CAGLIOSTRO

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

CAGLIOSTRO

En documentos inéditos del Santo Oficio*


Por Arturo Reghini

Traducción y notas de Máximo Lameiro

El Conde de Cagliostro, médico, mago y teúrgo del siglo XVIII, fue condenado por la
Iglesia Católica a prisión perpetua mediante un juicio viciado de parcialidad y mala fe.

En el valioso y poco conocido escrito que presentamos a continuación, el esoterista y


pitagórico italiano Arturo Reghini demuestra la falta de justicia del proceso seguido a
Cagliostro, a partir del análisis de un documento inédito del Santo Oficio.

II. MANUSCRITO 245 DE LA BIBLIOTECA VITTORIO EMANUELE

La fuente más notable de noticias acerca de Cagliostro y especialmente del proceso al


que lo sometió el Santo Oficio en Roma, es la: Colección de escrituras legales respecto
al proceso de José Balsamo, llamado Alejandro Conde de Cagliostro, y de P. Francesco
José de S. Mauricio Capuccino, ante el Tribunal del S. Oficio de Roma (Biblioteca
Nacional Vittorio Emanuel de Roma. Manuscrito Fondo Vitt. Emanuele 245, de
aproximadamente 800 páginas).

No se trata, propia y verdaderamente, del acta del proceso con las palabras reales del
interrogatorio y los testimonios del imputado, pero sí de un voluminoso trabajo de
compilación realizado en 1870 para uso del tribunal mismo; y que contiene lo esencial
de cuanto concierne a la instrucción del caso, las pericias, la acusación y la defensa, así
como otros interesantes documentos. La existencia de este manuscrito fue señalada
por primera vez en 1881 por Alejandro Ademollo en el Nro. 175 de la „Reseña
semanal‟ VII (1881); y cuatro años después fue adquirida por el Estado.

Y aunque pueda parecer extraño casi ninguno de los historiadores y biógrafos de


Cagliostro, incluidos los más recientes, utilizó dicho documento. Haven no parece
haberlo tenido a la vista y apenas lo cita en la bibliografía (1); Maruzzi no da ninguna
señal al respecto en su trabajo (2); y Petraccone (3), que parece ser el único que ha
examinado el documento, no hace un uso cuidadoso e imparcial del mismo, ya que lo
utiliza para confirmar y consolidar todas las acusaciones e infamias sobre Cagliostro
contenidas en el tristemente famoso Compendio de Monseñor Barbéri (4). La
incompetencia en materia esotérica, por no decir más, ha impedido a Petraccone
tratar este precioso manuscrito a la luz de la verdad que el mismo vuelca sobre
Cagliostro y sobre sus relaciones con la Iglesia de Roma; luz que queda subsumida bajo
la mirada que domina el mencionado Compendio de 1791 (5).

El compilador de ese Compendio, Mgr. Barbéri {cuyas credenciales rezan „Procurador


Fiscal general del Gobierno admitido en orden al juramento secreto del S. Oficio el 11
de Enero de 1790‟ } durante el proceso a Cagliostro fue asistente del Abad José Lelli,
uno de los reemplazantes de la Cancillería del Tribunal del S. Oficio, que funcionó
como Notario durante dicho proceso. Y cuando el proceso hubo terminado, y
Cagliostro ya había sido condenado por herejía, práctica de la magia y pertenencia a la
Masonería, Barbéri se abocó a la realización de su Compendio. Publicado en 1791, el
Compendio obtuvo una gran difusión y fue traducido rápidamente al francés, alemán y
español. El propósito declarado y explícito del Compendio era demostrar la
„impostura‟ de Cagliostro. Y como el mismo pasó a ser, por cientos de años, la fuente
principal de información sobre Cagliostro, la campaña de degradación del iniciado
italiano comenzada por Barbéri fue seguida por una turba de ignorantes que, de buena
o mala fe, la continuaron al apoyarse exclusivamente en dicha fuente.

Barbéri en el prefacio al Compendio no tiene reparos en decir „En lo que sigue


hablamos de la vida de José Bálsamo, conocido en el mundo como Conde de
Cagliostro. Y para decirlo en dos palabras: se trata de un IMPOSTOR FAMOSO‟ (**). Y
de hecho todo el libro no es otra cosa que el desarrollo de esa idea central expresada
en el prefacio.

Pues bien, mientras esperamos que el Archivo Histórico Italiano cumpla con su
promesa de publicar el Manuscrito 245, el cual contiene indicaciones que permitirían
evaluar más objetivamente a Cagliostro y su supuesta impostura, por nuestra parte, en
lo que sigue, y apoyados en ese Manuscrito todavía inédito, queremos mostrar que
Cagliostro no era un impostor, y que tanto Barbéri como el Tribunal del S. Oficio sabían
muy bien que al menos una parte de las prodigiosas experiencias atribuidas a
Cagliostro eran genuinas. Experiencias que, dado que eran incapaces de explicarlas,
difundieron de manera alterada y mal interpretada a fin de destruir el prestigio de
aquél y crearle una fama de impostor que escandalizara a las conciencias religiosas.

Puede observarse, de modo indiscutible, que el Compendio fue compilado adoptando


las informaciones del Ms. 245 de la Biblioteca Vittorio Emanuele, o por lo menos fue
realizado en base a copias de los contenidos de este último. De hecho páginas enteras
de uno y otro son idénticas. Por lo cual, dada la indudable correspondencia entre
ambos documentos, resulta evidente que Barbéri se sirvió de los materiales del
manuscrito para, acomodándolos de acuerdo a sus propios fines, llevar a cabo su
denigración de Cagliostro. No es inverosímil, entonces, que, tras haber Barbéri
completado su Compendio, el manuscrito haya pasado por diversas manos privadas
hasta que fue adquirido por el Gobierno Italiano en 1885. La página 89 del Ms. 245,
que corresponde a la página IV de la escritura original (6), titulada „Relación sobre la
secta de Libres Constructores extraída de los documentos existentes en el S. Oficio‟ ,
constituye un ejemplo claro de lo que decimos puesto que se encuentra en la página
70 del Compendio. En definitiva, la confrontación de los textos de ambos documentos
demuestra el proceder oportunista de Barbéri.

Ahora bien, más allá del accionar de Barbéri, surge con claridad del Ms. 245 la fanática
incomprensión, la preconcebida hostilidad y el definido propósito que guió todo el
proceso. Por ejemplo el texto XVIII del Ms. 245, firmado por Monseñor Carlo Luis
Constantini, no deja dudas al respecto (7). Una de las anotaciones de Constantini
contiene la siguiente declaración: „el fiscal asume que Cagliostro es herético y
heresiarca, y a propósito de eso sostiene {para nosotros legítimamente} que aquél
nunca creyó en su libro (8) ni en su impostura. Feliz es esta coincidencia entre el fiscal
y la defensa, puesto que, entendemos, si no cree no es un hereje. Ya que la herejía es
un ERROR y una FALSA OPINIÓN a la cual se adhiere el INTELECTO, y que es
CONTRARIA a la doctrina católica‟.

Monseñor Constantini no es responsable, por cierto, de todas las distorsiones del


juicio, pero sí del error de suponer que la Iglesia le importaba evitar las
contradicciones. Pero lo cierto es que aquella era juez y parte al mismo tiempo. No se
trataba, por lo tanto, sólo de juzgar a un reo de lesa religión sino de actuar
políticamente; y necesitaba no sólo condenar a Cagliostro sino también destruir su
prestigio en ascenso. Ya que el accionar de la Masonería y de la Masonería Egipcia en
particular, devenían cada vez más peligrosos, desde el punto de vista de la Iglesia,
conforme se desarrollaba la revolución en Francia. Eso se desprende con claridad de
todos los textos contenidos en el Ms. 245, y especialmente en los primeros, puesto
que están consagrados casi enteramente a la „secta‟ de los Libre Constructores y a la
Masonería Egipcia. La Iglesia de Roma sentía el peligro que representaba Cagliostro, en
cuanto lo tuvo a tiro no dudó en actuar: lo condenó, lo difamó e incluso lo asesinó (9).
Desde su punto de vista tenía completa razón. Pero eso no significa que nosotros,
histórica y esotéricamente, debamos aceptar las opiniones que aquella instaló
arteramente acerca de Cagliostro.

UNA MUJER EJEMPLAR Y UN LOBO VORAZ

Fue la mujer del procesado, Lorenza (identificada con Serafina), quien, para realizar un
„descargo de consciencia‟, denunció a Cagliostro frente al tribunal de la Santa
Inquisición. El hecho se encuentra relatado en términos „edificantes‟ en el Resumen
del proceso contenido en el Ms. 245 y refrendado por el fiscal J. D. Libert, consultor del
Santo Oficio:
"habiéndose demorado en Trento, lo determinó (Lorenza a Cagliostro) a trasladarse a
Roma; es decir al regazo de la Iglesia. Y llegados a Roma no dejó de intentar cuanto
medio estuvo a su alcance para obtener la salvación de su alma y la de su marido. Así
fue como decidió espontáneamente realizar la denuncia. No debería haber tanto
escándalo en relación a su caída con el capuchino. Pues, la combinación de
circunstancias desafortunadas en que se encontraba (Lorenza) disminuye la presunción
de malicia por su parte. El marido, atento a los pasos de su esposa, y sospechando que
ella pensaba dar a conocer su iniquidad, temblaba, mientras esperaba la oportunidad
de asaltarla con alguna resolución violenta. Así fue como la dio en custodia al
capuchino (un religioso de nombre Borri, que fue procesado junto a Cagliostro) y
descansó en él; quien la tenía en una especie de secuestro impidiéndole cualquier
movimiento. Viendo la mujer que se destruían todas sus esperanzas de llevar a cabo su
justo propósito, y temiendo que terminaría por rendirse y volviendo a su vida anterior,
no vio otra posibilidad de salvarse del naufragio inminente que la de corromper a su
guardia, y así fue como lo tentó, lo encegueció, y logró su cometido" (10).

A esa lección de cristianismo aplicado, debe agregarse lo siguiente: después de


haberse así sacrificado para salvar su alma y la de su marido, la piadosa mujer no
desdeñó recibir la protección y cuanto regalo le brindaba el capuchino. Pero el
abogado fiscal y consultor cerró los ojos al respecto y no sólo le concedió indulgencia
plenaria sino que, además, le reconoció cierta virtud. Pues, como el juicio era en sí
mismo muy importante, no quiso causar „demasiado estrépito‟ con este tipo de cosas.
Así expresó Libert su pensamiento al respecto: "Se diga lo que se quiera de Serafina,
ella será siempre frente a este Santo Tribunal una persona de bien, puesto que
debemos reconocer que tuvo el mérito de sustraerse al lobo voraz que devastaba la
viña y destruía a la grey". Se trataba, entonces, de ¡muy otra cosa que de un impostor!
(11).

Veamos, dentro de los límites del espacio asignados a este trabajo, qué fue lo que
expresó la denunciante. Un pasaje del Manuscrito 245 contiene el „Resumen del
proceso de Cagliostro‟. Reproduciremos aquí, dada su importancia histórica e
iniciática, el capítulo sexto de dicho „Resumen‟ titulado „Logia de Lyon‟: "Después de
once meses de permanencia en Bordeaux, relata la mujer, ella y su marido se
trasladaron a Lyon, y una vez ahí, el enjuiciado, Cagliostro, fundó una Logia con el
título „Verdad Triunfante‟ (12), pero aclara que en la misma no se admitían mujeres.

Esto viene acompañado por documentos que testifican sobre la admisión del acusado
en la Logia de Lyon en el año 1784, y otros que describen la arquitectura y plano de la
Logia Egipcia instituida él, así como por cartas intercambiadas por el mismo con varios
sujetos de Lyon; todo lo cual coincide con las declaraciones de la denunciante acerca
estos puntos y con su testimonio sobre las instrucciones que el acusado daba a sus
acólitos para trabajar de acuerdo al rito egipcio. Y también existe una constancia
proveniente del propio Cagliostro, quien, en cierta oportunidad, ha escrito: „llego a
Lyon, donde permanezco tres meses, y me convierto en el fundador de una Orden
divina‟ (13).

Por otra parte, el acusado confirmó tanto su recepción en la masonería de Lyon, como
la fundación de una Logia en dicha localidad, y también la selección e instrucción de los
maestros masones, en número doce, a quienes comunicaría el secreto de su Logia.
Entre esos secuaces había protestantes, Calvinistas y de otras religiones (14), y a ellos
les enseñó como constituir una Logia de acuerdo a las reglas egipcias; y estipuló que la
Logia de Lyon sería la Logia madre, y las restantes que se fundaran deberían regularse
por aquella. Y confirmó también que la fundación fue seguida por una ceremonia,
cuyos usos y formas involucraban instrumentos, cuadros, vestimentas, juramentos,
invocaciones, recitado de salmos, uso de Pupilos y devociones; todo lo cual estaba
prescrito en las Constituciones, las que, a su vez, declaró haber marcado con su propio
sello. Y todos debían regirse siempre con las normas de las mencionadas
Constituciones. Añadió el acusado que él mismo nombró dos Venerables fundadores,
en relación a los cuales constan en Proceso diversas cartas, y los autorizó a presidir las
reuniones de la Logia. Está a la vista la notable vivacidad y elocuencia con la cual el
susodicho expresa la solemnidad de su fundación, así como el esplendor, el lujo, de esa
Logia Madre, y de las celebraciones egipcias que en ella se llevaban a cabo. También el
feliz acaecer de las adivinaciones y predicciones, el trabajo de los Pupilos y Palomas
(15), y su celo porque todo ocurriera para la gloria de Dios y para provecho de sus
Soberanos (16). Y finalmente, el don de la palabra, sorprendente para todos, mediante
el que Cagliostro disertaba de continuo e improvisadamente en las reuniones sobre
asuntos divinos, sobre los misterios de fe, la Sagrada Escritura, y materias morales;
acerca de todo lo cual, según el propio imputado, no había realizado estudios de
ningún tipo. Y también cabe mencionar la milagrosa transformación de su dicción, por
la que perdía el acento propio de su dialecto, así como toda huella de su habla nativa,
deviniendo de tal modo un hombre nuevo y sobrenatural. Luego el imputado pasa a
explicar el sentido de ciertos pasajes de los escritos masónicos arriba reportados, entre
los cuales se hace referencia a la fundación en Lyon de la Logia Madre del Rito Egipcio.
Entre los puntos en cuestión, está el del apelativo „divina‟ con el cual se refiere a la
Orden del Rito Egipcio. Y al respecto da una extraña explicación: dice que habiendo él
comunicado en Logia una receta para la preparación de un vino egipcio de
propiedades maravillosas, decidió aludir a su obra masónica con el nombre „Orden del
Vino‟. A lo cual se le replicó que la expresión „Orden divina‟ hace referencia a la
divinidad y no al vino. A lo cual, a su vez, contestó el imputado explicando que se trató
de un error puesto que la intención de la expresión era aludir al vino cuya receta había
transmitido (17)".

Como el lector habrá comprobado, no se podría acusar a Cagliostro de otra cosa más
se hace referencia en el manuscrito, cabe aclarar que el mismo existía: se trataba de
un vino rojo del cual se hacía uso en los ritos, y que tenía el valor de un símbolo
hermético. Dicho sea de paso, en la masonería ordinaria el vino ocupa un lugar
importante dentro de las llamadas „tenidas masticatorias‟. Pero, respecto a todo esto
es obvio que la Iglesia no hubiera tenido problemas con una „Orden del Vino‟,
mientras que es claro que no pudo admitir que en la masonería el vino ocupara un
lugar análogo al que tiene en la misa, y mucho menos aceptar que un laico fundara un
orden divino y además tuviera relación directa con la Divinidad.

La Iglesia pretende tener el monopolio de lo divino, y prohíbe a Dios manifestarse sin


su beneplácito y fuera de su jurisdicción. Así surge, por lo menos, de las declaraciones
de Fray Tomás Vicente Pani, comisario general de la Santa Inquisición de Roma, en la
„Calificación y censura de la Masonería Egipcia y de varias de la proposiciones que se
encuentran en sus estatutos y catecismos‟. Texto que integra el Manuscrito 245 y en el
cual se lee: "Quiere el gran Copto que en la Masonería Egipcia encuentren lugar
personas de diferentes sectas, y además pretende promover enseñanzas divinas y
supone que le está dado transportarse cerca de Dios. En todo lo cual se reconoce una
triple falta: contra Dios, contra las disposiciones Eclesiásticas relativas a la prohibición
del trato entre creyentes y herejes, y contra la máxima fundamental de la religión
Católica según la cual sólo en ella hay salvación".

Y poco después sostiene otro tanto: "¿Quien ha visto ese grado de conexión e
intercambio entre católicos y herejes sin que se produjera un escándalo, y sin que
mediara la seducción de los primeros por los segundos? Y por otra parte, ¿no es claro
que, debido al peligro que entraña, esa situación está prohibida tanto por el derecho
natural como por el divino? Además el hecho de pretender reemplazar a la Religión
Católica y conducir al alma, por medio del trabajo masónico, a su primitivo estado de
inocencia, es decir a un estado cercano a Dios, repugna porque se opone claramente a
aludida máxima según la cual fuera de la Iglesia no hay perfeccionamiento ni salvación,
a la vez que contradice muchos otros dogmas de la Religión Católica" Pero Fray Pani no
estuvo solo en sus apreciaciones durante el proceso. Pues Fray Francisco Contarini,
menor conventual y consultor del Santo Oficio, en su texto „Sentimiento teológico
sobre la Masonería Egipcia y censura de proposiciones extraídas de sus estatutos y
catecismos‟, se pronunció del siguiente modo: "No puede haber prueba más clara de
herejía que la promesa de conducir a los hombres a la verdad y a la felicidad, desde
fuera de la luz del Evangelio. Pues el propio Jesús dice de sí: Ego sum via, veritas et
vita. Nemo venit ad Patrem nisi per me" (18).

Pero esas últimas palabras, si se las considera con mayor inteligencia que la habitual,
expresan para nosotros una verdad profunda y elemental de orden espiritual. Pues
indican que solamente entrando en la Iglesia Universal, en la Comunión de los Santos,
es decir universalizando la propia conciencia, se puede obtener la perfección (19).
Ahora bien, en virtud de la misma definición se deberían superar, sin negarlas, las
limitaciones inherentes a los sentimientos y creencias propios de las varias formas que
el cristianismo asume en la conciencia de sus creyentes. Y al Padre, al Georgos del cual
habla Jesús, a la unidad de la cual procede toda manifestación y diferenciación, no se
puede llegar más que a través del „mí‟; y no a través de la adoración fetichista de ese
conjunto de ideas y residuos sentimentales que la manada, y a veces los pastores,
aplican sobre dicha unidad, diciendo: este es Buda, este es Mahoma, etc. (20).

Como decía Dante (Paraíso, XIX, 103-108):

"A este reino

nunca accedió quien no creyera en Cristo,

antes o después de que fuera crucificado.

Pero ve: muchos gritan Cristo, Cristo¡

aunque en el juicio estarán mucho menos cerca

de Él, que aquellos que no han conocido a Cristo"

LA CLARIVIDENCIA DE LOS PUPILOS

Entre las varias experiencias maravillosas que Cagliostro y sus discípulos vivían durante
su trabajo masónico, una que amerita una especial atención es la adivinación lograda
por medio de los famosos Pupilos o Palomas. Incluso el Santo Oficio se preocupó por el
asunto, tanto más cuanto que resultaba evidente que los fenómenos eran genuinos y
que no era fácil explicarlos sin recurrir a la consabida y simplista explicación: el Diablo.
Reproduciremos a propósito de este tema un fragmento del „Resumen del proceso de
Cagliostro‟, titulado „Cualidad de la Masonería Egipcia‟ perteneciente al Manuscrito
245: "Pasando luego la denunciante a precisar el espíritu de la Logia erigida en el lugar
arriba referido, relató que en la misma el acusado introducía ciertos niños y niñas -de
seis, siete y más años- a los que denominaba Pupilos o Palomas, y entre los cuales
reconoció a la hija de Mr. Strauss de Estraburgo, y que ingresando a los mismos en la
Logia les hacía recitar una oración invocando la ayuda de Dios y conjurar la presencia
de los siete Ángeles. Tras lo cual los ponía enfrente de un recipiente lleno de agua,
diciendo Cagliostro unas palabras en voz baja, dando tres golpes al ara con su espada y
golpeando el suelo con el pie; después de eso los interrogaba acerca de lo que veían.
También precisa la denunciante que en esas ocasiones el acusado dijo haber visto a los
siete ángeles, a los cuales llamaba por sus nombres propios: Miguel, Gabriel, Rafael,
Uriel, Anael (21). Y luego, retirado dentro de un tabernáculo, puesto que la presencia
angélica no podía quedar expuesta frente a quienes no fueran inocentes, los
interrogaba sobre distintas cosas y solicitaba la presencia de otras entidades y seres.
Todo lo cual era mediado por los Pupilos y Palomas que respondían según lo que veían.
Así, aparecían en Logia, ya Enoch (22), ya Elías, también Noé e incluso Adán, así como
algunos difuntos emparentados con los concurrentes, y del mismo modo eran
revelados ciertos secretos como el de la fabricación del oro. En este orden de cosas, la
denunciante dijo que en la Logia de Mittau el acusado le hizo creer a la Baronesa de
Rech que se encontraba allí su difunto hermano; y lo mismo le hizo creer, en la Logia
de París, a la viuda Duquesa de Cheilus respecto a su difunto esposo. Y en la Logia de
Bordeaux el acusado le hizo decir al Pupilo que veía al difunto marido de la viuda
Marquesa de Merville quien le revelaba un secreto sobre ciertos tesoros del espíritu. Y
utilizando el mismo sistema de adivinación y sirviéndose de la presencia de los ángeles
en la Logia de Estraburgo convenció a Exmo. de Rohan de que lo había curado con la
Piedra Filosofal, cuyo aspecto seco servía para formar oro, y su aspecto húmedo para
mantener la vida por muchos años (23). También en la Logia de París, a instancias de la
Sra. La Motte, hizo decir a los Pupilos o Palomas ciertas cosas acerca del conflicto de la
Reina con el Cardenal y otros prelados: predijo que como la Reina había actuado mal
con el Cardenal, ella y la monarquía caerían y Francia se convertiría en una República
(24).

De ese modo, continúa la denunciante, Cagliostro ejercía su impostura y todos lo


consultaban y lo llamaban “maestro‟; teniéndolo por un oráculo, un hombre
extraordinario, un profeta, incluso un Dios. Y le demandaban diversos tipos de ayuda
como luego se comentará. Refiere, por otra parte, la susodicha que Cagliostro creía en
Jesús Cristo y afirmaba que Él mismo aparecía en Logia frente a los Pupilos y Palomas,
y también sostenía que el propio Jesús Cristo era masón egipcio y que los doce
apóstoles eran doce maestros constructores" (25).

Ese es el semblante de Cagliostro visto a través del pequeño cerebro de Lorenza


Feliciani, y de la redacción de sus declaraciones realizada al cuidado del Santo Oficio.
Ciertas incoherencias y algunos datos del relato de Feliciani deben haber llamado la
atención de los jueces. Pues todo indica que le fueron pedidas explicaciones acerca del
modo en que Cagliostro lograba hacerle decir a las Palomas lo que él quería, incluidas
las predicciones, pues el Resumen continúa así: "Si bien la denunciante (Lorenza)
supone que los Pupilos o Palomas eran instruidos por Cagliostro para actuar según se
les indicara, declara que ella nunca asistió a tales instrucciones. Incluso agrega que en
numerosas ocasiones sospechó que tales prodigios eran el fruto de un arte diabólico.
Por ejemplo, cuando el Duque de Orleans se hizo presente a un Pupilo en la Logia sin
que Cagliostro lo hubiera llamado previamente, y dio respuestas coherentes a las
preguntas que éste le formulara. Y no sólo eso sino que el propio Duque dijo que
consideraba a Cagliostro como un hombre sobrenatural. En esa ocasión Lorenza sintió
que se confirmaban sus sospechas de que el acusado habría hecho un pacto con el
Demonio. Cosa que explicaría indirectamente porqué Cagliostro se había negado
siempre a instruirla en el arte de las Palomas y Pupilos aduciendo que ella era
demasiado débil para guardar el secreto. Por lo cual, la denunciante asume que se
trataba de un secreto diabólico".

Pero lo cierto es lo siguiente: ciertos fenómenos extraordinarios, indiscutiblemente


genuinos, ocurrían en las tenidas de la Masonería Egipcia. Y Lorenza cuando no logra
explicarlos suponiendo que Cagliostro daba instrucciones en secreto a los médium,
recurre a la intervención del demonio, tan omnipotente como Dios mismo y siempre
disponible para sacar de apuros y contradicciones a los buenos cristianos. Puesto que
así, por el recurso a la omnipotencia de Dios o a la del Diablo, todo queda
debidamente explicado. ¿Quién osaría preguntar de qué modo el Señor, o su
antagonista el Diablo, operan tales milagros? (26). Barbieri, por su parte, se hace eco
de ese pasaje del Manuscrito; pues ya hemos señalado que para redactar su
Compendio Barbieri utilizó profusamente el Ms. 245 que estamos comentando.
Respecto a ese punto, el Compendio dice así: "Veamos que es lo que la MUJER ha
dicho. En sustancia ha expuesto lo siguiente: que, si bien algunos de los Pupilos eran
instruidos por Cagliostro acerca de cómo debían comportarse durante los trabajos, a
veces, algunos otros Pupilos actuaban improvisadamente de un modo que no puede
explicarse más que como arte DIABÓLICO. Y agrega que habiendo ella solicitado a
Cagliostro que le explique el origen de esos trabajos, él se negó siempre aduciendo
que ella era demasiado débil y carente de coraje para sostener ese misterio".

Como puede verse, el campeón de la fe no era precisamente un campeón de la buena


fe. ¡Salud, salud, y tres veces salud, a los campeones de la Fe y la Ciencia, de conciencia
digna y recta, honestísimos paladines de la Verdad! (27).

EL MISTERIO DE LAS JARRAS (28)

El testimonio de la mujer era confirmado por las declaraciones del propio Cagliostro.
Pues el Resumen del Proceso dice: "{Cagliostro} aclaró además que para convencer al
Duque de Orleans de la veracidad de su sistema egipcio, y de la falsedad de los
Iluminati, a los cuales adscribía el Duque, en la Logia de París, en presencia del Exmo.
De Rohan, del Príncipe de Luxemburgo y de otros, se hizo de improviso el experimento
de dejar a un Pupilo a solas con el Duque, previo abandono de la ceremonia, y tanto
con medios físicos como sin ellos (28), se lo interrogó acerca del Palacio Real, de las
personas que en ese mismo instante estaban allí, y se lo exhortó a diera precisiones
acerca de las habitaciones en las cuales se encontraban, cómo estaban vestidos, y
otras cosas. Y al fin, habiendo el propio Duque comprobado con sus propios ojos la
verdad de esas adivinaciones, quedó sumamente sorprendido".

Se trata allí de un testimonio de clarividencia fácilmente comprobable, y reportado por


diversas fuentes, que deja en claro la total autenticidad del fenómeno. Y el Tribunal del
Santo Oficio estaba bien lejos de creer que se trataba de un simple truco como
después del proceso se dedicó a difundir a cuatro vientos. Tan verdadero le parecía el
asunto que dio la orden de investigarlo al detalle, decidiendo "proceder a una pericia
química del líquido contenido en los recipientes secuestrados, y designaba para tal fin
a cuatro peritos, entre quienes estaba el Dr. De Micheli".

Cuál haya sido el resultado de esa pericia, no lo sabemos. Pero lo cierto es que la
misma debía ser importante tanto para el Santo Oficio como para los peritos. Pues, si
bien no sabemos qué pretendía el Santo Oficio, sí sabemos que los peritos pidieron
sumas exorbitantes en pago de su trabajo. De hecho, en un pasaje del Manuscrito 245
titulado „Correspondencia relativa a la defensa y al tratamiento de G. Balsamo‟ , en
nota al margen de una carta firmada por el defensor Constantini se encuentra la
siguiente nota, por demás sibilina, escrita al parecer de puño de Juan Doménico Libert,
fiscal y consultor del proceso de Cagliostro: "Voy a hablar bien claro. Los cuatro
médicos que han hecho el experimento con las jarras pretenden una merced de
QUINIENTOS escudos CADA UNO. El Dr. Micheli como protomédico QUIERE que la
suma sea duplicada; otro tanto el especialista Conti; otro tanto Chirurgo. ¿Será que
con la Química y la Medicina se lucra bien? ¿Cagliostro habrá ganado tanto? A tener en
cuenta".

Por lo visto el fiscal no tenía reparos en mostrar su sorpresa por esas exigencias, y de
nuestra parte nos llevan a conjeturar que el asunto preocupaba mucho al Santo Oficio.
Pues es poco verosímil que pagara una suma tan grande para explicar a la luz de la
ciencia algo que consideraba una mera impostura.

Las actas reales del proceso podrían arrojar más luz sobre este peculiar affaire de las
jarras; pero, si es que no han sido destruidas, se hallan en poder del Vaticano. Como
sea todo lo que hemos comentado del Manuscrito inédito Nro. 245 de la Biblioteca
Nacional V. Emanuel, es ya suficiente para concluir que el Conde Alejandro de
Cagliostro no era el impostor que se ha querido hacer creer mediante una deshonesta
y sistemática campaña difamatoria organizada por los paladines de la caridad cristiana.
Pues la condena no bastaba, al parecer, para salvar su alma de la perdición, y la de su
pudorosa esposa, sino que se debía dañar también el nombre y la memoria del audaz
iniciado. Culpable sólo de conocer los misterios mágicos y espirituales propios de todo
verdadero y legítimo sacerdocio, y de probar con hechos su sabiduría (29).
Notas

(*): Publicado originalmente en la revista „Ignis‟, Nros. de Enero, Febrero y Marzo de


1925.

(**): Las mayúsculas que aparecen en los documentos citados por Reghini deben
leerse como signos de énfasis, ya que los originales fueron escritos a mano.

1. Dr. Marc Haven, Le maître Inconnu, Cagliostro, Paris.

2. Pericle Maruzzi, Il Vangelo di Cagliostro, Todi 1914.

3. E. Petraccone, Cagliostro nella storia e nella legenda, 1922.

4. Compendio de la vida y la gesta de Giuseppe Balsamo llamado el Conde de


Cagliostro, Impresora de la Cámara Apostólica, Roma 1791.

5. Tampoco Ludovico Petraroja, quien en su libro La Masonería en su historia, sus ritos


y sus fines se ocupa de Cagliostro de manera extensa y hostil, hace mención alguna del
documento que comenta Reghini (Manuscrito 245).

6. El ordenamiento del escrito original consta en la bibliografía del libro de Petraccone.

7. Se trata del capítulo „Anmotazioni ai fogli per Giuseppe Balsamo‟. Al respecto, en las
notas al trabajo que traducimos, Reghini comenta que el defensor de Cagliostro, C. L.
Constantini, quien era el defensor general de pobres en Roma, a fin de proteger a
Cagliostro de la acusación de pertenecer a la Masonería, herejía, magia y superstición,
orientó su defensa hacia la demostración de que el mismo no era más que un
impostor.

8. Se refiere al libro manuscrito en francés „Estatutos y constituciones de la Masonería


Egipcia‟ que le fue secuestrado a Cagliostro.

9. Cagliostro no fue condenado a muerte sino a prisión perpetua, por lo cual asumimos
que Reghini quiere expresar ahí que dicha condena arruinó su vida y lo precipitó a la
muerte. Lo cual equivale a un asesinato si se piensa la cuestión más allá de sus formas
externas.

10. En la nota al pie de este pasaje, Reghini dice con ironía: „Observe el lector que
frutos magníficos puede brindar la mera confesión, y que vías inescrutables puede
seguir la Providencia para salvar las almas‟.

11. Reghini intenta remarcar ahí, como en otros pasajes de su trabajo, la inconsistencia
de la defensa de Cagliostro, que oscilaba entre avalar las acusaciones del S. Oficio
(herejía, etc.) o declarar a Cagliostro un mero impostor, que es un delito mundano, a
fin de „salvarlo‟ de la pena mayor.
12. Se trata de un error del copista, pues la Logia se llama en realidad „Sabiduría
Triunfante‟.

13. Se trata, al parecer, de notas de viaje que le fueron secuestradas a Cagliostro


durante su detención.

14. Según Reghini esa tolerancia fue una de las razones de la acusación contra
Cagliostro, puesto que, dice el masón italiano: "la Iglesia, de hecho, en nombre del
amor y la caridad cristiana, prohíbe la tolerancia".

15. La expresión „Pupilos y Palomas‟ se refiere a los niños y niñas que en las tenidas de
la masonería egipcia oficiaban como intermediarios entre los hombres y el mundo
superior. Hasta donde se sabe, esos niños, elegidos y dirigidos por Cagliostro, tenían
facultades mediúnicas. Además, por supuesto, de su inocencia infantil que los hacía
aptos para realizar su función mediadora sin contaminarla con propósitos personales.

16. Entendemos que la expresión „Soberanos‟, en ese contexto, se refiere a los


grandes ángeles o arcángeles que se invocaban en las tenidas de la masonería fundada
por Cagliostro.

17. A propósito de esto Reghini evoca la obra de Raimundo Lulio De Secretis naturae. Y
dice también que, de acuerdo a Pernety, el vino de la sabiduría tiene la función de un
„menstruo o disolvente universal‟.

18. Juan, 14-6: "Soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí". 19.
Hemos agregado negritas a las palabras de Reghini para subrayar su importancia. Pues,
a nuestro juicio, en todo este párrafo del masón italiano, se juega nada menos que la
diferencia entre religión y conocimiento iniciático.

20. En italiano la última línea es un tanto oscura porque contiene varios


sobreentendidos en un breve espacio. A nuestro juicio Reghini alude ahí al concepto
de Hombre Universal, que es una realidad metafísica y cosmológica, y como tal no
pertenece a ninguna religión de modo exclusivo, y se burla de la tendencia de las
masas, y también de sus conductores, a identificarlo con formas particularizadas como
Buda, Mahoma, etc. Formas que al perder su significación interior y universal se
vuelven excluyentes las unas de las otras.

21. El documento no menciona los otros dos ángeles que componen la héptada:
Zobiaquel y Anaquiel.

22. Señala Reghini que Enoch, hijo de Caín, pertenece a la tradición masónica y que los
propios Old Charges lo indican. Aunque en este contexto también podría tratarse de
Enoch hijo de Iared. En cuanto a Elías, aclara, debe su presencia en la masonería
egipcia debido a su significación dentro del hermetismo. Por otra parte, ambos, Enoch
y Elías, fueron ascendidos al cielo con sus cuerpos; por lo que se puede decirse que no
han muerto. A su vez, la Escritura dice que Enoch fue ascendido al cielo a la edad de
365 años; lo cual, observa Reghini, es una clara alusión al ciclo de renovación anual.

23. Es evidente la referencia al simbolismo alquímico de la vía seca y la vía húmeda. Las
cuales corresponden al oro y la plata respectivamente, así como a sol y luna, masculino
y femenino, etc. Por lo tanto, una interpretación groseramente materialista de las
declaraciones de Cagliostro respecto a la Piedra Filosofal y a la „curación‟ obtenida por
su medio, llevaría a perder de vista que ahí se trata de símbolos de realidades y
operaciones espirituales.

24. Efectivamente, pronto la monarquía cayó y Francia se convirtió en una república.

25. Aquí, como en todo lo referido a Cagliostro, una lectura literal hace aparecer como
un despropósito algo que, a nuestro juicio, debe comprenderse a la luz del simbolismo.
Así, puede interpretarse que al identificar a Jesús y los apóstoles con „masones
egipcios‟ Cagliostro alude al carácter iniciático del cristianismo, o mejor dicho de su
esencia originaria.

26. Tal vez sea oportuno señalar que la ironía de Reghini contra las explicaciones de la
Iglesia por medio de Dios o el Diablo, no es la de un racionalista. Más bien se trata de
la distancia que separa al iniciado, en tanto buscador del conocimiento cosmológico y
metafísico, de la religión, en tanto ésta introduce en sus explicaciones ciertas creencias
y elementos emocionales que no cuentan para el primero.

27. Para entender mejor esas exclamaciones de Reghini reparemos en que, de facto, la
Iglesia sometió a Cagliostro a una triple condena: a prisión perpetua, a la denigración
de su nombre, y a la degradación del valor de su obra. Y el instrumento clave de las dos
últimas fue el Compendio de Barbieri.

28. Reghini dice „caraffe‟ que puede traducirse por jarra o garrafa, pero también por
recipiente en general. En su libro „Le Maitre inconnu‟ Marc Haven cuenta que en sus
experiencias teúrgias y mediúnicas Cagliostro no sólo se servía de niños (los pupilos y
palomas) sino también de ciertos medios físicos, como recipientes con líquido acuoso,
que funcionaban como catalizadores de la captación sobre natural.

29. Reghini termina su trabajo con una nota al pie anunciando la próxima publicación,
también en la revista Ignis, de otro documento inédito sobre Cagliostro y la Masonería
Egipcia. Al parecer se trata del trabajo titulado „Una pagina esoterica di Cagliostro‟,
publicado en Ignis, agosto-setíembre 1925.

FIN

También podría gustarte