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Proceso Fotosintetico

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Casi toda la vida en la Tierra depende de la luz solar.

Las plantas, algas y


algunas bacterias capturan la energía lumínica del sol y la convierten en
energía química a través de una serie de reacciones llamada fotosíntesis. Estos
organismos producen carbohidratos a partir de componentes básicos como el
agua y el dióxido de carbono del ambiente, y durante este proceso liberan
oxígeno. La fotosíntesis nutre a casi toda la vida en el planeta.
La fotosíntesis es un conjunto de reacciones químicas en la cual la energía
solar se convierte en energía química. La energía lumínica activa el
movimiento de electrones de moléculas que donan electrones a moléculas que
aceptan electrones. Pero, ¿qué moléculas? El agua es el primer donante de
electrones. El carbono en el dióxido de carbono es el aceptor final de
electrones. El dióxido de carbono se combina con otras moléculas para formar
carbohidratos, como el azúcar de tres carbonos llamado G3P. Los
carbohidratos se usan para hacer otras moléculas orgánicas que las plantas
usan para crecer y como fuente de energía para sostener sus vidas.
Un importante producto secundario de la fotosíntesis es el oxígeno. Vamos a
acercarnos al corte transversal de una hoja para ver más de cerca el centro de
acción de la fotosíntesis. Una hoja tiene varios tipos de células, como células
mesofílicas, células epidérmicas y ases vasculares. La mayoría de las células
en el medio de una hoja contienen grandes cantidades de cloroplastos. Los
pigmentos en los cloroplastos hacen que estas células sean verdes. Los
cloroplastos son los organelos donde ocurre la fotosíntesis. El dióxido de
carbono del aire entra a la hoja a través de pequeños poros, llamados estomas,
en la capa externa de la célula. El oxígeno que se forma durante la fotosíntesis
también sale de la planta a través de las estomas. La planta transporta
moléculas orgánicas producidas en las células de la hoja hacia otras células a
través del sistema de tuberías que se encuentra en los ases vasculares.
Veamos más de cerca un cloroplasto, el organelo donde ocurre la fotosíntesis.
La fotosíntesis consiste en dos conjuntos de reacciones químicas: las
reacciones luminosas y el ciclo de Calvin. Estas reacciones ocurren en
distintas regiones de los cloroplastos. Los cloroplastos contienen una serie de
discos encapsulados por una membrana llamados tilacoides, que están
rodeados por un fluido acuoso y transparente, llamado estroma. Las reacciones
luminosas se llevan a cabo en moléculas en las membranas de los tilacoides,
mientras las reacciones del ciclo de Calvin se llevan a cabo por moléculas en
el estroma.
Vamos a explorar estas regiones y sus funciones con más detalles. En la
membrana del tilacoide, las reacciones luminosas transforman la energía
lumínica en energía química. La energía lumínica impulsa la formación de
moléculas de ATP a partir de ADP, y de moléculas de NADPH a partir de
NADP+ y electrones. Durante este proceso, las moléculas de agua se dividen y
se forma el oxígeno, que puede ser liberado a la atmósfera. En el estroma, las
reacciones del ciclo de Calvin usan energía química de ATP y NADPH para
combinar dióxido de carbono del aire con moléculas orgánicas para formar
nuevas moléculas, como el azúcar G3P. ADP y NADP+ se reciclan y se
pueden usar de nuevo en las reacciones luminosas.
Las plantas aumentan su biomasa a través de la formación de estas nuevas
moléculas orgánicas. Las membranas tilacoidales contienen moléculas
especializadas que funcionan juntas para llevar a cabo las reacciones
luminosas. La luz es absorbida por complejos de pigmentos y proteínas
llamados fotosistemas. Hay dos fotosistemas: fotosistema I y fotosistema II.
Los fotosistemas transforman la energía lumínica en energía química al excitar
y transportar electrones de molécula a molécula, como en una cadena, en la
membrana tilacoidal. A este proceso se le llama una cadena de transporte de
electrones.
Veamos más de cerca cómo funciona este proceso. Primero, los fotones de luz
llegan a la clorofila, un pigmento que absorbe la luz en el fotosistema II. Los
electrones en la clorofila se excitan a un mayor nivel de energía. Los
electrones excitados pasan por un portador de electrones. Mientras tanto, el
agua se divide y libera electrones. Estos electrones reemplazan los electrones
perdidos en el fotosistema II. El producto secundario de esta reacción es el
oxígeno, que posteriormente se libera en el aire. Los otros productos son
protones o iones de hidrógeno, que se liberan dentro de los tilacoides o lumen.
Los electrones excitados pasan al complejo del citocromo. Parte de la energía
de los electrones la utiliza el complejo del citocromo para transportar protones
adicionales hacia el lumen. El segundo portador de electrones, una proteína
dentro del lumen, recibe los electrones y los pasa al fotosistema I. Estos
electrones ya han perdido la mayor parte de la energía recibida de la luz en el
fotosistema II. Los fotones de luz llegan a la clorofila en el fotosistema I y
excitan a los electrones nuevamente. Los electrones luego pasan al tercer
portador de electrones. Finalmente, estos electrones son reciclados o
interactúan con una enzima y con NADP, el aceptor final de electrones de las
reacciones luminosas, para formar NADPH. Parte de la energía de la luz ahora
está almacenada en la molécula reducida de NADPH. Parte de la energía
liberada por la transferencia de electrones ha establecido un gradiente de
protones a través de la membrana tilacoidal. Los protones que se acumularon
en el lumen se difunden hacia el estroma a través de una enzima llamada ATP
sintasa. La ATP sintasa usa la energía potencial del gradiente de protones para
combinar ADP con fosfato inorgánico para formar ATP. De esta manera, le
energía potencial se transforma en energía química almacenada como ATP.
ATP y NADPH ahora tienen energía almacenada a partir de las reacciones
luminosas. Esta energía se puede usar en el ciclo de Calvin. Esta cadena de
transporte de electrones activada por la luz suele ser continua en presencia de
la luz solar. Abarca una serie de reacciones químicas que incluyen absorción
de luz, conversión de energía y transferencia de electrones realizada por los
fotosistemas y otras enzimas en la membrana de los tilacoides.
El ciclo de Calvin ocurre en el estroma del cloroplasto, el fluido acuoso y
transparente que rodea los tilacoides. Es útil dividir el ciclo de Calvin en tres
fases: fijación, reducción y regeneración. En la primera fase, el carbono
inorgánico, en forma de dióxido de carbono del aire, se incorpora en
moléculas orgánicas, un proceso conocido como fijación de carbono. Tres
moléculas de dióxido de carbono reaccionan con tres moléculas de ribulosa
bisfosfato (RuBP) para producir seis unidades de una molécula de tres
carbonos llamada 3-PGA. La enzima RuBisCO cataliza esta reacción. En la
segunda fase, las moléculas orgánicas aceptan electrones, un proceso llamado
reducción. Las seis moléculas de 3-PGA usan seis moléculas de ATP y seis de
NADPH, la cual almacena energía de las reacciones luminosas, para generar
seis moléculas de G3P. Las moléculas G3P contienen más electrones y tienen
más energía potencial que 3-PGA. Una molécula de G3P sale del ciclo. Se
puede usar para hacer otras moléculas orgánicas. En la tercera fase, la fase de
regeneración, un gran conjunto de reacciones usa las otras cinco moléculas de
G3P y energía de tres moléculas de ATP para producir tres moléculas de
RuBP. Con la RuBP reformada, el proceso puede empezar de nuevo.
Nótese que, en el ciclo de Calvin, la energía de ATP y NADPH producida en
las reacciones luminosas se usa para generar una molécula G3P a partir de tres
moléculas de dióxido de carbono. En este proceso, los electrones que pierde la
NADPH son aceptados por los carbonos de las moléculas de dióxido de
carbono, que son los aceptores finales de electrones de la fotosíntesis.
El G3P, el producto neto del ciclo de Calvin, se puede usar para generar otras
moléculas orgánicas, como sacarosa o almidón. La sacarosa que producen las
células de las hojas se transporta a través de los haces vasculares hacia otras
partes de la planta, como los tallos y raíces. Las células de las hojas también
pueden producir almidón para almacenar energía a largo plazo. En general, las
moléculas generadas por la fotosíntesis proporcionan el sustento y los
elementos vitales que permiten que las plantas crezcan. A nivel mundial, la
fotosíntesis produce un estimado de 150 mil millones de toneladas métricas de
carbohidratos al año y es responsable del oxígeno de nuestra atmósfera, lo que
lo convierte en uno de los procesos químicos más importantes para la vida en
la tierra.

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