Estudios Exitosos Juan Carlos Del Aguila

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¿Qué significa «estudios exitosos» al analizar alimentos para mayores de edad?

Sumario: 1. Planteamiento del problema; 2. “Estudios exitosos” en la jurisprudencia; 3.


Objetivizando criterios; 3.1 La edad; 3.2 El centro de estudios; 3.3 Las calificaciones; 3.4 La
responsabilidad del estudiante; 4. Conclusiones; 5. A manera de cierre.
1. Planteamiento del problema
En clases y en diferentes conferencias he notado que los estudiantes de derecho, abogados
y público en general, tienen muchas dudas o posiciones diversas sobre lo que considere
como “estudios exitosos”.
Atendiendo a las consecuencias que genera una posición que pueda adoptarse al respecto,
es necesario tratar de precisar criterios objetivos que definan este concepto.
Con esta finalidad, comenzamos este breve comentario presentando a la normativa que
colocó este problema en la mesa, sin brindar una posición clara sobre lo que debe
comprenderse por “estudios exitosos”.
Comencemos por el artículo 424 del Código Civil el cual señala expresamente el deber por
parte de los padres y madres, de otorgar una pensión de alimentos a los hijos e hijas
solteras mayores de dieciocho años que están siguiendo con éxito estudios de una
profesión u oficio, continuando vigente este deber hasta que los citados hijos cumplan
veintiocho años.
Por otro lado, tenemos el artículo 483 del Código Civil, el cual indica que aquella persona
que tiene a su cargo una pensión alimenticia fijada en sentencia o conciliación, puede pedir
que se le exonere del pago de la citada pensión cuando su hijo o hija alcance la mayoría de
edad, salvo que el citado hijo o hija esté siguiendo una profesión u oficio exitosamente,
pues en esos casos, se mantendrá vigente la pensión alimenticia previamente fijada.
Es vital entonces analizar precisamente esta figura de “estudios exitosos” y poder adoptar
una posición que no quede solo en teoría, sino que sirva como referencia para enfrentar
los casos en que un mayor de edad desee pedir que se fije una pensión alimenticia a su
favor o que un padre o madre desee que un Juez disponga la exoneración de la pensión pre
fijada a su cargo.
2. “Estudios exitosos” en la jurisprudencia
La posición que vienen adoptando los magistrados al momento de emitir una opinión sobre
lo que se debe considerarse como “estudios exitosos” también es muy variada.
Por ejemplo, en la Casación 1338-04, Loreto, publicada el 13 de setiembre de 2005 en el
diario oficial El Peruano, se afirmaba que el hecho de que una persona mayor de edad, se
encuentre cursando estudios escolares a nivel de secundaria a pesar de no tener ningún
tipo de discapacidad física o psicológica, involucraría que no cuenta con estudios exitosos.
Para su revisión colocamos el texto de la citada casación:
Quinto.- Que, conforme ha establecido jurisprudencialmente esta Sala Civil Transitoria, si
bien es cierto que el último párrafo del artículo cuatrocientos ochentitrés del Código Civil,

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únicamente se refiere a “seguir” una profesión u oficio, y no alude al verbo “estudiar”,
debe entenderse que la norma abarca igualmente a los estudios tendientes a obtener una
profesión o un oficio, que incluye a los estudios preparatorios –primarios, secundarios o
para el ingreso a estudios superiores– y que solo en estos casos puede permitirse que un
hijo mayor de edad pueda seguir percibiendo alimentos, siempre que curse dichos estudios
de manera exitosa, los que deben entenderse realizados dentro de márgenes razonables y
aceptables, tanto en lo que se refiere al periodo de tiempo requerido para efectivizarlos,
como a los resultados obtenidos, siendo esta la correcta interpretación de la norma
acotada. La Casación Número tres mil dieciséis-dos mil (Loreto), publicada el treinta de
mayo del dos mil tres en el diario oficial El Peruano, señala al respecto: “Que, si bien para
poder acceder a los estudios superiores, se tiene que pasar por las etapas o estudios pre
profesionales, como son los estudios primarios, secundarios o preuniversitarios, es decir
academias de ingresos a universidades, el artículo cuatrocientos ochentitrés del Código
Civil, en todo caso está referido a cursar estudios exitosamente; (…) Que, resulta evidente
que un estudiante con dieciocho años de edad que se encuentra en el cuarto año de
educación secundaria, no lo está realizando exitosamente, porque por su edad debería
haber terminado la educación secundaria”;
Sexto.- Que, como lo han establecido las instancias de mérito, la demandada tenía
dieciocho años cumplidos cuando se interpuso la presente demanda (nació el cinco de julio
de mil novecientos ochenta y tres y la demanda se interpuso el seis de diciembre de dos
mil dos), así como también que se encontraba cursando recién el segundo año de
secundaria cuando alcanzó su mayoría de edad (año dos mil uno); por tanto, es factible
concluir que aquella no ha cursado sus estudios de manera exitosa, pues a su edad
razonablemente ya debía haber concluido sus estudios secundarios; y no existiendo en
autos pruebas que acrediten de manera fehaciente y comprobada que la demandada se
encuentre incapacitada física o mentalmente para trabajar, y así, poder cubrir los
requerimientos necesarios para su subsistencia, la demanda interpuesta merece ser
amparada (…)
Por otro lado, en la Casación 2466-2003, Apurímac, publicada en el diario oficial El
Peruano, el 1 de agosto de 2005, respecto de los “estudios exitosos” señaló que su
existencia estaría en función de las pruebas que acreditan estar cursando estudios y
además de las calificaciones obtenidas ante la entidad educativa. Así se observa del
siguiente considerando de la casación:
Cuarto: Que, así establecidas las reglas, se puede determinar que resulta plenamente
aplicable al presente caso la norma bajo comentario, pues conforme han dilucidado las
instancias inferiores, el demandado ha acreditado en forma fehaciente que se encuentra
siguiendo estudios de manera exitosa conforme a las constancias de fojas veinte y
veintidós y resultados académicos de fojas diecinueve.
Por su parte, la Casación 259-2002, Junín publicada en el diario oficial El Peruano el 19 de
setiembre de dos mil nueve, presenta una interesante postura pues afirma que a pesar de
que los estudios escolares no se hayan culminado antes de adquirir la mayoría de edad, no
necesariamente se podría alegar la extinción de la obligación alimentaria, colocando sobre

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la mesa la posibilidad de la existencia de otros factores que deban analizarse, y no sola y
únicamente lo que respecta a la edad y a las calificaciones. Coloco el texto pertinente de la
casación:
El hecho de no haber concluido la alimentista sus estudios antes de cumplir la mayoría de
edad no implica que debe privársele del derecho que le asiste a seguir gozando de una
pensión alimenticia, por lo que no es procedente dicha exoneración solo por haber
cumplido la alimentista la mayoría de edad.
3. Objetivizando criterios
Siempre vamos a afirmar que cuando se analiza un caso respecto de Derecho de Familia, es
necesario observar todo lo que pueda estar sucediendo en el ambiente familiar de las
personas involucradas y no pretender que las situaciones sean confrontadas desde una
sola perspectiva (esta visión de una sola perspectiva, sucede, por ejemplo, cuando solo
queremos defender los intereses de un cliente).
Así también, siempre resaltaremos que necesitamos presentar criterios objetivos para
generar cierta predictibilidad en los fallos judiciales sobre todo en el ámbito familiar, pues,
las consecuencias jurídicas sobre los miembros que conforman la familia, son muy
gravosas.
En ese sentido, presentamos los siguientes criterios objetivos que esperamos sean de
utilidad para analizar la existencia de “estudios exitosos”.
3.1 La edad
Este criterio a analizar solo será factor de observación para los casos de los hijos e hijas,
que, estando solteros, no han superado los veintiocho años de edad.
En ese sentido, se deberá observar si los hijos e hijas están en el rango de la edad indicada
y si mantienen la calidad de solteros.
Si están dentro del parámetro pasamos al punto siguiente de análisis.
3.2 El centro de estudios
En ocasiones, aún los hijos o hijas no se encuentran estudiando en alguna universidad o
instituto, sino que se encuentran en plena preparación pre universitaria para la postulación
en el momento más oportuno. En otros casos, estos hijos o hijas a pesar de la mayoría de
edad, aún continúan en etapa escolar. Finalmente, algunos hijos o hijas ya se encuentran
estudiando en alguna universidad o instituto.
Sin importar dónde se encuentren, es necesario verificar que se ubiquen dentro de uno de
estos centros de estudios, porque la parte del supuesto de hecho regulado en la norma, es
precisamente, el estar estudiando.
El juez que resolverá el caso deberá requerir mediante oficio dirigido a la entidad
educativa, algún documento que certifique que el hijo o hija se encuentra o no cursando
estudios ante su entidad educativa. Este certificado también puede ser obtenido

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directamente por el hijo o la hija que lo considere pertinente realizando el trámite ante la
entidad educativa.
Solo si se acredita que están en uno de estos centros de estudio, pasamos al siguiente
punto de análisis.
3.3 Las calificaciones
Cuando un estudiante culmina sus estudios, como símbolo de logro se realiza la respectiva
graduación o promoción al siguiente año de estudios. Esto acontece tanto en etapa escolar
como en los institutos y universidades. En ninguna parte de la graduación o promoción de
un año de estudios a otro, se menciona si la nota del estudiante fue “alta o baja” (salvo que
haya ocupado los primeros puestos para efectos de la premiación).
Solo se indica que logró superar todas las asignaturas, lo cual le permitió formar parte del
grupo de estudiantes que ahora se está graduando o promoviendo al año siguiente.
En ese sentido, si bien es cierto, una persona puede tener dificultades para superar una
asignatura, si logra superarla y cumplir con los requisitos de la entidad educativa, podrá
graduarse o verse promovido al año siguiente, incluso podría haber jalado algún curso,
pero igual puede ser promovido de año si así lo permitiera la entidad educativa. Esto último
debido a que el propio centro educativo plantea los mecanismos necesarios para que el
estudiante pueda superar la asignatura pendiente y así cumplir lo que la norma considera
como estudio exitoso para graduarse o promoverse de año.
La mayoría de entidades educativas solicitan que las calificaciones sean superiores a 10 y,
por tanto, los estudiantes que superan esta barrera podrán graduarse o ser promovidos al
siguiente año de estudios, al igual que algún estudiante que obtuvo como nota 20.
Si consideramos que una persona porque tiene solo 11 en todas sus asignaturas no debería
graduarse o ser promovido al año siguiente y en consecuencia alegar que no consiguió el
éxito en su progreso educativo, sería crear una “barrera” que la propia entidad educativa
no estableció.
Emplear argumentos en contra de lo afirmado, sería ingresar al campo de la subjetividad de
cada uno, situación que estamos tratando de dejar de lado con estos criterios
estrictamente objetivos.
Basado en lo indicado, consideramos que con un 11 en las diversas materias deberá
generar la convicción de que se vienen cumpliendo con los requisitos establecidos por el
centro educativo pertinente para graduarse o promoverse de año y, por tanto, que se
cumple a cabalidad el presupuesto legal de contar con “estudios exitosos”.
Incluso en los casos que se presente alguna nota menor de 10 en alguna asignatura, pero
no impida la promoción al siguiente año de estudios o la posterior graduación del
estudiante tras un nuevo intento de enfrentar la citada asignatura, debe considerarse
como cumplido el supuesto de “estudio exitoso”.

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Ahora bien, si no logra superar estas dificultades y sigue saliendo jalado, ¿afirmaríamos que
no tiene estudios exitosos y aquí terminaría nuestro análisis? Aún no. Necesitamos aún
pasar por un ítem adicional que considerar para verificar si efectivamente no cumple el
estado de “estudios exitosos”.
3.4 La responsabilidad del estudiante
Si el estudiante se encuentra en una situación en la cual no puede superar las asignaturas a
su cargo y lograr sus objetivos educativos, será necesario analizar si es entera
responsabilidad del citado estudiante no haber logrado superar dichos requerimientos
educativos.
Por ejemplo, no es posible exigir que un estudiante de diecinueve años esté en una
universidad cuando sus padres no lo apoyaron desde niño para que inicie sus estudios
escolares a una edad oportuna, y en consecuencia, a sus diecinueve años aún se encuentra
en tercero de secundaria.
Recordemos que esta es una realidad observable en nuestro país, donde niños están
trabajando en las calles y no en un centro educativo formándose como es debido.
Por otro lado, no es posible exigir que un estudiante pueda obtener notas satisfactorias
cuando para enfrentar un curso necesitaba de materiales de alto costo que no pudo cubrir
debido a la carencia de apoyo económico.
Debemos analizar el caso presentado desde la vivencia de cada estudiante por separado,
porque cada uno tendrá una procedencia social y económica distinta, y así también una
niñez, adolescencia e inclusive juventud, distinta.
Si del caso se observa que es estricta responsabilidad del estudiante no haber progresado
en sus estudios, se debe afirmar que en efecto no se trata de un estudio exitoso. Pero si no
es enteramente de responsabilidad del estudiante estar en la situación en la que se
encuentra; sino que, mucho tuvo que ver el comportamiento indebido de sus progenitores,
y en especial de aquella persona que no desea cumplir con una obligación alimentaria,
deberá considerarse que, a pesar de las bajas calificaciones, continuará el apoyo
económico para lograr la ansiada superación que desea el estudiante.
4. Conclusiones
a. No es relevante en qué centro educativo ni en qué nivel se encuentre la persona mayor
de edad. Lo relevante es que esté estudiando, sea soltera y no supere los veintiocho años
b. Las calificaciones en sus centros de estudios deben ser superiores a 10 para ser
considerados como estudios exitosos.
c. En caso de que sus calificaciones en los centros de estudios sean inferiores a 10, si aún
tiene oportunidad para nuevamente llevar los cursos en los que han salido jalado, sin que
afecte su progreso educativo hacia la futura graduación, debe considerarse como estudios
exitosos.

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d. En el caso de que no logre superar las dificultades educativas presentadas, deberá
analizarse si esta situación es estrictamente responsabilidad del estudiante o si es
responsabilidad de los propios padres por no haber actuado adecuadamente en el proceso
educativo de su menor hijo, destacando, sobre todo, el actuar de la persona que pretende
omitir el cumplimiento de su obligación alimentaria.
5. A manera de cierre
La norma vigente deja un amplio margen de análisis subjetivo para todas aquellas personas
que deseen opinar sobre lo que se considera como “estudio exitoso”. Inclusive entre todos
los miembros seguidores de mi página de Facebook llamada “Profesor Juan Carlos Del
Aguila Llanos” coloqué precisamente esta pregunta que ahora me hago, ¿qué son estudios
exitosos? Surgiendo muchas posiciones, analizables y respetables todas ellas.
La posición que les planteo, también será muy debatible y criticable. Sin embargo, no
puedo negar que he tratado de basarme en aspectos muy objetivos para que la
subjetividad se encuentre limitada y apoyemos al surgimiento de predictibilidad real en la
solución de los casos familiares y no veamos tantas demandas infundadas que fueron
presentadas solo porque alguien consideró subjetivamente que tenía la razón y un
magistrado consideró subjetivamente que no.
Un objetivo adicional es evitar la sobrecarga innecesaria de procesos judiciales. Saber
desde un inicio que nuestras pretensiones serán consideradas fundadas o no, y no tener
que esperar un largo e innecesario proceso judicial para que nuestro pedido resulte
infundado.
De acuerdo con estos criterios, consideramos que se podrían evitar fallos contradictorios y
ayudaría mucho a atender los casos que puedan presentarse sobre fijación de pensión
alimenticia o analizar la posibilidad de la exoneración de una forma más eficiente.
No pretendo (aunque pareciera) que todos los estudiantes sean considerados como
exitosos, sino que se comprenda que el tema de la pensión alimenticia es tan esencial, que,
si por motivos de aspectos estrictamente subjetivos pretendemos retirar el apoyo
económico, podríamos quebrar la vida de alguien que está, conforme con sus posibilidades,
tratando de cambiar su futuro para bienestar propio y de los suyos.
Prefiero proponer criterios objetivos con una finalidad de que se otorgue o se mantenga la
pensión alimenticia fijada, que presentar criterios objetivos dirigidos a que se apoye las
exoneraciones. Tengamos en cuenta que son nuestros hijos e hijas, motivos de nuestra
alegría y que en ningún momento podemos verlos o verlas como cargas o como un gasto a
nuestros bolsillos, y si por ahí consideramos que, debido a que ahora se tiene otros hijos
menores de edad, debemos omitir el apoyo económico a nuestros hijos preexistentes, por
ser mayores de edad, considero plenamente que aún no hemos logrado comprender
realmente lo que significa paternidad responsable.

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