Formación Etica para Un Desarrollo Sustentable

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Revista de Ciencias Sociales (Ve)

ISSN: 1315-9518
[email protected]
Universidad del Zulia
Venezuela

Díaz, Jazmín; Montaner, Jessica; Prieto, Marielina Formación ética para un desarrollo sustentable
Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XIII, núm. 1, enero-abril, 2007, pp. 159-171 Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela

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Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XIII, No. 1, Enero - Abril 2007, pp. 159 - 171
FACES - LUZ  ISSN 1315-9518

Formación ética para un desarrollo sustentable


Díaz,
Jazmín* Montaner,
Jessica** Prieto,
Marielina***
Resumen
Partiendo de que el desarrollo sustentable requiere para su consecución individuos con una
conciencia éti- ca, el presente trabajo explora la ética que la Escuela de Administración y Contaduría Pública
de FCES-LUZ con- templa, transmite y exige en la formación de sus egresados. Se efectuó análisis de
documentos rectores. Se encon- tró que, los conceptos éticos están prácticamente ausentes de la normativa
universitaria dirigida al componente es- tudiantil y cuando aparecen son etéreos. Adicionalmente, los
alumnos no consideran la ética como valiosa, ni para ellos, sus profesores, personal de apoyo o autoridades.
Se concluye que los estudiantes manejan una ética utilitaria, donde el fin justifica los medios. Esta
percepción se refuerza por un medio universitario con valores pragmáticos que jerarquiza los resultados por
encima de los medios utilizados para alcanzarlos, no promoviendo el desarrollo de individuos responsables,
ni concientizados de su papel en la sociedad; características estas indispensables para la evolución hacia una
sociedad más justa y equitativa, es decir un desarrollo sustentable.
Palabras clave: Desarrollo sustentable, etica, formación estudiantil, universidad.

Ethical Formation for Sustainable Development


Abstract
Since sustainable development requires for its achievement an ethical conscience on the part of the
people, this paper examines the ethics that the School of Administration and Public Accounting FCES-LUZ
articulates, transmits and demands in the professional formation of its graduates. Documentary research of
principle documents was undertaken. It was found that ethical concepts are almost inexistent in the
university student normative and when they did appear, they were ethereal concepts. In addition, students do
not believe ethics to be of value, either for them or for their professors, staff personal or authorities. It was
concluded that students handle utilitarian ethics, where the results justify the means. This perception is
enforced by pragmatic values which give more importance to the results rather than the means, while failing
to support the development of individuals who are responsible for their actions, or aware of their role in
society; fundamental characteristics for the execution of a sustainable development model, as a strategy for
the evolution of society towards a state of equality and fairness.
Key words: Sustainable development, ethics, student formation, university.

Recibido: 06 – 03 – 14 Aceptado: 06 – 11 – 02
* Dra. en Ciencias Gerenciales. Investigadora del Centro de Estudios de la Empresa de la Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia (LUZ), PPI (Fonacit), Profesora de LUZ.
E-mail: [email protected]
** Licenciada en Administración, Colaboradora del CEE.
*** Licenciada en Administración y Colaboradora del CEE.

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Formación ética para un desarrollo sustentable
Díaz, J.; Montaner, J.; Prieto, M.

Introducción sustentable
como
Durante muchos años, el concepto de condición sine-
desarrollo utilizado por las naciones, estaba qua-non para
exclusivamente relacionado con los aspectos lograr las
tecnológicos, científicos y económicos, los aspiraciones
cuales, como plantea Morin (2000), se pretendidas de
consi- deraban suficientes para remolcar, una vida más
como una locomotora, los vagones de todo jus-
el tren del de- sarrollo humano, es decir
libertad, democra- cia, autonomía y
moralidad. Sin embargo, ese tipo de
desarrollo no ha sido capaz de dar res-
puesta a la evidente inequidad que existe en
el mundo actual, ya que al trabajar sólo
ciertas perspectivas (tecnológicas,
científicas y eco- nómicas) olvida uno de los
más importantes aspectos: el humano, sin el
cual, como plantea Kliksberg (1997), los
avances económicos no poseen la
sustentabilidad necesaria para man- tenerse
en el tiempo.
Partiendo de la necesidad de incluir el
factor humano como variable decisiva en un
desarrollo integral, fue concebida la idea de
un desarrollo sustentable; que aún cuando,
viene gestándose desde la década de los
sesen- ta, es en los ochenta cuando se
difunde como concepto (Arias, 2003). El
desarrollo susten- table o sostenible
(dependiendo del autor que lo plantee) se
convierte en el año 1987 en una estrategia,
propuesta por la Comisión Mun- dial para el
Medio Ambiente de la Organiza- ción de las
Naciones Unidad (ONU), la cual según
Chávez (1997) plantea un principio éti- co
que propicia el desarrollo de la generación
presente sin comprometer la capacidad de
las generaciones por venir en la satisfacción
de sus propias necesidades.
Ese principio, implica un componente
axiológico en las generaciones responsables
de llevar a la práctica el desarrollo
ta y equitativa. Por esta razón, tal estrategia de desarrollo requiere para su
viabilidad la for- mación de individuos con una conciencia éti- ca que les
obligue a pensar en el colectivo, en las consecuencias de sus actos y a
responsabi- lizarse por ellos.
Ahora bien, ese saber ético no es es- pontáneo, requiere trabajarlo
desde el hogar y en todos los estratos de la educación formal de cada
ciudadano. Alcanzar este objetivo ameri- ta la inclusión de contenidos
éticos en todos los niveles del espectro educativo, de forma tal que se
promueva una ética para la sustenta- bilidad que permita la “…necesaria
reconci- liación entre la razón y la moral de manera que los seres
humanos alcancen un nuevo estado de conciencia, autonomía y control
sobre sus modos de vida, haciéndose responsables de sus actos, hacia sí
mismos, hacia los demás y hacia la naturaleza en la deliberación de lo
jus- to y lo bueno” [Programa de las Naciones Uni- das para el Medio
Ambiente (PNUMA), 2002:7].
El tercer, cuarto y quinto nivel de ese
espectro educativo, se recibe en las universi- dades, por lo tanto estas
instituciones juegan un papel preponderante en la formación ética de sus
futuros profesionales de manera tal que si no son capaces de transmitir
los principios y valores necesarios para hacer progresar el de- sarrollo,
consiguiendo que la juventud tenga una percepción favorable con
respecto al mis- mo, el futuro de éste puede verse seriamente
comprometido dificultando el desarrollo de individuos responsables,
concientizados de su papel presente y futuro dentro de la sociedad
(UNESCO, 1998).
De esta manera, partiendo de la premi-
sa anterior, el presente trabajo tiene como pro- pósito explorar la ética
que la Escuela de Ad- ministración y Contaduría Pública de la Fa- cultad
de Ciencias Económicas y Sociales
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(FCES) de la Universidad del Zulia (LUZ), por Casali,


contempla, transmite y exige en la 2002:15) hasta
formación de sus egresados. Se efectuó la visión
análisis docu- mental, desde la Constitución actual,
hasta los planes curriculares de la Escuela
de Administración y Contaduría Pública de
la FCES en la bús- queda de contenidos
orientadores de la con- ducta ética que debe
exhibir el estudiante de la escuela.

1. Ética

El ethos, según la visión aristotélica


significa temperamento, carácter, hábito,
modo de ser (Escobar, 1992); pero ese
carác- ter o modo de ser se refiere al hombre
en socie- dad, ya que la ética no tiene
sentido lejos del individuo, por el contrario:
existe a partir del hombre y constituye una
conquista del mismo a través de su vida.
Para Follari (2003) la ética no es solo
un código moral de conductas permitidas y
prohibidas, tampoco es simplemente la idea
de comportarse bien de una manera conven-
cional y sin transgresiones, sino que la ética
es siempre el efecto de un ser-con–otros
que, de alguna manera, depende del
relativismo cultu- ral, de las creencias,
supuestos básicos, acuer- dos, principios,
credos o filosofías que se en- cuentran
inmersas en cada grupo humano.
A lo largo de los siglos, el concepto
de ética ha evolucionado, pasó por una
visión ab- solutamente moralista (kantiana)
con el deber ser por encima de toda
consideración; por una utilitaria (resultados)
con defensores como Milton Friedman
cuando sostenía que si no era ilegal, estaba
bien, muy propio de la mo- dernidad y la era
industrial capitalista; la ética hermenéutica,
esa “mediación histórica’ de lo normativo
valorativo con la respectiva situa- ción
práctica y el saber moral” (Maliandi cita- do
con matices de postmodernidad que se orienta a una profundización de la
práctica ética como una forma de legitimarse las instituciones ante la
sociedad (Cortina, 1994).
Sostiene García (2002), refiriéndose a los tiempos que corren, que
la conducta no éti- ca además de poner en peligro la supervivencia de las
organizaciones, impide disfrutar de una vida buena y bien convivida: “El
ser humano no sólo aspira a la tecnoutopía: aspira a vivir socialmente
bien. Intenta que su vida sea la me- jor de las posibles: una buena vida,
una vida buena, una vida bien vivida, una vida convivi- da” (García,
2002:13). Estas son aspiraciones éticas del hombre en sociedad. Esa
orientación del autor, tiene que ver con la acepción actual de la ética
aplicada a las distintas disciplinas (Cortina, 1993), buscando una
transdiciplina- riedad en el tratamiento de la ética y una trans- versalidad
en su estudio como única forma de incorporarla a la vida cotidiana.
Finalmente, al hablar de los giros ac-
tuales de la ética, debemos tocar lo que Apel (1985) ha dado en llamar La
Ética Ecologista ante La Condición Postmoderna del Postcon-
vencionalismo donde, de alguna manera, ante la crisis ecológica que vive
el orbe, se plantea la necesidad de un punto de vista ético supe- rior para
abordar la crisis ecológica. Pareciera que esta visión deja atrás, al menos
para el fin único de salvar el planeta donde vivimos, el utilitarismo y el
relativismo cultural que plagó la ética en las últimas décadas,
retomándose el concepto aristotélico de una suprema ética por el bien
común.

2. Desarrollo sustentable

Como se planteó anteriormente, a par- tir de los 80 muchos autores


se han dedicado al tema del desarrollo sustentable, y a los aspec- tos
éticos involucrados. Para Arias (2003) se
Formación ética para un desarrollo sustentable
Díaz, J.; Montaner, J.; Prieto, M.

configura en todos los ámbitos como la signi- fique el


nueva estrategia de desarrollo que nos malestar de
permitirá al- canzar niveles de vida más otros y que en
justos y equitati- vos, en los que se conjugue el largo pla- zo
una protección y uso responsable de los se convertirá
recursos naturales con un incremento en los en un daño
niveles de bienestar de la mayoría de la para todos.
población y un crecimiento eco- nómico
sostenido. Agrega el autor que esto supone
una integración de esfuerzos y com-
promiso por parte del Estado, comunidad
científica, iniciativa privada, organizaciones
no gubernamentales y sociedad civil en
gene- ral, universidades incluidas.
Este nuevo concepto de desarrollo pro-
mueve una alianza entre economía-humani-
dad-ambiente, fundamentándose en bases
éticas que indican que debe cambiarse la idea
de su- bordinación de hombre-naturaleza a la
econo- mía, por aquella que arraigue una
cooperación entre ellos, que permita un
desarrollo a corto y largo plazo, para lo cual se
requiere de un gran sentido sinérgico, es decir,
los tres actores men- cionados deben funcionar
de forma interdepen- diente, de manera tal que
se puedan ir minimi- zando los destrozos que
han venido causando las clases convencionales
de desarrollo.
En la actualidad existen muchos
inten-
tos para difundir las ventajas de este modelo
que permitirá paralelamente, un desarrollo
económico y social, lo cual se traducirá,
como apunta Kliksberg (2002) en un real
desarrollo. Agrega también este autor que
para la imple- mentación y éxito de un
modelo que permita la sustentabilidad del
desarrollo, debe existir una participación
activa de la comunidad afectada,
entendiéndose ésta como la humani- dad
entera. Es imperativo que los seres huma-
nos conciban la importancia de aliarse para
un bienestar común, es decir, aquél que no
Lo anteriormente expuesto, lleva a considerar que es necesaria una
formación axiológica sólida que permita internalizar el concepto de
bienestar para todos; se requiere formar a la humanidad en valores, es
decir aquellos: “Aprendizajes estratégicos relativa- mente estables en el
tiempo de que una forma de actuar es mejor que su opuesta para conse-
guir lo que se desea” (García y Dolan, 1997:63). Sin embargo, según
estos autores, no todos los valores son iguales: existen valo- res finales,
los cuales representan nuestros ob- jetivos existenciales, y valores
instrumentales (medios operativos que utilizamos para alcan- zar los
valores finales). Convertir un instru- mento en la finalidad de nuestras
vidas, puede llevar a la destrucción.
Basado en el planteamiento preceden-
te, se puede reflexionar sobre cómo se ha veni- do concibiendo el
desarrollo; se hace evidente que en el pasado en un intento de lograr bie-
nestar para la humanidad se ha confundido la naturaleza de los valores,
sustituyendo los va- lores finales por los instrumentales, trayendo como
consecuencia que valores instrumenta- les como el dinero o la tecnología
hayan susti- tuido valores finales como la felicidad o el bienestar.
Entonces, la atención debe dirigir- se, a lograr en la humanidad una
profunda comprensión y distinción de valores, para así enrumbar el
camino hacia un desarrollo en el cual se utilicen los medios para alcanzar
los fi- nes deseados y no donde los medios se con- viertan en meros fines.
En este sentido, plantea el Banco Inter-
americano de Desarrollo (BID, 2005) que América Latina tiene sed de
ética y de desa- rrollo: una ética que opere realmente en las instituciones
y un desarrollo realmente sus- tentable e inclusivo. La sociedad civil está
cada vez más articulada y la opinión publica más activa y participativa
exigiendo, por to-
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das las vías posibles, que se incorpore a la Cuando


agenda los grandes desafíos éticos se habla de
pendientes de la región. educación se
en- globa todos
3. La Educación ética los niveles en
como variable dentro de los que ésta se
un desarrollo cons- tituye
sustentable (preescolar,
primaria,
En el año 2005 y promovidos por el secundaria y
BID, comenzaron a llevarse a cabo, de su-
manera virtual, diálogos sobre
responsabilidad social universitaria. Plantea
el grupo que “Una de las misiones de la
Iniciativa es promover la inte- gración a los
currículos educativos de la ense- ñanza de la
ética para el desarrollo e impulsar
programas sistemáticos que hagan de la
Uni- versidad un auténtico lugar de
formación para profesionales socialmente
responsables, líde- res éticos de su
comunidad” (BID, 2005:1). Agregan que
“La Responsabilidad Social Universitaria es
la clave para lograr un verda- dero cambio
en la enseñanza superior en América Latina,
a fin de que los futuros líde- res y
profesionales de la región tengan siem- pre
en mente la ética y el desarrollo participa-
tivo como brújula en su vida laboral”
(BID,2005:1).
Sirva lo anterior de preámbulo para
en-
tender la importancia que tiene la formación
ética en los niveles universitarios. La Educa-
ción en general, es considerada por Follari
(2003) como la mayor posibilidad de
recom- poner la ética, por la cantidad de
personas que pasan por ella, por la cantidad
de horas que implica y por el peso del
lenguaje; es decir, no es un objetivo de la
educación servir desde la ética a la sociedad,
sino que es un objetivo de la sociedad el que
la educación ayude a re- construir la ética.
perior); por lo tanto, educar en valores, evi- dentemente, recorre
transversalmente todo el espectro educativo. Por otra parte, sería pre-
suntuoso considerar que las universidades tie- nen la responsabilidad de
formar a los jóvenes éticamente, teniendo en cuenta, tanto la for- mación
anterior, como el porcentaje relativa- mente pequeño que logra llegar y
luego gra- duarse en ellas (Chaves, 2002). Sin embargo, ésta limitante no
exime a la universidad de la responsabilidad de preparar jóvenes
profesio- nales que serán los futuros gestores de las po- líticas de
desarrollo del mundo. En atención a lo anterior, cabe entonces
preguntarse, qué tanto contribuyen las universidades a la re- construcción
de la ética, O si por el contrario, tal como lo señala Valleys (2003) en qué
me- dida los saberes transmitidos desde la univer- sidad participan de y
reproducen las injusti- cias del mundo actual.
Para Valleys (2003), las universidades
son parte del problema del mal desarrollo mun- dial, porque son ellas las
que han ido formando los profesionales responsables de las políticas
macroeconómicas de desigualdad creciente en las últimas décadas, que
han hecho del desarro- llo una palabra hueca. En este sentido, se hace
necesario conocer si las instituciones de educa- ción superior están
desempeñando plenamente su función, educando y formando a graduados
con valores tanto instrumentales como finales que puedan contribuir a la
consolidación del orden social (UNESCO, 1998). A priori, pare- ciera
que la realidad desmiente estos hermosos postulados, ya que como
plantea Valleys (2003), el verdadero desarrollo se ha converti- do en un
mito.
Podría decirse entonces, que el para-
digma educativo vigente hasta ahora, no ofre- ce ya respuestas a las
nuevas realidades, lo cual lleva a pensar en la necesidad de substi- tuirlo
por uno que si las brinde. En este orden
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de ideas, y con la finalidad de construir este que es


nuevo paradigma, la UNESCO en la Confe- ineludible: no
rencia Mundial sobre la Educación Superior, se puede
otorgó participación a los clientes continuar mi-
principales de ésta: los estudiantes, quienes
opinaron que “El éxito de la educación
superior depende de su espíritu de dar
apertura para ayudar a los jó- venes a
entender mejor el mundo y a adquirir
mediante la educación una autonomía que
les permita prestar su contribución a la
sociedad” (UNESCO, 1998: 34).
Casali (2003) considera que la totali-
dad de la sociedad está necesitando en for-
ma urgente que la universidad, como una
de las instituciones pilares en la formación
de los ciudadanos, asuma un compromiso
ma- yor con la ética y los valores. Agrega el
au- tor que esta priorización de la
enseñanza de la ética, no sólo afecta a las
instituciones de formación de líderes
gerenciales en niveles de post-grado, sino a
la universidad en todas sus carreras. Por su
parte, el rector de la Uni- versidad
Metropolitana de Caracas, Dr. José Moreno
León plantea lo siguiente: “El obje- tivo
fundamental del nuevo sistema educati- vo
debe ser el formar un ciudadano ejemplar
por su conciencia cívica, su elevado valor
ético, de solidaridad, asociatividad y de
compromiso proactivo con la nueva visión
del desarrollo, y con las habilidades para
mantenerse en un proceso continuo de
aprendizaje y formación” (Moreno citado
por Casali, 2003). Tal es el nuevo paradig-
ma que universidades en el país están plan-
teando.
Finaliza Casali (2003) mencionando,
que el tema de la formación ética de la co-
munidad tiene que ser tomado de una forma
distinta, dándole una importancia mucho
más marcada. Aquí la educación y en parti-
cular la universidad tiene un rol a cumplir
rando hacia el costado. La ética y los valores deben llegar a ser elementos
que tiñan toda la currícula y que involucre a todos aquellos que estén
vinculados con la formación de los estudiantes. Tiene que ser
transdiscipli- naria y transversal. Este es un gran desafío de trabajo que
tienen hoy las universidades.
Fuenmayor (2003), en franco apoyo a las ideas de Casali (2003),
plantea un reto éti- co que tienen las universidades venezolanas, a fin de
convocar a la formación de un hombre más humano que convierta
nuestras institu- ciones en centros ideológicos de elaboración alterna ante
el proceso de deshumanización puesto en marcha en el planeta desde
hace ya algún tiempo. Evidentemente, esto tiene una fuerte relación con
las consideraciones de la UNESCO y sus tres postulados, (calidad, per-
tinencia y equidad) para un modelo educativo sustentable. En este
sentido, atiende a ideas aportadas por estudiantes que participaron en la
Conferencia de 1998, sobre estrategias a aplicar en las distintas áreas del
conocimiento impartidas en las universidades, entre las cua- les resalta el
fomento de “... una deontología empresarial que pueda incluirse en los
planes de estudios, habida cuenta de su pertinencia en las cuestiones
relacionadas con el desarro- llo” (UNESCO, 1998:16).
Esta deontología empresarial no es más
que un compendio de valores que debe guiar la gestión de los que
tomarán las decisiones en cuanto a las políticas económicas del mañana.
Desde esta perspectiva, la universidad puede considerarse como uno de
los espacios socia- les más estratégicos para impulsar una con- ciencia
ética que permitirá sentar las bases para un desarrollo sustentable que
transfor- mará las visiones de aquellos que según Morin (2000) el viejo
modelo de desarrollo ha con- vertido en subdesarrollados mentales,
psíqui- cos y morales.
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4. Contenidos éticos explícitamente,


en los documentos dirigidos al estos concep-
componente estudiantil de LUZ tos en su
formación. Se
La actual Constitución Nacional hace énfasis en
(1999), establece que la educación es un una educación
servi- cio público y está fundamentado en el pluralista que
respeto a todas las corrientes del permita
pensamiento, con la finalidad de desarrollar explorar el
el potencial creativo de cada ser humano y
el pleno ejercicio de su personalidad en una
sociedad democrática ba- sada en la
valoración ética del trabajo (Art.102) por lo
cual, la educación estará a cargo de personas
de reconocida moralidad y comprobada
idoneidad académica. Asimis- mo, la carta
magna señala que a los efectos de su
ingreso, ascenso y permanencia en el siste-
ma educativo, los docentes deberán
someterse a una rigurosa evaluación que
responda a cri- terios de evaluación de
méritos sin injerencia partidista o de
cualquier otra naturaleza (Art. 104).
Igualmente, obliga al Estado a velar por el
cumplimiento de los principios éticos y le-
gales en las actividades relacionadas con la
in- vestigación científica, humanística y
tecnoló- gica (Art. 110). Lo anterior
pretende garanti- zar que la educación se
oriente a la búsqueda del saber, libre de
prejuicios o criterios sesga- dos,
estableciendo principios y valores en la
formación integral de individuos, generando
en estos una conciencia social de participa-
ción ciudadana.
Con respecto a la educación superior,
en la Constitución Nacional sólo se
menciona que estará dirigida a la formación
integral del alumno y a su capacitación para
una función útil a la sociedad. Llama la
atención, que con respecto al académico se
exige una conducta moral y ética, pero con
respecto al estudiante, no se incluyen
potencial creativo generando una conciencia ética del trabajo, sin
embargo, al hablar espe- cíficamente del estudiante, se reconoce la ne-
cesidad de capacitar un individuo útil para la sociedad, es decir, apto para
hacer una cosa, sin hacer mención a las actitudes y conductas que el
alumno debe exhibir para que pueda ge- nerar, así como formar parte, de
una sociedad orientada al desarrollo sustentable.
De acuerdo con la Ley de Universida- des (LU, 1970), la
enseñanza universitaria se inspirará en un definido espíritu de demo-
cracia, de justicia social y de solidaridad hu- mana, y estará abierta a
todas las corrientes del pensamiento universal (Art. 4) debido a que,
según la misma ley, la universidad es fundamentalmente una comunidad
de inte- reses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea
de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre
(Art. 1).
De conformidad con lo dicho anterior-
mente en la LU se establece que los alumnos están obligados a asistir
puntualmente a las clases, trabajos prácticos y seminarios, así como,
mantener un espíritu de disciplina en la Universidad colaborando con sus
autori- dades para que todas las actividades se reali- cen normal y
ordenadamente dentro del re- cinto universitario, tratando respetuosamen-
te al personal universitario e igualmente a sus compañeros, cuidar los
bienes materiales de la universidad siendo guardianes y defenso- res
activos del decoro que deben prevalecer como normas del espíritu
universitario. Igualmente esta ley señala que los alumnos que no cumplan
tales obligaciones serán san- cionados, según la gravedad de la falta, con
pena de amonestación, de suspensión tempo- ral, de pérdida del curso o
expulsión de la universidad, de acuerdo con lo que establez- can los
reglamentos respectivos.
Formación ética para un desarrollo sustentable
Díaz, J.; Montaner, J.; Prieto, M.

En este sentido se puede decir, que psicosocial del


tan- to en la Constitución Nacional como en alumno (LUZ,
la Ley de Universidades se reconoce la 1997).
importancia de la educación para la También, debe
formación de indivi- duos íntegros con una ofrecerle una
conciencia ética moral, con conciencia de forma- ción
participación ciudadana; sin embargo, en la integral que
Ley de Universidades no se refleja, definen responda a las
o establecen valores éticos que deben ser exigencias del
impartidos y/o exigidos al estu- diante, sino
una especie de código de conduc- ta que
describe una serie de obligaciones que éste
debe cumplir.
En el caso específico de la
Universidad
del Zulia, en el documento denominado
Filo- sofía de Gestión (1994) se entiende la
ética como “la conducción de las
actividades con estricto apego a altos
principios morales que se expresan en la
consideración del bien como cimiento de la
felicidad individual y en la ob- tención
plena de su compromiso con la socie- dad
venezolana”. En este mismo orden de ideas,
LUZ se identifica con los siguientes va-
lores: democracia, solidaridad, autonomía,
responsabilidad, excelencia, liderazgo y
leal- tad (LUZ, 1994: 11-13).
En 1997, se emite una nueva
Filosofía
de gestión donde se plasman una serie de
obje- tivos estratégicos e institucionales
entre los cuales se destaca: “Conducir un
proceso de formación de un profesional
hábil y útil para ubicarse en un mundo
competitivo, globaliza- do, integrado,
regionalizado en proceso acele- rado de
transformación, con base en resulta- dos de
una educación con calidad y pertinen- cia
social” (LUZ, 1997:12). Así mismo, den- tro
de las estrategias institucionales se propo-
ne la promoción de los valores
institucionales y el fortalecimiento de
programas para el de- sarrollo bio-
mundo contemporáneo y le capacite para en- frentar los retos futuros
(C.U, 1997).
Llama la atención lo reiterado del con- cepto de individuo útil, al
cual LUZ le añade el de hábil, énfasis neoliberales más relaciona- dos
con instrucción que con formación, y que definitivamente no comprenden
valoraciones éticas.
La operacionalización de la filosofía supuso la elaboración de un
Plan de Desarrol- lo Estratégico (1996-2000). Sin embargo, este
documento, a pesar de fundamentar su activi- dad en los más sólidos
principios éticos, esta- blecía la importancia ni la forma de transmitir
contenidos éticos al estudiante, sino la forma- ción de un individuo capaz
de afrontar las exi- gencias de una sociedad globalizada.
Más recientemente, fue emitido otro documento por la Comisión
Operativa para la Transformación de LUZ (COTLUZ, 2004) el cual se
titula Ética, Moral y Valores en el con- texto de la Transformación y el
Desarrollo Humano, donde se presenta una nueva misión y visión de la
Universidad del Zulia formulada por dicha comisión en el año 2003, que
bási- camente repiten los principios éticos que sus- tentan a la institución,
e incluye “...formación integral de profesionales, capacitados para in-
teractuar con independencia y asertividad en sociedades globales y con
capacidad para lle- var adelante los cambios que el país necesita que
contribuyan a elevar la calidad de vida de los ciudadanos y su desarrollo
humano” (COTLUZ, 2004:26).
Tanto la nueva misión como la visión,
están impregnadas de contenidos éticos que buscan formar un individuo
integral, que sea capaz de participar y propiciar un desarrollo sustentable
o sostenible; pero como se ha ve- nido mencionando, son simples
enunciados, o planteamientos estratégicos que no llevan im- plícitos
tácticas que permitan lograrlos, es de-
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cir, lo preocupante es que no sólo se percibe Administración


poca presencia de contenidos éticos en los y Contaduría
do- cumentos de LUZ, sino que además, Pú- blica para
cuando están presente, no se establecen transmitirlos a
mecanismos claros para la difusión e sus estudiantes.
implementación real. Fue- ra de este
Adicionalmente, todos los saludo a la
documentos que se emiten apuntan a lo que bandera
debe ofrecérse- le al alumno, sin embargo, representado
no se encuentran contenidos que orienten por los
al estudiante sobre cómo debe ser su actitud contenidos
y/o conducta dentro y fuera de la institución. axiológicos de
Se dirigen al fin, sin explicar los medios los planes
para alcanzar esos fines. En cuanto a la curri-
revisión efectuada a los planes curriculares
para las carreras de Admi- nistración y
Contaduría Pública (1994) de LUZ, se
encontró que ambos se proponen cul- tivar e
igualmente acrecentar valores de iden-
tidad, solidaridad, humanización e igualdad
de opciones, así como de responsabilidades
en
los futuros profesionales.
Ambos planes se encuentran confor-
mados por los valores preferibles y
deseables en el comportamiento de los
licenciados, cuya actitud debe basarse en la
consideración de los valores y de la ética.
Con base en la importan- cia que se le
adjudica a la variable ética se de- finen los
valores que deben orientar a los pro-
fesionales en Administración y Contaduría
Pública, como: confianza, educación para
de- senvolverse eficientemente, espíritu de
servi- cio, solidaridad, autoestima y
pensamiento ganar-ganar.
En términos generales, ambos planes
curriculares están basados en fundamentos
axiológicos similares; no obstante, estos
fun- damentos están expresados de manera
muy genérica que no permiten percibir la
vía o vías que utiliza la universidad,
específicamente la Escuela de
culares, no se observa otro esfuerzo de la Fa- cultad de Ciencias
Económicas y Sociales en general, o de la Escuela de Administración y
Contaduría Pública en particular para generar conductas éticas en el
estudiantado de la Es- cuela. Y menos aun, se le exigen conductas éticas
al alumnado que quiera ingresar o per- manecer en la institución.
Otro documento que pudiera y debiera servir de guía al estudiante
de LUZ es la Guía del Estudiante (2003) ya que es un material in-
formativo, cuyo objetivo es facilitarles el co- nocimiento en cuanto a la
institución, trámites y procesos que la actividad académica exige
regularmente. La Secretaría de LUZ al publi- car esta clase de material
pretende contribuir al desarrollo de una comunidad estudiantil co-
nocedora de sus deberes y derechos.
Siendo esta guía, la fuente de infor- mación más directa a la cual
los estudiantes tienen acceso, es un excelente instrumento para
orientarlos, tanto en los aspectos prác- ticos como éticos. Sin embargo,
resulta bas- tante preocupante la poca o nula presencia de contenidos
éticos que orienten la conduc- ta de los alumnos. Más aun, lejos de orien-
tarlos, un crítico aguzado podría concluir que los desorienta: En este
sentido, llama especialmente la atención, la forma en la cual se
encuentran redactados los deberes y derechos estudiantiles.
Se plantea que el estudiante tiene el de-
ber de luchar para que se haga realidad su for- mación profesional, por la
participación en la conducción de la universidad, por la aplicación de una
adecuada y correcta administración de la justicia universitaria, por su
verdadera pro- tección social, entre otros. En contraparte, se contempla
que los estudiantes tienen como de- recho ingresar a la educación
superior, partici- par en la conducción universitaria, disentir,
Formación ética para un desarrollo sustentable
Díaz, J.; Montaner, J.; Prieto, M.

discutir, y desarrollar una visión crítica, ade- La


más tienen derecho a una protección social. ausencia de
Lo interesante no es exponer los diez estos aspectos
deberes y derechos que se contemplan en la puede en
guía, lo peculiar es la evidente repetición de algunos casos
ítems con diferentes títulos (deberes y dere- crear una
chos) cuando en realidad no se hace confusión tal,
distinción clara entre ambos. A manera de que los
ejemplo: si los estudiantes tienen el derecho estudiantes
a la protección social y económica, ¿por qué podrían
además tienen el deber de luchar por ella?. interpretar que
Porque se les reco- nozca ese derecho. El su función
ejemplo apunta a escla- recer cuál es la
función que realmente está cumpliendo la
Guía del Estudiante.
Resulta alarmante observar la
cantidad
de veces que se plantea el deber de luchar
por diversas metas consideradas en la guía
como prioritarias; se supone que este
material es co- nocido por todos aquellos
que hacen vida es- tudiantil en la
Universidad del Zulia, por con- siguiente,
todos sus planteamientos deberían ser
congruentes con la filosofía y valores de
gestión de la institución como herramienta
de difusión y formación. No obstante, no
existe vinculación entre sus planteamientos
y la mi- sión de ser de una institución
fundamentada entre otras cosas en los más
sólidos principios de ética y excelencia.
La guía del estudiante no plantea
debe-
res que apunten a un comportamiento ético
basado en valores como la responsabilidad,
puntualidad, honestidad, respeto (hacia la
ins- titución, profesores, compañeros,
personal o si mismos), deja al libre albedrío
de los estu- diantes la forma de
desenvolverse dentro de la institución. Esto
no quiere decir que el alum- nado adoptará
irremisiblemente conductas desfavorables,
pero los priva de una orienta- ción a la cual
sí tienen derecho.
básica en la universidad no es la de estudiar sino más bien la de luchar y
defenderse, pare- ciera que esta guía lejos de constituir un mate- rial que
permita orientar el comportamiento de la comunidad estudiantil, se ha
constituido en una declaración en la cual se puede percibir cierto grado
de violencia en la forma en la que se encuentran redactados los deberes y
dere- chos. Tal parece que la universidad y el estu- diante son
contrincantes en una misma pelea, en la que la institución priva al
estudiante de sus derechos por lo que éste se ve obligado a luchar por
ellos.
Este material que se editó con la inten-
ción de informar a los estudiantes sobre todos los aspectos relacionados
con su vida acadé- mica no contiene planteamientos dirigidos a crear una
conducta ética; los deberes y dere- chos expuestos son bastantes vagos
sin un contenido que propicie que los estudiantes co- nozcan el privilegio
y compromiso de perte- necer a la institución; por otra parte, alumnos
formados bajo la convicción de sólo luchar y defenderse difícilmente
contribuirán positi- vamente a un desarrollo de tipo sustentable.
Después del análisis efectuado nos pre- guntamos: ¿Está la Escuela
de Administra- ción y Contaduría formando individuos con una
conciencia ética orientada hacia la conse- cución de un desarrollo
sustentable?. De acuerdo al análisis previo: No. Son muy po- cos, por no
decir ninguno, los contenidos éti- cos dirigidos al estudiante que se
encuentran en los documentos de la Universidad, ninguna la guía que se
ofrece al académico sobre los aspectos éticos de su labor.
Sin embargo y a fin de apoyar el análi- sis documental, se buscó
conocer la percep- ción del estudiante sobre la institución, las
autoridades, los académicos, personal de apoyo (administrativo y obrero),
sus compa- ñeros y si mismos, en cuanto a las conductas,
Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIII, No. 1, 2007

éticas o no, exhibidas por cada uno. Moral, institución


va- lores, credibilidad, fueron otros aspectos universitaria) y
con- sultados. formarse (lo
cual definitiva-
5. Reflexiones finales

La ética no se decreta, es una forma


de vida, recordemos que “... las costumbres
éti- cas se logran con una vida sistemática
de vir- tud y no por actos aislados...” (Díaz,
2000:51).
, por lo tanto si en cada documento, cada
deci- sión, cada discurso, cada clase, cada
evalua- ción, no se le da y se le exige
actitudes éticas a los alumnos orientadas a
un pensamiento co- lectivo ganar-ganar,
donde ellos perciban como actitudes
preferibles aquellas que tienen que ver con
el bienestar común, no se puede pretender
que cuando salgan al mercado de trabajo se
conviertan en tomadores de decisio- nes
orientadas a la equidad y la justicia social
(desarrollo sustentable).
Así como la noción de desarrollo evo-
lucionó de su concepción tradicional a la de
sustentable que hoy se maneja; asimismo las
universidades tienen que evolucionar del
mo- delo de capacitación neoliberal,
utilitario, científico, objetivo y
deshumanizado, hacia un modelo de
formación integral e integrador del
individuo, que lo egrese como ciudadano
ético, con compromiso social, proactivo y
abierto al aprendizaje permanente.
Lo que empezó como una corriente
ambientalista, se ha convertido en una
necesi- dad para la humanidad, y esta
necesidad debe permear las capas
universitarias y cambiar la concepción
actual de universidad en cuanto al
conocimiento que transmite. Es importante
diferenciar entre informarse (lo cual puede
lo- grarse hoy en día sin asistir a una
mente tiene un componente ético incluido). El desarrollo sustentable
requiere este último, como herramienta garante de un mundo más
equitativo y con paz social.
Plantea Aristóteles, y Follari (2003) se hace eco, que lo único
efectivo para aprender el comportamiento ético, es la práctica y la vi-
vencia. Entonces, es indispensable que la uni- versidad se convierta en el
escenario para en- sayar y aprender el ejercicio de pensar, vivir y sentir
éticamente, formando así a los futuros gestores de un desarrollo de largo
plazo que se convierta en sustentable.
No obstante, en la Universidad del Zu- lia y específicamente en la
Escuela de Admi- nistración y Contaduría Pública de FCES- LUZ la ética
no pasa de ser, como menciona Casali (2003:1) “un mero catálogo...,...
que no está para orientar la acción de sus integrantes sino para presentar a
los demás y a la propia autoconciencia institucional un ideario axio-
lógico”. Los resultados de la encuesta al estu- diantado fueron
dramáticos, existe una deses- peranza total, un desconcierto y descrédito
abrumador. En estas condiciones no puede pretenderse que estos
depredadores salgan y se conviertan en individuos con responsabili- dad
social.
Evidentemente, tal como lo indica Sa-
las (1998) no es tarea fácil impartir esta clase de educación y existen
pocas probabilidades de garantizar que el graduado haya desarrolla- do
hábitos de conducta ética, pero si las uni- versidades juegan el papel que
les correspon- de puede asegurarse que el egresado no tendrá la excusa de
la ignorancia o de la inconciencia acerca de la naturaleza de sus actos, y
aumen- taremos las posibilidades de contribuir real- mente a formar al
individuo que la sociedad actual demanda.
Formación ética para un desarrollo sustentable
Díaz, J.; Montaner, J.; Prieto, M.

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