Psicopatología de La Memoria
Psicopatología de La Memoria
Psicopatología de La Memoria
Psicopatologías de la memoria
La memoria es una de las facultades superiores del ser humano. Está considerado así
desde tiempos inmemoriales, ya que la conservación y posterior uso de este
compendio de saberes ha sido siempre un verdadero reto para la humanidad. Somos,
en gran parte, herencia de lo que fueron nuestros antecesores, y para tomar muchas
decisiones, consciente o inconscientemente, recurrimos a nuestra memoria, es decir,
lo que pensamos, hicimos o vivimos con anterioridad. Un individuo sin memoria es
como un ser a la deriva, con gran riesgo de inadaptación social así como de
aislamiento. Un grave problema es el no recordar o el hacerlo solo en escasa medida.
Sin embargo, quién no ha oido alguna vez que "la memoria es la inteligencia de los
torpes". Este menosprecio y grave error está vinculado a ciertos métodos de estudio
basados en el almacenamiento mecánico, de forma indiscriminada y sin intención de
entendimiento de lo que se está memorizando. Al margen de este concepto errado,
podemos afirmar que la memoria, ligada a la inteligencia y estimulada
convenientemente, resulta imprescindible en nuestra vida, basada en una toma de
decisiones en la que no solo interviene la intuición sino también la capacidad de
pensar, unida a la reflexión que necesita a su vez a los recuerdos, recientes y lejanos,
precisamente mediante la memoria. La memoria conserva el pasado y lo actualiza en el
presente. Constantemente estamos fijando y evocando datos. Por la memoria existe la
historia y el hombre tiene una de sus esencias: la historicidad. De todo esto se puede
concluir, la importancia que tiene el conocer las causas así como posibles tratamientos
de las distintas patologías asociadas a la memoria.
La memoria es esencial para una vida inteligente. No hay mejor razón que esta
afirmación para que sea la elección del trabajo a realizar "Las Psicopatologías de la
Memoria".
Psicopatologías de la memoria
Son muchas las enfermedades y situaciones que pueden condicionar el
funcionamiento de la memoria, ya que se trata de una dimensión ampliamente
distribuida en el parénquima cerebral. En el presente artículo ahondaremos en las
distintas formas de amnesia y en las anomalías del recuerdo o del reconocimiento,
esto es, en las psicopatologías de la memoria.
1. Amnesias
El término "amnesia", de origen griego (y que podría traducirse como "olvido"),
subsume un grupo extenso de alteraciones de la memoria; heterogéneo en lo que
concierne a su origen, pronóstico y expresión clínica. Seguidamente se ahondará en
cada una de ellas.
Afecta sobre todo a la información episódica, o lo que es lo mismo, a los hechos vividos
(mientras se mantiene la semántica, la procedimental, etc.). Suele ser una de las
múltiples consecuencias derivadas de los traumatismos cerebrales, o de enfermedades
demenciales que afectan a amplias regiones del sistema nervioso.
Se trata de episodios agudos en los que quien padece este problema expresa la
dificultad de recordar sucesos más allá de los últimos que acaecieron en su vida;
aunque se mantiene la percepción, la atención y el resto de procesos cognitivos a su
nivel basal de funcionamiento.
El acceso a los recuerdos más distantes suele estar también afectado; pero no así el
nombre, la identidad, la procedencia u otra información básica y consolidada en
estratos profundos de la autodefinición (al igual que la habilidad para llevar a cabo
acciones sobre las que disponía de dominio).
Este fenómeno se presenta en el momento en que coincidimos con una persona con la
que ya lo hicimos en el pasado, y a pesar de que somos conscientes de tal matiz, no
podemos identificar de qué la conocemos (o de dónde). En este caso se produce un
recuerdo, aunque atenuado e incompleto, puesto que una parte de la información no
está disponible. Se trata de una experiencia común que se asocia a la ausencia de
claves contextuales que faciliten el proceso, esto es, al hecho de encontrarnos a la
persona en un espacio desacostumbrado (diferente a aquel en el que habitualmente
solemos ubicarla).
Las lagunas temporales son momentos de la vida en los que, por una relevante
ausencia de atención, no hemos sido capaces de elaborar un recuerdo evocable de lo
acontecido. Puede suceder mientras se está desempeñando una actividad
automatizada por el hábito (conducir, cocinar, etc.), de modo tal que su desarrollo se
llevaría a cabo mientras estamos pensando en otras cosas, y no llegamos a formar
recuerdos sobre qué ocurrió "mientras tanto". Se trata de una especie de
ensimismamiento o incluso de distraibilidad, en la que se pierde la conciencia del
tiempo.
Algunas tareas se llevan a cabo de una forma tan rutinaria que, pese a que se haya
prestado atención mientras se hacían, puede ser difícil discriminar si realmente se
llevaron a cabo o no. Esto es así porque su repetición ejerce un efecto de interferencia,
y la persona manifiesta dificultad para identificar si el recuerdo que se encuentra en su
"cabeza" corresponde a esta última ocasión o si en realidad es la huella de un día
precedente. El "problema" conduce a la comprobación constante de la acción (cerrar
una puerta, apagar los fogones, etc.).
2.6. Pseudomemoria
El propósito aquí es, por tanto, dotar de significado a una experiencia que carece de él
por su incompletud, como un rompecabezas al que le faltan piezas clave para
resolverlo.
Por último, muchos autores incluyen en esta categoría los recuerdos delirantes, a
través de los cuales la persona forma reminiscencias de un pasado que nunca tuvo
lugar. No obstante, tal construcción tiene sentido porque enlaza la experiencia del
presente (distorsionada por el delirio) con la pasada, trazando así una línea temporal
congruente con el contenido de los pensamientos y percepciones actuales.
3.1. Dejà vu
Por último, son numerosas las personas que creen en la posibilidad de que la
experiencia de dejà vu les permitiría predecir hechos particulares que pudieran tener
lugar mientras se despliega, una creencia distorsionada que se ha acuñado bajo el
epígrafe de "pseudopresentimiento".
3.2. Jamais vu
El jamais vu es el espejo del dejà vu, de forma que podrían entenderse como opuestos.
En el caso que nos ocupa, la persona se enfrenta a una situación que ya había vivido al
menos en una ocasión, pero no percibe familiaridad en absoluto. Así, pese a que es
consciente de una experiencia previa idéntica o muy similar, valora el hecho como si
fuera completamente novedoso. Es menos común que el dejà vu, y puede ocurrirle a
personas que son sensibles a ligeras modificaciones espaciales que tienen lugar en
entornos conocidos (diluyéndose tan rápido como tarda en identificarse el cambio).
3.3. Criptomnesia
“El pensamiento es una actividad mental no rutinaria que requiere esfuerzo. Ocurre
siempre que nos enfrentamos a una situación o tarea en la que nos sentimos
inclinados a hallar una meta u objetivo, aunque existe incertidumbre sobre el modo de
hacerlo. En estas situaciones razonamos, resolvemos problemas, o de modo más
general pensamos.
El pensamiento implica una actividad global del sistema cognitivo, con intervención de
los mecanismos de memoria, la atención, las representaciones o los procesos de
comprensión; pero no es reductible a éstos. Se trata de un proceso mental de alto
nivel que se asienta en procesos básicos, pero incluye elementos funcionales
adicionales, como estrategias, reglas y heurísticos” (De Vega, 1984).
¿”Pensamiento” o “discurso”?
En 1979, Nancy Andreasen subrayaba que no se puede inferir con certeza que un
lenguaje normal refleje un pensamiento normal, ni que un lenguaje trastornado refleje
un pensamiento trastornado; pero que, sin embargo, dentro de la típica práctica clínica
de la psiquiatría el término “trastorno del pensamiento” o “trastorno formal del
pensamiento” era usado como sinónimo de habla desorganizada.
Definiciones:
Otras escalas de este tipo, con menos difusión y éxito, son el Índice de pensamiento
idiosincrático y extraño de Harrow y Quinland (1985).
Problemas de compromiso:
o Cambios no relacionados de una idea a otra, a menudo en la misma
frase, que dejan confuso al oyente.
o Ideas que comienzan y que se abandonan abruptamente sin
explicación.
o Perceptos que cambian mientras uno de los padres los describe.
o Declaraciones sobre lo que no es la mancha (TAT o Rorschach).
o Ideas que son dadas y luego abandonadas.
o Cláusulas condicionales en las que las ideas son calificadas con
condiciones que no están presentes.
o Dar ideas en forma de pregunta.
Problemas de referencia:
o Instrucciones que dejan al oyente preguntándose de qué se está
hablando.
o Descripciones tan vagas que el emisor podría estar hablando de
cualquier cosa.
o Cambios de tiempo, género, número y referentes dentro de la
presentación de una sola idea.
o Observaciones que indican que la idea es de otros.
o Descripciones demasiado cortas para poder ser usadas.
o Uso de jerga técnica o de palabras que probablemente no están en el
vocabulario del destinatario.
Anomalías del lenguaje:
o Frases ordinarias usadas de forma rara.
o Frases con un peculiar orden de palabras.
o Uso de palabras con significado privado.
o Juegos de palabras que desvían al oyente de la tarea asignada.
o Usar las mismas palabras y frases una y otra vez muy próximas unas de
otras.
Disrupciones:
o Preguntas u observaciones extrañas.
o Bromas o risas que en el contexto constituyen probablemente una
distracción.
o Saltos de una idea a otra sin dar al niño (interlocutor) una señal que
anuncie la razón del salto.
o Pausas largas, especialmente en medio de la frase.
o Frases raras o cambios abruptos en la velocidad de expresión de una
idea o frase.
Contradicciones, secuencias arbitrarias:
o Observaciones que contradicen la información anterior.
o Enunciados que retoman o niegan algo dicho previamente.
o Lógica peculiar o razonamiento non-sequitur.
o Fusión de dos ideas que deberían separarse.
Teorías
Para explicar los trastornos del discurso cabe adoptar múltiples enfoques. Las
actividades comunicativas pueden ser estudiadas desde un punto de vista psicológico
desde dos enfoques complementarios:
Enfoque individual-estático
Los resultados de diversas investigaciones mostraron que mientras los sujetos con
trastornos formales del pensamiento fracasaban cuando realizaban la tarea en el papel
de emisor, no fracasaban cuando estaban en el papel de receptor.
Hay indicios también de que los problemas de los sujetos con trastornos formales del
pensamiento en tareas de producción comunicativa no provienen de fallos en las
etapas de codificación lingüística de los enunciados (producen enunciados sintáctica y
léxicamente adecuados).
En los años veinte, Sullivan propuso la hipótesis “hipótesis del auditor fantástico”,
afirma que todo discruso implica para el hablante la puesta a prueba de la utilidad
informativa potencial de sus mensajes a través del contraste de los mensajes
planificados y todavía no emitidos con un “oyente imaginario” o “interlocutor
imaginario” que representan las necesidades informativas del interlocutor real. En la
medida en que el “interlocutor fantástico” simule adecuadamente al “interlocutor
real”, el mensaje será comunicativamente eficaz. En la medida en que se produzcan
discrepancias se producirán fallos de coherencia y de interpretabilidad de los
mensajes.
Los resultados de las investigaciones de Harrow muestran que los sujetos con
trastornos formales de pensamiento no son conscientes de lo extrañas que les resultan
a los otros sus producciones. En su opinión, los trastornos formales del pensamiento se
producen porque se da un aumento del arousal cognitivo y una disminución de la
actividad inhibitoria, que producen una gran atención hacia temas personales y una
tendencia a mezclarlos en el pensamiento y en el discurso dejando de tener en cuenta
los estándares sociales y borrando, posiblemente, los límites entre lo real y lo irreal.
Enfoque individual-genético
Enfoque interaccional-estático
Desde finales de los años cincuenta se han realizado variados estudios sobre detección
de trastornos formales del pensamiento en familiares de personas diagnosticadas de
esquizofrenia.
En 1990, Romney publicó los resultados de un metaanálisis de dieciséis estudios
realizados con familiares de primer grado. Encuentra asociaciones claras entre
pertenecer a la familia de una persona diagnosticada de esquizofrenia y manifestar
trastornos del pensamiento subclínicos. Para Romney, no obstante, en los estudios
revisados, se da una variabilidad que no puede ser explicada por errores muestrales y
que debe responder a la influencia de variables moderadoras no contempladas.
La variabilidad encontrada se puede deber tanto a las diferencias entre las pruebas
utilizadas como a que el criterio de selección haya sido “ser familiar de un
esquizofrénico”, en vez de “ser familiar de una persona con trastornos formales del
pensamiento”. Las investigaciones sobre la interacción familiar de personas con
disfunciones psíquicas han mostrado repetidas veces que no hay una correspondencia
biunívoca entre patrones disfuncionales de interacción y diagnósticos psiquiátricos.
Los resultados hacen pensar en una relación entre las diferencias significativas de los
grupos de padres y las diferencias significativas de los grupos de hijos. Parece como si
los jóvenes maníacos y sus padres, y los jóvenes esquizofrénicos y los suyos, tendiesen
a interactuar de forma complementaria.
Enfoque interaccional-genético
En 1965, Singer y Wynne plantean que la desviación comunicacional de los padres está
relacionada con los trastornos del pensamiento de los hijos que en el futuro van a
padecer una esquizofrenia, y que la relación se debe a una paulatina internalización o
apropiación de los estilos trastornados de comunicación de los padres por parte del
niño.