SCP. 0038.2017.S3 Guarda

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0038/2017-S3

Sucre, 17 de febrero de 2017

SALA TERCERA

Magistrado Relator: Dr. Ruddy José Flores Monterrey

Acción de amparo constitucional

Expediente: 17125-2016-35-AAC

Departamento: Cochabamba

En revisión la Resolución de 4 de noviembre de 2016, cursante de fs. 106 a 113,


pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Elsa Gaby
Mejía de Amaya contra Jimy Rudy Siles Melgar y Lineth Marcela Borja Vargas,
Vocales de la Sala Familiar, Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de
Justicia de Cochabamba.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Mediante memorial presentado el 12 de octubre de 2016, cursante de fs. 37 a 50, la


accionante manifestó que:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Su hija Adela Sisy Amaya Mejía es profesional Médico, y al culminar su carrera se


trasladó a México a estudiar una especialidad, a cuyo efecto junto a su esposo, como
padres decidieron apoyarla y cubrir todos los gastos correspondientes; concluyendo
después de quince años sus estudios. En el referido País conoció a Vicente García de León
López -actualmente su esposo- de quien conocían que recibía maltrato físico, habiendo la
nombrada retornado a Bolivia con su hija AA de pocos meses de edad y otro en gestación,
pero luego de tres meses de haber dado a luz al menor BB, ella decidió volver a México
supuestamente a concluir sus estudios, cuando en realidad iba en busca de su esposo,
dejando a sus hijos en Cochabamba a su entero cuidado como abuelos y de su otra hija -
Carmen Amaya Mejía-, quien colaboró en el compromiso asumido respecto a los dos
niños.

Después de diez años, su hija Adela Susy Amaya Mejía decidió volver a Bolivia,
pretendiendo reclamar supuestas herencias conjuntamente a su esposo, y en las visitas
que realizaron a los niños les infundieron desconcierto, razón por la cual, el 16 de
noviembre de 2015, ellos, en su condición de abuelos a cargo de los menores, plantearon
demanda de suspensión parcial de autoridad materna y paterna, proceso que radicó en el
Juzgado Público de la Niñez y Adolescencia Segundo de la Capital del departamento de
Cochabamba. Posteriormente, en mérito a los informes, valoraciones y test elaborados
por personeros especializados de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia,
recomendaron que los dos menores permanezcan bajo el cuidado de sus abuelos, por lo
que la Jueza de la causa dictó la Sentencia 45/2016 de 23 de mayo, a través de la cual
declaró probada la demanda, concediéndoles la guarda de sus dos nietos, además de
disponer una serie de medidas como la restricción de los padres biológicos de cualquier
contacto con sus hijos; aperturar una cuenta bancaria a favor de los menores en la que se
deberán efectuar los depósitos mensuales; que los niños sean sometidos a terapia
psicológica durante seis meses para superar el temor que sienten hacia sus progenitores y
que los padres biológicos asistan a una escuela de padres y madres, debiendo recibir
quince sesiones como mínimo y terapia psicológica por el tiempo no menor de seis meses.

Frente a tal determinación de la Jueza a quo, los padres de los menores AA y BB


presentaron recurso de apelación, limitándose a proferir una serie de improperios en su
contra, olvidando expresar agravios, y tras elevarse el expediente ante los Vocales de la
Sala Familiar, Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de
Cochabamba -ahora demandados-, estos dictaron el funesto Auto de Vista de 15 de agosto
de 2016, en el que lejos de velar por el interés superior de los menores, revocaron la justa
Sentencia 45/2016, aseverando que los padres “…no tuvieron la oportunidad de asumir
defensa dentro del proceso, y por lo anotado no es posible de buenas a primeras
determinar la suspensión aunque fuese parcial de la autoridad paterna y materna de los
demandados…” (sic). Constituyendo una resolución que carece de fundamentación tanto
fáctica como legal, ignorando toda la sustanciación del proceso al aseverar que los padres
no asumieron defensa, cuando en los hechos se tiene que fueron citados con la demanda
conforme a la normativa, contaron con un defensor de oficio y se apersonaron a momento
de plantear el recurso de apelación. Asimismo, no se consideró en alzada que se determinó
otorgar la guarda de los niños a quienes los criaron, brindándoles amor y cubriendo todas
sus necesidades, pero además que los menores fueron escuchados, disponiendo de manera
ultra petita que los nombrados sean entregados en el plazo de setenta y dos horas a sus
progenitores, excediéndose en sus atribuciones como Tribunal de apelación,
desconociendo toda la prueba producida en primera instancia, sobre todo lo referente a
los test, de evaluaciones psicosociales y el testimonio de los menores, emitiendo una
resolución contraria a los intereses y derechos de los mismos, lo cual se aparta de la
legalidad.

Añade que el fallo de apelación atenta contra el debido proceso e incurre en una omisión
arbitraria de compulsar los hechos y las pruebas que resulta irrefutable para determinar el
interés superior de los menores, alejándose completamente de la verdad material y de la
sana crítica, así como de los puntos resueltos por la Jueza de primera instancia, sumado
al hecho de haber lesionado el principio de congruencia, puesto que carece de coherencia
y concordancia con el ordenamiento jurídico, y de la unidad que debe existir entre un fallo
-sentencia- y el otro -Auto de Vista-, reflejando en una vulneración flagrante de los
derechos de los menores, apartándose de manera flagrante de la razonabilidad y
objetividad, puesto que no primó el interés superior de los niños.

Concluye señalando que en lo referido a la interpretación de la legalidad ordinaria, si bien


compete a los jueces y tribunales ordinarios, dicha labor debe enmarcarse a los principios
constitucionales informadores del ordenamiento jurídico, entre ellos los de legalidad,
seguridad jurídica, igualdad, proporcionalidad, jerarquía normativa y debido proceso,
pero ante una interpretación que vulnera los mencionados principios, se abre la
posibilidad de activar la acción de amparo constitucional, por cuyo mérito, los Vocales
demandados dictaron una resolución arbitraria, incongruente e ilógica, violentando
derechos de los menores, al asumir determinaciones contrarias a las recomendaciones de
equipos multidisciplinarios de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia que velaron por
el interés superior de los mismos.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

La accionante sostiene que fueron lesionados sus derechos al debido proceso en sus
componentes de valoración de la prueba, motivación, fundamentación y congruencia; así
como la garantía de la obligación del Estado, la sociedad y la familia de garantizar la
prioridad del interés superior de la niña, niño o adolescente que pretende la preeminencia
de sus derechos; igualmente, lo relacionado con la prohibición de toda forma de violencia
contra los menores tanto en la familia como en la sociedad, citando al efecto el art. 115.II
de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela, y en consecuencia, se disponga que: a) Se deje sin efecto el


ilegal Auto de Vista de 15 de agosto de 2016, emitido por la Sala Familiar, Niñez y
Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, ordenándose a las
autoridades demandadas dictar nueva Resolución, garantizando el debido proceso,
velando por el interés superior de los menores y valorando de manera correcta la prueba
producida; b) Deje subsistente la Sentencia 45/2016, así como las medidas asumidas; y,
c) Se condene en costas a las autoridades demandadas.

I.2. Audiencia y Resolución de la Jueza de garantías

Celebrada la audiencia pública el 4 de noviembre de 2016, según consta en el acta


cursante de fs. 104 a 105, presentes la accionante acompañada de su abogada, así como
los terceros interesados Adela Sisy Amaya Mejía y Vicente García de León López y la
representante de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia; y, ausentes los Vocales
demandados y la otra tercera interesada, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

La accionante a través de su abogada, ratificó el tenor íntegro del memorial de acción de


amparo constitucional.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Jimy Rudy Siles Melgar y Lineth Marcela Borja Vargas, Vocales de la Sala Familiar,
Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, por
informe presentado el 4 de noviembre de 2016, cursante de fs. 56 a 57 vta., señalaron que:
1) No son evidentes los extremos denunciados por la accionante, dado que el Auto de
Vista de 15 de agosto del citado año, revocó la Sentencia apelada 45/2016 con la
suficiente fundamentación y motivación en resguardo del derecho al debido proceso, la
misma fue pronunciada conforme a derecho, resolviendo el recurso de apelación acorde
a lo establecido en los arts. 35, 37 y 43 del Código Niña, Niño y Adolecente -Ley 548 de
17 de julio de 2014-; 60 y 62 de la CPE; 3 y 9 de la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño y de la Niña; y, 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos,
las mismas que resguardan la integridad o la unidad familiar y la de sus componentes, y
el derecho de crecer con la familia de origen, ello en el marco del interés superior de estos
como prioridad y de tutela efectiva; 2) Los arts. 35 y 37 del Código Niña, Niño y
Adolescente establecen que los niños, niñas y adolescentes tienen el derecho de vivir en
el seno de su familia de origen, al lado de sus progenitores y por ningún motivo serán
separados de esa; asimismo, que la carencia de recursos económicos para la manutención
de los hijos no constituye violencia ni da lugar al inicio de acciones para la suspensión de
la autoridad paterna y materna; 3) La accionante no acreditó que los Vocales ahora
demandados se hubieran apartado del marco de razonabilidad y equidad, de manera que
no existe mérito alguno para sostener la vulneración del debido proceso en sus vertientes
de falta de congruencia y valoración de la prueba; y, 4) En cuanto a la interpretación de
la legalidad ordinaria, la SC 0832/2012 de 20 de agosto, determinó que excepcionalmente
se puede analizar la interpretación efectuada por los jueces y tribunales ordinarios, para
ello es necesario que el accionante cumpla con ciertos requisitos, como el que explique
por qué la labor interpretativa resulta insuficiente, arbitraria, incongruente, absurda en
ilógica o con error evidente, identificando el presupuesto legal y las reglas de
interpretación que fueron omitidas, presupuestos que en el caso no se cumplieron,
refiriéndose únicamente a los informes de equipos multidisciplinarios, lo cual no tiene
relación con la interpretación de la legalidad ordinaria. Por tanto, corresponde denegar la
tutela solicitada.

I.2.3. Intervención de los terceros interesados

Vicente García de León López y Adela Sisy Amaya Mejía, por informe de 4 de noviembre
de 2016 -sin sello de recepción-, cursante de fs. 69 a 71 vta., y en audiencia a través de
su abogado manifestaron que: i) Los valores utilizados para revocar la Sentencia apelada
son claros y expresos, y en ningún momento vulneran derechos de ninguna persona,
máxime si los derechos y garantías supremos como en el caso de autos son de los menores
y al hacer mención al art. 16.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos más
bien están respaldando el elemento importante que es la familia natural; por cuanto, el
referido fallo al tomar en cuenta este artículo hace hincapié en que no existió fundamento
legal alguno que demuestre que la carencia de supuestos recursos materiales y
económicos de su parte, no podría interpretarse como violencia y menos para iniciar una
acción de suspensión parcial de autoridad de los padres; ii) El Auto de Vista ahora
impugnado también se fundamentó en el art. 9 de la Convención Internacional sobre
Derechos del Niño y de la Niña, revocando la Sentencia de manera concisa, coherente y
congruente, señalando que no existía ningún estudio científico especializado que
demuestre que los padres biológicos no estén aptos para hacerse cargo de sus hijos,
aceptando los fundamentos de su apelación y la prueba presentada; iii) El art. 3 de la
citada Convención, refiere al interés superior del niño y en ese marco es que estén junto
a sus padres biológicos, máxime cuando no existe fundamento alguno que demuestre que
no están aptos o capacitados para criar a sus hijos o que exista prueba irrefutable de
denuncias de maltrato u otro tipo de situaciones en su contra; y, iv) Presentan como
prueba: el expediente de suspensión de autoridad paterna y materna tramitado en el
Juzgado Público de la Niñez y Adolescencia Segundo de la Capital del departamento de
Cochabamba, así como fotografías originales, certificación de envío de dinero en
fotocopia simple, copias de una denuncia penal y del informe de aprendizaje, del oficio
de 29 de agosto de 2016 dirigida a Juan Carlos Sánchez Canedo, Jefe de la Defensoría de
la Niñez y Adolescencia de Cochabamba, lo cual se ratificó en el informe remitido por
las autoridades ahora demandadas, por lo que solicitan se deniegue la tutela.
Silvia Karina Melgarejo de La Fuente, Jueza Pública de la Niñez y Adolescencia Segunda
de la Capital del departamento de Cochabamba, por informe presentado el 4 de noviembre
de 2016, cursante a fs. 58 y vta., refirió que: a) Se remite a todos los actuados del proceso
de suspensión parcial de autoridad paterna y materna seguida por Querubin Amaya Claros
y Elsa Gaby Mejía de Amaya contra Vicente García de León López y Adela Sisy Amaya
Mejía; y, b) Solicita se tome en cuenta el derecho a opinar de los hermanos AA y BB, el
cual está reconocido por los arts. 122 del Código Niña, Niño y Adolescente y 12 de la
Convención Internacional sobre Derechos del Niño y de la Niña, y en mérito a ello se
sirva pronunciar la resolución que corresponda, siempre velando el interés de los
menores.

La abogada de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Cochabamba, en audiencia


indicó que conforme al informe oral -en audiencia- presentado por la Psicóloga de esa
instancia, los menores no han generado un vínculo niño, niña, padre y madre, por lo que
son niños inseguros y que al presente no están preparados para convivir con sus padres
biológicos.

I.2.4. Resolución

La Jueza Pública Civil y Comercial Vigesimoprimera de la Capital del departamento de


Cochabamba, constituida en Jueza de garantías, por Resolución de 4 de noviembre de
2016, cursante de fs. 106 a 113, concedió la tutela provisional, disponiendo: 1) Dejar
sin efecto el Auto de Vista de 15 de agosto de 2016, y que sin espera de turno los Vocales
demandados emitan nuevo fallo motivado, considerando los estándares mínimos
establecidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos citados en la presente
Resolución; y, 2) Que a través de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, el Servicio
Departamental de Gestión Social (SEDEGES) o cualquier otra institución de protección
al menor, realicen los exámenes necesarios, el seguimiento y supervisión correspondiente
para que en tiempo razonable se pueda proceder a la reinserción a la familia de origen de
los menores de edad. Bajo los siguientes fundamentos: i) Las autoridades demandadas no
cumplieron con su deber de motivar su resolución en apego a la garantía del debido
proceso, solamente efectuaron una aplicación literal o gramatical de normas del Código
Niña, Niño y Adolescente, sin considerar que en el marco de lo previsto por el art. 13
concordante con el art. 256 ambos de la Norma Suprema, se debe aplicar de manera
favorable -principio pro homine- en su vertiente de la mejor interpretación cumpliendo
con el control de convencionalidad por parte de las autoridades jurisdiccionales a
momento de resolver casos concretos, en la presente causa aplicando el razonamiento de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos como la Opinión Consultiva OC-17/02 de
28 de agosto de 2002, que refiere sobre el interés superior del niño; en el caso concreto,
no se consideró que los abuelos maternos son los que han estado al cuidado de los
menores, generando un ambiente de afectividad entre ellos a diferencia de lo que pasó
con los padres biológicos, ante quienes según informes existiría rechazo y poco afecto;
ii) Se vulneró el derecho al debido proceso en su vertiente de una resolución congruente,
al aplicar y realizar una interpretación sistemática del Código Niña, Niño y Adolescente
de manera aislada y no a la luz de los principios que regulan la materia como el interés
superior de los menores, arribando al resultado de resguardar el interés de los padres
biológicos y no así del desarrollo integral y psicológico de los menores de edad; y, iii)
Respecto a la valoración de la prueba, se tiene que en la especie no se valoraron los
exámenes psicosociales que permiten establecer el grado de afectividad de los menores
hacia los abuelos maternos con quienes tuvieron todo el proceso de crecimiento que no
ocurrió con los padres biológicos, por lo que correspondía asumir la determinación previa
ponderación del interés superior; además, las autoridades hoy demandadas hicieron caso
omiso a la opinión de los menores de permanecer con sus abuelos; ello, a través de sus
testimonios.

II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de antecedentes que cursan en obrados, se establece lo


siguiente:

II.1. Consta demanda de suspensión parcial de autoridad materna y paterna de 16 de


noviembre de 2015, planteada por Querubin Amaya Claros y Elsa Gaby Mejía de Amaya
-esta última hoy accionante- contra Adela Sisy Amaya Mejía y Vicente García de León
López padres de sus nietos AA y BB -hoy terceros interesados-, solicitaron la guarda legal
de los ultimo nombrados (fs. 3 a 5 vta.).

II.2. Mediante Sentencia 45/2016 de 23 de mayo, la Jueza Pública de la Niñez y la


Adolescencia Segunda de la Capital del departamento de Cochabamba declaró probada
la demanda, disponiendo la suspensión parcial de autoridad materna y paterna de los
ahora terceros interesados por el tiempo mínimo de seis meses, manteniendo incólume
sus obligaciones asistenciales, otorgando la guarda en favor de los abuelos maternos,
entre otras determinaciones (fs. 26 a 30).

II.3. Por memorial presentado el 2 de junio de 2016, los hoy terceros interesados,
formularon recurso de apelación contra la Sentencia 45/2016, solicitando revocar la
misma y declarando improbada la demanda con costas (fs. 18 a 21 vta.), siendo
respondida por los entonces demandantes mediante memorial de 7 de igual mes y año (fs.
24 a 25 vta.).

II.4. A través del Auto de Vista de 15 de agosto de 2016, los Vocales de la Sala Familiar,
Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, revocaron
la Sentencia 45/2016, y en consecuencia declararon improbada la demanda interpuesta
por Querubin Amaya Claros y la ahora accionante, ordenándose la restitución de los
menores AA y BB a favor de sus progenitores, en el plazo de setenta y dos horas, bajo
apercibimiento de ley, sin costas por la revocatoria (fs. 31 a 33 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La accionante alega la vulneración de sus derechos al debido proceso en sus componentes


de valoración de la prueba, motivación, fundamentación y congruencia; así como la
garantía de la prioridad del interés superior de la niña, niño o adolescente; prohibición de
toda forma de violencia contra los menores tanto en la familia como en la sociedad,
señalando que dentro de la demanda de suspensión parcial de autoridad materna y paterna
instaurada por su persona conjuntamente su esposo contra su hija y su cónyuge como
padres biológicos de sus nietos AA y BB, en etapa de apelación, las autoridades hoy
demandadas por Auto de Vista de 15 de agosto de 2016, lejos de velar por el interés
superior de los referidos menores, emitieron una Resolución carente de fundamento,
apartándose de los puntos resueltos por la Jueza de primera instancia e incurrieron en una
omisión arbitraria a momento de compulsar los hechos y las pruebas que resulta
irrefutable para determinar el interés superior de los mismos, alejándose completamente
de la verdad material y la sana crítica.

En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales extremos son evidentes a fin


de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Las normas del bloque de constitucionalidad en torno a la niñez, sus derechos
y el instituto de la guarda

La SC 0165/2010-R de 17 de mayo, concluyó que: “En noviembre de 1989, la


Organización de las Naciones Unidas promulgó la Convención sobre los derechos del
niño, que fue ratificada por Bolivia el 14 de mayo de 1990 por Ley 1152. Esa Convención,
como ya lo señaló la SC 0223/2007-R, ‘es considerada como el instrumento
jurídico internacional más importante sobre el tema, que se adscribe a la doctrina de
la protección integral de la niñez que se sustenta en cuatro pilares: el derecho a la
subsistencia, al desarrollo, a la protección y a la participación. El primero implica un
reconocimiento de niveles de vida adecuados y acceso a los servicios básicos; el segundo,
que los niños deben desarrollarse de manera armoniosa, con respeto, afecto y dignidad,
desenvolviéndose en todos los ámbitos como la educación, el juego, actividades
culturales, la libertad de pensamiento, de conciencia y religión; el derecho a la
protección, comprende la tutela contra las formas de explotación y crueldad y la
separación arbitraria de la familia, y, por último, el derecho a la participación, implica
la libertad de expresar opiniones y manifestarse respecto a cuestiones que afectan su
propia vida, lo que significa que ningún proceso pueda desarrollarse sin escuchar la
opinión del niño (Sandra de Kolle, Carlos Tiffer, Justicia Juvenil en Bolivia)’.

Los principios de la indicada Convención, como ya lo señalara la SC 0203/2007-


R, pueden resumirse en los siguientes:

1. El principio de la no discriminación, por el cual los derechos contenidos en la


Convención se aplican a todos los niños, con independencia de la raza, el color, el sexo,
el idioma, la religión, opinión política, origen nacional, étnico o social, posición
económica, impedimentos físicos, nacimiento u otra condición del niño, de sus padres o
de sus representantes legales (art. 2 de la Convención).

2. El principio de interés superior, por el cual las decisiones de los tribunales,


autoridades administrativas y órganos legislativos deben atender el interés superior del
niño, teniendo en cuenta los "derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas
responsables de él ante la ley" (art. 3 de la Convención).

3. El principio de unidad familiar, que reconoce a la familia como el medio ideal para el
desarrollo del niño, de donde surge la obligación del Estado de respetar las
responsabilidades, derechos y deberes de los padres, de los tutores y otras personas
encargadas de impartir la dirección y protección apropiada para que el niño ejerce los
derechos de la Convención (art. 5).

4. El principio de autonomía progresiva, que implica que los niños deben lograr en
forma progresiva el ejercicio autónomo de todos sus derechos, consiguiendo superar el
criterio dominante referido a que los padres tienen poder sobre los niños al carecer
éstos de autonomía, para entender que los progenitores sólo tienen la función de orientar
y dirigir en forma apropiada a los niños para que estos ejerzan sus derechos, como anota
el art. 5 de la Convención.

En este contexto, dentro de la autonomía progresiva, resalta el principio de participación


o de respeto a las opiniones del niño, previsto en el art. 12 de la Convención, que
determina: ‘1. Los Estados partes garantizarán al niño que esté en condiciones de
formarse un juicio propio, el derecho de expresar su opinión libremente en todos los
asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en
función de la edad y madurez del niño. 2. Con tal fin se dará en particular al niño
oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte
al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano apropiado,
en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional’.

En ese contexto normativo internacional, la Constitución Política del Estado, se inscribe


dentro de la corriente de protección integral adoptada por la Convención, pues en el art.
59.I establece que toda niña, niño y adolescente tiene derecho a su desarrollo integral, y
se reconocen, entre otros, los principios de no discriminación (art. 59.III), de unidad
familiar (art. 59.II), el principio de interés superior (arts. 59.II y 60) y la autonomía
progresiva, en sentido que las actividades que realicen las niños y adolescentes en el
marco familiar y social están orientadas a su formación integral como ciudadanos, y
tendrán una función formativa (art. 61 de la CPE).

(…)

En ese ámbito, regula el instituto de la guarda, definiéndolo como ‘una institución que
tiene por objeto el cuidado, protección, atención y asistencia integral a un niño, niña o
adolescente con carácter provisional y es otorgada mediante resolución judicial a uno
de los progenitores; en casos de divorcio y separación de las uniones conyugales libres
y en otros casos a terceras personas carentes de autoridad parental o tuición legal’.

El art. 43 del CNNA establece las siguientes clases de guarda:

‘1. La Guarda en desvinculación familiar, sujeta a lo previsto por el Código de Familia


y que es conferida por el Juez de Familia; y,

2. La Guarda Legal que es conferida por el Juez de la Niñez y Adolescencia a la persona


que no tiene tuición legal sobre un niño, niña o adolescente y sujeta a lo dispuesto por
este Código’.

Conforme se puede apreciar la guarda es una institución destinada a cuidar, proteger,


atender y asistir integralmente al niño, en la que se tienen que observar los principios de
interés superior del niño, autonomía progresiva y de respeto a las opiniones del niño,
último principio que, como lo sostuvo la SC 0223/2007-R, ‘no debe entenderse como que
la opinión emitida por el niño, niña o adolescente deba ser cumplida en forma obligatoria
por el juzgador, pues (…) esa autoridad debe realizar una evaluación integral de la
situación del niño; empero, en todo caso, esa opinión debe ser escuchada, examinada,
para que en la decisión que se asuma, ese punto de vista sea considerado, flexibilizando
la decisión asumida, de acuerdo al interés del niño’.
Dicha sentencia, añadió que la ‘opinión dada por el niño, niña o adolescente debe
responder a su querer íntimo y no a presiones que podrían ser ejercidas por terceras
personas, incluidos los padres. Para determinar si las determinaciones del niño, niña o
adolescente son propias, el juez está en la obligación de solicitar los estudios periciales
respectivos y, además, brindar a los niños o adolescente el entorno adecuado, sin
presiones de ningún tipo, para que pueda emitir su criterio. Esto significa, que no podrán
ser sometidos a una violencia psicológica, por ejemplo, dentro de un proceso de divorcio
o en audiencia, pues el enfrentamiento que pudiera existir entre los padres, puede ser un
detonante para que el niño manifieste una decisión que no corresponda con su íntimo
querer. Por ello, el juez de familia, debe tener mucho tino y prudencia al momento de dar
la oportunidad al niño o adolescente de ejercer ese derecho’” (las negrillas y el
subrayado nos corresponden).

En ese mismo orden, la SCP 1879/2012 de 12 de octubre, sostuvo que: «En cuanto a
instrumentos internacionales, se tiene la Declaración de los Derechos del Niño,
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas de 20 de noviembre de 1959,
que en su art. 2, determina que los niños gozarán de una: “...protección especial y
dispondrá de oportunidades y servicios, dispensando todo ello por ley y por otros medios,
para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma
saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes
con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del
niño”. El art. 24.I del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP),
establece el: “…derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las
medidas de protección que su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia
como de la sociedad y el Estado”. En igual sentido se encuentran otros instrumentos
internacionales que otorgan protección especial a los niños, niñas y adolescentes, tal el
caso de la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas de 20 de noviembre de 1989, la Declaración de Ginebra sobre
Derechos del Niño y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otros.

Glosada la normativa constitucional e internacional que demuestra el máximo interés


que la legislación ha otorgado a los menores de edad, en prevalencia de sus derechos
fundamentales, compele referirse a la jurisprudencia sentada por otros tribunales de
justicia constitucional; tal es el caso de la Corte Constitucional de Colombia, que en
relación al interés superior del que gozan, a través de su Sentencia T-973/11 de 15 de
diciembre de 2011 -entre otros fallos emitidos al respecto-, expresó: “…Bajo la
concepción de que los niños, por su falta de madurez física y mental -que les hace
especialmente vulnerables e indefensos frente a todo tipo de riesgos-, y por ser quienes
representan el futuro de los pueblos, necesitan protección y cuidados especiales, los
Estados y en general la comunidad internacional, los han proclamado como sujetos de
especial protección por parte de la familia, la sociedad y el Estado, centrado su atención
en el propósito de garantizarles un tratamiento preferencial y asegurarles un proceso de
formación y desarrollo en condiciones óptimas y adecuadas, acorde al rol de gran
trascendencia que están llamados a cumplir en la sociedad.

6.2. Ese especial interés en proporcionarle a los menores un tratamiento preferencial,


que implica adoptar ‘una forma de comportamiento determinado, un deber ser, que
delimita la actuación tanto estatal como particular en las materias que los involucran’,
encuentra particular sustento en los distintos instrumentos o convenios internacionales
de derechos humanos ratificados por Colombia…”.

El fallo citado continúa estableciendo que: “...El denominado ‘interés superior’ es un


concepto de suma importancia que transformó sustancialmente el enfoque tradicional
que informaba el tratamiento de los menores de edad. En el pasado, el menor era
considerado ‘menos que los demás’ y, por consiguiente, su intervención y participación,
en la vida jurídica (salvo algunos actos en que podía intervenir mediante representante)
y, en la gran mayoría de situaciones que lo afectaban, prácticamente era inexistente o
muy reducida.

‘Con la consolidación de la investigación científica, en disciplinas tales como la


medicina, la [psicología], la sociología, etc., se hicieron patentes los rasgos y
características propias del desarrollo de los niños, hasta establecer su carácter singular
como personas, y la especial relevancia que a su status debía otorgar la familia, la
sociedad y el Estado. Esta nueva visión del menor se justificó tanto desde una perspectiva
humanista - que propende la mayor protección de quien se encuentra en especiales
condiciones de indefensión-, como desde la ética que sostiene que sólo una adecuada
protección del menor garantiza la formación de un adulto sano, libre y autónomo. La
respuesta del derecho a estos planteamientos consistió en reconocerle al menor una
caracterización jurídica específica fundada en sus intereses prevalentes’”.

Más adelante, señaló que el interés superior del menor es un principio que se caracteriza,
esencialmente, por ser: “…‘1) real, en cuanto se relaciona con las particulares
necesidades del menor y con sus especiales aptitudes físicas y sicológicas; (2)
independiente del criterio arbitrario de los demás y, por tanto, su existencia y protección
no dependen de la voluntad o capricho de los padres, en tanto se trata de intereses
jurídicamente autónomos; (3) un concepto relacional, pues la garantía de su protección
se predica frente a la existencia de intereses en conflicto cuyo ejercicio de ponderación
debe ser guiado por la protección de los derechos del menor; (4) la garantía de un
interés jurídico supremo consistente en el desarrollo integral y sano de la personalidad
del menor’.

6.10. A partir del reconocimiento explícito de un catálogo de derechos en favor de todos


los niños y niñas, tanto en el orden jurídico interno como internacional, es posible
afirmar que el interés superior del niño consiste en la plena satisfacción de sus derechos.
El contenido de este principio son los propios derechos del menor, razón por la cual,
puede decirse que interés y derechos, en este caso, se identifican plenamente”.

(…)

De todo lo relacionado se concluye que, los niños, niñas y adolescentes son un grupo de
vulnerabilidad que tienen amparo privilegiado por parte del Estado, traducido en un
tratamiento jurídico proteccionista en relación a sus derechos fundamentales y garantías
constitucionales; a objeto de resguardarlos de manera especial garantizando su
desarrollo físico, mental, moral, espiritual, emocional y social en condiciones de libertad,
respeto, dignidad, equidad y justicia. Siendo imprescindible resaltar que tal
circunstancia de prevalencia concedida no sólo por consagración constitucional sino por
expreso reconocimiento de diversas disposiciones de derecho internacional, obliga a que
todas las decisiones que deban tomar las autoridades en conocimiento de situaciones
que puedan afectar los intereses del niño, sean asumidas velando por su interés
superior; cumpliendo de esa manera la protección constitucional a la que están
compelidos en su favor la familia, la sociedad y el Estado”» (las negrillas fueron
agregadas).

III.2. La motivación y fundamentación de las resoluciones como obligación del


juzgador

En relación a los elementos esenciales que componen el derecho al debido proceso se


encuentran la motivación, fundamentación, congruencia y pertinencia, entre otros, que
deben ser observados por las y los juzgadores a momento de dictaminar sus resoluciones.
En este sentido, el razonamiento consolidado a través de la jurisprudencia reiterada tanto
por el extinto Tribunal Constitucional como por este Tribunal, estableció que: “…[L]a
garantía del debido proceso, comprende entre uno de sus elementos la exigencia de la
motivación de las resoluciones, lo que significa, que toda autoridad que conozca de un
reclamo, solicitud o que dicte una resolución resolviendo una situación jurídica, debe
ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su decisión, para lo cual, también es
necesario que exponga los hechos establecidos, si la problemática lo exige, de manera
que el justiciable al momento de conocer la decisión del juzgador lea y comprenda la
misma, pues la estructura de una resolución tanto en el fondo como en la forma, dejará
pleno convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de acuerdo a las normas
sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que también la decisión está regida por
los principios y valores supremos rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier
interés y parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de que no había
otra forma de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que se decidió.

Al contrario, cuando aquella motivación no existe y se emite únicamente la conclusión a


la que ha arribado el juzgador, son razonables las dudas del justiciable en sentido de que
los hechos no fueron juzgados conforme a los principios y valores supremos, vale decir,
no se le convence que ha actuado con apego a la justicia (…)

Finalmente, cabe señalar que la motivación no implicará la exposición ampulosa de


consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura de forma y de fondo. En
cuanto a esta segunda, la motivación puede ser concisa, pero clara y satisfacer todos
los puntos demandados, debiendo expresar el Juez sus convicciones determinativas que
justifiquen razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se
tendrán por fielmente cumplidas. En sentido contrario, cuando la resolución aun siendo
extensa no traduce las razones o motivos por los cuales se toma una decisión, dichas
normas se tendrán por vulneradas” (SC 1365/2005-R de 31 de octubre, citada y reiterada
por las SSCC 0871/2010-R, 2017/2010-R y 1810/2011-R; y, por las Sentencias
Constitucionales Plurinacionales 0405/2012, 0666/2012, 2039/2012 y 0527/2015-S3,
entre otras [las negrillas nos pertenecen]).

III.3. Análisis del caso concreto

En el caso venido en revisión, la accionante sostiene que junto a su esposo instauró una
demanda de suspensión parcial de autoridad materna y paterna contra su hija Adela Sisy
Amaya Mejía y su cónyuge Vicente García de León López -ahora terceros interesados-,
en su condición de padres biológicos de sus nietos AA y BB, habiendo la Jueza a quo
dictado la Sentencia 45/2016 de 23 de mayo, a través de la cual declaró probada la
demanda, concediendo a la accionante y a su esposo la guarda de sus dos nietos, además
de disponer una serie de medidas; fallo contra el cual, los demandados formularon recurso
de apelación que fue resuelto por Auto de Vista de 15 de agosto de 2016, dictado por los
Vocales de la Sala Familiar, Niñez y Adolescencia -hoy autoridades demandadas-,
determinación que a decir de la accionante carece de fundamento, motivación y
congruencia, por cuanto se apartó de los puntos resueltos por la Jueza de primera
instancia, sumado al hecho de haber incurrido en una omisión arbitraria al momento de
compulsar los hechos y los medios de prueba, actividad que resulta irrefutable para
determinar el interés superior de los menores.

Expuestos así los antecedentes e identificado el objeto procesal, a efectos de analizar la


citada problemática y dar cumplimiento al principio de comprensión efectiva de
resoluciones, corresponde observar el contenido del memorial de la demanda de apelación
contra la Sentencia 45/2016, presentada por Adela Sisy Amaya Mejía y Vicente García
de León López, así como de la Resolución de alzada. Consiguientemente, de la lectura
del citado memorial, los apelantes hoy terceros interesados expresaron lo siguiente:

a) Es de amplio conocimiento que como demandados tienen domicilio en México; y en


el caso de Adela Sisy Amaya Mejía tiene como domicilio real constituido la casa de su
hermana Carmen Luz Amaya Mejía, lugar donde habita junto a sus hijos; sin embargo,
no fue notificada con la demanda provocando su indefensión, sino en la Universidad de
Privada Abierta Latinoamericana (UPAL) falsamente identificada por la parte
demandante;

b) La Sentencia 45/2016 señala que no prestaron la colaboración necesaria a sus hijos;


empero, tales hechos habrían sido desvirtuados si se les hubiere citado legalmente; toda
vez que, de manera mensual directa e indirecta enviaron dinero para cubrir todas las
necesidades de sus hijos; de igual forma habrían demostrado que se reclamó la situación
ante la Defensoría de la Niñez y Adolescencia; y,

c) Se causó indefensión y vulneración de sus derechos a la defensa y al debido proceso,


no cumpliendo a cabalidad con los arts. 217, 218, 219, 222 y 225 del Código Niño, Niña
y Adolescente, así como inobservando el alcance del principio de seguridad jurídica,
quebrantando uno de los pilares fundamentales de la sociedad cual es la familia
reconocido en los arts. 59.III y 62 de la CPE; y el interés superior del niño.

Los argumentos expuestos en el memorial de apelación, fueron resueltos por Auto de


Vista de 15 de agosto de 2016, dictado por la Sala Familiar, Niñez y Adolescencia del
Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, cuyos titulares revocaron la
Sentencia apelada, expresando los siguientes fundamentos:

1) Inicialmente efectuaron una cita de los arts. 35.II, 37.II, 43 literales a y b del Código
Niña, Niño y Adolescente, referidos al hecho de que la suspensión parcial procede en
casos de falta, negligencia o incumplimiento de deberes, acción u omisión que ponga en
riesgo la seguridad e integridad de sus hijos; que los niños por ningún motivo pueden ser
separados de sus padres y que la falta de carencia de recursos materiales y económicos
no podrá interpretarse como violencia ni constituye por sí sola motivo para iniciar las
acciones de extinción, suspensión de autoridad de los padres; de igual manera hace cita
de los arts. 3, 9 y 16.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, además de la
protección del interés superior del niño;
2) La demanda de suspensión parcial se tramitó por edictos; por desconocimiento de los
domicilios de los ahora terceros interesados, quienes no asumieron defensa en el plazo
previsto por ley, habiéndose procedido a designar a un defensor de oficio; si bien constan
los informes psicosociales elaborados por el Equipo Técnico Interdisciplinario del
Juzgado Público de Niñez y Adolescencia Segundo de la Capital del departamento de
Cochabamba respecto a los entonces demandantes; empero, pero no se realizó a los hoy
terceros interesados, quedando establecido que los padres biológicos de los menores por
motivos de estudio y de especialidad, tuvieron que dejar al cuidado temporal de los
abuelos maternos a los menores, en el entendido de no contar con suficientes recursos
económicos para hacerse cargo de los mencionados durante el tiempo de estudio de dicha
especialidad;

3) En la demanda se alega que los padres biológicos no contaban con los suficientes
recursos económicos como para hacerse cargo durante el tiempo de estudio de la
especialidad de los mismos y esa falta de carencia de recursos materiales y económicos
por mandato del art. 37.II del Código Niño, Niña y Adolescente no puede interpretarse
como violencia, ni constituye motivo para iniciar las acciones de suspensión de autoridad
de la madre o padre, tal como aconteció en el presente caso; máxime si los padres
biológicos no tuvieron la oportunidad de asumir defensa, por lo que se debe velar por el
interés superior de los niños y no separarlos de sus padres biológicos; y,

4) Los progenitores estuvieron ausentes del país, precisamente porque se encontraban


realizando estudios de especialidad en medicina, con el advertido de que no pudieron
asumir defensa a plenitud por estar fuera de Bolivia, y menos los demandantes
demostraron que los padres biológicos no están aptos o capacitados para hacerse cargo de
sus hijos, o que tengan denuncias de maltrato u otro tipo de situaciones.

Desarrollados así los antecedentes y argumentos expuestos por la accionante y analizado


el Auto de Vista de 15 de agosto de 2016, dictado por los Vocales de la Sala Familiar,
Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, se colige
inicialmente que las autoridades hoy demandadas al dictar el fallo de apelación, no
justificaron razonablemente su decisión conforme a la jurisprudencia constitucional
referida en el Fundamento Jurídico III.2. de la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, la cual señala que la exigencia de motivación y fundamentación de las
resoluciones judiciales, es una obligación a ser cumplida por las autoridades judiciales a
tiempo de emitir sus fallos, en los cuales enunciarán los motivos de hecho y derecho, base
de sus decisiones y el valor otorgado a los medios de prueba, no siendo exigible una
exposición amplia de consideraciones y citas legales, sino una estructura de forma y de
fondo, ni tampoco una mera relación de los documentos o mención de requerimientos de
las partes, en la que los motivos sean mostrados de forma concisa y clara, satisfaciendo
los puntos demandados.

En el presente caso, se advierte que los mismos se limitaron tan solo a citar artículos del
Código Niña, Niño y Adolescente sin subsumir los mismos al caso concreto, para
posteriormente concluir sin sustento alguno que los progenitores estuvieron ausentes del
país, debido a que se encontraban realizando estudios de especialidad en medicina y que
por tanto, no pudieron asumir defensa a plenitud por estar fuera de Bolivia, debido a la
falta de notificación. A partir de esta premisa, esta jurisdicción evidencia que las
autoridades demandadas, no ingresaron a resolver el fondo del recurso de apelación; pues,
basaron su decisión en la presunta indefensión en que se hubieran encontrado los
demandados, a partir del cual en su parte resolutiva deliberando en el fondo declararon
improbada la demanda interpuesta por Querubín Amaya Claros y Elsa Gaby Mejía de
Amaya -esta última accionante-, ordenando la restitución de los menores AA y BB a sus
padres biológicos -demandados en el proceso de suspensión parcial de autoridad paterna
y materna-.

Es evidente que en un apartado del Auto de Vista referido, los de alzada indicaron que la
carencia de recursos materiales y económicos por mandato del art. 37.II del Código Niña,
Niño y Adolescente no puede interpretarse como violencia, ni constituir motivo para
iniciar las acciones de suspensión de autoridad de la madre o del padre; empero, tal
afirmación no puede suplir la motivación que el caso requería a efectos de declarar
improbada la demanda de suspensión parcial de autoridad paterna y materna, máxime si
de la revisión del fallo apelado 45/2016, se advierte que la misma efectuó una valoración
de los Informes elaborados por el equipo interdisciplinario del Juzgado, tanto social como
psicológico, así como de haber realizado un análisis de la normativa constitucional e infra
constitucional vinculantes al régimen de la familia, los deberes del padre y la madre, como
a las causales de suspensión parcial, habiendo asumido una decisión en resguardo de los
derechos e interés superior de los menores AA y BB, contexto sobre el cual no se
evidencia que los Vocales hoy demandados, hubiesen efectuado consideración alguna, a
efectos de arribar a la decisión ya conocida, pues se reitera que los mismos emitieron una
decisión de fondo, bajo el único argumento de que los ahora terceros interesados no
hubiesen asumido una real defensa.

Las determinaciones expuestas, permiten concluir a esta Sala que las autoridades
demandadas incurrieron en una supresión del derecho al debido proceso, en sus elementos
de fundamentación, motivación y congruencia -tanto interna como externa-, puesto que
se alejaron de las emergencias del proceso sustanciado, omitiendo circunscribirse a los
fundamentos del fallo de primera instancia y exponer las razones que condujeron a
determinar su decisión, contraviniendo la amplia jurisprudencia referente a resguardar los
derechos de las niñas, niños y adolescentes y la guarda, velando por el principio del interés
superior de los menores, ampliamente desarrollado por el Fundamento Jurídico III.1. del
presente fallo constitucional, que sostiene tal obligación y tiene carácter imperativo, con
mayor exigibilidad para las autoridades del Estado, quienes deben actuar con diligencia
y especial cuidado a momento de adoptar sus decisiones, en aquellos asuntos en los que
se hallan involucrados los intereses de un menor, velando por su interés superior;
cumpliendo de esa manera la protección constitucional a la que están compelidos en favor
de la familia y la sociedad.

En ese contexto la Corte Constitucional de Colombia, en su Sentencia T-397/04 de 29 de


abril de 2004, precisó que: “…las autoridades administrativas y judiciales encargadas
de determinar el contenido del interés superior de los niños en casos particulares cuentan
con un margen de discrecionalidad importante para evaluar, en aplicación de las
disposiciones jurídicas relevantes y en atención a las circunstancias fácticas de los
menores implicados, cuál es la solución que mejor satisface dicho interés; lo cual implica
también que dichas autoridades tienen altos deberes constitucionales y legales en
relación con la preservación del bienestar integral de los menores que requieren su
protección deberes que obligan a los jueces y funcionarios administrativos en cuestión
a aplicar un grado especial de diligencia, celo y cuidado al momento de adoptar sus
decisiones, mucho más tratándose de niños de temprana edad, cuyo proceso de
desarrollo puede verse afectado en forma definitiva e irremediable por cualquier
decisión que no atienda a sus intereses y derechos…” (las negrillas nos corresponden).

Por otro lado, respecto a la valoración de la prueba, la profusa jurisprudencia a través de


la SCP 1215/2012 de 6 de septiembre, citada a su vez por la SCP 0855/2016-S3 de 19 de
agosto, estableció que: “…por regla general, la jurisdicción constitucional está impedida
de ingresar a valorar la prueba, por ser una atribución conferida privativa y
exclusivamente a las autoridades jurisdiccionales o administrativas; empero, tiene la
obligación de verificar si en dicha labor: a) Las autoridades no se apartaron de los
marcos legales de razonabilidad y equidad; b) No omitieron de manera arbitraria la
consideración de ellas, ya sea parcial o totalmente; y, c) Basaron su decisión en una
prueba inexistente o que refleje un hecho diferente al utilizado como argumento. Claro
está que además de ello, en cualquier caso, se debe demostrar la lógica consecuencia de
que su incumplimiento ocasionó lesión de derechos fundamentales y/o garantías
constitucionales al afectado; lo que se traduce en relevancia constitucional…” (las
negrillas nos pertenecen). En el presente caso, se denota que las autoridades demandadas,
si bien deliberaron en el fondo, incurrieron en una omisión valorativa de los medios de
prueba, que fueron producidos en el curso del proceso; toda vez que, tras revisar el fallo
cuestionado no se advierte que hubiesen valorado las pruebas aportadas concernientes a
los informes psicosociales, test, evaluaciones y testimonio de los menores, ello a efectos
de emitir la decisión de alzada; vulnerando así el derecho al debido proceso en su
componente de valoración de la prueba.

En consecuencia, la Jueza de garantías, al conceder la tutela impetrada, aplicó


correctamente los alcances de la presente acción de control tutelar.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la autoridad


que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la Resolución de 4
de noviembre de 2016, cursante de fs. 106 a 113, pronunciada por la Jueza Pública Civil
y Comercial Vigesimoprimera de la Capital del departamento de Cochabamba; y en
consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, en los mismos términos dispuestos por
la Jueza de garantías, de conformidad a los fundamentos desarrollados en el presente fallo
constitucional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez

MAGISTRADA

Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey

MAGISTRADO

También podría gustarte