Power Wolf

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Powerwolf- Call of the Wild

Puede que el nombre de Powerwolf sea suficiente para que varios ojos den una

vuelta de 360 grados dentro de sus órbitas. Los alemanes son uno de los estelares

más solicitados y conspicuos del catálogo de Napalm Records y han estado activos

desde el lejano 2005, año en que publicaron un debut del que nadie se acuerda.

Solo para que conste, llevo escuchando a la banda desde que, no hace tanto, me

iba a la preparatoria dando tumbos en el asiento de un camión desvencijado con

mi MP3 de 16 GB convirtiendo en ondas sonoras los últimos pujidos de su batería

de litio. Discos más o menos buenos y nostalgias a parte ¿qué traen los alemanes

bajo el brazo en este 2021?

Para nadie es una sorpresa que Powerwolf es una banda bien parada ante la

competencia mercantil. Sus integrantes se dedican a repetir el sonido que los

convirtió en los estandartes de su disquera y esta vez lo hacen con cuotas

importantes de poder y gracia, además de la versatilidad necesaria para conducir

un álbum efectivo y redondo.

El disco abre con Faster tan the flame, un corte bombástico y preciso que remite a

cualquier tema abridor de power metal. Quizás una calca de otros temas de inicio

de la banda, intercambiable si se quiere y a la larga la menos memorable del

conjunto, pero lo suficientemente energética para captar la atención. El tono épico

y trepidante se mantiene con Beast of Gévaudan, y posteriormente con Dancing


with the dead, de ánimos malignos con su mancuerna de coros y teclados que

conducen hasta el típico solo de guitarra.

Alive or undead es la power ballad infaltable replete de coros, teclados y samples

que trae ese sentimiento de epicidad y digna de mención es Blood for blood con

sus orquestaciones y gaitas taberneras.

Luego de la melancólica Glaubenskraft, la segunda parte del disco se regodea con

sus riffs quizás no demasiado creativos pero resplandecientes y energéticos de Call

of the wild y el vendaval de acero de Sermon of swords, aunque la canción más

memorable de todo el conjunto es Undress to confess, un corte que asciende

desde las catacumbas al campanario apoyada en ese órgano eclesiástico y

cavernoso que muta en un sintetizador chirriante, con sus coros cautivadores y la

excelente voz de Attila. La canción es puro gozo de sintetizadores que se deslizan

entre el ocultismo comercialoide y halloweenesco que ha acompañado a la banda

durante toda su carrera. Tal vez no hay ninguna banda de power metal que no

aspire a cubrirse de cierta cursilería conceptual y Powerwolf lo hace brindándole

calidez a la maldad y frialdad al hierro.

Los alemanes vuelven a reinventar la rueda. Quizás no es la banda más

interesante del mundo, pero con cada lanzamiento trae consigo la alegría del

bueno y viejo power metal. ¿Quejas? Ninguna, excepto quizás que la banda está

demasiado acomodada en su zona de confort, pero ¿es pertinente pedir algo

diferente de una banda como Powerwolf?

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