Ensayo de Propiedades de Cimentacion de Diferentes Tipos de Suelo y Rocas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE

FACULTAD DE INGENIERÍA

INGENIERÍA CIVIL Y ADMINISTRACIÓN

UNIDAD DE APRENDIZAJE: GEOTECNIA EN EDIFICACIONES

DOCENTE: NOÉ MONTALVO CHI

TAREA: ENSAYO

8 SEMESTRE GRUPO C

ALUMNO: MARIA FERNANDA MARTINEZ TUZ

SAN FRANCISCO DE CAMPECHE, CAMP.A MARZO 2021


Propiedades de Cimentación de diferentes tipos de suelos y rocas
Suelos sin cohesión

Las gravas en forma de depósitos aluviales suelen estar generalmente mezcladas con
arenas en mayor o menor grado.
Las gravas corrientes y las arenosas en un estado de densidad media o algo mayor, tienen
una elevada capacidad de carga y una baja compresibilidad. Los suelos compactos de grava
originan dificultades en la introducción de pilotes.
Las gravas arenosas, en estado húmedo, pero situadas sobre la capa de agua, tienen
cierta cohesión, pudiendo, por Io tanto, ser excavadas y permanecer en pie con inclinaciones
muy pronunciadas, con tal que estén protegidas de la erosión del agua. Las gravas sueltas sin
aglutinante de arena son inestables en las laderas de las excavaciones y requieren un ángulo
de reposo de 30° a 35°.
Los suelos arenosos tienen una capacidad de carga y una compresibilidad similares a las
gravas, aunque las arenas muy sueltas (como, por ejemplo, las arenas de dunas) tienen una
elevada compresibilidad, requiriendo, en correspondencia, cargas pequeñas para evitar un
excesivo asentamiento de los cimientos. Las arenas densas y consolidadas presentan una
elevada resistencia a la introducción de pilotes, precisándose pilotes de acero si se requieren
penetraciones profundas.
Las arenas depositadas en estado natural sobre la capa de agua, suelen estar
generalmente húmedas en mayor o menor grado y, por consiguiente, permanecen sin
desmoronarse en pendientes muy pronunciadas en las excavaciones. Sin embargo, es
necesario realizar un entibado o tablestacado en excavaciones estrechas y profundas, donde
un hundimiento repentino, causado por vibraciones o por un secado rápido de la arena puede
ser peligroso para los trabajadores.
Las excavaciones en arenas situadas bajo la capa de agua suelen terminar en un
hundimiento de los lados o una, a menos que se utilice un sistema apropiado de drenaje del
agua. Esta inestabilidad, conocida también como estado movedizo o de arena movediza, se
debe a la erosión producida por la afluencia de agua a la excavación. Puede lograrse una gran
estabilidad disponiendo un sistema de desagüe del terreno que transporte el agua desde la
excavación• hasta pozos de filtración o tubos de achique. En circunstancias especiales puede
ser necesario estabilizar las arenas mediante inyección de productos químicos, o excavación
mediante aire comprimido en cajones.
Los depósitos de arenas sueltas son sensibles a los efectos de las vibraciones que producen
un mayor estado de compactación de las partículas. Por consiguiente, se ha de prestar
especial atención al proyecto de cimentaciones de maquinaria sobre arenas sueltas o de
densidad media, siendo necesario tomar precauciones contra el asentamiento de estructuras
ya existentes debido a las vibraciones que se producen en operaciones de construcción tales
como voladuras o introducción de pilotes.
En algunas partes áridas del globo, la estructura de los depósitos sueltos de arena es
susceptible de hundimiento si tiene lugar alguna afluencia de agua, produciéndose, como
consecuencia, un grave asentamiento de las estructuras cimentadas sobre estos depósitos.
La afluencia de agua puede producirse a causa de la rotura de los desagües o por fugas en
las tuberías. Los depósitos de arena pueden formarse como resultado de la meteorización y
fractura de formaciones calcáreas. Estos depósitos que proceden de la meteorización de otras
rocas suelen encontrarse casi siempre en estado suelto excepto en la superficie en que pueden
estar débilmente consolidados por una rociada de limo o sal. En estos tipos de depósitos se
admiten cargas de cimentación bajas a menos que se compacten por vibración u otros
métodos.
Muy diferentes de estos productos meteorizados son las arenas calcáreas o piedras calizas
consolidadas, formadas por la evaporación de aguas ricas en sales y. cal, a causa de los
efectos de la temperatura, formando una dura costra en la superficie de las capas arenosas.
Estos suelos se conocen en varias partes del mundo con los nombres de caliche, tufa, o
Steppen Kalk. Una característica de su formación es la irregularidad en el espesor y
distribución de la costra endurecida. Puede existir en varias capas distintas de espesor variable
separadas por arenas sueltas, o en grandes masas irregulares de distintos grados de
consolidación. Por lo tanto, es bastante difícil proyectar cimentaciones que aprovechen por
completo las ventajas de una elevada capacidad de carga del material consolidado. La
alteración de las arenas consolidadas, ocasionada por la maquinaria de excavación, el tráfico
de la construcción, o la afluencia de agua, conduce a una rápida transformación en un material
que tiene la textura de un limo arenoso, altamente inestable si se encuentra mojado. Las
arenas consolidadas resultan muy abrasivas para la maquinaria de excavación.

Suelos cohesivos
Las características de cimentación de estos suelos varían ampliamente con su formación
geológica, contenido de humedad, y composición mineralógica.
Las arcillas glaciares son consistentes y duras. A causa de su elevada preconsolidación en
tiempos glaciares sólo tienen lugar unos pequeños asentamientos bajo pesadas cargas de
cimentación. Algunos depósitos de arcilla glaciar son muy variables, conteniendo lentejas (a
menudo con algo de agua) de gravas y arenas. En tales condiciones, el proyecto de
cimentación debe tener en cuenta la variable compresibilidad y capacidad de carga en una
localidad determinada. Si se llevan a cabo profundas excavaciones en depósitos glaciares,
deben tomarse precauciones contra el empuje de cavidades de grava o arena inundada de
agua. Las excavaciones en arcillas glaciares bastante uniformes y duras se sostienen
verticalmente sin soporte alguno durante largos períodos. La presencia de bloques erráticos o
cavidades de guijarros y grandes trozos de grava puede causar dificultades en la introducción
de tablestacas u otros pilotes de apoyo en terrenos de arcillas glaciares. Otro tipo de depósito
glaciar es el de arcilla estratificada que comprende una serie de capas de arcilla separadas
por capas más delgadas de arena o limo. Estas capas intermedias suelen tener, por lo general,
cantidades apreciables de agua, que ocasionan dificultades en el «sangrado» de arena o limo
en las excavaciones

Las arcillas estratificadas son generalmente más compresibles y de consistencia más blanda
que las arcillas en bloque. La introducción de pilotes en arcillas estratificadas puede debilitar
la dureza de la capa de arcilla hasta alcanzar la consistencia de una mezcla blanda y pastosa,
por lo que es aconsejable continuar la introducción hasta un estrato más firme por debajo de
los depósitos estratificados. Por otro lado, en los lugares en que las arcillas estratificadas se
encuentran bordeando un río o un lago, pueden originarse fluctuaciones en el nivel de agua de
las capas arenosas con un efecto perjudicial en la capacidad de carga del depósito. Por estos
motivos, se suele considerar a las arcillas estratificadas como suelos problemáticos en la
construcción de cimentaciones.
Arcillas con nódulos de sílex constituyen un suelo residual compuesto de las partes
insolubles de caliza que quedan tras la disolución de materiales calcáreos, por un lado, y de
las arcillas, arenas, y pequeños guijarros de la Era Terciaria que existieron con la caliza, por
otro. Bajo la zona de meteorización superficial, la arcilla con nódulos de sílex presenta una
consistencia desde dura a muy dura, y una baja compresibilidad. En algunos depósitos pueden
presentarse dificultades en la excavación debido a la presencia de masas de grandes nódulos
en contacto con arcilla seca y dura. La arcilla con nódulos de sílex es una variedad dentro de
la arcilla común y, como tal, no presenta grandes cambios de volumen con la variación del
contenido de humedad.
Las arcillas duras y fisuradas, poseen una elevada capacidad de carga bajo la superficie
débilmente meteorizada. Por otro lado, como se trata de arcillas preconsolidadas, tienen una
baja compresibilidad. Son arcillas «gruesas» y las estructuras en ellas cimentadas presentan
un lento asentamiento al cabo de un largo período de años. Las arcillas duras y fisuradas
muestran unos pronunciados cambios de volumen al variar el contenido de humedad. Por
consiguiente, las cimentaciones deben efectuarse a una profundidad en la que no existan
movimientos apreciables por hinchamiento o contracción de la arcilla en estaciones
alternativamente húmedas y secas.
Por idéntica razón, es necesario evitar la acumulación de agua en el fondo de las excavaciones
a fin de procurar que no se produzcan hinchamientos o ablandamientos del suelo.
La estructura fisurada de estas arcillas suele causar dificultades, casi siempre imprevistas, en
la estabilidad de las laderas de las excavaciones, en la estabilidad de las paredes de
perforaciones sin trazado alguno realizadas por métodos mecánicos de sondeo para pilotes de
cierta profundidad, y en el proyecto de entibado o tablestacado de las excavaciones.
Las arcillas rojas del trópico son, suelos residuales que resultan de la meteorización física y
química de las rocas ígneas. Suelen ser arcillas magras con una capacidad de carga
relativamente alta y una baja compresibilidad. Sin embargo, en ciertas condiciones tropicales,
puede originarse una permeabilidad de las arcillas a escasa profundidad, dando lugar a un
material poroso con una elevada compresibilidad.. Las arcillas rojas del trópico no muestran
cambios de volumen pronunciados al variar el contenido de humedad y pueden excavarse con
pendientes verticales o muy pronunciadas con escaso riesgo de hundimiento.
Laterita es un término utilizado para designar un suelo ferruginoso de constitución arcillosa,
que tiene una apariencia en forma de concreciones. Las lateritas tienen un color típicamente
amarillento o pardo rojizo. Existen en forma de costras bastante duras y de unos 6 m o más de
espesor, sobre materiales arcillosos más blandos, seguidos de la roca madre. Las lateritas
tienen una elevada capacidad de carga y una baja compresibilidad. NO presentan dificultad
alguna en la construcción de cimentaciones.
Las arcillas negras del trópico se originan también a partir de ígneas. Se suelen encontrar
generalmente en topografías de drenaje escaso. Al contrario que las arcillas rojas, las arcillas
negras presentan muchas dificultades al realizar las cimentaciones, debido a los pronunciados
cambios de volumen al variar el contenido de humedad y a causa de sus características de
drenaje escaso, llegan a hacerse intransitables para los vehículos utilizados en construcción
durante la estación húmeda. Como estas arcillas existen en países en donde hay estaciones
marcadamente húmedas y secas, los movimientos del suelo, ocasionados por estas
alteraciones en la humedad y la sequía, son muy severos y se extienden a profundidades
considerables. En muchos casos ha sido necesario construir edificios ligeros sobre cimientos
de pilotes a fin de llegar más abajo de las zonas de movimientos del suelo.
Las arcillas calcáreas y salinas se han formado por la acumulación de minerales arcillosos
en aguas salinas o ricas en cal. Los depósitos aumentan a base de arena y polvo arrastrados
por el viento. Comprenden una costra superficial de 1,80 m o más de espesor, de arcilla reseca
bastante dura, sobre arcilla húmeda más blanda. La costra de la superficie no se suele
ablandar a una profundidad apreciable por las lluvias de invierno.
Esta costra tiene una capacidad de carga adecuada para soportar estructuras ligeras; sin
embargo, las estructuras pesadas que requieran amplias cimentaciones para transmitir las
cargas a los estratos subyacentes, blandos y compresibles, pueden sufrir serios
asentamientos, a menos que estas cimentaciones sean a base de pilotes introducidos hasta
estratos menos susceptibles a la compresión. Las arcillas calcáreas presentan unos cambios
de volumen muy pronunciados al variar el contenido de humedad y en los sitios en que los
cambios de estación son muy marcados. En los países en que no existen marcadas diferencias
entre los aguaceros de las distintas estaciones, los movimientos del suelo no constituyen un
serio problema. En algunas regiones, la costra dura es una aglomeración débilmente
consolidada de arena o partículas arcillosas del tamaño de la grava, resultante probablemente
de la acumulación que producen los vientos. Estos suelos pueden hundirse en caso de
inundaciones combinadas con una carga de cimentación excesiva.
Las arcillas aluviales (incluyendo las marinas) son materiales geológicamente recientes,
formados por la acumulación de materia limosa y arcillosa en los valles de los ríos, en los
estuarios, y en el fondo del mar. Suelen presentarse «normalmente consolidadas», es decir,
se han consolidado bajo su propio peso, no habiendo estado sujetas en su historia geológica,
a carga alguna de preconsolidación. Por el hecho de estar normalmente consolidadas,
muestran un incremento progresivo en la resistencia a cizalladura a medida que aumenta la
profundidad, variando desde muy débil en las proximidades de la superficie del terreno hasta
muy elevada a cierta profundidad. En la costra superficial pueden adoptarse cargas admisibles
moderadamente altas con poco o ningún asentamiento para cimentaciones estrechas, por no
transmitir los esfuerzos a los depósitos subyacentes, débiles y altamente compresibles. En el
caso de cimentaciones anchas o profundas, es necesario adoptar capacidades de carga muy
bajas, o utilizar un tipo especial de cimentación conocido con el nombre de placa de flotación
o bien soportar la estructura sobre pilotes introducidos a través de las arcillas aluviales blandas,
hasta un estrato de apoyo satisfactorio.
Las arcillas aluviales y especialmente las marinas si se alteran durante el muestreo o los
trabajos de construcción, presentan una pronunciada pérdida en la resistencia a cizalladura.
Análogamente al caso de arcillas duras y fisuradas, deben tomarse precauciones contra los
efectos de las contracciones o hinchamientos propios de cada estación, así como la acción
desecadora por parte de las raíces de la vegetación sobre las cimentaciones.
Las arcillas aluviales son con frecuencia arcillas estratificadas interpuestas entre capas de
turba.
Los limos se presentan como depósitos glaciares o aluviales, o arrastrados por el viento. Los
limos glaciares y aluviales suelen contener generalmente cantidades apreciables de agua,
siendo de consistencia débil. Figuran entre los suelos que más dificultades presentan a los
trabajos de excavación como consecuencia de ser muy susceptibles al hundimiento y
«ebullición». A causa de su extraordinaria facilidad para retener el agua no pueden desecarse
por los sistemas tradicionales de bombeo.
Las arcillas para ladrillos son, bastante duras y no suelen presentar dificultades en los trabajos
de cimentación. Los suelos de loess están débilmente consolidados y tienen una elevada
capacidad de carga. Sin embargo, se hunden con facilidad al mojarse, lo cual puede suceder
como resultado de alguna inundación o incluso por rotura de las cañerías de agua. Los suelos
de loess pueden sostenerse con fuertes verticales a grandes alturas, suponiendo que se hayan
protegido de la erosión que ocasiona la falta de agua. Los limos son susceptibles al
hinchamiento por congelación.
La turba existe en dos formas: la turba de los páramos o turba alta, y la turba baja o pantanosa.
Este último tipo es más fibroso. Ambos tipos están compuestos casi enteramente de materia
orgánica, siendo altamente compresibles. El procedimiento usual consiste en efectuar la
cimentación de las estructuras bajo la turba, sobre estratos menos compresibles, a menos que
puedan tolerarse grandes asentamientos. Otra característica indeseable de la turba es su
“pérdida”. La superficie del terreno de turbas pantanosas se va hundiendo lentamente a través
de los años debido a la consolidación del terreno bajo su propio peso (acelerada por el
drenaje), a la turba fibrosa apartada por impulso del viento, y a incendios accidentales o
deliberados de la turba. Por consiguiente, si los cimientos bajo capas de turba son efectuados
a base de pilotes o pontones, la superficie de los terrenos circundantes se hundirá con relación
a la estructura, con el resultado de que, al cabo de un largo período de años, las cimentaciones
llegan a exponerse al aire libre.

Rocas
Las rocas volcánicas, tales como el granito, basalto, gabro, gneis, esquistos y pórfidos, suelen
tener una excelente capacidad de carga, a menos que se encuentren seriamente alteradas o
resquebrajadas. Para rocas ígneas o gnéisicas en perfectas condiciones, puede tomarse como
capacidad admisible de carga 100 kg/cm2.
En los países tropicales, las rocas volcánicas suelen encontrarse casi siempre profundamente
meteorizadas por la acción física y química de los elementos. El granito descompuesto, situado
sobre un lecho de roca en perfectas condiciones, variaba desde una especie de arcilla, porosa,
débil y compresible, cerca de la superficie del terreno, hasta una frágil agregación de partículas
de cuarzo en una matriz de arcilla dura a una profundidad de 20 a 30 m. Esta materia del fondo
poseía una gran resistencia a cizalladura y era casi incompresible. Con frecuencia se
encuentran grandes bloques de granito perfecto encajado en roca descompuesta. El granito
descompuesto es estable en las excavaciones, pudiendo mantenerse sin apoyo en frentes casi
verticales por largos períodos de tiempo.
La cuarcita tiene unas capacidades de resistencia excelentes. En las «areniscas duras» entre
las que se incluyen la cuarcita puede adoptarse una carga de 40 kg/cm2 como carga admisible.
Son altamente abrasivas, causando serios desgastes en el equipo de sondeo y en los dientes
de las palas excavadoras.
Las areniscas en estado no meteorizado poseen una capacidad de carga bastante buena; se
suelen adoptar como cargas admisibles 40 kg/cm2 para areniscas duras y 20 kg/cm2 para
areniscas blandas. Sin embargo, pueden presentar dificultades considerables en los trabajos
de cimentación, debido a una profunda e irregular meteorización. La extensión y forma de
meteorización depende del cemento de unión. El cemento arcilloso da lugar a una roca de baja
resistencia susceptible de debilitación si se expone al agua o al hielo. Las areniscas con un
cemento de unión arcilloso pueden presentar meteorización causada por el hielo, a una gran
profundidad, como resultado de la acción del mismo en tiempos glaciares. Si el cemento es
calcáreo puede haberse disuelto en cantidades irregulares, formando cavidades fortuitas de
arena suelta en el interior de la roca perfecta. En las areniscas se requiere sumo cuidado en
los sondeos exploratorios. El sondeo por percusión no suele ser adecuado debido a que el
espesor y extensión de los estratos o cavidades meteorizadas se oscurece a medida que la
roca es destrozada por las herramientas de percusión.
Los esquistos de limo o esquistos de barro tienen características de cimentación similares a
las areniscas, aunque casi siempre suelen encontrarse muy meteorizados. Como los esquistos
de barro dan lugar a depósitos sin estructura alguna, suele ser bastantes difícil destrozar la
roca mediante explosivos en excavaciones a granel, debido a que no se resquebraja como las
rocas fisuradas.
Las pizaras se encuentran generalmente alteradas con la consistencia de arcilla, desde blanda
hasta bastante dura. A veces, la acción glaciar puede haber causado resquebrajamientos,
dando lugar a profundos depósitos de partículas rotas y sueltas. Si están intactas y sin
meteorizar, las pizarras tienen una elevada capacidad de carga, que según el Code of Practice
for Foundations (Código de Procedimiento para Cimentaciones), viene a ser de unos 20
kg/cm2 tanto para pizarras duras como para esquistos de limo. Algunas pizarras tienen
tendencia a ablandarse en contacto con el agua, Io que ocasiona un gran descenso en la
capacidad de carga. Las pizarras pueden resultar bastante penosas en las excavaciones de
cimentaciones, sobre todo cuando los planos de estratificación se inclinan hacia adelante en
un frente excavado.
La pizarra rojiza quemada es útil para rellenar malecones y trasmuros de contención,
utilizándose también para formar una capa estable sobre suelos blandos y facilitar, de este
modo, la construcción. Sin embargo, si el material contiene pizarra sin quemar o parcialmente
quemada, suele hincharse en contacto con el agua, originando grandes presiones sobre los
muros de contención.
La marga es cualquier material calcáreo naturalmente formado que puede utilizarse como
abono agrícola. Con mucha frecuencia, el término se restringe a depósitos de arcilla calcárea
o marga arcillosa o bien sus equivalentes consolidados». Es difícil señalar la capacidad de
carga de las margas Keuper debido a la variable profundidad de meteorización e intercalación
con las areniscas. Suelen estar bastante fisuradas y debido a la filtración de agua, suelen
debilitarse en las regiones próximas a las fisuras. La disolución de los nódulos calcáreos puede
conducir a la formación frecuente de pequeñas cavidades. En las regiones próximas a la
superficie puede darse el caso de que toda la masa del material se encuentre debilitada, pero
a medida que aumenta la profundidad, la debilitación está restringida a una estrecha zona
próxima a las fisuras. A mayores profundidades, las fisuras comienzan a cerrarse
estrechamente y a estar libres de agua, si la roca se encuentra en estado duro y sin meteorizar.
Análogamente al caso de las areniscas, el sondeo por percusión no es un método de
exploración digno de confianza debido a que destroza la estructura de la roca reduciéndola a
una lechada arcillosa.
La caliza varía ampliamente en sus características presentándose desde depósitos blandos y
friables hasta grandes masas de roca estratificada.
La debilitación es causada por la acción del hielo o la filtración dente del agua, pudiéndose
extender a una profundidad de 15 m o más. La caliza suele estar también expuesta a la
debilitación como consecuencia de la alteración mecánica; por ejemplo, la acción de
herramientas de perforación tales como cucharas o escoplos puede transformar una caliza
dura en un material semejante a una débil masilla, debido a la rotura de la estructura celular
de la roca y a la liberación del agua contenida en sus células. La caliza meteorizada puede
variar desde un material blando en forma de masilla, en la superficie, hasta una masa de
grandes protuberancias en una matriz de caliza en su estado menos meteorizado. En la
transición entre la caliza meteorizada y sin meteorizar, el material blando está limitado a las
fisuras o los planos de asentamiento. La introducción de pilotes en materia parcialmente
meteorizada tiende a reducir la caliza ablandada a un sistema agrietado, con una resistencia
a la introducción consiguientemente más baja.
Para obtener datos cuantitativos sobre la capacidad de carga y asentamiento, se han utilizado
ensayos de resistencia por placa. Al aumentar la carga, las células desbaratadas de la caliza
se consolidan con un considerable incremento de la capacidad de carga y la última fase es el
fallo normal, como material granuloso, de la masa consolidada. La caliza puede explotarse en
frentes de excavación casi verticales, aunque es susceptible a la rotura por meteorización
debida al hielo. Para estabilidades a largo plazo se requieren frentes de 450 a 500 de
inclinación.
Las piedras calizas no poseen muchas de las problemáticas características de la caliza o creta
(que naturalmente es una variedad de piedra caliza). Son, por lo general, más duras y menos
inclinadas a una meteorización profunda. Para piedras calizas en masa puede adoptarse una
carga admisible de 40 kg/cm2. Sin embargo, el ingeniero debe estar siempre alerta por la
posible aparición de profundos tragaderos o fisuras, rellenos con materias blandas, en las
formaciones de piedras calizas. Pueden hallarse ocultas por depósitos superficiales, aunque a
menudo son delatadas por depresiones e irregularidades en la superficie del terreno. La piedra
caliza intacta aparecía perfilada irregularmente en forma de «islas» o «promontorios» entera o
parcialmente rodeados por arenas y arcillas rellenando los tragaderos. Sondeos de más de 15
m no alcanzaron el fondo del material de relleno.
En algunas zonas, las rocas superiores a la piedra caliza se han desintegrado e introducido en
los tragaderos de la misma, formando el material desintegrado una masa de fragmentos
sueltos. En tales circunstancias no debe usarse pilotaje, consistiendo el procedimiento usual
en salvar por encima los tragaderos, o cubrirlos mediante una losa en forma de cúpula apoyada
por su canto en el borde del cráter hundido. Si los tragaderos son muy anchos es necesario
buscar otro emplazamiento para la estructura, debido a que dichos tragaderos son siempre
susceptibles de un renovado hundimiento a intervalos de tiempo bastante imprevisibles.
La afluencia del agua del terreno puede ser considerable en excavaciones realizadas en piedra
caliza con contenido de agua, sobre todo si la roca es cavernosa o marcadamente fisurada. A
menudo es necesario recurrir al relleno de juntas de cemento, una mezcla de cemento/arena,
serrín, o betún, a fin de reducir la cantidad de agua que ha de bombearse.

CONCLUSIÓN
Los suelos formados por arenas medias y gruesas cuentan con una granulometría favorable
para sustentar estructuras con un cierto nivel de resistencia, debido a su gran estabilidad y su
resistencia a los cambios de humedad y temperatura.
Estos suelos cuentan con varias clasificaciones, que las hacen más o menos factibles para las
construcciones
Suelos arcillosos. Estos se hinchan ante la presencia de la humedad y se contraen en su
ausencia. Estas variaciones representan un inconveniente para las cimentaciones
desplantadas en este tipo de suelo, ya que, al expandirse, esta buscará separarse de la
estructura. A este fenómeno se le conoce como “arcillas expansivas”.
En estos casos, los constructores tienden a hacer cimentaciones más profundas, ya que a
medida que el suelo es más profundo, mayor es la estabilidad. El clima y la humedad del lugar
son factores que son llevados a consideración a la hora de iniciar una obra sobre suelo
arcilloso, dado que la arcilla endurece ante la falta de humedad.
Suelo arenoso. Los suelos arenosos están conformados por arenas medias y gruesas,
teniendo una granulometría muy favorable para sustentar estructuras con cierta resistencia.
Este es sumamente estable ante los cambios de la temperatura y humedad, siendo más
estable que el arcilloso. Las cimentaciones en losa son bastante comunes en este tipo de
suelos. El gran problema de los suelos arenosos es que son muy propensos a la erosión,
afectando en gran medida la cimentación y la estructura del lugar.
La gran desventaja de las arenas finas es la gran susceptibilidad que tienen ante movimientos
sísmicos, ya que su granulometría tiende a densificarse produciendo efectos y daños en las
cimentaciones. Al igual que ocurre con los suelos arcillosos, se recomiendan las cimentaciones
profundas.
Suelos limosos. Estos son suelos de grano fino con escasa plasticidad, y se caracterizan por
ser estériles, pedregosos y porque filtran el agua con gran facilidad. Este tipo de suelo posee
una granulometría comprendida entre la arena fina y la arcilla. Al no ser un material cohesivo,
presenta algunas dificultades durante las construcciones, Por este motivo, cuando se
construye sobre suelos limosos requieren sistemas especiales de cimentación.

BIBLIOGRAFÍA
M.J. TOMLINSON. DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DE CIMIENTOS

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