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Salud sexual y reproductiva

y violencia de género
HACIA LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD
A la luz de la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENADIS, 2018)
Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA)
Paula Antezana Rimassa
Evelyn Durán Porras
Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (CONAPDIS)
Lizbeth Barrantes Arroyo
José Alberto Blanco Méndez
Asociación Latinoamericana de Mujeres con Discapacidad (ALAMUD)
Damaris Solano Murillo
Ericka María Álvarez Ramírez
Equipo consultor
Cristina Umaña Araya
Mariana Camacho Cordero
Revisión y análisis estadístico
Paola Omodeo Cubero

Diseño Gráfico
Ester Molina Figuls - TETEYARTE -

300
F673S Salud sexual y reproductiva y violencia de género hacia las mujeres con
discapacidad a la luz de la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENADIS
2018) : [Libro digital] / Fondo de Población de Naciones Unidas. -- 1a ed.
-- San José, Costa Rica: Fondo de Población de las Naciones Unidas, 2021.

1 PDF : 10564 Kb

ISBN 978-9930-9645-5-2

1. SALUD SEXUAL - MUJER - DISCAPACIDAD - DERECHOS. 2. SALUD


REPRODUCTIVA - MUJER - DISCAPACIDAD - DERECHOS. I. Tìtulo.

Fondo de Población
de Naciones Unidas, UNFPA CR
http://costarica.unfpa.org
[email protected]
Tel: (506) 2296-1265

UNFPA Costa Rica


3

Tabla de contenidos

PRESENTACIÓN............................................................................................................5

AGRADECIMIENTOS.....................................................................................................6

INTRODUCCIÓN............................................................................................................7

1. Marco metodológico...............................................................................................9

A. Características de la Encuesta Nacional sobre Discapacidad.....................9

B. Componente cualitativo.............................................................................. 11

2. Marco normativo para la protección de los derechos sexuales


y reproductivos y la prevención de la violencia de género...............................15

A. Marco normativo internacional...................................................................15

B. El marco normativo nacional......................................................................20

C. Algunas políticas públicas .........................................................................22

3. Caracterización de las personas con discapacidad en Costa Rica.................27

A. Prevalencia de la discapacidad por sexo y edad.......................................27

B. Nivel de instrucción....................................................................................34

C. Lugar de residencia....................................................................................36

D. Nivel de ingresos........................................................................................40

E. Vivienda......................................................................................................43
4

4. SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS


MUJERES CON DISCAPACIDAD..........................................................................49

A. Seguridad social y servicios de salud........................................................50

B. Información, conocimiento y educación sobre salud sexual y salud


reproductiva...............................................................................................60

C. Ejercicio libre de la sexualidad...................................................................63

D. Autonomía y toma de decisiones...............................................................66

5. VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA


DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD............................................................71

A. Tipos de violencia....................................................................................... 74

B. Factores de riesgo y personas perpetradoras de la violencia....................79

C. Violencia en centros educativos.................................................................82

D. Discriminación............................................................................................84

A MODO DE CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.........................................91

BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................93

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
5

PRESENTACIÓN

El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) se complace en presentar el


documento “Salud sexual y reproductiva y violencia de género hacia las mujeres
con discapacidad a la luz de la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENADIS, 2018)”,
elaborado de manera conjunta con el Consejo Nacional de Personas con Discapacidad
(CONAPDIS) y la Asociación Latinoamericana de Mujeres con Discapacidad (ALAMUD).

Este estudio analiza la información recopilada por la Encuesta Nacional de Discapacidad


(INEC, CONAPDIS, 2018), específicamente en las áreas relacionadas con salud sexual
y reproductiva y violencia de género, con el objetivo de contribuir a cerrar la histórica
brecha de invisibilización de las personas con discapacidad, en especial de las mujeres
con discapacidad, en los programas, proyectos y políticas dirigidas a la salud sexual
y reproductiva y la prevención de la violencia de género. La ENADIS brinda una
oportunidad sin igual de contar con información en estas áreas, la cual es valiosa para
el diseño de las intervenciones adecuadas que permitan garantizar el derecho a la salud
sexual y reproductiva y a una vida libre de violencia y discriminación a las personas con
discapacidad, en especial a las niñas, adolescentes y mujeres.

Este documento fue elaborado en la etapa previa a la pandemia COVID-19, que ha


impactado, de manera muy importante, a las personas con discapacidad, pero que no
ha sido analizado en este documento. No obstante, el análisis de la ENADIS brinda
información importante, como línea de base, para analizar el impacto de la pandemia en
el acceso a la salud sexual y reproductiva y a los programas de prevención y atención
de la violencia de género, de las mujeres con discapacidad.

El UNFPA agradece, de manera especial, a CONAPDIS y ALAMUD por haber unido


esfuerzos para contar con este documento y, muy particularmente, a todas las mujeres
con discapacidad que contribuyeron a dibujar las imágenes reales de las personas y sus
necesidades, detrás de los números de las estadísticas.
6

AGRADECIMIENTOS

Este estudio no hubiese sido posible sin el apoyo de un grupo importante de lideresas
con discapacidad de todo el país. Ellas son:

X Carmen Anneth Obando Briceño, Vicepresidenta, Asociación de Personas Sordas de


Guanacaste.

X Rita Corea Erazo, Presidenta, Asociación Guanacasteca de Discapacidad, Autonomía


y Comunidad Inclusiva (AGUDACI).

X Ana Patricia Ruiz Cambronero, Presidenta, Asociación Nicoyana de Personas con


Discapacidad (ASONIPED).

X Elizabeth Chinchilla Fonseca, Integrante, Agrupación Lideresas de Occidente.

X Isabel Cristina Quesada Díaz, Secretaria, Asociación Nacional de Sordos de Costa


Rica.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
7

INTRODUCCIÓN

La Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS, 2018), aplicada por el Instituto


Nacional de Estadística y Censos (INEC), en coordinación con el Consejo Nacional
de Personas con Discapacidad (CONAPDIS), busca llenar el vacío de información con
respecto a las personas con discapacidad, ¿cuántas son? ¿dónde están? ¿cómo son sus
condiciones de vida? La información que proporciona la ENADIS está pensada, también,
para contribuir con el proceso de toma de decisiones en materia de políticas públicas.
Ofrece a las personas tomadoras de decisiones evidencias sobre el entorno social en el
que se desenvuelven las personas con discapacidad y sobre los desafíos que enfrentan
en distintas esferas relevantes para su desarrollo humano. El diseño y elaboración de
políticas públicas tiene en la ENADIS un insumo de alto valor técnico y político.

A partir del año 2006, con la entrada en vigor de la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad (CDPD), ratificada en Costa Rica en 2008, se consolidó el
modelo social de discapacidad y la afirmación de la perspectiva de los derechos humanos
para todos los aspectos relacionados con las personas en situación de discapacidad, lo
que abonó en la necesidad de información cuantitativa y cualitativa.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, suscrita por 193 Estados que conforman las
Naciones Unidas en 2015, incluyendo Costa Rica, se sustenta en el principio de “no dejar
a nadie atrás”. Las personas con discapacidad han sido históricamente dejadas atrás en
los avances del desarrollo y la justicia social y la Agenda 2030 se ha propuesto cerrar
esta enorme brecha. Es así como debe incluirse, de manera transversal, a las personas
con discapacidad en el cumplimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible y sus
correspondientes metas e indicadores. Pero, además, se incluyen metas específicas
relacionadas con personas con discapacidad en 5 de los ODS (4: educación de calidad,
8: trabajo decente y crecimiento económico, 11: ciudades y comunidades sostenibles,
10: reducción de las desigualdades y 17: alianzas para lograr los objetivos) y en todos
aquellos en que se hace referencia a las personas en situación de vulnerabilidad.

El presente estudio se basa en tres insumos fundamentales: los principales hallazgos


generados por la ENADIS (como fuente principal de información estadística), en materia
de salud sexual y reproductiva y violencia de género de y hacia las mujeres con
discapacidad; los resultados de los cinco grupos focales con mujeres con discapacidad
en cuatro locaciones distintas del país; y la revisión documental.
9

1. Marco metodológico

A. Características de la Encuesta
Nacional sobre Discapacidad

E
l diseño muestral utilizado por el INEC se basó en el Marco Muestral de Viviendas
del año 2011 y la cartografía preparada para el Censo de Población y Vivienda de
ese año fue la fuente de información para la selección de las Unidades Primaria
de Muestreo (UPM) de la ENADIS 2018. El diseño de la muestra es probabilístico
por áreas, estratificado y de tres etapas. De áreas, porque las unidades de muestreo
son áreas geográficas o UPM y las probabilidades de selección de las viviendas están
asociadas a estas UPM. Estratificado, ya que para la distribución y selección de la
muestra se definieron los estratos antes señalados. Y de tres etapas, ya que en la primera
etapa se seleccionaron las UPM; en la segunda las viviendas o Unidades Secundarias
de Muestreo (USM) dentro de las UPM; y en la tercera etapa se seleccionó una persona
de la población de interés dentro de esas viviendas1.

El marco muestral de la ENADIS incluye información correspondiente a 13.440


viviendas seleccionadas dentro de las 1.120 UPM de la muestra. Permite la realización
de estratificaciones apropiadas estadísticamente, considerando siempre el tamaño
de la muestra, para las seis regiones de planificación establecidas por el Ministerio de
Planificación y Política Económica (MIDEPLAN) y para las zonas urbana y rural. Al aplicar
el factor de expansión, el INEC logra llevar los hallazgos de la Encuesta al total de la
población de Costa Rica de 18 años y más.

El cuestionario contiene dos módulos de información. En el primero se recaba información


sobre la vivienda e integrantes del hogar. En este caso, la persona informante podía ser
cualquiera con 15 años o más, con conocimiento de las características sociodemográficas
y económicas de las personas integrantes del hogar (informante del hogar, informante de
otro hogar misma vivienda o informante de otra vivienda). Este módulo está organizado
en torno a tres ejes temáticos: i) Vivienda y hogar; ii) Características sociodemográficas;
iii) Empleo e ingresos del hogar. El segundo módulo fue respondido por una persona de
18 años o más del hogar seleccionada por el Método de Kish e indaga sobre los 16 temas
indicados en la siguiente tabla.

1 Para información más precisa sobre el diseño muestral, véase: INEC-Costa Rica (2019), Encuesta Nacional sobre
Discapacidad, 2018. Resultados Generales.
10

Tabla 1.

ENADIS 2018. Módulos y temas contenidos en el cuestionario

Módulo I:
Módulo II: Individual
Vivienda y hogar
Temas
A. Características sociodemo- A. Características sociodemo- J. Productos de apoyo, ser-
gráficas gráficas vicios o animales de asis-
tencia
B. Empleo e ingresos K. Servicios
C. Ambiente como barrera o L. Calidad de vida
facilitador
D. Desempeño y funciona- M. Participación política, social
miento y tiempo libre
B. Empleo e ingresos del hogar E. Capacidad y salud N. Acceso a la información
F. Condición de salud O. Percepción de discrimina-
ción
H. Asistencia personal G. Salud sexual
I. Actitudes de otras personas P. Violencia
Fuente: Elaborado con base en: CONAPDIS, INEC (2019). Encuesta Nacional sobre Discapacidad
2018, San José.

El factor de expansión se aplica a cada unidad de estudio en la muestra para obtener una
estimación poblacional y se interpreta como la cantidad de unidades en la población que
representa cada unidad en la muestra. El INEC, en esta encuesta, calculó dos factores
de expansión: un factor de expansión por vivienda, que estima el total de viviendas y el
total de población de Costa Rica y un factor de expansión de personas que estima el
total de personas de 18 años y más en Costa Rica.

La representación de la encuesta es nacional, por lo tanto, pueden estimarse indicadores


para el total de la población en situación o no de discapacidad, siendo que su análisis
se puede generalizar a todo el país. Los dominios de estudio son subpoblaciones
generalmente relacionadas con áreas geográficas para las cuales se requiere
estimaciones con una precisión conocida. En los principales indicadores de la ENADIS,
el diseño de la muestra considera como dominios de estudio el nivel nacional, las zonas
urbana y rural y las seis regiones de planificación nacional: Central, Chorotega, Pacífico
Central, Brunca, Huetar Caribe y Huetar Norte.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
11

B. Componente cualitativo

Para la realización del estudio, se consideró necesario establecer un vínculo directo con
las mujeres con discapacidad, con el objetivo de capturar el aporte de sus vivencias,
experiencias y definiciones, relacionadas con la salud sexual y reproductiva y la violencia
de género. En definitiva, el componente cualitativo se propuso ahondar en el conocimiento
de la narrativa que las mujeres han elaborado acerca de sus experiencias.

Entre el 24 de octubre y el 01 de noviembre de 2019, se realizaron cinco grupos entrevistas


colectivas o mini-talleres con mujeres con discapacidad residentes en las provincias de
Alajuela, Heredia, San José Cartago y Guanacaste (Gráfico 1). La realización de los grupos
focales contó con el apoyo del Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad
(CONAPDIS), el Instituto Hellen Keller y de las siguientes organizaciones de personas
con discapacidad:

MARCO METODOLÓGICO
12

X Asociación Guanacasteca de Discapacidad Autonomía y Comunidad Inclusiva


(AGUDACI).

X Asociación Nicoyana de Personas con Discapacidad (ASONIPED).

X Asociación de Personas Sordas de Guanacaste.

X Grupo de Lideresas de Occidente2 (Naranjo).

En el proceso de diseño de las propuestas metodológicas de las entrevistas colectivas o


mini-talleres se brindaron los apoyos requeridos por las mujeres participantes y se intentó
reducir al máximo las barreras de comunicación. Para el contenido de los ejes temáticos
se consideró como documento base la Guía sobre derechos sexuales reproductivos y
vida libre de violencia para personas con discapacidad, de Ecuador (CONADIS-Ecuador
y UNFPA, 2019).

En el caso particular del mini-taller con mujeres sordas desarrollado en Liberia, se contó
con la participación de tres intérpretes del Lenguaje de Señas Costarricense (LESCO).
Las temáticas se abordaron a partir de preguntas generadoras para el debate (Véase
Anexo 1) y presentación de casos -reales y ficticios-, que permitieron generar la discusión
y participación activa de las mujeres asistentes.

Las temáticas abordadas en los grupos focales se orientaron a:

X Prejuicios y estereotipos.

X Salud sexual y reproductiva.

X Conocimiento y acceso a los métodos anticonceptivos.

X Violencia de género.

Los mini-talleres tuvieron una duración de 7 horas (de las 9 a las 16 horas), con excepción
del realizado con mujeres con discapacidad cognitiva y psicosocial, que tuvo una
duración de tres horas.

2 Un grupo de lideresas y mujeres en la zona de Naranjo que no está jurídicamente constituido pero que mantiene
un nivel de incidencia y comunicación alta, mediante las redes sociales.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
13

La programación inicial apuntaba a que cada temática tuviese una duración no mayor
a las dos horas; no obstante, en todos los casos, la agenda se vio alterada porque las
mujeres evidenciaron gran interés por abordar el tema de violencia, incluso desde la
primera actividad de presentación de las personas participantes.

El promedio de edad de las mujeres participantes fue de 39 años. Por grupos de edad,
29 de ellas se encontraban entre los 18 y 35 años; 39 mujeres tenían entre 36 y 64 años
y tres eran adultas mayores. Se contó, además, con la participación de dos mujeres
adolescentes, con el permiso de la persona encargada. La edad mínima fue de 15 y la
máxima de 69 años. Muchas de estas mujeres han participado en procesos de consulta
y/o capacitación generados por distintas instituciones públicas y de la sociedad civil
organizada.

MARCO METODOLÓGICO
15

2. Marco normativo para la


protección de los derechos sexuales
y reproductivos y la prevención de la
violencia de género

A. Marco normativo internacional

P
ara analizar el marco normativo internacional relacionado con los derechos
sexuales y reproductivos y la prevención de la violencia de género de las
mujeres y niñas con discapacidad, es necesario hacer referencia a los
instrumentos internacionales generales, que son aplicables a todas las personas
y posteriormente hacer énfasis en la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad, que es el marco jurídico específico que se refiere a las personas con
discapacidad y donde se puede encontrar la intersección entre género y discapacidad.

Entre los primeros instrumentos están los siguientes:

La Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra


la Mujer (CEDAW, 1979), que define la discriminación por razones género como: “toda
distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente
de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social,
cultural y civil o en cualquier otra esfera” (CEDAW, 1979, art. 1).

La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, aprobada por


Naciones Unidas en 1993, define la violencia contra las mujeres como “todo acto de
violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada” (art.1). Este instrumento definió otras
categorías de violencia, como la violencia física, sexual y psicológica que se producen en
la familia, la comunidad e instituciones públicas que incluye “los malos tratos, el abuso
16

sexual de las niñas, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la
mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales perniciosas contra la mujer, la
intimidación sexual, entre otras” (art. 2).

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia


contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará. Este instrumento de
derecho internacional se constituye en el primero, a nivel continental, para combatir las
manifestaciones de la discriminación y la violencia contra las mujeres e insta a los Estados
Parte a prestar una mayor atención y tomar medidas más ágiles a favor de la prevención,
investigación y sanción de la violencia3. Además, el Mecanismo de Seguimiento de la
Convención de Belém do Pará (MESECVI), se crea para el análisis de los avances en su
implementación de este instrumento, genera informes hemisféricos de los Estados Partes
y emite recomendaciones correspondientes mediante un Comité de Expertos (OEA, s.f.).

El Programa de Acción de la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo


(CIPD), que define la salud reproductiva como “…un estado general de bienestar físico,
mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los
aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. En
consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual
satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo,
cuándo y con qué frecuencia” (Naciones Unidas, 1995 Párrafo 7.2, p.37). En el Programa
de Acción de la CIPD se reconocen los siguientes derechos:

1. El derecho a decidir, de manera libre y voluntaria, sobre el número de hijos e hijas que
se desea tener, sea en pareja o de manera individual.

2. El derecho a decidir el número de embarazos y su intervalo intergenésico.

3. El derecho a alcanzar el nivel más adecuado de salud sexual y reproductiva.

4. El derecho a la toma de decisiones sobre la reproducción, sin discriminación o


coacción.

5. La obligación de los progenitores de atender las necesidades de sus hijos e hijas ya


nacidos o futuros, incluyendo sus obligaciones en la comunidad.

6. El derecho de las y los adolescentes a acceder a información y educación sobre el


ejercicio pleno de la sexualidad.

3 En materia de atención a mujeres con discapacidad, destacan los artículos 1, 2, 3, 7 y 8 de la Convención de Be-
lém do Pará.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
17

La expresión regional de la CIPD es el Consenso de Montevideo sobre Población y


Desarrollo (2013) que establece una serie de medidas prioritarias para avanzar, entre
otros, los derechos sexuales y reproductivos. Así, por ejemplo:

X la promoción de políticas para el ejercicio de una sexualidad plena que incluya el


derecho a la toma de decisiones informadas, voluntarias y responsables, para lo cual
se requiere una mejora en el acceso a la información;

X la revisión de la legislación, las normas y prácticas restrictivas para el acceso a los


servicios de salud sexual y salud reproductiva;

X la eliminación de la discriminación en el ejercicio de los derechos sexuales y


reproductivos por razones de género o violencia sexual; el acceso a los servicios de
salud para la detención oportuna y tratamiento integral del VIH y otras infecciones
de transmisión sexual. Esto incluye la eliminación de las causas prevenibles de la
morbilidad y mortalidad materna mediante el acceso a los servicios de salud sexual
y salud reproductiva, los métodos anticonceptivos, la educación sexual integral, la
prevención de las condiciones de un aborto inseguro que incluye la atención integral
a posteriori y el acompañamiento en el caso de embarazos no deseados;

X la promoción de la salud sexual y reproductiva de los hombres y el acceso a servicios


obstétricos de calidad con funcionarios capacitados y humanizados durante la
atención prenatal, del embrazo y parto y posparto.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad4 inauguró una
nueva etapa en la concepción de la discapacidad desde la perspectiva de derechos
humanos, alejándose de otras perspectivas paternalistas, asistencialistas o médicas.
Esta Convención, además, marca un hito fundamental en los derechos sexuales y
reproductivos de las personas con discapacidad, pues se refiere a ellos de manera clara.
Siguiendo el Informe “La salud y los derechos en material sexual y reproductiva de las
niñas y las jóvenes con discapacidad”, de la Relatora Especial sobre los derechos de las
personas con discapacidad (2017), se puede resumir de la siguiente manera los avances
que trae la Convención en esta materia:

X rechaza todas las formas de adopción de decisiones sustitutivas en lo que atañe al


goce de la salud y los derechos sexuales y reproductivos (arts. 12 y 25);

X prohíbe las prácticas nocivas y discriminatorias contra las personas con discapacidad
en todas las cuestiones relacionadas con el matrimonio, la familia, la paternidad y las

4 Ratificada por Costa Rica mediante Ley 8661 del 29 de agosto de 2008.

MARCO NORMATIVO
18

relaciones personales, incluido el derecho a mantener su fertilidad y decidir el número


de hijos que quieren tener y el tiempo que debe transcurrir entre un nacimiento y otro
(art. 23);

X pide que se ponga fin a todas las formas de explotación, violencia y abuso, incluidos
los aspectos relacionados con el género (art. 16); y

X promueve el acceso a programas y atención de la salud sexual y reproductiva


asequibles y de calidad (véase el art. 25).

Además, la Convención aborda, de manera transversal, los derechos de las niñas y de las
mujeres. En el art. 6 se reconoce que las mujeres y niñas con discapacidad están sujetas
a múltiples formas de discriminación y se exige a los Estados que adopten medidas para
asegurar que puedan disfrutar plenamente y en igualdad de condiciones de los derechos,
y asegurar su pleno desarrollo, adelanto y potenciación. Los Estados deben incorporar
sistemáticamente los intereses y los derechos de las niñas con discapacidad en todos
los planes de acción, estrategias y políticas nacionales relativos a la mujer, la infancia y
la discapacidad, así como en sus planes sectoriales. También deben adoptar medidas
selectivas y supervisadas dirigidas específicamente a las niñas con discapacidad en las
que se tengan también en cuenta su salud y derechos sexuales y reproductivos.

También señala el Informe de la Relatora que, aunque el Programa de Acción de la


Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994 y la Declaración y
Plataforma de Acción de Beijing de 1995, han sido vitales para visibilizar la salud y los
derechos sexuales y reproductivos, “es en la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad donde los Estados y el sistema internacional de derechos
humanos reafirmaron su compromiso de promover y proteger los derechos de las niñas
y las jóvenes con discapacidad en esa esfera” (Ibidem).

El derecho a vivir una vida libre de violencia parte del reconocimiento de que las mujeres
y las niñas con discapacidad “suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera
del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o
explotación” (Preámbulo de la CDPCD).

El art. 16 se refiere a la protección contra la explotación, la violencia y el abuso. Los


cinco párrafos de ese artículo señalan los deberes de los Estados en la atención y la
prevención de la explotación, la violencia y el abuso de las personas con discapacidad,
haciendo referencia a la importancia de atender los asuntos de género y de edad y
especificando que la protección que el Estado debe proveer debe darse tanto en el seno
del hogar como fuera de este.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
19

La seña de placer en LESCO, Campaña


EnSEÑAndo sexualidad, UNFPA, 2015.

X En primer lugar, el Estado tiene el deber de adoptar las medidas de carácter legislativo,
administrativo, social, educativo y para proteger a las personas con discapacidad,
tanto en el seno del hogar como fuera de él, de todas las formas de explotación,
violencia y abuso, incluidos los aspectos relacionados con el género.
X Además, el Estado tiene el deber de impedir cualquier forma de explotación, violencia
y abuso asegurando, entre otras cosas, “que existan formas adecuadas de asistencia
y apoyo que tengan en cuenta el género y la edad para las personas con discapacidad
y sus familiares y cuidadores, incluso proporcionando información y educación sobre
la manera de prevenir, reconocer y denunciar los casos de explotación, violencia y
abuso”. Se debe asegurar que los servicios de protección tengan en cuenta la edad,
el género y la discapacidad.

X El párrafo 3 del art. 6 establece el deber del Estado de supervisar, por parte de
autoridades independientes, los servicios y programas dirigidos a prevenir la
explotación, violencia y abuso.

MARCO NORMATIVO
20

X Los Estados deben tomar las medidas pertinentes para promover la recuperación
física, cognitiva y psicológica, la rehabilitación y la reintegración social de las
personas con discapacidad que sean víctimas de cualquier forma de explotación,
violencia o abuso, incluso mediante la prestación de servicios de protección. “Dicha
recuperación e integración tendrán lugar en un entorno que sea favorable para la
salud, el bienestar, la autoestima, la dignidad y la autonomía de las personas y que
tenga en cuenta las necesidades específicas del género y la edad.

X Finalmente, el párrafo 5 del art. 16 se refiere al deber de los Estados de adoptar


legislación y políticas efectivas, incluidas legislación y políticas centradas en la mujer
y en la infancia, para asegurar que los casos de explotación, violencia y abuso contra
personas con discapacidad sean detectados, investigados y, en su caso, juzgados.

B. El marco normativo nacional

A nivel nacional hay que citar, en primer lugar, la Ley de Igualdad de Oportunidades
para las Personas con Discapacidad, Ley 7600 del 29 de mayo de 1996, que ha
tenido una serie de importantes reformas para armonizarla con la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada en el 2008. Si bien la Ley 7600
no se refiere, de manera expresa a los derechos sexuales y reproductivos, sí establece
una serie de medidas que son relevantes, por ejemplo:

X Es obligación del Estado garantizar que las personas con discapacidad agredidas
física, emocional o sexualmente, tratadas con negligencia, que no cuenten con una
familia o se encuentren en estado de abandono, tengan acceso a los medios que les
permitan ejercer su autonomía y desarrollar una vida digna (art. 4 inc. h).

X Los servicios de salud deben brindarse bajo los principios de igualdad y no


discriminación, considerando los criterios de privacidad e incluso reconociendo las
necesidades de transporte de las personas con discapacidad (Capítulo III, Art. 25,
35 y 40).

X Se deberá brindar protección particular a las personas con discapacidad en


situación de violencia intrafamiliar, violencia a un menor de edad con discapacidad,
hostigamiento sexual y acoso laboral (art. 59).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
21

También está la Ley para la Promoción de la Autonomía Personal de las Personas


con Discapacidad (Ley No. 9379 del 18 de agosto de 2016). Su objetivo es promover
y asegurar a las personas con discapacidad, el ejercicio pleno y en igualdad de
condiciones con los demás, del derecho a su autonomía personal. Para lograr este
objetivo se establece la figura del garante para la igualdad jurídica de las personas con
discapacidad y, para potenciar esa autonomía, se establece la figura de la asistencia
personal humana (art. 1). La Ley define el derecho a la autonomía personal como aquel,
que tienen las personas con discapacidad, “a construir su propio proyecto de vida,
de manera independiente, controlando, afrontando, tomando y ejecutando sus propias
decisiones en los ámbitos público y privado” (art. 2 inc. d). Implica el respeto a los
derechos patrimoniales y también a los derechos sexuales y reproductivos de todas las
personas con discapacidad, incluidas aquellas con discapacidad intelectual, mental y
psicosocial.

La figura de garante para la igualdad jurídica de las personas con discapacidad, se


constituye en uno de los elementos centrales de esta ley, y se define como aquella
persona mayor de 18 años que, para asegurar el goce pleno del derecho a la igualdad
jurídica de las personas con discapacidad intelectual, mental y psicosocial, le garantiza
la titularidad y el ejercicio seguro y efectivo de sus derechos y obligaciones. Entre las
obligaciones de la persona garante para la igualdad jurídica están las siguientes, que son
muy relevantes para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos:

X Apoyar a la persona con discapacidad en la protección y promoción de todos sus


derechos, “especialmente el derecho de la persona con discapacidad en edad de
contraer matrimonio, a casarse y fundar una familia, sobre la base del consentimiento
libre y pleno de los futuros cónyuges y a tener acceso a información y educación
sobre reproducción y planificación adecuada para su edad” (art. 11 inc. b).

X Garantizar “que la persona con discapacidad tenga acceso a información completa y


accesible para que decida sobre sus derechos sexuales y reproductivos, en igualdad
de condiciones con los demás. La esterilización será una práctica excepcional que se
aplicará a solicitud de la misma persona con discapacidad o cuando sea necesaria
e imprescindible para la preservación de su vida o integridad física” (art. 11 inc. d).

X Brindar apoyo a la persona con discapacidad en el ejercicio de su maternidad o


paternidad, velando siempre por el resguardo del interés superior del niño y la niña, y
apoyarla en las gestiones necesarias para solicitar el apoyo estatal para estos fines,
cuando lo requiera (art. 11 inc. f).

MARCO NORMATIVO
22

La creación de Unidad de Autonomía Personal y Vida Independiente en el Consejo


Nacional de Personas con Discapacidad (CONAPDIS), ente rector para la ejecución
del Programa para la Promoción de la Autonomía Personal de las Personas con
Discapacidad, es una acción de cumplimento de las responsabilidades asumidas por del
Estado costarricense al ratificar la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad. En este programa, el otorgamiento de bienes y servicios a las personas
con discapacidad en pobreza, es decir, los productos de apoyo y las posibilidades
económicas y administrativas para establecer una persona garante para la igualdad
jurídica y/o a la asistencia personal humana, contribuye con su participación activa y el
ejercicio de sus derechos de las personas con discapacidad (Art. 4, 16 y 20).

La divulgación del ordenamiento jurídico entre las personas con discapacidad y sus
familias es fundamental para la exigibilidad de estos derechos sobre todo en las zonas
rurales y costeras donde las oportunidades son escasas5.

C. Algunas políticas públicas

La Política Nacional en Discapacidad (PONADIS). El Consejo Nacional de Personas


con Discapacidad (CONAPDIS) es el ente responsable de la formulación, ejecución y
fiscalización de la Política Nacional en Discapacidad (PONADIS), para lo cual desarrollará
una serie de coordinaciones interinstitucionales y el mismo tiempo velará por el
cumplimento de los derechos de las personas con discapacidad según el ordenamiento
jurídico vigente (Ley No. 9303, 2015 art. 2, incisos a y b & art. 3, incisos b y c). De
acuerdo con el Decreto Ejecutivo No. 40635 -MP-MDHIS-PLAN-MTS la Política Nacional
en Discapacidad (2011-2021) se armoniza con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la
Agenda 2030, por lo que su vigencia se amplía hasta el año 2030.

La Ponadis está diseñada bajo cinco enfoques:

X Enfoque de derechos humanos

X Enfoque de derechos de las personas con discapacidad

X Enfoque de equidad e igualdad de género

X Enfoque de desarrollo inclusivo

5 El Fondo de Población de las Naciones Unidas en Costa Rica en alianza con el Consejo Nacional de Personas con
Discapacidad elaboró la versión pedagógica de la Ley de Autonomía de las Personas con Discapacidad

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
23

X Enfoque de gerencia social por resultados

Además, cuenta con una serie de ejes y temas estratégicos, entre los cuales cabe
destacar el eje estratégico “Mejoramiento de la calidad de vida de las personas con
discapacidad”, que agrupa una serie de posibles acciones en la búsqueda de una vida
libre de violencia, discriminación, abuso o maltrato, que implica el establecimiento de
medidas de restitución de derechos y protección hacia las personas con discapacidad,
particularmente de las mujeres (CONAPDIS, 2016):

1. Diseñar y ejecutar programas y acciones destinadas a proteger y promocionar la


unidad familiar, prevenir y tratar todos los tipos de violencia, promover el desarrollo y
autonomía de todos los miembros del grupo familiar, incluyendo a las personas con
discapacidad, las personas cuidadoras o asistentes personales.

2. El establecimiento de mecanismos eficaces para la erradicación, prevención,


protección y tratamiento de la violencia, discriminación, abuso, explotación en
cualquier manifestación, que afecten o puedan afectar potencialmente a las personas
con discapacidad y sus familias, para el ejercicio de su autonomía y el desarrollo una
vida digna.

3. La promoción de la recuperación (física, cognitiva y psicológica); la rehabilitación y la


reintegración social de las personas con discapacidad que sean víctimas de cualquier
forma de violencia, la discriminación, abuso o explotación, mediante acciones para el
desarrollo de sus capacidades individuales o grupales en conjunto con la prestación
de servicios de protección. Estas acciones se desarrollan en entornos accesibles e
inclusivos que garanticen su salud, bienestar, autoestima, dignidad y la autonomía de
la persona según las necesidades específicas por sexo y la edad.

De igual manera, se identifican aquellas acciones orientadas al acceso a la salud y la


atención en los servicios de salud sexual y reproductiva contemplando los mecanismos
de exigibilidad, las condiciones de accesibilidad física e informativa y el respeto de su
autonomía (CONAPDIS, 2016):

1. Eliminar toda práctica discriminatoria en la prestación de los servicios de salud contra


las personas con discapacidad

2. Diseñar y ejecutar programas de salud sexual y reproductiva, dirigidos a la persona


con discapacidad a lo largo de su ciclo vital, con enfoque de género y de derechos
humanos en todas las zonas del país.

MARCO NORMATIVO
24

3. Diseñar los mecanismos de garantía de acceso al derecho a explorar gozar y disfrutar


placenteramente de la sexualidad sin fines reproductivos, a manifestar libremente su
diversidad sexual, incluyendo el reconocimiento como seres sexuados que requieren
de información accesible sobre el funcionamiento de los sistemas reproductivos
humanos, servicios de salud sexual dirigidos a la atención de infecciones y
enfermedades de transmisión sexual y acceso a métodos de planificación seguros
y asequibles. Del mismo modo, que garanticen el acceso a los servicios de salud
reproductiva durante periodos de gestación, parto, posparto y lactancia.

La PIEG y el PLANOVI. Desde 1998, el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) es


responsable de la formulación de la política nacional para la igualdad y equidad de
género en coordinación con las instituciones del Estado y la sociedad civil (Ley 7801,
Art. 2 inciso a y Art. 3, inciso a). En la actualidad está vigente la Política de Igualdad de
Efectiva entre Mujeres y Hombres 2018-2030 (PIEG), la cual cuenta con cuatro ejes de
carácter político, cada uno de ellos con una serie de lineamientos, objetivos estratégicos
y resultados esperados: 1) Cultura de derechos para la Igualdad, Eje 2) Distribución del
tiempo, 3) Distribución de la riqueza, y, 4) Distribución del poder.

La construcción de una cultura de derechos para la igualdad implica el reconocimiento de


aquellos comportamientos discriminatorios y violentos. La capacitación de funcionarios
institucionales y la sociedad en general generaría acciones transformadoras hacia las
poblaciones más vulnerables como las mujeres con discapacidad. Sin embargo, este
es un proceso a largo plazo que requiere un constante monitoreo y seguimiento, por
lo tanto, las instituciones deberán desarrollar sistemas de registros administrativos que
permitan la identificación de estadísticas según sexo. Es posible contar con alianzas
estratégicas hacia la generación de información y conocimiento, mediante el desarrollo
de investigaciones de tipo cualitativo y/o cuantitativo (PIEG, 2018-2030 pp. 69 y 70).

Las desigualdades entre mujeres y hombres respecto al cuidado de las personas en


condición de vulnerabilidad son significativas, por tanto, es posible contar con una oferta
de servicios de atención cuya responsabilidad sea compartida entre todos los actores
sociales, para mejorar las condiciones de vida de aquellas mujeres que desarrollan
continuamente esa labor (PIEG, 2018-2030).

Por último, la generación de las capacidades entre las organizaciones de mujeres


y una cultura de sororidad implica el reconocimiento de sus propios derechos y los
mecanismos de protección, que contrarresten la distribución del poder actualmente.
Una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones es fundamental para
la reducción de las brechas existentes, incluyendo las disparidades entre el colectivo,
manifiestas en las múltiples discriminaciones (PIEG, 2018-2030, pp. 82-84).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
25

En 2008, la creación del de Sistema Nacional para la Atención y la Prevención de la


Violencia contra las Mujeres y la Violencia Intrafamiliar (Ley No. 8688), genera toda una
estructura de articulación interinstitucional para el cumplimento de la legislación nacional
e internacional respecto a la atención prevención y protección de las mujeres ante
situaciones de violencia. Este mecanismo está compuesto por instituciones públicas,
redes locales y organizaciones que desarrollen acciones en la materia, entre ellas: el
Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social y el Consejo Nacional de
Personas con Discapacidad. El INAMU es el ente coordinador. Como parte del Sistema,
se ejecuta la Política Nacional para la Atención y la Prevención de la Violencia contra las
Mujeres (PLANOVI 2017-2032), la cual cuenta con los siguientes ejes estratégicos:

X Eje 1: Promoción de una cultura no machista.

X Eje 2: Promoción de masculinidades para la igualdad y la no violencia.

X Eje 3: Articulación de iniciativas público-privadas de desarrollo social para desvincular


pobreza multidimensional, exclusión y violencia contra las mujeres.

X Eje 4: Protección efectiva, acceso real, debida diligencia, sanción y no re-victimización.

X Eje 5: Prevención, atención integral y no re-victimización frente a la violencia sexual.

X Eje 6: Prevención del femicidio.

Las mujeres con discapacidad están incluidas en los enfoques (enfoque de diversidad,
acción afirmativa para el reconocimiento, valoración e inclusión de las diversidades), así
como en los ejes transversales y en una serie de indicadores del Plan Quinquenal del
PLANOVI. Además, el CONAPDIS forma parte de las subcomisiones encargadas de los
diferentes ejes de la política, específicamente de los ejes 1 y 4.

MARCO NORMATIVO
27

3. Caracterización de las personas


con discapacidad en Costa Rica

E
l conocimiento de las condiciones de vida de las personas es un requisito
para la elaboración de políticas públicas efectivas, capaces de romper con
los mecanismos de reproducción de la desigualdad y la exclusión social. Las
evidencias científicamente respaldadas son una herramienta indispensable para
el diseño de cualquier política pública y son especialmente necesarias en el campo
de la discapacidad, debido a la falta de conocimiento sobre el tema y los prejuicios
prevalecientes.

Ahondar en el conocimiento del perfil sociodemográfico de las personas con discapacidad


es un paso necesario para avanzar en el análisis de sus condiciones de vida. El examen
de los factores sociales y demográficos permite profundizar en el conocimiento del
entorno en el que se desenvuelven las personas con discapacidad, derribar mitos y
estigmas que han sido la base para las distintas expresiones de discriminación y ahondar
en la comprensión de un fenómeno social sumamente complejo en su constitución y
dinámica.

A. Prevalencia de la discapacidad
por sexo y edad

Según la ENADIS 2018, en Costa Rica para ese año residían en el país 670.640 personas
de 18 años y más con discapacidad, lo que representa 18,3% de la población total (para
ese año la estimación de población total de 18 años o más en el país según el INEC era
de 3.661.483 personas). Se destaca que seis de cada diez personas con discapacidad
son mujeres (Gráfico 1).
28

Gráfico 1.

Costa Rica. Distribución porcentual de la población


de 18 años según situación de discapacidad y sexo.
2018
Situación de discapacidad

Con discapacidad 60.9% 39.1%

Sin discapacidad 47.4% 52.6%

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Porcentaje

Mujeres Hombres

Nota: Los porcentajes se calculan con respecto a 3.007.082 personas sin discapacidad y 670.640
personas con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

La edad es una dimensión determinante para comprender la estructura y dinámica de


la discapacidad. Las afectaciones físicas, emocionales y mentales relacionadas con
el envejecimiento de la población son factores determinantes de discapacidad. Las
mediciones a nivel mundial estiman que casi 1 de cada 2 personas adultas mayores está
en situación de discapacidad (46,0%) (Kyu, Hmwe Hmwe, et al., 2018). Esto, sin embargo,
no debe ocultar el hecho de que otro 54,0% de la población en situación de discapacidad
tiene menos de 60 años. Los accidentes de trabajo y de tránsito, así como enfermedades
crónicas (diabetes y obesidad, por ejemplo), pueden afectar significativamente las
capacidades de movilidad y comunicación, lo que eventualmente podría asociarse a la
discapacidad.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
29

Para el caso de Costa Rica, según la ENADIS 2018, había 216.884 personas adultas
mayores de 65 años con discapacidad, lo que equivale al 32,3% de la población total con
discapacidad, es decir, aproximadamente una de cada tres personas con discapacidad
eran adultas mayores. Para el caso de la población sin discapacidad, se estiman 401.009
personas adultas mayores, lo que corresponde a un 13,3% (Gráfico 2).

Gráfico 2.

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más


según situación de discapacidad y grupo de edad.
2018
Situación de discapacidad

Con discapacidad 67.7% 32.3%

Sin discapacidad 86.7% 13.3%

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Porcentaje

Personas jóvenes y adultas Personas adultas mayores

Nota: Los porcentajes corresponden a 3.059.829 personas jóvenes o adultas y 617.893 personas
adultas mayores.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018

Teniendo en cuenta que los cambios sucesivos en la mortalidad y la fecundidad


que se presentan en la dinámica demográfica del país han provocado importantes
transformaciones en la composición por edad de la población, Costa Rica transita de un
perfil demográfico joven a otro más envejecido.

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


30

Según la ENADIS 2018, la estructura por edad de la población sin discapacidad confirma
esta tendencia; por el contrario, la distribución de la población con discapacidad presenta
una forma de pirámide invertida, lo que significa una mayor concentración de personas
con edades más altas en esta situación (Gráfico 3).

Gráfico 3.

Costa Rica. Pirámide poblacional de 20 años y más,


según situación de discapacidad, sexo y grupo de edad.
2018

85 y más
80-84
75-79
70-74
Grupos de edad

65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
8% 6% 4% 2% 0% 2% 4% 6% 8%
Porcentaje

Mujeres sin discapacidad Hombres sin discapacidad

Mujeres con discapacidad Hombres con discapacidad

1/ Coeficiente de variación es mayor al 20% en los grupos de edad de 20 a 24 años, 25 a 29


años y 85 años y más, lo que hace la estimación poco confiable y se debe utilizar con pre-
caución.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
31

En la medida en que la fecundidad continúe disminuyendo y por consiguiente la base


de la pirámide de la población total se estreche, se generará un desbalance entre la
población en edad activa y la población adulta mayor y, considerando la distribución de
las personas con discapacidad según su edad, se esperaría también que el número y el
peso relativo de estas personas incremente.

El curso de vida permite entender las vulnerabilidades y oportunidades de invertir durante


distintas etapas del desarrollo humano; reconoce que las experiencias se acumulan a lo
largo de la vida, que las intervenciones en una generación repercutirán en las siguientes,
y que el mayor beneficio de un grupo de edad puede derivarse de intervenciones previas
en un grupo de edad anterior. Además, permite mejorar el uso de recursos escasos,
facilitando la identificación de riesgos y brechas y la priorización de intervenciones clave
en política pública.

En este sentido, es importante analizar la tasa de prevalencia de discapacidad según


grupo de edad, para reconocer si existe una mayor posibilidad de experimentar
discapacidad de acuerdo con la etapa en que se encuentre una persona: juventud,
adultez o adultez mayor. En Costa Rica para el 2018 las tasas más bajas se alcanzan a
edades más tempranas (Gráfico 4).
32

Gráfico 4.
Costa Rica. Prevalencia de la discapacidad entre la población de 18 años y
más, según curso de vida y sexo. 2018

42.5%
65 y más
26.8%

21.8%
Curso de vida

36 a 64
15.2%

12.3%
18 a 35
7.0%

22.3%
Población total
14.2%

0% 10% 20% 30% 40% 50%


Porcentaje

Mujeres con Hombres


discapacidad con discapacidad

Nota: Porcentajes calculados con base en la población del curso de vida por sexo.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

En el gráfico anterior también se puede apreciar que la prevalencia de discapacidad en


los diferentes cursos de vida es mayor en las mujeres. Estudios internacionales (WHO,
2011; UN, 2018) han revelado no solamente que más mujeres se encuentran en situación
de discapacidad en comparación con los hombres, sino que también viven más tiempo
en condiciones limitadas, lo que representa un dato importante para Costa Rica dada la
alta esperanza de vida al nacer (para el 2018 según el INEC (2019), fue de 82,7 años para
las mujeres y de 77,5 años para los hombres).

Por otro lado, la situación de discapacidad impone condicionamientos que afectan


la comunicación, la movilidad y el desempeño social de las personas. Estos
condicionamientos pueden tener distintos grados de severidad. La ENADIS clasifica
tres grados de discapacidad: leve, moderada y severa. “Estos grados responden a la

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
33

dificultad de realizar actividades cotidianas de acuerdo a su desempeño predicho, lo


que demuestra el resultado de la interacción de la población a los diferentes factores
ambientales presentes en nuestro país, expresado mediante la graduación de la
discapacidad” (INEC, CONAPDIS, 2018, p. 95).

Las formas más severas de discapacidad, las que demandan mayores apoyos y una
mayor atención por parte de los servicios sociales y las familias, tienen una prevalencia
más elevada. La discapacidad severa afecta a un 79,3% de la población total de 18 años
o más con discapacidad (Gráfico 5).

Gráfico 5.
Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más con
discapacidad, según sexo y grado de discapacidad.
2018

Total 79.3% 20.7%


Sexo

Mujeres 82.8% 17.2%

Hombres 73.8% 26.2%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Severa Leve a moderada

Nota: Los porcentajes corresponden a 408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018

Es importante resaltar entonces que la prevalencia de discapacidad no solo es mayor


entre las mujeres, sino que también entre ellas son más frecuentes las formas más
severas de discapacidad (82,8%).

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


34

B. Nivel de instrucción
La adquisición de conocimiento y el desarrollo de las habilidades y destrezas que la
vida social, el mundo productivo y el mercado de trabajo demandan, son aspectos
determinantes de la inclusión social de las personas en situación de discapacidad. La
exclusión social a la cual están tempranamente expuestas estas personas, las priva de
la adquisición de las competencias que posibilitarán una inserción social satisfactoria.

Analizando las tasas de prevalencia de discapacidad según el nivel de instrucción una


relación clara emerge, las mayores tasas de prevalencia de discapacidad están asociadas
con bajos niveles de logro educativo (Gráfico 6).

Gráfico 6.

Costa Rica. Prevalencia de la discapacidad entre la población


de 18 años y más según nivel de instrucción y sexo.
2018

41.8%
Sin instrucción 32.6%

38.8%
Primaria incompleta 22.2%
Nivel de instrucción

25.5%
Primaria completa 14.9%

16.0%
Secundaria incompleta 12.0%

16.9%
Secundaria completa 10.7%

16.2%
Educación superior 10.4%

0% 10% 20% 30% 40% 50%


Porcentaje

Mujeres con Hombres


discapacidad con discapacidad

Nota: Porcentajes calculados con base en la población total para cada nivel educativo por sexo.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
35

En todos los niveles de instrucción, la prevalencia de discapacidad de las mujeres es


mayor que la de los hombres; sin embargo, estas tasas son particularmente elevadas en
los niveles sin instrucción y de primaria incompleta donde aproximadamente 4 de cada
10 son mujeres con discapacidad.

Si el logro educativo de las personas con discapacidad se compara con el de las


personas sin discapacidad, se hacen evidentes algunas brechas (Gráfico 7).

Gráfico 7.

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y nivel de instrucción.
2018

17.8%
10.6%
15.0%
Con discapacidad 28.8%
Sexo / Situación de discapacidad

20.2%
6.7%
Mujeres

26.4%
14.9%
22.6%
Sin discapacidad 24.1%
9.1%
2.7%

16.2%
11.1%
17.8%
Con discapacidad 26.8%
18.7%
Hombres

8.6%

23.2%
15.3%
Sin discapacidad 21.7%
25.4%
10.9%
3.0%
0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35%
Porcentaje

Educación superior Secundaria completa


Secundaria incompleta Primaria completa
Primaria incompleta Sin instrucción

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


36

Como se puede apreciar, las distribuciones de las personas con discapacidad,


indistintamente del sexo son diferentes a las distribuciones de las personas sin
discapacidad. Considerando que contar con un nivel de instrucción de secundaria
completa o más permite ampliar las oportunidades de acceder a un empleo, para las
personas con discapacidad, aproximadamente sólo 3 de cada 10 cuentan con un nivel
de instrucción que cumple con esta condición, mientras que en el caso de personas sin
discapacidad este valor aumenta a 4 de cada 10.

C. Lugar de residencia

La distribución geográfica de la población en situación de discapacidad es un importante


determinante para el acceso a servicios sociales y a oportunidades de desarrollo. Las
personas residentes en zonas rurales, son las que probablemente enfrenten mayores
dificultades para acceder a servicios institucionales y a infraestructura adecuada para
la atención de sus necesidades (largas distancias, falta de aceras o calles accesibles y
transporte deficiente, entre otras).

A nivel mundial, según el reporte de la Organización Mundial de la Salud, no se identifican


grandes diferencias por zona de residencia. La prevalencia en zonas rurales es de 16,4%
y en las zonas urbanas es de 14,6% (WHO, 2011, pág. 52). Costa Rica presenta una
situación similar, ya que, según la ENADIS, la prevalencia de discapacidad en la zona
urbana es de 18,3% y en la zona rural es de 18,1%, siendo de aproximadamente un 20%
para mujeres en ambas zonas y de 14% para los hombres (Gráfico 8).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
37

Gráfico 8
Costa Rica. Prevalencia de la discapacidad entre la población
de 18 años y más por zona y sexo.
2018

22.2%

Urbana 14.2%

18.3%
Zona

22.6%

Rural 14.1%

18.1%

0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35% 40% 45% 50%

Porcentaje

Mujeres con Hombres


discapacidad con discapacidad Total

Nota: Porcentajes calculados con base en la población total de cada zona por sexo.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Cuando se analiza la distribución porcentual de las personas con discapacidad según


su zona de residencia, no se muestra un patrón de distribución territorial distinto al de la
población sin discapacidad (Gráfico 9).

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


38

Gráfico 9
Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según
sexo, situación de discapacidad y zona de residencia.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 74.9% 25.1%


Mujeres

Sin discapacidad 75.4% 24.6%

Con discapacidad 72.7% 27.3%


Hombres

Sin discapacidad 72.5% 27.5%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Urbana Rural

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Al analizar la prevalencia de discapacidad según la región de planificación, se identifica


una mayor variabilidad. Se presentan mayores valores de prevalencia para las mujeres
en todas las regiones, pero a diferencia de las demás variables consideradas en este
capítulo, el comportamiento de acuerdo con el sexo no es igual para los hombres y las
mujeres (Gráfico 10).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
39

Gráfico 10

Costa Rica. Prevalencia de la discapacidad entre la población


de 18 años y más por región y sexo
2018

Pacífico Central 28.9%


19.4%
Región de planificación

Chorotega 27.1%
16.2%

24.8%
Brunca
20.2%
21.8%
Central
13.4%
19.1%
Huetar Norte
9.2%

Huetar Caribe 17.7%


14.8%

0% 10% 20% 30% 40% 50%


Porcentaje

Mujeres con Hombres


discapacidad con discapacidad

Nota: Porcentajes calculados con base en la población total para cada región por sexo.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


40

D. Nivel de ingresos

Los activos económicos de las personas son uno de los determinantes más importantes
en sus condiciones de vida. Los ingresos generados por estos activos pueden originarse
en el capital humano (salarios), en rentas (propiedades), transferencias públicas (derechos
sociales) o transferencias privadas (remesas familiares), entre otras.

Las carencias materiales que afectan a la población con discapacidad se construyen


desde lo social, en un largo proceso de exclusiones que comienza con la falta de
oportunidades, la pobreza, la discriminación, una deficiente escolarización, las actitudes
de otras personas y una atención de la salud precaria. En el plano laboral esto se traduce
en largos periodos de inactividad o desempleo, precariedad en las condiciones laborales
y bajos ingresos.

La alta prevalencia de la discapacidad en los estratos de bajos ingresos es visiblemente


corroborada por la ENADIS 2018. Puede apreciarse una clara relación inversa para el caso
de las mujeres, conforme aumenta el ingreso disminuye la prevalencia de discapacidad;
para el caso de los hombres el comportamiento es similar a excepción del Quintil V
donde hay un aumento (Gráfico 11).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
41

Gráfico 11

Costa Rica. Prevalencia de la discapacidad entre la población


de 18 años y más por quintil y sexo.
2018

30.3%
Quintil I 25.1%

24.9%
Quintil II 15.5%
Quintil de ingreso

20.5%
Quintil III 12.1%

17.4%
Quintil IV 8.8%

16.4%
Quintil V 11.3%

0% 10% 20% 30% 40% 50%


Porcentaje

Mujeres con Hombres


discapacidad con discapacidad

Nota: Porcentajes calculados con base en la población total para cada quintil por sexo.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Otro ángulo de aproximación a la relación entre situación de discapacidad y bienestar


económico es comparando la distribución de las personas según quintil de ingreso
considerando su sexo y situación de discapacidad (Gráfico 12).

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


42

Gráfico 12
Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según
sexo, situación de discapacidad y quintil respecto al total de la población
2018

35%

30.0% 30.4%
30%

25%
21.6%
Porcentaje 

22.9% 22.0%
20% 21.4%
20.5% 21.0%
21.7% 18.5%
15% 22.1% 18.3% 18.6% 14.6%
16.4% 14.5%
20.0%
10% 15.3%
14.8%
15.4%
5%

0%
Sin discapacidad Con discapacidad Sin discapacidad Con discapacidad
Hombres Mujeres

Quintil I Quintil II Quintil III Quintil IV Quintil V

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
43

Según la ENADIS 2018, es posible observar que más de la mitad de las personas con
discapacidad para ambos sexos se concentran en los dos quintiles de menor ingreso,
mientras que solo el 30% de las personas sin discapacidad aproximadamente se ubican
en estos rangos.

Estos resultados confirman las desventajas que la población con discapacidad enfrenta
en materia de activos e ingresos en comparación con las personas que no están en
situación de discapacidad y motivan a profundizar en esta problemática.

E. Vivienda

Las condiciones de la vivienda representan un tema de interés en el análisis de la forma


en que viven las personas con discapacidad, especialmente es interesante conocer
si esta población cuenta con características en su vivienda similares a las personas
sin discapacidad y además verificar si existen barreras en cuanto a la accesibilidad a
espacios esenciales.

Casi dos tercios de las personas con discapacidad cuenta con una vivienda ya pagada,
aproximadamente el 15% y un 7%, habita en una vivienda alquilada o está en proceso
de pago, respectivamente (Gráfico 13).

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


44

Gráfico 13
Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según
sexo, situación de discapacidad y tenencia de vivienda.
2018

70.0%
65.4% 64.2% 64.5% 65.8%

60.0%

50.0%
Porcentaje 

40.0%

30.0%

20.0%
15.6% 15.7% 15.4% 16.0%
12.7% 12.7% 12.2% 10.5%
10.0% 6.3% 7.4% 7.9% 7.7%

0.0%
Sin discapacidad Con discapacidad Sin discapacidad Con discapacidad
Hombres Mujeres

Es propia totalmente Es propia pagando a


Es aquilada Otra
pagada plazos

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Al indagar sobre el estado de la vivienda donde habitan las personas según su sexo y
situación de discapacidad considerando las paredes, el techo y el piso, se detecta que,
en todos los casos aproximadamente 1 de cada 5 personas, habita en una vivienda en
la que al menos uno de los criterios fue calificado como malo, pero no se visualiza una
intensidad mayor en el caso de las personas con discapacidad (Gráfico 14).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
45

Gráfico 14

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años


y más según sexo, situación de discapacidad y criterio malo
(paredes exteriores, piso, techo).
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 81.8% 18.2%


Mujeres

Sin discapacidad 82.0% 18.0%

Con discapacidad 82.6% 17.4%


Hombres

Sin discapacidad 79.6% 20.4%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Ningún criterio es malo Al menos un criterio es malo

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

En cuanto a los servicios con los que cuentan las personas en sus viviendas; es posible
observar que la mayoría de las personas, indiferentemente del sexo y la situación de
discapacidad, tienen en sus viviendas servicio sanitario exclusivo para su vivienda, baño,
electricidad y abastecimiento de agua por medio de tubería (Gráfico 15).

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


46

Gráfico 15

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y servicios con los que cuenta.
2018

99.1%
Baño 98.7%
98.5%
98.9%
Servicios en la vivienda

98.8%
Servicio sanitario 99.1%
para la vivienda 99.0%
98.2%

96.7%
Electricidad 97.0%
98.4%
97.7%

96.7%
97.0%
Agua por tubería 95.5%
94.6%

0% 20% 40% 60% 80% 100% 120%


Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Por último y específicamente para las personas con discapacidad, es importante analizar
la accesibilidad en su vivienda, ya que esto marca una diferencia importante en la calidad
de vida de esta población. Es importante mencionar que la relevancia de cada uno de
estos elementos depende de cada tipo de deficiencia, pero tal como es posible observar,
se pueden detectar algunas carencias importantes en los hogares de las personas con
discapacidad (Gráfico 16).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
47

Gráfico 16

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y servicios con los que cuenta.
2018

92.0%
No tiene puertas con
agarradera de palanca 93.7%
Infraestructura accesible

No tiene rampas para 89.5%


personas que usen silla de
ruedas, camilla u otros 92.5%

87.7%
No tiene barras de apoyo o
gradas con baranda 90.3%

No tiene puertas y pasillos 73.1%


anchos para personas que usen
silla de ruedas y camilla 75.4%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%
Porcentaje

Mujeres con Hombres


discapacidad con discapacidad

Nota: Los porcentajes corresponden a 408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

CARACTERIZACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN COSTA RICA


49

4. SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE


LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD

E
n Costa Rica, en virtud a los compromisos adquiridos al ratificar la CEDAW
(1979), la CIPD (1994) y suscribir el Consenso de Montevideo sobre Población
y Desarrollo (2013), la Agenda 2030 y también a la solidez del marco legal,
institucional y de políticas, se han logrado avances importantes en el campo
de la salud. Las capacidades institucionales (recursos humanos y materiales, reglas y
culturas organizacionales) en el área de la salud, colocan al país en una buena posición
para abordar los desafíos de la salud sexual y reproductiva de las mujeres en situación
de discapacidad.

La ENADIS 2018 indagó ciertos temas relacionados con la salud sexual y reproductiva
como la realización de exámenes médicos, la frecuencia con la que se estos se
realizan, las relaciones sexuales y si han recibido o no información. Aunque la ENADIS
no indaga temas muy importantes como fertilidad, conocimiento y acceso a métodos
anticonceptivos, educación integral de la sexualidad, entre otros, es posible complementar
la información que aporta, con los planteamientos de las mujeres en los grupos focales
desarrollados, los cuales proporcionan elementos útiles para orientar la implementación
y/o modificación de políticas públicas, así como de programas institucionales, que
promuevan el conocimiento y pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de
las mujeres con discapacidad, enfatizando en la importancia que tienen estas personas
como titulares de derechos, capaces de decidir de manera libre, con plena autonomía e
independencia sobre su cuerpo y la forma de experimentar su sexualidad.
50

A. Seguridad social y servicios de salud

El análisis de la experiencia de las mujeres con discapacidad en los servicios de salud


sexual y reproductiva debe primero enmarcarse en las características del sistema de
salud de Costa Rica. Entre los aspectos positivos de este sistema, han sido señalados su
estabilidad institucional, el grado de desarrollo de los servicios de atención primaria y el
predominio del enfoque de salud pública y preventiva. Aunque el desafío de la cobertura
ha sido en gran medida resuelto satisfactoriamente, todavía aquejan al sistema de salud
problemas como las largas esperas para las citas programadas, el incremento del gasto
de bolsillo, la importancia de una mayor atención a las necesidades de las personas
usuarias, la necesidad de mejorar la calidad de los servicios y el incremento del número
de personas profesionales de la salud (OCDE, 2017).

El perfil de y condición de aseguramiento de las personas con discapacidad presenta


importantes variaciones según sexo y situación de discapacidad. En primer lugar, 15
por ciento de los hombres y 10 por ciento de las mujeres no están aseguradas (Gráfico
18). Aunque se trata de una proporción relativamente baja, las particulares necesidades
de atención de la salud de las personas con discapacidad colocan a este grupo en
una situación de particular vulnerabilidad. Alrededor de la mitad de los hombres está
asegurados por distintos regímenes de pensiones o por su condición de asalariados.
Entre las mujeres, la principal fuente de aseguramiento es la relación familiar a través de
una persona asegurada activa.
51

Gráfico 17

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y tipo de seguro.
2018

6.9%
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 25.6% 16.3% 13.2% 10.3%10.0% 17.6%


Mujeres

7.6%
Sin discapacidad 26.6% 8.9% 25.5% 8.6% 15.0% 7.9%

7.4% 9.3%
Con discapacidad 7.5% 23.2% 23.6% 15.1% 13.9%
25.6%
Hombres

4.8% 2.8%
Sin discapacidad 10.3% 42.0% 19.4% 9.2% 11.5%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Familiar de asegurado directo Pensionado de otros regímenes

Asalariado Por el Estado

No asegurado Voluntario

Otras formas

1/ Coeficiente de variación es mayor al 20% en Familiar de asegurado directo, lo que hace la


estimación poco confiable y se debe utilizar con precaución.
Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Según la ENADIS, cerca de nueve de cada diez mujeres con discapacidad han recibido
atención de salud en los servicios de salud en los 12 meses previos a la aplicación de
la encuesta, siendo el grupo poblacional con mayor acceso (Gráfico 18). Considerando

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


52

que es frecuente que, tanto hombres como mujeres con discapacidad, demandan
mayores servicios que el resto de la población, los resultados sugieren un buen nivel de
funcionamiento de los servicios de salud.

Gráfico 18

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y que recibió atención de salud.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 89.7% 10.3%


Mujeres

Sin discapacidad 78.9% 21.1%

Con discapacidad 80.1% 19.9%


Hombres

Sin discapacidad 63.0% 37.0%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Sí No

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

Por otro lado, un alto porcentaje de todos los grupos poblacionales estudiados afirma
haber recibido atención en los EBAIS, específicamente las mujeres con discapacidad. Es
importante denotar que, comparando las personas según su situación de discapacidad,

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
53

indiferentemente de su sexo, existen diferencias en la visita a centros médicos públicos


y privados, siendo más frecuente que las personas con discapacidad acudan a los
públicos y las personas sin discapacidad a los privados (Gráfico 19).

Gráfico 19
Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según
sexo, situación de discapacidad y lugar donde recibió atención.
2018

64.3%
59.3%
EBAIS 55.5%
53.4%
Espacio de discriminación

41.8%
Hospital público 21.6%
40.9%
22.8%
28.7%
22.0%
Clínica pública 26.7%
21.9%
15.8%
Clínica, hospital 23.4%
privado o consultorio 15.5%
22.8%
6.0%
Farmacia privada 5.5%
5.2%
5.3%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%


Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

1/ Coeficiente de variación es mayor al 20% en hombre que asiste a farmacia con discapa-
cidad, lo que hace la estimación poco confiable y se debe utilizar con precaución.
2/ A pesar de que en la ENADIS se incluyen también las opciones de “Fundación u organi-
zación” y “Otro lugar” no se incluyen en el análisis debido a que los coeficientes de varia-
ciones del porcentaje de personas que acude a esos lugares son mayores al 0,2
Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


54

La frecuencia de visita a los servicios médicos de mujeres y hombres con discapacidad


es muy similar, sin embargo, la población sin discapacidad parece frecuentar menos
los centros de salud, estando más de la mitad de las poblaciones en las categorías de
semestral o anual. Para el caso de las personas con discapacidad, aproximadamente
dos tercios de las personas con discapacidad asisten a los servicios de salud con una
frecuencia semanal, mensual y trimestral (Gráfico 20 ). La alta concentración de visitas
trimestrales puede obedecer al esquema de atención de los servicios de salud, que
programan las citas cada tres meses. Menos de un tercio de los hombres y mujeres
tienen un régimen de visitas mensual o anual.

Gráfico 20

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y frecuencia con que recibió atención.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

5.9%
Con discapacidad 21.3% 42.3% 22.9% 7.6%
Mujeres

3.2%
Sin discapacidad 14.4% 29.9% 30.7% 21.8%

5.6%
Con discapacidad 20.9% 39.1% 21.8% 12.6%
Hombres

5.3%

Sin discapacidad 10.4% 25.2% 27.8% 31.3%

0% 20% 40% 60% 80%


100%
Porcentaje

Diaria o semanal Mensual Trimestral Semestral Anual

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
55

El derecho a la salud sexual y reproductiva protege a las personas frente a riesgos que
pueden afectar seriamente su integridad. Por ser un derecho ampliamente reconocido,
el Estado está obligado a garantizar la provisión de los servicios de salud. La exigibilidad
de estos derechos requiere de un Estado activo en este campo. Cuando esto no ocurre,
existe el riesgo que se incrementen los embarazos no deseados, las Infecciones de
Transmisión Sexual (ITS) así como la violencia y los abusos sexuales.

La solidez institucional del sistema de salud costarricense es el principal garante de la


amplia cobertura de los servicios de salud sexual y reproductiva. Según la ENADIS, la
proporción de mujeres con discapacidad que se hizo exámenes de citología (91,1%) es
superior que la proporción de las mujeres sin discapacidad que se hicieron el estudio
(80,9%) (Gráfico 21).

Gráfico 21

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y exámenes realizados en el último año. 2018

Papanicolaou o 91.1%
citología vaginal 93.8%
Examen médico

80.9%
Examen
ginecológico 83.2%

Examen de 70.6%
próstata 57.4%

0% 50% 100%
Porcentaje

Mujeres con Mujeres sin Hombres con Hombres sin


discapacidad discapacidad discapacidad discapacidad

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad. El examen ginecológico incluye:
ultrasonidos, mamografía, entre otros.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


56

Más de dos tercios de los hombres con discapacidad (67,3%) se hicieron estudios de
próstata y de nuevo las medidas son mayores para esta población. Es importante agregar
que aproximadamente 4 de cada 10 personas, se han realizado exámenes para detectar
VIH e infecciones de transmisión sexual -ITS (Gráfico 22).

Gráfico 22
Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según
sexo, situación de discapacidad y exámenes realizados en el último año.
2018

75.9%
Autoexamen
de mama 83.2%
9.4%
9.0%
Examen médico

39.6%
Exámen para 47.8%
detectar VIH 41.7%
43.8%

Exámenes para 37.1%


detectar Infecciones
42.1%
de Transmisión
Sexual 41.2%
35.7%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
57

El autoexamen de mama es realizado más frecuentemente por las mujeres, especialmente


aquellas sin discapacidad por lo que sería importante considerar si esta baja en las
mujeres con discapacidad está asociada a problemas de información, conocimiento y
educación sobre el tema.

El descuido y la falta de tiempo son las principales causas por las que las personas
con discapacidad no se realicen exámenes médicos. Casi un quinto de las mujeres y
hombres no se realizan estudios porque no lo consideran importante o necesarios. Casi
una de cada siete mujeres considera que los exámenes no son necesarios porque no
tiene vida sexual activa. Más de una de cada 10 personas con discapacidad no se hace
estudios por vergüenza. Entre los hombres, casi un quinto no se ha hecho exámenes
porque no cuenta con seguro de salud (Gráfico 23).
58

Gráfico 23

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y motivo para no realizarse el Papanicolau o
el examen de próstata.
2018

5.4%
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 31.7% 19.1% 13.5% 13.1% 17.4%


Mujeres

6.0%
Sin discapacidad 38.8% 10.9% 22.9% 12.1% 9.4%

8.6%
Con discapacidad 44.0% 16.3% 11.5% 19.0%
Hombres

6.5%
Sin discapacidad 51.1% 19.8% 11.3% 11.2%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Descuido, lo ha ido dejando No lo considera importante


o no tiene tiempo o necesario

No ha tenido relaciones sexuales Por vergüenza o miedo

No cuenta con seguro social Otros

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
59

Cabe señalar, que a pesar de que la ENADIS encuentra resultados positivos en términos
de acceso, los grupos focales brindar información en relación con la calidad de los
servicios y los prejuicios y estereotipos sobre la sexualidad que están aún muy arraigados
entre las personas profesionales de la salud. Estos prejuicios, muchas veces vinculados
a la desinformación, tiene consecuencias serias porque supone un desconocimiento de
las necesidades que las mujeres con discapacidad buscan resolver en los servicios de
salud. La discriminación por género y por discapacidad contribuye a la exclusión de las
mujeres de los servicios de salud y a reforzar el aislamiento social que resulta de la alta
dependencia en las familias.

Lo anterior además se refuerza con las menciones de las mujeres participantes


en los grupos focales, en relación con las barreras que limitan la accesibilidad a las
instalaciones, la información que se brinda en formatos inaccesibles o solo mediante
audios (que limitan el acceso a personas sordas) o material impreso (que a su vez limita
el acceso a personas ciegas), además de las carencias de equipos médicos adecuados,
que fueron frecuentemente mencionadas como obstáculos.

Los problemas de comunicación con las personas profesionales y el maltrato percibido


por parte de ellas fueron claramente señalados como los aspectos más deficientes de
la atención. Una de las mujeres participantes lo expresa contando su experiencia “…
tuve problemas con un médico del EBAIS que era grosero. Me dijo que sólo tenía 15
minutos para atenderme. Además, me recomendó no tener hijos y que a mi marido que
ni siquiera lo pulsee. Al tiempo me dijo que tenía pólipos y no me volvió a mandar pastillas
anticonceptivas” (Mujer de 43 años con discapacidad visual).

La violencia institucional ejercida por prestadores de servicios de salud es particularmente


dañina por sus efectos duraderos sobre la integridad de las mujeres con discapacidad.
Primero, el maltrato en los centros de salud se suma a las agresiones que las mujeres con
discapacidad enfrentan en otros ámbitos sociales. Las acciones violentas se refuerzan
para hacer más firmes los mecanismos de exclusión social. Segundo, el maltrato significa
la negación de la prestación del servicio o la prestación en condiciones humillantes con
el consecuente impacto negativo en la salud de las mujeres con discapacidad. Tercero,
las agresiones por parte de los prestadores de servicio socavan la confianza de las
mujeres, en unas instituciones que se presentan como sus aliadas. La calidad de este
vínculo entre las mujeres y las instituciones de salud no sólo es relevante desde el punto
de las necesidades médicas de las mujeres, sino también como mecanismo de acceso
a otros servicios críticos para la integridad de las personas con discapacidad.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


60

Las mujeres con discapacidad y sus familias presentan una serie de dificultades para
la defensa de sus derechos ante las y los prestadores de servicios porque no conocen
los mecanismos de protección existentes, o no cuentan con los recursos económicos
necesarios para hacer frente a los procesos de denuncia, incrementado su vulnerabilidad.
Muchas veces, las actitudes de las y los profesionales de la salud en los servicios de
atención son discriminatorias, lo cual no facilita un ambiente de confianza para la solicitud
de información o apoyo ante situaciones de violencia. Una participante indica que “A mí
no me gusta estar internada en los hospitales, ¿sabe por qué? Porque una vez, estuve
internada en Pavas porque yo me tomé 40 pastillas y yo casi me muero, yo me había
bañado y una paciente dijo: esa no se bañó. Y una enfermera me jaló el pelo y me metió
con toda la ropa a la ducha. Y yo le dije a mi mamá y mi mamá estaba enojada. Por eso
no me gusta estar internada en los hospitales, por lo que me hizo esa enfermera” (Mujer
con discapacidad cognitiva)

Otra menciona que “en el EBAIS donde voy hay cada doctor … le pregunta algo usted
a él y no contestan. ¡Entonces a veces me dicen (…) Apúrese! ¡Muévase! Ya, o sea, ya
(…) A mí mamá nunca le ponen atención porque ellos son los únicos que tienen la última
palabra. Eso está muy mal. Fíjese que mi mamá le dice al doctor ella padece mucho dolor
de oído, porque ella en las noches pasa a veces cimbrando los dientes y le contestan una
grosería, entonces mi mamá no puede decir nada” (Mujer de 32 años con discapacidad
auditiva).

Finalmente, una mujer de 17 años con discapacidad visual señala que “cuando estaba
internada, ponían la bandeja en la mesa y no me avisaban, por lo que pasaba horas sin
comer. Además, le había dicho al ginecólogo que tenía una pelota, pero no me revisa
porque dice que lo único que quiero es que me toque”.

B. Información, conocimiento y educación


sobre salud sexual y salud reproductiva

La información provista por la ENADIS en relación con la información y educación sobre


salud sexual y reproductiva es limitada, pero reveladora de que las brechas persisten.
La población sin discapacidad afirmó en mayor medida haber recibido información
sobre salud sexual y reproductiva (Gráfico 24). Específicamente entre las personas con
discapacidad, seis de cada diez hombres mencionaron que no han recibido información
al respecto y en el caso de las mujeres, la proporción es ligeramente menor al 50%. Se
trata de un rezago significativo tomando en cuenta los riesgos y vulnerabilidades que
esta población enfrenta.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
61

Gráfico 24

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y que ha recibido información sobre salud
sexual y reproductiva.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 51.5% 48.5%


Mujeres

Sin discapacidad 68.8% 31.2%

Con discapacidad 42.1% 57.9%


Hombres

Sin discapacidad 63.0% 37.0%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Sí No

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


62

Esta información refleja que muchas personas con discapacidad, especialmente las
mujeres, carecen de los conocimientos mínimos y la información requerida para fomentar
decisiones personales seguras con respecto a su sexualidad. Como se mencionó
anteriormente, el nivel de escolaridad de las personas con discapacidad, en particular
de las mujeres, es bajo, lo que podría estar relacionado también al poco acceso que han
tenido a la información y educación sobre sexualidad.

La información, el conocimiento y la educación sobre los derechos sexuales y


reproductivos son fundamentales para que las mujeres cuenten con las condiciones
para exigir el acceso a la salud, a decidir sobre la reproducción y la maternidad y a tomar
decisiones sobre el ejercicio libre de la sexualidad, entre otros. Cualquier afectación
en el ejercicio de estos derechos merma severamente el bienestar de las mujeres y su
capacidad para elegir su proyecto de vida.

El ejercicio del derecho a la información científica y a la educación integral de la


sexualidad depende de la capacidad de los programas educativos para responder
a los contextos culturales y lingüísticos de cada grupo social, el aprovechamiento
de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Estos programas
deberían considerar los mecanismos necesarios para que el acceso de las mujeres
con discapacidad sea real.

Las mujeres participantes en los grupos focales aportaron varios ejemplos en los cuales
se les ha limitado el derecho a la información en sexualidad. Una de ellas menciona que
“la información en la escuela y el colegio era muy poco accesible. Por ejemplo, hablaban
de las diferentes manifestaciones de las ITS y del color de la vulva, pero ¿Cómo lo veo yo?
Además, en el hogar fue nula la información” (Mujer de 27 años con discapacidad visual).
“¿Cómo una persona con discapacidad visual puede verificar la fecha de caducidad (de
los condones) y cómo usarlo porque no hay instrucciones en braille?” (Mujer de 43 años
con discapacidad visual).

La falta de información facilita que los mitos y prejuicios en torno a la sexualidad se


mantengan en la sociedad. Las mujeres con discapacidad no están exentas de esta
situación, ya que en los grupos focales también evidenciaron que su conocimiento
acerca de los métodos anticonceptivos era parcial, confuso y frecuentemente erróneo:

X “Había escuchado que a veces no funciona (la vasectomía)” Mujer de 32 años con
discapacidad múltiple.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
63

X “Se necesita un tiempo de recuperación después de la operación, más de 40


días, hasta que el conteo de espermatozoides sea cero (…) la salpingectomía es
más efectiva porque se cauterizan las trompas de Falopio, reduciendo el riesgo de
embarazo” Mujer de 58 años con discapacidad visual.

X “Después de 7 años en algunos organismos las trompas se regeneraban y podía


haber peligro de embarazo” Mujer de 37 años con discapacidad física.

X ·“…se dice que las inyecciones hormonales aceleran la menopausia” Mujer de 43 años
con discapacidad visual.

La carencia de conocimientos desalienta la demanda por los servicios, impide a las


mujeres tomar decisiones informadas, aumenta el riesgo de embarazos no deseados o
de contraer ITS.

Una fuente importante de construcción de saberes sobre la sexualidad y la reproducción


proviene de medios informales. Existe la posibilidad que las personas no puedan
contrastar la calidad de la información con fuentes de mayor calidad, por lo que los
circuitos informales de información pueden ser los únicos y, en esa medida, contribuyen
a la reproducción de concepciones equivocadas sobre el tema.

C. Ejercicio libre de la sexualidad

El reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos ha contribuido a que la


dimensión de la sexualidad sea considerada un aspecto fundamental del bienestar
humano. En otros términos, el bienestar de las personas con discapacidad no depende
sólo del acceso a las oportunidades de desarrollo en el ámbito público, sino también de
la posibilidad de tener una vida privada satisfactoria (Shakespeare, 2000).

Una de las variables explorada por al ENADIS, es la frecuencia de relaciones sexuales.


Sus resultados derriban, en primer lugar, el mito de que las personas con discapacidad
son asexuadas. Poco menos del 40% de las mujeres con discapacidad indican haber
tenido relaciones sexuales durante el último mes y casi la mitad respondieron que hace
más de un año no tenían relaciones sexuales (Gráfico 25).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


64

Gráfico 25

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y última relación sexual.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 24.1% 14.8% 13.9% 47.2%


Mujeres

Sin discapacidad 43.0% 17.8% 14.0% 25.1%

Con discapacidad 34.1% 17.7% 18.0% 30.3%


Hombres

Sin discapacidad 50.0% 22.4% 13.5% 14.1%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Hace menos de una semana De una semana a menos de un mes

De un mes a menos de un año Hace un año o más

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
65

No obstante, como se puede extraer de los resultados de los grupos focales, la vivencia
de la sexualidad de las mujeres sin discapacidad y las mujeres con discapacidad es
muy distinta. Por ejemplo, persiste el prejuicio relacionado con que las mujeres con
discapacidad no están preparadas para tener una vida sexual, quedar embarazadas,
parir y mucho menos para atender y educar a su descendencia.

Según las participantes, estas creencias, son ampliamente compartidas por sus
familias, las personas de la comunidad con los cuales interactúan y por profesionales y
prestadores de servicios, especialmente pertenecientes al sector salud. Una participante
comenta que “…hace tres años quedé embarazada y tuve un aborto espontáneo por los
problemas de cadera. El doctor me dijo: Para que se mete en estas cosas si usted no
puede. Pero hasta me recomendó que me operara si yo quisiera. Yo le dije que no. A
pesar de todo quiero ser madre, pero a la vez pienso que no, porque me van a cuestionar
de porqué me meto en eso” Mujer de 41 años con discapacidad auditiva.

Otra mujer comenta “Yo sí puedo (tener hijos), pero a la vez me da miedo. Porque al
principio me habían dicho que sí podía, de hecho, a mi mamá, … le empezó a decir a
la doctora que por qué no le hacía el favor de operarme para no poder tener hijos. Yo
no le dije nada a ella y la doctora la regañó. Le dijo que no era decisión de ella, sino
decisión mía si yo me quería operar o no” (Mujer de 32 años con discapacidad cognitiva).
En este último ejemplo, se muestra una funcionaria del sistema de salud, que respeta
la autonomía de la mujer con discapacidad para tomar sus decisiones, no obstante,
las participantes afirmaron que sus familias toman distintas medidas para desalentar
el interés en la vida sexual, evitar la formación de parejas y eventualmente impedir los
embarazos y que muchas veces cuentan con el respaldo de la autoridad médica.

Según las participantes, la hostilidad frente a la madre con discapacidad apela a tres
argumentos: el interés del niño o la niña (no recibirá los cuidados que merece), el
interés de la madre (no puede cargar con la responsabilidad) y el interés de la sociedad
(debe evitarse la transmisión de problemas hereditarios). Estos prejuicios llevaron en un
pasado no muy lejano a promulgar leyes eugenésicas que fomentaban la esterilización
y el aborto forzados. Una de las participantes comenta que para quienes son madres
se generan obstáculos para construir una vida independiente y tomar decisiones sobre
sus hijos e hijas, “tengo 47 años, pero mi mamá se entromete porque no deja que mi
hija salga y yo le digo que yo se lo permito porque es mi hija. Ella (madre) nos continúa
tratando como bebés, yo insisto que ya soy una persona vieja” (Mujer de 47 años con
discapacidad auditiva).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


66

Ante estos planteamientos de las mujeres, es posible pensar que los beneficios del
progreso en materia de igualdad de género se han distribuido desigualmente. En particular,
las mujeres con discapacidad han quedado rezagadas debido a las condiciones de
discriminación y exclusión que enfrentan. El esfuerzo de la sociedad costarricense –
incluido su gobierno– para cerrar la brecha de género ha sido insuficiente para extender
los beneficios de la igualdad de género a las mujeres con discapacidad.

D. Autonomía y toma de decisiones

El derecho a tomar decisiones sobre la propia vida es una condición para el ejercicio
de los demás derechos consagrados por las leyes. Las costumbres, los prejuicios y
las leyes muchas veces desconocen esta libertad cuando se trata de las mujeres con
discapacidad y cuando esto sucede, se pavimenta el camino para la negación de los
demás derechos sexuales y reproductivos.

“Fui operada para no tener bebés para seguir adelante con los estudios y proyectos,
tenía diecisiete o dieciocho años, en ese entonces estaba en el colegio. Mi mamá tomó la
decisión para que pudiera superarme porque tengo seis hermanos de parte de mi mamá
y diez de parte de mi papá. Por una parte, me gustaría, pero por otra no hubiera podido
estar aquí, porque no tendría quien lo cuidara” Mujer de 32 años con discapacidad
múltiple.

En la ENADIS, no se incluyeron preguntas puntuales acerca de la libertad de las personas


para tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva, sin embargo, se consultó
sobre el grado de acuerdo con afirmaciones respecto a las actitudes de las personas
frente a la posibilidad de tomar decisiones cotidianas, decisiones de mayor importancia
o participar en el proceso de toma de decisiones familiares.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
67

Gráfico 26

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y posibilidad de tomar decisiones.
2018

88.5%
Puede tomar sus 97.3%
propias decisiones
87.8%
97.1%

86.8%
Puede tomar decisiones 97.2%
importantes sobre su vida 86.4%
96.5%

80.2%
Familia le permite 92.2%
participar en decisiones 78.8%
91.4%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


68

De acuerdo con el gráfico anterior, en todos los casos las personas con discapacidad,
indiferentemente de su sexo, muestran una tendencia menor en la posibilidad de tomar
decisiones en sus vidas con respecto a las sin discapacidad. Los datos que más difieren
son los que responden a la frase “Familia le permite participar en decisiones”, resultando
que en las mujeres con discapacidad la respuesta se reduce en 12 puntos porcentuales
si las comparamos con las mujeres sin discapacidad.

Esto coincide con lo que las mujeres planteaban en los grupos focales, sobre como
las limitaciones al ejercicio de estos derechos repercuten directamente en ámbitos tan
dispares como el económico, la movilidad, la elección de pareja, la formación de familias
y la crianza de la descendencia. Una de las participantes comenta que “A una persona
con discapacidad cuando se dan cuenta que tienen esa condición le dicen pobrecita
usted no puede hacer esto, no puede ir a tal lado. Incluso se les para el pelo con la
sexualidad. Una quiere informarse para tener un espacio seguro en este aspecto. Con
respecto a mi familia, Dios guarde si hablo de matrimonio, pero ¿Cómo voy a hacer yo
para informarme si son mi núcleo más cercano? Las personas que están cerca de una son
las que más limitan, se lo dije a mi mamá. Con mi papá no hablo de estas cosas porque
es muy machista” (Mujer de 25 años con discapacidad visual).

En general, la experiencia de formar una pareja, las normas sociales sobre el cuerpo y la
belleza juegan un papel importante. La oposición de sus familias cuando buscan formar
una pareja se manifiesta a través de chantajes emocionales que tienen un efecto coercitivo
sobre la mujer. “Una mujer indica que, en su caso, “tengo que aprender sola, soy la
única mujer de mis cuatro hermanos. Mi pareja me propuso matrimonio y tengo la firme
idea de tener familia. Pero mi familia me dice que debo aprender sobre la discapacidad,
empoderarme sobre mis derechos, pero luego me retienen y yo no entiendo” (Mujer de
34 años con discapacidad psicosocial).

El papel de la familia muchas veces es ambiguo ya que, por un lado, alientan a las mujeres
con discapacidad a realizarse personalmente mientras que, por otro lado, no dejan de
recordarles las limitaciones derivadas de su discapacidad.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
69

Situación similar se presenta cuando deciden romper un vínculo de pareja, ya que puede
desencadenar una oposición igual de fuerte y es frecuente que cuando estas mujeres
obtienen el divorcio, pierden el control de sus activos y en lugar de superar relaciones
abusivas, violentas o simplemente dar por concluida una relación, por lo general se
desencadenan fuertes confrontaciones con las familias (propias y del marido), miembros
de la comunidad e incluso de representantes de la justicia. Esto es reflejado por lo
mencionado por una de las participantes “El papá de mis hijos nunca les pegó, pero
gritaba, pateaba, golpeaba la mesa y las paredes. Cuando me quise separar nunca tuve
el apoyo de mi familia, mi mamá que era cristiana decía que hasta que la muerte nos
separe... La suegra apoyaba al hijo para quitarme a mis hijos, lo cual efectivamente pasó.
El me pedía que no pidiera ayuda porque si no lo metían a la cárcel si yo contaba todo…
Cuando fui a la consejería espiritual, el pastor me pregunto si yo mantenía relaciones
sexuales con él, le dije que no, pero él me dijo que debía reforzar el vínculo matrimonial.
Cuando exploté me dijo que si quería el divorcio me tenía que ir de la casa. Aunque no
he podido divorciarme, él no permite que saque a mis hijos de su casa y no puedo estar
a solas con ellos. El abogado comenzó a cuestionarme y me dijo: Si yo fuera el padre de
sus hijos tampoco se los daría.” (Mujer de 25 años con discapacidad visual).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


71

5. VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN
CONTRA DE LAS MUJERES
CON DISCAPACIDAD

L
a perspectiva de género contribuye a cuestionar los estereotipos de género
existentes y que impactan, de manera diferenciada, en la vida de mujeres y
hombres, y por supuesto, visibiliza la desigualdad, la discriminación y la violencia
que más frecuentemente afecta a las mujeres.

De ahí que el abordaje con perspectiva de género considere que la discriminación


por género no es algo simple, aislado o lineal, sino que concurren varios motivos
de discriminación que se interrelacionan y se retroalimentan, derivando en una
discriminación múltiple.

Históricamente, las necesidades de las personas con discapacidad han sido invisibles
para las agendas políticas de los Estados; por ello, los movimientos de las personas con
discapacidad abogan por el reconocimiento de sus derechos, enfatizando la atención
en sus condiciones de vida y las situaciones adversas que, cotidianamente, enfrentan
para su desarrollo humano. El modelo social de la discapacidad abandonó la concepción
de que las deficiencias y las limitaciones son el origen de los obstáculos y, en su lugar,
ha puesto su atención en las barreras sociales, institucionales, culturales y económicas
que operan como mecanismos generadores de exclusión social. En este marco, el
Estado tiene un importante papel en la transformación de estas condiciones claramente
desfavorables para las personas con discapacidad.

La discriminación y la violencia contra las personas con discapacidad tienen una


relevancia central. Una revisión sistemática de estudios reporta una prevalencia de
todas formas de violencia de 24,3% en las personas con distintas deficiencias mentales,
6,1% en personas con deficiencias intelectuales y 3,2% en personas con deficiencias no
identificadas (Hughes, et. al., 2012).

El mismo estudio estima que la probabilidad de sufrir actos violentos entre las personas
adultas con discapacidad es 50% mayor que entre las personas sin discapacidad. En
particular, las personas con discapacidad intelectual tienen una probabilidad 60% mayor.
72

Las mujeres con discapacidad enfrentan, además, sistemáticas y generalizadas


acciones de discriminación que las excluyen de distintas oportunidades decisivas para
su desarrollo humano, impactan negativamente su salud física y mental, y aumentan los
riesgos de estrés y depresión. La discriminación, además, está asociada con el bajo
rendimiento escolar, el desempleo y la exclusión de servicios sociales fundamentales,
como el sanitario.

La ENADIS ofrece evidencias sobre el impacto de la discriminación y la violencia en las


condiciones de vida de las personas con discapacidad. En esta oportunidad, se consultó
a las personas6 si habían sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida en un
módulo específico, pero además se incluyó una batería de preguntas sobre percepción
de discriminación y actitudes de otras personas, que serán analizadas en este capítulo.

El análisis de la información provista por la encuesta ha sido enriquecido y ampliado por


la información obtenida en los grupos focales, que permitieron ahondar en la dimensión
de las experiencias de violencia y discriminación que las mujeres con discapacidad
viven cotidianamente.

La ENADIS estimó un nivel elevado de prevalencia de violencia contra la población con


discapacidad: alrededor de dos tercios de las personas consultadas respondieron que
sufrieron algún tipo de acción violenta. Las mujeres reportaron una prevalencia de la
violencia ligeramente mayor que los hombres (Gráfico 27). Estos resultados están en línea
con los reportados por distintos estudios internacionales (Hughes et. al., 2012).

6 Estas preguntas no se realizaron si la persona informante era cuidador(a) o si se percibía alguna situación de
riesgo para las personas.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
73

Gráfico 27

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y que ha experimentado al menos una forma
de violencia.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad
65.3% 34.7%
Mujeres

Sin discapacidad 53.4% 46.6%

Con discapacidad 62.8% 37.2%


Hombres

Sin discapacidad 54.9% 45.1%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Sí No

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


74

A. Tipos de violencia

En la literatura se identifican varios tipos de violencia (García, Ortiz y Urban, 2019). La


violencia psicológica y emocional se expresa en amenazas, burlas y ataques verbales.
Estas agresiones afectan la autoestima de las personas, generando sentimientos de
inferioridad que incrementa la vulnerabilidad frente a las agresiones y abre la puerta
para expresiones de violencia más severas. En el contexto de alta dependencia que las
mujeres con discapacidad establecen con sus familiares y personas que les brindan
apoyos, las negligencias en el cuidado (salud, higiene, alimentación) pueden derivar en
afectaciones a su salud e integridad. La violencia contra las mujeres con discapacidad
tiene múltiples manifestaciones y puede ser ejercida por actores en el ámbito público y
privado: familiares, personas cuidadoras o de asistencia o agentes estatales o personas
funcionarias públicas.

Las mujeres con discapacidad están particularmente expuestas a la violencia física


que provoca heridas o incluso la muerte. La violencia puede ser intencional o producto
de una acción accidental. Por ejemplo, en los centros de salud, la limitada formación
del personal que brinda los servicios y la ausencia del equipamiento adaptado pueden
generar un mayor riesgo a la integridad física de las mujeres con discapacidad.

El abuso sexual es la manifestación de violencia sexual incluye cualquier contacto sexual


no deseado por la persona. Los cuestionamientos a las personas con discapacidad para
discernir sobre el consentimiento a mantener relaciones sexuales, se constituye en otra
manifestación de violencia, ligada a los estereotipos y prejuicios en la materia.

La dependencia económica de las mujeres con discapacidad hacia sus familiares


o parejas incrementa las condiciones de vulnerabilidad dadas las situaciones de
violencia patrimonial.

Las anteriores son formas activas de abuso y deben distinguirse de los abusos pasivos
a los cuales están particularmente expuestas las personas con discapacidad. Estos
incluyen la negligencia en la prestación de apoyos (alimentación, higiene, salud), la
falta de supervisión y agresiones emocionales como la humillación y la descalificación
(Arenas, 2015).

Según los resultados de la ENADIS, para hombres y mujeres la principal modalidad de


violencia son los gritos, insultos, humillaciones y descalificaciones y, en segundo lugar,
las personas reportan como la violencia más frecuente los golpes, heridas y empujones;
estos porcentajes tienden a ser mayores en las personas con discapacidad (Gráfico 28)

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
75

.
Gráfico 28

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y tipos de violencia.
2018

60.1%
Le han gritado, insultado, 48.7%
humillado o descalificado 57.4%
49.4%

Le han golpeado, 31.1%


21.3%
herido, halado el pelo, 35.2%
empujado o pateado 29.0%
Situaciones de violencia

20.5%
Le han acosado u obligado a 15.0%
hacer cosas de naturaleza sexual 5.9%
4.0%

11.1%
Le han negado administrar su 5.1%
dinero o recursos 7.9%
3.1%

Le han obligado o negado 8.1%


3.0%
a realizarse algún
6.5%
procedimiento médico 2.9%

4.4%
Le han negado o limitado la 1.7%
alimentación, aseo personal, 3.3%
tomar medicamentos 0.9%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

1/ Coeficiente de variación es mayor al 20% en hombre con discapacidad que le han negado
o limitado la alimentación, aseo personal, tomar medicamentos. lo que hace la estimación
poco confiable y se debe utilizar con precaución
Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


76

Las evidencias estadísticas y testimoniales recopiladas a través de la ENADIS y los


grupos focales muestran que la violencia es mucho más elevada entre las personas con
discapacidad que entre las que no se encuentran en tal situación y, en particular, las
mujeres con discapacidad están más expuestas a actos de violencia que los hombres
con discapacidad.

Las formas de violencia económica son vividas en un 11,1% por las mujeres con
discapacidad, quienes sufren coacciones en la administración de sus activos. Algunas
mujeres mencionan en los grupos focales, haber sido obligadas a ir a un banco a firmar
papeles sobre préstamos sin mayor información. Una de ellas indica que “mi hermana
constantemente me quita el dinero para salir con sus amigas” (Mujer de 56 años, sorda).

También, a 8,1% de las mujeres se les ha negado la prestación de un servicio médico


y a 4,4% se le ha negado servicios de cuidados generales, incluida la higiene y la
alimentación. Asimismo, la violencia psicológica, reflejada en gritos, humillaciones y
descalificaciones, afecta en mayor medida a las mujeres con discapacidad, mientras
que la violencia física, reflejada en golpes, heridas, empujones, etc., tiene un mayor
porcentaje en hombres con discapacidad, seguidos de las mujeres con discapacidad.

La violencia sexual marca las diferencias más pronunciadas entre hombres y mujeres.
Mientras que un 5,9% de los hombres con discapacidad reconoció haber sido objeto
de un acto violento de naturaleza sexual, en las mujeres la proporción se eleva a 20,5%.
En el caso de personas sin discapacidad, los hombres reportan este tipo de agresiones
en un 4,0%, mientras que las mujeres en un 15,0%, resultando ser las mujeres con
discapacidad quienes reportan una mayor vivencia.

En un estudio que analizó si la condición de discapacidad aumentaba el riesgo de ser


víctima de algún tipo de violencia, se encontró que las personas con discapacidad no
mostraban una probabilidad mayor que las mujeres sin discapacidad de sufrir algún tipo
de violencia física. Pero, las mujeres con discapacidad si tenían una probabilidad cuatro
veces mayor que las mujeres sin discapacidad de sufrir ataques sexuales (Martin et. al.,
2006).

La vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad muchas veces se incrementa como


resultado de su desprotección. Este tema debe ser analizado con mayor detalle, pues
fue uno de los temas más recurrentes en todos los grupos focales realizados para este
estudio.

Una de las participantes indica que “cuando estaba pequeña yo era toda preciosa y
mis tíos y primos me veían de esa forma y un tío casi me viola, pero cuando se lo conté
a mi mamá no me creyó. Él jugaba a amarrarme para quitarme la ropa. A la tercera vez

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
77

todavía mi mamá no me creía. Ella me regañaba y me quedaron traumas. Yo estaba


encerrada en la casa y no tenía amigos porque no podían ir a mi casa, simplemente mi
mamá me aisló. No podía ir a pasear, sólo podía salir con ella” (Mujer de 42 años con
discapacidad auditiva)

Otra participante menciona que “un vecino, donde antes yo vivía, …yo fui violada por ese
muchacho, hace muchos años, eso fue, tenía 16 años desde que estaba en el colegio. Y
yo sufrí mucho porque el tipo me hizo daño. Mi mamá lo denunció y los policías, le dijeron
que no debía acercarse a mí y lo metieron a la cárcel (luego) a mí me mandaron con una
doctora. La Doctora me explicó varias cositas, tuve una pequeña charla con ella y con la
trabajadora social. Me explicaron lo que me había pasado, lo que me hicieron...” (Mujer
de 33 años con discapacidad cognitiva).

Fotografía parte de la Campaña


EnSEÑAndo Sexualidad (UNFPA, 2015).
La seña que aparece significa Denunciar
78

Otra menciona que “Yo trabajaba y después afuera (él) me invitó a tomar en un bar.
De pronto me sentí mal y abusó de mí. Le pregunté a mi mamá y mi abuela porque
creía que estaba embarazada. Yo realmente no sabía quién era el hombre oyente. Una
vez me pegó y lo denuncié. La abuela de mi hijo quería verlo, le regalaba cosas. La
familia habla de cosas y tienen dudas de que el hijo sea de él” (Mujer de 41 años con
discapacidad auditiva).

Las agresiones sexuales contra las mujeres con discapacidad suelen ocurrir en un
ambiente de tolerancia social hacia ese tipo de conductas. Las víctimas no buscan ayuda
porque se sienten culpables, cuando la solicitan tienen que enfrentar cuestionamientos y
muchas veces la descalificación. La precariedad económica inhibe a las víctimas frente
al poder emocional que tienen las personas agresoras. En estos casos, las agresiones
se viven en forma privada y silenciosa.

Una de las participantes menciona, “todas hemos sufrido algún tipo de abuso, pero
tenemos la fuerza para levantarnos. Yo me sentía culpable de maltrato. Yo me sentía
culpable de haber tenido dos niñas. Ahora ellas son grandes, saben cuidarse porque
se los enseñé. Tenemos que cuidarnos unas a otras. Vivimos en una sociedad patriarcal
que busca que la mujer sea sumisa. Todos los tipos de abuso hay que denunciarlos
ante las autoridades. Sin embargo, me trataron como una niña indefensa que hay que
sobreproteger. Actualmente crecí para ser libre, para saber que no soy débil. Muchas
veces da miedo denunciar, pero es necesario conocer los lugares dónde se pueden
presentar las denuncias” (Mujer 33 años con discapacidad visual).

Los testimonios mostraron, sin embargo, escenarios alentadores. Cuando las víctimas
encuentran en las instituciones públicas un reconocimiento a sus demandas, cuando son
escuchadas y cuando se toman acciones para garantizar la seguridad y la protección,
se visibiliza el daño provocado y se pueden tomar medidas dirigidas al tratamiento
y la recuperación. En algunos casos, los agresores fueron perseguidos y castigados
por las instituciones de justicia y seguridad. En otros no fue posible, pero las mujeres
denunciantes valoran positivamente que fueran escuchadas.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
79

B. Factores de riesgo y personas


perpetradoras de la violencia

La familia puede ser una gran fuente -emocional o económica- de apoyo para las personas
con discapacidad, dadas sus necesidades en un contexto donde la disponibilidad de los
servicios públicos es limitada. Sin embargo, los relatos de las mujeres con discapacidad
participantes en los grupos focales, evidencian que los hogares son los entornos de
mayor riesgo. Las mujeres con discapacidad comentaron una fuerte tendencia hacia la
violencia sexual en sus hogares por personas de confianza y desde muy temprana edad,
lo que visibiliza el aumento de la vulnerabilidad para las niñas y jóvenes con discapacidad.

En los relatos se destacan las características de estas relaciones familiares: el vínculo


existe con sus familiares directos (madres, padres, hijos o hermanos); sus parejas
sentimentales (hombres) y personas integrantes de la familia extendida (abuelos, primos
o tíos). La falta de cuidados y la desprotección también es recordada por las mujeres
como una forma de violencia familiar, sobre todo cuando no recibían ayuda frente al
acoso sexual de un pariente.

La violencia por parte de la pareja masculina fue ampliamente mencionada por las
mujeres. Los hechos violentos más frecuentemente mencionados fueron golpes,
humillaciones y el maltrato a ellas y a sus hijos e hijas. La vulnerabilidad de las mujeres,
en muchos casos, comenzaba a construirse desde el momento de la unión. En los relatos
las mujeres con discapacidad se referían a uniones forzadas debido, por ejemplo, a un
embarazo no deseado, o a la apuesta por el matrimonio como posibilidad de escapar
de sus hogares de origen, también violentos. La falta de autonomía al comienzo de las
relaciones de pareja, en muchos casos, fue el inicio de una vida familiar marcada por la
subordinación y la dependencia.

Las niñas y mujeres con discapacidad están particularmente expuestas a la violencia


ejercida por miembros del grupo familiar ampliado. En este caso los abusos incluyen
tocamientos, violaciones sexuales y amenazas de distinto tipo. Los temores de las
niñas y adolescentes con discapacidad, quienes viven situaciones de violencia sexual y
amenazas, aunado a la falta de credibilidad por parte de las personas de confianza, solo
incrementan la duración de estos actos en el tiempo, llevándolas a un aislamiento social.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


80

Este aislamiento genera que muchas actividades domésticas sean transferidas a las
niñas y mujeres con discapacidad. Los roles de género relacionados con las labores
domésticas y el cuidado de otras familiares, limita la participación social de las mujeres
con discapacidad, ya que implica un abandono de la formación escolar o el desarrollo de
relaciones interpersonales con las demás personas, lejos de su entorno familiar.

En las comunidades, las barreras relacionadas con la accesibilidad física (los espacios
recreativos o destinados a la movilización, como el transporte público) aunado a las
actitudes discriminatorias de las demás personas, representan una violencia social que
disminuye las oportunidades de participación de las mujeres con discapacidad en la vida
comunitaria y de forma independiente. No obstante, pareciera ser que las mismas mujeres
con discapacidad no reconocen estas situaciones como violencia. Al ser consultadas en
la ENADIS sobre la percepción que tienen otras personas sobre ellas, en la mayoría de
los casos, ocho de cada diez mujeres con discapacidad (incluso en muchos casos con
mayor intensidad que los hombres) perciben que las personas las aceptan, las tratan
justamente, las consideran útiles, les permiten participar en actividades de la sociedad,
las respetan, las valoran y les tienen paciencia (Gráfico 29), lo cual se confronta con los
testimonios dados en los grupos focales y con los mismos indicadores de percepción
de la discriminación y violencia.
81

Gráfico 29

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y trato.
2018

Le tienen paciencia 73.0%


66.5%

82.2%
Le valoran tal y como es
80.8%
Actitudes de las personas

Le respetan 82.3%
80.3%

Le permiten participar en 82.6%


actividades de la sociedad 77.0%

Le consideran una persona 83.4%


útil de la sociedad 75.7%

Le tratan justamente y le 83.9%


permiten vivir con dignidad 77.6%

Le aceptan 85.0%
76.2%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

Mujeres con discapacidad Hombres con discapacidad

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


82

Los servicios públicos y sociales (educación, salud, entre otros) también fueron
señalados reiteradamente como fuentes de agresiones. Las modalidades más frecuentes
de maltrato incluyen las humillaciones, la desatención y la negación de los servicios. El
maltrato institucional tiene dos claras dimensiones interrelacionadas. Por un lado, las
deficiencias de infraestructura que incluyen la falta de señalamientos, los problemas
de accesibilidad y las carencias en materia de equipamiento, entre otros. Por otro lado,
las notorias deficiencias en la capacitación y formación de prestadores de servicios,
como los maestros, médicos y enfermeras, que fueron reiteradamente señalados como
agentes poco solidarios y mal preparados para atender las demandas de las mujeres
con discapacidad.

Las mujeres con discapacidad no sólo están expuestas a una mayor ocurrencia de
hechos violentos, sino que también tienen mayores dificultades para buscar y encontrar
ayuda. Según un estudio (Milberger, 2003), una proporción elevada de las mujeres con
discapacidad que sufrieron situaciones de violencia (principalmente de sus parejas) no
buscaron ayuda externa (Milberger, et al., 2003). Algunas de las razones claramente
se vinculan con las instituciones que deberían brindar servicios de apoyo. Según los
testimonios de las mujeres en los grupos focales, cuando experimentaron una situación
de violencia no sabían a quién dirigirse ni a dónde ir o no estaban seguras de que sus
acusaciones sobre violencia sexual serían consideradas ciertas. Es evidente, además, el
desconocimiento de los distintos mecanismos de denuncia. Otros motivos tienen más
que ver con aspectos personales. Algunas mujeres no buscaron apoyo porque confiaban
en su capacidad para manejar la situación o debido al sentimiento de vergüenza y de
culpabilidad (por considerarse una carga para sus parejas y familias) que las invadía.
Finalmente, las mujeres no denuncian su situación por temor a represalias por parte de
sus parejas.

C. Violencia en centros educativos

La violencia está presente en la vida de las mujeres con discapacidad desde las más
tempranas edades. Anteriormente se ha señalado el hogar como el espacio que perpetúa
diversas manifestaciones de violencia contra las mujeres con discapacidad, sin embargo,
existen otros ámbitos de socialización. En ocasiones los centros educativos son un
espacio de reproducción de relaciones violentas contrario a la lógica de una educación
en ambientes protegidos y seguros. Los prejuicios de la comunidad escolar (pares,

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
83

docentes y autoridades) afectan negativamente el desarrollo emocional de las mujeres


con discapacidad con diferentes situaciones de agresión directa o indirecta, por ejemplo,
el uso constante de sobrenombres.

En el grupo focal con mujeres con discapacidad cognitiva y psicosocial, salieron a luz
ese tipo de experiencias. Ante la pregunta de si en la escuela recibieron algún tipo de
agresión, la mayoría respondió afirmativamente. “A mí en el colegio, yo salía a recreo,
me escondían y me pegaban sustos. En veces cuando estaba en clases, ninguno quería
trabajar conmigo, solo una compañera” (Mujer de 40 años con discapacidad cognitiva).

La pasividad, y hasta complicidad en algunos casos, del personal docente con el abuso
verbal en contra de las personas menores de edad con discapacidad deja huellas
profundas en la construcción de sus trayectorias de vida, porque una palabra autorizada
por la persona docente está ratificando las descalificaciones de los compañeros(as).
Las niñas y los niños con discapacidad aprenden y normalizan las relaciones abusivas
y las demás personas menores de edad aprenden que lastimar a una persona con
discapacidad es un acto que, por lo menos, no trae consecuencias. En estas experiencias
a temprana edad, se anudan trayectorias de vida que más adelante serán difíciles de
revertir.

La falta de motivación y competencias didácticas por parte del personal docente para
conducir un proceso de enseñanza-aprendizaje con personas menores de edad con
discapacidad, sienta las condiciones para un bajo rendimiento escolar. El desdén y la
desatención son desapercibidos por las niñas, que recuerdan el trato diferenciado y
descalificador que recibieron. Las participantes del mismo grupo focal recordaban que
el personal docente no hacía esfuerzos por acompañarlas en su proceso de aprendizaje.
Según lo expresa una participante, “a mí me explicaron las primeras veces, me explicaban
y ya si no entendía lo tenía que hacer a como ellos me decían” (Mujer de 32 años con
discapacidad cognitiva y psicosocial).

Otra participante menciona que en su centro educativo “contrataron una empresa


para que diera un curso de inglés y la profesora estuvo una semana afónica, entonces
solamente escribiendo daba la clase. La acusé porque había dicho que no había sido
contratada para darle clases a una ciega. Se llamó al Instituto Helen Keller y se llevó un
perro guía para hacer una capacitación. Ella dijo que era alérgica a animales. Aunque
me cambiaron de curso, puse un recurso de amparo que gané” (Mujer de 17 años con
discapacidad visual).

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


84

D. Discriminación

La discriminación por discapacidad está ampliamente extendida en la sociedad. La


descalificación de las personas con discapacidad se apoya en creencias basadas en
prejuicios y en estereotipos que tienen un amplio arraigo en la sociedad. Las diversas
formas de exclusión social colocan a las personas con discapacidad en una situación de
desventaja frente al resto de la sociedad. A lo largo de la vida, por lo tanto, las personas
con discapacidad acumulan menos activos, recursos y capacidades como resultado
de la discriminación. Así entendida, la discriminación es una barrera que excluye a las
personas con discapacidad del aprovechamiento de los bienes, servicios y derechos
disponibles para el resto de la sociedad.

La ENADIS preguntó a las personas entrevistadas si se habían sentido discriminadas


(Gráfico 30).
85

Gráfico 30

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y que ha vivido situaciones de discriminación.
2018
Sexo / Situación de discapacidad

Con discapacidad 76.4% 23.4%


Mujeres

Sin discapacidad 88.6% 11.3%

Con discapacidad 75.2% 24.7%


Hombres

Sin discapacidad 90.4% 9.6%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Porcentaje

No Sí

Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


86

La información mostrada en el gráfico anterior contrasta con los relatos de las mujeres
en los grupos focales, donde las mujeres con discapacidad tuvieron la oportunidad de
expresar los múltiples actos de discriminación cometidos por una gran diversidad de
actores y en todos los ámbitos de la vida social. La sociedad discapacitante no solo
impone restricciones a las posibilidades de que las personas con discapacidad puedan
llevar la vida que quieren, también debilita el bienestar psicológico y emocional de las
personas con discapacidad, normalizando su situación de exclusión social (Reeves,
2012). Un aspecto central de esta operación es la normalización de las pautas sociales
de discriminación que la sociedad impone a las personas con discapacidad. Las
consecuencias, en el caso de las mujeres con discapacidad, son más graves porque se
suman las exclusiones basadas en el género.

La percepción sobre los factores que motivan la discriminación se construye a partir


de las experiencias de las personas en su vida cotidiana. La experiencia siempre es
una construcción en la que se combinan la posición de las personas en la sociedad y
la subjetividad. Por ese motivo, las personas con discapacidad tienen un entendimiento
muy distinto de la discriminación que las personas que no tienen discapacidad y, entre
las personas con discapacidad, las percepciones de hombres y mujeres también difieren.

Aunque una similar proporción de mujeres y hombres se ha sentido discriminada, la


exploración de las motivaciones permite intuir que mujeres y hombres experimentan la
discriminación en forma distinta.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
87

Gráfico 31

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y motivo de discriminación.
2018

Por su enfermedad o 34.1%


9.2%
condición de salud 38.4%
8.5%
Motivo de discriminación

27.0%
Por su edad 20.2%
14.7%
21.2%
23.5%
Por su apariencia 18.2%
personal 22.4%
18.0%
Por nivel socioeconómico 22.8%
21.2%
o educativo 23.6%
32.8%
12.3%
Por su sexo 16.6%
0.2%
3.1%
0% 10% 20% 30% 40% 50%
Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

1/ Coeficiente mayor a 0,2 para el caso de discriminación por sexo en el caso de los hombres
en general y en el caso de discriminación por edad en el caso de hombres con discapa-
cidad, lo que hace la estimación poco confiable y se debe utilizar con precaución
2/ Aunque en la ENADIS se incluyen otros motivos de discriminación, los coeficientes de va-
riación son altos por lo que no producen estimaciones confiables. Estas otras consultas
hacen referencia a Origen étnico, orientación sexual e igualdad de género, nacionalidad,
discapacidad, religión y otros motivos.
Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


88

Un 38,4% de los hombres y 34,4% de las mujeres con discapacidad afirmaron haber
experimentado discriminación por enfermedad o condición de salud siendo este el
motivo más frecuente. Además, en niveles similares las mujeres y hombres coinciden
en atribuirle al nivel socioeconómico o educativo, a la apariencia personal y a la edad
un peso similar como fuente de discriminación, sobresaliendo únicamente el caso de
hombres sin discapacidad en la primera. Por último, las mujeres atribuyen al sexo un
motivo de discriminación mucho más relevante para ellas.

Los ámbitos sociales donde ocurren los hechos de discriminación capturan el efecto
de la posición social que las personas ocupan en la sociedad y los espacios que más
valoran. Para las personas con discapacidad, el espacio comunitario es el principal
ámbito de discriminación que hombres y mujeres señalan. Es relevante que la familia
haya sido identificada como el segundo ámbito donde más frecuentemente experimentan
discriminación, porque ambos espacios constituyen fuentes muy importantes de recursos
y apoyo social, económico y emocional. Si estos espacios son percibidos de este
modo, es un indicador de las dificultades que las personas con discapacidad estarían
enfrentando en estos ámbitos.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
89

Gráfico 32

Costa Rica. Distribución porcentual de la población de 18 años y más según


sexo, situación de discapacidad y situación de discriminación
2018

34.5%
Barrio o vecindario 28.7%
35.7%
34.6%
Espacio de discriminación

31.6%
Familia 21.9%
19.8%
17.6%
25.9%
Centro de salud 10.8%
13.4%
8.9%
23.2%
Trabajo 31.0%
30.6%
40.3%
15.6%
Transporte público 16.7%
16.2%
11.5%
0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35% 40% 45% 50%
Porcentaje

Mujeres con discapacidad Mujeres sin discapacidad

Hombres con discapacidad Hombres sin discapacidad

1/ Coeficiente mayor a 0,2 para el caso transporte público y centro de salud, lo que hace la
estimación poco confiable y se debe utilizar con precaución
2/ Aunque en la ENADIS se incluyen otras situaciones de discriminación, los coeficientes de
variación son altos por lo que no producen estimaciones confiables. Estas otras consultas
hacen referencia Tribunales de Justicia, Instituciones de ayudas sociales, Municipalidades,
Bancos u otras entidades bancarias, Entidades de servicios públicos, Tiendas o comer-
cios, Centro educativo, Iglesias o lugares relacionados u Otro lugar
Nota: Los porcentajes corresponden a 1.425.561 mujeres y 1.581.521 hombres sin discapacidad;
408.689 mujeres y 261.951 hombres con discapacidad.
Fuente: Costa Rica, Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS). CONAPDIS-INEC. 2018.

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN EN CONTRA DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD


90

En los grupos focales, las participantes manifestaron varios ejemplos de situaciones de


discriminación que han vivido. Una de ellas menciona que “estudié en la Universidad de
Costa Rica y decidí irme porque viajar en bus todos los días era muy cansado. Mis padres
me dijeron que yo no podía. No me quisieron ayudar en nada. Me preguntaban cómo iba
a vivir en el mismo edificio donde hombres y mujeres están revueltos. Mamá estaba muy
enojada y papá dejó de darme dinero tres meses después. Por el contrario, mi hermano
se fue a estudiar a Puntarenas y hasta casa le buscaron. Yo no podía andar con alguien en
el carro, pero a mi hermano si se lo prestaban. Él podría dejar embrazada a una persona
al igual que otro podía hacerlo conmigo. Después de cuatro años ya no pude volver a la
casa” (Mujer de 37 años ciega).

Otra participante señala que “en siete ocasiones he ido a las entrevistas del Servicio Civil,
pero aún estando primera en la nómina, le han dado el trabajo a otra persona, quienes
no tienen los atestados o incluso llegan tarde. La única razón por la que asisto a las
entrevistas es porque de lo contrario me sacan de la lista de personas interesadas. En
una institución me dijeron que ocupaban a alguien proactivo y que no había presupuesto
para los ajustes necesarios. En estos momentos me siento poca cosa y me da miedo
enviar el CV porque no veo el propósito. En el 2004, después del accidente donde perdí
la vista, me quitaron del puesto cuando lo que correspondía era la reubicación laboral.
Mi jefa solo me dio la opción de la pensión por el régimen de Invalidez Vejez y Muerte, no
me brindaron el apoyo psicológico necesario y ni recuerdo cuando firmé el documento.
En ese momento solo pensaba en el suicidio” (Mujer de 43 ciega).

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
91

A MODO DE CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES

L
a información aportada por la ENADIS arroja luz sobre aspectos críticos que
inciden en las condiciones de vida de la población con discapacidad y brinda
insumos para el diseño de políticas públicas. Los grupos focales, por su parte,
abrieron la oportunidad para explorar el mundo de las representaciones que las
mujeres con discapacidad han construido en torno a sus vivencias y a su posición en la
trama social.

Las personas con discapacidad representan una proporción muy significativa de la


sociedad costarricense. La mayoría son mujeres y se concentran principalmente en los
estratos de mayor edad. La discapacidad implica una condición de exclusión social que
limita el disfrute de las oportunidades ofrecidas por el desarrollo socioeconómico. El
rezago educativo –que comienza a construirse a temprana edad– merma el desarrollo
de la persona a lo largo del curso de vida. Los bajos niveles de actividad laboral, el
desempleo y los bajos ingresos, junto con la discriminación y la violencia, son los factores
de exclusión que más profundamente afectan las condiciones de vida de las personas
con discapacidad, especialmente las mujeres.

La familia y las relaciones familiares son un recurso fundamental para el desarrollo de las
mujeres con discapacidad. En un contexto de debilidad de las políticas e instituciones
sociales, el apoyo emocional y material que la familia brinda son decisivos para el
desarrollo humano. Los grupos focales hicieron visibles las múltiples y variadas formas
en que este apoyo puede materializarse. La ayuda económica, el apoyo frente a servicios
sociales hostiles, el respaldo a una vida autónoma, el respeto a las decisiones individuales,
son manifestaciones de solidaridad que contribuyen positivamente al desarrollo humano
de las personas con discapacidad.

Los grupos focales también permitieron registrar otra faceta de la familia. En el entorno
comunitario y familiar también predominan prejuicios y visiones estigmatizantes de las
mujeres con discapacidad. Estas representaciones de la discapacidad tienen efectos
limitantes sobre la autonomía de las mujeres con discapacidad. Los cuestionamientos
al libre ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, el control sobre decisiones
vitales como la elección de la pareja, la crianza de hijos e hijas y la administración
del patrimonio, unido a los patrones socioculturales asociados a la “misericordia”, la
92

“caridad” y la “lástima”, exponen a las mujeres con discapacidad a situaciones de


diversas manifestaciones de violencias, a la vez que limitan su desarrollo pleno.

Se requiere trabajar arduamente con las familias y las comunidades, para concientizar
sobre los derechos de las personas con discapacidad y también para darles a ellas
herramientas para denunciar las situaciones de violencias.

Los espacios institucionales de la salud y la educación cumplen parcialmente con su


función de inclusión social cuando se trata de las mujeres con discapacidad. Los relatos
y debates que los grupos focales coincidieron en definir a esos espacios como inseguros
e intolerantes. Los obstáculos físicos dificultan de manera importante la accesibilidad
a los servicios (transporte, instalaciones, equipamiento), pero la falta de trato humano
y profesional fue señalada como principal factor de discriminación. En ausencia de una
formación adecuada, las personas profesionales en los servicios públicos reproducen los
estereotipos y prejuicios que prevalecen en la sociedad. La discriminación y la violencia
en estos ámbitos excluyen a las mujeres del acceso a oportunidades determinantes para
su desarrollo.

La ENADIS ha contribuido positivamente a la construcción de un conocimiento mejor


fundamentado sobre las condiciones de vida de las personas con discapacidad. Por
eso es imprescindible ampliar el sistema de información estadística de personas con
discapacidad. El país ya tiene camino recorrido hacia la unificación de un sistema
integrado de datos, procedentes de censos nacionales, registros administrativos y
otros instrumentos de recolección de información relevantes, que apuntan a visibilizar lo
invisible.

En materia de investigación, no sólo se observa la necesidad de realizar un estudio


integral de la ENADIS, sino también profundizar en los siguientes ejes temáticos, siempre
atendiendo la voz de las mujeres: pobreza; seguridad social, exigibilidad de derechos;
derechos sexuales y reproductivos, sistema de pensiones; empleo e ingresos; educación;
autonomía personal y participación política. Además, se hace urgente un estudio sobre la
institucionalidad costarricense y su rol en el desarrollo de las mujeres con discapacidad.
Para tales fines, es necesaria la participación activa no solo del CONAPDIS, como ente
rector de la discapacidad en Costa Rica, sino de la institucionalidad, particularmente en
las áreas de salud, educación, género.

SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA Y VIOLENCIA DE GÉNERO HACIA LAS MUJERES CON


DISCAPACIDAD A LA LUZ DE LA ENCUESTA NACIONAL DE DISCAPACIDAD (ENADIS, 2018)
93

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