0% encontró este documento útil (0 votos)
98 vistas26 páginas

Ars Celebrand Belleza y Liturgia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 26

30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

"Ars celebrandi": Belleza y Liturgia

Aurelio García Macías

Sumario

1. Introducción: 1.1. Importancia actual de la liturgia; 1.2. Itinerario


eucarístico del reciente magisterio pontificio.- 2. ¿Qué significa "ars
celebrandi"?: 2.1. El valor teológico de la belleza; 2.2. El arte de
celebrar rectamente.- 3. La teología de las rúbricas: 3.1. Algunos
riesgos actuales: entre el mimetismo y el relativismo litúrgicos; 3.2.
Las rúbricas como parte de la sacramentalidad; 3.3. Las rúbricas en el
"depositum fidei" de la Iglesia.- 4. El ministerio de la presidencia
litúrgica: 4.1. Ministerio de re-presentación; 4.2. En comunión con
Cristo: In persona Christi Capitis; 4.3. En nombre de la Iglesia: In
nomine Ecclesiae.- 5. CONCLUSIÓN: Celebrar con los mismos
sentimientos de Jesucristo.

En un curso dedicado al estudio y reflexión del sacramento de la


Eucaristía no puede faltar el tratamiento de su celebración desde el
punto de vista litúrgico. La lógica teológica de su celebración, el
significado de los varios elementos que componen su estructura, así
como el estilo y hasta los mismos sentimientos de quienes participan
en estos sagrados misterios, contribuyen a expresar la belleza del
Misterio celebrado.

Por tal motivo, el Papa Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica


Postsinodal Sacramentum Caritatis menciona, entre los elementos a
cuidar en la recta celebración del sacramento de la Eucaristía, lo que él
denomina ars celebrandi; y lo vincula con el concepto de belleza
referido a toda celebración litúrgica. ¿Qué es y qué se entiende por ars
celebrandi?

En un curso dirigido particularmente para presbíteros, que celebran la


eucaristía en calidad de presidentes de la celebración, es importante
ahondar en la profundidad litúrgica y espiritual de nuestro ministerio
sacerdotal.
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 1/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

1. Introducción

Antes de abordar este tema, me gustaría señalar dos matizaciones


relacionadas con la reflexión teológica del magisterio actual, que
ayudan a contextualizar el tema a tratar.

1.1. Importancia actual de la liturgia

Hace años, al leer uno de los libros del entonces cardenal Joseph
Ratzinger me llamó poderosamente la atención el texto con el que se
iniciaba el prólogo de un interesante libro suyo: "En los inicios de la
reforma litúrgica conciliar, muchos creyeron que el tema de un modelo
litúrgico adecuado era un asunto puramente pragmático, una
búsqueda de la forma de celebración más accesible al hombre de
nuestro tiempo. Hoy está claro que en la liturgia se ventilan cuestiones
tan importantes como nuestra comprensión de Dios y del mundo,
nuestra relación con Cristo, con la Iglesia y con nosotros mismos: en el
campo de la liturgia nos jugamos el destino de la fe y de la Iglesia. La
cuestión litúrgica ha cobrado hoy una relevancia que antes no
podíamos prever" [1].

Ciertamente en otras épocas históricas las cuestiones teológicas se


debatían en campos tan diferentes como la cristología, la doctrina
trinitaria o sacramental. Claro ejemplo de ello es la historia de la
teología desde los comienzos de la Iglesia, constantemente
preocupada por clarificar la doble naturaleza humana y divina de
Jesucristo, o la presencia real de Jesucristo en las especies eucarísticas
cuestionadas por las desviaciones cátaras y albigenses. Resulta
sorprendente la afirmación del Cardenal Ratzinger cuando afirma que
actualmente es en el campo de la liturgia donde nos jugamos el
destino de la fe y de la Iglesia. Es una afirmación que no deberíamos
desdeñar. ¿Por qué? Porque nos está indicando el campo en el que hoy
se manifiestan más evidentemente las confusiones teológicas que
padecemos. Es evidente que en la forma de celebrar se expresa
también nuestro modo de creer y, en gran manera, el contenido de la
fe. Cuando se alteran los textos o los gestos de la celebración litúrgica
sin lógica alguna y sin prestar atención a la normativa de la Iglesia,
corremos el riesgo de convertirnos en hermenéutas personales de las
disposiciones litúrgicas eclesiales. Tal actitud revela una insana
autoridad para convertirnos, por un lado, dueños de la liturgia y, por
otro, correctores de las disposiciones eclesiales. Por supuesto que la
Iglesia dispone en los libros litúrgicos la posibilidad de adaptar las
celebraciones a la asamblea concreta y según las circunstancias, pero
no legitima cualquier alteración arbitraria, máxime cuando contradice
la mínima lógica de la sana Tradición cristiana.
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 2/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

Como presidentes de la celebración litúrgica y, por tanto, de toda


celebración eucarística, somos garantes y custodios de la recta
celebración de la liturgia en la comunidad cristiana a nosotros
confiada.

1.2. Itinerario eucarístico del reciente magisterio pontificio

El magisterio pontificio actual ha dedicado una gran atención a la


celebración de la eucaristía. En los últimos años del Papa Juan Pablo II
se multiplicaron los documentos y actividades en torno a este
sacramento: la publicación de la tercera edición del Misal Romano en
el contexto del Gran Jubileo del año 2000, la publicación de la última
encíclica de Juan Pablo II Ecclesia de Eucharistia (2003); la instrucción
Redemptionis Sacramentum (2004) y el documento de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
titulado Año de la Eucaristía. Sugerencias y propuestas (2004); se
convoca el Año de la Eucaristía, que inicia con el Congreso Eucarístico
Internacional en México (2004) y concluye con la Undécima Asamblea
Sinodal en Roma (2005), cuyo final es la canonización de cinco beatos
distinguidos por su piedad eucarística; la publicación de la Carta
Apostólica Mane nobiscum Domine (2005) y las numerosas Cartas del
Jueves Santo a los sacerdotes, todas ellas con marcado tono
eucarístico.

El pontificado de Benedicto XVI se inicia con la Jornada mundial de la


Juventud en Colonia (agosto 2005) de marcado tono eucarístico y la
Exhortación postsinodal Sacramentum Caritatis (2007).

Este itinerario eucarístico del magisterio pontificio actual no es casual.


Indica una preocupación muy seria por la consideración doctrinal y la
celebración litúrgica de la eucaristía en las diversas comunidades de la
Iglesia católica. A través de estos documentos insta a la sana y recta
educación de los fieles en la celebración de este admirable
sacramento.

Aprovechando la riqueza doctrinal de la Exhortación Apostólica


Sacramentum Caritatis y algunos de los mencionados documentos,
quisiera señalar y comentar varios textos que considero referenciales
para el tema que nos ocupa.

2. ¿Qué significa "ars celebrandi"?

El Papa Benedicto XVI, al recoger las propuestas de los padres


sinodales en la Exhortación Sacramentum caritatis, establece una
relación entre el misterio creído (lex credendi) y su celebración (lex
orandi) que se manifiesta en el valor teológico y litúrgico de la belleza.
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 3/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

Es decir, que relaciona "el arte de celebrar" la liturgia con la belleza


inherente a la propia celebración litúrgica.

2.1. El valor teológico de la belleza

"En efecto, la liturgia, como también la Revelación cristiana, está


vinculada intrínsecamente con la belleza: es veritatis splendor. En la
liturgia resplandece el Misterio pascual mediante el cual Cristo mismo
nos atrae hacia sí y nos llama a la comunión… La belleza de la liturgia
es parte de este misterio; es expresión eminente de la gloria de Dios
y, en cierto sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra. El memorial
del sacrificio redentor lleva en sí mismo los rasgos de aquel resplandor
de Jesús, del cual nos han dado testimonio Pedro, Santiago y Juan
cuando el Maestro, de camino hacia Jerusalén, quiso transfigurarse
ante ellos (cf Mc 9,2). La belleza, por tanto, no es un elemento
decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo,
ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes
de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción
litúrgica resplandezca según su propia naturaleza" (Sacramentum
caritatis, nº 35).

La primera afirmación es que la revelación cristiana está vinculada


intrínsecamente con la belleza; es esplendor de la Verdad, que es Dios
mismo. A lo largo de toda la tradición eclesial, la reflexión teológica ha
buscado llegar hasta Dios per viam pulchritudinis.

La Liturgia, como momento presente de la historia de la salvación,


actualiza el misterio central de nuestra fe, el misterio pascual de
Jesucristo en el hic et nunc de la celebración litúrgica. Y esta es la
auténtica y verdadera belleza de toda celebración litúrgica. Si en la
liturgia, por tanto, se hace presente el misterio de Jesucristo,
resplandece en ella la belleza del misterio de Dios, es expresión de la
gloria de Dios; porque la belleza, al ser atributo del misterio divino, es
también parte de la liturgia [2].

En la liturgia resplandece la belleza del misterio de Jesucristo, que es


misterio de comunión con Él y con quienes están unidos a Él: nos atrae
hacia sí y nos llama a la comunión. Es un misterio que une a Cristo y al
Cuerpo de Cristo entre sí. Así se expresa en la segunda epíclesis de
algunas plegarias eucarísticas, denominada epíclesis de comunión: "Te
pedimos humildemente que el Espíritu Santo nos congregue en la
unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo"
(Plegaria Eucarística II). La belleza de la liturgia se manifiesta, no sólo
por el misterio creído y celebrado, sino también por el misterio de
comunión que acontece de todos los que participan con Cristo.

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 4/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

La segunda afirmación es que la belleza no es un elemento decorativo


de la acción litúrgica, sino un elemento constitutivo. Ya hemos visto
que la belleza es un atributo de Dios mismo y de su revelación, y, por
tanto, de la celebración de los divinos misterios. No se trata de una
mera ornamentación externa consistente en la riqueza y acumulación
de objetos artísticos, sino que el fundamento de tal belleza es la
grandeza del misterio celebrado.

Ahora bien, para mejor proclamar la fe y glorificar a Dios en el culto


divino, la Iglesia siempre se sirvió del arte como una forma
privilegiada de expresar el sentimiento religioso. La Iglesia también
necesita de la mediación de lo sensible y visible para entrar en el
mundo de lo invisible y espiritual. Esta es la lógica del misterio de la
encarnación. A través de la mediación litúrgica, el misterio de
Jesucristo continúa sacramentalmente presente en los misterios de
culto. En la celebración litúrgica, el arte adquiere un carácter
sacramental ya que hace presente aquello que representa, es decir, se
convierte en vehículo de comunión con Dios, que es la Belleza
suprema. Como muy bien afirma un autor moderno: "El arte no se
limita a ser un simple ornamento de la liturgia. La celebración de culto
requiere –con una necesidad que podríamos decir estructural- de la
belleza para manifestar sensiblemente, de una manera fiel y
auténtica, la verdad última de cuanto en ella acontece: la presencia de
la gloria de Dios sacramentalmente dada en comunión a los hombres.
Y, por ello, en la celebración litúrgica, el arte, asumido como elemento
estructuralmente constitutivo del código simbólico del rito, se
convierte en todas sus expresiones –arquitectura, artes plásticas,
música, poesía…-, en mediación misma para la presencia del misterio"
[3].

2.2. El arte de celebrar rectamente

"En los trabajos sinodales se ha insistido varias veces en la necesidad


de superar cualquier posible separación entre el ars celebrandi, es
decir, el arte de celebrar rectamente, y la participación plena, activa y
fructuosa de todos los fieles. Efectivamente, el primer modo con el que
se favorece la participación del Pueblo de Dios en el Rito sagrado es la
adecuada celebración del Rito mismo. El ars celebrandi es la mejor
premisa para la actuosa participatio. El ars celebrandi proviene de la
obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud, pues es
precisamente este modo de celebrar lo que asegura desde hace dos
mil años la vida de fe de todos los creyentes, los cuales están llamados
a vivir la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio real, nación
santa (cf 1Pe 2,4-5.9)" (Sacramentum Caritatis nº 38).

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 5/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

No podemos entender esta expresión al modo del ars moriendi típico


de la devotio moderna y la espiritualidad altomedieval. No se trata
sólo de realizar una serie de técnicas internas que dispongan al fiel
para el recto seguimiento mimético y subjetivo de la santa misa. Sin
desdeñar la actitud interior de devoción, se trata más bien de conocer
y comprender también el sentido objetivo de la liturgia tal como es
dispuesto y custodiado por la Iglesia. Así lo expresaba el papa Juan
Pablo II en su encíclica Ecclesia de Eucaristía: "En el contexto de este
elevado sentido del misterio, se entiende cómo la fe de la Iglesia en el
Misterio eucarístico se haya expresado en la historia no sólo mediante
la exigencia de una actitud interior de devoción, sino también a través
de una serie de expresiones externas, orientadas a evocar y subrayar
la magnitud del acontecimiento que se celebra. De aquí nace el
proceso que ha llevado progresivamente a establecer una especial
reglamentación de la liturgia eucarística, en el respeto de las diversas
tradiciones eclesiales legítimamente constituidas" [4].

El Siervo de Dios Juan Pablo II hablaba de "una serie de expresiones


externas, orientadas a evocar y subrayar la magnitud del
acontecimiento que se celebra". Estas expresiones externas hacen
referencia a la dimensión ritual del misterio de culto, que se ha visto
perfilado y enriquecido gracias a un proceso progresivo de
reglamentación de la liturgia eucarística. Partiendo de un núcleo
esencial que se remonta a los gestos y voluntad del mismo Jesucristo,
el proceso histórico de la tradición eclesial ha ido desarrollando y
enriqueciendo la celebración litúrgica de la eucaristía, hasta el punto
de existir diversas tradiciones eclesiales legítimas. Todas ellas
fundamentadas en la esencial tradición apostólica, pero enriquecidas
por los matices culturales e históricos propios de cada tradición.

El ars celebrandi se basa en la obediencia fiel a la liturgia, que asegura


la vida de fe de todos los creyentes de una determinada Iglesia o
tradición eclesial. Porque la liturgia es expresión de la fe de una
Iglesia. Por eso la recta celebración de la liturgia está vinculada con la
recta profesión de fe de una Iglesia o comunidad cristiana. Es
importante creer lo que se celebra. Sólo así podremos comprender y
expresar la veritas liturgiae, es decir, la verdad de la liturgia, la
verdad de todos los elementos de la celebración.

Algunas veces, se detecta una especie de esquizofrenia, que contradice


la verdad de los signos de la liturgia y subraya la artificialidad en el
modo de celebrar. Por ejemplo, en ocasiones al analizar determinados
altares, descubres una ornamentación majestuosa en el lado frontal de
cara al pueblo: mármoles blancos con columnas apoyadas en gradas,
dorados de león y magníficas incrustaciones de símbolos cristianos;
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 6/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

bellamente adornado con manteles, flores y candelabros… Cuando uno


pasa al lado posterior mirando al presbiterio, se encuentra una cavidad
hueca donde se almacenan todo tipo de utensilios litúrgicos y no
litúrgicos: megafonía, cables, enchufes, acetre e hisopo, etc. Cuando
uno ve estas cosas se pregunta: pero… ¿por qué se cuida tanto el lado
que mira al pueblo y tan poco el lado que no se ve? Si es el mismo y
único altar… ¿por qué esta diferencia? El altar –todo él- es el símbolo
de Jesucristo. Por eso es consagrado con el crisma el día de su
dedicación, besado por sacerdotes y diáconos cuando se celebra, e
incensado en cada solemnidad. Son gestos que tratan de significar la
importancia sacramental de este espacio celebrativo central en toda
celebración eucarística, y todo él debería ser cuidado con el mismo
esmero en cada uno de sus elementos. Podríamos poner ejemplos
muy significativos en esta práctica habitual y desaconsejable.

Sin embargo, el texto citado vincula especialmente el ars celebrandi


con la actuosa participatio de los fieles. Afirma que el arte de celebrar,
no sólo no es contrario, sino que es la mejor premisa para promover la
participación fructuosa de los fieles. El ars celebrandi es el arte de la
celebración en vistas a una participación adecuada por parte de la
asamblea en lo que se celebra. La participación activa de los fieles
consiste en poner por obra la cualidad de quienes forman la ecclesia,
como pueblo elegido y llamado por Dios a su servicio. Tanto el
presidente, como los ministros y toda la asamblea han de realizar
correctamente los elementos que componen la celebración litúrgica:
gestos, palabras, cantos, actitudes, posturas.

El "arte de celebrar" consiste en celebrar con arte, rectamente, con


"noble sencillez", -tal como proponía la Constitución Sacrosanctum
Concilium- el tesoro que la Iglesia nos ofrece en la liturgia: el misterio
pascual de Jesucristo (SC 5-6).

3. La teología de las rúbricas

Toda esta riqueza referida al ars clebrandi se regula y orienta a través


del conjunto de rúbricas que definen una determinada celebración. El
rubrum hace referencia a las indicaciones en rojo de los libros
litúrgicos, que explican el modo de realizar los distintos ritos, e
introducen el nigrum, es decir, los diversos textos eucológicos, que
están impresos en color negro. Más allá de un puro elemento externo -
a modo de guión teatral-, en las rúbricas subyace y se custodia
fielmente el espíritu de cada celebración litúrgica.

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 7/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

3.1. Algunos riesgos actuales: entre el mimetismo y el


relativismo litúrgicos

El que celebra la liturgia, sobre todo quien preside, está expuesto


siempre a celebrar entre dos riesgos extremos: el mimetismo y el
relativismo.

Por mimetismo entendemos aquel modo de celebrar obsesionado por


seguir las rúbricas como un autómata, sin percatarse del sentido y
profundidad de los signos y los textos de la celebración. En este modo
de celebrar faltaría vida y sentimiento en lo que se hace y ora. Se
cumpliría con todo el ceremonial litúrgico, pero el corazón y la mente
no estarían armonizados con la voz, es decir, con lo que se recita
vocalmente y se realiza gestualmente. En este caso, no se cumpliría la
recomendación expresada en el conocido adagio de San Benito
referido a la oración litúrgica: mens concordet vocis (que la mente
concuerde con la voz, que las palabras estén en sintonía con nuestro
pensamiento). A veces, motivado por la propia comodidad, se celebra
de forma cansina, rutinaria, limitándose a lo puramente exigido, y
cerrado a toda novedad, como por ejemplo, la selección de elementos
variables propuestos por los diferentes libros litúrgicos.

Por relativismo litúrgico se entiende aquella forma de celebrar en la


que predomina tal libertad creativa que no hay referencias fijas ni
estables en la celebración de la liturgia. Lo primero a señalar en este
modo de proceder es la falta de fidelidad y obediencia a la normativa
litúrgica expuesta en los libros litúrgicos. No se tiene en consideración
el valor de las normas litúrgicas. Y lo segundo es que se tergiversa la
sana creatividad litúrgica transformándola en recreación constante de
la liturgia. Este relativismo litúrgico, generado en ocasiones por el
propio presidente y muy extendido en algunas comunidades eclesiales,
genera tal desconcierto y confusión en los fieles, que contribuye a
perder la referencia católica de la liturgia, a desconocer la lex orandi
eclesial y a infravalorar el sentido de la normativa litúrgica.

Ciertamente, hemos expuesto dos posturas extremas en su forma


expresiva más exagerada. No es la praxis habitual en la celebración
litúrgica de la mayoría de las comunidades cristianas. Sin embargo,
conviene estar atento para advertir el riesgo de este errado modo de
proceder. Frente al mimetismo hay que recordar lo que aconseja la
Instrucción Redemptionis sacramentum: "La observancia de las
normas que han sido promulgadas por la autoridad de la Iglesia exige
que concuerden la mente y la voz, las acciones externas y la intención
del corazón. La mera observancia externa de las normas, como resulta
evidente, es contraria a la esencia de la sagrada Liturgia, con la que
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 8/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

Cristo quiere congregar a su Iglesia, y con ella formar un solo cuerpo y


un solo espíritu" [5].

Frente al relativismo recuerdo el hermoso texto de la Exhortación


Sacramentum caritatis: "Por consiguiente, al subrayar la importancia
del ars celebrandi, se pone de relieve el valor de las normas litúrgicas.
El ars celebrandi ha de favorecer el sentido de lo sagrado y el uso de
las formas exteriores que educan para ello… Para un adecuado ars
celebrandi es igualmente importante la atención a todas las formas de
lenguaje previstas por la liturgia: palabra y canto, gestos y silencios,
movimientos del cuerpo, colores litúrgicos de los ornamentos. En
efecto, la liturgia tiene por su naturaleza una variedad de formas de
comunicación que abarcan todo el ser humano. La sencillez de los
gestos y la sobriedad de los signos, realizados en el orden y en los
tiempos previstos, comunican y atraen más que la artificiosidad de
añadiduras inoportunas" [6].

3.2. Las rúbricas como parte de la sacramentalidad

Jesús anuncia y comunica su mensaje de salvación por medio de


palabras y gestos. Los relatos evangélicos que describen sus milagros
no olvidan nunca describir este doble aspecto cargado de fuerza
salvadora. De tal forma que estos dos elementos – la palabra y el
gesto- definen la naturaleza sacramental de los signos salvadores de
Jesucristo, prolongados por la Iglesia, por mandato del mismo Señor.
La naturaleza sacramental de la liturgia requiere la doble realidad del
texto y del gesto [7].

Para una adecuada conjunción de ambos aspectos se requiere la ayuda


y orientación de las rúbricas, que son un elemento esencial de la
tradición de la Iglesia. Porque, no olvidemos, la fe se transmite no sólo
por la palabra, bien sea oral u escrita, sino también por los ritos
litúrgicos. Desde aquel famoso axioma de Próspero de Aquitania, la lex
orandi se comprende como lex credendi; es decir, la oración litúrgica
define e interpreta también la fe de una determinada Iglesia o
tradición eclesial.

3.3. Las rúbricas en el "depositum fidei" de la Iglesia

Las rúbricas forman parte de la naturaleza sacramental de la liturgia,


indicando el modo de proceder en la celebración de la fe, para que no
se altere el depositum fidei de la tradición eclesial.

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 9/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

En este rico patrimonio de la fe de una tradición eclesial hay aspectos


sustanciales que han de permanecer inalterados por respeto a la
voluntad del Señor, tal como fue transmitido por la primigenia
tradición apostólica. Sin embargo, hay otros aspectos que podríamos
denominar secundarios, en el sentido de que han sido enriquecidos
posteriormente por la Iglesia dependiendo del tiempo, la cultura o las
circunstancias históricas. Así lo expone la Constitución Sacrosanctum
Concilium cuando al regular las normas para adaptar la liturgia a la
mentalidad y tradición de los pueblos invita a la revisión de los libros
litúrgicos "salvada la unidad sustancial del rito romano" (SC 37). Es
decir, se admiten las variaciones y adaptaciones legítimas a diversos
grupos, regiones, pueblos y culturas siempre que no se altere la sana
tradición de la fe apostólica, transmitida también por los ritos
litúrgicos.

Este principio teórico tiene su aplicación práctica al conjunto rubrical de


la liturgia. Hay disposiciones rubricales esenciales para la naturaleza
de un rito litúrgico. Por ejemplo, en algunos lugares, todavía se sigue
cuestionando la materia del pan y del vino para las especies
eucarísticas. Sin embargo, la Iglesia, consciente de que no tiene poder
para alterar la voluntad del mismo Señor, sigue manteniendo la
materia del pan y del vino como esenciales para la celebración de la
eucaristía. Porque al celebrar la eucaristía se cumple el mandato de
hacer y actualizar lo mismo que hizo el Señor; y el Señor utilizó las
especies del pan y del vino. ¡Claro que podía haber utilizado otros
signos y otros elementos! Pero, lo cierto es que utilizó pan y vino; y la
Iglesia lo único que puede hacer es celebrar y transmitir lo que recibió
del Señor por tradición apostólica. La Iglesia no tiene poder para
alterar la eucaristía. Porque la eucaristía no ha sido instituida por la
Iglesia, sino por Cristo.

Entre los elementos secundarios podríamos poner, como ejemplo, el


color litúrgico. No hay disposiciones normativas referentes a los
colores de la liturgia hasta después del Concilio de Trento. Hasta
entonces, cada tradición eclesial desarrollaba una praxis diferente. En
la tradición romana se usa el negro (o posteriormente el morado) para
las celebraciones exequiales; mientras que en la tradición bizantina es
el rojo.

Es importante advertir que tras algunas de las rúbricas actuales hay


disposiciones conciliares de los numerosos concilios de la Iglesia. Y
todas ellas tratan de salvaguardar, a veces en signos y palabras
minúsculos, algún aspecto o verdad de la fe.

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 10/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

Todo esto nos ayuda a valorar las diversas formas de lenguaje en la


liturgia: palabra y canto, gestos y silencios, movimiento del cuerpo y
colores litúrgicos, etc. Esta variada comunicación de la liturgia está
dirigida a la totalidad del ser humano y atiende a sus cinco sentidos
para comunicar el misterio con todas sus posibilidades. El código
rubrical trata de preservar la recta celebración de la liturgia y la
atención a todas sus particularidades; de modo que la desobediencia a
este aspecto ritual puede alterar también la fe de una comunidad
concreta. Porque la celebración de la liturgia forma o deforma la vida
de una comunidad cristiana. La recta celebración litúrgica educa a una
asamblea; mientras que la mala celebración de la liturgia confunde, no
sólo en el aspecto externo del ritual, sino que probablemente también
en la recta comprensión del misterio de fe que se celebra.

Como afirmaba la Exhortación Sacramentum caritatis al hablar de la


eucaristía, pero que puede extenderse también a toda la liturgia: "La
atención y la obediencia de la estructura propia del ritual, a la vez que
manifiestan el reconocimiento del carácter de la Eucaristía como don,
expresan la disposición del ministro para acoger con dócil gratitud
dicho don inefable" [8].

Es importante esta última apreciación. La liturgia es un don que nos


ofrece la Iglesia para actualizar el misterio redentor de Jesucristo y
comunicar la salvación a todos los que participan en ella. La actitud de
los ministros y fieles ante este don debería ser la acogida con gratitud
y docilidad: Gratitud por el don inefable que la Iglesia pone en
nuestras manos; y docilidad como actitud del que es humilde, fiel y se
reconoce pequeño ante la grandeza del Misterio que celebra.

4. El ministerio de la presidencia litúrgica

Por tratarse de una reunión de presbíteros quisiera hacer unas breves


indicaciones sobre el ministerio de la presidencia litúrgica. Al tratar del
arte de celebrar rectamente la liturgia no podemos obviar el papel
central del presidente de la celebración y su significado teológico para
él mismo y el resto de fieles de la asamblea. De tal forma que
podríamos hablar también de un ars praesidendi.

La Ordenación General del Misal Romano señala que "el Pueblo de Dios
es convocado para celebrar… bajo la presidencia del sacerdote, que
actúa en la persona de Cristo" (OGMR 27). Presidir la celebración
litúrgica es un don concedido al ministro por medio del sacramento del
Orden. Así lo indicaba el Papa Juan Pablo II al referirse a quien preside
la eucaristía, pero que puede extenderse también a quien preside toda
celebración litúrgica: "La asamblea que se reúne para celebrar la

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 11/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

Eucaristía necesita absolutamente, para que sea realmente asamblea


eucarística, un sacerdote ordenado que la presida. Por otra parte, la
comunidad no está capacitada para darse por sí sola el ministro
ordenado. Éste es un don que recibe a través de la sucesión episcopal
que se remonta a los Apóstoles" [9].

El ministerio de la presidencia litúrgica es un elemento constitutivo de


la teología católica del ministerio ordenado. Presidir (prae-sedere)
significa sentarse delante de, y corresponde al término griego "pro-
estos", usado por san Justino en su Apología I para designar al que
preside la celebración eucarística. La tradición litúrgica, al tratar del
ministerio de la presidencia, lo ha vinculado generalmente a la
eucaristía, a la presidencia eucarística [10].

Sin embargo, no podemos reducir la presidencia litúrgica a exclusiva


presidencia eucarística, porque implica también a las demás
celebraciones litúrgicas de la Iglesia: sacramentos, sacramentales y
Liturgia de las Horas.

En la celebración litúrgica sólo uno es quien preside, haciendo las


veces de Cristo. La presidencia litúrgica atañe al obispo, presbítero y
también al diácono en algunas celebraciones no sacerdotales. Si está
presente el obispo es quien preside las celebraciones de toda
comunidad eclesial, porque garantiza la sucesión apostólica en la
Iglesia local y la comunión eclesial con las demás Iglesias, y además
significa el principio de unidad y comunión de ministerios y carismas en
la Iglesia diocesana. El es el primer liturgo que preside toda
celebración legítima, bien sea personalmente, o por medio de sus
necesarios colaboradores, los presbíteros [11].

En la tradición católica, sobre todo después de Trento, el sacerdote era


contemplado como el único "celebrante"; sin embargo la teología
actual subraya la misión de presidente de la comunidad que celebra
[12].

También los diáconos pueden presidir algunas celebraciones:


bautismo, bendición de matrimonio, exequias, liturgia de las horas,
etc. El término presidir se reserva para definir el ministerio propio de
quienes han recibido el sacramento del Orden: "Por la Ordenación
sagrada se confiere a los presbíteros aquel sacramento que, mediante
la unción del Espíritu Santo, marca a los sacerdotes con un carácter
especial. Así están identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera
que pueden actuar como representantes de Cristo Cabeza" (PO 2). Es
interesante esta afirmación para el cometido de nuestra exposición. En
la ordenación se invoca el Espíritu Santo para que sea Él quien capacite

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 12/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

al candidato con un carácter especial, que le permita configurarse y


representar a Cristo Maestro, Sacerdote, Pastor y Cabeza de la
Iglesia.

4.1. Ministerio de re-presentación

En los libros litúrgicos encontramos expresiones que definen al


presidente de la celebración como un ministro, especialmente
hablando del obispo y del presbítero, que ejerce un ministerio de
representación. Al designar al presbítero como un ministro de Cristo se
retoma la conocida expresión paulina, tan apreciada por la tradición
litúrgica: "ministro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios" (1
Cor 4,1). El término latino minister denomina a quien realiza un
ministerium; y procede de minus, que se traduce por el menor, el que
es menos, el servidor. En contraposición a magister, que denomina a
quien ejerce un magisterium; y procede de magis, que significa el
mayor, el que es más, el superior o el maestro. La tradición litúrgica
ha privilegiado los términos minister y ministerium para aplicarlos a
las personas que realizaban un servicio litúrgico en la Iglesia. Por
tanto, el presbítero es considerado un servidor de Jesucristo. Y su
ministerio prolonga la misma misión de Jesucristo, encomendada a los
Apóstoles, continuada por los Obispos y, en colaboración necesaria con
ellos, realizada también por los presbíteros (LG 28).

La ordenación presbiteral configura al candidato con Cristo para vivir


en comunión con Él. La expresión "configuración con Cristo" es una
expresión muy querida y usada por el magisterio eclesiástico actual.
Considero oportuna e interesante la reflexión del teólogo Max Thurian
en su libro "La identidad del sacerdote" en la que expone de forma
magistral la afirmación desarrollada por el Concilio Vaticano II en la
que se afirma que el sacramento del Orden configura al sacerdote con
la persona de Cristo Profeta, sacerdote y Pastor; por eso participa en
la función profética, sacerdotal y pastoral de Cristo y obra, por tanto,
in persona Christi, en nombre de Cristo, como embajador de Cristo,
como si Dios hablara y actuara por medio de él (2 Cor 5,20); y
además representa a Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia; se sitúa,
por tanto, en la Iglesia y ante la Iglesia. No es un simple
representante de la Iglesia en el mundo, sino el representante de
Cristo ante la Iglesia. El sacerdocio, junto con la palabra de Dios y los
signos sacramentales, a cuyo servicio está, pertenece a los elementos
constitutivos de la Iglesia (PDV 21) [13].

Es interesante detenerse en esta última afirmación. El presbítero es


considerado un ministro de Cristo, que ejerce el ministerio de la
representación sacramental de Jesucristo en favor del pueblo de Dios.
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 13/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

La misión o ministerio de "representación" propio del ministerio


sacerdotal es necesario y constitutivo de la celebración litúrgica. Los
documentos eclesiales hablan del presidente de la celebración litúrgica
en términos de "representación" o "personificación" de Cristo. "No hace
las veces de Cristo o lo representa como si éste estuviese ausente; es
más bien el signo de Cristo presente y operante por sí mismo" [14]. Se
convierte en signo sacramental de Cristo presente [15]. ¿Por qué? Por
el don del Espíritu Santo recibido en la ordenación que le ha
configurado para actuar "in persona Christi Capitis et in nomine
Ecclesiae". Es decir, que para comprender el significado de la
presidencia litúrgica como ministerio de representación, es preciso
tener en cuenta una doble realidad: Por un lado, a Cristo, verdadero y
único Sacerdote mediador entre Dios y su pueblo; por otro lado, la
Iglesia, congregada en asamblea litúrgica para celebrar los sagrados
misterios [16].

4.2. En comunión con Cristo: In persona Christi Capitis

Esta expresión es una fórmula técnica usada por Santo Tomás de


Aquino y asumida a partir de entonces por la teología posterior. Según
el Doctor Angélico, apoyándose en la teología paulina, los sacerdotes
son embajadores de Cristo; por eso, sus palabras son pronunciadas
con la misma eficacia que las palabras de Cristo. Este es el
fundamento de la naturaleza sacramental del sacerdocio cristiano
vinculado, por el sacramento del orden, a la persona del sacerdote
[17].

El Concilio de Trento en su 22ª sesión celebrada el 17 de septiembre


de 1562 trató de la relación entre el sacrificio de la misa y el ministro
que lo celebra. Afirma que hay un único sacrificio ofrecido por Cristo en
la cruz, que se actualiza en la eucaristía; de tal forma que el que se
ofreció a sí mismo en la cruz, se ofrece ahora por el ministerio de los
sacerdotes [18]. Esta es la doctrina clásica que perdurará en la
teología católica hasta el Concilio Vaticano II [19].

La Constitución Sacrosanctum Concilium nº 7 afirma que Cristo está


presente en la persona del ministro que preside la celebración
litúrgica; y Presbyterorum Ordinis nº 2 declara que los presbíteros
están identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera que pueden
actuar como representantes de Cristo Cabeza. La doctrina conciliar
recuerda que Cristo ha querido servirse de la mediación de los
ministros para realizar su obra santificadora. Él es el verdadero
sacerdote de toda celebración. Y ha querido visibilizar su acción
salvadora por el ministerio de quienes han recibido una configuración
especial con Él en el sacramento del Orden. Él es quien bautiza; Él es
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 14/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

quien perdona, etc. a través del ministerio sacerdotal. Por tanto, el


presidente de la celebración litúrgica es signo sacramental de
Jesucristo [20]; es definido como "vicem gerens Christi", "personam
Chisti gerens" [21] que "preside la asamblea representando a Cristo"
[22], "haciendo las veces de Cristo" [23], "ocupando el lugar de Cristo"
[24], "personificando a Cristo" [25] ante la asamblea litúrgica. No se
trata de ser "otro Cristo" o, como ya hemos indicado, sustituir a
Cristo, como si éste estuviera ausente y el presbítero fuera
representante en su ausencia; sino que es su mediación sacramental:
Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación
sacramental de Jesucristo" (PDV 15). El presbítero no habla ni actúa a
título personal; habla y actúa "in persona Christi", por eso está
capacitado para ser presidente de la celebración litúrgica [26]. Puede
ser signo eficaz de la presencia de Cristo porque está capacitado por el
Espíritu Santo para realizar lo mismo que Jesús hizo y encargó a sus
discípulos que hicieran en memoria de él [27].

Recuerdo la explicación que daba el Papa Juan Pablo II en su Carta


Apostólica "Ecclesia de Eucaristia" sobre el contenido de estas
palabras:

"La expresión, usada repetidamente por el Concilio Vaticano II, según


la cual el sacerdote ordenado "realiza como representante de Cristo el
Sacrificio eucarístico", estaba ya bien arraigada en la enseñanza
pontificia. Como he tenido ocasión de aclarar en otra ocasión, in
persona Christi "quiere decir más que "en nombre", o también, "en
vez" de Cristo. In "persona": es decir, en la identificación específica,
sacramental con el "sumo y eterno Sacerdote", que es el autor y el
sujeto principal de su propio sacrificio, en el que, en verdad, no puede
ser sustituido por nadie". El ministerio de los sacerdotes, en virtud del
sacramento del Orden, en la economía de salvación querida por Cristo,
manifiesta que la Eucaristía celebrada por ellos es un don que supera
radicalmente la potestad de la asamblea y es insustituible en cualquier
caso para unir válidamente la consagración eucarística al sacrificio de
la Cruz y a la Última Cena. La asamblea que se reúne para celebrar la
Eucaristía necesita absolutamente, para que sea realmente asamblea
eucarística, un sacerdote ordenado que la presida. Por otra parte, la
comunidad no está capacitada para darse por sí sola el ministro
ordenado. Éste es un don que recibe a través de la sucesión episcopal
que se remonta a los Apóstoles. Es el Obispo quien establece un nuevo
presbítero, mediante el sacramento del Orden, otorgándole el poder
de consagrar la Eucaristía [28].

Considero oportuno apuntar algunas acciones y gestos litúrgicos que


expresan en el marco de la liturgia el contenido de estas notas
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 15/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

teológicas.

- Hemos de advertir, ante todo, que el presidente es uno, porque uno


solo es Cristo; por tanto, la presidencia litúrgica es única: Un solo y
único sacerdote debe ejercer siempre el ministerio presidencial de la
Misa [29]. Este ministerio de representación sacramental de la persona
de Cristo realizado por un solo sacerdote en la celebración litúrgica no
impide la concelebración de los demás sacerdotes, que comparten y
participan también del mismo sacerdocio de Jesucristo, por el
sacramento del Orden. Aunque todos los sacerdotes participan
sacramentalmente del mismo sacerdocio de Jesucristo, uno sólo es
quien ejerce el ministerio de su representación sacramental en la
presidencia litúrgica. La presidencia es única. Sin embargo, la
participación de otros sacerdotes concelebrantes unidos al presidente
manifiesta visiblemente la unidad del mismo sacerdocio de Jesucristo
compartido sacramentalmente por cada uno de ellos.

- Quien preside en nombre de Cristo saluda a la asamblea congregada


al inicio de toda celebración litúrgica para garantizar que se trata de
una asamblea reunida en el nombre del Señor. No se trata de un
grupo cualquiera reunido por cualquier motivo. Se trata de una
asamblea litúrgica presidida en el nombre del Señor Jesús. El
presidente de la celebración ayuda con su ministerio a promover y
formar la asamblea litúrgica como signo local de la presencia del
Señor: "Donde dos o más estén reunidos en mi nombre allí estoy yo
en medio de ellos" (Mt 18,20).

"El sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la asamblea reunida


la presencia del Señor. Con este saludo y con la respuesta del pueblo
queda de manifiesto el misterio de la Iglesia congregada" (OGMR 50).

El ejercicio de la presidencia litúrgica no se funda en una jerarquía de


rangos y dignidades en la comunidad eclesial, como tampoco en la
capacitación de una habilidad profesional o en la necesidad de
distribuir las tareas de la comunidad. Estos elementos son
interesantes, pero no determinantes. El motivo por el que cada
celebración litúrgica está presidida reside en el hecho de que una
asamblea celebrante no puede existir como tal si no es convocada y
reunida en el nombre de Cristo. El presbítero, configurado a Cristo,
Cabeza y Pastor por el sacramento del Orden, ejerce el servicio de la
"re-presentación" de Jesucristo ante la asamblea litúrgica y actúa
como ministro suyo. El ministerio de la presidencia litúrgica manifiesta
claramente que quien convoca, reúne y anima la Iglesia es Cristo (LG
10).

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 16/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

- Otro signo referido a la presidencia litúrgica del presbítero es la


Sede, que debe significar el oficio de presidir la asamblea y dirigir la
oración" (IGMR 310). La sistematización del espacio litúrgico ha de
expresar que la sede es el lugar de la presidencia litúrgica, es decir, el
lugar desde el cual el presidente saluda a la asamblea, dirige a Dios la
oración colecta, escucha la Palabra, hace la homilía, inicia y termina la
oración universal, hace la bendición final y despide a la asamblea. La
sede ha de ser única, en posición preeminente sin que asuma la
solemnidad de un trono, de cara al pueblo y no demasiado distante,
para que exprese mejor la presencia y cercanía de Cristo,
representado por el presidente. No debe retirarse después de la
celebración, sino que permanece como recordatorio permanente de la
naturaleza eclesial de la comunidad.

La sede más significativa es la Cátedra del Obispo en su Iglesia


catedral, que ha de estar vacía cuando no la ocupe su titular.

- Algunas expresiones litúrgicas también reflejan la presencia de Cristo


en el presidente de la celebración litúrgica, especialmente en algunos
momentos que habla en primera persona. El ejemplo más claro son las
palabras de la consagración eucarística. El presbítero dice: "Esto es mi
Cuerpo… mi Sangre… en conmemoración mía…" [30]. ¿A quien se
refieren estos posesivos? ¿Al presbítero? ¡No! A Cristo. Sin embargo,
el presbítero, que hace presente a Cristo y ocupa el lugar que ocupó
un día Cristo, le presta su voz y toda su persona para que pueda
continuar actualizando el misterio de la salvación.

De igual modo el saludo "El Señor esté con vosotros" o el envío


litúrgico al final de las celebraciones "Podéis ir en paz" hace referencia
a Cristo, presente sacramentalmente en el ministro que preside. El
presbítero no se saluda ni se envía a sí mismo. Es Cristo por medio del
ministro que preside.

- El lenguaje simbólico y pedagógico de los vestidos litúrgicos, amén


de subrayar el carácter festivo de la acción sagrada, ayuda también a
significar visiblemente el ministerio de la presidencia litúrgica.
Carácter festivo de la acción sagrada: "la diversidad de funciones en la
celebración se manifiesta exteriormente por la diversidad de las
vestiduras sagradas que, por consiguiente, deben constituir un
distintivo propio del oficio que desempeña cada ministro" (IGMR 335);
"Los vestidos son, además, un recordatorio continuado para todos,
también para el mismo presidente, de que lo que celebran no es algo
profano, sino sagrado, y que el ministro no actúa en nombre y por
iniciativa propia, sino como el ministro puesto por la Iglesia para servir

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 17/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

a la comunidad en su acción sacramental, representando a Cristo"


[31].

Todo esto tiene aplicación al celebrante principal de la concelebración.


"Aunque todos los participantes actúan en la persona de Cristo en
virtud del sacramento del Orden que ha hecho de cada uno de ellos un
signo vivo e instrumento de Cristo Buen Pastor y Cabeza de la Iglesia,
sin embargo, el ministerio de presidir y animar la celebración desde
esta función concreta, corresponde tan sólo al celebrante principal. El
que preside siempre lleva la casulla, aunque puedan usarla también
los demás sacerdotes concelebrantes [32].

Si toda la celebración litúrgica, a diferencia de los ejercicios piadosos,


es obra de Jesucristo y de la Iglesia, y una de las características
esenciales de toda celebración litúrgica es que debe ser presidida por
el ministro legítimamente capacitado para ello, hemos de concluir que
quien preside toda celebración litúrgica representa a Jesucristo en el
ejercicio continuado de su obra redentora. Representa
sacramentalmente a Cristo en la presidencia de toda celebración
litúrgica y Cristo está presente sacramentalmente en el ministro que
preside toda celebración litúrgica.

4.3. En nombre de la Iglesia: In nomine Ecclesiae

Precisamente porque representa a Cristo Cabeza, el presidente de la


celebración litúrgica está llamado a representar a su Cuerpo: la
Iglesia. Se complementan mutuamente el ministro que preside, signo
de Cristo, y la asamblea litúrgica, signo de la Iglesia. El presbítero, por
tanto, visibiliza sacramentalmente la presencia de Cristo, Cabeza de la
comunidad, y actúa sacramentalmente también en nombre de todo el
Pueblo santo, en nombre y representación de la Iglesia [33].

Ya hemos indicado que la asamblea litúrgica es el primer signo o


"sacramento" de la presencia de Cristo en su Iglesia (Mt 18,20). El
presbítero "hace las veces de Cristo" encarnado en el seno de la
Iglesia. Es miembro de la comunidad eclesial y ejerce una misión
sacramental recibida en ella. Por la ordenación sacramental, el
presbítero representa a la Iglesia, habla y actúa en su nombre –"in
nomine Ecclesiae". No actúa aislado sino unido a la comunidad eclesial
y para su edificación. Su condición pastoral le hace estar pendiente del
cuidado y guía del pueblo a él confiado ("caridad pastoral"); su
condición profética le urge a anunciar el Evangelio entre los suyos y
custodiar la enseñanza de la Iglesia; su condición sacerdotal le
capacita para representar a su pueblo en la oración y el sacrificio
ofrecidos al Padre. El presidente de la celebración litúrgica ejerce el

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 18/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

ministerio de representar al pueblo que preside y actúa in persona


omnium, como gustaba decir a santo Tomás de Aquino, o in nomine
Ecclesiae, como se expresa la teología actual.

No es una simple delegación jurídica de la comunidad eclesial, es una


configuración sacramental a Cristo, por el Espíritu Santo recibido en el
sacramento del Orden, y una capacitación sacramental para
representar a su Cuerpo, la Iglesia, en la liturgia. La asamblea
litúrgica no alcanza su plenitud expresiva sin la presencia del ministro
ordenado, que hace las veces de Cristo y la constituye en signo
manifestativo de la Iglesia (LG 26, SC 41-42, PO 5). Por eso, quien
representa sacramentalmente a Cristo ha de realizar lo que quiso
Cristo, conforme a su libre y divina voluntad. Quién está puesto al
servicio de su Iglesia, ha de realizar lo que quiere la Iglesia. Es una
intención evidente e imprescindible en todo presidente litúrgico.

Esta doble comprensión teológica de la presidencia litúrgica se expresa


ritualmente en la celebración litúrgica a través de gestos y palabras
del propio sacerdote [34].

- La oración del presbítero en la liturgia tiene una clara nota eclesial,


aunque no anula su oración propia y personal. El sacerdote pronuncia
algunas veces oraciones a título personal, para poder cumplir su
ministerio con mayor atención y piedad. Estas oraciones, que se
proponen antes de la lectura del evangelio, en la preparación de los
dones y antes y después de la comunión del sacerdote, se dicen en
secreto" (OGMR 33). Sin embargo, predomina su oración presidencial
en nombre de la Iglesia y de la comunidad reunida [35].

La naturaleza de las oraciones presidenciales, especialmente la


plegaria eucarística, exigen la objetividad del texto aprobado por la
Iglesia, con su formulación y estructura propias. En la liturgia, el
presidente ora como miembro de la asamblea, en nombre de ella y lo
que ella quiere decir a Dios. Y la asamblea asiente con su actitud e
intervenciones a la oración del que preside.

- Otro aspecto en el que ha de mostrar el presidente que celebra en


nombre de la Iglesia se expresa en la homilía. Partiendo de los textos
bíblicos proclamados en la Liturgia de la Palabra y escuchados por la
asamblea, relaciona su contenido con el sacramento que se celebra e
ilumina la vida de los fieles. El pueblo cristiano no busca la opinión
particular del presidente sobre determinados textos bíblicos, sino la
interpretación oficial y fiel de la Iglesia. Por tanto, la homilía como
parte de la celebración litúrgica, no puede ser un mero pretexto para
hablar en la Iglesia; sino un medio precioso para educar a los fieles en

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 19/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

comunión de fe con la Iglesia. El presidente ha de ser consciente que la


homilía es un servicio que presta al pueblo de Dios in nomine
Ecclesiae.

- El presbítero que preside la liturgia celebra en comunión con la


Iglesia diocesana y universal. Es significativo que en la Plegaria
eucarística se mencione al Papa y al Obispo. Al mencionar al Papa,
manifestamos nuestra comunión con quien preside en la caridad las
Iglesias en comunión con la Iglesia de Roma. Al mencionar al Obispo
de la diócesis, manifestamos nuestra comunión con las comunidades
cristianas confiadas a su ministerio pastoral. El presbítero, que preside
una celebración litúrgica unido al Papa y al Obispo, se convierte en
vínculo de comunión entre la asamblea litúrgica que preside y la
catolicidad de la Iglesia: "El Papa es asociado a toda celebración de la
Eucaristía en la que es nombrado como signo y servidor de la unidad
de la Iglesia universal. El obispo del lugar es siempre responsable de
la Eucaristía, incluso cuando es presidida por un presbítero; el nombre
del obispo se pronuncia en ella para significar su presidencia de la
Iglesia particular en medio del presbiterio y con la asistencia de los
diáconos" (CCE 1369). La mención del Papa y del Obispo es signo de
comunión con la Iglesia universal y con la propia Diócesis, garantizada
por el ministerio de la presidencia litúrgica in nomine Ecclesiae [36]. La
presidencia litúrgica es un ministerio que garantiza la comunión
eclesial.

Por eso, el presidente debe sentirse unido a la comunidad que preside.


Es miembro de ella y realiza este ministerio sacramental dentro de
ella. Por estar en comunión con la Iglesia ha de ser fiel a la voluntad
de la Iglesia, también respetando los aspectos normativos de la
liturgia. No actúa por gustos personales, sino como servidor de la
Iglesia. Sin mermar la libertad y creatividad permitidas, "recuerde que
él se halla al servicio de la sagrada liturgia y no le es lícito añadir,
quitar, ni cambiar nada según su propio gusto en la celebración de la
Misa" (IGMR 24). Por tanto, quien representa a la Iglesia ha de ser fiel
a la Iglesia y estar en comunión con ella.

5. CONCLUSIÓN: Celebrar con los mismos sentimientos de


Jesucristo

El arte de celebrar (lex orandi) expresa una experiencia y convicción


de fe (lex credendi), que se manifiesta también en una actitud y
comportamiento de vida en el cristiano (lex vivendi). No es un juego
de palabras. La liturgia no puede reducirse a mera artificiosidad
ceremonial externa, aunque esté muy armónicamente ejecutada. Este
es un elemento importante, pero no determinante.
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 20/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

El ars celebrandi, como aspecto esencial de la belleza de la liturgia,


busca no sólo el arte de celebrar bien y rectamente, sino que está
también íntimamente relacionado con nuestra vida de fe y nuestra
vida teologal. La liturgia presupone vivir en el corazón lo que
expresamos en nuestras palabras y gestos. La celebración del misterio
(externa) expresa nuestra experiencia creyente (interna). El ideal de
toda liturgia es claro: quien celebra ha de vivir lo que celebra como lo
vivió Cristo, con los mismos sentimientos de Jesucristo. Así lo expresa
un interesante texto del magisterio pontificio, ya citado anteriormente,
pero que convendría meditar con frecuencia para mejorar la calidad y
el espíritu de nuestras celebraciones litúrgicas: "La observancia de las
normas que han sido promulgadas por la autoridad de la Iglesia exige
que concuerden la mente y la voz, las acciones externas y la intención
del corazón… Por esto la acción externa debe estar iluminada por la fe
y la caridad, que nos unen con Cristo y los unos a los otros, y suscitan
en nosotros la caridad hacia los pobres y los necesitados. Las palabras
y los ritos litúrgicos son expresión fiel, madurada a lo largo de los
siglos, de los sentimientos de Cristo y nos enseñan a tener los mismos
sentimientos que él; conformando nuestra mente con sus palabras,
elevamos al Señor nuestro corazón. Cuanto se dice en esta instrucción,
intenta conducir a esta conformación de nuestros sentimientos con los
sentimientos de Cristo, expresados en las palabras y ritos de la
Liturgia" [37].

Notas

[1] J. RATZINGER, Un canto nuevo para el Señor. La fe en Jesucristo y


la liturgia hoy, Salamanca 1999.

[2] Muy interesante la reflexión sobre el fundamento de la belleza en


la liturgia de P. MARINI, Liturgia y Belleza. Nobilis pulchritudo, Bilbao
2005, 77-82.

[3] J. L. GUTIÉRREZ-MARTÍN, Belleza y misterio. La liturgia, vida de la


Iglesia, Pamplona 2006, 159.

[4] JUAN PABLO II, Ecclesia de Eucaristia. La Iglesia vive de la


Eucaristía, Madrid 2003 nº 49.

[5] CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS


SACRAMENTOS, Instrucción Redemptionis Sacramentum, nº 5.

[6] Sacramentum caritatis n 40.

[7] Ver J. L. GUTIERREZ-MARTÍN, Belleza y misterio. La liturgia, vida


de la Iglesia, Pamplona 2006, 119-124.
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 21/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

[8] Sacramentum caritatis nº 40.

[9] JUAN PABLO II, Carta encíclica Ecclesia de Eucharistía (=Ecclesia


de Eucharistia), Madrid 2003, nº 29.

[10] SECRETARIADO NACIONAL DE LITURGIA, Directorio litúrgico-


pastoral "El presidente de la celebración", Madrid 1988, nº 1: "La
presidencia de la Eucaristía en la persona de Cristo es el más noble y
gozoso de los ministerios que se le han confiado al presbítero. La
Eucaristía es, en efecto, la fuente y la culminación de la acción
evangelizadora y el centro de toda la asamblea de los fieles que
preside el presbítero (cf. PO 5; SC 10; LG 11)".

[11] "El obispo debe ser considerado como el gran sacerdote de su


grey, de quien deriva y depende en cierto modo la vida en Cristo de
sus fieles. Por eso, es necesario que todos concedan gran importancia
a la vida litúrgica de la diócesis en torno al obispo, sobre todo en la
iglesia catedral, persuadidos de que la principal manifestación de la
Iglesia tiene lugar en la participación plena y activa de todo el pueblo
santo de Dios en las mismas celebraciones litúrgicas, especialmente en
la misma Eucaristía, en una misma oración, junto a un único altar, que
el obispo preside rodeado por un presbiterio y sus ministros" (SC 41).
"Los obispos son los principales dispensadores de los misterios de Dios
y los moderadores, promotores y responsables de toda la vida
litúrgica" (CD 15). "Toda celebración eucarística legítima es dirigida
por el obispo, ya personalmente, ya por los presbíteros, sus
colaboradores… esto no se hace para aumentar la solemnidad exterior
del rito, sino para significar de una manera más clara el misterio de la
Iglesia, sacramento de unidad" (IGMR 92). Ver también: IGMR 92.

[12] SECRETARIADO DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE LITURGIA, El


presidente de la celebración eucarística. Directorio litúrgico-pastoral
(=Directorio), Madrid, 2004, nº 1.

[13] M. THURIAN, La identidad del Sacerdote, Madrid 1996, 82-85.

[14] J. CASTELLANO, "La presencia de Cristo en la Asamblea Litúrgica"


en Revista de Espiritualidad 30 (1971) 232, citando a K. RAHNER, "De
praesentia Domini in communitate cultus: síntesis theologica" en A.
SCHÖNMETZER (ed.), Acta Congressus internationalis de theologia
Cancilii Vaticani II. Romae diebus 26 septembris – I octobris 1966
celebrati, Roma, 1968, p.335. Abunda en esta idea: G. GRESHAKE,
Ser sacerdote. Teología y espiritualidad del ministerio sacerdotal,
Salamanca 1995, 70-80.

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 22/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

[15] Sobre el sentido sacramental del ministerio ordenado ver P.


FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Sacramento del orden. Estudio teológico.
Vida y santidad del sacerdote ordenado, Salamanca 2007, 175-179.

[16] Es interesante la perspectiva histórica de ambos aspectos en B.-


D. MARLINGEAS, Clés pour une théologie du ministère. In persona
Christi. In persona Ecclesiae, París 1978; teológica de S. DEL CURA
ELENA, "In persona Christi-In persona Ecclesiae", en PROFESORES DE
LA FACULTAD DE TEOLOGÍA DE BURGOS (dir.), Diccionario del
sacerdocio, Madrid 2005, 348-356; o la perspectiva espiritual de J.
LÓPEZ MARTÍN, "Espiritualidad litúrgica del sacerdote", en COMISIÓN
EPISCOPAL DEL CLERO, Espiritualidad sacerdotal. Congreso, Madrid
1989, 351-366.

[17] A.-G. MARTIMORT, "El valor de una fórmula teológica: "In


persona Christi" en Phase 18 (1978) 305-306. Interesante la
afirmación de H. DE LUBAC en su libro Meditación sobre la Iglesia,
Madrid 1988, p. 119: "en el momento crucial, el sacerdote obra por la
virtud de Cristo o, sirviéndonos de las fórmulas macizas de Santo
Tomás, él ora y ofrece "in persona omnium"; pero consagra "in
persona Christi".

[18] H. DENZINGER-A. SCHÖNMETZER, Enchiridion symbolorum


definitionum et declarationum de rebus fidei et morum (=DS), Roma
1976, nº 1743.

[19] Por ejemplo: LG 28, SC 33, PO 2, 12.

[20] "Este sacerdocio es ministerial. Está enteramente referido a


Cristo y a los hombres. Depende totalmente de Cristo y de su
sacerdocio único, y fue instituido a favor de los hombres y de la
comunidad de la Iglesia. El sacramento del orden comunica un poder
sagrado, que no es otro que el de Cristo" (CCE 1551).

[21] A.-G. MARTIMORT, "El valor de una fórmula teológica: "In


persona Christi" en Phase 18 (1978) 303-312.

[22] "Más aún, las oraciones que dirige a Dios el sacerdote –que
preside la asamblea representando a Cristo- se dicen en nombre de
todo el pueblo santo y de todos los circunstantes (SC 33).

[23] "El presbítero, que en la congregación de los fieles, en virtud de la


potestad sagrada del Orden, puede ofrecer el sacrificio, haciendo las
veces de Cristo, preside también la asamblea congregada, dirige su
oración, le anuncia el mensaje de salvación, se asocia al pueblo en la
ofrenda del sacrificio por Cristo en el Espíritu Santo a Dios Padre, da a
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 23/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

sus hermanos el pan de la vida eterna y participa del mismo con ellos"
(OGMR nº 60)

[24] "Sólo el sacerdote, porque ocupa el lugar de Cristo, consagra el


pan y el vino". SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS Y CONSILIUM,
Instrucción Eucharisticum mysterium (=EM) nº 12, en A. PARDO,
Documentación litúrgica. Nuevo Enchiridion. De san Pío X (1903) a
Benedicto XVI, Burgos 2006, p.238.

[25] "Como ministros sagrados, sobre todo en el sacrificio de la


misa..., personifican a Cristo" (EM 43; PO 13; LG 28).

[26] Y. CONGAR, "Structure du sacerdoce chrétien" en LMD 27 (1951)


75, citado por H. DE LUBAC, Meditación sobre la Iglesia, Madrid 1988,
p. 118: "Pero las acciones propiamente sacramentales de la liturgia y
particularmente en la consagración de los dones eucarísticos, el
sacerdote celebra ante todo el culto del Señor, y es, sobre todo y
principalmente, el ministro y representante sacramental de Jesucristo.
El sacerdote, dice la teología, celebra "in persona Christi". Ver
también: A.-G. MARTIMORT, "El valor de una fórmula teológica: "In
persona Christi" en Phase 18 (1978) 303-312.

[27] OGMR (2000) nº 72.

[28] Ecclesia de Eucharistia nº 29. Cuando en este mismo documento


se refiere a las palabras de la consagración pronunciadas por el
sacerdote, se abunda en la misma idea: "El sacerdote pronuncia estas
palabras (consagración) o, más bien, pone su boca y su voz a
disposición de Aquél que las pronunció en el Cenáculo y quiso que
fueran repetidas de generación en generación por todos los que en la
Iglesia participan ministerialmente de su sacerdocio" (Ecclesia de
Eucharistia nº 5).

[29] OGMR (2000) nº 108

[30] OGMR nº 50, 147

[31] J. ALDAZÁBAL, Ministerios al servicio de la comunidad celebrante,


Barcelona 2006, 37.

[32] OGMR 335

[33] "El sacerdocio ministerial no tiene solamente por tarea


representar a Cristo, Cabeza de la Iglesia, ante la asamblea de los
fieles: actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a
Dios la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece el sacrificio
eucarístico" (CCE 1552). "El presbítero, que visibiliza
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 24/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

sacramentalmente la presencia de Cristo Cabeza y Señor de la


comunidad actúa también en nombre de todo el Pueblo santo" (OGMR
30)… De este modo, la asamblea celebrante, signo de la Iglesia, y el
ministro que la preside, signo de Cristo, se complementan
mutuamente. El ministro que preside en nombre de Cristo Cabeza y
Pastor y haciendo sus veces, completa a la comunidad, haciéndola
realización sacramental de la Iglesia entera. A la vez se complementa
con ella, porque el ministro no actúa solo sino dentro de ella. De este
modo, la celebración litúrgica comunitaria manifiesta visiblemente "el
misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia"
(SC 2; 26)" (Directorio n. 8).

[34] "Los gestos y actitudes del sacerdote celebrante deben expresar


su función propia: preside la asamblea en la persona de Cristo".
Varietates Legitimae. Cuarta Instrucción de la Congregación para el
Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos para aplicar la
Sacrosanctum Concilium (25 enero 1994), Cuadernos Phase 120, nº
41.

[35] "Entre las atribuciones del sacerdote, ocupa el primer lugar la


Plegaria eucarística, que es el vértice de toda la celebración. Hay que
añadir a ésta las oraciones, es decir, la colecta, la oración sobre las
ofrendas y la oración después de la comunión. Estas oraciones las
dirige a Dios el sacerdote –que preside la asamblea actuando en la
persona de Cristo, en nombre de todo el pueblo santo y de todos los
circunstantes" (OGMR 30); "El sacerdote (en la plegaria eucarística)
invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de
gracias, y lo asocia a su oración que él dirige en nombre de toda la
comunidad, por Jesucristo, a Dios Padre. El sentido de esta oración es
que toda la congregación de los fieles se una con Cristo en el
reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio"
(OGMR 78); "Pronuncia oraciones como presidente, en nombre de la
Iglesia y de la comunidad reunida" (IGMR 33).

[36] Ecclesia de Eucaristia, nº 52: "gran responsabilidad que en la


celebración eucarística tienen principalmente los sacerdotes, a quienes
compete presidirla in persona Christi, dando un testimonio y un
servicio de comunión, no sólo a la comunidad que participa
directamente en la celebración, sino también a la Iglesia universal, a
la cual la Eucaristía hace siempre referencia". Ver también: "Toda
celebración eucarística legítima es dirigida por el Obispo, ya sea
personalmente, ya por los presbíteros colaboradores… Esto se hace no
para aumentar la solemnidad exterior del rito, sino para significar de
una manera más clara el misterio de la Iglesia, sacramento de unidad"
(OGMR 92); "la Eucaristía celebrada por el obispo tiene una
https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 25/26
30/6/2020 Ars celebrand Belleza y Liturgia

significación muy especial como expresión de la Iglesia reunida en


torno al altar bajo la presidencia de quien representa visiblemente a
Cristo, Buen Pastor y Cabeza de su Iglesia (cf SC 41; LG 26)" (CCE
1561); "La celebración eucarística es acción de Cristo y de la Iglesia,
es decir, de un pueblo santo congregado y ordenado bajo la dirección
del Obispo" (OGMR 91).

[37] CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE


LOS SACRAMENTOS, Instrucción Redemptionis Sacramentum, nº 5.

https://mercaba.org/ARTICULOS/A/ars_celebrand_belleza_y_liturgia.htm 26/26

También podría gustarte