Amenazas de Origen Natural
Amenazas de Origen Natural
Amenazas de Origen Natural
de origen natural
Autores
Bernabé Miguel Angel - Baile Simon Débora - Carreón Dora - Cerca Mariano - Culqui Javier -
González Maria Esther - González Marcos - Gutiérrez Carlos - Gutiérrez Raul - Herrera Giovanni - Padilla
Oswaldo - Pauker Francisco - Rodriguez Fabián - Rodríguez Gonzalo - Salazar Rodolfo - Toulkeridis
Theofilos - Vasco Carlos - Zacarías Said
Editor
Dr. Theofilos Toulkeridis (Ph.D.)
Co-editor
David Andrade Aguirre
Dedicatoria
Francisco Pauker
1945 - 2012
ISBN:
978-9942-21-704-2
Editor:
Theofilos Toulkeridis GEO1-ESPE
Co-editor:
David Andrade Aguirre
Autores:
Bernabé Miguel Angel - Baile Simon Débora - Carreón Dora - Cerca Mariano - Culqui
Javier - González Maria Esther - González Marcos - Gutiérrez Carlos - Gutiérrez Raul - Herrera
Giovanni - Padilla Oswaldo - Pauker Francisco - Rodriguez Fabián - Rodríguez Gonzalo -
Salazar Rodolfo - Toulkeridis Theofilos - Vasco Carlos - Zacarías Said
Gráficas:
GEO1 - ESPE
Impreso en:
Editorial ESPE
Frente a las amenazas que enfrenta la humanidad, naturales y antrópicas, muchas de ellas de carácter colosal
–terremotos, inundaciones, tsunamis-, la única herramienta comprobada para salvar el capital más importante
de una sociedad, la vida de sus habitantes, es la prevención. Este pensamiento orienta y norma, a lo largo de sus
páginas, a un libro monumental “Amenazas de origen natural y gestión de riesgo en el Ecuador”, cuyo editor es
el destacado científico Dr. Theofilos Toulkeridis.
El equipo de trabajo multidisciplinario que gestó este fundamental aporte, en cuya nómina constan científicos
de renombre del país y el exterior, ha estructurado una obra que analiza, desde una óptica rigurosa y holística, la
gestión de riesgos y desastres; desde los conceptos básicos de amenazas naturales y antropogénicas; las diferentes
clases de riesgos; las políticas mundiales y ecuatorianas en materia de prevención de riesgos naturales, seguridad
integral y gestión del riesgo; el papel que le cabe a la comunidad en materia de prevención; los mecanismos para
enfrentar a los desastres y y los conceptos que deben manejar los gobiernos locales en materia de ordenamiento
y planificación territorial, tomando en cuenta los criterios de prevención de riesgos.
Los especialistas analizan de manera exhaustiva cada uno de los acápites, realizando no solo un aporte teórico
al conocimiento de la gestión de riesgos, sino que realizan un aporte inestimable en el marco de la construcción
de políticas públicas de prevención, incluyendo los mecanismos de construcción de sistemas de alerta, la partic-
ipación comunitaria en materia de prevención, los mecanismos para enfrentar desastres naturales, en procura
de cumplir la misión fundamental de un Estado y una sociedad: garantizar la vida de sus habitantes.
Esta magnífica obra refleja de manera estupenda la filosofía y la misión de la Universidad de las Fuerzas
Armadas ESPE, que concibe el conocimiento como la mejor herramienta para contribuir al desarrollo de
la nación y de sus Fuerzas Armadas. Nuestros científicos, la planta de profesores, los alumnos y el personal
administrativo, estamos absolutamente comprometidos con el futuro del Ecuador y procuramos contribuir
todos los días a su engrandecimiento.
Confío en que este interesante aporte de nuestros docentes, pueda ser utilizado por la autoridad nacional en
materia de gestión de riesgos, por las autoridades de los Gobiernos Autónomos Descentralizados, por los estu-
diosos del tema y por la comunidad en general para mejorar la cultura de prevención con el fin de atenuar las
consecuencias de los desastres naturales y propiciar una rápida respuesta de la colectividad frente a estas con-
tingencias. Como lo señala estupendamente la obra, el costo mayor en esta materia es no hacer nada.
La Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE, presenta con legítimo orgullo a la nación, en especial a la co-
munidad científica, este manual “Amenazas de origen natural y gestión de riesgo en el Ecuador”, como parte
de sus proyectos de investigación, que consolidan su posición de líder en el campo de colocar a la ciencia como
el mejor instrumento de desarrollo del Ecuador.
Cierro este prefacio señalando el profundo agradecimiento de las autoridades de la universidad, sus académicos
y estudiantes, a los doce científicos que suscriben su autoría y al editor de la misma.
Ecuador parece a primera vista geológica solo un país mas al rededor del Pacifico. Sin embargo debido a su si-
tuación geodinámica y su posición geográfica en conjunto con su faltante o no financiada política de prevención
en diferentes sectores se hace uno de los pocos países que nunca va a superar el próximo desastre si llegara a las
expectativas de los científicos. Nuestro país mega-vulnerable es amenazado por una serie de volcanes activos
con potencialmente largas fases de erupciones y con alcances que cubrirán y envolverán todo el territorio nacio-
nal y mas allá, fallas geológicas enormes y dispuestas a reactivarse con fuertes terremotos en cualquier momento,
un litoral dispuesto a tsunamis cuales pueden superar la catástrofe de Asia en 2004, de Chile en 2010 y de Japón
en 2011 y áreas enormes hasta subacuaticas con inestabilidades que provocaran deslizamientos después de las
pocas y bien conocidas alteraciones climáticas, temporadas lluviosas o secas y la presencia de los fenómenos de
“La Niña” y “El Niño”.
Ciudades como Quito, Riobamba, Guayaquil, Portoviejo y Esmeraldas para numerar pocas de las muchas ciu-
dades dispuestas a una combinación de las amenazas mencionadas, perderán todo el progreso de las ultimas dé-
cadas, sus pocos ahorros y una gran cantidad de sus recursos mas importantes: sus habitantes. Es solo cuestión
de tiempo hasta cuando una catástrofe de forma apocalíptica impactara algún sitio en el Ecuador.
Pero si las amenazas y las vulnerabilidades son conocidas ¿porque no hay una cultura de prevención? ¿por qué
no hay una política aplicada dirigida en la reducción de riesgos y vulnerabilidades? y ¿ porque no existe una
eficiente planificación territorial cual evita el acercamiento hacia las zonas de alta peligrosidad? La respuesta
principal es que falta principalmente la educación y capacitación en todos los niveles socio-económicos sobre
reducción de vulnerabilidades. Explicar a todo el país las causas de las amenazas a las cuales somos expuestas,
sembrar la filosofía de prevención y esperar que la población con su creatividad se puede ayudar a si misma
mientras los científicos difunden su conocimiento en forma masiva y permanente. Esto seria mas probable la
mejor solución. Es decir que “Un pueblo educado ni va a ignorar ni a exagerar delante de una amenaza poten-
cial, porque siempre es mejor prevenir antes que lamentar”.
Quito y otras ciudades de Ecuador, por sus activas geodinámicas y el creciente incremento en sus poblaciones
y su territorios, se deben de tener dentro de las metas prioritarias, la de construir apropiadamente, teniendo
en cuenta los tres elementos importantes: su fundación, los materiales adecuados para construir y su entorno,
evaluando su vulnerabilidad ante las amenazas naturales e impacto ambiental. En pocas palabras hay de aplicar
un desarrollo sustentable con base de una planificación inteligente y un ordenamiento territorial cual respeta e
impide la influencia de amenazas de origen natural.
El grupo de la investigación denominado Geodinámica Interna y Externa - GEO1, siguiendo la línea de Inves-
tigación llamada “Reducción de Riesgos de Desastres” con el apoyo del personal académico y técnico del De-
partamento de Ciencias de la Tierra y Construcción de la Universidad de las Fuerzas Armadas - ESPE y varios
expertos internacionales de diferentes países del mundo, a través de su experiencia en estos temas esta explicando
y preparando en las capacitaciones a la población e interesados en forma preventiva, las medidas potenciales de
mitigación, construcción sismo-resistente hasta sismo-indiferente, reducción y transferencia de riesgos, técnicas
de evacuación, formas de comunicación como manejo de alimentación (antes) durante y después de un desastre,
planes de emergencia, planes de contingencia, logística adecuada, planes familiares y de autoprotección. Los mis-
mos expertos en sus intervenciones explican también, como un ordenamiento territorial apropiado puede ayudar a
disminuir significativamente los riesgos provenientes de las amenazas naturales (incluyendo el cambio climático).
Así, la capacitación de un pueblo y sus administradores proactivos es importante para el desarrollo del ser humano
como de las instituciones participantes. La instrucción ayuda a incrementar el rendimiento y desempeño y además
aumenta la reducción de su vulnerabilidad delante las mencionadas amenazas de origen natural.
Resumiendo y concluyendo este libro puede ayudar significadamente en el fomento la educación preventiva
explicando varios pasos de la “Gestión de Riesgos” dentro de nuestro país y ojala mas allá.
Prof. Dr. Theofilos Toulkeridis (Ph.D.)
Docente Investigador de la Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE - Líder Grupo de Investigación GEO1 - Líder de
la Red Ecuatoriana de Cambio Climático - Líder de la Línea de Investigación de Reducción de Riesgo de Desastres
http://geo1.espe.edu.ec
Indice
Títulos y auspiciantes ...................................................................................................................................... III
Dedicatoria ...................................................................................................................................................... V
Prefacio ............................................................................................................................................................ IX
Prólogo ............................................................................................................................................................ XI
Carta al Editor ................................................................................................................................................ XV
1. Amenazas Geológicas
Cuando un proceso natural sea geológico o hidro-meteorológico afecta al bienestar de ser hu-
mano, sus actividades socio-económicas o su infraestructura se convierte en una amenaza natural.
De las mismas existen varias empezando de sismos, hasta deslaves. En este capitulo se presentaran las
principales amenazas geológicas y después las amenazas hidro-meteorológicas.
Por su aparición
Súbitos (terremotos)
Mediatos (inundaciones)
Por su duración
De corto o mediano plazo
Larga duración
Por su origen
Naturales (geológicos y hidro-metereológicos)
Antrópicos (inducidos por la mano del hombre)
Nuestro planeta Tierra se formó hace 4.550 millones de años atrás junto con los otros planetas
(Mercurio, Marte, Venus, Saturno, Júpiter, Neptuno, Uranio (Plutón es planetoide, no es un plane-
ta), una estrella (el sol) y aproximadamente 140 lunas de nuestro sistema solar. Desde el comienzo,
el calor impulsado por el planeta azul tuvo alta energía. La separación de los elementos de diferente
estabilidad y densidad crearon las diferentes capas, en las cuales la superficial, la corteza esta divida en
una cantidad alta de placas, cuales se mueven desde entonces en diferentes direcciones separándose,
chocándose o simplemente creándose pero moviéndose en direcciones opuestas a lo largo de los límites
o fronteras en las margenes de las placas, provocando unos terremotos devastadores.
A los tres tipos conocidos de límites entre placas, se los puede agrupar como sigue: (a) límites
divergentes, cuando las placas se separan y se mueven en direcciones opuestas, permitiendo que se
Fig. 1.1, Todas las placas constituyen la litósfera, constituida por la corteza Fig. 1.2, Los tres tipos de límites entre placas, que son (a) límites
oceánica o continental y el manto superior. A la parte plástica del manto divergentes, (b) límites convergentes, y (c) limite de fallas transformantes
superior, ubicada inmediatamente por debajo de la litósfera, se la o transcurrente. (Toulkeridis, 2011)
denomina astenósfera, que tiene un espesor aproximado de 100 km.
La fusión parcial (rocas parcialmente fundidas) posibilita que las rocas
puedan fluir en esta zona. En esta forma, la astenosfera actúa como un
lubricante que hace que se mueva fácilmente la litósfera, ubicada por
encima. El movimiento en sí es un proceso de geodinámica localizado
en el manto, bajo de la litósfera e impulsado por el calor interno de la
Tierra, que se denomina convección (Toulkeridis 2011).
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Amenazas de Origen Natural
forme nueva litosfera (todas las placas constituyen la litósfera, constituida por la corteza oceánica o
continental y el manto superior), a partir del magma ascendente desde las Dorsales Medio-Oceáni-
cas, en un proceso también denominado expansión del fondo oceánico, o en los “rifts” continental-
es, (b) límites convergentes, cuando las placas chocan y una de ellas se hunde bajo la otra, a lo largo
de la denominadas zonas de subducción (donde roca fundida, el magma se asciende para formar
volcanes), o donde se forman cordilleras y cadenas debido a la colisión entre placas, y (c) limite de
fallas transformantes, cuando las placas se desplazan horizontalmente entre sí. Con base en los tres
tipos de límites de las placas, se ha reconocido 12 o más placas litosféricas de formas y tamaños
irregulares, que forman la corteza terrestre. Cuando termina un determinado tipo de comporta-
miento cinemático, es decir, de divergencia, convergencia o transcurrencia (transformante), aparece
un límite de diferente tipo.
Los movimientos de las placas son para un ser humano lentos e imperceptibles, pero medibles
a través de diferentes instrumentos. Debido a varios factores de morfología y geometría de las placas,
los desplazamientos, por más lentos que sean, se dificultan en su camino de movimiento, y comienzan
a acumular una energía de tensión que en algún momento se liberará y una de las placas se moverá
bruscamente contra la otra rompiéndola y liberándose entonces una cantidad variable, pero enorme
de energía que origina terremotos. El origen del 90 % de los terremotos es por esta causa (sismos
tectónicos), relacionada a zonas fracturadas o fallas geológicas, que dejan sentir sus efectos en zonas
extensas, mientras 10% de los terremotos (o temblores en lenguaje popular) son de origen volcánico, y
ocurren por el movimiento del magma en su afán de alcanzar la superficie.
La intensidad y o la magnitud de los movimientos telúricos se miden a través de la escalas de
Magnitud o de Richter-Gutenberg (mas conocida como escala de Richter), o la de la Intensidad de
Mercalli Modificada. La escala de Richter representa la energía cinética liberada en un terremoto
basándose en un registro sismográfico. La escala misma, que es abierta, crece en forma semi-logarítmi-
ca, de manera que cada punto encima del otro significa que tiene un valor 10 veces mayor al anterior,
y la energía liberada se multiplica por 32. La escala de Mercalli no se basa en la medición de datos sino
en los efectos o daños producidos en la infraestructura y en la comparación de la sensación percibida
por la población cerca o dentro del área afectada. La escala de Mercalli Modificada (MM) tiene doce
Fig. 1.3, Las placas de la Tierra se mueven por la acción de celdas de convección del manto subyacente. El mecanismo y proceso donde el magma
asciende en los puntos calientes es todavía desconocido. (Toulkeridis, 2011)
4
Capítulo I
Fig. 1.4, Dos ejemplos de fallas geológicas enormes en fronteras de las placas transformales. La de San Andres, Estados Unidos y Guayaquil-Caracas
Mega Falla en el noroccidente de América del Sur. (Toulkeridis, 2011)
Fig. 1.5, Ejemplo de las tres frontereas de las placas en la parte noroccidental de America Sur. 1A representa en la parte occidental de las islas de
Galápagos una frontera de placas divergente llamada el “Levantamiento Oriental del Pacifico” (East Pacific Rise), 1B representa en la parte norte de
las islas de Galápagos también una forntera de placas divergente llamado el “Centro de Expansión de Galápagos” (Galapagos Spreading Center), 2
representa una frontera de placas convergente llamada la “Fosa Ecuatoriana” (Ecuadorian Trench) y finalmente 3 representa una frontera de placas
transformal llamada Guyaquil Caracas Mega Falla, cruzando Ecuador, Colombia y Venezuela. (Toulkeridis, 2011)
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Amenazas de Origen Natural
1A 1B
Falla Normal
2A 2B
Falla Inversa
3A 3B
Falla Transcurrente
Falla Oblicua
Fig. 1.6, 1A, 1 B: Falla normal en Guayllabamba. 2A, 2B: Falla y generación de pliegues, Guayllabamba. Fig. 1.7, Toulkeridis, 2011
3A, 3B: Falla transcurrente (transformal) e inversa en Zambiza. (Toulkeridis, 2011)
Fig. 1.8, Ubicación de Falla, hipocentro, epicentro y la expansión de las Fig. 1.9, Ilustración de tipicas amplitudes de las diferentes ondas sismicas
ondas sismicas. (Toulkeridis, 2011) tipo P, S, L y R. (GEO1-Toulkeridis)
6
Capítulo I
grados diferentes, de cuales el primero (siglo romano de I) es imperceptible para seres humanos y el
último (XII) representa destrucción total con pocos sobrevivientes.
Los movimientos de la tierra quedan registrados en los estratos o depósitos de sedimentos que
más tarde formarán las rocas sedimentarias, cuando las rocas se comportan de manera elástica, en-
tonces se forman pliegues y cuando las rocas se fracturan, se desplazan y así se forman las fallas
geológicas. Es decir, que la rotura de las placas se expresa y es visible en las denominadas fallas geológi-
cas. Una falla representa un plano por el que se ha fracturado una gran masa de roca y sobre la cual
se desplazan los bloques definidos por la fractura, unos con respecto a otros.
De las mismas fallas hay tres tipos diferentes según el tipo de movimiento que se produzca. Hay
movimientos verticales cuales producen fallas inversas debido a fuerzas compresivas y fallas normales
debido a fuerzas expansivas o divergentes y movimientos horizontales cuales producen fallas de des-
garre o transcurrentes (transformales). La combinación de los dos últimos tipos de movimientos crean
las fallas oblicuas.
Los terremotos grandes liberan energía y desplazan la tierra a través de las fallas geológicas y
este alto potencial destructivo puede ocurrir prácticamente sin ningún aviso previo. Es decir, la cer-
canía a una falla geológica activa es un buena indicación de altísima vulnerabilidad de este terreno
donde le atraviese la falla. Si el terreno donde hay una falla geológica superficial es inestable, se au-
mentara la vulnerabilidad de la infraestructura como de la gente viviendo encima o cerca de la misma.
Un terremoto puede durar pocos segundos hasta mas largo que un minuto. Sin embargo si el terreno
es inestable, el movimiento puede durar mas tiempo y puede ser así aun mas destructivo.
3,5 Sentido por mucha gente. III Temblor notado por mucha gente que, sin embargo,
no suele darse cuenta de que es un terremoto.
IV Temblor notado por mucha gente que, sin embargo,
no suele darse cuenta de que es un terremoto.
V Sentido por casi todos, mucha gente se despierta.
4,5 Pueden producirse algunos VI Sentido por todos, mucha gente corre fuera de los edificios.
daños locales pequeños. Muebles se mueven y pueden producirse algunos daños.
VII Todo el mundo corre fuera de la edificaciones. Las
estructuras mal construidas quedan muy dañadas.
9.0 Terremotos excepcionales XII Destrucción Total. Se ven ondulaciones sobre la superficie
del suelo
Tabla 1.1,Comparación de magnitudes y intensidades entre las escalas Richter-Guttenberg y Mercalli Modificada.
7
Amenazas de Origen Natural
Un movimiento sísmico se propaga mediante ondas elásticas a partir del punto de ruptura dentro
de la tierra llamado hipocentro (o foco sísmico), mientras el epicentro representa el punto en la super-
ficie vertical al hipocentro, donde el sismo afecta generalmente primero a personas o la infraestructura
encima de origen del terremoto. Hay cuatro principales tipos de ondas, cuales se denominan ondas
“P”, “S”, “R” y “L”. La onda “P” es la onda primaria cual se registra primera en los sismógrafos en
la superficie de la tierra. Es una onda longitudinal cual esta atravesando líquidos como sólidos en una
velocidad entre 8 y 13 km/s. La onda “S” es la onda secundaria cual es una onda transversal y así mas
lenta que la onda “P”, cual con una velocidad entre 4 y 8 km/s atraviese solo sólidos. En forma general,
con la diferencia del tiempo de llegada en los sismógrafos entre la onda “P” y “S” se calcula la ubi-
cación del terremoto en misma forma por su epicentro y hipocentro. La ondas de tipo “R” (Rayleigh) y
“L” (Love) son ondas superficiales cuales viajan como ondas de agua (R) o cuales provocan cortes hor-
izontales de la tierra (L). Hay también una interacción de las ondas “P” y “S” cuales son superficiales
ondas, bastante lentas (3.5 km/s) y las mas destructivas de todas.
A AA
B BB
C CC
D DD
Fig. 1.10 A - DD, Las cuatro ondas sismicas diferentes ilustrando su movimiento. Onda P en fig. A y AA, Onda S en fig. B y BB, Onda L en fig. C y . CC
y onda L en fig. D y DD. (GEO1-Toulkeridis).
8
Capítulo I
“Un terremoto jamás mata personas, pero edificios cuales colapsan si” dice Richter y así se expli-
ca que realmente los efectos secundarios son responsables para la afectación hasta muerte de personas,
de altísima destrucción de infraestructura y la interrupción de actividades socio-económicas.
Entre los efectos segundarios se cuenta con el movimiento de terreno y peor cuando el terreno
mismo es suave o inestable. La ruptura y o el desplazamiento del terreno es así pendiente de la com-
posición del suelo y la propagación y transmisión de las ondas sísmicas. Terremotos pueden provocar
inestabilidad de taludes cuales resultan en diferentes tipos de movimiento de masas, sea en forma de
deslizamientos, derrumbes o caídas de rocas (grandes). Terremotos pueden incentivar incendios debi-
Fig. 1.11 - 1.12, Diferentes efectos y daños secundarios del terremoto de Bahia de Cadaquez en la costa Ecuatoriana en 4 de Agosto de 1998. Se notan
falsas columnas, liquefacion y fissuras. (GEO1-Mario Cruz).
Fig. 1.13, Deslizamiento debido de terremoto de El Salvador 13 de Enero de Fig. 1.15, Colapso de edificio por terremoto en China. AFP
2001. Cortesia Wordpress.
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Amenazas de Origen Natural
Fig. 1.16 - 1.17, Daños en casas y murros debido de fallas geológicas activas. Piñas, Ecuador . (GEO1-Toulkeridis)
Fig. 1.18, Deformaciones en via debido de falla geologica activa, Manila, Fig. 1.19, incendio debido de terremoto de Concepción Chile del 27 de
Filipinas. (GEO1-Toulkeridis) Febrero de 2010. Cortesia Associated Press.
10
Capítulo I
La mejor defensa frente a las amenazas naturales de cualquier tipo es la educación en todos los
sentidos. Los residentes y las autoridades deben estar alertas y consientes ante los peligros sísmicos y
sus efectos secundarios mencionados, a fin de tomar decisiones adecuadas ten¬dentes a la protección
ciudadana y a la mitigación de daños potenciales. Una población bien informada reaccionará apropi-
adamente ante una situación de peligro y no ignorará estos temas. Existen diferentes puntos de vista
y criterios sobre lo que es un peligro sísmico en la población y sus autoridades y sus efectos sobre la
población misma y el ambiente. Sin embargo, el conocimiento de los riesgos sísmicos, especialmente
aquellos relacionados con fallas geológicas, terrenos inestables y edificios no capaces de resistir un
terremoto, deberán ser siempre bien discutidos y tomados en cuenta a fin de tener una población
educada y bien preparada para la eventualidad de un terremoto futuro. Así hay de tomar mediciones
de corrección para urbanizaciones ya establecidas cuanto se averiguan las circunstancias geológicas
y geodinámicas en donde se construyó una ciudad, un pueblo, una carretera, líneas de transmisión
eléctricas o de oleo- y aguaductos y cualquier otro tipo de infraestructura estratégica e importante para
el desarrollo de una región o de un país. Así, es primordial evaluar la vulnerabilidad física y social de
urbanizaciones como de la infraestructura al riesgo sísmico, para garantizar la continuidad, cobertura,
eficiencia y calidad de servicio básico de cualquier nivel socio-económico de la sociedad que vive o se
desarrolla cerca de las amenazas sísmicas y sus efectos secundarios previamente mencionadas atraídas
por un terremoto potencial.
La Gestión del Riesgo requiere de la voluntad política al más alto nivel y de incentivos para todos
los actores de la sociedad. La priorización de la inversión se debe reorientar a aquellos proyectos de de-
sarrollo con efectos evidentes hacia la atención de amenazas potenciales en el tiempo y de largo plazo.
La falta de políticas en la Gestión de Riesgos y de implementación de las recomendaciones re-
spectivas, tendrán un costo social, político y económico muy elevado. Por lo tanto hay de establecer
unos procedimientos en gestión de riesgo, para minimizar el riesgo sísmico para urbanizaciones e
instalaciones de infraestructura planificada y a punto de establecer o construirse para que sea esto un
parte inteligente de reducción de vulnerabilidad en el desarrollo de una región o de un país.
Concretamente en un área establecido una sociedad con sus autoridades y potenciales inver-
sionistas tiene conjuntamente con los expertos, que identificar las amenazas sísmicas para conocer el
nivel máximo de sismicidad de un área con obras o infraestructura del todos sectores estratégicos y/o
vitales como de establecimientos habitacionales, recurriendo a los registros históricos como catálogos
sísmicos, artículos de periódicos o revistas de divulgación técnicas y científicas.
Expertos en la materia tienen que averiguar y conocer el escenario geológico del área de interés,
como ejemplo los sectores costeros que pueden ser susceptibles al fenómeno tsunamis, o asentamien-
tos urbanos en laderas inestables de colinas que pueden ser vulnerables a deslizamientos de masas
de tierras, o edificaciones construidas sobre suelo blando que pueden ser afectadas por subsidencia o
hundimiento de la capa de suelo. Muchos escenarios pueden ser afectados por dos o más fenómenos
geológicos previamente mencionados generados por terremotos.
Para medir la intensidad de daños y efectos en el terreno y medio ambiente, los expertos
tienen que utilizar una nueva escala de intensidad macrosísmica llamada ESI-2007 (Environmental
Seismic Intensity). Para saber en que intensidad se encuentra el área en cual se ubica un pueblo,
una obra o infraestructura de un sector estratégico y/o vital, hay que elaborar un mapa de inten-
sidad sísmica bajo características del ESI-2007. En este mapa se ponen los registros históricos, los
registros instrumentales de las redes internacionales (especialmente del catalogo del United States
Geological Service; USGS) y donde se puede medir el desplazamiento de fallas geológicas, también
la intensidad del neotectonismo. Para que se produzcan daños severos en el medio físico y natural y
subsecuente en las instalaciones bajo amenaza, una potencial intensidad de X no debe sobrepasarse.
La intensidad con el grado X (Escala ESI-2007) describe los fenómenos geológicos que pueden ac-
tivarse con un terremoto de magnitud 7.2 a 7.7 de las escalas conocidas. Debido a lo mencionado,
ninguna obra del cualquier sector estratégico y/o vital debería instalarse dentro de un área en la
cual la potencial intensidad sísmica sobrepasa la intensa del grado X sin reforzamiento sismo-resis-
11
Amenazas de Origen Natural
tente (antisísmico) o obras de mitigación en las obras propuestas cuales estarían capaces de sostener
estas intensidades sísmicas potenciales sin mayor daño.
Para el caso de que los expertos realizaron estudios de peligrosidad sísmica, la primera etapa
consiste en definir zonas fuentes. Las zonas fuentes son volúmenes de litósfera que generan sismos
asociados a determinado sistema de fallamiento local o a un determinado proceso de subducción. La
segunda etapa consiste en determinar en cada zona fuente, la magnitud máxima esperada y la tasa
anual de ocurrencia de sismos de diferentes magnitudes. En la tercera etapa se debe determinar la
ley de atenuación de los movimientos del suelo, es decir que aceleraciones se esperan en función de
la magnitud del sismo, de la distancia epicentral y de la profundidad focal. Finalmente se evalúa la
Peligrosidad Sísmica para el sitio de interés teniendo como datos complementarios: la vida útil de la
estructura y la probabilidad de excedencia de los movimientos del suelo.
La evaluación de la vulnerabilidad sísmica de las estructuras bajo estudio tendrán que basarse
en la Dinámica de Estructuras, Elementos Finitos, Hormigón Armado, Acero, Análisis Matricial, Ci-
mentaciones, Teoría de Elasticidad, Aislación de Base y en Disipadores de Energía.
1. Identifique los peligros potenciales en su hogar y a su al rededor y comience a corregirlos con sus
familiares y/o vecinos .
2. Elabore un plan de evacuación de un desastre potencial (incendio, terremoto) y practique en diferentes esce-
narios posibles varios simulacros conjunto con toda la familia y vecinos.
3. Prepare equipos de provisiones los cuales sean accesibles en caso de un desastre (Equipos de provi-
siones personales / Equipo de provisiones doméstico).
4. Averigüar y recordar el tipo de sangre de toda la familia y seres queridos. Conocer alergias y enfer-
medades de los familiares y elaborar un botiquín de primeros auxilios inteligente con las medicinas y
necesidades de la familia.
5. Elabore un plan familiar en el cual conste donde se reunirán todos los miembros de su familia
después de un evento potencialmente catastrófico. Recuerde que normalmente todo tipo de medios de
comunicación (celulares etc.) se colapsará después de un terremoto.
6. Identifique las debilidades potenciales de la estructura de su casa o vivienda y también de su sitio de
trabajo y comience a repararlas o reforzarlos.
7. Elabore en el sitio de trabajo un plan de contingencia en cual consten varios escenarios en diferentes
horarios y circunstancias por diferentes amenazas naturales y antrópicas (Ej. accidentes).
8. Protegerse (agacharse, cubrirse y agarrarse) durante un terremoto, permanecer calmado, no correr,
ser un ejemplo para los demás a su alrededor, protege a niños y ancianos, aléjate de objetos que puedan
caerte encima, no utilices el ascensor. Si te encuentras en la calle, protégete lejos de edificios, objetos
colgantes, postes, árboles, cables y tendidos eléctricos, depósitos de gas, substancias peligrosas y vehícu-
los en marcha. Si estas conduciendo, detente y quédate adentro del vehículo. Si estas en la playa sal del
agua (busca una parte alta, puede producirse un tsunami).
9. No uses fósforos, encendedores, cigarros, equipos o artefactos eléctricos hasta asegurarte de que no
hay pérdida de gas, no uses el teléfono, excepto por una emergencia médica o incendio.
10. Después del terremoto, observe a su alrededor, revise las lesiones y daños. Ayude a los demás,
pero no trates de mover a los heridos graves o con fracturas a menos que haya peligro, si quedaste
atrapado y/o herido, mantente sereno y comunícate al exterior golpeando objetos, gritando o con
teléfono celular
11. Desconecta los artefactos eléctricos y cierra la válvula del cilindro de gas, pero si huele a gas, no
acciones interruptores de luz, abre las ventanas y notifícalo, no pises vidrios y cables eléctricos
12. Sal con calma y cuando esté a salvo al aire libre, siga su plan familiar o plan de emergencia (o
plan de contingencia) dependiendo de la ubicación con el equipo de emergencia y olvídate de las
pertenencias
12
Capítulo I
Hay muchos ejemplos de terremotos históricos de casi todo el mundo, sea en Europa, Asia o en
America y alrededor del Pacifico. Sin embargo, dos casos especiales del año 2010 se presentarán en
continuación para observar la comparación entre diferentes intensidades de fuerza de la naturaleza y
la subsecuente respuesta de las sociedades correspondientes.
Fig. 1.20, 1.21, Imagenes de Puerto Principe en Haiti de Google Earth antes y despues del terremoto del 12 de Enero de 2010. A. Catedral.
13
Amenazas de Origen Natural
* Tsunami
** Maremoto y Tsunami
Tabla 1.3, Mayores terremotos y maremotos. EM-DAT: The OFDA/CRED, International Disaster Database
14
Capítulo I
En el 27 de Febrero de 2010 ocurrió un sismo en el mar con una magnitud de 8.8 en la escala
de Richter cual generó un tsunami destructivo en las costas de Chile en las alturas de Concepción
afectando a mas de dos millones de personas matando mas de 700 personas, la mayoría debido de las
olas tsunámicas. En este caso hubo suficiente tiempo de evacuar personas viviendo cerca de origen
del tsunami, sin embargo el mal manejo en la difusión de la alerta debido que la Armada descarto
inicialmente la generación de un tsunami y así no alerto a los puertos amenazados por el tsunami cual
resulto en la tragedia de los afectados. Sin embargo, la mayoría de los daños y perdidas (1.5 millones
de casas afectadas) cuales superaron los 30,000 millones de dólares dejó el sismo.
Dos meses antes ocurrió en el 12 de Enero de 2010 un terremoto de 7.0 en la escala de Richter
en la capital de Haití, dejando un saldo de mas de 250,000 muertos en una población total que apenas
llega a los 10 millones. Aunque la diferencia en la Escala de Richter entre los dos terremotos es de
apenas 1.8 puntos, en realidad debido del hecho que se trata de una escala logarítmica significa que
el evento en Chile ha sido 500 veces más potente que lo de Haití. Pero si era así, como es posible que
un terremoto de este potencia como lo del Chile dejo menos muertos que lo de que lo paso en Haití.
O como es posible que un terremoto de apenas siete grados en la escala de Richter pudo cobrar en
Haití tantas vidas?
La gran catástrofe y la devastación de Puerto Príncipe se debe a que el movimiento telúrico se
produjo cerca de la superficie, a unos aproximadamente 10 km de profundidad terremoto ocurro en
medio de la ciudad, por lo tanto, forzosamente hubo enormes daños, mientras el terremoto de Chile
tuvo su epicentro en el océano, a 115 km de la ciudad de Concepción, la segunda mas grande del país,
y a 325 km de la capital, Santiago. La falla Enriquillo cual cruza la ciudad de Puerto Príncipe es una
falla de tipo transformal (transcurrente), mientras el terremoto de Chile se debe a un sismo de subduc-
ción donde una placa oceánica se desliza por debajo del borde de una placa terrestre. Sin embargo,
la mejor explicación de la diferencia en la devastación se encuentra en el desarrollo de los dos países
y en las circunstancias del desarrollo de los eventos. Mientras en Chile se han perdido muchas vidas
debido del mal manejo en la advertencia del tsunami y muy pocos por el colapso de edificios, en Haití
se perdieron las cientos de miles de vidas debido de las construcciones anti-técnicas en prevención por
terremotos. Chile se permitió de desarrollar construir en una forma en cual se respetaron las normas
de sismo-resistencia, destinando recursos en reforzamiento de edificios, infraestructura estrategia y/o
vital, hospitales, escuelas, fondos permanentes para atender en casos de emergencia, organizaciones
de rescate y respuesta inmediata, constituyendo fondos comunes de seguros que permitan diversificar
el riesgo y reducir la incertidumbre, mientras Haití siendo un país pobre “no tuvo ninguna de estas
opciones porque su objetivo es sobrevivir día a día a partir de unos muy exiguos recursos y no el de
preocuparse por un hipotético mañana”.
1.2 Tsunamis
Es muy común confundir un maremoto con un tsunami. Un tsunami se conoce vulgarmente como
maremoto, pero en realidad no es así. El maremoto puede ser la causa de un tsunami, mientras un tsu-
nami puede ser el producto de un maremoto. Cuando ocurre un terremoto en el fondo marino o en un
lugar de la costa cercana al mar se lo denomina maremoto. Este movimiento puede generar bajo ciertas
intensidades un conjunto de olas marinas muy grandes, llamadas en japonés “tsunami”, que justamente
significa “ola grande en puerto”. Cuando el tsunami supera un cierto volumen de agua se llama iminami
“ola de purificación” o simplemente Mega-Tsunami. Los sismos de magnitud superior a 7,5 en la escala
de Richter que se producen de vez en cuando cerca de las costas, generan tsunamis. También puede
formarse un tsunami por un deslizamiento submarino o un deslizamiento cual masa entra en el mar.
Estos deslizamientos ocurren debido de un típico movimiento de masa masivo siguiendo la gravedad o
como producto de un movimiento telúrico, hasta de bajas intensidades, es decir bastante por debajo de
7.5 en la escala de Richter generando tsunamis de “sorpresa”. Otra causa para generar tsunamis pueden
ser una explosión volcánica submarina o a veces, un impacto extraterrestre o evento exógeno. Adicio-
nalmente, un tsunami puede teóricamente formarse en forma artificial, debido a explosiones nucleares.
15
Amenazas de Origen Natural
Estos acontecimientos empujan o desplazan en forma violenta un gran trecho de fondo oceánico
adyacente, y esta perturbación se transforma en una onda que viaja a través del océano a velocidades
de hasta 800 kilómetros por hora. En el medio del océano, donde el agua es profunda, los tsunamis son
poco evidentes, pero cuando se da un enfoque, una dirección superficial de las aguas costeras, las olas
se elevan hasta que se convierten en olas destructivas por su gran altura, a veces más de 30 m. Cualqui-
era que sea la causa, el agua del mar es desplazada con un movimiento violento y se eleva sobre el lito-
ral, con gran poder destructivo. Al retirarse la ola, se genera una intensa succión que arrastra consigo
árboles, estructuras y escombros hacia el mar. La geometría y la sistemática de estas olas enseñan que
se trata prácticamente de tres olas destructivas de las cuales la última es de mas alto poder. La Escala
de Magnitud de Tsunamis se llama Inamura-Lida creada según la altura de las olas; la máxima altura
Fig. 1.27, Generación de un tsunami debido de un deslizamiento submarino. Cortesia Instituto Oceangrafico de la Armada de Ecuador. Modificado GEO1-
Toulkeridis
16
Capítulo I
Grado de Tsunami Altura de la ola (m) Máximo runup (m) Descripción de los daños
3 10 – 20 8 – 12 Daños extendidos a lo
largo de 400 km de la costa
que alcanza en tierra la ola (run up), medida sobre el nivel medio del mar, y la energía de los tsunamis
correspondientes a diferentes grados de intensidad como finalmente los daños que estas producen en
las áreas costeras.
Desastrosos tsunamis son una grave amenaza a 53 países que rodean el Océano Pacífico, entre
ellos todo el litoral occidental de America Latina. También se han registrado daños en los países del
Atlántico, aunque se producen con menos frecuencia en el Atlántico que en el Pacífico, especialmente
el área Caribeña. Una de las últimas alertas por un tsunami en el Pacifico se dio el 27 de Febrero del
2010, debido a un sismo, un maremoto con una magnitud 8.8 al frente de las costas chilenas.
Al contrario de los terremotos, los tsunamis generados de un maremoto (otra vez, un sismo en el
mar) si dan en la mayoría de los casos un cierto tiempo de reacción para la población costera. Debido
a la cantidad de tsunamis que han golpeado la costa oeste de los Estados Unidos, Alaska o Hawai, una
organización fue fundada, la cual ha logrado que un sistema de advertencia sea considerado necesario
para salvaguardar la vida de la población. El 12 de agosto de 1948 la Seismic Sea Wave Warning Sys-
tem fue establecido, al igual que un plan de acción.
Más tarde, el nombre de esta entidad cambiaría por el de Sistema de Advertencia de Tsunamis
en el Pacífico (Pacific Tsunami Warning System). Hasta el momento prácticamente todos los países de
América Latina son miembros de la organización. Este sistema es efectivo cuando el tsunami da más
de 20 minutos hasta su impacto en áreas costeras y cuando puede darse una alerta inmediata para la
población capacitada.
Los Tsunami más destructivos de la historia reciente suelen ser aquellos que viajaron por el
Pacífico, destruyeron vastas zonas o mataron personas muy lejos del origen del Tsunami, por ejemplo,
la ola asesina del 22 de mayo de 1960 a las 15:11 hora local. Ese día, un evento sísmico en Chile, cuya
magnitud no había sido registrada desde la instalación de sismógrafos a nivel mundial (9.5 en la escala
abierta de Richter) sembró destrucción en el área de Valdivia y cambió radicalmente su geografía (cur-
sos de los ríos cambiaron y formaron grandes lagunas, etc.). Este terremoto/maremoto inició un Tsu-
nami, que causó destrucción y muerte a lo largo de todo el Pacífico, matando hasta 1000 personas en
Chile, pero también en sitios mas alejados, como Hawai (61 muertos), Filipinas (32 muertos y muchos
desaparecidos) y Japón (138 muertos), devastando las áreas antes mencionadas muchas horas después
de ocurrido el evento sísmico primario. En Chile, dos millones de habitantes quedaron sin techo y en
la costa oeste de Estados Unidos se registraron cuantiosos daños materiales.
El 27 de agosto de 1883, erupciona el volcán Krakatau y colapsa completamente formando
una caldera, e decir que la forma cónica anterior de la isla volcánica individual desaparece y deja
unas pocas islas como parte residual de la forma original. El colapso provoca un tsunami, matando
17
Amenazas de Origen Natural
instantáneamente a 36.000 personas en las costas cercanas a Java y Sumatra y posteriormente a más
de 100.000 personas por la hambruna resultante del tsunami.
El mismo comportamiento geológico se registró hace aproximadamente 3.500 años, cuando en
1.480 A.C. la isla volcánica de Santorini, en el mar griego Egeo, “voló en mil pedazos”. Una avanzada
civilización, conocida como Minoica y que habitaba la isla, escapó a tiempo y antes que la erupción
se iniciara debido de los evidentes señales volcánicos antes una gran erupción. Esta aseveración se
puede hacer, ya que no se encontró víctimas en los sitios arqueológicos. Al parecer, la gente había sido
advertida por movimientos sísmicos sobre un inminente evento catastrófico. Sin embargo, durante la
evacuación hacia las islas vecinas, buscando puertos más seguros, un enorme tsunami los eliminó de
todas maneras.
Fig. 1.31, izq. Rara pero existente forma de provocar tsunamis Fig. 1.32, der. Deposito de paleotsunami en la área Sur de Alemania como resultado
con impacto de materia extraterrestre. GEO1-Toulkeridis de un tsunami gigantesco. Cortesía Reuters/DPA. GEO1-Toulkeridis
18
Capítulo I
Gente en Lisboa, Portugal corría hacia el Puerto, evitando que ladrillos y demás material de
construcción no cayera sobre sus cabezas, luego de que un fuerte terremoto en primer de noviembre
de 1755 golpeara el área y la ciudad. Poco después que sucediera el terremoto, un tsunami golpea con
una ola de 6 metros de altura el puerto de la ciudad, matando a 60.000 personas. El mismo tsunami
mata también personas en países vecinos como España y Marruecos.
En tiempos recientes, la ola más grande resultante de un tsunami ocurrió el 7 de Diciembre de
1993 en Hokkaido, Japón, en donde una ola de 30 metros de altura mató a 200 personas, luego de
registrarse un terremoto de 7.6 en la escala abierta de Richter. El último evento con mayor cantidad de
fallecidos (sin contar el ultimo tsunami en Asia en el 2004) ocurrió en Nueva Guinea, el 17 de Julio de
1998. El terremoto apenas alcanzó los 7.0 grados en la escala de Richter sin que se registraran daños
mayores. Sin embargo, este terremoto causó un deslizamiento submarino provocando un tsunami, que
finalmente mató a mas de 2000 personas en esta zona de islas. El lapso de tiempo entre el terremoto -
deslizamiento, generación del tsunami e impacto a la población fue de tan solo unos minutos. La altura
máxima de la ola alcanzó los 15 metros.
Un tsunami en Panamá y Costa Rica ocasionó en el 22 de Abril 1991 47 muertos y una fuerte
licuefacción en la zona epicentral a pesar que la ola tuvo una amplitud máxima de aproximadamente
solo 0.6 metros.
En Perú murieron 118 personas el 23 de junio del 2001 por una ola, resultante de un maremo-
to de 8.3 grados en la escala de Richter y una ola de tsunami de no más de 5 metros, mientras en el
mismo país murieron mas de 600 personas en el 15 de Agosto de 2007 de un maremoto llamado el
terremoto de Pisco con 8.1 grados de la escala de Richter y una altura de la ola de mas de 10 metros
generando deslizamientos e licuefacción del suelo. Olas de los tsunamis entraron hasta mas de tres
kilómetros dentro tierra. En ambos casos de Perú los efectos secundarios provocaron una altísima
destrucción sea debido de casas y edificios derrumbados, destrucción de acueductos de irrigación,
afectación en la transmisión de electricidad, inundaciones de miles de hectáreas de área usada en ag-
ricultura entre otras afectaciones.
Fig. 1.35, Devastación del Tsunami del 27 de Febrero de 2010 en Chile. Cortesia Associated Press.
19
Amenazas de Origen Natural
Todos los tipos de morfologías de los volcanes dependen fuertemente de sus química y de otros
parámetros tales como viscosidad, tipo de erupción y el escenario geodinámico. Hay dos docenas de
diferentes morfologías y tamaños o volúmenes de volcanes. Las amenazas volcánicas son un directo
20
Capítulo I
o indirecto producto de la geoquímica de los volcanes y su interacción con agua y a veces su interac-
ción con la atmosfera. La amenaza principal de un volcán son las explosiones o las erupciones. Las
explosiones o erupciones producidas de los diferentes tipos de volcanes se caracterizan por ser de no
violentas, hasta extremadamente violentas.
Las erupciones explosivas son el resultado de uno de dos procesos. En erupciones magmáticas
los volátiles que empujan la explosión se derivan principalmente desde dentro del magma. Esto se da
porque en el magma de ambiente de superficie cercano se descompone y este resulta en la exsolución
explosiva de volátiles (gases disueltos) los cuales suben y expulsan material piroclástico. El gas disuelto
no está activando ninguna erupción con tal de que su presión sea mucho más baja que la de la presión
confinada de la roca circundante. En caso de que este balance no está dado, entonces el gas pueda
expandirse para formar vesículas (burbujas pequeñas de gas), las cuales alcancen la superficie y dando
como resultado final erupciones.
La naturaleza de cualquier erupción depende del contenido de gas y de la viscosidad del mag-
ma. La viscosidad se determina con la composición química de los magmas. Lo más alto de sea el con-
tenido de SiO2 en un magma félsico, la más alta es la viscosidad, resulta en un movimiento más lento
de su lava (como miel seca), mientras que los magmas máficos tienden a presentar bajas viscosidades
las cuales dan como resultado lavas fluidas relativamente rápidas. Si el magma es muy viscoso se resiste
a fluir y subsecuentemente las burbujas de gas difícilmente son capaces de escapar, así pueden causar
una gran erupción. El magma que se caracteriza por tener baja viscosidad permite que las burbujas
de gas escapen fácilmente y gracias a esto la erupción puede ser mucho menos violenta. Un segundo
tipo de comportamiento de explosión es conocida como hidrovolcánica. Esta ocurre cuando magma
caliente interactúa explosivamente con un suministro externo de agua tal como un lago cratérico, agua
subterránea o el mar.
21
Amenazas de Origen Natural
Tabla 1.6, El Índice de Explosividad Volcánico con ejemplos de volcanes latinoamericanos. GEO1-Toulkeridis
22
Capítulo I
Fig. 1.38, Explosion estromboliana nocturna del volcán Tungurahua Ecuador 1999. Alois Speck
Fig. 1.39, Explosion preatomagmatica del volcán Tungurahua Ecuador 1999. Alois Speck
23
Amenazas de Origen Natural
mez con un IEV de cuatro a seis. La erupción más catastrófica que produce efectos globales es conoci-
da como erupción de tipo Ultrapliniana, la cual puede expulsar a la estratosfera más de 10 km cúbicos
de materiales piroclásticas. Erupciones, las cuales, alcanzan esta explosividad se asocian generalmente
con depresiones volcano-tectónicas tales como la formación de calderas enormes. Muchos volcanes
amenazantes de este tipo experimentan períodos largos de inactividad y letargo en la forma de lagos
tranquilos. Algunas erupciones menores incluyen erupciones de tipo freática, límnica, hidrovolcánica,
surtseyana y de fisuras.
En la tabla 1.6 se nota que el mismo volcán puede dar un diferente IEV, pendiente de su proceso
interno de cámara de magma, su comportamiento en el ascenso entre el conducto del volcán, en el
cráter y otras circunstancias acompañantes en el proceso eruptivo.
Al lado de las explosiones o erupciones volcánicas existen una docena más de amenazas volcáni-
cas, cuales no son de menor peligrosidad comparadas con las explosiones mismas. Las mas importantes
amenazas volcánicas incluyen la caída de tetra (ceniza) y proyectiles balísticos, fenómenos piroclásticos
(flujos, avalanchas y explosiones dirigidas lateralmente), lahares (o flujos de lodo volcánico), flujos de
lava, temblores, peligros asociados con domos de lava y emisiones de gases venenosos o corrosivos.
También existen post-eruptivas (segundarias) amenazas volcánicas, como tsunamis volcanogénicos,
flujos piroclásticos secundarios, epidemias y hambruna.
Fig. 1.40, Explosion sub-volcaniana del volcán Sierra Negra, Galápagos Fig. 1.41, Explosion volcaniana del volcán Reventador, Ecuador 2002.
Ecuador 2005. GEO1-Toulkeridis TECHINT
24
Capítulo I
Eventos volcánicos de catástrofe o de simple espectáculo ocurren en varios partes del mundo,
sea en el alrededor de las fronteras de las placas como en el famoso cinturón del fuego (alrededor del
Pacifico) o sea debido circunstancias especiales geodinámicas dentro de las placas como en Hawaii
o en Galápagos. Catástrofes volcánicas históricas existen muchas. Dos de ellas ya se mencionaron
previamente con el caso del volcán Santorini en Grecia y el volcán Krakatau en Indonesia, cuales
ambos cobraron miles de vidas debido de la generación de un tsunami después de un colapso total
del volcán mismo.
En el 10 hasta 11 de Abril 1815, después de siete meses de fuerte actividad del volcán Tambora
en Indonesia colapso el volcán dejando solo casi la mitad de su altura, expulsando una nube de piró-
clastos de entre 150 a 175km3 cual tapó el sol por dos días completos y cubrió un área de 500.000 km2
con tres metros de cenizas. Según diferentes fuentes se estima que las nubes de ceniza mataron aproxi-
madamente 12,000 personas y algunas 49,000 personas murieron de hambre debido de la destrucción
de las cosechas con las precipitaciones fuertes mencionadas de las cenizas. Aun más, la expulsión de la
ceniza influyó severamente el clima en todo el mundo. La temperatura mundial se descargó (mas de
tres grados Celsius) y el año siguiente a la erupción se conoció como el año sin verano con consecuen-
cias desastrosas para las cosechas en Europa y América de Norte.
El Monte Pelée en la isla (francesa) Caribeña Martinique erupcionó en el 8 de Mayo 1902 pro-
duciendo unos flujos piroclásticos después de varios y muy claros señales de su actividad, matando así
prácticamente toda la población (30,000 personas) de St. Pierre y el puerto aledaño. La extensión de
daños de destrucción absoluta cubrió un total de casi 60 km2.
Casi un siglo mas tarde en la misma región, en la isla Montserrat empezó en Julio de 1995
una erupción el volcán Sufriere Hills cubriendo con flujos piroclásticos la ciudad capital Plymouth,
destruyendo su puerto, aeropuerto y dejando la ciudad inhabitable, pero matando muy pocas per-
sonas. Sin embargo toda la infraestructura estratégica como vital y la mayoría de las habitaciones se
destruyeron y así se decidió abandonar para siempre este sitio trasladando población e infraestructura
al norte de la isla lejano del volcán activo.
Tabla 1.7, Principales eventos volcánicos letales en el mundo. Tanguy et al, 1998
25
Amenazas de Origen Natural
El volcán Santiaguito /Santa Maria en Guatemala resulto de una actividad continua desde
30,000 años formando un cono volcánico con una altura de 3772 m encima de nivel del mar. En
1902, algunos fuertes terremotos (8,3 en la escala de Richter en el 19 de Abril y uno mas en el 23 de
Septiembre) precedieron la erupción volcánica del 24 de Octubre del mismo año cual se acompaño
con severas actividades sísmicas. La erupción duró por mas de 20 horas cubriendo con ceniza con
un espesor de un milímetro un área de 270, 000km2 y un espesor de 1 metro a 30 km de distancia de
volcán en dirección del viento. El volumen de material piroclático de esta erupción se estima por 8,3
km3 matando en forma directa algunos 5,000 personas y varias miles de vidas mas se cobraron en los
siguientes meses debido de la epidemia de malaria. Este fenómeno se debe a la muerte de la mayoría
de aves de la región debido de la explosión y la subsecuente expansión de los mosquitos en los drenajes
y la lagunas con agua parado producidas de los productos de la erupción volcánica como lahares
generados por las intensas lluvias de la región. Dos décadas mas tarde se formaron domos volcánicos
cuales tienen hasta en día ocho diferentes largas fases o ciclos de crecimiento y colapso de los mismos
expulsando así material volcánico por varios años. En el año 1929 miles de personas murieron con la
generación de flujos piroclásticos, algo que se repitió con menor número de victimas en generaciones
por delante. En el 21 de Agosto 1986 debido de un temblor y un deslizamiento entrando en la laguna
de Nyos en Camerún, el gas estancado en el piso de la misma se escapó en una burbuja grande de CO2
cual tenía menor densidad de su ambiente acuático. La burbuja de gas a medida de avance se trans-
formó en una nube densa de gas tóxico y letal debido de su alta concentración en CO2 movimiendose
con aproximadamente 50 km/h a cercanía de la superficie asfixiando a 1,800 personas y mas de 6,000
animales en el alrededor de la laguna volcánica.
En el 13 de Noviembre de 1985, después de un año de actividad volcánica del volcán Nevado
del Ruiz en Colombia, murieron aproximadamente 23,000 personas y se lastimaron miles de personas
mas en lahares producidas debido al deshielo parcial del glaciar con la presencia de flujos piroclásticos.
Este caso es conocido como la tragedia de Armero. Informes imprecisos sobre una eventual
erupción y la advertencia de la misma y los lahares y también la falta de medidas preventivas son los
responsables hechos de esta catástrofe. Aun mas, mapas en cual se señalaron los alcances de los lahares
se publicaron un mes después de la erupción. El gobierno responsabilizó a los científicos y a la defensa
civil por su alarmismo. Autoridades locales tranquilizaron la población a pesar del conocimiento de la
erupción y la lluvia de ceniza antes la llegada de los lahares. Un factor agravante mas era una tormen-
ta en el día de la catástrofe cual produjo cortes de energía dejando la comunicación limitada.
En la noche entre 16 y 17 de Agosto de 2006, después de siete años de actividad del volcán Tun-
gurahua en el Ecuador, se produjeron la segunda vez dentro de un mes flujos piroclásticos al flanco
occidental de este volcán donde habitan y trabajan entre tres y cinco mil personas durante el día. Estos
flujos piroclásticos destruyeron completamente cinco pueblos y mataron seis personas en una zona
previamente declarada segura. Varias vías cuales conectan ciudades principales se destruyeron y pro-
ductos del agro no podrían llegar a los mercados por varias semanas. La ciudad cercana al volcán no se
evacuó debido que las sirenas del sistema de alerta temprana se quedaron mudos, debido de la destruc-
ción de torres de transmisión eléctrica y el subsecuente corte de electricidad conectando el sistema con
la ciudad. Los flujos piroclásticos conjunto con lahares represaron poco mas tarde también un río im-
portante cual alimenta una gran planta hidroeléctrica cercana. A pesar de la alta actividad del volcán
en el mes previo y especialmente en el día de la catástrofe no se evacuaron los sitios en peligro por la
falta de orden de la autoridades y los técnicos responsables en monitoreo volcánico. La nube de ceniza
se movió mayormente al occidente cubriendo Guayaquil, la mas grande ciudad del país, cerrando el
aeropuerto por un día. Sin embargo, vuelos despegaron desde Quito a Guayaquil a pesar de la perma-
nencia de ceniza en el aire por varias horas y así llegando a Guayaquil, los aviones tenían de aterrizar
en aeropuertos alternativos o regresar a su aeropuerto de origen. Este hecho se responsabilizo a la
faltante comunicación entre los técnicos de monitoreo y los organismos y empresas potencialmente
afectadas. Algo similar ocurrió con la erupción principal del volcán ecuatoriano Reventador cual esta
ubicado a 90 km oriental de Quito en el 3 de Noviembre del 2002 cuando la ceniza llego a la capital
de los Ecuatorianos, sin que hubo advertencia de su llegada hasta el último momento cuando ya estaba
precipitandose después de varias horas de transporte en el cielo.
26
Capítulo I
Fig. 1.43, Ejemplos de daños de ceniza volcánica en inutilización de aviones Fig. 1.44, Limpiadores encima de techos, que eventualmente cayeron de los
donde cayo ceniza (Quito, 2002, Cortesia El Comercio), mismos (Ecuador, 1999, Cortesia El Comercio)
Fig. 1.45, Colpaso de un coliseo cerca de Quito (Quito, 2002, Cortesia El Fig. 1.46, Techos colapsados (Cerca de Baños de Agua Santa, Ecuador,
Comercio), D 2002, Cortesia Mario Cruz)
Fig. 1.47, Daños en agricultura (Ecuador, 2002, Cortesia El Hoy) Fig. 1.48, Daños en la salud de gente (Ecuador, 2002, Cortesia El Hoy)
Fig. 1.53, Ejemplo de alcanze de un lahar en un area poblado debido de una reconstrucción de lahares pasados para la misma regiom del Valle de los
Chillos, Ecuador. GEO1-Toulkeridis
27
Amenazas de Origen Natural
Fig. 1.54, Ejemplo de un deshiello parcial por actividad volcánica, volcán Fig. 1.55, Un colapso de una columna eruptiva, la cual genera un flujo
Sangay, Ecuador. GEO1-Toulkeridis piroclastico penetrando un glaciar, dehiellandolo parcialmente y asi
generando un lahar. GEO1-Toulkeridis
28
Capítulo I
Si los datos de los registros históricos y prehistóricos son adecuados, la frecuencia de anteriores
erupciones puede ser determinada y la posible frecuencia de futuras erupciones puede ser estimada.
Esto supone que el comportamiento futuro de un volcán reflejará su historia de los últimos miles de
años. El comportamiento de volcanes similares en otras partes puede proporcionar un indicio de los
eventos de poca probabilidad pero gran magnitud que podrían ocurrir.
La evaluación del peligro volcánico involucra establecer un registro estratigráfico de los produc-
tos de anteriores erupciones y determinar la extensión aérea de sus depósitos, su origen en la secuencia
estratigráfica y la fecha de las erupciones. Para lograr esto, usualmente la información que existe en el
registro histórico debe ser complementada con el análisis de campo. Así, hay que estudiar el alcance
de los peligros volcánicos potenciales en diferentes escenarios de posibles erupciones, porque gracias a
esta información, el peligro volcánico puede ser graduado en términos de severidad sobre un mapa de
zonificación de peligro volcánico.
Expertos y autoridades conjuntos determinarán el costo-beneficio de una instalación potencial
de obras de mitigación para proteger en su totalidad o reducir al máximo posible, el daño potencial en
sitios habitacionales y obras ya construidas y potencialmente ubicadas dentro de zonas de moderado
hasta alto riesgo volcánico. Los aspectos relacionados con desarrollo de la mitigación de peligros vol-
cánicos, involucran principalmente evaluaciones de peligro y planificación del uso de tierras.
Los volcanes que presentan un peligro a corto plazo y que claramente amenazan la vida y la
propiedad, deben de ser mantenidos bajo supervisión y establecer las restricciones pertinentes de la
ocupación permanente en las áreas de mayor peligro. Para los volcanes que tienen una periodicidad de
largo plazo y que por lo tanto no pueden ser un peligro durante la vida de un proyecto, las restricciones
en uso de tierras no pueden ser justificadas solamente por razones económicas, pero el desarrollo debe
de ser planificado con conocimiento de las consecuencias potenciales de futuras erupciones.
En áreas de desarrollo con peligros volcánicos a corto plazo, deben seleccionarse medidas de
mitigación, si es que son, parte de la información de identificación del proyecto. Las restricciones sobre
uso de tierras deben de ser instituidas para aquellas áreas que tienen amenaza potencial de fenómenos
piroclásticos. En las áreas donde la ceniza volcánica puede resultar un peligro, los códigos de construc-
ción deben estipular una adecuada construcción para los techos. En muchos casos sólo los lahares
ameritarían las medidas de mitigación.
Las áreas en los valles en el curso de lahares potenciales pueden ser demarcadas y se pueden
instituir restricciones para uso de las tierras, o medidas protectivas en concordancia con una raciona-
lidad económica. Las medidas de mitigación que se pueden justificar económicamente para peligros
a corto plazo son limitadas, ya que “corto plazo” sigue siendo un período largo de tiempo. La per-
cepción del peligro potencial puede permitir que se adopte un plan de desarrollo más razonado. Las
normas se basan en reglamentos internacionales (Ej. International Association of Volcanology and
Chemistry of the Earth´s Interior, IAVCEI).
Medidas preventivas en caso de una erupción volcánica
c) Cerrar ventanas, puertas, ventilaciones y cualquier otra abertura donde podría entrar ceniza volcánica.
d) Cubrir computadores, televisiones, carros y cualquier otro aparato electrónico o instrumento sensible a
polvo / ceniza volcánica. También no hay de utilizar artefactos electrónicos previamente expuestos en el
aire sin limpiarse previamente para evitar cortocircuitos potenciales.
e) Evite conducir durante la precipitación de ceniza volcánica y después de uso de vehículo cambia los filtros
del aire, potencialmente tapado.
f) Trata de evitar el uso de agua en limpieza o en el retiro de ceniza volcánica de cualquier objeto.
29
Amenazas de Origen Natural
Uno de los fenómenos naturales que más daño causa durante todos los años en la infraestructura
habitacional, especialmente a las personas de bajos recursos económicos, son los clasificados dentro
de los movimientos de terrenos superficiales que se dan en países montañosos como tales de America
Central y parte occidental de America Sur, en los cuales, el elemento motor principal es la gravedad
terrestre. Los movimientos en masa son procesos de la geodinámica externa, los cuales modifican las
diferentes formas del terreno y se clasifican en varias formas o tipos conocidas como deslizamientos,
derrumbes, desprendimientos, deslaves, hundimientos, flujos etc.
Los movimientos de masa de terrenos superficiales más conocidos y estudiados se llaman de-
slizamientos. Los deslizamientos son masas de rocas o de suelos (también de vegetación o de rellenos
artificiales) que se desplazan en la superficie de la tierra con poca profundidad (en su mayoría encima
de la roca firme) en sentido de la pendiente por acción de la gravedad en forma súbita o lenta con
medio de transporte agravante que es el agua o en forma seca, es decir que se presentan sobre todo
en la época lluviosa o seca y además durante períodos de actividad sísmica. También suceden desli-
zamientos debido de la actividad humana (cortes en ladera, falta de canalización de aguas, etc.) y por
simple erosión (por actividad humana y de la naturaleza).
Para evitar o mitigar los deslizamientos (reducir el riesgo) es indispensable saber las causas, los
movimientos y la forma cómo se originan. Mientras las potenciales causas de iniciación de movimien-
tos de masa se mencionaron mas arriba (exceso de agua, sismicidad etc.), los deslizamientos tienen
diferentes tipos de origen y forma de movimientos y pueden ocurrir como: caídas (masas despren-
didas de pendientes muy fuertes o escarpes, que se mueven en caída libre, dando tumbos (saltos) o
ruedan ladera abajo), basculamientos (rotación de uno o más elementos alrededor de un punto pivote),
separaciones laterales (movimiento de extensión lateral acompañado por fracturamiento cortante o
tensional), flujos (masas que se mueven como unidades deformadas, viscosas, sin un plano discreto
de ruptura) o deslizamientos rotacionales o translacionales (desplazan masas a lo largo de uno o más
planos discretos. El movimiento rotacional se da donde la superficie de ruptura es curva, la masa rota
hacia atrás alrededor de un eje paralelo a la ladera, mientras el movimiento translacional se da cuando
la superficie de ruptura es más o menos plana o suavemente ondulante y la masa se mueve paralela a
la superficie del terreno. Algunos deslizamientos pueden presentar más de un tipo de movimiento, en
este caso se describen como complejos.
Hay diferentes partes de un deslizamiento que se conoce como la nomenclatura de mismo, cual
incluye la corona (sector de la ladera que no ha fallado y localizada arriba del deslizamiento, cual
puede presentar grietas, llamadas grietas de la corona), el escarpe principal (superficie de pendiente
muy fuerte, localizada en el límite del deslizamiento y originada por el material desplazado de la ladera.
Si este escarpe se proyecta bajo el material desplazado, se obtiene la superficie de ruptura), el escarpe
secundario o menor (la superficie de pendiente muy fuerte en el material desplazado y producida por
el movimiento diferencial dentro de este material), punta de la superficie de ruptura (la intersección
Fig 1.68, Deslizamientos interrupiendo la actividad socio-economica Fig. 1.69, Construcción de un puente encima de un deslizamiento activo
devastando parte de una autopista en Ecuador. Cortesia Rafael Guardado. en Colombia. Cortesia Rafael Guardado.
30
Capítulo I
Fig. 1.72, Flujo de derrubios. GEO1-Toulkeridis Fig. 1.73, Flujo de tierra. GEO1-Toulkeridis
Fig. 1.74, Separación lateral. Adaptado de Varnes, 1978. GEO1- Fig. 1.75, Movimiento simple. Adaptado de Hutchinson, 1968. GEO1-
Toulkeridis Toulkeridis
Partículas gruesas
Inicio de la
en Suspención
Frente de turbulencia
bloques COLA
CABEZA
Oleada
precursora
31
Amenazas de Origen Natural
que se queda algunas veces cubierta de la parte baja de la superficie de ruptura y la superficie original
del terreno), cabeza (la parte superior del material desplazado a lo largo de su contacto con el escarpe
principal), tope (el punto más alto de contacto entre el material desplazado y el escarpe principal),
cuerpo principal (la parte del material desplazado que sobreyace la superficie de ruptura localizada
entre el escarpe principal y la punta de la superficie de ruptura), flanco (lado del deslizamiento), base
o pie (la porción de material desplazado que descansa ladera abajo desde la punta de la superficie de
ruptura), dedo (el margen del material desplazado más distante del escarpe principal) y punta (el punto
en el pie más distante del tope del deslizamiento).
Tipo Velocidades
32
Capítulo I
Fig. 1.76, Movimiento Sucesivo. Adaptado de Hutchinson, 1968. GEO1- Fig. 1.77, Movimiento múltiple. Adaptado de Hutchinson, 1968. GEO1-Toulkeridis
Toulkeridis
Fig. 1.78, Deslizamiento tranlacional a lo largo de planos de Fig. 1.79, Basculamiento de columnas de roca. Adaptado de Cruden & Varnes,
estratificación. Adaptado de Skinner & Porter, 1992. GEO1-Toulkeridis 1996. GEO1-Toulkeridis
Fig. 1.80, Basculamiento de detritos. Adaptado de Varnes, 1978. Fig. 1.81, Flujo de lodo. Adaptado de Skinner y Porter, 1992. GEO1-Toulkeridis
GEO1-Toulkeridis
Para reducir el potencial riesgo de una amenaza de deslizamientos en sus diferentes formas de su
presentación hay de evaluar si un complejo habitacional o una obra de infraestructura construida o en
proyecto de construcción está ubicada en un área de geomorfología irregular para ver si se deben re-
alizar trabajos de prevención ante fenómenos de inestabilidad de terrenos. Así se debería determinar el
peligro por inestabilidad de terrenos de las obras de infraestructura o complejos habitacionales ya con-
struidas, en las que se deberá realizar una observación detallada de campo para recopilar datos que
permitan elaborar una matriz con los factores que generan estos fenómenos como: tipo de material en
donde esta ubicada la obra, factor muy importante como condición para que se generen fenómenos
de inestabilidad de terrenos, pendiente del terreno en el sector, fenómenos de inestabilidad observados
33
Amenazas de Origen Natural
dentro o cerca de la obra o complejo (observación de grietas, árboles inclinados, pisos agrietados), uso
del suelo, presencia de agua, drenajes etc.
Conocedores de la temática o expertos deben considerar la información existente sobre geología
estructural y tectónica y también de hidrología y hidrogeología del área. A estos factores de acuerdo
a su importancia en la activación y reactivación de fenómenos de inestabilidad de terrenos, se asigna
un atributo o peso sobre el factor para tener un valor de cuantificación del peligro. La ventaja de la
observación de campo, es que dependiendo de la experiencia y experticia del evaluador, se puede
caracterizar de forma subjetiva los terrenos y determinar el peligro al que están expuestas las obras de
infraestructura o de complejos habitacionales involucradas y estos resultados pueden ser correlaciona-
dos con los datos tomados en el campo e introducidos en la matriz; correlación que permite ratificar
o rectificar los resultados.
Si se ha identificado una zona de alto riesgo por deslizamientos potenciales, entonces antes que
ocurre una desgracia:
a) hay de evitar hacer rellenos o cortes en terrenos de pendiente fuerte, no construir en pendientes de
terrenos inestables, ni en zonas inundables, ni con materiales pesados en terrenos débiles, sin antes
contar con estudios técnicos del suelo
b) no excavar la base de laderas empinadas,
c) hay de avisar para evitar compras, alquilamiento o construcción en las zonas propensas a desli-
zamientos,
d) empezar de organizarse y emprender acciones de prevención de deslizamientos del lugar que se
ocupa, así tener un comportamiento ejemplar para otros vecinos cuales seguirán este ejemplo,
e) no haga cortes en las montañas si no está totalmente seguro de la resistencia de la ladera, pero si ya
vive uno en una pendiente, hay de asegúrarse de que la casa y construcciones superiores están firme-
mente construidas,
f) no dejar que el agua se filtre en el interior de la montaña: abra zanjas, drenajes, alcantarillas que
permitan el desagüe ordenado del agua,
g) en caso de habitar en una zona de alta pendiente cerciórese de que la casa y la de los vecinos estén
firmemente construidas para evitar que caigan unas encima de otras,
h) detener la erosión que causa deslizamientos evitando quemas y talas, surcos en el sentido de la pen-
diente, conservar la vegetación de las montañas y laderas de ríos
i) proteger las zonas cercanas a los nacimientos de agua, arroyos y quebradas sembrando especies
arbóreas,
j) no amontonar basura o desechos en suelos de pendiente porque terminan tapando desagües y hacen
que el agua se filtre lo que desestabiliza los terrenos y
k) no permitir canteras ni excavaciones que desestabilicen las laderas ya que son un peligro para el
vecindario y la infraestructura existente,
l) conocer las zonas que pueden deslizarse en la localidad y la ruta de evacuación o escape para llegar
a las áreas seguras,
m) preparar un botiquín de primeros auxilios con artículos de higiene y, documentos de identificación,
n) ante una alarma de deslizamiento de parte de las autoridades, sigue las instrucciones y ve con tu
familia a una zona segura.
Mientras durante un deslizamiento:
a) infunde serenidad y ayuda a los demás,
b) Conserva la calma en todo momento,
c) corre al lugar cercano más seguro, evacuar lo más rápidamente posible a las zonas de seguridad,
d) tratar de evadir lo que cae, corriendo en forma lateral hacia abajo,
e) aléjate de estructuras que puedan derrumbarse, de zonas afectadas o sospechosas,
f) inspira serenidad y ayuda a los demás, niños y niñas, ancianos y ancianas, discapacitados y personas
en estado de pánico,
g) para rescatar a alguien, utiliza cuerdas, extensiones, palos y lo que sea seguro para todos, trabaja en
equipo con otras personas,
h) si estás en un vehículo, movilízate rápidamente a un lugar seguro o, sal del mismo.
34
Capítulo I
Fig. 1.57, 1.67, Obras de mitigación por lahares. Ilustraciones GEO1-Toulkeridis, Fotos Hubert Canson
35
Amenazas de Origen Natural
Fig. 1.86 - 3.87, Deslizamiento activo, Piñas Ecuador 2010. Terrenos invadidos en laderas inestables propensos a deslizamientos, Piñas Ecuador 2010.
Theofilos Toulkeridis.. GEO1-Toulkeridis
Fig. 1.82-3.95, Caida massiva (arriba izquierda, China 2008, Associated Press), parcial (arriba derecha, Ecuador 2005, El Hoy) o de gran tamaño
(izquierda abajo, China 2008, Associated Pressde rocas. Derrumbe massivo (Japon, 2003, Associated Press)
36
Capítulo I
Fig. 1.90, Deslizamiento devastador a una casa en Zaruma, Ecuador 2010. GEO1-Toulkeridis
a) Análisis de muestras de agua de las vertientes que se encuentran en las zonas o barrios en potencial
riesgo, especialmente en la parte baja de las vías (si es que hubiere).
b) Levantamiento de información de las viviendas afectadas, durante el invierno, (o temporadas an-
teriores, referente histórico) con el fin de determinar el estado de habitabilidad de las mismas y esta-
blecer aquellas familias que deberían ser reubicadas (reasentamientos).
c) Limpieza de cunetas y zanjas de agua en el área de incidencia.
d) Revisión de sistemas de alcantarillado.
e) Limpieza de quebradas, arreglo de vías potencialmente afectadas.
f) Programas de forestación y reforestación de áreas potencialmente afectadas (con plantas nativas y
de raíces profundas).
37
Amenazas de Origen Natural
38
Capítulo I
R = A * V * MD
AMENAZA =
- Probabilidad de evento con cierta magnitud
- Mecanismo de generación
- Tipo de evento
- Magnitud: Volumen, efecto de domino, distancia, duración, velocidad etc.
VULNERABILIDAD =
- Grado de daño. En función de:
- Magnitud del evento y
- tipo de elementos en riesgo
MONTO DE DAÑO =
- Cuantificación de los elementos en riesgo e.j:
- Costo de remplazo de edificios, infraestructura etc.
- Perdida en función de actividades socio-económicas
- Numero de personas
Fig. 1.94, C a e s v a n W e s t e r n
39
Amenazas de Origen Natural
Hace ya varios siglos, los pescadores de la costa norte del Perú y sur del Ecuador reportaron
la aparición de corrientes de agua superficiales con temperaturas más altas de lo acostumbrado que
suponía un incremento exponencial de las lluvias y la desaparición de los cardúmenes de peces como
la sardina y la anchoveta. Puesto que ese fenómeno aparecía a finales de diciembre, en fechas cer-
canas a Navidad, convinieron en bautizarlo como “Corriente del Niño”, por su coincidencia con el
nacimiento del niño Jesús.
Allá por 1920, el meteorólogo y estadístico británico, Sir Gilbert Walker, identificó empírica-
mente oscilaciones periódicas en la presión atmosférica sobre el Pacífico ecuatorial, de modo que
cuando la presión era baja en el Pacífico Oriental (Tahití) los valores eran altos sobre el Pacífico occi-
dental (Darwin, Australia) , y viceversa. Walker acuñó el término de “Oscilación del Sur “para refer-
irse a esta alternancia en la presión y circulación atmosférica.
A lo largo del siglo XX, a medida que se mejoraba la compresión científica sobre la circulación
atmosférica y oceanográfica, se observó la coincidencia entre las anomalías de presión vinculadas con la
Oscilación del Sur y la ocurrencia de la corriente “del Niño” cálida que periódicamente circulaba en di-
rección norte a sur bañando las costas de Ecuador y Perú, y es por ello que hoy día se sabe que el El Niño
es parte de una oscilación climática interanual atmosférica-oceanográfica que se denomina conjuntam-
ente como El Niño, Oscilación Sur (ENOS), de modo que El Niño es la fase cálida de ENOS mientras
que la fase fría corresponde a La Niña. ENOS es considerada así la fuente más destacable de oscilación
climática interanual dando lugar a costosas consecuencias a nivel global (Changnon, 1999; Lehodey et
al., 1997; Liu y Alexander, 2007; McPhaden et al., 2006; Santoso et al., 2013; Wallace et al., 1998)
1.5.2 Descifrando las múltiples caras del Niño: regiones y modos ENOS
40
Capítulo I
Fig. 1.95, Mapa de ubicación de las cuatro regiones El Niño. Niño 1, 2, 3, 4 y 3.4. Cortesía de M. H. Glantz (Pielke y Landsea, 1999)
170°O and 5°N-5°S) basándose en periodos base de 30 años que se actualizan cada 5 años. Se definen
como episodios cálidos y fríos cuando el índice Oceánico el Niño (ONI) supera el umbral de +/- 0,5
ºC. Cuando dicho umbral es superado durante un mínimo de 5 meses consecutivos, se consideran
eventos El Niño (+) o de La Niña (-) (NOAA) Fig. 1,95
Los eventos ENSO se manifiestan en diversos tipos y con características e impactos distintivos,
las diferencias se basan fundamentalmente en la ubicación de las mayores anomalías de la temperatura
superficial del mar (TSM) en el Pacífico tropical. Investigaciones recientes (Amaya and Foltz, 2014;
Ashok et al., 2007; Karnauskas, K. B., 2013; Takahashi et al., 2011) han definido y caracterizado dos
tipos principales que serían:
• El Niño del Pacífico Oriental, también conocido como Canónico, clásico o “cold tongue”, el calen-
tamiento y las mayores anomalías en la TSM se concentran en el Pacífico oriental frente a las costas
sudamericanas. Hasta antes de 1982/83, se habían documentado varios eventos el Niño canónicos
(Rasmusson y Carpenter, 1982), y el Niño 1997-98 es un ejemplo clásico de este tipo (Fig. 1.96 A).
• El Niño del Pacífico central, o tipo Modoki o “warm pool”, es un segundo modo característico de
variabilidad interanual en el Pacífico tropical con anomalías de TSM focalizadas en el Pacífico cen-
tral pero que no suelen acoplarse con el Pacífico oriental. Se caracteriza por una afectación mucho
más débil en las temperaturas del mar, el aire y en el volumen de precipitaciones de las costas su-
damericanas, aunque pueden causar igualmente impactos remotos en otras áreas del planeta, El
Niño 2004-2005 puede tomarse como de este patrón (Fig. 1.96 B).
Sin embargo, existen eventos El Niño que no son fácilmente clasificables en ninguna de las dos
categorías anteriores, por ejemplo, El Niño del 2009-2010, en este caso, los incrementos en la TSM
fueron más fuertes en el Pacífico central pero aun así el calentamiento se extendió por todo el Pacíf-
ico Oriental hasta alcanzar la costa sudamericana, al presentar características de ambos patrones
simultáneamente, resultaba muy complicado categorizar este evento del 2009-2010. Diversos investi-
gadores (Capotondi et al., 2015; Giese and Ray, 2011; Johnson, 2013) corroboran esta hipótesis afir-
mando que los eventos ENSO pueden manifestarse en diferentes modos, más allá de los dos patrones
(Canónico y Modoki) principales. Asimismo, durante el desarrollo de un mismo evento, la ubicación
de las anomalías de la TSM puede variar y mostrar diferentes patrones durante el pico del evento y
durante los meses anteriores y posteriores. De igual manera, los diversos modos de ENSO pueden gen-
erar diferentes impactos a lo largo del planeta en cuanto a la temperatura y precipitación, por ejemplo
en la intensidad del monzón en el Índico (Kumar et al., 2006) o en las costas de Ecuador y Perú, donde
un El Niño Modoki no provocaría las intensas lluvias e inundaciones que suele ocasionar un evento El
Niño Canónico (Hu et al., 2012). Lo anterior se vincula además con las evidencias (Wittenberg et al.,
2014) respecto a la correlación entre la intensidad de los eventos ENSO y la localización de las may-
ores anomalías de temperatura, de modo que Los Niños más débiles suelen asociarse al tipo Modoki o
41
Amenazas de Origen Natural
Pacífico Central mientras que Los Niños más intensos tienden a relacionarse con el patrón Canónico
o del Pacífico Oriental.
En síntesis, es muy activo el campo de las investigaciones para tratar de comprender las múltiples
caras del ENSO en cuanto a su intensidad y frecuencia, así como sus repercusiones en otras regiones
Fig. 1.96, Mapa mostrando la diferencia con la temperatura promedio (ºC) de El Niño Canónico (A) del 1998 versus El Niño Modoki (B) del 2005.
42
Capítulo I
del mundo a través de las teleconexiones (Bjerknes, 1969) o sus interrelaciones con otras fluctuaciones
climáticas de variabilidad interanual en el Pacífico como la Oscilación Decadal del Pacífico, con una
frecuencia de cerca de 25 años cálidos (‘El Viejo’) seguidos de 25 años frios (‘La Vieja’) (Chao et al.
2000; Chavez et al., 2003; Chavez, 2005), y con el añadido del actual escenario de cambio climático.
Pese a ubicarse en la línea ecuatorial, el clima en condiciones normales en gran parte del Ecua-
dor suele ser más frío de lo esperado para su latitud debido a la combinación del efecto de las corri-
entes marinas frías y la altitud de los Andes. Los tres factores principales que determinan el clima en
el Ecuador son:
Factores de altitud y orografía, La Cordillera de Los Andes atraviesa al Ecuador de norte a sur
y actúa como una barrera longitudinal que impide el paso de los vientos provenientes del Océano
Pacifico y bloquea el paso de las nubes. Las precipitaciones se concentran por tanto en la ladera occi-
dental haciendo que los vientos que ascienden por la cordillera hacia la ladera oriental sean predom-
inantemente secos. Esta distribución da lugar a diferentes pisos climáticos ya que por cada 200m que
aumenta la altitud, la temperatura desciende 1° C.
En las áreas más cercanas a la cordillera central y noroeste (Santo Domingo, norte de Esmeral-
das), las precipitaciones superan los 2.000 mm mientras que en la región costa son inferiores aunque
siguen superando los 1.000 mm (Rossel y Cadier, 2009; Rossel et al., 1999)
Factores atmosféricos, Las condiciones climáticas del Ecuador están directamente condicionadas
por la circulación atmosférica general, en concreto por la presencia de un sistema de baja presión
denominado zona de convergencia intertropical ZCIT, que muestra desplazamientos estacionales en
su posición latitudinal y marca así la alternancia de estaciones secas y húmedas (Amador et al., 2006)
Entre diciembre y mayo (verano austral), la ZCIT alcanza su posición más al sur, los vientos ali-
sios se debilitan y penetran masas de aire (húmedas y cálidas) provenientes del noroeste que dan lugar
a precipitaciones en la costa ecuatoriana unidas a un incremento de la temperatura. Por el contrario,
de junio a diciembre (invierno austral) la ZCIT se desplaza al norte hasta latitudes entre 8 y 10 ºN, los
alisios se intensifican y penetran masas de aire del sureste, lo cual se traduce en un descenso tanto de
las precipitaciones como de la temperatura.
Factores oceanográficos, Son varias las corrientes superficiales marinas que determinan la clima-
tología del Ecuador y que a su vez están condicionadas por el sistema de vientos. fig. 1.97
Por una parte, las dos Corrientes Ecuatoriales Sur y Norte que cruzan el Pacífico en dirección
este-oeste mientras la Contra-Corriente Ecuatorial circula entre ambas y fluye en dirección contraria,
desde Indonesia a América, a aproximadamente cinco grados norte. Al aproximarse a la costa amer-
icana, la contra-corriente ecuatorial se ramifica en dos, una que se dirige al norte hasta confluir con
la corriente nor-ecuatorial y una segunda que circula hacia el sur hasta encontrarse con la corriente
sur-ecuatorial (Kessler, 2002, 2006). Esta segunda corriente cálida que fluye desde Panamá entre En-
ero y Abril y baña la costa centro-oeste de Suramérica en dirección sur es la que conocemos como
Corriente el Niño, y su prevalencia coincide con la estación cálida y lluviosa en Ecuador al transportar
vientos cálidos y húmedos.
Por otra parte, la Corriente superficial de Humboldt (o Perú-Chile) está alimentada por aguas
sub-antárticas y baña la costa de América del Sur en dirección sur a norte asociándose con una de
las más importantes surgencias (upwelling) costeras del planeta (Kessler, 2002, 2006). Este upwelling
ocurre porque los alisios del sureste desplazan las aguas superficiales mar adentro dejando espacio
43
Amenazas de Origen Natural
para la surgencia de aguas subsuperficiales (100-200 m), las cuales, además de ser más frías (15-19°C)
contienen también una mayor concentración de nutrientes y dan lugar tanto a un aumento de la
productividad marina como a un enfriamiento del clima costero. La corriente fría de Humboldt fluye
cercana a las costas ecuatorianas entre los meses de mayo a diciembre y origina la presencia de “garúas”,
una combinación de neblinas y lloviznas características de la estación seca en la costa ecuatoriana.
Además, se define el Frente Ecuatorial, una zona de transición en el encuentro de dos masas de
agua de características muy diferentes, las aguas frías (15-19°C) de la Corriente costera de Humboldt
y las aguas cálidas (≥24ºC) de la Corriente Ecuatorial Sur, que se extiende normalmente entre las Islas
Galápagos y la costa norte de Perú. Los desplazamientos estacionales del Frente Ecuatorial coinciden
con los de la ZCIT, al sur entre enero y marzo y al norte de julio a septiembre. Los fenómenos el Niño
se relacionan con un marcado desplazamiento hacia el sur del Frente Ecuatorial (Okuda et al., 1983)
Condiciones normales versus ENSO, La Corriente cálida del Niño y la fría de Humboldt son
dos corrientes marinas opuestas cuya prevalencia en el litoral ecuatoriano se alterna estacionalmente.
Cuando alguna de estas dos corrientes se intensifica y permanece por más tiempo desplazando a la
otra, cambian las condiciones climatológicas descritas en los párrafos anteriores y denominadas como
“normales” y se producen alteraciones climáticas en el litoral que se correlacionan con eventos La
Niña o el Niño. Si es la Corriente de Humboldt la que se presenta más fuerte, prevalecerán condi-
Fig. 1.97, Las principales corrientes superficiales marinas con influencia para el Ecuador son las corrientes cálidas Ecuatorial Sur (South Equatorial) y
Norte (North Equatorial), la contra-corriente ecuatorial (Eq. Countercurrent) y la Corriente fría de Humboldt, o Perú-Chile.
44
Capítulo I
Fig. 1.98, Características atmosféricas y oceanográficas de las condiciones normales versus condiciones El Niño y La Niña.
ciones más frías y secas típicas de un evento La Niña mientras que, si es la de El Niño la que se inten-
sifica, se producirá un incremento de la temperatura superficial del mar y una sucesión de fuertes pre-
cipitaciones acompañada de una extensión de la temporada lluviosa que resulta en las inundaciones
que caracterizan al Fenómeno el Niño.
La localización del Ecuador en la costa ecuatorial del Pacífico oriental, lo sitúa directamente en
el centro del área donde el Fenómeno El Niño se manifiesta con mayor intensidad (Chavez et al., 1999;
Fiedler et al., 2002b; Glynn et al., 2001). Diversas investigaciones (Lehodey et al., 1997; Rodbell et al.,
1999; 2002, Vuille et al. 2000, Hansen et al., 2003; Harrison y Chiodi, 2013) concluyen que ENSO es
el responsable de la mayor variabilidad climática en el Ecuador.
En cuanto a las causas que dan lugar a un evento El Niño, parece estar aceptado que el det-
onante inicial es el debilitamiento de los vientos alisios del Noreste que en condiciones normales
empujan las aguas cálidas del Pacífico tropical de Este a Oeste. Al debilitarse el sistema de alisios por
un periodo de varios meses, se generan ondas Kelvin (ondas de gravedad modificadas por la rotación
de la tierra) en la “piscina caliente” cerca de Indonesia que hacen que las aguas cálidas acumuladas
en el Pacífico Occidental retornen hacia el margen Pacífico oriental (Chavez et al., 1999; McPhaden
and Yu, 1999, Fiedler, 2002b; Wang and Fiedler, 2006). Las ondas Kelvin se desplazan rápidamente
con velocidades de propagación promedio de 2,8 mt/seg o 250 Km/día por lo que podrían cruzar el
Pacífico en aproximadamente dos meses. Esto provoca una intensificación de la contracorriente cálida
ecuatorial que al fluir hacia el sur impide que la corriente fría de Humboldt pueda remontar hasta
45
Amenazas de Origen Natural
latitudes ecuatoriales e interrumpe así el fenómeno de surgencia o upwelling costero. A su vez, esto
desemboca en un cambio en la estructura vertical del océano con una profundización de la termoclina
en las costas de Ecuador y Perú (Ver fig. 1.96), lo cual resulta en un descenso substancial del aporte de
nutrientes a la zona eufótica y consecuentemente de la clorofila y la productividad primaria marina
(Guille´n and Calienes, 1981c; Feldman et al., 1984; Barber and Chavez, 1983, 1986; Fiedler et al.,
1991, 1992; Barber et al., 1996; Chavez, 2005).
En Ecuador, durante un evento Niño, tanto la ZCIT como el frente Ecuatorial ocupan posi-
ciones anormalmente meridionales que permiten la entrada de masas de aire húmedo y cálido del
noreste. Esto, unido al calentamiento de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial propicia un
incremento de la evaporación y por tanto, de la formación de nubes. A su vez, la mayor intensidad de
los vientos del oeste acelera el movimiento tierra adentro de la nubosidad que al toparse con la cordil-
lera de Los Andes, asciende provocando abundantes precipitaciones sobre la costa ecuatoriana. Las
áreas que presentan una afectación más fuerte son toda la costa sur y central incluyendo la planicie
del Guayas, mientras que la zona norte de la provincia de Esmeraldas en frontera con Colombia y las
áreas situadas por encima de los 1.000-1.500 m de altitud en la vertiente occidental de la Cordillera de
Los Andes muestran una influencia moderada (Rossel et al., 1999).
El registro de un evento ENSO se basa fundamentalmente en la medición de dos parámetros
clave: anomalías de la temperatura superficial del mar (TSM) y del nivel medio del mar (NMM), que
de ser positivas corresponden a un evento El Niño y de ser negativas se asocian con La Niña.
Esmelardas Esmelardas
0˚ 0˚
150
Quito Quito
Santo Santo
100 Domingo Domingo
0
Chone Chone
50
Manta Manta
Guayaquil Guayaquil
Salinas Salinas
Machala Machala
Fig. 1.99, Anomalías de precipitación en la zona costera de Ecuador durante 1997-98. Modificada de Rosell et al. (1999)
46
Capítulo I
Existen evidencias paleoclimáticas de que los ciclos ENSO han sido una característica del clima
terrestre durante al menos los últimos 130.000 años (Tudhope et al 2001; Hughen et al, 1999). En los
Fig. 1.100 Los 10 eventos El Niño destacados durante el siglo XX. Tomado de Livezey (1997) y NOAA (1998)
Fig 1.101, Índice de Oscilación del Sur (SOI) versus Índice de Temperatura Superficial del Mar en la región Niño 3.4 desde 1950 a 2006. Tomado
de McPhaden et al. (2006).
47
Amenazas de Origen Natural
últimos 450 años han ocurrido al menos 120 eventos El Niño, según los estudios históricos compilados
por Quinn et al. (1987). Se tienen registros climatológicos en corales de eventos el Niño que datan del
siglo XV al XVII (Hereid et al., 2013) e incluso se han documentado evidencias de sus efectos en ter-
ritorio ecuatoriano que se remontan a miles de años (Zhang et al., 2014). Durante el siglo XX, los 10
eventos El Niño más fuertes tuvieron lugar en la segunda mitad del mismo (Livezey, 1997) los mismos
que aumentaron en intensidad y frecuencia a medida que avanzaba el siglo (Li et al., 2013).
Las series temporales demuestran que los eventos no ocurren con una periodicidad fija, y tam-
poco se da una simple alternancia entre eventos El Niño y La Niña sino que el mismo tipo de evento
puede ocurrir de manera consecutiva o sostenerse durante varios años. Fases cálidas con ocurrencia
entre 1900 y 1980 se presentaron en ciclos de 3-2-3 años, esto se modificó entre 1991 y 1998 con la
sucesión de cuatro eventos el Niño lo cual demuestra una mayor recurrencia a finales del siglo XX (Li
et al., 2013). La alternancia de eventos cálidos seguidos de fases frías ocurrió en once ocasiones mien-
tras que en seis oportunidades la fase fría apareció 1 a 2 años después, y durante el particular evento
El Niño 1932-33, la fase fría tuvo lugar a los 4 años (CAF, 2000). Entre 1952 y 2006, se presentaron
17 eventos El Niño y 12 eventos la Niña (McPhaden et al., 2006), esto puede observarse en la figura 6
donde se comparan el Índice de Oscilación del Sur (SOI) con el Índice de Temperatura Superficial del
Mar (TSM) en la región Niño 3.4
En Ecuador, la intensidad de los eventos El Niño durante el siglo XX presentó gran variabilidad,
de modo que podemos clasificarlos en cuatro categorías que serían: (1) Débiles: cuatro episodios que cor-
responden a los años 1931, 1932, 1973 y 1976 debido a anomalías de temperatura entre 3° y 5°C y ex-
cesos pluviométricos entre 100 y 390 mm; (2) Moderados: los 6 eventos de 1926, 1932, 1951, 1953, 1958
y 1972, con anomalías de temperatura entre 5 y 12°C y de precipitación entre 400 y 790 mm; (3) Fuertes:
Los eventos correspondientes a los años 1957 y 1965, con entre 12 y 20°C de anomalía de temperatura
y entre 1.100 y 1.500 mm de excesos pluviométricos; (4) Extremadamente fuertes o extraordinarios: los
dos Niños de 1982-83 y 1997-98 cuyas temperaturas continentales fueron superiores a los 35°C y los
excesos pluviométricos rebasaron los 2.630 mm. Durante estos dos eventos, la temperatura superficial
del mar (TSM) en las islas Galápagos y a lo largo de la costa de Ecuador aumentó de su valor normal
que era de 22 °C hasta rondar los 30 °C. El mes de marzo de 1998 se registraron 29,9ºC de temperatura
Año DEF EFM FMA MAM AMJ MJJ JJA JAS ASO SON OND NDE
2000 -1.7 -1.5 -1.2 -0.9 -0.8 -0.7 -0.6 -0.5 -0.6 -0.6 -0.8 -0.8
2001 -0.7 -0.6 -0.5 -0.4 -0.2 -0.1 0.0 0.0 -0.1 -0.2 -0.3 -0.3
2002 -0.2 0.0 0.1 0.3 0.5 0.7 0.8 0.8 0.9 1.2 1.3 1.3
2003 1.1 0.8 0.4 0.0 -0.2 -0.1 0.2 0.4 0.4 0.4 0.4 0.3
2004 0.3 0.2 0.1 0.1 0.2 0.3 0.5 0.7 0.8 0.7 0.7 0.7
2005 0.6 0.4 0.3 0.3 0.3 0.3 0.2 0.1 0.0 -0.2 -0.5 -0.8
2006 -0.9 -0.7 -0.5 -0.3 0.0 0.1 0.2 0.3 0.5 0.8 1.0 1.0
2007 0.7 0.3 -0.1 -0.2 -0.3 -0.3 -0.4 -0.6 -0.8 -1.1. -1.2 -1.4
2008 -1.5 -1.5 -1.2 -0.9 -0.7 -0.5 -0.3 -0.2 -0.1 -0.2 -0.5 -0.7
2009 -0.8 -0.7 -0.5 -0.2 0.2 0.4 0.5 0.6 0.8 1.1 1.4 1.6
2010 1.6 1.3 1.0 0.6 0.1 -0.4 -0.9 -1.2 -1.4 -1.5 -1.5 -1.5
2011 -1.4 -1.2 -0.9 -0.6 -0.3 -0.2 -0.2 -0.4 -0.6 -0.8 -1.0 -1.0
2012 -0.9 -0.6 -0.5 -0.3 -0.2 0.0 0.1 0.4 0.5 0.6 0.2 -0.3
2013 -0.6 -0.6 -0.4 -0.2 -0.2 -0.3 -0.3 -0.3 -0.3 -0.2 -0.3 -0.4
2014 -0.6 -0.6 -0.5 -0.1 0.1 0.1 0.0 0.0 0.2 0.5 0.7 0.7
2015 0.6 0.5
Tabla 1.11, Eventos ENSO durante el siglo XXI, cálidos (rojo) y fríos (azul) en el Pacífico basados en el umbral de +/-0.5 ºC para el Índice Oceánico El
Niño (ONI) calculado como promedio de 3 meses consecutivos de la serie mensual de las anomalías de la TSM (ERSST.v3b) registradas en la Región El
Niño 3.4 (5ºN – 5ºS, 120º – 170ºW). La tabla completa con datos desde DEF 1950 puede ser consultada en: www.cpc.ncep.noaa.gov
48
Capítulo I
superficial del mar (TSM), el evento 1982-83 presentó valores de TSM aún más altos que el de 1997-98
pero fue superado por el evento del 1997-98 en cuanto a anomalías positivas del nivel medio del mar, con
los mayores valores registrados en diciembre de 1997 (+42 cm) (CAF, 2000; INAMHI, 1998).
En lo que llevamos de siglo XXI, según el índice ONI (Oceanic Niño Index) se han registrado en
el Pacífico central cuatro fases cálidas El Niño: dos de intensidad moderada durante los años 2002-03 y
2009-10 y los otros dos de intensidad débil correspondientes a los periodos 2004-05 y 2006-07 (CPC/
NWS/NOAA, 2015) Ver tabla 1.11
si bien es cierto que el evento extremo de 1997-98 comprometió de manera especial al Pacífico
Ecuatorial, este episodio dio notoriedad mundial al Fenómeno El Niño debido a sus múltiples impactos
globales a través de teleconexiones, desde catastróficas inundaciones en las costas de Perú y Ecuador,
y la costa del golfo de México hasta marcadas sequías en el Altiplano de Perú y Bolivia, el Nordeste
de Brasil, sudeste de África, Nueva Guinea y Australia. Además el monzón de verano se debilitó es-
pecialmente en el Noroeste de la India donde los cultivos resultaron afectados. Por otra parte el Oeste
de Canadá y Alaska recibieron de manera anormal vientos cálidos del océano (Ver fig. 1.99). Terribles
incendios forestales derivados de la sequía en Indonesia provocaron una tupida nube de humo que se
extendió sobre el sudeste asiático y colapsó el tráfico aéreo con el cierre de aeropuertos hasta en Mala-
sia y Singapur, siendo uno de los peores desastres ambientales del siglo en el Sudeste Asiático (Glover,
2001) con costes estimados de entre 2.3 y 3.2 billones de dólares (Tacconi, 2003). Estos incendios
devastaron un total de 5.2 0.3 millones de hectáreas incluyendo 2.6 millones de hectáreas de bosque
Fig. 1.102, Los diferentes impactos del Niño 1997-98 en diversas áreas del planeta
49
Amenazas de Origen Natural
tropical húmedo, de los cuales, los más afectados fueron los bosques que habían sido recientemente
talados o deforestados, mientras que los bosques primarios o aquellos deforestados hace más tiempo
fueron menos afectados, lo que demuestra una correlación positiva entre deforestación y ocurrencia
de incendios (Siegert et al., 2001)
Los impactos socio-económicos a nivel global fueron múltiples. Más de 24000 personas fallecieron
debido a inundaciones e intensas tormentas. Más de 110 millones de damnificados y 6 millones de
personas fueron desplazadas debido a los daños o pérdida de sus casas, infraestructuras de trans-
porte y comunicación, escasez de comida por pérdida de cosechas, etc. 25 millones de hectáreas
fueron afectadas por incendios globalmente (FAO, 2001; Rowell y Moore, 2001). Las pérdidas
económicas directas superaron los 34 billones de dólares. Además se aumentó considerablemente
la incidencia de enfermedades derivadas de la contaminación de reservorios de agua o bien trans-
mitidas por insectos vectores como el dengue, malaria, etc que proliferaron ante unas condiciones
ambientales favorables para ello (UNEP, 2001).
Por regiones del mundo, podemos observar los impactos globales de ENOS 1997-98 en la figura
8 cuyos gráficos muestran claramente la enorme diferencia en la distribución de los impactos,
mientras que América Central y del Sur fue la región con mayor pérdidas económicas (54.4 %
del total) también fue la que acusó menor número de muertos (4.1 % del total). Por el contrario,
en Asia y África, las pérdidas económicas fueron mucho menos cuantiosas pero la mortalidad y
los afectados y desplazados alcanzaron altísimos porcentajes (Sponberg, 1999).
El trabajo de Changnon (1999) detalla un análisis económico comparativo de los impactos positi-
vos y negativos en Estados Unidos derivados de los eventos meteorológicos asociados a El Niño 1997–98.
Por una parte los estados del Sur y California sufrieron múltiples tormentas lo cual resultó en pérdidas
económicas en las cosechas y la propiedad y en el sector de turismo y de recreación que se sumaron a
Fig. 1.103, Impactos socio-económicos (pérdidas directas, afectados, mortalidad y desplazados) de ENSO 1997-98 por regiones del mundo: África, Asia,
Asia-Pacífico, Centro y Sudamérica. Modificada de Sponberg (1999)
50
Capítulo I
los costos del gobierno en asistencia y ayuda para catástrofes. Además se contabilizaron 189 muertos, la
mayoría debido a tornados. Por otra parte, el Norte de Estados Unidos experimentó un invierno mucho
más suave de lo normal, con un descenso de las precipitaciones y las nevadas, que se tradujo en beneficios
económicos por la reducción del gasto en gas natural y combustible para calefacción, así como ahorro
para el transporte aéreo y por carretera, adicionalmente en ese año el país no sufrió las usuales inun-
daciones primaverales ni los desastrosos huracanes del Atlántico, lo que en total supuso un estimado de
850 vidas humanas salvadas. A nivel nacional, las pérdidas directas estimadas supusieron 4-4.5 billones
de dólares mientras que los beneficios o ganancias estimadas ascendieron a 19 billones de dólares (ver
tabla 1.12), por lo que el balance económico neto fue sorprendentemente positivo ya que el gobierno
invirtió menos que otros inviernos en asistencia a desastres. Gran parte de estos beneficios se debieron a
las precisas predicciones suministradas por el Centro de Predicción Climática en el verano de 1997 que
permitieron adoptar medidas de mitigación y reducir así las pérdidas notablemente.
A nivel de la Comunidad Andina de Naciones (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia),
la población de estos países en desarrollo, sobre todo la más vulnerable y de menores ingresos soportó
la peor parte en cuanto a pérdidas económicas directas con retrocesos significativos en sus condiciones
y calidad de vida. Como consecuencia de las inundaciones y avalanchas de lodo registradas en Ecua-
dor, Perú y Bolivia, resultaron dañadas o destruidas 135000 viviendas, cerca de 5200 centros educati-
vos, 12 hospitales y 570 centros de salud. Los sistemas de agua potable y alcantarillado sanitario fueron
impactados interrumpiéndose o racionándose el servicio y siendo necesario el suministro de agua por
51
Amenazas de Origen Natural
un largo periodo a través de camiones cisternas. Esas mismas inundaciones y deslaves causaron daños
en más de 17500 kilómetros de vías de todos los órdenes ocasionando interrupciones y aumentos en el
coste del transporte de personas y mercancías. En Ecuador y Perú, dos centrales hidroeléctricas sufri-
eron destrozos y su producción energética debió suplirse con plantas térmicas (CAF, 2000)
Los sectores productivos, incluyendo el agropecuario, pesca y guano (fertilizantes con alta con-
centración de nitratos derivados de la acumulación de excrementos de aves marinas en las costas su-
damericanas del Pacífico), industria y comercio, minería y turismo, acusaron cuantiosos daños en sus
infraestructuras y reducción significativa de su producción e ingresos. Cientos de personas perdieron
la vida en diferentes países, en Ecuador se reportaron 286 muertes (Gasparri et al., 1999) aunque la
dirección de Defensa Civil reportó 292 muertes en 1998, y además se exacerbaron las enfermedades
transmitidas por vectores, las dermatológicas y broncopulmonares con casi un cuarto de la población
expuesta a ellas en el Ecuador (Gasparri et al., 1999)
El medio ambiente y los ecosistemas también padecieron los efectos del Niño 1997-98 agra-
vados por los procesos antropogénicos de deforestación y erosión que incrementaron el arrastre de
sedimentos y volumen de agua en las áreas de inundación. Las alteraciones en la salinidad afectaron
a los manglares y los sedimentos y el aumento de temperatura en el mar impactaron negativamente
sobre los arrecifes.
En Ecuador, las áreas más impactadas correspondieron a las provincias de la costa, El Oro, Es-
meraldas, y especialmente Manabí y Guayas. Aproximadamente 35000 personas resultaron afectadas
y unas 6000 perdieron sus casas, muchas de ellas siendo evacuadas a centros temporales (CAF, 2000).
Las pérdidas económicas como resultado del fenómeno El Niño de 1997-1998 en el Ecuador se esti-
man en más de 2800 millones de USD mientras que, los daños estimados para el ENOS 1982-1983
ascendieron a alrededor de 640 millones de USD. Las cifras de pérdidas derivadas del ENSO 97-98 se
tornan más graves al compararlas con el anterior gran El Niño del 82-83, ya que los daños se cuadrip-
licaron, lo cual se debe a que el área impactada fue mayor pero también a que la población y capital
en dicha área había aumentado en esos 15 años (CEPAL, 1998)
Por otra parte, los avances tecnológicos permitieron por primera vez en la historia predecir el
evento y emprender acciones de prevención y mitigación que redujeron en parte los impactos. Agricul-
tores y pescadores supieron adaptarse al evento ofreciéndonos valiosos ejemplos de buenas prácticas
en medidas de reducción de desastres (ver tabla 1.13).
La cuantificación de las pérdidas económicas derivadas del evento El Niño de 1997-1998 en los
países que conforman la región andina (figura 1.101) ascendió a 7543 millones de USD, de los cuales,
Bolivia y Colombia contabilizaron daños por 527 y 564 millones respectivamente, mientras que los
Fig. 1.104, Pérdidas Económicas (en millones de USD) en los países de la Fig. 1.105, Sectores más impactados en los países de la CAF (Venezuela,
CAF durante El Niño 1997-98 Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) durante El Niño 1997-98
52
Capítulo I
más afectados fueron Ecuador con 2882 y Perú, en primer lugar con 3498 millones de USD (CAF,
2000; EIRD).
Los sectores que sufrieron mayor impacto (figura 10) fueron los productivos, que con 3593 mil-
lones de USD supuso el 53.6% de pérdidas, la infraestructura que perdió 1752 millones (26.14%), el
sector social, con casi el 11% (736 millones) y el sector servicios, con 621 millones que significaron el
9.26 % (CAF, 2000; EIRD).
La magnitud de la afectación se visualiza más claramente cuando calculamos el % de producto
interior bruto (PIB) anual que fue comprometido por las pérdidas económicas (ver fig. 1.103), este
cálculo muestra que el país de la CAF más impactado fue sin duda Ecuador, ya que el monto de los
daños representó un 14.6 % de su PIB anual. En orden decreciente le seguirían, Bolivia y Perú, con
un 7 y 4.5 % respectivamente de su PIB anual comprometido por los efectos del Niño 1997-98 (CAF,
2000; EIRD).
Los impactos macroeconómicos derivados del Niño 1997-98 incluyeron reducción de exporta-
ciones, necesidad de importar productos e incremento de la inflación y tuvieron efectos prolongados
durante los varios años que demoró la etapa de rehabilitación y reconstrucción post-Niño lo cual
redujo el crecimiento económico de varios países, para el caso de Ecuador en un 1.3 % y para el Perú
hasta un 2.8 % (CAF, 2000; EIRD). Todo esto dejó una secuela de alteraciones socio- económicas en
dichos países que rebasaron la capacidad de respuesta de sus gobiernos.
CPPS y ERFEN: Comisión Permanente del Pacífico Sur y Comité Nacional para Estudio Re-
gional del Fenómeno de “El Niño Los Estados Miembros de la Comisión Permanente del Pacífico Sur
(CPPS), Chile, Perú, Ecuador y Colombia, al suscribir el Protocolo sobre el Programa para el Estudio
Regional del Fenómeno de “El Niño” para el pacífico sudeste, firmado en el puerto de Callao-Perú, el
6 de noviembre de 1992, se comprometieron a conformar los correspondientes comités nacionales. En
el caso del Ecuador, en Marzo de 2001, se crea por decreto el Comité Nacional para Estudio Region-
al del Fenómeno de “El Niño”, ERFEN, con sede en Guayaquil, al que le corresponde proponer la
definición y el establecimiento de las políticas y estrategias para la investigación científica, seguimiento
Fig. 1.106, Porcentaje del producto interior bruto (PIB) anual comprometido por pérdidas económicas en los países de la CAF durante El Niño 1997-98
53
Amenazas de Origen Natural
El Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN) fue inaugura-
do en Enero de 2003, y tiene sede en la ciudad de Guayaquil. Cuenta con cuatro auspiciantes princi-
pales que son: la OMM (Organización Meteorológica Mundial), la UN-EIRD (Estrategia Internacio-
nal para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas) , el Gobierno del Ecuador y la AEMET
(Agencia Estatal de Meteorología de España).
El CIIFEN tiene como misión “promover y desarrollar acciones para consolidar la interacción
ciencia-política y el fortalecimiento de los servicios hidroclimáticos y oceánicos a fin de contribuir en
la gestión de los riesgos y la adaptación frente al cambio y la variabilidad climática” y ha trabajado ex-
tensamente en vulnerabilidad, y en los sectores de agricultura y recursos hídricos. En 2012 el CIIFEN
fue designado por pedido de los Servicios Meteorológicos del Oeste de Sudamérica como Centro Re-
Fig. 1.107, Reunión del ERFEN con representantes de INOCAR, INAMHI, SNGR, etc
54
Capítulo I
Fig. 1.108, Anomalías de la temperatura superficial del mar (ºC) del 24/1/1998, se observa el calentamiento anómalo del océano en el Pacífico central
y oriental (NOAA/NESDIS)
gional del Clima (CRC) de la Organización Meteorológica Mundial. Con tal designación la institución
expande su ámbito de acción hacia la provisión de datos e información climática para los Servicios
Meteorológicos Nacionales de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia. Más información
puede ser consultada en su página web: http://www.ciifen.org/
NOOA: Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera de los Estados Unidos
La Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera de los Estados Unidos (NOAA) es
una agencia científica del Departamento de Comercio de los Estados Unidos creada en octubre de
1970. Entre sus metas se encuentra la de “entender la variabilidad climática, incluyendo el cambio
climático y el fenómeno oscilatorio de El Niño, para asegurar que se pueda predecir y responder ap-
ropiadamente”. NOAA tiene un liderazgo internacional en la investigación, monitoreo y predicción
del Niño a través de sus programas de Clima y Cambio Global y más específicamente del Laboratorio
Marino Ambiental del Pacífico que actualmente es el responsable de un sistema de observación de
ENSO que se conoce como Red-TAO (Tropical Atmospheric Ocean), y que hoy en día se denomi-
na TAO/TRITON. La Red-TAO comenzó a raíz de los fuertes impactos negativos resultantes del
Fenómeno del Niño en 1982-1983, con colaboración de países como Estados Unidos, Japón, Francia,
Taiwan y Korea, y consiste en un conjunto de alrededor de 70 boyas dispuestas a lo largo del Pacífico
ecuatorial, con mantenimiento desde el buque Ka’imimoana de la NOAA con base en Honolulu (Ha-
wai). Su función consiste en supervisar la temperatura del agua hasta una profundidad de 500 metros,
así como los vientos, temperatura atmosférica, y la humedad relativa (datos a tiempo real en http://
www.pmel.noaa.gov/tao/elnino/).
En cuanto al monitoreo, el Servicio Nacional de Datos e Información de Satélites Ambientales
(National Environmental Satellite Data and Information Service, NESDIS), opera desde 1982 dos
satélites de órbita polar que proporcionan información, entre otros, sobre la altura de la superficie
del océano o los vientos superficiales, destacando los gráficos de alta resolución sobre temperatura
superficial del mar (TSM) y sus anomalías, que la NESDIS publica dos veces por semana (Fig. 1.105).
Estas tecnologías, sumadas a los modelos numéricos del océano que publica semanalmente el Servicio
Meteorológico Nacional (National Weather Service, NWS) y los modelos de propagación de ondas
Kelvin, permiten su rastreo y la estimación de su llegada a las costas de Sudamérica.
Adicionalmente, el Servicio Nacional de Pesca Marina (National Marine Fisheries Service,
NMFS) lleva a cabo un continuo monitoreo de los stocks marinos, desde el zooplancton hasta el ca-
marón, la anchoa o el salmón, incluyendo la ecología y detonantes de las floraciones de algas nocivas
(harmful algal bloom)
55
Amenazas de Origen Natural
1.6 Inundaciones
El agua es el elemento fundamental para la vida de los seres en el planeta, pero el agua así como
es vida también puede ser muerte, y debemos saber manejarla y aprovechar en forma racional y con-
trolar sus extremos (inundaciones y sequías).
Las inundaciones en América Latina y el Caribe, donde se encuentra el Ecuador, entre los años
1970 -2001 los desastres dejaron un saldo aproximado de pérdidas de vidas humanas de 246.569
y 144.9 millones de personas afectadas con daños económicos superiores a los 69.600 millones de
dólares. (PNUMA, 2003).
Se estima que en la década de los noventa fallecieron 75.289 personas por desastres relacionados
a eventos naturales. En las últimas tres décadas del siglo XX las muertes ocurrieron principalmente
debido a los terremotos (47.2% del total), inundaciones (18.5 %), tormentas y huracanes (14.0%),
erupciones volcánicas (9.3%), epidemias (6.2 %) y los deslizamientos (4.1 %). (PNUMA). Entre los
eventos más devastadores de la región se encuentran los efectos del Niño 1982-1983 y 1997-1998.
Estas cifras pueden ir incrementando debido en gran medida al acelerado desarrollo de la po-
blación que ha modificado los ecosistemas locales, incrementando el riesgo de inundación, especial-
mente en las partes bajas de las cuencas hidrográficas.
En el Ecuador de acuerdo al Informe de Asociación Regional III de América del Sur, de septiem-
bre de 2004, los daños causados por el fenómeno de El Niño 1997-1998 como lo muestra la tabla 3.11.
Conceptos básicos
Es importante señalar los conceptos básicos utilizados en los estudios de inundaciones para que
el lector esté familiarizado con los mismos.
Precipitación, Es el agua que procede de la atmósfera y cae sobre la superficie, bien en forma líquida
(llovizna, lluvias o chubascos) o en forma sólida (nieve o granizo). La precipitación se mide por la altura
en mm que alcanzaría su equivalente en agua en una superficie plana y horizontal donde no existan
pérdidas ni por evaporación ni por infiltración. Un mm de precipitación equivale a 1litro por cada
metro cuadrado (1 mm = 1 lit/m2).
La precipitación no es constante en una cuenca, varía espacial y temporalmente, y el es-
currimiento depende en gran medida de este comportamiento y de las condiciones de humedad
(seca, normal, húmeda) y características de la cuenca (tamaño, pendiente, tipo de suelo, cobertura
vegetal, etc.).
56
Capítulo I
Se mide en aparatos denominados el pluviómetro y/o pluviógrafo (fig. 1.110), el primero entrega
información diaria y el segundo registra (grafica) la precipitación en función del tiempo (pluviogramas-
Fig. 1.107), lo que nos ayuda a levantar las intensidades máximas de precipitación que se miden en
mm/h, que son muy útiles para el análisis de crecidas e inundaciones.
Caudal o Gasto, es la cantidad de agua (escurrimiento) que circula por un sitio determinado de un
cauce en un cierto tiempo. Para el diseño de obras hidráulicas se usa más como el volumen de agua
Fig. 1.109 Limnigrama del río Calera AJ Amarillo (Puyango). Carlos Gutierrez
57
Amenazas de Origen Natural
que circula en un río en un determinado tiempo dado en m3/s o en litros/s utilizado para diseños de
sistemas de agua potable para pequeñas comunidades.
Periodo de retorno (Tr), Es el periodo de tiempo promedio, en años, en que un determinado evento
(en este caso caudal o también puede ser precipitación), es igualado o superado por lo menos una vez.
(Monsalve, 1995). El periodo de retorno no es cíclico, es un término probabilístico. Esto quiere decir
que el evento analizado no ocurre exactamente en el número de años que indica el periodo de retorno,
ya que éste puede ocurrir el próximo año o dentro de muchos años.
Para el diseño de obras hidráulicas se han propuesto periodos de retorno específicos de acuerdo
a la importancia de las obras, así por ejemplo para diseño obras de drenaje (alcantarillas) comúnmente
10 años y para presas (vertederos) 5000 a 10000 años.
Laminación, Es la atenuación y/o regulación de los caudales máximos que se presentan en un cauce
natural, se realiza generalmente mediante la construcción de presas. Esto permite disminuir los picos
de las crecidas y evacuar los caudales que en el río puedan circular sin desbordarse; con el fin de no
causar daños a las áreas adyacentes del mismo (poblaciones, agricultura, infraestructura, etc.).
Tabla 1.14 Daños causados por las inundaciones durante el fenómeno de El Niño 1997-1998 en el Ecuador (millones de dólares). Estimaciones CEPAL con base en cifras
oficiales
58
Capítulo I
Fig. 1.112, Hidrograma de un río. Carlos Gutierrez Fig 1.113, Pluviógrafos. Carlos Gutierrez
59
Amenazas de Origen Natural
Llanura de inundación, e define como “una franja de tierra relativamente plana, junto a un río y
que sufre desborde de las aguas durante las crecidas” (Leopold et al., 1964).
Las llanuras de inundación son, en general, aquellos terrenos sujetos a inundaciones recurrentes
con mayor frecuencia, y ubicados en zonas adyacentes a los ríos y cursos de agua.
Origen de las inundaciones, Una de las principales causas por las que se producen las inunda-
ciones fluviales suelen ser las lluvias intensas dependiendo de la zona o región en donde se produce y está
en función de diversos factores meteorológicos.
Otro de las causas por las que se producen las inundaciones son los antrópicos, debido a la falla
o rompimiento de obras hidrotécnicas (presas, diques fluviales, etc.), mala ubicación de las obras hi-
dráulicas (puentes, alcantarillas, etc.), cambios del uso del suelo, cambios de cursos de ríos, erosión de
los suelos y la extracción de minerales del subsuelo.
Las inundaciones pueden clasificarse de acuerdo al tiempo de duración y según el origen que
las genere.
Fig. 1.115, Inundación producida por el río Zarumilla - Huaquillas (12/2006). Fig. 1.116, Inundaciones y flujo de lodos en la ciudad de Esmeraldas (laderas) Carlos
Carlos Gutierrez Gutierrez
Fig. 1.117, Cauce del río Mosquito azolvado en la parte baja, cuenca río Chone-2006) Fig. 1.118, Empozamiento o anegamiento por saturación de suelos (zonas bajas de
Carlos Gutierrez cuenca rio Chone-2006) Carlos Gutierrez
60
Capítulo I
cantidad de sedimentos, materiales, troncos, etc., incluso pueden producir muertes, ya que la incerti-
dumbre sobre la cantidad, intensidad, duración y las zonas que pueden ser por las lluvias es todavía
grande (fig. 1.112)
Por su origen
a. Pluviales (exceso de lluvia)
Ocurren cuando el agua de lluvia satura la capacidad del terreno y no puede ser drenada, acumulán-
dose por horas o días sobre el terreno (fig. 1.113).
b. Naturales: Empozamiento o anegamiento por lluvia: en zonas bajas y planas impermeables, desbor-
damiento: de lagos, de ríos y corrientes (fig. 1.114, 1.115), represamiento: confluencia de cauces, coinci-
dencia de crecientes, taponamientos por materiales, sedimentos y palizadas, mareas: influencia del mar.
c. Antrópicas: Empozamiento o anegamiento por lluvia debido a: deficiencia de drenaje, obstáculos,
desbordamiento: de embalses, de canales, diques, represamiento: por obstrucción del cauce, descargas
de caudal, azolve de cauces y mal manejo de recurso hídrico.
Los efectos de las inundaciones en general, pueden ser graves que pueden causar: peligro para
la vida de las personas, para la vida animal, daños y pérdidas agrícolas y ganaderas, daños en vías de
comunicación, edificaciones, presas y otras obras hidráulicas, y cambios en el curso de los ríos.
Para la modelación de las crecientes se recomienda tomar en cuenta los siguientes pasos:
Fig. 1.119, Concepción del sistema (cuenca hidrográfica) Carlos Gutierrez Fig. 1.120,.Modelo hidrológico (hidrograma de salida). Carlos Gutierrez
61
Amenazas de Origen Natural
tiempos de llegada de las inundaciones, áreas afectadas, niveles de inundaciones alcanzados, fechas
de ocurrencia, etc. Información que ayudará a mejorar el análisis geomorfológico y la modelación
hidráulica para la obtención final del mapa de amenazas por inundaciones.
Modelación hidrológica, Determinación de caudales en cada una de las corrientes y tramos es-
tudiados a partir del registro histórico de lluvias y caudales (cálculo de la probabilidad de ocurrencia
o periodo de retorno), concepción de funcionamiento del sistema o cuenca hidrográfica (fig. 1.116).
La protección contra las inundaciones incluye, tanto los medios estructurales, como los no estruc-
turales, que dan protección o reducen los riesgos por inundación.
Las medidas estructurales incluyen las represas y reservorios, modificaciones a los canales de los
ríos, diques y riberos, depresiones para desbordamiento, cauces de alivio y obras de drenaje.
Las medidas no estructurales consisten en el control del uso de los terrenos aluviales mediante
zonificación, los reglamentos para su uso, las ordenanzas sanitarias y de construcción, y la reglamen-
tación del uso de la tierra de las cuencas hidrográficas.
Fig. 1.121, Terraplenes de escollera, río Zarumilla Carlos Gutierrez Fig. 1.122, Muros directores de gaviones, río Zarumilla. Carlos Gutierrez
62
Capítulo I
Medidas estructurales
• Terraplenes de escollera (fig. 1.118)
• Presas de escollera para laminación de crecidas
• Canales de desviación (baypass)
• Muros directores de gaviones (fig. 1.119)
• Muros marginales de protección
• Obras de drenaje
Medidas no estructurales
• Identificación de zonas de riesgo por inundaciones (fig. 1.120)
• Conocer el grado de peligro al que están expuestas algunas ciudades del país.
• Reasentamientos de la población que se encuentra en zonas de alto riesgo.
• Expedición de ordenanzas municipales
• Planificación urbana tomando en cuenta el factor riesgo por inundaciones
• Prevención y gestión del riesgo en general
• Implementación de medidas de prevención (concienciación a la gente frente al riesgo)
• Implementación de un sistema de alerta temprana – SAT
Fig. 1.123, Mapa de Amenazas por inundaciones del cantón Vinces (Fuente. Coopi). Carlos Gutierrez
63
Amenazas de Origen Natural
Fig. 1.124, Mapa de evacuación nuclear por radiación en Japón debido del tsunami en 2011. De JapanFocus.org
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Capítulo I
• Conservar limpio el cauce de los ríos, quebradas, cunetas, canales de desagüe y drenaje,
• Conservar la vegetación en las montañas y en las orillas de los ríos,
• Conocer las zonas altas y seguras, que no se inunden y sirvan de refugio, y las rutas para llegar a
ellas,
• Si hay una alarma de inundación, coloca sacos de arena alrededor de tu casa y apila los objetos y
bienes, poniendo en alto los de valor que se puedan dañar. Cumple con las instrucciones de las au-
toridades y luego sal del área, con tu familia, hacia una zona segura.
• Tener siempre a mano: a) Botiquín de primeros auxilios; b) Cobijas, velas, fósforos; c) Radio portátil,
linterna; d) Recipiente con agua limpia (galón); e) Comida no perecible (enlatados).
• Mientras durante una inundación:
• Conservar la calma,
• Corre con tu familia al lugar cercano más seguro (zona alta – elevaciones) o súbete encima del lugar
más alto (techo de la casa),
• No cruces puentes inestables o con alto nivel de agua. No atravieses ninguna zona inundada,
• No cruces ríos o zonas inundadas sin apoyo de embarcaciones,
• No te acerques a postes eléctricos caídos o cables sospechosos,
• No entres a zonas afectadas, aléjate de lugares inestables,
• Si te encuentras en un vehículo, trasládate rápidamente a un lugar alto y seguro, sal del mismo,
• Para rescatar a alguna persona, usa de forma segura y con ayuda de otras personas, cuerdas, exten-
siones, botes y/o flotadores.
• Mientras después de una inundación:
• Espera a que los organismos de protección civil o la autoridad pertinente, autorice el retorno y sigue
sus instrucciones.
• Limpia, desinfecta y avalúa tu vivienda. Si se encuentra inestable o en lugar inseguro, márchate y no
regreses a tu vivienda hasta que pase el peligro. Comprueba que no esté afectada en su estructura.
• Alójate en casa de familiares o amigos, hasta que pase el peligro y repares la casa. No derrumbes co-
lumnas o paredes que hayan quedado débiles, porque pueden desplomarse o abatir otras estructuras.
• Ayuda a despejar el barro, los objetos y desechos en las calles. Entierra o quema los animales muertos.
• Recupera la comunidad con tus vecinos.
• Ya en casa, no toques cables de electricidad, ni uses aparatos eléctricos, antes de revisar las instala-
ciones.
Tomando en consideración los recursos y las capacidades en los niveles: Nacional, Regional y
Local, se pueden clasificar a los impactos de los eventos potencialmente catastróficos de la siguiente
manera:
Nivel I: Evento de magnitud menor y efecto localizado, que puede ser atendido con los recursos
y capacidades locales disponibles.
Nivel II: Evento de afectación extendida a varios sectores de un nivel local, pero sin consecuen-
cias lo suficientemente graves como para ser declarado como un desastre; para su atención se requiere
la disposición de los recursos locales y el apoyo específico de entidades de orden superior para garan-
tizar la atención a la población afectada. Atiende con recursos locales, adicionales a los dispuestos para
emergencias sin exceder su capacidad.
Nivel III: Evento de afectación a un nivel regional (Costa – Interandina – Amazónica – Galápa-
gos); requiere la movilización de recursos de varias localidades y el apoyo de entidades externas de
orden nacional; Las capacidades de los niveles locales y regionales, son suficientes para llevar a cabo el
manejo d la situación, pero a pesar de ello, se requiere la asistencia específica del nivel nacional.
Nivel IV: Evento de afectación generalizada en el nivel político – administrativo regional cuyo
manejo requiere la intervención directa del nivel nacional. Se superan completamente las capacidades
locales y regionales e inmediatas de grado superior en la división político – administrativa.
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Amenazas de Origen Natural
Fig. 1.125, Refugiados en la Sahara, África. De AmbientalesSaawinternatinal. Fig. 1.126, En el poblado de Chacauco los vecinos del lugar ayudan a
org.jpg trasladar a las personas de la tercera edad. Blog de WordPress.com.
Fig. 1.127, Mapa de evacuación nuclear por radiación en Japón debido del tsunami en 2011. De JapanFocus.org
66
Capítulo I
Para poder enfrentar los impactos de los niveles mencionados hay diferentes metodologías de la
planificación. La visión de un plan es “Satisfacer las necesidades de la comunidad ante riesgos de de-
sastres en lo que respecta a su seguridad y desarrollo.” La planificación de Defensa Civil (o Protección
Civil), abarca seis etapas:
• Diagnóstico
• Determinación de los objetivos.
• Formulación de Políticas y/o estrategias
• Formulación del Plan
• Evaluación
• Reformulación del Plan
Las primeras tres etapas son una serie de estudios preliminares realizados por las instituciones
técnicas y científicas existentes. Sirven para establecer ciertos elementos indispensables que facilitarán
el delineamiento o “Desarrollo del Plan. La cuarta etapa consiste en la “Redacción del Plan” con los
datos obtenidos en las tres primeras etapas iniciales. Una vez redactado el plan vendrán las dos últimas
etapas adicionales e indispensables que hacen que el plan tenga un seguimiento a fin de irlo analizando
en Forma Permanente.
Además, que cumpla objetivos institucionales, que es acertadamente concebido, que haya la
determinación de cumplirlo y finalmente garantiza la libertad de acción de los subordinados.
Concretando estos elementos podemos alistar los elementos básicos que se consideran funda-
mentales y deben constar en un Plan o los diferentes Planes de Emergencia como:
• Identificación y delimitación en un mapa de los escenarios y zonas de riesgo.
• Registro d los bienes móviles y su valor (excluyendo los efectos personales que se transportan
fácilmente).
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Amenazas de Origen Natural
• Identificación de las zonas de seguridad y albergues a los cuales se dirigirá la población que será
evacuada en caso de un evento adverso.
• Identificación de las rutas de evacuación, mantenimiento y limpieza de las mismas.
• Identificación de los puntos de embarque o concentración para las personas que requieren de trans-
porte para la evacuación.
• Medios de transporte y control de tráfico.
• Albergues y facilidades en las zonas de seguridad.
• Inventario de personal y equipo con se cuenta para búsqueda y rescate.
• Hospitalización y servicios médicos para personas heridas y enfermas.
• Seguridad en las áreas evacuadas.
• Procedimientos de alerta.
• Formulación y difusión de alertas al público.
• Procedimientos para comunicaciones en las emergencias.
• Protocolos para reformular y actualizar el Plan.
Los requisitos básicos para que un plan tenga éxito debe ser:
• Escrito
• Aprobado por todos los participantes (en su elaboración y ejecución).
• Conocido por todos involucrados partidos.
• Puesto en práctica (Ejercicios de simulación y simulacros de evacuación).
• Tener planteamientos claros que permitan determinar las áreas de influencia de los fenómenos
adversos.
• Ser conocida la percepción de la población sobre la situación de riesgo.
• La planeación debe responder a las necesidades de la población.
• El diagnóstico de la situación se va acondicionando pero en ciertos escenarios entra en letargo,
generando olvido y descuido en la comunidad sobre el riesgo latente (como por ejemplo el proceso
eruptivo de los volcanes).
• Determinar cuál es la población más vulnerable (el tipo de evento adverso, determina el nivel del
riesgo).
• Determinar y establecer el perfil de la población (educación, cultura de riesgo, estatus económico,
condición social. etc.), esto nos dará la capacidad de respuesta de la comunidad frente a escenarios
de riesgo.
• Prever el antes de una situación de eventos adversos y/o desastres.
• Se debe comprometer a los actores en la planificación (romper paradigmas).
• Los planes tienen que ser flexibles (no rigidos).
• Los planes deben ser bien presupuestados.
• Esbozar, en base a la Historia o antecedentes históricos sobre los desastres, un “Presupuesto” y una
“Identificación” de los sectores o jurisdicciones que siempre van a ser afectadas, de conformidad
con los escenarios establecidos y las experiencias históricas en la región o localidad en estudio y
motivo de la planificación.
• Considerar todos los apoyos internos y externos dentro de la planificación.
• El plan tiene que ser integrado – integrador.
• Analizar, determinar y considerar la población más vulnerable para establecer prioridades de
atención – respuesta y evacuación.
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Capítulo I
Fig. 1.128, Simulación Sísmica en Mendoza, Argentina. De sismicaweblog. Fig. 1.130, Simulacro de evacuación por desastres en Colombia (SENA).
mendoza.edu.ar De brigadacentroconstruccion.blogspot.com
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Amenazas de Origen Natural
• Una vez que se verifique o considere que el peligro ha pasado, la autoridad máxima decidirá y dis-
pondrá el retorno de las personas y familias a las instalaciones o viviendas.
Fig. 1.131, Anuncio de un simulacro de evacuación nocturno en Perú. De Fig. 1.132, Simulacro de evacuación por desastres en Colombia (SENA).
diasparamejorar.blogspot.com De brigadacentroconstruccion.blogspot.com
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Capítulo I
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Amenazas de Origen Natural
• Recuerde que en la calles hay riesgos similares a los que se suma el tráfico con conductores descon-
trolados.
• No utilizar el ascensor ya que puede quedar atrapado por posibles daños a lo largo del ducto, en sus
mecanismos o por cortes de luz.
• En la calle, aléjese de los edificios, cables de energía eléctrica torres y postes.
• No precipitarse y aglomerarse en puertas, pasadizos y escaleras, mantenga la calma , la disciplina y
un ordenamiento de evacuación, a fin de no sufrir accidentes al caer al piso y ser pisoteado y aplas-
tado por los compañeros,
• Salga ordenadamente y mantenga la fluidez de la evacuación.
• Mantener la serenidad, la prudencia y una actitud mental positiva, así como, brindarse el apoyo
mutuo entre compañeros.
• No se ubique o busque protección, debajo de aleros, balcones o cornisas.
C. Fase de después (etapa de rehabilitación de emergencia)
• Luego de las tareas de rescate y suministro de Primeros Auxilios, las personas con heridas graves no
deberán ser movidas de su sitio hasta que lo disponga el médico.
• No entorpezca las actividades de auxilio y rescate.
• No acoja rumores, no ayude a su propagación.
• No retorne a las oficinas, vivienda o, a las instalaciones de los edificios en general, mientras las au-
toridades superiores no lo dispongan previo a la inspección técnica del edificio.
• Al retornar, cuídese de pisar cables de energía eléctrica (alta tensión) o vidrios.
“Una tragedia ocurrirá casi al mismo tiempo en que se olvida el terror de la anterior
catástrofe” (Proverbio Japonés).
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76
Capítulo
II
Riesgos y Desastres
Antes, de la ocurrencia de un evento adverso, es la fase previa e involucra y aglutina a las etapas de:
prevención, preparación, mitigación y, alerta – alarma.
Fig. 2.1, Una visión de “Ciclo de Desastres”. De Norberto Castrogiovanni Fig. 2.2, Círculo de Desastres. Rafael Guardado - GEO1
Fig. 2.3, La realidad del Circulo de Desastres. Rafael Guardado - GEO1 Fig. 2.4, Cómo romper el circulo vicioso de gestión de desastre.
Modificado de Rafael Guardado – GEO1
78
Capítulo II
Durante, Puede comprender, períodos muy cortos o muy prolongados de duración, en función de
las características del impacto y del tipo de fenómeno. En esta fase se ejecutan las actividades de
la etapa de atención – respuesta e incluye la evacuación de la comunidad afectada; la asistencia; la
búsqueda y rescate.
Las actividades que se llevan a cabo en cada una de las etapas, se caracterizan por mantener
una interacción e interrelación, de forma tal que los resultados que se obtengan en cada una de
ellas, estén íntimamente ligadas, concatenadas y determinadas por el trabajo que se haya realizado
en las etapas anteriores.
El círculo teórico de la gestión de desastres comprende todos aquellos procesos de carácter social
e institucional orientados a enfrentar situaciones de emergencia o eventos adversos que deriven en
desastres y que puedan manifestarse en un escenario y período de tiempo determinados. En conse-
cuencia, la “Gestión de Desastres” se puede entender como un proceso encaminado a la organización,
planificación y generación de capacidades de operación y logística, para enfrentar las situaciones de
emergencia y recuperarse de los impactos provocados por los elementos afectados.
Al comprender a la gestión de desastres como un proceso, es factible entender la secuencia de
las fases de antes, durante y después de un evento adverso y en ese mismo orden, las etapas diferentes
como componentes integralesdel Ciclo de los Desastres.
2.1 La Prevención
Toda medida cuyo propósito es eliminar o evitar un riesgo, está estrechamente ligada con los
programas a largo plazo establecidos para el desarrollo de una localidad, región o país, razón por
la cual tienden a ser incorporadas dentro de los planes sectoriales, de ordenamiento territorial y de
desarrollo socio económico. Es fundamental incorporar en los ‘‘Planes de Inversión’’, elementos que
79
Riesgos y Desastres
2.2 Preparación
Fig. 2.5, Cruel Destino: “A ver hijo… ¿qué te gustaría para mañana?” Fig. 2.6, Capacitación para reducir riesgos. Programa PREVOLCO. Foto
Caricatura de Quoro. Toulkeridis
80
Capítulo II
Fig. 2.8, Simulacro de evacuación: ejercicio y realidad. De Camilo Perez Zuleta Fig. 2.9, Nerd en simulacro. Cabrera – Toulkeridis
relación entre ‘‘prevención y preparación’’, estas actividades son generalmente presentadas conjunta-
mente bajo el ‘‘componente de mitigación de desastres’’ (2.3).
La preparación cuenta con cuatro componentes:
1. Organización: Corresponde a la definición de roles, identificación de funciones y formulación de
unidades de coordinación para el desarrollo de actividades propias de la respuesta a emergencias.
2. Planificación: Corresponde a la formulación de planes generales (de emergencia) o específicos (de
contingencia), con sus respectivos componentes, para orientar al desarrollo de las acciones y la op-
timización de los recursos disponibles para la respuesta.
3. Capacitación: En la capacitación se involucran todas las acciones encaminadas a generar cono-
cimientos y destrezas para asumir tareas relacionadas con la respuesta. Incluye todas las formas de
entrenamiento dentro del contexto administrativo u operativo, en función de las diferentes acciones
que definen la atención de la emergencia. La capacitación no solo se centra en los organismos de
atención sino también en las comunidades (simulacros de evacuación), a quienes corresponde en la
mayoría de los casos, dar la primera respuesta.
4. Dotación (equipamiento): Involucra a todos los elementos físicos, logísticos y financieros que es
necesario considerar y asignar para la implementación de las actividades de respuesta. No solo
se entiende como el equipamiento institucional, sino que involucra también todos los insumos
tecnológicos y de infraestructura que hacen parte de las capacidades en el ámbito institucional, que
en forma directa o indirecta, puedan ser utilizadas y se requieran para enfrentar la emergencia.
2.3 Mitigación
La mitigación se refiere a las actividades que buscan reducir el impacto de un evento adverso
que puede generar un desastre, actuando sobre los elementos vulnerables al fenómeno, considerando
81
Riesgos y Desastres
aspectos físicos y sociales. En resumen, es el resultado de una intervención dirigida a reducir riesgos.
Entendiéndose por ‘‘intervención’’, toda medida o acción destinada a modificar las características
de una amenaza o las características intrínsecas de un sistema biológico, físico o social, con el fin de
reducir su vulnerabilidad. Es prácticamente imposible evitar totalmente la ocurrencia de un evento
adverso, sin embargo, siempre debe buscarse la posibilidad de reducir las consecuencias de dichos
eventos sobre los elementos expuestos a su acción.
El propósito de la mitigación es la reducción de los riesgos, es decir la atenuación de los daños
potenciales sobre la vida y los bienes, a través del ordenamiento de los asentamientos humanos y de la
planificación de proyectos de inversión de carácter industrial, agrícola o de infraestructura. Los Códi-
gos como el de la Construcción, son medidas cuyo objetivo es mitigar por sismo resistencia o disminuir
los efectos de eventos tales como la erosión y la deforestación; los deslizamientos y los terremotos.
Las poblaciones, asentamientos humanos e infraestructura, muchas veces se encuentran expuestas a
fenómenos que pueden causarles severos daños. Por esta razón es necesaria la evaluación del riesgo,
que consiste en evaluar a qué tipo de amenazas se encuentran sometidas y cuál es el grado de vulner-
abilidad que tienen los elementos que los componen.
Los métodos de mitigación pueden ser Activos o Pasivos:
Los Métodos Activos implican el fortalecimiento institucional; la organización, la capacitación, la
información pública y la participación comunitaria. Estos métodos requieren de recursos económicos
abundantes.
Los Métodos Pasivos están relacionados con la Legislación y la Planificación tales como los
códigos de la construcción, la reglamentación de usos del suelo, los estímulos fiscales y financieros, la
intervención de la vulnerabilidad física y la reubicación de asentamientos en alto riesgo.
Actividades de mitigación, mediante las cuales se puede llevar a cabo la reducción de riesgos:
• Adquisición de quipos y procedimientos para el conocimiento y la mitigación de los fenómenos
potencialmente peligrosos.
• Identificación de amenazas y elaboración de mapas con su ubicación en centros urbanos y localidades
o regiones.
• Información pública y capacitación acerca del riesgo, para disminuir la vulnerabilidad social de la
población expuesta.
• Capacitación profesional de los funcionarios de las instituciones relacionadas con la gestión del
riesgo.
• Planificación del ordenamiento territorial con el fin de eliminar las áreas vedadas por amenaza
natural o antrópica.
• Exposición de normas sobre el manejo de los recursos naturales y vigilancia de su cumplimiento.
• Reglamentación de usos de suelo, establecimiento de incentivos fiscales y financieros para la
adecuada ocupación y utilización de la tierra.
Fig. 2.10, Obra de mitigación exitosa: La cárcava en La Campanera. De Fig. 2.11, Formas de mitigación para costas propensas o amenazadas por
skyscrapercity.com tsunamis. GEO1-Toulkeridis
82
Capítulo II
2.4 Respuesta
2.5 Rehabilitación
Fig. 2.12, Fortalecer las capacidades en gestión de riesgos de desastres en Fig. 2.13, El poder de resiliencia es superar la adversidad.
el ámbito escolar. De ugelchulucanas.gob.pe De szabadonebredok.hu
83
Riesgos y Desastres
Fig. 2.14, Señal de alerta. De taringa.net Fig. 2.15, Señal de alerta por falla geológica, Pastaza. Toulkeridis
84
Capítulo II
Así, siguiendo los componentes esenciales de las alertas, una declaratoria de alerta debe ser:
a. Clara: Redacción simple y correcta.
b. Asequible: Debe difundirse por todos los medios disponibles y ser comprendida por la población y
que todas las personas tengan acceso a ella.
c. Inmediata: Sin demoras que puedan sugerir que el evento catastrófico no es real ni inminente. Toda
demora puede interpretarse en el sentido de que el peligro no es real o inminente.
d. Coherente: No debe haber contradicciones. No debe existir ambigüedad en un mismo mensaje y no
debe contradecir otros mensajes.
e. Oficial: Proceder de fuentes autorizadas o confiables. Las personas creerán con mayor facilidad y
acatarán los mensajes de alerta, si proceden de fuentes que son normalmente aceptadas o fiables.
Por lo tanto, los mensajes de una alerta deben cumplir las siguientes características por su con-
tenido:
a. Deben ser concretos: Dar una información local clara y concreta sobre la amenaza.
b. Deben ser apremiantes: Generar de una acción inmediata en las personas expuestas al riesgo,
haciendo que se pongan en movimiento sin rechazar la alerta.
c. Deben ser expresas: incluir las consecuencias de no atender las alarmas.
d. Deben prestar atención al modo de formular la “probabilidad” del acontecimiento.
e. Deben ser “continuas”.
85
Riesgos y Desastres
Todos los elementos previamente mencionados para que la alerta sea realmente efectiva
requieren:
a. Conocimiento previo de los riesgos en las comunidades.
b. Monitoreo técnico.
c. Diseminación y difusión de los mensajes; que sean comprensibles y preparados para planes de
contingencia (Líneas vitales).
d. Determinación de los sitios de agregación masiva de la población.
Los instrumentos básicos para una alerta son variados y dependientes del tipo de amenaza. Aquí
se alistan solamente algunos de los múltiples existentes:
• Redes de vigilancia y monitoreo.
• Sistemas de alarma y medios de comunicación; estos pueden ser de cobertura, internacional, nacio-
nal regional o local.
• A nivel nacional, vía satélite.
• Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (Honolulu).
• Centro de Huracanes, Ciclones y Tifones (Miami).
• Pluviómetros y sensores de nivel y caudal para inundaciones.
• Redes de vigilancia y monitoreo de volcanes.
• Detectores de flujos de lodo y avalanchas.
• Redes sismológicas para terremotos y Tsunamis.
• Extensómetros, piezómetros e inclinómetros para deslizamientos.
• Sistemas de detección de incendios y escapes de substancias.
• Redes Hidrometeorológicas para observación y registro del comportamiento del clima.
• Imágenes satelitales, sensores remotos y teledetección.
Sistemas de alerta temprana, La estructura global de un sistema de alerta temprana tendrá los
siguientes cuatro componentes:
Fig. 2.16, Sistema de alerta temprana. De www.sire.gov.co Fig. 2.17, Flujo de una alerta temprana de terremotos. De jma.go.jp
86
Capítulo II
(1:100.000 - 1:50.000) que sirven para tomar decisiones sobre planificación territorial y en escalas
grandes (de 1:25.000 a 1:10.000) adecuadas para la toma de decisiones.
• El fortalecimiento de la capacidad de la población misma, y sus representantes, organizados para
monitorear e interpretar su propio medio ambiente y prever la materialización de amenazas en
eventos peligrosos. Requiere de la sistematización de la experiencia y conocimiento histórico de la
población y procesos de capacitación.
• El diseño de los mecanismos y procedimientos, para la transmisión de información científica sobre
las amenazas y su evolución hacia los tomadores de decisiones políticas con miras a iniciar un
proceso de alerta, constituye el tercer aspecto crítico.
87
Riesgos y Desastres
Condiciones generales
• El diseño de los proyectos: muchas veces se expresan de una manera que confunden a los gestores
de programas y a los que los diseñan. Esto ocurre a pesar de los esfuerzos para realizar las tareas en
forma ampliamente participativa. Tal participación es, sin embargo, bajo cualquier criterio, impre-
scindible para el éxito.
• Ningún sistema de alerta debe intentarse si no existe una demanda real y un entendimiento de su
necesidad, por parte de la población beneficiaria.
• Sin la participación de la comunidad en la decisión del diseño del sistema, éste está condenado a
fracasar.
• Mientras no exista un compromiso gubernamental para el establecimiento de estructuras o sistemas
para la gestión de riesgos, con una real movilización de recursos interministeriales y capacidades de
toma de decisiones en los niveles nacionales y subnacionales, la dependencia de la sociedad civil, en
las organizaciones de base y la comunidad misma será absoluta.
• La visión técnica del riesgo que manejan los expertos, no siempre corresponde a las visiones de la
comunidad, lo cual requiere siempre que la participación y la apropiación (empoderamiento) del
sistema de alerta sea real y que el sistema se ajuste a los imaginarios de la población.
• Cohesión a nivel de la comunidad y fomento del capital social organizado con prerrequisitos indis-
pensables para la implementación y mantenimiento de los sistemas.
• La introducción de un Sistema de Alerta Temprana (SAT), comprende una acción de emergencia
que por sí sola no reduce el riesgo estructural y, hasta puede servir para que aumente en el tiempo,
debido al falso sentido de seguridad que podría crear en la población. Los sistemas de alerta no son
sustitutos para la gestión integral del riesgo y deben, claramente, ser acompañados por medidas
más amplias de reducción de riesgo a nivel local y comunitario, por ejemplo, análisis permanente
de amenazas y vulnerabilidades; ampliación de las capacidades locales de enfrentar la crisis; plan-
ificación del uso del suelo; recuperación ambiental en zonas de laderas; códigos y reglamentos de
construcción, etc.
• Existe el problema de la relación y mutuo entendimiento entre una fuerza de trabajo ligada al as-
pecto de analfabetismo y una población beneficiaria que maneja lenguajes diferentes a los técnicos.
El problema de lenguajes y comunicación debe ser explícitamente reconocido y superado.
Condiciones Específicas
• Análisis y monitoreo:
La generación de información y conocimiento científico sobre procesos físicos y amenazas
es fundamental. Sin embargo, en el contexto de los Sistemas de Alerta, en particular, se potencian
enormemente en la medida en que exista comunicación y entendimiento entre científicos y población,
y, estos últimos, participen en la construcción de mapas y análisis de amenazas y, el monitoreo de su
propio medio ambiente natural y construido.
88
Capítulo II
El riesgo se expresa de la forma más precisa en los niveles micro o locales. En consecuencia, la
utilidad de la información sobre amenazas aumenta si los resultados de su empleo, se potencian en la
medida en que los análisis y mapas disponibles sean expresados a niveles altos de resolución social y
territorial.
La transmisión de la información sobre la dinámica de las amenazas, hacia las autoridades
políticas y los tomadores de decisiones debe ser lo más consistente, inequívoca y consensuada posible.
• Escenarios de Riesgo:
El riesgo puede expresarse cartográficamente, solamente en sus dimensiones de exposición de
población e infraestructura; se requieren también estimaciones cuantitativas y cualitativas de riesgo
expresadas de forma escrita.
Los escenarios de riesgo expresados en los niveles micro y locales, son una potente arma de
comunicación sobre el riesgo, especialmente si su construcción se lleva a cabo con la participación de
la población afectable. La concienciación es imprescindible para la gestión de riesgo y para la eficacia
de los sistemas de alerta.
La vulnerabilidad como característica de la población es muy diversa en sus expresiones y
formas de concreción. El análisis de vulnerabilidad y capacidades, debe elaborarse en forma precisa
y detallada en entornos micro, que sirven para dimensionar con precisión los niveles diferenciados
y los grupos particulares. Análisis globales y generales no satisfacen las necesidades, asociadas con
sistemas de alerta.
• Los preparativos:
Los preparativos sin participación de la población y sin una constante actualización y prácticas
de simulación, corren el riesgo de ser inoperantes en el momento de la emergencia. Por esta razón,
en virtud de que existen eventos adversos que son en general de “Largo Período de Retorno”
(erupciones volcánicas) es recomendable o necesario que existan preparativos para amenazas en general
de Corto Período) que transmitan un interés y atención más constante en las medidas necesarias de
preparación.
• Las Alertas:
La alerta es el estado anterior a la ocurrencia de un desastre. Son los medios de comunicación,
radio, televisión, los encargados de comunicarla y es declarada para que las autoridades y población
tomen las medidas y acciones de protección necesarias. De menor a mayor peligro, existen cuatro
grados o tipos de alertamiento: Blanca, Amarilla, Naranja y Roja.
La comunicación social y la toma de decisiones. La alarma es el último eslabón en el sistema
de alerta, entre conocimiento y acción, no se puede prescindir de un proceso amplio y previo de
capacitación, concienciación, conocimiento, participación y contextualización, que se ejerce de forma
permanente; y, la existencia de planes actualizados con regularidad par la emergencia y la evacuación.
Los mecanismos de alarma no surtirán el efecto deseado sin el proceso social implícito en las
condiciones antes mencionadas.
El empleo de alta tecnología, ha resultado un lujo y un fracaso en muchos lugares donde las
condiciones no existen para su utilización y mantenimiento correcto a lo largo del tiempo. El éxito de
los sistemas de alerta, descansa en la participación y organización local y comunitaria y, depende del
grado de adaptación a la situación particular existente, las condiciones culturales y educativas de la
población.
Hay que conocer las diferencias del riesgo, las amenazas y las vulnerabilidades, el concepto de
gestión de riesgo y su lugar en la sociedad. El Ecuador como país andino, amazónico y costero y sus
89
Riesgos y Desastres
Islas de Galápagos, tiene un conjunto de características físicas y una muy activa geodinámica que
condicionan el advenimiento de las amenazas, entre ellas:
• Desnivel importante (más de 5000 metros) y en algunos casos en cortas distancias
• Vertientes empinadas y de gran extensión
• Planicies fluviales con pendiente débil (Cuenca del Guayas)
• Ubicación ecuatorial a la orilla del Océano Pacífico (Eje de ENOS o EL Niño)
• Precipitaciones pluviométricas abundantes y/o con intensidad elevada
• Sucesión de estaciones secas y lluviosas
• Formaciones geológicas sensibles a la erosión, así se generan suelos o terrenos inestables
• Zona de subducción de la placa oceánica de Nazca con la placas continentales de Sudamérica y de
Caribbe, cuyo choque y toque genera:
• Volcanismo activo y de gran alcance
• Tsunamis de muy corto plazo de advertencia
• Terremotos de alta intensidad o magnitud a través de fallas geológicas activas
Por tanto la comunidad internacional ha sentido una creciente alarma ante los desastres que
afectan a concentraciones cada vez mayores de población Ecuatoriana, han tendido a ser cada
vez más destructivos. Las consecuencias reales y potenciales de los desastres, están adquiriendo tal
magnitud, gravedad, y alcance, que en lo sucesivo habrá que prestar mayor atención a las actividades
de planificación y de prevención. Los efectos de los fenómenos naturales deben enfocarse, no solo
desde el punto de vista humanitario y social, sino también, y primordialmente, desde el punto de vista
económico. Así, los desastres de origen natural constituyen un formidable obstáculo para el desarrollo
económico y social del país.
De allí nace la importancia de concienciar al gobierno estatal como a los gobiernos locales
acerca de la necesidad de prestar una mayor atención tanto a las actividades y acciones de preparación
y prevención de los desastres así como de hecho fundamental de que la prevención de los desastres y su
planificación anterior, deben formar parte integrante de la política general de desarrollo.
La educación a la sociedad es de vital importancia para despertar y alertar a la comunidad,
respecto de los peligros de desastres a corto, mediano y largo plazo, y sirve para lograr una mayor
cultura de prevención, la reducción de riesgos y conciencia pública, así como fomentar una acción de
la sociedad, orientada a prevenir o mitigar los efectos perjudiciales de los fenómenos naturales.
Tomar en consideración: la aplicación de conocimientos y técnicas especializadas que puedan
aplicarse directamente sobre la prevención y mitigación de desastres, considerando además la in-
vestigación sociológica de la naturaleza del comportamiento humano, individual, colectivo, de las
instituciones y organizaciones en caso de desastre; la creciente y cambiante estructura social, conse-
cuencia de la rápida urbanización, el aumento del grado de instrucción y las nuevas tecnologías de
comunicación; la responsabilidad de los diversos niveles de gobierno en la aplicación de medidas de
prevención y preparación que se ponen de manifiesto en los distintos sectores de prevención de de-
sastres. Fomentar y orientar políticas de adaptación de medidas de prevención frente a los fenómenos
naturales que afectan a la región, tomando en cuenta la naturaleza de los desastres y la reacción ciu-
dadana. Los desastres de origen natural y los de otra índole (antrópicos y tecnológicos), están a menu-
do unidos entre sí, de forma tal que los unos conducen a los otros en una sucesión de acontecimientos.
El desastre mismo se define como un acontecimiento, centrado en el tiempo y en el espacio, en
el que una sociedad o comunidad, corren un grave peligro y experimentan pérdidas en sus miembros
o pertenencias materiales, la estructura social queda desorganizada y se impide el cumplimiento
de todo o parte de las funciones esenciales de esa sociedad o comunidad. Por lo tanto los planes
de desarrollo se ven seriamente afectados, aplazados y casi destruidos por los desastres naturales, a
pesar de que no existe una adecuada integración entre éstos y los planes de prevención de riesgos o
amenazas de desastres.
90
Capítulo II
1.0
0.8
72%
65%
0.6
Año 1994
Año 2015
0.4
0.2
0.0
0 100 200 300
Fig. 2.18, Curva de probabilidad de reocurrencia de actividad eruptiva Fig. 2.19, Inundaciones por causa del Fenómeno de el Niño en Chone,
del volcán Cotopaxi. La reucurrencia es de cada 117 años (probabilidad 2012. De radiocro.orenses.com
XX%), mientras la probabilidad de la reactivación en el año 2015 es de
72%. GEO1 - Toulkeridis
91
Riesgos y Desastres
sus expresiones. La amenaza natural per se no existe. La amenaza natural es un proceso o fenómeno
natural recurrente que se convierte en una amenaza (de origen natural) cuando el pueblo, sus
actividades o su infraestructura está comprometida en un grado predeterminado, es decir cuando
se vuelva vulnerable. Así, la vulnerabilidad es la condición en la que se encuentra una población,
que le permite ser afectada por un fenómeno; es decir, la presencia de determinados factores
(materiales, físicos, económicos, sociales, políticos, etc.) que le impiden a la población absorber el
impacto de fenómenos naturales o humanos y le dificulta su recuperación posterior. Por lo expuesto,
la vulnerabilidad no está determinada por la posible ocurrencia de fenómenos peligrosos, sino por
la forma como las zonas, regiones o países, se han desarrollado y la forma en la que la sociedad se
organiza y se prepara para enfrentarlos.
Fig. 2.20, Mapa de peligrosidad para Tenerife. Izquierda: probabilidad de riesgos producidos por coladas de lava. Derecha: probabilidad recubrimiento
de más de 10 cm de ceniza tras erupción. Ministerio de Fomento, España.
Fig. 2.21, Erupción volcánica del volcán Tungurahua, 2013. Toulkeridis Fig. 2.22, Deslizamiento en Colombia. De revistaespiritusanto.blogspot.com
Fig. 2.23, Vista aérea del derrame de diesel del buque Jessica en la Isla San Fig.. 2.24, Vulnerabilidad ambiental: minería en Colombia. De
Cristobal. De Parque Nacional Galápagos yuliethramirez123.blogspot.com
92
Capítulo II
Fórmula:
Riesgo = Amenaza x Vulnerabilidad x Probabilidad
Fig. 2.25, Vulnerabilidad económica: pobreza en Peru. Fig. 2.26, Vulnerabilidad física: Puente Reque colapsado en Perú.
De www.diariolaprimeraperu.com De www.caretas.com.pe
Fig. 2.27, Vulnerabilidad social: migrantes menores en México. Fig. 2.31, Vulnerabilidad educativa: Conflictos armados y educación en
De www.eladuanal.com Guatemala. De www.prensalibre.com
93
Riesgos y Desastres
2.- Vulnerabilidad económica, La pobreza es quizás la principal causa de este tipo de vulnerabilidad,
pero también la utilización inadecuada de los recursos económicos disponibles.
3.- Vulnerabilidad física, Es la más “visible”, relacionada con la ubicación de las poblaciones y sus
infraestructuras, el nivel de exposición a los fenómenos potencialmente peligrosos y la calidad de las
estructuras y su capacidad de resistencia frente al impacto del evento peligroso.
4.- Vulnerabilidad social, Se refiere a la capacidad que tiene o no una comunidad para organizarse y
la forma en que se estructura para enfrentar el riesgo.
5.- Vulnerabilidad política, Se refiere al nivel de autonomía que posee una comunidad para tomar
decisiones sobre los problemas que la afectan, así como la capacidad de negociación de la comunidad
frente a los actores políticos o tomadores de decisiones externos.
6.- Vulnerabilidad ideológica, Tiene que ver con la forma en que los seres humanos conciben el
mundo y el medio ambiente en el que habitan y con el cual interactúan; se trata diferente(s) forma(s)
de creencia(s).
7.- Vulnerabilidad cultural, Se expresa en la forma en que los individuos se ven a si mismos dentro del
contexto social.
8.- Vulnerabilidad educativa, Correspondencia existente entre contenidos, métodos de educación,
herramientas conceptuales y prácticas que se requieren para participar activamente en la vida de la
sociedad y contribuir a una relación armónica entre población y entorno natural.
Fig. 2.30, Vulnerabilidad cultural: Señal en España. De madredemarte. Fig. 2.32, Vulnerabilidad institucional: inadecuado manejo de crisis de
wordpress.com tsunami en el Ecuador. De lahora.com.ec
Fig. 2.28, Vulnerabilidad politica: percepción de un politico clasico. De Fig. 2.29, Vulnerabilidad ideológica: creer en caso de emergencias. De
panoramaliberal.blogspot.com facebook/yocreoenjesucristo
94
Capítulo II
9.- Vulnerabilidad institucional, Obstáculos potenciales derivados de la estructura del Estado y de las
instituciones, que impiden una adecuada adaptación a la realidad (natural) y la participación de las
instituciones en los procesos de desarrollo.
10.- Vulnerabilidad organizativa, Es la capacidad de la sociedad para organizarse, establecer lazos de
solidaridad y cooperación.
a. Grado de exposición,Tiene que ver con las decisiones y prácticas que ubican a una unidad social y su
estructura o actividad económica cerca de zonas de influencia de un “Fenómeno Natural Peligroso”.
b. Fragilidad, Se refiere al nivel de resistencia y protección frente al impacto de un peligro – amenaza,
es decir, las condiciones de desventaja o debilidad relativa de una unidad social por las “Condiciones
socioeconómicas”.
c. Resiliencia, Este término se refiere al nivel de asimilación o la capacidad de recuperación que pueda
tener la unidad social frente al impacto de un peligro o amenaza. Se expresa en limitaciones de
acceso o adaptabilidad de la unidad social y su incapacidad o deficiencia en absorber el impacto de
un fenómeno peligroso. La capacitación a la población para elaborar sus propios mapas de peligro,
contribuyen a reducir la vulnerabilidad y aumentar su capacidad de “resiliencia”.
La gestión del riesgo, permite establecer sistemas de prevención y control mediante la mitigación
de los riesgos derivados de probables eventos naturales, generados por el hombre (antrópicos)
y/o tecnológicos. Así se pueden aplicar acciones de seguridad y prevención como de mitigación
protegiendo en cierta forma la comunidad y su ambiente. El riesgo es una variable permanente en
todas las actividades de la sociedad, que influyen en sus oportunidades de desarrollo y afectan a sus
resultados. Bajo la premisa de que no es posible reducir, evitar o eliminar totalmente los riesgos en una
jurisdicción o territorio, se hace prioritario implantar programas o procesos de gestión de riesgo para
que puedan ser manejados de una manera adecuada, coherente y consistente.
En la planificación y proceso de una propuesta de gestión de riesgo de un sistema nacional, por
su compromiso con toda la comunidad, el ambiente, calidad de vida segura, y salud que se reflejan en
“Políticas de Gestión de Riesgo Integral,” y, la seguridad del ambiente, constituyen partes integrantes
para la comunidad nacional, en la búsqueda de la paz, el desarrollo y las continuidad de la convivencia
social. Por lo tanto, el concepto de seguridad individual y colectiva de la sociedad, asociada a la idea de
que las emergencias y los efectos de los eventos adversos se pueden prevenir y mitigar, son principios
que deben ser asumidos por cada una de las sociedades, las comunidades y las instituciones como una
guía de trabajo cuotidiano y de responsabilidad compartida.
Por ello, la reducción de la vulnerabilidad ante desastres potenciales, no es un tema de interés
exclusivo de especialistas y organismos de respuesta ante emergencias, sino que exige la necesaria
incorporación y participación activa de la ciudadanía. La participación ciudadana en el tema de la
reducción de la vulnerabilidad ante desastres, implica promover y facilitar el acceso al conocimiento
del tema por parte de las comunidades (cultura de educación en prevención ) que les permita la
identificación de los riesgos de su entorno y su autoprotección para lograr la participación proactiva
de la comunidad en todas las etapas del “ciclo de los desastres”.
Fórmula:
95
Riesgos y Desastres
Para poder cumplir con la fórmula presentada se deben establecer varias alianzas estratégicas
fundamentales como:
• Las comunidades organizadas.
• Los diferentes niveles gubernamentales y el sector privado, con fines de fortalecer la participación
proactiva de las comunidades como actores fundamentales.
• Los organismos para el control de la planificación, diseño, construcción y mantenimiento de los pro-
gramas de desarrollo, para implementar planes en todas las instituciones y organismos del Estado.
• Las diversas instituciones de todos los sectores incluyendo específicamente el sector académico, para
intercambiar ideas o proyectos de seguridad, prevención y mitigación de desastres y / o riesgos, ex-
periencias e investigaciones, con el fin de fortalecer la cultura en prevención y gestión.
Dentro de un estado debe existir una organización o unidad que adopte la responsabilidad en
que se emplean los medios y los recursos disponibles para prevenir y/o superar una situación que
genere efectos desastrosos sobre la población y su entorno. Este entidad debe ser capaz de:
Fig. 2.36, El presidente constitucional de Ecuador el Econ. Rafel Correa Fig. 2.34, El Comité de Operaciones Emergentes Provincial (COE),
decreta emergencia por posible tsunami en Ecuador tras terremoto en realizada en la Sala de Crisis del ECU 911, la alcaldesa Kharla Chávez
Japón. AFP solicitó se declare en emergencia el sector “Nueva Esperanza” de la
parroquia urbana El Salto. De www.babahoyo.gob.ec
96
Capítulo II
La misma organización o unidad que se establece impone objetivos generales y específicos para
el cumplimiento de su misión.
Para que se pueda implementar este propuesta de un Sistema Nacional para la Gestión de
Riesgos, se requiere:
97
Riesgos y Desastres
La construcción de los escenarios de riesgo comprende el proceso a través del cual se hacen
proyecciones de probables impactos, daños, pérdidas humanas y materiales, asociadas con la
materialización de amenazas de determinadas intensidades y magnitudes, ya anticipadas por el análisis
de científico.
El análisis de riesgo debe captar diferencias significativas en los niveles de vulnerabilidad y servir
para identificar los grupos sociales e individuos más vulnerables para quienes se requieren medidas
extraordinarias de protección o asistencia en momentos de crisis (ancianos, niños, lisiados, ciegos etc.).
Los escenarios de riesgo son un insumo fundamental e imprescindible para el diseño de
mecanismos de protección, incluyendo un Sistema de Alerta temprana (SAT) y, para la elaboración de
los planes de emergencia o contingencia.
98
Capítulo II
Este punto fundamental significa el prediseño de las categorías de estado de alerta y los mensajes
particulares as transmitirse a la población, garantizando su adecuación a sus condiciones económicas,
sociales y físicas.
Aunque los eventos adversos (desastres) son inevitables, y la eliminación de todos los riesgos es
imposible, muchas medidas técnicas, prácticas tradicionales y experiencias públicas pueden ayudar
a reducir la escala o la gravedad de los desastres económicos y sociales. Los peligros y preparativos
de emergencia son parte de la convivencia con la naturaleza, pero el comportamiento humano es
susceptible de modificación. Debemos ante todo, pasar de una filosofía de reacción a una filosofía de
prevención; la prevención es más humanitaria que la curación. Ante todo, no debemos olvidar que la
prevención del evento adverso (desastre) es un imperativo moral.
Se requiere de la creación de una plataforma permanente de trabajo interinstitucional (Sistema
Nacional) cuyo fundamento sea una Política Integral y eficiente para la reducción de desastres
(prevención de riesgos) en la comunidad de nuestro país.
Entre los principios de comunicación para transmitir sobre la prevención de desastres se incluyen:
99
Riesgos y Desastres
3. Reglamentación: Para hacer cumplir la Ley y el Orden (Policía, Fuerzas Armadas, Fuerzas de
Seguridad).
4. Coordinación: La información pública sobre los desastres, emana normalmente de los organismos
de Defensa Civil – Protección civil – Gestión de Riesgos.
Entre las maniobras estratégicas para la Gestión Integral del Riesgo se debe encuentran:
• Mantener y dar continuidad a los Programas, Planes y Proyectos de Desarrollo incluyendo la Variable
Riesgo en todas sus ejecutorias y participando en todos los sectores, fomentando y promoviendo un
desarrollo sostenible y sustentable.
• Aprovechar las experiencias de varias individualidades, instituciones y empresas del país para un
comprometimiento nacional en un Plan de Desarrollo sostenible, basado en la premisa de un Plan
de Prevención de Riesgos en el ámbito de todo el territorio nacional.
• Realizar un acercamiento y concertación con todas las instituciones y Organizaciones no Guberna-
mentales (ONG´s) del País.
• Prever lineamientos institucionales y nacionales para la reducción y/o mitigación del riesgo.
• Evitar, en coordinación con la Secretaría Nacional de Planificación para el Desarrollo (SENPLADES),
que en el territorio nacional se lleven a cabo Proyectos de Desarrollo en los GAD sin considerar la
Variable Riesgos.
• Estudiar y analizar el Marco Jurídico par la sustentación de la Gestión de Riesgos en el País.
• Prever mecanismos institucionales ante el latente problema de la falta de un Ordenamiento
Territorial Nacional y el desarrollo indiscriminado de las poblaciones.
• Prever mecanismos institucionales ante el constante problema que existe en el país frente a los
múltiples eventos adversos que se presentan en el territorio nacional y una atención oportuna y
adecuada a nivel local.
• Implementar la educación y cultura de riesgo dentro de todo el ámbito de la comunidad ecuatoriana.
• Establecer mecanismos inter institucionales para la atención oportuna e inmediata ante los desastres
que se presenten en el país.
• Incursionar en el ámbito internacional mediante el intercambio de experiencias, coordinación y
apoyo mutuo en caso de desastres.
• Mejorar permanentemente la estructura del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos y aprovechar
del desarrollo tecnológico en la “Prevención y Reducción del Riesgo”.
100
Capítulo II
Fig. 2.37, La UNIDAD MILITAR DE EMERGENCIAS es un organismo Fig. 2.39, Miembros de la Unidad Militar de Emergencias en la búsqueda
dedicado a cualquier catastrofe natural que pueda pasar en el pais. De del cuerpo de una mujer desaparecida. De www.defensa.gob.es
elmejorraperodelahistoria.blogspot.com
Fig. 2.40, La Unidad Militar de Emergencias son un cuerpo especial Fig. 2.41, El Gobierno de España constituyó en 2007 la Unidad Militar
del Ejército español. Hombres y mujeres preparados para trabajar en de Emergencias con el fin de que esta pudiera intervenir en cualquier
situaciones extremas sin margen de error. Como máquinas. No existe lugar del territorio nacional en los supuestos de grave riesgo, catástrofe,
el miedo, ni el cansancio cuando se les pregunta en alto y se niegan a calamidad u otras necesidades públicas. De www.legaltoday.com
evidenciar gesto alguno que los convierta en humanos. Pero lo son. De
www.elcorreogallego.es
los eventos adversos (desastres) de mayor envergadura, ya se debe hablar de escalones superiores y en
que la jurisdicción, la magnitud y las áreas amenazadas, abarcan un ámbito de mayor territorialidad
como el de las provincias, regionales y hasta nacional, es decir que nos enfrentamos a emergencias en
las que hay que tomar decisiones, y ejecutar actuaciones encaminadas a coordinar recursos para hacer
frente al evento, buscando conseguir que todas funcionen sincronizada y eficazmente, con el fin de
eliminar, reducir o mitigar los efectos adversos (desastre). El tipo de emergencia que se trate e involucre
masivamente a la comunidad, está dentro de las tareas y actividades operativas de Protección Civil o
101
Riesgos y Desastres
Defensa Civil, pero que jamás serán capaces de cumplir su rol sin el apoyo particular y el poder de las
Fuerzas Armadas.
A la Protección Civil se incorporan todos los organismos de socorro e instituciones que prestan
sus servicios básicos a la comunidad como la Cruz Roja, Cuerpo de Bomberos, Organismos de Defensa
Civil, Policía Nacional entre otros. Por lo tanto, existe la necesidad de una labor de coordinación
de todos estos distintos organismos, tanto en medios humanos como técnicos, para que funcionen y
operen en forma óptima con una óptica de integración de Protección Civil, ante los eventos adversos
que generen en desastres. Así, el concepto de Protección Civil o Defensa Civil, debe contemplar, una
concepción operativa a diferentes niveles local, provincial, regional y nacional. En resumen, en cada
nivel: la comunidad debería tener sus Planes de Emergencia; las autoridades deberían contemplar y
aplicar la variable riesgo en sus Programas, Planes y Proyectos de Desarrollo y deberían tener preparada
una respuesta coordinada, ajustada a sus propias realidades y a los escenarios más probables, es decir,
deben Protección o Defensa Civil.
En cada organización jurisdiccional (COE Cantonal, Provincial, etc.) debería existir una re-
spuesta coordinada con los recursos y medios humanos y técnicos disponibles en cada territorio. Espe-
cial atención al área local, tomando en consideración que, es el área municipal en donde debe apare-
cer la primera respuesta a las emergencias. El alcalde como presidente del Centro de Operaciones de
Emergencia (COE), es quien debe impulsar y liderar todas las acciones encaminadas a conseguir estos
fines como la elaboración, ejecución de los Planes de Emergencia, el conocimiento, la participación
y la colaboración de la Comunidad. Por lo tanto, debería homogenizarse la planificación territorial
y plantear el carácter obligatorio de contar con Planes de Emergencia de Protección Civil. El cum-
plimiento con las leyes de Ordenamiento Territorial y Ordenanzas Municipales, y, el objetivo de que
en cualquier situación de emergencias, se cuente con el adecuado nivel de respuesta, tanto a nivel de
núcleos urbanos como rurales.
A pesar de la creación de la Secretaría Técnica de Gestión de Riesgos (STGR; 2007) y mas
tarde la creación de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR; 2009) y recientemente la
Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR; 2013) supuestamente asumiría las funciones de la Dirección
Fig. 2.42, Efecto del fenómeno El Niño 1997 - 1998. Precipitación en los países andinos. Pavón, 1998
102
Capítulo II
Nacional de Defensa Civil, en realidad se trata de un ente sumamente administrativo que está
siempre pendiente del involucramiento de las Fuerzas Armadas en casos de emergencias, catástrofes
o desastres. Por lo tanto se propone crear una unidad de militares igual como en España y en otros
países desarrollados, que estará capacitada, eficaz, flexible, completamente disponible y equipada para
atender cualquier desgracia generada por un evento adverso. Por tanto la creación de una ‘‘Unidad
Militar de Emergencias (UME)’’ es un reto indispensable para nuestro país.
2.11.1. Características
103
Riesgos y Desastres
6.- Tiene un carácter intersectorial e interinstitucional, Considerado desde el punto de vista del Sector
Público, la Gestión de Riesgos, más que un objeto o herramienta de trabajo de un sector específico
(Educación, Salud u Obras Públicas), se constituye en un “Eje Transversal e Integrados de Trabajo”,
que toca y afecta a todos los sectores. De allí se desprende la necesidad de una coordinación, intersec-
torial e interinstitucional, para la Gestión del Riesgo. Lo cual puede revestir diversas formas organiza-
tivas adecuadas a las institucionalidades existentes (Por ejemplo: Zonas Especiales de Defensa).
7.- Requiere de una organización específica para la coordinación de acciones, Diversos niveles
jurisdiccionales o territoriales, con organizaciones, procesos legales y sociales propios, participan y
tienen responsabilidades en dicha gestión. Desde este punto de vista, la organización para la Gestión de
Riesgo, debe recoger dichas intervenciones y basar su organización en los diferentes roles y presencia
que estos niveles tienen (Por ejemplo: el Distrito Metropolitano de Quito).
8.- Se apoya en procesos sociales y políticos en curso, Existen procesos políticos (descentralización
y relativa autonomía municipal, promoción de la participación comunitaria en la planificación y
toma de decisiones) que facilitan el desarrollo de la gestión. Al mismo tiempo, el desarrollo de la
Gestión de Riesgos, debe facilitar y fortalecer los Procesos Políticos. Esto quiere decir, en resumen,
que la participación comunitaria en la planificación y toma de decisiones, facilita el desarrollo de
dicha gestión.
Fig. 2.43, Gigantescos roedores han estado muriendo de sed, sus restos Fig. 2.44, Puente San Vicente hacía Bahia, Manabí – símbolo de
marchitos el más evidente testimonio de la dureza del verano. De leerapido. desarrollo. De solnacientenews.blogspot.com
jesusfrancisco.com
104
Capítulo II
situación específica relacionada con los riesgos existentes y de instrumentos necesarios para llevar
a cabo dichas políticas. Bajo esta consideración, un sistema se deriva de las políticas, estrategias e
instrumentos y no al contrario.
No debe confundirse el Sistema Nacional con el componente “nacional” del Sistema. En algunos
análisis parecería que la base del sistema es la organización de las instituciones del orden nacional para
el tema. Las referencias a los niveles locales y provinciales son limitadas a la instauración de comités a
dichos niveles o consideraciones generales sobre incluir el tema en todos los niveles de la planificación,
mientras que lo correspondiente a las entidades del nivel nacional se desarrolla de una manera mucho
más amplia en funciones, roles y jerarquía. Todo esto, se relaciona con el reconocimiento o no de
procesos de “Descentralización y Participación Ciudadana”, ya sea como tendencia de la vida social
moderna, o encuadrados en normas legales vigentes.
No debe confundirse la Gestión de Riesgos como proceso organizado de toma de decisiones
sociales a diferentes niveles, con los múltiples instrumentos necesarios, a dicha toma de decisiones. Así,
un Sistema de Información Geográfica (SIG) en sí mismo, en el que se geo-referencian los principales
riesgos (amenazas con sus alcances) del país, no constituye “La Gestión de Riesgos”, aunque puede ser
un instrumento necesario para ello.
No debe confundirse, la inclusión del tema en los instrumentos de la Planificación del Desarrollo
con la Gestión del Riesgo. Esta inclusión es solo un aspecto importante de la Gestión de Riesgos,
pero no la cobija que cubre totalmente. Como es el caso del Manejo Ambiental y Protección del
Medio Ambiente, no basta contar con un Código de Recursos Naturales o su equivalente; es necesario
contar con las Políticas e instrumentos institucionales y sociales para aplicarlos en diversos niveles de
la actividad social.
Los ejes estratégicos de la gestión de riesgo para promover y difundir una cultura de prevención
de riesgos constituyen:
1. Componente Social: Como factor desencadenante de las pérdidas y el nivel de exposición de los
habitantes, repercute en la calidad de vida de la población.
2. Planificación y Ordenamiento Territorial: Papel que desempeña una planificación en el urbanismo
hacia la reducción potencial de riesgos a través de una multitud de amenazas.
3. Capacidad de Respuesta: La competencia en dar respuestas de la sociedad y la voluntad política
reinante sobre el tema de los desastres.
Los Organismos de Gestión de Riesgos del País deben tener como “horizonte” promover y
difundir una ‘‘cultura de prevención’’ mediante el fortalecimiento de los actores nacionales, regionales
y locales, para reducir y prevenir los riesgos en las tres regiones: Costa o Litoral; Sierra o Interandina y
Amazónica u Oriente. Con nuevas capacidades e instrumentos para el análisis de amenazas naturales
regionales y locales (Cantones). Los Alcaldes podrán planificar su desarrollo con un enfoque y visión
de gestión de riesgo prospectiva.
El territorio nacional en todo su contexto, en toda su extensión, se encuentra regular y
periódicamente afectado por ‘‘eventos naturales’’ que causan grandes pérdidas de vidas humanas, la
destrucción de infraestructura, el deterioro de los medios de subsistencia y del medio ambiente. Este
hecho pone en serio riesgo el desarrollo e incremento de la pobreza.
Entre 1992 y el fin de 2013, grandes zonas del país, han sido afectadas, sucesivamente por los
fenómeno “El Niño”; “La Niña”; inundaciones por efecto de las temporadas lluviosas (inviernos);
sequías, principalmente en la Provincia de Manabí; sismos, erupciones volcánicas, etc. Por lo que
los organismos e Instituciones Nacionales deben priorizar, programas, planes y proyectos para la
prevención de riesgos naturales que deriven en desastres, que incluyen entre sus líneas de acción
estratégica, la promoción y difusión de una ‘‘cultura de prevención’’ y fortalecimiento de capacidades
técnicas y científicas para el ‘‘análisis de riesgo’’.
105
Riesgos y Desastres
En el contexto de una notable fragilidad ambiental y con una clara tendencia a la urbanización
acelerada, el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Protección Civil – Defensa Civil) se enfrenta
al reto de administrar en forma sostenible y eficiente el uso y ocupación de su territorio, así como el
registro de los desastres asociados a fenómenos naturales (hechos y antecedentes históricos).
La ocurrencia y severidad de los desastres asociados a fenómenos naturales pone de manifiesto
la necesidad de avanzar en la construcción de instrumentos jurídicos, técnicos y financieros que
permitan reducir su ocurrencia y limitar su impacto social, económico y ambiental. La implementación
de proyectos en diferentes fases y modalidades de intervención, otorgando especial énfasis en la
prevención y privilegio de proyectos que busquen reducir los niveles de riesgo existentes como una
estrategia para limitar o minimizar el impacto de los desastres (eventos adversos) y promover el
desarrollo sostenible; así como, contribuir a la reducción de la vulnerabilidad de las personas y sus
bienes expuestos al peligro y riesgos naturales; fomentar e impulsar un crecimiento y desarrollo
sostenible y sustentable.
Mejorar los servicios del área de Gestión de Riesgos, mediante el fortalecimiento de políticas
nacionales, de instituciones y la coordinación de actividades en este campo. Fortalecimiento en aspectos
organizativos, políticas, planeación estratégica, marco legal y obtención de recursos financieros.
Sistematización de la información a ser aplicada en la planificación del desarrollo, en la prevención,
atención de desastres y en la toma de decisiones.
La elaboración de instrumentos metodológicos y normas para la consideración del riesgo como
determinante en la toma de decisiones, en el ordenamiento del territorio, en la planificación del
desarrollo, en la promoción de reglamentación de usos de suelo, en la formulación por parte de las
entidades sectoriales, de programas y proyectos para que la estimación y mitigación de riesgos, sea
considerada en todos los “Planes de Inversión”.
La socialización y educación para garantizar que los distintos actores y sectores sociales tengan
acceso oportuno a la información necesaria para participar en las distintas decisiones y actividades en
que se materializa la gestión del riesgo.
La formulación de una Estrategia Integral de Educación, Capacitación y Sensibilización;
implementación de actividades prioritarias de divulgación; la elaboración de material didáctico y
capacitación a nivel de las provincias, regiones (Costa o Litoral, Sierra o Interandina y Amazónica u
Oriente), y nacionales.
Todo proyecto de desarrollo, debe contener una firme “gestión de riesgos ambiental” (La variable
riesgo en planes y proyectos de desarrollo). En las zonas de alto riesgo, el Desarrollo Sostenible, “es
posible”, únicamente si las decisiones de planificación del desarrollo en los sectores públicos y privados
106
Capítulo II
toman muy en consideración el potencial destructivo de los peligros naturales. Para ello es prioritario
incluir en los diferentes niveles de los planes de desarrollo los siguientes parámetros:
1.- Evaluación de la presencia y de los efectos que los fenómenos naturales producen sobre los bienes
y servicios en el área de planificación.
2.- Valoración del potencial destructivo de esos fenómenos naturales sobre las actividades de desarrollo.
3.- Adopción de medidas y acciones para reducir la vulnerabilidad y/ o mitigar el riesgo en las
actividades de desarrollo propuesto.
4.- Técnicas de valoración de la vulnerabilidad de los respectivos sectores y el empleo de la información
de los peligros naturales en el análisis de “Costo Beneficio” de los Proyectos de Inversión y Desarrollo.
Además se debe considerar y calificar a La Gestión del Riesgo como política del Estado (objetivo
nacional permanente) en forma de que exista el comprometimiento de las Instituciones y Organismos
del País en una planificación y aplicación de la prevención del riesgo en todos los ámbitos del Desarrollo
Nacional, mediante la concertación de acciones a nivel nacional, tanto en los campos del desarrollo
como de la gestión del riesgo.
La variable riesgo consta en todos los planes, programas y proyectos de desarrollo.
Es imperiosa la elaboración y puesta en práctica de Programas de Ordenamiento Territorial a
nivel nacional. Estudio de micro zonificación; elaboración de Mapas de Riesgo; Guías específicas del
crecimiento urbano, en función de los aportes de “La Ciencia de la Tierra”.
La magnitud de los efectos de muchos tipos de peligros(o amenazas) puede ser minimizada o
reducida si se toman acciones preventivas adecuadas y oportunas que permitan reducir la vulnerabilidad.
Encarar los fenómenos adversos en el país, es una verdadera constante dadas sus características
orográficas, tectónicas y océano atmosféricas. Se debe tomar en consideración una concienciación y
germinación de una sólida cultura de prevención que debe ser vigorizada, tanto en el sector público y
privado como en la ciudadanía.
Los Gobiernos Sectoriales y Seccionales no introducen, en la mayoría de los casos, en sus
presupuestos: programas, actividades y proyectos de prevención, educación y capacitación para la
gestión del riesgo.
No se promueve ni se diseñan mecanismos para impulsar la Transferencia del Riesgo.
Es imprescindible realizar obras con enfoque de riesgo y preparación; lograr el manejo sustentable
de los recursos naturales de las cuencas abastecedoras de agua y la protección de la cubierta vegetal de
las micro cuencas para así prevenir las inundaciones y mitigar o reducir las sequías.
107
Riesgos y Desastres
Y considerar que:
• La educación comunitaria y las oportunas acciones de emergencia permiten que las víctimas
ocasionadas por el evento natural sean substancialmente menores que las habituales en fenómenos
de esta magnitud e intensidad.
• La población que habita en zonas de bajo relieve y zonas marginales o periféricas urbanas, son las
más afectadas por persistentes eventos adversos.
• La ejecución de proyectos para las etapas de prevención y mitigación, asignados a obras de
infraestructura humanitaria, son vitales.
• Es menester realizar la evaluación de planes de emergencia locales (Provinciales - Cantonales -
Parroquiales).
2.13.1 Introducción
Los desastres son causa frecuente de problemas socio – económicos de gran magnitud que
afectan a extensos sectores de la población, que dañan y menoscaban el desarrollo socio-económico de
las regiones y comunidades, al emplear y agotar sus escasos recursos económicos en reparar los daños
que se provocan, y que en muchos casos, ni con el apoyo internacional, es suficiente para alcanzar
una completa rehabilitación y reconstrucción. Muchos países se ven sujetos a continuos embates de los
desastres, tanto naturales, antrópicos como tecnológicos, que provocan un gran número de pérdidas
de vidas humanas, así como daños en la infraestructura de servicios, en la agricultura, ganadería y
alteraciones ecológicas que ocasionan incalculables pérdidas económicas.
A pesar de los avances científicos, aún no existe la tecnología adecuada que permita predecir con
precisión o exactitud su ocurrencia o una detección temprana que nos facilite la adopción a nticipada
de medidas de protección.
En la gran mayoría de los casos, los desastres se presentan en forma súbita e inesperada, alterando
los sistemas normales de desarrollo socio – económico. De allí, la importancia de la planificación
preventiva en cuanto a los desastres y la tecnología adecuada que permita predecir con precisión su
ocurrencia.
108
Capítulo II
Visión estratégica, Los eventos adversos implican un deterioro en la calidad de vida de las co-
munidades afectadas, lo que precisa que los Gobiernos Nacionales y locales, impulsen procesos de
planificación estratégica, con una metodología prospectiva aplicada a la participación y consenso de
todos los representantes de los Sectores y actores sociales, en un esfuerzo compartido con los gobier-
nos locales, con una visión de futuro a corto mediano y largo plazo, que trascienda la administración
de los gobiernos de turno, con el imprescindible compromiso para trabajar mancomunadamente en
la búsqueda de un desarrollo sustentable y sostenible que asegure y proteja la calidad de vida de los
ecuatorianos.
Una Visión Estratégica que represente la toma de decisiones definidas frente al entorno existente
con un Plan Estratégico Participativo, competitivo de desarrollo, solidaridad e instrumentos de plan-
ificación concertada y participativa en todas sus fases. Así, es fundamental insertar en la currícula de
materias de escuelas y colegios, la Doctrina de Gestión de Riesgos (Defensa Civil – Protección Civil),
resaltando el sentido de solidaridad y servicio a la comunidad. Igualmente hay de capacitar a las per-
sonas en los temas de prevención frente a los eventos adversos.
Se intuye como amenaza a la falta de difusión de las Políticas frente a la Gestión de Riesgos.
Se vislumbra como ‘‘debilidades’’.- a la poca coordinación entre instituciones y poca coop-
eración (muchas veces, lamentablemente, por celo institucional).
Falta de sensibilidad y solidaridad a las comunidades afectadas frente a los eventos adversos.
Fig. 2.48, Sin embargo, las temperaturas en promedio mundial se han bajado mas allá de lo proyectado para la última década. De wattsupwiththat.com
109
Riesgos y Desastres
con una Política de Desarrollo sostenible y sustentable mediante exigencias e impulso de una adecua-
da planificación estratégica, para poder encarar con solvencia el riesgo de desastres en los diferentes
escenarios del Territorio Nacional y la concienciación de la responsabilidad social de las comunidades
asentadas en áreas sensibles y zonas de alto riesgo de nuestro país. La ejecución de adecuadas prácticas
ambientales para reducir los riesgos potenciales y reales frente a los cambios climáticos provocados
por el calentamiento de la tierra y el diseño de obras de infraestructura que reduzcan la amenaza y la
vulnerabilidad ante los eventos naturales.
El manejo y administración de los desastres, desde el punto de vista de una gestión de riesgos
idónea y eficaz adquiriendo conocimiento y experiencia mediante la validación del manejo del riesgo,
en atención al permanente mantenimiento de una planificación y desarrollo de prevención de riesgos,
así como la difusión de una cultura de riesgo a nivel nacional, a través de campañas de concienciación
y prevención.
La Prevención debe ser la primera prioridad; el cumplimiento de Ordenanzas Municipales,
código de la Construcción y Leyes de Ordenamiento Territorial, hacen que se consolide una Cultura
de Riesgos; prevención y seguridad que va desde lo simple a lo complejo, en materia de riesgos,
para responder rápida y eficazmente ante las emergencias inevitables en la realidad geográfica
y con capacidad para apoyar una acción de respuesta a lo largo y ancho del territorio nacional,
adecuadamente monitoreado y equipado.
La Gestión de Riesgos es una referencia implícita de los procesos que generan riesgos. Existe fal-
ta de acceso de las comunidades en los ambientes urbanos. La Gestión de Riesgos debe ser “integral”.
Un proceso de construcción social. La construcción de la amenaza que se da a un fenómeno físico, es
cuando el fenómeno genera riesgo. La Gestión de Riesgo debe ser una práctica impulsada y monito-
reada particularmente desde lo local, pero que no puede existir sin el establecimiento de relaciones de
niveles de concertación y coordinación. Así, debe concretarse una negociación y acoplamiento con
actores, de territorios de mayor jerarquía, sean estos, locales, provinciales, regionales, nacionales y
hasta internacionales.
Por lo tanto se observa que:
El Sistema de Gestión de Riesgos es equivalente a Organismo, Organización o Institución.
Cuando se habla de organización, coordinación y subsidiariedad, se está entendiendo el tema
desde un punto de vista de Gestión de Riesgos.
110
Capítulo II
En términos de visión sobre la relación entre los diferentes niveles territoriales, se tiende a pre-
sentar el Nivel Nacional, como el único que formula la política y toma de decisiones principales y, los
otros niveles territoriales solo obedecerán y ejecutarán.
Cuando se habla de actores, muchos grupos dicen que “todo el mundo” debe participar. En
la enumeración de “quienes”.......se reduce, sin embargo a los actores estatales, gubernamentales,
especialmente, dependientes del ejecutivo.
Esto genera algunos argumentos para la reflección:
• La necesaria participación de un conjunto de actores, que va más allá de una Institución, de un
grupo limitado de Instituciones o del Estado en su conjunto.
• Los procesos de descentralización en cada país, por más “recortados” que puedan estar, donde,
desde un punto de vista Político General deben dar la oportunidad de trabajar de abajo hacia
arriba, de lo local a lo nacional y viceversa.
• Es necesario distinguir entre “institución”, entendida como una entidad con organización, recursos
y funciones determinadas, que se encargan de un tema o de un sector específico de la actividad del
Estado y organización o Sistema.
• Definir asuntos de acción para la validación política de la Agenda Estratégica.
• Definir los Planes de acción por Ejes de la Agenda (Tareas concretas).
• Definir la ruta para el fortalecimiento de los grupos de trabajo en torno al tema y sobre la base de
la institucionalidad existente.
• La capacitación e integración de los órganos responsables las actividades de prevención, preparación,
atención respuesta, reconstrucción y recuperación de los escenarios vulnerables y/o afectados
por los Eventos Adversos (Desastres). Es el desafío que se presenta a las diferentes instituciones,
relacionadas con las actividades de protección comunitaria.
• La integración de los esfuerzos d los Órganos de Gestión de Riesgos (Protección Civil – Defensa
Civil) y las comunidades eventualmente afectadas por escenarios de riesgo es la meta a ser alcanzada
por una adecuada percepción del riesgo.
La Gestión del Riesgo, en la administración de los peligros que amenazan a la humanidad como
consecuencia o efecto de los eventos adversos que terminan en desastres deben pasar, en la actualidad
por el desarrollo de importantes conceptos:
1. El Análisis de Riesgos como una estimación objetiva del riesgo, ya sea de naturaleza cualitativa
como cuantitativa (estimación de la naturaleza y probabilidades de ocurrencia de los peligros y sus
consecuencias).
2. La Gestión del Riesgo propiamente dicha como la manera concreta en que la comunidad y los go-
biernos locales se desenvuelven para la administración del riesgo (Parámetros íntimamente ligados
Fig. 2.49, La relación beneficio / costo y las categorías del riesgo. De Fig. 2.50, Correlación entre los fenómenos de “El Niño”, “La Niña” y aumen
Rafael Guardado.
111
Riesgos y Desastres
o relacionados con el manejo del riesgo; Riesgo = Amenaza * Vulnerabilidad) entendiéndose por
manejo del riesgo, el “Nivel Aceptable de Riesgo”.
Actualmente, los requisitos de manejo del riesgo no se ciñen solo al cumplimiento de normas y
regulaciones específicas o de reglas estandarizadas (homogenizadas), para entender el desastre, basada
en la experiencia a través de los años, sino que se adoptan nuevas metodologías y técnicas de análisis,
basados en la evaluación predictiva, es decir, en el “Análisis Sistémico” de los escenarios para identificar
las amenazas y vulnerabilidades y por ende los peligros capaces de provocar eventos adversos que
deriven en desastres, con sus respectivas consecuencias y la altas probabilidades de ocurrencia o no.
Es evidente que mientras más pronto se aplican las acciones de prevención, más reducido será el
costo y pérdida de vidas humanas y de infraestructura.
El “Análisis Probabilístico “ del riesgo, las medidas y acciones a tomar en los Planes de Emergencia
y los criterios de evaluación de los escenarios, son los que en función de factores sociales, económicos y
técnicos han de regir en cuanto a la toma de decisiones que permitan la implantación de leyes, normas
y reglas de “Control del Riesgo”.
Los riesgos ante desastres naturales, antrópicos y/o tecnológicos se ha incrementado por el de-
sarrollo tecnológico, así como por la concentración demográfica del campo hacia los principales cen-
tros urbanos (éxodo del campo hacia las ciudades) y polos de desarrollo; de allí que los indicadores
de los daños con los que se puede presentar o evaluar los resultados de un “Análisis de Riesgo”, son
preponderantemente en términos del número de muertes, de familias afectadas, familias damnificadas
(que lo han perdido todo), indicadores económicos, daños a la salud, al ecosistema y a la producción,
cuyos resultados nos permiten mostrar el “Perfil del Riesgo.”
Algunos aspectos técnicos que se deben destacar del Análisis Probabilístico de Riesgo son:
• Verificación de la conformidad de la infraestructura con el conjunto de normas que estipulan las
Ordenanzas Municipales, los Códigos de la Construcción, así como las Leyes de Ordenamiento
Territorial y del Suelo.
• Estimación de las áreas sensibles, de bajo, medio y alto riesgo en el uso del suelo.
• Elaboración de planes de emergencia y si están en conocimiento de la comunidad. Su aplicabilidad,
mediante la ejecución de ejercicios de simulación por parte de las autoridades y simulacros de
evacuación por parte de la población potencialmente afectada.
• La formulación de restricciones del uso del suelo a través de Ordenamiento Territorial, Ordenanzas
Municipales y del Código de la Construcción.
Fig. 2.151, Señal de ruta de evacuación por Fig. 2.152, Señal de ruta de evacuación por Fig. 2.153, Señal de “ruta de evacuación“ en
sismos y terremotos en el norte de Quito. lahares volcánicos en Salcedo. Theofilos el centro de Quito. Ubicación en un edificio
Theofilos Toulkeridis. Toulkeridis. conocido por el autor. Theofilos Toulkeridis
112
Capítulo II
Fig. 2.54, Gráfico sobre la fase inicial de la “Ventana Fig. 2.55, Gráfico sobre la fase continua hasta finalFig. 2.56, Gráfico sobre la fase continua
de tiempo de decisiones” para autoridades en caso de la “Ventana de tiempo de decisiones” parahasta final de la “Ventana de tiempo de
de la reactivación de un volcán. Elaboración final autoridades en caso de la actividad volcánica.decisiones” para autoridades en caso de la
Theofilos Toulkeridis Elaboración final Theofilos Toulkeridis actividad volcánica con ejemplos de volcanes
Ecuatorianos. Theofilos Toulkeridis
Como producto del estudio e investigación técnico – científica, es posible llegar a la predicción
de los Fenómenos Naturales. Predecir significa poder anticipar, sobre la base de las investigaciones
logradas, acerca del comportamiento de los fenómenos naturales, la ocurrencia y modo (Magnitud o
intensidad) de manifestarse si se dan determinadas condiciones que se conocen previamente.
Los comportamientos futuros del fenómeno, objeto de conocimiento, pueden anticiparse por
la predicción (Fenómenos “EL NIÑO”, “LA NIÑA”, etc.). Así, el investigador puede definir acciones
prácticas que orienten a establecer o determinar la probabilidad de que tales eventos sucedan o no.
De esta forma, tener la capacidad de tomar acciones preventivas, reducir o mitigar el riesgo o de
solucionar los problemas que se producirían o generarían en su objeto de conocimiento. Esta predicción
permitiría expresar una solución al problema a partir de acciones o soluciones que permitan controlar
y/o reducir los efectos del fenómeno adverso.
113
Riesgos y Desastres
proceso, recomendar las medidas de prevención (de carácter estructural y no estructural) adecuadas,
a fin de reducir o mitigar los efectos de los desastres que puedan ocasionar un peligro o peligros
previamente identificados.
Bajo esta consideración, solo se puede hablar de Estimación del Riesgo cuando se ha calculado
el Riesgo (R) en función del Peligro (P) o peligros identificados y del análisis de la vulnerabilidad (V)
ejecutados en una determinada área geográfica. Se estima el riesgo antes de la ocurrencia de un de-
sastre, no solo para estimar medidas de prevención, sino para contribuir en la formulación de Planes
de Desarrollo Estratégico y proporcionar el factor seguridad en la ejecución de Proyectos de Inversión.
Para la estimación del riesgo, si en alguna comunidad, se conoce que se han producido eventos
destructivos anteriores, se los estima y toma en consideración para el desarrollo de planes, logrando
rescatar información valiosa como:
¿Qué fue lo que aconteció?
¿Qué causó víctimas y daños?
¿Cuáles fueron los principales problemas para las acciones de atención, respuesta y socorro?
¿Cuáles fueron las principales dificultades de la comunidad en las horas posteriores al impacto (Post
Evento)?
¿Se habría podido prever el evento adverso (destructivo) y/o reducir, mitigar, impedir que se transforme
en desastre?
¿Qué formas de mitigación deberían haberse ejecutado?
¿Qué errores deben evitarse o no deben cometerse otra vez?
¿Qué aciertos tuvo la comunidad en el manejo del evento o emergencia?
La “Estimación del Riesgo” adquiere una especial importancia en el territorio nacional por las
siguientes razones:
Permite adoptar medidas de prevención y de mitigación/reducción de desastres, parámetros
fundamentales en la gestión de los desastres, a partir de la identificación de peligros naturales o
tecnológicos y del análisis de la vulnerabilidad.
Contribuye en la cuantificación del nivel de los daños y de los costos sociales y económicos de un
centro poblado frente a un peligro potencial.
Proporciona un soporte y apoyo específicos para la planificación de las medidas de prevención,
reduciendo la vulnerabilidad sobre una base racional y permanente.
Constituye un elemento de juicio fundamental para el diseño y adopción de medidas de
prevención específica, como la preparación y educación de la población para obtener una respuesta
adecuada durante una emergencia y crear una cultura de prevención de riesgos.
Permite racionalizar los potenciales humanos y los recursos financieros en la prevención y la
atención de los desastres.
Fig. 2.54, Gráfico sobre la fase inicial de la “Ventana de tiempo de decisiones” Fig. 2.54, Gráfico sobre la fase inicial de la “Ventana de tiempo de
para autoridades en caso de la reactivación de un volcán. Elaboración decisiones” para autoridades en caso de la reactivación de un volcán.
Elaboración final Theofilos Toulkeridis
114
Capítulo II
Los desastres naturales son fenómenos que repercuten ampliamente en la realidad social,
económica y política de los países. Estos sucesos significan la pérdida de muchas vidas; afectan de
manera directa e indirecta a segmentos importantes de la población y causan perjuicios económicos
de magnitud a lo largo del tiempo. Los países desarrollados han ido protegiéndose en diversas
formas de las consecuencias o efectos de los desastres, anticipándose a sus peligros con medidas de
prevención y planificación.
Por importante que sea la cooperación externa, este apoyo solo representa una parte de los costos
totales que implica el necesario proceso de recuperación posterior al desastre. Dentro de esta perspectiva,
una de las tareas más apremiantes que deben emprender los países, es la de realizar una evaluación
preliminar oportuna y confiable de los daños. Surge, pues, la necesidad perentoria de realizar una
identificación y cuantificación, lo más aproximada posible a la realidad de tales efectos, que permita
establecer una base mínima para el sustento de los programas de rehabilitación y de reconstrucción,
así como para la identificación de la cooperación internacional en la fase siguiente de evaluación de
los efectos directos e indirectos del desastre y de sus secuelas sobre las principales variables macro
económicas. Esta evaluación, varía, naturalmente, en función del tipo de fenómeno de que se trate y de
su alcance geográfico. Una estimación del efecto del fenómeno en el comportamiento de los principales
indicadores económicos, durante un lapso de hasta cinco años posteriores a la ocurrencia del evento, es
lo más recomendable, en virtud de que las secuelas, según el tipo de desastre, perduran por varios años.
Los daños directos son todos aquellos sufridos por los activos inmovilizados y en las existencias
tanto de bienes finales como bienes en proceso, materias primas, materiales y repuestos). Se trata en
esencia, de perjuicios en los acervos que acaecieron prácticamente durante el lapso mismo en que
ocurrió el siniestro. Entre los principales rubros que figuran en esta categoría, concurren la destrucción
total o parcial de infraestructura física, edificios, instalaciones, maquinaria, equipos, medios de
transporte y almacenaje, mobiliario, perjuicios en las tierras de cultivo, en obras de riego, embalses,
etc. En el caso particular de la agricultura, la destrucción en la producción lista para ser cosechada,
debe valorarse e incluirse también como daño directo.
Convencionalmente se ha adoptado también por incluir como un “Daño Directo” al costo esti-
mativo que se pagará por la demolición y limpieza de áreas destruidas, ya que forman parte del pre-
supuesto necesario para reparar o reconstruir lo dañado o destruido.
Los daños indirectos se refieren básicamente a los flujos de bienes que se dejan de producir, o de
servicios que se dejan de prestar durante un lapso de tiempo que se inicia apenas acaecido el desastre
y puede prolongarse durante el proceso de rehabilitación y reconstrucción que convencionalmente se
ha establecido, con un horizonte máximo de cinco años. Ejemplo de daños indirectos son las pérdidas
de cosechas futuras, debido al anegamiento de tierras agrícolas; pérdidas de producción industrial por
daños en las plantas o por falta de materia prima.
Este tema de la estimación de los efectos socio – económicos en desastres, genera las siguientes
premisas:
115
Riesgos y Desastres
2.18. Efectos generales y o comunes a todos los tipos de desastres de origen de fe-
nómenos naturales
Los efectos de un fenómeno natural se han clasificado en los que se ocasionan sobre los acervos
(daños directos); los que provocan sobre los flujos de producción de bienes y servicios (daños indirectos)
y los que se reflejan en el comportamiento de los grandes agregados macro – económicos (efectos
secundarios). Los primeros ocurren prácticamente en el momento del desastre o pocas horas después.
Los dos siguientes conllevan la idea de temporalidad que de acuerdo con la práctica (la experiencia)
y, dependiendo de la magnitud del fenómeno adverso, debe entenderse como un lapso (período de
tiempo), u horizonte de hasta cinco años.
Se debe estimar la población y área geográfica afectada para poder determinar el número de
víctimas y la situación de los damnificados. Población o sujeto al que confluyen todos los efectos del
desastre, tanto cuantificables como intangibles. El proceso de evaluación conducirá a la elaboración de
indicadores que se pueden resumir en una matriz. Lo que puede ocurrir y ser parte de los daños mas
fundamentales incluye:
Fig. 2.59, Abstracto de un evento volcánico (2011). Diario El Universo Fig. 2.60, Abstracto de un desastre volcánico con daños indirectos en el
2013. Diario El Universo
116
Capítulo II
Fig. 2.61, Reporte de fatalidades volcánicas en 2006. El mundo.es Fig. 2.62, Efectos económicos como resultado de un desastre volcánico en
Internacional el 2014. El Hoy versión digital.
Fig. 2.63, Nube cargada de ceniza cruzando varias provincias en el 2010. Diario El Universo.
117
Riesgos y Desastres
Así mismo, las finanzas públicas evolucionarán hacia una situación deficitaria ya que los
incrementos en toda clase de gastos sociales, reasignaciones del gasto en el tiempo y mayores inversiones
irán acompañadas por lo general, de menores recaudaciones de impuestos y de otros ingresos fiscales.
En materia de costos y precios para la valuación de los daños, es recomendable que las
infraestructuras totalmente destruidas o aquellas construcciones cuya demolición haya sido decidida,
sean valoradas al costo de reposición nuevo equivalente, tomando en cuenta la equivalencia funcional
del inmueble destruido. Es decir la dotación de características similares de operación de los bienes
afectados.
La metodología concreta de evaluación, debe reflejar valores que contrasten una situación de
post – desastre con una de pre – desastre; los antecedentes de pre – desastre, serán el punto de partida
para evaluar los efectos del desastre.
Fig. 2.65, Gestión integrada para la reducción de riesgo y desastre. DNDC Fig. 2.66, Daño colateral debido a un deslizamiento. La Hora.
118
Capítulo II
Una de las tareas iniciales es la delimitación del área afectada en la que se concentrarán las
actividades de evaluación, para lo cual se debe recabar la siguiente información:
• Ubicación y forma de acceso al área afectada.
• Identificación de los organismos políticos y administrativos encargados de las actividades de
emergencia y reconstrucción en cada región.
• Detección de los organismos y fuentes de información que manejan los indicadores económicos y
sociales en la zona afectada.
Programación de las visitas de inspección en profundidad, considerando las fuentes de infor-
mación estadística disponible, las competencias administrativas de los organismos públicos y las car-
acterísticas ambientales del País.
Será necesario identificar el área total afectada por el desastre nacional, las divisiones políticas
o administrativas del territorio correspondiente (Provincias, Cantones, Parroquias, recintos comuni-
dades o jurisdicciones afectadas), regiones o áreas comprometidas (selvas, llanos, costa, altiplano, etc.).
2.19 Promoción de una cultura de buenas prácticas sobre una gestión integral de
riesgos y desastres a nivel municipal
Este capítulo tiene por objeto concienciar tanto a la comunidad como a las autoridades cantonales
y provinciales, bajo una óptica y filosofía de acciones de lo local y nacional (Nivel cantonal – provincial
regional – nacional), orientadas principalmente a las buenas prácticas en la gestión integrada de riesgos
y desastres a nivel municipal.
Promover el intercambio de experiencias, que permitirán aplicar las lecciones aprendidas en
el tema de la Gestión Integral de Riesgos y Desastres a nivel Municipal, adoptar insumos para la
definición de acciones futuras, la coordinación y la réplica de mejores prácticas con una proyección
prospectiva a largo plazo (veinte y cinco años), y el fortalecimiento del rol de las instituciones
nacionales de respuesta.
Proyectar medidas concretas para dar seguimiento a aquellos eventos adversos que son recurrentes
a lo largo de todo el territorio nacional, mediante grupos de trabajo permanentes, formación de redes,
instrumentos para la Gestión Integrada de Riesgos de Desastres (GIRD), de adecuada planificación
de prevención y una atención respuesta oportuna; así como el empoderamiento de los ciudadanos y
las autoridades frente a la gestión de riesgo a través del intercambio de experiencias y aprendizaje para
una apropiada ejecución de Planes de Emergencias y de Contingencia. Así como el establecimiento
de aquellos instrumentos, acciones y prioridades que tengan potencial de réplica inmediata a nivel
119
Riesgos y Desastres
Mediante este contexto, promover una cultura de prevención concatenada, integrada íntimamente
interrelacionada y fusionada con los programas, planes y proyectos de desarrollo, la variable riesgo.
Mediante el fortalecimiento de los actores nacionales para reducir y prevenir los riesgos en los cantones
más vulnerables del país, con nuevos instrumentos y capacidades para el análisis de las amenazas
naturales locales, mediante los cuales los Municipios (COEC) podrán planificar su desarrollo con una
visión y enfoque de Gestión de Riesgos. La variable riesgo en todos los programas, planes Y proyectos
de desarrollo.
Nuestro territorio nacional en todo su contexto y extensión está regularmente afectado por
desastres naturales recurrentes (ejemplo, la temporada lluviosa o invierno), o cíclicos (erupciones
volcánicas), que provocan grandes pérdidas de vidas humanas, la destrucción de infraestructura y
el deterioro de los medios de subsistencia. Este hecho pone en peligro el desarrollo e incrementa la
pobreza.
En las últimas tres décadas grandes zonas fueron debastadas sucesivamente ya sea por el
fenómeno “El Niño” (1982-1983; 1997-1998). Erupciones volcánicas de los volcanes Tungurahua
(1999-2014 con interrupciones menores); Reventador (2002 - 2014 con interrupciones grandes);
Guagua Pichincha (1999-2000); y, sismos de diferente magnitud, como el terremoto de 1987 que
ocasionó millonarias pérdidas a la industria petrolera y productiva. Sugiriendo el requerimiento
de un programa nacional para la prevención y alerta temprana de desastres naturales que tenga
entre sus líneas de acción estratégicas la promoción y fijación de una cultura de prevención y el
fortalecimiento de capacidades técnicas y científicas para el análisis de riesgo y la aplicación de
una gestión integral.
• Formación de capacidades locales para el análisis de amenazas y riesgo con la producción y adopción
de instrumentos (mapas de riesgo, mapas de amenazas, estudios; planes; ordenamiento territorial).
• Sensibilización para la inserción del enfoque de gestión de riesgos en los procesos de planificación
municipal y dotación de herramientas técnicas (guías, pulsores de Chequeo), como base de los
procesos de desarrollo municipal.
• Formación de especialistas locales y nacionales en análisis de amenazas naturales y gestión integral
de riesgos.
• Estandarización e institucionalización de conceptos, criterios, leyendas y metodologías, para la elab-
oración de mapas de riesgo y amenazas.
• Promoción de alianzas, coordinaciones y sinergias.
• Promoción de una cultura de gestión integral de riesgos y desastres y fortalecimiento de actores.
120
Capítulo II
121
Riesgos y Desastres
La Sala de Operaciones del COE, entrega informes periódicos al Centro de Comando, con el
propósito de adelantar la gestión de recursos y elementos para la atención de la emergencia.
122
Capítulo II
Fig. 2.67, La Clasificación de Víctimas (triage) considerada como el procedimiento para identificar las personas afectadas que requieren una atención
priotaria y cuentan con mayor probabilidad de supervivencia, es aplicable en condiciones de emergencia o desastre dada la magnitud de heridos que
supera los recursos disponibles, buscando hacer una evaluación rápida de muchos afectados. Uno de los sistemas de clasificación más utilizados es el
sistema START que se presenta en el gráfico. De blog.utp.edu.co
123
Riesgos y Desastres
Debe ser conformado por autoridades operativas de las diferentes instituciones presentes en la
zona de impacto.
Se dispondrá de un Puesto de Mando Unificado en la zona de impacto, que coordina sus acciones
con el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y se encargue de enlazar las labores con Centros
de Atención y Clasificación de heridos (TRIAGE), Puestos de Avanzada e instituciones hospitalarias
encargadas en atender el desastre.
Las funciones incluirán:
• Evaluar la magnitud del desastre, para notificar al Centro de Operaciones de Emergencia (COE) las
necesidades de asistencia inmediata.
• Cumplir en forma inmediata el Plan de Actividades o Plan de Acción y la distribución del trabajo
según el tipo de desastre y las responsabilidades institucionales.
• Evaluar diariamente las necesidades de las Brigadas de primer contacto así como de los grupos de
rescate y salvamento, presentando un informe sobre las actividades desarrolladas.
• Adoptar y transmitir las órdenes necesarias para coordinar su acción dentro de la “Cadena de
socorro”.
• Coordinar las actividades administrativas y racionalizar los recursos disponibles.
• Canalizar la información inicial para la comunidad y los medios de comunicación a través de una
central de radiocomunicación y en coordinación con el Centro de Operaciones de Emergencia
(COE).
• Elaborar y dejar un informe escrito sobre las acciones ejecutadas en la fase de impacto.
• Levantar el Puesto de Mando (PMU), cuando se considere que las acciones en la zona de impacto
han terminado.
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Riesgos y Desastres
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126
Capítulo
III
Geoinformática y Geoportales
3. Introducción
Los Sistemas de Información Geográfico (SIG) son herramientas que permiten el entendimien-
to del mundo y las complejas relaciones que existen entre sus elementos. Tiene que entenderse que
esta representación es una abstracción del entorno geográfico, pudiendo afirmarse que un SIG en
“un mapa inteligente”. Mapa, por que se representa los diferentes objetos espaciales en una forma
adecuada geométrica, temática y cartográficamente, pero con inteligencia, ya que permite responder
diferentes preguntas muy complejas de los usuarios sobre el entorno geográfico en que se desenvuelve.
Una clave de los SIG es que trabajan con datos georeferenciados, es decir cualquier elemento,
dato o información puede ser colocado en un sistema de coordenadas sobre la superficie terrestre. Es
así que prácticamente el 80% de la información existente puede ser georeferenciada (Bernabé, 2008).
Al trabajar con datos georeferenciados, es claro que todo aspecto sobre la superficie puede ser
ubicado espacialmente en un SIG. Del grupo de datos espaciales están los relacionados con los eventos
naturales que ponen en riesgo las infraestructuras o a la población, conocidos como riesgos naturales.
Es así que nuestro SIG debería responder preguntas como ¿dónde ocurren? ¿a quiénes afectan? ¿cómo
valorar los daños producidos? o ¿cómo predecirlos? , además de plantear ¿cómo usar al SIG para pre-
venir daños en la población?
Es importante detallar algunas características de los SIG:
•• La capacidad de las SIG para integrar y homogeneizar información geográfica procedente de di-
versas fuentes.
•• La utilización de la capacidad de modelamiento para tratar de predecir eventos o calcular la prob-
abilidad de ocurrencia.
En el Ecuador algunos fenómenos son los más recurrentes ocasionando la mayor cantidad de
pérdidas humanas, siendo los deslizamientos, el que mayor impacto causa, siendo tsunamis y erup-
ciones volcánicas los de mayor impacto o que más llaman la atención de la población (Toulkeridis,
2012). Por lo que se han planteado diferentes técnicas para tratar de estudiar estos fenómenos, como
las siguientes técnicas que serán tratadas en este capítulo:
•• Lógica fuzzy y modelamiento de variables espaciales para cálculo de probabilidad.
•• Modelos de accesibilidad y de evacuación.
Con estas técnicas se van a tomar dos estudios caso:
•• Calculo, análisis y representación de tiempos de evacuación en el Valle de los Chillos frente a una
eventual erupción del volcán Cotopaxi, 2008
•• Análisis y modelamiento de susceptibilidad a deslizamientos mediante SIG y geoestadística en las
parroquias de Papallacta y Cuyuja, cantón Quijos, 2010
3.1.1 Antecedentes
El Ecuador se encuentra en una zona de gran actividad volcánica, es así que se le conoce como
la avenida de los volcanes, por lo que a lo largo de la historia se han producido eventos de diversa
magnitud, resultado del fenómeno de subducción entre las placas de Nazca y la de América del Sur.
Se puede decir que el Ecuador es el paraíso de los estudiosos de los volcanes, ya que posee 255 de
los cuales 26 son potencialmente activos (Hall Minard, 1977). En el Ecuador, el Cotopaxi, el volcán
activo más alto del mundo, con una altura de 5997 msnm y con un volumen estimado de glaciar de
698606380 metros cúbicos (≈0.6 Km3) (Jordan Ekkehard et al., 2004); es uno de los más peligrosos
debido a la presencia precisamente del casquete glaciar que en caso de producirse una erupción, como
ha ocurrido antes, generará una serie de flujos de lodo o lahares alrededor del cráter siguiendo el cur-
128
Capítulo III
129
Geoinformática y Geoportales
so de los drenajes de los ríos Pita, San Pedro, Guayllabamba, Esmeraldas, Cutuchi, Patate, Pastaza,
Tambo, Verdeyacu, Jatunyacu y Napo, abarcando importantes zonas agrícolas, industriales y ciudades
como Latacunga, Sangolquí y San Rafael.
El zona de estudio está localizada en el Valle de los Chillos, en la Provincia de Pichincha, Distrito
Metropolitano de Quito (parroquias Píntag y Alangasí), y Cantón Rumiñahui (parroquia Sangolquí),
población Sangolquí y San Rafael. (Fig. 6.3).
a. Redes, Una red es un sistema de elementos interconectados por segmentos lineales con-
tinuos. (Fig. 4.2), básicamente estos son elementos comunes a todas las redes. Además cada
arco tiene características adicionales como es la dirección o sentido de circulación
, el valor de impedancia (resistencia al movimiento o circulación, conocida también como fricción), éste
valor puede ser calculado como distancia, tiempo de circulación, número de individuos que pueden
circular en un tiempo determinado, costos (económicos, ambientales, etc.) entre otras.
b. Análisis de Accesibilidad y Localización, En función del problema de distancia mínima
se pueden plantear indicadores que reflejen la accesibilidad de una red. Estos indicadores pueden
dar una idea global del estado de una red y de cuales son sus condiciones enmarcadas en el entorno
geográfico. Es así que puede dar como ejemplo cuales son las condiciones de accesibilidad de toda
España y reflejar qué zonas son las mejor servidas en cuestión de vialidad y cuales son las más aisladas.
Fig. 3.3, Zona de Estudio, flujo del lahar, Sangolquí, Selva Alegre y San Rafael en el Valle de los Chillos. Oswaldo Padilla
130
Capítulo III
Cuando se habla de accesibilidad y localización se persigue dar una descripción de cómo una
determinada actividad humana fluye sobre un entorno espacial hacia cada uno de los sitios de interés
(Bosque y Moreno, 2004). En este sentido se han planteado muchos problemas de este tipo relaciona-
dos con actividades cotidianas y comunes en cualquier situación, en donde se ha estudiado el despla-
zamiento de la población a instalaciones de uso público. Estos tópicos se explican más extensamente
en el libro publicado por los Doctores Bosque Sendra y Moreno Jiménez (2004).
En este estudio se plantea una problemática diferente, que puede ser afrontada con los principios
fundamentales de localización. Básicamente se trata de un grupo poblacional, que se desplazara a de-
terminados puntos en caso de producirse un lahar, obligando a una evacuación de la zona a través de
una red vial. Se ve que estos elementos coinciden con los componentes de problemas de localización
más comúnmente tratados.
Para la formulación del análisis se partió de la cartografía desarrollada en el SIG, de documentos
técnicos y de información del estado de actividad del volcán que permiten redactar todos los aspectos
explicativos de las operaciones del sistema. El área del proyecto se indica en el Mapa 4.1.
La cobertura de MANZANAS se trata del área urbana de la ciudad de Sangolquí y San Rafael,
que corresponden a zonas de densidad poblacional alta de 57.4 residencias por hectárea con una me-
dia de 4 personas por familia (Murria Sharon, 1998)
Para el análisis inicial se tomó el área que corresponde al flujo de lodo sobre la zona de San-
golquí-San Rafael (Fig. 4.3), dicho mapa fue obtenido del estudio realizado por la Escuela Politécnica
del Ejército (ESPE), a través del Vicerrectorado de Investigaciones y recopilado en diferentes proyectos
de fin de carrera en la Facultad de Ingeniería Geográfica y del Medio Ambiente (FIGMA).
La población involucrada en esta zona debe ser evacuada en caso de producirse el fenómeno;
con este criterio se tomó una distancia de seguridad para los habitantes de 50m en la periferia del flujo,
lo que significa en un margen necesario en el que la población debe movilizarse fuera de este sector. Es
131
Geoinformática y Geoportales
decir se tomó las áreas de inundación y flujo de lodo unificándolas en un solo polígono con un buffer
de 50m alrededor llamándole Zona de Seguridad (ZDS). Los 50 metros se decidió tomando como
elemento que da un margen de seguridad que permitiría a cualquier persona alejarse de esta área. Se
decidió en función de criterios de seguridad adoptados de experiencias previas. (fig. 4.3).
Para el análisis es importante definir tres elementos para el cálculo de tiempos de evacuación:
puntos de seguridad, puntos de evacuación y ejes viales. Tomando la red vial se hizo intersección de
los ejes viales con la ZDS. Cada uno de los puntos que están al extremo de los ejes viales y en el borde
de la ZDS son los Puntos de Seguridad (PDS).
Con estos tres elementos PDS, PDE y Ejes Viales se calculó las distancias entre cada uno de los
puntos de origen (PDE) a cada punto de llegada (PDS). Este problema puede tener algunas posibili-
dades de solución, la más simple tomando en cuenta las distancias de cada uno de los arcos entre los
dos puntos. Es este estudio se tomó en cuenta como impedancia el valor multiplicado por la distancia
de cada uno de esos segmentos. Los valores de impedancia en cada una de las vías fueron asignados
fundamentalmente con los tiempos de circulación vehicular en horas pico. Las posibilidades pueden
variar sólo dependiendo del tipo de problema que se plantea resolver. La solución se podría expresar
en la siguiente ecuación:
Dc = DistMin ij (Σdijk*Iijk)
Donde:
Dc Solución o camino más corto
DistMin ij Función de selección del valor mínimo entre los puntos i y j
dijk distancia de cada uno de los arcos de la red k
Iijk valor de impedancia de cada arco de la red
Fig. 3.5, Tiempos de Arribo de Primera Onda del Lahar (Variable continua de tiempo). Oswaldo Padilla
132
Capítulo III
Fig. 3.6, Flujo de Lodo en caso de producirse una Erupción del Volcán Cotopaxi. Oswaldo Padilla
Esta base de datos de puntos sirvió para generar el Mapa de Tiempos evacuación, el cual se
cálculo mediante el modelo de interpolación del inverso de la distancia (IDW), que en este caso da me-
jores resultados debido a que la variable que se necesita calcular debe tener una continuidad espacial
o en esta caso temporal, obteniéndose el Mapa de Tiempos de evacuación (fig. 4.3, 4.5, 4.6).
Con los mapas de Tiempos de evacuación y el de Tiempos de Llegada de la Primera Onda se
obtuvo un mapa de diferencias de tiempos entre ambos. Todos los valores positivos indican zonas en
la que los tiempos de evacuación son mayores a los tiempos de llegada de la primera onda (aún no se
toma en cuenta el tiempo de aviso de la primera onda, sistema de alerta temprana). En el Mapa 6.6 se
muestran las diferencias de tiempos, en el que están indicados sólo las zonas en la que los valores son
positivos (áreas en conflicto) aunque debería tomarse un margen mayor considerando las áreas donde
los valores se acercan a 0 (cero).
Para poder representar diferentes variables en un mismo espacio vectorial es necesario que se
encuentren sobre el mismo plano (variables temáticas) o las mismas unidades (alturas). En este caso
se buscaba representar en un espacio tridimensional básicamente dos tipos de variables diferentes:
tiempo y alturas. Es claro que ambas se encuentran en escalas y unidades diferentes. Una solución
simple de representación resultó en normalizar las variables (Gómez y Barredo, 2005). Esto permitió
representar en una misma vista las variables de tiempo (minutos) y elevación (msnm).
c. Resultados, Dentro del área que cubre el flujo, se puede ver claramente la zona comprometida en
la que principalmente se encuentra áreas urbanas y sitios de conglomerado poblacional como escuelas,
colegios, fábricas, iglesias, el campus Politécnico de la ESPE, entre otros. Estos puntos se obtuvieron
seleccionando mediante intersección de la cobertura de puntos de instalaciones públicas y la zona de
evacuación.
Además se debe tener en cuenta que en el área viven aproximadamente 65.000 habitantes (según
el Instituto Nacional de Estadística y Censos, VI Censo de Población y V de Vivienda) por lo que se
debe tomar como un parámetro más importante en el momento de modelar una posible evacuación.
133
Geoinformática y Geoportales
Una primera prueba del modelo, en la que se toma en cuenta sólo la distancia sin ningún tipo de valor
de impedancia se muestra en el Mapa 4.4. Al hacer uso de las utilidades de visualización en 3D, se
trató de contrastar los datos obtenidos, tiempos de evacuación, con los tiempos de llegada de la pri-
mera del flujo de lodo. En la Vista 3D 1 se aprecia el modelo digital del terreno con el flujo de lodo
superpuesto sobre éste. En la Tabla 4.2 se muestra el DTM con el flujo de lodo desplegado como una
variable tridimensional en el que las alturas corresponden a los tiempos de evacuación y los resultados
obtenidos. Posteriormente se modificaron los valores de impedancia de la capa de ejes viales tomando
en cuenta los valores de circulación en horas picos, tratando de simular una condición de movilización
ordenada pero con las condiciones de evacuación de toda la población comprometida. Es interesante
observar que los rangos de tiempos se incrementan llegando en algunas zonas a obtenerse valores su-
periores a 42 minutos (fig. 4.6, 4.7)
Se realizó la diferencia entre las variables de tiempo de llegada de la primera onda y la de ti-
empos de evacuación. El resultado se puede ver en el Mapa 6.6. Se calculó el área de los polígonos
obtenidos, previa vectorización de las áreas, utilizando los datos de Sharon Murria (1998) se calculó un
estimado de la población que se vería afectada en cada uno de estos polígonos identificados mediante
el término ID en la Tabla 4.5:
De la tabla indicada y del análisis del Mapa obtenido se pueden encontrar un área extremada-
mente crítica, que se muestra en la Mapa 4.6.
Se pueden hacer algunas observaciones de la zona comprometida:
•• Esta área corresponde a zonas urbanas altamente pobladas, y como se puede ver en los datos de la
anterior tabla 4.2, afecta aproximadamente a más de 29000 personas. Además de las zonas residen-
ciales, se encuentran zonas comerciales importantes, tres centros comerciales: el Mall del Río, Plaza
del Valle y el más grande del Ecuador, el Hacienda San Luis.
134
Capítulo III
Tabla 3.1, Cálculo aproximado del número de habitantes afectados. Oswaldo Padilla
Tabla 3.2, Prueba del modelo. Nota: Para la representación de datos como tiempo y altura fue necesario normalizar los datos para poder ser desplegados
en la misma vista 3D. Oswaldo Padilla
135
Geoinformática y Geoportales
•• El estudio de análisis de redes para cuestiones de prevención de riesgo en caso de producirse cual-
quier tipo de desastre natural es nuevo pero representa un potencial que debe tomarse en cuenta.
Aunado a otras técnicas de procesamiento geoinformático, tiene un gran futuro.
•• En cartografía se han creado diversas formas de representar la superficie terrestre y los diversos
fenómenos que ocurren sobre ella de diversas e ingeniosas formas. Estas formas de representación
son usadas primero para desplegar diversas variables temáticas así como para su interpretación y
entender como se interrelacionan en el desarrollo de un fenómeno en función de esas variables. La
representación de datos no es simplemente para desplegarlos en un papel o en la pantalla de un
Fig. 3.9, Puntos georeferenciales del peligro de como es la seguridad alrededor del Campus ESPPE. Oswaldo Padilla
136
Capítulo III
computador, principalmente es visualizar y dar una solución a un problema espacial, para tomar
una decisión.
•• El uso de herramientas de simulación es una alternativa a simulaciones de evacuación reales con
población, que permite crear diferentes situaciones, identificar problemas y dar soluciones, siendo
finalmente una alternativa mucho más viable y económica, que no provoca situaciones de estrés en
la población asociados a simulaciones reales.
•• Lo fundamental para crear un modelo lo más real de una red consiste en entender la relación entre
las características de los sistemas físicos de la red y la representación espacial de esas características
al lado de los elementos del modelo de la red. La eficacia y la validez del modelo dependerán de
cómo la red se puede acoplar en la forma más exacta posible para emparejar la red verdadera al
modelo que representa.
•• El presente trabajo pretende ser un apoyo a la gestión de los planes de evacuación que se den en la
zona en cuestión. Los SIG son una gran herramienta de apoyo; por ejemplo, en el caso particular
del proyecto se ha podido localizar graves problemas al producirse un evento como una erupción
volcánica. Pero esto es lo que prácticamente enriquece el uso de herramientas geoinformáticas, el de
tomar una decisión clara y concisa con el apoyo técnico y fundamentado de los SIG, pero más que
todo está orientado a preservar los bienes de los habitantes y lo más importante su vida.
•• Posteriormente seria recomendable, en una segunda fase del proyecto, determinar los valores de
población movilizada a cada punto y de éstos a los sitios de albergue para así determinar la capaci-
dad de acogida y los recursos necesarios para mantener a la población en lo que se estima sería un
periodo de no más de 48 horas, hasta su evacuación.
137
Geoinformática y Geoportales
3.2.1 Antecedentes
Durante los últimos años el estudio de los deslizamientos han cobrado mayor importancia,
puesto que son considerados como uno de los peligros geológicos que generan grandes pérdidas,
tanto humanas como de bienes, (Toulkeridis, 2008) realizándose modelos probabilísticos de de-
slizamientos en varias zonas de estudio, sin embargo en muchos casos, sobre el modelamiento de
deslizamientos existen nuevos modelos que han sido realizados sin una adecuada validación, y su
comportamiento con nuevos datos.
138
Capítulo III
•• Imagen satelital landsat7 (ETM+), correspondiente a la zona P10-R60, de 1999 y 2001. Adquiridas
de forma gratuita de la página de ESDI (Earth Science Data Interface) at the Global Land Cover
Facility
Se dividió al terreno mediante una grilla de 5000x5000 metros (Fig. 4.10); con la ayuda de las
fotografías aéreas fueron localizadas zonas visibles, susceptibles a deslizamientos en cada zona marca-
da por la grilla; abarcando sitios propensos donde pueda producirse eventos de movimientos de masa.
Con estos antecedentes, se estableció puntos en el terreno susceptibles a deslizamientos, para luego ser
comprobados mediante salidas de campo.
Para determinar las variables que intervienen en el análisis, se tomó en cuenta eventos históricos,
criterios técnicos, zona de estudio, y la disponibilidad de información; obteniendo datos que permitan
analizar de la mejor forma la susceptibilidad del terreno a deslizamientos.
Analizando únicamente la intervención de cada variable, en el análisis de susceptibilidad, se
obtuvo las siguientes variables, permitiendo conocer cómo afecta cada una de ellas al análisis.
139
Geoinformática y Geoportales
Fig. 3.10, Segundo análsis tomando el 95% de los datos. Oswaldo Padilla
140
Capítulo III
Fig. 3.11, Modelo Fuzzy con el 60 percentil y 80 percentil. Analizando el 95 % de los datos. Oswaldo Padilla
141
Geoinformática y Geoportales
•• Regresión, Se utilizó la regresión múltiple que es una extensión de la regresión lineal basándose
en la ecuación:
Y = 0.577 - .263154E-03 * BF3 - 0.019 * BF6 + 0.012 * BF8 + 0.007 * BF10 - 0.590 *
BF14;
•• Análisis Fuzzy, La lógica difusa puede usarse para explicar el mundo real, puesto que sigue el
comportamiento humano de razonar, sacando conclusiones a partir de hechos observados; esto
incluye sistemas lógicos que admiten varios valores de verdad posibles, permitiendo representar de
forma matemática conceptos o conjuntos imprecisos. Basándose en la curva seno cuadrado como
función de pertenencia; se tiene varios casos posibles, con sus correspondientes funciones de pert-
enencia, a las cuales las variables pueden ajustarse. Esta metodología se basa en el análisis y selec-
ción del caso particular de cada variable que interactúa con el fenómeno o evento (“Fundamento
Teórico para Modelización de Variables Mediante Operadores Difusos”, Padilla, Oswaldo - 2008).
Para esto se analiza dos posibles casos, que dependerá según el comportamiento de la variable en el
fenómeno a estudiar.
Primer análisis
Se lo realiza tomando los puntos de inflexión de la curva seno2, utilizando en estos puntos un 60 y 80
percentil de los datos de la variable, dividiendo a la curva seno2 en dos secciones (Fig. 4.11):
A à valor mínimo de los datos obtenidos de cada variable.
B à valor del percentil de cada variable.
C à valor máximo de los datos obtenidos de cada variable.
Segundo análisis
Se toma como base el primer análisis, pero aumentando un punto en la curva seno2 que represen-
ta tomar el 95% de los datos de la variable a ser estudiada, para esto se obtiene el valor de α de la
ecuación seno2(α) = 0.05
A à valor mínimo de los datos obtenidos de cada variable.
B à valor del percentil de cada variable.
C à valor máximo de los datos obtenidos de cada variable.
D à valor correspondiente al 95% de los datos a ser modelados.
• Análisis de modelos, De acuerdo al análisis estadístico se puede observar que los modelos 3 y 4,
se adaptan mejor a la realidad del terreno representando los modelos fuzzy una mejor alternativa
para analizar fenómenos naturales.
142
Capítulo III
Al realizar la prueba de hipótesis (fisher) se puede observar que todos los modelos de acuerdo
a las variables utilizadas representan el fenómeno de deslizamientos, pero cada uno a su manera, se
puede evidenciar que la hipótesis nula es aceptada, es decir que la variabilidad de los modelos se ase-
meja a la probabilidad de ocurrencia del fenómeno de deslizamientos.
3.2.6 Conclusiones
•• Los modelos Fuzzy se asemejan de mejor forma a la realidad del terreno, mostrando zonas suscep-
tibles a movimientos de masa en los sectores de las vías, esto se debe a la intervención antrópica,
que causa inestabilidad de taludes y pérdida de la cobertura vegetal. Como se puede observar en la
fotografía, en la vía Papallacta-Baeza cerca al sector sur-este de la laguna Papallacta, la inestabilidad
del talud es evidente, poniendo en peligro la torre eléctrica que se puede observar en la esquina su-
perior derecha, lo que afectaría la línea eléctrica del sector, poniendo en riesgo el transito y personas
que circulan por el lugar.
•• El modelo realizado en MARS, muestra de mejor forma la geología de la zona, en estudios poste-
riores se puede comprobar si utilizando la misma metodología, y el mismo número de puntos, en
otro sector de la cordillera, da los mismos resultados, obteniendo así un mapa geológico preliminar,
como ayuda de campo
•• Los modelos Fuzzy, muestran el comportamiento de todas las variables con relación a la ocurrencia
del fenómeno de deslizamientos, mostrando resultados más confiables, tanto matemáticamente (me-
diante las pruebas estadísticas), como ciertos sectores que fueron verificados en campo
•• La metodología Fuzzy se presenta como una técnica alternativa y más eficiente en el modelamiento
de deslizamientos de la zona estudiada
3.3 Geoportales
2.3.1 Introducción
“Todo ocurre en algún sitio”. Con esta tautología comienza el informe de las Naciones Unidas
(UN-GGIM, 2013) que trata de predecir las tendencias de la información geoespacial en los próximos
5-10 años. Y no es vacua esa evidencia. También hace veinte años las cosas ocurrían en algún lugar;
lo nuevo es que hoy “todo ocurre en algún sitio y es susceptible de ser registrado”.
La importancia de la afirmación estriba en la capacidad actual para almacenar los fenómenos
añadiéndoles su ubicación.
Hoy se habla del “Internet de las cosas” (1) en el que los objetos generan datos que informan de su
estado al usuario. Incluso a veces, como en el caso de los portadores de teléfonos celulares, los datos
se proporcionan de manera involuntaria. No hace falta mucha imaginación para darse cuenta de la
magnitud de datos susceptibles de ser almacenados.
143
Geoinformática y Geoportales
La IG es la información relacionada con objetos o fenómenos que están asociados con una lo-
calización referida a la superficie de la Tierra (2) . Hasta los inicios del siglo XX, la IG se conseguía
por métodos descriptivos (historias, relatos, anotaciones) y por métodos topo-geodésicos basados en
medidas directas (cintas, cuerdas, cadenas) o métodos indirectos basados en instrumentos ópticos (te-
odolitos, brújulas, niveles, sextantes). Con esos instrumentos se realizaron los mapas nacionales, orgul-
lo de los países. La fotografía métrica terrestre y fundamentalmente su posterior perfeccionamiento en
la fotografía aérea con capacidades métricas (fotogrametría) ampliaron tanto la velocidad de captura
de datos como la precisión. La llegada de los primeros satélites artificiales en la década de los 60 del
siglo XX, no solo con sus instrumentos fotográficos y captura de imágenes, tanto en la banda del es-
pectro visible como en otras bandas no visibles (infrarroja, ultravioleta, térmica), con la tecnología que
se conoció como Detección Remota o Teledetección, la información sobre la Tierra y el acúmulo de
información disponible se multiplicó vertiginosamente potenciando el estudio de la variable tiempo
aplicada a la geoinformación. El siguiente paso cuantitativo en cuanto a la captura de IG se da con la
implantación de los sistemas de posicionamiento basados en satélites. También en mitad de los años 60
del siglo pasado, se inicia la puesta en órbita de una constelación de satélites que proporcionaban con
una gran precisión la ubicación de objetos que dispusieran de un sistema de comunicación compatible
144
Capítulo III
con esa constelación. Hoy todos los smartphones y muchos objetos que nos rodean (vehículos, sensores
de alarma, medidores de energía, etc.) pueden disponer de esa característica que han pasado a ser co-
laboradores en la captura de IG. Muchas otras tecnologías actuales de captura como los escáner tipo
LIDAR y las tecnologías relacionadas con la gestión de esa información, nos permiten disponer de una
inimaginable cantidad de IG (Plata, 2011).
Hasta hace menos de veinte años, esa información se quedaba almacenada en las instituciones
que la recogían y cuando eran compartidas con otras instituciones (si es que lo eran) era mediante
pagos o convenios. No existía una filosofía de “compartir” la información ni con los de dentro de las
fronteras ni menos con los de fuera. Se daba el caso de instituciones del mismo Estado que “no se
hablaban” y cada cual generaba su propia información con la consiguiente duplicación y a veces trip-
licación de gastos y datos (Rodríguez, 2011).
La aparición de Internet y su expansión a partir de la década de 1990, el convencimiento de que
había que compartir con los vecinos la información disponible para solucionar problemas comunes
(migraciones de aves que pueden ser vectores de enfermedades, aguas comunes, lluvias ácidas que
no saben de fronteras), y la posibilidad de compartir mediante las redes de comunicación los datos,
impulsaron la idea de compartir la información y de homogeneizar globalmente procesos y geotec-
nologías. Comenzó un proceso de establecimiento de estándares de la IG, de creación de herramientas
tecnológicas y de firmas de acuerdos políticos con objeto de hacer que la IG fuese interoperable y
fuese fácilmente compartida globalmente. La creación de estándares, gracias a la Organización ISO
por medio de la norma ISO TC211, los trabajos del Open Geospatial Consortium (OGC) en pos de
dotar de interoperabilidad a la IG para que fuese entendida por cualquier sistema cartográfico, y los
esfuerzos de Organizaciones Internacionales como GSDI a nivel global, INSPIRE en Europa, IPGH
en las Américas, pusieron los cimientos para la creación y establecimiento de lo que se conoce como
Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE o SDI en su acrónimo sajón). En el mundo de la IG, este
concepto de información distribuida y compartida ha sido un punto de inflexión para la globalización
en la toma de decisiones (Longley, 2005).
El Recetario IDE, una traducción del documento SDI CookBook, V.2 (Nebert, 2004), intenta dar
una explicación más concisa del concepto de IDE y afirma que es una “plataforma” en Internet que:
a. Incluye datos y atributos geográficos,
b. Aporta documentación suficiente sobre esos datos (metadatos),
c. Dispone de un medio para localizar, visualizar y valorar los datos (catálogos)
d. Dispone de algún método para acceder a los datos geográficos localizados.
e. Proporciona servicios para utilizar aplicaciones con los datos.
f. Exige la existencia de acuerdos organizativos necesarios para coordinarla y administrarla a escala
regional, nacional y transnacional
En la Directiva Europea INSPIRE, por la que se establece una IDE en la Comunidad Europea
(2007), se expresa en el Artículo 3 del Capítulo I (Disposiciones Generales) que se entenderá por IDE
“al conjunto de (a) metadatos, conjuntos de datos espaciales y los servicios de datos espaciales; (b) los
servicios y tecnologías de red; (c) los acuerdos sobre puesta en común, acceso y utilización; y (d) los
mecanismos, procesos y procedimientos de coordinación y seguimiento …”
145
Geoinformática y Geoportales
Así mismo se detallan los componentes que constituirán la misma, delimitando su alcance, así
como la correspondiente definición de cada uno de ellos:
a. Conjunto de datos espaciales: recopilación identificable de datos espaciales.
b. Metadatos: comprenden la información que describe los conjuntos y servicios de datos espaciales,
permitiendo localizarlos, inventariarlos y utilizarlos.
c. Servicios de datos espaciales: las operaciones que pueden realizarse a través de aplicaciones in-
formáticas sobre los datos espaciales.
d. Servicios y tecnologías de red: servicios y aplicaciones tecnológicas que permiten acceder a los datos
espaciales.
e. Acuerdos institucionales para la puesta en común, acceso y utilización de los datos espaciales.
f. Mecanismos y procedimientos de coordinación y seguimiento.
Para poder acceder de forma ubicua a la información geográfica que está almacenada en las
bases de datos gubernamentales y compartirla, debe existir un sistema de comunicación que lo permi-
ta e Internet, por su flexibilidad, resulta ser el soporte más adecuado (Capdevilla, 2004). Por su natu-
raleza, Internet proporciona a las IDE una arquitectura organizada de forma distribuida (CCE, 2009),
que garantiza el acceso del público a la IG a través de los servicios que pueden ofrecerse a través de la
red. Estos servicios (Servidores de Mapas, Servidores de Objetos, Catálogos de información Geográfi-
ca, etc.) se desarrollaron por una comunidad internacional denominada Open Geospatial Consortium
Fig. 3.12, A la izquierda la página web de entrada a un Geoportal que es como la puerta de entrada a una geoinstitución. A la derecha el escaparate o vidriera de una tienda de
cartografía. Ambas cumplen la misión de invitar a entrar para curiosear… y para comprar.
146
Capítulo III
(OGC) (3) que buscaba la incorporación del concepto “interoperabilidad” en la información geográfi-
ca pues el intercambio de esa información tenía serias dificultades debido a la ausencia de estándares.
A este respecto, se define la interoperabilidad como la habilidad de dos o más sistemas o componentes
para intercambiar información y utilizar la información intercambiada (IEEE, 2009)
La arquitectura informática que permite acceder a través de Internet a los distintos servicios
OGC, se concreta en un portal web, que al dar acceso a datos y servicios geográficos, recibe el nombre
de ‘‘Geoportal’’.
a. Servicios de localización de datos espaciales (i) y geoservicios mostrando además los metadatos tanto
de los datos como de los geoservicios (e).
b. Servicios de visualización que permita mostrar, navegar, zoom in/out, desplazarse (i) y superponer
conjuntos de datos espaciales (i) así como sus metadatos (e).
c. Servicio de acceso directo o descarga de conjuntos de datos espaciales o parte de ellos (e).
d. Servicios de transformación, que permita operar sobre los conjuntos de datos para lograr su in-
teroperabilidad (e)
e. Servicios de llamada a otros servicios de datos espaciales (e).
La página del Global Earth Observation System of Systems (GEOSS), no proporciona una
definición lexicológica de geoportal ni una especificación de los servicios mínimos que se deberían of-
recer. Éstos quedan definidos por la definición ostensiva, suministrando ejemplos de lo que el geopor-
tal se propone, lo cual siempre es incompleto:”The ‘GEOPortal’ offers a single Internet access point
for users seeking data, imagery and analytical software packages relevant to all parts of the globe. It
connects users to existing data bases and portals and provides reliable, up-to-date and user friendly
information – vital for the work of decision makers, planners and emergency managers” (7)
Este tipo de definiciones ostensivas del concepto “geoportal”, como la anterior, son comunes al
no existir una definición canónica del término. Eso es lo que hace el geoportal Terrasit de la Comuni-
dad Valenciana “Diez cosas que puedes hacer en un Geoportal” (8) o como lo hace la Red Iberoamer-
icana de infraestructuras de Información Geográfica (Red 3IGEO) (9)
El comentario (a modo de definición) que sobre el término geoportal proporciona la IDE de
España es que “La puesta en práctica de un proyecto IDE se materializa a través de un Geoportal que
ofrezca como mínimo los siguientes tres clientes: visualización (que permita la visualización de los da-
tos a través de servicios web y, opcionalmente, su consulta), localización (que posibilite la búsqueda de
147
Geoinformática y Geoportales
conjuntos de datos y servicios a través del contenido de sus metadatos) y nomenclátor (que permita la
localización en un mapa a través de un nombre geográfico)” (10)
Hay que hacer notar que en estas definiciones se habla de “información fácilmente usable” y
se afirma que es “vital para algunas profesiones como los gestores de emergencias”. Sin embargo, los
profesionales de las emergencias, que no tienen por qué ser expertos en geoinformación (bomberos,
servicios de emergencias de ayuntamientos, ambulancias y emergencias médicas, policía local), tienen
que tomar decisiones con rapidez, lo cual implica que el acceso y comprensión de los contenidos del
geoportal deben ser posibles de manera sencilla, fácil y usable. Se hace hincapié en que esta deseada
usabilidad no está presente en la mayoría de los geoportales, como más adelante se mostrará.
Aunque para (Komarkova, 2007) los usuarios de un geoportal pueden clasificarse, en función de
su nivel de destreza, en:
1. Usuarios de perfil alto, que corresponde a los especialistas en la IG que gestionan datos, analizan y
proporcionan los resultados de su trabajo a otros usuarios.
2. Usuarios de perfil medio que tienen unas necesidades de uso de la IG determinadas y alcanzables
con relativa facilidad.
3. Usuarios ocasionales, como los turistas, estudiantes etc., que utilizan ocasionalmente la IG utili-
zando funcionalidades básicas como seleccionar y visualizar una capa de datos, cambiar de escala,
ejecutar consultas simples, imprimir o guardar el mapa resultante. La mayoría de los usuarios pert-
enecen a este perfil. Esta última afirmación tiene mucho interés.
Para facilitar la exposición en nuestro caso lo simplificaremos y asumiremos que son dos los tipos
de posibles consumidores; esto además es conforme con la clasificación de usuarios de la IG de un
geoportal que se hace en One Geology Europe (OGE) (Téllez, 2009):
1. Los “usuarios SIG” (geo-expertos, geo-científicos).
2. El resto (profesionales y científicos no geo-expertos, ciudadanos curiosos, turistas, niños, estudi-
antes, etc.)
Los del primer grupo conocen lo que son las capas de información, el tipo y extensión de los
archivos, el uso recomendado, la calidad de los datos y en general los metadatos de la información; su
acción más habitual será la de buscar y localizar los datos o la información que necesita, comprobar sus
características, contactar con el propietario y adquirirlos o bajarlos a su sistema si tuvieran permiso para
ello. Otros también estarán interesados en aprovechar la ingente cantidad de datos provenientes de
distintos servidores disponible en las IDE para procesarlos, obtener nueva información, analizarlos, etc.
A los del segundo grupo no les suele importar lo que son las capas de información, ni el tipo
de archivos, ni su extensión; quiere ver un mapa, quizás ya predefinido, sobre un tema concreto y
les gustaría poder imprimirlo. Estos consumidores están acostumbrado a navegar en Google Maps u
otros globos virtuales, por lo que también quieren hacer zoom para ver una zona con más claridad o
centrarse en una zona más concreta. Tampoco saben lo que son, o no les importan en principio, los
metadatos. Suelen familiarizarse pronto con el manejo de los visores de mapas pero pocos visores les
permiten añadir capas y modificar su visualización de una manera sencilla.
En el entorno de esta publicación hablaremos de geoexpertos y no-geoexpertos.
Aunque más arriba hemos descartado la clasificación de (Komarkova, 2007), nos interesa abun-
dar en la última afirmación de su clasificación, donde afirma que “la mayoría de los usuarios pertenecen
a este perfil”. Es afirmación es interesante pues, en la mayoría de los geoportales analizados, ésta es la
población más olvidada. Eso no parece ser una opinión que importe demasiado. Incluso en (Aditya,
2007) se afirma que los geoportales deben estar orientados a conjugar el interés de los proveedores
por promocionar y diseminar sus productos de IG con la demanda de los usuarios para alcanzar esa
información, lo cual parece señalar de manera tácita a los usuarios más experimentados.
148
Capítulo III
Sin embargo, la recomendación de facilitar el uso a todos los usuarios de los geoportales está
presente tanto en la Directiva europea INSPIRE (2007) como en las legislaciones de algunos de los
países, como es el caso de España que, en su ley LISIGE (2010), apuesta para que los servicios de los
geoportales sean fáciles de utilizar por todos los usuarios. Algunos autores ya se han planteado cómo
lograr un geoportal útil y atractivo para los usuarios a los que está destinado (Manrique, 2012).
Por nuestra experiencia intuimos que sería deseable que el usuario que busca geoinformación
pudiera acceder a ésta desde un lugar único; algo así como entrar a un gran almacén en vez de ir en-
trando en pequeñas tiendas de barrio inconexas buscando lo que se quiere. La IDE nacionales como
ocurre con la IDE de España <www.idee.es>, deberían ser los “nodos” donde se reunieran y conver-
gieran las puertas de entrada a las IDE regionales, locales y temáticas. De esta manera:
a. Se evitaría deambular por diversos servidores que ofrezcan distinto tipo de información: global,
continental, regional, nacional, provincial o local.
149
Geoinformática y Geoportales
b. Se evitaría ir en busca de las IDE de las instituciones temáticas o con información especializada (cli-
matología, usos del suelo, edafología, población, etc.). Se supone que los usuarios, una vez localizado
en la IDE del país el entorno geográfico en el que hacer las búsquedas (por ejemplo la provincia de
Pichincha) y la escala que prefieren (por ejemplo a escala “de municipio”), querrían, desde esa mis-
ma IDE nacional activar las capas temáticas con la información municipal que buscan y que ésta se
superpongan a la cartografía básica de referencia. El geoportal de Magic (11) es un buen ejemplo de
facilidad de uso y ayuda paso a paso
c. Se prefiere entrar a un geoportal único (ya sea global o nacional) y que éste, de manera transparente
a los usuarios, conecte con los distintos servidores que le van acercando a la información que él so-
licita. También en este caso Google ha acostumbrado a los usuarios a llegar en pocos pasos a lo que
buscan desde una página única.
Para simplificar lo anterior, podemos afirmar que el usuario medio espera que el geoportal se
comporte como lo haría el dependiente de una librería cartográfica: “[Buenas tardes], quiero un
mapa edafológico, lo más actual posible del municipio de Sangolquí, en la provincia de Pichincha en
Ecuador”. El dependiente le sacaría el mapa que estuviera disponible (o le diría de qué dispone que
sea similar a lo que él desea) y el cliente, tras analizarlo y si se ajusta a sus necesidades, lo compraría.
De manera similar, si el dependiente no fuera un humano sino que fuera un sistema informático, se
sentiría satisfecho si en la pantalla, como respuesta a su solicitud de mapa edafológico, el sistema le
mostrara una imagen de la cartografía edafológica disponible de Sangolquí (si esta cartografía exist-
iera) o la edafológica de escala más cercana existente y una nota sobre esa carencia. El usuario querría
también hacer zoom + o zoom – hasta donde la escala del mapa o la resolución visual le permitieran,
para analizar sus características y ver si es adecuado para sus necesidades. Y lo que el usuario no quiere
es que como respuesta a su búsqueda le aparezcan en pantalla cientos de referencias que parcialmente
se ajusten a lo solicitado (mapa del municipio de Sangolquí; mapa edafológico de Ecuador; mapa del
volcán Pichincha; mapa de la Provincia de Pichincha, etc.)
Para que se cumplan los objetivos de ser accesibles a todo tipo de usuarios, el interface de entra-
da al geoportal y las operaciones necesarias para acceder a la información, deberían cumplir, como
en todo servicio de información, con los requisitos de usabilidad que se citan en la norma ISO/IEC
9241-11 Def 3.3 que define la usabilidad como el “grado en el que un producto puede ser usado por
determinados usuarios para conseguir objetivos específicos con efectividad, eficiencia y satisfacción en
un contexto de uso específico”
La Fig. 4.14 muestra, a la izquierda, el considerado portal más sencillo y visitado del mundo que
a pesar de su popularidad ha preferido la sencillez de su uso a la presunción de mostrar sus enormes
contenidos. A la derecha una recreación (absolutamente ficticia) del Portal de Google si se aplicaran
los abigarrados estándares que usan algunos geoportales IDE. ¿Gana algo el portal de Google por el
hecho de tener un escaparate como el de una tienda china de “Todo a dólar” (Fig. 4.3) en vez de esa
estética minimalista que actualmente le caracteriza?
No existe mucha literatura científica referida a la usabilidad de los geoportales. El documento
“Best practice report on geoportals” (Tellez, 2009), uno de los trabajos más completos que conocemos
sobre geoportales. En él se afirma que “la usabilidad es crucial para los usuarios no profesionales” y
dedica un epígrafe completo a la mejora de la usabilidad para los ciudadanos, analizando los problemas
que tanto usuarios profesionales como no profesionales tienen a la hora de entender la información.
Para que un geoportal cumpla las normas de usabilidad, según la norma ISO que regula esa
característica, el geoportal debería ser eficaz, eficiente y dar satisfacción al usuario. El geoportal sería
eficaz si el usuario, sea del tipo que sea, logra realizar con exactitud y exhaustividad los objetivos
150
Capítulo III
planificados (ISO 9241-11 Def. 3.2). Sería eficiente si logra los objetivos utilizando pocos recursos en
relación con la exactitud y exhaustividad (ISO/IEC 9241-11 Def 3.3) y satisfaría al usuario si éste
obtiene lo que buscaba sin molestias y con actitudes positivas (ISO/IEC 9241-11 Def 3.4). En algunos
trabajos (12) y (Téllez, 2009), se detallan aspectos de la medida de la usabilidad de un geoportal en lo
que se refiere a las búsquedas.
Ciertamente la comunidad geográfica está realizando un enorme esfuerzo para disponer de
herramientas IDE. Estas herramientas ponen el acento en su capacidad de ser un SIG distribuido (Ro-
dríguez, 2007; Tait, 2007; Bernard, 2005; Sikder, 2013), y por lo tanto, mientras no haya un interfaz
capaz de hacer que el gran público pueda actuar con ellas, (de la misma manera que hoy la mayoría
de usuarios pueden trabajar con procesadores de texto, y otros programas multimedia que no hace
mucho tiempo eran propios de profesionales muy especializados), sólo serán utilizadas por usuarios
geoexpertos. Pero no hay que olvidar que las IDE tienen vocación universal, de manera que deben
servir a todo tipo de usuarios. Progresivamente van aumentando las necesidades de IG en muchas
comunidades de usuarios que no son estrictamente geoexpertas (médicos, economistas, arquitectos,
planificadores, expertos en marketing, responsables de protección civil y otras). Para garantizar que
estos profesionales tomen decisiones adecuadas sobre el territorio, las IDE deben desarrollar interfaces
con altos grados de usabilidad, amables y fáciles de usar por ellos.
Puesto que generalmente las IDE son instaladas por informáticos con conocimientos de infor-
mación geográfica, es habitual que las IDE que se inician, no pongan su énfasis en la usabilidad sino en
garantizar el funcionamiento de los servicios y garantizando que los datos llegan a los usuarios geoexper-
tos. Esto hace que generalmente los datos sean proporcionados en un formato que no es entendible para
los no-expertos. La tecnología en sí misma no va a garantizar el éxito de los geoportales como plataformas
universales hasta que no se desarrollen sistemas expertos que proporcionen a todos los tipos de usuarios
exactamente lo que necesiten. Con el tiempo, sería deseable ver que esos Geoportales que empiezan su
andadura, lleguen a buscar, localizar y presentar la información al usuario en forma de mapas temáticos.
(Rautenbach, 2013) mediante la orquestación de los geoservicios disponibles como Servidores Web de
Mapas (WMS), Servidores Web de Objetos geográficos (WFS) y Descriptores de Capas con estilos (SLD).
En párrafos anteriores sugeríamos la necesidad de que existiera un geoportal nacional que se
encargara de ser el “nodo” de todos los geoportales del país. La ausencia de este “geoportal de geopor-
tales” hace que la proliferación de portales IDE puestos en funcionamiento por las diferentes geoin-
stituciones, se conviertan en auténticas “islas” de información geográfica sin apenas conectividad ni
comunicación entre ellas. Este aislamiento fomenta el que no haya interfaces estándares para facilitar
a diferentes usuarios de diferentes plataforma “llegar a terreno conocido” sino que deben andar de-
scubriendo las propias características de cada geoportal. El usuario se ve obligado a viajar (a veces
desesperadamente) de una IDE a otra en busca de la información deseada y a luchar contra los distin-
tos interface de la variedad de geoportales que visita. Sería deseable que el usuario acceda a la IG por
151
Geoinformática y Geoportales
la puerta o geoportal que quiera pero que llegue a una gran plaza central, un sistema de geoportales
(como hemos afirmado más arriba, promocionado por la IDE nacional de cada país) desde donde ac-
ceder a toda la información nacional casi inmediatamente. Algo similar a lo deseado en los llamados
“OneStep portal” (Bernard, 2005b), (Koerten, 2011). En caso contrario, los usuarios de geoportales,
dada la ausencia de conexiones directas y transparentes al usuario entre unos geoportales y otros, deben
salir de uno y moverse al otro en busca de datos. Estos tránsitos para los usuarios expertos pueden ser
triviales pero para los usuarios ocasionales esa falta de homogeneidad y de usabilidad puede ser crítica.
Incluso esa misma dificultad pueden sufrir los usuarios no tan ocasionales pero que se encuentran en
situaciones de urgencia para tomar las decisiones necesarias por el disparo de una alarma de riesgo.
Fig. 3.17, Distribución de espacios (%) en IDEE resultado del análisis de 6 Fig. 3.18, Distribución de espacios (%). IDE de Comunidades Autónomas
alumnos españolas (2011
152
Capítulo III
utilizó el software SUMI (Software Usability Measurement Inventory) para medir las características
de: eficiencia, reacción emocional, facilidad de uso, control y facilidad de aprendizaje. Las tareas en-
comendadas fueron:
a. Abrir el Geoportal
b. Buscar un data set mediante texto libre
c. Buscar un data set especificando categoría
d. Buscar especificando extensión geográfica
e. Buscar por texto libre + categoría
f. Buscar por texto libre + extensión geográfica
g. Buscar por categoría + extensión geográfica
h. Buscar por categoría + extensión + texto libre
i. Mostrar y quitar un WMS
j. Añadir un WMS mediante su URL
k. Ejercicios en el mapa y capas
153
Geoinformática y Geoportales
El resultado fue que sólo 2 de los 14 participantes completaron las 11 tareas. Esa conclusión nos
parece que debería dar pie a serias consideraciones. Si ni siquiera los expertos en SIG son capaces de
hacer las tareas que se supone que son para un público en general, ¿qué ocurrirá con ese público gen-
eral al que teóricamente está dirigido un geoportal? Creemos que algo está fallando en la usabilidad
del diseño de los geoportales.
A veces el usuario que entra a un geoportal en busca de información no sabe muy bien dónde
ha entrado. ¿Habrá allí lo que busca?
Los objetivos de cada IDE deberían quedar claramente evidenciados por medio de las carac-
terísticas que el propio geoportal muestra a los usuarios. Los objetivos de los propietarios o de los
responsables de los geoportales institucionales deben estar alineados, expresa o tácitamente, con los
objetivos de las IDE, esto es, fundamentalmente compartir información geográfica (datos y servicios).
Una evaluación de la página de acceso a los geoportales institucionales podría poner de manifiesto si
154
Capítulo III
Fig. 3.22, CHJ: acceso a cartografía. Archivo pdf para el no-experto y shape para el experto. Fig. 3.23, CHJ. Varios mapas a partir de un documento interactivo en formato pdf.
Fuente: http://goo.gl/nHuIhS (Recuperado el 20 de enero de 2014) Fuente: http://goo.gl/eHWI4i (Recuperado el 20 de enero de 2014)
Fig. 3.24, Visor de la IDE de Chile con capas con los servicios de emergencia activas. Fuente: http://www.geoportal.cl/Visor/ (Recuperado el 20 de
enero de 2014)
esos objetivos son alcanzados. Y, ¿concuerdan los objetivos de las IDE con lo que se alcanza a través
del geoportal? Para comprobar eso se realizó un ejercicio académico con alumnos del Programa de
Doctorado en Ingeniería Geográfica de la Universidad Politécnica de Madrid. El ejercicio consistía en
aplicar el análisis apriorístico de Nielsen (Byun, 2010) a distintas páginas de entrada de geoportales y
comprobar el resultado. Como ejemplo mostraremos el análisis realizado sobre el geoportal del año
2011 de la IDE de España (IDEE)
La Fig. 3.15 muestra, a la izquierda, la página principal del portal IDEE en el 2011. En el centro
los colores que se aplicaron sobre la web anterior en función del interés de cada espacio. A la derecha
el resultado de aplicar los colores. El resultado es una impronta cromática de la importancia que la
IDEE ha puesto en cada campo de interés. Para facilitar la lectura cuantitativa de las superficies uti-
lizadas se ha transformado esta aplicación cromática en gráfico de tarta (Fig. 3.16)
La Fig 3.16 muestra el porcentaje correspondiente a los espacios dedicados a diferentes temas en
la página principal de la IDEE. La pregunta que aparece es: ¿Corresponden esos porcentajes con los
intereses de los responsables del geoportal? Nuestra opinión es que dudamos que su interés principal
fuera la auto-promoción, pero los resultados no dejan lugar a dudas. Aunque es cierto que esta re-
spuesta cromática es subjetiva y puede variar considerablemente dependiendo del analista, en la serie
de gráficos que se muestran en la Fig. 4.6 y que corresponden al análisis de seis personas distintas sobre
155
Geoinformática y Geoportales
la misma página web de la IDEE, se observa que, dentro de la discrepancia, hay una cierta homoge-
neidad con el resultado de la Fig. 3.16.
La Fig. 3.18 muestra los porcentajes usados en las páginas principales de los geoportales de al-
gunas comunidades de España (año 2011). El código de colores y lo que representa cada sector se cor-
responden con los que se muestran en las figuras anteriores. Como se aprecia, parece que no solo en
los responsables de la IDE Nacional de España existe un gran interés por la autopromoción, sino que
este interés es generalizado en las IDE de la Comunidades Autónomas españolas que fueron objeto de
análisis, siendo en algunos casos el color verde de los datos y los servicios, mucho menos importantes
que la autopromoción.
Sería también interesante analizar si la página principal de los geoportales de las IDE de los
países de Latinoamerica (Fig. 3.19) orientan a sus usuario en el uso de la IG.
El geoportal de Bolivia (Fig. 3.20) es un ejemplo de portal sencillo que facilita el uso.
Respecto a la facilidad de uso de los contenidos de los geoportales quisiéramos incidir en el
hecho de no perder de vista las necesidades de los usuarios. En algunos casos, da la sensación de que
al responsable de los geoservicios del geoportal sólo le ha importado tener en cuenta al geoexperto o
al habilidoso en geoinformática pues le contesta “en lenguaje XML”. Por ejemplo, veamos qué ocurre
en el geoportal de la IDE de Chile que es muy completo y ofrece una importante cantidad y variedad
de IG. Vamos a ver como el hecho de que no haya páginas diferenciadas para geoexpertos y para usu-
arios ocasionales, hace que éstos no encuentren lo que buscan o no sepan utilizar lo que encuentran.
Un ejemplo de lo que espera el usuario lo podemos observar en los archivos que muestra la Con-
federación Hidrográfica del Júcar (CHJ). En la página de acceso a la cartografía, el usuario experto
tiene a su disposición un archivo shp para utilizarlo en su SIG (Fig. 3.22) y el usuario no geoexperto
Fig. 3.25, Ubicación del caserío La Peña (Chile). Fuente: http://www.wikilosrios.cl/index.php/Paillaco (Recuperado el 20 de enero de 2014)
Fig. 3.26 (a) y (b), Carteles con dirección de evacuación (Ecuador y México)
156
Capítulo III
encuentra asimismo un documento pdf que le permite visualizar la cartografía en un formato común.
Como ejemplo de un paso más allá en la usabilidad de la IG, también el usuario ocasional puede
acceder en ese mismo servidor a una cartografía interactiva (Fig. 3.27) que le permite disponer de un
mapa en su propio ordenador en el que se pueden activar y desactivar capas. No es esto tan útil como
un SIG, pero le ayuda a entender la realidad del territorio más que un simple mapa estático.
Los usuarios ocasionales no sólo deben poder utilizar los datos de las IDE nacionales (como la
capa de información topográfica, la capa de vías de comunicación, la capa de hidrografía, etc.) sino
157
Geoinformática y Geoportales
que deben acceder a los datos de otras IDE temáticas como por ejemplo, la IDE o el geoportal de las
instituciones de Protección Civil por lo que éstas deben desarrollar herramientas intuitivas que faci-
liten esta importación de datos. Esta necesidad se convierte en crítica en situaciones de emergencias.
Si observamos lo que dispone la web de la Protección Civil de España en búsqueda de cartografía,
apoyamos la afirmación (De Longueville, 2010) que dice que la incorporación de la usabilidad en los
geoportales continua siendo un reto que podría ser superado con iniciativas como la de “geoportales
basados en la comunidad”. Y por el contrario, la web del Sistema Nacional de Información para la
Gestión de Riesgos de Ecuador, aunque no opera para la prevención de riesgos, al menos muestra qué
ha pasado recientemente <http://snigr.snriesgos.gob.ec/snigr_sig/>.
No hay que esperar a que el usuario no-geoexperto aprenda a utilizar las herramientas SIG o
que aprenda a transformar los datos que le llegan en formatos para él desconocidos (XML, GML,
shp, KML,). Como ocurre en el caso de la creación de páginas web, donde el usuario apenas debe
saber nada del lenguaje HTML, se deben desarrollar herramientas sencillas para que los usuarios
generen sus propios mapas a su medida y no pierdan la confianza en los geoportales IDE. Los geo-
portales deben ser herramientas de ayuda a la toma de decisión y esta característica conduce a que
se desarrollen interfaces de usuario que no le obliguen a invertir tiempo en el aprendizaje del sistema
(Karabegovic, 2012)
La búsqueda y la localización de IG en casos de tomas de decisión en situaciones de emergencia
deberían ser fácil e inmediata. Esa información existe en las instituciones oficiales de los países. Agen-
cias cartográficas como los Institutos Geográficos Nacionales, los Catastros, las Fuerzas Armadas, los
Ministerios (Agricultura, Medioambiente, Obras Públicas, de Urbanismo, etc.), y otros Organismos
públicos, son depositarios y usuarios de IG. Si la toma de decisiones en casos de emergencias no se
toma adecuadamente no es porque no existe IG sino porque no existen herramientas adecuadas.
Vamos a describir una situación ficticia en Chile. Elegimos Chile por ser uno de los países mejor
preparados para emergencias naturales en todo Latinoamérica (13) por lo que la situación que se de-
scribe podría darse en cualquier otro país.
Imaginemos (y esto es absolutamente ficticio) que al responsable de la Comuna de Paillacó
(20.000 habitantes) situada en una región bien comunicada de Chile, le llega el aviso por parte de los
vecinos, de fuego en los bosques del caserío La Peña (Fig. 4.13), un núcleo mínimo con pocos accesos
y poco visibles en las imágenes disponibles de internet.
El país tiene una potente infraestructura para casos de emergencia: Red Nacional de Emergen-
cias (14), Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior (15), Bomberos de Chile (16),
etc. Tienes además una completísima cartografía Nacional, tanto básica como temática.
El responsable de la comuna de Paillacó, tras avisar de la contingencia a Protección Civil tiene
que tomar alguna decisión para evitar males mayores mientras llegan las ayudas. Al menos debería
tener prevista una cartografía, que facilite las decisiones urgentes hay que tomar (personas aisladas,
animales encerrados, material peligroso almacenado) y muestre los caminos que hay disponibles como
alternativas de escape. Los servicios de emergencias más cercanos se encuentran a menos de media
hora pero el acceso a la zona con establos y granjas aislados, es difícil.
El responsable de la comuna sabe que existen las páginas de emergencias de Chile y que dis-
ponen de mucha información. Lo primero que necesita, para ubicar el lugar, acotarlo y preparar los
accesos, son mapas, fotos o imágenes de satélite con precisión suficiente. Tras acceder a las páginas
de la protección civil, no encuentra la cartografía que necesita o lo que encuentra no es útil para un
no-experto en información geográfica. Necesita que haya un sitio con información sencilla de acceso
rápido. Creemos que no será fácil que lo encuentre.
En nuestra opinión, los riesgos naturales en los países andinos son tantos, tan variados y tan
peligrosos (17) que debería implementarse en las barras de herramientas de los navegadores algún tipo
de botón de alarma (Fig. 4.15) que diera acceso inmediato a un sistema de comunicación y consulta de
información personalizada para el tipo de evento en particular.
Al pulsar sobre esos iconos de peligro se debería abrir un sencillo geoportal de emergencias di-
rigido a las personas que sin geo-formación tengan que tomar decisiones de manera inmediata. Esas
personas obtendrían la información más relevante en el mismo instante en el que la solicitaran, usando
158
Capítulo III
para eso un interface simple, que en el caso de la información cartográfica podría ser de la forma que
se muestra en las Fig. 3.27 (a, b, c, d).
El requerimiento del responsable de Paillacó cyber-viajaría por diferentes organizaciones y propor-
cionaría los datos necesarios para atacar el tipo de emergencia solicitada. El Proyecto SIAPAD (Sistema
de Información Andino para la Prevención y Atención de Desastres) perseguía este objetivo (Molina,
2011)
La confianza en los servicios IDE se basa también en una alta disponibilidad de los geoportales.
Esta disponibilidad del tipo 24-7 implica altos costes de personas y dinero para garantizarla difusión
generalizada que las IDE deben disponer (Tait, 2005).
Si se pretende que las infraestructuras tecnológicas gubernamentales de seguridad ciudadana
(redes de sensores, laboratorios, observatorios), lleguen hasta el ciudadano y no sean meros éxitos tec-
nológicos, la ciudadanía debe gozar de las ventajas que los costes de esas instalaciones han generado
en la población. En el caso de las emergencias, las redes de alertas tempranas, las redes de sensores
auscultando las vibraciones de la Tierra, los laboratorios sismológicos y vulcanológicos, y otros, deben
desembocar en la creación de herramientas de alerta pública que lleguen directamente a los usuarios.
Disponer de una IDE de la protección civil sería una buena solución.
Nos preguntamos, por ejemplo, si es útil, que ante el riesgo cierto de una erupción volcánica del
Cotopaxi que arrase la población, los responsables de la protección civil coloquen letreros en las carret-
eras principales indicando hacia dónde huir. ¿Van a recordar los ciudadanos en el momento de la crisis
dónde hay letreros? ¿Los planos de salidas de emergencia situados en los edificios públicos, valen para
algo más que para cumplir con la legislación? ¿Quién se para a leerlos en situaciones de emergencia?
¿No sería mejor una línea roja flechada continua pintada a lo largo de todas las paredes con la palabra
“Salida”?
Nos parece que es necesario el desarrollo y puesta en marcha de geoservicios basados en lo-
calización conformes con OGC (Fasihi, 2010), (Tramutoli, 2012), (Cannata, 2013) que ofrezcan al
ciudadano información personalizada en función del lugar en que él se encuentre en ese momento. El
sistema de alertas en colaboración con un geoportal, podría enviar SMS proporcionado información
sobre lo que debe hacer cada persona en una situación de riesgo, en función del lugar en que se en-
cuentre. Esta solución nos parece mejor que sembrar las carreteras de carteles que quedarán saturadas
y serán trampas mortales con reducidas posibilidades de escape.
3.9 Conclusiones
Como se menciona en la introducción “Todo ocurre en algún sitio”, es decir todo es georreferencia-
ble, por lo tanto podemos afirmar que la IG está presente en la toma de decisiones en distintos ámbitos
y en la vida cotidiana. La IG comenzó a tener mayor importancia en la medida que el acceso a ella
resultaba cada vez más fácil, a través de un medio que, poco a poco, se encuentra al alcance de la po-
blación: Internet. En este contexto, las IDE representa el nuevo paradigma de acceso a la IG a través
de los denominados geoportales. Sin embargo, no resulta suficiente porque los geoportales no suelen
estar diseñados para los distintos tipos de usuarios.
En general, el diseño de los geoportal no conduce de forma amable a la búsqueda, visualización
y acceso a la IG que más se ajuste a las necesidades del usuario. Eso es hoy todavía un desafío en el
diseño de geoportales. A pesar de los años transcurridos, las palabras de (Tait, 2005) siguen siendo
actuales en el diseño de geoportales “la usabilidad permanece como un reto”
Un buen número de los geoportales IDE existentes, no disponen de esa facilidad de uso. Varías
preguntas aparecen aquí:
¿Qué quiere ofrecer el responsable de un Geoportal IDE a los consumidores de IG?
¿Son fáciles de utilizar los geoportales para los usuarios?
¿Cómo satisfacer a los dos tipos de consumidores de IG (geoexpertos y no-geoexpertos) en un
portal único?
De las dos preguntas planteadas anteriormente, la primera debía tener una respuesta ajusta-
da a lo que requieren o recomiendan las organizaciones internacionales (GSDI, INSPIRE, GEOSS,
159
Geoinformática y Geoportales
IPGH, etc.) que fomentan la puesta en marcha de IDE a todos los niveles. Ese deseo puede concretarse
en “proporcionar a los interesados la información geográfica que necesiten”, y lo que quieren los usu-
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163
Capítulo (Anexo)
IV
Subsidencia
Carreón Freyre Dora C.1, Gutiérrez Calderón R.2, González Hernández M.2
Cerca Martínez M.1, Zacarías Ramírez S.2
1
Centro de Geociencias de la UNAM, Campus Juriquilla, Querétaro, México;
2
Centro de Evaluación de Riesgos Geológicos, Delegación Iztapalapa, México D.F., México
Subsidencia
4. Resumen
4.1 Introducción
El territorio de la Delegación Iztapalapa (DI) del Distrito Federal en México se encuentra afectado
por diferentes fenómenos geológicos como la subsidencia del terreno, el fracturamiento del subsuelo,
166
Capítulo (Anexo) IV
taludes inestables y de cavidades volcánicas, que afectan gran parte de la infraestructura y equipamien-
to urbano. En algunas zonas de la DI, donde los daños son continuos y extensos, se destina un monto
importante de recursos económicos en reparaciones y obras de mitigación. En la DI predomina la po-
blación con un alto nivel de marginación económica, lo que contribuye al incremento de su vulner-
abilidad social y como consecuencia del riesgo geológico. Con el fin de realizar estudios que aporten
elementos para el diseño de políticas públicas enfocadas a la mitigación del riesgo geológico, en el año
2007 se inicio la colaboración entre el Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma
de México y la Delegación Iztapalapa. Como resultado de esta cooperación surge el Centro de Evalu-
ación de Riesgos Geológicos (CERG) de la Delegación Iztapalapa, que funciona con una metodología
diseñada para atender los problemas de la delegación en materia de riesgo geológico (Carreón-Freyre
et al., 2008 y 2010; Gutiérrez-Calderón et al., 2011). El análisis de los factores que condicionan dichos
fenómenos se realiza mediante la caracterización sistemática de los materiales geológicos en cada sitio
(en superficie y en el subsuelo mediante sondeos geotécnicos y prospección geofísica), además de la vari-
ación de sus propiedades en el tiempo y en el espacio (Fig. 4.1). Se ha implementado una combinación
de diversas técnicas de estudio en campo, laboratorio, gabinete y así como la integración de una base de
datos mediante un Sistema de Información Geográfica de fácil actualización y visualización. La Misión
del CERG es "utilizar el conocimiento del medio geológico y su relación con el entorno urbano para
identificar con certidumbre los fenómenos geológicos que pueden afectar la seguridad y la calidad de
vida de la población en el territorio de la DI, así como para apoyar el diseño de medidas adecuadas para
su mitigación actual y futura". El objetivo final es establecer un diagnósticos confiables que permitan
proponer políticas de prevención efectivas (Carreón-Freyre et al., 2010).
4.2 Antecedentes
La Ciudad de México y su zona metropolitana se asientan sobre la planicie que ocuparon los an-
tiguos lagos de Texcoco, México, Chalco y Xochimilco (Vázquez-Sánchez y Jaimes-Palomera, 1989).
Fig. 4.2, Mapa de elevaciones (MDE) que muestra localización de la Delegación Iztapalapa en la Ciudad de México.
167
Subsidencia
Este sistema lacustre fue desecado artificialmente para dar paso al proceso de urbanización que inició
al final del siglo XV, mediante la construcción de obras hidráulicas que fueron hechas por los aztecas
para regular los niveles de los lagos. Posteriormente, en la época colonial, se realizaron obras de dre-
naje que redujeron el tamaño de los cuerpos de agua, con el objeto de ganar tierra que sería utilizada
para la ganadería, y cultivo. El siglo XIX se caracterizó por la expansión de la Ciudad de México, que
fue integrando los pueblos fundados desde la época prehispánica. Actualmente, la zona metropolitana
cuenta con más de 20 millones de habitantes, de los cuales, 8 millones se ubican en la Ciudad de Méx-
ico, lo que hace de esta zona una de las más densamente pobladas del mundo.
El área cubierta por la DI se encuentra dentro de la Cuenca de México (CM). La CM es una fosa
con una historia geológica compleja formada por la interacción de fallas y actividad volcánica dentro
del Cinturón Volcánico Transmexicano (CVTM) (Ferrari et al, 2005), la estratigrafía regional de la
CM ha sido estudiada con relativo detalle por numerosos autores entre los que destacan los trabajos
de Zeeavert (1953), Marsal y Mazari (1959), Mooser (1975), De Cserna et al. (1987).
Fig. 4.3, Ejemplo de afectación por problemas de subsidencia y fracturamiento del Subsuelo. Calle Pedro Aceves Colonia San Sebastián Tecoloxtitlan.
168
Capítulo (Anexo) IV
Fig. 4.4, Mapa de los edificios volcánicos principales en la DI. Se muestra la cartografía detallada del fracturamiento realizada por el equipo de trabajo del CERG.
Las elevaciones mayores en la zona, corresponden a edificios volcánicos compuestos por andes-
itas, basaltos y rocas piroclásticas de edad Plioceno-Pleistoceno de la Sierra de Santa Catarina, Cerro
de la Estrella y Peñón del Marques. El valle formado entre estructuras volcánica se encuentra relleno
de una secuencia compuesta por coladas de lava, depósitos piroclásticos (tobas y cenizas), depósitos
aluviales y lacustres con sedimentos de diferentes tipos (arenas, limos y arcillas).
Actualmente, una de las principales problemáticas en la DI es la insuficiencia en el abastecimien-
to de agua potable. Desde inicios del siglo XX, la extracción de agua por bombeo del subsuelo ha sido
la principal alternativa para dotar del recurso a la población que ha ido en ascenso.
El continuo bombeo ha provocado un desequilibrio de las condiciones hidráulicas y mecánicas
del subsuelo, lo que da origen a los procesos de subsidencia y fracturamiento, que afectan principal-
mente a las zonas lacustres y a la franja conocida geotécnicamente como “Zona de Transición” (lomas
y lacustre) afectando seriamente a las construcciones y gran parte de la infraestructura y equipamiento
urbano (Fig. 4.3).
Por otro lado, los frentes volcánicos y antiguas minas a cielo abierto de materiales de construc-
ción actualmente han sido urbanizadas y desarrollan problemas de inestabilidad de taludes que se
manifiestan como una gran variedad de mecanismos potenciales de falla. De igual manera, en las
formaciones volcánicas existen cavidades que pueden alcanzar diversas geometrías y tamaños, sobre
las que se han construido edificaciones y que representan un nivel de riesgo elevado debido a sus car-
acterísticas.
Las arcillas lacustres de la Cuenca de México han sido estudiadas con detalle desde medi-
ados del siglo pasado, debido principalmente a su heterogeneidad y a la complejidad de su com-
169
Subsidencia
portamiento mecánico (ruptura frágil en materiales plásticos, compresibles y con altos contenidos
de agua). Los primeros trabajos reportaron composiciones contrastantes para los sedimentos de
la Cuenca de México (Zeevaert, 1953; Marsal y Mazari, 1959; Mesri et al., 1976). A partir de sus
propios análisis Peralta y Fabi (1989), concluyen que la divergencia en los resultados reportados se
debe a las variaciones de la mineralogía con la profundidad y describe una compleja estratificación
micro-estructural de estos materiales y una composición microscópica semejante a un gel, similar a
un material amorfo. Desde entonces se han llevado a cabo estudios sobre la variación mineralógica
de estos materiales con la profundidad (Díaz-Rodríguez et al., 1998, Mazari-Hiriart et al., 2000).
Una revisión de los resultados de la composición mineralógica de la fracción arcillosa reportados
por diferentes autores es presentada por Carreón-Freyre et al. (2006). Se ha documentado que en
secuencias sedimentarias como la de la (CM), en donde la actividad volcánica es reciente y contem-
poránea a la deposición del relleno sedimentario, la rápida alteración de ceniza volcánica y pumicita
genera suelos ricos en alofano e imogolita, minerales arcillosos de bajo orden similares a geles (Car-
reón-Freyre et al., 1998).
Existe una intima relación entre la mineralogía de los materiales arcillosos y sus propiedades
mecánicas, las cuales dependen principalmente del contenido de agua y están directamente relacio-
nadas con su baja permeabilidad. Se ha estudiado la influencia de la mineralogía en la plasticidad,
compresibilidad y resistencia de los materiales arcillosos (Mesri et al., 1976; Díaz-Rodríguez y San-
tamarina, 2001). Actualmente se reconoce que, así como la mineralogía obedece a variaciones en las
condiciones climáticas y de depósito, la variación del comportamiento mecánico en una secuencia
arcillosa obedece además a la búsqueda de equilibrio del sistema ante la influencia antropogénica.
Sin embargo, existen pocos estudios que relacionen las condiciones geológicas con las variaciones
mineralógicas, hidráulicas y mecánicas de secuencias arcillosas lacustres (Carreón-Freyre, 2005), y
por lo tanto se conoce poco sobre la respuesta de estos sistemas y los mecanismos de propagación de
la deformación y generación de fracturas. Es por esto que la colaboración con la DI es también de
gran interés académico.
170
Capítulo (Anexo) IV
erenciando las estratigrafía en la zona del lago, la zona de transición, y la zona de lomas. De acuerdo
a esta propuesta y a la geología que puede observarse en superficie en la DI, su territorio comprende
estas tres zonas. La zona del lago se encuentra representada por secuencias arcillosas, limos y arenas
con diferentes grados de cementación y consolidación, además de depósitos piroclásticos y lavas inter-
caladas. La zona de Lomas que incluye el Cerro de la Estrella, la Sierra de Santa Catarina y el Peñón
del Marques. Finalmente, las zonas de transición se localizan en los flancos de Peñón del Marques y
del Cerro de la Estrella, así como en la zona de piedemonte al Norte de la Sierra de Santa Catarina.
El avance en la cartografía en el DI hasta febrero del 2014 muestra que existen zonas donde se
concentra el hundimiento y las fracturas. Casi todas las fracturas muestran trazas lineales alrededor
del borde de la Sierra de Santa Catarina y del Peñón del Marques. Las fracturas presentan direcciones
preferenciales NE-SW y NW-SE. La similitud entre los rasgos de la Sierra de Santa Catarina y las
variaciones en la dirección que presentan las fracturas sugieren que el fenómeno en la escala regional
se encuentra asociado a la línea de costa del antiguo lago y los contactos entre lavas sepultadas y/o
depósitos piroclásticos (Flujos piroclásticos de escoria, deposito de caída y oleadas piroclásticas) con
los sedimentos lacustres (arcillas y limos). Estos contactos son planos de debilidad que determinan la
propagación del fracturamiento en superficie desplazamientos verticales (Fig. 4.5).
De manera general se pueden definir cuatro condiciones de generación y propagación de frac-
turas que requieren medidas de mitigación especificas.
(I) Presencia de materiales altamente heterogéneos, La deformación se localiza en superficie
en las zonas de contacto, provocando en determinados sitios se origine hundimientos puntuales con
distintos radios de influencia, además de fracturamiento en superficie de manera aleatoria y la propa-
gación del fracturamiento se encuentra entre 1 y 4 metros aproximadamente, los valores de subsiden-
cia registrados en esta zona oscilan entre los 2 y 20 cm/año (López-Quiroz, 2009). El origen de este se
debe a la alta heterogeneidad de los materiales en el subsuelo en los primeros metros (suelos orgánicos,
depósitos lacustres, depósitos fluviales y volcánicos) (Fig. 4.6), esta particularidad origina propiedades
físicas y mecánicas contrastantes. Este mecanismo se desarrolla con mayor peculiaridad en la zona
conocida como transición entre la antigua zona de lago y el pie de monte volcánico.
(II) En zonas de deslizamiento en forma de bloques irregulares, Sobre una superficie de
despeje, originando fracturas concéntricas, paralelas y continúas superando los 200 metros en super-
ficie (Fig. 4.8). A lo largo de estas trazas se pueden presentar desplazamientos verticales superiores a
1 metro formando una geometría en escalones, y su propagación en el subsuelo oscila entre los 2 y 6
metros en promedio, los valores de subsidencia registrados en esta zona oscilan entre los 20 y 20 cm/
año (López-Quiroz, 2009). El tipo de material que conforma el subsuelo corresponde a secuencias
volcánicas de flujos de escoria y depósitos de caída intercalados con secuencias lacustres.
(III) Colapso de materiales piroclásticos, La particularidad de estas secuencias volcánicas es
el bajo grado de consolidación, debido a que se encuentran en contacto grano a grano, además de
una variación granulométrica en cada una de las secuencias (ceniza-lapilli-bloques) (Fig. 4.7). Esta
característica genera socavamientos en superficiales debido a la perdida de la estructura o colapso del
material piroclástico, debido a la infiltración de agua; estos socavamientos se propagan a lo largo de
fracturas pre-existentes, formando geometrías lineales y/o curveadas con desplazamientos verticales
entre 0.5 y 1 metro en promedio, además de alcanzar una propagación en el subsuelo entre 2 y 15
metros, además que los valores de subsidencia registrados en esta zona oscilan entre los 2 y 20 cm/
año (López-Quiroz, 2009).
(IV) Deformación diferencial en la planicie lacustre, Donde se tienen registros de espesores
arcillosos y limosos superiores a los 30 metros (Fig. 4.9). En estas secuencias se puede observar con-
171
Subsidencia
trastes mecánicos muy particulares como: alta compresibilidad de los materiales arcillosos con conteni-
dos de agua entre los 100 y 400% además de una baja resistencia al corte. Estas características origi-
nan áreas altamente susceptibles a desarrollar subsidencia del terreno y fracturamiento del subsuelo,
cuando se tienen factores como la extracción de agua, cargas estáticas y dinámicas, actualmente se
tienen registros de valores de subsidencia superiores a los 40 cms/año (López-Quiroz, 2009).
La DI se caracteriza por presentar dos principales morfologías: la primera una planicie lacustre
compuesta por secuencias limosas y arcillosas principalmente, la segunda corresponde a una serie de
elevaciones asociados a domos y conos de escoria conocidos como el Cerro de la Estrella, Peñón del
Marques y la Sierra de Santa Catarina donde predominan los depósitos volcánicos (Lavas de com-
posición andesitica-basaltica, secuencias de flujos piroclásticos de escoria, depósitos de caída y secuen-
cias de oleadas piroclásticas) y vulcano-sedimentarios (lahares) donde a partir de factores detonadores
se desarrollan y/o desencadenan los procesos de inestabilidad de taludes.
a
Fig. 4.5, Generación de una zona de fracturamiento (a, Vista de Planta y b, Perfil). Ejemplo: noroeste del Volcán Yuhualixqui en la Sierra de Santa Catarina.
Fig. 4.6, Fracturamiento en zonas de alta heterogeneidad de materiales Fig. 4.7, Fracturamiento por materiales colapsables (piroclastos)
geológicos.
Fig. 4.8, Fracturamiento asociado al deslizamiento de bloques. DA: Fig. 4.9, Fracturamiento por deformación diferencial
Depósitos Aluviales, DL: Depósitos Lacustres y DV: Depósitos Volcánicos.
172
Capítulo (Anexo) IV
Fig. 4.10, Zona de Taludes Inestables en el Peñón del Marques. Fig. 4.11, Interior de la Cueva “La Colmena” en el sector sur del Cerro
de la Estrella.
Fig. 4.12, Afectación de una vivienda producida por el colapso de material al interior de la Cueva la Colmena ocurrido en Septiembre del 2011.
173
Subsidencia
El CERG está conformado principalmente por 4 áreas de trabajo (consultar Fig. 4.1):
• Cartografía y topografía
• Geología y Geofísica
• Laboratorio de Caracterización de Suelos
• Sistemas de Información Digital (SID)
• Innovación tecnológica: sistema de monitoreo in situ
La primera etapa en el sistema de trabajo, comprende el levantamiento cartográfico de la traza
de las fracturas en superficie en esta se analizan sus trayectorias, orientación, geometría y su densidad
Fig. 4.13, Integración de Información geológica, geofísica y de laboratorio para la interpretación de las condiciones del subsuelo.
174
Capítulo (Anexo) IV
como primer paso para la definición de los mecanismos de fracturamiento. Se delimitan superficies de
frentes de taludes inestables los cuales son geo-referenciados para el análisis espacial tomando los datos
sus datos respecto a su geometría y características particulares. En el caso de las cavernas el trabajo
realizado esta enfocado en delimitar la geometría de las bóvedas principales como sus ramales a fin de
establecer su área de influencia en superficie.
En el caso de la prospección geofísica se realiza mediante técnicas no destructivas: Radar de Pen-
etración Terrestre (RPT) y Sísmica de Prospección de Ondas Superficiales (POS), la integración de es-
tos dos métodos permite evaluar la estructura del subsuelo y las propiedades físicas de los materiales. La
profundidad de investigación depende de las condiciones geológicas del sitio y del método empleado.
Esta información es correlacionada con registros litológicos de extracción, afloramientos, o en algunos
casos se analizan muestras de suelo que han sido obtenidas en excavaciones hechas para la reparación
de redes hidráulicas afectadas por los desplazamientos del suelo de profundidad variable o bien a par-
tir de sondeos geotécnicos realizados en sitios puntuales. Las muestras son sometidas a una serie de
pruebas de Mecánica de Suelos y edafología, en el Laboratorio de Caracterización de Suelos (LACAS)
y en el Laboratorio de Mecánica de Geosistemas (LAMG) del CGEO UNAM Campus Juriquilla.
Se determinan sus propiedades físicas y mecánicas para elaborar una interpretación adecuada de las
condiciones de deformación de cada zona caracterizar su propagación en cada sitio (Fig. 4.13).
La información generada, es administrada mediante una base de datos estructurada por medio
del SID y vertida aun Sistema de Información Geográfica (SIG) mediante el cual se realizan diversos
procesos de análisis espacial y correlación de múltiples variables. La cartografía es integrada a los re-
portes técnicos y Atlas Delegacional de peligros, en el apartado de Riesgos Geológicos.
El CERG trabaja en dos vertientes, la primera, enfocada a la investigación, generación y proce-
sado de datos, que son aplicados para la determinación de mecanismos de fracturamiento que afectan
a las diversas zonas de la demarcación, localización de frentes inestables y delimitación de áreas de
cavernas. La segunda vertiente, corresponde a la atención de solicitudes que realizan los ciudadanos
ante las autoridades municipales, con el fin de que la administración local realice evaluación de riesgo
geológico en sus barrios, pueblos o colonias y de esta manera, tomar las medidas necesarias para la
mitigación de peligros.
175
Subsidencia
El CERG busca incidir en el cambio de las políticas del uso de suelo y del manejo de los recursos
hídricos que se aplican en la Ciudad de México debido a la falta de otras fuentes de abastecimiento
se continua con la extracción de agua mediante bombeo de pozos profundos. Si se continúa con la
explotación intensa de los acuíferos, la problemática de subsidencia de la Ciudad de México irá en
aumento y ocasionara pérdidas económicas y una degradación en la infraestructura urbana. Se esta-
blecen también sistemas de prevención y de mitigación en zonas con problemas de inestabilidad de
taludes como por la presencia de cavernas.
El CERG ha sido diseñado con la capacidad de ser consultivo, lo que implica que el conocimien-
to generado debe ser aplicado en el diseño de medidas de mitigación y prevención de daños futuros.
Uno de los valores agregados más importantes del CERG es la creación de una cultura de coexistencia
con los fenómenos geológicos presentes en la DI los cuales son persistentes e irreversibles en el territo-
rio delegacional.
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Capítulo (Anexo) IV
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Reducción de Riesgo de Desastre