Simulacion Del Acto Juridico - Carrera de Derecho IV
Simulacion Del Acto Juridico - Carrera de Derecho IV
Simulacion Del Acto Juridico - Carrera de Derecho IV
cumplimiento.”
Apellidos y Nombres:
Ciclo: IV
Fecha: 03/12/2020
INDICE
CONCEPTO DE SIMULACION................................................................................................1
EL CAMPO DE LA SIMULACIÓN..........................................................................................2
CARACTERISTICAS DE LA SIMULACIÓN:.............................................................................7
CLASES DE SIMULACIÓN................................................................................................11
6. ACCIÓN DE SIMULACIÓN................................................................................................15
SIMULACIÓN Y NULIDAD...................................................................................................21
CONCLUSIONES:........................................................................................................................25
BIBLIOGRAFIA:..........................................................................................................................27
1
Se trata del estudio de ciertas situaciones en las que existen discrepancias entre lo que en realidad
se quiere y lo que se declara o exterioriza por alguna de las partes o por ambas.
CONCEPTO DE SIMULACION.
Se dice que un acto jurídico se ha realizado bajo simulación cuando este se ha celebrado sin que
se deseen los efectos jurídicos propios del mismo, es decir, en realidad es un acto fingido.
La simulación es la declaración solo aparente, que se emite de acuerdo con la otra parte para
engañar a terceros.
Se trata de un acuerdo de los sujetos que intervienen en el acto jurídico para emitir una falsa
declaración de voluntad, con el ánimo de que los terceros crean en lo aparente y no conozcan la
realidad.
También se dice que el acto jurídico simulado es aquel que, por su concierto de las partes, tiene
una apariencia distinta de la que realmente le corresponde. Es decir, existe en ambos sujetos el
propósito de presentar el acto como real, a pesar de que no existe el acto jurídico o es distinto del
que se aparenta realizar; se trata, pues, de una ficción para engañar a terceros.
En consecuencia, el acto simulado es el que tiene una apariencia contraria a la realidad, o porque
La simulación del acto jurídico, si bien es cierto lleva consigo como uno de sus componentes
esenciales el engaño hacia los demás, sin embargo, debe precisarse que no toda simulación es
ilícita o perjudicial, por cuanto mientras no vaya contra el ordenamiento legal o agravie a
Ejemplo, el deudor para impedir una medida cautelar como el embargo, simula haber vendido la
totalidad de su patrimonio a otra persona que acepta participar en el acto simulado. El acreedor
que cree que es cierto ya no podrá ordenar ejecución sobre esos bienes. Pero al margen de esta
apariencia, el supuesto vendedor y comprador saben que tal circunstancia solo es aparente, en la
Dado que los contratantes no siempre disimulan del mismo modo, existen dos especies de
simulación: la absoluta y la relativa. Se produce la primera cuando las partes buscan el propósito
fundamental de crear frente a terceros la apariencia de cierto acto jurídico y los efectos propios
del mismo, obran bajo el recíproco entendimiento de que no quieren el acto que aparecen
celebrando, ni, desde luego, sus efectos, dándolo por inexistente. La declaración oculta tiene
Es decir, aquí la negociación es toda fingida, de manera que una vez corrido el velo que cubre el
EL CAMPO DE LA SIMULACIÓN
Empero, existen unos cuantos casos en los cuales la simulación como situación de hecho carece
de efectos, revista de derecho, universidad del norte, 34: 377-409, 2010 generalmente los actos
de derecho de familia, a saber: (i) el matrimonio, el cual las partes podrían tener interés en
simular para evadir posibles inhabilidades y prohibiciones de ley, no puede ser afectado por este
fenómeno por ser un acto de carácter institucional cuya estabilidad resulta imperativa; (ii) el
naturales. Para Cámara (1958), tampoco es posible la simulación en los siguientes actos
jurídicos: (iv) el testamento, la aceptación y la repudiación de una herencia, por ser actos
unilaterales, en los cuales a lo sumo procedería la reserva mental; (v) la constitución de personas
jurídicas cuando se requiera la intervención del Estado en su formación; (vi) los actos judiciales;
y (vii) los actos en los cuales un funcionario público plasma su voluntad, los cuales no pueden
Ferrara (1960) coincide en señalar los “actos de potestad del Estado” y los “actos con
intervención de autoridad pública” como categorías de actos no simulables, aclarando que los
declaración de voluntad; así como la intervención constitutiva de derechos, como el caso del
meramente autorizante y certificadora (el caso de notarios y otros oficiales públicos llamados al
El mismo autor sostiene que los actos complejos en sí mismos son susceptibles de reserva mental
colectiva por parte de los varios sujetos del negocio jurídico, pero no de simulación, salvo que al
acto complejo se una la voluntad de otra parte contratante, como ocurriría si varios condóminos
apariencia, nada más, de un negocio y relativa, que esconde un negocio bajo la forma externa de
para la simulación, ya que los sujetos solo podían ejercitar su autonomía negociar utilizando
intenciones no expresadas mediante el ritual formal del negocio. Superada la fase primitiva del
variado el fin disimulado en relación a su naturaleza y según que se trate de simulación absoluta
o de simulación relativa. Para los romanos la verdad debía prevalecer sobre el escrito; solo tenía
valor el acto real y secreto, y no el ficticio y aparente, principio que está contenido en el C. 4,22,
El principio general de considerar invalido el acto simulado esta afirmado en el D. 44,7,54, que
establece: "Contractus imaginarii etiam in emptionibus iuris vinculum non optinent, cum fides
verdad). Por lo que se refiere a las nupcias simuladas el D. 23,2,30, dice "Simulatae nuptiae
Para los romanos eran nulos los actos prohibidos por la ley. La simulación absoluta que
ocultaba un fin ilícito, vale decir que trasgredía normas o principios jurídicos, era nula; la
nulidad opera frente a las partes y a los terceros perjudicados. Si la simulación era relativa, el
acto disimulado era válido sin el fin perseguido era licito, caso contrario era nulo, como sucede
por ejemplo, con la donación entre conyuges disfrazada bajo la apariencia de venta, caso en el
que la venta era nula por simulada y también nula la donación por estar prohibida por ley.
Como refiere Pastori, la doctrina moderna que considera a la simulación como un "vicio" de la
determinación causal del acto jurídico es limitada si nos remitimos a la historia de la institución.
Esto por dos razones: primero, porque al menos en el derecho clásico, la simulación determina la
invalidez del negocio, no como vicio del elemento subjetivo, o sea en cuanto las partes no desean
el negocio simulado, sino en base a la objetiva consideración del fin diferente que tienden a
superar con el vínculo debido a la tipicidad de las figuras negociales. En cambio, en el Derecho
justinianeo la simulación es considerada como un vicio de la voluntad que invalida el acto por
cuanto no es querido por las partes. En efecto, si nos referimos al antiguo formalismo y a la
tipicidad de los actos jurídicos, el criterio para juzgar la valides era solamente el de la
conformidad a los esquemas legales, mientras que se sustraía a la valoración del derecho el
eventual fin practico perseguido por las partes cuando no era coincidente con la causa negocial.
siempre una anomalía del negocio, relevante en sentido negativo para el derecho sino que
privada exigidas por el desarrollo económico social, pero no permitidas por las limitadas figuras
negóciales reconocidas.
fue adecuada a la especifica función del cambio de una cosa por un precio. Pero enseguida el
ejemplo, el caso notorio de la mancipatio que ocurría "sestercio numo uno" o sea con un precio
simbólico, lo que implicaba, antes que una venta, una donación: fin de autonomía privada, este,
amigo en heredero que luego asume autonomía como testamentum per aes at libram; la
en edad posterior, son calificadas como "imaginarii" en cuanto al esquema típico de la venta real
propio de la mancipatio se recurre solo formalmente "dicis gratia propter veteris iuris
imitationem" Gayo 2,103, a propósito del testamento, refiere esta expresión" "per aes et libram"
que se cumple con la mancipatio y la intervención del familiae emptor, pero el interesado no usa
el acto con el fin de trasferir sino para disponer mortis causa. Negocios de este género que
"imitaban" el viejo esquema de la mancipatio para cumplir diversas funciones, en su origen eran
negocios simulados, en cuanto el objetivo practico que las partes entendían realizar era diferente
configura un vicio del negocio jurídico, sino un instrumento de promoción jurídica, que permitía
la acceptitatio (acto solemne con el cual el acreedor declaraba Haber recibido la prestación) que
podía ser usada como medio de extinción de la obligación cuando el cumplimiento todavía no se
Por último, en aquella época la invalidez del negocio simulado no se debía a la discordancia
entre voluntad declaración sino a la ausencia de precio, de renta, o de otro elemento esencial del
contrato simulado. Se sigue el principio que la verdad debe prevalecer sobre la ficción, sea que el
acto falso esté escriw o no; pues los actos simulados no pueden cambiar la sustancia de la verdad
subsistir más que el acto efectivamente querido por las partes anulando el falso.
CARACTERISTICAS DE LA SIMULACIÓN:
La Corte Suprema de Justicia (2000), sobre la base del artículo 1766 del Código Civil, ha
delineado las principales características de la simulación. Ellas coinciden, a grandes rasgos, con
los “requisitos del negocio simulado” expuestos por Ferrara (1940), aunque lo cierto es que la
Entonces, Para que exista el acto jurídico simulado, debe concurrir la disconformidad entre lo
que los celebrantes emiten como declaración ante los demás y, la real intención que permanece
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debe guardar conformidad con la voluntad interna que existe entre los celebrantes (intención).
La simulación para ser considerada como tal, requiere de la presencia de tres elementos que la
La doctrina y la jurisprudencia exigen acuerdo entre las partes para realizar el negocio aparente,
para fingir ante terceros la realidad de su convenio, de manera que todas las partes del contrato
Es precisamente éste el elemento que diferencia a la simulación del dolo y de la reserva mental,
que ocurre cuando tal fin proviene y se concreta por una sola de las partes. Si bien el dolo es
conocido de sobra en la teoría del derecho civil, la reserva mental merece una breve alusión.
En ésta, al igual que en la simulación, se declara una cosa que no se quiere con el propósito de
engañar; pero lo que separa a una figura de la otra es que en la reserva mental es uno de los
contratantes quien oculta su verdadera voluntad frente al otro, sin que ello reste eficacia al
contrato; mientras que en la simulación existe un acuerdo entre las partes dirigido a ocultar de los
terceros el negocio real, que por tanto es inoponible a quienes resultaron asaltados en su buena
fe. Ahora bien, mientras que en derecho canónico la reserva mental es causal de la nulidad del
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matrimonio, el principio no puede trasportarse al campo del Derecho Civil, donde se trata de
conciertan para crear una declaración aparente que oculte ante terceros su verdadera intención
que puede consistir, en descartar inter partes todo efecto negocial (simulación absoluta), o en que
se produzcan otros efectos distintos, en todo o en parte, de los que surgen de la declaración
Cuando uno sólo de los agentes, mediante el contrato persigue una finalidad u objeto jurídico que
le oculta al otro contratante, ya no se da el fenómeno simula torio, porque esta reserva mental
(propósito in mente retentó) no convierte en irreal el contrato celebrado en forma tal que éste
pueda ser declarado ineficaz o dotado de efectos distintos de los que corresponden al contrato
celebrado de buena fe por la otra parte; ésta se ha atenido a la declaración que se le ha hecho;
carece de medios para indagar si ella responde o no a la intención interna de su autor, y esa
Es cierto que algunos autores discrepan de esta postura, como lo hace Fourcade (1887), quien
sostiene que hay muchas hipó tesis en las que no participan las dos partes en la apariencia. No
obstante, rechazamos de plano esta afirmación, pues con ella desaparecería el límite entre la
Como es evidente, el fin deliberado de dicho acuerdo debe ser engañar a terceros. Sin embargo,
contrario a la idea de Wolf sobre el requisito de la “consumación del engaño”, la consecución del
fin perseguido no es un elemento esencial para que se configure la simulación. Más aun, ese fin
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de engañar puede tener “o no como propósito el daño o fraude, que es asunto diferente y que
antes se solía confundir” (Corte Suprema de Justicia, 2000); pues, como bien lo anota Cámara
su esencia.
Existen posiciones aisladas que determinan como único objeto de la ficción la intención ilícita,
como lo hace Vampré (1920), quien define la simulación como la declaración engañosa de
voluntad para producir efectos diversos del ostensiblemente indicado, “con intención de violar
de las veces: la simulación absoluta suele tener carácter fraudulento y tiende a causar perjuicio a
terceros, frustrando legítimas expectativas; mientras que la simulación relativa suele servir para
Aun así, la doctrina mayoritaria reconoce que la simulación relativa y la absoluta “puede tener
objetivos lícitos y hasta generosos” (Cámara, 1958). Entre nosotros, tanto la Corte Suprema de
Justicia (2008) como la Corte Constitucional (2004) han reconocido que en la simulación no
siempre encontramos tintes ilícitos o de inmoralidad, sino que puede tratarse de un contrato
genuinamente concluido pero disfrazado ante terceros sin lesión para éstos en cuanto a su
Este segundo elemento de la simulación hace imperioso distinguir entre el negocio simulado y el
negocio in fraudem legis. Este último no es para nada aparente, sino que es efectivamente el
negocio deseado por las partes, sólo que al celebrarlo ellas tienen el propósito de violar
Con éste se muda el estado de hecho regulado por la ley, pero los contratantes no fingen
jurídicamente el acto que realizan, sino que recurren realmente a ciertas formas jurídicas para
obtener ulteriores consecuencias que por otras vías legales serían inalcanzables.
Por eso, en los actos in fraudem legis lo que hay es una simulación en sentido económico, pero
Entonces podemos decir que, si existe disconformidad entre lo declarado ante los demás y lo
realmente querido, acuerdo entre los celebrantes para generar el acto simulado, también se
requerirá que exista el firme propósito de engañar entre los celebrantes para generar el acto
simulado, también se requerirá que exista el firme propósito de engañar ante los demás, por
cuanto se hará aparecer una verdad distinta a lo realmente deseado por los celebrantes.
Es de la esencia de la simulación que exista discordancia entre el contrato deseado por las partes,
de haberlo, y lo que se muestra al público, que es un contrato ilusorio que disimula su real y
oculta voluntad “bien de no celebrar contrato alguno, o de celebrar uno diferente o con
estipulaciones distintas del pregonado o, en fin, con otra persona, de la que se hace figurar como
parte” (Corte Suprema de Justicia, 2000). Así, el acto simulado es la consecuencia de un proceso
en el que hay deliberación de los autores, siendo éste el rasgo que distingue a la figura del error,
1958).
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CLASES DE SIMULACIÓN
En el acto jurídico existen dos clases de simulación estas son la simulación absoluta y la
Simulación absoluta
Cuando se aparenta la celebración de un acto jurídico, sin que exista ninguno otro encubierto.
Las dos partes acuerdan declarar un acto jurídico que aún no se ha alcanzado y no encubrirá otro
acto jurídico que deseen. Debido a la falta de una verdadera expresión de voluntad, se clasifica
como inexistente. Este es un concierto totalmente engañoso, no parece haber ningún acto legal
A través de la simulación absoluta se busca dar existencia a un acto jurídico sin contenido, vacío
y neutro, donde la voluntad es una ficción, nada es querido, nada es deseado; no existe una
voluntad real de celebrar el acto jurídico. Por tanto, un aspecto importante de esta doctrina es que
en los actos jurídicos que acompañan a esta doctrina, casi no hay consentimiento para la
simulación absoluta. El testamento externo es incompatible con el testamento interno emitido por
el anfitrión, por lo que, cuando realmente no hay voluntad firme para implementar el acto
jurídico.
El código civil en el artículo 190 nos habla de la simulación absoluta. Nos dice “Por la
simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente voluntad
para celebrarlo”
Para poder comprender mejor el concepto de simulación absoluta se dará un breve ejemplo:
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“Pedro celebra un contrato de compraventa de su casa con Juan; sin embargo, dicho bien
inmueble permanece en poder de Pedro, donde Juan en ningún momento reclama la propiedad de
dicho bien para sí mismo, no hace valer el supuesto precio pagado por dicha compraventa".
El ejemplo anterior significa que han estado completamente ante los actos jurídicos
aparentemente imitados, y declaraciones absolutamente falsas (donde las declaraciones son solo
La causa de la simulación absoluta es la finalidad concreta de crear una situación aparente y, por
tanto, no vinculante. Los simulantes quieren solamente la declaración, pero no sus efectos, esto
es, se crea una mera apariencia carente de consecuencias jurídicas entre los otorgantes, destinada
a engañar a terceros. Hay una declaración exterior vacía de sustancia para los declarantes.
Por tanto, se puede entender que la simulación absoluta es un negocio jurídico en el cual las
Simulación relativa
La simulación es relativa cuando, tras el acto jurídico aparente, se encubre un acto realmente
realizado. Las partes han expresado sus dos intenciones: la intención real de realizar un acto
A diferencia de la simulación absoluta, en este caso si existe una voluntad real de celebrar el acto
jurídico que aparece ocultado, donde se hace ver ante los demás un acto aparente.
Por lo tanto, se puede ver en la descripción general que hay dos acciones en la simulación
relativa, a saber:
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anfitriones.
El anfitrión logra el propósito del engaño a través de otro comportamiento obvio, virtual o
imitativo, que, dicho sea de paso, estos comportamientos no contienen los deseos reales de esas
personas.
Por tanto, para que exista una simulación relativa, estos dos comportamientos deben existir al
mismo tiempo en esencia y forma, por lo que algunas personas señalan que el comportamiento
El código civil peruano en el artículo 191 nos habla de la simulación relativa. Este artículo nos
dice: “Cuando las partes han querido concluir un acto distinto del aparente, tiene efecto entre
ellas el acto ocultado, siempre que concurran los requisitos de sustancia y forma y no perjudique
el derecho de tercero.”
A modo de conclusión entendemos que la simulación absoluta no existe acto jurídico porque se
trata de una apariencia. En cambio, en la simulación relativa, hay un acto oculto, verdadero y un
Simulación parcial.
La simulación parcial es aquella que está referida esencialmente a engañar a los demás en base a
ciertos componentes que forman parte del acto jurídico que se está simulando. Por lo tanto, se
tiene que limitar esta simulación a proporcionar datos irreales o inexactos, como cantidades,
montos de dinero, fechas y otras situaciones que no coinciden con la realidad existente.
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No hay duda de que, para la existencia de este tipo de simulación, el moderador debe
comprender y estar de acuerdo con la simulación antes de que pueda ser considerada como tal.
Esto sucede cuando hay una tercera persona y el negocio finalmente recaerá sobre esa persona.
Esta tercera persona aparenta asumir un carácter definitivo, derechos y obligaciones a su nombre,
En esta simulación aparece un tema planteado por personas que están realmente interesadas en
participar en acciones legales, y no pueden hacer cumplir la ley directamente, por lo que recurren
a una tercera persona con la finalidad de viabilizar y plasmar el acto jurídico que los interesados
Pues bien, la persona que aparece ficticiamente viene a ser el "testaferro", que es el sujeto
interpuesto, precisándose que deberá existir la necesidad de la celebración de otro acto jurídico
adicional, donde aquel tercero puedan transferir a aquella persona que no pudo hacerlo con el
contratante inicial.
que todos los intervinientes deben tener conocimiento de ello, así como estar de acuerdo con la
Simulación licita.
es legal, y por lo tanto licito, no viola el ordenamiento jurídico, y no lesiona los derechos de
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terceros. Es por ello que el "Código Civil" no prohíbe la existencia de simulaciones legales,
Simulación ilícita.
La simulación tiene como finalidad engañar a un tercero, que es uno de sus componentes
básicos, sin embargo, cuando este engaño se torne malintencionado o lesione los derechos del
tercero mencionado anteriormente, o cuando su finalidad también sea ilegal, nos enfrentaremos a
El artículo 193 del código civil peruano nos señala que: “La acción para solicitar la nulidad del
acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o por el tercero perjudicado,
según el caso.”
6. ACCIÓN DE SIMULACIÓN
La acción de simulación es aquella que se concede o reconoce a toda persona que tenga interés,
para que se declare que, un acto ha nacido sólo en apariencia y que no envuelve realidad jurídica
alguna; o que se trata de un acto disimulado por otro de carácter público, y debe, por tanto,
transmisible y prescriptible.
de la Corte Suprema de Justicia (1935) sobre el artículo 1766 del Código Civil, en relación con
sus manifestaciones, clases, efectos, naturaleza, titulares, etc. A partir de allí se han erigido las
escondida tras el velo creado deliberadamente por los estipulantes, que causa al actor una
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amenaza a sus intereses” (Corte Suprema, 2000). El fin de la acción es, pues, obtener la
revelación del acto oculto que se configuró a partir de la genuina expresión de voluntad de las
partes.
En efecto, para la Corte Suprema (1998), “el derecho de donde se derive el interés jurídico debe
existir, lo mismo que el perjuicio, al tiempo de deducirse la acción, porque el derecho no puede
reclamarse de futuro...en las acciones de esa naturaleza tales principios sobre el interés para
que al intentar la acción debe existir un estado de hecho contrario al derecho. Esta premisa ha
llevado a la Corte a negar la existencia de interés en la causa, por ejemplo, cuando la simulación
deja de tener relevancia a causa de negocios jurídicos posteriores que alteran o diluyen las
caso, el cónyuge afectado discute la veracidad de la venta de bienes que pertenecen a la sociedad
conyugal con el fin de reintegrarlos a la masa social una vez disuelta ésta, o cuando mediante
actos simulados se transfieren en vida los bienes a los hijos matrimoniales para desconocer los
Los negocios jurídicos gozan de presunción de veracidad, puesto que se reputan auténticos y
radica en quien pretende desvirtuar la presunción. Así las cosas, cuando quien alega la
simulación falla en demostrarla, “habrá de estarse mejor a la realidad de aquello que se hizo
público, criterio que es usual expresar con el conocido adagio latino: In dubio benigna
interpretatio adhiben da est, tu magis negotium valet quam pereat” (Corte Suprema, 1992).
siguientes: las dificultades económicas del vendedor para la época de la celebración del contrato;
la falta de capacidad del comprador aparente para adquirir el bien (insolvencia, no mera
iliquidez); la venta en bloque de los bienes que integran el patrimonio del demandado o la
enajenación simultánea de otros bienes para insolventarse; las condiciones en las que se efectuó
el pago (por ejemplo, no tiene un grado alto de verosimilitud que se convenga pagar el valor total
los hurtos están a la vuelta de la esquina); la estrecha relación afectiva o de parentesco entre las
partes del negocio impugnado; el momento en el cual se realizó el negocio (suele analizarse la
reciente creación de la sociedad a la cual se le transfieren los bienes, etc.); que el precio del
negocio sea irrisorio frente al comercial o que sea el mismo precio por el cual el vendedor
adquirió el bien años atrás; la falta de acreditación de movimientos bancarios de las partes; la
6.2.3. Valoración
En la acción de simulación, el juez tiene mayor amplitud al momento de fallar, sin por ello
actor formule impecablemente las súplicas, ni que enumere taxativamente los hechos que
probará para acreditar la simulación, ni que éstos permanezcan inmutables durante el proceso.
Por el contrario, para que el juez declare la simulación basta que la intención del actor se
deduzca del libelo por una interpretación lógica basada en el conjunto de la demanda (Corte
Suprema, 2009), que tales hechos aparezcan probados en el proceso como fruto de la actividad y
controversia de las partes, y que ellos doten al juez de convicción sobre la voluntad real de las
En lo que sí debe tener cuidado el juez es en hacer una ponderación razonada del mérito de los
medios de prueba en su conjunto para determinar si los medios allegados bastan para encontrar
probada la simulación, pues cuando la prueba sea indiciaria, éstas y las conjeturas deben tener el
suficiente mérito para fundar en el juez la firme convicción de la simulación del negocio.
trascendentes” (Corte Suprema, 1998) que afloran sin necesidad de grandes esfuerzos racionales
o intelectuales, como cuando se suponen o pretermiten ciertos hechos que dan lugar a deducir
cierta conjetura o dejar de hacerlo, o cuando existe un quiebre en el juicio lógico jurídico de
inducción del hecho desconocido a partir del hecho conocido por inexistencia de un vínculo de
causalidad entre uno y otro. Por eso no basta que las pruebas arrojen varias posibles conclusiones
contrapuestas y que el juez superior no esté de acuerdo con la opción elegida por el de instancia,
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pues en estos casos la presunción de legalidad y acierto que ampara las sentencias judiciales debe
prevalecer.
La acción de simulación, que es una acción rescisoria o revocatoria, permite a una persona que se
haya visto afectada por la simulación del contrato o negocio, demande ante un juez para que este
implicará que los bienes o propiedad objetos de la simulación, vuelvan al patrimonio del dueño
original.
con documentos que un contrato de compraventa fue simulado, ya que generalmente los
Es por ello que la jurisprudencia ha elaborado una especie de lista de hechos que podrían indicar
La acción de simulación se puede confundir con la acción pauliana, pues las dos persiguen el
mismo objetivo, que es rescindir o revocar el contrato o negocio jurídico llevado a cabo. Los
negocios pueden ser reales o simulados, y cuando el negocio es real, procede la acción pauliana,
El término que el interesado tiene para interponer la demanda acción de simulación es de 10 años
tal como se precisa en el siguiente artículo. Una vez expirado ese término el acreedor defraudado
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no puede demandar la simulación del negocio jurídico cuestionado, y no se cuentan con más
En términos generales, podemos decir que «es toda persona interesada” en que esta se declare,
Los efectos de la simulación dependen, sin lugar a dudas, de la especie de simulación que se
declare. En efecto, mientras que la simulación absoluta conlleva ineludiblemente a que todo el
sí, envuelve la inexistencia del negocio jurídico aparente, la simulación relativa, presupone la
ineludible existencia de un acto dispositivo diferente al aparente” En uno u otro caso, el juez que
la declare debe ordenar las restituciones mutuas y la glosa en ese sentido de la escritura pública
que contenga el acto simulado para revelar ante los terceros la realidad que subyace a dicha
exteriorización de la voluntad.
Además, es lógico que, una vez develada la simulación, no existe razón jurídica que justifique
que el propietario aparente retenga bienes ajenos, por lo cual procede devolver las cosas al estado
anterior
o, de ser imposible, restituirlas, por ejemplo, restituyendo en lo posible los derechos de los
SIMULACIÓN Y NULIDAD
la voluntad por sí sola no basta para generar efectos jurídicos, y el ordenamiento jurídico protege
sólo las determinaciones serias de voluntad manifestadas de buena fe y con un interés lícito, con
algunas excepciones que abordaré más adelante. Por ello, la simulación absoluta, que apareja la
inexistencia del acto jurídico, es excluyente por incompatible con una declaración de nulidad,
inválido”.
negocio vedado que, de no cumplir los requisitos legales de validez, debe anularse.
la primera no existe vicio alguno en el negocio jurídico, 'en la nulidad, en cambio, la voluntad de
las partes persigue en todo caso la efectividad del acto, pero éste surge viciado radicalmente en
su causa o en su objeto, o sin la solemnidad exigida por la ley para que nazca a la vida del
derecho.
En efecto, una vez develada la realidad del negocio jurídico celebrado por vía de la declaración
judicial de simulación relativa, compete al juez analizar los contornos del verdadero contrato,
para que cuando éste esté viciado de nulidad absoluta así lo declare el juez.
Es decir que si todas las partes del contrato están presentes en el proceso, el juez declarará la
nulidad o simulación del acto o contrato, pero si al proceso no comparecen todas las partes que
intervinieron en la formación del acto jurídico, el juzgador sólo podrá acoger como fundada la
excepción, con lo cual se enervan las pretensiones del actor, impidiendo “que los contratos nulos
o simulados puedan producir los efectos que los litigantes persiguen o que lleguen a causar
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ulteriores perjuicios” ). Entiendo que esta postura es la más acertada, puesto que de entrada
parece un contrasentido que, si el juez encuentra probado lo ficticio del negocio, aun así, esté
Ahora bien, es menester dejar en claro que, en ocasiones, pese a que se observen claramente los
elementos que configuran la simulación, el juez debe denegar las pretensiones si encuentra que
registro, se vulnerarían los derechos de los terceros que contrataron con el sedicente comprador.
Dicho sincopadamente, los acreedores del comprador simulado y propietario aparente, por ser
terceros, y de buena fe exenta de culpa, no pueden ser alcanzados por los efectos de la
simulación absoluta.
si bien en principio se protege al acreedor del vendedor aparente, la doctrina ha reconocido que
en los casos en los cuales los acreedores del comprador aparente hayan promovido de buena fe
“la ejecución sobre los bienes simuladamente adquiridos por su deudor, son considerados de la
misma condición que los terceros que hayan adquirido de buena fe, confiando en la eficacia del
negocio simulado”
En estos casos, al igual que si el bien objeto del negocio simulado fue embargado o adjudicado
por liquidación de una sociedad conyugal, el negocio se volverá intangible, sin que por ello los
simulados negocios jurídicos adquieran la calidad de reales convenciones con entidad para
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producir efectos entre las partes. Lo que ocurre es sencillamente que “el actor carece de interés
así que no será posible recomponer el patrimonio del vendedor simulado sino, por el contrario, la
declaración de simulación debe ajustarse para provocar el menor daño posible a los acreedores
del propietario real. Lo anterior podría lograrse, por ejemplo, reconociendo el derecho de
aquéllos a perseguir los remanentes de los procesos ejecutivos promovidos contra el propietario
aparente.
En conclusión, es congruente con lo que se ha dicho sobre la necesidad de que, una vez
descubierta la simulación, los bienes sean detentados por su verdadero propietario y queden
afectados a la prenda general de los acreedores de éste. la simulación de actos jurídicos consiste
en el acuerdo de dos o más personas para fingir jurídicamente ante los demás la existencia de un
negocio, o algunos elementos del mismo, con el fin de crear ante terceros la apariencia de cierto
acto jurídico elegido por las partes, y sus efectos de ley, en deliberada discordancia con la
Su campo abarca la mayoría de negocios jurídicos, salvo algunos casos en los que la ley ha
optado por dar prelación a la estabilidad del negocio sobre la necesaria identidad entre la
La acción para develar la realidad que yace tras el velo del contrato simulado puede ser intentada
bien por las partes o bien por terceros que hayan sufrido perjuicios ciertos y reales a raíz del
contratos), y quien la alegue deberá demostrar la existencia de los hechos que acreditan la
simulación.
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Se ha visto que, a raíz del sigilo con el que suelen actuar las partes, la principal prueba suele ser
la indiciaria, pero lo cierto es que proceden todos los medios de prueba estipulados en la ley. A
su vez, en este ámbito se acentúa la libertad apreciativa del acervo probatorio por parte del juez
atenúa, dotando al juez de mayores posibilidades para auscultar la verdad detrás del negocio
aparente.
Por último, en caso de prosperar las pretensiones, el negocio desaparecerá del mundo jurídico, o
desaparecerán los elementos ficticios del mismo, salvo que tal declaración pueda afectar los
derechos de los terceros de buena fe, o que el negocio real vulnere el ordenamiento jurídico.
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CONCLUSIONES:
A los efectos de la simulación, es importante mentir, ya sea porque un hecho está oculto total o
parcialmente, o porque hace que el mentiroso parezca real, o porque una verdad diferente a la
emocional aparece a los ojos de un tercero. En el acto jurídico simulado hay una especie de
interna de las partes, sino que es solo un medio para engañar a un tercero.
un acto jurídico, que es liberada de forma consciente y deliberada por las partes, y que tiene por
objeto producir actos jurídicos que no tienen efecto jurídico por medio del engaño. Apariencia.
este sentido, no hay reglas. Solo los casos en los que los daños a terceros estén prohibidos por
que no querían firmar, y no hay una simulación real absoluta del contrato. O el comportamiento
que celebran es diferente del comportamiento aparente o la simulación relativa obvia (en algunos
Entendemos que la simulación absoluta se refiere al negocio legal en el que ambas partes
internas de engañar a un tercero. Este tipo de negocio legal tiene un carácter obvio o simulado.
aparentes o simuladas (porque las partes han anunciado transacciones diferentes a su respectiva
voluntad interna), estas partes nunca están dispuestas a celebrar, pero el propósito de hacerlo es
La simulación es el fracaso de un acto jurídico, y su composición es que los deseos de las partes
muestren un carácter ficticio. Estas partes en realidad no quieren constituir los derechos
Es un acto jurídico basado en el tipo de simulación, ejerce la tutela para inferir las consecuencias
judiciales del contrato ficticio, declarando que no existe o que ha sustituido oficialmente al
contrato formal.
La simulación del acto jurídico se caracteriza por: La divergencia entre la voluntad interior y la
voluntad expresada. Las dos partes llegaron a un acuerdo para producir un comportamiento
BIBLIOGRAFIA:
Ferrara, F. (1953). La simulación de los negocios jurídicos (Vol. 1). Editorial Revista de Derecho
Privado.
Robleda, O. (1964). La nulidad del acto jurídico (Vol. 143). Gregorian Biblical BookShop.
Vial, V. (2006). Teoría general del acto jurídico. Santiago, Editorial Jurídica de Chile.
Vial, V. (2006). Teoría general del acto jurídico. Santiago, Editorial Jurídica de Chile.