CAGLIOSTRO
CAGLIOSTRO
CAGLIOSTRO
El Conde de Cagliostro, médico, mago y teúrgo del siglo XVIII, fue condenado por la
Iglesia Católica a prisión perpetua mediante un juicio viciado de parcialidad y mala fe.
No se trata, propia y verdaderamente, del acta del proceso con las palabras reales del
interrogatorio y los testimonios del imputado, pero sí de un voluminoso trabajo de
compilación realizado en 1870 para uso del tribunal mismo; y que contiene lo esencial
de cuanto concierne a la instrucción del caso, las pericias, la acusación y la defensa, así
como otros interesantes documentos. La existencia de este manuscrito fue señalada
por primera vez en 1881 por Alejandro Ademollo en el Nro. 175 de la „Reseña
semanal‟ VII (1881); y cuatro años después fue adquirida por el Estado.
Pues bien, mientras esperamos que el Archivo Histórico Italiano cumpla con su
promesa de publicar el Manuscrito 245, el cual contiene indicaciones que permitirían
evaluar más objetivamente a Cagliostro y su supuesta impostura, por nuestra parte, en
lo que sigue, y apoyados en ese Manuscrito todavía inédito, queremos mostrar que
Cagliostro no era un impostor, y que tanto Barbéri como el Tribunal del S. Oficio sabían
muy bien que al menos una parte de las prodigiosas experiencias atribuidas a
Cagliostro eran genuinas. Experiencias que, dado que eran incapaces de explicarlas,
difundieron de manera alterada y mal interpretada a fin de destruir el prestigio de
aquél y crearle una fama de impostor que escandalizara a las conciencias religiosas.
Ahora bien, más allá del accionar de Barbéri, surge con claridad del Ms. 245 la fanática
incomprensión, la preconcebida hostilidad y el definido propósito que guió todo el
proceso. Por ejemplo el texto XVIII del Ms. 245, firmado por Monseñor Carlo Luis
Constantini, no deja dudas al respecto (7). Una de las anotaciones de Constantini
contiene la siguiente declaración: „el fiscal asume que Cagliostro es herético y
heresiarca, y a propósito de eso sostiene {para nosotros legítimamente} que aquél
nunca creyó en su libro (8) ni en su impostura. Feliz es esta coincidencia entre el fiscal
y la defensa, puesto que, entendemos, si no cree no es un hereje. Ya que la herejía es
un ERROR y una FALSA OPINIÓN a la cual se adhiere el INTELECTO, y que es
CONTRARIA a la doctrina católica‟.
Fue la mujer del procesado, Lorenza (identificada con Serafina), quien, para realizar un
„descargo de consciencia‟, denunció a Cagliostro frente al tribunal de la Santa
Inquisición. El hecho se encuentra relatado en términos „edificantes‟ en el Resumen
del proceso contenido en el Ms. 245 y refrendado por el fiscal J. D. Libert, consultor del
Santo Oficio:
"habiéndose demorado en Trento, lo determinó (Lorenza a Cagliostro) a trasladarse a
Roma; es decir al regazo de la Iglesia. Y llegados a Roma no dejó de intentar cuanto
medio estuvo a su alcance para obtener la salvación de su alma y la de su marido. Así
fue como decidió espontáneamente realizar la denuncia. No debería haber tanto
escándalo en relación a su caída con el capuchino. Pues, la combinación de
circunstancias desafortunadas en que se encontraba (Lorenza) disminuye la presunción
de malicia por su parte. El marido, atento a los pasos de su esposa, y sospechando que
ella pensaba dar a conocer su iniquidad, temblaba, mientras esperaba la oportunidad
de asaltarla con alguna resolución violenta. Así fue como la dio en custodia al
capuchino (un religioso de nombre Borri, que fue procesado junto a Cagliostro) y
descansó en él; quien la tenía en una especie de secuestro impidiéndole cualquier
movimiento. Viendo la mujer que se destruían todas sus esperanzas de llevar a cabo su
justo propósito, y temiendo que terminaría por rendirse y volviendo a su vida anterior,
no vio otra posibilidad de salvarse del naufragio inminente que la de corromper a su
guardia, y así fue como lo tentó, lo encegueció, y logró su cometido" (10).
Veamos, dentro de los límites del espacio asignados a este trabajo, qué fue lo que
expresó la denunciante. Un pasaje del Manuscrito 245 contiene el „Resumen del
proceso de Cagliostro‟. Reproduciremos aquí, dada su importancia histórica e
iniciática, el capítulo sexto de dicho „Resumen‟ titulado „Logia de Lyon‟: "Después de
once meses de permanencia en Bordeaux, relata la mujer, ella y su marido se
trasladaron a Lyon, y una vez ahí, el enjuiciado, Cagliostro, fundó una Logia con el
título „Verdad Triunfante‟ (12), pero aclara que en la misma no se admitían mujeres.
Esto viene acompañado por documentos que testifican sobre la admisión del acusado
en la Logia de Lyon en el año 1784, y otros que describen la arquitectura y plano de la
Logia Egipcia instituida él, así como por cartas intercambiadas por el mismo con varios
sujetos de Lyon; todo lo cual coincide con las declaraciones de la denunciante acerca
estos puntos y con su testimonio sobre las instrucciones que el acusado daba a sus
acólitos para trabajar de acuerdo al rito egipcio. Y también existe una constancia
proveniente del propio Cagliostro, quien, en cierta oportunidad, ha escrito: „llego a
Lyon, donde permanezco tres meses, y me convierto en el fundador de una Orden
divina‟ (13).
Por otra parte, el acusado confirmó tanto su recepción en la masonería de Lyon, como
la fundación de una Logia en dicha localidad, y también la selección e instrucción de los
maestros masones, en número doce, a quienes comunicaría el secreto de su Logia.
Entre esos secuaces había protestantes, Calvinistas y de otras religiones (14), y a ellos
les enseñó como constituir una Logia de acuerdo a las reglas egipcias; y estipuló que la
Logia de Lyon sería la Logia madre, y las restantes que se fundaran deberían regularse
por aquella. Y confirmó también que la fundación fue seguida por una ceremonia,
cuyos usos y formas involucraban instrumentos, cuadros, vestimentas, juramentos,
invocaciones, recitado de salmos, uso de Pupilos y devociones; todo lo cual estaba
prescrito en las Constituciones, las que, a su vez, declaró haber marcado con su propio
sello. Y todos debían regirse siempre con las normas de las mencionadas
Constituciones. Añadió el acusado que él mismo nombró dos Venerables fundadores,
en relación a los cuales constan en Proceso diversas cartas, y los autorizó a presidir las
reuniones de la Logia. Está a la vista la notable vivacidad y elocuencia con la cual el
susodicho expresa la solemnidad de su fundación, así como el esplendor, el lujo, de esa
Logia Madre, y de las celebraciones egipcias que en ella se llevaban a cabo. También el
feliz acaecer de las adivinaciones y predicciones, el trabajo de los Pupilos y Palomas
(15), y su celo porque todo ocurriera para la gloria de Dios y para provecho de sus
Soberanos (16). Y finalmente, el don de la palabra, sorprendente para todos, mediante
el que Cagliostro disertaba de continuo e improvisadamente en las reuniones sobre
asuntos divinos, sobre los misterios de fe, la Sagrada Escritura, y materias morales;
acerca de todo lo cual, según el propio imputado, no había realizado estudios de
ningún tipo. Y también cabe mencionar la milagrosa transformación de su dicción, por
la que perdía el acento propio de su dialecto, así como toda huella de su habla nativa,
deviniendo de tal modo un hombre nuevo y sobrenatural. Luego el imputado pasa a
explicar el sentido de ciertos pasajes de los escritos masónicos arriba reportados, entre
los cuales se hace referencia a la fundación en Lyon de la Logia Madre del Rito Egipcio.
Entre los puntos en cuestión, está el del apelativo „divina‟ con el cual se refiere a la
Orden del Rito Egipcio. Y al respecto da una extraña explicación: dice que habiendo él
comunicado en Logia una receta para la preparación de un vino egipcio de
propiedades maravillosas, decidió aludir a su obra masónica con el nombre „Orden del
Vino‟. A lo cual se le replicó que la expresión „Orden divina‟ hace referencia a la
divinidad y no al vino. A lo cual, a su vez, contestó el imputado explicando que se trató
de un error puesto que la intención de la expresión era aludir al vino cuya receta había
transmitido (17)".
Como el lector habrá comprobado, no se podría acusar a Cagliostro de otra cosa más
se hace referencia en el manuscrito, cabe aclarar que el mismo existía: se trataba de
un vino rojo del cual se hacía uso en los ritos, y que tenía el valor de un símbolo
hermético. Dicho sea de paso, en la masonería ordinaria el vino ocupa un lugar
importante dentro de las llamadas „tenidas masticatorias‟. Pero, respecto a todo esto
es obvio que la Iglesia no hubiera tenido problemas con una „Orden del Vino‟,
mientras que es claro que no pudo admitir que en la masonería el vino ocupara un
lugar análogo al que tiene en la misa, y mucho menos aceptar que un laico fundara un
orden divino y además tuviera relación directa con la Divinidad.
Y poco después sostiene otro tanto: "¿Quien ha visto ese grado de conexión e
intercambio entre católicos y herejes sin que se produjera un escándalo, y sin que
mediara la seducción de los primeros por los segundos? Y por otra parte, ¿no es claro
que, debido al peligro que entraña, esa situación está prohibida tanto por el derecho
natural como por el divino? Además el hecho de pretender reemplazar a la Religión
Católica y conducir al alma, por medio del trabajo masónico, a su primitivo estado de
inocencia, es decir a un estado cercano a Dios, repugna porque se opone claramente a
aludida máxima según la cual fuera de la Iglesia no hay perfeccionamiento ni salvación,
a la vez que contradice muchos otros dogmas de la Religión Católica" Pero Fray Pani no
estuvo solo en sus apreciaciones durante el proceso. Pues Fray Francisco Contarini,
menor conventual y consultor del Santo Oficio, en su texto „Sentimiento teológico
sobre la Masonería Egipcia y censura de proposiciones extraídas de sus estatutos y
catecismos‟, se pronunció del siguiente modo: "No puede haber prueba más clara de
herejía que la promesa de conducir a los hombres a la verdad y a la felicidad, desde
fuera de la luz del Evangelio. Pues el propio Jesús dice de sí: Ego sum via, veritas et
vita. Nemo venit ad Patrem nisi per me" (18).
Pero esas últimas palabras, si se las considera con mayor inteligencia que la habitual,
expresan para nosotros una verdad profunda y elemental de orden espiritual. Pues
indican que solamente entrando en la Iglesia Universal, en la Comunión de los Santos,
es decir universalizando la propia conciencia, se puede obtener la perfección (19).
Ahora bien, en virtud de la misma definición se deberían superar, sin negarlas, las
limitaciones inherentes a los sentimientos y creencias propios de las varias formas que
el cristianismo asume en la conciencia de sus creyentes. Y al Padre, al Georgos del cual
habla Jesús, a la unidad de la cual procede toda manifestación y diferenciación, no se
puede llegar más que a través del „mí‟; y no a través de la adoración fetichista de ese
conjunto de ideas y residuos sentimentales que la manada, y a veces los pastores,
aplican sobre dicha unidad, diciendo: este es Buda, este es Mahoma, etc. (20).
Entre las varias experiencias maravillosas que Cagliostro y sus discípulos vivían durante
su trabajo masónico, una que amerita una especial atención es la adivinación lograda
por medio de los famosos Pupilos o Palomas. Incluso el Santo Oficio se preocupó por el
asunto, tanto más cuanto que resultaba evidente que los fenómenos eran genuinos y
que no era fácil explicarlos sin recurrir a la consabida y simplista explicación: el Diablo.
Reproduciremos a propósito de este tema un fragmento del „Resumen del proceso de
Cagliostro‟, titulado „Cualidad de la Masonería Egipcia‟ perteneciente al Manuscrito
245: "Pasando luego la denunciante a precisar el espíritu de la Logia erigida en el lugar
arriba referido, relató que en la misma el acusado introducía ciertos niños y niñas -de
seis, siete y más años- a los que denominaba Pupilos o Palomas, y entre los cuales
reconoció a la hija de Mr. Strauss de Estraburgo, y que ingresando a los mismos en la
Logia les hacía recitar una oración invocando la ayuda de Dios y conjurar la presencia
de los siete Ángeles. Tras lo cual los ponía enfrente de un recipiente lleno de agua,
diciendo Cagliostro unas palabras en voz baja, dando tres golpes al ara con su espada y
golpeando el suelo con el pie; después de eso los interrogaba acerca de lo que veían.
También precisa la denunciante que en esas ocasiones el acusado dijo haber visto a los
siete ángeles, a los cuales llamaba por sus nombres propios: Miguel, Gabriel, Rafael,
Uriel, Anael (21). Y luego, retirado dentro de un tabernáculo, puesto que la presencia
angélica no podía quedar expuesta frente a quienes no fueran inocentes, los
interrogaba sobre distintas cosas y solicitaba la presencia de otras entidades y seres.
Todo lo cual era mediado por los Pupilos y Palomas que respondían según lo que veían.
Así, aparecían en Logia, ya Enoch (22), ya Elías, también Noé e incluso Adán, así como
algunos difuntos emparentados con los concurrentes, y del mismo modo eran
revelados ciertos secretos como el de la fabricación del oro. En este orden de cosas, la
denunciante dijo que en la Logia de Mittau el acusado le hizo creer a la Baronesa de
Rech que se encontraba allí su difunto hermano; y lo mismo le hizo creer, en la Logia
de París, a la viuda Duquesa de Cheilus respecto a su difunto esposo. Y en la Logia de
Bordeaux el acusado le hizo decir al Pupilo que veía al difunto marido de la viuda
Marquesa de Merville quien le revelaba un secreto sobre ciertos tesoros del espíritu. Y
utilizando el mismo sistema de adivinación y sirviéndose de la presencia de los ángeles
en la Logia de Estraburgo convenció a Exmo. de Rohan de que lo había curado con la
Piedra Filosofal, cuyo aspecto seco servía para formar oro, y su aspecto húmedo para
mantener la vida por muchos años (23). También en la Logia de París, a instancias de la
Sra. La Motte, hizo decir a los Pupilos o Palomas ciertas cosas acerca del conflicto de la
Reina con el Cardenal y otros prelados: predijo que como la Reina había actuado mal
con el Cardenal, ella y la monarquía caerían y Francia se convertiría en una República
(24).
El testimonio de la mujer era confirmado por las declaraciones del propio Cagliostro.
Pues el Resumen del Proceso dice: "{Cagliostro} aclaró además que para convencer al
Duque de Orleans de la veracidad de su sistema egipcio, y de la falsedad de los
Iluminati, a los cuales adscribía el Duque, en la Logia de París, en presencia del Exmo.
De Rohan, del Príncipe de Luxemburgo y de otros, se hizo de improviso el experimento
de dejar a un Pupilo a solas con el Duque, previo abandono de la ceremonia, y tanto
con medios físicos como sin ellos (28), se lo interrogó acerca del Palacio Real, de las
personas que en ese mismo instante estaban allí, y se lo exhortó a diera precisiones
acerca de las habitaciones en las cuales se encontraban, cómo estaban vestidos, y
otras cosas. Y al fin, habiendo el propio Duque comprobado con sus propios ojos la
verdad de esas adivinaciones, quedó sumamente sorprendido".
Cuál haya sido el resultado de esa pericia, no lo sabemos. Pero lo cierto es que la
misma debía ser importante tanto para el Santo Oficio como para los peritos. Pues, si
bien no sabemos qué pretendía el Santo Oficio, sí sabemos que los peritos pidieron
sumas exorbitantes en pago de su trabajo. De hecho, en un pasaje del Manuscrito 245
titulado „Correspondencia relativa a la defensa y al tratamiento de G. Balsamo‟ , en
nota al margen de una carta firmada por el defensor Constantini se encuentra la
siguiente nota, por demás sibilina, escrita al parecer de puño de Juan Doménico Libert,
fiscal y consultor del proceso de Cagliostro: "Voy a hablar bien claro. Los cuatro
médicos que han hecho el experimento con las jarras pretenden una merced de
QUINIENTOS escudos CADA UNO. El Dr. Micheli como protomédico QUIERE que la
suma sea duplicada; otro tanto el especialista Conti; otro tanto Chirurgo. ¿Será que
con la Química y la Medicina se lucra bien? ¿Cagliostro habrá ganado tanto? A tener en
cuenta".
Por lo visto el fiscal no tenía reparos en mostrar su sorpresa por esas exigencias, y de
nuestra parte nos llevan a conjeturar que el asunto preocupaba mucho al Santo Oficio.
Pues es poco verosímil que pagara una suma tan grande para explicar a la luz de la
ciencia algo que consideraba una mera impostura.
Las actas reales del proceso podrían arrojar más luz sobre este peculiar affaire de las
jarras; pero, si es que no han sido destruidas, se hallan en poder del Vaticano. Como
sea todo lo que hemos comentado del Manuscrito inédito Nro. 245 de la Biblioteca
Nacional V. Emanuel, es ya suficiente para concluir que el Conde Alejandro de
Cagliostro no era el impostor que se ha querido hacer creer mediante una deshonesta
y sistemática campaña difamatoria organizada por los paladines de la caridad cristiana.
Pues la condena no bastaba, al parecer, para salvar su alma de la perdición, y la de su
pudorosa esposa, sino que se debía dañar también el nombre y la memoria del audaz
iniciado. Culpable sólo de conocer los misterios mágicos y espirituales propios de todo
verdadero y legítimo sacerdocio, y de probar con hechos su sabiduría (29).
Notas
(**): Las mayúsculas que aparecen en los documentos citados por Reghini deben
leerse como signos de énfasis, ya que los originales fueron escritos a mano.
7. Se trata del capítulo „Anmotazioni ai fogli per Giuseppe Balsamo‟. Al respecto, en las
notas al trabajo que traducimos, Reghini comenta que el defensor de Cagliostro, C. L.
Constantini, quien era el defensor general de pobres en Roma, a fin de proteger a
Cagliostro de la acusación de pertenecer a la Masonería, herejía, magia y superstición,
orientó su defensa hacia la demostración de que el mismo no era más que un
impostor.
9. Cagliostro no fue condenado a muerte sino a prisión perpetua, por lo cual asumimos
que Reghini quiere expresar ahí que dicha condena arruinó su vida y lo precipitó a la
muerte. Lo cual equivale a un asesinato si se piensa la cuestión más allá de sus formas
externas.
10. En la nota al pie de este pasaje, Reghini dice con ironía: „Observe el lector que
frutos magníficos puede brindar la mera confesión, y que vías inescrutables puede
seguir la Providencia para salvar las almas‟.
11. Reghini intenta remarcar ahí, como en otros pasajes de su trabajo, la inconsistencia
de la defensa de Cagliostro, que oscilaba entre avalar las acusaciones del S. Oficio
(herejía, etc.) o declarar a Cagliostro un mero impostor, que es un delito mundano, a
fin de „salvarlo‟ de la pena mayor.
12. Se trata de un error del copista, pues la Logia se llama en realidad „Sabiduría
Triunfante‟.
14. Según Reghini esa tolerancia fue una de las razones de la acusación contra
Cagliostro, puesto que, dice el masón italiano: "la Iglesia, de hecho, en nombre del
amor y la caridad cristiana, prohíbe la tolerancia".
15. La expresión „Pupilos y Palomas‟ se refiere a los niños y niñas que en las tenidas de
la masonería egipcia oficiaban como intermediarios entre los hombres y el mundo
superior. Hasta donde se sabe, esos niños, elegidos y dirigidos por Cagliostro, tenían
facultades mediúnicas. Además, por supuesto, de su inocencia infantil que los hacía
aptos para realizar su función mediadora sin contaminarla con propósitos personales.
17. A propósito de esto Reghini evoca la obra de Raimundo Lulio De Secretis naturae. Y
dice también que, de acuerdo a Pernety, el vino de la sabiduría tiene la función de un
„menstruo o disolvente universal‟.
18. Juan, 14-6: "Soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí". 19.
Hemos agregado negritas a las palabras de Reghini para subrayar su importancia. Pues,
a nuestro juicio, en todo este párrafo del masón italiano, se juega nada menos que la
diferencia entre religión y conocimiento iniciático.
21. El documento no menciona los otros dos ángeles que componen la héptada:
Zobiaquel y Anaquiel.
22. Señala Reghini que Enoch, hijo de Caín, pertenece a la tradición masónica y que los
propios Old Charges lo indican. Aunque en este contexto también podría tratarse de
Enoch hijo de Iared. En cuanto a Elías, aclara, debe su presencia en la masonería
egipcia debido a su significación dentro del hermetismo. Por otra parte, ambos, Enoch
y Elías, fueron ascendidos al cielo con sus cuerpos; por lo que se puede decirse que no
han muerto. A su vez, la Escritura dice que Enoch fue ascendido al cielo a la edad de
365 años; lo cual, observa Reghini, es una clara alusión al ciclo de renovación anual.
23. Es evidente la referencia al simbolismo alquímico de la vía seca y la vía húmeda. Las
cuales corresponden al oro y la plata respectivamente, así como a sol y luna, masculino
y femenino, etc. Por lo tanto, una interpretación groseramente materialista de las
declaraciones de Cagliostro respecto a la Piedra Filosofal y a la „curación‟ obtenida por
su medio, llevaría a perder de vista que ahí se trata de símbolos de realidades y
operaciones espirituales.
25. Aquí, como en todo lo referido a Cagliostro, una lectura literal hace aparecer como
un despropósito algo que, a nuestro juicio, debe comprenderse a la luz del simbolismo.
Así, puede interpretarse que al identificar a Jesús y los apóstoles con „masones
egipcios‟ Cagliostro alude al carácter iniciático del cristianismo, o mejor dicho de su
esencia originaria.
26. Tal vez sea oportuno señalar que la ironía de Reghini contra las explicaciones de la
Iglesia por medio de Dios o el Diablo, no es la de un racionalista. Más bien se trata de
la distancia que separa al iniciado, en tanto buscador del conocimiento cosmológico y
metafísico, de la religión, en tanto ésta introduce en sus explicaciones ciertas creencias
y elementos emocionales que no cuentan para el primero.
27. Para entender mejor esas exclamaciones de Reghini reparemos en que, de facto, la
Iglesia sometió a Cagliostro a una triple condena: a prisión perpetua, a la denigración
de su nombre, y a la degradación del valor de su obra. Y el instrumento clave de las dos
últimas fue el Compendio de Barbieri.
28. Reghini dice „caraffe‟ que puede traducirse por jarra o garrafa, pero también por
recipiente en general. En su libro „Le Maitre inconnu‟ Marc Haven cuenta que en sus
experiencias teúrgias y mediúnicas Cagliostro no sólo se servía de niños (los pupilos y
palomas) sino también de ciertos medios físicos, como recipientes con líquido acuoso,
que funcionaban como catalizadores de la captación sobre natural.
29. Reghini termina su trabajo con una nota al pie anunciando la próxima publicación,
también en la revista Ignis, de otro documento inédito sobre Cagliostro y la Masonería
Egipcia. Al parecer se trata del trabajo titulado „Una pagina esoterica di Cagliostro‟,
publicado en Ignis, agosto-setíembre 1925.
FIN