Stasiejko, H. La Teoría de La Gestalt

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Colombo, M. E., Stasiejko, H.

Psicología: la actividad mental

LA TEORÍA DE LA GESTALT: UN ENFOQUE ESTRUCTURAL PARA EL ESTUDIO DE LO MENTAL Lic.


Halina Stasiejko

Cuestionamiento y crisis del enfoque asociacionista en Psicología.

En la primera década de este siglo, en los dos centros académicos más comprometidos con el progreso en
la disciplina psicológica, se llega a la convicción de que el enfoque asociacionista-elementalista, con su
pretensión de abordar el “estudio analítico de la conciencia mediante la introspección”, estaba condenado a
desaparecer.

La Psicología del siglo XIX se había comprometido con el análisis de los contenidos de la experiencia
consciente siguiendo el ejemplo de la física, la química y la fisiología. Estas ciencias, de gran reconocimiento,
se habían consolidado adoptando métodos analíticos que les llevaron a la división de sus objetos de estudio
en moléculas, átomos, tejidos y células de órganos.

Este clima epistemológico positivista del siglo XIX enmarcó la constitución de la Psicología como ciencia
independiente. En el laboratorio experimental se identifican los elementos constitutivos del objeto de estudio:
los contenidos de la experiencia consciente. Estos elementos fueron las sensaciones, es decir los datos
simples, originales e irreductibles a todo nuevo esfuerzo de análisis. El proyecto de la primer psicología
científica fue componer un catálogo completo de las sensaciones conscientes, describir, medir sus
propiedades y determinar la correspondencia invariable de cada una de ellas con un centro nervioso bien
localizado y con la excitación de un aparato receptor específico. Sólo después de la descripción de los
elementos, era posible dar cuenta del orden y agrupamiento, o sea, explicar la organización de la experiencia
consciente como totalidad. Para resolver el problema de la composición los psicólogos experimentales
adoptan el asociacionismo.

Se levantan respuestas críticas muy divergentes frente a este primer proyecto de la Psicología, y se produce
una apertura a nuevas preguntas y propuestas. En Estados Unidos, conservando las bases positivistas y la
mirada elementalista-asociacionista sobre el objeto de estudio, se renuncia al estudio de lo mental. Nos
estamos refiriendo al surgimiento del movimiento conductista iniciado por Watson.

En tanto, en Alemania, un grupo de psicólogos optan por continuar con el estudio de los procesos mentales
rechazando el enfoque asociacionista, elementalista, y mecanicista elegido por el Conductismo. Adoptan un
enfoque fenomenológico, opuesto al positivismo, afirmando que los datos fenomenológicos de la experiencia
ordinaria son el punto de partida que permite la construcción de la estructura conceptual, dentro de la cual
se encajarán los datos de observación. En si mismos, los datos no tienen interés o especial significación, y
aunque la observación es necesaria, lo es en la medida en que sirve para probar una hipótesis.

Podríamos, a pesar de estas divergencias, establecer alguna analogía entre las dos respuestas ya que
ambas dirigen su mirada a lo inmediatamente observable. Pero cuando los gestaltistas se remiten a las
sencillas observaciones de fenómenos, lo hacen para salir de los sofisticados laboratorios de introspección
experimental y contrastar las hipótesis, mientras que los conductistas, por el contrario, llevan la experiencia
observable al máximo control del laboratorio, con el objetivo de manipularla y operar sobre ella.

Una ilustrativa cita de Bertrand Russell, matemático y filósofo de principios del siglo XX, nos permitirá
comprender que las diferencias en las bases epistemológicas asumidas por ambos enfoques se expresaron
además en los modos de preguntar, el tema abordado, las condiciones de experimentación y la
interpretación de los resultados:

“Los animales estudiados por los americanos se precipitan frenéticamente de forma


increíblemente apresurada y vigorosa, y al final alcanzan por azar el resultado deseado. Los
animales observados por los alemanes se sientan tranquilamente y piensan, y finalmente
obtienen la solución de su conciencia interna” (Russell 1927, cit. por Johnson-Laird y Wason,
1977, p.3)

La cita alude, por un lado, a los experimentos llevados a cabo por Watson y sus continuadores, sobre gatos,
ratas y palomas en situaciones de condicionamiento y, por el otro, a los estudios acerca de las formas de
discernimiento y resolución de problemas que pueden enfrentar los simios y que han sido realizadas por
Köhler en las Islas Canarias.
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La Psicología de la Gestalt, al rechazar los enfoques elementalistas y asociacionistas, se compromete con


una visión “molar" de su objeto de estudio. Las ideas claves de la Gestalt surgen a partir de varias
demostraciones cruciales, muy vívidas, logrando a partir de ellas, poner en duda lo ya establecido y constituir
una nueva manera de pensar e investigar los fenómenos psicológicos. Al realizar los experimentos, ignoran
la regla fundamental de los primeros psicólogos experimentales: el estudio de los hechos locales más
simples y la eliminación de todos los ingredientes y perturbaciones secundarias que pudieran enturbiar la
naturaleza simple de esos elementos.

Köhler, W. en su libro “Psicología de la Forma” afirma:

“...tenemos que examinar con toda imparcialidad situaciones perceptivas e intentar encontrar en
ellas aquellos hechos que se aparecen como más importantes; explicar su naturaleza, si es
posible; compararla con la naturaleza de otros hechos de interés y ver si, de esta forma, podemos
deducir reglas generales que sean válidas para muchos fenómenos. Está claro que en este
programa no se mencionaban nunca los elementos simples locales o sensaciones.” (pág. 58)

Como ejemplo de estas demostraciones nos podemos referir aquel que realizó Max Wertheimer (1912),
sobre un interesante fenómeno llamado “estroboscópico” o “movimiento aparente”. El fenómeno es en sí
muy sencillo y puede graficarse en la siguiente figura:

Para realizar este experimento se instalaron dos focos de luz detrás de una pantalla transparente y entre
ellos, en posición equidistante pero más cerca de la pantalla, se colocó una varilla vertical. Cuando se
enciende cada foco de manera intermitente, la sombra de la varilla se proyecta en la pantalla a la derecha o
a la izquierda, según cual sea la luz que la ilumine. Físicamente sucede que, cuando se enciende una
lamparita y luego se la apaga y se enciende la otra y se apaga; la sombra de la varilla aparece y desaparece
en un lugar y luego aparece y desaparece en otro lugar.

En síntesis, no hay movimiento físico, sólo se prenden y


apagan los focos de luz, de manera intermitente. Sin
embargo, el sujeto sometido a este experimento, “ve” una
sombra que se mueve de un lado a otro.

Este fenómeno llamado “movimiento aparente” fue tomado


por los psicólogos de la escuela de Wundt como una
“ilusión”, como un juicio erróneo del observador y nunca fue
considerado como un hecho perceptivo.

Los hechos perceptivos, sostenían los psicólogos bajo el


dominio de la Psicología Clásica, sólo se podían componer
de “sensaciones locales independientes”. Pero Max
Wertheimer, a pesar de su condición de discípulo de Wundt,
se pregunta por este error y tanto él como otros
investigadores, repitiendo el experimento, prueban que “el
movimiento aparente” es un “hecho perceptivo” tan real
como el llamado movimiento “real”. Llegan a posicionarse de
una manera diferente frente a lo que, en principio, era
catalogado como error en el diseño de investigación y falta
de entrenamiento en “introspección experimental” por parte
de los sujetos que se sometían a las experiencias de
laboratorio. En sus investigaciones les llama la atención la
frecuencia de informes verbales, que contrariamente a lo
esperado, hacían referencia al ilusorio movimiento.

Se trata del mismo efecto de movimiento de las imágenes que vemos en el cine, donde una fotografía es
sustituida rápidamente por otra, sin proyectar luz en la pantalla durante el cambio de cuadro fotográfico.
Descripta como fenómeno físico, una película es sólo una secuencia de distintas fotografías en reposo y por
tanto, los movimientos que vemos cuando se proyecta una película son todos “aparentes”.

No es la asociación de hechos locales independientes lo que puede explicar esta experiencia perceptiva,
sino en todo caso, la interacción dinámica de estímulos locales, bajo ciertas condiciones temporales y
espaciales.
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Otro grupo de hechos, “demostraciones vívidas y notables” al decir de Howard Gardner; fueron las llamadas
“ilusiones geométricas”. Se trata de distorsiones de formas visuales debidas a otras formas que aparecen
en sus entornos.

Los dibujos están formados objetivamente por círculos trazados con toda exactitud. Pero como los círculos
están rodeados por otros diseños, el resultado es que las imágenes perceptivas de los círculos geométricos,
ya no son círculos.

Figuras A y B: J. B. Fraser. Una nueva ilusión visual de dirección. British Journal of Psichology (1908).

Estas sorprendentes “percepciones” también fueron consideradas errores de juicio o de interpretación por
parte del observador, ya que se concebía que la percepción de la disposición en el espacio tenía que estar
determinada por la disposición geométrica de los correspondientes datos físicos producidos por los trazos
en la figura. La experiencia consciente se consolidaba como producto de la sumatoria de sensaciones en
correspondencia con estímulos externos y específicos, que habían ingresado a través de vías sensoriales
específicas. Si el informe verbal de las personas se contradecía con estas afirmaciones, simplemente estaba
errado, distorsionado por ideas previas, recuerdos; el sujeto de experimentación no estaba suficientemente
entrenado para realizar una correcta introspección de su experiencia perceptual consciente inmediata.

Los Psicólogos de la Forma hacen caso omiso de esta interpretación y al intentar comprender lo que sucede
con el fenómeno de la percepción, sus observaciones se refieren desde un principio a conjuntos,
totalidades dentro de las cuales operan interacciones dinámicas y no copias fieles del estímulo físico.

Una demostración, antecedente del enfoque de la Gestalt, fue efectuada en 1890 por Chistoph von
Ehrenfels, un discípulo austríaco de Franz Brentano, que tenía un particular interés en el estudio de la
percepción de melodías musicales. Sostuvo que una melodía posee una “cualidad de la forma” o
“Gestaltqulitäten”, que trasciende la suma de los elementos particulares que la componen y que permite que
una melodía conserve su identidad aún cuando sea ejecutada en claves diferentes, con distintos
instrumentos e intensidades de sonido. Es posible, a partir del mismo conjunto de elementos o notas,
producir una melodía totalmente distinta y a la inversa, seleccionar un conjunto, perteneciente a otro tono
musical y producir una melodía que sería aprehendida como “la misma” que la primitiva. Las ideas de von
Ehrenfels, tan similares a las de los psicólogos de la Gestalt, no alcanzan a tener gran repercusión en la
psicología de la época y esto se debe a que la versión oficial de la psicología de ese momento está
comprometida con el modelo desplegado por Wundt. Deben pasar muchos años y reiteración de
investigaciones, para poner en cuestionamiento los pilares de la psicología fundacional. Recién en 1912, es
cuando Max Wertheimer da a conocer públicamente una interpretación diferente acerca de los experimentos
de “movimiento aparente” anteriormente expresado.

Max Wertheimer (1880-1943) es considerado como el principal fundador de la Escuela de la Gestalt, pero
su tarea la realiza estrechamente asociado con sus colegas Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt Koffka
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(1886-1941). Los tres se propusieron fundar una psicología que pudiera dar cuenta de lo significativo e
inmediatamente organizado de la experiencia psicológica consciente, conservando el espíritu experimental
y rechazando cualquier intento de descomposición de la vida psicológica.

Al recapitular la historia de la Psicología de la Gestalt, Köhler1 recuerda:

“Wertheimer formuló la pregunta siguiente: si se asume que el campo visual se compone de


elementos locales llamados sensaciones ¿dónde están esos elementos locales?, ¿nos ha dicho
alguien, alguna vez, que para él el campo visual es un mosaico compuesto por piezas tan
pequeñas?. Si nunca hemos oído de tales afirmaciones ¿cuál es el fundamento empírico de la
tesis atomística en nuestro campo de investigación? Lo que la gente menciona cuando se refiere
a los contenidos de su campo visual son principalmente objetos visuales: vasos, platos, mesas,
sillas, casas, árboles, otras personas, perros, gatos, etc. Todos estos objetos son parte del
campo visual; pero lejos de ser elementos minúsculos, la mayor parte de ellos son
individualidades bastante grandes o “todos”. (pág. 75-76).

Una sintética expresión, que se convirtió en carta de presentación de la Gestalt, permite resumir la posición
que adoptan:

“El todo es más que la suma de las partes”

Esta afirmación, relativamente simple, puso en duda los fundamentos mismos de la psicología elementalista
asociacionista. Veamos que implicancias se sintetizan en esta idea.

La experiencia psicológica lleva consigo una cualidad de totalidad que no puede encontrarse en sus partes
constitutivas cuando son aisladas. Lo que posee la totalidad, jamás puede ser representado por una
sucesión o agregación de elementos que componen esa totalidad. Se impone la inclusión, la coexistencia y
no la agregación sucesiva de elementos. La totalidad se capta de una sola vez, porque todo se da junto y
de manera inmediata. Nunca la cualidad total puede ser efecto de una generalización a partir de casos. El
todo es el punto de partida de la experiencia psicológica y jamás el de llegada.

Mientras la psicología elementalista supuso que las propiedades de las partes al ser asociadas determinan
las características de la totalidad, la Gestalt sostuvo que es la organización estructural global la que
determina el lugar y significado de cualquier parte componente. En este sentido una misma sensación, o
elemento local, puede cobrar distinto significado según la totalidad a la que pertenezca. Por ejemplo, un
sabor, un aroma, un gusto, son estructurados a partir de la conducta en la que están incluidas y no a la
inversa. Si bien psicofisiológicamente una sensación puede ser definida en sí misma, por su cualidad,
intensidad, duración, etc. y puede mantener sus propiedades a pesar de incluirse en diferentes tipos de
conductas; este esfuerzo analítico sólo las desvitalizaría al eliminar el contexto en el que tienen expresión la
conducta. En la vida cotidiana desaparece la identidad molecular de cada sensación tornándose
significativas al incluirse en la totalidad de la experiencia conductual.

A continuación se ofrece como ejemplo de captación de totalidad, una descripción literaria, que sin ser
sumativo-agregativa ni expresar una sucesión de elementos para llegar a componernos la personalidad de
quien es descripto, permite que nos imaginemos la estructura, la totalidad de la persona, “lo propio de ese
ser”. Es interesante ya que no se apela a los prototípicos ejemplos vinculados a lo perceptivo visual, que
clásicamente se utilizan para permitir la comprensión de la idea de totalidad: “...en un fragmento de novela
religiosa, hace Mörike, una descripción de una joven que acaba de entrar: “Un cuello gracioso y largo
aumentaba su talla ligera, más bien mediana. Ricamente anudadas, trenzas negras corren en forma de
guirnalda sobre su frente clara, que, modelada de la manera más bella por el dedo espiritual de la naturaleza,
coronan dos ojos de azul nocturno. Además un vestido sencillo, amarillo claro, un ancho cinturón con un
singular dibujo negro, me parecieron perfectamente correspondientes a la personalidad propia de ese ser.”
2
Es una bella descripción de la totalidad y no un barrido sucesivo de las características.

Desde la perspectiva de la Gestalt, toda producción de conducta, todo proceso psicológico implicado es una
totalidad organizada y con significado, ya que lleva consigo una cualidad estructural que no puede reducirse
a las partes que la componen. Este propósito de estudiar la experiencia consciente como totalidad
organizada y significativa, se constituye en objeto de sus estudios sistemáticos. Percibir una situación,

1
Köhler, W.: Psicología de la Forma, Argonauta, Buenos Aires, 1948.
2
Goldman, L. (comp.): Las nociones de estructura y génesis, Proteo, Buenos Aires, 1969. Pág. 30.
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imaginarla, resolver un problema, producir una solución, sólo se pueden comprender como fenómenos
humanos si entendemos a la conducta como “molar”, como totalidad organizada.

El término alemán Gestalt es apropiado para denominar a esta escuela ya que significa forma, figura o
configuración, implicando, entonces, oposición a cualquier tipo de análisis reduccionista de la experiencia
psicológica, que si se llegara a aplicar, sólo conduciría a la misma destrucción de la experiencia.

Derrocan el punto de vista asociacionista imperante en las psicologías de su tiempo, tanto en la escuela de
Wundt y sus continuadores, como en la psicología conductista. Para ambos casos, consideraron que el
psicólogo sólo se ocupó de artificios y abstracciones, de los productos finales del análisis y que poco importa
si este análisis se hace en términos de introspección experimental o de reducción del comportamiento a
reflejos condicionados. De una manera sintética podemos decir que la Gestalt representa un punto de vista
molar en Psicología en oposición al punto de vista molecular adoptado por las psicologías elementalistas
asociacionistas.

Los aportes para la comprensión del fenómeno de la percepción:

Fue en el área de la percepción donde el programa “gestalt” produjo las contribuciones más originales y
valiosas, en particular en lo que se refiere a los principios de organización del campo perceptivo visual.

Con esto no se quiere expresar que no realizaron contribuciones importantes en otras áreas de la psicología,
significa, más bien, que las aportaciones más destacadas y características pertenecieron al campo de la
percepción. Sin embargo, su esquema teórico se extendió también a otros aspectos cognitivos, como el
aprendizaje, el pensamiento, el razonamiento, los estudios de la personalidad, los fenómenos grupales,
entre otros, intentando siempre detectar las formas o estructuras organizadas que están presentes en
cualquier fenómeno psicológico, sea cual fuere el material en el que se explicita.

Al preguntarse cómo se organiza la percepción, responden que la experiencia perceptiva es una totalidad
en la cual la relación entre las partes que la componen tiene significado a partir de las leyes de composición
de la estructura total de esa experiencia.

Partiendo de este principio de organización o estructura, deducen que el valor de cada elemento que
compone el campo perceptual depende de la totalidad en la cual se halla incluido y que el mismo puede
variar cuando forma parte de otro contexto perceptivo al lograr un nuevo equilibrio. Lo percibido, desde el
inicio posee organización y significación.

Cuando los gestaltistas ponen el acento en destacar nuestra posibilidad de captar unidades perceptivas
estructuradas y significantes desde el inicio, se están contraponiendo al empirismo. Afirman que el peso de
la experiencia pasada no es lo que determina el resultado de la experiencia psicológica actual, o sea no es
la reiteración de conexiones y asociaciones a partir de historias de aprendizaje, repeticiones y refuerzos o
la rememoración de experiencias pasadas lo que otorga significación. Ésta es producto de la organización
emergente, de la dinámica del campo actual ordenada de acuerdo a leyes y principios que la regulan.

Pero a pesar de estas afirmaciones, no caen en la posición diametralmente opuesta: el innatismo. Sostienen
que cualquier experiencia psicológica, por ejemplo la perceptiva, es producto de autodistribuciones
dinámicas de fuerzas que se despliegan en el campo experiencial actual y nunca están exclusivamente
determinadas por las experiencias pasadas. Si la explicación de base empirista fuese correcta, en el campo
perceptivo sólo se distinguirían entidades conocidas y en realidad las cosas no suceden así, los
conocimientos que tenemos de los objetos no son los responsables de su existencia como totalidades
significativas. De esta manera se pueden comprender las “ilusiones” que no habían podido ser explicadas
por Wundt y sus discípulos. No es la experiencia pasada con los hechos físicos lo que determina que se
perciba movimiento aparente o las llamadas distorsiones de figuras geométricas, referidas anteriormente;
ellas son producto del equilibrio logrado entre interacciones de fuerzas presentes en el campo actual
temporal y espacial de la experiencia.

Al observar lo real se acepta la experiencia de manera directa, aquello que se presenta de manera
manifiesta; en esto consiste la actitud fenomenológica que impregna el método de estudio adoptado por la
Gestalt. Se capta inmediatamente lo genuino de la experiencia psicológica, incluso los aspectos que no son
específicamente mensurables. El conocimiento objetivo de una experiencia perceptiva, por ejemplo, no se
logra mediante la medición de las variables que supuestamente están en juego, o conociendo acerca de la
fisiología de los órganos sensoriales; la objetividad es captada en la experiencia directa. Por tanto, no es
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necesario establecer condiciones experimentales que permitan la medición de variables (modelo que si es
adoptado por los enfoques positivistas), para poder afirmar objetivamente lo que una persona percibe, cómo
resuelve algún problema, cómo razona o cómo se conduce en un grupo.

Una hipótesis determinante para la comprensión de los fenómenos estudiados por la Gestalt es la del
isomorfismo, término de origen griego (iso, aproximadamente igual y morfismo, forma), que intenta dar
cuenta de una identidad estructural entre el plano de la experiencia consciente directa y los procesos
fisiológicos subyacentes a la misma. De esta manera se afirma que si conocemos las leyes que organizan
la experiencia fenoménica necesariamente conocemos a su vez, las leyes que rigen el funcionamiento
cerebral. Esta hipótesis viene a oponerse a la concepción elementalista y asociacionista del sistema
nervioso, preocupada por descubrir centros cerebrales específicos, con funciones bien localizadas,
conducciones nerviosas fijas y rígidas, etc., cual si fueran partes de una maquinaria que puede reflejar de
manera exacta las características físicas de los estímulos del mundo. La Gestalt propone, en cambio, una
concepción del sistema nervioso entendido como un todo dinámico, funcionalmente flexible y no suma de
zonas cerebrales; las leyes de funcionamiento cerebral serían, entonces, análogas a las que rigen la
organización del campo perceptual. Proponen la existencia de procesos corticales que operarían de manera
similar a campos de energía electromagnética como la que se genera alrededor de un imán. Tal campo es
como un continuo y todo lo que afecta a una parte de él, afectaría a la totalidad en cierta medida. Mediante
el isomorfismo se establece que no existe una relación punto por punto entre el estímulo externo y la imagen
mental de ese estímulo, resultando por tanto que la forma perceptiva es una representación del mundo físico
y no su copia fotográfica, es un equilibrio logrado, siempre instantáneo y cualquier cambio en el campo
estimular produce un cambio tanto en la forma psicológicamente percibida, como en los campos corticales,
siempre implicados. Cabe aclarar que el postulado del isomorfismo ha sido muy criticado tanto desde las
investigaciones en neurofisiología que no han podido contrastarla, como desde las implicancias filosóficas
que supone, quedando una polémica abierta sobre este tema.

Los psicólogos de la Gestalt enuncian además del isomorfismo, otros principios o leyes que lo
complementan, con el fin de favorecer una comprensión más acabada acerca de la dinámica perceptual que
se produce en el campo actual de la experiencia consciente. Algunos de ellos se detallan a continuación:

• "Ley de la pregnancia o de la buena forma": expresa que la percepción siempre adopta la mejor forma
posible, coordinando la totalidad de los factores que coexisten en el campo perceptivo en un momento
determinado.

• "Ley del cierre" o inclusión: se refiere a nuestra tendencia a percibir formas "completas", aun partiendo
de datos perceptuales incompletos. Por ejemplo, seguimos el ritmo de una canción aunque se corte por
momentos el sonido; frente a un dibujo incompleto reconstruimos o imaginamos rápidamente lo faltante;
cuando leemos buscando errores de tipeo, no distinguimos con facilidad las alteraciones en las letras de
las palabras o las letras faltantes. En todas estas situaciones tendemos a completar y cerrar la acción
en pos de sostener el significado en su conjunto sin distinguir algunos vacíos y errores.

• "Ley de la proximidad": aquello que está próximo en tiempo y espacio en nuestro campo perceptual
tiende a agruparse significativamente. Por ejemplo, ruidos dispersos que se reiteran en el tiempo
terminan conformando significativamente un ritmo, o sea, como consecuencia de la proximidad temporal
tendemos a agruparlos y a otorgarles un significado musical; estrellas próximas en el cielo han sido
identificadas como constelaciones o sea totalidades particularmente significativas que por la proximidad
espacial se particularizan y distinguen de otras.

• "Ley de figura-fondo": según la cual la organización de la percepción se da siempre en función de un


recorte que define una figura sobre un fondo. El ejemplo más difundido es el de las figuras reversibles,
que permiten ver una copa o dos perfiles enfrentados, según sea el recorte de figura y fondo.

• "Ley de la semejanza": según la cual lo similar en tamaño, color, peso o forma tiende a ser percibido
como conjunto o totalidad.

Un tema que aún no ha sido explicitado es el concepto de “campo”. La psicología gestaltista considera a la
realidad como psicofísica. Según lo ya expresado, los gestaltistas consideraron que el mundo de la
experiencia no es el mismo que el mundo físico y para recalcar tal distinción por un lado se refieren al campo
psicofísico, para representar la visión que el perceptor tiene de la realidad y por otro la situación física, para
referir al mundo físico.
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El campo psicofísico es siempre la experiencia actual, donde se producen los cambios en la experiencia
perceptiva. El concepto de campo está vinculado a otros términos como: distribución de fuerzas, condiciones
de equilibrio, interacción entre partes, vectores, valencias, etc.; todos son instrumentos conceptuales
provenientes de complejas formalizaciones de la física que fueron utilizados con el propósito de poder
explicar que el resultado fenoménico de la experiencia no depende de un modelo mecánico sino de un
modelo dinámico. Les fue posible traducir en términos dinámicos, lo que hasta ese momento se describía
sólo en términos mecánicos.

Construir una “teoría de campo” significó detectar las reglas precisas que regulaban las interacciones entre
las partes que constituyen la totalidad de una experiencia. Nos referimos, por ejemplo a las “leyes y
principios” anteriormente explicitados: figura-fondo, buena forma, proximidad, cierre, semejanza, etc.

Koffka (1935) se propuso estudiar la conducta como un acontecimiento en un campo psicofísico, lo cual
significó, sintéticamente, estudiar la organización del campo, lo que significa, las fuerzas coexistentes, la
influencia de las fuerzas en los movimientos del cuerpo y del yo.

Podríamos expresar, para resumir, algunas características que resultan centrales a fin de identificar un
proyecto como el desarrollado por los psicólogos de la Gestalt:

• Adoptan un enfoque estructuralista, estudiando la experiencia consciente como totalidad organizada y


significativa, contraponiéndose de esta manera a cualquier enfoque elementalista y asociacionista.

• Comprenden cualquier forma de expresión conductual, entre ellas la experiencia consciente en el acto de
percibir, como una producción dinámica, en oposición a una concepción mecanicista y estática del
fenómeno.

• El campo dinámico es siempre actual, se pueden describir las condiciones de producción y estructuración
del mismo, la totalidad que en él se expresa; pero no se interesan por la medición y cuantificación de los
fenómenos. El sentido de actualidad que le otorgan al campo fue ampliamente criticado por Jean Piaget,
que por el contrario, optó por un enfoque genético estructural de la construcción de los conocimientos.

• La experiencia anterior no cumple papel relevante en la constitución del campo dinámico actual,
acentuando de esta manera su inclinación antiempirista, sin adoptar por ello un enfoque innatista.

• Metodológicamente combinan observación y experimentación. La observación es denominada


fenomenológica, esto significa que la realización de las descripciones de la experiencia directa se realiza
de la manera más natural y plena como sea posible, contraponiéndose así, a la fragmentación de la
experiencia y al experimentalismo de las posturas positivistas. No consideran necesario reiterar las
experiencias para obtener las evidencias que quieren mostrar, en tal sentido se denominan “experimentos
cruciales”.

En los momentos iniciales, la Psicología de la Gestalt emerge como reacción al elementalismo asociacionista
de la escuela constituida por W. Wundt, en un segundo momento las críticas se dirigen al conductismo, esto
está en relación con circunstancias históricas vinculadas con el advenimiento del nazismo, que fuerza a los
teóricos de la Gestalt a emigrar hacia Estados Unidos, donde reina el imperio conductista. Ambas corrientes
se confrontan de manera irreconciliable, ya que como se ha explicado sus bases epistemológicas son
completamente divergentes. En este contexto, el movimiento se disgrega y pierde fuerza.

Es importante considerar que el mérito de la escuela gestaltista es haber ido más allá de la mera crítica, ya
que se convirtieron, a partir de sus desarrollos teóricos y su modo de investigación, en un hito positivo e
importante para la psicología científica.

Han hecho sentir su influencia en círculos cada vez más amplios, se realizaron aplicaciones a los estudios
de la personalidad, la motivación, la psicología social, con producciones como las de K. Lewin, S. Asch, y F.
Allport, entre otros.

Son meritorias, entre otras, las contribuciones de Wertheimer, quien se propuso analizar las condiciones que
favorecen los actos inteligentes y creativos, analizó los procesos y las condiciones educativas que posibilitan
el pensamiento productivo y no sólo el reproductivo, (asimilado a la visión conductista del aprendizaje).
Colombo, M. E., Stasiejko, H. Psicología: la actividad mental

Otro hito fundamental lo constituyen los desarrollos de Kurt Lewin, quien con ayuda de conceptos de la
topología (una rama de la matemática) se interesó en describir situaciones de dinámica grupal, vinculando
las ideas de la Gestalt con la Psicología Social.

Bibliografía

• Caparrós, A.: La psicología y sus perfiles, Barcanova, Barcelona, 1984.


• Heidbreder, E.: Psicologías del siglo XX, Paidós, Buenos Aires, 1960.
• Koffka, K.: Principios de psicología de la forma, Paidós, Buenos Aires, 1953.
• Kohler, W.: Psicología de la forma, Argonauta, Buenos Aires, 1948.
• Sambrín, M.: La psicología de la Gestalt, en Legrenzi, P.: Historia de la Psicología, Cap. V, Herder,
Barcelona, 1986.

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