El Hombrecillo de Vidrio

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Título de la edición original: «GRAMMATICA DELLA FANTASIA»

Traducción: Joan Grove Alvarez


Cubierta: Julio Vivas
Primera edición: noviembre de 1983
Copyright © 1973, Giulio Einaudi editore s.p.a, Turín.
Edición en lengua castellana,
Copyright © Editorial Argos Vergara, S. A.
Aragón, 390, Barcelona-13 (España)
ISBN: 84-7178-642-7
Depósito legal: B. 39800-1983
Impreso en España - Printed in Spain
Impreso por Imprenta Juvenil, S. A.
Maracaibo, 11 - Barcelona-30
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El hombrecillo de vidrio

Tomado un personaje, ya creado (como la Befana o Pulgarcito) o


producto de nuestra propia fantasía (como el hombre de vidrio, por decir
el primero que me viene en mente) sus aventuras se podrán deducir de
sus características, de acuerdo con una lógica fantástica o a una lógica real.
O de acuerdo con ambas.

Si aceptamos la propuesta del hombre de vidrio, éste tendrá que actuar,


moverse, entablar relaciones, sufrir accidentes, provocar sucesos,
atendiendo sólo a la materia de que está hecho.

El análisis de esta materia nos ofrecerá la regla del personaje.

El vidrio es transparente. El hombre de vidrio es transparente. Se le leen


los pensamientos en la cabeza. No necesita hablar para comunicarse. No
puede decir mentiras ya que se las verían en la cabeza, a menos que
lleve sombrero. Mal día, aquel en que todos los habitantes del país de
los hombres de vidrio empiecen a llevar sombrero, y empiecen a ocultar
sus pensamientos.

El vidrio es frágil. Por este motivo, la casa del hombre de vidrio deberá
estar toda tapizada. Las aceras estarán alfombradas con colchones.
Prohibido el apretón de manos (!). Prohibidos los trabajos pesados. El
auténtico médico del pueblo es el vidriero.

El vidrio puede ser de colores. Y lavable. Etcétera. En mi enciclopedia se le


dedica al vidrio cuatro grandes páginas, y casi en cada línea se
encuentra una palabra que podría tener un significado especial en la
historia de los hombres de vidrio. Todo está allí, en blanco y negro,
junto a una serie de informaciones químicas, físicas, industriales,
históricas, meteorológicas, etc. Cada cosa tiene su lugar asegurado en la
fábula.

El personaje de madera debe guardarse del fuego que puede quemarlo,


en el agua flota con facilidad, su puñetazo es seco como un bastonazo,
si lo atraviesan no muere, los peces no se lo pueden comer: justo todas
las cosas que suceden a Pinocho, porque es de madera. Si Pinocho fuese
de hierro le pasarían otro tipo de aventuras.

Un hombre de hielo, de helado o de mantequilla, puede vivir sólo en un


frigorífico, si no se funde: sus aventuras se sucederán entre el
congelador y la lechuga fresca.
Un hombre de papel vitela tendrá aventuras diversas a las de un
hombre de mármol, de paja, de chocolate, o de plástico; diferentes a las
de un hombre de humo, o de leche de almendras.

En este campo, el análisis comercial y el análisis fantástico coinciden


casi perfectamente. Y que nadie me venga con que con los vidrios lo
mejor que se puede hacer son ventanas, y con el chocolate los huevos
de Pascua, en lugar de fábulas: en este tipo de historias, más que en
otras, la fantasía juega entre lo real y lo imaginario, en un vaivén que
creo muy instructivo, y muy importante para llegar a dominar la
realidad, remodelándola.

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