Posición de La Corte Suprema en La Casación #599
Posición de La Corte Suprema en La Casación #599
Posición de La Corte Suprema en La Casación #599
ii) en lógicas complejas de crimen organizado, las investigaciones deben llevarse a cabo
en un plazo razonable que, como límite y de manera excepcional, “no puede exceder el
plazo ordinario de investigación preparatoria”, atendiendo a su gravedad, complejidad y
necesidad de especiales técnicas de investigación. Ante la falta de un plazo legal
máximo para las diligencias preliminares de investigaciones comunes, complejas o de
criminalidad organizada se afecta el principio-derecho de seguridad jurídica; por ello es
necesario que estas se realicen dentro de un plazo razonable (garantía derivada del
derecho fundamental al debido proceso), que no es el equivalente al plazo legal, sino
que depende de las circunstancias particulares que presente casa caso; y,
iii) es posible “ampliar el plazo de las diligencias preliminares, aun cuando el plazo se
encuentre vencido”, dentro del previsto como plazo máximo -en tal supuesto en fiscal
será pasible de sanción disciplinaria-.
Esta resolución es importante, pues define las pautas interpretativas sobre el plazo de
investigación en delito investigados bajo la Ley de Criminalidad organizada.
Como se recuerda, los casos por los que se le investiga a Fuerza Popular, adecuados a la
Ley contra el Crimen Organizado, son los referidos al caso de los cócteles y los aportes
a su campaña presidencial del 2011, bajo el nombre de Fuerza 2011. Ambos casos están
a cargo del fiscal de lavado de activos José Domingo Pérez.
Según dispuso el fiscal Pérez el pasado mes de septiembre, las pesquisas de los casos
serán ampliadas hasta por 36 meses tras adecuarlos a la mencionada ley. Ante ello, las
defensas de Keiko Fujimori y Fuerza Popular presentaron las casaciones ante la Corte
Suprema.
Por ello, la Corte concluyó que siguiendo las líneas interpretativas expresadas en las
Cas. N°s. 2-2008-La Libertad y 144-2012-Áncash, respecto a considerar como baremo
el plazo máximo fijado en la investigación preparatoria, “en el marco de una
investigación a una organización criminal, el plazo máximo de las diligencias
preliminares no debe superar los treinta y seis meses”.
Igualmente, agregó que tal plazo se justifica en atención a que una organización
criminal, dado la dinámica de las conductas derivadas, puede requerir mayor plazo al
previsto para las indagaciones de casos comunes o complejos. “Se exige una mayor
inversión de recursos personales, logísticos, demanda un tiempo superior para
investigarla, procesarla y juzgarla, a diferencia de otros procesos y es necesario
potenciar la eficacia de la persecución penal y no limitar la operatividad fiscal, en tanto
es posible que decida técnicas especiales de investigación”, añadió la Sala.
Cabe señalar que la Corte también precisó que su argumentación no puede determinar
que el plazo máximo de treinta y seis meses deba ser utilizado en su integridad, pues en
función del interés investigativo el fiscal puede optar por un plazo menor, siendo que la
disposición que dicte el fiscal debe justificar la necesidad del plazo y la razonabilidad de
las diligencias ordenadas. "El grado de discrecionalidad del que está investido el fiscal
para que lleve a cabo su investigación debe estar precedido del principio de interdicción
de la arbitrariedad, pues su incumplimiento legitima que el investigado acuda al juez de
investigación preparatoria instando su pronunciamiento", acotó la Suprema.
Casación 599-2018, Lima. Análisis y comentarios, por José David Burgos Alfaro
El detalle que se advierte es el silencio del ente persecutor desde esa fecha hasta el 3 de
julio del 2017, fecha en la que se dispuso “abrir investigación” -por segunda vez- por el
plazo de 60 días sin definir el motivo de su demora, aunque también existe el silencio de
la defensa. Así, pues, se continuó la investigación y se emitieron otras disposiciones
fiscales. Recién el 14 de septiembre del 2017 el fiscal superior coordinador señaló en su
disposición que existirían elementos indiciarios de una organización criminal, por lo que
el 13 de octubre del mismo año, la Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada
en Delito de Lavado de Activos y Pérdida de Dominio emite la disposición 1 y “adecua”
la investigación, de compleja a crimen organizado, fijando el plazo de 36 meses.
La sentencia casatoria en comento refiere que el fiscal tiene la facultad exclusiva de
llevar a cabo las diligencias preliminares. Sin embargo, aún seguimos equivocándonos
al decir que la etapa preliminar es una “fase prejurisdiccional, previa al proceso penal”,
toda vez que dicha etapa puede ser controlada por el Juez de la Investigación
Preparatoria a pedido de parte. Decir que se trata de una etapa prejurisdiccional es como
entender que el proceso vaya a tener, necesariamente, una etapa jurisdiccional.
Tampoco es “previa al proceso” porque con ello concluiríamos que la etapa preliminar
no sería un proceso; y, si no lo es, las partes procesales no tendrían derechos. El
imputado, desde el momento en que se le atribuye un hecho, ya puede ejercer los
derechos que constitucionalmente le son asistidos por su cualidad. Entonces, la etapa de
diligencias preliminares es el inicio de un proceso penal porque el Ministerio Público
tiene facultades para realizar actos de investigación que considere necesarios para
calificar el hecho y establecer la identificación de las partes involucradas.
La Corte Suprema hace una interpretación que jamás había realizado respecto de la
expresión “urgentes e inaplazables”, pues avala la interpretación que realiza la Sala
Penal Nacional, al sostener que se debe realizar una interpretación en sentido
sistemático y teleológico y no temporal, a fin de argumentar -posteriormente- que el
plazo, en dicha etapa procesal, puede durar hasta 36 meses en casos de crimen
organizado. Sin embargo, dichas conclusiones no pueden ser pacíficas. Si vemos a
través del tiempo, desde que se promulgó el Código Procesal Penal hasta la fecha, el
plazo legal de las diligencias preliminares siempre fue menor que la investigación
preparatoria formal. Si bien la Corte Suprema consideró que la investigación preliminar
no puede durar más que la preparatoria propiamente dicha, no significa que sus plazos
deban ser iguales.
Ahora, es cierto que existen procesos que, por sus propias características, exigen mayor
actividad probatoria, y en tales casos hay plazos diferentes a los plazos comunes que
establece la Ley. Para ello, es necesario que el fiscal, al recibir la noticia criminal,
realice una precalificación y planifique una estrategia de investigación, dependiendo de
los hechos. En este caso, se ha advertido que ello no ocurrió desde el inicio. Pero para
que existan plazos diferenciados, el legislador debió desarrollarlos en la norma, cosa
que ho ha hecho. Es decir, es necesario que exista una ley, del mismo modo que los
plazos fijados en la etapa de la investigación preparatoria formalizada, para establecer
mayores plazos para las diligencias preliminares, pues por lo pronto, el plazo estándar
para todo tipo de investigación es de 60 días.
Asimismo, la Corte Suprema considera que sus actuales argumentos para no fundar la
casación son congruentes con otras casaciones dictadas respecto del plazo de la
investigación, porque los plazos que se fija para la etapa formal de investigación, para
los procesos complejos y de crimen organizado, no son iguales a los procesos comunes.
Estos se diferencian en razón a una actividad probatoria mucho más compleja, como la
pluralidad de diligencias, documentos, declaraciones, y hasta de medidas limitativas si
fuera el caso. Por ende, la Corte Suprema considera que las diligencias preliminares
deben tener las mismas características, otorgándole el mismo plazo que el de la
investigación preparatoria formal, sin darse cuenta que las finalidades entre ambas
subetapas son distintas, que pese a formar parte de toda una investigación, existe una
división procesal.
Otra circunstancia importante que destacar es que la Corte Suprema convalida las
disposiciones fiscales extemporáneas, con lo cual no difiere de sus criterios
interpretativos en otros casos similares. En ese sentido, estamos de acuerdo en parte,
pues esta solo podría realizarse si el Ministerio Público aun tuviese un plazo restante
que la norma le permita utilizar, pues si bien fue emitido extemporáneamente,
formalmente aún se encontraba dentro de un plazo máximo fijado por ley. En el
presente caso, al no existir plazo legal, la Corte Suprema fija el plazo de 36 meses, por
ello, convalida sus disposiciones porque se encontrarían “jurisprudencialmente” dentro
del plazo.
Debemos recordar que estamos frente a una etapa procesal, donde las partes son las que
deben instar al juez de garantías el control judicial, de ahí que se le otorgue al imputado
la posibilidad de defender a través de un representante legal; y, esta defensa no advirtió,
en su oportunidad, estas disposiciones irregulares. Es cierto que existe una
responsabilidad funcional del Ministerio Público, pero no podemos dejar de pensar que
la defensa también debió de activar el control respectivo y ponerlo a conocimiento de
manera oportuna al juez de la causa.
Por otro lado, existen ciertos órganos jurisdiccionales a nivel nacional que consideran
que el Ministerio Público no puede continuar con su investigación cuando esta ha
culminado con un plazo legal, pues necesita que el juez emita una “resolución
autoritativa” para continuar con sus actos procesales restantes. Sin embargo, dicha
condición procesal no existe en la norma, muy por el contrario, el Ministerio Público
debe seguir realizando sus investigaciones pese a que se encuentre frente a un control el
plazo y ya será el juez de la investigación preparatoria, quien definirá si es amparado o
no. De ahí que la Corte Suprema haya contabilizado la fecha de la disposición fiscal de
inicio y haya convalidado las disposiciones de ampliación y adecuación al crimen
organizado, refiriendo que este culminará el 18 de octubre del 2018, sin que el
Ministerio Público haya dejado de investigar o haya paralizado sus diligencias a la
espera del pronunciamiento supremo.
Por último, si bien la Corte Suprema define que el plazo de diligencias preliminares en
casos de cimen organizado es de 36 meses, también considera que el fiscal no podría
saber qué diligencias va a realizar en el futuro, por lo que no sería exigible que esta se
encuentre plasmadas específicamente en sus disposiciones, precisamente por
encontrarse ante una investigación con diligencias complejas. Pero dicho criterio es
alarmante, porque estaríamos interpretando que el plazo de 36 meses fijados para este
tipo de delitos sería el plazo estándar y no el máximo, que al no saber qué actos de
investigación realizará con precisión, estos podrían surgir en el camino de sus
descubrimientos. Así, en consencuencia, el juez no podría realizar el control respectivo,
a fin de que haya congruencia entre el plazo fijado y las diligencias a realizar. Tan es así
que la propia Corte Suprema estableció que el plazo debe culminar el 18 de octubre del
2018, sin saber si es que se seguía investigando o si aún faltaban realizar actos de
investigación.
Por ello, la Corte concluyó que siguiendo las líneas interpretativas expresadas en las
Cas. N°s. 2-2008-La Libertad y 144-2012-Áncash, respecto a considerar como baremo
el plazo máximo fijado en la investigación preparatoria, “en el marco de una
investigación a una organización criminal, el plazo máximo de las diligencias
preliminares no debe superar los treinta y seis meses”.
Igualmente, agregó que tal plazo se justifica en atención a que una organización
criminal, dado la dinámica de las conductas derivadas, puede requerir mayor plazo al
previsto para las indagaciones de casos comunes o complejos. “Se exige una mayor
inversión de recursos personales, logísticos, demanda un tiempo superior para
investigarla, procesarla y juzgarla, a diferencia de otros procesos y es necesario
potenciar la eficacia de la persecución penal y no limitar la operatividad fiscal, en tanto
es posible que decida técnicas especiales de investigación”, añadió la Sala.
Cabe señalar que la Corte también precisó que su argumentación no puede determinar
que el plazo máximo de treinta y seis meses deba ser utilizado en su integridad, pues en
función del interés investigativo el fiscal puede optar por un plazo menor, siendo que la
disposición que dicte el fiscal debe justificar la necesidad del plazo y la razonabilidad de
las diligencias ordenadas. "El grado de discrecionalidad del que está investido el fiscal
para que lleve a cabo su investigación debe estar precedido del principio de interdicción
de la arbitrariedad, pues su incumplimiento legitima que el investigado acuda al juez de
investigación preparatoria instando su pronunciamiento", acotó la Suprema.
Bonus:
1. Conforme a lo dispuesto en el inciso 2 del artículo 334 del Código Procesal Penal
aprobado por Decreto Legislativo 957, el plazo de las diligencias preliminares para
todos los delitos vinculados a organizaciones criminales es de sesenta días, pudiendo el
fiscal fijar un plazo distinto en atención a las características, grado de complejidad y
circunstancias de los hechos objeto de investigación.
2. Para determinar la razonabilidad del plazo, el Juez considera, entre otros factores, la
complejidad de la investigación, su grado de avance, la realización de actos de
investigación idóneos, la conducta procesal del imputado, los elementos probatorios o
indiciarios recabados, la magnitud y grado de desarrollo de la presunta organización
criminal, así como la peligrosidad y gravedad de los hechos vinculados a esta.