Hemoparasitosis

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NOTA EDITORIAL: Con el mayor gusto se publicita el libro, “Hemoparasitosis de las aves domésticas en el trópico

peruano”, escrito por el Profesor Parasitólogo Antonio Trigueros Venegas, en el Instituto Veterinario de
Investigaciones Tropicales y de Altura (IVITA) de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos; producto de su compromiso de Año Sabático, concedido en el 2014.
Contiene las experiencias de un tema poco conocido y atendido en la academia peruana; que bien vale ser difundidas,
máxime, sí están organizadas en investigaciones descriptivas verticales, sustentadas y acompañadas de originales
informaciones gráficas. Es una obra que bien vale consultarla, en el necesario horizonte de la ciencia veterinaria.
Marcelo Rojas C.

HEMOPARASITOSIS DE LAS
AVES DOMÉSTICAS EN EL
TRÓPICO PERUANO
MV Antonio F. Trigueros Venegas
C.I. IVITA – PUCALLPA FMV - UNMSM

LIMA - PERU
2015
Hemoparasitosis de las Aves Domésticas en el Trópico Peruano

MV. ANTONIO FRANKLIN TRIGUEROS VENEGAS


Docente Asociado de Parasitología de la Facultad de
Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos destacado en la Estación Experimental
Principal del Trópico: IVITA – Pucallpa.

HEMOPARASITOSIS DE LAS AVES


DOMÉSTICAS EN EL TRÓPICO
PERUANO

Pucallpa – Perú
2015
III

DEDICATORIA

A mis seres queridos:


 A mis padres José y Carolina, que siempre aspiraron, me soportaron y
supieron encaminarme hacia la senda del bien, pese a las inconmensurables
dificultades.
 A mis hermanos José Valentín que me alentó en los momentos mas
decisivos de mi vida y para Max Agustin y María Magdalena, que me
apoyan y alientan en toda circunstancia, con gran cariño y afecto de
hermano.
 A mi esposa Julia Teixeira, fuente inspiradora y aliento inagotable,
profesora y política, razón de mi existir, hasta que seamos polvo en viaje
a las estrellas.
 A mis hijos Javier, Walter, Jorge, Carlos y Pilar y mis nietos que son parte
y continuación de mi vida con todo amor y cariño por su aliento para
culminar esta obra.

A los profesores
 Para los dos más grandes visionarios de nuestra profesión veterinaria en
el Perú, los Doctores Teodoro Ramos Saco, creador del IVITA y Manuel
Moro Sommo, continuador de esta gran obra y primer Director Nacional
que han dejado una gran huella, en la que transitamos todos los que
estamos involucrados de ver un Perú más nutrido, saludable y productivo,
con el apoyo decisivo de la investigación.
IV

MENCIÓN DE CARÁCTER ACADÉMICO

Esta obra es el resultado del derecho al Año Sabático que le fuera concedido al
autor por el Consejo de Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, mediante Resolución de Decanato Nº 0876-D-
FMV-2013 y ratificada en la Resolución Nº 01172-R-14 del 13 de marzo del 2014.
V

AGRADECIMIENTO
 A mis compañeros de la Promoción 70, representados por los Doctores
Felipe San Martín H. y Juan Espinoza B. varias veces Decanos de la
FMV-UNMSM, que me abrieron las puertas para escribir la presente
obra, que humildemente pongo a disposición de los veterinarios y biólogos
y a todo aquel interesado en el estudio de hemoparásitos aviares
domésticos y silvestres.
 Al Dr. Victor Leyva Vallejos, ex Director General del IVITA, uno de los
más conspicuos seguidores del Dr. Manuel Moro Sommo que también
camina por la gran huella, que a su turno supo tomar las riendas y
dirigimos muy acertadamente, pese a los innumerables escollos. Asimismo
gracias adicionales como colega y amigo por sus valiosos consejos.
 Al Dr. Arturo Tello G. por su providencial apoyo en ponerme a disposición
su trabajo original sobre hemoproteus en palomas mensajeras, una de los
más elaborados, en las que hallé referencias fundamentales para la
elaboración del correspondiente capítulo.
 A la Dra. Eva Casas Asto, Parasítologa de la FMV UNMSM, por su
gran cariño a las investigaciones veterinarias del IVITA – Pucallpa y por
su gran apoyo y valiosos consejos en la elaboración del presente libro.
 A los biólogos Fredi Carrasco S. y Manuela Zúñiga C. propietarios del
“Laboratorio Natura” de Pucallpa, por el apoyo de su laboratorio y tomas
microfotográficas de hemoparásitos que ilustran parte de la presente obra.
 Para la Biblioteca Principal de Miami – Dade (USA) que la frecuenté en
varias oportunidades en busca de información, un gran agradecimiento en
especial al Sr. Jorge Gonzales por su gentileza y amabilidad en gestionar
VI

los trabajos del Dr. Woo, cuya técnica la aplico y sobre la cual gira mi
obra.
 Para mi cuñada Aurea Teixeira y Edward Ortiz sobrino mío, por su
solidaridad y preocupación en la búsqueda y recuperación del 1er
manuscrito extraviado, cuyo producto es el presente libro y que al hallarlo
me devolvieron la vida.
 Y finalmente un agradecimiento especial para el Ing. Rodolfo Barriga por
su aliento y diligente revisión del presente libro.
Figura 1. ÁREA DE INFLUENCIA DEL INSTITUTO VETERINARIO DE
INVESTIGACIONES TROPICALES Y DE ALTURA (IVITA) - PUCALLPA
CONTENIDO

Prefacio IX

Introducción XII

Capítulo I. La Técnica de Woo (TW). 1

Capítulo II. Hemoparasitos causantes de la malaria en aves.


(1) Plasmodiosis (Malaria aviar) 8
(2) Hemoproteosis 29
(3) Leucocitozoonosis 45

Capítulo III. Tripanosomosis aviar. 54

Capítulo IV. Nematodosis filárica. 61

Capítulo V. Hemobacteriosis en aves. 71

Capítulo VI. Aportes de las investigaciones en hemoparasitos


de aves a la Medicina Veterinaria. 77
Prefacio

La primera inquietud que tenía hace algunos años, ya entrados al presente siglo
XXI, de volcar los conocimientos adquiridos durante largos años en el
diagnóstico y control de hemoparásitos de nuestros animales domésticos en la
amazonía peruana en especial las aves, las plasmo en esta pequeña obra,
debido al apoyo que requiere y requerirá cada vez más esta línea productiva. La
producción avícola industrial en Ucayali está creciendo casi en ausencia del
estado y es de suponer que seguirá a mayor velocidad, por lo que nuestra
Estación Experimental (EE) en sus instalaciones de Pucallpa ciudad ha
implementado un laboratorio de Patología Aviar el año 2014 donde ya se están
realizando diagnósticos bacteriológicos y/o virales que puedan amenazar a
nuestra avicultura tal como son los hemoparásitos.
Es importante resaltar que las aves tienen en Ucayali un futuro promisorio,
debido a que si tenemos avicultores pujantes y emprendedores, los mejores
laboratorios y un control eficiente de las enfermedades infecciosas y parasitarias,
aunadas a la ventaja natural o fisiológica sobre los mamíferos entre ellos el
vacuno táurico de vivir con mayores márgenes de temperatura corporal es decir
de 40 a 43 ºC y por consiguiente una mayor facilidad para el control de la
temperatura ambiental será una de las líneas de producción animal más exitosa
del futuro (Trigueros, 1987).
También es oportuno anotar que, desde el inicio de sus actividades el IVITA –
Pucallpa en 1970, al contar con los mejores laboratorios así como el personal
profesional altamente calificado alerta y vigilante ante cualquier brote de alguna
enfermedad que podría atacar a nuestros animales domésticos, realizó el primer
reporte de un hemoparásito en aves (Trigueros, 1982) en este caso el
Haemoproteus spp. en patos bebé Muscovy (Cairina moschata) de algunas
semanas de edad. Sin embargo para buena suerte éste parásito resultó inócuo
para los hospedadores que crecieron finalmente como portadores sanos, cuyo
tema es de gran importancia en la pedagogía veterinaria para la comprensión
del proceso de premunición en bovinos, el cual será abordado en páginas
subsiguientes.
El año 1989 los subversivos destruyeron la EE, sito en el Km. 59 de la Carretera
Federico Basadre que une Pucallpa con Lima, que marca un antes
X

con muchas facilidades y un después con grandes dificultades; pero que no nos
paralizaron y seguimos para adelante porque IVITA es una creación heroica de
la FMV – UNMSM al servicio del productor del Perú.
Posteriormente a este nefasto suceso en 1995 ya en nuestros laboratorios en la
ciudad de Pucallpa se notificó la presencia de malaria por Plasmodium spp en
patos Muscovy adultos; el cual también no producía ninguna acción patógena en
el hospedador, es decir también vivieron como portadores asintomáticos.
Continuando con las reseñas de los parásitos sanguíneos y con todas las
limitaciones del caso, se reportó por primera vez a finales de la primera década
del 2000 la presencia de un Plasmodium de carácter patógeno, que una vez
diagnosticado fue tratado exitosamente. Debo adelantarme que las únicas
técnicas y métodos empleados por el laboratorio para descubrir los referidos
hemoparásitos fueron muy simples y prácticos adecuados para el trabajo de
campo y laboratorio.
De las seis (6) hemoparasitosis aviares de importancia en Medicina Veterinaria
diagnosticados en el mundo, tales como los causados por Haemoproteus,
Plasmodium, Leucocytozoon, Borrelia, Trypanosoma y micronematodos
hemáticos (microfilarias), los dos primeros (2), es decir el 33% han sido
reportados por el IVITA – Pucallpa y con la capacidad de diagnosticar el resto,
con una técnica simple y práctica de campo anotado en líneas previas que llamo
“La técnica de Woo ampliado”, cuya aplicación más conocida es en la
detección de infecciones por tripanosomas en humanos y animales domésticos,
en vacunos por ejemplo; al que se le ha dado un mayor espectro de uso a otras
especies especialmente las aves y dicho sea de paso hasta en canes en el
diagnóstico de Dirofilariosis en fase de microfilaria hemática (Trigueros, 2000)
todavía no reportado; pero en uso.
Para culminar son objetivos perseguidos por ésta pequeña obra; además del ya
anotado al inicio del prefacio, los siguientes: divulgar las nuevas enfermedades
hemoparasitarias de las aves domésticas en la amazonia, dar a conocer las
técnicas y/o métodos más idóneos para el diagnóstico de las mismas, cuya
precisión nos facilitará medicar o prevenir los brotes posibles y disminuir de esta
manera grandes tasas de mortalidad. En el campo veterinario aportar algunos
elementos para la comprensión del “Estado Portador Sano” en vacunos y
equinos.
XI

Finalmente la presente obra tiene como fin supremo, mantener viva nuestra
conciencia que todavía somos un país deficitario en la ingestión de
proteínas de origen animal, y que todo esfuerzo debe estar orientado a
subsanar esta deficiencia, en este caso el conocimiento de las enfermedades,
el diagnóstico preciso, la implementación de planes y programas de control y/o
prevención de enfermedades de las aves permitirán disminuir grandes tasas de
morbimortalidad y de esta manera incrementar nuestra producción avícola que
indudablemente ayudará a mitigar el hambre y la desnutrición de nuestro
poblador amazónico.

BIBLIOGRAFÍA

Trigueros, A. 1982. Haemoproteus spp. En patos Muscovy. VII Congreso


Nacional de Ciencias Veterinarias. ICA – Perú.

Trigueros, A. 1987. Características de adaptabilidad de los animales domésticos


en trópico húmedo. En Prod. Anim y Med. Amb. Explotación en selva baja.
Pucallpa. UNALM, INIPA, CIPA, IIP, IDMA y HPI. 153-186 p.

Trigueros, A. 2000. Empleo de la técnica de Woo en el diagnóstico de


microfilarias de Diofilaria immitis en canes de Masisea. Ucayali (No publicado).
INTRODUCCIÓN

Según el más reciente Censo Nacional Agropecuario del 2012 la producción


avícola en Ucayali se incrementó significativamente en un 95.69% respecto al
precedente del año 1994 o sea en 18 años creció de 597,041 a 1’168,371 aves
(INEI, 2013).
Es la segunda crianza que creció después de los vacunos, que se incrementó en
126.68% (26,871 a 60,913 cabezas) en el mismo lapso, pero con un mayor
apoyo del estado sin embargo todavía muy insuficiente.
Las cifras anotadas indican que la industria avícola en Ucayali seguirá
desarrollándose mucho más, por lo que es urgente y necesario proveerla de los
mejores sistemas de crianza para un desarrollo sostenido, sustentable y
ecológico, según la demanda de la población.
Para el crecimiento, ya en marcha es necesario contar con buenos laboratorios
con técnicas simples y prácticas, para lo cual los de IVITA-Pucallpa son los que
están mejor implementados, tanto para los diagnósticos de enfermedades
infecciosas como parasitarias, así como de otras etiologías.
Es importante considerar que en nuestro trópico las condiciones meteorológicas
imperantes son propicias para el desarrollo y proliferación de artrópodos que son
los principales vehículos biológicos de numerosos agentes etiológicos entre ellas
unas de gran patogenicidad como por ejemplo algunas especies de
Plasmodium o también gérmenes bacteriales no diagnosticados y muy nocivos
como la Borrelia que también infectan a los humanos o sea que es una
Zoonosis. Estos patógenos como se puede notar no están presentes en la costa
ni sierra, del Perú, por lo que las medidas sanitarias en la selva abarcan un mayor
campo de acción que las dos regiones anotadas, de ahí la gran importancia que
tiene el componente Sanidad Avícola en nuestra Amazonía que tiene que ver
con la prevención, el control y el diagnóstico preciso, rápido y sencillo de las
diferentes noxas que amenazan nuestra avicultura.
En el campo parasitario pese a que todavía no se ha diagnosticado, ningún
patógeno que afecte a las aves de producción industrial de postura o de carne
de la Región, es posible que se presenten por las condiciones climatológicas
favorables anotadas, tal como ocurrió al generarse el brote de malaria de
carácter mortal en nuestras aves de pelea, según la notificación del primer caso
XIII

(Trigueros, 2009) y otros más diagnosticados y curados, o la alta morbimortalidad


observada en Brasil en sus aves de crianza doméstica y la caída de postura en
aves de crianza industrial (Itagaki, 1970; Massard, 1979).
El IVITA-Pucallpa como Centro de Investigación de animales domésticos al
servicio de la comunidad de la Región, si bien es cierto no tuvo un programa de
producción avícola, con apoyo de la investigación, como en el caso de la
producción de carne y leche de origen vacuno, la pequeña experiencia adquirida
en la introducción de patos criollos Muscovy de 1976, ha servido no sólo para
conocer su gran rusticidad y resistencia a las enfermedades en un nuevo
ambiente. Sino para un mejor entendimiento del proceso de premunición o
estado de portador sano, que en patos una vez infectados por hemoparásitos
Haemoproteus o Plasmodium, es factible detectarlos mediante observación de
parasitemias permanentes en frotis sanguíneos, mientras que en vacunos
infectados y recuperados de babesiosis y anaplasmosis, no se observan.
Conocimientos además de otros que han permitido que las altas mortalidades
que llegaron a veces a desaparecer poblaciones enteras de bovinos táuricos a
causa de los patógenos anotados, hayan disminuido significativamente de 1 a
2% y en bovinos cruzados ½ Holstein x ½ Gyr lechero al 0% (Trigueros y
Trigueros, 2010). Los resultados obtenidos han sido productos de más de 30
años de investigación y que seguramente tema para un segundo libro de mucho
más volumen, pero de “Hemoparasitosis en bovinos”. Sin embargo, hay que
resaltar que una de las armas más efectivas para conseguir los resultados
obtenidos es la técnica de Woo (TW) en uno de sus componentes el microtubo
capilar heparinizado, que con 70 a 80 microlitros (L) de sangre se determina el
agente etiológico, el hematocrito, la parasitemia y la prevalencia, razón por la
cual el Primer Capítulo del libro versará sobre esta técnica, su descripción y
diseño, el empleo en otros hospedadores, no sólo en la detección de
tripanosomas, sino también de otros protozoos, bacterias y nematodos
hemáticos en estadio larvario (microfilarias).
El Segundo Capítulo abarcará las especies de los tres géneros considerados
como los productores de la Malaria o Plasmodiosis en aves, tales como:
Haemoproteus, Plasmodium y Leucozytozoon, los dos primeros
diagnosticados por el IVITA - Pucallpa.
XIV
En el Tercer Capítulo se considerará los diferentes tripanosomas que afectan a
las aves. Es importante tener en cuenta que en nuestro medio sólo ha sido
notificado en vacunos el Trypanosoma vivax (Calderón y Bazalar, 1978), de
relativa patogenecidad, pero se sabe también que en otras latitudes los peces
también son afectados y por especies muy patógenas, para lo cual también
estamos preparados.
El Cuarto Capítulo comprenderá la descripción de algunos nematodos
microfiláricos que viven y parasitan el tejido sanguíneo de las aves, los cuales
todavía no han sido reportados en el Perú.
El Quinto Capítulo tendrá que ver sobre algunas bacteriosis que afectan a las
aves y que también pueden ser diagnosticados por la TW, entre ellas las
Borrelias o Espiroquetas de importancia en Salud Pública, causante de la
enfermedad de Lyme.
El Sexto Capítulo se referirá a los aportes de las investigaciones llevadas a cabo
en hemoparasitos de aves a la enseñanza universitaria entre ellos el proceso del
“Estado de portador sano” al que llega el hospedador una vez que ha sido
atacado o injuriado por el parásito, bacteria, virus, etc.
BIBLIOGRAFÍA
Calderón, G.; H. Bazalar. 1978. Presencia de Trypanosoma vivax en ganado
vacuno de Pucallpa. Bol. Soc. Per. Parasitol. Lima. 1:5.

Instituto Nacional de Estadística de informática (INEI)-IV CENAGRO 2012,


Región de Ucayali. Pucallpa, Perú. 1º 21 p.

Itagaki, K. 1970. An avian malaria in Japan. J. Parasitol 56: 164 p.

Massard, C. 1979. Significância das infeccöes causadas por Plasmodium


(Novyella) juxtanucleare. Versiani y. Gomes. 1941 (Haemosporidia:
Plasmodiidae) en Gallus gallus de criacao industrial no Estado do Rio de Janeiro.
Tese de Doutorado. UFRRJ. Seropédica. R,J. Brasil 57 p.

Trigueros, A.; J. Trigueros. 2010. Control de la Piroanaplasmosis en terneras


cruce Holstein por Gyr lechero, procedentes de la cuenca lechera de Arequipa,
introducidas a Pucallpa (Recibido por el CSI – UNMSM y en revisión).
CAPITULO I

TÉCNICA DE WOO

1
TÉCNICA DE WOO

Según las referencias consultadas la técnica en mención que en su momento no


se llamaba así, fue puesta en práctica y descrita por Devignat y Dresse (1955),
con el objetivo de mejorar los sistemas de diagnóstico de la tripanosomiasis.
Posteriormente fue usada en forma rutinaria para el diagnóstico de
hematozoarios en sangre por Bennett (1962), para unos años después con
algunos agregados y ajustes por Woo (1969) logre un mayor impacto,
especialmente como una ayuda diagnóstica en medicina humana y veterinaria.
En el primer caso en el diagnóstico de la enfermedad del sueño (Woo, 1970) y
en el segundo en la detección de la tripanosomiasis bovina (Betancourt et al.
1979)

DESCRIPCIÓN DE LA TÉCNICA
Para realizar la técnica se consideran 2 juegos de dispositivos, la cámara y el
distribuidor (dispenser).

i. La cámara o soporte del microtubo. Fig. 2


Constituidas por un portaobjeto standar en el cual van fijadas dos piezas
rectangulares de vidrio de 1.2 mm de espesor, separadas por 1.5 mm para el
microtubo, en cuyos espacios se coloca una gota de aceite de inmersión (índice
de refracción 1.523 a 20°C). Esta disposición reduce los efectos de la difracción
de la luz causada por la curvatura del microtubo y facilita la observación de los
tripanosomas.

Figura 2: Cámara del microtubo.

2
ii. El distribuidor de sangre (dispenser). Fig. 3
Compuesto por una bombilla de caucho (A), conectado a un tubo de vidrio (B) y
este a su vez unido a una segunda bombilla de caucho (D) la cual contiene una
aguja hipodérmica insertada (C) (26 G 1/2).

Figura 3: Distribuidor de sangre.

Después de la centrifugación los tripanosomas se encuentran en o por encima


de la capa de leucocitos (T) y sobre esta columna el suero (S). EI microtubo se
corta aproximadamente 2 mm por debajo de la capa leucocitaria, en el sector de
los hematíes concentrados(R), descartándose la parte corta del tubo. El extremo
sin cortar del tubo se inserta en el agujero (1 mm de diámetro) de la ampolla (D).
La jeringa (C) libera la presión de aire creada en el sistema cuando se inserta el
microtubo (E) en la ampolla (D). Para distribuir en forma gradual y controlada el
contenido de (E) en un portaobjeto se aprieta en (A) y con la muestra se realiza
el frotis correspondiente.
Aunque Woo en su momento demostró con la técnica descrita que era la más
rápida y fiable para la detección de bajas parasitemias de tripanosomas,
prescribió que no debería utilizarse para estudios morfológicos detallados
porque distorsionaba su configuración mediante la centrifugación (Figs. 4 y 5)

3
Fig. 4: T. pipientis no centrifugado. Fig.5: T. pipientis centrifugado.

OTROS COMPONENTES DE LA TÉCNICA DE WOO


De los 2 juegos de dispositivos anotados, la cámara de Woo conjuntamente con
el capilar heparinizado es el que ha adoptado el IVITA - Pucallpa.

Empleo del microtubo

Gran variedad de las especies domésticas pueden ser muestreadas mediante el


microtubo, empleándolo inicialmente como microrecipiente hemático en el
campo y posteriormente durante el procesamiento en el laboratorio en el cual
nos proporciona datos de gran importancia.
En aves se punciona la vena braquial y por capilaridad del microtubo se obtiene
la muestra requerida. Con la muestra de 80 L se determina el hematocrito, la
parasitemia, el agente etiológico y prevalencia.
En forma similar se emplea en vacunos, equinos, porcinos, ovinos, caprinos,
canes, etc., tan sólo puncionando una de las venas de la oreja, evitando el efecto
trumático y manejo excesivo cuando se emplea vasos de mayor calibre, ejemplo
la yugular, safena, cefálica, etc. Aunque si son requeridos para ciertos exámenes
o investigaciones especiales deben realizarse.

Descripción del tubo capilar


El primer requisito es que sea heparinizado, sus medidas son 75 mm de longitud
por 1.40 a 1.60 mm de diámetro. La capacidad varía entre 70 a 80 L.
En la figura 5 se muestra dos microtubos de Woo heparinizados conteniendo
sangre centrifugada, uno de un gallo malárico con 14% de hematocrito (HT) y
otro sano con 48%.

4
A B

Fig. 6. Tubos capilares heparinizados con muestras


sanguíneas centrifugadas, mostrando un HT de 14% (A) de
un gallo malárico y otro sano con un HT de 48% (B)

La plastilina
Es una macilla que usan los niños para hacer sus muñequitos la cual se le ha
dado otro uso, la de sellar uno de los extremos del tubo capilar.

La centrífuga
Es una máquina que gira a 11,500 r.p.m, especialmente para el centrifugado de
tubos capilares por un tiempo mínimo de 5 minutos.

La cámara lectora
Puede ser una plataforma o una plantilla graduada que nos permite obtener los
valores porcentuales del microhematocrito.

Procesamiento del microtubo en el laboratorio


Una vez centrifugada la muestra de sangre en el microtubo y obtenido el valor
de HT el análisis se realiza en 2 secuencias, que consisten en observar en
primer lugar agentes hemoparasitarios vivos o en movimiento y en segundo
lugar agentes muertos debidamente coloreados con Wright o Giensa.

i. Primera secuencia
Se observan hemoparásitos vivos, entre ellos tenemos:

5
En el plasma sanguíneo de aves pueden observarse larvas de nematodos
Pielecitus clava, Chandlerella quiscali, y múltiples especies no conocidas. Las
microfilarias miden aproximadamente 275 m. Ninguna de las especies
anotadas han sido notificadas en el Perú.
En el plasma sanguíneo de un perro de nuestro trópico, han sido detectados
microfilarias de Dirofilaría immitis (Trigueros, 2000), las larvas son de mayor
longitud que las de aves, midiendo entre 307 a 322 m.
Una vez observada la columna plasmática, se continúa con la columna
leucocitaria, donde con objetivo de 40x pueden detectarse los tripanosomas en
movimiento. Ninguna especie de tripanosomas en aves ha sido reportada en el
Perú.
Por otro lado en bovinos de nuestro trópico se ha notificado la presencia de
Tripanosoma vivax (Calderón y Bazalar, 1978), el cual todavía es prevalente a
un nivel medianamente alto de 22.4 + 4.8% (Quispe et al., 2003)

ii. Segunda secuencia


En esta parte del proceso analítico, se ruptura el microtubo a nivel de la capa
leucocitaria y se deposita en un portaobjeto una pequeña gota de plasma y otra
de eritrocitos, se mezcla con la arista del portaobjeto extensor, se extiende la
mezcla colorea y se observa a inmersión (100x).
De esta forma se puede detectar hematozoarios de aves y de otros animales
domésticos.

Otros agentes observables a nivel microscópico con la técnica de Woo

Son numerosos los agentes etiológicos que pueden diagnosticarse con la


técnica de Woo, realizando la segunda secuencia del microtubo en el laboratorio.
En Aves, además de los agentes etiológicos anotados pueden ser detectados
con cierta facilidad los siguientes: Hepatozoon, Aegyptianella, Borrelía, etc.
En bovinos: Babesia, Anaplasma, Trypanosoma, Eperythrozoon, Theileria, etc.
En caninos: Babesia, Ehrlichia, Hepatozoon, etc.

6
Bibliografía
Betancourt, A.; Ramirez, L.E.; Wells, E. A y Bazalar, H. 1979. La técnica de
centrifugación en tubo capilar en el diagnóstico de tripanosomiasis experimental.
Revista ICA 14: 97-104

Bennett, G. F. 1962. The haematocrit centrifuge for the laboratory diagnosis of


hematozoa. Can. J. Zool. 40:124-125

Devignat, R. and Dresse, A. 1955. Micro-technique simple et rapide de


concentration du sang en trypanosomes. Ann. Soc. Belg. Med. Trop. Parasitol.
Mycol, Hum. Anim. 35: 315 – 321

Quispe, P.; A. Chavez; E. Casas; A. Trigueros; F. Suarez. 2003. Prevalencia de


Trypanosoma vivax en bovinos de la Provincia de Coronel Portillo, Ucayali. Rev.
Inv Vet. Perú. 14 (2) 161-165

Trigueros, A. 2000. Empleo de la Técnica de Woo en el diagnóstico de


microfilarias de Dirofilaria immitis en canes de Masisea. Ucayali (No publicado)

Woo, P.T.K. 1969. The hematocrit centrifuge for the detection of tripanosomes in
blood. Can. J. Zool. 47, 921-923.

Woo, P.T.K. 1970. The hematocrit centrifuge technique for diagnosis of African
trypanosomiasis. Acts Trop. 27, 384 - 386.

7
CAPITULO II
AGENTES PRODUCTORES
DE LA MALARIA AVIAR
(1) Plasmodiosis
(2) Hemoproteosis
(3) Leucocitozoonosis

8
(1) PLASMODIOSIS (MALARIA AVIAR)

Es una hemoparasitosis conocida también como paludismo aviar, causada por


un protozoario de diversas especies del género Plasmodium, sin embargo al
mencionado patógeno se le debe adicionar otros dos, el Haemoproteus y
Leucocytozoon causantes también de la misma enfermedad (Levine, 1973), que
afectan en forma simple o mixta el tejido sanguíneo de las aves. Si bien es cierto
predominan mayormente infecciones simples, no es difícil hallar mixtas. Es
importante recordar que desde el punto de vista histórico veterinario Smith y
Kilborne en el año 1893 demostraron por primera vez que un artrópodo, la
garrapata podía actuar como un vector de un protozoario, la babesia, similar a lo
que ocurre con ciertos artrópodos, en este caso mosquitos culicinos como
vectores de la malaria en aves, que fue clave en el conocimiento de la afección
en humanos, que actualmente es uno de los principales flagelos de la salud
mundial especialmente en vastas zonas de África, Asia y América del Sur, donde
627,000 personas, básicamente niños menores de cinco años y mujeres
embarazadas mueren anualmente a causa de ella (OMS, 2013).

La plasmodiosis es propia de países tropicales y subtropicales, aunque puede


presentarse en zonas o países de climas templados, por lo que se la considera
como una enfermedad cosmopolita.

El Perú con una gran extensión de Amazonía tropical, condiciones climatológicas


óptimas de temperatura, humedad y lluvias se ubica una rica fauna natural, y se
desarrolla una exuberante flora, lugar además donde se cobijan una inmensa
cantidad y variedad de artrópodos, insectos y ácaros vectores de importantes
enfermedades conocidas y por conocer.

Según las condiciones y aspectos del escenario descrito, a inicios de los 80 del
siglo XX se notificó por primera vez en el trópico peruano en los laboratorios de
Microbiología y Parasitología de la EE del IVITA – Pucallpa, situado a 59 km de
la ciudad de la capital, uno de los tipos o forma de malaria aviar causada por el
Haemoproteus spp. en patos criollos bebé Cairina moschata (Trigueros, 1982).

9
La infección que fue en la totalidad de los animales (50 patipollos) no tuvo
sintomatología clínica y por consiguiente posteriormente vivieron como
portadores sanos, sin registrarse ningún caso de mortalidad, tal como se notará
al abordar en detalle la hemoparasitosis por Haemoproteus spp en páginas
subsiguientes.

Con el transcurso de los años a mediados de los 90 del siglo pasado ya en los
laboratorios del IVITA- Pucallpa ciudad, todavía en proceso de implementación,
se diagnosticaron los primeros casos de malaria por Plasmodium spp en patos
Muscovy adultos aparentemente sanos (Trigueros, 1995).

Como se puede notar el pato Muscovy (Cairina moschata) de diferentes edades


y/o tamaño en nuestro medio tropical, hasta el siglo XX eran los hospederos
preferidos de los hemoparásitos Haemoproteus spp y Plasmodium spp, géneros
cuyas especies eran prácticamente apatógenas, es decir los patos vivían y
vivieron aparentemente sanos portando dichos protozoarios sin requerimiento de
ninguna medicación.

Fig. 7; Pato Muscovy (Cairina Fig. 8: Microfotografía de un esquizonte


moschata); portador sano del de Plasmodium spp. ubicado en uno de
Plasmodium spp. en el trópico de los polos de un hematíe del pato
Pucallpa. Muscovy.

Sin embargo a inicios del siglo XXI y fines de su primera década, se diagnosticó
y notificó oficialmente por primera vez en el Perú el primer caso de Plasmodiosis
o Malaria aviar por un hemoparásito presuntamente Plasmodium juxtanucleare
de carácter patógeno en un gallo de combate con sintomatología clínica en los

10
laboratorios del IVITA-Pucallpa ciudad (Trigueros, 2009) el cual fue tratado y
controlado exitosamente con sulfato de cloroquina, tras un brote ocurrido en el
distrito de Yarinacocha distante 5 Km., de la ciudad.
Con lo referido hasta este acápite sobre la presentación de dos de las tres formas
de Malaria aviar que se han identificado en nuestro trópico, tanto en galliformes
como anátidos a excepción de la leucocitozoonosis, con intervención decisiva
del IVITA-Pucallpa, nos demuestra que en aves domésticas libres de estas
enfermedades y por lo tanto limpias parasitológicamente de hemoparásitos, se
infectan al ser introducidas a nuestra amazonía, ambiente totalmente
desconocido como nuevo hábitat de gran abundancia de artrópodos vectores y
aves silvestres muchas de ellas todavía desconocidas, son los responsables de
la presencia y mantenimiento de la malaria en la región más grande del país.
En el Perú los estudios de hemoparasitos aviares son muy escasos, sin embargo
como ya se anotó en líneas previas se tiene registrado un Plasmodium
sumamente patógeno; presumiblemente P. juxtanucleare (Trigueros 2009)
hallado en un gallo de pelea del trópico de Pucallpa – Ucayali. El mencionado
espécimen todavía sigue en proceso de identificación. Por otro lado en aves
silvestres y/o nativas, los estudios recién se están iniciando con la presencia del
Plasmodium relictum SGS1 (Marzal et al. 2014), uno de los hemoparasitos
existente más patógeno, en Huánuco – Perú, región limítrofe con Ucayali. Este
hemoparásito es el primero en ser descrito en América del Sur. Además es la
misma especie que diezmó y llevó a la extinción a muchas especies de aves
nativas de las islas Hawai (Warner, 1968; Van Riper III et al. 1986),
desapareciendo el 70% de ellas (Marzal et al, 2014) que ahora son solo parte de
la historia.
En nuestra Amazonía tal como sigue la tendencia de tala indiscriminada del
bosque por madereros inescrupulosos y narcoagricultores nos pueden llevar a la
extinción de muchas de las aves autóctonas al igual como lo sucedido en Hawai.
Ejemplos de actualidad de animales en peligro de extinción a causa de un
hemoparásito, entre ellas algunas aves voladoras y acuáticas como noticia
mundial difundida por la BBC de Londres el 3 de enero del 2014, provienen de
un grupo de científicos que trabajan en las islas Galápagos informando que
ciertas aves nativas y una especie de pingüinos únicos en el mundo, vienen
siendo amenazados por un hemoparásito exótico, del genero Plasmodium el

11
mismo género que logró desaparecer varias especies aviares en Hawai, el cual
ya es prevalente en el pájaro reinita del manglar y en pingüinos de las
Galápagos, pero para suerte todavía, sin causar la muerte de ningún espécimen.
Actualmente la mayor preocupación y esfuerzo están dirigidos a identificar el
insecto vector y el reservorio de la malaria que presuntamente creen que sean
las aves domésticas introducidas por gente foránea.
Por otro lado eventos climáticos generados por el fenómeno “El Niño” es otro
elemento perturbador, que con el incremento de su frecuencia desabastece cada
vez los peces que son el alimento fundamental de dichos animales, provocando
elevadas mortalidades por inanición, reduciendo de esta manera sus
poblaciones, que pueden llegar hasta su extinción.
Un párrafo transcrito textualmente por uno de los especialistas el veterinario
Gustavo Jimenez de la Fundación Charles Darwin, a la BBC de Londres, sobre
el efecto nocivo del evento climático fue el siguiente: “En los eventos del Niño de
1982 y 1996 la población de pingüinos se redujo de 300 a 400 individuos
respectivamente”.
En forma similar una de las especialistas líder Patricia Parker experta en estudios
zoológicos de la Universidad de Missouri St. Luis (UMSL) USA, sobre el evento
se expresó de la forma siguiente: “El fenómeno de El Niño revierte la corriente
de Humboldt, que trae agua fría y rica desde la Antártica”, “En su lugar, lo que
llega a las islas es agua ecuatorial cálida”. “Por lo tanto cae en picada el número
de la aves que dependen de la vida marina”.
De lo avanzado hasta estas líneas se nota claramente que el género
Plasmodium es históricamente el más patógeno en aves nativas que en
domésticas el mismo que sigue en vigencia, ya que ha sido nuevamente
observado en aves nativas de las islas Galápagos cuya especie está en proceso
de identificación, debido a que también muchas de ellas son apatógenas. Sin
embargo dado a las amenaza que representa se están redoblando los esfuerzos
mediante monitoreos y estudios epidemiológicos, no sólo dirigidos al
descubrimiento del agente etiológico, sino del insecto vector y el reservorio que
se cree es un ave introducida, con el objeto de erradicar y/o controlar el
plasmódido intruso.

12
Para concluir esta pequeña introducción sobre malaria, se puede afirmar que en
un medio tropical abundante de artrópodos ápteros y alados, así como es posible
introducir malaria, mediante aves portadoras domésticas y sus vectores y
contagiar a las nativas (Hawai – USA) también es factible que aves domésticas
limpias o libres hemoparásitos pueden adquirir la infección al ser introducidas al
territorio de las aves nativas portadoras, mediante insectos vectores del lugar
(Pucallpa – Perú).

Por lo tanto las aves silvestres, así como las domésticas deben estar libres de
hemoparásitos, ya que históricamente son las más importantes por lo que deben
estar protegidas de los patógenos de mayor peligrosidad mediante programas
sanitarios de inmunizaciones, premuniciones y pruebas diagnósticas periódicas.
Si bien es cierto en aves domésticas los programas se aplican rutinariamente,
efectuarlos en aves silvestres es casi imposible, salvo ciertos monitoreos
periódicos y/o pruebas diagnósticas hemáticas factibles de realizar como la
obtención de pequeñísimas cantidades de sangre, una gota o 70 μL en un
microtubo de Woo que nos daría una idea del estado de salud de dichos
animales, por lo menos al nivel hemoparasitario que es uno de los más
importantes.

ETIOLOGÍA
Taxonómicamente se han descrito más de 200 especies de hemosporidios
aviares en ciertas especies de pájaros, correspondiente a 4 géneros diferentes
Plasmodium, Haemoproteus, Leucocytozoon y Fallisia. Los vectores son
insectos dípteros parásitos exclusivamente succionadores de sangre
perteneciente a 17 géneros (Valkiūnas, 2005, Njabo et al. 2011).

Por otro lado las aves domésticas y/o silvestres pueden adquirir la infección de
diversas especies de Plasmodium spp, de las cuales sólo un número reducido,
tienen actividad patogénica sobre el hospedero.

13
Agentes plasmódicos identificados en el Perú

En nuestro trópico húmedo semi siempre verde, donde está ubicado el IVITA-
Pucallpa se han estudiado 2 tipos de casuísticas causado por agentes maláricos
en dos especies aviares domésticas diferentes:

El primer caso un Plasmodium spp sin especie identificada en un grupo de patos


criollos Muscovy (Cairina moschata), los cuales vivían aparentemente sanos y
por consiguiente no requirieron tratamiento.

El segundo caso sumamente patógeno presumiblemente de la especie


Plasmodium juxtanucleare (Versiani y Gomes, 1941); en un Gallus gallus de
palea con sintomatología clínica, y tratado exitosamente, previo estudio
minucioso del caso (Trigueros 2009).

Agentes plasmódicos exóticos

Son plasmodios de reconocida y relativa patogenicidad en otros trópicos y/o


regiones del mundo:
Plasmodium cathemerium Hartman, 1927
Plasmodido afecta por lo que general a las paserinas entre ellas los canarios, en
los que produce hepatomegalia, anemia y hemorragia subcutánea.
Plasmodium gallinaceum Brumpt, 1935
Procede de la India donde ataca sus aves domésticas aunque pueden infectarse
experimentalmente otras aves, como el ganso, faisán, el pavo real y la perdiz.
Las aves adelgazan, hay hepatomegalia, esplenomegalia y signos nerviosos. En
pollos y aves adultos la mortalidad suele llegar hasta el 80%.
Plasmodium relictum Grassi y Feletti, 1891
Es muy patógeno en las columbiformes, además parasita diversos anátides y
paserinas. Los gamontes son redondos o irregulares, desplazan el núcleo de la
célula hospedadora y pueden inclusive llegar a expulsarlo del hematíe.
Historicamente es el agente malárico sindicado como el causante de la extinción
de muchas aves nativas de las islas Hawai (Warner, 1968; Van Riper et al. 1986).
Plasmodium durae, Herman, 1941

14
Parasita al pavo, en África y además puede infectar al pato. En pavos jóvenes la
enfermedad es de curso agudo, hallándose a la necropsia congestión del hígado,
bazo, riñones, y capilares del cerebro y meninges.

TAXONOMÍA DE LOS AGENTES PLASMÓDICOS DIAGNÓSTICADOS POR


EL IVITA PUCALLPA
Desde que el IVITA-Pucallpa inició sus actividades en 1970, como entidad de
investigación en el campo pecuario, mediante sus laboratorios de Microbiología
y Parasitología ha diagnosticado un gran número de agentes atiológicos de
enfermedades en los diferentes animales domésticos de la región, 36 hasta el
momento, con el objeto de dictar las medidas más adecuadas para su control y/o
erradicarlos.
Respecto a las aves, nuestra EE tiene en su haber el registro de dos
hemoparásitos:

El primero un Plasmodium spp de especie desconocida que parasita a los patos


domésticos Muscovy cuya característica es su apatogenicidad (Trigueros, 1995).

El segundo es otro agente plasmódico, pero sumamente patógeno que fue


diagnosticado en un gallo de pelea, al que presuntamente se le ha sindicado
como de la especie Plasmodium juxtanucleare pero sin embargo se sigue
investigando al respecto por lo que la siguiente clasificación taxonómica
corresponde a esta especie:
Reino : Protista
Sub reino : Protozoa
Phylum : Apicomplexa
Clase : Aconoidasida
Orden : Haemosporida
Familia : Plasmodiidae
Género : Plasmodium
Especie : Plasmodium juxtanucleare

CARACTERIZACIÓN DEL PLASMODIUM

15
Una de las maneras más fáciles de llegar a conocer las variadas morfologías que
adquieren los Plamodium en sus diferentes fases evolutivas, es en el tejido
sanguíneo de las aves (fase de esquizogonia) por lo general en los hematíes,
donde pueden ser observados microscópicamente merozoitos, trofozoitos de
forma ameboide o sortija, esquizontes ovoides, redondeados o irregulares macro
y microgametocitos alargados o redondeados. Las formas femeninas son por lo
general numéricamente mayores, toman coloración azul más intenso y sus
núcleos son más nítidos que los gametocitos masculinos, cuando son
coloreados con Romanosky. Otras consideraciones a tener en cuenta es la
distorsión celular, desplazamiento del núcleo eritrocítico, acumulación de
pigmentos de hematina dentro del parásito y en el citoplasma de la célula, etc.,
sin olvidarnos de las medidas de las diferentes estructuras (morfometría).

CICLO BIOLÓGICO DEL PLASMODIUM

Una de las características del cielo biológico de los Plasmodium es su


complejidad por lo que el conocimiento de muchos de ellos son todavía
incompletos, como es el caso del Plasmodium juxtanucleare cuyo ciclo no se
conoce con precisión, por lo que el ciclo descrito corresponde a un Plasmodium
spp.

El ciclo vital en todos los plasmódidos aviares transcurren entre las aves y los
insectos, estos últimos casi exclusivamente culicinos hematófagos. Sin embargo
también se ha incriminado al ácaro rojo de las gallinas (Dermanyssus gallinae),
como transmisor de la plasmodiosis aviar (Sthelik, 1987), citado por Munro
(1991), el cual es un artrópodo perteneciente a los ácaros y no un insecto.
El desarrollo biológico de un Plasmodium spp aviar evoluciona de la siguiente
forma:
El hospedero Gallus gallus limpio o libre de hemoparásitos es atacado por un
culicino infectado , el cual inyecta esporozoitos infectivos vía epidermis al
succionar sangre, los cuales desarrollan muy rápidamente en las células del
sistema retículo endotelial de la piel (macrófagos y fibroblastos), dando origen a
esquizontes pre-eritrocíticos de primera generación llamados criptozoitos en
cuyo interior se hallan numerosos merozoitos, los que al salir producen una

16
segunda generación de esquizontes pre-eritrocíticos denominados
metacriptozoitos cuyos merozoitos son los encargados de invadir diferentes
tejidos de organismo y los eritrocitos, por lo que muchos autores consideran que
en el hospedero aviar se producen dos fases o ciclos, el exoeritrocítico que se
desarrolla en tejidos diferentes al sanguíneo y el ciclo eritrocítico.

Fase exoeritrocítica
Se inicia con la invasión de merozoitos, procedentes de los metacriptozoitos a
células o tejidos diferentes a los hematíes, en los que forma esquizontes
exoeritrociticos. Se hallan en células endoteliales esquizontes del Plasmodium
gallinaceum, P. relictum y P. cathemerium y en células hematopoyéticas
correspondientes a P. elongatum y P. vaughani. Como se verá en la fase
eritrocítica los esquizontes exoeritrocíticos (fanerozoitos) producen merozoitos
que también infectaran a los hematíes sumándose al ciclo eritrocítico.

Respecto a la fase exoeritrocítica del P. juxtanucleare se puede anotar que esta


es poco conocida. Sin embargo algunos estudios demuestran que además de
los ciclos anotados, el mencionado plasmódido posee un tipo de exquizogonia
exoeritrocítica plasmática (Soares et al. 1999) en el cual los esquizontes están
flotando en el plasma, por lo que los mencionados investigadores infieren que la
cepa en mención realiza un ciclo paraeritrocitico, sugiriendo además que P.
juxtanucleare es una especie de plasmodio evolutivamente intermedia entre los
plasmodios de reptiles y mamíferos.

Fase eritrocítica
Esta se inicia a una semana ó 10 días de la infección de los glóbulos rojos por
merozoitos procedentes de los metacriptozoitos y/o también por los producidos
por esquizontes exoeritrocíticos, los cuales se localizan en las células
endoteliales o hematopoyéticas según la especie del hemeoparásito. Los
merozoitos son estructuras que al penetrar a los hematíes se redondean y
evolucionan a trofozoitos o estadíos juveniles del parásito que adquieren la forma
característica de anillo, consistente en una gran vacuola en el centro y el
citoplasma del parásito en la periferie.

17
Fig. 9: CICLO BIOLÓGICO DEL Plasmidium spp

Los trofozoitos iniciales para continuar con su desarrollo se alimentan y


multiplican. El primer proceso lo realizan absorbiendo el citoplasma del hematíe
mediante invaginación del parásito convirtiendo la hemoglobina en hematina que
la deposita bajo la forma de gránulos en las vacuolas de nutrición. El segundo
proceso lo realiza mediante esquizogonia, con producción de esquizontes y
liberación de merozoitos, previa ruptura celular, los que penetran a otros
eritrocitos y otras células.

La sincronización de la esquizogonia y la consecuente destrucción de los


hematíes a causa de la ruptura de los esquizontes repletos de merozoitos dan
lugar a los casos clínicos de escalofríos y fiebre en la malaria humana.

18
Recientes experiencias en aves galliformes maláricas evidencian que los
episodios febriles registrados en humanos palúdicos no, son posibles
observarlos como alzas, sino como bajas, es decir como estados
hipotérmicos tal como el causado por el Plasmodium spp recientemente
diagnosticado en el que se registran temperaturas corporales por debajo del
límite crítico inferior de 40°C en los momentos más activos o virulentos del
parásito (Trigueros, 2009)

Sobre la presencia o ausencia de fiebre en la malaria aviar hay discrepancias


entre los estudiosos y/o investigadores, aunque mayoritariamente la consideran
como un síntoma importante presente (Soares, et al. 1999; Del Campillo y Rojo,
1999). Otros opinan que la fiebre no parece ser una parte significativa del
síndrome malárico en aves (Russell y Cols., 1993) y entre otros uno no la
considera o la obvia dentro de la sintomatología Bennett (1987) citado por Munro
(1991).

Para no desviarme y perder la visión completa de la biología del Plasmodium


spp., el tema de la hipotermia de la malaria aviar será tratado tangencialmente
en las secciones, patogenia, métodos de diagnóstico, tratamiento y control de la
enfermedad en el presente capítulo y más detalladamente en el Capítulo VII,
sobre los aportes de las investigaciones en hemoparásitos aviares a la
enseñanza y la Medicina Veterinaria.

Continuando con los procesos esquizogónicos que parecen continuar


indefinidamente, poco después de un número determinado de generaciones
asexuales, algunos merozoitos se diferencian sexualmente en microgametocitos
y macrogametocitos que vienen a ser las fases infectivas para los mosquitos,
que al ser ingeridos por estos en su interior se desarrollan rápidamente, así el
núcleo de los microgametocitos se dividen y mediante un proceso de
exflagelación, salen de la célula madre 6 a 8 microgametos alargados con
apariencia de flagelos sin desconectarse de ella. Seguidamente se desprenden
y fertilizan al macrogameto originando el zigoto llamado ooquineto dotado de
gran movilidad, el cual penetra a la mucosa del intestino medio y termina

19
ubicándose en la superficie externa del estómago formando un ooquiste inicial,
el cual madurará entre 10 a 20 días. En este lapso el núcleo del ooquiste se
divide varias veces para producir un elevado número de esporozoitos. Una vez
maduros los ooquistes se rompen, liberando los esporozoitos a la cavidad
corporal del mosquito propagándose en todo el organismo llegando de esta
manera a las glándulas salivales, preparados para infectar a otro hospedero la
próxima vez que el mosquito ingiera sangre, completando así el ciclo vital
relativamente complejo del Plasmodium spp.

PATOGENIA
La plasmodiosis aviar causa en el hospedero acciones destructivas, primero en
órganos internos como hígado, bazo, pulmones, cerebro y riñones entre otros,
especialmente por ruptura de esquizontes los cuales liberan masivamente
merozoitos que reinfectarán nuevamente los mismos tejidos, además de los
globulos rojos, en los cuales una vez desarrollados y multiplicados
esquizogónicamente producirán destrucción masiva de hematíes
manifestándose anemia y debilidad por la gran pérdida de hemoglobina. La
infección masiva del hígado y bazo provocan hepatomegalia y esplenomegalia
respectivamente. También se observa hipoglucemia por mala función hepática,
donde tanto el hospedero como el parásito consumen exageradamente glucosa.
La adherencia de entrocitos al endotelio vascular causa trastornos circulatorios,
sobre todo en el cerebro, corazón y pulmones e insuficiencia renal.

SINTOMATOLOGÍA DE LA PLASMODIOSIS
La mayoría de los investigadores y autores coinciden casi unánimemente con
todos los signos observados y descritos sobre la malaria aviar, excepto en la
manifestación del síntoma febril.

Signos
Entre los signos observables se consideran: Apatía, inapetencia, supresión del
canto, emaciación, hinchazón de párpados, disturbios nerviosos (somnolencia,
problemas visuales, paresia se patas, balanceo de cabeza y temblores), piel de

20
la cara y mucosas pálidas, diarrea, plumas erizadas, geofagia y disminución de
postura. También se observa postración por la debilidad extrema, así como
muerte súbita.

Síntomas
No existe concordancia entre investigadores y especialistas en la materia sobre
la presencia o ausencia de fiebre en la malaria aviar. Una gran mayoría de ellos
considera que, esta afección se presenta con fiebre y por consiguiente es un
síntoma importante. Por otro lado hay un sector que considera que este síntoma
no tiene ninguna significación en el síndrome malárico y por lo tanto no lo
registran o lo ignoran.

Sin embargo, recientes investigaciones en galliformes domésticas con


infecciones naturales (Trigueros, 2009) y experimentales (Silveira, 2013),
demuestran que en afecciones por plasmodios patógenos como el P.
juxtanucleare, no se presenta fiebre o hipertermia, sino hipotermia en los
momentos de mayor acción nociva del patógeno.

MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO
En el diagnóstico de la plasmodiosis, así como en otras enfermedades se emplea
el diagnóstico clínico y de necropsia, que deben ser corroborados por análisis de
laboratorio para su confirmación definitiva ya que ambos son por lo general de
tipo presuntativo y sólo con ayuda del laboratorio mediante observación
microscópica del Plasmodium spp se confirma el diagnóstico.

Diagnóstico clínico
Se realiza de acuerdo al historial del padecimiento del ave (anamnesis) y sobre
todo la observación de signos y registros de síntomas. Se debe tener en cuenta
que, el síntoma más relevante es la temperatura corporal, la cual va acompañada
en estos casos con hipotermia o sea con puntuaciones por debajo de 40°C de
temperatura cloacal (TCL) la cual no es recurrente.

Este tipo de diagnóstico debe ser acompañado con el envío de muestra de tejido
sanguíneo con anticoagulante (1 ml) para los análisis de laboratorio, en el cual

21
mediante microscopía óptica nos determinará el tipo de agente palúdico
involucrado en la enfermedad.

Diagnóstico de Necropsia
Al igual que el diagnóstico clínico, éste también está precedido por el historial de
la enfermedad por conocer, así como las alteraciones encontradas durante la
disección del cadáver. Las alteraciones de un ave malárica son: emaciación y
palidez de mucosas de ano, cara y piel. Al corte se puede observar hemorragias
subcutáneas, sangre acuosa o delgada y bajo poder de coagulación. Las
alteraciones más importantes de los órganos internos se hallan en el bazo e
hígado en los que se observa esplenomegalia y hepatomegalia respectivamente.
También se pueden observar riñones agrandados, cerebro y a veces las
meninges congestionadas. Este tipo de diagnóstico se corroborará con
resultados de laboratorio en las áreas de histopatología (observación de fases
exoeritrocíticas y/o trombos en caso de alteraciones del SNC), hematología para
observación de fase eritrocítica, parasitencia y hematocrito, los cuales servirán
para emitir el diagnóstico definitivo.

Método de campo y laboratorio IVITA-Pucallpa


Se emplea en animales vivos y/o recientemente fallecidos. Consiste en extraer
una pequeña cantidad de sangre periférica de la vena braquial ubicada debajo
del ala. La cantidad es aproximadamente de 75 L recepcionada por capilaridad
en un microtubo heparinizado de Woo de igual capacidad que es sellado con
plastilina en uno de sus extremos y enviado al laboratorio. En este lugar el o los
capilares son centrifugados, utilizando una microcentrífuga de Wintrobe de
11,500 rpm por cinco minutos, luego se realiza la lectura del nivel de hematocrito
(HT) en una cámara lectora con resultados porcentuales.

La obtención de los valores de hemoglobina (Hb) y el contaje de glóbulos rojos


(G.R.) son también de importancia cuando se está al frente de algún caso
sospechoso, sin embargo, desde que se adoptó el método del microtubo o Woo
en el año 1976 por el IVITA-Pucallpa, en el que, el primer valor en hallarse es el
HT y la gran cantidad de agentes hemoparasitarios que se pueden descubrir, ha
reemplazado en gran parte los reactivos y equipos para determinar los valores
22
de Hb y GR., reservándolos cuando su requerimiento sea imprescindible. Una
vez realizada la lectura del HT, se emplea un microscopio óptico, la cámara y
microtubo de Woo para la búsqueda de trypanosomas en movimiento entre el
segmento leucocítico y el plasmático y microfilarias en este último. En caso de
positividad en el primer o segundo caso se procede a ruptura a nivel de hematíes
cercana a la franja de leucocitos y con una gota de sangre se realiza un frotis en
una lámina, se colorea con Wright y se observa con objetivos de inmersión de
100 x el protozoario flagelado y/o el nematodo microfilárico.

En caso de negatividad se procede a la ruptura del microtubo con una pinza a


nivel de la plastilina y el segmento eritrocítico se deja caer una gota, se la
extiende, colorea y se observa presencia o ausencia de hemoparásitos tipo
Plasmodium Haemoproteus, Leucocytozoon, Trypanosoma, Borrellia,
Aegyptianella, etc.; recalcando que en la relación anotada solo los dos primeros
han sido diagnosticados por los laboratorios del IVITA-Pucallpa, sin embargo con
la técnica de Woo ya se ha detectado en nuestros laboratorios, trypanosomas en
vacunos (Calderon y Bazalar, 1978) y microfilarias, en canes (Trigueros, 2000)
por lo que el resto de agentes por sus similitudes en las técnicas de diagnóstico
no serían difíciles de detectarlas y tratarlas y/o controlarlas, evitando de esta
forma la introducción de cualquier enfermedad exótica a nuestra región.

Respecto al número de células parasitadas por cada 100 observadas o cálculo


de la parasitemia en caso de un Plasmodium, se leen 10 campos en los que se
incluyen hematíes y trombocitos en número de 150 a 250 células por campo
distribuidos homogéneamente, en objetivo de inmersión.
Otros autores leen un número mayor de campos, inclusive hasta 100 (Godfrey
et al, 1987) citado por Silveira (2013), probablemente debido a la observación de
parasitemias muy bajas.

Otros métodos de diagnóstico


Actualmente el método más empleado en el diagnóstico y estudio de
hemoparásitos es el que se realiza por microscopia de luz, el cual sobrepasa el
siglo de uso, desde que en 1880 se hiciera la primera descripción malárica,
método el cual todavía sigue siendo aplicado por muchos laboratorios. Sin

23
embargo con el avance vertiginoso de la Ciencia y Tecnología de hoy, algunos
laboratorios cuentan con nuevos aparatos y equipos sofisticados, así como de
técnicas de diagnósticos, en algunos casos complicadas, pero en otras
relativamente fáciles de manejarlas, como por ejemplo la técnica de reacción en
cadena de la polimerasa (PCA: Polymerasa Chain Reaction) que puede ser
utilizada incluso por no especialistas.

A continuación se citan y se desarrollan en forma resumida algunas técnicas y/o


métodos aplicados al diagnóstico e investigación de hemoparásitos.

Métodos serológicos
Entre los más importantes tenemos los siguientes:

Inmunofluorescencia
Este método puede ser de dos clases, el directo (IF) que detecta antígenos de
una determinada muestra y el de inmunofluorescencia indirecta (IFI) que
descubre anticuerpos específicos en el suero de un hospedero.

La lectura de ambas modalidades se hace con un microscopio de fluorescencia


con lámpara de mercurio, cuya luz excita al isotiocianato de fluorescencia
haciendo que emita una luz verde fluorescente “tiñendo” un portaobjeto que
indica la presencia de antígeno en la muestra o de anticuerpos específicos en el
suero según el caso.

ELISA (Enzyme-linked immunosorbent assay)


Es una prueba inmunoenzimática que sirve para diagnosticar una gran variedad
de enfermedades de origen viral, bacterial, fúngicas o parasitarias en las que
están incluidos las hemoparasitarias. Esta prueba también se presenta bajo dos
formas, ELISA directo o sandwich que detecta antígenos y ELISA indirecto que
diagnostica y cuantifica anticuerpos. La lectura se puede realizar visualmente o
haciendo uso de un espectrofotómetro.

Reacción en cadena de la polimerasa (PCR: Polymerasa chain reaction)

24
Es una técnica moderna que permite amplificar pequeñas regiones específicas
del ADN en laboratorio. Es decir consigue que un pequeño segmento de ADN
que pasaría desapercibido en un análisis cualquiera se multiplique millones de
veces y así sea fácil de descubrirlo. El aparato donde se realiza la prueba se
llama termociclador.

Su aplicación es múltiple, así en la medicina es utilizada en el diagnóstico de


gérmenes de una gran variedad de enfermedades, entre ellas la malaria humana,
en forma similar también es empleada en veterinaria, biología, genética y gran
número de disciplinas de las ciencias naturales.

Según algunas de sus bondades, este técnica se caracteriza por ser rápida,
fiable y fácil de manejar, por lo que su utilización se ha difundido e incrementado
grandemente, pero sin embargo no es infalible ya que recientemente se ha
demostrado que PCR no detecta infecciones mixtas de los hemosporidios
disminuyendo considerablemente la prevalencia (Loiseau, et al. 2010).
Aunque la mayoría de los métodos por lo general tienen sus ventajas y contras
lo más razonable en este caso es continuar trabajando con el método tradicional
por así llamarlo a la observación microscópica que tiene más de un siglo de
vigencia con sus limitaciones conocidas (imposibilidad de identificar especies) y
la PCR que en poco tiempo ha logrado impulsar significativamente las
investigaciones en malaria aviar especialmente de aves silvestres (Pérez – Tris,
2009), es probable también que en poco tiempo logre subsanar su limitación
anotada.

TRATAMIENTO Y CONTROL

En el mercado circulan una serie de medicamentos antimaláricos, derivados de


la quinina, especialmente para uso-humano y por consiguiente solo expendido
en farmacias, mientras que en las dedicadas a la venta de productos veterinarios,
no existe ningún antimalárico para aves, probablemente por su escasa o nula
demanda, debido a la baja incidencia de plasmodiosis de alta patogenicidad.
Los medicamentos más conocidos son la cloroquina en dosis que van desde 1
mg/Kg a 5 mg/Kg pc. Experiencias terapéuticas en gallos de pelea en el trópico

25
peruano con sulfato de cloroquina en dosis de 20 a 30 mg/Kg de pc vía oral por
5 días consecutivos han dado muy buenos resultados (Trigueros, 2009).
También puede medicarse con primaquina en dosis de 100 mg/Kg pc vía
intramuscular.
Por otro lado y para culminar el aspecto terapéutico de la malaria aviar y abordar
en forma tangencial la terapia malárica humana que es de mucho mayor
importancia que la aviar, debido a la gran mortalidad y morbilidad que causa en
humanos, está siendo combatida actualmente con la “artemisinina” o artemisina,
medicamento de origen natural la misma que debe ser combinada con otro
medicamento para evitar resistencias precoces, según recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013).

Retomando el tema de la malaria aviar concerniente a las medidas de control a


tomarse, que dicho sea de paso son similares a los humanos, estas implican
acciones profilácticas protectivas contra los mosquitos, Culex, Aedes y
Anopheles spp mediante la instalación de mallas, fumigación de galpones, con
insecticidas o control biológico, así como el empleo de antimaláricos en los
alimentos o en agua o bebida.

26
IMPORTANCIA EN SALUD PÚBLICA
La malaria aviar no representa ningún peligro para la salud humana o sea que
no es una zoonosis, pero sin embargo en estos tiempos, hay que estar alertas y
vigilantes ante la posible introducción eventual o permanente de alguna
enfermedad propia de esta especie de sintomatología parecida que pueda
afectar a los seres humanos, como por ejemplo la Borreliosis, la Gripe Aviar A
(H5N1) y A(A7N9), así como la Psitocosis de los strigiformes.

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28
(2) HEMOPROTEOSIS

Es una hemoparasitosis de baja patogenicidad que afecta a las columbiformes,


anseriformes, paseriformes y falconiformes entre los grupos de aves más
conocidas. El hemoproteido infecta los endotelios y células de órganos
importantes como pulmones, bazo, hígado y otros, además de los hematíes del
hospedero. Pese a esta situación invasiva por lo general no cursa con
sintomatología clínica, aunque el parásito puede estar circulando en la sangre;
pero en niveles muy bajos, menores al 1%, en caso contrario si se elevaran
podrían desencadenar en enfermedad.

En el Perú se tienen referencias del Haemoproteus desde mediados del siglo


XX, primero en la relación de parásitos identificados por el Instituto Nacional de
Biología Animal elaborado por Arnao (1951) y posteriormente en otra de ecto y
endoparásitos identificados en el Departamento de Parasitología de la Facultad
de Medicina Veterinaria de la UNMSM, correspondiente a los años 1947-1960
por Chávez y Guerrero (1960). Sin embargo uno de los estudios más elaborados
corresponde al realizado por Tello y Tantaleán (1964), en una población de 1000
palomas mensajeras de Lima y alrededores en las que hallaron una alta
incidencia de 63.30% de animales infectados aunque clínicamente sanos.

Por otro lado en el trópico peruano en los laboratorios de la EE del IVITA-


Pucallpa fue diagnosticado por primera vez en el año 1976 un tipo de
Haemoproteus spp en patos domésticos Muscovy (Cairina moschata) adquirido
naturalmente por picaduras de insectos, el cual fue notificado oficialmente por
Trigueros (1982). Este hemoparásito no produjo manifestaciones clínicas,
aunque siempre mostró parasitemías, pero por debajo del 1% (Trigueros y
Villanueva, 1982).

Asimismo en el Neotrópico en una área geográfica mucho mayor se llevó a cabo


un estudio sobre la distribución de hematozoarios en base a 35,555 aves
registradas, solamente 3,743 (10.5%) individuos hospedaron una o más
especies de hemoparásitos, siendo el Haemoproteus el más común, con una

29
prevalencia de 7.4%, seguido por Plasmodium, (1.9%), microfilarias (1.2%),
Trypanosoma (0.6%) y Leucocytozoon (0.2%) (White et al. 1978)

Sobre hemoproteosis en patos domésticos de carácter mortal se han descrito


muy pocos casos, uno de ellos es la detección de un Haemoproteus también en
patos Muscovy que provocó la muerte de 2 de 5 inoculados con sangre infectada
de un pato pekin (Anas platyrhynchos) el cual después de servir como fuente
infectiva siguió sobreviviendo. La sintomatología observada en los Muscovy fue
predominantemente respiratoria, que histopatológicamente se tradujo en
neumonitis con invasión masiva de esquizontes. Otros órganos afectados fueron
el hígado, bazo y fibras cardiacas (Julian and Galt, 1980). En este caso las
lesiones microscópicas observadas sólo fueron posibles a nivel de fase
exoeritrocítica. No fueron detectados gametocitos en hematíes de la fase
eritrocítica. Para dilucidar algunos aspectos oscuros del precedente trabajo se
diseñaron otros. Así respecto a la susceptibilidad del pato Muscovy y Pekín a
infecciones por Haemoproteus nettionis (Sibley y Werner, 1984) encontraron que
ambas especies no respondieron a la prueba de susceptibilidad del
hemoparásito anotado, al no hallar ninguna respuesta sintomatológica a la
inoculación de homogenizados de mosquitos culicoides para reproducir la
enfermedad, pese a la detección de gametocitos en hematíes, así como estadios
tisulares de H. nettionis en células endoteliales a nivel de pulmón, corazón y bazo
de los animales sacrificados. No observándose por lo tanto morbilidad ni
mortalidad a causa de la infección en ambas especies.

En aves no domésticas, de 96 individuos correspondiente a 6 especies entre


ellas en una especie de pato silvestre llamado Iguaza Común (Dendrocygna
autumnalis) que habita lagunas y pantanos de la zona de Humedales del
Departamento de Casanare – Colombia, se determinó que el 41% estaba
infectado con una nueva especie de parásito sanguíneo el Haemoproteus
(Parahaemoproteus) macrovacuolatus, el cual se caracteriza por mostrar uno o
varios macrogametocitos ovalados enormes (2.5 m del diámetro más grande)
con vacuolas redondas conspicuas, una característica única en los
hemoproteídos descritos en las aves (Matta et al. 2014). La descripción se realizó
usando datos de morfometría de los gametocitos encontrados en los eritrocitos
30
del hospedero y la secuenciación del genoma mitocondrial y fragmentos del
citocromo b. En el análisis filogenético se identificó que este agente está
estrechamente ligado al linaje CO33 reportado en patos del género Dendrocygna
en el sur de Asia.

Se considera a D. autumnalis una especie de reservorio potencial de agentes


virales entre ellas la Influenza Aviar (Aguirre et al. 1992), que combinados con
este tipo de hemoparásito pueden representar un riesgo para la Salud Pública
en la zona. Para culminar esta pequeña introducción sobre la hemoproteosis
aviar, Martínez De La Puente et al. (2010), han demostrado experimentalmente
en aves silvestres, que reduciendo la intensidad de la infección del
Haemoproteus, mediante el uso de un antimalarico lograron mayores
probabilidades de supervivencia del herrerillo común Cyanistes coeruleus frente
al grupo parasitado no tratado. El herrerillo común es un ave forestal silvestre de
pequeño tamaño que presenta niveles altos de infección para éstos parásitos
similares al de la malaria. Estos resultados muestran por primera vez de manera
experimental, el efecto negativo de las infecciones de este tipo de hemoparásito.

ETIOLOGÍA

Actualmente en el mundo se han descrito más de 100 especies de


hemoproteidos en aves, pero de dudosa validez en muchas de ellas (Del
Campillo y Rojo, 1999), las cuales casi en su totalidad han sido descritas por
morfometría clásica de frotis coloreados y observación microscópica, método
cuya mayor limitación es la identificación de especies. Sin embargo con el ADN
se ha facilitado la identificación de nuevas especies, por su fiabilidad y precisión;
pero sin dejar de lado por ello el estudio morfométrico con microscopia clásica.

Aunque la mayoría de los hemoproteidos son apatógenos, existen algunos que


poseen cierto grado de patogenicidad, entre ellos el Haemoproteus columbae
que afecta a la paloma doméstica a la sazón la primera especie en ser descrita
por Krause en 1890, posteriormente se describieron otras especies que infectan
a tórtolas y paloma de luto H. sacharovi, codornices H. lophortyx, pavos H.

31
meleagrides, patos domésticos H. nettionis y patos silvestres H.
macrovacuolatus.

TAXONOMÍA

La clasificación taxonómica que se desarrolla a continuación es la del


Haemoproteus columbae, por ser el primer hemoproteido descrito en el mundo,
su relativa patogenicidad en palomas, las más de cien especies descritas, así
como su presencia en el Perú en dos especies diferentes de aves domésticas,
uno como H. columbae, en palomas en la costa peruana (Arnao, 1951; Chavez
y Guerrero, 1960; Tello y Tantaleán, 1964) y en el trópico peruano en el pato
doméstico como género Haemoproteus spp, de especie desconocida (Trigueros,
1982).

TAXONOMÍA del Hemoproteus columbae

Dominio : Eukarya
Reino : Chromalveolata
Superfilo : Alveolata
Filo : Apicomplexa
Clase : Aconoidasida
Orden : Haemosporida
Familia : Haemoproteidae
Género : Haemoproteus
Especie : Haemoproteus columbae

CARACTERIZACIÓN

En H. columbae como en los demás hemoproteidos las únicas formas que se


encuentran en los eritrocitos son los gametocitos, los que morfológicamente
pueden variar de formas diminutas, formas de salchicha, hasta formas crecientes
que rodean parcial o totalmente el núcleo de la célula hospedadora en forma de
collar. El núcleo puede verse desplazado; pero no hasta el borde de la célula.

32
Con Romanoswsky los macrogametocitos se tiñen de un azul oscuro a rojo; el
núcleo es compacto y se colorea de morado oscuro a rojo. Los gránulos de
pigmento están dispersos por todo el citoplasma. Los microgametocitos se tiñen
de un color que va de azul claro a rosa. El núcleo es rosa pálido y difuso y los
gránulos de pigmentos del citoplasma están recogidos en una masa esférica
hacia los polos.

Actualmente los colorantes que se emplean rutinariamente en los diferentes


laboratorios son Giemsa y Wright por lo que los hematíes y parásitos
intraeritrociticos al ser teñidos toman 2 tipos de coloraciones. Así con Giemsa el
citoplasma eritrocítico se tiñe de un color celeste claro y azul el núcleo y los
gametocitos parasitarios siguen igual tendencia. Con Wright en cambio el
citoplasma eritrocitario es de color rosado claro y el núcleo un rosado más oscuro
y la cromatina nuclear un color negruzco. Los gametocitos parasitarios, en este
caso, los macrogametocitos presentan un citoplasma celeste y nucleo rosado
compacto con granulos oscuros, distribuidos en todo el citoplasma. En los
microgametocitos el núcleo es rosado difuso y los gránulos oscuros están
ubicados en el citoplasma de los polos. Asimismo para caracterizar las diferentes
especies de hemoproteidos, los rasgos morfológicos usados con más frecuencia
incluyen el número de gránulos pigmentarios, el grado de circunvalación del
núcleo del hospedero, el tamaño del parásito, el grado de desplazamiento del
mismo y el grado de alargamiento de la célula hospedadora.

33
Fig. 10: Microgametocitos de Haemoproteus Fig. 11: Macrogametocito de Haemoproteu spp.
spp, Nótese los gránulos ubicados en los polos Nótese los gránulos distribuidos en todo el
de los hemoparásitos (tinción con Wrigth). citiplasma del hemoparásito (tinción con
Wrigth).

En un frotis coloreado de sangre periférica, el único hemoparásito que nos podría


a llevar a cierta confusión en la detección del Haemoproteus podría ser el
Plasmodium con el que comparte la misma familia. Sin embargo en el primer
agente sólo se presentan bajo la forma de gametocito o formas de salchicha
intracitoplasmática en los hematíes, careciendo de esquizontes, mientras que en
el segundo agente, además de gametocitos se encuentran esquizontes.

Otra ayuda para no errar, es que también en el segundo agente se pueden hallar
esquizontes en el plasma extracelular como el caso del P. juxtanucleare
(Massard y Massard, 1981, Soares et al. 1999), estadíos también ausentes en el
primer agente.

CICLO VITAL

Se inicia cuando el único vector comprobado la mosca hipoboscida


Pseudolynchia canariensis infectada inocula los esporozoitos a la paloma
doméstica, los que entran a circulación sanguínea e invaden las células
endoteliales de los vasos sanguíneos de varios tejidos de pulmones, hígado y

34
bazo. Dentro de las células endoteliales los esporozoitos llevan a cabo una
reproducción asexual, transformándose a esquizontes, proceso que se produce
por varias generaciones y que dan lugar a macroesquinzontes. Estos a su vez
producen numerosos merozoitos que ingresan a los eritrocitos y maduran para
formar los gametocitos, macro y microgametocitos respectivamente. Estos
aparecen por primera vez a los 30 días post infección. Los macrogametocitos y
microgametocitos pueden ser ingeridos por otra mosca hipodoscida hematófaga,
donde el desarrollo es comparable al del género Plamodium en el mosquito. En
el intestino medio de la mosca tiene lugar la exflagelación de los
microgametocitos, los que una vez desprendidos de la célula madre ya como
microgametos van en busca del macrogameto fertilizándolo, formándose el
cigoto móvil ooquineto que emigra hasta la superficie exterior del intestino medio.
Aquí tiene lugar la esporogonia, con la producción de esporozoitos. Estos son
liberados al hemocele, de donde pasan a las glándulas salivales, para ser
inoculados en un nuevo hospedero.
Sin embargo, en el ciclo biológico que estaría ocurriendo en nuestro medio
tropical, estarían involucrados otros insectos vectores (hospederos definitivos),
ya que la mosca hipobóscida P. canariensis, sólo es factible de hallarla en
palomas, mientras que los culicinos, simúlidos y anopheles son abundantes y
que muy fácilmente se estarían alimentando de los anseriformes y galliformes
manteniendo la infección.

35
Macrogametocito
Microgametocito Micsdbcjd
Micsdbcjd sfbjhdf
sfbjhdf

Fig. 12: CICLO BIOLÓGICO DEL Haemoproteus spp.

36
PATOGENIA

Como ya se anotó en las líneas previas introductorias, los hemoproteídos


producen afecciones de baja patogenicidad, por lo que esta actividad nociva
interna no es reflejada externamente y por consiguiente transcurre como una
afección subclínica o asintomática. Sin embargo se registran algunos casos de
cierta patogenicidad, así en pichones de columbiformes pueden presentarse
casos agudos de hemoproteosis con alta mortalidad.

Los signos y síntomas que produce la acción patógena de esta afección no son
detectables en los primeros días de inyección de esporozoitos. Sin embargo
desde el primer momento de la inoculación, el agente por vía sanguínea se dirige
a ciertos órganos de predilección como el bazo, hígado, pulmones y riñones,
donde se instala, desarrolla y multiplica, alterando y destruyendo las células y
tejidos de los órganos escogidos, especialmente por la acción esquizogónica
(periodo exoeritrocítico). Una vez que los merozoitos producidos por los
esquizontes de la fase exoeritrocítica comienzan a invadir los hematíes y dan
inicio a su destrucción (periodo eritrocítico), por lo general recién salen a relucir
los signos y síntomas de la enfermedad en las especies de Haemoproteus de
cierta patogenicidad o patógenos.

SINTOMATOLOGÍA

Las afecciones por hemoproteidos dado a su baja patogenicidad, son pocos los
casos descritos con manifestaciones sintomatológicas. Así los signos más
reconocidos en estos casos son: mucosas pálidas, anorexia, debilidad, diarrea,
pereza, apariencia rígida, postración y muerte.

El estado térmico que es el síntoma más importante, en las aves por lo general
no se registra. En aves la temperatura corporal normal es de 40°C a 43°C, la
cual se registra con un termómetro clínico en la cloaca.

37
MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO

Se describen los siguientes métodos: el clínico, el de necropsia y laboratorio.

Diagnóstico clínico

Se basa en las manifestaciones observadas de la dolencia, las cuales son los


siguientes: mucosas pálidas, anorexia, debilidad, diarrea, pereza, apariencia
rígida, disnea, postración y muerte.

Aunque el registro de la temperatura corporal en aves no es una práctica, esta


debería efectuarse como un elemento de ayuda para el diagnóstico clínico de las
diferentes enfermedades en esta especie. Por lo que es importante conocer los
intervalos mínimos y máximo normales de la temperatura corporal, además de
tener en cuenta que, según recientes investigaciones de la malaria en Gallus
gallus con Plasmodium spp., presuntamente P. juxtanucleare, no se presenta
fiebre sino hipotermia (Trigueros, 2009; Silveira, 2013), la cual es irreversible
sino se trata o controla oportunamente la enfermedad.

En otras especies avícolas, la anemia y la anorexia han sido reportados


ocasionalmente y deberían seguir siendo monitoreadas para ver la afección en
el hospedero (Clark et al. 2014).

Con el método clínico para que un diagnóstico de hemoproteosis aviar sea


preciso deber ser corroborado por análisis de laboratorio, con el cual se identifica
el agente etiológico, nos proporciona el nivel de infección sanguínea o
parasitemia y el estado sanguíneo, es decir, si los hematíes están en cantidades
normales o existe anemia, que se mide con el hematocrito. Otros análisis
complementarios en reemplazo del hematocrito pueden ser el de hemoglobina
y el contaje de hematíes.

38
DIAGNÓSTICO DE NECROPSIA

Las principales alteraciones post morten de una hemoproteosis se encuentran a


nivel del hígado, bazo y riñones, los cuales se hallan agrandados, engrosados y
de un color oscuro, también puede haber edema pulmonar y lesiones de molleja
en palomas y formaciones alargadas en músculo estriado del pavo parecido a
los quistes de Sarcocystes.

Histopatológicamente se observan esquizontes a nivel de células endoteliales


pulmonares, tejidos hepáticos, esplénico, renal y músculos esquelético y
cardiaco.

Al igual que en el método clínico es muy importante las muestras de sangre, para
que mediante frotis coloreados se identifique el agente etiológico, se observe la
parasitemia y el hematocrito que conjuntamente con las alteraciones
macroscópicas e histopatológicas nos permita evacuar un diagnóstico preciso.

DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO

Es el método que sirve para confirmar los diagnósticos clínico y de necropsia o


de cualquier otra investigación interesada en identificar el agente causal de una
enfermedad. El diagnóstico de laboratorio se puede efectuar mediante varios
métodos, pero el común, es el que realiza observando frotis coloreados con
Wright o Giemsa mediante microscopía óptica de luz. Este tipo de análisis debe
estar acompañado por el hallazgo de otros parámetros también importantes
entre ellos la hemoglobina, hematocrito, cantidad de hematíes y leucocitos; pero
el más práctico, rápido y preciso es el microhematocrito, usando el microtubo de
Woo heparinizado de 70 L de capacidad. Con el microtubo una vez centrifugado
se halla el hematocrito porcentual, y con una gota de sangre obtenida al rupturar
el microtubo y una vez coloreada se observa el agente etiológico, se calcula la
parasitemia y la prevalencia.

Las hemoparasitosis no patógenas hemoproteosis y plasmodiosis


respectivamente, según nuestra experiencia no llegan al 1% de parasitemia, los
39
que coinciden a su vez con niveles de hematocrito normales sobre el 30%
(Trigueros y Villanueva, 1982; Trigueros, 1995), en caso de hemoparasitosis
patógenas estas superan fácilmente el 1% y sobrepasan holgadamente el 10%
de parasitemia y el hematocrito puede llegar a niveles tan bajos de hasta el 4.5%
lindantes con la muerte (Trigueros, 2009).

Método de campo y laboratorio del IVITA – Pucallpa

Es un método de laboratorio en que el laboratorista generalmente un profesional,


no sólo es un receptor de muestras, que las procesa, las estudia y emite
resultados en forma fría, sino es aquel que se dirige personalmente a la fuente
misma de la enfermedad o patología, estudia el caso, extrae muestras de la
mejor forma, las analiza en el laboratorio y emite resultados. Los avances del
IVITA-Pucallpa en el control de hemoparásitos de los últimos 40 años, no sólo
en aves sino en vacunos han sido de esta forma, con resultados exitosos.

Otros métodos de diagnóstico de laboratorio

Existen varios métodos con tecnología de punta para el diagnóstico de


hemoproteidos y hemoparásitos en general, entre ellos los más conocidos son:

Métodos de Inmunofluorescencia

Estos pueden ser de inmunofluorescencia directo (IF) que descubre antígenos y


el indirecto (IFI) que detecta anticuerpos específicos en el suero del hospedero.
La lectura de ambas modalidades se realizan con un microscopio de
inmunofluorescencia o fluorescencia.

Método de ELISA (Enzyme linked immunosorbent assay)

Este método también puede ser directo e indirecto, los cuales detectan antígenos
y anticuerpos respectivamente. La lectura se realiza visualmente o mediante un
expectrofotómetro.

40
Método de reacción en cadena de la polimerasa (PCR: Polymerase chain
reaction).

Es un método molecular que se ha difundido grandemente, por su rapidez,


fiabilidad y fácil manejo. El aparato que sirve para realizar la prueba se llama
termociclador. Aunque no es la panacea de los métodos, ya que en los más
recientes años se ha demostrado que la PCR no detecta infecciones mixtas
(Loiseau et al. 2010), sin embargo ha logrado dar un gran impulso a las
investigaciones de malaria aviar, especialmente en aclarar especies de dudosa
validez.

Por ejemplo muchas secuencias de DNA de Haemoproteus han sido


identificadas en aves del mundo en años recientes, conduciendo a un nuevo
entendimiento de la antes desconocida diversidad del parásito en diferentes
regiones (Clark, et al. 2014).

TRATAMIENTO Y CONTROL

Como la mayoría de hemaproteidos diagnosticados son apatógenos, tal como


sucede en forma similar con los plasmódidos, por lo general no se realizan
tratamientos medicamentosos para su control. Sin embargo Coatney (1935),
citado por Soulsby (1987), fue uno de los primeros en ensayar con productos
antimaláricos para el tratamiento de la hemoproteosis, el cual indicó que la
quinacrina es eficaz frente a los gamontes jóvenes. Sin embargo en años
recientes se ha demostrado experimentalmente que en aves silvestres la
administración del antimalárico primaquina, aumentaron la probabilidad de
supervivencia frente a los no tratados (De La Puente, 2010).

En Medicina Veterinaria conocer el costo beneficio en el tratamiento y/o control


de una enfermedad es de gran importancia, por lo que ante los resultados
beneficiosos hallados aplicando antimaláricos en aves silvestres, estos deben
ser ensayados en aves domésticas, donde si se demuestra que los beneficios
son mayores que los costos, la medicación en forma terapéutica y/o profiláctica
tendrá que ser implantada en aves de zonas donde los hemosporidios son

41
prevalentes. En estos tipos de controles también se incluirán las aves portadoras
de plasmódidos con mucha más razón.

La terapia contra los agentes maláricos en aves, en los que están incluidos las
numerosas especies de hemoproteidos están muy avanzadas.

Todavía actualmente se emplea la quinacrina (1.6 mg/Kg pc/día), cloroquina (1


mg/Kg pc/día) en ambos casos durante 5 días vía im, primaquina (100 mg/Kg pc,
vía oral) y combinaciones de sulfamidas y pirimetamina (sulfametoxin +
pirimetamina; sulfaquinoxalina + trimetroprima, en agua de bebida/ 7 días). En
gallos de pelea se ha usado sulfato de cloroquina en dosis de 20 a 30 mg/Kg pc
via oral/5 días con muy buenos resultados.

Las medidas de control comprenden la protección de galpones con mallas o


mosquiteros, así como la fumigación con insecticidas periódicamente para
disminuir la carga poblacional de mosquitos culicinos. Otras medidas son los
drenados de charcos, en pozas piscicolas empleo de peces controladores
biológicos, consumidores de larvas, fuente de infección. Una buena medida
profiláctica en incluir antimaláricos en el agua de bebida de las aves.

IMPORTANCIA EN SALUD PÚBLICA.

La hemoproteosis es inocua para los seres humanos, sin embargo hay


enfermedades que tienen ciertas similitudes sintomatológicas, por lo que hay que
estar alertas y vigilantes ante la posibilidad de su introducción a nuestro país,
como la Borreliosis, la Gripe aviar y/o la Psitacosis que sí, afectan a la especie
humana o sea son Zoonosis.

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hematozoa of Neotropical birds. Rev. Biol. Trop., 26 (1): 43-102.

44
(3) LEUCOCITOZOONOSIS

Es una enfermedad hemoparasitaria de las aves causada por numerosas


especies del género Leucocytozoon, los cuales infectan tanto leucocitos como
hematíes, y al igual que los plasmodios y hemaproteidos, existen especies
inocuas y muy patógenas. En el primer caso, pese a que los hospederos están
infectados no les causa ningún efecto nocivo, los mismos que viven como
portadores sanos y en el segundo caso las especies patógenas pueden provocar
mortalidad hasta del 90%. En el Perú su presencia todavía no ha sido notificada.

Fig. 13; Leucocytozoon spp. en un frotis de sangre de un


halcón de cola roja (tinción con Giemsa). El hemoparásito
está sobre la célula hospedadora. Fuente. Bowman D. 2011

Aunque se piensa generalmente que la leucocitozoonosis tiene más interés en


países tropicales, es en Norteamérica donde se ha reportado que esta patología
causa pérdidas económicas importantes en la avicultura (Threlfall y Bennett,
1989). Este género presenta una baja frecuencia en el Neotrópico, siendo
ampliamente distribuido en otras zonas geográficas como el Neártico y
Paleártico. Es muy probable, que la baja frecuencia refleje una escasez de
vectores arnitofilícos apropiados (Rodriguez 2000). En países de climas
templados su presentación es muy baja.
Herman (1944) ha enumerado las especies norteamericanas, siendo las más
frecuentes:

45
Leucocytozoon simondi Mathis y Léger 1910, se halla en patos, gansos
domésticos y salvajes, Leucocytozoon smithi Laveran y Lucet 1905, en pavos
domésticos y salvajes, Leucocytozoon caulleryi Mathis y Leger 1909 en gallinas.

Otras especies del género Leucocytozoon son: Leucocytozoon bonasae,


parasita una tetraónida neártica, de zonas frías y/o áridas, además de especies
de guaco y de chocha, en USA y en Canadá (países Neárticos), Leucocytozoon
mansoni parásito del urogallo (Tetrao urogallus), gallo lira (Tetrao tetrix) y del
hazelgrevol (Tetraste sbonasia) en Suecia. Leucocytozoon marchouxi, que
parasita a palomas domésticas y silvestres. Es cosmopolita.
Leucocytozoon sakharoffi parásito del cuervo, corvato, corneja, grajo, y de la
chova en Europa y Norteamérica.
Los efectos que suponen las parasitemias por Leucocytozoon en aves silvestres
han sido extrapoladas de observaciones del comportamiento del parásito en
aves de corral, sin embargo el efecto real que este tiene sobre las poblaciones
de aves en la naturaleza es aún desconocido. Algunos acercamientos al
comportamiento de los hemosporidios en especies silvestres han surgido a partir
de trabajos en zoológicos. Son pocos los reportes en los que se ha demostrado
una grave enfermedad en aves silvestres, estos casos generalmente se
relacionan con la muerte del hospedero o su cría (Valkiūnas, 2005).

46
TAXONOMÍA

Se ha seleccionado para ser clasificado taxonómicamente al Leucocytozoon


simondi, por ser uno de los más patógenos en anseniformes domésticos y
salvajes, el cual es como sigue:
 Dominio : Eukaryota
 Reino : Chromalveolata
 Phylum : Apicomplexa
 Clase : Aconoidasida
 Orden : Achromatorida
 Familia : Leucocytoidae
 Género : Leucocytozoon
 Especie : Leucocytozoon simondi

CARACTERIZACIÓN DEL LEUCOCYTOZOON

En la fase endógena del Leucocytozoon, la morfología de los gametocitos una


vez adquirida la madurez son muy similares a las demás especies los cuales
parasitan linfocitos y hematíes (Fallis, et al. 1951; Cook, 1954; Desser 1967), los
mismos que sufren una gran distorsión por la acción parasitaria adoptando
generalmente una forma fusiforme y en algunos casos estructuras redondeadas,
sin que esto quiera decir que estas difieran funcionalmente de las formas de huso
o alargadas. No se produce pigmento. Los gametocitos son cuerpos alargados
ovoides, de 14 a 15 m de largo, pudiendo alcanzar hasta 22 m. La célula
hospedadora infectada está muy distendida y alargada y puede medir 48 m
de largo. El núcleo de la célula hospedadora está alargado y forma un creciente
largo, delgado y oscuro a lo largo de un lado de la célula parasitada. Con la
coloración de Romanowsky los macrogametocitos se tiñen de un azul oscuro. El
núcleo es completo y pueden aparecer varias vacuolas en el citoplasma
intensamente teñido. Los microgametocitos, son un poco más pequeños que los
macrogametocitos, el citoplasma es de un azul pálido, el núcleo es difuso de un
color rosa pálido. Los mosquitos simúlidos (moscas negras) son vectores de los

47
Leucocytozoon simondi, Leucocytozoon smithi y los Culicoides spp. (jejenes)
para Leucocytozoon caulleryi.

CICLO BIOLÓGICO

Los insectos (simúlidos y culicoides) se infectan al succionar sangre con


gametocitos de las aves infectadas por lo general portadoras sanas y también
algunas enfermas, estos se hallan en los leucocitos o hematíes circulantes,
muchos de ellos de forma de huso y otros de formas redondeadas. La
esporogonia (ciclo exógeno) en el vector da origen a la formación de ooquistes
conteniendo esporozoitos, los cuales con una temperatura adecuada en el
periodo de una semana están hábiles y son inoculados cuando el mosquito
vuelve a ingerir sangre. El ciclo endógeno o esquizogónico se desarrolla en el
hígado, bazo, corazón, pulmones, cerebro y músculos, con formación de
grandes esquizontes de hasta 50 m de diámetro, los cuales son muy grandes
(Leucocytozoon simondi), rodeados de una gruesa membrana, cuyos merozoitos
se convierten en gametocitos, reiniciándose nuevamente el ciclo.

48
Fig. 14: CICLO BIOLÓGICO DEL Leucocytozoon spp.

PATOGENIA

Una vez instalada la infección se produce la destrucción directa de los eritrocitos


parasitados, tanto en la médula ósea como en la sangre circulante,
indirectamente se produce hemólisis intravascular y bloqueo capilar por
nicroembolias causados por los megaloesquizontes en los pulmones o también
necrosis en el bazo, hígado y pulmones. Además se produce anemia, que se
manifestará mediante palidez de mucosas, signos nerviosos como marcha
vacilante, tambaleo y tortícolis a causa de las microembolias cerebrales.

49
SINTOMATOLOGÍA

La leucocitozoonosis por lo general se presenta en aves jóvenes en forma aguda


en que la muerte puede sobrevenir en uno o dos días. Los principales signos en
aves jóvenes son pereza, anorexia, respiración rápida o polipnea (debido a la
gran cantidad de megaloesquizontes en los endotelios de los capilares
pulmonares de los anseriformes en especial), mucosas pálidas, transtornos de
la locomoción, tortícolis y diarrea.

En aves adultas la enfermedad se desarrolla más lentamente o sea es menos


aguda, observándose pereza, anorexia, emaciación, disminución de la postura e
incubibilidad. Sin embargo muy pocas mueren y por lo general sobrevienen
después de los 4 días. Lo descrito corresponde a los signos de la enfermedad;
pero el síntoma más importante la temperatura cloacal no se registra, debido a
su poca práctica en la explotación avícola.

MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO

Son similares a los empleados para el diagnóstico de la plasmodiosis y


hemoproteosis, es decir, se usa el método clínico, el de necropsia, el de
laboratorio y el de campo y laboratorio (IVITA). Estos métodos en caso de ser
necesario deben ser apoyados por análisis histopatológicos. A estas técnicas o
métodos se deben incluir otros en los que se emplean equipos más sofisticados
y técnicas de mayor complejidad, los mismos que han sido abordados en los dos
primeros títulos maláricos, como son el método de fluorescencia y ELISA directo
e indirecto respectivamente. En este grupo también se encuentra el método
molecular de PCR que es rápido, fiable y fácil de manejar incluso por no
especialistas y que desde su implantación a inicios del presente siglo por Staffan
Bensch, de la universidad sueca de Lund (Bensch et al. 2000) ha impulsado las
investigaciones y publicaciones sobre hemoparasitosis aviar, incluida la
leucocitozoonosis (Pérez – Tris, 2009).

Sin embargo pese al gran impulso del método molecular desde más de una
década en las investigaciones hemoparasitarias, se sigue empleando el método

50
de laboratorio tradicional, que cuando se trata de identificar especies de
leucocytozoides es muy importante tener en cuenta que en la sangre periférica
se puede observar aparentemente parásitos de diversas formas que, sugieren
infecciones mixtas cuando en realidad estamos frente a gametocitos de
Leucocytozoon, confundiendo a un investigador poco experto. Los análisis de
sangre periférica deben ser acompañados de improntas de órganos para
observación de esquizontes.

TRATAMIENTO Y CONTROL

Actualmente esta enfermedad es tratada a base de sulfamidas potenciadas (15


partes de sulfamonometoxina + 4 partes de ormetoprin, 4 ppm/en alim/varias
semanas), la piremetamina (1 ppm mejora la enfermedad y con 25 ppm sana) y
la furazolidona 150 ppm. Como profiláctico puede ser beneficioso el clopidol
(Coyden). Entre las medidas de control se contempla el uso de insecticidas para
bajar la carga de la mosca negra y los culicoides o micromoscas vectores
transmisores. El empleo de mosquiteros y mallas también está prescrito entre
las medidas de control.

IMPORTANCIA EN SALUD PÚBLICA

La leucocitozoonosis no representa ninguna amenaza para la salud humana.


Sin embargo hay que estar alertas y vigilantes ante su posible presencia en los
sistemas de crianza avícola establecidos, donde puede provocar pérdidas
económicas significativas. Aunque la prevalencia hemoparasitaria en las aves
silvestres de nuestro trópico no es conocida, representa una gran amenaza para
la avicultura selvática en crecimiento.

51
BIBLIOGRAFÍA

Bensch S., Stjernman, M., Hasselquist, D., Ostman, O., Hansson, B.,
Westerdahl, H., Torres-Pinheiro, R. 2000. Host specificity in avian blood
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Valkiūnas, G. 2005. Avian malaria parasites and other haemosporidia. CRC
Press, Boca Raton, Florida, 946 pp.

52
CAPITULO III
TRIPANOSOMOSIS AVIAR

53
TRIPANOSOMOSIS AVIAR

Es una enfermedad aparentemente de poca importancia en las aves domésticas


debido a que los agentes etiológicos hasta ahora identificados casi en su
totalidad, son de carácter apatógeno, entre ellos tenemos al Trypanosoma
gallinarum, Bruce y col. 1911 aislado en gallinas de Uganda. Trypanosoma
avium, Danilewsky 1885 afecta a gran número de aves en Europa y gansos en
América del Norte. Trypanosoma calmetti, Mathis y Leger 1909, convive con los
ánades del Sudeste Asiático.
La tripanosomiasis aviar parece estar restringida a los canarios donde tiene
cierta importancia (Cordero del Campillo y Rojo, 1999), sin embargo el interés no
es necesariamente en aves pequeñas de canto u ornamentales sino en aves
rapaces, así en halcones de caza de Kuwait, se ha detectado que el
Trypanosoma avium causa enfermedad clínica y mortalidad los mismos que
pueden ser tratados con melarsomina (Tarello, 2005).

Fig. 15: Trypanosoma spp. de un mamífero, similar al que afecta


a las aves. Nótese los glóbulos rojos anucleados, diferentes al de
las aves.

Por otro lado en nuestra Amazonía se conoce desde el siglo pasado otras
tripanosomiasis como la bovina cuyo agente etiológico es el Trypanosoma vivax
(Calderon y Bazalar, 1978), diagnosticada en una vaca Santa Gertrudis con
sintomatología crónica de la enfermedad y estudios más recientes usando la
técnica de Woo para la prevalencia básicamente, mostró un valor de 22.4  4.8%
y frotis sanguíneos coloreados para caracterizar el patógeno, arrojo 5.9  2.7 %,
resultados que demuestran que en la Provincia de Coronel Portillo – Ucayali la
54
prevalencia en los bovinos muestreados fue medianamente alta (Quispe, et al.
2003). O sea en bóvidos ya se tiene una visión del hemoparásito en el tiempo,
aspecto que ante un desborde o incremento del patógeno, nos permitirá tomar
las medidas correctivas para su tratamiento y/o control. Estudios similares deben
realizarse en aves domésticas y/o silvestres cuya prevalencia hemoparasitaria
no ha sido investigada, especialmente en las aves nativas o silvestres.

TAXONOMÍA

De las también numerosas especies de tripanosomas en aves, se ha


seleccionado al Trypanosoma avium para su clasificación científica, por ser una
de las más conocidas por su cierta patogenicidad en aves.

Reino : Excavata
Phylum : Euglenozoa
Clase : Kinetoplastea
Orden : Trypanosomatida
Familia : Trypanosomatidae
Género : Trypanosoma
Especie : Trypanosoma avium

CARACTERIZACIÓN

Los tripanosomas aviarios son hematozoarios alargados de forma de huso que


viven en el plasma sanguíneo pero que en temporada de invierno pueden
refugiarse en la médula ósea. El pleomorfismo es una característica muy
importante. Por otro lado pueden medir entre 20 a 60 m o más dependiendo de
la especie, presentan un kinetoplasto por lo general alejado del extremo
posterior, del cual se desprende un flagelo libre (Nandi y Bennett, 1994). En
animales domésticos algunos autores (Losos e Ikede, 1972) refiriéndose a la
transmisión de tripanosomas por la mosca TseTsé, distinguen 2 grupos de
tripanosomas, el grupo “hemático” y el “humoral”, el primero es confinado al
plasma de los vasos sanguíneos (T. congolensi, T. vivax) y su acción patogénica
55
más importante es la anemia, mientras que en el segundo grupo (T. brucei, T.
rhodesiense, T. gambiense), la acción más importante es la de causar cambios
inflamatorios, necróticos y degenerativos y anemia aunque esta ocupa un
segundo plano. En la tripanosomiasis aviar cuyos vectores son otros tipos de
artrópodos, estos aspectos todavía no han sido estudiados a cabalidad.

CICLO BIOLÓGICO

Como vectores de los tripanosomas han sido incriminados los mosquitos


culicinos (Aedes spp.), las moscas hipoboscidas (Ornithomyia avicularia), ácaros
dermanisos (Dermanyssus gallinae o ácaro rojo), simúlidos y ceratopogónidos
(Apanius, 1991). Una vez ingerida la sangre por parte del insecto vector, los
tripanosomas cambian a la forma epimastigote – forma intermedia de
maduración del parásito en el intestino medio, se multiplican por fisión binaria y
así pasan al intestino posterior. Una vez en el recto, continúan con su
multiplicación y finalmente se transforman en tripomastigote metacíclico (Levine,
1973).

El ave se infecta con el tripanosoma ingiriendo el insecto vector o por


contaminación de laceraciones de la piel (Apanius, 1991) o mucosa conjuntival
vía empleada experimentalmente para reproducir la enfermedad en canarios
(Votýpka y Svobodová, 2004). Cuando el insecto infectado es ingerido, las
formas tripomastigotes metacíclicas penetran las membranas de la boca y
esófago y posiblemente invaden el sistema linfático, desarrollándose formas más
grandes, que luego aparecen en la sangre (Levine, 1973). En el ave, es posible
encontrar tripomastigotes en sangre periférica y médula ósea (Molyneux, 1973).

56
Fig. 16 CICLO BIOLÓGICO DEL Trypanosoma avium

PATOGENIA

Según conceptos todavía en vigencia la tripanosomiasis aviar por presentar


parasitemias muy bajas y carecer de sintomatología clínica se la considera
inferencialmente todavía como una afección apatógena (Apanius, 1991), están
en vía de ser reconsideradas a raíz de recientes investigaciones en las que se
demuestra que el flagelado de gran pleomorfismo Trypanosoma avium es un
hemoparásito de las aves que se encuentra distribuido mundialmente, en el que

57
nos es difícil hallar parasitemias intensas (Pierce, 2003) esto por un lado y por
otro en Kuwait, la observación de sintomatología y mortalidad en halcones de
caza infectados con éste hemoparásito, (Tarello, 2005).

Una de las acciones patogénicas de los tripanosomas aviares es la de producir


anemia, especialmente cuando se observan altas parasitemias, sean del grupo
hemático o el humoral; pero en este último de menor intensidad, comparado a
las alteraciones en diferentes órganos observado en otras especies, como los
mamíferos por ejemplo. Sin embargo bajo condiciones experimentales Molineux
et al. (1983) han demostrado patologías consistentes en esplenomegalia y
miocarditis focal e hiperplasia linfoide.

SINTOMATOLOGÍA

Entre los signos se describen, anorexia, letargo, pérdida de peso, debilidad,


disnea y muerte. En halcones enfermos usados como animales de presa,
además de los signos anotados, se observa incapacidad de volar alto.
La sintomatología más importante que es la temperatura cloacal no se registra,
por las causas ya anotadas en capítulos precedentes.

MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO

Se pueden realizar todos los descritos en los capítulos anteriores incidiendo en


el empleo del microtubo capilar heparinizado de Woo, que con una pequeña
cantidad de sangre, nos permitirá obtener el valor del hemacrito, identificar el
agente (con el mismo método o con ayuda de la PCR) y calcular la parasitemia
y prevalencia respectivamente.

TRATAMIENTO Y/O CONTROL

Cordero del Campillo y Rojo (1999), consideran que la tripanosomiasis aviar


puede ser medicada con los mismos tripanocidas empleados en rumiantes. Entre
estos estarían en primer lugar los compuestos de Diamidina, el Ganaseg y el
Berenil respectivamente, en dosis de 3.5 mg a 7 mg/Kg de p.c., quimioterápicos

58
probablemente sin experiencia de uso en aves. Sin embargo en halcones se ha
empleado satisfactoriamente un arsenical llamado melarsomina (Cymelarsan®)
en dosis de 0.25 mg/Kg p.c, vía intramuscular por 4 días consecutivos (Tarello,
2005).

La melarsomina adaptado a los halcones es empleado para tratar la “surra” en


camellos causado por Trypanosoma evansi (Touratier, 1992).
Las medidas profilácticas comprende el control de vectores mediante
fumigaciones con insecticidas de las instalaciones periódicamente.

IMPORTANCIA EN SALUD PÚBLICA

La presencia de la tripanosomiasis aviar no representa ninguna amenaza para


el ser humano (no es una Zoonosis), sin embargo hay que estar alertas y
vigilantes para evitar su posible propagación en aves de crianza industrial ya
establecidas, por introducción de aves exóticas portadoras o al instalar los
sistemas anotados en áreas o zonas de nuestro trópico donde habitan grandes
poblaciones de artrópodos entre ellos diversos tipos de insectos, activos
vectores del mantenimiento de las afecciones hemoparasitarias, conjuntamente
con las aves nativas, verdaderos reservorios y difusores de estas afecciones,
mediante la gran variedad de vectores vehiculizadores, potencialmente
peligrosos para las aves introducidas libres o vírgenes de hemoparásitos.

59
BIBLIOGRAFÍA

Apanius, V. 1991. Avian Trypanosomes as models of hemoflagelate evolution.


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60
CAPITULO IV
NEMATODOSIS FILÁRICA

61
NEMATODOSIS FILÁRICA

Es una hemoparasitosis nematódica de carácter subclínica observada en aves


silvestres y/o nativas de los trópicos y subtrópicos y con menos frecuencia en
climas templados. Se les halla cuando se investigan agentes maláricos
(Plasmodium, Haemoproteus, Leucocytozoon) y en estudios diversos del dúo
hospedero-parásito tales como aspectos ecológicos, evolutivos, ambientales,
filogenéticos, etc. En los frotis por lo general se encuentran en niveles bajos, en
estadío larvario o microfilaria.

En climas templados (Europa) se han descrito tumoraciones de tipo subcutáneo


en algunas aves causados por agentes filáricos entre ellos en la tórtola
(Streptotelia turtur) a causa del Pelecitus clava (Wedl, 1856) y en palomas debido
al Pelecitus mazzantii (Railliet, 1895) en Italia. Ocasionando similares
tumoraciones subcutáneas se hallan las especies del género Avioserpens
(Dracunculidae) en el Asia, pero ausente en Europa. También en Europa,
España se han diagnosticado varias especies del género Diplotriaena, en aves
pequeñas (pájaros). Así D. agelaius Walton 1927 se encuentra en los sacos
aéreos de los pájaros horneros (Seiuros aurocapillus).

Fig. 17: Microfilaria y Filaria de Pelecitus clava. 1, Microfilaria en sangre. 2,


Extremo anterior de la microfilaria. 3, extremo anterior de la hembra. 4,
Extremo posterior de la hembra. 5, Extremidad caudal del macho (López-
Neyra, 1947). Fuente: Cordero del Campillo y Rojo, 1999.

62
Entre los agentes filáricos también son de interés la familia Splendidofilariidae,
uno de ellos el Sarconema eurycerca Wehr, 1939, observado en Europa y la
antigua URSS como parásito del miocardio en anseriformes domésticos.

En el nuevo continente en la isla tropical de Cuba, Soto y Acosta (2009) han


registrado una presentación de 11.1% de nematodosis filárica subcutánea de la
región cervical cercana al buche en palomas de raza buchona.

Las observaciones se realizaron entre Febrero del 2006 y Octubre del 2007 en
la clínica veterinaria de la Asociación Nacional de Ornitología de Cuba y
provinieron de las intervenciones quirúrgicas al buche en 18 palomas con
excesiva distención de este órgano de los cuales 2 estuvieron infectadas con
parásitos de la orden Filaroidea.
Todos los esfuerzos de estos autores por determinar si las microfilarias (estadio
larvario del nematodo adulto) podían ser detectadas en la circulación periférica
mediante frotis sanguíneos coloreados fueron vanos.

Las microfilarias circulantes sólo pudieron ser aisladas de capilares del cuello de
las palomas infectadas, no de la vena radial. Lo que demostraría según los
autores un gran nivel de tropismo por el área cervical debido a las características
circulatorias de esta especie en esta región, ya que sólo en estas zonas pudieron
ser encontrados adultos y estadios larvarios.

Por otro lado, pero siempre en América en el Parque Nacional Natural la


Macarena de Colombia, recientes estudios demuestran que la filariosis en aves
también pueden superar en nivel de difusión a otros hemoparásitos y no siempre
presentar un perfil bajo. En esta reserva de 342 aves muestreadas ochenta y
dos (24%) fueron positivos a uno o más hemoparásitos, de los cuales las
microfilarias fueron los parásitos más comunes (10.5%), seguidos del
Plasmodium (4.4%), Trypanosoma (3.5%), Hepatozoon (3.5%), Haemoproteus
(3.2%) y Leucocytozoon (0.3%) (Basto el al., 2006) resultados que indican que
las filarias en su forma hemática de microfilaria pueden en ciertos momentos
abarcar un mayor espectro o difusión de la infección en nuevos hospederos y
que si tales incrementos fueran a la vez asociados con altas filaremias, aspecto

63
no contemplado en el estudio, los nematodos filáricos mediante la gran
población de vectores transmisores podrían ser una amenaza para la fauna aviar
de su hábitat o también para las aves de crianza doméstica.

Según las referencias consultadas no se registran casos de mortalidad por esta


hemoparasitosis, por lo que tiene escaso interés en la avicultura industrial.

Sin embargo además de las aves los agentes filáricos del género Pelecitus
pueden afectar a mamíferos del orden Lagomorpha como P. scapiceps y P.
romeri (Jimenez – Ruíz et al., 2004); pero lo más sorprendente es que se ha
notificado el primer caso de patología humana por Pelecitus. La filaria de
aproximadamente 4.5 mm, se extrajo del tejido muscular del iris de un varón de
29 años de la región Amazónica de Brasil (Bain et al., 2011).

TAXONOMÍA

Entre los géneros de nematodos filaricos más conocido tenemos al Pelecitus,


que afecta no solamente a las aves sino a mamíferos (Lagomorphos) e inclusive
a humanos, por lo que la clasificación en este caso corresponde a P. clava, que
es la siguiente:
Reyno : Animalia
Phylum : Nematoda
Clase : Secernentea
Orden : Spirurida
Familia : Onchocercidae
Género : Pelecitus
Especie : Pelecitus clava

CARACTERIZACIÓN

Las formas adultas o filarias se alojan extraintestinalmente entre órganos,


mientras que sus larvas microfiláricas se ubican preferencialmente en el plasma
sanguíneo. Las filarias adultas de gran movilidad localizadas en el tejido

64
subcutáneo del buche de las palomas buchonas de Cuba son de aspecto
filamentoso con medidas de 15 mm de longitud por 0.1 mm de ancho.

CICLO BIOLÓGICO

El ciclo vital del parásito comprende dos etapas bien diferenciadas, una en el
insecto vector y otra en el hospedero vertebrado. Una vez ingeridas las
microfilarias por el vector sufren una transformación a larva de primer y segundo
estadio denominados L1 y L2, allí ocurre una migración y maduración de las
larvas produciendo la transformación en el estado infectivo L3. Este estado
larval, migra a las glándulas salivales del insecto. En este momento, la larva
infectiva (L3) son capacitadas para penetrar la piel lacerada del hospededor
vertebrado como consecuencia de la picadura del vector (Anderson y Freeman,
1969).
No se conocen con exactitud los fenómenos que ocurren luego de la penetración
de la L3 en la piel del ave. Pero por estudios en animales de laboratorio, se sabe
que las larvas infectivas se transforman a L4 en pocos días y posteriormente a
L5 (Cupp et al., 1994). En este último estadio, los parásitos crecen y alcanzan la
madurez sexual. Sin embargo estas formas adultas solo se encuentran entre los
órganos.

En sangre periférica sólo se observan larvas por tal motivo la única forma de
identificar específicamente, la especie del parásito, es analizando
simultáneamente al adulto y a las larvas, labor imposible cuando no se sacrifican
las aves hospederas. Los vectores conocidos para estos parásitos incluyen
dípteros ceratopogónidos, simúlidos, culícidos y en casos excepcionales a
Mallophaga y garrapatas (Anderson y Freeman, 1969; Barlett y Anderson, 1987).

65
Fig. 18 CICLO BIOLÓGICO DE LA FILARIOSIS AVIAR

66
PATOGENIA

Según conceptos todavía en vigencia la tripanosomiasis aviar por presentar


parasitemias muy bajas y carecer de sintomatología clínica se la considera
inferencialmente todavía como una afección apatógena (Apanius, 1991), están
en vía de ser reconsideradas a raíz de recientes investigaciones en las que se
demuestra que el flagelado de gran pleomorfismo Trypanosoma avium es un
hemoparásito de las aves que se encuentra distribuido mundialmente, en el que
nos es difícil hallar parasitemias intensas (Pierce, 2003) esto por un lado y por
otro en Kuwait, la observación de sintomatología y mortalidad en halcones de
caza infectados con éste hemoparásito, (Tarello, 2005).

Una de las acciones patogénicas de los tripanosomas aviares es la de producir


anemia, especialmente cuando se observan altas parasitemias, sean del grupo
hemático o el humoral; pero en este último de menor intensidad, comparado a
las alteraciones en diferentes órganos observado en otras especies, como los
mamíferos por ejemplo. Sin embargo bajo condiciones experimentales Molineux
et al. (1983) han demostrado patologías consistentes en esplenomegalia y
miocarditis focal e hiperplasia linfoide.

SINTOMATOLOGÍA

En aves silvestres infectadas con microfilarias hemáticas por lo general la


enfermedad es asintomática, es decir, no son observables, ni signos ni síntomas
de la afección. En cambio en aves domésticas es posible observar algunas
alteraciones externas como tumoraciones subcutáneas a nivel de articulaciones
como la de los pies, axila y entrepierna, en las que para mayor seguridad en el
diagnóstico todavía se deben descartar otras patologías. De haber alguna
infección interna por filariosis esta tendría que ser de gran magnitud para ser
detectada por sintomatología.
En ambos tipos de aves, silvestres y domésticas por lo general las actividades
fisiológicas se desarrollan normalmente, o sea la infección es asintomática por
lo que es necesario realizar mayores investigaciones en este tipo de
hemoparasitosis aparentemente muy rara.

67
MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO

Son los mismos hasta ahora descritos, es decir, el clínico, el de necropsia y


laboratorio los dos primeros deben tener el sustento de los análisis de
laboratorio, debido a que esta afección por lo general es subclínica. El método
del microtubo de Woo heparinizado se adaptaría muy bien para el diagnóstico y
estudio de prevalencia. Con este mismo método se ha logrado detectar larvas
hemáticas de Dirofilaria immitis en perros (Trigueros, 2000), que son de mayor
longitud de 307 a 322 m frente a las de Pielecitus clava de un ave de 275 m,
con lo cual se demuestra su aplicabilidad para los estudios de la microfilariosis
aviar. Sin embargo las técnicas parasitológicas juegan un papel importante en la
descripción e identificación de parásitos filaroideos adultos y de esta manera
emitir un diagnóstico más preciso a nivel de especie.

TRATAMIENTO Y CONTROL

La filariosis debido a su carácter subclínico, algunos autores recomiendan el


tratamiento asintomático, mientras que otros no. Los principales fármacos
recomendados por los partidarios del tratamiento son: El Levamisol y Panacur.
Por otro lado en caso de que algunas afecciones requieran intervención
quirúrgica, esta debe realizarse.
Entre las medidas de control se consideran la eliminación de vectores, mediante
el uso de insecticidas, así como el uso de mallas y mosquiteros en los galpones
de aves de crianza industrial.

IMPORTANCIA EN SALUD PÚBLICA

Desde el reporte del primer caso de nematodosis filárica ocular en humanos por
Pelecitus sp. descrita en Brasil, recientemente (Bain et al., 2011) es considerada
como una afección de importancia en la salud humana, por lo que se debe tener
en cuenta, todas las consideraciones y recomendaciones para su prevención y
control, incluyendo las intervenciones quirúrgicas.

68
BIBLIOGRAFÍA

Anderson, R.C. y Freeman, R.S. 1969. Cardiofilaria inornata (Anderson, 1956)


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Trigueros, A. 2000. Empleo de la Técnica de Woo en el diagnóstico de


microfilarias de Dirofilaria immitis en canes de Masisea. Ucayali (no publicado).

70
CAPÍTULO V
HEMOBACTERIOSIS AVIAR

71
HEMOBACTERIOSOS AVIAR
Literalmente la hemobacteriosis aviar viene a ser la presencia de bacterias en la
sangre, acepción en la que se puede incluir a las borrelias o espiroquetas
aviares, ya que es una septicemia que se presentan en las aves, galliformes y
anseriformes entre otros animales. Considerando la idea que tanto un piojo o un
virus son parásitos (Bowman, 2011), las bacterias entre ellas la Borrelia anserina
o B. gallinarum, que causan procesos anemicos e ictericia, desencadenando una
septicemia, también actúan como tales. Pero además en este caso son
fácilmente detectables por la TW. Por otro lado los humanos tambien son
afectados por un grupo de borrelias; entre ellas la Borrelia burgdorferi que
produce la enfermedad de Lyme cuyo vector es la garrapata Ixodes scapularis.

Fig. 19: Borrelias observadas en un microscopio de


campo oscuro. También pueden ser detectadas con
coloraciones de Wright y Giemsa

La fase aguda de la enfermedad se caracteriza por cefaleas, fiebre, dolor


muscular y articular y, en alrededor del 70% de los pacientes, se presenta una
erupción cutánea circular mayor de 5 cm. de diámetro, denominado “eritema
migrans”, que se desarrolla con la primera picadura de garrapata. Si no se trata
en la fase aguda, las personas pueden sufrir la forma crónica diseminada que
puede producir artritis, miocarditis o neuropatías.
La enfermedad de Lyme es prevalente en los climas templados de América del
Norte y Europa y está empezando a ser una enfermedad emergente en países
en desarrollo (Bunikis et al. 2004)

72
En humanos la borreliosis también produce fiebre recurrente, transmitida por un
lado por garrapatas blandas del género Ornithodoro (Borrelia hermsii, B. turikata
y B. parkeri) y por otro por piojos del cuerpo humano Pediculus humanus,
causante de la transmisión de la B. recurrentis.

En bovinos también se ha reportado la borreliosis cuyo agente etiológico es la


Borrelia theileri que también afecta a ovinos y equinos transmitida por picaduras
de garrapatas del género Rhipicephalus, incluyendo a la especie R. microplus.
Es una enfermedad aparentemente leve observada en África, Australia, centro y
sur de USA (Smith y cols, 1985) citado por Bowman (2011)

BORRELIOSIS AVIAR
Llamada también espiroquetosis aviar, afecta a pavos, gallinas, gansos, faisanes
y otras aves, cuya transmisión corre a cargo de garrapatas blandas.

ETIOLOGÍA
Es causada por especies del género Borrelia, entre ellas la B. anserina y B.
gallinarum entre otros.

TAXONOMÍA
Reino : Bacteria
Filo : Spirochaetes
Clase : Spirochaetes
Orden : Spirochaetales
Familia: Spirochaetaceae
Género: Borrelia
Especie: Borrelia anserina

CARACTERIZACIÓN
Es una bacteria Gram negativa microaerófila clasificada dentro de las
espiroquetas, es decir tiene la forma de espiral o de sacacorchos, de gran
movilidad con 5 a 8 espirales. Crece en medios sintéticos y enriquecidos. Pero

73
en frotis frescos y coloreados con Wright o Giemsa también pueden ser
detectados rápidamente.

BIOLOGÍA DE LA Borrelia spp.

Los anseriformes y galliformes u otras especies aviares se infectan con heces


de garrapatas de la especie Argas persicus, contaminadas con espiroquetas,
que una vez en el organismo del hospedero provocan una infección masiva o
septicemia y por lo tanto muerte del hospedero sino es tratado. Las garrapatas
infectadas transováricamente (Zaher, 1977) desprendidas del hospedero
continúan su ciclo no parasitario o exógeno, ovopositando en grietas y
escondrijos del corral para después de la incubación eclosionar y producir larvas
también infectadas, que al subir a un nuevo hospedero libre o limpio, le
transmitirán nuevamente la infección, reiniciando una vez más el ciclo.

Fig. 20: Biología de la Borrelia anserina

74
PATOGENIA
La acción patogémica más importante de la borrealiosis se halla a nivel de bazo,
hígado y aparato gastrointestinal, en los cuales se observa cambios
necrobióticos e inflamatorios. Se presente anemia, debilidad así como
septicemia.

SINTOMATOLOGÍA
Se registra fiebre, depresión, somnolencia, paresia progresiva, mucosas pálidas,
cianosis y trastornos gastrointestinales.

MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO

Todos los métodos y técnicas desarrollados en los capítulos precedentes son


válidos para el diagnóstico de la espiroquetosis aviar, inclusive la microscopía de
campo oscuro. Siendo la técnica de Woo una de las más prácticas y rápidas,
desde la recolección antiestres en el ave, obtención de una pequeñísima
cantidad de sangre en el microenvase hemático hasta su procesamiento en el
laboratorio donde se identifica al agente etiológico mediante frotis sanguíneos
con Wright o Giemsa, el cálculo del hematocrito, la parasitemia y prevalencia
respectivamente.

TRATAMIENTO Y/O CONTROL


Son efectivos los tratamientos arsenicales, antibióticos tipo tilosina, tetraciclinas
y penicilina. Las inmunizaciones en aves también son positivas, pero la
protección obtenida es corta.
Las medidas de control contemplan fumigación de las instalaciones con
garrapaticidas en forma periódica.
Las aves también pueden ser tratadas topicalmente, especialmente las aves de
crianza de traspatio.

IMPORTANCIA EN SALUD PÚBLICA


La borreliosis es una enfermedad actualmente de gran importancia en Salud
Pública, debido a que está relacionada a afecciones similares en animales
domésticos, que son del entorno del hombre, especialmente los canes en el que

75
el mismo agente infeccioso lo comparte con el humano Borrelia burgdorferi y las
garrapatas vehiculizadoras Ixodes scapularis están de por medio. Sin embargo
las especies de B. anserina y B. gallinarum no están involucradas en afecciones
humanas.

BIOBLIOGRAFÍA
Bowman, D. 2011. Georgis Parasitologia para Veterinarios. 248p 9ª Ed. Elsiever
España 1-453p

Bunikis J. Garmo. U, Tsao. J, Berglund. J, Fish. And Barbour. AG. 2004


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agents Borrelia burgdorferi in North America and Borrelia afzelii in Europe”.
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Zaher MA, Soliman Zr, Diab FM 1977 An experimental study of Borrelia anserina
in four species of Argas ticks. 2. Transstadial survival and transovorial
transmission, Z. Parasitenkd 53:213.

76
CAPÍTULO VI
APORTES DE LAS INVESTIGACIONES
EN HEMORASITOSIS DE AVES A LA
MEDICINA VETERINARIA

77
APORTES DE LAS INVESTIGACIONES EN HEMOPARÁSITOS DE AVES A LA
MEDICINA VETERINARIA

El presente capítulo tiene por objetivo registrar los aspectos más relevantes sobre el
diagnóstico y control de hemoparásitos en aves (patos y galliformes domésticos) cuyos
conocimientos generados a través de estas experiencias podrían ser útiles a la
enseñanza veterinaria, especialmente a la comprensión de las enfermedades
hemoparásitarias en otras especies domésticas, por ejemplo bovinos táuricos.
Las experiencias adquiridas en el control de hematozoarios en aves fueron a raíz de la
decisión del IVITA sede central de introducir patos para la crianza asociativa con peces
en la piscigranja de la E.E. IVITA – Pucallpa, para darle a este tipo de explotación un
valor agregado que sea atractivo para el productor.

PRIMERA EXPERIENCIA

A fines del año 1976 (18/11/76) del siglo pasado, el IVITA – Pucallpa recepcionó 50
patipollos Muscovy (Cairina moschata) de 8 semanas de edad, todavía cubiertos de
plumones (cobertura de aspecto algodonoso) parasitológicamente libres de
hemoparásitos, los cuales fueron ubicados y alimentados a base de maíz y nicovita en
un corral junto a la ribera de una poza.

Fig. 21 Grupo de patipollos Muscovy (Cairina moschata),


similar al grupo recepcionado por el IVITA Pucallpa en el que
se detectó el Haemoptoteus spp, apatógeno en el trópico. Año
1976.

Cada cuatro semanas desde la llegada de la nueva población se extrajo sangre al azar
a diez patipollos (20%) empleando el microtubo de Woo heparinizado como
microrecipiente de sangre y láminas para frotis sanguíneos. A las ocho semanas de
estadía se infectaron 5 de los 10 muestreados con Haemoproteus spp. (Trigueros, 1982)
y en el siguiente control a las 12 semanas, estaban infectados el 100% de la muestras
y por lo tanto toda la población de 50 patitos, situación que se mantuvo hasta las 36
semanas (252 días) en que culminaron las observaciones y muestreos con los patos
debidamente emplumados y adaptados, pero viviendo como portadores sanos o
asintomáticos (Trigueros, 1982; Trigueros, 1987). Además de la prevalencia, se registró

78
el hematocrito que osciló entre valores extremos de 26 a 55% y un promedio de 41.5 ±
3.86% que estuvo dentro de los valores normales de 30 a 43% en aves sanas no
infectadas (Bond y Gilbert, 1958; Hoffman y Völker, 1969; Merck, 1981). La parasitemia
también osciló entre extremos de 0.01% a 0.54%; pero nunca llegó al 1%. Porcentajes
de parasitemias en aves no registradas por otros autores. El único parámetro fisiológico
de gran importancia que no se consideró en aquella oportunidad fue la temperatura
cloacal.

Fig. 22.

CONCLUSIONES

1. Los patos se infectaron naturalmente por picaduras de insectos infectados con


Haemoproteus, que viven en grandes poblaciones en nuestro trópico. Sin embargo
el nombre del o los agentes vectores involucrados en la infección no son conocidos,
aunque en aquella ocasión se asumió que fue un Culicoides spp, que ha sido
encontrado como responsable en otras experiencias (Fallis y Wood, 1957), por lo
que se deberían incentivar estudios entomológicos para tener un mayor
conocimiento de nuestra fauna insectívora y artrópoda y por ende su capacidad
infecciosa en la transmisión de enfermedades.
2. El buen estado de salud de los patos Muscovy no se alteró al transitar de una
condición parasitológicamente limpia de hemoparásitos a un estado de portadores
sanos, contaminados o infectados con el Haemoproteus, circulando
permanentemente en todo su sistema sanguíneo.
3. La pequeña población de patos parasitológicamente libres de hemoparásitos al
adquirir la infección del Haemoproteus por picaduras de insectos hematófagos
actuaron como animales centinelas es decir que los patos adquirieron la infección
y esta a su vez fue descubierta mediante frotis sanguíneos, por lo que se consideró
que la zona o región estaba presente el agente patógeno en aves nativas e insectos.

79
4. Estudios sobre el nivel crítico cuantitativo de parasitemias en aves, no se han
encontrado, aunque no es raro hallar referencias que sólo indiquen niveles
cualitativos alto o bajo.

El IVITA – Pucallpa con cierta experiencia adquirida en el manejo y control de


hemoparásitos en aves, ha establecido un nivel que hasta ahora le ha sido muy
útil. Por ejemplo en infecciones de agentes maláricos como el Haemoproteus y
Plasmodium seguramente cepas no patógenas, las parasitemias no llegan a superar
el 1% (Trigueros, 1982; Trigueros, 1995), por lo que se podría inferir que al
sobrepasar este nivel, los hospederos infectados podrían estar frente a un
hemoparásito de alta patogenicidad, los cuales exceden ampliamente este nivel,
como la plasmodiosis que afectó a varios gallos de pelea en el trópico pucallpino
(Trigueros, 2009).

Estimado de la parasitemia en aves.

El método para hallar la parasitemia en aves es una adaptación del método


empleado en bovinos, al que sólo se ha disminuido el número de células, por campo.
Así en un frotis delgado y uniforme, observando a inmersión (100x), en bovinos el
número aproximado de células es de 200 a 400/campo (Mc Cosker, 1967), mientras
que en la adaptación en aves, sólo se considera entre 150 a 250/campo, debido al
mayor tamaño de las células sanguíneas de las aves (Trigueros, 1976). La lectura
se realiza en un total de 10 campos. Como una ayuda al lector interesado en este
tema, pongo a disposición la forma como se llega a calcular la parasitemia en aves.

Por ejemplo:
Si en 10 campos se han detectado 58 gametocitos de Haemoproteus. La parasitemia
es la siguiente:
N° de campos microscópicos examinados 10
N° aproximado de eritrocitos examinados 2500
N° de eritrocitos infectados (E.I.) 58

58 x 100
Porcentaje E.I.=
2500
(Parasitemia)

E.I. = 2.3%
5. El estado de portador sano a Haemoproteus y/o Plasmodium, no patógenos en patos
Muscovy, es una condición que se puede demostrar mediante frotis sanguíneos, en
cualquier momento después de adquirida la infección.
En otras especies como vacunos por ejemplo que hayan enfermado de Babesiosis,
Anaplasmosis o Eperitrozoonosis, es imposible detectar parasitemias, mediante
frotis sanguíneo.

80
SEGUNDA EXPERIENCIA

En un muestreo de los que siempre se realizaban cada cierto tiempo de 1 a 2 veces por
año en algunos patos de zonas aledañas a la E.E. del IVITA – Pucallpa para determinar
si la prevalencia del Haemoproteus siempre se mantenía, resultó que el 01/03/94 al
analizar 3 muestras de sangre de patos adultos Muscovy de condiciones saludables,
todos resultaron infectados por Plasmodium, mostrando una parasitemia del 0.47% y un
hematocrito del 41%, ambos valores ubicados dentro de sus márgenes normales
(Trigueros, 1995).

Fig. 23. Pata Muscovy con sus crias, portadora sana a Plasmodium spp. de baja
patogenicidad. Año 1994

CONCLUSIONES

1. La totalidad de los patos se infectó con un nuevo agente malárico el Plasmodium


spp. de aparente baja patogenicidad.

2. Está consolidándose los estimados de parasitemia, ensayándose con una nueva


especie de hemoparásito, el cual sólo alcanzó al 0.47%, infiriéndose que el nuevo
agente malárico hallado en esta ocasión era de baja patogenicidad.

3. El hematocrito osciló entre sus márgenes normales de 30 a 40% (Merck, 1981) y


aparentemente no fue influenciado por la parasitemia.

TERCERA EXPERIENCIA

El 16 de mayo del 2008 se recepcionó en el laboratorio de Microbiología IVITA –


Pucallpa-ciudad, un gallo de pelea (Gallus gallus) con la siguiente sintomatología: Gran
palidéz de mucosas, emaciación, apatía, inapetencia, diarrea y geofagia. La
temperatura cloacal (TCL) fue de 41.5°C. Debido a la gran palidez se extrajo sangre por
punción de la vena braquial y recepcionada en microtubos de Woo heparinizados, los
que al procesarlo arrojaron un hematrocrito (HT) del 14% y al frotis sanguíneo

81
coloreados con Wright, positividad a Plasmodium y una parasitemia del 7% resultados
que indicaban que el agente malárico era de alta patogenicidad.

Figura 24. Temperatura cloacal, hematocrito y parasitemia en Gallus gallus


de pelea bajo tratamiento antimalárico en el trópico de Pucallpa. Año 2008.

El gallo fue internado en las instalaciones del IVITA ciudad y se procedió a su


seguimiento estrecho para tratar y/o controlar el patógeno. El problema en los primeros
días era la inapetencia por lo que diariamente se le tenía que dar de comer vía oral. El
proceso de seguimiento del agente malárico fue prolongado, sin embargo el día más
crucial fue, el 16avo día, en que la enfermedad casi acaba con el hospedero, donde el
HT (4.5%) y la TCL (38.7°C) disminuyeron dramáticamente, muy por debajo de los
límites críticos, mientras que la parasitemia se incrementaba letalmente (11.45%).
Situación que se sofocó con transfusión de 6 ml de sangre y ayuda calorífica mediante
una estufa graduada de 40°C, la respuesta fue muy rápida que al día siguiente recuperó
su TCL a 40°C. El HT también respondió positivamente incrementándose al 10%. A los
2 días de la crisis, se inició la dosificación antimalárica con sulfato de cloroquina en dosis
de 30 mg/kg de p.c. por cinco días consecutivos vía oral. El galliforme fue dado de alta
a los 77 días, ya fuera de peligro con su TCL 41.5ºC normal y un HT en franco ascenso
de 21%, que se manifestó con el color rojizo de la piel de la cara y mucosas. El gallo
recuperó su canto.

Figura 25. Gallo de pelea con malaria aviar. Nótese Figura 26. El mismo gallo de pelea recuperado de la
la piel de la cara totalmente pálida. malaria. Nótese la piel y la cresta de color rojizo.

82
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

1. Se notifica por primera vez un nuestro trópico húmedo y en el Perú, una especie de
Plasmodium spp. de alta patogenicidad en Gallus gallus de pelea.

2. Se demostró que el nuevo agente malárico dado a su alta patogenicidad supera


largamente el 1% de parasitema, respecto a los hemoparásitos de baja
patogenicidad que no logran superarlo.

3. El Plasmodium spp causó en el hospedero uno de los descensos más bajos de


hematocrito (4.5%) hasta ahora observado en aves lindantes con la muerte.

4. En Gallus gallus infectados con plasmodios patógenos se registra hipotermia en los


momentos más críticos de la enfermedad.

La hipotermia o descenso de la temperatura, es coincidente también con la disminución


del hematocrito que sumando al incremento elevado de la parasitemia son letales para
el hospedero.

Existe una gran cantidad de literatura que tratan sobre hemoparásitos en aves, pero casi
ninguno involucra a la temperatura corporal dentro de sus estudios. Sin embargo dentro
de esa gran cantidad hallé un trabajo similar al que hemos realizado, el cual coincide
casi totalmente de lo observado por nosotros, que en aves maláricas en vez de
presentar hipertemia (fiebre) se registra hipotermia (Trigueros, 2009; Silveira, 2013).

Otras coincidencias resaltantes con la autora brasileña es que, cuando decrece la


temperatura cloacal también lo hacen los niveles de hematíes, hemoglobina y
hematocrito. En nuestro caso en el que no se registró el número de hematíes, ni
hemoglobina, tanto la temperatura cloacal como el hematocrito, decrecieron a niveles
nunca antes observados en aves domésticas de nuestra región, lógicamente a un nivel
mucho más bajo que los registrados por la autora en su estudio, que nos indicó el estado
de anemia hiperaguda que padecía el hospedero.
Otra similitud es que tanto en Brasil como en Perú el registro de la temperatura cloacal
en Gallus gallus se realizó como una ayuda clínica para observar la evolución de la
hemoparasitosis.

Sobre diferencias la autora planificó previamente su trabajo empleando un buen número


de animales (80 pollos) que fueron infectados artificialmente, mientras que el nuestreo
se realizó imprevistamente con un solo espécimen adulto infectado naturalmente. La
temperatura cloacal en nuestro caso se registró diariamente por un lapso de 77 días,
mientras que en Brasil hasta 28 días.

Por otro lado estudios sobre el efecto de otros microorganismos diferentes a los
hematozoarios tales como bacterias y virus como agentes infectantes y productores de
fiebre, también son escasos. Los pocos trabajos en este campo en aves han demostrado
que tanto la infección por bacterias gram negativas (Maloney y Gray, 1998), así como
las gram positivas y virus (Marais et al. 2011) producen fiebre en esta especie.

83
Figura 27. Temperatura cloacal de 4 grupos de pollos inoculados con agentes
hemoparasitarios (P. juxtanucleare) y virales

Figura 28. Hematocrito corporal de 4 grupos de pollos inoculados con agentes


hemoparasitarios (P. juxtanucleare) y virales

En las figuras 29 y 27 se observan los perfiles de la TCL y el HT de 4 grupos de pollos


(pintinhos) de 20 c/u, inoculados con virus de la anemia infecciosa aviar (CAV), P.
juxtanucleare (PJ), CAV + PJ = CO y control. Notándose que la TCL del grupo (CO) fue
la más baja respecto al control (P<0,001). Con el hematocrito sucedió algo similar, a los
6, 8, 11 y 13º día donde también el grupo (CO) fue significativamente menor al grupo
control (1 < 0,01) (Silveira, 2013).
En la fig. 20 nuestras observaciones aunque en un solo espécimen adulto Gallus gallus
monitoreado por mucho más tiempo (77 días) arrojan decrecimientos mayores de TCL
y HT y a la vez una parasitemia elevada, refuerzan la existencia que, la temperatura
corporal en aves infectadas con malaria se manifiesta con hipotermia y no con
hipertermia observada en la malaria humana.

BIBLIOGRAFÍA

84
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