La Hora de La Madre

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A la Madre

y a cada madre

1
La “Hora” de la Madre

CELEBRACIÓN MARIANA PARA EL SÁBADO SANTO


INSPIRADA EN LA LITURGIA BIZANTINA

Con aprobación eclesiástica ROMA – CENTRO DI CULTURA MARIANA


«MADRE DELLA CHIESA» – VIA DEL CORSO, 306
2011

2 3
PRESENTACIÓN

El Viernes Santo es la “Hora” de Cristo, “Hora” en la que,


después de haber amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el extremo (Jn 13, 1), consumando por
ellos y por los pecados de todos su inmolación de Víctima en
el altar de la Cruz; a sus pies, por divina voluntad, estaba
María, unida indisolublemente a él en el dolor y en el ofre-
cimiento.
El Sábado Santo es la “Hora” de la Madre, “Hora” total-
mente suya, en la que ella, la Mujer, la Hija de Sión, la
Madre de la Iglesia, vivió la prueba suprema de la fe y de la
unión con Dios Redentor.
Destrozada por el dolor del Hijo sacrificado y sepultado, por
la ingratitud e infidelidad del pueblo elegido, por la traición y
el abandono de los discípulos más íntimos, por la cerrazón de
todos en creer que resucitaría como había predicho, también
ella pasa por la tentación de la duda, a la que resiste heroica-
mente agarrándose a las palabras del Hijo y a la fidelidad del
Padre omnipotente. Es la Madre de nuestra fe. Creyó contra
cualquier evidencia, esperó contra toda esperanza.
Por esto, el sábado santo es la “Hora” suya, en la que verda-
deramente completó en sí lo que faltaba a los sufrimientos
del Cristo en favor de su Iglesia (cf Col 1, 24): pues –dicen
autores antiguos- en ese día toda la Iglesia se recoge en su
corazón de Madre, y con la Iglesia se recogieron y florecie-
ron en ella las esperanzas del mundo.
Desde los primeros siglos la Iglesia de Oriente y de Occi-
Ha preparado esta celebración de “La Hora de la Madre” el P. dente sintió y celebró este misterioso lazo que une, como
Ermanno M. Toniolo o.s.m., en continuidad de inspiración con la puente, el Viernes Santo y el Domingo de Pascua, pasando a
tradición latina y tomando de la Liturgia bizantina que en el Sába-
do santo canta los “encomi” o lamentos fúnebres de la Virgen
través del corazón de María, y miró a la Virgen como repre-
Madre, de las mujeres pías y de los discípulos junto al sepulcro de sentante y expresión de toda la Iglesia redimida, que espera
Cristo, en la espera trepidante de la Resurrección. Las melodías con temor el alba de la resurrección.
son del Maestro Luigi Lasagna s.d.b. La versión española es de Sor También hoy, en el Sábado Santo, la Iglesia bizantina canta
María Asunción Palacios García, Hija de la Iglesia. ante el icono de Cristo sepultado los lamentos de la Madre y

4 5
de los discípulos más fieles; también hoy, en más lugares del (breves estrofas poéticas en canto) con melodías compuestas
mundo, los católicos de rito latino celebran la Hora de la fe para la ocasión por el Maestro Luigi Lasagna. El tema de la
de María, preludio de la renovación de las promesas bautis- celebración es el dolor de Cristo y de la Madre, pero rebo-
males y de la alegría que irradia el día de Pascua. sando de esperanza.
El “sentir de los fieles”, de hecho, exige que en el Triduo Se articula en 4 momentos rituales: 1) una parte introducto-
Pascual se dé relevancia celebrativa a la presencia de María, ria, que prepara a la asamblea para revivir, en comunión con
Madre de nuestra fe: últimamente se ha introducido una María, la espera de la resurrección; 2) un primer momento
mención para el Viernes Santo en la última edición del Misal de escucha de la Palabra, memoria de la fidelidad del Hijo y
Romano (2002). de la Madre hasta el supremo sacrificio; 3) un segundo
Parece justo que en el Sábado Santo sea recordada con dig- momento de escucha de la Palabra, proyectada en la espera
nidad la Madre de Dios, ya que este día es de donde nace la de la Pascua que se aproxima, con los sentimientos de la
memoria semanal de “Santa María en Sábado”, como atesti- Madre que la vivió con anticipación; 4) finalmente los ritos
guan documentos latinos que remontan al siglo IX; lo con- conclusivos que nos llevan con María al encuentro con Cris-
firma la introducción a la Colección de formularios de Misas to resucitado.
de la Beata Virgen María (1988) donde se lee: “La memoria Esta celebración se pensó – aunque no de forma exclusiva –
de Santa María en Sábado en muchas comunidades eclesia- para el Sábado Santo, para resaltar la presencia de la Virgen
les se celebra casi como introducción al Domingo, el “día en el misterio pascual, según la doctrina tradicional y actual
del Señor”. Así, mientras se disponen a celebrar la memoria de la Iglesia. La hora más indicada es por la mañana; si se
de la resurrección del Señor, contemplan con veneración a la quisiera celebrar por la tarde habría que distanciarla oportu-
Virgen que, en el Gran Sábado, cuando Cristo yacía en el namente de la Vigilia pascual, por la importancia que ésta
sepulcro, fortalecida únicamente por la fe y la esperanza, fué merece.
la única entre todos los discípulos que esperó vigilante la
resurrección del Señor”; lo reafirma el Directorio sobre la
Piedad popular y Liturgia, promulgado por la Congregación
para el culto divino (2002) que propone para el Sábado
Santo la celebración devocional de la “Hora de la Madre” y AMBIENTE Y “SIGNOS”
resalta los motivos teológicos: de hecho, “la Virgen María
que permanece al pie del sepulcro del Hijo es icono de la
Virgen Iglesia que vigila en la tumba de su Esposo en espe- Es importante hacer resaltar en la sala de la asamblea, una
ra, para celebrar la Resurrección” (n 147). imagen de la Virgen que recuerde el misterio que se celebra. Al
lado de la imagen se puede colocar una lámpara o un cirio
expresivo con tal que no sea el “cirio pascual”. La lámpara se
* * * encenderá durante la celebración antes del himno. El rito ini-
cia con una iluminación sobria en la sala. Después del canto
del himno la sala se ilumina. Se ha de preparar el incienso si
Esta celebración se inspira en el rito bizantino, del que pre- se va a utilizar. Si el Guía que preside es un sacerdote puede
senta, entre salmos y lecturas, una selección de “troparios” llevar el alba y la estola roja.

6 7
ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN I. Ritos de introducción

ACLAMACIÓN DE ALABANZA
I. RITOS DE INTRODUCCIÓN
1. Reunidos los fieles en la sala iluminada con sobriedad, comienza
1. Aclamación de alabanza la celebración invitando a la alabanza.
2. Saludo y monición
3. Acto penitencial Guía
4. Oración
2-3 P - -
Andante calmo
5. Himno

II. LITURGIA DE LA PALABRA: PRIMERA PARTE


& 4 œ œ œ œ œ œ ˙
>
A - la - ba - do se - a Dios,
1. Salmodia y troparios
j ,
2.
3.
Primera Lectura: de la Carta a los Romanos
Responsorio I
& œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ
Pa - dre de Nues - tro Se - ñor Je - su - cris- to.
III. LITURGIA DE LA PALABRA: SEGUNDA PARTE > > > > > >.
1. Salmodia y troparios &œ œ œ œ œ œ œ
j œ œ œ œ œ
J
2. Tropario final
3. Evangelio A Él le se - a la glo- ria por los si - glos.
4. Responsorio II
5. Homilía (o Lectura eclesial) Todos
> >
Lento
>
j Pa 2 Andante
v. ad lib.
f˙ œ # œœ
œœ Œ j œ œ œ œ
calmo

& œ œ œ# œ
IV. RITOS DE CONCLUSIÓN

J œ œ œ œ œ
1.
2.
Oración conclusiva
Canto final > J >
>
3. Despedida A - mén. En su mi - se - ri -
j j j , cresc.
j
& œœ œœ œ œœ œ œ œ œ œ
œ œœ œœ œ œ J
J
cor- dia nos ha en- gen - dra - do a_u -

8 9
œ œ œ œ hasta la Pascua que surgirá eterna cuando Él vuelva glo-
& œœ # œœ œœ œœ œœ œœ œœ
œ œ #œ œ
rioso. Cada cristiano está llamado a completar en su carne
lo que falta a los sufrimientos de Cristo, en favor de su
Cuerpo que es la Iglesia (cf Col 1,24).
na_es- pe - ran - za vi - va con la re - su - rrec - En este camino de pasión y de cumplimiento, María
j poco rit. ocupa el primer lugar: es la Mujer de la fe y del Amor, es
& œœ œ œœ œœ œ œ œ œ œ la Madre de todos los vivientes. El Sábado Santo, día del
J œ œ œœ œœ “reposo” de Cristo, es la “Hora” de la Madre en la que se
recoge místicamente toda la Iglesia, sufriendo y esperan-
ción de Cris - to de_en - tre los do, implorando y amando: única luz sobre el oscurecerse
del mundo, llama vigorosa sobre el aunar de los corazo-
& ˙œ nes: porque ni los Apóstoles, ni los discípulos, ni las mu-
œ œ ˙ jeres fieles creían que el Maestro resucitara glorioso des-
pués de tres días.
muer - tos. María vigila creyendo, rezando. Torturada por la duda, ten-
tada por Satanás, sola resiste, llevando el peso de su partici-
Guía: Alabado sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesu- pación suprema en el misterio salvador del Hijo, en obe-
cristo. A Él le sea la gloria por los siglos. diencia al designio del Padre. Una mujer, Eva, inició con su
Todos: Amén. En su misericordia nos ha engendrado a desobediencia nuestra perdición; una mujer, la Virgen María,
una esperanza viva con la resurrección de Cristo completó con su obediencia nuestra redención. Todas las
de entre los muertos. esperanzas del mundo y de la humanidad se vuelven en su
SALUDO Y MONICIÓN ánimo grito potente, para hacer volver de los muertos al Hijo
asesinado, el autor de la Vida. Porque si Jesucristo no hubie-
2. Si el Guía es un sacerdote, se dirige a la Asamblea con el saludo: ra resucitado, vana sería nuestra fe, no tendría sentido nues-
Guía: La paz esté con vosotros. tra existencia terrena (cf 1Cor 15,17-19).
Todos: Y con tu espíritu. En este “gran Sábado”, la fe de toda la Iglesia, la esperan-
3. El Guía introduce al significado de la celebración diciendo: za de toda criatura está en el corazón de la Madre: es ella
“Iglesia” que cree contra cualquier evidencia, que espera
Guía: Hermanos y hermanas, ayer celebramos con devoción contra toda esperanza, que ama hasta el supremo holocaus-
y emoción el misterio de la Pasión y de la Muerte del Señor. to. Para poder vivir con María su y nuestra “Hora de fe”
Hoy Cristo descansa en el corazón de la tierra después de pedimos humildemente a Dios que purifique nuestros peca-
haber cumplido totalmente la voluntad del Padre. dos en la Sangre de Cristo y vivifique nuestra esperanza en
Pero no todo está cumplido: la pasión de Cristo Cabeza se la redención que gratuitamente nos ha sido dada.
prolongará hasta el final de los tiempos en sus miembros,

10 11
ACTO PENITENCIAL tarea larga y dolorosa de la Virgen, para que fuera Madre
de la humanidad redimida y devolviera a la vida imperece-
4. Terminada la monición, el Solista entona el Kyrie, eleison; la dera al Hijo sepultado, ten piedad de nosotros.
Asamblea lo repite. Después de un tiempo de silencio el Lector lee la Todos: Kyrie, eleison.
petición; la Asamblea responde con el canto del Kyrie, eleison.
Coro
> j
Solista (y Asamblea)
> j , >
Risoluto

f œ œ œ œ œœ . œ œ ˙˙ œ . œj œ œ
a 3 v.
œ . œ œ
&œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ & c œ œ œ œ œ
Ky- ri - e, e - le - i- son. Ky - ri - e, e - le - i - son.
f > >
Ky-ri - e, e - le - i - son.
,
Ky - ri - e,
>
e-

c œ œ œ
&œ œ œ œ œ œ œ & œ œ œ ˙ œ œ œ œ
Ky - ri - e, e - le - i - son. > j , >œ . j > jU
& œ . œ œ ˙ œ œ œ œœ œœ œœ . œ œ # ˙˙
Lector: Padre santo, que no evitaste a tu Hijo unigénito la
le - i - son. Ky - ri - e, e - le - i - son.
pasión y la muerte para llegar a la Resurrección, ni ali-
viaste a su Madre, que tanto amabas, el abismo del dolor > , > > U
y el tormento de la prueba, ten piedad de nosotros. &œ œ ˙ œ œ œ œ œ œ ˙
Todos: Kyrie, eleison.
Lector: Cristo, depuesto con el cuerpo en un sepulcro y
ORACIÓN
descendido con el alma a los abismos, que dejaste a tu
Madre en aras de la tentación suprema, pero sentiste su fe 5. El Guía concluye el Acto Penitencial con la Oración:
y su amor seguirte fuertemente más allá de la tumba para
Guía: Oremos.
gritar anticipadamente tu resurrección, ten piedad de (un momento de silencio)
nosotros.
Todos: Kyrie, eleison. Oh Dios, Sabiduría y Piedad infinita,
que tanto amas a los hombres
Lector: Espíritu del Padre y del Hijo, Amor del Amor eter- que les haces partícipes con Cristo
no, que consumaste en una hoguera divina de Fuego la Víc- de tu plan eterno de salvación:
tima en el altar de la Cruz y fecundaste misteriosamente la haz que revivamos con María

12 13
& b œ. œ. ˙.
la fuerza vital de la fe,
que nos hizo hijos tuyos en el Bautismo,
y con ella sepamos esperar estremecidos,
el alba de la resurrección. A - mén.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: Amén. 1. Sobre el mundo un oscuro silencio,
noche honda cubría las mentes:
f > >
Maestoso
> > apagadas la luz y la fe,
2 ˙ ˙ .. Œ
& 2 Ó ˙ ˙˙
sepultado callaba ahora el Verbo.
œ œ ˙ 2. Los Apóstoles se dispersaban
A - mén. como nave que va a la deriva,
las mujeres llorando al Herido
HIMNO aprestaban los ritos de muerte.
6. Mientras el Guía enciende la lámpara ante la imagen de la Virgen 3. “¡En tres días mi Templo reharé!”:
se canta el himno. la promesa solemne del Cristo,
recordándola los enemigos,
F
In due tranquillo

& b 68 ‰ œ œ œ œ œ œ œ œj œ œj
vigilaron muy bien el sepulcro.
œ 4. Sólo Tú, desolada, creías:
1. So-bre_el mun-do_un os- cu - ro si - len- cio, sólo tú implorando esperabas
j j que de muerte volviera la Vida,
&b œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ nuevo Día, esperanza de eterno.
5. De creyentes, tú Madre, y de Pascua
no- che hon- da cu - brí - a las men - tes: luminoso camino a la Iglesia:
j j
&b œ œ œ œ œ œ œ œ
jubilosos, haz que renovemos
œ œ œ nuestro “sí”, profesando la fe.
6. A ti, Padre potente, sea gloria,
a - pa - ga - das la luz y la fe, a ti, Hijo, que vences la muerte,

&b œ œ œ œ œ œ œ œj œ œ ‰
a ti, Espíritu, fuente de vida:
œ la alabanza de los redimidos.

se - pul - ta - do ca- lla- ba_aho- ra_el Ver - bo. Amén.

14 15
ww
II. Liturgia de la Palabra: primera parte
“Todo se ha cumplido” (Jn 19, 30) & ww
7. Para la Liturgia de la Palabra se ilumina, la sala de la asamblea. dichoso el que, guardando sus pre - ceptos,
8. El Lector introduce la Liturgia de la Palabra.

Lector: La Liturgia bizantina del Sábado Santo alterna al Salmo & ww ww ww


118 breves cantos, llamados “troparios”. El salmo expresa la
obediencia incondicionada del Hijo y de la Madre a la voluntad lo busca de todo cora - zón.
salvífica del Padre: promesas, prefiguraciones, profecías
encuentran en la inmolación de Cristo su realización, en el dolor
y en la comparticipación de la Madre su prolongación eclesial. C 2. Mirando exangüe al Cordero inmolado,
Los troparios expresan el lamento que la Virgen con las mujeres la Cordera pura, herida, gemía
pías derramó en el sepulcro de Cristo, llorando – como prea- y envolvía a los presentes en el llanto.
nunció Zacarías (Zac 12, 10) – al Primogénito traspasado.
Tropario (tipo C) Coro
SALMODIA Y TROPARIOS
Coro
j
Con vita

& 24 ‰ œ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ
9. Las estrofas del Salmo 118 las canta la Asamblea (= A), en cam-
bio los “Troparios” el Coro (= C) y el Solista (= S).

A 1. Dichoso el que, con vida intachable, J


camina en la voluntad del Señor; F Mi - ran- do e - xan- güe_al Cor - de - ro in - mo -
j
& 24 ‰ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
Salmo Asamblea

A & ww ww , meno

& œœ œ œœ œœ œœ
œ œœ œœ œœ œœ
1. Dichoso el que, con vida inta - chable,
la - do, la Cor - de - ra pu - ra, he -
& ww ww ww &
œ œ œ œ œ œ œ œ œ
camina en la volun - tad del Se - ñor;

16 17
, >animando ,
& œœ œ œœ œœ & œ œ œ œ œ . œj œ œ œ ˙.
œœ œ œœ œ œ œœ œœ
las cri - a - tu - ras del cos - mos, llo - rad.
ri - da, ge - mí - a
>
y en - vol -
œ . j >˙ œ œ œ- - j
& &œ œ œ œ œ œ œ œ ‰
œ œ œ œ œ #œ œ œ œ
Dad- me el pé - sa-me_a mí, la De - í - pa- ra.
- rit. U
& œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œ œœ A 5. En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.
- - Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes.
ví- a_a los pre - sen- tes en el llan - to.

&œ œ - - C 6. El mundo entero, turbado, consternado,


œ œ œ œ œ œ œ œ todo lo creado se rinde ante el dolor,
Verbo que sostienes y riges cada cosa.
A 3. Ojala esté firme mi camino, A 7. Medito tus decretos
para cumplir tus consignas; y me fijo en tus sendas;
entonces no sentiré vergüenza tu voluntad es mi delicia,
al mirar tus mandatos. no olvidaré tus palabras.

S 4. Montes y valles, los hijos del hombre, S 8. Sola entre todas, en darte a luz,
las criaturas del cosmos, llorad. no conocí el dolor, Dios mío:
Dadme el pésame a mí, la Deípara. está preñada mi alma de pena.
A 9. Haz bien a tu siervo: viviré
Tropario (tipo S) Solista y cumpliré tus palabras,
ábreme los ojos y contemplaré
F
Mosso
, las maravillas de tu voluntad.
& 4 œ œ œ œ œ . œJ œ œ œ œ
3 œ ˙ C 10. Lamentos y llanto derramaba, oh Señor,
la Madre santa y rasgada decía:
Mon- tes y va- lles, los hi - jos del hom-bre, “¿Cómo podré sepultarte, Hijo mío?”

18 19
A 11. Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, A 19. Andaré por un camino ancho
tu siervo medita tus leyes; buscando tus decretos;
tus preceptos son mi delicia, comentaré tus preceptos ante los reyes,
tus decretos son mis consejeros. y no me avergonzaré.

S 12. Verbo del Padre, mi vida, mi paz, S 20. Llama ardiente, escondida en la tierra
¿cómo pensarte enterrado tres días? brilla la carne de Cristo en el hades:
Yo, desgarrada, herida en el alma. fuego de vida que esparce tinieblas.

A 13. Instrúyeme en el camino de tus decretos, A 21. Los insolentes me insultan sin parar,
y meditaré tus maravillas. pero yo no me aparto de tus mandatos.
Mi alma llora de tristeza, Recordando tus antiguos mandamientos,
consuélame con tus promesas. Señor, quedé consolado.
C 22. Jesús, Dios mío y Rey del Universo,
C 14. “Y para llorar a mi Hijo predilecto
¿por qué desciendes al reino de los muertos?
¿quién me dará una fuente de lágrimas?”,
Tu quieres salvar a la estirpe de Adán.
gime la Esposa de Dios, la Virgen.
A 23. De noche pronuncio tu nombre, Señor,
A 15. Mi alma está pegada al polvo: y, velando, tus preceptos;
reanímame con tus palabras; esto es lo que a mí me toca:
te expliqué mi camino y me escuchaste: guardar tus decretos.
enséñame tus leyes.
S 24. “La luz del mundo, mi luz eres, Jesús,
S 16. “Vida, ¿tú mueres? y habitas un túmulo, ¡Hijo anhelado, mi único bien!”
tú que el poder de muerte destruyes, amargamente te llama la Virgen.
y resucitas a los muertos del hades”.
A 17. Señor, que me alcance tu favor, PRIMERA LECTURA
tu salvación según tu promesa: Abrahán, padre de todos los creyentes, figura de María
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra. 10. El Lector introduce la primera Lectura con estas palabras o pare-
cidas y se proclama el texto de la Carta a los Romanos 4, 16-25.
C 18. “Jesús, tú mi luz, tú mi alegría,
¿por qué te han puesto en una tumba oscura? Lector: La Tradición hebrea ve en Abrahán al Padre del pueblo
¡Oh, misterioso humillarse de Dios!” de Israel; la tradición cristiana considera a Abrahán como el

20 21
Padre de todos los creyentes. María más que Abrahán es la O bien:
Madre de nuestra fe, porque creyó en Dios que resucita a los
muertos y esperó contra toda esperanza. PRIMERA LECTURA
La prueba suprema de la fe de Abrahán

De la Carta a los Romanos (4, 16, 25). Lector: Dios pide a Abrahán que le inmole a su único hijo. Lo
que Abrahán hizo sólo en figura, María lo cumplió en la reali-
Hermanos, la promesa viene de la fe, para ser favor gra- dad, “amorosamente consintiendo a la inmolación de la Vícti-
tuito, a fin de que la Promesa quede asegurada para toda ma por ella engendrada” (LG 58).
la posteridad, no tan sólo para los de la ley, sino también
para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros,
Del Libro del Génesis (22, 1-12.15-18).
como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas
naciones: padre nuestro delante de Aquel a quien creyó, Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham
de Dios que da la vida a los muertos y llama a las cosas y le dijo: «¡Abraham, Abraham!» El respondió: «Heme
que no son para que sean. El cual, esperando contra toda aquí.» Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a
esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto
según le había sido dicho: Así será tu posteridad. No en uno de los montes, el que yo te diga.»
vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor – tenía Levantóse, pues, Abraham de madrugada, aparejó su asno
unos cien años – y el seno de Sara, igualmente estéril. Por y tomó consigo a dos mozos y a su hijo Isaac. Partió la leña
el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda del holocausto y se puso en marcha hacia el lugar que le
con incredulidad; más bien, fortalecido en su fe, dio glo- había dicho Dios. Al tercer día levantó Abraham los ojos y
ria a Dios, con el pleno convencimiento de que poderoso vio el lugar desde lejos. Entonces dijo Abraham a sus
es Dios para cumplir lo prometido. Por eso le fue reputa- mozos: «Quedaos aquí con el asno. El muchacho y yo ire-
do como justicia. Y la Escritura no dice solamente por él mos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde
que le fue reputado, sino también por nosotros, a quienes vosotros.»
ha de ser imputada la fe, a nosotros que creemos en Aquel
que resucitó de entre los muertos a Jesús Señor nuestro, Tomó Abraham la leña del holocausto, la cargó sobre su
quien fue entregado por nuestros pecados, y fue resucita- hijo Isaac, tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y se fue-
do para nuestra justificación. ron los dos juntos. Dijo Isaac a su padre Abraham:
«¡Padre!» Respondió: «¿qué hay, hijo?» – «Aquí está el
Palabra de Dios. fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holo-
causto?» Dijo Abraham: «Dios proveerá el cordero para el
holocausto, hijo mío.» Y siguieron andando los dos juntos.
Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí
Abraham el altar, y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su

22 23
hijo, y le puso sobre el ara, encima de la leña. Alargó Abra- b ,
ham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. & b œJ œ . œ œ œ œ ˙ œ
Entonces le llamó el Angel de Yahveh desde los cielos
diciendo: ¡Abraham, Abraham!» El dijo: «Heme aquí.» mí - o, vién - do - te muer - to, la_es -
Dijo el Angel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le
b j
&b œ œ œ œ œ œ #œ œ ˙ . œ ‰
hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios,
ya que no me has negado tu hijo, tu único hijo.» El Angel
de Yahveh llamó a Abraham por segunda vez desde los
cielos, y dijo: «Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, pa - da me tras- pa - sa_el co - ra - zón.
que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, Tutti
tu único hijo, yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré
b f> > > > > j
& b œ œ œ œ œ . œ œ œ œ ˙ œJ ‰
muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y
como las arenas de la playa, y se adueñará tu descenden-
cia de la puerta de sus enemigos. Por tu descendencia se
bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de R). ¡Re- sur- ge, Hi - jo, y haz - me fe - liz!
haber obedecido tú mi voz.»
Solo
Palabra de Dios.
b w
RESPONSORIO I
&b w w w
Gloria al Padre y al Hijo al Es-píritu Santo. R).
11. Tras una breve pausa de silencio se canta el Responsorio. Entona
el Coro, la Asamblea repite el Estribillo.
Solo
b ,
&b w w
Coro

b F
Andante

& b Œ œ œ œ œ œ œ œ œ ˙. œ Como era el principio, ahora y siempre


b w w
V). Cuan-do Vir - gen te di a luz, fe - &b w
bœ œ œ œ ,œ œ
& b j
œ œ œ ˙ œ J œ por los siglos de los siglos. A-mén. R).

Todos–-el Coro y la Asamblea – repiten el Responsorio desde el prin-


liz no co- no- cí el do - lor. Aho - ra, Dios cipio.

24 25
III. Liturgia de la Palabra: segunda parte b
De la Cruz a la Gloria &b b w w
12. El Lector introduce la segunda parte de la Liturgia de la Palabra
con éstas palabras o parecidas. tus fieles verán con ale - gría,

b
Lector: La Liturgia del Sábado Santo prolonga la celebración
alternando el Salmo 118 con los troparios. El Salmo nos mues- &b b w w w
tra cómo la obediencia “hasta la muerte y muerte de cruz” (Flp que he espe - rado en tu pa - labra.
2, 8) conduce a la gloria. Los Troparios, impregnados de espe-
ranza, preanuncian y apresuran la resurrección de Jesucristo. La
Madre, en nombre de toda la Iglesia, vive el ansia y la alegría
de la Pascua cercana.
CS 2. Al contemplarte ya muerto, Señor,
la Madre pura llorando exclamaba:
“¡No tardes, Vida, de entre los muertos!”
SALMODIA Y TROPARIOS
Tropario (tipo CS) Coro o Solista
13. Los versículos del Salmo 118 designados a la Asamblea se distin-
guen por la sigla A. Los troparios designados a los Cantores por la
F j
Solista o Coro a 3 v.
b œ .
sigla CS (= Coro o Solista).
3 œ œœ
Mosso

A 1. Tus manos me hicieron y me formaron: & b 4 œ œ œ œ œ œ n œ œ œœ


b œ
instrúyeme para que aprenda tus mandatos;
b 3
tus fieles verán con alegría, Al con - tem - plar - te ya muer - to, Se -

Salmo
que he esperado en tu palabra.
Asamblea
&b b 4 œ œ œ œ œ œ œ œ œ
b
&b b w w ,
bbb
più calmo

1. Tus manos me hicieron y me for - maron:


& ˙œ œ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ
b w ,
&b b w w bbb
ñor, la Ma - dre pu - ra llo -

& œ œ œ
instrúyeme para que a - prenda tus man- datos; œ œ œ œ œ œ
26 27
,
bbb
con slancio

& œ œœ œœ A 7. Me han cavado fosas los insolentes,

œœ œœ œœ œœ ˙˙ œ ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
,
bbb
ran - do_ex - cla - ma - ba: “¡No tar - des,

& œ nœ ˙ œ œ œ
CS 8. “Sal incorrupto, mi Vida, del Hades,
œ œ
que entre los muertos tú andas Viviente,
del triste infierno quebrando las puertas.”

jœ œ A 9. Casi dieron conmigo en la tumba,


b . ˙œ . œ
& b b œ œ œ œ œœ œ
œ œ œ
œ ˙˙ Œ
poco rit.
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.

bbb
Vi - da, de en-tre los muer - tos!” CS 10. Te has escondido debajo la tierra
& œ œ œ œ œ Œ y de la muerte la noche te cubre:
œ œ n˙ ˙ mas como Sol glorioso apareces.
A 11. Estoy tan afligido, Señor,
dame vida según tu promesa.
A 3. Cuando me alcance tu compasión, viviré, Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
y mis delicias serán tu voluntad; enséñame tus mandatos.
que se avergüencen los insolentes del daño que
me hacen; CS 12. Aunque cerrado en angosto sepulcro,
yo meditaré tus decretos. el universo, Jesús, te proclama
Rey soberano en el cielo y la tierra.
CS 4. Te bajó muerto, José, del madero,
te puso, oh Verbo, en su monumento: A 13. Apartaos de mí, los perversos,
¡resurge, Dios, y ven a salvarnos! y cumpliré tus mandatos, Dios mío,
Sostenme con tu promesa, y viviré,
A 5. Me consumo ansiando tu salvación,
que no quede frustrada mi esperanza.
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas, CS 14. “¿Cuándo podré en ti gozar nuevamente,
mientras digo: “¿Cuándo me consolarás?” eterna luz, alegría del alma?”,
CS 6. Nuevo el sepulcro en que te colocaron gime implorando la Madre de Dios.
a renovar nuestra naturaleza, A 15. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
divinamente surgiendo de muerte. enséñame tus leyes,

28 29
arroyos de lágrimas bajan de mis ojos Tropario final
por los que no cumplen tu voluntad. 24. “Madre, no llores, sobre mí,
CS 16. Porque lo quieres la tumba te acoge, viendo cerrado en oscuro sepulcro
Verbo viviente y surgiendo de muerte al Hijo eterno que diste a luz:
llamas a vida a los mortales. ¡Resurgiré con potencia y resplandor
y ensalzaré hasta la gloria inmortal
A 17. Me consume el celo, quien con amor y con fe te canta!”
porque mis enemigos olvidan tus palabras. Coro a 3 v.
Tu promesa es acrisolada, > j
y tu siervo la ama. b p
Calmo dolente
œ
& b b c œœ ˙˙ œ œœ œœ .. œ œ
œœ œ œ
CS 18. Grano sepulto en un trozo de tierra,
mies abundante harás florecer, J
resucitando de muerte a tus hijos. “Ma - dre, no llo - res, so - bre
b
&b b c j
A 19. Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor,
y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
œ ˙ œ œ. œ œ. œ œ œ
y cumpliré tus decretos. b j , cresc.
CS 20. Ríos de lágrimas echa la Madre & b b ˙˙ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ œœ
donde tú yaces, en el monumento; J
te grita: “¡Surge, porque lo has predicho!”
b
mí,
, vien - do ce - rra - do_en os- cu - ro se -

& b b ˙ œj œ œ œ œ œ œ œ œ
A 21. Mucha paz tienen los que aman tus leyes,
y nada los hace tropezar; œ
aguardo tu salvación, Señor,
y cumplo tus mandatos.
F,œ œœ
b œ œ
& b œ œ # œ œ œœ œœ œœ œœ œœ œ œ
b
CS 22. Entre los vivos retorna, Señor,
para alejar el ahogo profundo œœ
de ella que, Virgen, te ha engendrado.
A 23. Que llegue mi clamor a tu presencia, pul-cro al Hi-jo_e- ter - no que dis - te a
bb ,F
b
Señor, con tus palabras dame inteligencia;
que mi súplica entre en tu presencia, & œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ
líbrame según tu promesa.

30 31
> > > n f>
> vibrante > > EVANGELIO
b
& b b ˙˙ ‰ œ œ œ n n œœ œœ œœ œœ œ œœ œœ
œ Pusieron a Jesús en el sepulcro nuevo

> > > 14. El Lector introduce el Evangelio con estas palabras o parecidas y
el Guía proclama el texto de San Juan 19, 25-42.

b b > ‰ > > > n nfn > > >


luz: ¡Re- sur- gi - ré con po - ten - cia_y res- plan-
Lector: El Evangelio de San Juan nos recuerda a la Madre a los
& b œ œ œ œ œ œ œ œ œ pies de la Cruz. La deposición y sepultura de Cristo: es el pre-
n˙ ludio de la Pascua. El Señor saldrá de un sepulcro nuevo, como
> había nacido del seno de la Madre, guardándolo intacto.
˙˙ . œ œ œ œ œ œ œ œœ œœ b œœ œœ
calmando

& œ œ œ œ Del Evangelio según San Juan (19, 25-42).


>
En aquel tiempo estaban junto a la cruz de Jesús su madre
,
dor y_en - sal - za - ré has - ta la glo - ria_in - mor -
y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y
& œ œ œ œ œ œ œ œ œ María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella
œ œ al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí
, riprend. cresc. molto tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu

& œœ . œ œ .œ œ œ # œ œ œœ œœ œœ œœ œ œœ
madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su
casa.
JJ Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cum-
plido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo
tal
,quien con a - mor y con fe te
sed.» Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a
& œ . œjœj œ # œ œ œ œ œ œ œ œ una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y
se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre,

f ˙œ rit.œ œ U dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entre-

& ˙˙ gó el espíritu.
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no
Todos – Coro y Asamblea quedasen los cuerpos en la cruz el sábado – porque aquel
can - ta!” – repiten el final del tropa- sábado era muy solemne – rogaron a Pilato que les que-
f rio: “¡Resurgiré…”
braran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los solda-
& œ œ œ œ ˙˙ dos y quebraron las piernas del primero y del otro cruci-
œu ficado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya
muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los

32 33
soldados le atravesó el costado con una lanza y al instan- Del Evangelio según san Mateo (27, 45-61).
te salió sangre y agua.
Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra
El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona clamó
sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto
Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: es: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»
No se le quebrará hueso alguno. Y también otra escritura Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías
dice: Mirarán al que traspasaron. llama éste.» Y enseguida uno de ellos fue corriendo a
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a
Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a una caña, le ofrecía de beber. Pero los otros dijeron:
Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.» Pero Jesús,
se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.
también Nicodemo – aquel que anteriormente había ido a En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba
verle de noche – con una mezcla de mirra y áloe de unas abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron. Se abrie-
cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron ron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de la
de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se apa-
había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el recieron a muchos. Por su parte, el centurión y los que con
que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, por- él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que
que era el día de la Preparación de los judíos y el sepul- pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente
cro estaba cerca, pusieron a Jesús. éste era Hijo de Dios.»
Palabra del Señor. Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas
que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de
O bien: Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
EVANGELIO Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado
Estaban allí delante del sepulcro María Magdalena y la otra José, que se había hecho también discípulo de Jesús. Se
María presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces
Pilato dio orden de que se le entregase. José tomó el cuer-
Lector: El amor fiel clava a la Madre con las otras discípulas po, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su
que habían seguido a Jesús para servirlo, delante del sepulcro sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego,
“nuevo”. Según la interpretación siro-bizantina antigua, “la otra hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y
María” es la Virgen. La fe y la esperanza que no mueren del se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sen-
todo en las pías mujeres, en María se vuelven grito implorante tadas frente al sepulcro.
para que el Hijo resurja. Palabra del Señor.

34 35
RESPONSORIO II Solo
#### w
15. Tras una breve pausa se canta el Responsorio.
& w œ œ œœ w
Coro
# 2Tranquillo j Gloria al Padre y al Hijo y al Espí - ri-tu Santo. R).
& 4 œ œ œ œ œ. œ œ œ œ œ Solo
#### w ,
V). Jo - sé pi - dió el cuer - po del Se - & w
# ,
& œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œj œ .
Como era en el principio, ahora y siempre
#### w œ œ œ œ w
ñor y lo de - pu-so_en el se - pul - cro nue- vo. &
# œ œ œ j
& œ œ. œ œ œ œ œ por los siglos de los si - glos. A - mén. R).
Todos – el Coro y la Asamblea – repiten el Responsorio desde el prin-
De - bí - a sa - lir de tum - ba in - cipio.

# , HOMILÍA (o lectura de autor)


& œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ 16. Acabado el canto del Responsorio, el Guía hace la homilía, o bien
se lee un fragmento que ilustre el misterio que se celebra, tomado de
tac- ta cual re - ga - zo vir- gi - nal de Ma - dre. los escritos de los santos Padres o de otros autores de doctrina válida.
Todos LECTURA PATRÍSTICA (en alternativa a la Homilía)
¡Resurge, Hijo, e ilumina el mundo!
# # # # Festoso
F j
& œ œ œ œ œ œ Lector: Un célebre autor bizantino del siglo IX, Jorge de Nico-
œ J media en la homilía del Sábado Santo, presenta a la Virgen-
Madre junto al sepulcro esperando vigilante la resurrección del
R). ¡Mués - tra - nos, oh Ma - dre, al Hijo. Mientras se espesan las tinieblas en los corazones, en el
#### œ œ œ œ > -. alma de la Madre comienza poco a poco, como luz matutina, el
& œ ˙ œ ‰ alba de la resurrección. La Palabra de Dios, por ella meditada
atentamente durante toda la vida, se lo hace comprender con las
luces interiores del Espíritu; la Palabra del Hijo sostiene su
Hi - jo re - su - ci - ta - do! firme esperanza.

36 37
De los “Sermones” de Jorge de Nicomedia, Obispo. ahora yaces en el regazo de la tierra, tú que no dejas el
seno del Padre. El mundo entero no puede contener tu
El tema de nuestro discurso es la presencia continuada de
divinidad, y un sepulcro encierra tu cuerpo.
la Madre heroica en el sepulcro del Hijo. Mientras, de
hecho, todos se retiraron, sólo ella, la Madre, abrasada Te acogen exultantes las almas de los justos: con voces de
por el fuego impetuoso de amor y con fe y valor inque- alegría te aclaman redentor; iluminadas por tu esplendor
brantables, se sentó junto a la tumba, olvidadiza de la radiante proclaman tu misterioso amor por el hombre.
comida y del sueño, tendida a deleitarse de la beatifican- Muestra también a los habitantes del mundo los trofeos de
te resurrección. tu victoria. Tú que invisiblemente estás en cualquier parte,
Sólo la Madre fue, por tanto, testigo de los acontecimien- revélate con la belleza que te pertenece. Ilumina la tierra
tos que precedieron a la resurrección y oyó aquel terre- con los destellos de tu resurrección. Resucita con el cuer-
moto suave y confortante, que despertó a los muertos de po, tú que no puedes ser apresado en la divinidad. Despiér-
hacía tiempo y abandonó en el sueño a las guardias que tate, entonces, tú que insomne, velas por los siglos! Leván-
vigilaban el sepulcro. tate, y te cerque con laudes la asamblea de los pueblos. Sal
en defensa de tus pobres, a dispersar y exterminar a las
Por eso considero que fue ella la primera a quien se le dio potencias adversas. Oh Sol de justicia, desencadena los
el anuncio de la divina resurrección: como, de hecho, rayos de tu renacer. Se manifiesten ante el mundo los des-
gozó de la inexpresable encarnación, así también exultó tellos de tu victoria: se dé a conocer a todos tu salvación.
por la aparición y el resplandor del Hijo resucitado. Era la ‘Vean los pobres y se alegren’ (Sal 68, 3).
Madre: a ella se le confiaron los misterios de la encarna-
ción; solamente a ella el Señor mostró los prodigios de la Que también yo vea el rostro anhelado de mi deseadísimo
resurrección, de manera más alta que a los Apóstoles y a Señor: que del Hijo divino contemple la sobrehumana
las mujeres fieles, por encima de la misma comprensión belleza, y vea surgir la gloria del Dios glorificado. Que
de las inteligencias angélicas. Por eso inmediatamente y pueda volver a escuchar su voz que pronuncia palabras
primera entre todos la envolvió la luz radiosa, el destello suaves y llenas de gracia.
alegre de la resurrección. Como en el nacimiento llevaste a la Madre, antes que a
Merece, por tanto, en este día de alegría, estrenarse con la nadie, la alegría, así preséntate a ella, para anunciarle, la
acción de gracias que ella pronunció mientras yacía junto primera, el gozo de tu resurrección. Aparece, tú que siem-
al sepulcro. Ella, de hecho, transcurrió en el silencio inte- pre estás con ella, conservándola invencible”.
rior el tiempo que precedió la Resurrección, recordando y Mientras la Virgen experta de Dios así ensalza e implora,
meditando el misterio inefable: le hablaba a aquel que el Hijo le revela el resplandor de la resurrección; y ya que
había cumplido el sorprendente proyecto divino y así es un deber honrar a la Madre, la honra con su primera
calladamente le decía: aparición. Era justo, de hecho, que primera, acogiera la
“Señor, en la naturaleza divina, insensible tú eres e inmor- alegría del mundo, ella que para nosotros fue causa de la
tal, pero como hombre sufriste en nuestra naturaleza; y plenitud del gozo: ella a quien le fueron confiados los

38 39
misterios celestes. Ella que en la pasión de Cristo fue tras- nosotros (cf Gál 2,2), si el Padre no lo ha escatimado, sino
pasada por innumerables espadas. Era justo que como que lo ha entregado por todos nosotros (cf Rom 8, 32), tú
tuvo parte en los sufrimientos del Hijo, pregustara la glo- has unido tu corazón maternal a la infinita caridad de Dios
ria divina. con la certeza de su fecundidad. De allí nació un pueblo,
Oh Señora, la primera en verle y anunciarle, desvela tam- “una multitud inmensa… de cualquier nación, raza, pue-
bién a nuestros corazones el fulgor de Cristo, nuestra luz blo y lengua” (Ap 7,9); el discípulo predilecto que se te
dulcísima! A él la gloria, el honor y la acción de gracias, confió a los pies de la cruz (“Mujer, he aquí a tu hijo”: Jn
con el Padre y con el Espíritu Santo, ahora y siempre y 19, 26) es el símbolo de esta multitud.
por los siglos de los siglos. Amén. La consolación con que Dios te sostuvo en el Sábado santo,
en la ausencia de Jesús y en la dispersión de sus discípulos,
(Discurso 9: La Virgen en el sepulcro, PG 100, 1489-1504).
es una fuerza interior de la que no es necesario ser cons-
cientes, sino que su fuerza y eficacia se mide por los frutos,
O bien: por la fecundidad espiritual. Y nosotros, aquí y ahora,
María, somos los hijos de tu sufrimiento. (…)
De la Carta Pastoral “Nuestra Señora del Sábado Santo” Sabes, oh María, seguramente por experiencia personal,
de Carlo María Martini, Obispo. que la oscuridad del Sábado santo puede penetrar hasta el
fondo del alma incluso en la completa rendición volunta-
En el sábado de la ausencia y de la soledad
eres la Madre del amor ria al designio de Dios. Tú nos obtienes siempre, oh
María, esta consolación que sostiene el espíritu sin que
Oh María, en este momento aún me atrevo a hacerte otra nos demos cuenta y nos concederás, a su tiempo, ver los
pregunta: ¿Qué sentido tiene tanto sufrimiento tuyo? frutos de nuestro “resistir”, intercediendo por nuestra
¿Cómo puedes permanecer tan firme mientras los amigos fecundidad espiritual. ¡No nos arrepentiremos nunca de
de tu Hijo huyen, se dispersan, se esconden? ¿Cómo haber seguido amando! Nos daremos cuenta entonces de
haces para dar sentido a la tragedia que estás viviendo? Es haber vivido una experiencia parecida a la de Pablo que
como si te oyera responder de nuevo con las palabras de escribía a los Corintios: “En nosotros actúa la muerte,
tu Hijo: “Si el grano de trigo caído en la tierra no muere, pero en vosotros la vida” (2Cor 4, 12).
queda solo, pero si muere, produce fruto abundante” (Jn Tú, María, eres Madre del dolor, tú eres la que no cesa de
12, 24). amar a Dios no obstante su aparente ausencia, y en él no
El sentido de tu sufrimiento, María, es, por tanto, el de se cansa de amar a sus hijos, cuidándolos en el silencio de
engendrar un pueblo de creyentes. Tú, en el Sábado santo la espera. En tu Sábado santo, María, eres el icono de la
te nos presentas como madre amorosa que engendra a sus Iglesia del amor, sostenida por una fe más fuerte que la
hijos desde la cruz, intuyendo que ni tu sacrificio ni el del muerte y viva en la caridad que supera cualquier abando-
Hijo son vanos. Si él nos ha amado y se ha entregado por no. Oh María, ¡obtennos el consuelo profundo que nos

40 41
permita amar aún en la noche de la fe y de la esperanza y IV. Ritos de conclusión
cuando no conseguimos ver ni siquiera el rostro del her-
mano! ORACIÓN CONCLUSIVA
Tú, María, nos enseñas que el apostolado, la proclama- 17. Después de la homilía o la lectura, el Guía introduce a la oración
ción del Evangelio, el servicio pastoral, el compromiso de tomada de un himno de Romano el Melode (siglo VI). La Asamblea
educar en la fe, de engendrar un pueblo de creyentes, responde coralmente.
tiene un precio, se paga “caro”. Así nos conquistó Jesús:
“Sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta Guía:
necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco,
oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de corde- Después de haber contemplado y vivido
ro sin tacha y sin mancilla, Cristo (1Pe 1, 18-19). el dolor y la esperanza de la Madre de Dios,
dirijámonos a Cristo, nuestra vida,
Danos esa íntima consolación de la vida que acepta pagar con las palabras de los antiguos Padres
de buena gana, unidos al corazón de Jesucristo, este pre- y pidámosle que transfunda también en nosotros
cio de la salvación. ¡Haz que nuestra pequeña semilla esa fe heroica,
acepte morir para dar mucho fruto! que infundió con su espíritu en su Madre.
(CARLO MARIA MARTINI, La Madonna del Sabato santo, Let-
tera Pastorale del 2000-2001, Centro Ambrosiano, Milano
2000, pp. 31-35). Todos:
¡Hijo de la Virgen, Dios de la Virgen
y Creador del mundo!
Tuya es la Pasión, tuya la profundidad de la Sabiduría.
Tú sabes lo que eras y lo que te has hecho.
Tú, para salvar el mundo te dignaste venir
y libremente aceptaste la ignominiosa Pasión.
Tú tomaste sobre ti nuestras culpas, como Cordero:
Tú borraste nuestras culpas
con tu muerte, oh Salvador,
y a todos salvaste.
Eres Tú, quien como hombre sufres
y como Dios te quedas impasible;
eres tú quien mueres y quien salvas.
Eres tú quien diste a la Santa el ardor de gritarte:
“¡Hijo mío y Dios mío!”

42 43
CANTO FINAL Coro
18. Mientras el Guía inciensa la imagen de la Virgen, o se realiza otro Andante sost. - in due
> - ,
& b 22 œ œ ˙
obsequio en su honor, el Coro y la Asamblea cantan el himno final.
Creíste œ œ œ œ ˙ ˙
,
1. Tú creíste a la historia: 1. Tú cre - ís - te_a la_his - to - ria,
a las fieles promesas del Padre,
b
& œ œ ˙ œ œ ˙ ˙ œ œ
a los patriarcas, la Ley, los profetas;
todo cantaba el misterio de Cristo.
˙ œ œ
,
Rit.: Madre de la Vida, Virgen siempre fiel, a las fie - les pro-me - sas del Pa - dre. a
œ
danos la alegría de imitar tu fe. (2 v.)
2. Tú creíste a la Vida:
&b œ œ ˙ œ œ ˙ œ ˙ ˙. œ
a la acción estupenda de Dios los pa-triar - cas, la Ley, los pro-fe - tas; to -

œ œ ˙ œ nœ ˙ w
que obra en el alma y en carne de Virgen
para engendrar al eterno a los mortales. &bœ œ ˙
3. Tú creíste a tu Hijo:
cuando crecía como uno cualquiera, do can- ta - ba_el mis - te - rio de Cris - to.
cuando hablaba la eterna palabra,
cuando moría clavado en un madero. Asamblea
4. Tú creíste a la Pascua: >
Maestoso

& œ œœ œœ œœ œœ ˙˙
b œ œœ œœ œœ œœ œœ ˙˙ ..
tras la cruz resplandece la luz,
que te hace madre de todos por siempre,
sobre los pasos de cada hijo tuyo.
R). Ma- dre de la vi - da, Vir - gen siem-pre fiel.
DESPEDIDA
19. Si el Guía es un Sacerdote, bendice a la Asamblea y la despide, & b .. œœ œœ œœ œœ œœ ˙˙ œœ œœ œœ œœ œœ
diciendo:

>
Da- nos la_a- le grí- a de i - mi - tar tu
Guía: La fe de la Virgen ilumine nuestra vida;
I v. assai rit. U
. œ
& b ˙˙ .. Œ . ˙ . Œ œœ œœ œœ œœœ ˙˙˙ ..
su materna protección II v.
acompañe nuestro camino
al encuentro con Jesús Resucitado.
Todos: Amén. fe. fe. i - mi - tar tu fe.

44 45
OTRA MELODIA ALTERNATIVA
# œœ> œœ> œœj , j œ œ I v.
œ
& J œJ œ œ œœ œ ˙
Coro

# Moderato
, ˙
& 24 œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ grí - a de i - mi - tar tu fe.
# ,
œœ œœ .. ˙
II v.
1. Tú cre - ís - te_a la_his - to- ria, a las
& œ œ Œ
# , œ ˙ œ
& œ œ œ œ œ œ œ œ œj œj œ œ
Da - nos fe.
fie - les pro - me - sas del Pa- dre. a los pa -
# , œ œ
& œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ
triar - cas, la Ley, los pro - fe - tas; to - do can -

# j j j
& œ œ œ œ œ œ œ œ œ œ ‰
ta- ba_el mis - te - rio de Cris - to.
Asamblea
> > ,
# maestoso
>
& > œ œ œ œœ œœ œœ œœ œœ
œ
R). Ma- dre de la vi - da, Vir- gen
# , œ œ .
& œœ œœ ˙˙ œœ œ œ . œœ œœ
Terminado de imprimir el 25 de marzo de 2011
Solemnidad de la Anunciación del Señor

siem - pre fiel. Da - nos la_a - le I.G.B. – INDUSTRIA GRAFICA BOCCADORO – ROMA

46 47
DE LA COLECCIÓN «CELEBRAZIONI MARIANE» VER:

1. Akathistos. Canto litúrgico mariano para recitativo o decla-


mado y Schola a 2 v.p. y Asamblea. Traducción métrica del
texto griego por Jesús Castellano Cervera, O.C.D. – Intro-
ducción y notas de E. M. Toniolo, O.S.M. – Música del
Maestro L. Lasagna, S.D.B. – Roma, Centro de Cultura
Mariana «Mater Ecclesiae», 1979. 64 pág.
PDF: www.Akathistos.net.
2. Akathistos. Antiguo Himno a la Madre de Dios. Traducción
métrica del texto griego por Jesús Castellano Cervera,
O.C.D. – Presentación de E. M. Toniolo, O.S.M. – Roma,
Centro de Cultura Mariana, 1996. 32 pág. (forma de bor-
sillo)

PEDIR A:

Centro di Cultura Mariana «Madre della Chiesa»


Via del Corso, 306 – 00186 Roma
Tel. e Fax: 39.06.6783490
E-mail: [email protected]

ISBN 88 - 7917 - 136 - 4

48

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