Estudios Visuales Latinoamericanos

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ensayo

L O S E ST U DIO S V I SUA L E S ‘E N E SPA ÑOL’.


un estado de la cuestión

V I SUA L ST U DI E S ‘I N SPA N I SH ’.
a literature review

Nasheli Jiménez del Val


Instituto de Investigaciones Estéticas-unam, México
[email protected]
Recepción: 16 de septiembre 2017 • Aceptación: 8 noviembre 2017

resumen abstract

Este ensayo lleva a cabo una revisión de la genealogía de la This article is a review of the emerging genealogy of visual
(inter)disciplina de los Estudios Visuales en América Latina studies in Latin America. It poses the question of a need for a
mediante un recorrido de la trayectoria intelectual que ha mar- Latin-American visual studies, the ways in which visual studies
cado a los Estudios Visuales en la región. Con el fin de discutir can be theorized and practiced in the region given its cultural
la pertinencia de unos Estudios Visuales propiamente latinoa- and contextual specificities, the subjects that such visual stud-
mericanos, en este estado de la cuestión se lleva a cabo un es- ies would interpellate, and the potential terms of the discus-
tudio genealógico de lo que proponemos denominar “Estudios sion. In sum, the article poses the following overall question:
Visuales ‘en español’”. Así, el texto brinda un recorrido por los visual studies in Latin America, how and to what aim? In order
orígenes de los Estudios Visuales en la academia angloparlante, to forward answers to these questions, the first half of the ar-
luego en la península ibérica, su discusión teórica en América ticle offers a genealogical review of the origins of visual stud-
Latina y, por último, la problematización de su ejercicio en la ies in Anglophone academia, then in the Iberian Peninsula, its
región hoy. discussion and theorization in Latin America, and finally the
problematization of its application in the region.
Palabras clave: Estudios Visuales Latinoamericanos; imagen,
memoria y violencia; políticas de la visión; regímenes visuales Keywords: Latin-American Visual Studies; image, memory and
y colonialidad. violence; politics of vision; colonial visual regimes.

el ornitorrinco tachado • No. 6 • México • uaeméx • noviembre 2017-abril 2018 • issn 2448-6930 • e-issn 2448-6949 9
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En años recientes se ha intensificado el interés por los Estudios Para Andrea Noble, los Estudios Visuales abordan las culturas
Visuales dentro de América Latina en lo general y México en lo visuales de la modernidad a partir de las siguientes conside-
particular. Este interés se revela en la organización de eventos raciones: toman por objeto los artefactos, las tecnologías y las
tales como el Coloquio Internacional Las tres eras de la imagen. instituciones de la representación visual como arenas constitu-
Actualidad y perspectiva en los Estudios Visuales, organizado tivas de negociación e intercambio; rechazan los límites con-
por el Centro de la Imagen y 17, Instituto de Estudios Críticos vencionales entre diversos medios visuales y la clasificación por
de México en enero del 2015; en la creación de nuevas maestrías género, enfatizando en cambio los encuentros cotidianos entre
en Estudios Visuales, como la que ofrece la Universidad Autó- sujetos que ven y objetos que son vistos, encuentros que nor-
noma del Estado de México desde el 2013; en la consolidación malmente tienen lugar fuera de las instituciones formales del
de grupos de investigación tales como el Centro de Estudios ver (Noble, 2004: 222).
de la Imagen Sans Soleil (ceiss) en Argentina, Tramas-Red Así, el posicionamiento crítico de los Estudios Visuales ante
de Alfabetización Audiovisual y Formación Ciudadana de Ar- la Cultura Visual implica una renovada teorización y revalora-
gentina, Chile y Perú, y el Centro de Estudios en Antropología ción del concepto mismo de imagen. Para Keith Moxey (2003:
Visual (ceavi) de Chile; y la emergencia de diversas revistas 52), “las imágenes son prácticas culturales cuya importancia
especializadas dedicadas a los Estudios Visuales en América delata los valores de quienes las crearon, manipularon y con-
Latina, por ejemplo Caiana (Revista de Historia del Arte y Cul- sumieron”. Esta manera de abordar a las imágenes requiere
tura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte) el despliegue de una perspectiva analítica que deja de lado la
y Artefacto Visual (la revista de la Red de Estudios Visuales valorización de una imagen con base en sus características in-
Latinoamericanos, RevLat). Es a partir de este auge reciente trínsecas e inmanentes (la autonomía de la obra de arte, el va-
que el presente ensayo propone llevar a cabo una revisión de lor estético), favoreciendo en vez un enfoque sobre la función
la genealogía de la (inter)disciplina de los Estudios Visuales de la imagen en la vida cultural a través del entendimiento de
en América Latina. ¿Existen los Estudios Visuales latinoame- su significado social y del horizonte cultural de su produc-
ricanos propiamente?, ¿cuál es su función o necesidad? ¿de qué ción y recepción (Guasch, 2003: 11-12). Como respuesta a la
manera se pueden hacer los Estudios Visuales en América La- emergencia de un paisaje cultural contemporáneo basado en
tina de manera que atiendan a las especificidades contextuales la imagen, los Estudios Visuales implican, entonces, la recon-
de nuestra región?, ¿quiénes son los interlocutores y cuáles los sideración de una gama más amplia de artefactos y prácticas
términos de la discusión? visuales tales como el cine, la televisión, la fotografía, la pin-
Con el fin de abordar esta problemática, los Estudios Visua- tura, el performance, las imágenes digitales, etcétera (Noble,
les se pueden definir como “los estudios sobre la producción 2004: 219). Esto involucra, a su vez, el despliegue de un marco
del significado cultural a través de la visualidad” (Brea, 2005: 7), teórico y metodológico para el desarrollo de una “historia de
y como un “híbrido interdisciplinar” (Guasch, 2005: 59), cuyo las imágenes” (Brea, 2003: 5), en la cual se busca dar un trata-
campo de estudio se circunscribe a la Cultura Visual, enten- miento horizontal a las representaciones visuales más allá de
dida como “el total de las prácticas que producen visualidad su categorización en jerarquías tradicionales tales como “alto”
y las disciplinas que se ocupan de su estudio” (Brea, 2003: 5). y “bajo” arte.

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Asimismo, la ampliación del campo de análisis ha requerido tos de ver son tanto sesgados como interesados, es decir, que se
el ajuste de las herramientas críticas y los modos de análisis dan en el marco de una política de la visión (Noble, 2004: 223).
empleados (Noble, 2004: 219), de manera que los Estudios Vi- En este sentido, la aparente facilidad con que la vista vincula
suales se distinguen tanto por atender un renovado campo de lo interno con lo externo no es un proceso perceptual que se da
estudio, como por las preguntas críticas y metodologías desa- automáticamente. La visión y sus correspondientes actos par-
rrolladas para poder abordar la imagen y la visualidad desde su ticulares del ver son, en última instancia, determinados por la
especificidad medial. Retomando a Martin Jay (2002: 87-92), el visualidad entendida como la formación visual dominante de
enfoque de los Estudios Visuales busca resaltar la importancia una época dada. De tal suerte que no se puede hablar de la vista
del poder de las imágenes en cuanto a las configuraciones dis- como un acto de percepción libre de factores culturales, sino
cursivas que forman, sus relaciones internas de dominación y que existen varias “maneras de ver” o regímenes visuales que
resistencia, y su relación externa con el espectador y el mundo. determinan a quién se le permite ver qué bajo ciertas circuns-
Para Michael Ann Holly, los Estudios Visuales no necesaria- tancias; todo acto de ver es, para Brea (2003: 9), “el resultado
mente se proponen estudiar a los objetos visuales como tales, de una construcción cultural”. Los modos de ver, a su vez, son
sino que buscan analizar a los sujetos-objetos capturados en los legitimados por discursos autorizantes que prescriben “a quién
diversos agrupamientos de significados culturales que el teó- se le permite hablar sobre qué cosa” (Rogoff, 1998: 15) y bajo
rico de los Estudios Visuales tendrá que descifrar para producir qué términos.
un conocimiento nuevo (AA.VV., 2003: 96). Así, los Estudios de la Cultura Visual plantean interrogantes
A partir de estas consideraciones, el concepto de visualidad explícitas en torno a la relación entre los modos de ver y el po-
se torna medular. Diversos teóricos han descrito la visualidad der. Para Teresa Brennan y Martin Jay (1996: 227), la cuestión
como el hecho social de lo visible (Bryson, et al., 1994), la cons- de la autorización (¿a quién se le permite hablar sobre qué y
trucción social de la visión (Jay, 1993), la vida social de los obje- bajo qué términos? o ¿a quién se le permite ver qué bajo qué
tos visibles (Appadurai, 1998), e incluso como la construcción condiciones?) implica que la visualidad debe ser entendida
visual de lo social (Mitchell, 2002: 170). Estas definiciones de como un régimen de conocimiento gracias al cual “aquello que
visualidad responden a una premisa enunciada por John Berger pueda ser identificado visualmente pueda ser controlado más
(1972: 8), quien afirma que “la manera en la que vemos está de- fácilmente”. Norman Bryson propone que los Estudios Visuales
terminada por lo que sabemos o lo que creemos”. Los Estudios deben, en última instancia, constituir “un modo de autorre-
de la Cultura Visual presuponen, entonces, que nuestra manera flexión característico del régimen escópico que concierne y se
de ver no es una capacidad “natural” de percepción, ni un ejer- define en nuestro tiempo” (Bryson citado en Brea, 2005: 12).
cicio “neutro” para obtener información visual del mundo que En suma, los Estudios Visuales son una formación interdis-
nos rodea; lo que vemos y cómo lo vemos está determinado ciplinar de emergencia reciente que se encarga de analizar el
por los valores culturales de una sociedad, las correlaciones de campo de la Cultura Visual partiendo de un enfoque sobre la
poder que permiten la visualización de ciertas imágenes sobre vida social de las imágenes y de la visualidad que nos consti-
otras, y los medios materiales de producción y circulación de tuye como sujetos que ven. En palabras de Brea, los Estudios
estas imágenes. Así, los Estudios Visuales reconocen que los ac- Visuales surgen en:

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…un escenario intersticial, de un espacio crecido en los entre- los años setenta y ochenta se estaban dando intensos debates en
medios, en el inbetween de disciplinas y prácticas, de una tensión torno a la educación estética, la didáctica de los medios y el arte
de despliegue para el trabajo ensayístico y analítico en el que una como comunicación. Lo anterior enmarcado por una revisión
multiplicidad de enfoques, metodologías y articulaciones discursi- crítica de la estética marxista, postura a partir de la cual se con-
vas coparticipan en el abordaje del estudio y análisis efectivo de la sideraba el estudio de la comunicación visual como una forma
frondosa complejidad de los actos de ver, como actos cargados de urgente de praxis política (Marchán-Fiz, 2005: 76). En Alema-
significancia y valor cultural (Brea, 2006: 21-22). nia, teóricos de la imagen tales como Gottfried Boehm, Hans
Belting y Horst Bredekamp proponían un viraje en la historia
Los Estudios Visuales, más que responder a la necesidad de del arte que tomara en consideración lo que ellos denominaban
constituirse como una disciplina propiamente, son un agrupa- Bildwissenschaft (“imagen-ciencia”) y Bildanthropologie (“an-
miento de interrogantes teóricas y metodologías interdiscipli- tropología de las imágenes). Entre otros temas, Boehm, Belting
narias que parten de la premisa que los actos de ver son pro- y Bredekamp teorizaban la presencia existencial de las imáge-
ducto de determinaciones culturales específicas. nes en tanto su condición de objetos con una vida propia, así
Así, los Estudios Visuales aportan una perspectiva reno- como la importancia del medio como condición para reafirmar
vadora para el análisis crítico de las imágenes y la visualidad. la agencia de los objetos visuales (Moxey, 2009: 15-17). En Fran-
Para Simón Marchán Fiz (2005: 76), los Estudios Visuales han cia, la apertura al análisis crítico de las imágenes surgió a partir
permitido ampliar la gama de interrogantes suscitada por ma- de los estudios en semiótica de la cultura de masas por autores
nifestaciones visuales que no solían entrar en las previsiones como Roland Barthes y Jean Baudrillard, quienes se enfocaban
de la alta cultura ni de la historia del arte. Al enfatizar las di- por primera vez en una teoría de la imagen basada en el análisis
mensiones formativas de la Cultura Visual, sus implicaciones las mitologías de masas y en la relación entre signos visuales,
socio-políticas, la formación y la función normalizadora de consumo e ideología en la era del capitalismo global (Marchán-
regímenes visuales particulares, así como la función de la vi- Fiz, 2005: 77). En Italia, la disciplina de la comunicación visual
sualidad en la organización social y la construcción identitaria se extendía al diseño industrial, la publicidad, las imágenes fíl-
(Brea, 2003: 6; Bryson, 2003: 232), los Estudios Visuales abren micas, la televisión y demás íconos de la civilización del con-
un abanico de interrogantes en torno a la función de la visuali- sumo, siempre en el marco de la polémica entre apocalípticos e
dad y la imagen, como demuestra la genealogía de su emergen- integrados ante la cultura de masas suscitada por Umberto Eco
cia, abordada brevemente a continuación. en 1964 (Marchán-Fiz, 2005: 77).
El término “Cultura Visual” surgió propiamente en la aca-
breve genealogía de los estudios visuales demia europea angloparlante de los años ochenta con la publi-
cación del libro The Art of Describing. Dutch Art in the Seven-
El surgimiento de los Estudios Visuales tiene diversos antece- teenth Century (1982) de Svetlana Alpers. En su estudio sobre
dentes; en Europa, se dio a partir de la consolidación de la rama el arte holandés del siglo xvii, Alpers recuperaba el concepto
disciplinaria de la “comunicación visual” en países como la Re- de Cultura Visual de Michael Baxandall para refutar el uso del
pública Federal de Alemania, Francia e Italia, donde durante método iconográfico para el análisis de su corpus pictórico,

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promulgando en vez un método alternativo que pudiera dar En 1994 Norman Bryson, Michael Ann Holly y Keith Moxey
cuenta de un mundo visual basado en un emergente entendi- publicaron Visual Culture. Images and Interpretations, un com-
miento empírico en los Países Bajos. Según Matthew Rampley pendio de ensayos en el cual se hacía un examen crítico de las
(2005: 40), este desplazamiento conceptual implicó un cuestio- grandes narrativas del arte y se abogaba por un nuevo abordaje
namiento de la centralidad del arte como categoría privilegiada a la historia del arte que tomara en cuenta temas como el gé-
para el análisis de las representaciones visuales. Aunado al lla- nero, la clase social y la etnicidad. Durante esta época, Jonathan
mado “giro cultural” que se dio a finales de los años ochenta, Crary publicó sus libros Techniques of the Observer. On Vision
el descentramiento del arte como objeto de análisis de lo visual and Modernity in the Nineteenth Century (1995) y Suspensions
trajo consigo el cuestionamiento de una serie de categorías y of Perception. Attention, Spectacle, and Modern Culture (1999),
premisas en la historia del arte que posteriormente habrían de en los que analizaba la construcción de la visualidad en el siglo
sistematizarse con la conformación de la interdisciplina de los xix a la vez que desmantelaba al sujeto cartesiano y lo susti-
Estudios Visuales y el advenimiento del denominado “giro pic- tuía por una noción mucho más inestable de subjetividad res-
tórico” (Cabrera, 2014: 10). tringida a las limitaciones del estado corpóreo. A través estos
En 1995, W. J. T. Mitchell publicó Picture Theory. Essays on trabajos, Crary amplió el campo de lo visual, al incluir análisis
Verbal and Visual Representation, obra en la cual discutía la re- tanto de obras de arte como de experimentos científicos, des-
lación entre la palabra y la imagen en la era contemporánea, dibujando así los límites disciplinarios tradicionales (Rampley,
dando lugar al análisis de un “giro pictórico” que se oponía al 2005: 40-41). Por su parte, en 1998 Nicholas Mirzoeff publicó
“giro lingüístico” dominante en la vertiente norteamericana An Introduction to Visual Culture a raíz del debate sobre el lu-
pos-estructuralista de los Estudios Culturales. Para Mitchell, el gar de las artes en la era de los mass media, escribiendo así la
“giro pictórico” surgía: introducción general a los Estudios Visuales más conocida en
la interdisciplina. En el volumen, Mirzoeff discutía la historia
del descubrimiento de que la actividad del espectador (la visión, la de las tecnologías de la representación, situándolas en el con-
Mirada, el vistazo, las prácticas de observación, vigilancia y placer texto del auge de los medios de comunicación masiva globa-
visual) puede constituir un problema tan profundo como las varias lizados y de las instituciones de distribución de las imágenes;
formas de lectura […] y que puede que no sea posible explicar la para este autor, el arte ocupaba tan solo un lugar delimitado
experiencia visual, o el “alfabetismo visual”, basándose solo en un dentro de la economía general de las representaciones visuales
modelo textual (Mitchell, 1995: 23). (Rampley, 2005: 41).
Con la fundación de la revista October en 1976, Rosalind
Así, Mitchell denunciaba la aplicación acrítica del modelo Krauss rescataba la importancia de una atención renovada a
de análisis lingüístico a la imagen y proponía en cambio que la la importancia ideológica y social del arte, reflejo del auge de
Cultura Visual se analizara en términos propiamente visuales. la nueva historia del arte en Gran Bretaña y Estados Unidos
A partir del llamado “giro pictórico”, durante los años no- (Rampley, 2005: 42). Sin embargo, para 1996 el surgimiento de
venta surgieron numerosas publicaciones en habla inglesa, tanto los Estudios Visuales, la incorporación de las preocupaciones
europea como norteamericana, en torno a la Cultura Visual. políticas de los Estudios Culturales y el escepticismo crítico so-

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bre el arte como centro privilegiado de la investigación resul- la cultura de masas de Umberto Eco (1968), y planteaba en su
taron en la publicación del “Cuestionario sobre cultura visual” libro Medios de masas e historia del arte (1976), dos alternativas
en la misma revista (AA. VV., 2003). El objetivo de los editores, de posicionamiento ante las imágenes masificadas. La primera
entre ellos Krauss, era llevar a cabo un sondeo de las opiniones postura era la de rechazo a las imágenes de la cultura de masas
de diversos teóricos y pensadores de lo visual con respecto a la ante la supuesta amenaza del fantasma de la igualdad, enten-
Cultura Visual. En efecto, el cuestionario planteaba la posibili- dida como “vulgaridad”, en pos del mantenimiento de una es-
dad de que los Estudios Visuales respondieran a los intereses tricta jerarquía de los objetos Culturales Visuales, reflejo de las
de consumo del capitalismo tardío (Guasch, 2005: 60), y que establecidas clases oligárquicas. Frente a esta postura, denomi-
lejos de ser una crítica a las relaciones de poder que permean nada apocalíptica por Eco, se contrastaba la de los integrados,
las relaciones de visualidad en la era contemporánea, sirvieran aquellos defensores del sistema de Cultura Visual surgido de
para justificar la hegemonía de la imagen en la era del capita- una densidad comunicativa producto del sistema capitalista y
lismo global. sus medios de comunicación. Ramírez proponía, en cambio,
Además de esta polémica, en los años noventa existieron dos forjar una tercera vía que no fuera ni rechazo elitista a la cul-
discusiones teóricas adicionales que configuraron los debates al tura de los medios de masa ni aceptación acrítica de la misma,
interior de los Estudios Visuales anglófonos. Por una parte, en sino más bien un estudio serio y crítico de las imágenes más
ese momento se estaba dando una discusión en torno al arte de allá de la dicotomía alto/bajo arte (Ramírez, 1976; Guasch,
las culturas no-occidentales y la pertinencia de etiquetarlas con 2005: 69-70).
un término netamente eurocéntrico: “arte”. Este debate se aunó Ya para principios del nuevo milenio, los Estudios Visuales
a las emergentes sensibilidades poscoloniales, en las que se ha- se debatían en la academia española. En el Segundo Fórum de
cía una revisión crítica de las metanarrativas occidentales sobre arco en 2004 se celebró el Primer Congreso Internacional so-
el arte que, partiendo de la filosofía hegeliana, colocaban al arte bre Estudios Visuales con la participación de W. J. T. Mitchell,
clásico y europeo en un lugar privilegiado en la evolución del Keith Moxey, Susan Buck-Morss, Nicholas Mirzoeff, Norman
arte. El posicionamiento poscolonial rescataba, en cambio, la Bryson y John Welchman. A la vez surgían las primeras tra-
importancia de las historias locales y el debate del significado ducciones sobre la materia de parte de editoriales españolas y
de la modernidad fuera del eje artístico Berlín-París-Nueva argentinas. La editorial Gustavo Gili publicó su serie “Colec-
York (Rampley, 2005: 43). ción Comunicación Visual”, mientras que la editorial Alberto
Corazón editó dos series dedicadas a la revisión de las vanguar-
los estudios visuales “en español” dias históricas y manifestaciones visuales que sobrepasaban los
mundos habituales del arte, bajo el título de una revista ma-
Los Estudios Visuales en España estuvieron, desde un inicio, drileña homónima Comunicación (Marchán-Fiz, 2005: 75-78).
inscritos en los debates sobre la cultura de masas y el arte que La editorial Akal, y en lo particular su colección “Estudios Vi-
marcaron la década de los años ochenta y noventa en Europa. suales”, llevó a cabo la labor intensiva de traducir monografías
Por ejemplo, el crítico de arte español José Antonio Ramírez inaugurales de los Estudios Visuales, tales como Picture Theory:
retomaba el debate expuesto en Apocalípticos e integrados ante Essays on Verbal and Visual Representation (1995) de W. J. T.

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Mitchell; Downcast Eyes: The Denigration of Vision in Twentieth puedan producirse. En otras palabras, Brea proponía localizar
Century French Thought (1994) de Martin Jay; y Suspensions of “los puntos de crisis, los espacios de inflexión, sus terrenos mo-
Perception: Attention, Spectacle, and Modern Culture (1999) de vedizos y liminares, […] las grandes placas en las que las más
Jonathan Crary.1 firmes presuposiciones y fundamentos se resquebrajan y tam-
A la luz de las inquietudes sobre la relación entre el arte y balean, dejando a la vista sus inconsistencias y flaquezas, sus
la cultura de masas, un parteaguas en los Estudios Visuales líneas de inestabilidad y desmantelamiento” (Brea, 2003: 5-7).2
iberoamericanos se dio en 2003 con la publicación en línea de La ampliación del campo de los Estudios Visuales en espa-
la revista Estudios Visuales, dirigida por el historiador del arte ñol también se dio con la publicación del compendio Estudios
y crítico español José Luis Brea. Su publicación a lo largo de visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la glo-
siete años produjo un recurso académico a través del cual Brea, balización (2005). En el capítulo introductorio, Brea remar-
junto con su equipo editorial y colaboradores, brindó al con- caba la importancia de llevar a cabo un análisis “no cómplice”
texto iberoamericano acceso a las discusiones sobre la visua- (2005: 5) con la cristalización de valores promovida por una
lidad y los Estudios Visuales, (inter)disciplina que a finales de delimitación tradicional del campo del estudio de la imagen.
los años noventa y principios del siglo xxi solía ser el bastión Igualmente, Brea recalcaba la importancia de recuperar la di-
casi exclusivo de instituciones académicas anglo-parlantes (Ji- mensión política en la realización de todo análisis visual, de tal
ménez del Val, 2015b). suerte que se diera preponderancia al estudio de la distribución
En efecto, Brea mismo puntualizaba la importancia de esta disimétrica de las posiciones de poder implicadas en todo ejer-
situación en su breve “Estudios Visuales. Nota del editor”, texto cicio propio del ver (2005: 11).
con el que presentaba el primer número de la revista Estudios Sobre todo, Brea enfatizaba la importancia de la fuerza per-
Visuales. Como expone en la nota editorial, la revista tuvo por formativa de la visualidad (y, por ende, de las imágenes) en la
objetivo, desde su número inaugural, participar en el debate de
los Estudios Visuales con el fin de abrir la problemática a nue-
2  La publicación de la revista Estudios Visuales fue un evento medular
vos interlocutores, sobre todo en contextos iberoamericanos.
en el surgimiento de los Estudios Visuales en español. A través de
Así, Brea vislumbraba que la principal contribución de la re-
su publicación en línea, el público académico iberoamericano tuvo,
vista sería funcionar como un repositorio crítico de los textos y todavía tiene, acceso abierto a textos seminales de los Estudios
fundacionales de los Estudios Visuales, pero en lengua caste- Visuales como son: el cuestionario sobre los Estudios Visuales de
llana. En un segundo momento, la revista se dedicaría a seña- la revista October; “El esencialismo visual y el objeto de los estudios
lar los espacios de problematicidad dentro del campo de los visuales” de Mieke Bal, así como las respuestas de varios académicos
Estudios Visuales con el fin de enriquecer los debates que en él a este ensayo; “Mostrando el ver. Una crítica de la cultura visual” de
W. J. T. Mitchell; “Devolver la mirada. La respuesta americana a la
crítica francesa al ocularcentrismo” de Martin Jay; “Estudios visua-
les, historiografía y estéticas” de Mark A. Cheetham, Michael Ann
1  Se puede consultar la colección de éstos y otros libros traducidos al Holly y Keith Moxey; y un extenso etcétera. Se pueden consultar
castellano en: http://www.akal.com/busqueda/listaLibros.php?codE íntegros todos los números de la revista en el siguiente url: http://
ditorial=1&codColeccion=137 www.estudiosvisuales.net/revista/index.htm

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producción de la realidad, ya fuera en sus dimensiones sociales, en los Estudios Visuales revelan la serie de preocupaciones, ela-
económicas, o políticas; en otras palabras, Brea reivindicaba un boraciones teóricas y metodológicas que se están dando en la
ejercicio crítico de los Estudios Visuales que fuera sensible a región en torno a lo visual. Y si bien los Estudios Visuales Lati-
los efectos de subjetivación y socialización generados por los noamericanos han sido influenciados por las vertientes angló-
procesos de identificación y diferenciación en los imaginarios fonas y españolas del campo, la Cultura Visual ha sido objeto
culturales circulantes (2005: 9). Para él, los Estudios Visuales de estudio desde antes de la articulación formal e institucional
respondían a la necesidad de desarrollar una serie de herra- de los Estudios Visuales en la academia anglófona, como se de-
mientas analíticas que puedan afrontar críticamente: sarrolla a continuación.
Los Estudios Visuales Latinoamericanos, entendidos aquí
…el análisis de los efectos performativos que de las prácticas del como el “ala visual” del movimiento académico de los Estu-
ver se siguen en términos de producción de imaginario; y ello te- dios Culturales, “más politizada con derivaciones hacia el fe-
niendo en cuenta el tremendo impacto político que tal producción minismo, el marxismo, los estudios de género, los estudios
de imaginario conlleva, por su efecto decisivo en cuanto a las for- de raza y etnicidad, la teoría queer o los estudios coloniales y
mas posibles del reconocimiento identitario—y, por consiguiente, poscoloniales” (Guasch, 2005: 59), surgen en el contexto de la
en cuanto a la producción histórica y concreta de formas determi- ruptura epistemológica posmoderna consecuencia de la ins-
nadas de subjetivación y socialidad (Brea, 2005: 9. Cursivas en el tauración del neoliberalismo globalizado en la región entre los
original). años setenta y noventa. Pero además son fruto de una serie de
continuidades históricas específicas resultado de condiciones
El planteamiento de Brea (2005: 9), suponía, pues, el ejerci- geopolíticas y socio-históricas concretas en América Latina.
cio de los Estudios Visuales como un proyecto políticamente Como plantea Abril Trigo, los Estudios Culturales Latinoa-
comprometido que, de manera “indisciplinadamente transdis- mericanos abordan problemáticas estéticas, institucionales,
ciplinar”, contribuya a la producción de armas de resistencia políticas y culturales específicas que, en conjunción con las di-
cultural nacidas del desarrollo de una teoría crítica sobre las versas metodologías aplicadas y los antecedentes históricos de
prácticas del imaginario. la (inter)disciplina, mantienen un diálogo constante con una
multiplicidad de influencias externas (Trigo, 2004: 1). Así, los
los estudios visuales desde américa latina Estudios Culturales Latinoamericanos y, por ende, su rama de
Estudios Visuales, conforman un área de estudio que se confi-
En años recientes (2004-2017) son varios los investigadores de gura a partir de una tradición teórico-crítica latinoamericana,
lo visual que se han planteado llevar a cabo “un estudio de la así como de un diálogo en constante tensión con escuelas eu-
cultura visual y de las culturas de la visualidad de Latinoamé- ropeas de pensamiento, como son el marxismo, el estructura-
rica” (Noble, 2004: 221). Durante este periodo ha surgido un lismo francés, el pos-estructuralismo, el posmodernismo, la
número creciente de publicaciones, foros y centros dedicados sociología de la cultura, la teoría de la recepción francfortiana,
al tema (Cabrera, 2014: 13), y la emergencia de numerosos gru- la semiótica, y los Estudios Culturales británicos y estadouni-
pos de investigación, documentos, eventos y plazas académicas denses (Trigo, 2004: 3).

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Para Ana del Sarto, los Estudios Culturales en América La- Barbero, por ejemplo, realizó a lo largo de los años ochenta y
tina surgieron en los años ochenta a partir de la convergencia noventa el estudio crítico de los medios de comunicación y su
de varias estrategias que buscaban analizar el impacto del ca- interacción con sus públicos. Desde una perspectiva latinoa-
pitalismo globalizado y la aunada diseminación del “modo de mericanista matizada, Martín-Barbero situaba los debates en
vida americano” a través de ciertos productos culturales (Del torno al “fin del arte” entre las “contradicciones de una moder-
Sarto, 2004: 155). Buscando paradigmas analíticos para teorizar nidad cargada de elementos pre-modernos, pero que deviene
la creciente influencia de la cultura de masas en la región, la la experiencia colectiva de los muchos gracias a las dislocacio-
sociedad de consumo corporativizada y la ideología del libre nes sociales y perceptuales de una estampa claramente pos- o
mercado del Norte, la teoría cultural latinoamericana plan- tardía modernidad” (Martín-Barbero citado en Brooksbank-
teaba nuevas formas de interrogar, cuestionar y crear sus obje- Jones, 2007: 6). En el mismo tenor, Martín-Barbero denun-
tos de estudio, así como de vivenciar la modernidad dentro de ciaba el rechazo de los intelectuales latinoamericanos a discutir
contextos llamados periféricos, heterogéneos y neocoloniales críticamente la cultura comunicacional, evidenciando lo que
(Del Sarto, 2004: 155). Más aún, el surgimiento de los Estu- denominaba una actitud de “mal de ojo”, que impide que los
dios Culturales no respondía únicamente a influencias teóri- intelectuales consideren ciertos artefactos tales como la televi-
cas externas, que Del Sarto (2004: 157), denomina “contextos sión, sus dinámicas, sus audiencias y estéticas, como dignos de
socio-políticos y culturales de intervención”, sino que resultaba una reflexión seria y pertinente (Cabrera, 2014: 11).
de la necesidad de teorizar problemáticas locales, nacionales y En su libro De los medios a las mediaciones (1987), Mar-
globales desde una situación latinoamericana. Así, Del Sarto tín Barbero presentaba una teoría de la mediación siguiendo
(2004: 158), afirma que desde los años setenta se ejercía un aná- el concepto de consumo de Pierre Bourdieu y la teoría de la
lisis cultural latinoamericano que buscaba estudiar las relacio- codificación-decodificación de Stuart Hall desde el contexto la-
nes intrincadas, y a veces ambiguas, entre la élite, lo popular y tinoamericano (Del Sarto, 2004: 158). En esta obra señalaba que
la cultura de masas, por una parte, y la cultura local, regional la relación entre los medios de comunicación y su público no
e internacional por la otra. De manera que la conformación de es unidireccional ni directamente efectiva. En cambio, dentro
los Estudios Culturales y Visuales en la región consistió, desde del modelo de comunicación siempre puede darse la resistencia
sus inicios, en una relación tensa y a menudo contradictoria de asimilar el mensaje según la intencionalidad del emisor, de
entre la teoría cultural occidental del momento y las estrategias tal suerte que el receptor del mensaje goza de agencia al anclar
de análisis cultural desarrolladas por pensadores latinoameri- el sentido que brinda al mensaje (Martín-Barbero, 1987). Efec-
canos para poder enmarcar la relación cultural del continente tivamente, esta teorización implica un cuestionamiento de las
con la modernidad. nociones clásicas sobre la manipulación ideológica que ejercen
Esta apertura hacia nuevos objetos de estudio mediante las producciones culturales y resalta, en cambio, los aspectos
abordajes teóricos de corte marxista, así como la influencia de reprimidos de las producciones mediáticas, tales como sus me-
la entrante teoría europea continental (principalmente el es- diaciones: “las grietas entre la dominación, las dimensiones de
tructuralismo y pos-estructuralismo franceses), se vio reflejada consumo económico y los placeres de vida” (Martín-Barbero,
en los principales teóricos culturales de la región. Jesús Martín- 1987: 155). De manera que Martín-Barbero rescataba las poten-

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el ornitorrinco tachado • No. 6 • México • uaeméx • noviembre 2017 - abril 2018

cialidades de una resistencia cultural al descentrar el enfoque de “incluso antes de la emergencia del campo llamado ‘estudios
la producción cultural per se hacia el análisis de las resistencias visuales’, como de su aparición institucional” (Cabrera, 2014:
creativas en las prácticas de consumo cotidianas, resaltando la 10). De tal suerte que los Estudios Visuales desde América La-
capacidad de los sujetos de acción. Ni apocalípticos ni integra- tina se sitúan a partir de las especificidades históricas y geo-
dos, este enfoque en las mediaciones permitía un “pensamiento gráficas de la región, a saber: una condición colonial conti-
abierto” (o de tercera vía) que buscaba superar el binarismo ge- nua (colonialidad), la denuncia histórico-cultural del legado
nerado en torno a los estudios de la industria cultural. dictatorial y el afianzamiento de la transición democrática, los
Néstor García Canclini, por su parte, ubicaba el desarro- modos de hacer/ver de los pueblos originarios de la región, el
llo de los Estudios Culturales Latinoamericanos en los años mestizaje y el hibridismo como categorías culturales activas y
ochenta a partir del desarrollo de una sociología cultural. Así, la determinación económica externa de los procesos culturales
García-Canclini retomaba la categoría de cultura, definida de la región (globalización y cultura). De manera que desde
como la esfera de la producción, circulación y consumo de su incepción los Estudios Visuales Latinoamericanos han
significados, para resituar la problemática de la perspectiva mantenido agendas estrechamente ligadas con movimientos
simbólica de toda práctica humana como un fenómeno im- sociales específicos, tales como la lucha feminista, indígena y
bricado en las esferas económicas y sociales (García-Canclini, afro-latinoamericana, y la pugna por el respeto a los derechos
2004: 338). Y desde este análisis contextual de la emergencia humanos en la región.
de los Estudios Culturales en América Latina, García-Canclini Puntualmente, uno de los rasgos del desarrollo de los Es-
proponía dos grandes líneas de investigación para el desarro- tudios Visuales desde América Latina surge de la mediación
llo futuro de los Estudios Culturales Latinoamericanos: a) las y resistencia a los regímenes autoritarios de la dictadura y sus
investigaciones sobre la modernización del desarrollo cultural, secuelas en el periodo pos-dictatorial. Esta condición histórica
incluyendo los nuevos modelos de telecomunicaciones y tec- implicó un cuestionamiento intensivo sobre la visualidad y la
nologías electrónicas, la producción, circulación y consumo de función de la imagen para: a) denunciar la violencia de un ré-
las industrias culturales, la administración cultural, y el manejo gimen dictatorial; b) representar la ausencia de las víctimas de
de conflictos interculturales en los procesos de transformación desaparición forzada por parte del Estado; y c) generar y gestio-
de condiciones fronterizas; y b) las investigaciones dedicadas nar resistencias como núcleo de articulación de movimientos
a las modalidades tradicionales del desarrollo cultural, como sociales. Trabajos de artistas y teóricos tales como José Ale-
serían las relaciones entre educación y cultura, la cultura polí- jandro Restrepo subrayan la importancia de la imagen como
tica y nuevas formas de hegemonía; las mujeres y la familia, los catalizador para potenciar la restauración del tejido social me-
grupos étnicos, la religiosidad popular, y las artes, artesanías y diante la recuperación de la memoria y la identidad, toda vez
productos culturales de interés comercial o de atractivo turís- que la imagen se activa como agente para denunciar las violen-
tico (García-Canclini, 2004: 344). cias autoritarias y sus efectos sobre el cuerpo individual y polí-
No obstante estos abordajes desde los Estudios Culturales tico de la nación. Así, estas vertientes de los Estudios Visuales
Latinoamericanos, las cuestiones de visualidad, imagen y po- latinoamericanos se caracterizan por no solo trabajar “con” las
der han formado parte de la agenda crítica en América Latina, imágenes sino “a través” de ellas (Cabrera, 2014: 12).

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ensayo • Los estudios visuales ‘en español’ • nasheli jiménez del val

Sin embargo, a últimas fechas los Estudios Visuales han sido Estudios de la Cultura Visual les hace falta, pues, atender el pa-
criticados dadas las ortodoxias que han ayudado a consolidar pel que ha jugado la visualidad en la producción de aparatos de
en torno al estudio de las imágenes y la visualidad, particular- representación que han afianzado al discurso de la colonialidad
mente en su modalidad anglófona de los Latin American Visual (Mitchell, 1994: 294).
Studies. Para Noble (2004: 220), los Estudios de la Cultura Vi- De manera que los Estudios Visuales se perfilan para
sual occidentales tienden a valerse de un discurso innovador y analizar la visualidad, especialmente su(s) modalidad(es)
progresista que, no obstante, encuentra limitantes cuando se latinoamericana(s), en función de lo que Joaquín Barriendos
trata de realizar el análisis de culturas visuales no-occidentales. (2011: 15), ha denominado la colonialidad del ver, parte de la
En el caso de los Estudios de la Cultura Visual Latinoameri- matriz de la colonialidad que “subyace a todo régimen visual
cana, los Estudios Visuales suelen centrarse en los contextos basado en la polarización e inferiorización entre el sujeto que
anglo-parlantes de su sitio de emergencia, dejando de lado observa y su objeto (o sujeto) observado”. En este marco, el
una auto-crítica de sus sustratos conceptuales emanados de las énfasis debe ponerse en la producción de discursos visuales
teorías y prácticas del colonialismo y el eurocentrismo (Noble, autorizantes, más que en objetos visuales per se. Pero, sobre
2004: 221). todo, un estudio de la visualidad concebida en estos términos
Efectivamente, si se considera que los efectos epistemológi- debe tomar en cuenta una redefinición de la representación vi-
cos de la visualidad vinculan la percepción visual a una com- sual que la pueda arrebatar de “la dominancia de la normativi-
prensión del mundo, entonces la visualidad funciona como zación patriarcal, eurocéntrica y heterosexista” (Rogoff, 1998:
“un sistema de objetos cuya organización evoca significados 16). Si, efectivamente, las disciplinas que hasta ahora han dis-
o realidades más amplios (Imperio, Progreso, el Espíritu de currido sobre las representaciones visuales solamente han sido
un Pueblo)” (Preziosi, 1998: 451). Igualmente, los procesos a un discurso del occidente sobre el occidente, como sugiere
partir de los cuales la visualidad (occidental) organiza sus re- Mirzoeff, el nuevo reto es encontrar maneras de analizar la
presentaciones visuales del mundo son indispensables para el modernidad/colonialidad y sus productos como “contingen-
afianzamiento de una perdurable condición de colonialidad temente europeos”, así proyectando una salida a la “progresión
que persiste en América Latina hoy. En otras palabras, existe euro-americana del realismo/modernismo/postmodernismo
una relación de apoyo mutuo entre “las prácticas materiales hacia un campo de estudio policéntrico y mundializado”
del colonialismo y las representaciones que crea para que fun- (Mirzoeff, 1998: 11).
cione” (McLeod, 2000: 38, cursivas en el original), de manera
que el dominio colonial depende tanto de su presencia física y conclusiones
material como de sus sistemas de representación. En razón de
lo anterior, Mirzoeff (1998: 11), afirma que urge reconocer que Dado el estado de la cuestión actual, es fundamental rescatar la
los Estudios Visuales fueron en sus inicios un discurso “del” advertencia de Mitchell en el sentido de que no hay que delimi-
occidente “sobre” el occidente, toda vez que el acierto de los tar prematuramente el campo de los Estudios Visuales (Mitchell
Estudios de la Cultura Visual puede, en última instancia, de- citado en Jiménez del Val, 2015a: 96), sino trabajarlo como un
pender de “su capacidad para pensar transculturalmente”. A los “modo de hacer” variable y adaptable a su contexto particular

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y según las necesidades políticas y culturales específicas de la (2003: 26):“la cultura visual es la construcción visual de lo so-
región. De tal suerte que los Estudios Visuales desde América cial, no únicamente la construcción social de la visión”, valdría
Latina deben buscar cultivar una sensibilidad hacia las temáti- la pena analizar no solamente la vida ideológica de la visuali-
cas visibles e invisibles en la esfera pública latinoamericana. Se dad (o de la imagen), sino también la construcción visual (o
trata, pues, de adelantar la siguiente serie de interrogantes: ¿qué ‘imaginaria’) de la ideología.
se normaliza y cómo se normaliza hoy lo visible e invisible en
la Cultura Visual Latinoamericana? Esto requiere de un análisis
puntual a nivel regional y nacional de la construcción de las
imágenes en tanto que agentes de funciones sociales y políticas
específicas, así como su inserción y activación en los regímenes
de visualidad que determinan lo que se es permitido ver o no,
y bajo qué términos.
Asimismo, los Estudios Visuales desde América Latina de-
ben tomar en cuenta lo que Jean Franco ha teorizado como la
lucha de grupos marginados por adquirir poder interpretativo
(Franco citada en Del Sarto, 2004: 171); se trata de una pugna
por recuperar un nivel de significación político en un momento
histórico en el que se ha sobre-determinado el impacto real de
la imaginería oficialista en la esfera pública. En este sentido,
parafraseamos a Martín-Barbero (2004: 326): lo que mantiene
con fuerza a la industria cultural no es necesariamente una
movilización ideológica en pos de las narrativas del poder he-
gemónico, sino la cultura misma y las dinámicas profundas de
la memoria y la imaginación cultural que constantemente reac-
tivan y desactivan ciertos nodos simbólicos según necesidades
sociales, políticas y económicas puntuales.
Se propone recuperar la importancia de un análisis de la
imagen desde la postura de los Estudios Visuales que tome en
cuenta la injerencia de lo político en el mundo de las imáge-
nes. Considerando que las imágenes en sí mismas funcionan
como instrumentos de agencia política, los Estudios Visuales
latinoamericanos pueden (¿y deben?) partir de un posiciona-
miento con “clara intencionalidad política” (Mitchell, 2003:
33). Replanteando el multi-citado enunciado de Mitchell

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ensayo • Los estudios visuales ‘en español’ • nasheli jiménez del val

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