Demanda de Nulidad y Restablecimiento Del Derecho
Demanda de Nulidad y Restablecimiento Del Derecho
Demanda de Nulidad y Restablecimiento Del Derecho
HONORABLES MAGISTRADOS
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE BOGOTÁ (REPARTO)
E. S. D.
REF: Poder especial para tramitar Demanda de Nulidad y Restablecimiento del Derecho
La entidad demandada no tuvo animo conciliatorio por tal motivo se expidió acta de no
acuerdo y se procedió acudir a la jurisdicción contenciosa administrativa.
Atentamente,
_______________________
MARIA DEL BARRIO
C.C. 1.016.834.208 de Bogotá.
Acepto,
______________________________________
PAULA ANDREA GÓMEZ LEGUIZAMÓN
C.C. 1.030.699.409 de Bogotá.
Tarjeta Profesional No. 258263 del C.S.J
Honorables Magistrados:
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE BOGOTÁ (Reparto).
E. S. D.
I. REQUISITO DE
PROCEDIBILIDAD
Conforme a lo ordenado por la Ley 1285 de 2009, ante la Procuraduría General de la Nación se
presentó tramite conciliatorio el día Treinta (30) de abril de dos mil Veintiuno (2021), que por
reparto le correspondió a la Procuraduría Uno (1) Judicial II para Asuntos Administrativos de
Bogotá (D,C), por medio del cual se buscaba llegar a un acuerdo respecto de las pretensiones de
esta demanda; de esta forma, se surtió la etapa conciliatoria el día Dieciocho (18) de Mayo de
dos mil veintiuno (2021) con la entidad demandada ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE
PENSIONES “COLPENSIONES”, declarándose FALLIDA la conciliación por no existir ánimo
conciliatorio entre las partes, tal y como consta en la CERTIFICACIÓN No. 139 calendada
dieciocho (18) de marzo de dos mil veintiuno (2021) expedida por la procuraduría.
II. PRETENSIONES
PRIMERA: Declarar que, es NULA la Resolución No. 45690 del veintiuno (21) de abril del año
dos mil veintiuno (2021) expedida por la ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE
PENSIONES “COLPENSIONES”, en cuanto que, por ella se NIEGA reconocimiento y pago de la
pensión de jubilación a favor de mi mandante MARIA DEL BARRIO, con todos los factores
componentes de salario devengados en el último año de servicio, en su calidad de Servidor
Público, teniendo como último cargo el de Procuradora Delegada ante el Consejo de
Estado.
Las anteriores pretensiones tienen como fundamento la relación de los siguientes supuestos
facticos:
1. Mi mandante MARIA DEL BARRIO laboró al servicio del Estado, en calidad de Servidor
Público, en los siguientes cargos.
2. Mi poderdante MARIA DEL BARRIO nació el día primero (10) de enero de mil novecientos
cincuenta y tres (1953), por ende, cumplió su status jurídico de pensionada por edad, el día once
(11) de enero de dos mil tres (2003).
3. Para la fecha en que entró en vigencia la Ley 100 de 1993 (1º de abril de 1994), la señora
MARIA DEL BARRIO contaba con 41 años, 2 meses y 21 días de edad, según constancia
expedida por la Secretaría General del Consejo de Estado, para esa fecha ya había laborado 16
años, 18 meses y 1 día en la Corporación, es decir, más de los 15 años exigidos por el régimen de
transición, sin contar con el tiempo cotizado al Instituto de Seguro Social.
6. La señora MARIA DEL BARRIO se desempeñó como Procuradora Delegada ante el Consejo
de Estado a partir del 6 de diciembre de 1995, y solicitó el reconocimiento y pago de la pensión
de jubilación el 15 de marzo de 2021, no le era aplicable el Decreto 546 de 1971 toda vez que
quedó amparada por el régimen especial establecido en los Decretos 1723 de 1964, 1359 de 1993
y demás normas concordantes, que exigen acreditar 20 años de servicios continuos o
discontinuos en una o en diferentes entidades de derecho público a la fecha de adquisición del
estatus pensional y 50 años de edad.
I. La Resolución No. 45690 del veintiuno (21) de abril del año dos mil veintiuno (2021).es
un acto administrativo que NIEGA el Reconocimiento de Prestaciones Periódicas, por
ende, la presente demanda puede ser presentada en cualquier tiempo.
II. En contra de la Resolución No. 45690 del veintiuno (21) de abril del año dos mil
veintiuno (2021). no procedía recurso.
III. El último lugar de prestación de servicio de mi poderdante MARIA DEL BARRIO fue en
la Procuradora General de la Nación seccional Bogotá, por ende, el Tribunal
Administrativo de Bogotá es competente para conocer de la presente demanda
Con la expedición de la Resolución 45690 del veintiuno (21) de abril del año dos mil veintiuno
(2021), acusada en este libelo, se infringieron los siguientes preceptos normativos:
- Constitucionales:
- Legales:
V. CONCEPTO DE VIOLACIÓN
En ese sentido, dicha vulneración deriva, por un lado, en el incumplimiento del deber de garantizar
el efectivo ejercicio de las prerrogativas estrechamente ligadas al derecho al trabajo, el cual cuenta
con especial protección por parte del Estado y en virtud del cual toda persona es acreedora del
derecho a contar con un trabajo en condiciones dignas y justas. Por otro lado, la imposibilidad de
ejercer dichas prerrogativas de la mejor forma deriva en la afectación del servicio público
obligatorio de la seguridad social, en cuya dirección, coordinación y control se encuentra el Estado,
y cuyo ejercicio debe realizarse con sujeción a los principios de eficiencia, universalidad, y
solidaridad, siguiendo los lineamientos que para dicho propósito establezca la normatividad vigente
en el ordenamiento jurídico colombiano.
De esta forma, y remitiéndonos al régimen normativo aplicable al caso que nos compete, resulta
menester exponer seguidamente que, con relación a las normas en materia pensional, la Ley 100 de
1993 crea el Sistema de Seguridad Social Integral, y en consecuencia deroga las normas generales
que regulaban el derecho de jubilación para los empleados públicos, trabajadores oficiales y
privados, en especial aquellas contenidas en las Leyes 33 de 1985 y 71 de 1988, y establece en el
artículo 36 un “régimen de transición” para quienes el 1º de abril de 1994, fecha de entrada en
vigencia del sistema de seguridad social en pensiones, tuvieran 15 o más años de servicios
cotizados o 35 o más años de edad, las mujeres, o 40 o más años de edad, los hombres, conforme al
cual, la edad, el tiempo de servicio o el número de semanas cotizadas, y el monto de la pensión de
vejez, continuarían regulándose por el régimen anterior al que se encontraran afiliados, previendo
también que si a estas personas les faltaban menos de 10 años para adquirir el derecho, el ingreso
base para liquidar la pensión de vejez será el promedio de lo devengado en el tiempo que les hiciere
falta o el cotizado durante todo el tiempo si fuere superior, actualizado anualmente con base en el
IPC.
Así mismo, la Ley 33 de 1985, había dictado medidas en relación con las Cajas de Previsión y con
las prestaciones sociales para el Sector Público, regulando de manera general el derecho pensional
de los servidores públicos en todos los órdenes, antes del 1º de abril de 1994, estableciendo en su
artículo 1º el tiempo de servicios de 20 años continuos o discontinuos y la edad de 55 años para
hombres y mujeres, para tener derecho a que la respectiva Caja de Previsión pagara una pensión
mensual vitalicia de jubilación equivalente al 75% del salario promedio que servía de base para los
aportes durante el último año de servicio.
Igualmente, la Ley 71 de 1988, “por la cual se expiden normas sobre pensiones”, en su artículo 7º
ordenaba que a partir de su vigencia, los empleados oficiales y los trabajadores podrían acumular
los aportes sufragados en cualquier tiempo y acumulados en entidades públicas de todos los
órdenes y el Instituto de Seguros Sociales, para completar veinte años de aportes y adquirir el
derecho a la pensión de jubilación cuando cumplieran 60 años o más de edad los hombres y 55 años
de edad o más las mujeres.
Como surge de las normas comentadas, el régimen pensional en el sector oficial se estructuró con
referencia al tiempo de servicios, en el cual subyacía el concepto primigenio de “recompensa”, de
manera que el reconocimiento del derecho de la pensión no dependía de los pagos o aportes
efectuados por el trabajador o por la entidad empleadora, fundamento esencialmente distinto del
que reguló el tema pensional en el sector privado.
Frente a esto, la Corte Constitucional, en sentencia C-540 de 2008, analizó la vigencia de la Ley 33
de 1985, regulatoria del régimen general de pensiones para servidores públicos, y consideró que
esta “rige de manera ultractiva y aún produce efectos jurídicos en nuestro ordenamiento. Esto
obedece a que, en consideración a la existencia de una multiplicidad de regímenes pensionales
anteriores a la reforma introducida por la Ley 100 de 1993, y con el propósito de proteger la
expectativa legítima de adquirir el derecho a la pensión en las condiciones particulares de cada
régimen, la misma Ley, en su artículo 36, previó un régimen de transición”.
Siendo así, el legislador de 1993, al expedir la ley 100, incluyó en el artículo 11 el reconocimiento
expreso de los derechos adquiridos en la fecha de su entrada en vigencia, y en el artículo 36
estableció un régimen de transición para que quienes, por razón de la edad o del tiempo trabajado,
pudieran encontrarse próximos a adquirir el derecho pensional, continuaran sujetos al régimen que
para entonces gobernara su expectativa, en cuanto a la edad, al tiempo de servicios o número de
semanas cotizadas, y al monto de la pensión, por lo cual, en armonía con otras disposiciones de la
ley 100 de 1993, es claro que la expresión “régimen” hace referencia a las condiciones reguladoras
del derecho a la pensión, sin considerar la institución que lo administre, pues son la edad, el tiempo
y el monto de la pensión, los elementos respecto de los cuales establece la garantía de continuidad
de los regímenes pensionales, que se asumen como más favorables, en comparación con los de la
ley 100 de 1993.
Siendo así, si el régimen de transición constituye para el empleado inmerso en su delimitación legal
el derecho al amparo de las condiciones de acceso al derecho pensional vigentes a su favor al
momento de operar un cambio legislativo, lo que implica la regulación total de su pensión bajo las
mismas, no puede desconocerse dicho beneficio y desmembrarse el derecho so pretexto de la
interpretación de la terminología utilizada por el Legislador y menos aún en detrimento del
quantum pensional a que aspiraba el empleado, lo que permite concluir que el derecho al régimen
de transición comprende el beneficio normativo del régimen anterior respecto de la totalidad de
aspectos con capacidad de afectar el derecho pensional del empleado.
Teniendo en cuenta esto, resulta de importancia resaltar que, respecto al régimen de transición
analizado, por la naturaleza constitucional de los derechos que ampara y por la finalidad inmersa en
su previsión legal, quienes configuraron a la entrada en vigencia de la Ley 100 de 1993 los
supuestos de hecho establecidos por el Legislador para acceder al mismo gozan de un derecho
oponible, pues al consolidar la situación jurídica prevista en la Ley se activa a su favor el
dispositivo de amparo que ésta consagró y habilitó legítimamente para tal efecto, que corresponde a
la protección del sistema pensional que les cobijaba con anterioridad al nuevo sistema.
De lo anterior se infiere el contenido jurídico vinculante de los sistemas de transición,
particularmente el previsto en la Ley 100 de 1993, y la protección que asiste a las personas
inmersas dentro de los mismos, pues la transición se erige entonces como un derecho cierto y no
como una simple expectativa modificable por el Legislador, derecho que implica para éstas la
habilitación del ordenamiento que cobijaba su derecho pensional antes del cambio Legislativo, en
aras de la consolidación y reconocimiento del mismo bajo las reglas allí contenidas en cuanto a la
totalidad de elementos que lo componen, es decir, respecto de la edad, el tiempo de servicios, las
cotizaciones, el porcentaje y monto pensional, entre otros.
Teniendo en cuenta lo anterior, no cabe duda alguna entonces, que todas aquellas personas
cobijadas por los sistemas de transición en seguridad social, por encontrarse dentro de los supuestos
establecidos por el Legislador para tal efecto, pese a no disfrutar del derecho pleno de pensión,
poseen derechos ciertos a que el decreto de su pensión y el tratamiento de los demás elementos que
se desligan de ésta, respeten la oponibilidad de una situación jurídica consolidada al abrigo del
ordenamiento anterior que por tal virtud se les ampara.
Ahora bien, con relación al medio de control impetrado, resulta menester señalar que, el
ordenamiento prevé la nulidad y el restablecimiento del derecho como medio de control judicial de
los actos de carácter particular y concreto proferidos por la administración. Específicamente, a
través de este instrumento se busca desvirtuar la presunción de legalidad que cobija al acto
administrativo y obtener la consecuente indemnización de los perjuicios que el acto haya podido
causar durante el tiempo en el que permaneció vigente.
La doctrina la define como una “acción de naturaleza subjetiva, individual, temporal y desistible” a
través de la cual, según lo consagrado en el CPACA, “toda persona que se crea lesionada en un
derecho subjetivo amparado en una norma jurídica, podrá pedir que se declare la nulidad del acto
administrativo particular, expreso o presunto, y se le restablezca el derecho; también podrá solicitar
que se le repare el daño.” Al punto, conviene resaltar que la indemnización de perjuicios se puede
perseguir bajo la acción de nulidad y restablecimiento del derecho cuando el origen de estos se le
atribuye directamente a un acto administrativo, caso en el cual tiene como condición sine qua non la
declaración de nulidad del acto que se indique como causante del daño o vulnerador del derecho,
pues como se dijo, se trata de actos que crean situaciones jurídicas particulares y concretas, por
ende su anulación genera también una situación igual, en tanto vuelve las cosas al estado anterior
respecto de la parte demandante.
Puntualizando, esta acción se reserva para proteger directamente el derecho subjetivo del
administrado que ha sido vulnerado por un acto de la administración. De ahí que envuelva dos
pretensiones que se complementan, a saber: (i) la anulación del acto administrativo contrario al
ordenamiento jurídico y (ii) como consecuencia necesaria de ello, el restablecimiento del derecho
transgredido o la reparación del daño.
Así, la nulidad y restablecimiento del derecho procede previa configuración procesal de algunas de
las causales establecidas por el legislador, que dicho sea de paso, se han edificado sobre la base del
respeto a un complejo principio de legalidad, que se fundamenta ante todo en el acatamiento al
marco orientador de todo el sistema jurídico como lo es la Constitución del Estado colombiano. El
marco genérico del régimen de causales de nulidad de los actos administrativos es siempre la Carta
Política, es más, cada una de las causales de manera directa se relaciona de una u otra manera con
los principios, valores y normas constitucionales. En este sentido, referirse a este medio de control
en materia contencioso administrativa es acercarse sin lugar a dudas a un importante juicio de
constitucionalidad y de legalidad sobre los actos de quienes ejercen funciones administrativas con
el fin de que se reparen los perjuicios causados por estos, previa declaración de su nulidad por parte
de la autoridad contenciosa correspondiente, salvo que se hubiere purgado de ilegalidad, conforme
lo ha establecido nuestra jurisprudencia.
Siendo así, de manera específica, las razones para la anulación de los actos administrativos se
relacionan con la infracción a las normas en que debería haberse fundado el acto
administrativo, disposiciones estas que se supone fueron desconocidas o vulneradas por las
autoridades al momento de su expedición. Como se observa, la generalidad de la redacción del
legislador permite deducir sin mayores esfuerzos que se incorpora en esta descripción la totalidad
de la base normativa y conceptual, de principios y valores aplicables a cada acto administrativo en
el derecho colombiano, lo que implica necesariamente que dentro de ella queden incorporadas las
normas constitucionales que son la base y esencia del sistema. Luego todo juicio de nulidad de un
acto administrativo implica en esta perspectiva lógica un acercamiento al texto constitucional y a
sus bases sustentadoras, no se trata de un simple enjuiciamiento de legalidad sub constitucional.
Se sanciona así mismo con nulidad a todo acto administrativo que sea expedido en forma
irregular, irregularidad ésta que puede provenir del desconocimiento de los parámetros
establecidos en la Constitución Política. Si se trata de la vulneración de las exigencias simplemente
legales o administrativas, también se violaría la Carta Fundamental, en cuanto están de por medio
los artículos 121 y 123 inciso 2° C.N. que son perentorios al determinar que los poderes y funciones
de las autoridades deben ejercerse en los estrictos términos señalados en las disposiciones
constitucionales, legales o administrativas.
De esta forma, se concluye que la expedición de la Resolución 45690 del veintiuno (21) de abril del
año dos mil veintiuno (2021) por parte de COLPENSIONES, se constituye como un acto
administrativo emitido con infracción de las normas en que debería fundarse, expedido de forma
irregular, en el sentido que fue expuesto, y que por lo tanto debe ser declarado nulo por parte del
operador judicial, en vista de su contrariedad con el ordenamiento jurídico, para que, como
consecuencia necesaria de ello, se restablezca el derecho transgredido y se repare el daño causado.
VI. PRUEBAS
PETICIÓN ESPECIAL
En aplicación de lo establecido en el Parágrafo 1º del artículo 175 de la Ley 1437 de 2011 solicito a
su señoría que en el AUTO ADMISORIO DE LA DEMANDA se le indique a la entidad
demandada de la obligación que le asiste de aportar con la Contestación de la Demanda el
EXPEDIENTE ADMINISTRATIVO de mi poderdante MARIA DEL BARRIO y que contiene los
antecedentes de la actuación objeto del presente proceso, con la debida constancia de notificación y
ejecutoria de las Resoluciones No. 19186 del veinticinco (25) de mayo de dos mil doce (2012) y la
No. 22864 del veintiuno (21) de junio de dos mil doce (2012).
La cuantía está regulada por lo ordenado en el Inciso Final del Artículo 157 de la Ley 1437 de
2011, modificado por la ley 2080 del 2021:
Desde el 16 de diciembre al 30 de diciembre son quince (15) días que corresponde a la suma de
$674.247,oo
Desde el 1 de Enero al 30 de Diciembre son catorce (14) mesadas, con las dos mesadas
adicionales. La diferencia de $674.247,oo con el incremento del I.P.C. del 7.67% es igual a
$725.962,oo X 14 nos arroja la suma
de………………………………………………………………….......... $10.163.468,oo
PARA EL AÑO 2010
Desde el 1 de Enero al 30 de Diciembre son catorce (14) mesadas, con las dos mesadas
adicionales. La diferencia de $725.962,oo con el incremento del I.P.C. del 2.0% es igual a
$740.482,oo X 14 nos arroja la suma
de…………………………………………………………………......... $10.366.748,oo
Desde el 1 de Enero al 15 de Diciembre, para completar los tres años que establece el
Inciso Final del artículo 157 de la Ley 1437 de 2011, son catorce (13) mesadas y quince
(15) días, con las dos mesadas adicionales. La diferencia de $740.482,oo con el incremento del
I.P.C. del 3.17% es igual a $763.956,oo X 13 mesadas y 15 días nos arroja la suma
de…………………………………………………….. $10.313.418.oo
Desde el 1 de Enero al 05 de noviembre, para completar los tres años que establece el
Inciso Final del artículo 157 de la Ley 1437 de 2011, son catorce (12) mesadas y quince
(5) días, con las dos mesadas adicionales. La diferencia de $740.482,oo con el incremento del
I.P.C. del 3.17% es igual a $763.956,oo X 12 mesadas y 5 días nos arroja la suma
de…………………………………………………….. $9.294.802.oo
Mesadas 13 15 días
(Operación: 763.956x13= 9.931.428 10.313.418 - 9.931.428= 381.990
381.990 dividido 15= 25.466
Mesadas 12 5 días
763.956 x12=9.167.472 127.330
total 9.294.802
Total cuantía.....................................................................................$31.180.759,oo
VIII. COMPETENCIA
El Tribunal Administrativo de Bogotá, es competente para conocer del presente juicio por la
cuantía en primera instancia, artículo 152, numeral 2 de la Ley 1437 de 2011, y por razón del
territorio, pues el último lugar de prestación del servicio de MARIA DEL BARRIO fue en el
Juzgados Administrativos de Bogotá (Bogotá D.C.), artículo 156, numeral 3, de la Ley 1437 de
2011.
IX. NOTIFICACIONES
PERSONALES
- X. ANEXOS
1. Cuatro (4) copias de la demanda con sus anexos para los traslados de rigor.
2. Una (1) copia de la demanda para el archivo de la Corporación.
3. Un (1) CD que contiene la Demanda en Formato PDF.
4. Los documentos aducidos en el acápite de pruebas.
5. El poder para actuar.
______________________________________
PAULA ANDREA GÓMEZ LEGUIZAMÓN
C.C. 1.030.699.409 de Bogotá.
Tarjeta Profesional No. 258263 del C.S.J