Psicopatología de La Memoria

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO (UTESA)

Asignatura: Psicopatología Clínica Prof.: Dra. Brito Periodo: 02-2021


Nombre: Sección: 122 Mat.:

Psicopatologías de la memoria
La memoria es una de las facultades superiores del ser humano. Está considerado así
desde tiempos inmemoriales, ya que la conservación y posterior uso de este
compendio de saberes ha sido siempre un verdadero reto para la humanidad. Somos,
en gran parte, herencia de lo que fueron nuestros antecesores, y para tomar muchas
decisiones, consciente o inconscientemente, recurrimos a nuestra memoria, es decir,
lo que pensamos, hicimos o vivimos con anterioridad. Un individuo sin memoria es
como un ser a la deriva, con gran riesgo de inadaptación social así como de
aislamiento. Un grave problema es el no recordar o el hacerlo solo en escasa medida.
Sin embargo, quién no ha oido alguna vez que "la memoria es la inteligencia de los
torpes". Este menosprecio y grave error está vinculado a ciertos métodos de estudio
basados en el almacenamiento mecánico, de forma indiscriminada y sin intención de
entendimiento de lo que se está memorizando. Al margen de este concepto errado,
podemos afirmar que la memoria, ligada a la inteligencia y estimulada
convenientemente, resulta imprescindible en nuestra vida, basada en una toma de
decisiones en la que no solo interviene la intuición sino también la capacidad de
pensar, unida a la reflexión que necesita a su vez a los recuerdos, recientes y lejanos,
precisamente mediante la memoria. La memoria conserva el pasado y lo actualiza en el
presente. Constantemente estamos fijando y evocando datos. Por la memoria existe la
historia y el hombre tiene una de sus esencias: la historicidad. De todo esto se puede
concluir, la importancia que tiene el conocer las causas así como posibles tratamientos
de las distintas patologías asociadas a la memoria.

En este trabajo, se hará un análisis de las diferentes trastornos no atribuibles a un


proceso normal de olvido, como la Amnesia, y sus diferentes tipos, y temporalidades
(temporal o permanente). Por último, trataremos el caso de la enfermedad de
Alzheimer, que es una de las causas de amnesia permanente más frecuente en la
sociedad actual.

La memoria es esencial para una vida inteligente. No hay mejor razón que esta
afirmación para que sea la elección del trabajo a realizar "Las Psicopatologías de la
Memoria".
Psicopatologías de la memoria
Son muchas las enfermedades y situaciones que pueden condicionar el
funcionamiento de la memoria, ya que se trata de una dimensión ampliamente
distribuida en el parénquima cerebral. En el presente artículo ahondaremos en las
distintas formas de amnesia y en las anomalías del recuerdo o del reconocimiento,
esto es, en las psicopatologías de la memoria.

1. Amnesias
El término "amnesia", de origen griego (y que podría traducirse como "olvido"),
subsume un grupo extenso de alteraciones de la memoria; heterogéneo en lo que
concierne a su origen, pronóstico y expresión clínica. Seguidamente se ahondará en
cada una de ellas.

1.1. Amnesia retrógrada

La amnesia retrógrada es, quizá, el problema de memoria más conocido. Se describe


como una dificultad específica para evocar sucesos del pasado, pero manteniéndose
inalterada la capacidad de crear nuevos recuerdos.

Afecta sobre todo a la información episódica, o lo que es lo mismo, a los hechos vividos
(mientras se mantiene la semántica, la procedimental, etc.). Suele ser una de las
múltiples consecuencias derivadas de los traumatismos cerebrales, o de enfermedades
demenciales que afectan a amplias regiones del sistema nervioso.

1.2. Amnesia anterógrada

La amnesia anterógrada es un compromiso de la memoria que se caracteriza por la


dificultad o imposibilidad de generar nuevos recuerdos a partir de un momento
concreto. Así pues, lo que se altera es la consolidación, o el proceso que transfiere
información del almacén a corto plazo hasta el almacén a largo plazo (dónde queda
fijada durante más tiempo). El recuerdo del pasado se mantiene intacto.

Las lesiones cerebrales en las estructuras hipocampales se han asociado


consistentemente a este tipo de problemas, así como el abuso de drogas o de
fármacos (alcohol, benzodiacepinas, etc.).

1.3. Amnesia global transitoria

Se trata de episodios agudos en los que quien padece este problema expresa la
dificultad de recordar sucesos más allá de los últimos que acaecieron en su vida;
aunque se mantiene la percepción, la atención y el resto de procesos cognitivos a su
nivel basal de funcionamiento.
El acceso a los recuerdos más distantes suele estar también afectado; pero no así el
nombre, la identidad, la procedencia u otra información básica y consolidada en
estratos profundos de la autodefinición (al igual que la habilidad para llevar a cabo
acciones sobre las que disponía de dominio).

La persona puede mostrarse emocionalmente afectada, pues es consciente del déficit


que le atenaza. Es particularmente sugerente de este problema la perseveración en los
actos y las preguntas que se formulan a las personas que se encuentran alrededor,
pues la respuesta se olvida casi inmediatamente. El episodio suele resolverse en pocas
horas (menos de 24), y la causa subyacente sigue siendo en gran parte desconocida.

1.4. Amnesia lacunar

La amnesia lacunar describe la imposibilidad de acceder a la información sobre sucesos


o períodos específicos, con unas coordenadas temporales muy concretas. La persona
podría recordar todo aquello que sucedió tanto antes como después de los hechos,
pero nunca lo que ocurrió durante los mismos. Se relaciona con la laxitud puntual del
nivel de atención o con estados alterados de conciencia (como el coma), pero también
es común en accidentes cerebrovasculares y traumatismos.

1.5. Amnesia postraumática

La amnesia postraumática tiene una etiología evidente: un golpe en la cabeza. Aunque


se puede manifestar de formas diversas, y tener una presentación clínica similar a la
que se ha descrito en las anterógradas/retrógradas, tiene la particularidad de ser un
indicador fiable de la gravedad del traumatismo sufrido. En casos leves puede
prolongarse durante apenas unos minutos, mientras que en los severos (más de un
día) puede llegar a ser permanente.

1.6. Amnesia funcional

La amnesia funcional describe toda alteración de la memoria para la que no puede


filiarse causa orgánica después de llevar a cabo todo tipo de exploraciones, entre las
que destacan las pruebas de neuroimagen. En cambio, una valoración minuciosa de las
circunstancias en las que se desarrolla sí permite asociarla con acontecimientos de alta
carga emocional, que se erigirían como su causa más probable. Uno de los casos más
comunes es el del estrés de tipo postraumático, aunque también se puede observar en
los trastornos disociativos (desde la fuga hasta la identidad disociativa).

1.7. Amnesia infantil

La amnesia infantil es aquella cuya presencia es natural durante la infancia, como


resultado de un desarrollo neurológico incompleto. En el fenómeno se encuentra
implicada la deficiente maduración del hipocampo, la cual impide una formación de
recuerdos declarativos.

A pesar de esta circunstancia, el desarrollo temprano de la amígdala sí facilita la


articulación de una impronta emocional para estos hechos, pese a que durante la
adultez no se puedan describir usando palabras exactas. Es por este motivo que, a
pesar de que no se pueda recordar lo sucedido durante los primeros años, sí puede
afectarnos a nivel emocional.

2. Anomalías del recuerdo


Las anomalías del recuerdo son habituales en la población general, aunque algunas de
ellas se manifiestan preferentemente bajo el influjo del consumo de ciertas sustancias
o de una patología del sistema nervioso central. En las líneas sucesivas exploraremos
cuáles son y a qué pueden deberse.

2.1. Recuerdo personal incompleto

Este fenómeno se presenta en el momento en que coincidimos con una persona con la
que ya lo hicimos en el pasado, y a pesar de que somos conscientes de tal matiz, no
podemos identificar de qué la conocemos (o de dónde). En este caso se produce un
recuerdo, aunque atenuado e incompleto, puesto que una parte de la información no
está disponible. Se trata de una experiencia común que se asocia a la ausencia de
claves contextuales que faciliten el proceso, esto es, al hecho de encontrarnos a la
persona en un espacio desacostumbrado (diferente a aquel en el que habitualmente
solemos ubicarla).

2.2. Sensación de conocer

Se trata de una sensación (roza la certeza) de que disponemos de conocimientos sobre


un suceso concreto, o sobre un término, aunque finalmente fallamos al tratar de
demostrarlos. Sucede especialmente con palabras o con conceptos, que pese a que
resultan familiares cuando los leemos o escuchamos sobre ellos, no podemos evocar
su significado exacto. Se produce con ello un reconocimiento impreciso, motivado por
el parentesco morfológico de dos términos: uno realmente conocido y otro que se cree
conocer.

2.3. Punta de la lengua

El fenómeno de la punta de la lengua (también conocido como Top of Tongue o


simplemente TOT) describe la incomodísima sensación que surge al vernos incapaces
de pronunciar una palabra concreta, pese a conocerla y desear usarla en el contexto
de alguna conversación. Este fenómeno es más frecuente en términos de uso raro,
pese a que también ocurre en los más cotidianos, y tiende a exacerbarse bajo
condiciones de fatiga o estrés. Puede ser más común, también, a medida que
transcurren los años.

A menudo la persona llega a recordar algunas de las propiedades de la palabra que


pretende usar, como el inicio o el final, y trata de llevar a cabo una subvocalización con
el propósito de "dar con ella". Paradójicamente, este esfuerzo a menudo inhibe la
irrupción de tan anhelado vocablo, pues se trata de una realidad que con mucha
frecuencia se desvela únicamente al dejar de pensar en ella.

2.4. Laguna temporal

Las lagunas temporales son momentos de la vida en los que, por una relevante
ausencia de atención, no hemos sido capaces de elaborar un recuerdo evocable de lo
acontecido. Puede suceder mientras se está desempeñando una actividad
automatizada por el hábito (conducir, cocinar, etc.), de modo tal que su desarrollo se
llevaría a cabo mientras estamos pensando en otras cosas, y no llegamos a formar
recuerdos sobre qué ocurrió "mientras tanto". Se trata de una especie de
ensimismamiento o incluso de distraibilidad, en la que se pierde la conciencia del
tiempo.

2.5. Verificación de tareas

Algunas tareas se llevan a cabo de una forma tan rutinaria que, pese a que se haya
prestado atención mientras se hacían, puede ser difícil discriminar si realmente se
llevaron a cabo o no. Esto es así porque su repetición ejerce un efecto de interferencia,
y la persona manifiesta dificultad para identificar si el recuerdo que se encuentra en su
"cabeza" corresponde a esta última ocasión o si en realidad es la huella de un día
precedente. El "problema" conduce a la comprobación constante de la acción (cerrar
una puerta, apagar los fogones, etc.).

2.6. Pseudomemoria

La pseudomemoria es una categoría genérica en la que se incluyen todos aquellos


procesos en los que se evoca un recuerdo falso o del todo inexacto. El más frecuente
de ellos es la confabulación, que consiste en la "fabricación" de falsos recuerdos para
rellenar los espacios vacíos de quienes (por causas variadas) no pueden evocar la
totalidad de algún episodio vivido.

El propósito aquí es, por tanto, dotar de significado a una experiencia que carece de él
por su incompletud, como un rompecabezas al que le faltan piezas clave para
resolverlo.

Otro ejemplo es la pseudología fantástica. En este caso se crean falsos recuerdos de


forma deliberada, pero que no pueden explicarse por huecos mnésicos, sino que por
una necesidad afectiva no resuelta. Se buscaría generar unos "sucesos" coherentes con
el deseo de sentirse de uno u otro modo, que tenderían a acentuar su intensidad en el
caso de que el interlocutor mostrara interés por ellos (hasta devenir actos del todo
imposibles y realmente fantasiosos).

Por último, muchos autores incluyen en esta categoría los recuerdos delirantes, a
través de los cuales la persona forma reminiscencias de un pasado que nunca tuvo
lugar. No obstante, tal construcción tiene sentido porque enlaza la experiencia del
presente (distorsionada por el delirio) con la pasada, trazando así una línea temporal
congruente con el contenido de los pensamientos y percepciones actuales.

3. Anomalías del reconocimiento


Las anomalías del reconocimiento son errores en la forma en que se procesa un
recuerdo o un estímulo ubicado en el presente, y que se podrían resumir como falsos
reconocimientos positivos (sensación de que se "recuerda" un hecho que se está
viviendo por primera vez) o falsos reconocimientos negativos (percepción de que algo
vivido con anterioridad surge ante nuestros ojos como totalmente nuevo).

3.1. Dejà vu

El dejà vu es una sensación conocidísima, ya que prácticamente todos hemos podido


vivirla en alguna ocasión. Se trata de la percepción de que una situación realmente
novedosa está bruñida de una gran familiaridad, como si no fuera la primera vez que
se transita por ella. En un lenguaje coloquial, tiende a expresarse como "esto me
suena" o "yo he estado aquí". Con los años se han postulado numerosas hipótesis para
explicarlo, desde espirituales a propiamente científicas, aunque el motivo por el que
ocurre no está claro todavía.

En los últimos tiempos se ha destacado su concurrencia junto a trastornos


psiquiátricos, fundamentalmente la despersonalización, así como en el contexto de
epilepsias o lesiones de la corteza temporal. En el supuesto de las personas sin
patología, reviste mucha mayor brevedad y una menor intensidad.

Por último, son numerosas las personas que creen en la posibilidad de que la
experiencia de dejà vu les permitiría predecir hechos particulares que pudieran tener
lugar mientras se despliega, una creencia distorsionada que se ha acuñado bajo el
epígrafe de "pseudopresentimiento".

Quizás te interese: "Déjà Vu: la extraña sensación de vivir algo ya vivido


anteriormente"

3.2. Jamais vu
El jamais vu es el espejo del dejà vu, de forma que podrían entenderse como opuestos.
En el caso que nos ocupa, la persona se enfrenta a una situación que ya había vivido al
menos en una ocasión, pero no percibe familiaridad en absoluto. Así, pese a que es
consciente de una experiencia previa idéntica o muy similar, valora el hecho como si
fuera completamente novedoso. Es menos común que el dejà vu, y puede ocurrirle a
personas que son sensibles a ligeras modificaciones espaciales que tienen lugar en
entornos conocidos (diluyéndose tan rápido como tarda en identificarse el cambio).

3.3. Criptomnesia

La criptomnesia consiste en la firme creencia de que un recuerdo no es tal, sino que se


trata de una producción original. De esta forma, se corre el riesgo de adoptar como
propias ideas o reflexiones de otras personas, puesto que su acceso a la memoria
carece de familiaridad y/o de reconocimiento. Es común en ámbitos científicos y
artísticos, y ha motivado a lo largo de los años innumerables pleitos por plagio o por
uso indebido de la propiedad intelectual.

Psicopatología del Pensamiento


La historia de los trastornos formales de pensamiento aparece ligada a la historia de la
descripción psiquiátrica de la esquizofrenia.

Para Bleuler (1911) el trastorno de las asociaciones, la ausencia de relaciones entre


ideas que debieran estar asociadas, constituía la característica central del pensamiento
esquizofrénico. Esa falta de conexión entre las ideas se debía al funcionamiento de los
mecanismos de condensación (dos ideas con algo en común que se mezclan dando
lugar a un concepto erróneo), desplazamiento (uso de una idea por otra) y al uso
inadecuado de símbolos.

Schneider (1942) caracterizaba el pensamiento esquizofrénico por el descarrilamiento


o pérdida de ilación (tendencia a perderse en pensamientos secundarios), la
sustitución (los pensamientos relevantes se cambian por otros subsidiarios), la omisión
(supresión innecesaria, total o parcial, de un pensamiento o una parte del mismo), la
fusión (una mezcla desordenada de pensamientos con abundantes interpretaciones),
la retirada o bloqueo, y el simplismo (disminución de la capacidad de abstracción).

Cameron (1944) afirmaba que la asíndesis, o falta de conexiones adecuadas entre


pensamientos sucesivos, era la característica básica de la esquizofrenia y podía ser
analizada en cuatro elementos:

1. La interpenetración: mezcla de temas y entre un tema y la fantasía.


2. La fragmentación: ruptura del pensamiento en sus aspectos parciales.
3. La sobre inclusión: incapacidad para mantener un tema en sus límites.
4. El uso de metonimias: aproximaciones imprecisas al tema central mediante el
uso de palabras o frases inexactas.

“El pensamiento es una actividad mental no rutinaria que requiere esfuerzo. Ocurre
siempre que nos enfrentamos a una situación o tarea en la que nos sentimos
inclinados a hallar una meta u objetivo, aunque existe incertidumbre sobre el modo de
hacerlo. En estas situaciones razonamos, resolvemos problemas, o de modo más
general pensamos.

El pensamiento implica una actividad global del sistema cognitivo, con intervención de
los mecanismos de memoria, la atención, las representaciones o los procesos de
comprensión; pero no es reductible a éstos. Se trata de un proceso mental de alto
nivel que se asienta en procesos básicos, pero incluye elementos funcionales
adicionales, como estrategias, reglas y heurísticos” (De Vega, 1984).

De esa forma, el estudio de los trastornos formales del pensamiento se convierte en el


estudio de las deficiencias en la realización de las tareas de inferencia deductiva, de
inferencia inductiva y, lo que viene a ser lo mismo, de solución de problemas.

Los llamados “trastornos formales del pensamiento” deberían estudiarse examinado


las deficiencias en la realización de tareas de razonamiento y de solución de
problemas, y “los trastornos del contenido” deberían ser abordados examinando las
características de las creencias erróneas. Sin embargo, cuando se revisan las
investigaciones sobre las deficiencias del razonamiento de los sujetos con trastornos
psicopatológicos parecen no tener en cuenta esta división.

¿”Pensamiento” o “discurso”?

En 1979, Nancy Andreasen subrayaba que no se puede inferir con certeza que un
lenguaje normal refleje un pensamiento normal, ni que un lenguaje trastornado refleje
un pensamiento trastornado; pero que, sin embargo, dentro de la típica práctica clínica
de la psiquiatría el término “trastorno del pensamiento” o “trastorno formal del
pensamiento” era usado como sinónimo de habla desorganizada.

Parece que debemos remitirnos más al discurso que al pensamiento si queremos


estudiar los fenómenos etiquetados como trastornos formales del pensamiento. Estos
trastornos son, de hecho, el resultado de: “Una forma de actividad que implica la
producción de lenguaje en situaciones de interacción o conversación, que puede
realizarse en condiciones tanto monológicas como dialógicas, y que puede adoptar
modalidades perceptivas igualmente diversas”. Esta es la definición de discurso.
Definición y evaluación
Categorías para evaluar el discurso individual

La excesiva proliferación de caracterizaciones clínicas de los trastornos formales del


pensamiento y la gran variación en el uso de la terminología tradicional llevaron a
Nancy Andreasen a crear una Escala de Trastornos del Pensamiento, el Lenguaje y la
Comunicación (1979). La escala, que se usa para evaluar el discurso individual
producido en entrevistas clínicas, se compone de 18 categorías que puntúan la
gravedad de los trastornos de 0 a 4 o de 0 a 5 puntos.

Definiciones:

1. Pobreza del habla (pobreza del pensamiento, habla lacónica): Respuestas


monosilábicas.
2. Pobreza del contenido del habla (pobreza del pensamiento, habla vacía,
alogía, trastorno formal negativo del pensamiento): Respuestas con una
duración mayor de lo adecuado y que proporcionan poca información. El
lenguaje es vago, repetitivo y estereotipado.
3. Presión del habla: Incremento en la cantidad de habla espontánea comparado
con lo que se considera socialmente adecuado. El paciente habla rápidamente
y es difícil interrumpirle. Algunas oraciones pueden quedar incompletas debido
al ansia por decir una nueva idea.
4. Habla distraída: El paciente se para en medio de una frase o idea y cambia el
tema en respuesta a estímulos inmediatos.
5. Tangencialidad: El paciente responde de forma oblicua, tangencial o incluso
irrelevante. Se refiere sólo a respuestas y no a transiciones en el habla
espontánea.
6. Descarrilamiento (pérdida de asociaciones y fuga de ideas): Un patrón de
habla espontánea en el que las ideas se escabullen unas de otras. Se dicen
cosas yuxtaponiéndolas y falta una adecuada conexión entre frases o ideas.
7. Incoherencua (ensalada de palabras, esquizofasia, paragramatismos): El
discurso se vuelve ininteligible. Algunas veces se ignoran las reglas de la sintaxis
y se unen palabras arbitrariamente y al azar. Otras veces aparece la
perturbación a nivel semántico cuando las palabras sustituidas en la frase
destruyen el significado. En general falta una adecuada conexión entre
palabras.
8. Ilogicidad: Es un patrón de habla en el que las conclusiones alcanzadas no se
siguen lógicamente. Pueden tomar la forma de fracasos en las inferencias
inductivas.
9. Resonancias (clanging): Aquí son los sonidos los que gobiernan la elección de
las palabras.
10. Neologismos: Formación de nuevas palabras cuya derivación no podemos
comprender.
11. Aproximaciones a palabras: Uso de palabras de forma no convencional o
creación de pseudopalabras siguiendo las reglas de formación de las palabras
del idioma.
12. Circunstancialidad: Discurso indirecto para alcanzar una idea meta. El hablante
señala detalles tediosos y hace excesivos paréntesis.
13. Pérdida de meta: Fracaso en seguir la cadena de pensamiento hasta su
conclusión.
14. Perseveración: Repetición persistente de palabras o ideas.
15. Ecolalia: Repetición en eco de palabras o frases del interlocutor.
16. Bloqueo: Interrupción del habla antes de completar un pensamiento o idea.
Después de un breve silencio el paciente señala que no sabe qué iba a decir o
de qué se está hablando.
17. Habla afectada: Habla pomposa, distante y excesivamente culta.
18. Autorreferencia: El paciente lleva el tema hacia sí mismo.

Siguiendo los criterios recomendados para estudios observacionales, la


fiabilidad de las categorías de Andreasen es aceptable en tan sólo nueve de las
18 categorías, usando el criterio menos exigente. A pesar de ello, casi la
totalidad de las investigaciones posteriores sobre trastornos formales del
pensamiento la utilizan como criterio para la formación de grupos.

Su desarrollo posterior agrupó las categorías en dos categorías mayores:

a. El trastorno positivo del pensamiento, categorías con producción de


habla profusa, inusual o extraña (presión del habla, tangencialidad,
descarrilamiento, incoherencia e ilogicidad) y
b. El trastorno negativo del pensamiento, que da cuenta de la dificultad en
la producción de habla (pobreza del habla y pobreza de contenido del
habla).

Otras escalas de este tipo, con menos difusión y éxito, son el Índice de pensamiento
idiosincrático y extraño de Harrow y Quinland (1985).

Ludwing (1986) ha hecho también una clasificación de los trastornos formales:

 Normal: Persistencia de un pensamiento completo y continuidad sin


distracciones.
 Desconexión de ideas: Palabras y frases con significado personal para el sujeto,
pero desconectados para el oyente.
 Circunloquios: Da vueltas alrededor de un punto o una palabra o parafasias
para expresar una idea.
 Mutismo: No comunica información o comunica muy poca información.
 Fuga de ideas: Presión del habla, con muchos bits de información por unidad
de tiempo. Habla tangencial que refleja distraibilidad.
 Bloqueo: Paros abruptos e iniciación de un nuevo pensamiento.
 Divagación: Habla sin significado, sin aparente relación con procesos internos o
estímulos externos.
 Temas interpenetrados: Habla dirigida por múltiples metas en la que se inician
temas antes de que el tema anterior se complete.
 Pobreza de ideas: Pensamiento lento, laborioso, pero que alcanza su meta.
 Circunstancialidad: Muy detallado con muchas disgresiones y trivialidades.
 Perseveración: Redundancia de bits de información con relativa falta de
habilidad para conseguir completar la respuesta.

Categorías para evaluar la desviación comunicacional

Los fenómenos de comunicación desviada de caracterizan por el hecho de que quien


escucha es incapaz de construir una imagen visual coherente o de dar vida a un
constructo coherente partiendo de lo que dice el otro.

Las categorías ponen el acento en la dificultad de compartir un foco de atención y


transmitir un mensaje con significado compartido.

Las categorías usadas por Ditton, Green y Singer (1987):

 Problemas de compromiso:
o Cambios no relacionados de una idea a otra, a menudo en la misma
frase, que dejan confuso al oyente.
o Ideas que comienzan y que se abandonan abruptamente sin
explicación.
o Perceptos que cambian mientras uno de los padres los describe.
o Declaraciones sobre lo que no es la mancha (TAT o Rorschach).
o Ideas que son dadas y luego abandonadas.
o Cláusulas condicionales en las que las ideas son calificadas con
condiciones que no están presentes.
o Dar ideas en forma de pregunta.
 Problemas de referencia:
o Instrucciones que dejan al oyente preguntándose de qué se está
hablando.
o Descripciones tan vagas que el emisor podría estar hablando de
cualquier cosa.
o Cambios de tiempo, género, número y referentes dentro de la
presentación de una sola idea.
o Observaciones que indican que la idea es de otros.
o Descripciones demasiado cortas para poder ser usadas.
o Uso de jerga técnica o de palabras que probablemente no están en el
vocabulario del destinatario.
 Anomalías del lenguaje:
o Frases ordinarias usadas de forma rara.
o Frases con un peculiar orden de palabras.
o Uso de palabras con significado privado.
o Juegos de palabras que desvían al oyente de la tarea asignada.
o Usar las mismas palabras y frases una y otra vez muy próximas unas de
otras.
 Disrupciones:
o Preguntas u observaciones extrañas.
o Bromas o risas que en el contexto constituyen probablemente una
distracción.
o Saltos de una idea a otra sin dar al niño (interlocutor) una señal que
anuncie la razón del salto.
o Pausas largas, especialmente en medio de la frase.
o Frases raras o cambios abruptos en la velocidad de expresión de una
idea o frase.
 Contradicciones, secuencias arbitrarias:
o Observaciones que contradicen la información anterior.
o Enunciados que retoman o niegan algo dicho previamente.
o Lógica peculiar o razonamiento non-sequitur.
o Fusión de dos ideas que deberían separarse.

Teorías

Para explicar los trastornos del discurso cabe adoptar múltiples enfoques. Las
actividades comunicativas pueden ser estudiadas desde un punto de vista psicológico
desde dos enfoques complementarios:

1. El individual: Se centra en las contribuciones de los sujetos cuando afrontan una


tarea de comunicación y presupone que las condiciones de la tarea y las metas
que la definen no son alteradas por la actividad del propio sujeto.
2. El interaccional: Se centra en la relación entre las contribuciones de los
participantes en una tarea comunicativa, de forma que las contribuciones
establecen las condiciones y pueden cambiar las metas de los participantes en la
actividad conjunta.
Estos enfoques pueden además aplicarse para obtener descripciones y explicaciones
de dos tipos:

1. Estáticas o actuales: Son descripciones de los desempeños actuales de los


sujetos. Pueden dar y dan descripciones y explicaciones procesuales, pero no
atienden al modo en que el desempeño actual dirige o condiciona el desempeño
futuro.
2. Genéticas o evolutivas: Se ocupan del cambio en los desempeños de los sujetos
explorando el modo en que los desempeños actuales y pasados condicionan los
futuros.

Enfoque individual-estático

Trata de explicar los llamados “trastornos formales de pensamiento” identificando


fallos en los procedimientos de producción o comprensión. La investigación, sin
embargo deja muchas lagunas e incertidumbres. La razón es que, como decían Bentall,
Baker y Havers (1991) en un trabajo sobre alucinaciones y control de la realidad, los
diseños de investigación de la psicopatología tradicional han utilizado habitualmente el
diagnóstico psiquiátrico como variable independiente. En los últimos años, no
obstante, se ha hecho evidente el valor de investigar cada manifestación
comportamental de la psicosis.

Las limitaciones provienen, precisamente, de la ausencia de estudios específicos, la


mayor parte de las investigaciones disponibles están dirigidas, bien a explorar la
relación entre los trastornos formales del pensamiento y diversas categorías de
diagnóstico psicopatológico, como la manía, la depresión, los trastornos esquizoactivos
o la esquizofrenia.

Los trastornos formales del pensamiento no conllevan dificultades especiales en tareas


comunicativas de comprensión.

Los resultados de diversas investigaciones mostraron que mientras los sujetos con
trastornos formales del pensamiento fracasaban cuando realizaban la tarea en el papel
de emisor, no fracasaban cuando estaban en el papel de receptor.

Hay indicios también de que los problemas de los sujetos con trastornos formales del
pensamiento en tareas de producción comunicativa no provienen de fallos en las
etapas de codificación lingüística de los enunciados (producen enunciados sintáctica y
léxicamente adecuados).

En opinión de Rochester (1978), cuando las personas con trastornos esquizofrénicos


fallan en la comunicación verbal es porque cometen un error al tener en cuenta las
necesidades del oyente, y los sujetos que muestran trastornos formales del
pensamiento son los que ajustan peor su discurso a estas necesidades.

En los años veinte, Sullivan propuso la hipótesis “hipótesis del auditor fantástico”,
afirma que todo discruso implica para el hablante la puesta a prueba de la utilidad
informativa potencial de sus mensajes a través del contraste de los mensajes
planificados y todavía no emitidos con un “oyente imaginario” o “interlocutor
imaginario” que representan las necesidades informativas del interlocutor real. En la
medida en que el “interlocutor fantástico” simule adecuadamente al “interlocutor
real”, el mensaje será comunicativamente eficaz. En la medida en que se produzcan
discrepancias se producirán fallos de coherencia y de interpretabilidad de los
mensajes.

Los resultados de las investigaciones de Harrow muestran que los sujetos con
trastornos formales de pensamiento no son conscientes de lo extrañas que les resultan
a los otros sus producciones. En su opinión, los trastornos formales del pensamiento se
producen porque se da un aumento del arousal cognitivo y una disminución de la
actividad inhibitoria, que producen una gran atención hacia temas personales y una
tendencia a mezclarlos en el pensamiento y en el discurso dejando de tener en cuenta
los estándares sociales y borrando, posiblemente, los límites entre lo real y lo irreal.

En opinión de Harvey los resultados de las últimas investigaciones apoyan la idea de


que la sensibilidad a las distracciones contribuyen considerablemente a explicar
estadísticamente la gravedad de los trastornos formales del pensamiento.
Posiblemente porque esa sensibilidad se traduce en facilidad para confundirse en lo
que respecta al estado de información el oyente.

Enfoque individual-genético

Al buscar explicaciones genéticas se aprecia cómo la búsqueda de la etiología de la


esquizofrenia o de la manía impide cualquier atisbo sobre la génesis de los trastornos
formales. Las investigaciones más centradas en el tema de los trastornos formales son
las recogidas por McGrath (1991), quien sugiere que los distintos defectos observados
en el lenguaje de las personas esquizofrénicas se deben a alteraciones en las vías
nerviosas que unen las regiones corticales y subcorticales proyectándose en el córtex
prefrontal.

Enfoque interaccional-estático

Desde finales de los años cincuenta se han realizado variados estudios sobre detección
de trastornos formales del pensamiento en familiares de personas diagnosticadas de
esquizofrenia.
En 1990, Romney publicó los resultados de un metaanálisis de dieciséis estudios
realizados con familiares de primer grado. Encuentra asociaciones claras entre
pertenecer a la familia de una persona diagnosticada de esquizofrenia y manifestar
trastornos del pensamiento subclínicos. Para Romney, no obstante, en los estudios
revisados, se da una variabilidad que no puede ser explicada por errores muestrales y
que debe responder a la influencia de variables moderadoras no contempladas.

La variabilidad encontrada se puede deber tanto a las diferencias entre las pruebas
utilizadas como a que el criterio de selección haya sido “ser familiar de un
esquizofrénico”, en vez de “ser familiar de una persona con trastornos formales del
pensamiento”. Las investigaciones sobre la interacción familiar de personas con
disfunciones psíquicas han mostrado repetidas veces que no hay una correspondencia
biunívoca entre patrones disfuncionales de interacción y diagnósticos psiquiátricos.

Los resultados hacen pensar en una relación entre las diferencias significativas de los
grupos de padres y las diferencias significativas de los grupos de hijos. Parece como si
los jóvenes maníacos y sus padres, y los jóvenes esquizofrénicos y los suyos, tendiesen
a interactuar de forma complementaria.

Enfoque interaccional-genético

En 1965, Singer y Wynne plantean que la desviación comunicacional de los padres está
relacionada con los trastornos del pensamiento de los hijos que en el futuro van a
padecer una esquizofrenia, y que la relación se debe a una paulatina internalización o
apropiación de los estilos trastornados de comunicación de los padres por parte del
niño.

En la década de los setenta, Doane, Goldstein, Neuchterlein y colaboradores en sus


trabajos determinaron que cuando se evaluaban conjuntamente características
personales y familiares, el nivel inicial de desviación comunicacional de los padres era
el mejor predictor individual de que los hijos desarrollasen en el futuro un trastorno
perteneciente al espectro de la esquizofrenia (Goldstein, 1987).

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