En qué radica la particularidad del lenguaje en Martín Fierro?


Si bien, en los poemas gauchescos anteriores a Martín Fierro, el gran atractivo era el
lenguaje, especie de dialecto rural, además del rico contenido costumbrista, es con la
obra de Hernández que ese particular uso del lenguaje se consolida fuertemente a nivel
literario, dando lugar a nuevas palabras.
El mismo autor es quien reflexiona acerca de esto en prólogo a la Segunda Parte del
poema: “El progreso de la locución no es la base del progreso social […]. Los
personajes colocados en escena deberían hablar en su lenguaje peculiar y propio con
su originalidad, su gracia y sus defectos naturales […] conservando la imitación y la
verosimilitud en el fondo y en la forma”. Así, el lenguaje peculiar del poema, es para el
autor, también su verdad.
Veremos ahora las variantes lingüísticas más comunes que fueron introducidas por
Hernández, a manera de imitación del lenguaje gauchesco:
● Variantes vocálicas
-uso de i por e: ricuerdo, riunir, rodiaron.
-uso de e por i: menistro, policía.
-uso de u por o: lumbriz, cubija.
-uso de u por i: tutubiando.
-uso de ue por o: ruempo, revuelver.
-uso de arcaísmos: mesmo, truje, cencia.
● Variantes consonánticas
-por adición: dentrada, dir, ansí, enllenan
-por pérdida de consonante: auja (-g- intervocálica); autoridá, soledá (-d final);
cuñao, perdío (-d- intervocálica): otenida, inorancia (síncopa de consonante).
-cambio de consonante: güeno (g por b); alquirida (l por d); pelegrinaciones (l
por r); junción (j por f); ñudo (ñ por n); estraordinaria (s por x).
● Variantes en articulación de consonante
-seseo: cosían, trensaos (s por c, z).
-yeísmo: buya (y por ll)..
-uso de g en lugar de aspiración delante del diptongo ue: güerfano, güeso.
● Otras variantes
-por confusión: “exposición” por “oposición”.
-por cambio de prefijo: “desubordina(d)o” por “insubordinado”.
-por transtrueque: “murciégalo” por “murciélago”.
-por apócope: “pa” por “para”.
-por uso de arcaísmos: truje, ansina, aparcero, rancho, pago.
Por uso de indigenismos: pingo, quincho, chasque, cacique, china.

La versificación
El poema de Hernández está organizado en versos octosílabos, mayormente
agrupados en sextinas, con rima consonante abbccb:
“Aquello no era servicio
Ni defender la frontera:
Aquello era ratonera
En que solo gana el fuerte
Era jugar a la suerte
Con una taba culera”
(C. V; v.805/810;P.p)
Aparecen también cuartetas, con rima consonante abcb:
“Yo tengo intención a veces,
Para que no pene tanto,
De sacar de allí los güesos
Y echarlos al campo santo”.
(C. VII; v.1261/1264;P.p).
Octavas:
“Otra vez en el boliche
Estaba haciendo la tarde
Cayó un gaucho que hacía alarde
De guapo y de peliador;
A la llegada metió
El pingo hasta la ramada
Y yo sin decirle nada
Me quedé en el mostrador”.
(C. VIII; v.1265/11272; P.p).
Alejandrinos (14):
Me dijo, a más, este amigo
Que anduviera con recelo,
Que todo estaba tranquilo,
Que no perseguía el Gobierno,
Que ya naides se acordaba
De la muerte del moreno,
Aunque si yo lo maté
Mucha culpa tuvo el negro.
Estuve un poco imprudente,
Puede ser, yo lo confieso,
Pero el precipitó
Porque me cortó primero;
Y a más me cortó en la cara
Que es un asunto muy serio.
(C. XI; v.1593/1606;S.p).
Romances (más de 14 versos). Por ejemplo, el canto XXXI de la segunda parte: una
estrofa de 56 versos y otra de 16 versos, ambos con rima libre.

Además, tiene un especial ritmo interior: los dos primeros versos proponen el
tema: en los dos versos siguientes, al entrar en el desarrollo, la tensión disminuye y se
intensifica en los dos últimos, como una clara sentencia. Cada estrofa tiene su propia
unidad rítmica y de contenido; la síntesis está tan bien lograda que muchas constituyen
pequeños poemas autónomos:
“Los hermanos sean unidos,
Porque esa es la ley primera;
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea,
Porque si entre ellos se pelean
Los devoran los de ajuera”.”.
(C. XXXII; v.4691/4696;S.p).
Aquí, el tema de la unión fraternal se presenta en los dos primeros versos; en los
siguientes, se amplía la idea y en los dos últimos, se pone énfasis en el tema a modo de
sentencia.

Bibliografía de consulta:
BADANO, Alcira (1999), Introducción de Martín Fierro, Bs. As., Colihue.

LAERA, Alejandra (2009), Estudio preliminar de Martín Fierro, Bs. As., Kapelusz
Norma, colección Golu.

BECCO, Horacio Jorge (1980), José Hernández: El Martín Fierro en Historia de la


Literatura Argentina, Bs. as., CEAL, Vol. 1, cap. 16.

VEIRAVÉ, Alfredo (1979), La poesía gauchesca. Caracterización general, Bs. As.,


Kapelusz.

GENETTE, Gerard (1989), Figuras III, Edición Hyspamérica (selección).


KLEIN, Irene (2007): La narración, Bs. As., Eudeba.

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