Las Bendiciones en La Oración

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Las bendiciones en la oración

 Hechos 12:5-16

Esta noche deseo hablarles acerca de un aspecto de nuestra vida cristiana, que con frecuencia
es desatendido. ¿De qué les hablo? Les hablo de nuestra vida de oración.

Como he dicho en otras ocasiones, el ser humano es impaciente, nosotros queremos las cosas
tipito como las cámaras fotográficas polaroid; queremos verlo todo al instante, y usamos ésta
misma manera de pensar en cuanto a las oraciones.

El problema que existe con esto es que aunque la oración puede producir resultados
inmediatos, en la mayoría de los casos las oraciones no son contestadas instantáneamente.
Pero de lo que podemos estar completamente seguros, es que la oración es el arma más
poderosa que existe en el universo. Y que la oración de un siervo fiel siempre será escuchada y
atendida por nuestro Dios.

Sin embargo, como les dije, ese aspecto de nuestro caminar cristiano en ocasiones es
desatendido. Pero la gran realidad de todo, es que todo el que desatiende ésta porción de su
fe, en si se está perdiendo las bendiciones de Dios.

Así que en el día de hoy vamos a examinar esa porción de nuestro caminar cristiano que quizás
hemos desatendido, para descubrir tres de las bendiciones que son desatadas en la vida de
todo creyente fiel que mantiene una vida de oración saludable. 

Trasfondo
Cuando tomamos el tiempo de leer este capítulo desde el inicio, nos damos cuenta de que el
rey había mandado a tomar preso a Pedro con la intención de ejecutarle. También
encontramos que Pedro estaba siendo custodiado por 16 soldados, y si como todo eso no
fuese suficiente, también vemos que el rey ordenó que dos de ellos estuvieran atados a Pedro
con fuertes cadenas en todo tiempo.

Al tomar estas precauciones el rey estaba asegurándose de que Pedro no podría escapar. Él
quería asegurarse de que ésta vez él lograría ejecutarle, ya que en una previa ocasión Pedro se
le había escapado de las manos. Esto es algo que queda bien reflejado en Hechos 5:17-
19 cuando leemos: “Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él,
esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los
pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la
cárcel y sacándolos, dijo….”

Así que al tomar estas precauciones extremas el rey estaba bien seguro de que ésta vez él
ejecutaría al apóstol, pero los creyentes tenían algo muy diferente en mente. Dile al hermano
que tienes a tu lado, los creyentes oraban.
Cuando meditamos en lo que estaba sucediendo en ese entonces con lo que sucede en
nuestra vida a diario, no es difícil determinar que no existe mucha diferencia entre el
sufrimiento de Pedro en ese entonces, y el de muchos hoy en día. Digo que no existe mucha
diferencia porque el rey Herodes no fue nada diferente a nuestro enemigo de hoy.

El rey Herodes
Para que quede bien claro el punto que deseo hacerles, fijémonos en algunos detalles acerca
de este hombre, y vamos a compararle  con el enemigo de las almas.

El rey Herodes odiaba la iglesia, y nuestro enemigo odia la iglesia; el rey quería encarcelar y
encadenar a los creyentes. Nuestro enemigo busca hacer lo mismo a través de los vicios, la
vanagloria, la soberbia, y todas las demás ataduras que existen. El rey buscaba matar a los
creyentes, y nuestro enemigo busca lo mismo a través de las falsas doctrinas, y la propagación
de la apostasía. Herodes en ese tiempo tenía el poder de lograr esas atrocidades, y nuestro
enemigo es una fuerza real, y posee el poder para tratar de influenciar que esas cosas, o cosas
similares, ocurran.

Así que como podemos ver, no existe mucha diferencia entre éste rey del pasado, y el
enemigo de la humanidad. Y solo existe una cosa efectiva que podemos emplear para batallar
en contra del enemigo; lo único efectivo es la oración.

La oración desata bendiciones


Como les dije al inicio, la oración desata por lo menos tres bendiciones en nuestra vida. Quizás
no sean bendiciones que ocurran de inmediato, pero de algo que podemos estar seguros es
que ocurrirán.  Esto es algo que podemos decir con toda confianza porque es una promesa
nuestro salvador. Fíjense bien como nos dice el Señor en Juan 14:13 cuando leemos: “Y todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.”

¿Cuántos desean desatar bendiciones sobre su hogar, su familia, y su vida en el día de hoy?
Dile al hermano que tienes a tu lado, vamos a desatar bendiciones

La primera bendición que la oración desata sobre la vida de todo creyente fiel es la paz
(verss. 5-6). 
Pasemos ahora a la primera bendición que desata, o produce la oración. En los versículos que
estamos estudiando en el día de hoy, vemos que en los versículos 5-6 se nos dice: “Así que
Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Y
cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos
soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.”
Como podemos apreciar en éste momento de su vida, Pedro estaba encadenado a dos
soldados.
Pedro estaba encerrado en una prisión, sin esperanza alguna de poder escapar, esperando ser
ejecutado. Ahora debemos preguntarnos: ¿qué actitud encontramos reflejada en el
comportamiento de éste varón? ¿Estaba Pedro rogando que el rey le perdonará? ¿Estaba
Pedro preocupado y nervioso?

La respuesta es ¡NO! Como podemos ver en estos versículos, Pedro estaba durmiendo
cómodamente. Dile a la persona que tienes a tu lado, Pedro estaba durmiendo. Me atrevo a
decir que muy pocos de nosotros, si acaso alguno, pudiéramos hacer lo mismo, dada las
mismas circunstancias.

Las preocupaciones
Pensemos en esto por un breve momento. ¿Cuántos han pasado noches de no poder dormir
debido a alguna preocupación? No les estoy hablando de una preocupación acerca de algo que
quizás nos cueste la vida como en el caso de Pedro. Sino quizás una preocupación financiera, o
quizás referente al trabajo, o quizás referente a familiares y seres queridos.

Les estoy hablando acerca de preocupaciones que cuando las ponemos en perspectiva, en el
gran esquema de la vida, en realidad tienen muy poca importancia. Pero no obstante esto, son
cosas que con frecuencia nos roban la paz, nos atormentan y desvelan. ¿Cuantos dicen amén?
En el caso de Pedro las circunstancias eran bien difíciles, pero él dormía. ¿Cómo pudo lograr
esto?

Lo pudo lograr por dos razones.


Número uno, él sabía que su vida no estaba en manos del hombre, sino en las manos de Dios.
El pensaba como encontramos en Salmos 27:1 que nos dice: “Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”

Número dos, es como encontramos aquí en estos versículos “la iglesia hacía sin cesar oración
a Dios por él.”

Nuestra oración, y las oraciones intercesoras de nuestros hermanos desatan la paz sobre
nuestra vida. Es por esta misma razón que todos aquí estamos llamados a orar. Fíjense bien lo
que nos dice la Palabra en 1 Tesalonicenses 5:17-18 cuando leemos: «Orad sin cesar. Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.»

Y también en Santiago 5:15-16 encontramos que se nos dice: «Y la oración de fe salvará al


enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La
oración eficaz del justo puede mucho.»  Dile al hermano que tienes a tu lado, tenemos que
orar.
La segunda bendición que la oración desata en la vida de todo creyente fiel es liberación
(vers. 7). 
En los versículos que estamos estudiando en el día de hoy, encontramos que la palabra nos
dice: “…he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y
tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le
cayeron de las manos…”

A pesar de que el rey había tomado extensas precauciones para que Pedro no escapase, a
pesar de que estaba encerrado, encadenado, y completamente custodiado, Pedro fue
liberado.

Las cadenas que le ataban a los dos soldados cayeron de él, la puerta de la celda que lo
encerraba se abrió, los soldados que cuidaban la puerta de la prisión nunca le vieron, y las
puertas de la prisión que daban a la ciudad, puertas fortificadas y grandes se abrieron por sí
misma.

Dios todopoderoso
Este es el Dios que nosotros servimos, éste es el Dios en quien hemos confiado, el Dios
todopoderoso. Este es el Dios de quien debemos testificar, un Dios dispuesto a liberarnos de
toda situación. Recordemos siempre que para Dios no existe situación difícil, y que para Dios
no existe algo imposible.

El hombre tiene muchas limitaciones, pero como nos dice el Señor claramente en Lucas 18:27:
“…Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.” Hermanos, nuestro enemigo no
dejará de tratar de apartarnos de le presencia de Dios. Y al igual que Herodes, tomará todo
tipo de precaución para tratar de mantenernos encarcelados, y encadenados, en las prisiones
de éste mundo. Y de la única forma que podemos defendernos, es a través de la oración.
¿Quieres desatar la paz sobre tu vida? ¿Quieres que reine la paz en tu hogar, trabajo, y
familia? Entonces ¡comienza a orar!.

La tercera bendición que recibimos a través de la oración es que la oración desata milagros
(verss. 12-16).
Aquí vemos que la Palabra nos dice: “Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la
madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos
orando. cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada
Rode, la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo
adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella
aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! Mas Pedro persistía en llamar; y
cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.”
Todo lo que hemos podido apreciar hasta, ahora puede ser descrito con una sola palabra.
Todo lo que aconteció en éste momento de la historia con Pedro puede ser descrito como un
milagro.

En realidad lo que sucedió aquí es algo un poco cómico. Digo esto porque ellos estaban orando
por la liberación de Pedro, ellos estaban presentándole el problema a Dios y le pedían la
solución, pero evidentemente ellos no lo estaban haciendo completamente confiados en que
Dios respondería.

Es por esa razón que ellos no le creyeron a la muchacha cuando dijo que Pedro estaba a la
puerta. Le dijeron que estaba loca. Hermanos si ellos estuviesen completamente confiados en
que Dios respondería sus oraciones, entonces en vez de decirle a la muchacha que estaba loca,
ellos todos hubieran todos exclamado: ¡gracias Señor por escuchar nuestras oraciones!

Nunca podemos dudar del poder de Dios


Aquí existe una lección muy grande que tenemos que aprender; la lección es que nunca
podemos dudar del poder de Dios.

Lamentablemente, la duda es una de las cadenas que nuestro enemigo usa para atar a
muchos. Es por eso que no es fuera de lo común encontrar, que la vida de oración de muchos
es débil. Débil porque muchos son los que oran pero no lo hacen con toda su fe, no lo hacen
completamente confiados en Dios, Su poder, y Su gloria.

Tal como los que estaban congregados en ese lugar orando, se nos olvida las palabras de Dios
en Isaías 65:24 cuando leemos: “…Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo
habré oído.”  El problema mayor que existe, es que nosotros tendemos a envolvemos tanto en
las dificultades y situaciones que se presentan en nuestro diario vivir, que en vez de orar
confiadamente, lanzamos oraciones por si acaso.

Menospreciamos el poder que existe en la oración


En otras palabras, menospreciamos el poder que existe en la oración. Cuando hacemos esto,
entonces no logramos ver que Él está presente para liberarnos de nuestras dificultades, de
nuestros temores, de nuestros problemas. Cuando hacemos esto, no nos damos cuenta que Él
está presente para romper las cadenas que nos atan, y para abrir las puertas fortificadas que
nos encierran.

Como he dicho en muchas ocasiones, la oración es el arma perfecta. La oración es la única


arma que nosotros podemos usar para defendernos, es la única arma que tenemos a nuestro
alcance para combatir los poderes de las tinieblas. Ellos oraban unánimes, ellos levantaron un
clamor al cielo, y el Padre les escuchó y se glorifico. Dile al hermano que tienes a tu lado,
mantenme en tus oraciones.
¿Quieres desatar milagros sobre tu vida? Pide oración, y comienza a orar sin dudar. Siempre
recordemos lo que encontramos en Santiago 1:6 cuando leemos: “Pero pida con fe, no
dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el
viento y echada de una parte a otra.”

Para concluir
Nunca podemos menospreciar o desocuparnos de nuestra vida de oración. Recordemos que,
la oración constante, es clave para conducir una vida completamente bendecida. Como hemos
podido apreciar, no existe mucha diferencia entre lo que le sucedió a Pedro en ese momento,
y lo que nos sucede a muchos hoy en día. Ésta pequeña porción de las escrituras nos revela la
permanente confrontación que existe entre el bien y el mal.

Digo esto porque la línea de los reyes Herodes simboliza el ataque implacable de Satanás
sobre la iglesia. Herodes el grande había tratado de matar a Jesús; su hijo mandó a matar a
Juan el bautista; su nieto decapitó a Jacob, y ahora tenía encarcelado a Pedro para ejecutarle
después de la pascua. Pero al mismo tiempo que Pedro sufría las cadenas, la iglesia sufría con
él de rodillas en oración. ¿Cuál fue el resultado? El resultado fue que las cadenas que ataban a
Pedro cayeron, y las puertas de la prisión se abrieron.

Recordemos siempre que existe gran poder en la oración. Las oraciones sinceras y
perseverantes de la iglesia, produjeron paz en la vida de Pedro. Nunca olvidemos que las
oraciones sinceras y perseverantes de la iglesia, produjeron la libertad de éste siervo fiel. Las
oraciones sinceras y perseverantes de la iglesia, desataron un milagro en la vida de éste varón.

Ahora la pregunta que hago es, ¿deseas obtener estos mismos resultados en tu vida? Entonces
examina bien de cerca tu vida de oración, y clama al Padre. Nunca olvides que Dios está
presente para liberarte; que Dios está presente para perdonarte, y que Dios está presente y
escucha nuestras oraciones.

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