Hisotria Serpie Baja Verapaz
Hisotria Serpie Baja Verapaz
Hisotria Serpie Baja Verapaz
Los abuelitos contaban acontecimientos de principios del siglo veinte que daba temor a las
personas por esas narraciones. Decían que hace muchos pero muchos años aconteció un
fenómeno de la naturaleza en el municipio de San Miguel Chicaj. Llovió con furia y en las
pocas casas que existían las tejas ya ruidosas dieron lugar a muchas goteras, de manera que los
vecinos se tuvieron que refugiar en el edifico de la municipalidad, era un edificio bien
construido. Los organales que formaban callejones binen delineados como consecuencia de los
trazos de los españoles en tiempo de la conquista, sufrieron averías. Lo que más recordaban los
vecinos y que los llenó de espanto, fue una sierpe descomunal, medía muchos metros y de gran
grosor, la vieron atravesarse en el centro del pueblo, iba entre las correntadas de agua sucia que
fueron a dar al río lleno de tanta agua.
La sierpe se fue río abajo hasta llegar al río Salamá, al secarse las aguas, salió lentamente y al
ver un zanjón largo y obscuro se metió a vivir allí. Este zanjón está exactamente frente a lo que
hoy es el rastro municipal de ganado mayor y menor, cercano al río que pasa debajo del puente
la Libertad en la ciudad de Salamá. Muchas gentes creen haberla visto, dicen que ha crecido
mucho, de tal manera que se transformó en leyenda. Algunos comentan que le han visto dos
cachos de carne sobre su cabeza, por lo que poca gente se atreve a pasar por ese lugar,
principalmente cuando principia a oscurecer; también afirman que su alimento diario es la
sangre de los animales que destazan en el rastro.
Ambrosio era un muchacho de veinte años y a la altura del puente la Libertad, sus amigos lo
encontraron y al verlo con el pelo hirsuto y preguntarle que le había pasado; no podía hablar,
señas hacía hacia el rastro y al fin pudo decir:
¡La Ser… pe me salió la sier….pe!
Tuvieron que darle un trago de aguardiente con limón, en una cantinita que cerca había. En otra
oportunidad, doña Beta, pasaba por el rastro con su bebé en brazos, eran las seis de la tarde,
cuando vio a la sierpe a medio callejón, salió huyendo, del susto botó a su bebé. La sierpe se lo
comió. Gendarmes y vecinos salieron en busca de la sierpe, al acercarse al zanjón, oyeron
fuertes resoplidos de animal furioso, también huyeron.