La Imagen de La Venezuela de Marcos Pérez Jiménez en La España de Francisco Franco
La Imagen de La Venezuela de Marcos Pérez Jiménez en La España de Francisco Franco
La Imagen de La Venezuela de Marcos Pérez Jiménez en La España de Francisco Franco
Francisco Franco
Resumen
Summary
This work attempts to reflect how was the media image of Venezuela's Marcos
Perez Jimenez in the Spain of Francisco Franco through two Spanish-rotating at
the time two of the most important, the ABC and La Vanguardia. The period is very
evocative analyze both sides of the Atlantic (1954-1962), it lies between the rise and
fall of Venezuelan dictator in a precise historical moment that Spain was trying to
break into the world, take another picture and be accepted, but an alliance of
political, ideological, economic, and symbolic media with perezjimenato was an
essential objective for Spanish diplomacy.
Preámbulo
En la prensa española puede verse con claridad el tránsito de la afinidad ideológica
al descrédito mediático, es decir, el deterioro de la imagen del dictador venezolano
Marcos Pérez Jiménez en España, nación que tanto alababa su administración en
un principio, que luego deja en las garras de la prensa el deshuese de su imagen
ahora denostada y acaso vergonzosa para dos rotativos que eran nichos de buena
publicidad hacia el gobierno de Pérez Jiménez; hay que tener en cuenta que la
dictadura franquista aún tenía todo el aparato de censura para evitar la caída tan
estrepitosa de la imagen de Pérez Jiménez ante la opinión pública española, y aún
así, no intervino. Recuérdese que no será hasta 1966 cuando se apruebe la ley del
18 de marzo de prensa e imprenta, conocida como la Ley Fraga, que entre sus
puntos se anulan las consignas y la censura previa como procedimiento normal,
reservadas a partir de ahora solamente a casos de emergencia nacional o guerra 1.
Una vez que triunfó el fascismo español en 1939, se le imprimió a España una
suerte de estigma político en la arena diplomática internacional, que se tradujo en
una era de aislacionismo internacional a partir de su exclusión en la Organización
de Naciones Unidas tras la resolución en 1946, por su colaboracionismo con las
potencias del eje nazi-fascista. No es atrevido aseverar que más colaboraron los
fascistas italianos y los nazis alemanes2 con Franco en la guerra civil española.
Aunque sí hubo una contribución tímida de España con Hitler, la llamada Brigada
Azul (aproximadamente 46.000 voluntarios para el frente oriental, pertenecientes
al Ejército de Tierra o de las milicias de la Falange Española Tradicionalista y de las
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, conducidos el primer año por el general
Agustín Muñoz Grandes) que a la caída de Stalingrado los aliados presionaron a
Franco para que hiciera una retirada escalonada de estos españoles en 1943. Fue,
digamos, un primer gesto claro de hacia dónde iba la diplomacia y la acción
exterior del franquismo.
Un síntoma de este compás abierto entre España y América Latina fue la creación
de los Institutos de Cultura Hispánica que desde 1947 actuarían en una red de
asociaciones radicadas en América, para «
crear una poderosa corriente de ideas
trabajadas sistemáticamente. Su motivación fue la "filiación hispánica", como
vehículo de unión de personas de distinta nacionalidad
»3 Este campo de
filiaciones políticoculturales pretendía llegar una brazada más lejos en el terreno de
la diplomacia y los convenios de cooperación, pues «Gracias a una serie de logros
en el campo cultural, se mantenía en la creencia de que el hispanismo iría ganando
en "amplitud y volumen", en cuanto que las relaciones culturales fueran reforzadas
por una intensa relación económica, quedando de ese modo trazado el camino de la
vinculación hispanoiberoamericana.» 4
Buena parte de América Latina y el Caribe era una región que políticamente, en las
fechas que nos incumbe este estudio, podía hablar bajo los mismos códigos que la
España de Franco, en cuanto al catecismo anticomunista, en alguna medida
católico, conservador, e incluso, a lo que a sistemas corporativistas se refiere se
identificaron con la «democracia orgánica» del caudillo español. Era América
Latina y el Caribe una plaza de sables, de partidos únicos, sistemas sociales
conservadores y caudillos nacionales que se hallaban cómodos en la acepción
«hispanoamericana» como un lugar de encuentro ideológico y cultural, construido
-a la medida-entre las capitales de la región (Caracas, Buenos Aires, La Habana,
Ciudad Trujillo, Managua, San Salvador, Bogotá, Lima
) y Madrid, la antigua
metrópoli: «El 12 de octubre de 1953 -Día de la Hispanidad-el ministro Martín
Artajo lanzó el plan de una Comunidad Hispánica de Naciones, destinado a
coordinar la acción diplomática de los países de lengua española en torno a un ideal
igualitario de pertenencia a un mismo ámbito cultural
»5
Según los grandes objetivos marcados para medio plazo, además de las colonias de
residentes, el campo por excelencia sobre el que trabajar en aras del prestigio de
España en la región era la opinión pública americana. Para captar a los distintos
sectores sociales americanos no cabía otro remedio que ensayar la propaganda
política o cultural.7
En el texto puede leerse una suma de los logros hechos -y por hacer-del gobierno
venezolano, una explícita loa a la administración de Pérez Jiménez que también
cumplía con informar al público español los grandes cambios que vivía Venezuela:
Las obras que, como las modernas autopistas, los grandes hospitales, las
majestuosas edificaciones universitarias, las numerosas concentraciones escolares,
el vasto conjunto de viviendas para las clases media y obrera, los grandes centros
de colonización agrícola, las canalizaciones del Orinoco y de la Barra del lago de
Maracaibo, los hoteles de primera categoría y tantas otras más
13
Las alianzas que se establecían entre las dos dictaduras, además de asirse de la
presunta unión idiosincrática -en lo religioso por ejemplo-llegaba como es de
esperar, hasta guiños en lo militar, los cuales no se dejaron pasar por debajo de la
mesa, sin que la opinión pública española se enterase. Destaca en este sentido el
artículo del 26 de junio de 1956 sobre la condecoración que le hace el gobierno de
Venezuela al ministro del aire español, donde en los discursos del embajador y del
ministro abundan las loas mutuas entre los regímenes. Un detalle que necesario de
subrayar es el discurso del embajador venezolano Simón Becerra, felicitando al
militar español teniente general González Gallarza, por su destacada carrera aérea
antes y durante el franquismo:
Dentro del mismo ánimo de simpatías y colaboración entre los dos regímenes y en
específico dentro de la esfera de las Fuerzas Armadas de Venezuela y España, el
ministro venezolano de Relaciones Exteriores Loreto Arismendi, le impuso la
Orden del Libertador, al ministro del Ejército español, teniente general Muñoz
Grandes, el sábado 13 de octubre de 1956. Señalábamos al principio que Muñoz
Grandes comandó durante su primer año la incursión de la División Azul en Rusia.
La naturaleza del protocolo del acto oficial demuestra la fortaleza pretendida entre
los dos gobiernos. Asistieron en el hotel Ritz el presidente de las Cortes y Consejo
del Reino, Esteban Bilbao, los ministros de Asuntos Exteriores, Alberto Martín
Artajo, Obras Públicas, conde de Vallellano, Ejército, teniente general Muñoz
Grandes, Aire, teniente general González Gallarza, Gobernación, Blas Pérez
González, Hacienda, Francisco Gómez de Llano, Educación Nacional, Jesús Rubio
y de Industria Joaquín Planell. Las palabras de Loreto Arismendi escurren en una
reivindicación, supuestamente histórica, de las dos naciones, impresas con gran
cantidad de simbolismos, ajustados a la fuerza de un mensaje ciertamente
propagandístico y cómplice con los orígenes de la dictadura franquista:
El gobierno de la República de Venezuela ha hecho reconocimiento de vuestros
esclarecidos títulos al otorgaros la condecoración. Es para mi motivo de singular
satisfacción cumplir el honroso encargo que diera el primer magistrado de mi país,
general Marcos Pérez Jiménez, de colocar en vuestro pecho las insignias
correspondientes. Soy intérprete en este acto de una evidente expresión de la
justicia, porque representáis, con extenso haber de méritos, un vivo ejemplo de
virtudes ciudadanas. Habéis sabido, en efecto, desde los días que formasteis parte
del Ejército español en Marruecos, robustecer, contribuyendo a darle brillo, la
hermosa tradición española que es capítulo imborrable de la historia del mundo.
Está seguro el Gobierno de mi país de que V.E. tendrá con la debida estima la
condecoración que os entrego, ya que ella simboliza, además, una prueba de la
amistad y el afecto que Venezuela siente por España. 18
Mas junto a esta gratitud honda y sincera yo quiero, señor ministro, hacer llegar a
vuestro ánimo la admiración que nuestro Ejército y toda España sienten por esa
noble nación de Venezuela que, dotada por la Providencia de inmensos tesoros
materiales, tanto en la fertilidad de sus tierras como en las entrañas del subsuelo,
ha sabido no deslumbrarse ni envanecerse dedicando inteligentemente sus
mayores afanes desde el primer momento a cultivar los valores espirituales de
nuestra raza, mejorando la condición humana de sus hijos con el
perfeccionamiento y creación constante de esas universidades y centros de cultura
que tanto o más que la explotación de aquellos tesoros han de contribuir a la
grandeza de vuestra patria y al bienestar de la humanidad. Que Dios os acompañe
en tan formidable empeño y yo os ruego hagáis llegar a vuestro presidente, general
Marcos Pérez Jiménez, y a todo el Gobierno, mi reconocimiento más profundo por
el honor recibido, y para mis compañeros del Ejército venezolano, al que deseo las
mayores felicidades, os pido les llevéis este abrazo que yo os doy y en el que pongo
todo mi corazón.19
El lugar de encuentro entre los dos regímenes no se resumía nada más a lo militar,
al parecer, un importante nicho estratégico para ambos gobiernos. También
atravesaba umbrales con mayor carga simbólica e histórica, con la cual se entrevé
una relación política que pretendía hurgar las raíces de lo hispanoamericano como
un proceso continuo desde el siglo XV, que llegaba a su clímax con las dos
dictaduras en pleno tránsito del siglo XX. El 14 de febrero de 1957, en la prensa
gráfica del ABC destacan en una fotografía el acto de entrega de una reproducción
de la carta de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos, donde el Almirante informaba
la noticia universal del arribo a un nuevo mundo. El acto de la entrega del facsímil
de la carta a marcos Pérez Jiménez se realizó en el Palacio de Miraflores, donde
Martín Artajo, presidente del Patronato del Instituto de Cultura Hispánica y Valdés
Larrañaga, embajador de España en Caracas, oficiaron el protocolo. 20
La mutua simpatía entre los regímenes supuso una gran cantidad de guiños y
salutaciones, como se ha notado a lo largo de esta mirada a la prensa española. Vale
continuar destacando situaciones como la del jueves 1 de abril de 1954, cuando es
envestido Pérez Jiménez con la Gran Cruz del Mérito Militar por su homólogo
español en virtud de la conmemoración del Día de la Victoria, fecha clave del
calendario franquista que celebraba la amarga derrota de la República española 21.
Al otro lado del océano se homenajeaba también, con gran pompa, al ministro
español de la Gobernación, Blas Pérez en Caracas: «
a su llegada a la capital
venezolana, ha revestido caracteres de acontecimiento verdaderamente
extraordinario, señalándose en los medios periodísticos que no se recuerda una
acogida tan entusiástica a ninguna otra personalidad extranjera de las que han
visitado Caracas.»22
La suerte del general Marcos Pérez Jiménez es bien poco envidiable. El proceso de
su extradición, largamente madurado, no ha hecho sino exacerbar el odio que en su
país se le profesa generalmente y el que ahora le espera en Caracas con seguridad
no estará teñido de benevolencia. Aparte de sus errores políticos, mucho más
importantes que sus aciertos, según la opinión casi unánime, en el orden
puramente personal el ex presidente no gozaba de simpatías, ni siquiera en el
circulo estrecho de quienes fueron sus colaboradores o compinches, dicho sea en el
lenguaje vulgar que el venezolano de la calle prefiere. Su gestión presidencial, al
margen de la propaganda que para acabar de hundirlo en el desdén de sus
compatriotas han montado los equipos de Betancourt, su gran adversario liberal, se
caracterizó por rasgos de crueldad y frivolidad pecaminosa poco comunes y, sobre
todo, por una venalidad de difícil parangón. El botín dinerario que se llevo al exilio
lo acredita así cumplidamente y es en justa consecuencia de semejante escandalosa
depredación
25
Poco menos de ocho años antes, el vicepresidente del senado venezolano Jesús
Antonio Cova expresaría en Madrid sus gratas impresiones sobre la prensa de la
España de Franco: «Se refirió luego el señor Cova a la Prensa española, para la que
tuvo encendidas frases de elogio. "Puedo decirles -continuó-que la considero entre
las mejores del mundo. Su sensatez, su criterio justo y atinado de información,
hace que sea considerada en muchos aspectos como, modelo."»26
Palabras finales
Por otro lado el contexto internacional en la década de los cincuenta fue más
favorable para España que en los años anteriores. Se trataba pues de la época en
que el franquismo empezaba a ser absuelto por la comunidad internacional que
años antes intentaba aislar la dictadura, así que Franco no tenía graves
compromisos con la Venezuela perezjimenista que la obligara a asumir una
posición definidamente crítica con la incipiente democracia liberal que comenzaba
para los venezolanos en la década de los sesenta. Ese aspecto queda demostrado en
este muestreo hemerográfico una vez que el aparato de censura del régimen -aún
robusto y vigoroso-no actúa, no interviene para rescatar la imagen en
descomposición de Marcos Pérez Jiménez.
A pesar de la activa diplomacia entre las dos dictaduras, que alcanzaron altos
niveles de encuentro ideológico, no había necesidad de mantener una posición
determinada, producto de las evidentes simpatías, posiblemente gracias a la
naturaleza del nuevo contexto de las relaciones internacionales, y sobre todo, la
administración de Kennedy y su significado -mediático-para el proceso de
democratización de las Américas. La España de Franco debía ser coherente con las
exigencias políticas de Estados Unidos en la región latinocaribeña, y la caída
sucesiva de los regímenes dictatoriales afines al franquismo en décadas anteriores,
pudo ser una suerte de freno a una política de hispanoamericanismo para ver el
nacimiento del panamericanismo. Esto siempre perturbó a los intelectuales
latinoamericanos quienes abogaron por fortalecer la comunión hispanoamericana
ante la imposición panamericana anglosajona, al punto de intentar una literatura
histórica regeneradora de los valores hispanos ancestrales -todo lo contrario a la
intelectualidad decimonónica-, tal como Mario Briceño-Iragorry, y más temprano
Rufino Blanco-Fombona y Rubén Darío, entre tantos otros.
Sin embargo, en una perspectiva general y tal vez más amplia, el contexto de guerra
fría terminaba delimitando en grandes trazos un mundo partido por un solo
interés: la lucha contra el comunismo; y si bien las dictaduras en España,
Latinoamérica y el Caribe contravenían los principios de la democracia liberal,
dieron resultados favorables en la guerra política contra el comunismo.
Notas
1
CARRILLO LÓPEZ Marc, El marco jurídico-político de la libertad de prensa en la
transición a la democracia en España (1975-1978), en Historia Constitucional,
núm. 2 (2001) pp. 4-11.
2
Como fue la Legión Cóndor, el apoyo aéreo nazi alemán al ejército terrestre de
Franco durante la guerra civil. Asimismo hubo un apoyo logístico, como el
transporte de tropas, suministros, artillería y carros de combate (sobre todo Panzer
I). El caso paradigmático en cuanto a su repercusión internacional e histórica fue la
Operación Rügen, nombre clave del bombardeo de Guernica, la villa vasca de 7000
habitantes, el 26 de abril de 1937. Fue la primera acción de la fuerza aérea nazi con
el objetivo primordial de asesinar población civil, para lograr así un efecto de
desmoralización en la resistencia vasca.
3
ENRICH Silvia, Historia diplomática entre España e Iberoamérica en el contexto
de las relaciones internacionales (1955-1985), Madrid: Ediciones de Cultura
Hispánica, 1989, pp. 68-69.
4
Ibíd.
5
GIL Julio, La política exterior del franquismo. Entre Hendaya y El Aaiún,
Barcelona: Ediciones Flor del viento, 2008, p. 307.
6
La concepción ideológica del Nuevo Ideal Nacional la propuso el ideólogo y
ministro del régimen venezolano Vallenilla-Lanz al plantear que «La fórmula poco
importa porque ella ni da ni quita capacidades. El problema es de fondo, cultura
contra barbarie, llámese ésta demagogia o tiranía, y para alcanzar la victoria es
necesario movilizar todos los recursos, todas las reservas, todas las energías de la
nación». El Nuevo Ideal Nacional era la fórmula del gobierno desarrollista del
perezjimenato, donde el Estado por primera vez haría del fondo de capital -fruto de
varias décadas de exploración y explotación petrolífera- una agenda de inversión
nacional en toda la infraestructura del país.
7
PARDO SANZ Rosa, Con Franco hacia el imperio, Madrid: UNED, 1994, p. 123.
8
En una semblanza de los presidentes de América Latina y el Caribe, el ABC se
refiere al coronel Carlos Castillo Armas, militar golpista que derroca al gobierno de
Arbenz de esta forma: «Su triunfo contra el Gobierno comunistoide de Arbenz fue
clamoroso, y sus afanes tienden a la reconstrucción de su patria.» ABC, 12 de
octubre de 1955.
9
Archivo Histórico de Miraflores, 28 serie A, caja 27. Inventario. Epístola con
memorándum anexo. Vistor Cediilo. Miraflores, 2 de febrero de 1954.
10
Ibíd.
11
Venezuela, La Vanguardia Española, sábado, 10 de diciembre de 1955, p. 7.
12
Ibíd.
13
Ibíd.
14
Ibíd.
15
UGALDE Alexander, La acción exterior del nacionalismo vasco: Historia,
pensamiento y relaciones internacionales, Bilbao: Instituto Vasco de
Administración Pública, 1196, p. 672.
16
El gobierno de Venezuela condecora al Ministro del Aire español, La
Vanguardia Española, martes 26 de junio de 1956, p. 4.
17
Otras notas gráficas de actualidad, ABC, Madrid 12 de junio de 1955, p. 43.
18
Imposición al teniente general Muñoz Grandes del Gran Cordón de la Orden del
Libertador, ABC, Madrid 14 de octubre de 1956, p. 71.
19
Ibíd.
20
Obsequio español al presidente venezolano, ABC, Madrid 14 de febrero de
1957, p. 5.
21
Condecoraciones concedidas por el Jefe del Estado con motivo del Día de la
Victoria, La Vanguardia Española, 1 de de abril de 1954, p. 18.
22
Don Blas Pérez ha sido objeto de un entusiasta recibimiento en Caracas, La
Vanguardia Española, 1 de diciembre de 1955, p. 19.
23
ABC, Madrid 12 de octubre de 1955, p. 9.
24
La Vanguardia española, 10 de diciembre de 1955, p. 7.
25
Una extradición y una prisión, La Vanguardia Española, 14 de agosto de 1962,
p. 11.
26
Declaraciones del vicepresidente del Senado de Venezuela, la Vanguardia
Española, 27 de octubre de 1954, p. 4.