Capitulo 9 - Mujeres Que Corren Con Lobos

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La vuelta a

casa: El
regreso a sí
misma
La vuelta a casa: El regreso a sí misma
El siguiente cuento se puede considerar un comentario acerca del más
importante de los ciclos femeninos, el del regreso a casa, a la casa
salvaje, a la casa del alma.

"Piel de foca, piel del alma". El cuento gira en torno al lugar de donde
procedemos, a aquello de lo que estamos hechas y a la necesidad de
que todas u=licemos nuestro ins=nto con regularidad para poder
encontrar el camino de vuelta a casa
Piel de foca, piel del
alma
La pérdida del sen7do del alma como
iniciación
La mujer foca asi como las almas de las mujeres jóvenes y/o inexpertas, no adivina las
intenciones de los demás ni los posibles daños. El esposo acaba por robar la piel de foca.
Los temas de la "captura" y el "robo del tesoro existen y hacen parte del proceso de
individuación de casi todo el mundo, hombres y mujeres.
“Algunas personas lo califican del robo de su "gran oportunidad" en la vida. Otras lo
definen como un hurto de amor o de robo del propio espíritu y debilitación del senFdo del
yo. Otras lo describen como una distracción, una pausa, una interferencia o una
interrupción de algo que es vital para ellas: su arte, su amor, su sueño, su esperanza, su
creencia en la bondad, su desarrollo, su honor, sus esfuerzos.”
La pérdida del sen7do del alma como
iniciación
“La mayoría de las veces este importante robo se produce en la persona
desde su punto de menor visibilidad. Se produce en las mujeres por la misma
razón por la que se produce en el cuento: por ingenuidad, por ignorancia de
los mo?vos de los demás, por inexperiencia en la proyección de lo que
podría ocurrir en el futuro, por no prestar atención a todas las claves del
ambiente.
Está claro que el hecho de sufrir un robo evoluciona hasta conver?rse
inexorablemente en una misteriosa oportunidad de iniciación arqueEpica.
La pérdida del sen7do del alma como
iniciación
El proceso de recuperación del tesoro, de descenso al Río bajo el Río, desarrolla en
la psique cuatro planteamientos vitales. Cuando nos enfrentamos cara a cara con
este dilema y efectuamos fortalece enormemente nuestra determinación de
recuperar la conciencia. Aclara con el >empo qué es lo más importante para
nosotras. Nos hace experimentar la imperiosa necesidad de elaborar un plan para
liberarnos psíquicamente o de otro modo y para u>lizar nuestra recién adquirida
sabiduría. Finalmente —lo más importante— desarrolla nuestra naturaleza medial,
esta salvaje y perspicaz parte de la psique que también puede atravesar el mundo
del alma y el mundo de los seres humanos.
La pérdida del sen7do del alma como
iniciación
Clarissa apunta como problema el hecho que muchas mujeres tengan sus procesos de iniciación
psicológica con iniciadoras que todavía no han completado su propia iniciación.

“Cuando las iniciadoras no están completamente iniciadas, omiten sin querer importantes aspectos
del proceso y a veces infligen graves daños a las mujeres que @enen a su cargo, pues trabajan con
una idea fragmentaria de la iniciación que a menudo está contaminada de una u otra forma.”

“En el otro extremo del espectro se encuentra la mujer que ha sufrido un robo y se esfuerza por
conocer y dominar la situación, pero se ha quedado sin instrucciones… y en lugar de descubrir las
exigencias de un alma salvaje sana, se convierte en una víc@ma de una iniciación incompleta”
La pérdida del sen7do del alma como
iniciación
Teniendo en cuenta que las líneas matrilineales de iniciación —las mujeres mayores
que enseñan a las más jóvenes ciertos hechos y procedimientos psíquicos de lo
femenino salvaje— se han roto y fragmentado en muchas mujeres a lo largo de
muchos años, es una suerte que las mujeres puedan aprender lo que necesitan
gracias a la arqueología de los cuentos de hadas. Lo que se deduce de estos
modelos que entrañan un profundo significado cons>tuye un eco de las pautas
innatas de los procesos psicológicos más integrales de las mujeres. En este sen>do,
los cuentos de hadas y los mitos son unos iniciadores; son los sabios que enseñan a
los que vienen después.
La pérdida del sen7do del alma como
iniciación
Por consiguiente, la dinámica de "Piel de foca, piel del alma" resulta
especialmente ú=l para las mujeres no del todo iniciadas o medio
iniciadas. Conociendo todos los pasos que hay que dar para completar
el cíclico regreso a casa, es posible desenredar, replantear y completar
debidamente una iniciación defectuosa. Veamos qué instrucciones nos
da este cuento.
La pérdida de la piel
La pérdida de la piel
La piel a que se refiere el cuento no es tanto un objeto cuanto la representación de un
estado emocional y un estado del ser, uno que es cohesivo, espiritual y propio de la
naturaleza salvaje femenina. Cuando una mujer se encuentra en este estado, se siente
enteramente ella misma y englobada en su interior. No se siente fuera de él,
preguntándose si obra bien, si se comporta bien, si piensa bien. Aunque a veces pierda el
contacto con este estado de encontrarse "en su interior", el Fempo que previamente ha
pasado allí la sosFene durante su actuación en el mundo. El periódico regreso al estado
salvaje es el que repone las reservas psíquicas que necesita para sus proyectos, su familia,
sus relaciones y su vida creaFva en el mundo de arriba.
La pérdida de la piel
Al final, cualquier mujer que permanezca demasiado @empo alejada de su hogar espiritual, se
cansa. Tal como debe ser. Entonces busca de nuevo su piel para recuperar el sen@do del yo y del
alma y restaurar su perspicaz y oceánica sabiduría. Este gran ciclo de ir y volver, ir y volver, posee
en el interior de la naturaleza ins5n5va femenina un carácter reflejo y es innato en todas las
mujeres a lo largo de toda la vida, desde la infancia, la adolescencia y la edad adulta, pasando por
el amor, la maternidad, el arte y la sabiduría hasta llegar a la vejez y más allá de ésta. Estas fases
no @enen por qué ser necesariamente cronológicas, pues muchas veces las mujeres de mediana
edad son unas recién nacidas, las ancianas son unas amantes apasionadas y las niñas pequeñas
saben muchas cosas acerca de los encantamientos de las brujas.
La pérdida de la piel
Que nos hace perder
nuestra piel?
La pérdida de la piel
Las que se esfuerzan demasiado y sin el menor descanso también corren peligro. La piel del alma
se desvanece cuando no prestamos atención a lo que estamos haciendo y, sobre todo, a lo que
ello nos cuesta.

Perdemos la piel del alma cuando nos dejamos arrastrar demasiado por el ego, cuando somos
demasiado exigentes y perfeccionistas, cuando nos dejamos mar@rizar innecesariamente, nos
dejamos arrastrar por la ciega ambición, nos sen@mos insa@sfechas —a causa de nuestro yo, de la
familia, de la comunidad, la cultura, el mundo— y no decimos ni hacemos nada al respecto, cuando
fingimos ser una fuente inagotable para los demás o cuando no hacemos todo lo que podemos
para ayudarnos.

Hay tantas maneras de perder la piel del alma como mujeres hay en el mundo.
La pérdida de la piel
El robo de la piel del alma puede producirse por medio de relaciones con
personas que tampoco están en las pieles que les corresponden y de otras
relaciones decididamente peligrosas. Hace falta mucha fuerza de voluntad
para superar estas relaciones, pero se puede hacer, sobre todo si, como en el
cuento, la mujer despierta a la voz que la llama a casa y le pide que regrese
al yo esencial donde su sabiduría inmediata está entera y es accesible. A
par?r de ahí una mujer puede decidir con más perspicacia lo que 2ene que
hacer y lo que quiere hacer.
La pérdida de la piel
El grave robo de la piel del alma también se puede producir de una manera más su@l por medio del
robo de los recursos y el 5empo de una mujer. El mundo se siente solo y necesita el consuelo de las
caderas y los pechos de las mujeres. Y lo pide con mil manos y millones de voces, nos hace señas,
@ra de nosotras y suplica nuestra atención. A veces parece que dondequiera que miremos hay
alguien o algo del mundo que necesita, quiere y desea. Algunas personas, cues@ones y cosas del
mundo son atrayentes y encantadoras; otras pueden ser exigentes y desagradables; y otras están
tan conmovedoramente desválidas que, en contra de nuestra voluntad, nuestra empaNa se
desborda y la leche nos baja por el vientre. Pero, a no ser que se trate de una cues5ón de vida o
muerte, tómatelo con calma, busca 5empo para "ponerte el corsé de acero". Deja de detenerte a
cada paso para ayudar a los demás. Dedícate a la tarea de regresar a casa.
La pérdida de la piel
Sabemos que las decisiones equivocadas se producen de disFntas maneras. Una mujer se
casa prematuramente. Otra se queda prematuramente embarazada. Otra se va con una
pareja inadecuada. Otra entrega su corazón a cambio de "tener cosas". Otra se deja
seducir por toda una serie de ilusiones, otra por promesas, otra por "demasiada bondad"
y escasez de alma, otra por exceso de ligereza y falta de robustez. Y en los casos en que la
mujer va medio despellejada, ello no se debe necesariamente a que sus decisiones sean
erróneas sino más bien a que ha permanecido demasiado Fempo lejos de su hogar
espiritual, se ha secado y no le sirve de nada a nadie y tanto menos a sí misma. Hay cientos
de maneras de perder la piel del alma.
La pérdida de la piel
La causa de la pérdida de la piel y del debilitamiento de nuestros más agudos ins@ntos es el hecho
de tener “la cuenta al descubierto”. La falta de nuevos depósitos de energía, conocimientos,
reconocimiento, ideas y emoción es la causa de que una mujer se sienta morir psíquicamente.

En el cuento, cuando la joven mujer foca pierde la piel, está entregada a una hermosa tarea, la tarea
de la búsqueda de la libertad. Baila sin cesar y no presta atención a lo que ocurre a su alrededor.

Cuando estamos en la naturaleza salvaje que nos corresponde, todas sen@mos la alegría de la vida.
Es una de las señales de que estamos cerca de la Mujer Salvaje. Todas entramos en el mundo en
condiciones de bailar. Y siempre empezamos con la piel intacta.
La pérdida de la piel
Pero, por lo menos hasta que adquirimos una mayor conciencia, todas pasamos por
esta fase de individuación. Todas nos acercamos a nado a la roca, bailamos y no
prestamos atención. Es entonces cuando aparece el aspecto más engañoso de la
psique y, de pronto, en algún lugar del camino, buscamos lo que nos corresponde
o el lugar al que correspondernos nosotras y ya no lo podemos encontrar.
Entonces se esfuma y se oculta misteriosamente el sen>do del alma. Y nosotras
vagamos sin rumbo y medio aturdidas. No es bueno tomar decisiones cuando
estamos aturdidas, pero las tomamos.
La pérdida de la piel
Este gran robo puede, mediante la conciencia, ser evitado en el futuro
si prestamos atención a nuestros ciclos y a la llamada que nos invita a
despedirnos y regresar a casa. Todas las criaturas de la ;erra regresan
a casa … El ;empo libre o el descanso no son lo mismo que regresar a
casa. La tranquilidad no es lo mismo que la soledad.
La pérdida de la piel
Perder el pellejo es perder la protección, el calor, el precoz sistema de
alarma, la vista ins=n=va. Psicológicamente, estar sin pellejo induce a
una mujer a hacer lo que cree que debe hacer y no ya lo que
sinceramente desea. La induce a seguir cualquier cosa o a cualquier
persona que le parezca la más fuerte, tanto si le conviene como si no.
Ejercicio:
- cual son los roles
que desarrollamos

- si dejamos de
tenerlos que resta?
El hombre solitario
El hombre solitario
...vamos a suponer que el hombre solitario que roba la piel de foca representa el ego de la
psique de una mujer. La salud del ego suele estar determinada por la habilidad con la que
una persona mide los límites del mundo exterior, por la fortaleza de la propia idenFdad,
por la capacidad de disFnguir el pasado, el presente y el futuro y por la coincidencia de las
propias percepciones con la realidad consensual. Un tema eterno de la psique humana es
la rivalidad entre el ego y el alma por el control de la fuerza vital. Al principio de la vida
suele dominar el ego con sus correspondientes apeFtos; siempre está cocinando algoque
huele muy bien. En este período, el ego es muy musculoso, por cuyo moFvo relega al alma
a las tareas auxiliares de la cocina del paFo de atrás.
El hombre solitario
Pero en determinado momento (de la vida) permi=mos finalmente que
el alma lleve la delantera. El poder se aleja de las bobadas y las
estupideces y se desplaza hacia la espiritualidad. Y, a pesar de que el
alma no mata el ego para asumir la delantera, se podría decir que lo
des=tuye y le asigna en la psique una tarea dis- =nta que consiste
esencialmente en someterse a sus intereses.
El hombre solitario
En la psicología junguiana, el ego se suele describir como una pequeña isla
de conciencia que flota en un mar de inconsciencia. Sin embargo, en el
folclore el ego se representa como una criatura voraz simbolizada a menudo
por un ser humano o un animal no demasiado inteligente, rodeado por unas
fuerzas que lo desconciertan y a las que intenta dominar. A veces el ego
consigue dominarlas de una manera extremadamente brutal y destruc?va,
pero al final, gracias a los progresos del héroe o de la heroína, suele perder la
par?da en su intento de hacerse con el dominio.
El hombre solitario
El ego nace al principio en nosotros como potencial, y el mundo que
nos rodea es el que lo configura, desarrolla y llena de ideas, valores y
deberes: nuestros padres, nuestros profesores, nuestra cultura. Y así
debe ser, dado que se convierte en nuestra escolta, nuestro blindaje y
nuestro explorador en el mundo exterior.
El hombre solitario
¿Por qué razón roba el ego la piel de foca? Como todas las cosas hambrientas o
solitarias, ama la luz. Cuando ve la luz y la posibilidad de acercarse al alma, se
acerca a ella reptando y le roba uno de sus camuflajes esenciales. No puede
evitarlo. El ego es como es; se siente atraído por la luz. Aunque no pueda vivir bajo
el agua, ansía relacionarse con el alma. El ego es muy tosco en comparación con el
alma. Su manera de hacer las cosas no suele ser sensible ni evocadora. Pero siente
una ligera atracción —que apenas comprende— por la belleza de la luz. Y eso, de
alguna manera y durante algún >empo, lo tranquiliza.
El hombre solitario
Por consiguiente, nuestro ego—yo hambriento de alma roba el pellejo. "Quédate conmigo —susurra
el ego—. Yo te haré feliz, aislándote de tu yo—alma y de tus ciclos de regreso a tu hogar del alma.
Te haré muy feliz. Quédate, por favor." De esta manera, tal como corresponde al comienzo de la
individuación femenina, el alma se siente obligada a establecer una relación con el ego. La función
mundana del servilismo del alma con respecto al ego se produce para que aprendamos cómo es el
mundo y la manera de adquirir cosas, de trabajar y de dis@nguir lo bueno de lo no tan bueno, para
que sepamos cuándo movernos, cuándo estarnos quietas y cómo convivir con otras personas, y
para que aprendamos la mecánica y las intrigas de la cultura, la manera de conservar un empleo y
de sostener en brazos a un niño, de cuidar el cuerpo y encargarnos de los negocios, es decir, todas
las cosas del mundo exterior.
El hombre solitario
El propósito inicial del desarrollo de esta importante estructura en el interior de la psique femenina
—el matrimonio de la mujer foca y el hombre solitario, un matrimonio en el que ella desempeña
una tarea decididamente servil— es la creación de un apaño temporal que en úl@mo extremo dará
lugar a la aparición del hijo espiritual capaz de convivir y desplazarse entre el inundo exterior y el
salvaje. Una vez ha nacido, se ha desarrollado y se ha iniciado, este hijo simbólico aflora a la
superficie del mundo exterior y entonces se produce la curación de la relación con el alma. Aunque
el hombre solitario, es decir, el ego, no pueda ejercer perennemente su dominio — pues algún día
tendrá que someterse a las exigencias del alma durante todo el resto de la vida de la mujer—, por el
solo hecho de vivir con la mujer foca/mujer—alma, se ha contagiado de su grandeza y ello basta
para que se sienta sa@sfecho, enriquecido y humillado al mismo @empo.
El hijo espiritual
El hijo espiritual
Vemos por tanto que la unión de esos contrarios que son el ego y el alma
produce algo de valor infinito, el hijo espiritual. Es bien cierto que, cuando el
ego se entremete violentamente en los aspectos más su?les de la psique y el
alma, se produce una fer?lización cruzada. Paradójicamente, robando la
protección del alma y su capacidad de ocultarse bajo el agua a voluntad, el
ego par?cipa en la creación de un hijo portador de la doble herencia del
mundo y del alma, capaz de transmi?r mensajes y regalos entre ambos.
El hijo espiritual
El hecho de que semejante hijo, capaz de atravesar dos mundos tan
dis=ntos, pueda proceder de una mujer sin piel y "casada" con algo de
sí misma o del mundo exterior tan solitario y subdesarrollado, es uno
de los milagros constantes de la psique. Algo ocurre en nuestro interior
cuando nos encontramos en esta situación, algo que genera un estado
emocional, una minúscula nueva vida, una pequeña llama que arde en
condiciones imperfectas, diRciles e incluso inhumanas.
El hijo espiritual
El niño es una parte de nuestra naturaleza medial que nos apremia,
pues es capaz de oír la llamada cuando ésta se produce. Es el niño que
se despierta del sueño, se levanta de la cama, sale a la ventosa noche y
baja corriendo al embravecido mar que nos induce a afirmar "Pongo a
Dios por tes=go de que seguiré por este camino", o "Resis=ré", o "No
me desviaré", o "Encontraré la manera de seguir adelante".
El hijo espiritual
Es el hijo quien le devuelve a su madre la piel de foca, la piel del alma. Es él
quien le permite regresar a su casa. Este hijo es un poder espiritual que nos
induce a seguir adelante con nuestra importante tarea, a rechazar algo, a
cambiar nuestra vida, a mejorar nuestra comunidad, a colaborar en el
empeño de equilibrar el mundo, todo ello gracias a nuestro regreso a casa. Si
una mujer desea par?cipar en estas cosas, es necesario que tenga lugar el
diNcil matrimonio entre el alma y el ego y ?ene que nacer el hijo espiritual.
Los obje?vos del dominio son la recuperación y el regreso.
El hijo espiritual
Cualesquiera que sean las circunstancias de una mujer, el hijo
espiritual, la vieja foca que surge del mar llamando a su hija para que
regrese a casa y el ancho mar siempre están cerca. Siempre. Incluso en
lugares y momentos en los que menos cabría esperar su presencia.
El hijo espiritual
En el cuento de "Piel de foca, piel del alma", la doncella foca le cuenta a
su hijo relatos acerca de las cosas que viven y prosperan bajo el mar, lo
instruye por medio de sus cuentos, moldea el hijo nacido de su unión
con el ego. Está formando al hijo, le está enseñando el terreno y la
forma de actuar del "otro". El alma está preparando al hijo salvaje de la
psique para algo muy importante.
La resecación y
la lisiadura
La resecación y la lisiadura
Casi todas las depresiones, los tedios y las errá?cas confusiones de una
mujer se deben a una vida del alma fuertemente limitada en la que la
innovación, los impulsos y la creación están restringidos o prohibidos. La
fuerza crea?va confiere a las mujeres un enorme impulso que las induce a
actuar. No podemos pasar por alto la existencia de los numerosos robos e
incapacitaciones del talento de las mujeres que se producen por medio de
las restricciones y los cas?gos que la cultura impone a sus ins?ntos naturales
y salvajes.
La resecación y la lisiadura
Podemos escapar de esta situación siempre y cuando haya un río
subterráneo o incluso un pequeño arroyo procedente de algún lugar
del alma que vierta sus aguas en nuestra vida. Sin embargo, si una
mujer que se encuentra "lejos de casa" cede todo el poder, se
conver=rá primero en una niebla, después en un vapor y finalmente en
una simple brizna de su an=guo yo salvaje.
La resecación y la lisiadura
Cuando estamos agostadas, caminamos renqueando para que parezca que lo
tenemos todo controlado y que todo va bien. Tanto si lo que falta es la piel
del alma como si lo que no encaja es la piel creada por la cultura, el hecho de
procurar disimularlo nos convierte en unas tullidas. Y, cuando lo hacemos, la
vida se reduce y pagamos un precio muy alto.
Cuando una mujer empieza a resecarse, le resulta cada vez más diNcil
comportarse de acuerdo con la saludable naturaleza salvaje. Las ideas, la
crea?vidad, la propia vida prosperan en un ambiente húmedo.
La resecación y la lisiadura
Si la cultura prohíbe por el mo?vo que sea que las mujeres puedan llevar una
vida sensata e integral, éstas tendrán sueños de animales heridos. Aunque la
psique se esfuerce por todos los medios en limpiarse y fortalecerse con
regularidad, todas las señales de azotes de "allí afuera" se reflejan en el
inconciente de "aquí dentro" de tal forma que la soñadora sufre los efectos
de la pérdida de sus vínculos personales con la Mujer Salvaje y también los
de la pérdida de la relación del mundo con esta profunda naturaleza.
La resecación y la lisiadura
Por consiguiente, a veces no es sólo la mujer la que se reseca. A veces
también se resquebrajan y se reducen a polvo algunos aspectos
esenciales del propio microambiente —la familia o el lugar de trabajo
por ejemplo— o la más vasta cultura circundante, y esta situación
afecta y aflige a la mujer. Para que ésta pueda contribuir a enderezar
los fallos, es necesario que regrese a su propia piel, a su sen=do común
ins=n=vo y a su propio hogar.
La resecación y la lisiadura
Tal como ya hemos visto, no reconocemos nuestra situación hasta que
nos conver=mos en un ser semejante a la apurada mujer foca: sin piel,
renqueando, casi sin jugo y medio ciega. Menos mal que la enorme
vitalidad de la psique nos regala la presencia en el inconciente de un
viejo que emerge a la superficie de nuestra conciencia y empieza a
llamarnos incesantemente para que regresemos a nuestra verdadera
naturaleza.
La llamada del
Viejo
La llamada del Viejo
¿Qué es este grito del mar? Esta voz del viento que llama al niño y lo
hace levantar de la cama y salir a la noche es similar a un sueño que
surge en la conciencia del soñador como una simple voz incorpórea. Se
trata de uno de los sueños más impresionantes que puede tener una
persona. En mis tradiciones culturales, cualquier cosa que diga esta voz
en el sueño se considera una transmisión directa del alma.
La llamada del Viejo
Dicen que los sueños en que aparece la voz incorpórea pueden
producirse en cualquier momento, pero muy especialmente cuando el
alma pasa por una situación apurada; en tales circunstancias, el yo
profundo se lanza por así decirlo a la caza. ¡Bang! Habla la voz del alma
de una mujer. Y le dice lo que va a ocurrir a con=nuación.
La llamada del Viejo
En el cuento, la vieja foca surge de su elemento para efectuar la
llamada. Uno de los rasgos más caracterís=cos de la psique salvaje
consiste en que, si nosotras no acudimos a ella espontáneamente, si no
prestamos atención a nuestras propias estaciones y al momento del
regreso, el viejo saldrá a buscarnos y nos llamará una y otra vez hasta
que algo de nosotras le responda.
La llamada del Viejo
Menos mal que existe esta señal natural del regreso a casa, tanto más
insistente cuanto mayor es nuestra necesidad de regresar. La señal se dispara
cuando todo empieza a ser "demasiado", tanto en sen?do posi?vo como
nega?vo. Puede haber llegado el momento de regresar a casa, tanto cuando
existe demasiado esEmulo posi?vo como cuando se registra una incesante
disonancia. Es posible que estemos demasiado inmersas en algo, que algo
nos haya agotado demasiado, que nos amen demasiado o demasiado poco,
que trabajemos demasiado o demasiado poco.
La llamada del Viejo
Todas estas cosas =enen un precio muy alto. En presencia de un
"demasiado", nos vamos secando poco a poco, se nos cansa el corazón,
empieza a faltarnos la energía y surge en nosotras un misterioso anhelo
—que sólo acertamos a describir como "un algo"— que se intensifica
cada vez más. Es entonces cuando nos llama el Viejo.
La llamada del Viejo
En este cuento es interesante observar que el que oye y responde a la
llamada del mar es el pequeño hijo espiritual. El es quien se atreve a
enfrentarse con los peñascos y las piedras cubiertas de nieve, quien sigue
ciegamente el grito y quien tropieza por casualidad con la enrollada piel de
foca de su madre. El inquieto sueño del niño es un agudo y perspicaz retrato
de la inquietud que experimenta una mujer cuando anhela regresar a su
lugar de origen psíquico. Puesto que la psique es un sistema completo, todos
sus elementos resuenan en respuesta a la llamada.
La llamada del Viejo
La inquietud de una mujer en este período se acompaña a menudo de
irritabilidad y de una sensación de que todo está demasiado cerca como para que
resulte cómodo o demasiado lejos como para que se pueda alcanzar la paz.
Dondequiera que se encuentre la mujer, se siente un poco o muy "perdida" debido
a que ha permanecido demasiado >empo lejos de casa. Estas sensaciones son justo
las que >ene que experimentar. Son un mensaje que dice "Ven ahora mismo". La
sensación de sen>rnos desgarradas procede del hecho de oír, de manera conciente
o inconciente, que algo nos llama y nos pide que regresemos, algo a lo que no
podemos contestar que no, so pena de sufrir un daño.
La llamada del Viejo
Nada mejor que la oscuridad para que la luz, la maravilla, el tesoro
destaquen en toda su magnificencia. La "noche oscura del alma" se ha
conver?do prác?camente en un lema en ciertos ámbitos de la cultura.
… Estas imágenes que giran alrededor de la oscuridad transmiten un
ancestral mensaje que dice "No temas <no saber>". En dis?ntas fases y en
dis?ntos períodos de nuestra vida así ?ene que ser. Este aspecto de los
cuentos y de los mitos nos anima a responder a la llamada aunque no
sepamos adónde vamos, en qué dirección o durante cuanto ?empo.
La llamada del Viejo
…es posible que andemos dando tumbos en medio de la oscuridad
durante algún =empo tratando de averiguar qué es lo que nos llama,
pero, puesto que hemos conseguido vencer la tentación de apartarnos
de la llamada de lo salvaje, invariablemente tropezamos con la piel del
alma. Cuando aspiramos este estado del alma, entramos
invariablemente en la sensación de "Eso está bien. Sé lo que necesito".
La llamada del Viejo
Para muchas mujeres modernas lo más temible no es el avance en
medio de la oscuridad buscando la piel del alma sino la inmersión en el
agua, el regreso efec=vo a casa y especialmente la despedida efec=va.
Aunque las mujeres regresen a sí mismas, se pongan la piel de foca, se
la alisen bien y estén preparadas para la par=da, el hecho de irse es
muy duro; es muy duro ceder y entregar aquello en lo que habíamos
estado ocupadas hasta aquel momento e irnos sin más.
La prolongación
excesiva de la
estancia
La prolongación excesiva de la estancia
En el cuento, la mujer foca se reseca porque prolonga excesivamente su estancia.
Sus males son los mismos que sufrimos nosotras cuando prolongamos
excesivamente nuestra estancia. La piel es nuestro órgano más sensible; nos dice
cuándo tenemos frío o calor, cuándo estamos emocionadas o asustadas. Cuando
una mujer lleva demasiado @empo lejos de casa, su capacidad de percibir lo que
realmente siente y piensa acerca de sí misma y de otras cosas empieza a secarse y
agrietarse. Se encuentra en un aletargado "estado de lemming". Puesto que no
percibe lo que es demasiado y lo que no es suficiente rebasa sus propios límites.
La prolongación excesiva de la estancia
Cuando ya hace >empo que tendríamos que estar en casa, nuestros ojos ya no
brillan por nada, nuestros huesos están cansados y es como si se abrieran las vainas
de nuestros nervios y ya no pudiéramos concentrarnos la quiénes somos ni en lo
que hacemos.

Cuando una mujer lleva demasiado >empo lejos de casa, cada vez se siente menos
capaz de avanzar por la vida. En lugar de >rar de un arnés elegido por ella misma,
cuelga del que le han impuesto. Está tan exhausta y aturdida que pasa
cansinamente por delante del lugar en el que podría hallar alivio y consuelo.
La prolongación excesiva de la estancia
La camada muerta está integrada por ideas, tareas y exigencias que no dan
resultado, carecen de vida y no le aportan ninguna vida. La mujer que se
encuentra en semejante estado palidece pero se vuelve irritable, es cada vez
más exigente pero al mismo ?empo, está más dispersa. Su vela arde y es
cada vez más corta. La cultura popular lo llama "consumirse", pero es algo
más que eso, es hambre del alma. Cuando se llega a este extremo, no queda
más remedio que hacer una cosa; la mujer sabe finalmente, no que quizá o
que a lo mejor volverá a casa sino que ?ene que volver a casa.
La prolongación excesiva de la estancia
La promesa que se hace en el cuento es una promesa rota. El hombre, que
también está reseco y ?ene la cara llena de grietas por haber permanecido
tanto ?empo solo …
¿Qué mujer no se sabe de memoria esta promesa rota? "En cuanto termine
esto que estoy haciendo me podré ir. En cuanto pueda marcharme... Me iré
en primavera. Me iré pasado el verano. Cuando los niños vuelvan a la
escuela... Más tarde en otoño cuando los árboles son tan hermosos, me iré.
Esperaré hasta la primavera... Esta vez lo digo en serio.
La prolongación excesiva de la estancia
El regreso a casa es especialmente importante cuando la mujer ha
estado ocupada con cues=ones del mundo exterior y ha permanecido
en él demasiado =empo. ¿Qué duración =ene este =empo? En cada
mujer es dis=nta, pero baste decir que las mujeres saben con absoluta
certeza cuándo han permanecido demasiado =empo en el mundo y ya
es hora de regresar casa. Sus cuerpos están en el aquí y el ahora, pero
sus mentes están muy lejos.
La prolongación excesiva de la estancia
… todo >ene un aire de duelo. Experimentan desasosiego. Sensación de privación.
Nostalgia. Tiran de los hilos sueltos de su falda y se pasan largo rato mirando a
través de las ventanas. Y no se trata de un malestar transitorio. Es algo permanente
que se va intensificando conforme pasa el >empo.
Pese a lo cual, las mujeres siguen con sus ru>nas co>dianas, miran con expresión
sumisa, sonríen con afectación y se comportan como si se sin>eran culpables. "Sí,
sí, ya lo sé —dicen—. Tendría que hacerlo, pero, pero, pero ... " Los "peros" de sus
frases son la señal de que han permanecido demasiado >empo en el mundo
exterior.
La prolongación excesiva de la estancia
… No está acostumbrada a permi=r que los demás lleven las riendas.
Puede ser una prac=cante de la "letanía de los niños", esa que dice
"Pero mis hijos necesitan tal cosa o tal otra, etc." No se da cuenta de
que, sacrificando su necesidad de regreso, está enseñando a sus hijos
a sacrificar sus necesidades cuando sean mayores.
La prolongación excesiva de la estancia
Algunas mujeres temen que los que las rodean no comprendan su
necesidad de regresar a casa. Y puede que no todo el mundo la
comprenda. Pero la que =ene que comprenderla es la propia mujer.
Cuando una mujer regresa a casa siguiendo sus propios ciclos, los que
la rodean =enen que entregarse a la tarea de su propia individuación y
a la resolución de sus propias cues=ones vitales. El regreso a casa de la
mujer propicia el crecimiento y el desarrollo de los demás.
La prolongación excesiva de la estancia
Es importante comprender que el regreso a casa no cuesta necesariamente
dinero. Cuesta 2empo. Cuesta mucha fuerza de voluntad decir "Me voy"...
decir "Ahora me voy, pero volveré", pero hay que hacerlo sin interrumpir el
camino de regreso a casa.
Hay muchas maneras de regresar a casa; muchas son profanas y otras son
divinas. … la situación exacta de la rendija que nos abre el camino de la
vuelta a casa cambia según el momento, por lo que su localización de este
mes puede ser dis?nta de la del anterior.
La prolongación excesiva de la estancia
Volver a leer pasajes de libros y poemas que nos han emocionado. Pasar unos
cuantos minutos junto a la orilla de un río, una corriente o un arroyo. Tenderse en
el suelo en medio de las sombras del crepúsculo. Estar en compañía de un ser
amado sin la presencia de los niños. Sentarse en el porche quitándole la cáscara a
algo, haciendo calceta, mondando algo. Caminar o conducir el automóvil en
cualquier dirección y después regresar. Subir a un autobús con des>no
desconocido. Construir tambores mientras se escucha música. Saludar el amanecer.
Desplazarse en coche hasta un lugar en el que las luces de la ciudad no borren el
cielo nocturno. Rezar. Tener un amigo especial.
La prolongación excesiva de la estancia
Sentarse en el pre>l de un puente con las piernas colgando. Sostener a un niño en
brazos. Sentarse junto a la luna de un café y ponerse a escribir. Sentarse en el
centro de un claro del bosque. Secarse el cabello al sol. Introducir las manos en un
barril lleno de agua de lluvia. Plantar procurando ensuciarse las manos de barro.
Contemplar la belleza, la gracia, la conmovedora fragilidad de los seres humanos.
Por consiguiente, no es necesario emprender un largo y arduo viaje para regresar a
casa, aunque tampoco quisiera dar a entender que se trata de algo muy simple,
pues el hecho de regresar a casa exige vencer una considerable resistencia tanto si
es fácil como si es diZcil.
La prolongación excesiva de la estancia
Hay otra manera de comprender la razón de que las mujeres retrasen su
regreso a casa, una razón mucho más misteriosa que consiste en la excesiva
iden?ficación de una mujer con el arque?po de la sanadora.

El arque?po de la gran sanadora sugiere sabiduría, bondad, conocimiento,


solicitud y todas las demás cualidades que se asocian con una sanadora. Por
consiguiente, es bueno ser generosa, amable y servicial como el arque?po
de la gran sanadora. Pero sólo hasta cierto punto.
La prolongación excesiva de la estancia
Más allá de él ejerce una influencia entorpecedora en nuestras vidas. El impulso que
experimentan las mujeres de "curarlo todo y arreglarlo todo" es una peligrosa trampa
creada por las exigencias que nos impone nuestra cultura y que consisten sobre todo en las
presiones que nos obligan a demostrar que no estamos ahí sin hacer nada como unos
pasmarotes sino que poseemos un valor amorFzable; podríamos decir incluso que en
algunas partes se nos obliga a demostrar que valemos para algo y que, por consiguiente,
tenernos derecho a vivir. Estas presiones se introducen en nuestra psique cuando somos
muy jóvenes e incapaces de juzgar y oponer resistencia. Más tarde las presiones se
convierten en ley, a no ser que las desafiemos o hasta que nos decidamos a hacerlo.
La prolongación excesiva de la estancia
Pero los gritos del mundo que sufre no pueden ser atendidos
constantemente por una sola persona. Sólo podemos responder a los que
nos permiten regresar a casa con regularidad, de lo contrario, las luces de
nuestro corazón se van apagando hasta quedar reducidas prác?camente a
nada. A veces lo que el corazón desea socorrer no coincide con los recursos
de que dispone el alma. Si una mujer valora su piel de foca, resolverá estas
cues?ones según lo cerca que ella se encuentre de "casa" y la frecuencia con
que haya estado allí.
La prolongación excesiva de la estancia
Por consiguiente, las mujeres que están cansadas y transitoriamente
hartas del mundo, que temen tomarse un poco de =empo libre o
interrumpir sus ac=vidades, ¡ya es hora de que despierten!

Si no regresamos a casa cuando es el momento, perdemos la


concentración.
Que haces cuando
deseas regresar a la
casa?
La liberación, la
inmersión
La liberación, la inmersión
¿Qué es el ansia de hogar? Es el ins@nto de volver, de ir al lugar recordado.

Todas sabemos cómo regresar a casa. Por mucho @empo que haya transcurrido, sabemos encontrar
el camino. Caminamos de noche cruzando @erras extrañas y tribus desconocidas sin ningún mapa,
preguntando a los viejos personajes que encontramos por el camino: "¿ Por dónde se va?"

La respuesta exacta a la pregunta "¿ Dónde está el hogar?" es más complicada, pero se trata en
cierto modo de un lugar interior, de un lugar del @empo más que del espacio, en el que una mujer
se siente entera. El hogar está allí donde un pensamiento o un sen@miento se puede conservar sin
que se interrumpa o nos sea arrebatado porque otra cosa exige nuestro @empo y nuestra atención.
La liberación, la inmersión
Es justo que las mujeres se esfuercen por salir, se liberen, tomen, hagan,
conspiren y afirmen su derecho a regresar a casa. El hogar es un estado de
ánimo con?nuado o una sensación que nos permite experimentar
sen?mientos no necesariamente manifestados en el mundo exterior
asombro, visión, paz, liberación de las preocupaciones, de las exigencias, de
los constantes parloteos. Todos estos tesoros del hogar se ?enen que
almacenar en la psique para su posterior u?lización en el inundo de arriba.
La liberación, la inmersión
Aunque hay muchos lugares <sicos a los que una puede ir para "sen2r" su
regreso a este hogar especial, el lugar <sico propiamente dicho no es el
hogar; es tan sólo el vehículo que mece al ego para que se duerma
mientras recorremos el resto del camino solas. Los vehículos que u?lizan las
mujeres para regresar a casa son muchos: la música, el arte, el bosque, la
espuma del mar, el amanecer, la soledad. Todos ellos nos conducen al
nutri?vo mundo interior del hogar que posee sus propias ideas, su orden y
su sustento.
La liberación, la inmersión
El hogar es la prís>na vida ins>n>va que funciona tan suavemente como un eje que
se desliza sobre su engrasado cojinete, donde todos los ruidos suenan bien, la luz
es agradable y los olores nos tranquilizan en lugar de alarmarnos. La manera en
que una pase el >empo a la vuelta no >ene importancia. Lo esencial es cualquier
cosa que revitalice el equilibrio. Eso es el hogar.
Allí no sólo hay >empo para meditar sino también para aprender y descubrir lo
olvidado, lo abandonado y lo enterrado. Allí podemos imaginar el futuro y
examinar también los mapas de las cicatrices de la psique, averiguar sus causas y
adónde iremos a con>nuación.
La liberación, la inmersión
Lo más importante que puedo decir acerca del momento más oportuno de
este ciclo del regreso al hogar es lo siguiente: Cuando es la hora, es la hora.
Aunque la mujer no esté preparada, aunque las cosas no estén hechas,
aunque hoy tenga que llegar el barco. Cuando es la hora es la hora. La mujer
foca regresa al mar, no porque le apetece, no porque hoy es un buen día
para ir, no porque su vida está limpia y ordenada; no existe ningún momento
limpio y ordenado para nadie. Se va porque es la hora y, por consiguiente, se
?ene que ir.
La liberación, la inmersión
El descontento es la puerta secreta que permite acceder a un cambio
significa?vo y propiciador de vida.
Para algunas, el hogar es el inicio de una ac?vidad. Algunas vuelven a cantar
tras haberse pasado varios años sin encontrar ninguna razón para hacerlo. Se
entregan al aprendizaje de algo que llevaban mucho ?empo deseando
aprender. Buscan a personas y cosas perdidas de sus vidas. Recuperan la voz
y escriben. Descansan. Hacen suyo un rincón del mundo. Toman grandes o
extremas decisiones. Hacen algo que deja huella.
La liberación, la inmersión
El descontento es la puerta secreta que permite acceder a un cambio significaFvo y
propiciador de vida.
Para algunas, el hogar es el inicio de una acFvidad. Algunas vuelven a cantar tras haberse
pasado varios años sin encontrar ninguna razón para hacerlo. Se entregan al aprendizaje de
algo que llevaban mucho Fempo deseando aprender. Buscan a personas y cosas perdidas
de sus vidas. Recuperan la voz y escriben. Descansan. Hacen suyo un rincón del mundo.
Toman grandes o extremas decisiones. Hacen algo que deja huella.
Cuando una mujer se concentra con los ojos del alma, ve el hogar en muchísimos lugares.
La liberación, la inmersión
Durante cuánto >empo puede permanecer una mujer en su casa?

Hasta que pueda o hasta que sienta la necesidad de regresar de allí. ¿Con cuánta
frecuencia necesita hacerlo? Con mucha más frecuencia si la mujer es "sensible" y
desarrolla una gran ac>vidad en el mundo exterior. Con menos frecuencia si >ene
una piel muy dura y no transcurre tanto >empo "allí afuera". Cada mujer sabe en su
fuero interno con cuánta frecuencia y durante cuánto >empo lo necesita. Es
cues>ón de valorar el brillo de nuestros propios ojos, la resonancia de nuestro
estado de ánimo, la vitalidad de nuestros sen>dos.
La liberación, la inmersión
¿Cómo equilibrarnos la necesidad de regresar a casa con nuestra existencia
co>diana? Planificando de antemano el hogar en nuestra vida. Siempre es un
mo>vo de asombro la facilidad con que las mujeres "sacan el >empo de donde sea"
cuando surge una enfermedad, cuando el niño las necesita, cuando el coche sufre
una avería, cuando les duele una muela. Hay que atribuir el mismo valor al regreso
a casa y, en caso necesario, incluso se le >ene que otorgar el carácter de crisis, pues
está demostrado que, si una mujer no se va cuando es la hora de irse, la fina grieta
de su alma/psique se convierte en un barranco y el barranco se convierte en un
impresionante abismo.
La liberación, la inmersión
Si la mujer valora al máximo sus ciclos de regreso a casa, aquellos que
la rodean también aprenderán a valorarlos. Pero no cabe duda de que
también se puede disfrutar del "hogar", reservando un poco de =empo
de nuestra ru=na co=diana, un =empo que =ene que ser sagrado Y
estar dedicado exclusivamente a nuestra propia persona. La frase
"dedicado exclusivamente a nuestra propia persona" puede significar
cosas dis=ntas para dis=ntas mujeres.
La liberación, la inmersión
Cualquiera que sea el período de >empo que permanezcamos en nuestro hogar,
tanto si es una hora como si son varios días, recuerda que otras personas pueden
cuidar de tus gatos aunque tus gatos digan que sólo tú lo sabes hacer bien. Tu perro
intentará hacerte creer que estás abandonando a un niño en la carretera, pero te
perdonará, La hierba se marchitará un poco, pero reverdecerá. Tú y tu hijo os
echaréis mutuamente de menos, pero os alegraréis de veros a tu regreso. Puede
que tu pareja refunfuñe. Lo superará. Puede que tu jefe te amenace. También lo
superará. Permanecer demasiado >empo lejos de casa es una locura. Regresar a
casa es la cordura.
La liberación, la inmersión
Cuando la cultura, la sociedad o la psique no soportan este ciclo del regreso a casa, muchas
mujeres aprenden a saltar la verja o a pasar por debajo de la valla. Adquieren una
enfermedad crónica y roban el Fempo de lectura en la cama. Esbozan una sonrisa toda
dientes como si todo marchara sobre ruedas e inician una suFl labor de aplazamiento
mientras dura la situación.
Cuando el ciclo del regreso a casa de las mujeres sufre algún trastorno, muchas creen que,
para poder senFrse libres de marcharse y saFsfacer sus necesidades psíquicas, Fenen que
pelearse con su jefe, con sus hijos, con sus padres o con su pareja.
La liberación, la inmersión
En caso de que la mujer tenga que librar una batalla cada vez que se va,
quizá le convenga sopesar cuidadosamente sus relaciones con los que
la rodean, tratando de hacerles comprender a los suyos que será mejor
y dis=nta cuando regrese, que no les abandona sino que está
aprendiendo de nuevo a ser ella misma y a regresar a su verdadera
vida.
La liberación, la inmersión
La magnitud del >empo ú>l y/o necesario que se >ene que pasar en casa varía de
mujer a mujer. La mayoría de nosotras no puede permanecer ausente todo el
>empo que quisiera y, por consiguiente, aprovecha el >empo que puede. De vez en
cuando, permanecemos ausentes todo el >empo que necesitamos. Otras veces
permanecemos ausentes hasta que empezamos a echar de menos lo que hemos
dejado. A veces nos sumergimos y afloramos de nuevo a la superficie a rachas. Casi
todas las mujeres que regresan a sus ciclos naturales procuran establecer un
equilibrio entre las circunstancias y las necesidades. Pero de lo que no cabe duda es
de que conviene tener una male>ta a punto junto a la puerta. Por si acaso.
La mujer medial:
La respiración
bajo el agua
La mujer medial: La respiración bajo el agua
En el cuento se llega a un curioso compromiso. En lugar de dejar al niño o de llevarse al
niño consigo para siempre, la mujer foca se lleva al niño para que visite a los que viven
"debajo". Al niño se le reconoce la condición de miembro del clan de la foca a través de la
sangre de su madre. Y allí, en el hogar subacuáFco, el niño es instruido en la naturaleza del
alma salvaje.
El niño representa el nuevo orden de la psique. Su madre foca ha infundido en sus
pulmones parte de su aliento, parte de su clase especial de vivificación, transformándolo,
según la terminología psicológica, en un ser medial, capaz de tender un puente entre
ambos mundo.
La mujer medial: La respiración bajo el agua
Sin embargo, aunque haya sido iniciado en la naturaleza del mundo
subterráneo, este niño no se puede quedar allí sino que =ene que
regresar a la =erra. De ahí que, en adelante, desempeñe un papel
especial. El que no se ha sumergido y ha regresado a la superficie no es
enteramente ego ni enteramente alma sino algo intermedio.
La mujer medial: La respiración bajo el agua
La mujer medial está situada entre los mundos de la realidad
consensual y del inconciente mís=co y actúa de mediadora entre
ambos. La mujer medial es la transmisora y receptora de dos o más
series de valores e ideas. Es la que da vida a nuevas ideas, cambia las
ideas an=guas por las innovadoras, se traslada desde el mundo de lo
racional al mundo de la imaginación. "Oye" cosas, "sabe" cosas e
"intuye" lo que va a ocurrir a con=nuación.
La mujer medial: La respiración bajo el agua
El punto intermedio entre los mundos de la razón y de la imagen, entre la
sensación y el pensamiento, entre la materia y el espíritu, entre todos los
contrarios y todos los ma@ces de significado que se puedan imaginar, es el hogar
de la mujer medial. La mujer foca del cuento es una emanación del alma. Puede
vivir en todos los mundos, en el mundo de arriba de la materia y en el mundo
lejano o mundo subterráneo que es su hogar espiritual, pero no puede permanecer
demasiado >empo en la >erra. Ella y el pescador, el ego de la psique, crean un hijo
que también puede vivir en ambos mundos, pero no puede permanecer
demasiado @empo en el hogar del alma.
La mujer medial: La respiración bajo el agua
La mujer foca y el niño forman en la psique femenina un sistema que es más bien
un equipo de emergencia. La mujer foca, el yo del alma, transmite pensamientos,
ideas, sen>mientos e impulsos desde el agua al yo medial, que a su vez sube todas
estas cosas a la >erra y a la conciencia del mundo exterior. El sistema funciona
también en sen>do contrario. Los acontecimientos de nuestra vida co>diana,
nuestros pasados traumas y alegrías, nuestros temores y esperanzas para el futuro
se transmiten al alma, la cual hace comentarios acerca de ellos durante nuestros
sueños nocturnos, transmite sus sen>mientos a través de nuestro cuerpo o nos
traspasa con un instante de inspiración en cuyo extremo va prendida una idea.
La mujer medial: La respiración bajo el agua
La Mujer Salvaje es una combinación de sen?do común y sen?do del alma.
La mujer medial es su doble y es también capaz de experimentar ambas
cosas. Como el niño del cuento, la mujer medial pertenece a este mundo
pero puede viajar sin dificultad hasta las honduras de la psique. Algunas
mujeres ?enen este don innato. Otras lo adquieren. No importa la forma en
que una mujer lo consiga, pero uno de los efectos del regreso habitual a casa
es el fortalecimiento de la mujer medial de la psique cada vez que una mujer
va y viene.
La salida a la superficie
La salida a la superficie
Por muy maravilloso que sea el hogar más profundo que imaginar se pueda,
no podemos permanecer para siempre bajo el agua sino que tenemos que
salir de nuevo a la superficie… lo que resulta un poco triste.
El remedio para esta tristeza nos lo da la mujer foca cuando le dice a su hijo:
"Yo siempre estoy con?go. Toca lo que yo he tocado, los palillos de encender
el fuego, mi ulu, mi cuchillo, mis piedras labradas en figuras de nutrias y
focas, y yo infundiré en tus pulmones un aliento para que puedas cantar tus
canciones."
La salida a la superficie
Los inuit dicen que estas herramientas pertenecen a "una mujer de ver-
dad". Son lo que necesita una mujer para "labrarse su propia vida". Su
cuchillo corta, viste, libera, dibuja, hace que los materiales encajen. Su
conocimiento de los palillos para encender el fuego le permite
encender el fuego en las más adversas condiciones. Sus piedras
labradas expresan su sabiduría mís=ca, su repertorio cura=vo y su
unión personal con el mundo del espíritu.
La salida a la superficie
U>lizando la terminología psicológica, estas metáforas >pifican las fuerzas comunes
a la naturaleza salvaje. En la psicología junguiana clásica, algunos podrían
denominar este tándem el eje del ego—yo. En el argot de los cuentos de hadas el
cuchillo es, entre otras cosas, una herramienta visionaria des@nada a cortar la
oscuridad y ver las cosas Ocultas. Las herramientas para encender el fuego
representan la capacidad de crear el propio alimento, de transformar la propia
vida en una vida nueva, de repeler el nega@vismo inú@l. Se pueden considerar la
representación de un impulso innato que refuerza los materiales básicos de la
psique.
La salida a la superficie
Para una mujer moderna, el ulu, es decir, el cuchillo, simboliza la perspicacia,
la disposición y la capacidad de alejarse de lo superfluo, de imponerse unos
obje?vos claros y de labrarse unos nuevos principios. La capacidad de
encender el fuego representa su capacidad de levantarse después de un
fracaso, de crear pasión en su propio nombre y de quemar algo hasta dejarlo
reducido a cenizas en caso necesario. Las piedras labradas encarnan el
recuerdo de su propia conciencia salvaje y su unión con la vida ins?n?va
natural.
La salida a la superficie
Aunque la madre haya regresado junto a su pueblo, podemos percibir
toda su fuerza mediante las capacidades femeninas de la perspicacia, la
pasión y la unión con la naturaleza salvaje. Su promesa es la de que si
establecemos contacto con las herramientas de su fuerza psíquica,
percibiremos su neuma; su aliento entrará en nuestro aliento y nos
sen=remos llenas de un aire sagrado que nos permi=rá cantar.
La salida a la superficie
En el cuento, el hijo de la mujer foca empieza a u>lizar su naturaleza me- dial. Se
convierte en un tambor, un cantor, un narrador de cuentos. En la interpretación del
cuento de hadas, el personaje que toca el tambor se convierte en el centro de
cualquier cosa que la nueva vida o el nuevo sen>miento necesite para levantarse y
reverberar. El tambor puede ahuyentar cosas y evocarlas. El cantor transmite
mensajes entre la gran alma y el yo del mundo exterior. Por su naturaleza y su tono
de voz puede desarmar, destruir, construir y crear. Dicen que el narrador de
cuentos se ha acercado sigilosamente a los dioses y los ha oído hablar en sueños.
La salida a la superficie
Por consiguiente, a través de todos estos actos creaFvos, el niño vive lo que la mujer foca
le ha infundido con su aliento. El niño vive lo que ha aprendido bajo el agua, la vida de
relación con el alma salvaje.

En lugar de procurar que "la magia se prolongue", nos limitamos simplemente a vivir. En
lugar de oponer resistencia o atemorizarnos ante la tarea que hemos elegido, penetramos
suavemente en ella; vivas, llenas de nuevos conocimientos y ansiosas de ver lo que ocurrirá
a conFnuación. A fin de cuentas, la persona que ha regresado a casa ha sobrevivido a la
experiencia de ser llevada al mar por los espíritus de la gran foca.
La prác(ca de la
soledad
deliberada
La prác7ca de la soledad deliberada
En medio de las grises brumas del amanecer, el niño ya crecido se
arrodilla en una roca marina y man=ene una conversación nada menos
que con la mujer foca. Esta deliberada prác=ca co=diana de la soledad
y de la comunicación le permite permanecer decisivamente cerca de
casa no sólo sumergiéndose hasta el lugar del alma durante períodos
de =empo más prolongados sino también y sobre todo llamando al
alma al mundo de arriba durante breves períodos.
La prác7ca de la soledad deliberada
Hace =empo, el adje=vo inglés alone (solo), equivalía a dos palabras: all
one, es decir, "todo uno". Ser todo uno significaba ser una unidad total,
una unicidad, tanto con carácter esencial como transitorio. Éste es
precisamente el obje=vo de la soledad, ser totalmente uno mismo.

La soledad no es ausencia de energía o acción tal como algunos creen,


sino una abundancia de provisiones salvajes que el alma nos transmite.
La prác7ca de la soledad deliberada
En el análisis de las mujeres me lleva a pensar que buena parte de los
trastornos premenstruales de las mujeres modernas no es sólo un
síndrome Rsico sino también una consecuencia de su necesidad
insa=sfecha de dedicar el =empo suficiente a revitalizarse y renovarse
La prác7ca de la soledad deliberada
¿Cómo se evoca el alma? Hay muchas maneras: por medio de la meditación
o con los ritmos de la carrera, el tambor, el canto, la escritura, la composición
musical, las visiones hermosas, la plegaria, la contemplación, el rito y los
rituales, el silencio e incluso los estados de ánimo y las ideas que nos
fascinan. Todas estas cosas son llamadas psíquicas que hacen salir el alma de
su morada… yo soy par?daria de los métodos que no requieren ningún
accesorio y que se pueden poner en prác?ca tanto en un minuto como en un
día entero.
La prác7ca de la soledad deliberada
En realidad, lo único que hace falta para alcanzar una soledad
deliberada es la capacidad para desconectarse de las distracciones. Una
mujer puede aprender a aislarse de otras personas, ruidos y
conversaciones.

Sin embargo, en lugar de entrar en este estado de una forma conciente,


muchas caen en él de golpe a través de un ensueño o "estallan" de
repente y se "encuentran" en él sin más.
La prác7ca de la soledad deliberada
En realidad, lo único que hace falta para alcanzar una soledad
deliberada es la capacidad para desconectarse de las distracciones. Una
mujer puede aprender a aislarse de otras personas, ruidos y
conversaciones.

Sin embargo, en lugar de entrar en este estado de una forma conciente,


muchas caen en él de golpe a través de un ensueño o "estallan" de
repente y se "encuentran" en él sin más.
La prác7ca de la soledad deliberada
En cierto modo, el mundo educa?vo y empresarial considera que el ?empo
que una persona pasa siendo "ella misma" es improduc?vo cuando, en
realidad, es el más fecundo. El alma salvaje canaliza las ideas hacia nuestra
imaginación, donde nosotras las clasificamos para decidir cuáles de ellas
pondremos en prác?ca y cuáles son más aplicables y frucEferas. La unión con
el alma nos hace brillar de resplandor espiritual y nos induce a afirmar
nuestras cualidades cualesquiera que éstas sean.
La prác7ca de la soledad deliberada
Hay muchos aspectos de nuestra vida que tenemos que evaluar con carácter conFnuado:
el hábitat, el trabajo, la vida creaFva, la familia, la pareja, los hijos, el padre/la madre, la
sexualidad, la vida espiritual, etc.

La medida uFlizada en la valoración es muy sencilla: ¿qué es lo que necesita más? Y: ¿qué
es lo que necesita menos? Preguntarnos desde el yo insFnFvo, no con una lógica formal,
no a la manera del ego sino a la manera de la Mujer Salvaje, qué trabajo, ajustes,
flexibilizaciones o acentuaciones se Fenen que hacer. ¿Seguimos todavía el rumbo que
debemos seguir en espíritu y en alma? ¿Se nos nota por fuera vida interior? ¿Qué tenemos
que entablillar, proteger, lastrar o aligerar? ¿Qué tenemos que desechar, mover o cambiar?
La prác7ca de la soledad deliberada
Tras un período de prácFca, el efecto acumulaFvo de la soledad deliberada empieza a
actuar como un sistema respiratorio de vital importancia, un ritmo natural de adición de
conocimientos, introducción de pequeños ajustes y repeFda eliminación de lo que ya no
sirve. Se trata de algo no sólo poderoso sino también pragmáFco, pues la soledad ocupa un
lugar muy bajo en la cadena alimenFcia; aunque la intención y el seguimiento cuestan un
poco, es algo que se puede hacer en cualquier lugar y momento. Con el Fempo y con la
prácFca, empezarás a formular espontáneamente preguntas al alma. Algunas veces sólo
tendrás una pregunta. Otras veces no tendrás ninguna y sólo querrás descansar en la roca
cerca del alma y respirar con ella.
La ecología
innata de las
mujeres
La ecología innata de las mujeres
Sabemos que no podemos vivir una vida confiscada. Sabemos que hay un
momento en que las cosas de los hombres y de la gente y las cosas del
mundo se ?enen que abandonar durante algún ?empo. Hemos aprendido
que somos como los anfibios: podemos vivir en ?erra, pero no siempre y no
sin efectuar viajes al agua y a nuestro hogar. Las culturas excesivamente
civilizadas y excesivamente opresivas tratan de impedir que la mujer regrese
a casa. Con demasiada frecuencia se la disuade de que se acerque al agua
hasta que se queda en los puros huesos y más pálida que la cera.
La ecología innata de las mujeres
Jung dijo: "Sería mucho más fácil reconocer nuestra pobreza espiritual... Cuando el
espíritu pesa, se dirige hacia el agua... Por consiguiente, el camino del alma...
conduce al agua." El regreso a casa y los intervalos de conversación con la foca de
la roca del mar son nuestros actos de innata ecología integral, pues todos son un
regreso al agua, una reunión con el amigo salvaje, el que nos ama por encima de
todos los demás incansablemente, sin la menor reserva y con inmensa paciencia.
Basta con que contemplemos y aprendamos de esos ojos rebosantes de alma que
son "salvajes, sabios y afectuosos".

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