Unidad 3. Titularidad

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Cátedra

de Derechos Editoriales y de Autor - 2020


Carrera de Edición- Facultad de Filosofía y Letras – Universidad de Buenos Aires

DERECHO DE AUTOR
Monica M. Boretto
UNIDAD 3

Titularidad

1. Noción. A partir de la creación de una obra nace en cabeza de sus creadores una serie de
facultades legales de carácter exclusivo denominados “derechos” en sentido subjetivo1, los cuales
pertenecen a las personas físicas o jurídicas denominadas titulares. Los titulares son los sujetos
del derecho de autor, aquellos a los que pueden imputársele derechos y obligaciones a través de la
ley. Todas las personas, ya sean físicas o jurídicas, pueden ser sujetos de derecho. En la ley 11.723
se utilizan las siguientes expresiones en sentido sinonimo: autor, propietario, titular, dueño,
herederos y derechohabientes y personas que hayan dado su consentimiento.

2. Efectos y alcance. El carácter exclusivo del derecho de autor atribuye a su titular la capacidad de
gozar y disponer de la obra sin más limitaciones que las que establecidas en la ley. Dicha
disposicion comprende fundamentalmente el ius prohibendi, 2 expresado como la “facultad de
autorizar o prohibir”cualquier uso de la obra de parte del titular.
La creatividad representa una condición intrínseca de la protección, un predicado real que enuncia
una categoría objetiva, pero no al sujeto en si. La atribución de derechos propiamente dicha
consiste en una cuestión puramente jurídica cuyos contornos son modelados por cada legislación
nacional. En principio, el autor es el que crea la obra y la obra es el resultado de su creación, pero la
titularidad puede corresponder o no al mismo. Una vez creada la obra se convierte en una
mercancía y como tal goza de una naturaleza patrimonial y transable, lo que significa que puede
ser objeto de transmisión por parte de los titulares, según los modos establecidos por la ley.

3. Definición. El autor es la persona física que crea la obra , y a quien la ley le atribuye la
titularidad inicial o primigenia de la misma. Bajo otras legislaciones, especialmente en los países
del copyright la expresión “autor” es sinónimo de “titular”, con prescindencia de la condición
inicial de la creación de la obra. En el derecho convencional los tratados (CB, WCT, etc.) se han
utilizado en el mismo sentido, dejando librado a las legislaciones nacionales la definición,
atribución y alcance de la expresión “autor”.
La expresión derecho de autor nos remite en primer lugar al creador de la obra, es decir, al autor.
Las leyes en general no definen qué es un “autor” 3, pero podríamos decir que el autor es el creador
de la obra y el titular inicial del derecho de autor. Sin embargo, los conceptos de “autoría” y
“titularidad” no son completamente sinónimos: por ejemplo, una obra puede ser creada por un
sujeto y la titularidad recaer sobre otro, una persona física o jurídica distinta del creador. Este es el
caso de las obras cinematográficas, las obras creadas por asalariados, los programas de ordenador,
las obras colectivas, las obras por encargo y las bases de datos, entre otras.

1 El derecho subjetivo es el contenido de un derecho, es decir las facultades, poderes y acciones de que se compone y que se atribuyen

correlativamente al sujeto, para que éste, quede legitimado a llevar a cabo una conducta de hacer, reclamar, no hacer o para abstenerse.
Nace de la ley o de un contrato. La cara contrapuesta de un derecho subjetivo, es una obligación.
2 PORTERO LAMEIRO,José Domingo. “El autor y su característico ius prohibendi: TRLPI vs. Carta Magna”. Véase en:

https://librosrevistas‐derecho.vlex.es/vid/autor‐caracteristico‐ius‐prohibendi‐679166293
3 El Convenio de Berna, en el Art. 14 bis(a), deja librado el problema sobre la titularidad de la obra cinematográfica al derecho nacional

bajo el principio lex protectionis: “La determinación de los titulares del derecho de autor sobre la obra cinematográfica queda reservada a
la legislación del país en que la protección se reclame.”
1
4. Evolución. Tradicionalmente se consideró al titular del derecho de autor al propio autor,
creador de la obra a partir de su intelecto, como titular originario o inicial. En respuesta al
paradigma de la creación humana para gozar de la protección, cuestión distinta de la atribución de
la titularidad, actualmente desafiada por la inteligencia artificial. En efecto, Google ha comenzado a
financiar un programa que escribirá artículos de noticias locales. En 2016, un grupo de museos e
investigadores de los Países Bajos presentó un retrato titulado El nuevo Rembrandt, una nueva
obra de arte generada por una computadora que había analizado miles de obras del artista
neerlandés del siglo XVII Rembrandt Harmenszoon van Rijn. En 2016, una novela breve escrita por
un programa informático japonés alcanzó la segunda ronda de un premio literario nacional. Y la
empresa de inteligencia artificial propiedad de Google, Deep Mind, ha creado un programa que
puede generar música escuchando grabaciones. En otros proyectos, las computadoras han escrito
poemas, editado fotografías e incluso compuesto un musical.4
La evolución tecnológica fue reflejándose en la extensión de la protección y consecuente atribución
de titularidad. En el siglo XX y XXI fueron apareciendo producciones con marcada intervención
técnica entre los creadores y su obra, tales como la fotografía, la cinematografía, las emisiones de
radio, las grabaciones fonográficas, las interpretaciones fijadas en fonogramas o en obras
audiovisuales, la televisión, las transmisiones satelitales, los programas de computación, las bases
de datos, blog, aplicaciones web, videojuegos, creaciones por inteligencia artificial y todas las que se
generen en el entorno digital. Esta circunstancia creo tensión en la protección y consecuente
atribución de la titularidad en el sistema continental del derecho de autor de raigambre
personalista. Mientras que el sistema anglosajón fue absorbiendo esta evolución técnica dentro
copyright, puesto que desde su origen, no distingue entre las personas físicas y las personas
jurídicas como titulares del copyright.

5. Nomina. En general, las leyes establecen una nómina taxativa o enunciativa de los titulares del
derecho de autor. En Argentina, la Ley 11.723 en el artículo 4°:
“Son titulares del derecho de propiedad intelectual:
a) El autor de la obra;
b) Sus herederos o derechohabientes;
c) Los que con permiso del autor la traducen, refunden, adaptan, modifican o
transportan sobre la nueva obra intelectual resultante.
d) Las personas físicas o jurídicas cuyos dependientes contratados para elaborar
un programa de computación hubiesen producido un programa de
computación en el desempeño de sus funciones laborales, salvo estipulación en
contrario.”5
Dicha nomina es complementada con las disposiciones de los artículos 3°, 8°,16°, 17°, 18°,
19°, 20°, 29°, 31° y 56°, que amplia la misma a otros titulares originarios:
 Art. 3°. Editor de obra anónima o seudónima
 Art.8°. Personas jurídicas (obras creadas por instituciones, corporaciones o personas
jurídicas) 6
 Art.16°. Editor de obra colectiva (Presunción de titularidad) 7
 Art. 17°8, 18°9 y 19°10 .(Coautoría)

4 https://www.wipo.int/wipo_magazine/es/2017/05/article_0003.html
5 Inciso d, incorporado por art. 2.° de la Ley N° 25.036 B.O. 11/11/1998.
6 “La propiedad intelectual de las obras anónimas pertenecientes a instituciones, corporaciones o personas jurídicas, durará cincuenta

años contados desde su publicación.(Artículo sustituido por art. 1° del Decreto Ley N° 12.063/1957 B.O. 11/10/57.)”
7 “Salvo convenios especiales los colaboradores de una obra disfrutan derechos iguales; los colaboradores anónimos de una compilación

colectiva, no conservan derecho de propiedad sobre su contribución de encargo y tendrán por representante legal al editor.”
8 “No se considera colaboración la mera pluralidad de autores, sino en el caso en que la propiedad no pueda dividirse sin alterar la

naturaleza de la obra. En las composiciones musicales con palabras, la música y la letra se consideran como dos obras distintas.”
9 El autor de un libreto o composición cualquiera puesta en música, será dueño exclusivo de vender o imprimir su obra literaria

separadamente de la música, autorizando o prohibiendo la ejecución o representación pública de su libreto y el compositor podrá
hacerlo igualmente con su obra musical, con independencia del autor del libreto.”
10 “En el caso de que dos o varios autores hayan colaborado en una obra dramática o lírica, bastará para su representación pública la

autorización concedida por uno de ellos, sin perjuicio de las acciones personales a que hubiere lugar.”
2
 Art.20°. Colaboradores de obra cinematográfica.11
 Art.29°. Propietario del diario, revista o periódico.12
 Art. 31°. Personas retratadas (titulares del derecho de imagen)
 Art. 56°. Artistas interpretes o ejecutantes (Derecho de Interpretes)

6. Obras originarias y derivadas. El adjetivo "original" tiene la misma acepción que en la
expresión "obras originales" . Sin embargo la referencia se hace a una obra concreta ‐"original"‐
que ya existía y de la que se ha derivado una versión. La protección de la obra derivada es "sin
perjuicio de los derechos del autor de la obra original" significa que hay dos series de derechos en
esa obra: los derechos de la obra‐"original"‐ que ya existía, y los derechos de la obra derivada. En la
práctica la autorización de obras derivadas suele simplificarse. Esto tiene que ver con el hecho de
que‐ sobre la base del derecho de traducción y del derecho de adaptación, arreglo y otra
transformación (Arts. 8 a 12 del Convenio de Berna, Arts. 23, 24, 25 y26 , ley 11.723)‐ no es posible
crear una obra derivada de una obra que ya existía sin la autorización del autor de esta última.

La protección por derecho de autor de las traducciones y el derecho de traducción, por un lado, y la
protección por derecho de autor de las adaptaciones y el derecho de adaptación, por otro lado,
parecen estar al mismo nivel, esto no significa que la relación de las traducciones con las obras
traducidas sea la misma que la de las adaptaciones con las obras adaptadas. La tarea de traducción
es ofrecer una variante en otro idioma de una obra literaria, que sea lo más fiel posible al texto
original. En la "recreación" de la obra en otro idioma deben encontrarse sus elementos originales ‐
la misma estructura de los pensamientos, la misma expresión (sustantiva) de los sentimientos, la
misma forma de presentación de la información, etc. El concepto de "traducción" es muy claro
cuando se trata de la transposición de un texto de una lengua real (hablada o “muerta", como el
latín; natural o artificial, como el esperanto; normal, como el italiano toscano, o un dialecto, como el
''piamontés") a otra. Sin embargo, es menos evidente la transformación de un programa de
computación en otro "lenguaje de programación", o de un código fuente en un código objeto,
también pueden considerarse como traducción o, más bien, deben considerarse como una
adaptación u "otra modificación".

Regular estas cuestiones de identificar el tipo de derecho y al titular de los mismos, es competencia
de las legislaciones nacionales. La caracterización jurídica de esos casos puede ser compleja, pero
su protección por derecho de autor no difiere considerablemente según la categoría a la que
correspondan. Por lo tanto, los que traducen, refunden, adaptan, modifican o transportan una obra,
son titulares originales de obras derivadas, sobre su versión.

En efecto, el concepto de "adaptación" es claro. Significa la transformación de la obra en otro


género (por ejemplo, una obra literaria en una obra teatral), o con fines de presentar nuevas formas
de utilización (por ejemplo la creación de una versión "abreviada" de una obra). La adaptación
cinematográfica de una obra es también una adaptación, aunque este tipo de obra es objeto de
disposiciones específicas (Arts. 14 y 14bis del Convenio de Berna; Arts. 20, 21 y 22, Ley 11.723).

El concepto de "arreglos musicales" tampoco requiere una explicación pormenorizada. La


titularidad a la que refiere el Art. 4.3) incluye cualquier otra transformación de una obra literaria o
artística que tenga como resultado nuevos elementos originales en relación con la forma anterior
de la obra. No es fácil encontrar ejemplos para esta subcategoría de obras derivadas. A veces se
mencionan las caricaturas, las parodias y pastiches (en la medida en que no puedan caracterizarse
como adaptaciones), pero la transformación de un programa de computadora en otro "lenguaje" de
programación, o de un código fuente en un código objeto‐ como se menciona anteriormente‐
también pueden incluirse en esta categoría. Respecto de la parodia, debe aclararse que en
11 “Salvo convenios especiales, los colaboradores en una obra cinematográfica tienen iguales derechos, considerándose tales al autor del

argumento, al productor y al director de la película. Cuando se trate de una obra cinematográfica musical, en que haya colaborado un
compositor, éste tiene iguales derechos que el autor del argumento, el productor y el director de la película. (Artículo sustituido por art.
1° de la Ley N° 25.847 B.O. 6/1/2004)”
12 “Los autores de colaboraciones firmadas en diarios, revistas y otras publicaciones periódicas son propietarios de su colaboración. Si las

colaboraciones no estuvieren firmadas, sus autores sólo tienen derecho a publicarlas, en colección, salvo pacto en contrario con el
propietario del diario, revista o periódico.”

3
Argentina es una obra protegida por derecho de autor (Arts. 25 y 26, ley 11.723)lo que significa que
deben solicitar autorización, mientras que en otros países es una excepción al derecho autor,
(Directiva 2001/29/UE Art. 5.3 letra k), en cuyo caso puedes realizar la adaptacion libremente. En
cualquier caso sus autores son titulares originarios de sus creaciones.

7. Titularidad originaria y derivada. Una vez creada la obra el titular originario es el autor. Son
titulares originarios los autores , y los que con permiso del autor la traducen, refunden, adaptan,
modifican o transportan sobre la nueva obra intelectual resultante (Obra derivada). Por lo tanto el
autor de una obra originaria o derivada, es el titular originario de los derechos morales y
económicos sobre la obra o versión. Dispone de la propiedad intelectual y puede ponerla en
comercio mediante la celebración de diversos contratos. Puede transmitir la titularidad de algunos
o todos los derechos de explotación mediante cesión o venta, o licenciar (autorizar el uso),
generalmente productores de bienes culturales.
Los editores, productores y otros cesionarios o licenciatarios que obtienen los derechos de autor
de esta manera se denominan titulares derivados. La causa o título de la misma es un contrato, por
ello se denomina transmisión inter vivos (por actos entre vivos) En general el origen de su
titularidad es un contrato de edición o de cesión, o cualquier otro y no la ley. Cuando la ley se
refiere a la titularidad del editor, por ej. en los Arts. 3,8 y 16 de la ley 11.723, o en el Art. 15 de la
Directiva (UE)2019/790, se trata de una titularidad originaria expresamente reconocida por la ley.

Asimismo, si el autor muere, sus herederos serán quienes adquieran la titularidad de las obras que
haya producido dicho autor durante su vida; estos herederos o causahabientes son titulares
derivados, ya que sus derechos provienen de la sucesión producida por la muerte del titular
originario. Estos son titulares derivados por causa de muerte del autor y esta relación jurídica así
como la condición de heredero se rigen por el derecho común en materia sucesoria. Por ello se
denomina transmisión mortis causae.

7.1. Problema. Como se ha mencionado, en algunos casos la titularidad originaria puede recaer
sobre una persona jurídica (una empresa, institución, etc.) en vez del autor. Este es el caso de:
a) Obras producidas en el marco de una relación de empleo; y
b) Obras por encargo
Estas dos categorías no fueron contempladas expresamente en la ley 11.723, y plantean
conflictividad respecto de la titularidad, que se explican a continuación. La titularidad de las obras
por encargo y las creadas en el marco de una relación de empleo, debe ser objeto de acuerdos
contractuales expresos, y en lo posible inscribirse el contrato en la DNDA (Art. 66), a los fines de
prevenir cualquier conflicto sobre la misma.
7.2. Obras creadas por iniciativa de instituciones, corporaciones o personas jurídicas. El Art.
8°. Establece que “La propiedad intelectual de las obras anónimas pertenecientes a instituciones,
corporaciones o personas jurídicas, durará cincuenta años contados desde su publicación.”13 Este
articulo se refiere a las obras por encargo de entidades y las obras colectivas creadas a partir de
contribuciones por encargo o realizada en forma colectiva, cuya titularidad inicial corresponde a las
instituciones, corporaciones o personas jurídicas que encomendaron su creación, sin cuya iniciativa
la obra no existiría.
7.2. Obra por encargo. Una obra por encargo surge cuando un comitente encarga a uno o varios
autores la producción de una obra determinada, por lo general reservándose la titularidad inicial
de la obra resultante. La fuente regulatoria es un contrato de locación de obra o de servicios, con
cesión de los derechos de propiedad intelectual a favor del comitente. Se rigen por el derecho
común. En el ámbito editorial esto suele suceder con los manuales de texto, que surgen a partir de
una iniciativa de la empresa editorial, la cual contrata a los colaboradores necesarios para la
producción del material en cuestión.
La Ley 11723 no regula expresamente esta situación, por lo tanto resulta de aplicación las

13 Artículo sustituido por art. 1° del Decreto Ley N° 12.063/1957 B.O. 11/10/57.
4
disposiciones del derecho de común (Art. 12), y por analogía de otras leyes especiales (Art 963,
inc.c). El Art. 1251 y sig. del Código Civil y Comercial de la Nación establece en la locación de
servicios y de obra, una presunción a favor del comitente. Estas relaciones ser rigen por las
disposiciones en materia contractual de la locación de obra o de servicios mencionadas. Es
fundamental aclarar la titularidad en el contrato previo a la realización y en el registro de la obra
publicada, así como el registro del contrato mismo.
7.3. Obras creadas en el marco de una relación de empleo. sumada al Art. 82 de la ley de
Contrato de Trabajo. Esta última establece una presunción de titularidad originaria a favor del
empleador para este tipo de obras, lo cual significa que las personas físicas que hayan aportado su
intelecto y creatividad no poseen la titularidad de los derechos de explotación, siempre que la obra
en cuestión sea producto de las tareas que le corresponden por su puesto de trabajo y realizadas en
ocasión del mismo.
Por otra parte, el Decreto‐Ley 6673, en el Art. 1 establece que:”…Los modelos y diseños industriales
creados por personas que trabajan en relación de dependencia, pertenecen a sus autores y a éstos
corresponde el derecho exclusivo de explotación, salvo cuando el autor ha sido especialmente
contratado para crearlos o sea un mero ejecutante de directivas recibidas de las personas para
quienes trabaja. Si el modelo o diseño fuera obra conjunta del empleador y del empleado,
pertenecerá a ambos, salvo convención en contrario. Cuando dos o más personas hayan creado en
conjunto un modelo o diseño industrial, les corresponde a todas ellas el derecho de explotación
exclusiva, y el derecho a registrar a nombre de todas ellas la obra de su creación; en tales casos las
relaciones entre los coautores se regirán según el concepto de copropiedad. …”
Respecto al empleo público, la Corte Suprema resolvió que “los derechos y obligaciones
derivados de una relación de empleo público quedan fijados por el acto generador de ella […]
y no cabe admitir que el cumplimiento de una función pública con asignación presupuestaria,
origine el derecho a una compensación suplementaria, la margen de ella”14
El Art. 4.d), establece que: “Las personas físicas o jurídicas cuyos dependientes contratados para
elaborar un programa de computación hubiesen producido un programa de computación en el
desempeño de sus funciones laborales, salvo estipulación en contrario. (Inciso d) incorporado por
art. 2° de la ley 25.036 (B.O. 11/11/1998) reconoce la titularidad originaria de la persona jurídica
cuyos empleados hubiesen producido un programa de computación en el desempeño de sus
funciones laborales. Con una mayor precisión terminológica se puede llegar a distinguir al autor ‐
persona física que crea la obra individual‐ de otros titulares o propietarios de derechos
intelectuales, que pueden ser las personas físicas o jurídicas que conciben y desarrollan todas las
actividades indispensables para exteriorizar las obras colectivas, La ley 11.723 utiliza
indistintamente los vocablos autor, colaborador, propietario, dueño o titular, en sentido sinónimo.

7.3. Copyright. En el sistema anglosajón, la ley de Copyright no define ni la palabra “empleo” o “el
ámbito del empleo”, por ello tales términos deben ser entendidos a la luz de la figura de la agencia
en el common law. Varias cortes han adoptado el siguiente test de 3 pasos de la Sección 228 para
efectos de determinar cuando una obra es hecha por un empleado dentro del ámbito de su empleo,
a saber: “(i) ¿Es del tipo de empleado que es contratado para realizar [una tarea]?; (ii) ¿Se produce,
sustancialmente, dentro del tiempo autorizado y los limites espaciales?; y (iii) ¿es motivada, al
menos en parte, para un propósito de servir al empleador?.

Cuando el titular de un copyright ha autorizado a un tercero realizar una obra derivada basada en
la obra preexistente de su titularidad, dicha protección otorgada a la obra derivada abarcará
solamente el material contribuido por el autor de dicha obra, a diferencia del material preexistente
empleado en la obra primigenia. En consecuencia, la sección 103 de la Copyright Act dispone que el
autor de una obra derivada puede ser el titular del copyright que recae en el material con el que
contribuyó a una obra preexistente, pero no respecto al material infractor o al material que el autor
no creo. El Noveno Circuito adoptó el test del Segundo Circuito para efectos de determinar si una
obra derivada cumple con el requerimiento de originalidad. El test determinará que la originalidad
es cumplida siempre y cuando: (i) los aspectos originales de una obra derivada sean más que

14 CSJN, 22/02/1961, Fallos, 249:140.


5
triviales; y (ii) los aspectos originales de una obra derivada reflejen el grado en el que se basa el
material preexistente los cuales no deben afectar, en modo alguno, el alcance de cualquier
protección que vía copyright se otorga al material preexistente.

8. Tipos de obras y titularidad



8.1. Coautoría. Es la realización de una obra por varios autores que contribuyen con sus aportes a
la creación de la misma. Los Arts. 16 al 19 regulan la titularidad sobre dos tipos de obras en las que
participan una pluralidad de creadores: en colaboración y colectivas, que deben distinguirse de las
obras compuestas y yuxtapuestas. Hay tres tipos de obras realizadas por una pluralidad de
personas: las compuestas, las creadas en colaboración y las colectivas propiamente dichas. Todas
suponen la participación de varios autores, pero el régimen de titularidad es diferente en cada
caso. La diferencia con las compuestas está en la colaboración entre los coautores, son «codueños»
en la proporción que determinen o por partes iguales. De esta manera, la divulgación debe hacerse
con el consentimiento de todos los autores y su uso por persona distinta, deberá contar con la
autorización de todos, igualmente. En contrapartida, cada uno de los coautores puede explotar
individualmente sus aportaciones, siempre que no perjudique al interés común.

8.1.1. Obra en colaboración. Se refiere a los derechos sobre una obra resultado de la colaboración
de varios aportes creativos, distinta de las contribuciones que integran la misma. Los colaboradores
tienen un objetivo común, origen de una creación concertada. El Art. 17 resalta el carácter unitario
e indivisible de estas obras, denominada colaboración perfecta, que debe distinguirse de la
imperfecta regulada en el Art. 18, en la que es posible identificar el aporte de cada autor, y
explotarse por separado. Salvo reserva en contrario, los colaboradores pueden explotar
separadamente sus aportaciones, sin desnaturalizar la obra ni causar un perjuicio a la explotación
normal de la misma. Los derechos de propiedad intelectual sobre una obra en colaboración
corresponden a todos los autores en la proporción que la ley o ellos por acuerdo determinen. Se
aplica subsidiariamente a estas obras las reglas del condominio del derecho común.15

Una característica es el resultado unitario de la colaboración entre varios autores. Entre los
colaboradores se da una relación «horizontal», en la que deciden y actúan en plano de igualdad. Es
el caso típico de la obra audiovisual o de la ópera.

8.1.2. Obras colectivas. Se considera obra colectiva la creada por la iniciativa y bajo la
coordinación de una persona natural o jurídica que la edita y divulga bajo su nombre y está
constituida por la reunión de aportaciones de diferentes autores cuya contribución personal se
funde en una creación única y autónoma, para la cual haya sido concebida sin que sea posible
atribuir separadamente a cualquiera de ellos un derecho sobre el conjunto de la obra realizada.
Salvo pacto en contrario, los derechos sobre la obra colectiva corresponderá n a la persona que la
edite y divulgue bajo su nombre la misma.

El Art. 16, establece una presunción de titularidad a favor del Editor.16 Esta norma se refiere
a las obras en colaboración y colectivas en las que participan una pluralidad de
colaboradores, mediante contribuciones por encargo. Para que exista colaboración es
necesario un trabajo en común con identidad de objetivo. Dichos esfuerzos colaborativos
convergen en un resultado común e indivisible. Tales contribuciones no pueden explotarse
por separado sin desvirtuar la misma.
Lo que caracteriza a la obra colectiva es la creación por encargo. Es el resultado de la iniciativa de
una persona física o jurídica que la encomienda, proyecta, dirige y financia y sin cuya esfuerzo la
obra no existiría. En ella convergen una serie de contribuciones, que se ensamblan en un todo
colectivo, conformando una unidad, tales como las publicación periódicas, antologías,

15 Có digo Civil y Comercial de la Nacion, Arts. 1983 a 2036. Vease “Devetach María Laura y otro c/ Ediciones Colihue S.R.L. s/ ordinario

Tribunal.CNACom‐ Sala D . Fecha: 4‐nov‐2010‐


16 “Al editor de una obra anónima o seudónima corresponderán con relación a ella los derechos y las obligaciones del autor, quien podrá

recabarlos para sí justificando su personalidad. Los autores que empleen seudónimos podrán registrarlos adquiriendo la propiedad de
los mismos.”
6
enciclopedias, diccionarios, bases de datos, etc., son muy comunes en la actividad editorial.

La obra colectiva está constituida por la reunión de aportaciones de diferentes autores cuya
contribución personal se funde en una creación única y autónoma. Es una obra individual,
compuesta por diversas aportaciones, generalmente realizada al amparo o bajo la coordinación de
una persona, física o jurídica. Por eso, la ley remarca que los derechos sobre estas pertenecen a
quien la edite o divulgue bajo su nombre. Es, a diferencia de la coautoria imperfecta o el
colaboracion, una sola creación compuesta por muchas aportaciones.

En las obras colectivas, la relación de los intervinientes funciona en sentido «vertical», ya que hay
una persona que concibe la obra, coordina las aportaciones y da instrucciones precisas. El ejemplo
más conocido es un diccionario o las publicaciones periodicas, se ve claramente que el trabajo de
los diversos autores que intervienen se funde en un resultado distinto de las aportaciones
individuales, sin que sea posible distinguir entre ellas.

Lo importante es considerar que se crea una obra autónoma, aunque, en ocasiones, puedan
diferenciarse fácilmente algunas de las partes que la componen. En Argentina o en España, un
periódico se considera como tal obra colectiva, aunque está compuesto de artículos que pertenecen
a diferentes personas que en ocasiones firman sus obras y, a veces, los artículos individuales se
pueden explotar autónomamente. Lo que importa, en este tipo de obras, es que pertenecen a una
sola persona, natural o jurídica como se ha dicho, que la hace pública bajo su nombre. En
consecuencia, será esta persona quien deberá prestar su autorización cuando se desee utilizar la
obra colectiva propiamente dicha.

Ahora bien, los límites no son tan claros en la práctica y en muchas ocasiones la calificación de una
obra dependerá de lo que la ley establezca en casos concretos, o de cómo hayan querido
configurarla sus autores. Este tipo de creaciones de naturaleza conjunta, deben ser examinadas en
el caso concreto a los fines del encuadramiento legal. A los fines de prevenir la conflictiviadad
relativa a la titularidad es recomendable que se aclare la misma inicialmente en el contrato, y luego
se refleje en el registro al publicarse la obra.

Compilaciones, antologías y colecciones. Una "compilación" es un trabajo formado por la


recopilación y el montaje de obras o materiales preexistentes o de datos que se seleccionan,
coordinan o arreglan de tal manera que la obra resultante en conjunto constituye una obra original
de autoría. Son obras colectivas, que se protegen en virtud de la originalidad en la selección y
disposición de los contenidos, y cuya titularidad recae en el director o en el editor, según
disposiciones de la ley o acuerdos contractuales, sin perjuicio de la titularidad de las obras
preexistentes.

8.1.3. Obra compuesta e independiente. Se considera obra compuesta la obra nueva que
incorpore una obra preexistente sin la colaboración del autor de esta última, sin perjuicio de los
derechos que a é ste correspondan y de su necesaria autorizació n. La obra que constituya creació n
autó noma se considerará independiente, aunque se publique conjuntamente con otras. La más
sencilla es la compuesta formada por la incorporación de creaciones preexistentes sin la
colaboración de sus autores. Pensemos, a modo de ejemplo, en el caso de una canción en la que se
pone música a un poema de otro autor o, mucho más claro, la incorporación de fotografías o
ilustraciones a un libro de texto. Para la incorporación de estas es necesario contar con la
autorización de sus autores y, en su caso, demás titulares de derecho. Y esta obra incorporada,
además, puede utilizarse por su autor de manera independiente. En este sentido, debe tenerse en
cuenta que para el uso de una obra compuesta es preceptivo obtener la autorización de todos los
titulares.

8.1.4. Obras anónimas y seudónimas. El Art. 3°,establece que “Al editor de una obra anónima o
seudónima corresponderán con relación a ella los derechos y las obligaciones del autor, quien
podrá recabarlos para sí justificando su personalidad. Los autores que empleen seudónimos podrán
registrarlos adquiriendo la propiedad de los mismos.” En estos casos la norma responde a la
7
necesidad de atribuir la titularidad de modo visible, a los fines del ejercicio de los derechos y
obligaciones emergentes del contrato de edición. Sin este tipo de disposición, la obra no se podría
publicar o pasaría a ser huérfana, impidiendo el acceso al publico de la misma. Cabe aclarar que el
uso de un seudónimo, es un derecho que participa de la naturaleza jurídica del nombre.17
8.1.5. Obra cinematográfica. Se trata de una obra en colaboración cuya titularidad ha sido
controversial y respecto de la cual los sistemas jurídicos adoptaron diversos enfoques. Las
producciones cinematográficas se incorporaron en el derecho convencional como una excepción
tolerada por el sistema continental al Convenio de Berna en la revisión del acta de Estocolmo de
1967, con la presunción de titularidad a favor del productor cuyo nombre aparezca en forma usual.

a) Ley 11.723. El Art. 20 establece que: “Salvo convenios especiales, los colaboradores en una
obra cinematográfica tienen iguales derechos, considerándose tales al autor del argumento, al
productor y al director de la película. Cuando se trate de una obra cinematográfica musical, en que
haya colaborado un compositor, éste tiene iguales derechos que el autor del argumento, el
productor y el director de la película.”18 Es una obra en colaboración, cuya titularidad en la practica
ejerce el productor a los fines de la explotación, en virtud de acuerdos contractuales previos entre
los autores, sin los cuales no seria difícil la realización cinematográfica y audiovisual por la
importante inversión que requiere la producción.

b) Convenio de Berna. En la Conferencia de Revisión de Estocolmo de 1967 se intentó zanjar el
problema sobre la titularidad original de las obras cinematográficas a causa de diferentes enfoques
en los sistemas nacionales: i) los que atribuyen dicha titularidad al productor ("realizador''); ii) los
que establecen una "cesión legal” según la cual los derechos se confieren a los creadores, pero, en
virtud de la ley, se ceden al productor; y iii) el de "presunción de cesión", según el cual los
creadores son los titulares originales de los derechos, aunque ceden los mismos al productor, a los
fines de la explotación. Este problema quedó resuelto mediante la inserción de una regla
interpretativa de los contratos, que se conoce con el nombre de « presunción de legitimación», que
permitió armonizar los diversos sistemas jurídicos con el fin de facilitar la explotación
internacional de películas, acompañada de una distinción que hace el Convenio entre los autores de
las obras preexistentes (aquellas que han inspirado la obra cinematográfica y que, de este modo,
han sido adaptadas a la pantalla) y los de las aportaciones efectuadas a la realización de la película.
El régimen de los primeras se rige por el Articulo 14 y el de los segundos por el Articulo 14bis.19

El sistema de "presunción de legitimación", en lugar de "presunción de cesión de derechos", es


neutro al centrar en el resultado final deseado, a saber, que los autores de las contribuciones
mencionados no puedan ‐"salvo estipulación en contrario o particular"‐ oponerse a los actos
enumerados en la disposición. Aunque pueda considerarse que una presunción refutable podría ser
una solución lógica, hay otros medios posibles de aplicar esta norma, como mecanismos
contractuales específicos. Así el Art.14bis.a), párrafo 1), reserva al país en el que se reclame la
protección la facultad de determinar quién es el titular original del derecho de autor sobre una obra
cinematográfica. Los países tienen la libertad de optar por cualquiera de los sistemas mencionados,
y pueden conceder en su legislación la titularidad original a los autores, a los productores o a
ambos.20
Esta disposición ‐juntamente con todas las otras normas sustantivas del Convenio de Berna ‐ se
incluye por referencia en el WCT en virtud del Artículo 1.4) del Tratado. Cuando se aplica en dicho
contexto, el Artículo 14bis.2)b) incluye la "puesta a disposición del público" (interactiva)

17 “El seudónimo notorio goza de la tutela del nombre“ (Art. 72, CCyCN)
18 Artículo sustituido por art. 1.° de la Ley N° 25.847 B.O. 6/1/2004.
19 Guía del Convenio de Berna (OMPI, 1978), p.98. Véase en: wipo_pub_615.pdf
20Dado a que había diferentes titulares sobre las mismas obras en diferentes países, el trato nacional creaba problemas de previsibilidad

del sistema, graves cuestiones de seguridad jurídica y de credibilidad de los arreglos contractuales, agravado por la evolución de la
infraestructura mundial de la información. Habida cuenta de estas dificultades para la determinación de la titularidad original, se
especulo son distintos puntos de conexión: a) el derecho del país más estrechamente relacionado con la creación y la producción de la
obra cinematográfica, y en el que, por lo tanto, se celebren los acuerdos contractuales, base de una larga y compleja cadena de contratos
ulteriores; b) la legislación del país en el que se reivindique la protección o c) la aplicación del principio de trato nacional . Por supuesto
hasta el presente y a nivel internacional, éstas son sólo ideas de lege ferenda.
8
8.1.6. Programas de ordenador. El proceso creativo puede estar determinado por la iniciativa de
una persona jurídica. La modificación, introducida en el texto de la ley 11.723, por su par 25.036,
reconoce la titularidad inicial de las personas jurídicas cuyos dependientes hubiesen producido un
programa de computación en el desempeño de sus funciones laborales. El texto legal reconoce que
la titularidad inicial puede recaer sobre el empresario “como titular del derecho de propiedad
intelectual, no como “autor”.21

Un programa de computación no puede ser encuadrado literalmente en el sistema continental en


cuanto difiere de las obras tradicionales cuyo sello individual refleja la personalidad del autor,
característica que difícilmente se pueda encontrar en un programa de computación, dado que es
habitualmente el resultado de grupo, concatenado en trabajos previos, en muchas etapas y distintos
tiempos, mediante procedimientos técnicos y asistidos por dispositivos informáticos. Es decir, lejos
de una creación personal y la consecuente atribución de titularidad.22 El “software” ofrece
complejidad en cuanto a la titularidad motivo de numerosas controversias respecto de la categoría
bajo la cual debería encuadrarse su protección.23
En materia fiscal también ha suscitado conflicto por la alícuota aplicable a las retenciones por
pagos de regalías al exterior a personas jurídicas titulares de derechos de autor.24 La ley 25.063
incorporó esta circunstancia como un inciso adicional al Arr.4, facultando a la entidad comitente o
empleadora a acordar la titularidad de los derechos de propiedad intelectual, concepto distinto al
de “autor” y sus “derechohabientes” en el sentido de transmisión “mortis causa” asignado en los
precedentes judiciales, y que generó distintas posiciones jurisprudenciales25 y doctrinales, 26 lo que
demuestra la importancia de la titularidad en el derecho de autor.

9. Presunciones de titularidad

9.1. Convenio de Berna. El artı́culo 15 del Convenio de Berna establece la presunció n de que el
autor de una obra literaria o artı́stica se considera tal cuando su nombre aparece estampado en el
soporte de la misma. Igual presunció n aplica a los propietarios de los derechos conexos, para
defender los derechos contra los actos infractores.

Se presume productor de la obra cinematográfica, salvo prueba en contrario, la persona física o


juridica cuyo nombre aparezca en dicha obra en la forma usual y, en el caso de obras anónimas y
seudónimas no identificables pero publicadas, al editor cuyo nombre aparezca estampado en la
obra. Sin necesidad de otras pruebas, se consideran representante del autor y estan legitimados
para defender y hacer valer los derechos de aquél. Las presunciones son muy útiles a la hora de
velar por la observancia del derecho de autor, puesto que, al menos hacen recaer la carga de la
prueba en terceros, en particular en los supuestos infractores.No obstante, cabe señalar que todas
estas presunciones son refutables, sólo prevalecen si no se presentan pruebas en contrario. De no
ser así‐ por ejemplo, si sólo se reconociera como creadores a aquellos autores cuyo nombre figura
en un ejemplar de la obra ‐ constituirían una formalidad para la protección del derecho de autor
prohibida conforme al Artículo 5.2) del Convenio.

9.2. Directiva 2004/48/CE [Relativa al respeto de los derechos de propiedad intelectual‐


Observancia]. El Artı́culo 5, establece una presunció n de derecho de autor, a los fines de aplicació n
de las medidas, procedimientos y recursos previstos en la Directiva:

21 Sap Argentina SA. TFN, Sala B. 8 de abril de 2008.


22 Véase CORREA, Carlos y otros, Derecho Informático, Ed.Depalma, Bs.As,1987. EMERY, Miguel Ángel. “La propiedad intelectual de las
personas jurídicas en la ley 11.723” (1‐ene‐2002). MJ‐DOC‐1809‐AR | ED, 196‐358 | MJD1809
23 Véase GUADAMUZ GONZÁLEZ, Andrés. “Propiedad intelectual y software”. Revista de la OMPI. Ginebra. Agosto, 2008.

http://www.wipo.int/wipo_magazine/es/2008/06/article_0006.htmlGoogle vence en conflicto por derechos de autor de software


(26/05/2016). http://www.excelsior.com.mx/hacker/2016/05/26/1095129
24 Véase el dictamen del procurador “in re” “Picapau”, citado infra supra.
25 TFN ‐ Sala C ‐ “Application Software SA” ‐ 20/9/2001; TFN ‐ Sala A ‐ “Syscom & Cipher SA” ‐ 29/3/2005 y TFN ‐ Sala A ‐ “Application

Software SA” ‐ 31/8/2005; CNFed. Cont. Adm. ‐ Sala IV ‐ “Picapau SRL” ‐ 29/9/2000 y “Application Software SA” ‐ Sap Argentina SA. TFN,
Sala B. 8 de abril de 2008. PICAPAU SRL s/Recurso de apelación. CSJN. Fecha: 22/6/05.
26 EMERY, Miguel A. “La titularidad originaria de las personas jurídicas sobre las obras protegidas por la ley de propiedad intelectual.” 1‐

ene‐2002. Fuente: MJ‐DOC‐1809‐AR | ED, 196‐358 | MJD1809


9
a) para que el autor de una obra literaria o artística, mientras no se pruebe lo contrario, pueda
considerarse como tal y tener por lo tanto derecho a incoar procedimientos de infracció n, será
suficiente que su nombre figure en la obra de la forma habitual;

b) lo dispuesto en la letra a) se aplicará, mutatis mutandis, a los titulares de derechos afines a los
derechos de autor respecto de sus objetos protegidos.

10. Síntesis
Los titulares del derecho de autor son las personas físicas o jurídicas que detentan la propiedad de
la obra o material protegido por el derecho de autor y los derechos conexos. La titularidad puede
ser adquirida por las siguientes circunstancias: a)por la creación de una obra original (literaria o
artística, novela, composición musical, etc.) o derivada (traducciones o adaptaciones), en cuyo caso
los creadores serán titulares originarios; b) por la muerte del autor, en cuyo caso los herederos
serán causahabientes o titulares derivados del derecho de autor; c) por asignación de la ley;27 y d)
por contrato (licencia o cesión), en cuyo caso los licenciatarios o cesionarios serán titulares
derivados del derecho de autor.
La titularidad de las obras por encargo y las creadas en el marco de una relación de empleo, debe
ser objeto de acuerdos contractuales expresos, y en lo posible inscribirse el contrato en la DNDA
(Art. 66), a los fines de prevenir cualquier conflicto sobre la misma.
La licencia consiste en el ejercicio de un derecho personal limitado en el tiempo y en espacio, que el
licenciante conservará la titularidad del derecho de propiedad intelectual. El segundo caso, la
cesión, se trata de un derecho real de enajenación de la propiedad por el plazo del dominio privado,
en el cual el cedente transmite por venta la titularidad. En ambos casos la causa es un contrato, con
fundamento en la ley de derecho de autor o en el derecho común.
El derecho de propiedad intelectual, y consecuentemente su titularidad, se agotan inexorablemente
al expirar el plazo de protección (dominio privado), con excepción de los derechos morales que se
mantienen a perpetuidad.

____________

ANEXO

a) Fuente legislativa. Ley 11.723, Arts. 3, 4, 16‐26, 28, 38, 39 y 56; Ley 25.446: Art. 23; Convenio de Berna,
Arts. 14 y 14 bis, 15. Directiva 2004/48/CE. Copyright Law of the United States [17 U.S. Code § 106. Exclusive
rights in copyrighted works ‐Subject to sections 107 through 122,]

b) Jurisprudencia

1) PICAPAU SRL s/Recurso de apelación. CSJN. Fecha: 22/6/05


2) Moiso Alejo Augusto c/ The Associated Press y otros s/ daños y perjuicios. Tribunal: Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil ‐ Sala M. Fecha:15‐mar‐2010.
3) Crustel S.A. c/ Grupo Clarín S.A. y otros s/ daños y perjuicios Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil‐ Sala D ‐ Fecha: 21‐dic‐2006.
4) Bassi, Jesús Néstor c. Editorial Planeta Argentina Sociedad Anónima, Industrial y Comercial s/
ordinario.CNACom, Sala . 27‐jun‐1997.
5) Devetach María Laura y otro c/ Ediciones Colihue S.R.L. s/ ordinario Tribunal: Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial‐ Sala D . Fecha: 4‐nov‐2010‐
6) I.M.S.A. C/ N., M. D. s/ Daños y perjuicios. CNACiv.G‐ Sala 28‐Oct‐2013.
7) Sap Argentina SA. TFN, Tribunal Fiscal, Sala B. 8 de abril de 2008.
8) US Itar‐Tass Russian News Agency v. Russian Kurier, Inc. 153 F. 3d 82 (2d Cir. 1998)

27 Por ejemplo, en la legislación argentina las disposiciones de la ley 11.723 en los arts. 2 y 16 que le confieren titularidad o

representación al editor; el art. 4, d) que le confiere la presunción de titularidad al productor de software; el art. 20 al productor de cine
como colaborador; el art. 28 que le confiere la titularidad de los artículos periodísticos al propietario del diario, y en derecho de fuente
convencional el art. 14 bis del Convenio de Berna respecto del productor cinematográfico; entre otras disposiciones.
10
9) US Auto Parts Network Inc. v. Parts Geek LLC (Nos. 10– 56194, 10–56129)Court of Appeals for 9th Cir) (31
de agosto de 2012)
c) Doctrina. “Inteligencia artificial y el derecho de autor”. Andrés Guadamuz Revista de la OMPI,
Octubre de 2017. Vease en: https://www.wipo.int/wipo_magazine/es/2017/05/article_0003.html

[Fin del documento]

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