Aap Mu 283 2021

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JURISPRUDENCIA

Roj: AAP MU 283/2021 - ECLI:ES:APMU:2021:283A


Id Cendoj: 30030370032021200194
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Murcia
Sección: 3
Fecha: 26/02/2021
Nº de Recurso: 1027/2020
Nº de Resolución: 203/2021
Procedimiento: Recurso de apelación. Auto
Ponente: JUAN DEL OLMO GALVEZ
Tipo de Resolución: Auto

AUD.PROVINCIAL SECCION N. 3
MURCIA
AUTO: 00203/2021
UNIDAD PROCESAL DE APOYO DIRECTO
AUDIENCIA, TLF: 968 22 91 24/5 FAX: 968 229278
2- EJECUCION TLF: 968 205011 FX: 968 834250
Teléfono: 0
Correo electrónico:
Equipo/usuario: MDB
Modelo: 662000
N.I.G.: 30030 43 2 2019 0025985
RT APELACION AUTOS 0001027 /2020
Juzgado procedencia: JDO. INSTRUCCION N. 9 de MURCIA
Procedimiento de origen: SUMARIO (PROC.ORDINARIO) 0000004 /2020
Delito: ABUSOS SEXUALES
Recurrente: Artemio
Procurador/a: D/Dª ALVARO CONESA FONTES
Abogado/a: D/Dª VICTOR RUIZ IRANZO
Recurrido: María Cristina , MINISTERIO FISCAL
Procurador/a: D/Dª MARIA ANTONIA PARRA PACHECO,
Abogado/a: D/Dª ESTHER MARÍN MARQUÉS,
Ilmos. Sres.:
Don José Luis García Fernández
Presidente
Don Juan del Olmo Gálvez
Doña Ana María Martínez Blázquez
Magistrados

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JURISPRUDENCIA

AUTO Nº 203/2021
En la Ciudad de Murcia, a veintiséis de febrero de dos mil veintiuno.

HECHOS
PRIMERO: Por auto de fecha 9 de diciembre de 2020 el Juzgado de Instrucción Nº 9 de Murcia desestimó el
recurso de reforma interpuesto por la Representación Procesal del procesado D. Artemio contra anterior auto
de 27 de octubre de 2020, que acordó en Sumario Nº 4/2020 declarar al anterior procesado por un presunto
delito de agresión sexual.
Contra el auto de 9 de diciembre de 2020 se interpuso recurso de apelación por la Representación Procesal
de D. Artemio .
Remitidas a la Audiencia Provincial las actuaciones, se formó por esta Sección Tercera el oportuno Rollo de
Apelación de Auto con el Nº 1.027/2020 (el 11 de febrero de 2021), señalándose, tras la preceptiva tramitación,
el día 25 de febrero de 2021 para la vista de la apelación, que ha sido celebrada, quedando pendiente de
resolución.
Es Magistrado-Ponente el Ilmo. Sr. Don Juan del Olmo Gálvez, quien expresa el parecer de la Sala.
SEGUNDO: A) Sostiene la parte apelante en su recurso de apelación que no se darían indicios de incriminación
contra su defendido, tal y como el Ministerio Fiscal también adujo en informe de 5 de febrero de 2020,
ante las contradicciones existentes entre la versión dada por la denunciante y las manifestaciones de su
defendido y resto de testigos (entre ellos, la conocida que acompañaba a la denunciante esa noche, Dª
Ascension , que señala el consentimiento de la denunciante esa noche), además de resultar incompatibles las
lesiones presentadas por la denunciante con la entidad de los hechos denunciados. Alega que la manifestación
de la denunciante no atendería a los factores valorativos significados por la Jurisprudencia para dotar al
testimonio único de capacidad enervatoria de la presunción de inocencia. Interesando por ello se decrete el
sobreseimiento libre y archivo de las actuaciones.
B) En la vista de apelación insiste el apelante sobre los extremos aducidos para dejar sin efecto la decisión
judicial, reiterando sus alegatos en torno a la ausencia de indicios racionales de criminalidad, aduciendo las
contradicciones en las que incurre la denunciante frente al resto de diligencias de instrucción practicadas, lo
que conlleva la inexistencia de indicios suficientes para sostener el procesamiento.
Interesando por todo ello la revocación del auto recurrido y que se decrete el sobreseimiento respecto a su
defendido.
TERCERO: A) El Ministerio Fiscal en dictamen de 14 de diciembre de 2020, se opone al recurso de apelación
formulado, interesando su desestimación y la confirmación del auto recurrido por ser ajustada a derecho en
base a sus fundamentos.
B) En la vista de apelación argumenta en el sentido antedicho, señalando que los alegatos referidos a la
credibilidad/suficiencia de los indicios existentes para justificar el juicio de probabilidad racional de atribución
serían propios de la vista oral, dado que en este momento procesal tendrían la capacidad necesaria para
amparar el auto de procesamiento dictado.
Interesando por ello la desestimación del recurso de apelación formulado.
CUARTO: A) La Acusación Particular de Dª María Cristina , se opuso al recurso formulado, interesando su
desestimación y la confirmación del auto recurrido por ser ajustada a derecho en base a sus fundamentos, al
significar que la testigo Dª Ascension ha incurrido en contradicciones con lo sostenido por el procesado, como
se justificaría con los mensajes remitidos por su patrocinada a aquella; y en cuanto a las manifestaciones de
quien resultó investigado también, indicando que se pasó la mayor parte de la noche durmiendo, no aclararían
nada.
B) En la vista de apelación argumenta que las contradicciones en que incurre la testigo Dª Ascension también
afectan a las manifestaciones sostenidas por el procesado; y la versión sostenida por su patrocinada contaría
con el respaldo de los informes médicos obrantes en la causa, así como en los mensajes remitidos. En
consecuencia, sólo podrá ser en la vista oral, mediante un debate contradictorio, en que podrá determinarse
el real grado de credibilidad, fiabilidad y verosimilitud de los testimonios de los implicados en el caso, a fin de
inferir de ello el fundamento o no de la versión de su patrocinada.
Interesando por ello la desestimación del recurso de apelación formulado.

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JURISPRUDENCIA

RAZONAMIENTOS JURÍDICOS
PRIMERO: Procede en este momento recordar que el auto de procesamiento constituye un juicio de atribución
formal y provisional de criminalidad (no de certeza, impensable en la fase instructora), en los términos que a
continuación se analizan.
El auto de procesamiento es: " ante todo...,un simple presupuesto de acceso del proceso a la fase plenaria,
acordado en resolución motivada por Juez de instrucción en período sumarial por la que estima que de unos
determinados hechos, de carácter ilícito, resultan provisoriamente indicios racionales de criminalidad atribuibles
a persona concreta (...) Por tanto, lo sustancial del citado auto de inculpación lo constituyen los hechos y no
las calificaciones jurídicas que pueda el juez de instrucción introducir en tal resolución judicial, posibilitándose
el pleno ejercicio del derecho de defensa respecto de tales hechos -objeto de la imputación judicial-, siendo el
conocimiento de los mismos el que debe proporcionarse al imputado."
El auto de procesamiento (fijación del objeto de la instrucción judicial y, en ocasiones, culminación de la
investigación judicial) es la proyección de un actuar jurisdiccional previo, afirmando o descartando extremos
que inicialmente pudieron ser considerados, y que la instrucción ha permitido esclarecer, en un sentido u otro
(confirmándolos o desechándolos).
El Instructor debe ponderar, con el grado de racionalidad crítica obligada en esta fase de instrucción judicial,
la realidad, consistencia, razonabilidad y probabilidad de los elementos de investigación aportados en orden
a obtener de ellos, en su conjunto, una tesis provisional incriminatoria suficientemente razonable. De no
alcanzarse ese grado de razonabilidad debe descartarse el procesamiento.
La resolución por la cual se declara procesada a una persona debe revestir la forma de auto (resolución judicial
motivada) y ha de ser razonada, conforme a los artículos 141 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y 248 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial.
El Auto de Procesamiento debe fundarse en indicios racionales de criminalidad; y cada indicio racional de
criminalidad ha de comprender un contenido fáctico, una información relevante desde el punto de vista de su
conocimiento y análisis, referido a una persona concreta.
Se exigirían así unos presuntos hechos delictivos (actuación humana atribuible a la persona que es
procesada), fundados en unos indicios (concretas diligencias de investigación que los sustentarían),
racionales (razonables desde el punto de vista de la información que aportan, verificables adecuadamente en
cuanto a la existencia de los datos en que se fundan, y plurales -reforzándose entre sí-), de criminalidad (en
cuanto a que la información aportada al proceso merecería una valoración jurídico-penal, al incluirse en alguna
de las conductas tipificadas penalmente).
El auto de procesamiento (juicio provisional e indiciario) debería tratar de exponer una relación fáctica
(exposición descriptiva de lo supuestamente sucedido), atendiendo a los indicios recopilados, y que expresaría
la actuación atribuida a la persona procesada en una secuencia espacio/temporal y de inter-relación personal.
En el apartado Hechos del auto de procesamiento deberían plasmarse exclusivamente extremos fácticos
o de muy relevante sentido descriptivo- explicativo; mientras que en el apartado Razonamientos Jurídicos
cabría reflejar la línea argumental que, fundada en los indicios racionales de criminalidad, llevaría a la citada
resultancia fáctica y a las conclusiones jurídico penales que se obtendrían.
El auto de procesamiento, además, ha sido analizado por la Jurisprudencia constitucional, así la Sentencia del
Tribunal Constitucional, Sala Primera, 66/1989, de 17 de abril (Ponente Sr. López Guerra), indicaba respecto
al procesamiento: "(...) El auto de procesamiento, desde la L 22 diciembre 1872 Provisional de Enjuiciamiento
Criminal, aparece como una peculiar institución del ordenamiento procesal penal español, (...).
El procesamiento (...) constituye sólo una resolución judicial de imputación formal y provisional que ha de ser
objeto del correspondiente debate contradictorio y de la ulterior decisión, no implicando la culpabilidad del
procesado, ni siquiera la vinculación del propio instructor, que puede revocar el procesamiento si desaparecen
los indicios que determinaron su adopción. (...)
(...), el auto de procesamiento que regula el art. 384 LECr ., en cuanto medida atributiva de un determinado
"status" e imputación suficiente para justificar la adopción de medidas cautelares de importancia dentro del
proceso penal, en el caso de que se dictara arbitrariamente sin un mínimo fundamento en "algún indicio racional
de criminalidad" podría vulnerar el derecho a la tutela judicial efectiva que reconoce el art. 24.1 CE . (...), que el
auto incorpore explícita motivación, y teniendo en cuenta la propia literalidad del art. 384 LECr ., para excluir el
mero voluntarismo en la decisión adoptada, se aprecie:
a) la presencia de unos hechos o datos básicos;

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JURISPRUDENCIA

b) que sirvan, racionalmente, de indicios de una determinada conducta que;


c) resulte calificada como criminal o delictiva.
(...) estimar el peso de los indicios presentes o su relevancia como señal o muestra de una posible actividad
delictiva, (...) ha de apreciarse por los Tribunales ordinarios bien con ocasión de los recursos susceptibles de
interponerse contra el auto de procesamiento, bien en su momento, después de la correspondiente sustanciación
procesal, al pronunciarse el definitivo juicio de culpabilidad o inocencia.
(...) en relación con las premisas expuestas, resulta que, en cuanto a la existencia de hechos o datos básicos de
los que deba partir la decisión judicial, consta en las actuaciones un amplio elenco de diligencias, interrogatorios
y exámenes de documentos, empleados como base indiciaria; en lo que se refiere a la racionalidad de la inferencia
judicial -que a partir de esa base deduce la probabilidad de una conducta delictiva- y sin que este Tribunal, como
se dijo, pueda pronunciarse sobre la capacidad de convicción o la fuerza concluyente de los indicios apreciados
por el Juez, no cabe apreciar que el proceso de ilación lógica presente en los autos impugnados resulte absurdo
o irrazonable, al margen de que pueda o no resultar erróneo.
(...) Los recurrentes señalan que, del contenido de los autos impugnados puede inferirse tanto que se ha
producido un supuesto delictivo como la conclusión contraria. Pero no es función del auto de procesamiento,
como se indicó, la incriminación o atribución definitiva de conductas delictivas (sólo posible tras el oportuno
juicio y sentencia), sino la imputación formal de esas conductas para su dilucidación definitiva posterior, sobre la
base de indicios racionales, quedando, desde luego, siempre abierta la posibilidad de que la conducta imputada
se revele como inexistente. Por tanto, el que de los hechos tenidos en cuenta por el auto de procesamiento
puedan derivarse interpretaciones diversas, aparte de la adoptada por el órgano judicial, no obsta a la corrección
del procesamiento, (...)".
Señalando que ese mismo Tribunal Constitucional ha sido reiterativo sobre lo que constituye razón y sentido
del auto de procesamiento, así en la Sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional nº 5/2020, de 15 de
enero (Pte. Martínez-Vares García), se señala: (...) el auto de procesamiento, en cuanto resolución que contiene
un juicio de imputación formal que supone la verificación y consolidación de los elementos indiciarios que
sustentan los cargos provisionales, es un acto procesal que implica la próxima conclusión de la instrucción y la
formulación, con alta probabilidad, de una pretensión punitiva, pues el procesamiento es, en el sumario ordinario,
un presupuesto indispensable de una posterior acusación. (...).
En idéntico sentido y literalidad la Sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional nº 37/2020, de 25 de febrero
(Pte. Roca Trías).
Sin olvidar la Sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional nº 50/2019, de 9 de abril (Pte. Narváez Rodríguez):
(...), el magistrado instructor ha dictado auto de procesamiento, cuyo fin procesal específico es evaluar la
consistencia de los elementos de cargo hasta ese momento acumulados, a efectos de formular un juicio de
imputación formal que pueda servir de delimitación fáctica precisa de una futurible acusación. Existiendo
tal evaluación específica y pormenorizada de los indicios concurrentes en una resolución que les da el valor
cualificado de «indicios racionales de criminalidad», (...), pues lo relevante es que los hechos atribuidos a la
procesada y los indicios de criminalidad en que se fundan sí están expresamente referenciados, (...).
Significándose en la Sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional nº 22/2020, de 13 de febrero (Pte.
Valdés Dal-Ré): (...), el salto cualitativo pero indudable que supone la realización del acto de imputación formal
(procesamiento) no significa, en modo alguno, que la instrucción se detenga y que las investigaciones se
paralicen sino, antes bien, que el instructor está ya en condiciones de delimitar de forma precisa el ámbito objetivo
y subjetivo de los hechos que son atribuidos a los individuos investigados, siendo dicha delimitación fáctica
imprescindible para evitar toda acusación posterior sorpresiva.
Recordándose la doctrina constitucional sobre el auto de procesamiento en la Sentencia del Pleno del Tribunal
Constitucional nº 11/2020, de 28 de enero (Pte. González Rivas): En la STC 27/2019, de 26 de febrero , hemos
recordado «la naturaleza provisional de la imputación precisa y formal en que el procesamiento consiste ( SSTC
41/1982, de 2 de julio, FJ 2 ; 104/1985, de 4 de octubre, FJ 2 ; 70/1986, de 31 de mayo, FJ 2 , o 37/1989, de 15 de
febrero , FJ 3), dado que no se dirige sino a delimitar objetiva y subjetivamente el objeto de la investigación desde
que el instructor aprecie en la causa la existencia de indicios racionales de criminalidad». En su fundamento
jurídico 7, señalamos que «en anteriores pronunciamientos ( SSTC 66/1989, de 17 de abril, FJ 2 , y 135/1989,
de 19 de julio , FJ 6), este Tribunal se ha referido al auto de procesamiento como "resolución que coloca al
afectado en una situación procesal específica, como objeto de una imputación formalizada, que ha podido
definirse como verdadera acusación judicial. Ello supone, por una parte, colocar al procesado en una posición
que resulta dañosa y perjudicial, en sus consecuencias sobre su crédito y prestigio social; pero al mismo tiempo
representa una garantía para el formalmente inculpado [...] que extiende la capacidad de defensa al primer

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JURISPRUDENCIA

momento en que existe algún tipo de inculpación, ya que permite un cierto conocimiento previo de la acusación
en fase de instrucción, posibilita la primera declaración indagatoria ( art. 386 LECrim ), y hace surgir la obligación
judicial de proveer de Abogado de oficio si el procesado estuviera desasistido de dirección letrada [...] además,
de conferir al procesado la condición de parte con las consecuencias a ello inherentes". Añadíamos entonces
que "el procesamiento no implica, evidentemente, la imposición de una pena. Constituye sólo una resolución
judicial de imputación formal y provisional que ha de ser objeto del correspondiente debate contradictorio y de
la ulterior decisión, no implicando la culpabilidad del procesado, ni siquiera la vinculación del propio instructor,
que puede revocar el procesamiento si desaparecen los indicios que determinaron su adopción"».
Recogiéndose en la Sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional nº 27/2019, de 26 de febrero (Pte.
Conde-Pumpido Tourón), mencionada en la anterior sentencia del propio Tribunal Constitucional: En anteriores
pronunciamientos ( SSTC 66/1989, de 17 de abril, FJ 2 , y 135/1989, de 19 de julio , FJ 6), este Tribunal se
ha referido al auto de procesamiento como «resolución que coloca al afectado en una situación procesal
específica, como objeto de una imputación formalizada, que ha podido definirse como verdadera acusación
judicial. Ello supone, por una parte, colocar al procesado en una posición que resulta dañosa y perjudicial, en
sus consecuencias sobre su crédito y prestigio social; pero al mismo tiempo representa una garantía para el
formalmente inculpado [...] que extiende la capacidad de defensa al primer momento en que existe algún tipo
de inculpación, ya que permite un cierto conocimiento previo de la acusación en fase de instrucción, posibilita
la primera declaración indagatoria ( art. 386 LECrim ), y hace surgir la obligación judicial de proveer de abogado
de oficio si el procesado estuviera desasistido de dirección letrada [...] además, de conferir al procesado la
condición de parte con las consecuencias a ello inherentes». Añadíamos entonces que «el procesamiento no
implica, evidentemente, la imposición de una pena. Constituye sólo una resolución judicial de imputación formal y
provisional que ha de ser objeto del correspondiente debate contradictorio y de la ulterior decisión, no implicando
la culpabilidad del procesado, ni siquiera la vinculación del propio instructor, que puede revocar el procesamiento
si desaparecen los indicios que determinaron su adopción».
Atendida la naturaleza provisional de la imputación precisa y formal en que el procesamiento consiste ( SSTC
41/1982, de 2 de julio, FJ 2 ; 104/1985, de 4 de octubre, FJ 2 ; 70/1986, de 31 de mayo, FJ 2 , o 37/1989, de 15
de febrero , FJ 3), dado que no se dirige sino a delimitar objetiva y subjetivamente el objeto de la investigación
desde que el instructor aprecie en la causa la existencia de indicios racionales de criminalidad, resulta evidente el
carácter prematuro y la consiguiente inadmisibilidad de la pretensión formulada pues tanto hasta la conclusión
de la fase de instrucción, como en la fase intermedia previa al enjuiciamiento, es posible obtener remedio
procesal ante los tribunales ordinarios cuestionando la imputación formal no irreversible que se impugna.
Así lo hemos entendido en anteriores pronunciamientos al resolver pretensiones de amparo que reclamaban
un pronunciamiento de este Tribunal frente a las resoluciones que, en el procedimiento abreviado por delito, de
forma similar al auto de procesamiento, delimitan el objeto del proceso penal y las personas imputadas: SSTC
174/1994, de 7 de junio, FJ 2 ; 18/1998, de 26 de enero, FJ 2 ; 54/1999, de 12 de abril, FJ 3 ; 73/1999, de 26 de abril,
FFJJ 2 y 3; 121 y 155/2000, de 10 de mayo y 12 de junio, FJ 3 (respecto a resoluciones judiciales que acuerdan
continuar la tramitación de la causa, una vez finalizada la instrucción, descartando su sobreseimiento); o STC
247/1994, de 19 de septiembre , FFJJ 1 a 3 (que cuestionaba la decisión de apertura del juicio oral).
Cifrada así la doctrina constitucional sobre el auto de procesamiento, no puede desconocerse que la actuación
del Juez de Instrucción en la fase instructora está orientada a la investigación de los hechos, al descubrimiento
de sus presuntos autores y a obtener "pruebas" del hecho investigado, bastándole para ello criterios de
atribución racional, sin que pueda exigirse que se forme una convicción sobre todos y cada uno de los
elementos configuradores del delito.
En definitiva, según el cometido propio que establece el artículo 384 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la
jurisprudencia derivada y la doctrina constitucional recaída sobre el mismo, el auto de procesamiento debe
contener una o varias enumeraciones de los datos reveladores o indicios de participación de una persona
en un hecho delictivo, sin que, de una parte, sea posible confundir tales indicios con las meras sospechas o
conjeturas que surgen a lo largo de la investigación, y, de otra, sea exigible una rotunda y absoluta acreditación
de la implicación que se describe o de una convicción que impida su revisión en un momento posterior.
Recordar que la palabra indicios siempre significa la existencia de datos concretos reveladores de un hecho
importante para las actuaciones judiciales, y exige una mayor o menor intensidad en cuanto a su acreditación
según la finalidad con la que se utilizan.
La máxima intensidad de los indicios ha de existir cuando esos indicios sirven como medio de prueba de cargo
(prueba indiciaria), en cuyo caso han de estar realmente acreditados y han de tener tal fuerza probatoria que,
partiendo de ellos, pueda afirmarse, sin duda razonable alguna, la concurrencia del hecho debatido ( artículo
386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil); en otras ocasiones, han de constar en las actuaciones procesales

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JURISPRUDENCIA

algunas diligencias de investigación o de instrucción a partir de las cuales puede decirse que hay probabilidad
de delito y de que una determinada persona sea responsable del mismo (en esos supuestos se habla de
indicios racionales de criminalidad para procesar - artículo 384 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal-, o de
indicios o motivos racionales bastantes para acordar la prisión - artículo 503 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal-, o para adoptar medidas de aseguramiento para las posibles responsabilidades pecuniarias - artículo
589 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal-).
El derecho a la presunción de inocencia podría ser vulnerado en el auto de procesamiento si el Juez de
Instrucción dictase su resolución de modo arbitrario, caprichoso o notoriamente infundado, sin argumentar
ni razonar la concatenación, gravedad y racionalidad de los indicios, pero siempre teniendo en cuenta que en
esa exigencia de motivación no puede alcanzarse el grado de certeza requerido al Juzgador en la condena. Es
necesario que el Instructor razone de dónde proceden o emanan los indicios de criminalidad, más intensos que
una posibilidad y más débiles que una certeza, sobre la participación de la persona en la comisión delictiva.
A modo de corolario sobre el procesamiento referir la Sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo de
22 de diciembre de 2009 (Pte. Andrés Ibáñez), que señala: el auto de procesamiento es un acto de imputación
formal, producido a tenor de lo que en el momento de dictarse resulte del estado de la causa, en función de los
indicios de delito que puedan inferirse de la información acopiada en la misma. En tal sentido, no tiene carácter
preclusivo, y podría perfectamente integrarse con nuevos elementos emergentes, bien a instancia de parte o por
la propia iniciativa del instructor. Y recuerda: lo cierto es que nunca, ni siquiera en su versión original, ese instituto,
desde el punto de vista de la formalización de la acusación tuvo más que una función anticipatoria y, como
tal, provisional, a expensas de que las partes, pública y, eventualmente, privada, presentes en las actuaciones,
cumplieran con ese trámite, éste sí, de cierre efectivo de la relación procesal, mediante el establecimiento y
fijación formal de los términos del contradictorio.
Fijadas esas premisas generales, procede señalar que la Sala, en su labor de control y análisis del auto de
procesamiento recurrido, debe partir de la antedicha doctrina, así como de la posición de imparcialidad exigible
a toda actuación jurisdiccional, a fin de evitar riesgos de pérdida de esa imparcialidad, de contaminación y de
extralimitación en la función encomendada.
SEGUNDO: Atendiendo a las anteriores consideraciones, procede dar respuesta a los alegatos del recurso de
apelación, que se centra en señalar la inexistencia de indicios racionales de criminalidad, al negar capacidad
persuasiva al testimonio de la denunciante, habida cuenta que se enfrentaría con las manifestaciones del
procesado, pero también de la amiga que la acompañaba y del otro varón presente.
Frente a la censura de insuficiencia de los indicios racionales de criminalidad tenidos en cuenta por
la Instructora para justificar su decisión, procede señalar que la misma los ha reflejado en su auto de
procesamiento, exponiendo que la versión de la denunciante, reforzada con los partes médicos e informes de
igual cariz existentes en las actuaciones (expresivos de unos dolores en la zona vaginal de la denunciante,
y de unos vestigios lesivos en zona lumbar y cuello), serían suficientes en este momento procesal para
sostener la imputación judicial, pese a enfrentarse a la declaración del procesado, a las manifestaciones de
la amiga que acompañaba a la denunciante y a lo significado por quien fue también investigado (y que en el
propio auto de procesamiento obtiene un sobreseimiento -procesalmente incorrecto, por tratarse el presente
procedimiento de un sumario, teniendo la competencia para sobreseer la Audiencia Provincial, y no el Juzgado
de Instrucción-).
Ciertamente en el presente caso se produce una debilidad en los indicios incriminatorios (sustentados ellos
en la manifestación de la denunciante), dado que se enfrentan al bloque de tres manifestaciones contrarias,
sosteniéndose en éstas que la denunciante fue la que inició el acercamiento sexual con el procesado, llegando
a introducirse ambos en el cuarto de baño de la vivienda, donde produjeron unos daños, trasladándose luego
a una habitación.
Como factor desencadenante de los hechos denunciados parece apuntarse al alcohol, señalando la
denunciante que su ingesta fue relevante, no recordando nada de haber accedido o consentido la relación
sexual.
Los testimonios del inicial investigado y de la amiga, aunque apuntarían a lo expuesto (posible relación
sexual consentida), también presentan ciertas incongruencias y contradicciones, en cuanto al tiempo en que
pudieron estar en la vivienda y al estado que presentaban en orden a advertir lo que podía estar sucediendo,
especialmente en lo que se refiere a la consumación o no de la relación sexual, que en ningún momento
llegan a referir se hiciera a su presencia, por lo que existe un ámbito de opacidad que debe ser debidamente
aclarado, por cuanto un escarceo de matiz sexual no necesariamente ha de concluir en una consumación
de una relación sexual, especialmente si no es consentida o si la persona supuestamente víctima no se
encuentra en condiciones de prestar su consentimiento. Presumir que unos contactos de cariz sexual previos

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JURISPRUDENCIA

(besos, caricias, etc.) entrañen una aceptación de una penetración vaginal posterior, es excederse de las
consecuencias que de los primeros quepa inferir racional y razonablemente.
Por lo tanto, no puede negarse que existirían indicios racionales de criminalidad, aunque éstos se enfrenten
a diligencias de instrucción contrarias, por lo que ante esa tesitura, la Instructora, sin negar esa colisión (que
expresamente significa en el auto de procesamiento), los valora como suficientes para sostener un juicio de
probabilidad racional, que es lo que el auto de procesamiento requiere.
Frente a esa realidad indiciaria, lo que se alega por quien recurre es que no habría indicios bastantes para
inferir ese juicio provisional de imputación judicial.
Los alegatos del recurso, aunque no irrazonables o infundados, son más propios de la fase de enjuiciamiento
en cuanto al argumentario utilizado (al tratar de incidir fundamentalmente en la credibilidad de la víctima, y
realzar la relevancia de los testimonios que considera de descargo), y no permiten desdibujar o debilitar de
forma relevante el valor indiciario inculpatorio de las diligencias de instrucción tenidas en cuenta para dictar
el auto de procesamiento, dado que en el mismo se cumplen las exigencias de motivación fáctica y jurídica
requeridas, sin que sea necesario un análisis judicial a modo de escrito de acusación (ello le corresponde al
Ministerio Fiscal y/o a la Acusación Particular, así como valorar si aprecian que cuentan con medios de prueba
capaces para sustentar una acusación ante un Tribunal), y mucho menos un análisis que anticipe una sentencia
-condenatoria o absolutoria- (labor ajena a la función instructora, y que tampoco corresponde a esta alzada).
Sólo cabría dejar sin efecto el auto de procesamiento cuando el material instructorio recopilado no reúna la
mínima calidad inculpatoria requerida para fundar el juicio provisional de atribución que ha de sostenerse con
el dictado del referido auto (circunstancia que no concurre en este caso, tal y como se aprecia del recopilatorio
instructorio significado), por lo que necesariamente habrá de esperarse a un momento procesal posterior (a
la fase intermedia, o, en su caso, al juicio oral) para dilucidar qué tesis puede prevalecer.
En consecuencia, el Juzgado Instructor, ante el sustrato indiciario de incriminación (y así se ha precisado
por la Instructora), decide dictar auto de procesamiento, dado que dicha resolución no es un anticipo de
sentencia condenatoria como se ha indicado (aunque sí una premisa inexcusable para que ello pudiera darse),
sino un juicio de probabilidad racional de sostenimiento razonable de una tesis incriminatoria (atendiendo
a lo proyectado en el auto de procesamiento), la cual podrá o no verse acogida por el Ministerio Fiscal y/
o Acusación Particular (total o parcialmente), y de formularse acusación, ser o no diluida en la vista oral,
pero no por inexistencia de indicios racionales de criminalidad (que en este caso existirían, tal y como se
ha mencionado), sino por no alcanzar los recopilados el valor concluyente requerido para el dictado de un
pronunciamiento condenatorio, ya por carencia persuasiva de los medios de prueba que allí se desplieguen,
ya por surgir dudas razonables del material probatorio desplegado en la vista oral en cuanto al valor convictivo
de la prueba incriminatoria que allí se practique, ya por entenderse concurrente una situación que excluya el
juicio de culpabilidad.
Todo lo cual lleva a desestimar el recurso de apelación interpuesto.
TERCERO: Se declaran de oficio las costas de esta alzada.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación.

PARTE DISPOSITIVA
LA SALA ACUERDA: Desestimar el recurso de apelación interpuesto por la Representación Procesal de D.
Artemio contra el auto de fecha 9 de diciembre de 2020 dictado por el Juzgado de Instrucción Nº 9 de Murcia
en Sumario Nº 4/2020, y contra el originario de procesamiento de 27 de octubre de 2020 del que trae causa,
Rollo de Apelación de Auto Nº 1.027/2020.
Se declaran de oficio las costas de esta alzada.
Contra este auto no cabe recurso alguno.
Devuélvase la causa al Juzgado de procedencia con certificación de la presente resolución.
Así, por este nuestro auto, lo acordamos, mandamos y firmamos.

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