Este documento discute la tendencia humana de culpar a otros por nuestros propios errores, como lo hizo Adán al culpar a Eva por comer del árbol prohibido. Señala que según la Biblia cada persona es responsable por sus propias acciones y debe aceptar las consecuencias de sus pecados en lugar de echar la culpa a otros. También advierte a los jóvenes a no vivir deshonrando a Dios y luego culpar a otros por las consecuencias de sus acciones.
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Este documento discute la tendencia humana de culpar a otros por nuestros propios errores, como lo hizo Adán al culpar a Eva por comer del árbol prohibido. Señala que según la Biblia cada persona es responsable por sus propias acciones y debe aceptar las consecuencias de sus pecados en lugar de echar la culpa a otros. También advierte a los jóvenes a no vivir deshonrando a Dios y luego culpar a otros por las consecuencias de sus acciones.
Este documento discute la tendencia humana de culpar a otros por nuestros propios errores, como lo hizo Adán al culpar a Eva por comer del árbol prohibido. Señala que según la Biblia cada persona es responsable por sus propias acciones y debe aceptar las consecuencias de sus pecados en lugar de echar la culpa a otros. También advierte a los jóvenes a no vivir deshonrando a Dios y luego culpar a otros por las consecuencias de sus acciones.
Este documento discute la tendencia humana de culpar a otros por nuestros propios errores, como lo hizo Adán al culpar a Eva por comer del árbol prohibido. Señala que según la Biblia cada persona es responsable por sus propias acciones y debe aceptar las consecuencias de sus pecados en lugar de echar la culpa a otros. También advierte a los jóvenes a no vivir deshonrando a Dios y luego culpar a otros por las consecuencias de sus acciones.
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EL SINDROME DE ADAN
Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Génesis 3:11-12
Desde el inicio el ser humano tuvo la tendencia de autojustificarse y no
aceptar la responsabilidad de sus errores. Toda persona esta advertida por Dios que lo que siembre segará de tal manera que es una necedad culpar a otros de nuestros fracasos.
Permíteme decirte lo que dice la palabra del Señor respecto de la mala
administración de nuestra vida desde nuestra juventud: Alégrate, joven en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. Eclesiastés 11:9 y 12:1
Muchos de nosotros desde nuestra adolescencia y juventud hemos
vivido deshonrando a nuestros padres o nuestros propios cuerpos, sin ningún temor nos entregamos a pasiones vergonzosas y luego con el transcurrir del tiempo nos llega las consecuencias de nuestro pecado y en lugar de aceptar nuestra culpabilidad y pedir perdón a Dios, de una manera sinvergüenza echamos la culpa a otra persona tal como hizo Adán.
Es muy importante saber que culpar a otros de nuestros fracasos
significa que nosotros no tenemos culpa alguna y esa actitud nos trae mayor condenación a nuestra vida, lo dice el Señor en su palabra: Si yo me justificare, me condenaría mi boca. Job 9:20
Quizás este mensaje nos cause alguna molestia, pero a la postre estas palabras por ser de Dios cambiarán nuestras vidas. Que Dios los bendiga amigos…Pastor Mario Jesús Moreno
