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La Ciencia de la Macroeconomía

La ciencia no es más que el re.finamiento de reflexiones cotidianas.

Albert Einstein

Cuando Albert Eistein hizo la observación citada sobre la naturaleza de la ciencia,


probablemente se refería a la fisica, la química y otras ciencias naturales. Pero la
afirmación es igualmente cierta cuando se aplica a las ciencias sociales, como la
economía. Como persona que participa en la economía y como ciudadano que vive
en una democracia, es inevitable que el lector piense en cuestiones económicas
cuando realiza sus actividades cotidianas o cuando entra en una cabina electoral. Pero si
es como la mayoría de la gente, sus reflexiones diarias sobre la economía
probablemente habrán sido más superficiales que rigurosas (o al menos hasta que
asistió a su primer curso de economía). El objetivo de estudiar economía es
perfeccionar esas reflexiones. Aspiramos a ayudarle en ese esfuerzo, centrando la
atención en la parte del campo de la economía llamada macroeconomía , que estudia
las fuerzas que influyen en la economía en su conjunto.

1.1 ¿Qué estudian los macroeconomistas?

¿Por qué las rentas han experimentado un rápido crecimiento en los últimos cien
años en algunos países mientras que otros siguen sumidos en la pobreza? ¿Por qué
algunos países tienen tasas de inflación elevadas mientras que otros mantienen
estables los precios? ¿Por qué todos los países experimentan recesiones y
depresiones -es decir, periodos recurrentes de disminución de las rentas y de
aumento del paro- y cómo pueden reducir los gobiernos su frecuencia y su
gravedad? La macroeconomía intenta dar respuesta a estas y otras muchas
preguntas relacionadas con ellas.
Para apreciar la importancia de la macroeconomía , basta leer el periódico o
escuchar las noticias. Todos los días podemos ver titulares como «El crecimiento de
la renta repunta», «El banco central toma medidas para luchar contra la inflación» o

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«La Bolsa cae ante el temor a una recesión». Aunque estos acontecimientos
macroeconómicos parezcan abstractos, influyen en todos los aspectos de nuestra
vida. Los ejecutivos de empresa que predicen la demanda de sus productos deben
adivinar a qué ritmo aumentará la renta de los consumidores. Los pensionistas que
viven de una renta fija se preguntan a qué ritmo subirán los precios. Los recién
licenciados universitarios que buscan trabajo confian en que la economía
experimente una expansión y que las empresas los contraten.
Dado que la situación de la economía afecta a todo el mundo, las cuestiones
macroeconómicas desempeñan un papel fundamental en los debates políticos. Los
votantes son conscientes de cómo marcha la economía y saben que la política del
Gobierno puede influir en ella poderosamente. Como consecuencia, la popularidad
del Ejecutivo aumenta cuando la economía va bien y disminuye cuando va mal.
Las cuestiones macroeconómicas también se encuentran en el centro de la política
mundial y las noticias internacionales están llenas de preguntas macroeconómicas.
¿Fue una buena idea que una gran parte de Europa adoptara una moneda única?
¿Debe mantener China un tipo de cambio fijo frente al dólar estadounidense? ¿Por
qué está incurriendo Estados Unidos en grandes déficit comerciales? ¿Cómo
pueden mejorar los países pobres su nivel de vida?
Cuando se reúnen los líderes mundiales, estos asuntos suelen ocupar un lugar
prioritario en su agenda.
Aunque la tarea de elaborar la política económica la plantean los líderes
mundiales, la de explicar el funcionamiento de la economía en su conjunto
corresponde a los macroeconomistas. Para ello recogen datos sobre las rentas, los
precios, el paro y muchas otras variables económicas de diferentes periodos de
tiempo y distintos países e intentan entonces formular teorías generales para
explicar estos datos. Al igual que los astrónomos que estudian la evolución de las
estrellas o los biólogos que estudian la evolución de las especies, los
macroeconomistas no pueden realizar experimentos controlados en un laboratorio,
sino que deben utilizar los datos que les da la historia. Los macroeconomistas
observan que las economías son diferentes y que cambian con el paso del tiempo.
Estas observaciones les permiten tanto elaborar teorías macroeconómicas como
recoger datos para contrastarlas.
La macroeconomía es, sin duda alguna, una ciencia joven e imperfecta. La
capacidad del macroeconomista para predecir el rumbo futuro de los
acontecimientos económicos no es mejor que la del meteorólogo para predecir el
tiempo del mes que viene. Pero, como verá el lector, los macroeconomistas saben
bastante bien cómo funcionan las economías. Estos conocimientos son útiles tanto
para explicar los acontecimientos económicos como para formular la política
económica.
La historia macroeconómica no es sencilla, pero motiva en gran medida la
teoría macroeconómica. Aunque los principios básicos de la macroeconomía no

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cambian de una década a otra, el macroeconomista debe aplicarlos con flexibilidad
y creatividad para hacer frente a los cambios de las circunstancias.

1.2 Cómo piensan los economistas

Aunque los economistas suelen estudiar cuestiones políticamente delicadas,


tratan de abordarlas con la objetividad del científico. La economía, al igual que
cualquier otra ciencia, tiene sus propios instrumentos -una terminología, unos
datos y una forma de pensar- que pueden parecer extraños y arcanos a los profanos.
La mejor manera de familiarizarse con estos instrumentos es practicar
utilizándolos y este libro brinda al lector muchas oportunidades de hacerlo. Sin
embargo, para que estos instrumentos resulten menos imponentes, analicemos
algunos de ellos.

La teoría como elaboración de modelos

Los niños pequeños aprenden mucho del mundo que los rodea jugando con
juguetes que son versiones de objetos reales. A menudo ponen juntos, por
ejemplo, modelos de automóviles, trenes o aviones. Estos modelos distan de ser
realistas , pero el que los elabora aprende mucho de ellos. El modelo muestra la
esencia del objeto real al que pretende parecerse (además, a muchos niños les
divierte construir modelos).
Los economistas también utilizan modelos para comprender el mundo, pero los
modelos de los economistas es más probable que estén hechos de símbolos y ecuaciones
que de plástico y pegamento. Los economistas construyen sus «economías de juguete »
para ayudar a explicar las variables económicas, como el PIB, la inflación y el paro. Los
modelos económicos muestran, a menudo en términos matemáticos , las relaciones entre
las variables. Son útiles porque nos ayudan a prescindir de los detalles irrelevantes y a
fijarnos en las conexiones importantes (además, a muchos economistas les divierte
construir modelos).
Los modelos tienen dos tipos de variables: exógenas y endógenas. Las variables
endógenas son las que un modelo trata de explicar. Las variables exógenas son
las que considera dadas. El fin de un modelo es mostrar cómo afectan las variables
exógenas a las endógenas. En otras palabras, como muestra la figura 1.5, las variables
exógenas proceden de fuera del modelo y son aportaciones a ese modelo,
mientras que las variables endógenas proceden de dentro del modelo y son el
resultado de ese modelo.

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Va riables exógenas Modelo Variables endógenas

Figura 1.5. Cómo funcionan los modelos. Los modelos son teorías simplificadas que muestran las
relaciones clave entre las variables económicas. Las variables exógenas proceden de fuera del
modelo y las endógenas son las que éste explica. El modelo muestra cómo afectan las variaciones
de las variables exógenas a las endógenas.

Para concretar más estas ideas, pasemos revista al modelo económico más famoso
de todos: el modelo de oferta y demanda. Imaginemos que un economista tiene interés en
averiguar qué factores influyen en el precio de la pizza y en la cantidad de pizza vendida.
Elaboraría un modelo que describiera la conducta de los compradores de pizzas, la
conducta de los vendedores de pizzas y su interrelación en el mercado de pizzas. El
economista supone, por ejemplo, que la cantidad demandada de pizzas por parte de los
consumidores, Qd, depende de su precio, P, y de la renta agregada, Y. Esta relación se
expresa en la ecuación
Qd =D( P, Y),

donde D( ) representa la función de demanda. El economista también supone que la


cantidad de pizzas ofrecida por las pizzerías, Q 5 , depende de su precio, P, y del
precio de los ingredientes, Pi , como el queso, los tomates, la harina y las
anchoas. Esta relación se expresa de la forma siguiente:

Q5 = S(P, P 111 ),

donde S( ) representa la función de oferta. Por último, el economista supone que el


precio de las pizzas se ajusta para equilibrar la cantidad ofrecida y la demandada:
Qs = Qd.

Estas tres ecuaciones componen un modelo del mercado de pizzas.


El economista ilustra el modelo con un diagrama de oferta y demanda, como en la
figura 1.6. La curva de demanda muestra la relación entre la cantidad demandada de
pizzas y su precio, manteniendo constante la renta agregada. Tiene pendiente negativa
porque cuanto más alto es el precio de las pizzas, más consumidores optan por otros

4
p
Oferta

..
c""''.
.,
.!!!
"O
Equilibrio
o de/ mercado
.,
e:;
.t
Demanda
1
c4ntidad de equilibrio

Q
Cantidad de pizza

Figura 1.6. El modelo de oferta y demanda. El modelo económico más famoso es el de la oferta
y la demanda de un bien o servicio, en este caso, las pizzas. La curva de demanda es una curva
de pend iente negativa que relaciona el precio de las pizzas con la cantidad que demandan los
consumidores. La curva de oferta es una curva de pendiente positi va que relaciona el precio de
las pizzas con la cantidad que ofrecen las pizzerías. El precio de las pizzas se ajusta hasta que la
cantidad ofrecida es igual a la demandada. El punto en el que se cortan las dos curvas es el
equilibrio del mercado , que muestra el precio de equi l ibrio de las pizzas y su cantidad de
equilibrio.

alimentos y compran menos pizzas. La curva de oferta muestra la relación entre la


cantidad ofrecida de pizzas y su precio, manteniendo constante el precio de los
ingredientes. Tiene pendiente positiva porque cuando sube el precio de las pizzas, es más
rentable venderlas, lo cual anima a las pizzerías a producir más. El equilibrio del mercado
es el precio y la cantidad en los que se cortan las curvas de oferta y demanda. Al precio de
equilibrio, los consumidores deciden comprar exactamente la cantidad de pizzas que
deciden producir las pizzerías.
Este modelo del mercado de pizzas tiene dos variables exógenas y dos endógenas.
Las exógenas son la renta agregada y el precio de los ingredientes. El modelo no intenta
explicarlas, sino que las considera dadas (quizá explicadas por otro modelo). Las
variables endógenas son el precio de las pizzas y la cantidad intercambiada. Estas son las
variables que intenta explicar el modelo.
El modelo puede utilizarse para mostrar cómo afecta una variación de una de las
variables exógenas a ambas variables endógenas. Por ejemplo, si aumenta la renta
agregada, también aumenta la demanda de pizzas, como muestra el panel (a) de la figura
1.7. El modelo muestra que tanto el precio de equilibrio como la cantidad de pizzas de
equilibrio aumentan. Asimismo, si sube el precio de los ingredientes, la oferta de pizzas
disminuye, como muestra el panel b) de la figura 1.6. El modelo indica que en este caso
sube el precio de equilibrio de las pizzas y disminuye la cantidad de equilibrio. Por tanto,
el modelo muestra cómo las variaciones de la renta agregada o del precio de los
ingredientes afectan al precio y a la cantidad en el mercado de pizzas.

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(a) Desplazamiento de la demanda
p

s
..
N
N
c.
..!!!
Q>
"O
o
oQ>

el:

o,
02 Q
Cantidad de pizza

(b) Desplazamiento de la oferta


p

..
N
s,
·e:.
..!!!
Q>

l
"O
o
·¡;

o
o, Q
Cantidad de pizza

Figura 1.7. Variaciones del equilibrio. En el panel (a), un aumento de la renta agregada provoca un
increm ento de la demanda de pizzas: a cualquier precio dado, los consumidores ahora qu ieren
comprar más pizzas, lo cual se representa por medio de un desplazamiento de la curva de demanda
hacia la derecha de D1 a D 2• El mercado se traslada a la nueva intersección de la oferta y la demanda.
El precio de equil ibrio sube de P 1 a P 2 y la cantidad de pizzas de equ il ibrio aumenta de Q 1 a Q2• En
el panel (b), una subida de precio de los ingredientes redu ce la oferta de pizzas: a cualquier precio
dado, las pizzerías observan que la venta de pizzas es menos rentable, por lo que optan por producir
menos. Esta decisión se muestra por medio de un desplazamiento de la curva de oferta hacia la
izquierda de S 1 a 5 2. El mercado se traslada a la nueva intersección de la oferta y la demanda. El precio
de equilibrio sube de P 1 a P2 y la cantidad de equ ilibrio disminuye de Q 1 a Q2•

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PSI. Utilización de funciones para expresar relaciones entre variables

Todos los modelos económicos expresan relaciones entre variables económicas. A menudo
se expresan por medio de funciones. Una función es un concepto matemático que muestra
cómo una variable depende de otras. Por ejemplo, en el modelo del mercado de pizzas,
decimos que la cantidad demandada de pizzas depende de su precio y de Ja renta agregada.
Para expresarlo, utilizamos Ja siguiente notación funcional:

Qd = D( P, Y).

Esta ecuación indica que Ja cantidad demandada de pizzas, Qd, es una función de su precio ,
P, y de Ja renta agregada, Y. En la notación funcional, la variable que precede al paréntesis
representa la función. En este caso, D( ) es la función que expresa cómo las variables entre
paréntesis determinan la cantidad demandada de pizzas.
Si conociéramos mejor el mercado de pizzas, podríamos dar una fórmula numérica de la
cantidad demandada de pizzas. Podríamos escribir:

Qd = 6.000 - 10P + 2Y. En este caso, la función de demanda es:

D( P, Y) = 6.000 - IOP+ 2Y.

Esta función ind ica la cantidad demandad a de pizzas correspondiente a cua lqu ier
precio de las mismas y a cualquier renta agregada. Por ejemplo, si la renta agregada es
igual a 1.000 euros y el precio de las pizzas es de 200 euros, la cantidad demandada de
pizzas es igual a 6.000 pizzas; si sube el precio a 300 euros, la cantidad demandada
desciende a 5.000 pizzas.
La notación funcional nos permite expresar la idea general de que las
variables están relacionadas incluso cuando no tenemos suficiente información para indicar
la relación numérica precisa. Por ejemplo, podríamos saber que la cantidad demandada de
pizza disminuye cuando sube el precio de 200 euros a 300 euros, pero no cuánto. En este
caso, la notación funcional es útil: en la medida en que sepamos que existe una relación entre
las variables , podemos expresarla utilizando la notación funcional.

Este modelo del mercado de pizzas postula, al igual que todos, numerosos
supuestos simplificadores. No tiene en cuenta, por ejemplo, que todas las pizzerías se
encuentran en lugares distintos. Para cada cliente, una de ellas es más cómoda que las
demás y, por consiguiente, las pizzerías tienen alguna capacidad para fijar sus propios
precios. Aunque el modelo supone que todas las pizzas tienen el mismo precio, en
realidad cada pizzería podría tener uno distinto.
¿Cómo debemos reaccionar ante la falta de realismo del modelo? ¿Debemos
descartar el sencillo modelo de oferta y demanda de pizzas? ¿Debemos intentar elaborar
uno más complejo que tenga en cuenta la diversidad de precios de las pizzas? Las

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respuestas dependen de nuestro objetivo. Si es explicar cómo el precio del queso afecta al
precio medio de las pizzas y a la cantidad vendida de pizzas, la diversidad de precios de
las pizzas probablemente no sea importante. El sencillo modelo del mercado de pizzas
resuelve perfectamente esta cuestión. Sin embargo, si es explicar por qué los precios de
las pizzas son más bajos en las ciudades que tienen tres pizzerías que en las que tienen
una, el sencillo modelo es menos útil.
En economía, el arte está en saber cuándo un supuesto simplificador (como el de
que todas las pizzas tienen el mismo precio) es clarificador y cuándo es engañoso. La
simplificación es necesaria para elaborar un modelo útil: cualquier modelo que se
elaborara con la pretensión de que fuera totalmente realista sería excesivamente difícil de
comprender. Sin embargo, los modelos llevan a extraer conclusiones incorrectas si
prescinden de características de la economía que son cruciales para la cuestión analizada.
Por tanto, para elaborar modelos es necesario atención y sentido común.

El uso de múltiples modelos

Los macroeconomistas estudian muchas facetas de la economía. Por ejemplo, examinan el


papel que desempeña el ahorro nacional en el crecimiento económico, la influencia del
salario mínimo en la tasa de paro, el efecto que produce la inflación en los tipos de interés
y la influencia de la política comercial en la balanza comercial y en el tipo de cambio.

Aunque los economistas utilizan modelos para abordar todas estas cuestiones,
ninguno puede dar respuesta él solo a todas ellas. De la misma forma que los carpinteros
utilizan distintas herramientas para realizar diferentes tareas, los economistas emplean
distintos modelos para explicar diferentes fenómenos económicos. Los estudiantes de
macroeconomía deben tener presente, pues, que no existe un único modelo «correcto»
que se pueda aplicar siempre, sino que hay muchos, cada uno de los cuales es útil para
aportar luz sobre una faceta distinta de la economía. El campo de la macroeconomía es
como una navaja suiza, un conjunto de herramientas complementarias pero distintas que
pueden emplearse de diferentes formas en diferentes circunstancias.
Se presentara , pues, muchos modelos diferentes que abordan cuestiones distintas y
que postulan supuestos distintos. Recuérdese que un modelo solo es tan bueno como sus
supuestos y que un supuesto que es útil para unos fines puede ser engañoso para otros.
Cuando el economista utiliza un modelo para abordar una cuestión, debe tener presentes
los supuestos subyacentes y juzgar si son razonables para estudiar el asunto que se trae
entre manos.

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Los precios: ¿flexibles o rígidos?

A lo largo de todo este libro resultará especialmente importante un grupo de supuestos; a


saber, los que se refieren al ritmo con que se ajustan los salarios y los precios a los
cambios de la situación económica. Los economistas suponen normalmente que el precio
de un bien o de un servicio varía rápidamente para equilibrar la cantidad ofrecida y la
cantidad demandada. En otras palabras, suponen que los mercados se encuentran
normalmente en equilibrio, por lo que el precio de cualquier bien o de cualquier servicio
se encuentra en el punto en el que se cortan las curvas de oferta y de demanda. Este
supuesto se denomina equilibrio del mercado y es fundamental en el modelo del mercado
de pizzas analizado antes. Para responder a la mayoría de las preguntas, los economistas
utilizan modelos de equilibrio del mercado.
Sin embargo, el supuesto del mercado que se equilibra o vacía continuamente no es
totalmente realista. Para que los mercados se equilibren continuamente, los precios deben
ajustarse al instante cuando varían la oferta y la demanda. En realidad, muchos salarios y
precios se ajustan lentamente. Los convenios colectivos suelen fijar los salarios para un
periodo de un año o, a veces, más. Muchas empresas mantienen los precios de sus
productos durante largos periodos de tiempo, por ejemplo, los editores de las revistas
normalmente solo modifican los precios de venta cada tres o cuatro años. Aunque los
modelos de equilibrio del mercado suponen que todos los salarios y los precios son
flexibles, en el mundo real algunos son rígidos.

PSI. Los macroeconomistas que han recibido el Premio Nobel

Todos los meses de octubre se anuncia el nombre de quien ha obtenido el Premio Nobel
de economía. Muchos de los premiados son macroeconomistas cuyas investigaciones
estudiamos en este libro. He aquí unos cuantos, junto con algunas de sus propias palabras
sobre las razones por las que eligieron su campo de estudio.
Mi/ton Friedman (premio Nobel en 1976): «Obtuve la licenciatura en 1932, cuando Estados
Unidos se encontraba sumido en la depresión más profunda de toda su historia. El problema
predominante en aquella época era la economía. ¿Cómo salir de la depresión? ¿Cómo reducir
el paro? ¿Cuál era la explicación de la paradoja de la existencia de grandes necesidades
por una parte y de recursos sin utilizar por otra? En esas circunstancias, dedicarse a la
economía parecía más relevante para resolver las candentes cuestiones de la época que
dedicarse a las matemáticas aplicadas o a las ciencias actuariales».
James Tobin (premio Nobel en 1981): «Me atraía este campo por dos razones. Una era que la
teoría económica es un fascinante reto intelectual similar a las matemáticas o el ajedrez. Me
gustaba la analítica y el razonamiento lógico... La otra razón era la evidente importancia de
la economía para comprender y quizá superar la Gran Depresión».
Franco Modigliani (premio Nobel en 1985): «Durante un tiempo pensé que debía
estudiar medicina porque mi padre era médico... Fui a matricularme en medicina, pero
¡cerré los ojos y pensé en la sangre! Me puse pálido solo de pensar en la sangre y decidí que
en esas condiciones era mejor que me mantuviera alejado de la medicina... Pensando qué
hacer, se me ocurrió realizar algunas actividades de economía. Sabía algo de alemán y me

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pidieron que tradujera del alemán al italiano algunos artículos para una de las asociaciones
empresariales. Así fue como comencé a conocer algunos de los problemas económicos que
se planteaban en la literatura alemana».
Robert Solow (premio Nobel en 1987): «Volví [a la universidad despuésde estar en el
ejército] y casi sin pensarlo, me matricu lé para acabar los estudios universitarios de
licenciatura. Dadas las circunstancias, tenía que tomar una decisión deprisa y corriendo.
Actué sin duda como si estuviera maximizando una suma descontada infinita de utilidades de
un periodo , pero eso es indemostrable a juzgar por lo que yo sentía. Para mí era como si
estuviera diciéndome a mí mismo: '¿Qué más da?'».
Robert Lucas (premio Nobel en 1995): «En la escuela pública en la que estudié, la ciencia
era una lista interminable y no muy bien organizada de cosas que habían descubierto otras
personas hacía mucho tiempo. En la universidad, aprendí algunas cosas sobre el
proceso de descubrimiento científico, pero lo que aprendí no me llevó a pensar en la
posibilidad de dedicarme a ello... Lo que me gustaba estudiar era la política y las cuestiones
sociales».
George Akerlof (premio Nobel en 2001 ): «Cuando fui a Yale, estaba con- vencido de que quería
ser economista o historiador. En realidad, para mí no había ninguna diferencia entre las
dos cosas. Si iba a ser historiador, sería historiador económico, y si iba a ser economista,
consideraría que la historia era la base de mi análisis económico».
Edward Prescott (premio Nobel en 2004): «En mis conversaciones con [mi padre], aprendí
mucho de cómo funcionaban las empresas. Esa fue una de las razones por las que me
gustó tanto el curso de microeconomía durante el primer año que estuve en Swarthmore
College. La teoría de los precios que aprendí en ese curso racionalizaba lo que había
aprendido de él sobre el modo de funcionamiento de las empresas. La otra razón fue el
libro de texto que se utilizaba en ese curso, Principios de economía de Paul A. Samuelson. Me
encantó la forma en que Samuelson exponía la teoría en su libro, tan simple y tan clara».
Edmund Phelps (premio Nobel en 2006): «Como la mayoría de los estadounidenses que
estudian en la universidad, comencé en Amherst College sin saber lo que iba a estudiar y
sin tener ni siquiera un objetivo profesional. Suponía tácitamente que entraría en el mundo
de los negocios, del dinero y que haría algo superinteligente. Sin embargo, durante el
primer año, me impresionaron Platón, Hume y James. Probablemente me habría
decantado por la filosofia si no me hubiera engatusado mi padre y me hubiera suplicado
que probara a hacer un curso de economía, cosa que hice el segundo año. .. Me
impresionó enormemente ver que era posible someter los acontecimientos que había leído
en los periódicos a una especie de análisis formal».
Si el lector quiere saber más del Premio Nobel y de los premiados, entre en
1
www.nobelprize.org •

1
Las cinco primeras citas proceden de William Breit y Barry T. Hirsch (comps.), Uves of the laureates,
Cambridge, MA, MIT Press, 2004, 4.ª ed. Las dos siguientes proceden de la página web de los Nobel. La última
procede de Arnold Heertje (comp.), The Makers of Modem Economi cs, Aldershot, U.K., Edward Elgar Publ ishing, 1995,
vol. 11.

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La aparente rigidez de los precios no significa necesariamente que los modelos de
equilibrio del mercado sean inútiles. Al fin y al cabo, los precios no permanecen rígidos
eternamente; a la larga, se ajustan a las variaciones de la oferta y la demanda. Los
modelos de equilibrio del mercado pueden no describir la situación de la economía a cada
instante, pero sí describen el equilibrio hacia el que esta tiende lentamente. Por tanto, la
mayoría de los macroeconomistas creen que la flexibilidad de los precios es un buen
supuesto para estudiar cuestiones a largo plazo, como el crecimiento del PIB real que
observamos de una década a otra.
Para estudiar cuestiones a corto plazo, como las fluctuaciones interanuales del PIB
real y del paro, el supuesto de la flexibilidad de los precios es menos razonable. En los
periodos breves, muchos precios están fijos en unos niveles predeterminados. Por tanto, la
mayoría de los macroeconomistas creen que la rigidez de los precios es un supuesto mejor
para estudiar la conducta de la economía a corto plazo.

El pensamiento microeconómico y los modelos macroeconómicos

La microeconomía es el estudio de cómo toman decisiones los hogares y las


empresas y cómo se interrelacionan estos agentes en el mercado. Un principio
fundamental de la microeconomía es que los hogares y las empresas optimizan, es
decir, hacen todo lo que pueden para sí mismos, dados sus objetivos y las
restricciones a las que están sometidas. En los modelos microeconómicos, los
hogares eligen las compras que maximizan su nivel de satisfacción, que los
economistas llaman utilidad , y las empresas toman decisiones de producción
para maximizar sus beneficios.
Como los acontecimientos que ocurren en el conjunto de la economía son el
resultado de la interrelación de muchos hogares y de muchas empresas, la
macroeconomía y la microeconomía van inextricablemente unidas. Cuando
estudiamos la economía en su conjunto, debemos considerar las decisiones de
cada agente económico. Por ejemplo, para comprender los determinantes del
gasto total de consumo, debemos pensar en una familia que tiene que decidir
cuánto va a gastar hoy y cuánto va a ahorrar para el futuro. Para comprender los
determinantes del gasto total de inversión, debemos pensar en una empresa que
tiene que decidir si debe construir o no una nueva fábrica. Como las variables
agregadas son simplemente la suma de las que describen muchas decisiones
individuales , la teoría macroeconómica se apoya inevitablemente en una base
microeconómica.
Aunque las decisiones microeconómicas subyacen a los modelos
económicos, en muchos de ellos la conducta optimizadora de los hogares y de las
empresas está implícita en lugar de explícita. Un ejemplo es el modelo del
mercado de pizzas que hemos analizado antes. Las decisiones de los hogares sobre la

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cantidad de pizza que van a comprar subyacen a la demanda de pizzas y las
decisiones de las pizzerias sobre la cantidad de pizzas que van a producir
subyacen a la oferta de pizzas. Probablemente los hogares toman sus
decisiones pensando en maximizar la utilidad y las pizzerías pensando en
maximizar los beneficios. Sin embargo, el modelo no se fija en el modo en que se
toman estas decisiones macroeconómicas, sino que las deja entre bastidores.
Asimismo, aunque las decisiones microeconómicas subyacen a los fenómenos
macroeconómicos , los modelos macroeconómicos no se fijan necesariamente en la
conducta optimizadora de los hogares y de las empresas; de nuevo, a veces la deja
entre bastidores.

Bibliografía :

Makiw, N. Gregory. Macroeconomía (Antoni Bosch editor, S. A 8 Edición) Extracto del


capítulo 1.

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