0% encontró este documento útil (0 votos)
69 vistas20 páginas

02 Oscyl-Programa-Potemkin

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 20

viernes

EXTRAORDINARIO OSCYL 30 octubre de 2015


SALA SINFÓNICA 20.00 H

El
acorazado
potemkin De SerguEi M. Eisenstein, 1925
infónica
nacional
o Potemkin
e Castilla y León
PRO YECCi o N
minci 60 Semana
corazado Potemkin Y CONCIERTO
Orquesta Sinfónica de Ca
ana Internacional de Cine
minci El Acorazado Potemkin
damian iorio
uesta Sinfónica de Castilla y Le ó n director
ernacional de Cine de Valladolid
azado Potemkin Orquesta Sinfónica
emana Internacional de Cine de Val l ad ol id Música original de
ado Potemkin Seminci Orquesta Sin fó nica Edmund Meisel
eminci 60 Semana Internacional de Cine de (1894-1930)
azado Potemkin Orquesta Sinfónica de Castilla
a Internacional de Cine de Valladolid El Acora zad o
minci 60 Semana Internacional de Cine de Valladolid
uesta Sinfónica de Castilla y León El Acorazado Potemkin
60 Semana Internacional de Cine de Valladolid Seminci
Orquesta sinfónica de castilla y león

Damian iorio
Director

PROGRAMA

El acorazado Potemkin
[Bronenosets Potiomkin]

Serguéi M. Eisenstein

Estreno: Moscú, 21 de diciembre de 1925


Estreno en Berlín: 29 de abril de 1926

Música compuesta por Edmund Meisel


(Viena, 14/VIII/1894 – Berlín, 14/11/1930)
para el estreno berlinés.

Partitura revisada por Helmut Imig para la restauración


de la película realizada por Enno Patalas en 2005.

Editor: Ries & Erler, Berlín


No cabe duda de que puede resultar un ejercicio costoso y per-
turbador admitir que algunas de las obras maestras de las prime-
ras décadas de la historia del cine hayan surgido sobre el telón de
fondo de una realidad histórica cuestionable y aberrante. Desde la
para unos ambigua y otros declaradamente racista El nacimiento
de una nación (D. W. Griffith, 1915), a las películas documentales y
propagandísticas que Leni Riefenstahl realizó para el régimen nazi,
la extensa relación de ejemplos ha de ampliarse con el corpus fíl-
mico del soviético Serguéi M. Eisenstein, cuya película más repre-
sentativa, El acorazado Potemkin, podremos ver esta noche. Los
valores estéticos y técnicos que aportaron estas y otras muchas
películas que podrían citarse se erigen hoy como elementos defi-
nitorios de un discurso cinematográfico histórico y artístico, que
permite asumir e incorporar de forma no traumática los marcos
ideológicos y políticos en las que surgieron.
El proyecto original, titulado 1905, fue promovido por una Comisión
del Comité Central del PC designada para conmemorar el estallido revo-
lucionario del año 1905. Pero su materialización resultaba imposible des-
de un punto de vista logístico, y el guion era demasiado ambicioso por la
cantidad de acontecimientos históricos que se pretendía recoger en él. Al
final, se optó por modificar la idea inicial concentrando toda la historia en
uno de los episodios de ese guion: el amotinamiento de la tripulación del
acorazado “Príncipe Potemkin” y la movilización general de la población
de Odesa en apoyo de los sublevados. Escribe Domènec Font:
“La recomposición del proyecto inicial va a sellar […] todo el pro-
ceso de significación de El acorazado Potemkin. Puesto que
será precisamente a partir de esta obligación de síntesis cuando
Eisenstein descubrirá las leyes del encadenamiento metoními-
co. Con ayuda de la sinécdoque, esa figura retórica por la que
el todo es dado abusivamente por la parte y que descubre la
generalización de la imagen-signo en cuanto significa otra cosa
distinta de lo que muestra, se procederá a un golpe de fuerza
que es precisamente la característica más determinante de El
acorazado Potemkin: su decidida invocación del fragmento. Las
figuras, los cuerpos, los decorados de este film son sistemáti-
camente recortados, troceados y particularizados por el mon-
taje. Un primerísimo plano de un puño informa rápidamente del
Nombre: es un puño de proletario, de la clase obrera en poten-
cia; un binóculo balanceándose […] atestigua la ausencia de un
oficial arrojado por la borda, que a su vez representaría la parte
(ridícula, insignificante, sin representación) de un todo: una clase
social vencida… temporalmente. De donde se colige que para Ei-
senstein el significante (binóculo) y la cosa significada (la caída
del oficial) son dos cosas distintas, pero indicativas de un senti-
do que está impuesto y dominado por el autor.”

La necesidad de sintetizar hace que el propio film esté construido


“como una sinécdoque de todo el periodo revolucionario de 1905”. A
Eisenstein no le interesaba tanto la fidelidad histórica como el deseo
de expresar un sentimiento revolucionario basado en la colectividad
y la lucha de clases. El director ruso parece hacer suya la afirmación
aristotélica de que “es preferible lo imposible convincente a lo posible
increíble”, pues tan importante es el modelo, la realidad, como el poder
de la imaginación en la invención de nuevas realidades.
Pero centrémonos ahora en uno de los aspectos más interesantes
del evento de esta noche: la música que escribió Edmund Meisel para
el estreno berlinés de la película en 1926. Quien desee profundizar en
la figura y la obra de este compositor tiene como imprescindible lec-
tura la tesis doctoral de Fiona Ford, The Film Music of Edmund Meisel
(1894-1930), editada por la Universidad de Nottingham. La elaboración
de estas notas no habría sido posible sin la consulta de dicha tesis.
Eisenstein era consciente de la importancia y del valor añadido que
la música podía aportar a una película. El ejemplo más representativo
y definitivo quedará configurado en la íntima colaboración que el di-
rector y Serguéi Prokófiev desarrollaron en Alexánder Nevski, de 1938.
El acorazado Potemkin se enmarca en una tendencia fílmica de carác-
ter innovador que surgió en Rusia durante la década de 1930, en la que
participaron directores como Pudovkin, Kuleshov y el mismo Eisens-
tein, interesado en el diseño de un nuevo concepto de montaje. Lo ha-
bitual era el montaje métrico, pero con Potemkin Eisenstein introdujo
un sistema nuevo, el montaje rítmico, en el que la longitud verdadera
no coincide con la longitud matemática del fragmento métrico. Aquí
la longitud real deriva de lo verdaderamente específico de la secuen-
cia y de su estructura. La tensión formal por medio de la aceleración
se obtiene acortando los fragmentos no solo en concordancia con el
plan fundamental, sino también alterando dicho plan al introducir un
material más intenso en un tempo fácilmente distinguible. En sus es-
critos, Eisenstein insistía con frecuencia en el potencial semántico del
montaje y la importancia narrativa o “musical” de la película. El mon-
taje de Eisenstein ha de entenderse como un elaborado contrapunto
de significantes y cosas significadas. La música, por su parte, trata de
explorar lo que hay más allá de la significación verbal.
Cuando el primer montaje de El acorazado Potemkin fue proyec-
tado en el Teatro Bolshói de Moscú el 21 de diciembre de 1925, el
acompañamiento musical consistía en un popurrí de conocidos pa-
sajes que formaban parte del repertorio de la orquesta del teatro: una
mezcolanza de fragmentos tomados de las oberturas Robespierre de
Henry Litolff y Egmont de Beethoven, y del poema sinfónico Francesca
de Rímini de Chaikovski. El estreno definitivo tuvo lugar el 18 de enero
de 1926 y, a pesar de obtener buena acogida por parte de la crítica, no
pudo competir con la popularidad de Robin Hood (Allan Dawn, 1922) y
el carisma del galante Douglas Fairbanks.
El 21 de enero de 1926 la embajada rusa en Berlín organizó un pase
privado de El acorazado Potemkin en la Grosses Schauspielhaus. El
evento formaba parte de los actos conmemorativos de la muerte de
Lenin. Entre el público estaban Richard Pfeiffer y Willi Münzenberg,
dos de los directivos de la pequeña compañía Prometheus, quienes
inmediatamente compraron la película y garantizaron los derechos de
distribución en Alemania. El operador de cámara y más tarde direc-
tor Piel Jutzi se encargó de editar nuevamente el film de Eisenstein
con el doble propósito de hacerlo más accesible al público germano
y contentar a los censores berlineses. Jutzi modificó la calculada es-
tructuración de Eisenstein en cinco actos (a la manera de las tragedias
griegas) y la dividió en seis, en un intento de restar peso al carácter po-
lítico y revolucionario del film, transformando para ello el discurso dra-
mático en una rutinaria sucesión cronológica de los acontecimientos
e insertando rótulos explicativos. Se ignora el grado de participación
de Eisenstein, si es que lo hubo, en el nuevo montaje de su película y
en la concepción musical de Meisel. Por aquel entonces Eisenstein
y al operador Eduard Tissé habían partido hacia Berlín para adquirir
nuevos conocimientos técnicos sobre cinematografía. La versión de
Jutzi fue sometida a los censores bajo el título de El año 1905, an-
tes de que Eisenstein llegara a la capital. Pero la decisión del comité
censor fue aplazada tras la intervención de dos altos funcionarios del
Ministerio de la Guerra, así como del Comisariado del Reich para la
Supervisión del Orden Público, quienes consideraban que la película
resultaba potencialmente peligrosa para la seguridad colectiva. Tras
numerosas gestiones, al final se permitió su proyección, no sin antes
haber realizado algunos cortes destinados a atemperar la violencia de
los primeros planos respecto a la brutalidad de los marineros amoti-
nados contra sus superiores y de la carga de los soldados contra la
población civil en la escalinata de Odesa.
Cuando la compañía Prometheus presentó la película en una feria
comercial, tan solo un único y arriesgado propietario de una sala cine-
matográfica se ofreció a proyectarla, si bien el lugar no era lo que ha-
brían deseado: el Teatro Apolo de la Friedrichstrasse, un antiguo teatro
de opereta acondicionado como sala de cine en la zona sur de Berlín,
alejado del centro, en un barrio sin vida nocturna. El estreno se fijó
para el 29 de abril y los directivos de la compañía decidieron entonces
encargar a Edmund Meisel la composición de una partitura original
para acompañar la proyección. El propio Meisel contó al polifacético
Oswell Blakeston (escritor, artista, autor de películas experimentales
y teórico cinematográfico británico) las circunstancias del encargo, y
este las relata así: “[Meisel] había escrito un artículo atacando la mú-
sica de cine, quejándose de que los habituales directores musicales
trataban de adaptar música que expresaba una idea a escenas que
expresaban otra diferente. Una buena película, sostenía, era digna de
su propia música. Con lo cual la compañía que explotaba Potemkin en
Alemania requirió a Meisel […], y [este] fue conquistado totalmente por
la magnífica técnica de Eisenstein. El censor estuvo a punto de echar a
perderlo todo con la prohibición. Estaba establecido, sin embargo, que
la incorporación de Meisel al mundo del cine tenía que ser en sí dra-
mática. Una llamada urgente de teléfono: el censor había levantado la
prohibición; en doce días podrán presentar la película… ¡Meisel podía y
lo haría!”. Eisenstein tuvo que volver precipitadamente a Moscú, antes
de que se estrenara la película en Berlín, pero hay razones para pen-
sar que él y Meisel llegaron a reunirse, si bien no podemos establecer
con precisión qué posibles sugerencias pudo llegar a hacer Eisenstein
sobre la música.
El día del estreno, durante los ensayos previos, el temor se apoderó
de todos cuando representantes del Gobierno (incluido el primer mi-
nistro Otto Braun) se presentaron repentinamente en el Teatro Apolo
y exigieron ver la película. Esta se proyectó pero sin la interpretación
de la música. Todavía existía una posibilidad real de que el film fuera
prohibido en el último momento. Debido a otros compromisos, el pri-
mer ministro abandonó la sala después del cuarto acto, no sin antes
asegurar al abogado de Prometheus que la proyección pública segui-
ría adelante. El estreno de El acorazado Potemkin constituyó un éxito
sensacional y atrajo a todo tipo de público. Douglas Fairbanks y Mary
Pickford, de paso por Berlín, pidieron un pase privado para ellos en el
que se incluía la presencia de la orquesta y de Meisel. Parece que Fair-
banks quedó tan impresionado por la música que invitó al compositor
a Hollywood.
Mientras tanto, la campaña para que la película fuera prohibida
continuó avivándose en la prensa reacia al filme, al tiempo que daba
lugar a intensos debates públicos. Entre 1926 y 1933 la censura ber-
linesa volvió a visionar la película nueve veces, introdujo numerosos
cortes y llegó a prohibirla en tres ocasiones. A la larga estas injeren-
cias de la censura perjudicaban a las autoridades, pues tenían un efec-
to contrario, al suscitar un vivo interés en el público, e indirectamente
actuaban como favorable e inesperada campaña comercial para la
pequeña e inexperta compañía Prometheus.
No se sabe con exactitud el número de músicos e instrumentos
que formaban la orquesta con la que Meisel contó para el estreno,
pero se supone que esta sería una típica orquesta de salón de entre
16 y 18 profesores. En cualquier caso, la música de Meisel contribu-
yó a potenciar el éxito de la película. La prensa elogió la mecánica
pulsación generada por la percusión en el acto final y, sobre todo, el
escalofriante martilleo musical que subraya la marcha inflexible de
los cosacos en el episodio de la masacre en la escalinata de Odesa.
Especialmente interesantes son los comentarios del poeta y drama-
turgo Friedrich Bethge, quien había visto la película con dos acompa-
ñamientos distintos. La primera vez la música consistía en un popurrí
formado por fragmentos de Mozart y el primer movimiento de la Sin-
fonía n.º 5 de Beethoven. Bethge solo alcanzó a comprender por qué
Potemkin había causado tanto alboroto cuando la volvió a ver, esta
vez con la partitura de Meisel. Lo que al principio le había parecido ba-
nal, se convirtió en algo vital con Meisel, merced a la perfecta unidad
del ritmo visual y sonoro.
Muchos estudiosos han llegado a afirmar que, en algún momen-
to durante el apogeo del éxito de la película en 1926, la partitura de
Meisel llegó a ser prohibida en Alemania debido a que sus incitantes
ritmos se consideraban staatsgefährlich, o peligrosos para el Estado.
La fuente de esta información es el propio compositor, quien, en un
comunicado de prensa publicado en los periódicos de Moscú a prin-
cipios de 1928, declaró: “Después de que la prensa reaccionaria cali-
ficara mi música [para Potemkin] de subversiva debido a su ritmo im-
petuoso, […] el ministro Bolz la prohibió en el Parlamento Regional de
Württemberg por ser peligrosa para el Estado [staatsgefährlich]. Así,
en términos generales, es la primera vez que cargos políticos se han
manifestado en contra de una composición musical”. Efectivamente,
un artículo publicado en la prensa alemana afirmaba que la música de
Meisel era la única causa del carácter tendencioso de la película: “Una
buena parte del efecto [de Potemkin] es resultado del arreglo musical.
No habría nada que objetar de forma inmediata en el film si este fuera
visto sin esa música provocativa” (Der Kinematograph, 9 de mayo de
1926). Es cierto que Meisel repitió esta historia en más de una ocasión
y que fue recogida en numerosas publicaciones de la Film Society de
Londres, con lo que casi llegó a convertirse en un mito. Pero la realidad
es que, si bien Gran Bretaña y Francia prohibieron la proyección de
la película, no hay evidencias de que se hiciera a causa de la música
de Meisel. El verdadero temor a los disturbios y al levantamiento de
masas generado en los gobiernos y censores de toda Europa residía
en otros factores, típicos de una época de gran inestabilidad social.
Potemkin se había estrenado en Alemania en abril de 1926, pocos días
antes de la huelga general en Gran Bretaña; era inconcebible que las
autoridades gubernamentales y la censura británicas permitieran la
proyección de una película en la que se ve a trabajadores rebelándose
contra sus patrones.
Aunque un decreto federal prohibió la proyección de Potemkin en-
tre el 12 de julio y el 28 de julio de 1926, se estima que 1,5 millones de
alemanes ya habían visto la película a mediados de ese año, y la fiebre
Potemkin seguía en aumento. Esto es indicativo de que en realidad no
debieron de producirse alteraciones públicas ni disturbios. También
hubo una demanda sin precedentes para que la película se proyectara
con su música original, haciendo que la partitura de Meisel se convir-
tiera en una de las más difundidas de las escritas para una película
muda. Prometheus publicó una reducción para piano de la partitura,
pero las partichelas de la orquesta solo podían alquilarse. La edición
de enero de 1927 de la revista Film-Ton-Kunst destacaba el impacto
que el carácter pionero de la partitura de Potemkin había provocado
en numerosos directores musicales, cautivándolos de tal manera que
optaban por alquilar la música antes que utilizar sus propias compila-
ciones. A comienzos de 1927, la partitura de Meisel había sido inter-
pretada en 125 ciudades alemanas, así como en ciudades de Holanda,
Suiza, Noruega, Estados Unidos y Argentina.
Durante muchas décadas la música de Meisel se dio por perdida a
pesar de la amplia difusión que tuvo y las numerosas partes impresas
y manuscritas destinadas al alquiler. Sidney Bernstein, uno de los fun-
dadores en 1925 de la London Film Society, envió supuestamente una
partitura original al Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York
durante la Segunda Guerra Mundial. Este episodio no es seguro, pero
afortunadamente en esa misma época el historiador Jay Leyda des-
cubrió en los archivos de Eisenstein en Moscú dos fuentes de la parti-
tura, una impresa y otra manuscrita: una reducción a piano, publicada
por Prometheus en 1926, y una partitura general con su juego de par-
tes instrumentales destinadas a una orquesta de salón. La reducción
para piano es la fuente más directa. Respecto a las partes orquestales,
puede que Meisel las llevara personalmente a Moscú cuando fue invi-
tado en noviembre de 1927 o que se prepararan allí directamente. Sea
cual sea su procedencia, las partichelas no contienen huellas de haber
sido usadas.
A partir de una copia en microfilm, el compositor austríaco Arthur
Kleiner preparó la primera reconstrucción de la partitura en 1971. La
orquestación constaba de 1 flauta/piccolo, 1 trompeta, 1 trombón,
armonio, timbales, percusión y cuerda (sin violas). Era un conjunto
estándar tanto en Europa como en Estados Unidos, y raras veces se
podía contar con el lujo de disponer de violas. La música de Meisel
requería de tres percusionistas, lo cual era del todo inusual. En 1986 el
compositor y director de orquesta Mark Andreas llevó a cabo una nue-
va reconstrucción para gran orquesta e hizo una serie de interesantes
y detalladas observaciones sobre la primitiva partitura de salón:
“Estimando que contara con un pequeño conjunto de cuerdas,
Meisel utilizaba la flauta y la trompeta principalmente para refor-
zar los violines primeros, mientras que el trombón hacía el sopor-
te de los metales. La función del armonio era suplir la ausencia de
maderas. Después del éxito del estreno, en el que Meisel dirigió un
conjunto de entre 16 y 18 músicos (como sugiere la partitura) y el
subsiguiente boom Potemkin en Alemania, surgió la oportunidad
de adaptar la música para una orquesta mucho más grande. Pro-
bablemente, Meisel dirigió a unos 40 músicos en sus apariciones
como director invitado en numerosas ciudades. La partitura para
piano contiene varias, aunque dispersas, indicaciones que apo-
yan el arreglo para una orquesta más amplia”.

Las autoridades soviéticas también llevaron a cabo modificaciones


sustanciales en la película. En 1930 se le agregaron diálogos hablados
en sustitución de los intertítulos, y en 1950 se hizo una nueva versión
a partir del montaje berlinés. Para el 50 aniversario de su estreno, en
1976, se lanzó una versión conmemorativa. Las copias que circularon
durante décadas, dentro y fuera de Rusia, tuvieron como fondo una
mediocre partitura escrita por Nicolái Kriukov. Diez años después, en
1986, la Joven Orquesta Alemana de Fráncfort encargó a Enno Pata-
las (entonces director del Museo del Cine de Múnich) la restauración
de la película y la incorporación de la música de Meisel. El resulta-
do fue el primero de los dos intentos de recrear la estructura original
concebida por Eisenstein, una versión que constituye un compromiso
entre el montaje del director ruso y el de Jutzi. Se recuperaba la dis-
tribución argumental en cinco actos pero con obligadas concesiones
para poder adaptarse a la partitura de Meisel. Para esta restauración
Mark Andreas realizó la adaptación de la música antes señalada.
La copia de El acorazado Potemkin que veremos esta noche es el
resultado de la segunda restauración, llevada a cabo por Enno Patalas
y Anna Bohn para la Cinemateca Alemana de Berlín, en colaboración
con Gosfilmofond Moscú y el British Film Institute, y fue presentada
en 2005 en el Festival de Cine de Berlín. En ella se recuperan las es-
cenas censuradas por las autoridades alemanas en 1926, la primitiva
estructura en cinco actos, los intertítulos originales rusos y la bandera
roja coloreada a mano en acuarela, fotograma a fotograma, en el ori-
ginal de nitrato de 1925. Para esta segunda restauración la partitura
de Meisel fue preparada por el director Helmut Imig.
La restauración de la película y su devolución al metraje original
entra, en cierto modo, en conflicto dialéctico e histórico con el hecho
de insertar en ella la partitura de Meisel. En este sentido, Ian Christie
habla del problema que entraña la búsqueda de una “estabilidad tex-
tual” en las películas creadas durante el periodo del cine mudo: “Tiene
poco sentido rastrear la única o auténtica versión de cada producción.
Actualmente es posible buscar la más larga o la primera versión de
una película muda, pero esto puede no representar los deseos finales
de los creadores o incluso lo que el público vio”. Christie señaló distin-
tos procesos de variaciones textuales en la películas de Eisenstein: al-
teraciones por motivos políticos antes y después del estreno nacional;
cambios realizados por los distribuidores extranjeros a causa de la
presión de la censura; cambios derivados de la traducción, la práctica
de la proyección y los criterios comerciales; revisiones realizadas por
el propio Eisenstein cuando la oportunidad o la necesidad se le pre-
sentaban; o “modernización” deliberada, sobre todo cuando se añadía
sonido sincronizado, lo que incluye el step printing, que consiste en
la doble impresión de cada fotograma por segundo para “estirar” una
película originalmente destinada a proyectarse más lentamente, a 24
fotogramas por segundo, lo que permite incorporar una banda sonora
moderna.
El empleo que hace Meisel de diferentes efectos, como los trémo-
los y las disonancias, para inducir a la tensión y representar estados
de misterio o amenaza era un lugar común en las partituras destina-
das a acompañar proyecciones mudas. Este lenguaje tenía una lar-
ga tradición, al menos desde la escena del Desfiladero del Lobo en
la ópera de Carl Maria von Weber El cazador furtivo [Der Freischütz],
de 1821, escena que no podía faltar en las numerosas antologías de
números musicales extraídos del repertorio clásico que se utilizaban
de manera codificada ante la ausencia de una partitura original. Pero
Meisel introduce una diferencia fundamental, que reside en su opción
estilística: huye del lenguaje lírico de finales del Romanticismo y se
vuelca en un vocabulario más moderno, cercano a la estética sono-
ra maquinista y al brutalismo musical de determinadas corrientes
vanguardistas de la música soviética. Meisel se situaba así en las
antípodas del hiperromanticismo de Gottfried Huppertz, el otro gran
compositor del momento, autor de las gigantescas partituras de Los
Nibelungos y Metrópolis.
Los motivos temáticos expuestos por Meisel son muy breves y se
pliegan al desarrollo dramático de la imagen de forma tan precisa que
difícilmente pueden ser considerados como meras etiquetas sonoras.
Es sensible a la estructura dramática interna de la película y en par-
ticular al montaje rítmico de Eisenstein, gracias a la flexibilidad en el
pulso rítmico y a las elaboradas transiciones entre continuidad y dis-
continuidad musical. La perfecta simbiosis deriva de la asociación a
motivos visuales que son destacados por su significado simbólico en
el proceso de montaje de Eisenstein, y por el protagonismo otorgado
al primer plano (un ejemplo significativo es el empleo de intervalos
consecutivos de segunda para sugerir algo en estado de descomposi-
ción en la escena de la carne infectada de gusanos). Jean Mitry señala
que “el primer plano proporciona una impresión sensorial de los ob-
jetos. Sin embargo, en su aislamiento, en cierta medida se convierten
en símbolos: el objeto se transforma en la representación viviente del
concepto que evoca, una analogía en estado puro. Puede decirse que
el primer plano es más abstracto en un nivel intelectual, pero su con-
tenido es percibido más por los sentidos. Nada es más concreto que lo
que se muestra, pero nada es más abstracto que lo que ello implica…”
(Mitry, 2000).
Eisenstein llevaría el simbolismo de los motivos visuales hasta
sus máximas posibilidades en su siguiente película, Octubre. Pero El
acorazado Potemkin también tiene su propio entramado de motivos
visuales de carácter realista –ojos, anteojos, reses muertas, gusanos,
etc.– que se irradian hacia una diversificada red de campos metafóri-
cos en constante expansión para estimular asociaciones emocionales
en el espectador. Meisel reproduce los movimientos de los motivos
visuales de Eisenstein mediante frecuentes y abruptas relaciones mu-
sicales isomórficas e icónicas con las imágenes. Scott Curtis ha estu-
diado esos usos del sonido en su análisis de las películas de dibujos
animados de la Warner Bros —efectos de sonido no realistas como
un golpe de platillos cuando un personaje golpea a otro en la cabeza,
vertiginosas escalas ascendentes o descendentes cuando se suben o
bajan escaleras, etc.— (Scott Curtis,1992). Relaciones isomórficas son
aquellas en las que el sonido y la imagen tienen la misma forma en
relación con el movimiento y el ritmo, mientras que las relaciones icó-
nicas se refieren a relaciones análogas entre los hechos visuales y el
timbre, el volumen, las modulaciones y la tonalidad del sonido acom-
pañante. Ejemplos destacados en Potemkin de sonidos isomórficos
se pueden identificar en las escenas de la carne podrida, de la sopa en
ebullición o de las mesas colgantes. Literalmente esos motivos musi-
cales se retuercen, bullen, oscilan a través de movimientos cromáticos.
Desde un punto de vista más abstracto, los diseños ascendentes del
arpegio del motivo de la rebelión y de los glisandos en la escena que
abre la película, con las olas que rompen contra las rocas, se arrogan
la expresión simbólica del recrudecimiento del fervor revolucionario.
Los clusters de la cuerda en su registro agudo son un buen ejemplo de
sonido icónico mimetizado con la escena de los cuerpos colgando de
los mástiles, cuya visión se imaginan los marineros después de que
el comandante los haya amenazado con ese destino si se niegan a
comer la sopa de remolacha.
En definitiva, la partitura de Meisel para El acorazado Potemkin,
ignorada durante tantos años, se nos revela hoy como un testimonio
que se adelantó a su tiempo, al aportar una visión completamente in-
novadora de la función dramática que debía cumplir la música cine-
matográfica. Y no resultaría descabellado suponer que muchos de los
avances de Meisel fueron consecuencia del conocimiento profundo
que le pudo proporcionar el estudio de las novedosas teorías sobre el
montaje que Eisenstein expuso en numerosos escritos y materializó
en sus películas.

© Julio García Merino


Archivero musical de la OSCyL
Damian Iorio
director

Damian Iorio hizo su debut con la Orquesta Sinfónica de San


Francisco en abril de 2015. Hasta entonces, ya había trabajado con
orquestas y compañías de ópera que incluyen la Orquesta del Festival
de Ópera de Glyndebourne, Sinfónica de Detroit, Filarmónica de
Londres, Sinfónica de la BBC, Ópera Nacional de París, Filarmónica de
la Radio de los Países Bajos, Filarmónica de San Petersburgo, Orquesta
Sinfónica Chaikovski de Moscú, Ópera de Bonn, Orquesta Sinfónica de
Milán Giuseppe Verdi (con la que “este director joven y carismático
mostró notable atención a los detalles y gusto por el refinamiento,
cautivando a la audiencia”), Orquesta Nacional de Bélgica, Orquesta
Sinfónica Nacional de la RAI, Ópera de Noruega, Orquesta Sinfónica de
los Países Bajos, Orquesta Sinfónica de Castilla y León, y Orquesta de
Cámara de Lausana. Estas colaboraciones han dado lugar a múltiples
regresos, y los últimos debuts en la Ópera Helikon en Moscú y Ópera
Norrlands en Suecia han llevado a una fuerte relación con estas dos
instituciones. La temporada pasada hizo su debut con la Orquesta
Sinfónica de la BBC Escocesa, y esta temporada ha vuelto a dirigir a la
Filarmónica de Londres, la Orquesta Sinfónica de Lahti y la Orquesta
Nacional de Bélgica (por quinta vez), además de debutar con la Real
Orquesta Filarmónica de Londres, la Real Orquesta Filarmónica de
Liverpool y la Orquesta Nacional de la BBC de Gales, aparte de otros
compromisos.
Respecto al trabajo operístico de Damian Iorio, debe mencionarse
el Macbeth de Verdi en Glyndebourne y La novia vendida de Smetana
en la Ópera Nacional de París, donde regresará en 2018 para Boris
Godúnov. La próxima temporada dirigirá Ascenso y caída de la ciudad
de Mahagonny, de Weill, para la Ópera Norrlands, en Umeå. Hizo su
debut operístico en Estados Unidos en la Ópera de Colorado con La
violación de Lucrecia, de Britten, interpretación que fue muy admirada
por la prensa internacional. Colaboró con la Ópera de Bonn para una
producción de Puccini, Turandot. Ha dirigido varias veces en la Ópera
de Noruega y también en muchos teatros de ópera italianos, que
incluyen Como (“...el conductor anglo-italiano Damian Iorio dirigió una
Bohème tan fascinante y llena de el color como una pintura de Renoir”),
Teatro Real de Turín, Brescia y Trento. En San Petersburgo dirigió Otra
vuelta de tuerca, de Britten, y en Moscú el estreno ruso de El hombre
que confundió a su mujer con un sombrero, de Michael Nyman, que
fue nominada a Mejor Producción de Ópera en los premios Golden
Mask 2004. Mucho más recientemente ha dirigido Carmen en la Ópera
Helikon.
Damian Iorio nació en Londres en el seno de una distinguida
familia de músicos italianos e ingleses. Después de estudios en el
Reino Unido y EE. UU., comenzó su carrera musical como violinista
y estudió dirección en San Petersburgo, mientras colaboraba como
instrumentista con la Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio de
Dinamarca. Actualmente vive en Italia con su familia. En 2006 recibió
la Orden de Caballero de Santa Ágata de la República de San Marino,
en reconocimiento por sus servicios a la música.
Damian Iorio dirige un variado repertorio que se centra en la música
tardorromántica y de principios del siglo xx, pero llega hasta el periodo
clásico temprano y transita por el contemporáneo. Sus antecedentes
familiares angloitalianos y sus períodos laborales nórdicos y rusos
le influyen en este sentido. Su disco de Ghedini y Casella en Naxos
fue muy celebrado por The Guardian (“actuaciones en directo finas y
escrupulosas de Damian Iorio”) y fue galardonado con el prestigioso
premio “Choc” por Le Monde de la Musique.
jesús
lópez
cobos
director
emérito

andrew
gourlay
principal
director
invitado

ELIAHU
INBAL
principal
director
invitado

ORquesta sinfónica
de castilla y León

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) fue creada en 1991


por la Junta de Castilla y León, y tiene su sede estable desde 2007 en el
Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid. Su primer director titular fue
Max Bragado-Darman y, tras este periodo inicial, Alejandro Posada asu-
mió la titularidad de la dirección durante siete años, hasta la llegada de
Lionel Bringuier, quien permaneció al frente hasta junio de 2012. Desde
ese año cuenta con el maestro toresano Jesús López Cobos como direc-
tor emérito. Esta temporada 2015-2016 Eliahu Inbal ha sido designado
principal director invitado, con lo que entra a formar parte del equipo de
la OSCyL junto con Andrew Gourlay, nombrado a su vez principal director
invitado en la temporada 2014-2015. Precisamente en 2015 este último
ha sido designado director titular de la OSCyL, cargo que empezará a
ejercer desde 2016.
A lo largo de más de dos décadas, la OSCyL ha ofrecido centenares
de conciertos junto a una larga lista de directores y solistas, entre los que
han destacado los maestros Semyon Bychkov, Rafael Frühbeck de Bur-
gos, Gianandrea Noseda, Masaaki Suzuki, Ton Koopman, Josep Pons, Da-
vid Afkham o Leopold Hager; los cantantes Ian Bostridge, Angela Denoke,
Juan Diego Flórez, Magdalena Kozena, Leo Nucci, Renée Fleming o An-
gela Gheorghiu; e instrumentistas como Vilde Frang, Daniel Barenboim,
Xavier de Maistre, Emmanuel Pahud, Gordan Nikolic, Viktoria Mullova,
Mischa Maisky o Hilary Hahn, entre otros muchos.
Durante sus veinticuatro años de trayectoria, la OSCyL ha llevado a
cabo importantes estrenos y ha realizado diversas grabaciones discográ-
ficas para Deutsche Grammophon, Bis, Naxos, Tritó o Verso entre otras,
con obras de compositores como Joaquín Rodrigo, Dmitri Shostakóvich,
Joaquín Turina, Tomás Bretón, Osvaldo Golijov o Alberto Ginastera. Ade-
más, ha llevado a cabo una intensa actividad artística en el extranjero,
con giras por Europa y América, que le han permitido actuar en salas tan
destacadas como el Carnegie Hall de Nueva York.
Algunos de los compromisos para la presente temporada 2015-
2016 incluyen actuaciones con los maestros Emmanuel Krivine, Jo-
sep Pons, Leopold Hager, Diego Matheuz o Jean-Christophe Spinosi;
y solistas como Christian Zacharias, Truls Mørk, Markus Werba, Martin
Grubinger, Javier Perianes, Emmanuel Pahud, Baiba Skride, Ray Chen,
Pinchas Zukerman o Daniel Stabrawa.
En la nueva temporada 2015-2016 además se ofrecerá el estreno
de obras de encargo, en este caso de los compositores Jesús Torres y
Óscar Navarro. Destaca asimismo el regreso del director ruso Vasily Pe-
trenko, y también la presencia de la Orquesta Nacional de España, que
participará como conjunto invitado. Asimismo, los Coros de Castilla y
León, liderados por el maestro Jordi Casas, tienen un protagonismo muy
especial gracias a su intervención en una obra de gran formato, como es
el oratorio La Creación, de Haydn.
Es importante reseñar la alta implicación de la orquesta en las nume-
rosas iniciativas sociales y educativas que el Centro Cultural Miguel De-
libes está llevando a cabo, como el proyecto “In Crescendo”. La actividad
de la OSCyL llega a más de 70 centros escolares y a 70.000 niños a través
de talleres, conciertos especialmente diseñados para alumnos de la ESO
y otras actividades, por ejemplo en centros para niños con necesidades
especiales. Asimismo cabe destacar la versatilidad de la formación, que
se pone de manifiesto en la participación de ensembles y agrupaciones
de cámara en los ciclos de programación propia.
ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN

VIOLINES PRIMEROS VIOLONCHELOS FAGOTES


Wioletta Zabek, concertino Marius Diaz, solista Salvador Alberola, solista
Cristina Alecu, ayda. concertino Jordi Creus, ayda. solista Alejandro Climent, ayda. solista
Elizabeth Moore, ayda. solista Frederik Driessen, 1.er tutti Fernando Arminio, 1.er tutti /
Irene Ferrer Montserrat Aldomá solista contrafagot
Irina Filimon Pilar Cerveró
Pawel Hutnik Marie Delbousquet TROMPAS
Vladimir Ljubimov Lorenzo Meseguer José M. Asensi, solista
Eduard Marashi Victoria Pedrero Carlos Balaguer, ayda. solista
Renata Michalek Marta Ramos Emilio Climent, 1.er tutti
Daniela Moraru José M. González, 1.er tutti
Dorel Murgu CONTRABAJOS Martín Naveira, 1.er tutti
Monika Piszczelok Joaquín Clemente, solista
Piotr Witkowski Nigel Benson, ayda. solista TROMPETAS
Jone de la Fuente Nebojsa Slavic, 1.er tutti Roberto Bodí, solista
Juan Carlos Fernández Emilio Ramada, ayda. solista
VIOLINES SEGUNDOS Emad Khan Miguel Oller, 1.er tutti
Jennifer Moreau, solista Noemí Molinero
Malgorzata Baczewska TROMBONES
Csilla Biro ARPA
Philippe Stefani, solista
Anneleen van den Broeck Marianne ten Voorde, solista Robert Blossom, ayda. solista
Iuliana Muresan
Sean P. Engel, solista
Blanca Sanchis FLAUTAS
Gregory Steyer
Dianne Winsor, solista TUBA
Joanna Zagrodzka
Pablo Sagredo, ayda. solista José M. Redondo, solista
Tania Armesto
Jose Lanuza, 1.er tutti /
Iván García
solista piccolo TIMBALES
Óscar Rodríguez
Juan A. Martín, solista
OBOES
VIOLAS Vicent Vinaixa, ayda. solista
Sebastián Gimeno, solista Ricardo López, primer tutti solista
Néstor Pou, solista
Tania Ramos, ayda. solista Jose V. Faus
Marc Charpentier, ayda. solista
Juan M. Urbán, 1.er tutti /
Michal Ferens, 1.er tutti
solista corno inglés PIANO / CELESTA / ÓRGANO
Ciprian Filimon
Harold Hill Irene Alfageme, solista
CLARINETES
Doru Jijian
Julien Samuel Carmelo Molina, ayda. solista
Paula Santos Laura Tárrega, ayda. solista
Jokin Urtasun Vicente Perpiñá, 1.er tutti /
solista clarinete bajo
DE JESÚS

x
x y

V CENTENARIO
DEL NACIMIENTO
D E S A N TA T E R E S A
DE JESÚS

V CENTENARIO
DEL NACIMIENTO
D E S A N TA T E R E S A
DE JESÚS

V CENTENARIO
DEL NACIMIENTO
D E S A N TA T E R E S A
DE JESÚS

V CENTENARIO
DEL NACIMIENTO
D E S A N TA T E R E S A
DE JESÚS

CENTRO CULTURAL Miguel Delibes / Orquesta Sinfónica de Castilla y León

Av. Monasterio
Supuesto Ntra.
1 , cuando haySra. de Prado,
espacio 2 · 47015 Valladolid · T 983 385 604
de sobra:
Se mantiene el área dewww.auditoriomigueldelibes.com
respeto del emblema de la Junta al 100%
a cada lado de lawww.facebook.com/auditoriomigueldelibes
línea separadora
www.twitter.com/AMDValladolid

EDITA
© Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo
Fundación Siglo para el Turismo y las Artes de Castilla y León
© De los textos: sus autores

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León es miembro de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS)
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el Centro Cultural Miguel Delibes
son miembros de la Red de Organizadores de Conciertos Educativos (ROCE)

Todos los datos de salas, programas, fechas e intérpretes que aparecen son susceptibles de modificaciones.

Imprime: Imprenta MAAS


D. L.: VA 863-2015

Valladolid, España, 2015


Supuesto 2 , cuando hay poco espacio para la colocación de los identificadores:
Se mantiene el área de respeto del emblema de la Junta al 100% entre ambos logos
colocando la línea separadora en el centro de ese área de respeto

También podría gustarte