2010 Guillaume Gentil, N. Proyecto La Cadena-Quevedo-La Maná
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2010 Guillaume Gentil, N. Proyecto La Cadena-Quevedo-La Maná
IFEA
Proyecto La Cadena-Quevedo-La Maná
Nicolas Guillaume-Gentil*
Resumen
Este proyecto de invesetigación, iniciado en 1992, consiste en un aporte a la historia material y cultural
poco estudiada de los piedemontes andinos occidentales del Ecuador. La zona tropical donde se
han hecho las investigaciones es muy rica en nichos ecológicos y en recursos naturales. La topografía
del terreno ha estimulado un poblamiento muy antiguo (al menos 6000 a. C.) y ha dado lugar a
una adaptación al medio muy húmedo. El hombre edificó estructuras elevadas, tolas, que permiten
desarrollarse en tales condiciones. Paso inevitable entre la Costa, la Sierra y el Oriente, el piedemonte
andino se halla en el centro de las vías de comunicación que favorecen los intercambios e inducen
una mezcla cultural aún difícil de evaluar. El estudio de la cerámica valora este concepto ya que revela
numerosos estilos que cubren todo el periodo prehispánico. En este artículo, se presenta únicamente
la cerámica del Formativo temprano.
* CNRS UMR8096, Paris 1 Sorbona, Francia y Universidad de Neuchâtel, Espace Paul Vouga,
CH2038 Hauterive, Suiza. E-mail: [email protected] o [email protected] o nicolas.
[email protected]
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Abstract
This research project started in 1992 consists in a contribution to the material and cultural history of
the Andean western piedmonts of Ecuador, which has been little studied. This tropical area is rich in
ecological niches and natural resources. Its topography has stimulated settlement since at least 6000
BC, and has led to a human adaptation in wet surroundings, obliging human beings to build living
structures, called tolas, which made life possible under such conditions. The movement from the coast
to the highlands and Amazonia inevitably crosses the Andean piedmont which is situated in the center
of the communication routes which promote exchanges and lead to a cultural intermixing that is still
difficult to estimate today. The study of ceramics highlights this concept, because it reveals a great
number of styles which cover the whole Prehispanic era. In this article, only the ceramics dating to the
Early Formative are treated.
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Una segunda fase de investigación, llevada a cabo en dos misiones de tres meses
cada una, permitió prospectar sistemáticamente la llanura del Alto Guayas,
limitándonos a un área de extensión representativa, capaz de ser evaluada en
el tiempo previsto para nuestro trabajo. El objetivo principal buscaba estimar el
potencial arqueológico de la región, establecer un plan de distribución de los
sitios en el sector escogido (fig. 2) y poner de manifiesto eventuales patrones
«urbanísticos» de los agrupamientos de tolas (fig. 3).
Los resultados obtenidos en el curso de los cuatro primeros años, motivaron una
reanudación de las excavaciones en un contexto diferente de inicios del proyecto.
Los descubrimientos resultados de la prospección revelaron numerosas variantes
estructurales de sitios, entre las cuales, tres modelos recurrentes que justificaron
una prórroga de las excavaciones, apuntando a una comparación material,
cronológica y funcional de los diferentes patrones arquitecturales puestos en
evidencia.
Así, al término de siete campañas de investigación, el proyecto tiene la capacidad
de verificar la fiabilidad de la intuición cronológica establecida por nuestros
predecesores, a la vez que de aportar una visión más crítica de los datos disponibles,
en función de una estrategia que contiene once puntos.
Figura 2 – Área de distribución de los sitios después de la prospección del año 2000
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0,707 0,40
0,490,582 T12
T8 T9 T10
O T5 T6 T17
BAR RANC T7 T11 1,008 0,359 0,82
T2 1,019 T20
0,335 1,166
0,605 0,381 0,813
T41 T38
T12
T10 0,499
T8 T3 T4 T11 0,481 0,311
Sitio 100
0,569 0,893 0,604
0,789
0,801 0,728
0,716
T39 T37
1,537
N T1 T40
0,811 2,187 0,563 1,008
T2 0,26
T36
T35
1,218 T43
T6 0,456 1,024
T7 T5 T9
T28 0,421
0,544 T13
1,022
T27 0,725
0,601 0,955
T34 Sitio 99
1,472
T26 0,484 T14 0,620 T42
0,462
T25 0,356
0,970 0,811
T24 T18 T15
T29 0,436 T16
1,050
0,471
T30 0,543 T17
0,156 0,235
T31 T33 0,534 T19
0,565
0,529
T20 Punto culminante de la tola
0,110
T32 0,468
0,764
T21 Carretera
0,698
T23 T22 O 5O Camino
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cada nivel de ocupación, marcada por la alternancia de las tefras1, de las fases de
abandono y de las épocas de construcción (Guillaume-Gentil, 1998; 1999; 2000;
2008a; 2008b). Estos diferentes hechos se mostraron a veces difíciles de precisar
cronológica y espacialmente, puesto que las edades de radiocarbono no brindaban
siempre resultados significativos y las cineritas aparecían irregularmente en las
zonas inventariadas, arrasadas por la erosión o mezcladas con los terraplenes de
las tolas.
Las fechas 14C, obtenidas a partir de carbones sacados de contextos seguros,
permiten sugerir una relativa sincronía de las ocupaciones sacadas a la luz en cada
montículo (fig. 4). Se observan igualmente periodos de transformación general
del aspecto de los sitios, que alternan con pequeñas refacciones que no afectan
sino rara vez a un montículo. Si bien es difícil certificarlo a causa del intervalo de
tolerancia de las fechas de radiocarbono, cada construcción y nueva habilitación
de plataforma constituye el ciclo completo de una frecuentación humana, seguida
por un abandono temporal, al cual le sucede una nueva explotación. A medida
que los resultados del análisis cerámico se afinan, las interpretaciones se precisan.
Sin embargo, las limitaciones de los medios de datación impiden proponer
relaciones cronológicas exactas. Solo los casos de ruptura espectacular (a veces
marcada o sostenida por las tefras), ponen en evidencia una contemporaneidad
intersitios de ciertos niveles antrópicos. Las analogías materiales y sedimentarias,
evidentemente más aleatorias, han reemplazado el apuntalamiento temporal de
probables sincronías.
El estudio de los niveles de ocupación sacado a la luz en cada montículo chocan
a veces con la escasez de ciertas informaciones. Aunque excavadas en grandes
superficies, las tolas no revelan sino raramente la totalidad de las estructuras que
pudieron albergar. Tanto la erosión como las múltiples intervenciones humanas
(de ayer y hoy) han tenido consecuencias, borrando incluso las huellas dejadas
por las comunidades anteriores (Guillaume-Gentil, 2008b).
Gracias a un registro cuidadoso de los datos de campo, pudimos producir un
plano incompleto del acondicionamiento descubierto en las plataformas. A
pesar de estas aproximaciones, numerosas recurrencias fueron observadas, que
conciernieron al esqueleto de las cabañas (elipsoidales), así como a la distribución
y forma de los fogones. A fin de precisar mejor las actividades que se desarrollaron
en estos suelos, examinamos las concentraciones de cerámica y su asociación con
las estructuras descubiertas. De esta forma, intentamos determinar si la forma
definía la función o si esta última contenía varios tipos de recipientes —o, al
contrario, si algunas funciones se realizaban por medio de una sola variedad de
objeto—.
La modelización de las instalaciones monticulares prehispánicas de la llanura de los
Andes occidentales está entonces concluida. Pone en evidencia las informaciones
espaciales que revelan modelos regulares (simétricos), modelos irregulares y
aleatorios (asimétricos), cordones y montículos monumentales, al igual que tolas
1 Deposiciones volcánicas.
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1500 1500
-2000 -2000
-2300 -2300
Valdivia 2
-2400 -2400
Figura 4 – Tipocronología de los modelos de asentamiento y fases cerámicas de la Cuenca del Guyas en comparación
con las otras áreas culturales del Ecuador
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1. TIPOCRONOLOGÍA REGIONAL
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1. 2. Variación formal
Cada vasija analizada tiene una función primaria, la que tiene íntima relación
con su elaboración, tanto formal como de fabricación, por lo cual es importante
tomar en cuenta sus particularidades (geométricas, altura, diámetro, etc.), para
comprender la importancia de cada complejo en totalidad. Esto es muy importante
para enfrentar los cuatro complejos cerámicos analizados en este artículo, ya que
existen muchas semejanzas entre ellos, presentándose vasijas de igual forma, pero
en diferentes tamaños o con sutiles diferencias; éstas se han conservado como
«formas tipos» diferentes, ya que funciones diferentes podrían estar implícitas.
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En nuestra muestra, las ollas son las más numerosas, pero al mismo tiempo
son las que menos información nos brindan de silueta completa, y por no caer
en dimensiones subjetivas, no intentamos hallar la relación diámetro/altura y
subdividir de mejor forma esta categoría funcional.
A pesar de ello estamos seguros que, según las características de algunos cuellos,
ciertas ollas presentan indicios de un uso en la conservación y manipulación de
líquidos, es decir son botellas, inferidas por la presencia de cuellos relativamente
altos y cilíndricos para evitar el derrame del contenido.
Existen casos especiales que debemos mencionar. Se trata de artefactos que no entran
en la categoría «vasijas» ya que no contienen nada, pero sí son importantes en cada
uno de los complejos cerámicos analizados. Tenemos por ejemplo: descansanuca,
ralladores, figurines, torteros, sellos, ocarinas e instrumentos musicales.
1. 3. Estilo Decorativo
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2 Observación personal realizada por Rosalba Chacón, que analiza el material del Formativo Tardío
del norte de la ciudad de Guayaquil, sitio Samanes.
3 Hill (1975) reclasifica esta información encasillando a este material como Valdivia VIII.
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Figura 9 – Ollas de la fase media de las ocupaciones más tempranas entre 1400 y 1250 a.C.
Figura 10 – Ollas de la última fase del Formativo temprano final que podría pertenecer
a una fase VIII regional o fase IX
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los hallazgos en San Isidro (por lo general de múltiples huaqueros y luego gracias
a Zeidler [1994]). Posteriormente se empezó a conocer el sitio San Lorenzo del
Mate (Cruz & Holm, 1982 in Staller, 1999; 2000; 2001a; 2001b; Marcos, 1999),
Loma de Terán, en San Pedro (Bischof, 1979) y finalmente la Emerenciana en El
Oro (Staller, 1996; 1998).
El complejo cerámico Jelí (representante Valdivia final del sitio La Emerenciana),
una de las muestras más completas y mejor estudiadas del Valdivia final en el país,
tiene la mayoría de las características cerámicas presentes en nuestro complejo.
Ahí están, especialmente, toda la variedad de ollas globulares, con bordes muy
característicos que son los más representativos de nuestro complejo. Tenemos
también las botellas de picos alargados, solo comunes al sur, cuya presencia es
muy escasa en la cuenca.
El segundo complejo cerámico mejor estudiado es el de Piquigua (representante
Valdivia final del sitio San Isidro) donde, a pesar de hallarse también vasijas
comunes con nuestro complejo, no existe una semejanza tan representativa.
En su mayoría son botellas, ollas y platos decorados con escisiones anchas, más
representativos del Valdivia final de la Costa, incluyendo Península y Manabí,
lugar de donde provendría esta influencia formal y decorativa.
Sin ninguna duda, los primeros intentos comprobados de poblar la Cuenca del
Guayas se remontan a la fase Valdivia temprano. Sin embargo, las huellas más
nítidas se multiplican desde su fase VI, lo que corresponde a la fase Valdivia
medio tardío. Culturas contemporáneas a la ocupación Manguila se hallan muy
esparcidas, como hemos notado en el resto de la costa ecuatoriana; casi todas
se encuentran junto al mar. Al interior de la Cuenca del Guayas se reportan
evidencias como ya mencionamos en Daule (Stemper, 1993), en Peñón del Río
(Marcos, com. pers.) y ahora en La Maná. Ninguno de los casos, excepto el último,
ha sido analizado completamente.
Es relativamente fácil acceder a la descripción de las excavaciones de todos
los sitios donde se documenta Valdivia VIII, pero solo en pocos casos, hay una
completa descripción de los hallazgos, lo que reduce el nivel de confrontación
de esta información. Eso implica que aún no se ha logrado llegar a consensos
concretos sobre esta época de la historia ecuatoriana. Quizás estemos frente a
la necesidad valdiviana de la búsqueda de nuevas áreas de ocupación en estas
fechas, irradiándose desde la Península, hacia todas las direcciones, estableciendo
y reforzando ciertos contactos culturales y posiblemente comerciales con los Andes
(Villalba, 1988), o con las estribaciones de la cordillera, paso necesario para ir a
ambas regiones. Recordemos que ya se ha establecido el contacto Costa-Sierra, tan
tempranamente como al final de la ocupación del sitio Real Alto. En sus extremos
más periféricos ya se empiezan a hallar las primeras evidencias de obsidiana en la
costa ecuatoriana, coincidentemente asociadas a viviendas Machalilla que, como
ya hemos mencionado, parece tener cierta contemporaneidad con la gente de la
época Valdivia final (Marcos, 1999). Además se nota cierta interacción cerámica
entre ambas. Bischof, al conocer el complejo Manguila y comparar con sus
hallazgos en el sitio Loma de Terán en San Pedro, frente al mismo sitio epónimo
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Valdivia, reconoce la alta similitud entre Costa y Cuenca del Guayas y nos reporta
una clara evolución en el material con la cerámica Machalilla (Bischof, 1979;
com. pers.).
Todo eso nos lleva a proponer que las principales sociedades portadoras de la
cerámica Valdivia VIII se encuentran en la Cuenca del Guayas y en los valles
interiores del litoral de la provincia de Manabí, Guayas y El Oro. En menor
proporción se detectan sitios secundarios de la misma fase en la península, lugar
en el que para esta época se evidencia un posible y paulatino abandono (Marcos,
1999: 3).
Se postula que los valdivieros de la fase VIII parten de procesos socioeconómicos
que se originan en la Cuenca del Guayas. Se trata de un desarrollo independiente a
la tradición peninsular cuya base se ubica en el transcurso del Neolítico acerámico
conocido como Vegas, y es por eso que deberían existir fuertes similitudes entre la
cerámica terminal Valdivia, en los sitios periféricos de Manabí, Guayas y el Oro, ya
que estos formarían parte de la tradición de la Cuenca del Guayas.
Por otro lado se empieza a documentar cierta contemporaneidad entre el Valdivia
VIII y Machalilla, tanto que se empieza a verificar la presencia espacial de ambas
en los centros de larga ocupación Valdivia en la península y en Manabí Sur,
donde se encuentran materiales tradicionales Valdivia VII, junto con materiales de
intercambio Valdivia VIII y luego Machalilla. Mientras que en los asentamientos
menores, donde moran grupos que mantienen tráficos e intercambios con
el interior, se encuentra material Valdivia VIII o Machalilla, con cerámica de
intercambio Valdivia VII, fabricada en los centros tradicionales Valdivia del Litoral.
Se plantea, por lo tanto, que en la Cuenca del Guayas y en las zonas periféricas
del litoral, se deberían encontrar los sitios Valdivia VIII y Machalilla libres de toda
mezcla, conservando su posición cronológica correcta (Marcos, 1999: 3-4).
Pero otra tendencia actual empieza a considerar que el Formativo temprano
Final presenta una fuerte variación regional, es decir, a pesar de su semejanza
puede haber una fuerte diferencia entre ellos, complicando de esta manera el
entendimiento de esta fase cerámica (Staller, 2001a; 2001b: 99). Se presenta la
posibilidad de la existencia, por ejemplo, de una posible fase IX en la secuencia
Valdivia (fase Jelí) que documenta la evolución de la cerámica entre el Formativo
temprano y Formativo medio de la costa ecuatoriana que adiciona la presencia de
ciertas afinidades morfológicas y estilísticas con la cerámica Kotosh de la montaña
peruana (Staller, 1996: 17-19), determinando su variación regional, la íntima
relación con el Norte Peruano.
Nuestras ollas V-7 y V-11 (fig. 11, arriba y las tres de abajo) representarían las
vasijas estándar en todos los sitios tardíos estudiados. También podríamos decir
lo mismo de los figurines, los que se encuentran en un proceso aparente de
abandono de su uso, para esta época.
El Complejo Piquigua se encuentra representado en nuestra cerámica, por los platos
(Forma V-1), un tipo de botella (Forma V-9) y un tipo de olla (Forma V-13). Asumimos
que este material es más representativo de la alfarería manabita que de la de Cuenca
(Graber, en este volúmen), excepto la olla muy representativa de Manguila.
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CONCLUSIÓN
Referencias citadas
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