Tesis Sánchez Gallego, Jose Felix Error en Derecho Penal
Tesis Sánchez Gallego, Jose Felix Error en Derecho Penal
Tesis Sánchez Gallego, Jose Felix Error en Derecho Penal
ESPAÑA Y PANAMÁ
Derecho
Universidad de Sevilla
Curso 2016/2017
2
ÍNDICE
Abreviaturas 9
Introducción 10
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO I. LA ANTIJURICIDAD 13
1. GENERALIDADES 13
2. CONTENIDO DE LA ANTIJURICIDAD 19
a. Antijuricidad penal 19
1. GENERALIDADES 28
3. FUNDAMENTOS DE LA JUSTIFICACIÓN 36
a. Teorías monistas 37
b.Teorías dualistas 40
4. TIPO DE LA JUSTIFICACIÓN 45
1. GENERALIDADES 66
3. FUNDAMENTOS DE LA EXCULPACIÓN 72
a. Noción 89
b. Antecedentes 90
c. Naturaleza 91
3. 4. Naturaleza 176
SEGUNDA PARTE
2.6. El error sobre los elementos normativos y la ley penal en blanco 366
1. NOCIÓN 373
1. INTRODUCCIÓN 421
4. ALTERNATIVAS 427
CONCLUSIONES 439
BIBLIOGRAFÍA 455
ABREVIATURAS
CE Constitución española
Cfr. Confrontar
ED Edición
SS Siguientes
Vid. Véase
10
INTRODUCCIÓN
Con base en lo expuesto, resultan evidentes las importantes influencias del error
dentro de la teoría del delito, pues los resortes sobre los cuales se sustenta deben ser,
necesariamente, tomados en consideración al tiempo en que se examinan las categorías
del delito, en consecuencia, el estudio del error resulta una tarea de considerable enti-
dad, al tiempo en que se examina el delito.
Siguiendo con lo expuesto resulta relevante, en cierta medida, atender a las cate-
gorías que conforman el delito, por tanto, en la primera parte hacemos mención de algu-
nos aspectos relacionados con la antijuricidad, así como su relación con la tipicidad y
contenidos. En adición, se examina la justificación y para ello se estudia su fundamen-
tación, efectos y la distinción con la exculpación, entre los temas más relevantes.
El último tema que se aborda en la primera parte se trata de las causas de excul-
pación en la legislación panameña. Vale mencionar que no hemos hecho referencia a las
causas de justificación en el ordenamiento panameño, debido a que el asunto medular
que nos atañe, dentro del marco del error, se trata del yerro sobre las causas de exculpa-
ción, por ende, la referencia a las eximentes justificantes no viene al caso. Aquí convie-
ne tener presente que al tiempo de examinar la situación de las eximentes en el ordena-
miento español, se hizo referencia a las causas de justificación, empero ello se debe a la
estructura del estatuto español que no contiene una clara distinción entre justificantes y
exculpantes, lo cual no ocurre en Panamá.
puesto que en torno a este tema se advierten amplias discusiones, en atención a que al-
gunos estiman se trata de un error de tipo y otros consideran que es un error de prohibi-
ción. De igual forma, nos ocupamos de otras modalidades de error: de subsunción, so-
bre la punibilidad, culturalmente condicionado, todo esto para ampliar el tema.
Por último, vale destacar que en este trabajo nos dirigimos a estudiar las cuestio-
nes planteadas desde dos perspectivas. La primera de ellas se trata de la legislación pe-
nal española, la cual tomamos como referencia, debido al amplio desarrollo de la teoría
del delito en el CPE y en su doctrina. La segunda perspectiva es el ordenamiento pana-
meño, en atención a que es nuestro contexto inmediato. Sin embargo, también hacemos
referencia a la regulación alemana, en razón de las importantes contribuciones que se
han realizado desde de la dogmática de ese país.
13
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO I. LA ANTIJURICIDAD
1. GENERALIDADES
Para los efectos que nos ocupan, en este epígrafe verificamos aspectos
relacionados con la antijuricidad, debido a que el error incide de manera relevante sobre
esta categoría. En atención a ello se examinarán algunos aspectos relacionados con este
1
MIR PUIG, Derecho Penal. Parte General, 10ª ed., Barcelona, 2015, pp. 146. Este autor también
sostiene que la pena y las medidas de seguridad constituyen los otros puntos de los cuales se ocupa el
Derecho penal con mayor detalle.
2
WELZEL, Derecho Penal Alemán. Parte General, 2ª edición castellana, traducción de BUSTOS
RAMÍREZ/ YAÑEZ PÉREZ, Santiago de Chile, 1976, pp. 73. Para WELZEL una acción propicia un
delito en el caso que transgreda el ordenamiento que aparece en los tipos penales y en el evento que pueda
serle reprochada a su autor por vía de culpabilidad. Además, sostiene que los atributos que dan pie a que
una acción se transforme en delito son: tipicidad, antijuricidad y culpabilidad.
3
De esta opinión, QUINTERO OLIVARES/ MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho.
Parte General, Pamplona, 1999, pp. 257 y ss. Según estos autores es posible prescindir de la acción
dentro de la teoría del delito, pues basta que la conducta sea típica. Agregan que la discusión en torno a la
acción, desde la perspectiva naturalista que siguió la teoría clásica, o del ontologismo que orientó al
finalismo, dejó de lado otros problemas de suma entidad dentro del marco del Derecho penal, así, por
ejemplo: el bien jurídico, la pena o la culpabilidad. También CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal
Español. Parte General, volumen 2, Madrid, 2009, pp. 414 y 415 es de la opinión que en la construcción
de la teoría del delito es posible soslayar la acción y tomar en consideración la tipicidad como punto de
partida. Lo cierto es que existe coincidencia que la antijuricidad forma parte del delito.
14
elemento de delito.
4
CURY URZÚA, Derecho Penal. Parte General, tomo I, 2ª edición, 1991, Santiago de Chile, pp. 347.
5
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit. , pp.745.
6
ROXIN, Derecho Penal. Parte General, tomo II, traducción a la 2° edición alemana por LUZÓN
PEÑA/ DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO/DE VICENTE REMESAL, Madrid, 1996, pp. 557.
15
Está claro que la categoría del delito examinada, se encuentra en íntima relación
con los otros elementos del ilícito, en consecuencia, en las siguientes líneas se realiza
una revisión de los puntos que existen en común entre la antijuricidad y la tipicidad, en
vía de contar con un panorama más claro en torno a tales categorías.
7
MUÑOZ CONDE, Teoría General del delito, 4ª ed., 2007, pp. 97 y 98. En términos similares, se
pronuncian JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho Penal. Parte General, 5ª ed., traducción de
OLMEDO CARDENETE, Granada, 2002, pp. 249 y 250 quienes entienden que la antijuricidad es
contraposición al ordenamiento jurídico. Estos autores sostienen que la norma jurídica pretende un hacer
positivo, en concreto, suministrar socorro al ciudadano, en la medida que afecten un bien jurídico. En
torno a la tutela de bienes jurídicos, se discute si el Derecho penal debe perseguir tal finalidad.
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho..., cit., pp. 250
estiman con base en el principio de lesividad que el Derecho penal propende la protección de bienes
jurídicos, debido a que se produce una afectación a un valor establecido en la Constitución, bien directa o
indirectamente y se reacciona por medio de la norma penal y a través de un mecanismo
constitucionalmente comprensible. Con relación a este punto también coinciden,
JESCHECK/WEIGEND en Tratado de Derecho..., cit., pp. 250, al menos en cuanto a la tutela de bienes
jurídicos por parte del Derecho penal. Una posición contraria a la mencionada es defendida desde el
funcionalismo por JAKOBS, como expone POLAINO NAVARRETE en Derecho penal, parte general,
tomo I, 6ta edición actualizada, Barcelona, 2008, pp. 139, quien considera que la defensa de la vigencia
de la norma es la dirección que debe seguir el Derecho penal.
8
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 160.
9
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español, 7ª ed., Madrid, 2004, pp.
16
de la categoría en mención. Así, se advierte que, ante una conducta típica, desde la
perspectiva penal, da lugar a la realización del tipo10.
En sentido contrario, la teoría de los elementos negativos13 del tipo estima que
la tipicidad es siempre ratio essendi de la antijuricidad. Esto implica que la tipicidad
conlleva, en todo caso, antijuricidad, de tal manera que la concurrencia de causas de
justificación da lugar la exclusión de la tipicidad. Según esta teoría, el tipo se divide en
243 sostienen que para MEZGER uno de los partidarios de esta teoría, la tipicidad es un factor que da
lugar a la antijuricidad.
10
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 158.
11
De esta posición es MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 57. Según este autor el tipo
siempre ocupa una función ratio cognoscendi, es decir, indiciaria de la antijuricidad, lo cual implica que
no debe ser considerado como ratio essendi. Expone que en el caso que sobrevenga alguna causa de
justificación, esto da lugar la exclusión de la antijuricidad, pero no del tipo. Además, afirma que en el
tipo se encuentran los elementos del comportamiento prohibido, sin embargo, en ocasiones debe el juez
indagar sobre éstos fuera del tipo, como ocurre, por ejemplo, en los tipos imprudentes, los cuales son
abiertos y precisan que el operador del sistema acuda a otros criterios para determinar si hubo infracción
al deber de cuidado.
12
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 164 y 165. Conforme a la posición defendida por el finalismo el
delito participa de una estructura tripartita de manera que se trata de una “acción, típica, antijurídica y
culpable”.
13
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁSQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 244, expresan
que esta teoría fue diseñada por ADOLF MERKEL y tiene hoy día pocos adeptos. En este sentido
sostienen que en España aparecen como partidarios de esta teoría GIMBERNAT y LUZÓN PEÑA, en
tanto, que en Alemania es seguida por SCHÜNEMANN, ARTHUR KAUFMANN, ENGISCH, por
mencionar algunos. Según estos autores tipicidad y antijuricidad implican una misma categoría que
conforma el tipo positivo, de tal suerte que ambas se concentran en el injusto que contiene elementos que
sirven para determinar que el comportamiento es contrario al ordenamiento.
17
tipo positivo y negativo. La parte positiva del tipo dice relación con los aspectos que
sostienen el tipo de forma positiva. En tanto que el tipo negativo precisa que no se
adviertan causas de justificación14.
La teoría de los elementos negativos del tipo ha sido objeto de sendas críticas.
En este sentido, WELZEL sostiene que no toma en cuenta las condiciones particulares
que le asisten a la tipicidad y a la antijuricidad, las cuales no permiten que ambas se
consideren en una categoría16.
Otra censura dirigida contra la teoría de los elementos negativos del tipo sostiene
que los componentes que delimitan el tipo y las causas de justificación son distintos, en
consecuencia, no resulta dable fundirlos en una categoría. Así, se considera que la
acción atípica no conlleva una pena, puesto que se ha estimado que no contiene
14
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 168.
15
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…cit., pp. 759. Este autor sostiene que SILVA SÁNCHEZ
ha limitado los efectos de la teoría de los elementos negativos del tipo, puesto que en el caso que el sujeto
proceda con duda en torno a la concurrencia de una causa de justificación, entonces, no podría serle
aplicada la misma.
16
WELZEL, Derecho Penal Alemán…, cit., pp. 118. Este autor basa su posición a partir de la siguiente
formulación: “la existencia de la legítima defensa tiene, según esa doctrina, la misma significación que la
ausencia de una característica del tipo: no habría diferencia entre dar muerte a un hombre en legítima
defensa y dar muerte a un mosquito”. En este sentido, BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL
MALARÉE, Lecciones de Derecho Penal, volumen II, Madrid, 1999, pp. 19 expresan que la teoría de los
elementos negativos llega a la inaceptable conclusión que el hecho de dar muerte a una persona,
amparado por una causa de justificación, debe entenderse como atípico, es decir, sin relevancia para el
Derecho penal, lo cual es contrario a la concepción del Estado democrático que entiende a la vida como
un valor esencial.
17
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 267 y 268.
18
relevancia para el Derecho penal. En sentido contrario, al tiempo que concurre una
causa de justificación se realiza un tipo penal, pero no es objeto de sanción, en razón
que no expresa un injusto material18.
18
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 268. Estos autores adversan la teoría de los
elementos negativos del tipo, sin embargo, apuntan que, en ocasiones, se encuentran elementos en el tipo
que pueden ser considerados como negativos. Como ejemplo se cita el castigo que se le aplique a quien
“sin motivo razonable” mate a un animal vertebrado. Sobre este punto, BUSTOS
RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 99, afirman que
en el ordenamiento se encuentran normas permisivas y prohibitivas y que son independientes entre sí, de
tal suerte que ello permite establecer las diferencias pertinentes entre la tipicidad y la antijuricad. Con
base en el planteamiento expuesto estos autores sostienen que la tipicidad es ratio cognoscendi y no ratio
essendi de la antijuricidad.
19
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 20.
20
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho Penal. Parte General, Colombia, pp. 558 y ss. En cuanto a las
causas estrictas de tipicidad, es decir, de conductas que no tienen relevancia para el Derecho penal, se
observa que LUZÓN PEÑA se refiere al consentimiento, dado que en algunos casos la voluntad del sujeto
pasivo da lugar a la exclusión del tipo indiciario, como por ejemplo el hurto con la aquiescencia del
propietario de la cosa, dado que ante este supuesto no se lesiona el derecho a la propiedad. En este
sentido, también considera la adecuación social, como ocurre en las intervenciones quirúrgicas. Estima,
de igual forma, como causas de atipicidad el caso fortuito y la falta de uno de elementos que integran el
tipo penal.
21
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 563 y ss. Este autor asegura que la doctrina dominante
se ha ocupado de la atipicidad en el sentido de aquella conducta que no es relevante para el Derecho
penal, sin embargo, estima que existen causas que integran la parte negativa del tipo, esto de atipicidad
penal o de exclusión de la tipicidad. Así, sostiene que, si bien el comportamiento conlleva una puesta en
peligro de un bien jurídico o su efectiva afectación, empero no resulta de considerable entidad, en
consecuencia, la conducta no es típica y antijurídica desde la perspectiva penal. LUZÓN PEÑA cita
como causas de atipicidad o exclusión penal el principio de insignificancia, en el cual la relevancia del
19
2. CONTENIDO DE LA ANTIJURICIDAD
2.1.Antijuricidad penal
injusto es mínima; la tolerancia social, lo cual implica que se trata de comportamientos que dentro de la
sociedad son admitidos.
22
Con respecto a este tema ZAFFARONI en Manual de Derecho…, cit., pp. 477 y 478 sostiene que la
antijuricidad no es un concepto, exclusivamente, penal. Aduce que la esta categoría proviene de todo el
ordenamiento jurídico.
23
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 569 y 570. Según este autor se trata de un tema que no
encuentra solución pacífica en la doctrina, puesto que el debate es intenso, pues se considera que la
antijuricidad debe comprenderse de manera unitaria, es decir, entendible a todas las ramas del derecho o
si corresponde realizar un ejercicio fragmentado que se refiere a cada parcela del derecho.
24
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 570.
25
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 570. Sobre este tema ROXIN expone que el uso de la
20
MIR PUIG estima que la figura que nos ocupa debe entenderse como penal.
Según este autor la antijuricidad general debe distinguirse de aquella que tiene
connotaciones penales. Para MIR PUIG el carácter penal de la antijuricidad se
desprende de la tipicidad penal que, desde luego, tiene fundamentos penales 27 . En
sentido contrario, esta categoría se entiende como contrariedad a todo el ordenamiento
jurídico, lo cual implica una ponderación que no es exclusivamente penal.
fuerza por parte de un funcionario puede admitirse si existe una norma de Derecho público que lo faculte
para tales efectos, sin embargo, en el Derecho penal, a pesar que no concurra tal autorización por parte del
Derecho público, bien puede conceder un beneficio que dé lugar a la exclusión del injusto, por ejemplo, si
concurre alguna causa de justificación. También sostiene que el consentimiento de un menor sobre daños
causados a un artículo de su propiedad, si bien genera la obligación de reparar el daño, en la esfera penal
podría dar lugar a que se conceda una causa de exclusión del injusto, siempre que se determine que hubo
capacidad de comprensión. La postura de ROXIN es objeto de críticas por parte de BUSTOS
RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE en Lecciones de Derecho volumen II…cit., pp.102. Según
estos autores el caso del menor de edad no se relaciona con la antijuricidad, más bien se trata de una
situación de atipicidad. En cuanto al ejemplo del servidor público opinan que se está frente a valoraciones
distintas que tienen lugar en diferentes parcelas del derecho.
En un sentido parecido al que expone ROXIN se pronuncia WELZEL en Derecho Penal Alemán…, cit.,
pp. 77 y 78 asegura que si bien la antijuricidad, en términos generales, implica una infracción al
ordenamiento, existen algunas conductas que tienen incidencia en sede penal, empero no producen
efectos en otros escenarios jurídicos y viceversa. Así afirma que la perturbación de la posesión tiene
efectos civiles, no obstante, no produce repercusiones en el Derecho penal, en cambio la tentativa tiene
relevancia en Derecho penal, pero no en materia civil. Concluye que existe un injusto penal, como
también lo hay para efectos civiles, administrativos, etc.
26
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 572.
27
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 150.
21
28
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 102
y 103.
29
AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad en Derecho Penal, Madrid, 1999, pp. 217.
30
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 332, aduce en el injusto se advierte una ponderación
negativa tanto del desvalor de la acción, como del resultado. Expresa que la concepción dominada por la
doctrina clásica entendía que debía predominar la desvaloración del resultado, esto es los elementos
objetivos que conllevan se cause una consecuencia indeseable para el ordenamiento jurídico, en tanto que
el finalismo puso el acento en la desvaloración del acto. Añade que la desvaloración del resultado implica
la causación de una consecuencia, que debe ser imputable objetivamente y que el resultado ocasionado se
califique como disvalioso, sin embargo, será necesario verificar si concurre alguna causa de justificación,
debido a que si esto es así entonces el resultado no será disvalioso. Este autor sostiene que el desvalor del
resultado puede tornarse más intenso si es que tiene lugar alguna condición particular prevista en el tipo o
si es que sobreviene alguna circunstancia agravante. En sentido contrario, también tener lugar una
disminución del desvalor del resultado, como por ejemplo en los casos en que se produce un daño
reducido.
22
En otra línea de pensamiento, se observa que otro sector defiende la teoría del
injusto personal que entiende el punto medular del injusto está compuesto por el
desvalor de la acción, lo cual implica el desvalor del resultado no integra el contenido
del injusto. Los efectos prácticos de esta posición dan lugar a que no se adviertan
diferencias entre la tentativa y la consumación, debido a que lo relevante se trata del
desvalor de la acción; y también en que se desvanecen la distinción entre la efectiva
lesión a un bien jurídico y la puesta en peligro34.
31
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 257. Conforme a lo que expresan estos
autores tanto el desvalor de la acción y el resultado integran el injusto tanto de acción como de resultado.
En esta dirección, exponen que en el injusto de acción se advierten elementos personales. Se considera
que dentro del injusto de acción personal se observan los siguientes puntos: a) elementos objetivos de la
autoría. Los cuales circunscriben a un grupo de personas la comisión del delito, (por ejemplo el sujeto
que interviene en el delito de prevaricato); o en casos en que ciertas personas son sancionadas de forma
más enérgica, (como en algunas modalidades de apropiación indebida); b) elementos subjetivos del
injusto que determinan la voluntad de la acción se dirige contra el bien jurídico, para de esa forma
conceder a la caracterización externa prevista en el tipo el desvalor interno; c) Se discute si el dolo debe
integrar el tipo de acción. Para los finalistas, como para aquellos que defienden la teoría de la acción
social el dolo pertenece al injusto típico de la acción, puesto que si el tipo delimita la acción prohibida
también debe comprender los acontecimientos finales que persigue el sujeto, entre los cuales se encuentra
el dolo.
32
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 286.
33
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.287.
Conforme exponen estos autores esta posición es criticada debido a que no toma en cuenta la voluntad del
sujeto, que en buena parte de las veces da lugar a que concurra la tipicidad y el injusto.
34
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 288.
Estos autores sostienen que ambas posiciones pierden un tanto su vigencia frente a los delitos
imprudentes en los cuales lo relevante estriba en determinar si hubo una infracción a una norma de
cuidado.
23
Las críticas en contra de las posturas que sitúan al desvalor del acto o del
resultado como fundamentos del injusto han motivado a que se estime que ambos deben
considerarse como bases del injusto, por cuanto comportan aspectos que le
proporcionan sentido al injusto, puesto que el desvalor de la acción conlleva la manera
de llevar a cabo el hecho; en tanto que el desvalor del resultado implica la afectación de
un bien jurídico35.
35
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 291.
Según estos autores ambas figuras son importantes dentro del injusto, puesto que la desvaloración del
resultado debe estar precedido de la desvaloración de la acción.
36
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 256 y 257. Estos autores discrepan de la
posición finalista, por cuanto sostienen que el injusto no debe ser concebido sólo como una
contraposición a lo establecido en la norma, dado que también debe ser entendido como el perjuicio que
padecen tanto el sujeto pasivo como la colectividad. También afirman que, desde la perspectiva
politicocriminal, la postura defendida por el finalismo no resulta correcta, puesto que en los delitos
imprudentes la sola infracción al deber de cuidado daría lugar al delito culposo, sin que concurra ningún
resultado. En esta línea de pensamiento aducen que en los delitos dolosos se estaría en un mismo plano la
consumación y la tentativa acabada.
37
STRATENWERTH, Disvalor de la acción y disvalor del resultado en el Derecho Penal, 2ª ed.,
traducción de SANCINETTI/ ZIFFER, Buenos Aires, Argentina, 2006, pp. 38. Conforme expresa
STRATENWERTH la posición que le concede mayor relevancia al disvalor de la acción acarrea como
consecuencia que la realización del resultado no puede formar parte de la materia del mandato, puesto que
sólo resulta posible la prohibición de la acción dirigida a realizar el resultado. Esto implica que la norma
que se utiliza como parámetro del comportamiento humano no se relaciona con lo objetivo, sino que debe
ponderar situaciones vinculadas con el autor. STRATENWERTH concluye que es necesario tomar en
cuenta no sólo el comportamiento contrario a la prohibición, sino también el resultado al bien jurídico.
24
vial, en los cuales se precisa que exista un riesgo para la vida, además de la falta de
atención de las normas que rigen la circulación38.
Otro aspecto que merece la atención en este tramo se trata de las normas de
valoración y de determinación. Así, se discute si las normas jurídicas constituyen
normas de valoración o determinación, o incluso si puede considerarse que contienen
38
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho..., cit., pp. 257.
39
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., páginas 178 y 179. En cuanto a este tema LUZON PEÑA, en Curso
de Derecho…, cit., pp. 336 sostiene que en el caso que no haya desvaloración de la acción, dolo o
imprudencia, a pesar que haya desvaloración del resultado, no concurre antijuricidad.
40
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 248. Según estos
autores en todos los delitos se advierte desvaloración del resultado ya sea porque en efecto se produce una
lesión a un bien jurídico, o porque al menos tiene lugar una puesta en peligro del bien tutelado. BUSTOS
RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II..., cit., pp. 103 y 104,
también aducen que el injusto está compuesto por una serie de valoraciones, en concreto, la desvaloración
del acto y la desvaloración del resultado. Estos autores afirman que el desvalor del acto es el punto
medular de la tipicidad. Agregan que el desvalor del resultado se vincula con la lesión del bien jurídico,
el cual se encuentra fuera del ámbito de la desvaloración del acto. Añaden que en vías de verificar la
antijuricidad es necesario revisar todo el ordenamiento, dado que contempla normas prohibitivas y
permisivas. Sostienen que la sola consideración de la desvaloración del resultado abriría, posiblemente,
las puertas a la responsabilidad objetiva, pues sólo la lesión o puesta en peligro determinaría la aplicación
de la pena. Exponen que se precisa de la concurrencia de la desvaloración del acto, como del resultado,
pues en caso contrario da lugar a la eliminación del injusto.
25
ambas figuras41.
Se estima las normas jurídicas son de valoración, por tanto, el legislador regula
la conducta en la sociedad por medio de pautas que se establecen para garantizar la
coexistencia. Así, las normas jurídicas son juicios de valoración que contemplan
comportamientos que se ajustan a derecho y otros que son contrarios al ordenamiento
jurídico. Esto implica que el comportamiento de la persona se pondera por medio de la
norma, de manera que el ordenamiento no contiene imperativos dirigidos a las
personas42.
41
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.253. En torno a este tema STRATENWERTH
en Disvalor de la…, cit., pp. 42 y 43, refiere que las normas de valoración integran la caracterización de
la conducta ilícita y tienen por objeto la acción u omisión que propicia la infracción del bien jurídico, en
tanto que las normas de determinación, a juicio de STRATENWERTH, constituyen imperativos. Sobre el
particular, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 339 y ss., afirma que en la doctrina se considera
que las normas jurídicas constituyen imperativos, sin embargo, la discusión estriba en determinar la
ubicación de tal imperativo, pues bien puede localizarse en sede de antijuricidad o en la culpabilidad.
Aduce LUZÓN PEÑA que tampoco se prescinde de la condición valorativa en la norma de
determinación. Según LUZÓN PEÑA la teoría de la norma de determinación ha sido seriamente criticada,
porque no es suficiente para afirmar la conducta de las personas inimputables y en términos generales los
inculpables, debido a que éstos no están en condición de conocer los pormenores del imperativo. En
torno a este asunto menciona LUZÓN PEÑA que se formuló la teoría de la concepción subjetiva de la
antijuricidad que entiende que los imperativos se encuentran dirigidos sólo a los imputables, por tanto, las
personas inculpables no podrían proceder de forma antijurídica, sin embargo, esta postura ha sido
cuestionada porque las normas jurídicas se dirigen a todas las personas. Para LUZÓN PEÑA la
normativa penal es o norma de determinación, así como norma de valoración, puesto que la primera tiene
como sustento las ponderaciones bien positivas y negativas.
42
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 253. Estos autores sostienen que la
argumentación desarrollada por esta teoría permite concluir que la conducta de un enfermo mental pueda
considerarse como antijurídica, puesto que se estima que se ha lesionado el bien tutelado, aun cuando el
individuo no pueda considerarse responsable del hecho.
26
43
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho..., cit., pp. 251.
44
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 478 sostiene que el concepto de antijuricidad material
fue entendido por von LISZT como aquello que resulta perjudicial o dañoso para la sociedad. Con
respecto a este tema, von LISZT en Tratado de Derecho…, cit., pp. 382 sostenía en cuanto a la
antijuricidad formal y material lo siguiente: “1. El acto es formalmente contrario al Derecho, en tanto que
es transgresión de una norma establecida por el Estado, de un mandato o de una prohibición del orden
jurídico. 2. El acto es materialmente ilegal, en cuanto significa una conducta contraria a la sociedad. En
torno a este tema LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 326 y 327 sostiene que desde el concepto
de von LISZT se entiende que el bien jurídico es previo al reconocimiento por el ordenamiento jurídico y
se trata de un valor relevante para el individuo o la sociedad. Esta posición se opone a la postura,
defendida por BINDING en el positivismo, que estima el bien jurídico se consagra sólo en la ley penal, lo
cual implica que los bienes jurídicos son sólo aquellos identificados en la ley. En cuanto al concepto de
bien jurídico LUZON PEÑA entiende que se trata de “condiciones necesarias para el desarrollo de la vida
del individuo y de la sociedad”.
45
En torno a este tema, ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 559 sostiene que debido a esta
función de la antijuricidad material es posible establecer la medida de la pena
46
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho..., cit., pp. 251 y 252.
47
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 279.
27
En sentido similar, MUÑOZ CONDE en Teoría General del…, cit., pp. 98 y 99 quien estima que en el
evento que no se produzca la afectación al bien jurídico, entonces no tiene lugar la figura que nos ocupa.
Así pone por ejemplo la falsificación de la firma de una persona famosa sólo por llenar un rato de ocio.
También en esta dirección, ZAFFARONI en Manual de Derecho…, cit., pp. 478 expone que la
antijuricidad material fija límites a la antijuricidad formal, debido a que la primera requiere que tenga
lugar un hecho dañoso.
48
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 253.
49
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 275 y
276, aseguran que para un sector de la doctrina la antijuricidad se agota en este contexto, por lo cual no es
necesario realizar ningún tipo de ponderación más allá de la formalidad, por ende, esta categoría implica
la obediencia al mandato de la ley. Añaden que para los partidarios de la antijuricidad formal sólo se
precisa de la contradicción entre la acción y el ordenamiento, así como de la ausencia de causas de
justificación. Estos autores sostienen que esta posición se opone al principio de adecuación el cual
sostiene que a pesar de la oposición de una acción y la norma es posible la exclusión del injusto punible
de aquella conducta que se entiende como socialmente correcta.
50
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 170. Para este autor la antijuricidad penal precisa de la tipicidad
penal, por tanto, no toda antijuricidad comporta antijuricidad penal. Manifiesta que los tipos penales
señalan lesiones o puestas en peligro como resultados que pretende evitar el ordenamiento jurídico penal
en el supuesto que no tenga lugar un interés preponderante que así lo justifique. Ahora bien, el Derecho
penal sólo puede pretender la prohibición de tales resultados en el caso que se establezca que el
comportamiento es idóneo para que tenga lugar el resultado, (desvalor objetivo de la conducta), o que se
observe dolo o culpa (desvalor subjetivo del comportamiento). Sostiene, con base en lo expuesto, que la
antijuricidad material descansa en el desvalor del resultado.
28
Con todo, cierto sector de la doctrina entiende, como expone ROXIN, que no
existe diferencia entre antijuricidad formal y material, pues se estima que solo existe un
concepto de esta categoría del delito. Sin embargo, tal postura se considera errada
porque la antijuricidad material proporciona elementos importantes para graduar el
injusto, e incluso para propiciar la interpretación del tipo52.
1. GENERALIDADES
51
QUINTERO OLIVARES/ MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 281 y
282. Dentro de este contexto, se advierte que la antijuricidad material ocupa un rol de suma importancia,
debido a que la intervención del Derecho penal debe estar supeditada a una efectiva ofensa al bien
jurídico que se encuentra protegido por la norma. Así, se observan delitos en los cuales se ofenden bienes
que resultan tangibles, como señalan estos autores, como por ejemplo la vida, integridad, etc.; por el
contrario, otro tipo de delitos propician la afectación de bienes que inciden en la dignidad de la persona y
también se cuenta con delitos de peligro en los cuales se está ante un daño que es probable y, por ende,
merece la intervención del Derecho penal.
52
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 561.
53
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 567 y ss.
29
Los factores que sirven de sustento para las causas de justificación son varios.
Así, el legislador ha tomado en cuenta aspectos sociales, económicos o dirigidos a la
tutela de la integridad de las personas56. Cada legislación fija las causas de justificación
54
MEZGER, Derecho Penal, Tomo I, 6ª ed., Buenos Aires, 2004, pp. 110. Para efectos de este trabajo
atenderemos a la denominación extendida en la doctrina, es decir, causas de justificación, puesto que es la
más utilizada.
55
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 346 y 347. Con respecto a este tema,
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 577 quien manifiesta que existen causas de justificación
que deben considerarse como circunstancias que propician la atipicidad de la conducta, debido a que
enervan el indicio que se deriva del injusto. Este autor sostiene que esto es así porque no se produce una
lesión al bien jurídico. Así, cita como ejemplo el tratamiento quirúrgico. También plantea el caso fortuito
en el cual se deja sin efecto la antijuricidad general. En atención a este planteamiento LUZÓN PEÑA
entiende que existen causas de justificación que excluyen totalmente la antijuricidad y causas de
exclusión de la tipicidad penal, en razón que la conducta no resulta de considerable entidad, tal cual
ocurre en el principio de insignificancia.
56
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 420. Según este autor resulta muy complicado establecer la base
de las causas de justificación con sustento en una posición. Así, sostiene que el fundamento de la
justificación debe encontrarse en las condiciones particulares de cada sociedad, puesto que las eximentes
justificantes obedecen a circunstancias que se desarrollan dentro del acontecer social. Por su parte,
30
que estime pertinentes, según las condiciones que se consideren adecuadas y también
los efectos que tienen ocasión ante la concurrencia de alguna causa de justificación57.
Dentro de este contexto, se discute si solo deben ser atendidas las causas de
justificación que establece el Código penal, o si, por el contrario, es posible tomar en
GÓMEZ BENÍTEZ en Teoría Jurídica del delito. Derecho Penal. Parte General, Madrid, 1984, pp. 279,
expresa que las causas de justificación tienen una motivación políticocriminal, en atención a que fijan los
principios que deben atenderse para permitir hechos típicos.
57
Con respecto a este punto, se advierte que algunos autores consideran que ante una causa de
justificación la conducta no es antijurídica, pero si es contraria al tipo, puesto que éste es un indicio de la
antijuricidad. Esta es la posición mayoritaria en la doctrina y es respaldada, entre otros autores, por:
MEZGER, Derecho Penal, tomo I..., cit., pp. 110; MAURACH/ZIPF, Derecho Penal. Parte General 1,
traducción de la 7ª edición alemana por BOFILL GENZSCH/AIMONE GIBSON, Buenos Aires, 1995,
pp.423; JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 419; JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit.,
pp. 346 y 347; CEREZO MIR, Curso de Derecho Penal Español. Teoría Jurídica del Delito. Parte
General II, 6ª ed., Madrid, 1999, pp. 189; GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del..., cit., pp. 277;
ZUGALDÍA ESPINAR/POMARES CINTAS, Derecho Penal. Parte General, 2ª ed., Valencia, 2004, pp.
552; MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 105; CUELLO CONTRERAS, El Derecho
Penal…, cit., pp.746; OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal. Parte General.
Teoría Jurídica del delito, Madrid, 1985, pp.157; LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ,
Derecho Penal Español…, cit., pp.319; QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT,
Manual de Derecho…cit., pp. 463; ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 482; CURY URZÚA
Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 356; GARRIDO MONTT, Derecho Penal. Parte General, Santiago-
Chile, 2010, pp. 142. En tanto que otro sector de la doctrina entiende que la causa de justificación es un
elemento negativo del tipo, por ende, ante la concurrencia de ésta la conducta no es antijurídica, ni
tampoco típica, tal cual propone la teoría de los elementos negativos del tipo. Siguen esta postura
LUZON PEÑA, Curso de Derecho Penal…cit., pp. 574 y 575, GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a
la parte general del Derecho Penal Español, Madrid, 1979, pp. 51, entre otros. Por su parte MIR PUIG,
Derecho Penal…, cit., pp. 433 asegura que el tipo penal no contiene una descripción completa del hecho
antijurídico, dado que sólo prevé los puntos que lo sustentan positivamente, por tanto, es necesario la
ausencia de los elementos típicos de una causa de justificación. MIR PUIG estima que las causas de
justificación son tipos negativos que no basan el injusto de manera positiva, sino que lo niegan.
58
Así, JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho..., cit., pp. 350. Estos autores afirman que la
justificación corresponde al Derecho público, pero también se deriva del Derecho civil, por ende, las
disposiciones civiles deben ser tenidas en cuenta dentro del ámbito del Derecho penal. Añade que las
causas de justificación que contiene el Derecho penal deben ser reconocidas en otras parcelas del
ordenamiento jurídico. No obstante, lo anterior, sostienen que algunos tipos prevén algunas permisiones
que no siempre resultan extensivas a otros tipos. Así, por ejemplo, citan el caso de la preservación de
legítimos intereses, la cual sólo justifica en el marco de delitos contra el honor, empero no es reconocido
en el contexto de la acusación falsa.
31
59
En torno a este punto JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 351. Expresan que no
resulta adecuado realizar una delimitación de las causas de justificación, de manera que se restrinjan a
aquellas que el legislador ha considerado dentro del Código penal, porque entienden que carece de
competencias para tales efectos. En adición, expresan que debido a la estrecha relación de las causas de
justificación con los fenómenos que tienen lugar en la sociedad, es posible que se extienda el marco de las
citadas circunstancias, en consecuencia, desde esta perspectiva estiman que no resulta adecuado atender a
un catálogo de causas de justificación, puesto que las diversas manifestaciones sociales podrían dar lugar
a dejar sin efecto, modificar o incluso fijar nuevas causas de justificación. Así, citan como ejemplo el
reconocimiento a la represalia bélica, dentro del contexto del Derecho internacional, la cual en algún
momento se consideró válida, o la interrupción del embarazo frente a un posible suicidio la cual era
estimada como causa de justificación supralegal, empero en Alemania aparece hoy día expresamente
regulado. Estos autores son partidarios de las causas de justificación supralegales y entienden que con
ellas no se viola el principio de legalidad, puesto que no dan lugar a la elaboración de figuras penales,
sino que por el contrario limitan la punibilidad.
60
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 190.
61
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 190.
32
62
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 191.
63
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 282 y 283. En este mismo sentido,
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 429 quienes incluso estiman que las causas de
justificación provienen tanto del derecho escrito, como de aquel no escrito.
64
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 106 y 107. En una línea de pensamiento parecida,
BUSTOS RAMÍREZ, en Manual de Derecho Penal Español. Parte General, Barcelona, 1984, pp. 231, quien
opina que las causas de justificación no se encuentran sujetas al principio de legalidad, dado que no son
33
Nos parece que lleva la razón el sector de la doctrina que reconoce la vigencia de
las causas de justificación supralegales. Esto es así, en atención a que el ordenamiento
jurídico, contiene normas que establecen autorizaciones al ciudadano, de tal modo que
este pueda adelantar algunos comportamientos que son contrarios a las normas de
prohibición, pero que resulten permitidas por vía de lo que el propio legislador dispone.
Las causas de justificación no derivan del ordenamiento penal, al menos no
exclusivamente, de manera que resulta correcto atender a otras parcelas del derecho con
el fin de verificar la concurrencia de alguna causa de justificación, e incluso a principios
generales del derecho y aun a la costumbre. Esto, en vista que no consideramos correcto
que haya conductas que el ordenamiento autoriza en determinado sector y que ello no
sea reconocido por el Derecho penal.
68
CUELLO CONTRERAS, en El Derecho Penal… pp. 204 y 205, sostiene que el principio de legalidad
comprende las siguientes garantías: 1) garantía criminal en la medida que no es posible sancionar
acciones u omisiones que no se encuentran previstas en la ley como delito previamente y que las medidas
de seguridad sólo se aplican en el evento que concurran los requisitos establecidos en la ley; 2) garantía
penal que implica ningún delito o falta será sancionado con pena que no esté prevista en la ley con
antelación a su comisión; 3) Prohibición de analogía y costumbre como fuentes de derecho; 4)
Prohibición de indeterminación que indica la ley debe ser clara en la estructuración del delito y el castigo;
y 5) prohibición de retroactividad.
69
Así lo ha establecido la Corte Suprema de Justicia en fallo de 18 de marzo de 1994, en el cual se
explicó lo siguiente: “Todo el régimen punitivo se rige por el principio cardinal que emana del artículo
31 de la Constitución Nacional, y reitera el artículo 1 del Código Penal, conocido como principio de
35
En fin, las razones expuestas nos permiten considerar que en la ley penal
panameña existe cabida para la aplicación de las causas de justificación supralegales,
debido a que el legislador, al tiempo de describir el principio de legalidad no realiza
ninguna prohibición dirigida a enervar tal reconocimiento. Además, se consagra la
analogía in bonam partem, lo cual permite la aplicación de causas de justificación
supralegales, dado que ello redundaría a favor del encartado. En adición, es necesario
ponderar que la regulación de algunas causas de justificación abre la puerta al
reconocimiento de las circunstancias justificativas supralegales, en atención a que es
necesario observar todo el ordenamiento, debido a que se prevé el cumplimiento de un
deber legal y el ejercicio legítimo de un derecho. Sin embargo, no hemos hallado en la
jurisprudencia nacional algún antecedente que permita sostener nuestro aserto o que lo
rechace el error.
3. FUNDAMENTOS DE LA JUSTIFICACIÓN
Las bases de las causas de justificación han sido objeto de discusión intensa en
la doctrina70. Así, se han planteado teorías monistas o unitarias que pretenden establecer
resortes comunes, en tanto, que otro sector ha desarrollado teorías pluralistas71, es decir,
que consideran el sustento de las causas de justificación responde a diversos factores
70
Vid., ampliamente sobre este tema CARBONELL MATEU Fundamentos, Naturaleza y Fuentes de la
Justificación Penal, Madrid, 1983.
71
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 349. Según estos autores en cuanto a la
fundamentación de las causas de justificación es necesario atender a la concepción material de la
antijuricidad, puesto que la justificación conlleva la tolerancia de un comportamiento que implica la
colisión con una norma de carácter prohibitiva.
37
que se relacionan con la naturaleza particular de tal o cual situación justificante 72. En
este punto nos ocupamos, en primer lugar, de las teorías monistas, para lugar abordar la
perspectiva pluralista.
3.1.Teorías monistas
72
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 320. En cuanto
al fundamento de las causas de justificación estos autores afirman que en algunas ocasiones no concurre
un desvalor absoluto de la conducta, por tanto, el ordenamiento permite determinados comportamientos.
Esto se sustenta, según exponen en dos principios: ausencia de interés y el interés preponderante. En
torno a la ausencia de interés sostienen que si bien el ordenamiento jurídico ha sido establecido con el fin
de tutelar bienes, es posible que el titular de determinado derecho no tenga interés en la protección de
éste, lo cual implica que el comportamiento no será contrario a derecho. En torno a la ausencia de interés
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 61 expone que en ocasiones el
ordenamiento deja de tener interés en la tutela del bien, luego que se realiza una ponderación de bienes.
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ exponen que el consentimiento del ofendido da lugar a
que el comportamiento se considere atípico en el caso que integre el tipo, en atención que no se produce
la lesión al bien jurídico. Estiman que el consentimiento será causa de justificación en el caso que no sea
componente del tipo, esto es que el ordenamiento tutele el bien jurídico sin importar el consentimiento
que pueda prestar el sujeto, no obstante, aclaran que si el titular del bien presenta desistimiento esto no
significa que haya resistencia por parte del ordenamiento a la tutela del bien jurídico. También en cuanto
al consentimiento BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE entienden que el consentimiento
es causa de atipicidad. Por su parte, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN sostienen que el
consentimiento es una causa de justificación en el caso que tenga lugar un conflicto entre el deber de
proteger un bien y la voluntad que se expresa en un acto específico, el cual se resuelve por medio de la
elección de la voluntad de la persona. No obstante, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN afirman que el
consentimiento propicia la atipicidad de la conducta en el caso que provoque ausencia de interés, puesto
que aquí no existe lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos, en consecuencia, ante esta circunstancia
no existe tipo. En otro orden de ideas, el interés preponderante conlleva el conflicto entre dos bienes
jurídicos. Esta divergencia puede ser entre dos bienes de igual jerarquía o de diferente rango. En caso de
conflicto entre bienes de distinto rango, resulta dable sacrificar el bien de menor valor por el que tiene
mayor relevancia. En este caso la conducta no es antijurídica, debido a que se ha atendido el bien jurídico
de mayor jerarquía conforme a lo establece el ordenamiento, como ocurre por ejemplo en el estado de
necesidad en el cual se salva la vida en desmedro de la propiedad. En el supuesto de bienes de igual rango
se colige que el ordenamiento en algunas ocasiones puede concederle mayor relevancia a uno de aquellos,
sin que el comportamiento pierda su condición de típico, aunque no será antijurídico, como ocurre en la
legítima defensa en el caso que el agredido le cause la muerte al agresor para salvar su vida, en este
sentido se prefiere la vida del agredido frente a la del agresor.
73
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 286.
38
teoría del fin, elaborada por DOHNA y seguida por E. SCHMIDT. Según esta teoría la
acción típica no será antijurídica, en el caso que se presente como un mecanismo
adecuado para el logro de los objetivos de la vida en colectividad reglamentada por el
Estado 74 . También sostienen que, dentro del marco de la posición unitaria de la
justificación, se encuentra el principio denominado “más beneficio que daño”, el cual
sostiene que una conducta será típica, pero no antijurídica en el supuesto que ocasione
mayores beneficios que perjuicios a la colectividad75.
Otras iniciativas dirigidas a reunir las causas de justificación bajo una sola
premisa se dirigen a establecer causas de justificación con mayor o menor alcance. Así,
se advierten los principios de “falta de ilícito” (que incluye el consentimiento y sustituto
del consentimiento) y “derecho preponderante” que informa a todas las causas de
justificación76.
74
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 425. Para estos autores esta posición resulta plausible
porque reconoce la importancia de los elementos subjetivos de la justificación, no obstante, consideran
que se trata de un “mero principio regulativo”.
75
MAURACH/ZIPF Derecho Penal 1…, cit., pp. 425. Con relación al principio de “más beneficio que
daño”, expresan estos autores que se trata de un tema muy general y, por ende, impreciso. CARBONELL
MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 56 afirma que la teoría de mayor utilidad que daño ha
sido expuesta por WILHEM SAUER para quien el injusto significa contraposición con la justicia social y
el bien que representa el Estado, por tanto, desde el momento en que una conducta aporta mayor utilidad
que perjuicio o daño se advierte más valor que desvalor. SAUER establece algunos supuestos en torno a
la posición que defiende. Así, menciona: 1) Ejercicio formal de derechos y facultades, como ocurre, por
ejemplo, en el derecho a la educación; 2) fomento de intereses vitales con dirección al bien común, que se
advierte en cuestiones como el tratamiento a la salud; 3) protección de intereses vitales, como acontece en
la legítima defensa. La clasificación elaborada por SAUER ha sido blanco de críticas, dado que se ha
señalado que incluye en ella conductas que más allá de la antijuricidad deben considerarse atípicas, sin
embargo, se estima que lo relevante dentro de la posición defendida por SAUER estriba en que una
conducta estará justificada en el caso que se implique mayor utilidad que daño.
76
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 425. Estos autores sostienen que esta distinción parte
de la equivocada concepción que estima existen causas de justificación de diversa extensión, lo cual
implica diferentes categorías de antijuricidad.
77
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 425.
39
justificación con base en la adecuación social, de tal modo que esta daba lugar a la
delimitación del tipo y de allí se derivan parámetros generales de justificación78.
Sin embargo, los criterios mencionados en el inciso superior han sido objeto de
sendas críticas. Así, en cuanto al conflicto de intereses se ha asegurado que ofrece
argumentos satisfactorios para algunos casos en los cuales únicamente se suprime el
desvalor de la acción. En lo que respecta al interés preponderante se sostiene que en
ocasiones no es dable atender a este criterio, pues es suficiente con reconocer solo
equivalencia de intereses en conflicto, para así verificar si se respeta la facultad de
decidir de las personas80.
78
MAURACH/ZIPF Derecho Penal 1…, cit., pp. 426.
79
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 574.
80
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 575. Este autor se inclina por las teorías pluralistas, en
razón que sostiene que afirma no resulta correcto soslayar las condiciones particulares de cada causa de
justificación, ni tampoco realizar generalizaciones relevantes en cuanto a los criterios en conflicto.
81
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 42. Con respecto a esta teoría, expresa
este autor que ha sido desarrollada, básicamente, por ALEXANDER GRAF zu DOHNA. También han
formulado aportes a la referida teoría: HERTZ, BINDING y von LISZT. CARBONELL MATEU, afirma
que GRAF zu DOHNA entiende que las instituciones jurídicas constituyen medios para alcanzar fines.
Así, se sostiene que las acciones implican “protección a nuestra cultura jurídica”, en el caso que se trate
de un mecanismo justo para alcanzar un fin que se estima, igualmente, justo.
82
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 575.
40
3.2.Teorías dualistas
83
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 117.
84
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 163. En torno a este punto,
también concuerda ZUGALDÌA ESPINAR/POMARES CINTAS, Derecho Penal…, cit., pp. 553 y 554,
debido que se sostiene existe un fundamento común en las causas de justificación que pasa por la colisión
de intereses jurídicos tutelados, el cual debe informar a las causas de justificación. Además, exponen que
los intentos por sistematizar las causas de justificación en realidad no tienen importancia significativa,
porque carece de efectos prácticos. También coincide en este sentido GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica
del…, cit., pp. 284. Según GÓMEZ BENÍTEZ la discusión encaminada a verificar el fundamento de las
causas de justificación no tiene relevancia práctica, en atención a que se trata de abstracciones formales.
De acuerdo con este autor las causas de justificación obedecen a principios particulares que deben ser
atendidos al momento de verificar su fundamento, por tanto, no resulta dable atender a resortes
generalizadores que pretendan sostener la base de las mismas sobre teorías monistas, tal cual pretenden
hacerlo las teorías unitarias. En la misma dirección de GÓMEZ BENÍTEZ, se advierte que ZUGALDÍA
ESPINAR/POMARES CINTAS, Derecho Penal. Parte General…, cit., pp. 554, dado que afirma las
teorías monistas son en extremo generalizadoras, por lo cual resulta preferible la posición pluralista que
entiende el fundamento de las causas de justificación debe buscarse en los principios que sustentan a cada
una de ellas. También JAKOBS en Derecho Penal…, cit., pp. 420, se opone al fundamento unitario que
las teorías monistas les proporcionan a las causas de justificación, en vista que los resortes de aquellas se
relacionan con el estado de determinada sociedad, lo cual significa que se trata de una serie de factores
que no pueden ser subsumidos dentro de una única concepción. En este mismo sentido, agrega que las
concepciones generales en torno a las bases de la justificación tampoco contribuyen a determinar la
naturaleza de éstas. Otra crítica en contra de la teoría monista corre por cuenta de GARRIDO MONTT,
Derecho Penal…, cit., pp. 146 quien sostiene que la tarea a la cual se aboca esta postura es muy
complicada de cumplir, e incluso de escasa utilidad dentro del marco de la teoría del delito, debido a lo
abstracto de su planteamiento y porque pierde de vista que las causas de justificación obedecen a
principios especiales que, difícilmente, pueden reconducirse a posiciones unitarias.
85
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal.., cit., pp. 391.
41
JAKOBS es partidario de las teorías pluralistas, en vista que considera son más
concretas. Así, sostiene que, a partir de los principios de ausencia de interés, principio
86
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp.391. Estos autores sostienen que el
injusto no puede ser comprendido de manera unitaria, debido a que también cabe incluir en el injusto la
infracción de deber, en consecuencia, si el injusto no tiene connotaciones unitarias, tampoco lo puede
tener la justificación. En la misma línea de pensamiento, CARBONELL MATEU, Fundamento,
Naturaleza y…, cit., pp. 41, puesto que afirma si la justificación tiene una sola razón, tal cual lo expone la
teoría unitaria, entonces habría que considerar que el injusto también cuenta con una estructura unitaria.
87
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 117,
sostienen que la doctrina se ha inclinado por las tesis diferenciadoras, es decir, que existe una justificación
autónoma correspondiente a cada causa de justificación, empero afirman que se observan principios
comunes como por ejemplo el interés preponderante que sirve para establecer una fundamentación
supletoria, no obstante, precisan que este principio no contribuye a adelantar una sustentación unitaria.
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 392, en sentido contrario, sostienen que
el interés preponderante es el fundamento común de las causas de justificación.
88
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 424 y ss. En cuanto a los intentos sistematizadores de
las causas de justificación, estos autores sostienen que la teoría del fin constituye sólo un principio
regulativo que no contribuye a sostener el fundamento de la justificación. Una situación similar ocurre
con el principio de más beneficio que daño, dado que no es posible aplicarlo a todas las causas de
justificación y es más bien un criterio impreciso. Igualmente, critican los principios de falta de ilícito y
derecho preponderante, puesto que a partir de éstos es posible establecer diferentes grados de
antijuricidad, lo cual no estiman correcto. Una situación similar ocurre con el principio de interés
preponderante, puesto que este no da lugar a fundamentar todas las causas de justificación, como ocurre,
por ejemplo, en el estado de necesidad defensivo que tiene connotaciones que no participan de tal
principio. En otro sentido, ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 485 advierte en la teoría del fin
un posible fundamento común, o más bien un límite a la justificación, dado que el fin de la convivencia
da lugar a que en determinadas oportunidades sean permitidos algunos comportamientos.
89
ZUGALDÍA ESPINAR/POMARES CINTAS, Derecho Penal…, cit., pp. 554.
42
90
JAKOBS, Derecho Penal..., cit., pp. 420. Dentro de la doctrina chilena coincide con esta posición,
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 145, puesto que estima que las bases de la justificación
no responden a criterios unitarios, sino a diversas formulaciones, pues cada causa de justificación tiene
uno o varios resortes. También MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 107 y 108, estima que
las teorías pluralistas proporcionan las bases correctas para fundamentar las causas de justificación.
Sostiene MUÑOZ CONDE que la doctrina dominante utiliza varios principios comunes a las causas de
justificación, con lo cual se aparta de la posición unitaria que pretende una sustentación monolítica de la
justificación. MUÑOZ CONDE identifica como principios orientadores de las causas de justificación la
ausencia de interés y el interés preponderante, sin embargo, reconoce que existen otros principios que, de
igual manera, dan lugar a establecer bases para fundamentar la justificación, así la prevalencia del
derecho y proporcionalidad.
91
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 421. Así, un primer grupo de causas de justificación estaría
orientado por el principio de responsabilidad. Según este criterio la base del comportamiento que aparece
justificado se basaría en que la persona afectada por la intervención del agredido debe soportar las
consecuencias de su conducta. Aquí, JAKOBS cita como ejemplo la legítima defensa la detención
provisional por particulares. La segunda clasificación que formula JAKOBS se orienta por el principio de
la definición de intereses por parte de la propia víctima de la intervención. En este caso se sostiene que el
sujeto que padece la actuación la percibe como provechosa o la estima aceptable. En este orden, estima
como ejemplo de esta posición debe considerarse el consentimiento justificante y el consentimiento
presunto. En el último grupo la base de la justificación radica en el principio de solidaridad. Aquí se toma
en cuenta el interés de otros sujetos, e incluso de la colectividad frente a la persona que soporta la
intervención. Este es el caso del estado de necesidad agresivo.
92
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 163. Estos autores
respaldan la posición diferenciadora, puesto que entienden que la fundamentación de las causas de
justificación descansa en cuestiones que le corresponden a cada causa de justificación, es decir, que
existen parámetros que inspiran las causas de justificación, bien por su cuenta o entrelazados entre sí, de
tal suerte que dan lugar a sustentar, desde esa perspectiva, las causas de justificación. Estiman que la
postura que plantea la posición unitaria no es útil por el amplio margen que le concede a la
generalización. Esto implica que será necesario examinar cada causa de justificación, para así verificar el
fundamento que le corresponde a cada cual.
43
Importa destacar que, dentro del marco de las teorías pluralistas, se considera
que existen principios que son comunes, empero las bases que sirven de resortes para
fundamentar las causas de justificación deben encontrarse en la esencia de cada una.
Así, WELZEL estimó que la legítima defensa, el estado de necesidad supralegal y el
estado de necesidad para efectos civiles tienen como fundamento la necesidad, lo cual
implica que otras causas de justificación tendrían su base en diferentes sustentos94.
93
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 286.
94
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 29 y 30.
95
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 194 y 195. El profesor CEREZO MIR sostiene que la
naturaleza de las causas de justificación es un asunto complicado, por tanto, no debe reconducirse a
fundamentos unitarios, como aquellos postulados por DOHNA quien encuentra la base de la justificación
en el principio del medio adecuado; o SAUER que defiende la mayor utilidad que el daño; o
SCHMIDHÄUSER quien ve el fundamento único en la exigencia de respeto de un bien frente a la del
bien jurídico lesionado; o JIMÉNEZ DE ASÚA que expone que la base radica en el principio del interés
o del deber preponderante; o CARBONELL MATEU quien entiende se trata del principio de ponderación
de intereses y NOLL el cual asegura el resorte de la justificación se encuentra en la ponderación de
bienes. CEREZO MIR estima que existen causas de justificación que responden a diversos criterios. Así,
la legítima defensa no sólo se encuentra determinada por el principio de ponderación de intereses, en
razón que el bien lesionado puede ser mayor que aquel que se defiende, lo cual significa que no existe
proporcionalidad en este sentido, de tal suerte que, desde esta perspectiva, también informa la legítima
defensa el principio que sostiene que el Derecho no debe echar marcha atrás frente aquello que es injusto.
En cuanto al estado de necesidad sostiene CEREZO MIR que no sólo cabe atender a la ponderación de
intereses, sino que es necesario considerar el respeto a la dignidad de la persona, en vista que en caso
contrario será dable considerar lícito el comportamiento de la persona que se dedica a extraer un riñón de
otro para realizar una operación que asegure la vida de un enfermo.
44
el interés preponderante existe una situación más relevante que da lugar a que la
conducta deje ser antijurídica, cuando en otro caso lo hubiese sido. En tanto que en la
ausencia de interés desaparece, por cierta causa, el interés, el cual en otra circunstancia
daría lugar a la vulneración del injusto96.
96
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 31.
97
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 32.
98
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 32. Según este autor MEZGER
estimaba que dentro del interés preponderante se encuentran los siguientes puntos: comportamientos
adelantados en atención a deberes preponderantes, conductas realizadas en atención a una justificación
particular y principio general de ponderación de bienes jurídicos.
99
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp.35. Conforme este autor, MEZGER
estimaba que el principio de ponderación de bienes jurídicos fundamenta el carácter supralegal de las
causas de justificación, lo cual implica se trata, a criterio del autor alemán, de un principio general, lo cual
no ocurre con el principio de ausencia de interés. Con todo afirma CARBONELL MATEU que en la
doctrina italiana SANTORO opina que una vez que prevalece un interés el otro se desvanece, por ende,
pierde su tutela y en todo caso cabe ausencia de interés, no obstante, este aserto no es compartido por
CARBONELL MATEU quien sostiene que, si bien es cierto que uno de los bienes cede frente al otro, esto
no implica que desaparezca, puesto que se trata del efecto que acontece y no de la propia causa de
justificación.
45
que luego WELZEL varió su criterio, debido a que en la primera y segunda edición de
su tratado consideró que la adecuación era un asunto de antijuricidad, sin embargo,
después se apartó de tal posición, dado que llegó a la conclusión que tal figura debe
encontrarse en el tipo, puesto que en dicha categoría se establecen los comportamientos
que se estiman son lesivos a bienes jurídicos, claro está, desde el punto de vista penal.
Esta situación ocurre, porque algunas conductas son consideradas nocivas por la
sociedad, por tanto, son objeto de tipificación por el legislador, sin embargo, si ciertos
comportamientos se estiman adecuados socialmente, debe entenderse que dicha figura
integra el tipo100.
Nos parece que llevan la razón los partidarios de las teorías pluralistas o
diferenciadoras, puesto que las causas de justificación responden a diversos principios,
entre los cuales incluso deben tomarse en cuenta aspectos de política criminal, como
expone GÓMEZ BENÍTEZ, o algunas cuestiones relacionadas con la dignidad de la
persona como lo propone CEREZO MIR, por ende, sólo en la medida que se ponderan
diversos fundamentos es posible trazar las bases de la justificación.
4. TIPO DE LA JUSTIFICACIÓN
Los elementos que forman parte del tipo de justificación han sido objeto de
intensos debates en la doctrina. Los partidarios de la teoría clásica del delito
consideraban que solo se advertían elementos objetivos en la antijuricidad y en
100
CARBONELL MATEU, Fundamento, Naturaleza y…, cit., pp. 38 y 39.
46
101
Von LISZT, Tratado de Derecho…pp. 366 y 367; y 421 y 423.
102
Así, MEZGER en Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 92 y ss., expresa que la antijuricidad en la mayoría
de las veces es objetiva, mientras que es posible que en algunos supuestos concurran algunos elementos
subjetivos, como puede ser en la legítima defensa, en la cual se advierte la “intención personal de
defensa”. Este autor formula una clasificación en la cual expone que en ciertas circunstancias se
mencionan elementos subjetivos en el injusto. Así establece los siguientes puntos: 1) los delitos de
intención: en los cuales aparece como ejemplo el delito de hurto, debido a que el sujeto tiene el ánimo de
apoderarse de una cosa mueble, porque se observa una “intención” de apoderarse, la cual es subjetiva.
También importa tener presente, en este contexto, los “delitos mutilados en dos actos”, es decir, aquellos
en los cuales el autor lleva a cabo una conducta, para utilizarla como un medio para lograr un fin. De
igual forma, los “delitos de resultado cortado”, esto es aquellos en los cuales el individuo realiza una
actividad para que luego se produzcan otras consecuencias; 2) delitos de tendencia: que son aquellos en
los que la conducta del hechor implica una inclinación por parte del sujeto. Así, sostiene que no en todo
caso el hecho de palpar los genitales de una persona, puede considerarse como acto impúdico, puesto que
puede tratarse una situación que debe contextualizarse dentro del trabajo médico; y 3) delitos de
expresión: en los cuales se observa un estado interno del sujeto, de tal manera que ello implica elementos
subjetivos. Aquí MEZGER cita como ejemplo la determinación de la veracidad de una declaración
ofrecida por un sujeto. Sin embargo, este autor reconoce que pueden existir otros casos, diferentes a los
listados, en los cuales se advierten elementos subjetivos en el injusto. También opina que la
determinación de elementos subjetivos es un asunto que depende de la estructuración del injusto.
103
Vid., ampliamente WELZEL en Derecho Penal Alemán…cit., pp. 72 y ss. Con respecto a este tema
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 290, sostiene que para los finalistas la justificación
precisa de la concurrencia de una acción que debe ser valorable de manera positiva y de un desvalor del
resultado, esto es que tenga lugar la situación justificante.
104
JAKOBS, Derecho Penal…cit., pp. 425. En este mismo sentido, JESCHECK/ WEIGEND, Tratado de
Derecho…, cit., pp.347. Estos autores afirman que los aspectos que integran el tipo del injusto no son
suficientes para cumplimentar el tipo de justificación, pues el primero sólo se concentra en los elementos
típicos que integran el hecho punible. También ROXIN, Derecho Penal, tomo I…cit., pp. 596 y 597
sostiene que la concepción puramente objetiva del tipo de justificación es defendida hoy día por
SPENDEL y conforme a ésta la persona aparece justificada si su comportamiento está previsto
objetivamente por una situación justificante. Este autor expone que esta concepción, que entiende al
injusto sólo desde una perspectiva objetiva, no puede justificar al sujeto, debido a que para que ello ocurra
es necesario que se enerve tanto el desvalor de la acción, como del resultado, lo cual implica una visión
del injusto que contenga aspectos objetivos y subjetivos. También comparte esta posición ZUGALDÍA
ESPINAR/POMARES CINTAS, Derecho Penal…, cit., pp. 554 quienes exponen que la doctrina
dominante realiza un paralelismo entre el tipo del injusto y el de la justificación, en consecuencia, la
concurrencia de una causa de justificación exige de un elemento objetivo que estará conformada por
“presupuestos objetivos” que sustentan la situación justificante y de un aspecto subjetivo el cual requiere
que el individuo tenga conocimiento de la situación que lo justifica y que proceda con arreglo a la
particular causa de justificación.
47
justificación105. Con respecto a este tema, se advierte que algunos autores estiman que
no basta la concurrencia de los elementos objetivos para que tenga lugar una causa de
justificación, lo cual significa, naturalmente, que es necesario que se tomen en cuenta
los aspectos subjetivos de la justificación; no obstante, para otros es suficiente que se
observen los elementos objetivos para que se reconozca106.
105
JAKOBS, Derecho Penal…cit., pp. 431 sostiene que los elementos subjetivos del tipo de justificación
dicen relación con el conocimiento de los aspectos objetivos que integran el referido tipo, en tanto, que
los aspectos objetivos sólo toman en cuenta la concurrencia de los elementos que conforman la situación
que propicia la justificación.
106
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 436 y 437. Con respecto a este tema, importa tener en mente las
posiciones doctrinales en cuanto al delito. Así, la concepción clásica sostenía que no era necesaria la
concurrencia de elementos subjetivos, pues sólo bastaba que el autor cumpliera con los aspectos objetivos
de la justificación para tuviera lugar ésta. No obstante, esta postura fue duramente criticada por los
partidarios de la teoría finalista que entendía era preceptivo la concurrencia de elementos subjetivos, al
igual que los objetivos. MIR PUIG expresa que esta última posición representa la doctrina mayoritaria en
Alemania. Este autor es de la opinión que una causa de justificación requiere que los aspectos objetivos
de las mismas sean del conocimiento del individuo y también que éste las haya querido, tal como ocurre
en el tipo positivo en el cual se precisa del dolo. Sin embargo, aclara que no se necesita un “ánimo
adicional” dirigido a proceder con arreglo a una causa de justificación. Para ejemplificar su postura
sostiene que en la legítima defensa se requiere que el sujeto se defienda objetivamente y también que la
persona sepa que está realizando una acción dirigida a rechazar la agresión, de tal suerte que no se precisa
de un ánimo particular dirigido a defenderse de manera legítima, en consecuencia, MIR PUIG estima que
la persona bien puede actuar motivada por el odio o alguna otra razón. De otro lado, se colige que
CEREZO MIR se aparta de la posición defendida por MIR PUIG que sostiene no es necesario que haya
en el sujeto un ánimo especial, en vías que se concrete una causa de justificación. Consideramos que lleva
la razón MIR PUIG, puesto que la propuesta que plantea CEREZO MIR lleva a considerar aspectos que
nos parece no puede interferir el Derecho penal, esto es la motivación que impulsa al sujeto a proceder de
determinada forma. Si bien estimamos que se precisa de elementos subjetivos, esto aplica para el
conocimiento que debe tener la persona en cuanto a la situación justificante. Conforme a este tema
también CURY URZÚA, Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 358, expresa que no es posible determinar tal
animus, puesto que no es dable incursionar en los designios del sujeto, por el contrario estima que cabe
finalidad en la causa de justificación, es decir, que el sujeto debe tener conocimiento que su conducta está
motivada a defenderse, como ocurre en la legítima defensa, sin embargo, las intenciones del individuo no
son sujeto de examen en vías a determinar si concurre alguna causa de justificación.
Con todo, la posición que reconoce elementos subjetivos en la justificación nos resulta correcta, puesto
que si bien la ley señala los requisitos que deben observarse para que tenga lugar una causa de
justificación en particular, nos parece que es necesario que el sujeto tenga noticia que se encuentra dentro
del marco de una situación justificante, para que concurra una causa de justificación en toda su
dimensión, pues en sentido contrario se atendería, únicamente, a elementos objetivos conforme lo
estableció en su día la concepción causalista clásica, la cual es contraria a la teoría dominante del injusto
que rige hoy día y que entiende existen aspectos objetivos y subjetivos en el injusto, lo cual implica que
las motivaciones del sujeto son relevantes y deben ser atendidas de entrada. Esto incide sobre las causas
de justificación, en atención a que se relacionan con el injusto, en concreto, con la antijuricidad, debido a
que si tienen lugar se enerva la condición antijurídica de la conducta, aunque se mantiene incólume su
tipicidad. Debemos coincidir con OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal..., cit.,
pp. 164 y 165, porque afirman que la concepción objetiva de la antijuricidad se plantea sólo el disvalor
del resultado, es decir, la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico; en tanto que la posición subjetiva
se centra en el desvalor de la acción. A partir de esta descripción concluyen que en el evento que no se
ponderen los elementos subjetivos, se asistiría a un Derecho penal de resultado, posición que no nos
parece correcta, en atención a que las motivaciones del sujeto deben ser objeto de atención. Aquí también
debemos destacar con CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 769 y ss., que la
justificación, desde una perspectiva objetiva, implica una comprobación ex post que entiende que en el
caso que no concurra la acción justificada habría tenido lugar el resultado que la causa de justificación
pretende que no ocurra; mientras que la concepción puramente subjetiva precisa de una valoración ex
ante, de tal modo que el resultado es irrelevante.
48
107
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 353. Conforme a la posición defendida por
estos autores sería necesaria la intención de defenderse en la legítima defensa, en tanto que, en el estado
de necesidad justificante, es preceptiva la actuación con el fin de desvanecer el peligro; en la interrupción
del embarazo se precisa de la voluntad del médico encaminada a salvar a la mujer en estado de gravidez.
En la doctrina argentina ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 483 estima que debe existir la
“finalidad” de defensa en el sujeto. También participa de la concurrencia de elementos subjetivos en la
justificación BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal Español. Parte General, Barcelona, 1984,
pp. 231. BUSTOS RAMÍREZ expone que las causas de justificación aparecen fundamentadas por
cuestiones de significación y sentido, en consecuencia, no es posible resolverlas conforme a criterios
causales, por tanto, se precisa de elementos subjetivos.
108
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 198. En torno a este tema también BACIGALUPO
ZAPATER, Principios de Derecho penal, 3ª ed., Madrid, 1994, pp. 150. Este autor sostiene que existe un
amplio respaldo por la doctrina a la postura que entiende debe existir un animus defendi por parte del
sujeto. La posición defendida por CEREZO MIR que sostiene que los elementos subjetivos de la
justificación se derivan de la redacción que presenta el CPE no es compartida por RODRÍGUEZ
DEVESA quien afirma que la estructura del estatuto punitivo no debe ser interpretada, con arreglo a
criterios gramaticales, puesto no existe ningún basamento para tales efectos. También coincide LUZÓN
PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp.580, pues según este autor la redacción de algunas causales de
justificación, no debe dar lugar a considerar que el ánimo del sujeto es relevante en vías de verificar si
procede una situación justificante. Así, afirma que los términos: “obrar en defensa”, “en cumplimiento de
un deber legal”; no implican que debe atenderse a las motivaciones de la persona, por el contrario, estima
que en estos casos sólo se trata de cuestiones objetivas en las cuales el individuo actúa defendiéndose o
defendiendo a otra persona. Ahora bien, expresa que es posible que ocurra un exceso en la justificación si
el sujeto no atiende a la proporcionalidad o en el caso que su conducta sea innecesaria. En contraposición
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…cit., pp. 166, consideran que son
necesarios los elementos subjetivos en las causas de justificación, puesto que la construcción gramatical
de éstas así lo aconseja.
49
109
De este parecer es RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, 10ª ed., Madrid, 1986, pp. 504.
Este autor sostiene que existen ocupaciones que son estimadas por la colectividad, pero que, en algunas
ocasiones, pueden contener motivaciones mórbidas. Así, cita el caso del cirujano que alimenta sus
inclinaciones sádicas al tiempo que practica operaciones; el policía que persigue a una persona dirigido
por el afán de caza de un sujeto. Este autor asegura que estas motivaciones no deben ser atendidas por el
ordenamiento, pues de lo contrario el derecho se tornaría en religión y los despachos judiciales serían
confesionarios.
110
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp.575. Este autor sostiene que es necesario el elemento
subjetivo en la justificación en el caso que ley lo establezca.
50
acción; no obstante, la sanción se reduce por la ausencia del desvalor del resultado111.
111
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 434. Según este autor para los finalistas ortodoxos el sujeto
debe ser castigado por delito consumado, debido a que estiman el elemento subjetivo se encuentra
presente en el desvalor de la acción. Esto implica que no tiene mayor relevancia el resultado para que
tenga lugar el reconocimiento de la justificación. MIR PUIG opina que esta posición soslaya la
importancia que posee el desvalor del resultado y que aconseja una disminución de la sanción. En la
doctrina chilena participa de la solución finalista GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 152,
debido a que considera de superlativa importancia el desvalor de la acción que concurre para estos
efectos. Para MIR PUIG en caso de que se produzca el desconocimiento de los elementos subjetivos en la
causa de justificación en un delito imprudente, de igual forma, corresponde atenuación por eximente
incompleta. A su vez critica la solución de la tentativa inidónea que plantea la doctrina alemana, debido a
que ésta es atípica y porque en realidad se ha producido un resultado, es decir, ha ocurrido la
consumación del delito.
112
CEREZO MIR, Curso de Derecho...cit., pp. 203. Según este autor la única forma de aplicar la tentativa
al caso objeto de atención sería por medio de analogía, en este supuesto in bonam partem, sin embargo,
esta interpretación tropieza con lo previsto en el artículo 4°3 del CPE, en cambio la solución de la
atenuante analógica si tendría sustento legal, en atención a lo señalado en el artículo 21.7 del CPE.
CEREZO MIR critica la posición asumida por un sector de la doctrina española representada por COBO
DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, para quienes es dable aplicar una eximente incompleta en la cuestión que
nos atañe, puesto que tales eximentes precisan que tengan lugar los aspectos esenciales de la eximente en
particular, no obstante, en el asunto examinado falta un elemento de superlativa importancia, es decir, lo
subjetivo.
113
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 179. Estos autores estiman
que el elemento subjetivo es preciso, para que concurra una causa de justificación, en consecuencia, sin
aquél no será posible apreciar la situación de justificación incompleta. En torno a esta cuestión
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO distinguen entre dos supuestos. En el primer caso
aseguran que el permiso concedido al sujeto para actuar en contraposición al tipo, se desvanece desde la
perspectiva política-criminal, como ocurre por ejemplo en la falta de agresión ilegítima en la legítima
defensa. En el segundo supuesto se está frente a casos en los cuales se puede suprimir algún elemento, sin
que desaparezcan las causas que han provocado la circunstancia justificante, como por ejemplo la
necesidad racional del mecanismo empleado para repeler el ataque. En el primer supuesto, según
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, la ausencia de tales elementos impide reconocer la
eximente incompleta, en tanto, que en el segundo no se impide la apreciación de la eximente incompleta.
En esta dirección, LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp.
440 y 441, sostienen que procede la eximente incompleta en el evento que haga falta uno de los elementos
inesenciales de la causa de justificación. Agregan que la jurisprudencia exige que al menos concurra uno
de los puntos fundamentales de la justificación, como ocurre por ejemplo en la agresión ilegítima que es
51
Según la teoría de los elementos negativos del tipo es necesario que concurran
elementos subjetivos, en vías que se reconozca determinada causa de justificación. En
sentido contrario, el sujeto responde por delito frustrado114.
Como se expuso algún sector de la doctrina estima que ante la falta del elemento
subjetivo en la causa de justificación debe entenderse que ha tenido lugar la figura de la
tentativa inidónea115. Para quienes defienden esta postura la tentativa es procedente,
debido a que, si bien concurre desvalor de la acción, no sucede lo mismo con el desvalor
del resultado, puesto que este se encuentra autorizado por el ordenamiento jurídico116.
La solución de la tentativa, en el supuesto que haga falta el elemento subjetivo de la
justificación, esto es que el sujeto no conoce que acontece la situación objetiva de
justificación; se sustenta en que, si bien el individuo procede con dolo, no se advierte
desvalor del resultado, debido a la concurrencia de la situación objetiva justificante,
empero si tiene lugar la desvaloración de la acción117.
Otra situación ocurre en el caso de los delitos imprudentes, dado que no tiene
relevancia que la persona no tenga conocimiento que su conducta aparece amparada por
una causa de justificación, puesto que en estos ilícitos se precisa de un desvalor del
resultado, lo cual significa que el solo desvalor de la acción no es suficiente, a menos
que la acción imprudente dé lugar a un delito de peligro119.
Para nuestros efectos, en el caso que haga falta el elemento subjetivo del tipo de
justificación, se advierte, como señala la doctrina, un desvalor de la acción, puesto que
el sujeto ha procedido con dolo dirigido a provocar la lesión de un bien tutelado por el
120
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 765 y ss. Este autor ejemplifica la cuestión a
partir del supuesto en el cual un sujeto pretende romper un cristal, no obstante, le salva la vida a una
persona que está cerca de morir por asfixia. Ante esta circunstancia la persona realiza el tipo penal de
daños previsto en el CPE, pero no debe ser favorecido con la concesión de una justificante, puesto que no
tenía conocimiento de la situación en que se encontraba. Con todo, CUELLO CONTRERAS, afirma que
el finalismo no debe concebirse como una teoría subjetiva de la justificación, debido a que no vincula el
elemento subjetivo con el móvil de justificación, así cita el caso de la persona que toma para sí el dinero
que un ladrón acaba de robar, en este caso no cabe justificación, puesto que la acción estuvo dirigida
hacerse con la cosa y no restablecer el derecho.
121
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 772.
122
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 800.
53
ordenamiento. Sin embargo, nos parece que no concurre desvaloración del resultado,
dado que la conducta llevada a cabo por el autor se encuentra permitido por el
ordenamiento, pese a que el individuo desconozca que procede con arreglo a la
respectiva causa de justificación. Con base en este planteamiento consideramos que la
ausencia del elemento subjetivo en el tipo de justificación debe ser resuelta mediante la
figura de la tentativa inidónea.
123
GUERRA DE VILLALAZ/VILLALAZ DE ALLEN, Manual de Derecho Penal. Parte General,
Panamá, 2009, pp. 144. Estas autoras parecen respaldar la posición que defendemos, puesto que al hacer
mención de los diferentes elementos que integran la tentativa, según el CPP sostienen que se precisa de
idoneidad de medios. A juicio de GUERRA DE VILLALAZ/VILLALAZ DE ALLEN este elemento dice
relación con los delitos dolosos y también precisa que el comportamiento pueda ser objeto de
fragmentación, es decir, dividido en compartimientos y por último opinan que los actos empleados deben
ser “apropiados” para dar lugar a que tenga ocasión el delito que pretende realizar el autor.
54
En otro orden de ideas, se discute en torno al posible examen que debe realizar
el individuo, es decir, si el sujeto debe realizar un análisis detallado en torno a los
presupuestos de carácter objetivo de la causa de justificación. Se ha esgrimido que el
deber de examen no es relevante para el reconocimiento de las causas de justificación,
de tal manera que la conducta del sujeto se justifica en el caso que concurran los
aspectos que integran la justificación y la persona proceda conforme a la circunstancia
que lo justifica125.
124
Nos parece que el Código penal derogado de 1982 establecía una posición distinta a la que rige hoy
día. Esto es así porque preveía la figura de la eximente incompleta en el artículo 66.7. Dicha norma se
encontraba dentro de las circunstancias modificativas de responsabilidad criminal, en calidad de
atenuante. El artículo sostenía lo siguiente: “Son circunstancias atenuantes comunes, cuando no estén
previstas como elementos constitutivos o como atenuantes específicas de un determinado hecho punible,
las siguientes:…, 7. las eximentes incompletas”. El ACPP regulaba la tentativa en el artículo 44 como
sigue: Hay tentativa cuando se inicia la ejecución de un hecho punible por actos idóneos encaminados a
su consumación y que no se produce por causas independientes del agente”. Como viene expuesto, la
redacción del ACPP, al igual que el estatuto vigente de 2007, no daba lugar a la tentativa inidónea, puesto
que exigía actos idóneos para que el sujeto activo lograra los propósitos trazados. Pese a la regulación de
la eximente incompleta en el ACPP, estimamos que la solución al asunto igual pasaba por la tentativa,
debido a lo que hemos expuesto en cuanto a la desvaloración del resultado. En este mismo orden,
consideramos que la solución de la impunidad se encontraba presente en el estatuto de 1982, puesto que
no se preveía la tentativa inidónea.
125
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 354. Estos autores citan como ejemplo el
caso del médico que adelanta una revisión superficial de la mujer en estado de gravidez y concluye, de
forma correcta, que se reúnen los elementos para que se dé un aborto y en efecto realiza el procedimiento
para la interrupción de la gestación, cuestión que da lugar al reconocimiento de la situación justificante.
126
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 354.
127
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 355. Estos autores opinan que esta situación
aplica para la tutela de derechos legítimos, como por ejemplo en el caso que no se corroboren los dichos
que han ofendido el honor de una persona. También en el evento que el consentimiento presunto no sea
tal, es decir, en el caso que no haya concordancia con la voluntad de la persona afectada y también para
diligencias oficiales en las cuales el servidor público procede con arreglo a derecho, pese a que no se
hayan confirmado los elementos que el funcionario consideró correctos. JESCHECK/WEIGEND
afirman que la decisión en torno a una causa de justificación es una cuestión que adelanta el operador del
sistema en un contexto ex post. Sin embargo, en el caso que el hecho objeto de atención tenga como
perspectiva la posible realización de un peligro deberá atenderse a la condición del hombre promedio, lo
cual implica una ponderación ex ante, la cual también cabe aplicar para los casos relacionados con el
deber de examen.
55
Otro asunto a examinar, dentro del contexto que acapara nuestra atención,
guarda relación con la certeza en cuanto a la configuración de una causa de
justificación, es decir, el supuesto en que una persona se plantea como posible la
concurrencia de una causa de justificación128.
128
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 594. Según este autor el BHG consideró legítima defensa
putativa en el caso de un sujeto que dirigió el vehículo que conducía contra unos sujetos, porque estimó
sería víctima de una golpiza. Este autor opina que la cuestión pudo haberse resuelto mediante la figura
del dolo eventual, pues si bien era posible que en realidad el individuo iba a ser agredido, también cabía la
posibilidad que fuera un incidente sin mayor trascendencia. ROXIN entiende que si el sujeto en realidad
estimaba que se trataba de una causa de justificación el asunto debe ser resuelto mediante las reglas del
error de tipo.
129
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 595. De acuerdo con ROXIN cabría estado de necesidad
justificante en el caso que una persona no esté segura si tiene lugar una causa de justificación. Esto ocurre
en el supuesto que un individuo advierta que los tripulantes de una embarcación corren el riesgo de
perecer, en atención a las condiciones de la nave en la cual se encuentran, y en razón de ello toma una
embarcación para socorrer a las personas, empero daña obstáculos para lograr su cometido. Aquí, según
ROXIN, el sujeto estaría justificado pese a que luego se demuestre que los tripulantes hubiesen podido
salvarse sin la intervención del individuo. Esta postura, conforme expone ROXIN, no es aplicable en el
caso que colisione vida contra vida, puesto que según la legislación alemana opera no ya una causa de
justificación, sino de exculpación.
130
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 760. Según este autor en la doctrina se discute
en torno a la posibilidad que los hechos puedan ser subsumidos en más de una causa de justificación, sin
embargo, entiende que ante esta situación en realidad se está frente a una colisión o relaciones entre las
situaciones justificantes, en lugar de concurrencia de causas de justificación. Así, cita el caso del policía
que utiliza su arma de reglamento, para lo cual está autorizado, lo cual da pie a la aplicación de la
legítima defensa de tercero, así como el ejercicio del cargo.
56
En vista que en este trabajo se examina la figura del error, desde una perspectiva
dogmática y legal, con especial referencia a los ordenamientos de España y Panamá,
conviene tener en mente las soluciones que existen en el evento que se advierta una
posible concurrencia de causas de justificación, puesto que esto tiene efectos directos,
entre otras cosas, sobre la figura del error, dado que habría que verificar la aplicación
de la teoría del error al caso particular, si es que hay lugar a la materialización de alguna
circunstancia que propicie el error. Una situación parecida acontece en materia de
causas de exculpación, es decir, que bien podrían utilizarse las reflexiones realizadas en
este epígrafe para resolver la posible concurrencia de tales eximentes.
131
En torno a este tema vid., ampliamente CUERDA RIEZU, en “Sobre el concurso entre causas de
justificación”, Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, 1990. Este autor sostiene que el concurso
entre las causas de justificación es un tema no ha tenido acogida en la doctrina científica española, al
menos no de forma mayoritaria. CUERDA RIEZU manifiesta que en la ciencia penal española LUZÓN
PEÑA fue el primero que se ocupó del desplazamiento de causas de justificación. Así, expresa que
LUZÓN PEÑA concluyó que la legítima defensa puede llegar a ser desplazada por otra causa de
justificación que tenga un carácter más especial. Con respecto a este punto, CUERDA RIEZU cita la
sentencia de 13 de mayo de 1982 emitida por el Tribunal Supremo español. La situación fáctica que se
analizó en el citado fallo se relacionaba con la actuación de un funcionario de la Policía Municipal de
Oviedo, quien tenía por tarea retirar de la vía automóviles que no estaban estacionados correctamente. La
actuación del agente se vio obstaculizada por uno de los propietarios de los vehículos. La situación llegó a
tal punto que el policía disparó contra uno de los sujetos, lo cual ocasionó la muerte de éste. Al examinar
el caso, el TS concluyó que la actuación del agente policía aparecía justificada por cumplimiento de un
deber, en lugar de legítima defensa, dado que se ajusta más a las circunstancias en las cuales obró el
agente. A juicio de CUERDA RIEZU, el TS admite la concurrencia de causas de justificación por
conflicto de leyes, y esto se resuelve por medio de la aplicación de una de las causas de justificación. En
57
uno de sus fundamentos el fallo sostiene lo siguiente: “CONSIDERANDO que las eximentes de legítima
defensa y el cumplimiento del deber, con fundamento filosófico diferente, en cuanto que la primera
descansa en la necesidad de auto-tutela del bien lesionado y la segunda en el mantenimiento del servicio
público, tienen distintos requisitos, entre los que destacan, dentro de la defensa legalizada, el de la
agresión ilegítima como ataque ilícito actual e inminente susceptible de ser apreciado con claridad, y en
el de la actuación en virtud de un deber, el obrar por exigencias de lo ordenado legalmente, con lo que
aunque ambos son compatibles por su fundamentación y condicionamientos cuando tengan supuestos
diferentes en que basarse, en el caso enjuiciado, una vez admitida su incompatibilidad, debe de
apreciarse el cumplimiento de un deber en lugar de la legítima defensa, porque sobre toda la dinámica
delictiva se perfila con mayor intensidad la actuación del Agente en la misión que tenía encomendada
que la presencia de la agresión permisiva de su defensa, ya que en la actitud violenta que se describe en
los hechos probados, se pone de relieve una discusión en la que se originan amenazas e insultos
recíprocos ("haciéndose objeto de amenazas e insultos" dice la sentencia), al mismo tiempo que el
procesado es empujado y zarandeado por varias personas, sufriendo lesiones leves, cuya autoría no
queda establecida, así como la de las sufridas por el conductor de la grúa que fueron de carácter grave,
con lo que, en su conjunto, predomina la resistencia al mandato del Agente de la Autoridad, sobre la
agresión al mismo”.
132
Con respecto a esta posición, en la doctrina alemana WARDA, citado por CUERDA RIEZU en “Sobre
el concurso”…, ADPCP, 1990, pp.536 y ss, expone que no existen impedimentos para reconocer la
aplicación conjunta de causas de justificación, puesto que tienen la misma consecuencia jurídica, es decir,
que el comportamiento aparece ajustado a derecho. Sin embargo, el autor alemán mencionado establece
que en algunos supuestos podría ser aplicable una sola causa de justificación, pese a que concurran varias
y para ello se debería tomar en cuenta aquella causa que sea más fácil de comprobar, lo cual también
puede ocurrir en el supuesto que se presente una causa de justificación especial frente a una general, lo
cual daría lugar al efecto oclusivo de situación justificante especial ante la genérica. En cuanto a la
condición de especialidad, WARDA conforme expone CUERDA RIEZU, sostiene que ello debe obedecer
a un criterio funcional que debe seguir los siguientes parámetros: 1) la exigencia de requisitos más
rigurosos que otra; 2) el caso que una causa de justificación se encuentre limitada para algunas acciones
típicas; y 3) en el supuesto que una causa de justificación conlleve repercusiones jurídicas más allá que la
conducta se ajuste a derecho, como ocurre en el caso de la indemnización por daños. Otro planteamiento
dentro del seno de la doctrina alemana es defendida por SEELMAN, pues según CUERDA RIEZU este
autor concede relevancia al principio de legalidad, debido a que considera que el juzgador no está en
posición de determinar si el interés que se salvaguarda está por encima del que resulta afectado en el
supuesto que exista una causa de justificación particular para ello, lo cual implica que en este supuesto es
necesario atender a lo que establece la ley, sin efectuar mayores ponderaciones. También cabría verificar
la concurrencia entre causas de justificación y exculpación. Sobre este tema también CUERDA RIEZU,
en “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 519, manifiesta que ante esta situación es necesario atender
a la teoría del delito. Así, sostiene que en el evento que concurra una causa de justificación, verbigracia
legítima defensa y alguna situación de inimputabilidad, esto es capacidad de culpabilidad, se debe acudir
a la causa de justificación, porque ésta incide sobre el injusto, en tanto, que la inimputabilidad afecta la
culpabilidad, es decir, la última categoría del delito. Esta situación, a juicio de CUERDA RIEZU, permite
concluir que la problemática descrita no se resuelve sobre la base de la teoría del concurso, dado que no
se trata de determinar la aplicación de un tipo.
133
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 576 y 577. En cuanto a la concurrencia de causas de
justificación, este autor sostiene que la persona que aprehende al sujeto que huye con el dinero producto
de un delito, pudiera estar justificado tanto por la detención, como también por legítima defensa y estado
de necesidad, conforme al ordenamiento alemán. Para ejemplificar su postura ROXIN cita el caso de un
sujeto que mata a un animal que provoca perjuicios en su predio, puesto con esto pretende evitar un
peligro. Añade que en la legislación alemana existe una disposición que sólo permite espantar al animal,
de manera que no es permitido causarle la muerte, por tanto, advierte ROXIN que el legislador ha
58
concurre. En este sentido, en el caso que se exija que tengan lugar los requisitos de la
causa de justificación A y no se reúnan los elementos de la causa B, entonces se
concluye que ambas no pueden observarse de forma simultánea.
137
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso” …, ADPCP, 1990, pp. 525.
138
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso” …, ADPCP, 1990, pp. 527 y 528. Según este autor, la
posición mencionada implica que las causas de justificación no están separadas, sino que se encuentran en
estrecha correlación.
60
139
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso” …, ADPCP, 1990, pp. 543 y 544. Este autor aclara que en el
caso que concurra una causa de justificación se enerva la antijuridicad, lo cual implica que no es necesaria
la aplicación cumulativa, es decir, varias circunstancias justificantes a un mismo hecho, puesto que si el
comportamiento ya está justificado no tiene sentido considerar otras causas de justificación.
140
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 545.
61
Por último, en cuanto a los criterios a utilizar para resolver un concurso de leyes
se advierte que la especialidad es aceptada como parámetro para resolver la cuestión. En
sede de causas de justificación, la especialidad, conforme expone CUERDA RIEZU, se
advierte en los siguientes aspectos: 1) en el caso que una causa de justificación requiera
de mayores requisitos que otra, lo cual ocurre, al decir del mencionado autor, en la
141
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 548. Este autor afirma que en la
doctrina científica alemana se descarta la consunción, debido a que ésta aparece destinada a los tipos
penales, con distintos sentidos en cuanto al injusto y diferentes escalas penales, lo cual no se observa en
las causas de justificación.
142
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 548 y 549.
143
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 549. Este autor plantea el caso de una
persona que debe ser intervenida de manera urgente por un médico. Aquí se necesita el consentimiento de
la persona, por ende, el facultativo debe procurar el concurso del individuo, empero en el evento que no
sea así, entonces podrá actuar amparado bajo el estado de necesidad.
62
Estimamos que ante cada situación corresponde examinar con precisión el hecho
objeto de atención con el fin de establecer la causa de justificación específica que
corresponde a la situación. Esto implica que para nuestros efectos debe regir el criterio
de especialidad con el fin de verificar la causa de justificación que debe utilizarse para
cada situación. Así, nos parece que tiene lugar un efecto oclusivo en cuanto a la
concurrencia de causas de justificación, de manera que estas no rigen de manera
cumulativa, sino que se excluye según las particularidades que tenga el hecho que se
examina en cada caso concreto, sobre la base de la especialidad.
Con respecto al concurso de leyes puede ocurrir que se aplique una causa de
justificación, sobre la base del criterio de especialidad, y en razón de ello la conducta
aparezca justificada. Sin embargo, el asunto es distinto en el caso que se decida aplicar
una causa de justificación sobre la base de la especialidad, no obstante, luego resulta
que no se cumplen todos los requisitos que se exigen, debido a que falta alguno de los
elementos, lo cual podría implicar por un lado que la conducta no se encuentra
justificada o echar mano a la causa de justificación genérica146.
144
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 552.
145
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 552 y 553.
146
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso”…, ADPCP, 1990, pp. 554. Con respecto a este problema este
autor sostiene que en el caso que haya de practicarse un aborto a una mujer y no es posible encontrar a un
médico para que realice la intervención, entonces podrá hacerlo un estudiante de medicina, el cual se
63
encontrará amparado por la causa de justificación genérica del estado de necesidad, sin embargo, en el
evento que sea posible ubicar al facultativo, entonces ya no se podrá atender al estado de necesidad.
147
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 577, sostiene que las consecuencias de las causas de
justificación son más abarcadoras que las que excluyen la culpabilidad, puesto que éstas se limitan a que
no se aplique la pena, pero dejan intactas otras cuestiones como por ejemplo las medidas de seguridad,
responsabilidad civil o la participación punible. Aduce que es necesario ponderar si en efecto ha tenido
lugar una causa de justificación, previo a estudiar la problemática de la culpabilidad, puesto que existen
diferencias importantes entre declarar exento de responsabilidad a un sujeto por exculpación o porque su
conducta se encuentre adecuada a derecho dado que ha tenido lugar una causa de justificación, como
también apunta RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 505.
148
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 357. Ambos afirman que en el caso que una
conducta dé lugar a la realización de un tipo penal, no es posible considerar el comportamiento neutral, de
manera que a partir de esta premisa se puede diferenciar entre conductas permitidas y las que no se
encuentran prohibidas.
149
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 441. También en este sentido, LUZÓN PEÑA, Curso de
Derecho…, cit., pp. 578 y en la doctrina chilena GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 159. No
obstante, LUZÓN PEÑA introduce algunos matices en este sentido, según se trate de una causa de
justificación sólo de la acción o de resultado. Así, expone que ante las causas de justificación sólo de
acción podría tener lugar un estado de necesidad defensivo, en el caso que exista una expectativa de
causar un resultado desvalorado, debido a que se procede contra el origen del peligro que no concreta una
“agresión ilegítima”. También en las causas de justificación sólo de acción si el individuo ha propiciado
de forma dolosa o culposa la circunstancia es posible que se responda por haber ocasionado un desvalor
de resultado. En este sentido, OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal..., cit., pp.
64
178 y MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 431. LUZÓN PEÑA agrega que en las causas de
justificación que enervan el desvalor del resultado, si el individuo no tiene conocimiento de la condición
que justifica objetivamente tiene lugar tentativa imposible. OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA
TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 177 sostienen que, si bien no cabe legítima defensa en contra de
una acción justificada, bien podría oponerse estado de necesidad. ROXIN, Derecho Penal tomo II… Parte
General…, pp. 602 sostiene que GUNTHER establece algunas precisiones en este sentido, debido a que
distingue entre auténticas causas que excluyen la antijuricidad, pues sólo son contrarias al “indicio del
injusto penal” previsto en el tipo penal, pero que pueden ser consideradas antijurídicas con base en el
resto del ordenamiento jurídico. En razón de ello deberá realizarse un análisis de carácter casuístico con el
fin de determinar si la conducta del individuo estaba aprobada por la ley o le hace falta “un contenido de
injusto merecedor de pena”, frente al cual cabe legítima defensa. Con todo, ROXIN opina que esta
postura es inadmisible, puesto que la justificación sólo requiere de la tolerancia por parte del
ordenamiento del comportamiento y en el supuesto que transgreda otras disposiciones legales será
necesario que se adopten las medidas pertinentes en los espacios jurídicos correspondientes, es decir, en
el evento que una conducta justificada en el marco del Derecho penal incida en otros apartados de la ley.
150
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 323. Estos
autores sostienen que no cabe una causa de justificación contra una conducta justificada, puesto que la
acción de quien se defiende amparado por una causa de justificación es jurídica.
151
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal. Parte General 1…, cit., pp. 430 y 431. Estiman que no es
necesario realizar distinciones encaminadas a verificar si el sujeto procedió en atención a una facultad o si
se encontraba obligado a efectuar la conducta que adelantó. Advierten que esta distinción sólo debe
atenderse en el caso de error en la existencia de la causa de justificación.
152
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 602 y ss. Para ejemplificar la cuestión, cita el caso de la
persona que tiene conocimiento que el sujeto aparentemente desvanecido en realidad finge un
padecimiento, lo cual le permite que no se comunique a los servicios médicos de la situación, sin que esto
motive responsabilidad por delito de coacciones. Estos supuestos son excepcionales, según ROXIN,
porque en la mayoría de las veces no habrá personas con tales conocimientos y en vista que el sujeto que
tenga nociones particulares deberá informar la situación a quienes pretenden prestar auxilio, como ocurre
en el caso mencionado. Con respecto a este tema, ROXIN manifiesta que la persona que es privada de
libertad por alguna orden de arresto, no puede oponerse a la gestión que realiza el agente, pese a que
tenga conocimiento de su inocencia, debido a que para tales efectos deberá echar mano de los
mecanismos legales para impugnar el arresto, según el ordenamiento correspondiente. También señala
que se desvanece el derecho a intromisión en el supuesto que una persona con su comportamiento
ocasione una potencial amenaza contra otro, empero su conducta se encuentra apegada al ordenamiento.
Esto ocurre, por ejemplo, en el supuesto que una persona conduzca su vehículo dentro del marco del
riesgo permitido, empero coloca en riesgo a otro. La persona que está en riesgo, no podrá utilizar
legítima defensa, sin embargo, podrá cubrirse en el§ 34 del StGB.
65
que el autor se encuentre bajo una causa de justificación; sin embargo, el autor mediato
puede ser sujeto de castigo, debido a que utiliza a una persona para que lleve adelante la
gestión delictiva, empero esta última si podía actuar amparado por una causa de
justificación153.
Está claro que siempre que concurra una causa de justificación el sujeto se
encuentra exento de culpabilidad, por tanto, es irrelevante adelantar gestiones con el fin
de comprobar la culpabilidad, pues ésta sólo puede tener lugar previo a la verificación
del carácter antijurídico de la conducta156.
153
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 441.
154
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 441. Según este autor en el CPE se precisa que exista un hecho
delictivo, como fundamento para la aplicación de las medidas de seguridad, empero ante la falta de ese
hecho, porque ha tenido lugar una causa de justificación, no resulta posible imponer una medida de
seguridad. MIR PUIG utiliza como fundamento jurídico de su aserto los artículos 19 y 20.1 y 2 del CPE,
en los cuales se advierte una redacción que da lugar a lo que él denomina “hecho típicamente
antijurídico”. Con respecto a este punto LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 577 expone que la
medida de seguridad también queda excluida, puesto que, si el hecho no es antijurídico, entonces no
existe “pronóstico de peligrosidad criminal”. También RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit.,
pp. 505 estima que no cabe considerar peligroso, al sujeto que ha dirigido su conducta de forma lícita.
155
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 441 y 442.
156
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 106.
66
1. GENERALIDADES
Las causas que enervan las diferentes categorías del delito, (verbigracia el error
de tipo invencible en cuanto a la tipicidad, la legítima defensa en torno a la
antijuricidad, o el miedo insuperable en lo que se refiere a la culpabilidad, por
mencionar algunas), también se encuentran determinadas por la categoría del ilícito
sobre la cual inciden. Así, los efectos de la justificación se vinculan con la antijuricidad;
por tanto, es necesario tener presente la teoría de la referida categoría para puntualizar
las bases de la justificación, tal como ha sido expuesto hasta aquí. De otro lado, la
exculpación se relaciona con la culpabilidad, por tanto, su examen se debe dirigir a
verificar los parámetros que dirigen a la culpabilidad.
En vista que nos hemos ocupado, en alguna medida, de la teoría de las causas de
justificación, las cuales enervan la antijuricidad, corresponde realizar algunos apuntes
en torno a la exculpación, para luego de ello verificar las diferencias que surgen entre la
justificación y la exculpación con propiedad.
Aquí importa destacar que los términos utilizados en este epígrafe corresponden
a la dogmática alemana, puesto que en ese país se distingue entre la exclusión de la
culpabilidad, en las cuales se anula toda culpabilidad, en atención a la ausencia de
algunos elementos que integran la mencionada categoría del delito, y la exculpación o
159
HIRSCH, La Posición de la Justificación y la Exculpación en la teoría del delito desde la perspectiva
alemana, traducción de CANCIO MELIÁ, Bogotá-Colombia, pp. 10.
68
Una situación diferente ocurre en la exculpación, puesto que el sujeto cuenta con
la capacidad de motivarse ante el ordenamiento; sin embargo, acontece una situación
particular que da lugar a una exención de pena, en atención a factores relacionados con
política criminal, en concreto, de prevención general161.
Las primeras reflexiones que expondremos en torno al tema que nos ocupa,
pasan por analizar algunos asuntos, quizás de naturaleza semántica, pero tienen algún
grado de incidencia, bien en la teoría del delito, desde un punto de vista formal, también
dentro del plano práctico. Esta discusión ha sido adelantada con mayor intensidad en el
seno de la dogmática alemana162 y tiene por objeto fijar las pautas que dan ocasión a
determinar las razones que excluyen la culpabilidad y la exculpación.
160
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, pp. 121 y 122.
161
MAÑALICH, La exculpación como categoría del razonamiento práctico, Indret Revista para el
análisis del Derecho, Barcelona, 2013, pp. 10 y ss.
162
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 121.
163
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal, Valencia, 2009, cit., pp. 35.
69
164
PERRON, “Justificación y exclusión de la culpabilidad a la luz del Derecho comparado (Con especial
consideración del Derecho penal español)”, traducción de SILVA SÁNCHEZ, en Anuario de Derecho
Penal y Ciencias Penales, 1988, pp. 141. Según se señala lo correcto hubiese sido utilizar en el idioma
español el término exculpación, el cual contiene una proyección más amplia, empero aduce que la
cuestión obedece a que el estado de necesidad previsto en el § 35 del StGB se le denomina exculpante, en
atención a la traducción que elaboró RODRÍGUEZ MUÑOZ del tratado de MEZGER.
FEIJÓO SÁNCHEZ, “Sobre las nuevas tendencias en materia de culpabilidad jurídico-penal. Recen-
165
sión a María Martín Lorenzo: La exculpación penal. Bases para una atribución legítima de responsabili-
dad penal”, Revista de Derecho Penal y Criminología, 3.a Época, n.o 2, 2009, pp. 12. A criterio de este
autor la construcción social de la culpabilidad no puede perderse de vista, puesto que aquella categoría del
delito no puede entenderse en los mismos términos en un sistema democrático o en uno marcado por el
totalitarismo.
70
Pero en el caso que tenga lugar una causa de exculpación se prescinde de la sanción, en
razón que no existe el mínimo de culpabilidad que se estima necesario para aplicar una
pena166.
Se ha planteado que en este último caso se produce una doble disminución del
injusto y de la culpabilidad; de tal suerte que no se advierte los niveles que resultan
imprescindibles para que se aplique una pena, de tal suerte que tiene lugar una suerte de
indulgencia168.
Con todo se han formulado posiciones que estiman que en realidad no existe tal
diferencia entre causas de exclusión de la culpabilidad y causas de exculpación. Con
166
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 41. Con respecto a este tema, FEIJOO
SÁNCHEZ, sostiene que se presentan dos elementos: la falta de exigencias procedimentales básicas para
que tenga lugar la capacidad de autodeterminación y el peligro que sobreviene por estimar el carácter
deliberativo de la persona.
167
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 41 y 42.
168
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 43.
169
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 43 y 44.
71
relación a este punto, CEREZO MIR estima que no es necesaria realizar tal distinción,
debido a que en el evento que la culpabilidad sea de escasa significancia, entonces es
posible concluir que la misma no se encuentre dentro de los parámetros de la
culpabilidad jurídico penal170.
recibo, debido a que no es correcto que no se aplique una pena en atención a que el
injusto culpable sea de escasa entidad173.
Una última postura en cuanto al tema en cuestión ha sido desarrollada por ROXIN.
Este autor ha diseñado una teoría denominada responsabilidad, la cual abarca la
culpabilidad. ROXIN expone que el factor sobre el cual descansan las causas de
exculpación no dice relación con la falta de culpabilidad, pues en realidad la ausencia de
castigo no acontece dado que no es necesaria por razones políticocriminales. Conforme
entiende ROXIN existen causas de exclusión de responsabilidad, en las cuales el
legislador no estima necesaria la imposición de una sanción, debido a que no se llenan
los cometidos de la prevención general ni especial. Para ROXIN, 174 los elementos
preventivos que destaca también se advierten en los casos de error de prohibición o
inimputabilidad, e igualmente se vislumbran otros supuestos para la exculpación, en
consecuencia, la diferencia que predica la doctrina en torno a causas que excluyen la
culpabilidad y de exculpación no tiene mayor sentido175.
3. FUNDAMENTOS DE LA EXCULPACIÓN
173
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 62 y 622.
174
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 814 y 815. En adición, este autor sostiene que no es
necesaria la diferencia entre causas de exclusión de la culpabilidad, que abarca en Derecho penal alemán
la ausencia de imputabilidad y el error de prohibición invencible, y la exculpación, (el exceso en la
legítima defensa y el estado de necesidad disculpante), puesto que al fin y al cabo los efectos que se
derivan de uno y otro son los mismos, es decir, la falta de pena, en atención a la ausencia de necesidad
preventiva de imponer castigo. ROXIN también hace mención a la categoría denominada responsabilidad
por el hecho, cuyo diseño corresponde a MAURACH. Esta categoría se encuentra entre la antijuricidad y
la culpabilidad y allí están previstas circunstancias puntuales de exclusión de responsabilidad por hecho,
como son el estado de necesidad disculpante y el exceso en la legítima defensa.
175
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 39 y 40.
176
FEIJÓO SÁNCHEZ, Sobre las nuevas…, cit., pp. 2.
73
del delito denominada culpabilidad, resulta claro que los efectos de aquellas se dirigen a
enervar la culpabilidad, luego que se ha determinado la concurrencia de un injusto
penal. En este sentido, en palabras de MARTÍN LORENZO la exculpación consiste en:
“supuestos que eximen de pena al autor de una conducta típica y antijurídica imputable
y conocedor del injusto, por razones que valoran la incidencia de las circunstancias de
esa conducta como relevante en tal sentido excluyente de responsabilidad penal”177.
177
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 49.
178
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 325 y ss. FEIJÓO SÁNCHEZ, Sobre las
nuevas…, cit., pp. 246 a 247, sostiene que la perspectiva material de la culpabilidad estaría constituida
por aquella comunicación que indica ausencia de reconocimiento de la vigencia de la norma, una vez
tiene lugar una infracción.
179
FEIJÓO SÁNCHEZ, Sobre las nuevas…, cit., pp. 250.
74
180
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 334 y 335. Con respecto a este punto, esta
autora señala que el ordenamiento jurídico no está en posición de atender las valoraciones subjetivas que
determinada persona se forma en torno a un hecho. Así, sostiene que no es adecuado que el ordenamiento
reconozca el valor que alguien le conceda al diario que ha escrito durante largo tiempo, en vías de estimar
que su conducta aparece exculpada, si por ejemplo lesiona a otra persona para proteger tal diario.
181
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 335.
182
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 335 y 336.
183
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 336 y 337. En torno a este aspecto sostiene
esta autora que en el ordenamiento jurídico penal alemán, particularmente, en el §35 se advierte que la
exculpación acontece en el caso de que tenga lugar un estado de necesidad sobre la base de un catálogo de
bienes que aparecen previstos en la norma y también se circunscribe el radio de acción de los individuos,
lo cual, a su modo de ver las cosas, limita la consideración particular del sujeto como fundamento de la
exculpación.
75
que dan lugar a excluir la culpabilidad184. Así, se considera que, tanto en la situación de
inimputabilidad, como en el error de prohibición invencible, en realidad, la culpabilidad
desaparece, debido a que se vacían de contenidos los elementos esenciales para que
tenga lugar aquélla. En sentido contrario, en las causas de exculpación no acontece una
eliminación de la culpabilidad y lo que ocurre es que se deja sin efecto la culpabilidad,
en atención a que no se vislumbran los estándares mínimos que se exigen en la
culpabilidad185.
Una primera referencia sostiene que en el evento que el riesgo ocasionado y que
se vincula con la situación exculpante se relacione con el comportamiento particular del
sujeto, entonces el individuo deberá resolver, por su cuenta, el riesgo que se ha
ocasionado. Esto es así, porque en este caso el riesgo se deriva de su gestión privada y
no se desprende del convenio previsto en la norma187.
El otro punto que debe considerarse dentro del objeto de estudio radica en el
deber de sacrificio que en algunas ocasiones acompaña al sujeto. En esta dirección, se
advierte que tal obligación, al decir de MARTÍN LORENZO, no se deriva solo del
acatamiento de la norma, sino que también es necesario considerar la autonomía de la
persona. Aquí se postula que la persona quien labora bien como bombero o policía no
184
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 35. También en esta dirección, AGUADO
CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 121 y 122, quien afirma que tal distinción no es utilizada en
España, empero los penalistas alemanes entienden que existen causas que dejan sin efecto toda
culpabilidad, debido a la falta de alguno de los elementos que forman parte de la culpabilidad, por tanto,
se está frente a esta situación en el error de prohibición invencible y también en el caso que haya
inimputabilidad. En cambio, se observan causas de disculpa en las que existe una culpabilidad atenuada,
en las cuales no se castiga por una particular indulgencia, tal cual ocurre en el estado de necesidad
exculpante y en el exceso en la legítima defensa que aparecen previstos en los § § 35 y 33 del StGB.
185
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 35. También en esta dirección se pronuncia
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT en Manual de Derecho…, cit., pp. 532,
debido a que informan que existen casos de inculpabilidad, en atención a la ausencia de imputabilidad o
inculpabilidad, en vista de imposibilidad de exigir otra conducta.
186
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 338.
187
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 338.
76
188
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 339.
189
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 340.
190
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 341.
191
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 241 y 242.
77
Una vez desarrollados los aspectos que nos han parecido más relevantes en torno
a la exculpación y también en cuanto a la justificación, corresponde verificar las
distinciones que se observan entre unas y otras con propiedad. De entrada, importa
destacar que se ha sostenido no existen diferencias claras entre ambas categorías del
delito, en atención a que los conceptos son muy ambiguos e implican inseguridad, dado
que responden, en alguna manera a conceptos morales193.
192
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 242 y 243.
193
REQUEJO CONDE, La legítima defensa, Valencia, 1999, pp. 399, 400 y 402. Así, se ha considerado
que existen conductas autorizadas y no autorizadas. Los comportamientos autorizados son aquellos que
pueden extenderse a otras personas, en tanto que la acción exculpada es personal y no es posible
generalizarla. En esta dirección, la acción que está autorizada es aquella que resulta correcta al momento
de la decisión.
78
supralegales194.
194
SAINZ CANTERO, Las causas de inculpabilidad en el Código Penal Español (el principio de no
exigibilidad), Revista general de la legislación y jurisprudencia, Madrid, enero de 1963…, cit., pp. 28.
195
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 620. Según MIR PUIG la posición defendida por
FREUDENTHAL surgió dentro del marco de una penosa situación económica y social que se vivía en
Alemania, por ende, los fundamentos de la misma tuvieron como fundamento una importante cuota
social. En este sentido, AGUADO CORREA, en Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 50, asegura que la base
de la inexigibilidad como causa supralegal de exculpación ha tenido como base la teoría normativa de la
culpabilidad.
196
SAINZ CANTERO, La exigibilidad de conducta adecuada a la norma en Derecho Penal, Granada,
1965…, cit., pp. 79.
197
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 620.
79
Con todo ROXIN estima que podría reconocerse como causa supralegal dentro
de la categoría de la culpabilidad la comunidad de peligro, esto es en el supuesto en que
varias personas se encuentren en una situación de riesgo, de tal manera que se sacrifica
a una o algunas de ellas, en vías de lograr la salvación del resto201.
198
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 542.
199
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 959.
200
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp.50.
201
ROXIN, “Otras causas de justificación y exculpación en el Derecho Penal Alemán”, en Justificación y
Exculpación en Derecho Penal (Coloquio Hispano-Alemán de Derecho Penal), Madrid, 1995, Madrid,
1995, pp. 233. Este autor asegura que dentro de la doctrina alemana WELZEL planteó el caso de la
elección del mal menor como causa supralegal de exculpación. Para tales efectos el padre del finalismo
propone como ejemplo el caso del guardagujas que dirige el tren que guía hacia un desenlace fatal, pero
con el fin de ocasionar un mal menor. Con respecto a esta posición ROXIN entiende que, en alguna
medida, se juega a hacer el destino, por tanto, no comporte el reconocimiento de tal posición como causa
supralegal de exculpación.
80
posibilidad que conflictos motivacionales que resulten insoportables puedan dan lugar a
la exculpación supralegal. En este sentido, expresa que en el caso de razones de
conciencia que ocasionen un problema interno con compromisos psíquicos y
motivacionales, de gran trascendencia, que limiten la capacidad de motivarse frente a la
norma penal podría advertirse una situación de inexigibilidad. LUZÓN PEÑA asegura
que tal conflicto debe ser extremo, como podría tener lugar por un tema religioso202.
una categoría que pertenece, esencialmente, al Derecho penal, de tal modo que no cabe
acudir al resto del ordenamiento para encontrar causas que den pie a la exención de
pena. De aquí surge una primera diferencia entre justificación, en la cual procede
reconocer causas supralegales, lo cual no acontece en la exculpación.
Retomando las distinciones que nos ocupan con base en las categorías del delito,
se advierte que la justificación da lugar a la exclusión del injusto, de tal suerte que la
conducta, aunque típica no puede considerarse antijurídica, lo cual implica que la
justificación se dirige al injusto. Al contrario, la exculpación enerva la culpabilidad, o
sea, que no se permite la atribución del hecho a determinada persona por diversas
razones establecidas en la ley205.
HIRSCH entiende que los fundamentos que excluyen la antijuricidad y los que
enervan la exculpación pasan por cuestiones distintas. De este tema nos ocupamos en
las siguientes líneas.
205
HIRSCH, La Posición de…, cit., pp. 10.
206
HIRSCH, La Posición de…, cit., pp. 42 y ss.
82
207
HIRSCH, La Posición de…, cit., pp. 45 y ss.
83
Los efectos que provocan las causas de justificación y exculpación también dan
ocasión a realizar distinciones entre unas y otras. Así, en el evento que concurra la causa
de justificación de la legítima defensa no podrá oponerse legítima defensa, por cuanto el
comportamiento de quien se defiende se encuentra justificado. En adición, la causa de
justificación ocasiona la impunidad de los partícipes, en el caso que el autor aparezca
justificado, lo cual no ocurre en el caso que acontezca una causa de exculpación puesto
que los partícipes si resultan castigados, pese a que el autor sea exculpado. Una última
referencia indica que una vez reconocida una causa de justificación no habrá lugar a
responsabilidad civil, con las excepciones de ley que pudieran sobrevenir; empero ello
no acontece en la exculpación209.
208
CEREZO MIR, “La posición de…”, en Justificación y exculpación…, cit., pp. 17 y ss.
209
CEREZO MIR, “La posición de…”, en Justificación y exculpación…, cit., pp. 28.
210
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 348. Así se advierte en la legislación alemana
que separa, claramente, las causas de justificación y las de exculpación. Una situación distinta ocurre en
el CPE, puesto que la ley no establece con propiedad las causas de justificación y las de exculpación, con
lo cual la jurisprudencia y la doctrina se han ocupado de establecer la naturaleza de las circunstancias
previstas en el artículo 20 del texto penal español.
211
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 348.
84
en la exculpación212.
212
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 253 y 254.
213
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal..., cit., pp. 383.
214
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 384.
215
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 384.
216
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp.385.
217
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 385. Sostienen que la argumentación
desarrollada por GIMBERNAT ORDEIG encuentra sustento en la teoría de la motivación. Así, sostiene
que en el evento que un sujeto proceda con arreglo a derecho o hace uso de un derecho, su conducta debe
ser respetada y las otras personas deben soportar el comportamiento, puesto que de lo contrario el
ordenamiento jurídico perdería su esencia.
85
218
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 386.
219
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y práctica tomo I…, cit., pp. 736. Dentro de este contexto, este
autor también hace mención a la teoría del ámbito libre de derecho, puesto que sostiene en algunos
supuestos habrá conductas que no pueden estimarse justificadas, pero esto no significa que el
comportamiento se encuentre prohibido.
220
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 92.
221
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 92.
86
222
AGUADO CORREA, El principio de., cit., pp. 113.
223
AGUADO CORREA, El principio de…, cit., pp. 115.
224
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 340. Según ese autor esta concepción tuvo amplio
desarrollo durante la vigencia de la teoría neoclásica del delito, sostenía que en la categoría de la
antijuricidad se vulneraba una norma de valoración, en tanto que en la culpabilidad tenía lugar una
infracción a una norma de determinación, que era de naturaleza subjetiva.
87
Así las cosas, a partir de la diferencia que en su día se planteó en torno a las
normas de valoración y determinación, se advierte que es posible establecer que al
tiempo de revisar asuntos vinculados a la justificación corresponde tener en mente las
normas de valoración, en tanto que al revisar situaciones de exculpación sería necesario
atender a normas de determinación, dado que estas si dicen relación con la condición de
cada cual, en vías de verificar si estuvo en posición de acatar las disposiciones que el
ordenamiento señala.
Con base en lo expuesto, se estima que la persona quien procede cobijado bajo
una causa de justificación no incurre en antijuricidad material, debido a que su conducta
aparece justificada por el ordenamiento, aun cuando el comportamiento si pueda ser
estimado como antijuricidad formal.
225
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 253. Dicha posición ha sido superada y se
considera hoy día que la norma jurídica conlleva normas de valoración y determinación.
226
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 478.
227
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 252. También en este sentido, MUÑOZ
CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 98.
88
Como último punto, se ha sostenido que es necesario que se considere una nueva
categoría del delito228, pues los elementos que integran la teoría del delito no están en
posición de proporcionar soluciones a una serie de problemas. Esta categoría estaría
entre la justificación y la exculpación229.
228
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 543 y ss. Estos autores se han ocupado, en gran
medida, de esta categoría que se denomina responsabilidad por el hecho, la cual implica un paso previo a
la culpabilidad. Según MAURACH/ZIPF esta teoría no ha podido constituirse en doctrina mayoritaria,
no obstante, sus efectos son de superlativa importancia para la parte general del delito y también para la
especial. Así, en los casos en que se determine responsabilidad por el hecho deben estar previstos en la
ley, en consecuencia, sólo las causas fijadas en disposiciones legales dan lugar a verificar una particular
responsabilidad por el hecho y en todo caso quien procede con responsabilidad por el hecho no infringe el
ordenamiento penal. Se trata de un delito que es impune, a juicio de MAURACH/ZIPF, pero ese delito
impune proporciona una base común a la pena y las medidas de seguridad. Sostienen que, en el supuesto
general, si a la responsabilidad por el hecho se le adiciona la culpabilidad se impone una pena; pero en
sentido opuesto, y por vía excepcional, si a la responsabilidad por el hecho se le suma un autor incapaz
esto genera la aplicación de medidas de seguridad que deben ser contextualizadas en esta categoría, lo
cual implica que tanto el Derecho penal y las medidas de seguridad tienen una base común en la
responsabilidad por el hecho. Esta teoría también proporciona elementos relevantes para la participación,
puesto que esta figura no se satisface con un hecho principal (típico y antijurídico), ni tampoco con un
acontecimiento con contenido delictivo, sino que se precisa que el sujeto haya procedido con
responsabilidad por el hecho.
229
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y práctica tomo I…, cit., pp. 736 y ss. En esta categoría,
denominada responsabilidad por el hecho, la ausencia de la pena no obedece a la falta de culpabilidad. El
hecho que se excluya la sanción no implica que no se ratifique la norma transgredida. Conforme a esta
categoría tendría lugar una atenuación de considerable entidad. A esta teoría se le ha reprochado que no
ofrece explicaciones en torno a la aplicación a los partícipes de las eximentes. También se han formulado
críticas contra la teoría de la responsabilidad por el hecho, en razón que incluye en una misma parcela
cuestiones que tienen particularidades muy distintas, como ocurre por ejemplo con el estado de necesidad
disculpante e inimputabilidad. De igual forma, se ha sostenido que las causas de exculpación derivadas
89
5.1. Noción
persona, sino que la situación anormal es aquella que vive el individuo232. En vías de
considerar que una persona es culpable, es necesario estimar la exigibilidad, porque solo
puede pretenderse que el individuo actúe conforme con la norma cuando se encuentra
en posición de ello; en consecuencia, si la persona no puede proceder de otra manera, el
comportamiento, aunque típico y antijurídico, no puede ser estimado como reprochable,
de manera que en este sentido no habrá culpabilidad233.
5.2. Antecedentes
estiman que debería atenderse a aspectos vinculados con la política criminal, lo cual implica que para
algunos asuntos no corresponde aplicar castigo, empero en razón del principio de intervención mínima.
Aducen que la inexigibilidad podría ser utilizada para supuestos en los que se prescinde de la fijación de
un castigo.
232
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 598. Este autor sostiene que el ordenamiento no está llamado a
esperar conductas heroicas de los ciudadanos, por tanto, ante una situación motivacional de entidad, no le
es dable exigirle a la persona que se comporte de una manera diferente a lo que haría el ciudadano
promedio.
233
SAINZ CANTERO, “Las causas de…”, Revista general de la legislación y jurisprudencia…, cit., pp.
4.
234
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 618.
235
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 8 y ss. Esta autora expresa que en la
exigibilidad se advierte un deber que implica un poder, el cual acontece en el evento que haya
imputabilidad, lo cual implica que hay una motivación normal por parte del sujeto.
236
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 648. La formulación del concepto partió de los trabajos
91
5.3. Naturaleza
de FRANK. En esta dirección, AGUADO CORREA en Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 10 y 11 afirma
que en el esquema de Frank se encontraban en culpabilidad los siguientes elementos: inimputabilidad,
dolo o imprudencia, normalidad de las circunstancias, según las cuales procede el autor. También aduce
que los aportes de FRANK fueron esenciales para el desarrollo de la inexigibilidad.
237
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 620.
238
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho..., cit., pp. 411.
Estos autores sostienen que tal posición representa un avance frente a la teoría psicológica, porque se
concentra en el concepto del hombre culpable, en razón que se precisa de una serie de requisitos para
verificar que el sujeto es culpable.
239
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 620.
240
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 22.
92
241
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 40.
242
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 620. También SAINZ CANTERO en “Las causas de...”, Revista
general de la legislación y jurisprudencia, cit., pp. 5 sostiene que el hombre medio se trata de aquel que
es físicamente normal. Este criterio parece insuficiente para deslindar la cuestión que acapara nuestra
atención, debido a que la condición física del sujeto, a nuestro modo de ver las cosas, no es exactamente
el baremo que debe utilizarse para fijar las características que debe tener la persona que enfrenta la
situación que se estima anormal. Quizás habría que atender a condiciones más abarcadoras que el mero
estado físico, como cualidades relacionadas con la formación del individuo que permitan establecer, en
cierta manera, su modo de reacción frente a las circunstancias.
243
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho..., cit., pp. 412.
244
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 649.
93
Hay quienes opinan que la inexigibilidad afecta a todas las categorías del delito.
De este asunto nos ocupamos a continuación.
Sin embargo, para MIR PUIG la inexigibilidad se limita a servir de resorte a las
causas de exculpación, tal cual ocurre en el miedo insuperable en el ordenamiento
jurídico español248.
245
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 650.
246
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 1.
247
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 648 y 649.
248
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 620 y 621.
249
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 24 y 25.
250
SAINZ CANTERO, La exigibilidad de…, cit., pp. 89.
94
Por otro lado, la inexigibilidad como sustento de ciertas causas que excluyen la
culpabilidad, (salvo la inimputabilidad y el error de prohibición invencible), implicaría
atender a aquellas eximentes previstas en cada ordenamiento, para así verificar el rol de
la inexigibilidad en cada una de ellas. Así se ha sostenido que al formular las causas
que excluyen la culpabilidad se ha considerado el principio de inexigibilidad, para de
esa forma eximir de responsabilidad a la persona que se encuentre en una condición
particular254.
251
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 50.
252
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 50 y 53.
253
SAINZ CANTERO, La exigibilidad de…, cit., pp. 78. Esta postura también toma en cuenta las
características valorativas de cada caso.
254
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 53 y ss. En España se discute la posibilidad
apreciar eximentes analógicas in bonam partem con base en este aserto. Quienes niegan la posibilidad de
analogía sostienen que el artículo 4.3 del CPE, no permite reconocer atenuantes analógicas, en razón que
tal norma faculta al juzgador a requerir al gobierno el indulto a favor de la persona contra la cual se sigue
investigación o la reforma de la ley, si es que la sanción es excesiva. También se aduce que el legislador
no lo ha previsto expresamente. Empero, la doctrina en aquél país admite la analogía, en razón que no se
vulnera el principio de legalidad con ello, puesto que la aplicación exacta de la ley no debe conducir a
posturas formalistas, lo cual implica la observancia del principio de legalidad, pero sin desatender su
esencia. Además, en el evento que no sea posible la aplicación beneficiosa de la ley, entonces se deberá
echar mano de lo dispuesto en el artículo 4.3 del CPE. En adición, se ha postulado que si bien no aparece
señalada en la ley la aplicación analógica no implica que se encuentre vedado.
95
aquellos que conllevan contenidos valorativos y que señalan pautas a seguir al tiempo
en que se emite un veredicto 255. También MAIWALD estimó que un principio de tal
naturaleza posee contenidos materiales o valorativos, pero también tiene
indeterminación. En su oportunidad, FRELLESEN explicó que el principio en cuestión
se ubica en la parte especial del ordenamiento jurídico penal, e implica un deber de
comportamiento que se encuentra en el tipo y se vincula con la culpabilidad256.
255
SAINZ CANTERO, La exigibilidad de..., cit., pp. 89.
256
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 34.
257
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 40.
258
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 59 y 60.
96
259
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 61.
260
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho..., cit., pp. 531.
261
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 37.
262
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 38.
263
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 38 y 39.
97
1. INTRODUCCIÓN
264
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra..., cit., pp. 75 y 76.
98
encuentran previstas en el artículo 20 del CPE, dado que este contiene las causas que
eximen de responsabilidad criminal de manera genérica y sin que haya distinción. En
este punto corresponde verificar las circunstancias previstas en el artículo 20 del CPE,
particularmente aquellas en las cuales se ha estimado que existe ausencia de
antijuricidad. En torno a las causas de exculpación, nos ocupamos en el punto siguiente.
265
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 582 y 583.
99
justificación, pero otros estiman que cabe realizar una distinción según la afectación de
los intereses; por ende, en ciertos supuestos se estará ante una causa de justificación y
en otros frente a una causa de exculpación; no obstante, sobre estos puntos
abundaremos al momento de referirnos al estado de necesidad en el punto 2.3. 4.
266
CUERDA RIEZU, “La prueba de las eximentes en el proceso penal”, Indret, Barcelona, 2/2014, pp. 6.
Así aparece desarrollado en SSTS No. 336/2009, 209/1999, 36/1996.
267
CUERDA RIEZU, “La prueba de…”, Indret, 2/2014, cit., pp. 8.
100
2. LA LEGÍTIMA DEFENSA
268
CUERDA RIEZU, “La prueba de…”, Indret, 2/2014, cit., pp. 11.
269
CUERDA RIEZU, “La prueba de…”, Indret, 2/2014, cit., pp. 12 y 13.
270
CUERDA RIEZU, “La prueba de…”,Indret, 2/2014, cit., pp. 14.
271
Así, QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.
493. Estos autores afirman que para algunos la legítima defensa constituye una causa de exculpación,
dado que consideran que la persona que se defiende no tiene otro remedio más allá que presentar un
contraataque contra quien pretende lesionar bienes que le corresponden, en consecuencia, se trata de una
causa que excluye la culpabilidad. No obstante, los mencionados autores sostienen que esta posición
debe ser descartada, porque se realiza una ponderación de carácter genérica del comportamiento de la
persona que procede en legítima defensa. Además, exponen que la consideración de la legítima defensa
como circunstancia exculpante, da lugar a que se considere la proporcionalidad de los bienes que
colisionan, sin embargo, ello corresponde al estado de necesidad y no a los parámetros que gobiernan la
legítima defensa. Según estos autores, por ende, desde esta perspectiva también debe rechazarse la
posición que entiende a la legítima defensa como causa de exculpación.
101
2.1. Fundamentos
272
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 801.
273
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 610. Este autor manifiesta que, inicialmente, se requirió de
proporcionalidad, e incluso se estimó que el agredido debía propender por buscar ayuda ante la autoridad
y esquivar el ataque.
274
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 444.
275
REQUEJO CONDE, La legítima defensa…, cit., pp. 355, 357 y 358. Esta autora sostiene que la
cuestión analizada pasa por un pronóstico en torno al hecho concreto examinado, es decir, la revisión de
la situación por la cual atravesó el individuo. En este sentido, importa tomar en cuenta las fronteras del
conocimiento humano.
102
276
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp.445; CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp.
804; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 587; BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL
MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 121; MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…,
cit., pp. 438; LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 332
a 333; MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 116; JESCHECK/WEIGEND, Tratado de
Derecho…, cit., pp. 360 y 361; ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 608 y 609; y GARRIDO
MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 165.
277
En este sentido, LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp.
335. Estos autores sostienen que KANT desarrolló una concepción individual en torno a la legítima
defensa, puesto que la persona quien se defiende procedía dentro del marco de una situación de
necesidad, por tanto, su conducta debe quedar impune. En adición, expresan que FEURBACH estimaba
que se trataba de una situación anterior al contrato social, debido a que por la particular situación en la
cual se encontraba el afectado, el Estado no estaba en posición de adelantar ningún tipo de defensa, en
consecuencia, le corresponde al particular realizar las gestiones dirigidas a tutelar sus bienes jurídicos, en
razón de la lesión o puesta en peligro.
278
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.361.
279
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 439. En cuanto al fundamento social de la legítima
defensa MUÑOZ CONDE en Teoría General del…, cit., pp.116, sostiene que la defensa que realiza el
103
Por otro lado, se ha expresado que los resortes de la legítima defensa se asientan
en tres dimensiones. Este esquema se representa así: una tesis, la cual está constituida
por el derecho; una antítesis que significa el desconocimiento del derecho que adelanta
el agresor y la síntesis que se trata de la legítima defensa en la cual se resiste el no
derecho que formula el agresor281.
sujeto debe estar condicionada, puesto que en la medida que la persona pueda echar mano de mecanismos
de defensa menos lesivos debe hacerlo, lo cual comporta que en este caso el derecho a defensa cede. Este
autor estima que la legítima defensa se informa por la proporcionalidad, ponderación de intereses y la
valoración de bienes. También GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 165 quien sostiene que el
fundamento individual de la legítima defensa se trata de un aviso para aquellos que pretendan lesionar
derechos ajenos, puesto que si lo hacen pueden ser repelidos, de manera que esta situación encuentra
acomodo con la base particular de la legítima defensa. En tanto que la posición supraindividual, implica
que el derecho no debe ceder ante el injusto, por ende, quien actúa en legítima defensa procede en vías de
tutelar el ordenamiento.
280
Así lo señala CUELLO CONTRERAS en El Derecho Penal…, cit., pp. 805.
281
LANDECHO VELASCO /MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 333. En este
mismo orden de ideas, MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 446, expone que desde la perspectiva
examinada la persona quien adelanta la agresión efectúa una negación del derecho, de manera que surge
un mal que puede ser repelido por medio de la legítima defensa.
282
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 802.
104
necesidad283.
283
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 446 y ss. Según este autor la concepción de la legítima defensa
a partir del Estado social ha sufrido algunas variaciones. En esta dirección, expone que a la figura que nos
ocupa se le ha concedido un basamento social, por tanto, bajo esta perspectiva no es admisible la lesión
de los bienes jurídicos de la persona que adelanta el ataque, al menos en supuestos que exista una
desproporción importante entre los bienes o en el caso que no sea posible atribuir el hecho a la persona
que realiza el ataque, tal cual ocurre en el caso de niños o personas enajenadas.
284
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp.587.
285
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 587.
286
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 362. También en este sentido,
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 438.
105
Por otro lado, desde la posición de la prevalencia del derecho se legitima el uso
de la violencia por parte del particular, puesto que procede contra una agresión en contra
de sus bienes jurídicos, con lo cual también se logra restablecer el lesionado
287
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 587.
288
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit. pp.494.Con
todo admiten que la teoría de la doble fundamentación de la legítima defensa ha sido ampliamente
respaldada en la doctrina científica española, de manera que se trata de una figura con una naturaleza
individual, pero también supraindividual, ya sea porque existe una necesidad de autoprotección, pero
también converge en la legítima tutela del ordenamiento.
289
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 608.
106
290
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 608.
291
CURY URZÚA, Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 365 y 366.
107
legítima defensa; puesto que si bien la persona quien se defiende está en posición de
lesionar los bienes del agresor, incluso por encima de los bienes que protege mediante
su acción siempre hay que tomar en cuenta la situación particular del sujeto; de tal
suerte que este aserto debe entenderse dentro del marco de la defensa necesaria; es
decir, aquella esencial para la tutela de los bienes del ofendido, lo cual no faculta a la
persona para emprender una defensa desproporcionada.
2.2. Naturaleza
292
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp.588; MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 444 y 445;
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 437; QUINTERO OLIVARES/MORALES
PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.493; BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL
MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 121, MUÑOZ CONDE, Teoría General del…,
cit., pp. 115; CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp.365; y ZAFFARONI, Manual de
Derecho…, cit., pp. 487. Según asegura ZAFFARONI la condición justificante de la legítima defensa ha
sido asumida desde los planteamientos desarrollados por HEGEL, puesto que por medio de ésta se
legitima el ordenamiento.
293
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 588. También en este sentido, MUÑOZ CONDE,
Teoría General del…, cit., pp. 116.
294
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 588.
108
295
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
121.
296
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 588.
297
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 801 y 802. Aquí importa destacar el principio
de necesidad, puesto que, según este autor, sin la acción defensiva que realiza el sujeto no es posible la
defensa de los bienes que son atacados por el agresor. También en esta dirección, MAURACH/ZIPF,
Derecho Penal 1…, cit., pp. 437.
298
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho..., cit., pp. 493.
109
En vista que la persona quien ha sido agredida realiza una acción en vías de
afirmar el ordenamiento frente al ataque antijurídico que adelanta el agresor, se
concluye que la conducta de la persona quien se defiende está permitida por el
ordenamiento; de tal modo que no puede considerarse antijurídica, por ende, desde esta
dimensión se está frente a una causa de justificación302.
Al hilo del argumento expuesto en el inciso superior también cabe destacar que
la violencia que adelanta la persona que se defiende aparece justificada, debido a que es
el mecanismo para vencer una agresión que es actual y antijurídica; empero se precisa
de arquetipos políticos que definan con precisión las condiciones en que se permitirá tal
comportamiento, puesto que se trata de la legitimación de violencia privada303.
299
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 115.
300
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 493.
301
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 437.
302
ROXIN, Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 608. También en esta dirección, GARRIDO MONTT, en
Derecho Penal…, cit., pp. 165. Este autor destaca que a partir de tal concepción se ha superado la
posición que sostenía que la defensa era un castigo para el agresor.
303
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 457.
110
Con base en los argumentos mencionados, nos parece que la legítima defensa
tiene su sede de ubicación entre las causas de justificación. Esto es así, porque la
conducta que realiza el agredido frente al comportamiento del agresor encuentra amparo
en el ordenamiento jurídico, bien porque el afectado se defiende de la lesión de bienes
jurídicos, o porque estos han sido puestos en peligro, en razón de una actuación
antijurídica que lleva a cabo el agresor.
El hecho que una vez reconocida la legítima defensa no haya posibilidad que se
reclame por la vía civil algún tipo de indemnización, también constituye un argumento
dirigido a determinar que la figura que acapara nuestra atención en este epígrafe se trata
de una causa de justificación; puesto que, precisamente, no es dable la reclamación
civil, en razón que la conducta de la persona quien se defiende está amparada por el
ordenamiento jurídico, lo cual implica que es conforme a la ley y en razón de esto no
cabe la reparación civil por los daños causados, salvo que la ley preceptúe otra cosa, tal
cual ocurre con el estado de necesidad en el ordenamiento penal español y también en
Panamá.
304
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho, volumen II…, cit., pp.
121.
111
2.3. Requisitos
De igual modo, son relevantes los requisitos de la legítima defensa, debido que a
partir de la consideración de estos es posible determinar si ha concurrido algún error en
los presupuestos de esta figura, el cual se considera por algunos un error de tipo o bien
un error de prohibición.
La agresión debe entenderse desde dos dimensiones. Así, se advierte que se trata
de una lesión que se dirige contra los bienes de quien luego se defiende, o bien se trata
de la puesta en peligro de tales bienes306.
305
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 588, QUINTERO OLIVARES/MORALES
PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.496; MUÑOZ CONDE, Teoría General del…,
cit., pp. 115; CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 805.
306
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.362. En esta dirección, GIMBERNAT
ORDEIG, Introducción a la…, cit., pp. 53. Este autor sostiene que la agresión ilegítima es aquella que se
considera delito o que coloque en un peligro de importante deterioro de los bienes o de que ocurra un
apremiante daño.
307
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 447.
308
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, pp. 612. En vías de ejemplificar su posición este autor cita el caso
de una persona que ataca a otra con un arma, empero el agredido tiene conocimiento que la pistola está
descargada, por tanto, ante esta situación se está frente a una tentativa inidónea por la falta de entidad del
medio empleado. Sin embargo, ROXIN reconoce que, debido a las particularidades del caso podrían
presentarse coacciones, de tal manera que el agredido podría defenderse. También en este mismo sentido,
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal I…, cit., pp. 445, sostienen que la antijuricidad se desvanece en el
evento que se esté ante medios que resultan inidóneos, dado que en estos casos no se advierte daño
dirigido contra el ordenamiento jurídico, por ello estos autores expresan las agresiones consideradas como
bagatelas no deben ser repelidas en legítima defensa.
309
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 447.
113
Como viene expuesto, la agresión puede partir de una omisión y esto acontece
en el evento que haya un deber de intervención por parte del sujeto que omite el
comportamiento que le corresponde realizar, bien porque aparece señalado en la esfera
penal o administrativa, como acontece en la omisión propia y en los supuestos de
310
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 496.
311
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 805.
312
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 446.
313
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 447.
314
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 116. Este sentido, sostiene que acontece esta
circunstancia en la omisión de socorro.
114
garante315.
En los casos de agresión por omisión la legítima defensa se ejerce una vez que se
obliga a la persona, quien tiene el deber de garante a efectuar el comportamiento que le
corresponde, pero que se ha abstenido de adelantar. Esto tiene por propósito la evitación
del resultado316.
A nuestro modo de ver las cosas, no debe admitirse legítima defensa frente una
conducta omisiva, salvo en la omisión impropia, (comisión por omisión), puesto que en
este caso se requiere que exista deber de garante en el sujeto, de tal manera que se
advierte una obligación que pesa sobre la persona dirigida a la realización de un
comportamiento; en consecuencia, el hecho de omitir la conducta que se demanda
implica una agresión, la cual puede ser enfrentada por vía de legítima defensa, en aras
que el sujeto realice la acción que se espera de él. En razón que la estructura de la
omisión propia no reúne las características de la comisión por omisión, nos parece que
no cabría adelantar alguna conducta por legítima defensa para que el obligado efectué el
comportamiento que precisa adelantar, por ende, consideramos que no corresponde
reconocer legítima defensa frente a un comportamiento omisivo propio.
La agresión se trata de una conducta humana 317 , por tanto, los ataques
provenientes de animales no son susceptibles de legítima defensa, sino mediante estado
de necesidad. No obstante, puede echarse de mano de la legítima defensa en el supuesto
que el animal sea utilizado por alguna persona, para generar un ataque. En este orden,
también vale destacar que se considera que no procede legítima defensa contra personas
jurídicas, puesto que estas no proceden en el sentido de Derecho penal, e incluso para
315
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 363.
316
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 614. En este orden de ideas, importa señalar que para este
autor la legítima defensa en materia de omisión se limita a la comisión por omisión u omisión impropia,
en la medida que la omisión propia no conlleva una agresión dirigida contra un bien jurídico. En esta
línea de pensamiento, MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 441, sostienen que debe
considerarse la omisión en el supuesto que la persona se encuentre en posición de realizar determinado
acto, es decir, estiman se aplica para la comisión por omisión. Así, afirman que existe omisión en el caso
del guardia de presidio que omite dejar en libertad a quien corresponde, en vista que existe una orden en
tal sentido. Asimismo, concurre agresión el caso de la persona que se rehúsa a abandonar su coche-
dormitorio, una vez se ha llegado a su parada de destino. También tiene ocasión la agresión en el supuesto
del vagabundo que se niega a dejar el recinto en el cual ha sido acogido, pese a que así lo ha pedido el
arrendatario.
317
En esta dirección, no cabe legítima defensa contra actos inconscientes o en los cuales concurre fuerza
irresistible, tal cual lo señala LUZÓN PEÑA, en Curso de Derecho…, cit., pp. 589.
115
aquellas no son aplicables los fines preventivos que pretende el Derecho penal, ni
tampoco resulta dable estimar que concurre la afirmación del derecho 318. En torno al
sentido de la agresión se ha puntualizado por el TS en Sentencia 153/2013 de 6 marzo lo
siguiente:
“Por agresión debe entenderse toda creación de un riesgo inminentemente para los
bienes jurídicos legítimamente defendibles, creación de riesgo que la doctrina de esta
Sala viene asociando por regla general a la existencia de un acto físico o de fuerza o
acometimiento material ofensivo. Sin embargo, tal tesis no es del todo completa cuando
se ha reconocido también que el acometimiento es sinónimo de agresión, y ésta debe
entenderse no sólo cuando se ha realizado un acto de fuerza, sino también cuando se
percibe una actitud de inminente ataque o de la que resulte evidente el propósito
agresivo inmediato, como pueden ser las actitudes amenazadoras si las circunstancias
del hecho que las acompañan son tales que permitan temer un peligro real de
acometimiento, de forma que la agresión no se identifica siempre y necesariamente con
un acto físico sino también puede prevenir del peligro, riesgo o amenaza, a condición
de que todo ello sea inminente”.
“Por último la necesidad racional del medio empleado supone: necesidad o sea
que no puede recurrirse a otro medio menos lesivo; y la proporcionalidad en
modo racional no matemático que habrá de examinarse desde el punto de vista
objetivo y subjetivo, en función no tanto de la semejanza material de las armas o
instrumentos utilizados, sino de la situación personal y afectiva en la que los
contendientes se encuentran, teniendo en cuenta las posibilidades reales de una
defensa adecuada a la entidad del ataque, la gravedad del bien jurídico en
peligro y la propia naturaleza humana, de modo que "esa ponderación de la
necesidad instrumental de la defensa ha de hacerse comprendiendo las
318
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 611, también en este sentido MAURACH/ZIPF en
Derecho Penal 1..., cit., pp. 440 y LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 591. ROXIN manifiesta
que no se concibe la legítima defensa frente a animales, porque ante el ataque que proviene de un animal
no se concurre el fundamento dirigido a la afirmación del derecho.
116
319
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 363. También concuerda en esta dirección,
CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 366.
320
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 449.
321
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 123.
117
una conducta que se realiza con los elementos que integran el dolo, los aspectos
intelectivos y volitivos; por tanto, no es posible atender a la modalidad imprudente. En
adición, sostiene que ante una conducta imprudente no cabe que la legítima defensa
cumpla su función de motivación, de tal manera que, frente a un comportamiento
imprudente, cabe estado de necesidad defensivo y no legítima defensa322.
322
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 590. De igual forma, respalda esta posición MUÑOZ
CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 117, quien sostiene que la conducta debe ser dolosa y en el
evento que concurra imprudencia será necesario echar mano del estado de necesidad para enfrentar la
situación que se presenta. También coincide GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 168, debido
a que la legítima defensa no tendría efecto de motivación ante conductas imprudentes.
323
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 807 y 808. Este autor sostiene que para
LUZÓN PEÑA no cabe legítima defensa frente a actos imprudentes en vista que: 1) la legítima defensa
no cumple una función de intimidación ante conductas imprudentes; 2) la medida del riesgo es menor en
el delito imprudente y el agresor no está en posición de determinar los alcances de la reacción; 3) la
imprudencia requiere un resultado, sin tal condición es atípica. Estos argumentos son refutados por
CUELLO CONTRERAS, en atención a que estima que el agresor se representa una constelación de
peligro, por ende, puede que tenga lugar un efecto intimidante. También sostiene CUELLO
CONTRERAS que el agresor bien puede medir el riesgo y también podrá hacerlo con sus acciones.
Finalmente aduce que la imprudencia sin que tenga lugar un resultado es impune, pero esto no implica
que sea atípica.
118
a. Carácter típico
Se advierte que una primera posición entiende que la ilegitimidad de la agresión
debe entenderse siempre en sede penal. En esta dirección, se ha argumentado que los
actos típicos son aquellos que revisten de mayor relevancia dentro del ordenamiento
jurídico; en consecuencia, resulta dable que estos sean rechazados mediante legítima
defensa. Los partidarios de esta línea de pensamiento exponen que contra los actos
atípicos no cabe legítima defensa, por tanto, es necesario limitar los comportamientos
contra los cuales procede legítima defensa a aquellos que tienen entidad en sede penal,
por ser conductas típicas324.
Con base en lo expuesto, estimamos que la tipicidad para el caso que nos ocupa
debe entenderse como penal, puesto que en vista de la importancia que ésta reviste es
oponible la legítima defensa.
b. Carácter antijurídico
324
QUINTERO OLIVARES/ MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 497.
En esta línea de pensamiento, estos autores sostienen que la posición contraria a la que defienden implica
que se aplicaría legítima defensa contra cualquier acto contrario a derecho, lo cual no encuentra sintonía
con el ejercicio que debe realizarse entre el ataque y la reacción. En sentido similar, MIR PUIG, Derecho
Penal…, cit., pp. 448 expone que la agresión debe ser típica y también personalmente imputable al autor.
También LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 591 estima que la conducta debe ser típica y
antijurídica. De este parecer, igualmente GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la…, cit., pp. 53, para
quien la agresión ilegítima significa que debe constituir delito, de tal suerte que se coloque en riesgo
importante los bienes de la persona quien se defiende en legítima defensa.
325
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
125. Estos autores afirman que en razón de la redacción que desarrolla el CPE en cuanto a la agresión
dirigida a bienes o a la morada, en estos casos se precisa que la agresión constituya delito o falta. En
cuanto al ingreso a la mora, expresan que es necesario que debe considerarse la entrada irregular, de tal
manera que la permanencia indebida no debe ser estimada como agresión. LANDECHO
VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 335, quienes estiman que no
existen elementos para considerar que la agresión deba ser, necesariamente, penal.
119
Para ROXIN la agresión que acontece dentro del marco de la legítima defensa
coincide con la antijuricidad que pertenece a la teoría general del delito. En este orden
de ideas, se precisa que la agresión debe constituir desvalor del resultado, pero también
un desvalor del acto327.
A nuestro modo de ver las cosas, la agresión debe constituir un injusto, esto es
una acción típica y antijurídica, a fin que pueda ser repelida en legítima defensa. Aquí
debemos coincidir con el sector de la doctrina que entiende que la acción típica y
antijurídica representa un ataque de superlativa importancia contra los bienes jurídicos
que tutela el ordenamiento jurídico, en consecuencia, nos parece correcto considerar que
sólo ante estos pueda procederse en legítima defensa.
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 366 son de la opinión que no se requiere que la
agresión sea punible, sólo puntualizan que debe ser por lo menos inminente. También en esta dirección,
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 168.
326
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 811.
327
ROXIN, Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 615.
328
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 117.
120
c. Carácter culpable
Con base en que la agresión deber ser antijurídica, JAKOBS entiende que la
legítima defensa no tiene aplicación en el supuesto que la cuestión objeto de atención se
trate de un riesgo permitido, precisamente, porque en este caso la conducta de la
persona se encuentra amparada por el ordenamiento jurídico331.
329
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 616 y 617. Este autor sostiene que se excluye la legítima
defensa de los ataques realizados por personas evidentemente inculpables, tal cual lo señala JAKOBS. En
adición, expresa que otro sector reclama que la agresión sea dolosa y se encuentre en contraposición al
deber de cuidado, además que el agresor sea culpable y que haya procedido con dolo. También se deja de
reconocer la legítima defensa frente a ataques que son realizados por niños o enfermos mentales,
precisamente, por carecer de capacidad de culpabilidad, es decir, uno de los elementos que integran la
culpabilidad.
330
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 465.
331
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp.463. Otros supuestos en los cuales este autor estima que existe
deber de tolerancia por parte del agresor ocurren cuando se advierte una causa de justificación contra la
cual no puede oponerse otra eximente justificante. También en el caso de que exista una autorización por
121
La actualidad conlleva que debe tratarse de un hecho que sea presente 335, lo cual
desde luego descarta la defensa en relación con hechos futuros. Esto implica que la
agresión debe participar de la condición de inminencia. En vista de esta construcción la
parte del Derecho público, tal cual acontece en alguna detención provisional en la cual el funcionario que
la realiza se encuentra amparado por el ordenamiento jurídico para realizar la gestión.
332
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp.467.
333
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 447. La agresión es actual en el caso que perdure, tal
cual ocurre cuando ha iniciado o en el caso que no haya finalizado, como tiene lugar en los delitos
continuados y permanentes. También aducen que la actualidad se desvanece en el supuesto que las
posibilidades de defensa hayan desaparecido. De igual forma, también es actual la agresión, según estos
autores, en el caso que haya posibilidad de que se repita.
334
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 496;
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 119; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp.
597; MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 450; BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE,
Lecciones de Derecho volumen II…, pp. 123; CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp.
814; MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 447; ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp.
618; JAKOBS, Derecho Penal..., cit., pp. 468; ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 618;
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 366; GARRIDO MONTT, Derecho Penal…,
cit., pp. 170.
335
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, pp.123.
Para estos autores la inminencia significa que haya elementos para determinar la proximidad de la
agresión, de tal suerte que es suficiente con que se tenga noción que la agresión está por ocurrir. Con
respecto a este tema, CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 814 y 815.
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 366, sostienen que, para determinar la
actualidad de la agresión, se precisa del análisis de un observador experimentado que se ponga en el lugar
de la persona agredida
122
defensa puede efectuarse, aun cuando el ataque no haya empezado a tener lugar, empero
existen condiciones para establecer que tendrá ocasión336.
336
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 496.
Estos autores afirman que es, precisamente, la actualidad de la agresión lo que sirve de base para que la
persona pueda repeler el ataque mediante legítima defensa. Esto implica que debe excluirse una reacción
tardía, dado que en este supuesto la agresión ha cesado, de tal modo que no cabe legítima defensa bajo
estas condiciones.
337
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 468.
338
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 618.
339
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 816. Para sostener su postura ejemplifica la
cuestión con dos casos. En el primero de ellos el sujeto que pretende robar ingresa a una vivienda, lo cual
implica que ya ha salvado varios obstáculos para tales efectos, e incluso procedido con cautela, de modo
que ante esta perspectiva la agresión ha iniciado. Igual ocurre con el sujeto que pretende causar la muerte
de otro, de tal manera que apunta a la víctima con el arma, en consecuencia, ocasiona un peligro ante el
cual es posible utilizar la legítima defensa. CUELLO CONTRERAS descarta la tentativa como
mecanismo para establecer la condición de inminente de la agresión, dado que estima que en esta figura
los bienes jurídicos ya han sido colocados en riesgo, al menos en algunos casos. También se considera
que cabe legítima defensa para evitar una “profundización” del daño causado, tal cual ocurre en el caso
que una persona cometa un robo en una joyería y posteriormente el propietario del establecimiento
observa cuando el ladrón dispone de la prenda, de tal manera que se la arrebata empleando para ello la
legítima defensa. Sin embargo, una cuestión distinta acontece en el supuesto que no sea posible la
reparación, como ocurre en el caso que una persona se apodere de una tarta, lo cual ocasiona que el
pastelero lo persiga y en la huida el pastel cae al suelo, lo cual da lugar a que la agresión cese.
123
340
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 817. Este autor sostiene que ROXIN mantiene
un criterio parecido, e incluso sitúa la cuestión en la necesidad de defensa o también en la
proporcionalidad.
341
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 622. En este sentido, se sostiene que en el caso del
chantaje al revelarse la información, entonces la agresión cesa y, por ende, no cabe legítima defensa, no
obstante, ROXIN opina que el ataque a la libertad se mantiene, incluso en el caso que se haya dado a
conocer la información, por ende, la agresión es actual y el problema de fondo radica en la necesidad de
defensa.
342
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 450.
343
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 597.
344
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 119. Tampoco LUZÓN PEÑA, Curso de
124
Derecho…, cit., pp. 597, considera la legítima defensa preventiva. ROXIN en Derecho Penal tomo II…,
cit., pp. 621, rechaza la agresión futura y ante tal situación sostiene que debería acudirse a las autoridades,
evitar la agresión, o bien soportar los riesgos, empero estima que en supuestos de considerable relevancia
se podría reaccionar. JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 469, estima que la defensa preventiva no da
lugar a la justificación. De igual forma en contra JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit.,
pp. 367 y GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp.170.
345
CORREA FLÓREZ, Legítima Defensa en situaciones sin confrontación, Madrid, 2016, pp., 32,
sostiene que tal tirano es un maltratador que debe contar con los siguientes requisitos: maltrato reiterado a
la pareja o algún familiar con quien convive; connotaciones machistas del agresor y mujer temerosa.
346
CORREA FLÓREZ, Legítima Defensa en…, cit., pp. 43, 49, 53 y 59. Para esta autora la agresión se
caracteriza por la permanencia, por ende, es dable recurrir a la legítima defensa, en vista que existe una
conducta que lacera la dignidad de la víctima. En adición, no se coligen otros medios que pueda emplear
la mujer, como por ejemplo huir, dado que no reportan mayor utilidad.
347
CORREA FLÓREZ, Legítima Defensa en…, cit., pp. 161, 275 y 280. Para esta autora la conducta de
la mujer es típica, en razón que existe ánimo de matar, sin embargo, podría estar justificada, pero no
exculpada, porque ello permitiría la utilización de la legítima defensa, dado que la conducta de la mujer
125
Las posibilidades que la persona quien padece la agresión escape una vez que ha
iniciado la agresión en su contra, también ha sido objeto de examen por la doctrina.
Desde diferentes perspectivas la huida ha sido descartada, tal cual se expone a
continuación, empero también ha encontrado respaldo como se detallará.
352
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 606.
353
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 496.
127
atentan contra el orden jurídico, pues lesionan derechos de las personas afectada; en
consecuencia, la huida no resulta una opción a considerar dentro del marco de la
legítima defensa354.
En el caso que se dirija una agresión contra la persona afectada, es posible que
esta solicite el auxilio de terceros si es que en razón de las condiciones en que acontece
el hecho es posible acudir a aquellos. En este sentido, se considera que la intervención
de terceros también es una manera de rechazar el ataque que dirige el agresor. Así, se ha
señalado que la legítima defensa no tiene entre sus propósitos “probar el coraje” de la
persona que sufre el ataque y en vista de ello “dar una lección a los agresores”357.
354
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 606.
355
GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la…, cit., pp. 56.
356
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 633.
357
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 634 y 635. Este autor aclara que en el evento que el auxilio
de terceros signifique que, en alguna medida, tiene el agredido emprender fuga, entonces no debe exigirse
que se requiera el concurso de otros ante la agresión que se realiza.
128
En el evento que el sujeto haga frente al ataque, pese a que estaba en posición de
huir o solicitar auxilio y que la agresión que ocasiona es de mayor entidad que el ataque
que se dirige contra él, bien podría considerarse que ha tenido lugar una eximente
incompleta, debido a que en este supuesto hace falta la necesidad de defensa361.
358
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 77.
359
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 932.
360
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 77.
361
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 78.
362
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp.78.
129
que le sirva al operador del sistema judicial para encontrar los límites que debe tener la
defensa necesaria, así como la proporcionalidad del medio que se utiliza por parte de la
persona contra quien se dirige el ataque363.
También han sido objeto de estudios los mecanismos de defensa, a los cuales
también se les conoce cono ofendículos, (trampas, alambras, cercas con electricidad, por
mencionar algunos)364.
363
SAINZ CANTERO, La inexigibilidad de…, cit., pp. 64.
364
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 120 y 121. Según este autor las alertas sociales
ocasionadas en virtud del incremento de la delincuencia, que puede ser reales o bien tratarse
percepciones, han dado ocasión a que se utilicen con frecuencias sendos artefactos o medios dirigidos a
proteger la propiedad de los ciudadanos, sin embargo, el asunto genera no pocos inconvenientes, pues
bien pueden ser alcanzados sujetos que en efecto tengan la intención de cometer algún delito, o bien
cualquier persona que intente ingresar a un inmueble por diferentes razones, ya sea para guarecerse o
porque ha incurrido en un error, debido al estado en que se encuentra, embriaguez por ejemplo, o alguna
otra circunstancia. Esto implica que el uso de tales mecanismos automáticos de autoprotección puede
provocar un número importante de lesiones y de forma indiscriminada.
365
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBALE MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
123.
366
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 171.
130
dentro del marco de la legítima defensa. De igual forma, se ha considerado que tales
mecanismos, en alguna medida, constituyen defensa preventiva, puesto que es posible
que se activen antes de que haya una agresión ilegítima367.
Pese a que los medios de defensa pudieran resultar necesarios en algunos casos,
importa destacar el riesgo por la utilización de estos se dirige contra la persona, entre
otros, que los utiliza, puesto que se trata de quien resulta responsable por la activación
de los mismos. En todo caso pudiese acudirse a medios menos lesivos, verbigracias:
alarmas y perros368.
2.3.1.5. La riña
367
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp.121 y 122. Con todo, este autor afirma que resultan
admisibles los mecanismos automáticos de autoprotección, en casos particulares. Así, sostiene que en
situaciones en las que se adviertan graves amenazas de muerte o se trate de individuos particularmente
vulnerables o sitios peligrosos podrían ser utilizados tales medios. Sin embargo, aclara que deberían
emplearse métodos de control y realizar advertencias en cuanto a la existencia de los sistemas de
seguridad, de tal suerte que el ingreso al sitio correría por cuenta de quienes deciden entrar, pues se
encontraría debidamente informado de las condiciones del lugar. Además, indica que pese a tales avisos
es preceptivo que se cuente con una reglamentación diáfana en cuanto a la forma de uso de tales medios.
368
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 634.
131
No sería admisible la legítima defensa en casos de que la riña haya sido aceptada
por los contendientes, en atención que la voluntad de los sujetos se dirige al ataque. Así
se señala en la sentencia 4698/2011 emitida por el TS, que dice en sus considerandos lo
siguiente:
“Sin embargo este segundo informe no es un dictamen pericial sino la expresión de una
hipótesis del suceso según la inicial opinión policial que obviamente no es en sí mismo un
instrumento de prueba, aparte de que la Sentencia ya dice no estar acreditado quien de los
acusados dio a la víctima la puñalada en el costado. Y en cuanto a las heridas, su inclusión en el
relato de hechos probados carece de virtualidad para modificar el sentido del Fallo, porque
nada relevante incorpora tratándose, como dice el recurrente y expresa la Sentencia, de una
riña mutuamente aceptada, y por ello mismo ser imposible la legítima defensa que el recurrente
invoca en el motivo séptimo, que luego se verá”.
Dentro de otro contexto, MIR PUIG expone que se admite legítima defensa en la
369
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 592.
370
Coincide con LUZÓN PEÑA, en este sentido MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 451 en razón que
entiende en este caso falta un requisito que no es preceptivo, esto es la provocación suficiente.
371
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 594.
132
372
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 451.
373
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 448.
374
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 598. A propósito de la conducta que realiza la persona
quien se defiende, este autor considera que debe estimarse se trata de una “defensa protectora” o “defensa
meramente defensiva”, (defensa en abstracto). Sobre este tema, también QUINTERO
OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 505 sostienen que la
necesidad significa que en efecto es necesario que la persona se defienda o que haya racionalidad
necesaria para utilizar el medio que se emplea para defenderse. Con respecto a este punto ROXIN en
Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 628, expresa que la necesidad de defensa es aquella que resulta más
benigna de las que pueden seleccionarse.
375
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 453.
133
376
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 454. Esto ocurre, como señala este autor, en el caso que se lleve
a cabo un ataque contra un sujeto y para tales efectos se utilice una navaja. Si la persona contra la cual se
dirige la agresión, está una posición de repeler el ataque sin recurrir al arma en cuestión, entonces debería
optar por ello.
377
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 454, matiza este concepto, pues entiende que la huida es
atendible en el supuesto que la defensa que se realice sea extremadamente desproporcionada frente al
ataque emprendido.
378
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 598. En torno a la huida y de la solicitud de auxilio de
terceros, nos hemos ocupado en el punto anterior en el cual se hizo mención de la agresión ilegítima.
Según este autor en algunos supuestos como los que ocurren en casos de ataques por personas inculpables
o familiares cercanos no se observa necesidad de defensa, de manera que ante esos casos no es admisible
la legítima defensa, en consecuencia, estima que debe recurrirse al estado de necesidad.
379
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 599.
380
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 600.
134
También importa verificar si existe por parte del sujeto falta de conocimiento en
torno a las circunstancias de defensa, de tal modo que la persona rechaza la agresión de
forma imprudente; es decir, sin tener en noción de la situación. Con respecto a este
381
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 600. Este autor refiere que si la persona no tiene
consciencia del carácter insuficiente del medio utilizado se está frente una eximente incompleta, tal cual
se prevé en la teoría del error sobre los presupuestos de la causa de justificación.
382
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 601.
383
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 444 en cuanto a este punto sostiene que se precisa que el sujeto
conozca y quiera realizar los elementos que integran la justificación. En caso que esto no sea así cabe una
eximente incompleta.
384
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 601 y 602. También QUINTERO
OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 505 estiman que no
debe existir ánimo de defensa por parte de la persona quien se defiende, es decir, no son atendibles los
reclamos de quienes sostienen que se precisa de una motivación particular dirigida a defenderse por parte
de quien es agredido. Así, manifiestan que es relevante considerar que haya constancia de la agresión y
necesidad de defenderse. En vista de esta circunstancia no habrá necesidad de defensa frente a agresiones
que ya han sido consumadas o que no han acontecido, puesto esta situación daría lugar a estimar que se
está ante una venganza. En sentido similar, se pronuncian MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp.
448, puesto que sostienen no son atendibles las motivaciones éticas que dirijan la voluntad del sujeto,
pues sólo se precisa de una moción dirigida a defenderse. De igual parecer GARRIDO MONTT, Derecho
Penal…, cit., pp. 175 en el contexto de la doctrina chilena.
135
tema, LUZÓN PEÑA sostiene que existe antijuricidad, pero no dentro de la esfera
penal, puesto que en este supuesto no se advierte desvaloración del acto, dado que en
razón de la conducta que adelanta la persona no se observa desvaloración del
resultado385.
Se precisa que el medio empleado para la que la defensa sea idónea resulte
386
racional para lograr los propósitos defensivos, es decir, para que pueda,
efectivamente, rechazarse la agresión. Esto no significa que el medio deba ser
proporcional 387 , sino como se indica en la doctrina racional, lo cual implica que se
advierta necesidad de defensa. En esta línea de pensamiento hay que advertir que los
bienes del agresor no se encuentran en igualdad de posición que los de la persona quien
se defiende en legítima defensa388.
385
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 604.
386
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 507,
estos autores opinan que en el caso que haga falta este requisito es posible que tenga lugar una eximente
incompleta, puesto que no se trata de un elemento preceptivo dentro del marco de la legítima defensa.
387
BUSTOS RAMÍREZ/HOMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 129,
realizan una distinción entre la proporcionalidad y la racionalidad. Así, afirman que la primera de ellas
implica una “jerarquización” entre los bienes que se encuentran en disputa y los perjuicios que pueden
recaer. En sentido contrario, la racionalidad significa que es necesario atender a la situación particular del
defensor, lo cual se realiza desde una perspectiva ex ante. CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…,
cit., pp. 820, estima que en la legítima defensa no tiene lugar la proporcionalidad, a diferencia de lo que
ocurre en el estado de necesidad, e incluso si la defensa resulta necesaria no debe ser admitida la huida o
el auxilio de terceros. Por su parte, LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal
Español…, cit., pp. 335, sostienen que la jurisprudencia en España en determinado momento consideró
que se requería proporcionalidad en la defensa, sin embargo, luego tal criterio ha sido abandonado, de tal
modo que para medir la necesidad de defensa se precisa realizar un ejercicio ex ante, dirigido a verificar
la situación de la persona que se defiende. ROXIN Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 631 y ss., también
opina que dentro del marco de la legítima defensa no corresponde observar la proporcionalidad, en vista
que no existe una relación en ese sentido entre el perjuicio ocasionado y el daño que se evita. ROXIN
opina que el principio de prevalencia del derecho, el cual informa la legítima defensa, da ocasión a que no
se valore la proporcionalidad. Con todo, ROXIN sostiene que existen opiniones divididas en la doctrina
en cuanto a las agresiones insignificantes, así SCHMIDHÄUSER es de la opinión que es posible se cause
la muerte en legítima defensa por asuntos de poca monta, empero dicha posición, es refutada por ROXIN,
debido a que entiende se trata de un abuso del derecho; en tanto WAGNER entiende que la necesidad de
defensa se diluye sólo ante asuntos mínimos. Para SPENDEL la necesidad de defensa decae frente a casos
crasos. SCHROEDER considera que debe atenderse a la proporcionalidad en asuntos donde se advierte
un desequilibrio entre los bienes (vida vs bienes).
388
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 607. Este autor asegura que la racionalidad de la
defensa se refiere a que existe necesidad de defensa y no toma en consideración al medio utilizado para
repeler la agresión. La ponderación de tal situación debe realizarse ex ante, es decir, tomando en
consideración la situación particular del sujeto, en vías de verificar si al tiempo en que ocurre el hecho era
racional el medio del cual se echó mano para repeler la agresión, pese a que luego se determine que no era
así. Con todo LUZÓN PEÑA reconoce que en casos en los cuales se advierte una desproporción
importante entre los bienes del agredido y aquellos del agresor entonces se podría prescindir de la
ausencia de proporcionalidad. También en este sentido, GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la…,
cit., pp. 58, para quien la racionalidad de la defensa en cuanto al medio empleado no quiere decir que
deba existir proporcionalidad, sino que se precisa observar los medios de los cuales se dispone para
rechazar el ataque y analizar la intensidad de la agresión, todo desde un prisma objetivo. Además,
GIMBERNAT ORDEIG sostiene que en el supuesto que haya una desproporción importante entre la
136
conducta del agresor no tiene razón para dar paso a una defensa fuera de límites. Así,
señala que es necesario atender a la proporcionalidad en el caso que existan perjuicios
de superlativa relevancia frente al interés objeto de defensa392.
En esa misma línea de pensamiento, ROXIN393 afirma que ante agresiones poco
significativas se requiere de proporcionalidad, pues de lo contrario puede tener lugar
“abuso de derecho”. En cuanto este tema ROXIN opina que existen una serie de casos
de agresiones no requeridas. Así, se refiere a los siguientes supuestos: a) las agresiones
no culpables o adelantadas por personas con culpabilidad sustancialmente disminuida,
puesto que en este tipo de situaciones el interés por la observancia del principio de
prevalencia del derecho se reduce. ROXIN opina que en este tipo de casos es posible
realizar algún tipo de defensa, sin embargo, tal reacción debe estar marcada por una
consideración social dirigida a la persona del agresor, (niños, enajenados o incluso
ebrios), de tal modo que pudiera recurrirse a empujones, esquivar o requerir auxilio de
terceros y también podría asumirse el riesgo de lesiones leves; b) las agresiones
provocadas por quien luego intenta defenderse no se amparan bajo la legítima defensa,
puesto que se estima se trata de un abuso del derecho, aunque sobre este volveremos al
examinar el último requisito que corresponde a la legítima defensa, esto es la falta de
provocación suficiente, c) también se declina la necesidad de defensa en situaciones
previstas dentro de las relaciones de garantía, dado que ante estos casos tiene menos
importancia el principio de prevalencia del derecho en temas como vínculos paterno-
filiales, o entre consortes, dado que los involucrados en dichas relaciones se encuentran
llamados, bajo coacción de pena, a evitar ocasionarse perjuicios unos contra otros. Para
ROXIN aquí el ofendido está obligado a esquivar o a utilizar medios con menos
entidad, todo ello por una cuestión de solidaridad. En este sentido, estima que no es
posible equipar la agresión que provoca un extraño a aquella que realiza una persona
que se encuentra dentro del marco de una relación de garantía, por ende, entiende que
392
BACIPAGULO ZAPATER, Teoría y práctica…, cit., pp. 744 y745. Según este autor el párrafo 3 del
Código penal austríaco contiene una regulación adecuada en cuanto al tema de la proporcionalidad de la
defensa. El estatuto de ese país, conforme expone BACIGALUPO ZAPATER, dice así: “La acción, sin
embargo, no será justificada cuando resulte evidente que el agredido sólo estaba amenazado por un daño
pequeño y la defensa sea desproporcionada, especialmente por la gravedad de los daños que a causa de
ella tenga que sufrir el agresor.” Agrega que la cuestión no implica dar cabida a la ponderación de bienes
dentro de la legítima defensa, tal cual lo prevé el estado de necesidad, sin embargo, cabría considerar una
disposición como aquella que aparece en el Código penal austríaco, dado a que su juicio ello conduciría a
consecuencias más justas.
393
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 631 y ss.
138
El motivo no puede ser admitido ya que en esta sede casacional se comparten los razonamientos de la
sentencia relativos a la falta de proporcionalidad en la defensa que efectuó el recurrente al ver la agre-
sión que sufría su amigo por los cinco que le golpeaban.
Retenemos este párrafo del f.jdco. noveno:
"....Lo que es incuestionable es que existió un exceso intensivo en el uso de la defensa, habida
cuenta de la utilización de una navaja en concreto hacia el tórax y hemitórax, región lumbar y rostro de
Damaso , con los resultados que se han descrito y que pusieron en grave peligro su vida de no mediar
asistencia médica lo que hace que la defensa invocada se convierta en desproporcionada....".
En el presente caso, la desproporción no es tanto por la utilización de la navaja, porque la agre-
sión que sufría el camarero era causada por los golpes de cinco personas. La desproporción se encuentra
en las partes vitales que resultaron afectadas y, por tanto, por la reiteración de tales actos --seis en total--.
Con la STS 1023/2010 de 23 de noviembre, debemos recordar que el requisito legal de la nece-
sidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión constituye un juicio de valor que
394
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 370 y ss. Así sostienen, al igual que
ROXIN, que no cabe la necesidad de defensa frente a personas inculpables, lo cual también ocurre en el
caso de personas que se encuentran unidas por una relación estrecha. En adición, opinan que no procede
defensa necesaria en el supuesto que se haya provocado la agresión. También aducen que no cabe
legítima defensa ante ataques de poca relevancia y tampoco cabría legítima defensa ante situaciones en
las cuales se advierte una desproporcionalidad de considerable entidad. Para estos autores, la propia
necesidad es que la determina la restricción de la legítima defensa.
139
obliga “…no sólo debe tenerse en cuenta la naturaleza del medio, en sí, sino también el uso que de él se
hace y la existencia o no de otras alternativas de defensa menos gravosas en función de las circunstan-
cias concretas del hecho. Se trata por tanto de un juicio derivado de una perspectiva "ex ante". Podemos
concluir, afirmando que contra el injusto e ilícito proceder agresivo, la defensa ha de situarse en un
plano de adecuación, buscando aquella proporcionalidad que, conjurando el peligro o riesgo inminentes,
se mantenga dentro de los límites del imprescindible rechazamiento de la arbitraria acometida, sin repu-
diables excesos que sobrepasen la necesaria contrarrestación. En la determinación de la racionalidad
priman fundamentalmente módulos objetivos, atendiendo no solamente a la ecuación o paridad entre el
bien jurídico que se tutela y el afectado por la reacción defensiva, sino también a la proporcionalidad del
medio o instrumento utilizado, empleo o uso que de mismo se hubiese realizado, circunstancias del he-
cho, mayor o menor desvalimiento de la víctima y, en general, sus condiciones personales, posibilidad de
auxilio con que pudiera contar, etc.; sin desdeñar absolutamente aspectos subjetivos relevantes y de
especial interés, pues --cual ha resaltado la jurisprudencia--dada la perturbación anímica suscitada por
la agresión ilegítima, no puede exigirse al acometido la reflexión, serenidad y tranquilidad de espíritu
para, tras una suerte de raciocinios y ponderaciones, elegir fríamente aquellos medios de defensa más
proporcionados, con exacto cálculo y definida mesuración de hasta donde llega lo estrictamente necesa-
rio para repeler la agresión....".
En el presente caso, es claro que la reiteración en los golpes dados --seis, como ya se ha dicho—
por el recurrente con la navaja de 9 centímetros y la afectación de factores vitales llevan a la conclusión
de que la legítima defensa no puede calificarse como completa. Hubo un exceso en la defensa395.
“La primera, esencial para la existencia de la eximente tanto completa como incompleta, que
conduce al efecto llamado efecto extensivo o impropio, en la que la reacción se anticipa por no
existir aún un ataque o se prorroga indebidamente por haber cesado la agresión, supuestos en
que en ningún caso puede hablarse de legítima defensa. En la segunda, si falta la
proporcionalidad de los medios, nos hallamos ante un exceso intensivo o impropio”.
397
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 648.
398
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 374.
399
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 610 y ss. De este parecer también MIR PUIG, Derecho
Penal…, cit., pp. 456; GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la..., cit., pp. 59, quien sostiene que este
elemento de la legítima defensa; también QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT,
Manual de Derecho…, cit., pp.509; LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal
Español..., cit., pp. 336, quienes también estiman que la falta de este requisito da ocasión a una eximente
incompleta. LUZÓN PEÑA, asegura que si existe provocación es posible oponer legítima defensa, si es
que se evidencia necesidad de defensa, de tal modo que puede acontecer que el mecanismo de defensa sea
necesario. Esto es así, porque el provocador no ha rechazado la tutela que le dispensa el ordenamiento
jurídico, en este caso por medio de la utilización de la legítima defensa como instrumento dirigido a la
141
advierta la eximente incompleta en el evento que haga falta este aspecto, precisamente,
porque no se trata de un requisito que es indispensable para que tenga lugar la legítima
defensa. El asunto medular consiste en que el agente ocasiona de manera intencional la
situación, lo cual implica una manipulación del defensor y, en cierta forma, abuso del
derecho400.
Con el fin de fijar los resortes sobre los cuales se basa la provocación
imprudente se han establecido al menos dos criterios: 1) criterio de la reconocibilidad:
que señala el autor identificó o logró identificar la probabilidad de la situación que
405
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 457.
406
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp.639.
407
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 456.
408
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 491.
409
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 456.
143
410
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 457, quien se refiere a la posición de LUZÓN PEÑA en torno a
la necesidad de defensa y señala como ejemplos de esta línea de pensamiento se citan la riña que ha sido
aceptada y el duelo, dado que se prescinde de la tutela y defensa jurídica.
411
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II..., cit., pp. 131.
412
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 371 y 372.
413
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 120. También en esta dirección, ROXIN, Derecho
Penal, tomo I…, cit., pp. 638.
414
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 455 y 456.
415
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 456.
416
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 484.
144
gestiones para dar lugar a la reacción del provocado y así poder agredirlo amparado bajo
legítima defensa421.
Con todo se considera que cabe legítima defensa, a pesar que haya provocación
en algunos casos. Así se estima que la agresión realizada por la persona quien ha sido
provocada es, igualmente antijurídica, en consecuencia, es posible que se recurra a la
figura mencionada. Desde otra perspectiva se ha dicho que el provocador inicial está en
posición de esquivar y asumir daños leves, no obstante, conserva la legítima defensa,
dado que no se debe dejarlo sin ninguna alternativa de defensa424.
421
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II..., cit., pp. 130.
422
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 826.
423
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 828 y ss. Este autor plantea que no existe
provocación en el caso de comportamientos adelantados en el cumplimiento de un deber o el ejercicio de
un derecho, tal cual ocurre en el caso de una mujer que, conocedora de los celos de su pareja, se viste de
manera sugerente en vías de reaccionar bajo legítima defensa de los agravios que pueda causarle su
compañero. Tampoco cabrá legítima defensa en el caso de la riña aceptada, a menos que se rebasen los
límites que hayan sido fijados y acordados.
424
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 640.
146
También se estima que cabe legítima defensa, pese a que no haya provocación
en el supuesto que no haya posibilidad de esquivar la agresión por parte de la persona
que propició el ataque en primer término425.
Así las cosas, nos parece que el agresor primario debe soportar los ataques que
le causa la persona quien procede luego de ser provocado, por tanto, no cabe legítima
defensa ante el panorama que se vislumbra en caso de una provocación.
425
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 641. Este autor plantea que la conducta puede ser jurídica
y antijurídica al mismo tiempo en el evento que concurra, por ejemplo, un homicidio. Así, en el supuesto
que el provocado le quita la vida al provocador en legítima defensa, entonces se trata de una conducta
jurídica, (por legítima defensa), empero también será antijurídica por el resultado de muerte relacionado
con el homicidio, en vista de illicita causa.
147
Dentro del marco del auxilio de terceros se ha considerado que es necesario que
la persona consienta o quiera que se le preste ayuda por parte de quien interviene en su
rescate, tal cual sostiene BACIGALUPO ZAPATER429.
426
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 836. También en este sentido, BACIGALUPO
ZAPATER, Principios de derecho…, cit., pp.741, quien sostiene que las modificaciones introducidas en
el año de 1983 al Código penal retiraron la legítima defensa de parientes, empero se extendió ese derecho
a personas ajenas.
427
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 606.
428
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 836. En torno al auxilio de terceros,
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 496 estima que tal auxilio es válido, pese a que se advierta
provocación, empero cuando no se haya participado en la provocación la persona que va a recibir el
auxilio. Además, este autor sostiene que es relevante que el tercero que va a proporcionar el auxilio tenga
conocimiento de la provocación.
429
BACIGALUPO ZAPATER, Principio de derecho…, cit., pp. 743. Este autor formula el ejemplo en el
cual se proyecta un film que atenta contra el pudor de algunos espectadores que se encuentran presentes
en una sala de cine, empero ninguno de ellos consiente que se interrumpa la proyección, por ende, desde
esta perspectiva no es posible concluir que es dable proceder en legítima defensa y retirar la película,
puesto que no se advierte consentimiento dirigido a tales efectos.
430
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 460, sostienen que en el caso que la víctima no
exteriorice ninguna información entonces debe entenderse que ha proporcionado el consentimiento
necesario para recibir el auxilio que le suministra el tercero.
431
ROXIN, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 661.
148
Dadas las características del auxilio de terceros se entiende que se trata de una
institución encaminada a beneficiar a los agredidos, por tanto, la naturaleza de la figura
no debe apartarse del concurso del afectado, a fin de verificar si corresponde la defensa.
Bajo este panorama se entiende que se trata de una figura voluntaria, sin embargo,
también puede ser de carácter obligatoria siempre que se origine de un derecho a la
familia o policial. En adición, se ha considerado que procede auxilio necesario a favor
del Estado, siempre y cuando los bienes sean individuales432. Una posición contraria a la
señalada entiende que en este tipo de casos cabe estado de necesidad justificante433.
432
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 374.
433
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 460. No obstante, estos autores admiten que es posible
la legítima defensa del Estado, pero esto acontece en casos bien particulares, puesto que en términos
generales el Estado debe estar en posición de defenderse a través de los mecanismos con los cuales cuenta
para tales efectos.
434
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 438.
435
JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp. 490.
436
ROXIN, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 662 y 63.
149
437
ROXIN, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 662.
438
ROXIN, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 663. Este autor cita a SIELMAN, para quien se necesita de
proporcionalidad en el auxilio de terceros, posición que no respalda ROXIN.
439
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 177.
150
prueba que así lo permita. Esto implica que existe una presunción dirigida a considerar
que el ingreso a la morada por parte del extraño entraña una violación al derecho a la
inviolabilidad de la vivienda y cabría legítima defensa, empero esta consideración puede
ser atemperada si es que se presentan pruebas en contrario440.
A nuestro modo de ver las cosas, cabe la legítima defensa bien ante el ingreso a
la morada en contra de la voluntad del titular del derecho de propiedad, o bien ante la
permanencia en el inmueble. En el primer supuesto está claro que la entrada a la
residencia involucra una agresión contra el derecho de propiedad del sujeto, puesto que
éste no presta su consentimiento dirigido a que se entre a su domicilio, de manera que es
posible reaccionar en legítima defensa. Una situación similar ocurre en el segundo
supuesto, puesto que aquí existe, igualmente, una agresión en contra del derecho de
dominio de la persona, dado que no estará en posición de tolerar la permanencia del
agresor en el recinto destinado a la vivienda.
De entrada, se considera que pueden ser objeto de defensa todos los bienes
personales, pese a que no se encuentren tutelados por el ordenamiento jurídico desde el
punto de vista penal. Así, resulta aceptable la protección de la propia personalidad, lo
cual tendría lugar conforme a ROXIN, incluso mediante el retiro del aparato fotográfico
440
CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp.369. Este autor sostiene que dentro del marco de la
legítima defensa privilegiada, importa observar el requisito de racionalidad, tal cual se exige en los otros
contextos en los cuales acontece la legítima defensa. También ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit.,
pp. 496 entiende que la legítima defensa privilegiada reporta una presunción in iuris tantum, lo cual
significa que una prueba en contrario puede enervarla.
441
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 835.
151
a la persona que capta vistas en contra de la voluntad del sujeto, empero esta reflexión
aplicaría para lugares retirados, porque ante un escenario público las expectativas de
privacidad ceden por las condiciones del sitio442.
442
ROXIN, Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 623 y 624. Cabría incluso legítima defensa, según este
autor, en el caso que se retire a la persona que obstaculice un aparcamiento que se pretende ocupar o
también en el supuesto que se empuje a la persona quien bloquea el paso.
443
ROXIN, Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 624. Este autor sostiene que no todos los derechos
individuales resultan protegidos mediante legítima defensa, así excluye de tal protección a asuntos muy
personales, como por ejemplo la fidelidad en el matrimonio y el caso de la persona a quien se le ha
quitado una novia. En sentido contrario, cabría legítima defensa frente a malos tratos causados a
animales, sobre la base en la compasión humana. Además, expone que no procede legítima defensa para
hacer efectivo el cobro de incumplimientos de carácter contractual, porque ello daría lugar a que la
persona se cobre por la fuerza su crédito.
444
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 596.
445
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 509.
También en este sentido, LANDECHO VELASCO/MOLINA BLAZQUEZ, Derecho Penal Español…,
cit., pp.334, quienes entienden que no son susceptibles de legítima defensa los bienes que son
supraindividuales, como aquellos que pertenecen al Estado, tales como la seguridad y la correcta marcha
de la administración.
446
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 594. Según LUZÓN PEÑA en la doctrina alemana se
acepta la defensa de todos los bienes, sin embargo, este autor no comparte tal posición, pues entiende que
152
Una situación diferente acontece con los bienes comunitarios, los cuales, por su
naturaleza, no prestan las condiciones descritas en el inciso superior, lo cual da lugar a
que su defensa se torne complicada, en vista que por sus características es difícil
establecer aspectos relativos como la voluntad de defensa. En este mismo sentido, no
sólo resultan defendibles los bienes que cuentan con una tutela jurídico penal.
447
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 452.
448
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 831. Con relación a este punto, ROXIN,
Derecho Penal, tomo II…, cit., pp. 625, sostiene que no resultan defendibles los bienes de la comunidad,
puesto que, en caso de aceptarlo así, cualquier peligro, aún irreal, daría lugar a propiciar espacios de
lucha, lo cual es, precisamente, lo que el Estado pretende que no concurra. ROXIN opina que estos
bienes son defendibles mediante los mecanismos que el Estado ha establecido para tales efectos. En todo
caso, en cuanto a la tutela del Estado estima ROXIN que procede estado de necesidad. Con respecto a
este punto JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 364 y 365 expresan que podrían ser
defendidos los bienes colectivos, en caso de que incidan sobre un individuo, en cambio en agresiones
dirigidas contra el ordenamiento jurídico no procede legítima defensa. Sin embargo, podría admitirse la
tutela del Estado en supuestos que no pueda defenderse, empero bajo los requisitos del estado de
necesidad. En sentido opuesto MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 441, para quienes es
posible oponer legítima defensa frente a todo interés que sea reconocido. En la misma línea de
pensamiento, ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 489, quien estima es posible la defensa de
todos los bienes jurídicos, empero se debe proceder mediante la utilización del mecanismo que resulte
menos lesivo.
153
tendría lugar la legítima defensa en vías de tutelar al Estado, puesto que éste tendría los
medios necesarios para enfrentar las agresiones que se dirigen contra él.
449
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 608.
450
REQUEJO CONDE, La legítima defensa…, cit., pp. 419. Otra solución estriba en una rebaja de pena o
una eximente incompleta.
451
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 453.
154
alemán. En ese texto legal se considera una causa de exculpación 452, tal ocurre con el
estado de necesidad exculpante. En el CPE no se regula el exceso referido, en
consecuencia, se han realizado interpretaciones por parte de la doctrina y la
jurisprudencia, en vías de considerar la ubicación sistemática de tal figura dentro del
ordenamiento jurídico español. En tanto que en el ordenamiento panameño el exceso se
castiga, pero con una reducción de la pena.
452
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 529.
453
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.527.
454
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.529.
155
estados se compadece con la indulgencia que tiene el legislador en este tipo de casos en
los cuales se disipa la necesidad de imponer una pena455.
Los daños que se producen a terceros dentro del marco del exceso en la legítima
defensa, no se encuentran previstos en el parágrafo 33 del StGB que prevé la figura que
acapara nuestra atención, puesto que tales consecuencias aplican sólo para el agresor
que produce de manera antijurídica459.
455
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 931.
456
AGUADO CORRREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 88 y 90. Esta autora sostiene que los casos
de estados asténicos son aquellos en los cuales la persona procede en vista que se estima amenazada, en
tanto que los estados esténicos se actúa con fuerza o vigor. En cuanto al exceso consciente e inconsciente
se reconoce en Alemania que el exceso debe aplicarse en ambos supuestos, empero un grupo minoritario
entiende que sólo cabe en la forma inconsciente. La primera postura se sustenta en que resulta
complicado realizar diferencias entre el dolo y la culpa frente a situaciones que ocurren en un lapso tan
corto y con una amplia carga emocional. También sostiene que algunos autores alemanes reconocen el
exceso extensivo en la medida que exista un vínculo temporal estrecho con la agresión.
457
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 928 y ss.
458
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 927.
459
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 936
460
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 937.
156
do Luis Miguel hizo dos disparos al aire como advertencia, Tomás se le encaró
con fuerza y se abalanzó hacia él, lo que le obligó a dar unos pasos hacia atrás
hasta que levantando el arma efectuó los dos disparos que alcanzaron a aquel.
Argumenta el Tribunal, tras mencionar el estado de fuerte alteración y agresi-
vidad de Tomás y el carácter del acusado, que éste pudo percibir la situación
como una vivencia amenazante y peligrosa al hallarse ante una persona que es-
taba fuera de control lo que originó el miedo presente al reaccionar ante la ac-
titud de Tomás.
La jurisprudencia ha relacionado en ocasiones la eximente de miedo insupera-
ble con la legítima defensa, cuya compatibilidad dogmática ha reconocido, lle-
gando a apreciar el miedo insuperable inserto en la defensa para cubrir la
existencia de un exceso intensivo por parte de quien se defiende (STS nº
332/2000, de 24 de febrero, que cita la de 30 de octubre de 1985 en ese mismo
sentido). El miedo puede operar según los casos como un elemento que dificul-
ta una correcta valoración de la necesidad de la defensa por parte de quien se
defiende”.
3. ESTADO DE NECESIDAD
466
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 84.
467
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 84 y 85. Tal reconocimiento dará lugar a
rebaja de pena, como lo dispone el artículo 68 del CPE.
468
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 86 y 87.
158
3.1. Generalidades
La eximente que nos ocupa está prevista en el artículo 20.5 del CPE. Esta
circunstancia requiere, básicamente, de una situación de necesidad, de tal modo que
aquella dé lugar a que el agente realice una conducta que afecte un interés que le
pertenece a otro. En torno a la situación de necesidad, que constituye el requisito
medular de esta eximente, se ha escrito con abundancia, puesto que la ley española no
define de qué se trata tal cuestión, lo cual ha propiciado que la doctrina se haya ocupado
del asunto de forma amplia, tal cual se verá más adelante.
MIR PUIG en cuanto a la noción del estado de necesidad sostiene que se trata
de: “estado de peligro actual para legítimos intereses que únicamente puede conjurarse
mediante la lesión de intereses legítimos ajenos y que no da lugar a legítima defensa ni
al ejercicio de un deber”.469
De igual forma, vale destacar que el estado de necesidad se trata de una situación
de peligro que propicia una acción contra intereses reconocidos, y tal situación se supera
mediante la lesión de bienes que le corresponden a un tercero y que se encuentran,
igualmente, reconocidos. Esta situación reporta interés para el Derecho penal, en la
medida que la acción que se realiza en condición de salvamento se ajusta a un tipo
previsto en el ordenamiento470.
Las bases del estado de necesidad, de acuerdo con SILVA SÁNCHEZ, deben
buscarse en la preservación de la paz jurídica y el status quo dentro de la sociedad. En
este sentido, este autor expresa que podrían ser protegidos en estado de necesidad
intereses de la colectividad, de tal modo que no se tutelan bajo esta eximente solo
cuestiones individuales471.
Son, precisamente, las connotaciones colectivas del estado de necesidad las que
dan lugar a estimar que existe una trascendencia jurídica social del comportamiento. En
vista de ello el conflicto debe encontrar su solución mediante la utilización de
469
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 461.
470
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 464.
471
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 665.
159
La eximente que nos ocupa tiene amplias repercusiones prácticas, puesto que sus
implicaciones se enfocan en diferentes escenarios que tienen lugar en la sociedad, pues
incluso pueden ser objeto de tutela bienes que pertenecen a la comunidad, verbigracia
aquellos vinculados con el Estado. Además, hay que tomar en cuenta que en esta
eximente no ocurre una afirmación del derecho, como si tiene ocasión en la legítima
defensa475, en vista de las consideraciones de la eximente que nos ocupa que plantea
como punto de partida la concurrencia de una situación de necesidad.
472
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 667.
473
ZUGALDÍA ESPINAR, Derecho Penal…, cit., pp. 666.
474
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., 414 y 415.
475
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.387.
160
476
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 312.
477
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 475 y 476.
161
478
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 389.
479
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 630.
480
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 631.
481
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 375. Este autor sostiene que la comparación debe
adelantarse entre bienes jurídicos y no males. También sostiene que la cuestión que nos ocupa tiene una
naturaleza dual, en la medida que en el evento que se trate de bienes iguales se está ante una situación de
exculpación, empero en sentido contrario, es decir, si son equivalentes nos encontramos frente a
justificación.
482
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
145. También GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 187, para quien el ejercicio de ponderación
que se realiza dentro del marco de estado de necesidad precisa de no sólo del análisis de la consideración
de jerarquía de bienes, por el contrario, cabría considerar merecimiento o tutela de bienes jurídicos, pero
sin perder de vista aspectos sociales, la calidad de la afectación, así como también puntos éticos que
puedan dar ocasión a consideraciones desvalorativas por parte de la colectividad. Con relación a este
punto CURY URZÚA en Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 374, sostiene que existen supuestos que no es
posible ponderar para efectos de estado de necesidad, tal cual ocurre con cuestiones religiosas, afectivas o
incluso éticas, porque no es dable hallar salidas objetivas ante la concurrencia de aquellas. También
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 388, estiman que es de recibo la valoración de
un número importante de circunstancias para verificar la situación de la colisión de bienes. Así sostienen
que importa valorar aspectos como: la cercanía y relevancia del peligro que se cierne; si la acción resulta,
en realidad, necesaria para evitar el peligro; la condición de los bienes que resultan perjudicados; la
162
aunque también hay quienes entienden que esta cuestión si es posible, si es que uno de
los bienes, por ejemplo, la propiedad ocupa un rol de suma entidad para el sujeto.
Como último punto dentro de estas breves reflexiones vale destacar el rol que
estimamos desempeña el principio de inexigibilidad de otra conducta para determinar el
sentido del estado de necesidad, puesto que como ya anunciamos al hacer mención de la
legítima defensa, entendemos que el principio en cuestión informa todas las categorías
del delito y en vista de ello constituye fundamento de la justificación, así como de la
exculpación, lo cual, desde luego, afecta a la eximente que estudiamos.
3.2. Antecedentes
calidad de irreparable de la pérdida; la posibilidad que haya un deber de garante del autor ante la víctima
y los propósitos que persigue el agente.
483
ROLDÁN BARBERO, La naturaleza jurídica del estado de necesidad en el Código Penal Español:
crítica a la teoría de la exigibilidad de la conducta adecuada a la norma, Madrid, 1980, pp., 1 y ss.
163
vigencia de los estatutos punitivos de 1870, 1928 y 1932484. Los fundamentos en los
que se sustentaba la referida teoría consistían, en lo medular, en establecer un nexo
causal entre el autor y el resultado, de manera que no se prestaba mayor atención a la
condición del sujeto.
Con relación a los códigos de 1848 a 1850 también importa manifestar que en
aquellos textos el estado de necesidad se concebía de manera muy limitada, pues sólo se
permitía la exención en vías de salvar un bien mayor y, particularmente, aquellos en los
cuales resultará lesionado el patrimonio. Tal situación se mantuvo hasta el estatuto de
1932, en el cual el marco se extendió486.
En 1944 tuvo lugar una modificación a la figura del estado de necesidad, de tal
suerte que se posibilitó estimar que tal eximente tenía una naturaleza dual, puesto que
permitía justificar o exculpar, según los intereses jurídicos enfrentados, al menos según
la opinión de algunos autores. Sostiene ROLDÁN BARBERO que para aquella época
se tuvo noticia en España de la teoría normativa de la culpabilidad, dentro de la cual se
484
ROLDÁN BARBERO, La naturaleza jurídica…, cit., pp. 2.
485
ROLDÁN BARBERO, La naturaleza jurídica …, cit., pp. 1.
486
SÁINZ –CANTERO CAPARRÓS, Comentarios al Código Penal, tomo II, Madrid, 1999, pp. 348.
487
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 337.
164
Hasta la reforma parcial de 1944 el estado de necesidad se regía por la figura del
interés preponderante, en razón que los intereses en contraposición no eran idénticos,
por tanto, el mal causado tampoco lo era. La modificación citada introdujo, como ha
sido expresado, la posibilidad de acudir a la eximente que nos atañe en el supuesto de
intereses iguales. Algunos autores como ANTÓN ÓNECA y RODRÍGUEZ MUÑOZ,
luego de la reforma referida estimaron que en el caso de intereses desiguales se está
frente a un estado de necesidad justificante, sobre la base del principio de interés
preponderante; y en el supuesto de intereses iguales se debe atender a la exculpación, en
razón de la no exigibilidad de otra conducta489.
488
ROLDÁN BARBERO, La naturaleza jurídica…, cit., pp. 1. De hecho, este autor expresa que las
concepciones que se desarrollaron durante la vigencia de los mencionados textos penales apuntaban a
estimar que el estado de necesidad constituía causa de justificación, salvo casos muy particulares. Así, se
podía considerar que en el supuesto de hurto famélico se trataba de una cuestión exculpante si es que la
persona hurtaba a personas que se encontraban en la misma situación.
489
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 257 y ss.
490
ROLDÁN BARBERO, La naturaleza jurídica…, cit., pp. 4.
491
ROLDÁN BARBERO, Estado de Necesidad y colisión de intereses, Madrid, 1986, pp 500. Además,
expresa que en el evento que surgieran, previo a la reforma de 1944, conflictos relacionados con bienes
jurídicos de igual condición, el asunto podía resolverse mediante la eximente del miedo insuperable.
165
de tal modo que se posibilitó la comprensión del estado de necesidad desde perspectivas
justificantes y exculpantes, no resultan claras. Así lo sostiene ROLDÁN BARBERO,
puesto que expresa que ninguna cosa se puntualizó en cuanto a esa modificación, e
incluso manifiesta que no se supo dar noticia de la necesidad de la reforma, salvo
QUINTANO quien aseguró que la reforma tenía por propósito evitar que no existieran
tropiezos con la eximente del miedo insuperable que decía relación con el conflicto
entre bienes de la misma entidad492.
Por último, se observa que con respecto a la normativa que regía los destinos del
estado de necesidad se advierte que la única variante introducida por el código de 1995
consiste en que se omitió el concepto “impulsado” que estaba previsto dentro de la
estructura de la eximente que nos ocupa494.
492
ROLDÁN BARBERO, El Estado de Necesidad…, cit., pp. 502 y ss. Este autor sostiene que el
término estado de necesidad deriva de la palabra alemana Notstand y que era desconocido en la
jurisprudencia y doctrina en España, hasta que fue introducido por trabajos de JIMÉNEZ DE ASÚA.
493
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal, Parte General, Valencia, 2004, pp. 329. En ese
mismo sentido, SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código tomo II…, cit., pp.348. Este
autor expresa que la eximente de estado de necesidad presentaba un marco de aplicación muy reducido en
los códigos históricos de 1848 a 1850, pues sólo tenía ocasión para la salvaguarda de los bienes de mayor
relevancia y se circunscribía a la tutela de la propiedad.
494
SÁINZ-CANTERO CAPARRÓS, Comentarios al Código tomo II…, cit., pp. 332.
495
MARTIN LORENZO, La exculpación Penal…, cit., pp.354.
496
HIRSCH, “El estado de necesidad defensivo en la discusión alemana”, Estudios penales en homenaje
a ENRIQUE GIMBERNAT, tomo I, traducción de CRESPO, Madrid, 2008, pp. 1006.
166
Uno de los elementos de mayor relevancia dentro de la eximente que nos atañe,
se trata de la ponderación de los intereses que coliden. Y es que a partir de tal cuestión
se determinan, en gran medida, las consecuencias que se derivan de la situación en
particular. Además, en razón de las condiciones que se presenten el sujeto puede incurrir
en algún error, lo cual es importante para esta investigación, debido a que se trata del
tema que se examina.
497
ROLDÁN BARBERO, La naturaleza jurídica…, cit., pp. 20.
498
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 466.
499
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 570.
167
esto se ha entendido que es necesario realizar una valoración integral, es decir, que se
precisa del examen de diversos criterios a efecto de adelantar tal ponderación. Así
importa examinar aspectos jurídicos, constitucionales, sociales, éticos, y de igual forma
de orden subjetivos500.
También habrá que valorar la diferencia de valor de los bienes jurídicos. En este
sentido, los preceptos generales tendrán que ceder ante la concurrencia de daños
particulares. De igual forma, los bienes relacionados con la personalidad tendrán
prioridad ante los patrimoniales, aunque sobre este punto se advierten opiniones en
contrario. En adición, la tutela de la vida y la integridad son intereses de mayor
relevancia ante otros intereses como la personalidad o supraindividuales. Sin embargo,
tales valoraciones deben responder a las particulares condiciones que se presenten en
cada caso502.
500
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 630.
501
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 682.
502
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 684.
503
CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 373.
168
Vale reiterar que como se manifestó un punto para realizar la ponderación que
resulta pertinente en el marco de la justificación se trata de las conminaciones
establecidas en el estatuto punitivo, porque a partir de ellas se puede considerar la
relevancia que tiene el bien jurídico que es protegido por el tipo penal. En este sentido,
corresponde realizar una revisión contextual del ordenamiento jurídico, en aras de
establecer el valor de los bienes jurídicos. No obstante, tal cuestión no se trata del único
factor a considerar, por cuanto también resulta relevante echar mano de otros criterios,
como la situación vinculada con la proximidad del peligro que se cierne, puesto que si
éste se encuentra lejano existe la posibilidad de evitarlo por los mecanismos que
resulten conducentes para tales propósitos. Así, en esta dirección, se ha señalado que,
dentro de los contornos de la justificación por estado de necesidad, solo cabe la lesión
de un bien jurídico de menos relevancia, en el supuesto que constituya la única
alternativa para lograr la salvación de otros bienes505.
504
ROXIN, Derecho Penal tomo II..., cit., pp. 685.
505
WELZEL, Derecho Penal Alemán…, cit., pp. 132.
506
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 247. También en este mismo sentido, MUÑOZ
CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 393, quienes aseguran que, si bien el punto de
partida del estado de necesidad exculpante implica la confrontación entre bienes de idéntico valor, el
asunto no se agota en esos términos y se precisa de verificar si el sacrificio de los bienes en juego
constituía el único mecanismo para resolver la situación.
169
involucrar elementos amplios, tal cual ocurre con: la gravedad del ataque que se
emprende contra el bien jurídico, el disvalor ético del mal que se ha producido dentro
del contexto social507.
En torno al asunto que nos atañe MIR PUIG ha considerado que no corresponde
reconocer la circunstancia eximente del estado de necesidad siempre que colisionen
bienes de distinto valor, debido a que estima existen situaciones en las cuales la
diferencia entre un bien y otro resulta de poca significancia, por ende, ante esa
perspectiva no cabría validar la conducta por la vía de la circunstancia que nos ocupa.
Para este autor tampoco haría falta en este caso la imputación personal, puesto que en el
ordenamiento jurídico español no se reclama la concurrencia de bienes de carácter
personal, tal cual ocurre en el texto punitivo alemán508.
507
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 377.
508
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 468.
509
MIR PUIG, Problemas del Estado de Necesidad en el artículo 8.7 CP tomo I, Estudios jurídicos en
honor del profesor Octavio Pérez-Vitoria, Barcelona, 1983, cit., pp. 514 y 515.
510
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 270. En esta línea de pensamiento, también se pronuncia
ROXIN en Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 680 y ss., al menos en alguna medida, puesto que sostiene
que dentro del marco de la comparación de bienes no cabe realizar ponderaciones de la vida frente a la
170
Por otro lado, CEREZO MIR sostiene que el concepto de bienes que, en
ocasiones, se utiliza en cuanto al estado de necesidad es equivocado, debido a que el
CPE se refiere a intereses. A propósito del sentido y extensión del término interés,
entiende CEREZO MIR que se trata de un concepto normativo y posibilita valoraciones
del ordenamiento en cuanto a la situación de necesidad que acontece513.
Para CEREZO MIR en el caso que la pena posea eficacia inhibitoria entonces se
estará frente a una causa de justificación, sin embargo, en el supuesto que esto no sea así
la cuestión pasa por reconocer una causa de exculpación. En este sentido, puntualiza
que en la legítima defensa como en el estado de necesidad existen situaciones en las
cuales la pena no es inhibitoria, debido a un conflicto entre vidas humanas, agresión
ilegítima en contra de la vida o la integridad corporal514.
vida, dado que por las connotaciones de este bien jurídico resulta inadmisible cualquier comparación
cuando aparezcan involucrados tales bienes. ROXIN sostiene que si bien algunos autores estiman que
cabe la justificación, pese a que haya colisión de vida contra vida, en supuestos como la comunidad de
peligro, en vista que se entiende que la persona no cuenta con perspectivas para sobrevivir, sin embargo,
tal postura es refutada por ROXIN, puesto que entiende que en todo caso se le quita la vida a una persona
con base en especulaciones, puesto que no es posible determinar con precisión que el sujeto perdería la
vida y los defensores de la posición anterior se basan en una mera elaboración intelectual.
511
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 270.
512
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 270.
513
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 253.
514
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 262.
171
Con todo, las ponderaciones que corresponde realizar, dentro del marco del
estado de necesidad exculpante no pasan solo por estimar que colisionan bienes de igual
jerarquía, sino que también habría que considerar otros aspectos, verbigracia, los
intereses que se vinculan con la situación; puesto que en algunos casos puede que la
propiedad se encuentra por encima de la salud, según las particulares condiciones que se
presenten. Aquí también importa puntualizar que ante la colisión de bienes de la misma
relevancia no es posible determinar cuál de ellos debe imponerse, como ocurre en el
supuesto de la preponderancia de intereses, por tanto, no cabe justificar, sino más bien
acudir a la exculpación, para los partidarios de la teoría de la diferenciación516.
Para que pueda reputarse que el estado de necesidad como causa de exculpación,
en razón de la colisión de intereses debería ocurrir una disminución del injusto, puesto
que esto da lugar a una disminución de la culpabilidad. Esto es así porque se realiza una
acción para tutelar otros intereses jurídicos que son de la misma entidad, por tanto, al
salvarse los intereses se produce un menor desvalor del resultado517. Sin embargo, se
considera que no siempre existe tal disminución, en atención a que puede existir una
acción salvadora sin resultado o fallida, de tal suerte que ante tal condición el injusto
resulta eventual518.
515
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal..., cit., pp. 207.
516
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 143. En el
mismo orden de ideas DIEZ RIPOLLÉS, Derecho Penal español…, cit., pp 256 quien se ocupa de
desarrollar la opinión de CEREZO MIR sobre este punto y así afirma que en el supuesto que el mal
causado sea menor que el evitado no siempre acontece una causa de justificación, porque para ello
habría que considerar el respeto a la dignidad de la persona humana. Aquí se ejemplifica la cuestión con
el supuesto del trasplante no consentido de un riñón, lo cual no propicia justificación, dado que no es
posible instrumentalizar al sujeto en vías de salvar una vida. Tampoco se exculpa siempre que el mal
causado sea equivalente, porque más bien debe atenderse a la exclusión o disminución considerable de
la capacidad de la persona.
517
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 272 y 273.
518
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 587.
172
519
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 273.
520
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 587. Precisamente por este argumento, este autor
considera que lo más relevante constituye la disminución de la capacidad de autodeterminación del
agente.
521
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 146.
522
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 631.
523
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 586.
173
524
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 331. Una situación similar al ejemplo
planteado ocurre al tiempo que coliden aspectos como el honor frente a la libertad de expresión, de
manera que estos autores manifiestan reflexiones similares.
525
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 377.
174
526
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de Derecho…, cit., pp. 153.
527
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 276.
528
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 277.
529
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 277 y ss. Para este autor es posible que tenga lugar el
hurto famélico, desde la perspectiva expuesta, pero para ello será necesario que el peligro se haya
prolongado por un periodo de tiempo considerable para la vida o en el caso que la situación no pueda
superarse de otra forma.
175
patrimonio530.
530
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLAZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 344.
531
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 629.
532
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 478.
533
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 683.
176
está por encima de los patrimoniales. Además, tanto la vida como la integridad se
encuentran por encima de otros, incluso de aspectos relacionados con la personalidad o
de orden suprainidividual. Desde luego que tales parámetros deben ser analizados según
el caso que se presente534.
Si bien no deben ser admitidas las ponderaciones que impliquen colisión de vida
contra vida, en vista de lo incuantificable de aquella. No obstante, alguna excepción
puede derivarse de la comunidad de peligro, por cuanto se defiende la justificación ante
tal figura. Sin embargo, esto equivale aceptar que se le quite la vida a alguien que no
tendría posibilidad de salvación, empero ROXIN se opone dado que estima la conducta
es antijurídica, pues admitir lo contrario implicaría una cuestión arbitraria hacia el
potencial sentenciado que todavía es protegido por el ordenamiento y la concepción que
dice la muerte ocurriría es una situación que no pasa de especulación536.
3.4. Naturaleza
534
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 684.
535
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 685.
536
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 687 y ss.
537
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 702.
177
538
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 466.
539
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 379.
179
sujeto, en razón que se observa existe un valor objetivo que resulta mayor, debido a que
se advierte un interés salvado que está por encima del que ha resultado lesionado, de
manera que tal comportamiento resulta aprobado por el ordenamiento547.
547
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código tomo II…, cit., pp. 346.
548
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 339.
549
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 468.
550
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 472 y 473.
181
Aquí vale puntualizar que esta teoría ha sido acogida por el TS, tal como se
desprende de la sentencia 540/2012 de 16 de octubre de 2012, emitida por la Audiencia
Provincial con sede en Santander que sostiene lo siguiente:
551
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 572. Estos autores ubican entre las
eximentes fundamentadas en la inexigibilidad las siguientes: miedo insuperable, estado de necesidad
exculpante, obediencia debida y fuerza irresistible. Claro está que las reflexiones se realizaron dentro del
marco del derogado CPE, empero sirven para formular una primera aproximación sobre el estado de la
cuestión del estado de necesidad en España.
552
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 466 y 467, a favor de la teoría de la diferenciación el TS se ha
pronunciado por medio de las sentencias de 29 de septiembre de 1965, 15 de julio de 1971, 24 de
septiembre de 1974, 26 de noviembre de 1975 y 13 de abril de 1987, OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA
TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 204; BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE,
Lecciones de Derecho, volumen II…, cit., pp. 40; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal...,
cit., pp. 393; BACIGALUPO ZAPATER, Principios de derecho…, cit., pp. 154, DIEZ RIPOLLÉS,
Derecho penal español., Parte general en esquemas, 2ª. Edición, Valencia, 2009, pp. 257; SÁINZ-
CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 347; LANDECHO VELASCO/MOLINA
BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 339; COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho
Penal…, cit., pp. 426; GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 375; LUZÓN PEÑA, Curso de
Derecho..., cit., pp. 621; CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 260, MUÑOZ CONDE, Teoría
General del…, cit., pp. 122; MIR PUIG, Problemas del estado tomo I…, cit., pp. 502; SILVA SÁNCHEZ,
Sobre el estado de necesidad en Derecho Penal Español, en ADPCP tomo XXXV, fascículo III, 1982, pp.
663; MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 362 y 366 y GARRIDO MONTT, Derecho
Penal…, cit., pp. 181.
182
553
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 380.
554
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 381.
555
STRATENWERTH, Derecho Penal…, cit., pp. 267.
556
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 381.
183
557
STRATENWERTH, Derecho Penal…, cit., pp. 266. Este autor plantea el caso de ataques dirigidos
contra la vida prenatal, empero estima que en tal supuesto no cabría estado de necesidad, en razón que se
carece de la calidad de persona. Una situación parecida ocurrirá en situaciones como ataques o lesiones en
el ámbito corporal, tal cual acontece en abusos sexuales, sin embargo, reconoce que existen posturas a
favor de ampliar la eximente a condiciones como las que comenta. También refiere que la libertad, a la
cual alude el ordenamiento alemán, se refiere a la ambulatoria, es decir, la física, de tal modo que debe
excluirse la libertad de actuar y esto obedece a que de no ser así entonces se desvanecería la condición
restrictiva que conlleva la norma.
558
Así JECHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 513, para quienes la inexigibilidad de otra
conducta se trata de un principio sin contenido determinado.
559
MARTÍN LORENZO, La exculpación penal…, cit., pp. 375.
560
MARTÍN LORENZO, La Exculpación penal…, cit., pp. 409.
184
la cuestión psíquica y más bien estiman que la circunstancia que acapara nuestra
atención se sustenta por el grado de exigencia del ordenamiento. No obstante, se le
reprocha a esta línea de pensamiento que no sostiene en qué momento una conducta es
exigible conforme a derecho, ni determina los niveles de exigencia del ordenamiento 561.
Como viene expuesto, los resortes del estado de necesidad según la posición
referida estriban en la capacidad deliberativa, lo cual implica la intervención de los
sujetos, de manera libre, en los procesos que tienen lugar dentro de la sociedad565.
561
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 411.
562
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 411.
563
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 413.
564
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 413.
565
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 414.
185
estima que la acción realizada en estado de necesidad debe llevarse a cabo con la
utilización del medio socialmente correcto para la resolución del conflicto. Por tal razón
no solo importa la ponderación de bienes, sino que es relevante adelantar un juicio sobre
la adecuación social del medio empleado. Bajo estos argumentos no cabría estado de
necesidad para salvar la vida de un sujeto a costa de una persona que se encuentre
obligada a soportar el peligro, en atención a su función social, como ocurre en el caso de
un bombero, quien no podrá salvar un bien propio antes que otro en el caso se presente
alguna situación vinculada con sus servicios; o un militar quien no podrá rehuir el
combate en vías de ponerse a salvo, puesto que debido a los roles que desempeñan en la
colectividad se espera que ellos encaren algunas circunstancias que el sujeto promedio
no estaría en posición de enfrentar, precisamente, porque no le compete cumplir con las
expectativas asignadas a tales sujetos 566 . Ahora bien, sobre este tema se volverá en
detalle al momento en que hagamos referencia a los requisitos que integran el estado de
necesidad.
566
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de derecho…, cit., pp. 151.
567
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 513.
186
568
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 513.
569
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 899. Este autor también sostiene que la reducción del
injusto, no se advierte dentro de la estructura del StGB, y en cualquier caso más bien tendría lugar una
causa de atenuación de culpabilidad por doble disminución del injusto.
570
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 899.
571
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 900. ROXIN manifiesta que JAKOBS sigue la línea de
pensamiento que sostiene la exención se fundamenta en el fin de la pena, empero indica que la situación
prevista en el artículo 35 del StGB aplica para personas que se estiman son fieles a derecho y en
situaciones normales, lo cual no precisa de injerencias preventivas de naturaleza especial, de tal modo que
ante el panorama descrito se puede prescindir de la pena.
187
572
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 901 y 902.
573
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 516.
574
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 515.
575
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 387.
188
que se estima más valioso ante el que resulte de menor entidad, sobre la base de una
cuestión de naturaleza socialmente provechosa576.
576
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 672.
577
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 519.
578
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 466.
189
579
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 467. Una regulación parecida al ordenamiento español se
encuentra en el Estatuto de Roma, tal cual manifiesta AMBOS en La Parte General del Derecho Penal
Internacional, bases para una elaboración dogmática, traducción de MALARINO, Bogotá-Colombia,
2006, pp. 453 y ss., puesto que sostiene que el mencionado instrumento jurídico se refiere a
“circunstancias eximentes de responsabilidad”. Este diseño obedeció, según manifiesta AMBOS, a que no
fue tarea sencilla realizar las delimitaciones entre justificación y culpabilidad, de manera que se
decantaron por tal construcción en vista que resulta neutral. Añade AMBOS que el Estatuto de Roma no
realiza distinción entre causa de justificación y exculpación, en sintonía con el Derecho penal
internacional tradicional. Sin embargo, AMBOS reconoce que algunos autores sostienen que es relevante
establecer diferencias entre situaciones en las cuales cabe excluirse la acción estatal y las que tiene
ocasión la exclusión de la responsabilidad del Estado.
580
CUELLO CALÓN, Derecho Penal, Barcelona, 1926, pp. 309.
581
CUELLO CALÓN, Derecho Penal…, cit, pp. 310 y 311.
582
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 622.
583
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 378.
190
por el agente584.
584
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 498.
585
WELZEL, Derecho Penal Alemán…, cit., pp. 132.
586
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 274.
587
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 274.
588
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 246 y 247. Las reflexiones de BUSTOS
RAMÍREZ se refieren, directamente, a la estructura del artículo 8 del derogado Código penal español, sin
embargo, el texto actual contiene una regulación similar en este sentido, es decir, en cuanto a la
determinación de las eximentes, puesto que no se realiza una distinción entre causas de justificación y
exculpación, por ende, los argumentos de BUSTOS resultan aplicables para el estado actual del
ordenamiento penal español.
191
589
DIEZ RIPOLLÉS, Derecho Penal español…, cit., pp. 257.
590
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código tomo II…, cit., pp. 352.
591
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp.247.
192
que el daño que se ocasiona no tendría que ser desproporcionalmente mayor que el
infringido. En vista de este argumento la cuestión numérica, relacionada con la
comparación de bienes sobre la base de un asunto meramente cuantitativo, no es un
elemento relevante dentro de la eximente aludida592.
592
HIRSCH, El estado de…, cit., pp. 1018.
593
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 378.
594
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código tomo II…, cit, pp. 353 y ss. Este autor
propone que al tiempo de analizar los conflictos que tienen ocasión dentro del marco del estado de
necesidad se utilice un criterio amplio, con el afán de no perder de vista aspectos vinculados al desarrollo
social que, por lo general, traen aparejados cambios en las dinámicas que acontecen en la colectividad.
595
Citado por MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 372.
193
3.4.2.2. Críticas
596
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 467 y 468.
597
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 467 y 468.
598
MIR PUIG, Problemas del estado…, cit., pp. 513 y 514. Este autor opina que, en Alemania, en cuanto
194
al estado de necesidad justificante se sigue el concepto de criterio del valor de los bienes en conflicto; no
obstante, en el estado de necesidad exculpante se requiere de una anormal motivación del sujeto.
599
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 467 y 468.
600
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 467 y 468.
601
MIR PUIG, Problemas del estado…, cit., pp. 515 y 516.
602
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 522.
Estos autores proponen que se reconozca un auxilio necesario amplio, puesto que estiman que la situación
que importa para los efectos de la figura en cuestión se trata del conflicto normativo individual por el cual
atraviesa el sujeto quien procede en auxilio necesario.
603
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y práctica, tomo I…, cit., pp. 749. Este autor opina que deberían
limitarse los bienes que pueden ser rescatados por estado de necesidad exculpante, tal como ocurre en
Alemania y también el Código penal portugués. También sostiene que en el estado de necesidad
exculpante lo que realmente importa es que la ilicitud tiene una intensidad reducida, debido a que en todo
caso se salva un bien jurídico de igual o de mayor valor que el sacrificado. En vista de ello se está frente
a una ilicitud que es escasa, dado que se encuentran satisfechas las condiciones que demanda el principio
de proporcionalidad que se lleva a cabo entre los presupuestos que exige la pena y la acción que se realiza
bajo el amparo de la eximente de estado de necesidad.
195
exista una anormalidad motivacional que dé ocasión a que la conducta del individuo no
sea exigible, pues precisamente la situación que atraviesa no le permite proceder de otra
forma604, empero en Alemania la cuestión se restringe a personas allegadas.
604
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp.468. La crítica también se sustenta en que el ordenamiento
alemán, en el cual en efecto rige la teoría de la diferenciación si existe una cláusula que limita la
intervención en auxilio necesario, de tal modo que se restringe la participación de terceros en vías de
procurar ayuda a quien se haya afectado por una situación de necesidad.
605
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 522.
606
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 522.
607
BLANCO LOZANO, Derecho Penal, Parte General, Madrid, 2003, pp. 1051
196
concluir que tal teoría no es aplicable en España, al menos como ha sido planteado por
la doctrina mayoritaria. Este autor propone que el estado de necesidad justificante sea
entendido con mayores restricciones y que las circunstancias que se relacionan con el
estado de necesidad exculpante sean, en todo caso, reconducidas, a la eximente del
miedo insuperable, salvo que la cuestión resulte de escasa entidad, puesto que ante tal
perspectiva deberá acudirse a eximentes analógicas608.
608
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 469. Así también SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit.,
pp. 664, quien se refiere a la posición de MIR PUIG y expresa que lo relevante estriba en la comparación
de males, puesto que la fórmula legal lo dispone de esa manera. También aduce que se precisa que exista
un agregado, en este caso un plus de perturbación al orden jurídico para que acontezca el estado de
necesidad si es que la colisión se ocasiona entre intereses que tienen la misma consideración.
609
MIR PUIG, Problemas del estado tomo I…, cit., pp. 507.
610
MIR PUIG, Problemas del estado tomo I…, cit., pp. 509.
611
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 142
a 143.
197
diferenciación para el caso que nos atañe, puesto que se sostiene no resulta de recibo
que dos instituciones distintas; es decir, el estado de necesidad justificante y exculpante
se encuentren previstas dentro una misma norma jurídica, sin que se realicen las
diferenciaciones del caso612.
612
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 469.
613
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 664.
614
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 274.
615
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho …, cit., pp. 520.
198
el conflicto entre intereses se verifique en iguales términos, de manera que tal aserto
permite que la inexigibilidad extienda su marco de aplicación más allá de la categoría de
la culpabilidad, como pretenden los defensores de la teoría dualista616.
Frente a las críticas anotadas en el inciso superior, se observa que los partidarios
de la teoría de la diferenciación han sostenido que ha sido el propio legislador quien ha
introducido una cláusula de inexigibilidad, en vista que ante la colisión de males de la
misma entidad corresponde la aplicación del estado de necesidad exculpante617.
616
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 520.
617
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho …, cit., pp. 520.
618
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho …, cit., pp. 520.
619
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.523.
620
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 523.
199
621
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal..., cit., pp. 205.
622
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 205.
623
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 207.
624
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 167 y 168.
200
situaciones que acontecen dentro del marco de esta figura. Como ejemplo de este
estado de necesidad no prohibido se encuentra el caso del alpinista que corta la cuerda
que sujeta a otro, puesto que esta es la única forma de salvar su vida625.
625
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
140. Con todo el propio BUSTOS RAMÍREZ, en Manual de Derecho…, cit., pp. 245, reconoce que tal
modalidad de estado de necesidad resulta criticable, puesto que se prescinde, en alguna medida, de tutela
de bienes jurídicos que son objeto de protección por parte del ordenamiento. En este sentido, REQUEJO
CONDE, La legítima defensa…, cit., pp. 409 y 410 advierte que existen casos en los cuales se vislumbra
una doble justificación, por cuanto no solo el defensor se encuentra frente a una situación límite, pues
también la otra persona y esto es lo que se denomina espacio libre del derecho. Esta cuestión ameritaría
considerar una categoría intermedia entre justificación y exculpación para resolver la problemática, de
modo que el comportamiento no estaría prohibido, pues se trataría de una contradefensa que no acarrea
consecuencias.
626
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 522 y
523.
627
HIRSCH, El estado de…, cit., pp. 1008 y ss. Para este autor el estado de necesidad disculpante
permite que se incurra en un homicidio doloso, en el evento que exista una amenaza derivada de un
peligro que se origina de otro, de manera que no cabe excluir la posibilidad que el autor reaccione
quitándole la vida al agresor, en el evento que la acción de salvamento se dirija en ese sentido. Para
ejemplificar su posición cita los casos de contracciones involuntarias, ataques epilépticos. HIRSCH
sostiene que en estos supuestos no hay acción y la persona actúa como un instrumento para la alteración
de bienes jurídicos. También cita el caso de la perforación que ocurre para matar al niño durante el parto,
en vías de salvar a la madre del peligro de muerte, pero siempre que éste no sea evitable de otra forma.
Aquí debe ponderarse la vida de la madre y, desde luego, también la del niño, empero se debe verificar si
el peligro deriva del niño y que haya una indicación médica al respecto.
201
La teoría que acapara nuestra atención cuenta con pocos seguidores dentro de la
doctrina penal española, que como hemos señalado se ha decantado por la teoría de la
diferenciación. En Alemania, debido a que el Código penal contiene un estado de
necesidad justificante y otro exculpante, la ciencia penal no ha seguido la teoría en
cuestión.
Según esta postura todo estado de necesidad será siempre causa de justificación,
sin que sea relevante que los intereses en conflicto sean iguales o no. En consecuencia,
para los partidarios de esta teoría realizan la unificación en sede de antijuricidad.
Nos parece que el punto de partida dentro de la tesis que defiende GIMBERNAT
ORDEIG se trata de la diferencia entre antijuricidad y culpabilidad. GIMBERNAT
elabora una serie de construcciones en vías de dotar de contenido tanto a la antijuricidad
y la culpabilidad, de manera abordamos tal cuestión seguidamente
628
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de necesidad: un problema de antijuricidad”, Estudios de
Derecho Penal, Madrid, 1990 cit., pp. 224.
202
629
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit., pp. 224.
630
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit., pp. 225.
631
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit., pp. 227 y 228.
632
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit., pp. 226.
203
Para este autor, en el caso que se considere al estado de necesidad como causa
de justificación da ocasión a que se reconozca el error, de manera que la posición por él
defendida ofrece mejores resultados prácticos desde esta perspectiva. En torno al tema
planteado en el inciso que antecede, GIMBERNAT ORDEIG sostiene que los
defensores de la teoría de la diferenciación tratan al error sobre los presupuestos de una
causa de exculpación en los mismos términos que el yerro sobre una causa de
exculpación, lo cual implica que, en realidad, se trata de una causa de justificación634.
633
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit. pp. 222
634
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de …”, Estudios de Derecho, cit., pp. 223.
635
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de ...”, Estudios de Derecho, cit., pp. 229.
204
636
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit., pp. 229.
637
GIMBERNAT ORDEIG, “El estado de…”, Estudios de Derecho, cit., pp. 230.
638
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 232.
639
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 232.
640
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 233.
205
641
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 233
642
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp.235.
643
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp.235.
206
644
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 237
645
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 237.
646
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp.237.
207
647
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 91.
648
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 92.
649
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 93.
650
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 94.
208
651
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 95.
652
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 95.
653
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 95.
654
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 95.
655
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 96. Esta posición de la doble reducción del
injusto y de la culpabilidad ha tenido poca acogida en España. Entre los defensores de tal teoría se
encuentra CEREZO MIR quien entiende que el injusto es reducido en este tipo de cuestión.
209
656
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 99.
657
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 99.
658
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp.100.
210
justificación659.
659
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 102.
660
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 621.
661
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 621.
662
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 622.
211
unitaria. Así, sostiene que tal construcción no permite el castigo de los partícipes, puesto
que el estado de necesidad es entendido, en todo caso, como causa de justificación, de
manera que, si la conducta se encuentra justificada para los seguidores de la teoría
unitaria, entonces tal justificación da lugar a que no se castigue al autor, pero tampoco al
partícipe. Sostiene que la teoría unitaria permite que el error sobre el estado de
necesidad y se resuelve con las reglas del error que se encuentran presentes en el CPE y
que aplican para causas de justificación. También sostiene que no cabe responsabilidad
civil por parte del agente, sino que ello recae en la persona que se beneficia de la acción
emprendida663.
663
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 622.
664
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 622.
665
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 623.
212
Dentro del contexto que nos ocupa, también resultan atendibles los
planteamientos de MIR PUIG. Para este autor si bien en la doctrina española se han
recibido, de manera amplia, los postulados de la teoría de la diferenciación, se advierte
que aquellos acarrean consecuencias que no resultan admisibles. Como punto de
partida, MIR PUIG asegura que la regulación del estado de necesidad en Alemania
difiere de la posición que ha asumido el legislador español, por tanto, no resulta
adecuado que se estime que el CPE contiene la figura del estado de necesidad
666
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 623.
667
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho..., cit., pp. 622.
668
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 329.
213
Dentro de otro contexto, MIR PUIG sostiene que no toda lesión a un bien
jurídico de distinta consideración debe justificar, puesto que en el CPE se mencionan
669
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 513 y 514.
670
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 514.
671
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 619. Este autor sostiene que la presión motivacional es una
cuestión de naturaleza personalísima, por tanto, la exención de pena sólo debería acontecer en el evento
que haya bienes muy ligados al sujeto y que exista una relación muy particular entre las personas que
convergen en la situación de necesidad.
672
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 469.
214
Para este autor cabe reconocer la concurrencia del miedo insuperable o de una
eximente analógica, en el evento que haya una colisión entre intereses de igual
condición. Esto es así porque en el miedo insuperable se advierte inexigibilidad por
parte del sujeto y esto obedece a la concurrencia de un mal que se cierne sobre el
individuo, es decir, una condición externa de amenaza. En la eximente de miedo
insuperable se personaliza la condición del sujeto, lo cual permite que el conflicto entre
intereses iguales se resuelva a través del miedo insuperable.674
673
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp.470.
674
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 469.
675
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 482.
676
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTO TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 208 y209. Así, sostienen
que en el supuesto que se le cause la muerte, de manera dolosa, a un enfermo que padece de una
enfermedad terminal, en vías de extraerle un órgano a fin de realizar un trasplante que, efectivamente, se
lleva a cabo para salvar la vida de otro, en realidad se ocasiona un mal mayor que el evitado, pues la
muerte implica mayor lesión al orden jurídico, por tanto, no puede estimar como justificado el
comportamiento. Una situación similar ocurre en el supuesto que se advierta un bien superior a otro, en
vista que en tal condición no siempre habrá justificación, sino que será necesario verificar si existe una
relación de desproporción muy amplia entre los intereses que coliden.
215
677
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 209.
678
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 209 y210.
679
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp.206 y 207.
216
Para potenciar el aserto que el estado de necesidad por colisión de bienes iguales
debe entenderse como causa de justificación se echa mano a argumentos relacionados
con la falta de interés preventivo general, en atención a que no se observa ningún afán
políticocriminal dirigido a castigar un comportamiento por típico y antijurídico, en el
caso que se haya causado un mal mayor que el evitado682.
680
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 379.
681
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 380.
682
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 380.
683
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 381.
684
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 578.
217
De igual forma, habría que atender a fin de delimitar los efectos del estado de
necesidad se han elaborado las teorías objetivas. Conforme a éstas en la eximente que
nos ocupa acontece una colisión de derechos, de oficios o bienes. Así, en el supuesto
que colidan intereses de la misma jerarquía sólo puede reconocerse una excusa, en tanto
que en el supuesto de colisión de intereses de distinta condición se debe elegir el de
mayor entidad685.
También debemos considerar que se han elaborado teorías heterodoxas que han
pretendido establecer algunas pautas para fundamentar el estado de necesidad. Así se
cuenta con la teoría del ámbito libre del derecho formulada por ARTHUR KAUFMAN.
Según este autor en ocasiones el sujeto se encuentra en circunstancias que limitan su
capacidad y debido a ello el ordenamiento no tiene aplicación. En este tipo de situación
procede exculpación686.
Por otro lado, también se cuenta con la teoría de la responsabilidad por el hecho.
La referida teoría considera que existe otra categoría del delito, la cual tiene su sede
entre la antijuricidad y la culpabilidad. La responsabilidad por el hecho es una fase
previa a la culpabilidad, empero esta posición no ha logrado imponerse en la doctrina,
no obstante, sus conclusiones merecen atención. En este espacio de la responsabilidad
por el hecho se debe incluir el estado de necesidad exculpante, así como también el
miedo insuperable y el exceso en las causas de justificación687.
685
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 578.
686
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 359.
687
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de derecho…, cit., pp. 166.
688
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de derecho…, cit., pp.167.
218
necesidad disculpante constituye una causa que excluye el injusto, sin embargo, no es
propiamente una situación justificante. Tampoco implica una ponderación neutral de la
conducta, es decir que no se estima que el comportamiento no está prohibido ni
permitido, sino que la problemática se ubica en una categoría (responsabilidad por el
hecho), que está entre la antijuricidad y la culpabilidad689.
689
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 622.
690
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 373.
691
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 373.
692
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., 551.
693
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., 552.
219
relevante estriba en verificar las condiciones que resultan soportables para el sujeto. En
vista de este argumento MAURACH/ZIPF se oponen a la consideración de la
inexigibilidad como fundamentadora del estado de necesidad, porque de ser así habría
que considerar que en todos casos que no se pudiera exigirse un comportamiento
adecuado a la norma no cabría castigo694.
694
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., 556 y ss.
695
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 379.
696
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 622. Conforme expone LUZÓN PEÑA esta posición es
defendida por GUNTHER.
697
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 621.
220
Nos parece que les asiste la razón a los autores que estiman la regulación
alemana del estado de necesidad no se compagina con la situación de la eximente en
cuestión en el ordenamiento español. A partir de este aserto somos de la opinión que no
es posible acoger los lineamientos que propone la teoría de la diferenciación en España,
puesto que en Alemania el estado de necesidad se encuentra en sintonía con la citada
teoría, dado que la legislación se encuentra informada por los postulados de la posición
dual o diferenciadora.
El problema medular del asunto que acapara nuestra atención se trata, entonces,
de la regulación del estado de necesidad en España. Y es que el legislador diseña las
figuras jurídicas y para tales efectos realiza, o debe efectuar, un proceso de reflexión en
vías de informar a las instituciones que aparecerán previstas en la ley. En este orden de
ideas, sea advierte que la regulación alemana participa, claramente, de los resortes sobre
los cuales se asienta la teoría de la diferenciación, por tanto, es entendible que en
Alemania se acepte, de manera amplia, que la teoría citada tiene asidero en la ley.
698
HIRSCH, El estado de…, cit., pp. 1017.
221
una situación de anormalidad motivacional que sólo se advierte entre personas cercanas,
de manera que responde a uno de los lineamientos en los cuales se apoya la teoría de la
diferenciación.
Con todo somos de la opinión que la regulación amplia que dispensa el estatuto
español a las eximentes, en el sentido que no establece causas de justificación o
exculpación, resulta correcta, por cuanto ello permite que se reconduzca el sentido de
una circunstancia sin que ello deba dar lugar a realizar alguna modificación a la ley. En
este orden de ideas, es necesario tener presente que la evolución de la ciencia penal
puede dar lugar a que se realicen enfoques distintos sobre determinadas figuras, de
manera que la estructura del estatuto español, debido a su diseño, podría acoger las
eventuales modificaciones sin variar el texto.
Una situación similar ocurre en el supuesto del auxilio necesario, pues se limita
tal figura a casos en los cuales quien presta ayuda posea algún vínculo que lo identifique
con la persona que recibe el auxilio. No obstante, entendemos que debe examinarse
cada caso por separado en vías de verificar si, debido a la particular situación, la
conducta del sujeto quien auxilia puede encuadrarse dentro del estado de necesidad.
Esto es así, porque la limitación que se formula, a partir de la teoría de la diferenciación,
puede excluir a personas, que, por una u otra razón, se encuentren en posición de prestar
un auxilio.
Ante lo expresado en el inciso que antecede nos parece que lleva la razón
AGUADO CORREA, al tiempo que sostiene el principio de inexigibilidad de otra
conducta incide en todas las categorías del delito, de manera que el rol de éste dentro de
la teoría del delito no se circunscribe a sede de culpabilidad, como pretenden los
partidarios de la teoría de la diferenciación. Y es que el principio en mención ejerce
influencia en sede de antijuricidad a la par de la ponderación de intereses, lo cual
significa que el principio en cuestión viene a ser cofundamentador de las causas de
justificación junto con ponderación de intereses.
Nos parece que las consecuencias a las cuales llega la teoría de la diferenciación
son insuficientes, por tanto, es necesario acoger los parámetros que establece la teoría
de la unidad. En este sentido, en materia de participación, error y la posibilidad de
oponer estado de necesidad frente a otro estado de necesidad son referentes que
permiten potenciar a la teoría de la unidad.
Con base en lo mencionado somos del criterio que la teoría de la unidad presenta
mejores alternativas para resolver las cuestiones relativas al estado de necesidad y
debido a las características de la legislación española la teoría en mención se ajusta más
al ordenamiento español, puesto que no se vislumbran los postulados que exige la teoría
de la diferenciación.
3.6. Requisitos
A continuación, nos ocupamos de los elementos que deben observarse para que
tenga lugar la circunstancia eximente del estado de necesidad. Para tales efectos hemos
seguido de cerca los requisitos que exige el ordenamiento español, pues trata de la
norma que hemos utilizado con mayor atención. Oportunamente, nos referiremos a los
aspectos que deben atenderse en el Código penal de Panamá para que pueda
reconocerse el estado de necesidad.
228
Tal cual se expone en el inciso que antecede la ley no contiene una noción de la
situación de necesidad, por tanto, la doctrina se ha encargado de dotar de contenido al
preceptivo requisito que ahora nos ocupa. En esta dirección, se advierte que también se
ha referido la situación en cuestión como aquella en la cual se cierne un peligro para
determinado bien, el cual puede ser propio o ajeno, el cual debe ser inminente para la
realización de lesiones a bienes jurídicos de otra persona o incluso para la infracción de
un deber700.
699
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 4710. En este sentido, también CEREZO MIR en Curso de
Derecho…, cit., pp. 247 quien sostiene que la situación de estado de necesidad es el elemento básico que
se advierte en la eximente que acapara nuestra atención, empero el CPE no se ocupa de definir aquella.
Este autor entiende que la situación de necesidad pasa por un peligro que debe ser actual para un bien
jurídico que sea propio o ajeno. También BUSTOS RAMÍREZ, en Manual de Derecho…, cit., pp. 247
sostiene que tal condición de peligro debe ser inminente y real, de tal modo que afecten bienes jurídicos.
También BACIGALUPO ZAPATER sostiene que el peligro que se cierne sobre los bienes tiene que tener
la connotación de inminente, es decir, que se pueda estimar que existe alta probabilidad de afectación a un
bien jurídico. Este autor también entiende que la fuente del peligro puede ser amplia. RODRÍGUEZ
DEVESA en Derecho Penal…, cit., pp. 568 y 569 sostiene que el CPE de 1928 se refería,
exclusivamente, a la propiedad ajena en cuanto a la situación de necesidad, luego fue ampliado e incluyó
tanto el auxilio necesario como de otros. También sostiene que en el estatuto de 1932 se agregó la colisión
de deberes. Para este autor la falta de regulación legal de la situación de necesidad debe llevar a
considerar que ésta se trata de una condición que no permite otra alternativa que no sea la de lesionar un
bien jurídico de otra persona, o que desatención de un deber.
700
DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español…, cit., pp. 251.
229
“Situación objetiva de necesidad que está integrada por tres elementos básicos:
a) que el sujeto esté amenazado por el peligro actual o inminente de sufrir un mal
propio o ajeno; b) que la acción realizada, lesionando un bien jurídico ajeno o
infringiendo un deber sea el único modo -o el menos lesivo- de evitar el mal que
amenaza; y c) que el sujeto actúe "en" estado de necesidad, o lo que es igual, motivado
por el conflicto derivado de dicha situación” (STS de 24-9-1996).
En vista que las circunstancias que se presentan dan lugar a la exención de pena,
se precisa de la concurrencia de un auténtico y total conflicto de intereses. Esto
significa que debe existir una situación de peligro que afecte a bienes jurídicos propios o
ajenos. El peligro debe vincularse con un mal que se cierna sobre algún bien jurídico702.
701
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 210 y 211.
702
SÁINZ –CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 357.
703
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 367 y 368.
230
modo que la salvación de uno de ellos da ocasión a que otro resulte sacrificado. En
adición, estiman que se debe cernir un peligro inminente sobre el bien jurídico que se va
a salvar mediante la eximente de estado de necesidad. El peligro, consideran, debe ser,
igualmente, real y efectivo704.
La acción salvadora involucra que los bienes salvados pueden ser propios o
ajenos; sin embargo, una cuestión diferente debe ponderarse en caso de bienes
comunitarios, porque en ese caso la idoneidad de la eximente es discutible, por cuanto
no resulta dable concluir con propiedad que concurre una auténtica situación de
necesidad707.
En cuanto a la acción de defensa importa verificar los contornos sobre los cuales
aquella debe transitar. Así, se ha entendido que esta precisa de ser subsidiaria, lo cual
involucra que se trata de una acción suplementaria; es decir, que no debe existir otro
mecanismo para hacer frente al peligro; también requiere de proporcionalidad, de
manera que ante un bien como la vida no será posible adelantar algún juicio de
valoración, en atención a su relevancia. De igual forma, habría que atender a cuestiones
de naturaleza social, puesto que los bienes que pertenezcan a una persona de extracto
humilde, no podrán ponderarse en los mismos términos que aquellos relacionados con
704
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 329.
705
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 624.
706
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 341.
707
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 625.
231
La cuestión planteada viene dada porque tal situación de necesidad debe dar
lugar a la existencia del peligro de un mal propio o ajeno, de manera que esta condición
es la que permite asemejar la situación del estado de necesidad a la agresión que tiene
ocasión en la legítima defensa. En vista de la relevancia que tiene para el entendimiento
de la eximente que nos atañe, nos ocupamos a continuación del peligro.
708
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 248.
709
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 249 y 250. Para este autor resulta antijurídico
que se realice un transplante de órganos sin el consentimiento de la persona, aunque esto implique que se
beneficiará a otra, porque hace falta un elemento de superlativa importancia, es decir, la voluntad de
adelantar el trasplante. También estima que, si bien existe un sacrificio de un bien jurídico frente a otro,
esto no da ocasión a una conmoción del ordenamiento jurídico, como asegura MIR PUIG, pues en todo
caso tal cuestión se salda mediante la acción salvadora de uno de los bienes.
710
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 623.
232
las posibilidades, pues debe tratarse de una probabilidad inminente711. En vista de este
aserto se colige que el peligro tiene que participar de actualidad y para tales efectos
debe adelantarse un examen de carácter ex ante lo cual implica un ejercicio de
observación que conlleva el análisis de las circunstancias conforme al hombre
promedio712.
También el peligro debe ser real y objetivo, en razón de las consideraciones que
implica la exención. En caso que ello no sea así se estará ante un error o eximente
incompleta, es decir, en el supuesto que el peligro sea putativo715.
Siguiendo con el concepto del peligro se precisa que sea actual, sin embargo,
ello no significa que sea cronológico, sino más bien que es necesario que haya una
situación que ocasione una colisión de intereses, de la cual sólo pueda salirse mediante
una acción salvadora. Se considera que cabe oponer estado de necesidad ante peligros
permanentes, tal como ocurre en el maltrato reiterado o el que se deriva de un embarazo
riesgoso para la salud de la madre721.
717
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 211. Para estos autores
tampoco se precisa que el peligro que sobreviene en cuanto a los bienes jurídicos pueda ser enfrentado de
otra forma.
718
Así BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., 247.
719
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 368.
720
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 357.
721
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 420.
722
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 420.
234
La fuente del peligro ha sido entendida por algún sector como amplia723. Así, se
considera que este puede derivarse de las fuerzas de la naturaleza, o de un animal,
incluso de movimientos realizados por el cuerpo de una persona que no den ocasión a
una acción humana lícita. También puede derivarse el peligro de una acción ilícita que
no dé lugar a una agresión con características ilegítimas, pues de lo contrario procede
legítima defensa. En este último sentido, se ha considerado que el estado de necesidad
es indiferente a la defensa del ordenamiento jurídico o al argumento medular de la
legítima defensa que sostiene no debe cederse ante el injusto, pues lo relevante en esta
eximente estriba en la tutela de bienes jurídicos724.
En otro orden de ideas, importa atender el concepto de mal, porque la idea del
peligro se encuentra aparejada con su existencia, pero en sintonía con la concurrencia de
un mal. En vista de ello importa verificar las condiciones que distinguen al mal que
aparece en el estado de necesidad, máxime porque el concepto de mal ha sido objeto de
varias lecturas, tal cual se explica en las siguientes líneas.
Para CEREZO MIR el mal debe ser inminente, a menos que luego de
transcurrido el tiempo no sea posible hallar alguna salida al conflicto que se le presenta
al agente, tal como puede ocurrir en casos como el aborto terapéutico. En este sentido,
es de la opinión que el mal precisa de ser grave, lo cual implica que los bienes deben ser
de considerable entidad. Además, el mal debe tiene la particularidad que no precisa ser
evitable de otra forma o por otro medio que sea menos relevante726.
723
DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español…, cit., pp. 252. Este autor sostiene el origen puede
encontrarse en fenómenos de la naturaleza, tales como inundaciones, e incluso provenientes del mundo
animal. De igual forma, la causa puede estar en actos imprudentes, así como acciones ilícitas que no
constituyan agresión ilegítima.
724
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 249. Para este autor los titulares de los bienes que
convergen en el estado de necesidad son amplios, de tal modo que pueden ser la sociedad o bien el
Estado. También de este parecer DIEZ RIPOLLES en Derecho Penal Español…, cit., pp. 252, para quien
debe realizarse una interpretación amplia de los bienes que pueden ser objeto de afectación en la eximente
que nos reúne, por ende, cabe reconocer bienes pertenecientes a personas naturales o jurídicas, dentro de
las cuales debe incluirse al Estado.
725
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., 418.
726
CEREZO MIR, Curso de Derecho..., cit., pp. 248 y 249. En atención a las consideraciones que realiza
235
El mal que es amenazado debe tener la condición de objetivo, dado que para
LUZON PEÑA se trata de una cuestión justificante. Sin embargo, entiende este autor
que debe tratarse de un mal en sentido jurídico, de manera que no concurre el mal si se
este autor la situación de necesidad pasa por una condición de peligro que se cierne para un bien jurídico
que puede ser propio o ajeno, en la cual tal peligro se entiende como inminente para la realización de un
mal que debe ser grave, de tal modo que se produce una lesión de menor entidad para bienes jurídicos de
otro o que no dé lugar a quebrantar un deber.
727
DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español…, cit., pp. 252.
728
ZULGADÍA ESPINAR, Derecho Penal…, cit., pp. 666.
729
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de Derecho …, cit., pp. 151.
730
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLAZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 341. Para estos
autores el mal debe ser de alguna relevancia, puesto que de lo contrario debe soportarse para propender
por la convivencia humana.
236
Una primera referencia nos dirá que por mal deberá entenderse de manera
amplia, por tanto, será mal todo lo que produce un daño, pese a que la conducta resulte
valorada por la colectividad734.
La concepción anterior ha sido objeto de críticas por parte de MIR PUIG, quien
asegura que la connotación tiene un matiz naturalístico, el cual no se aproxima al
propósito que perseguía el legislador al incluir el concepto de mal. En la perspectiva de
MIR PUIG la idea del mal pasa por una cuestión de corte valorativa, que se tropieza con
la noción que se describe en el inciso superior. Siguiendo a MIR PUIG el mal es un
asunto de índole valorativo, de tal suerte que el alcance del mal se determina por
ponderaciones sociales.
731
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 624. Para este autor no cabe recurrir al estado de
necesidad en el supuesto de detenciones, lesiones ocasionadas por la transfusión de sangre o
intervenciones quirúrgicas a personas capaces y adultas, salvo que no se haya presentado el
consentimiento debido para tales efectos. Si procedería la eximente en el supuesto de personas que se
encuentran en huelga y han anunciado quitarse la vida, puesto que aquí se está ante un mal jurídico frente
al cual puede procederse amparado por la eximente que nos atañe.
732
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 569.
733
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 330. Así también DIEZ RIPOLLES,
Derecho Penal Español…, cit., pp. 252.
734
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 471.
237
En abono a la cuestión del mal se advierte que éste precisa de una ponderación
de carácter normativo, por tanto, se colige que no se trata de una valoración de orden
jerárquica de los bienes que aparecen enfrentados ante la situación de estado de
necesidad, pues se requiere de un análisis valorativo de los males que concurren y para
ello deben atenderse criterios como: gravedad de la lesión, la condición de reparable o
reversible y la afectación que tiene lugar sobre los bienes jurídicos736.
La concurrencia del mal y del peligro que se precisan para que tenga lugar la
eximente de estado de necesidad requiere del examen de las condiciones del agente al
tiempo en que ocurre el hecho 737 . También en este sentido, SÁINZ-CANTERO
CAPARROS, para quien es preciso verificar la situación del sujeto desde una posición
ex ante, no obstante, esto implica reflexiones objetivas, que utilizan como referencia el
hombre medio con su formación, sin embargo, en la posición del sujeto quien se
encuentra en la situación de necesidad738.
Ha sido objeto de atención la cuestión de los bienes que pueden ser afectados.
Así, se colige que algún autor ha considerado que es posible afectar cualquier clase de
bienes o intereses, lo cual incluye cumplimiento de deberes jurídicos bien sea propios o
735
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…, cit., pp. 510. Este autor sostiene que,
en todo caso, las valoraciones en torno al concepto mal deben ser valorativas, lo cual implica que deben
dejarse de lado cuestiones de índole naturalístico.
736
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 523.
737
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 249.
738
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 360.
238
Desde otra perspectiva, pero en cuanto al tema de los bienes que pueden ser
afectados, se advierte que en la situación de necesidad no es posible atender a cualquier
riesgo, debido a que no todas las amenazas a bienes jurídicos dan lugar a un peligro que
aparte al sujeto del ordenamiento jurídico y en razón de que los resortes sobre los cuales
se basa la exculpación tienen un componente social y democrático, por tanto, el sujeto
no está en posición, en todo caso, de sacrificar bienes ajenos para mejorar su
condición742.
739
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 624. Comparte el concepto amplio de los bienes
afectados BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 247, para quien cualquier bien jurídico
puede encontrarse incurso en la situación de necesidad, de tal modo que la fuente de peligro resulta
irrelevante, porque éste puede provenir de fuerzas de la naturaleza, el comportamiento humano, tanto de
la persona quien se encuentra en la condición de peligro, como del sujeto que actúa, e incluso puede
provenir de la conducta antijurídica de un tercero.
740
SÁINZ –CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 361.
741
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 361 y ss. La relevancia de la
situación se pone en evidencia, en la medida que este autor sostiene que, si el peligro y el bien son de
poca entidad, entonces no cabrá reconocer estado de necesidad. En este sentido, se desvanece la
necesidad en el evento que haya una forma diferente y menos grave para enfrentar la situación.
742
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 421.
239
esenciales743.
743
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 424.
744
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 524.
En este sentido, también MIR PUIG, en alguna medida, se ocupa de este asunto, en Problemas del estado
tomo I…, cit., pp. 516, puesto que sostiene ante la colisión de integridad física y vida no es posible
instrumentalizar la primera de ellas para salvar la segunda.
745
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de Derecho…, cit., pp. 151 y 152.
746
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 215.
240
Se ha entendido que el concepto mal debe ser un mal típico, es decir, que la
situación se encuentre prevista dentro del ordenamiento jurídico, lo cual implica la
concurrencia de un mal típico desde el punto de vista penal, por la afectación de un bien
jurídico que encuentre tutela en la ley. Así, se observa que algún sector de la doctrina
estima que la naturaleza del mal se vincula, exclusivamente, con cuestiones que
aparezcan penalmente tuteladas, puesto que sólo así se justifica la injerencia en el
entorno ajeno bajo estado de necesidad750.
747
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 525.
Para estos autores en el supuesto que no sea posible comparar los intereses debemos atender al estado de
necesidad con efectos exculpantes.
748
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 626.
749
DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español…, cit., pp. 258.
750
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 211.
241
penalmente tutelados751.
Lo que si resulta claro es que el mal debe ser desvalorado, empero ello no
implica que sea, obligatoriamente, típico. Esta reflexión implica que no se está ante
bienes penalmente tutelados, sino que se precisa que sean males graves y que se esté
ante bienes jurídicos que resultarán afectados, en vías de evitar la concurrencia del mal.
Ahora bien, esto no significa que el mal no pueda tener la condición de típico y
751
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 624.
752
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 472. También OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO,
Derecho Penal…, cit., pp. 211, sostienen que cabría estado de necesidad ante males que resulten atípicos,
es decir, que no presente peligro de lesión para bienes jurídicos protegidos penalmente. Para OCTAVIO
TOLEDO/HUERTA TOCILDO, no resulta de recibo limitar la eximente a casos de bienes tutelados por el
ordenamiento penal, puesto que esto daría lugar a vaciar de contenido al estado de necesidad, dado que la
situación se reconduciría a comportamientos típicos, pero no antijurídicos, o conductas típicas y
antijurídicas. DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español…, cit., pp. 253 y 254, quien entiende que el mal
puede ser alguno tutelado por la Constitución, como por otra parcela del ordenamiento. En este sentido,
considera que cabe considerarse como mal la evitación del síndrome de abstinencia, dado que en este caso
se advierte un menoscabo de la salud que padece la persona quien padece de adicción, el cual se reputa
como bien jurídico. DIEZ RIPOLLES manifiesta que no puede considerarse como mal la afectación de un
bien jurídico tutelado por una causa de justificación, tal cual ocurre en la privación de libertad que realiza
un agente de policía. Concluye que el mal evitado y causado no precisa de ser un comportamiento típico.
753
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 367 y 368. También en esta dirección coincide
GARRIDO MONTT, en Derecho Penal…, cit., pp. 183, pues estima que el mal dentro de la concepción
del estado de necesidad no precisa ser típico y puede provenir de diferentes fuentes, tales como fuerzas de
la naturaleza, del reino animal y la acción de terceros. Para GARRIDO MONTT, en el evento que el mal
se pueda reputar como imaginario entonces cabe error.
242
antijurídico754.
El mal que atañe al estado de necesidad debe ponderarse forma negativa por el
ordenamiento, en consecuencia, no sería dable oponer la eximente mencionada ante la
concurrencia de un mal que se pondere en buenos términos; es decir, que aparezca
justificado755.
Dentro del contexto del mal también importa verificar si se trata de un mal
propio o ajeno. En el evento que mal no sea propio, entonces se está ante la figura del
auxilio necesario756, en el cual el necesitado, debido a la concurrencia de la situación, no
actúa, sino que tal comportamiento es adelantado por otro quien presta una
colaboración, de tal suerte que con ello realiza una conducta que soluciona la situación
en la cual se encuentra el necesitado por medio de la afectación de un bien jurídico que
754
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 370 y ss. En relación a las consideraciones del mal
este autor ha formulado algunas observaciones. Así: 1) en el supuesto que sobrevenga algún error o
alguna justificación de carácter putativa, será posible oponer estado de necesidad, sin embargo, para ello
es necesario observar el principio de proporcionalidad. No obstante, en el supuesto de error invencible,
que no tengan la condición de culpable, procede legítima defensa. En este orden de ideas, sostiene
GÓMEZ BENÍTEZ, que puede echarse mano al estado de necesidad frente al error de tipo, dado que aquí
cabe un acontecimiento típico imprudente y el ataque precisa de dolo para que sobrevenga legítima
defensa, excepto que el dolo sea entendido como forma de culpabilidad, tal como lo comprendían los
causalistas; 2) También cabría estado de necesidad ante ataques de carácter antijurídicos y que
constituyan legítima defensa; 3) En el caso que acontezcan cuestiones de justificación plena o en
supuestos de estado de necesidad por conflicto entre bienes o males idénticos no es dable atender a una
causa de justificación, debido a que éstas no proceden contra justificación plena, sin embargo, una tercer
persona, que resulte ajena a la cuestión, puede repeler el ataque en legítima defensa si resulta atacado.
Esta reflexión se sustenta en que los bienes en estos supuestos no están desvalorados, por ende, no pueden
ser catalogados como mal. No obstante, GÓMEZ BENÍTEZ se opone a tales consideraciones, puesto que
considera un hecho justificado no es desvalorado dado que no es lesivo de algún bien jurídico, tal
desvaloración acontece, únicamente, en el supuesto que no se encuentre amparado por una causa de
justificación. En adición, es de la opinión que el solo peligro que acontezca un hecho típico es de por sí
un mal. También manifiesta que un resultado con connotaciones típicas siempre será un mal, dado que
involucra una afectación a un bien jurídico, el cual no pierde tal condición, pese a que concurra una causa
de justificación. GÓMEZ BENÍTEZ entiende que la tipicidad conlleva un ejercicio de valoración sobre
las conductas que se estiman más relevantes y por ello deben integrar el texto penal, empero las causas de
justificación sirven como una salida que la sociedad le encuentra a las diferencias que surgen en la
colectividad sobre la base del interés preponderante, por tal situación no corresponde admitir una causa de
justificación contra otra, dado que ello no contribuye a solucionar el conflicto, sino que se mantiene, en
consecuencia, no corresponde admitir estado de necesidad contra otro estado de necesidad, salvo que
haya colisión de bienes o males que resulten equivalentes, dado que en estos casos no se observa un
interés preponderante, sino que exista una condición igualitaria.
755
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 472. Para este autor en el caso de amenaza de un mal que
constituya un hecho típico y antijurídico tendría ocasión una legítima defensa, por cuanto se trata de una
agresión ilegítima, por ende, debe excluirse la eximente de estado de necesidad.
756
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 472 y 473. La conducta dirigida a evitar que se cause un mal
ajeno, puede dar lugar a que tenga ocasión la colisión de deberes, tal figura fue introducida en el
ordenamiento español desde el Código penal de 1932.
243
resulta ajeno757.
Con todo para MIR PUIG el concepto de colisión de deberes resulta incorrecto,
puesto que la cuestión pasa porque el sujeto cumple el más importante o cualquier de
dos, en el caso que la colisión acontezca en deberes idénticos, en consecuencia, no se
produce en realidad tal colisión761.
757
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 473. Una de las conclusiones que se derivan de la intervención
del tercero implica que el comportamiento de éste queda impune, por ende, ante tal situación este autor
entiende que el estado de necesidad se trata de una causa de justificación.
758
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 55. Dentro del marco de la colisión de
deberes se discute si tal condición puede acontecer entre deberes morales o religiosos. En este sentido,
hay posiciones que respaldan la cuestión, otros entienden que se trata de un tema a discutir en sede de
culpabilidad y otros autores no reconocen el asunto. Sobre el particular, CUERDA RIEZU sostiene que
sólo podrá tener lugar la colisión de deberes en el supuesto que haya un reconocimiento de eficacia
jurídica a un deber moral por parte del ordenamiento jurídico, debido a que para el derecho sólo tienen
relevancia la confrontación de deberes jurídicos.
759
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 464. Esto ocurre en el caso del médico quien debe atender a dos
pacientes, no obstante, sólo puede ocuparse de uno. Dentro del marco de la colisión de deberes el galeno
precisa de actuar u omitir.
760
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 464.
761
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 465. Para este autor el mal, que debe entenderse en sentido
amplio, para que encaje en la figura que nos ocupa, no se dirige a afectar a alguna persona, sino que
incide sobre el orden público.
244
Para CUERDA RIEZU la colisión de deberes puede dar lugar a una eximente
completa o incompleta, según las condiciones que se produzcan. Además, asegura que
la colisión bien podría tener lugar como causa de justificación o exculpación, lo cual
implica que no es dable su ubicación dentro de la figura del espacio libre del derecho,
como algunos sostienen. No obstante, este autor sostiene que ante la colisión de deberes
iguales la cuestión pasa por un asunto que atañe al injusto y da lugar a una causa de
justificación762.
762
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 238.
763
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 238 y 239.
764
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 240.
765
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 240.
766
CUERDA RIEZU, “Sobre el concurso…”, ADPCP, 1990, pp. 242. De acuerdo con este autor en este
supuesto el sujeto se encuentra justificado, puesto que no es posible realizar una valoración numérica de
vidas humanas, lo cual acontece en colisiones que se dirijan en este sentido. También resulta de recibo
acoger tal posición desde una perspectiva políticocriminal, porque no tendría sentido la imposición de una
pena en condiciones como las que nos ocupan
245
El asunto del mal ajeno da lugar a que se discuta ante qué circunstancias se está;
ante tal consideración. Una primera aproximación dirá que por ajeno debe
comprenderse el mal de otro, de tal suerte que sólo se admite la colisión de deberes en el
supuesto que concurra auxilio necesario de otra persona, de modo que no acontecería
ante la perturbación de orden público, en razón que se trata de un asunto impersonal767.
En abono a la discusión del concepto de mal ajeno, parece que la cuestión pasa
por estimar que se trata de un mal que incida sobre otra persona, sin embargo, ello
pierde de vista el mal impersonal. Lo cierto es que el mal no precisa de ser propio, para
ser considerado ajeno, lo cual también es extensible a supuestos de infracción de un
deber768.
Sin embargo, también es posible atender a otra interpretación con contenido más
general, de tal modo que se estimarán como males ajenos todos los casos en que se
intente evitar infringir un deber, puesto que aquella infracción, en todo momento, debe
considerarse como un mal que no es propio769.
767
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 476.
768
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en …, cit, pp. 513 y 514.
769
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 476. En vista de las amplitudes que ofrece este concepto, para
este autor debe atenderse a mal ajeno, máxime porque proporciona mejores alternativas desde una
perspectiva política criminal. En este sentido, MIR PUIG asegura que los casos de colisión de deberes en
los cuales no se pretenda evitar un mal que pertenece a otra persona, deberían en todo supuesto resolverse
bajo las reglas que se reserva para el cumplimiento de un deber legal.
770
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…, cit. pp. 511. Una situación parecida
ocurre en casos que se enfrenten bienes que no sean equivalentes en gran medida, en cuanto al mal
causado ante el que se pretende eludir, por tanto, ante este panorama no cabe oponer estado de necesidad.
246
Según MIR PUIG la concurrencia del mal ocasiona la perturbación del orden
jurídico, en tanto que, si las connotaciones del mal inciden sólo en el plano individual
del sujeto, entonces se produce una intervención anormal en el entorno del afectado, por
ende, la conducta que se adelanta en estado de necesidad debe ser mayor que la lesión al
bien típico que se dispone.
Debe entenderse que el mal es aquello que se intenta eludir, pero también
involucra aquello que se causa en una situación de estado de necesidad. De igual forma,
el mal conlleva la lesión de algún bien jurídico de otra persona, o el desconocimiento de
un deber. Esto conlleva verificar la afectación del orden jurídico vinculado con el tipo
penal. En el evento que exista peligro dirigido a que dé ocasión la afectación referida,
entonces se cumplimentarán los presupuestos para que la acción pueda considerarse
como necesaria774.
El mal precisa de una afectación para un bien jurídico, el cual debe ser
merecedor de una ponderación desvalorada con contenido social, pero no requiere,
771
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 478.
772
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 123. Esto implica que la acción resulta necesaria, lo
cual conlleva que para eludir el mal que se cierne sobre el bien jurídico sólo cabe realizar otro mal.
773
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 480 y 481.
774
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 666 y 667. Este autor sostuvo que el TS mantuvo un
concepto restringido en torno al concepto de mal, empero tal concepción ha variado, de tal modo que la
apreciación que se sigue hoy día en un tanto más amplia.
247
obligatoriamente, constituir un resultado típico, puesto que el concepto que debe privar
es el de mal a evitar. En este orden de ideas, cabría preguntar si un mal que no es
penalmente típico sólo por esa situación deja de ser un mal 775 . Para descartar la
concurrencia de un mal típico, como relevante en estado de necesidad, se advierte que
es necesario atender a consideraciones relacionadas con el entorno social, por ende, el
mal no podrá concebirse como una cuestión naturalística, y precisa de un enfoque
valorativo, pero tampoco con connotaciones exclusivamente jurídicas, puesto que de ser
así el mal ocasionado por las amenazas que se deriven de fenómenos de la naturaleza o
del reino animal serían siempre mayor, porque será típico y los acontecimientos
aludidos no tienen tal condición776.
La consideración amplia del mal da lugar a que la ayuda pueda ser suministrada
por la sociedad, o incluso por el Estado, si se trata de asuntos colectivos o considerados
como suprapersonales. Así, se advierte que la eximente en cuestión tiene repercusiones
amplias que incluso exceden los contornos de la legítima defensa, dado que en casos
como la comisión por omisión no cabe recurrir a esta última eximente, debido a que no
se colocan en riesgo bienes jurídicos individuales777.
775
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 668.
776
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 668.
777
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 671.
778
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 672. Este autor sostiene que LUZON PEÑA propone
como referencia atender al ordenamiento alemán en el cual se puede prescindir de la proporcionalidad en
el evento que se proceda contra la fuente de peligro necesaria para hacer frente al embate, de manera que
la proporcionalidad se disipa.
248
779
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 482 y 483. Para este autor ante la concurrencia de delito
imprudente la comparación se verifica sobre la gravedad del hecho imprudente.
780
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 216. Así también LUZÓN
PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 632, quien sostiene que el núcleo duro del requisito en examen
estriba en que no cabría, en principio, exonerar al sujeto mediante la eximente que nos ocupa, luego que
ha causado el conflicto.
781
SÁINZ- CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 368 y 369.
782
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 571.
783
BLANCO LOZANO, Derecho Penal…, cit., pp. 1060.
249
Sin embargo, importa tener en mente que la mera causación del peligro no
implica que deba desconocerse la eximente. Con respecto a este punto existen algunas
posturas. Así, se exige competencia del individuo en torno a la causa que ocasionó la
situación de necesidad; en otro orden hay quienes consideran que se precisa una
causación que sea subjetivamente contraria al deber que le corresponde al individuo y
en otro sentido se ha estimado que la cuestión pasa porque se produzca objetivamente
una situación contraria al deber que le correspondía al sujeto787.
784
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 632.
785
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 344.
786
DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español…, cit., pp. 258.
787
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 915.
250
supuesto que el sujeto se haya expuesto a una circunstancia, sin motivo suficiente, lo
cual daría ocasión a un peligro que ocasionaría una situación de necesidad. Con relación
a este punto, es importante realizar una distinción entre los peligros que proceden de las
personas y aquellos que se derivan de la naturaleza. En el caso que el peligro sea
causado por otra persona, entonces es posible recurrir a la eximente, siempre que se
haya conducido socialmente de forma adecuada. En otro contexto, aquella persona que
se haya expuesta a peligros naturales, pero con razones para ello, cabría allí estado de
necesidad, en caso que la puesta en peligro sea identificable tanto para el agente como
para otros788.
788
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 915 y ss.
789
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 917.
790
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 920.
791
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 125. Sin embargo, para RODRÍGUEZ DEVESA,
Derecho Penal…, cit., pp. 570 y 571, la provocación dolosa o imprudente resulta indiferente para los
efectos del requisito que acapara nuestra atención, pues igual se advierte una situación de necesidad.
251
resulte amparado por la eximente, puesto que ello sería una extralimitación a los
derechos que le corresponden792.
792
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉÉ, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 147.
793
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 432.
794
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 434.
252
Se ha sostenido que no es posible que el mal causado pueda ser compensado por
la provocación, incluso cuando aquella ha sido dolosa. Para fundar tal aserto se acude a
las siguientes razones: daría lugar a excluir conductas imprudentes como elemento de
valoración; limitaría la situación, de manera que pueda dar ocasión a la provocación
dolosa, de tal suerte que en este caso podría tener lugar a lo mucho una exención
incompleta798.
795
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 370 y 371.
796
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 382.
797
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 383. Para este autor la cuestión pasa por una
“preordenación” dirigida a la situación de peligro que va dirigida a la posterior causación de un mal que
resulta típico.
798
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 435.
799
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 436.
800
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 437.
253
También debe ser objeto de examen dentro del requisito examinado la cuestión
de la adecuación social o de la utilidad social del comportamiento, puesto que puede ser
que se causen riesgos sin causa justificante801.
Dentro del marco de la falta de provocación por el agente también cabe recurrir
a la cuestión imprudente, sin embargo, se entiende mayoritariamente que por la
naturaleza de la eximente solo sería posible recurrir a la provocación dolosa802. Así, se
estima que por la construcción que aparece en el estatuto punitivo español en cuanto al
estado de necesidad, en concreto al requisito de la provocación, parece que apunta a un
asunto intencional; es decir, que se trata de causaciones conscientes, lo cual exoneraría
la imprudencia inconsciente803.
801
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 438.
802
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 483 y 484.
803
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 443.
804
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 527.
805
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 528.
806
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 217.
254
Siguiendo con el asunto imprudente dentro del marco de este requisito MIR
PUIG considera que la imprudencia dentro del requisito que acapara nuestra atención
procede bajo el amparo por vía de la actio libera in causa, puesto que la imprudencia se
constituiría en causa última del acontecer final. Así, se advierte que se trata de una
condición sine qua non en la cual existe una cuestión imprudente como punto de partida
por parte del agente, la cual da ocasión a una situación de necesidad y frente a ésta
puede reaccionarse en estado de necesidad, en la medida que existe una cuestión
atendible ante a la cual reaccionar, tal cual ocurre en la actio libera in causa y se
produce un resultado lesivo811.
807
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 218.
808
De este parecer MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…,cit. pp. 519, BUSTOS
RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 253, SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 685.
809
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en …,cit., pp. 518.
810
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…,cit., pp. 519.
811
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 483 y 484.
255
812
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 284.
813
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 434.
814
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 688.
815
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 285.
256
auxiliador. Según sostiene MIR PUIG la doctrina española se ha inclinado por estimar
que la cuestión radica en el auxiliador y no se refiere al necesitado, quien no debe haber
dado lugar, de manera intencional, a la situación de necesidad, al margen si el auxiliador
la ocasionó816.
816
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 485.
817
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
148.
818
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 441.
819
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 218.
257
820
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 218.
821
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 571.
822
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 372.
823
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 442.
824
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 485.
825
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 250.
258
826
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 331.
827
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 685.
259
la situación de necesidad828.
828
GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la…, cit., pp. 64.
829
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 285 y 286.
830
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 331.
831
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 344.
832
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal…, cit., pp. 435.
833
DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal Español cit., pp. 260.
260
el sujeto que propicia la situación de necesidad se trata del auxiliado o auxiliador. Para
la doctrina mayoritaria se trata del auxiliador quien no debe haber causado la situación,
al margen si el auxiliado la causó o no834.
834
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…,,cit. , pp. 519.
835
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…,cit., pp. 520.
836
MIR PUIG, “Problemas del estado…”, Estudios jurídicos en…,cit., pp. 520. Así también MUÑOZ
CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 125.
837
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 369.
261
Este requisito dice relación con profesiones, oficios o cargos que se adelantan y
que se vinculan con el hecho en el cual se encuentra involucrado. La cuestión se centra
en la existencia de normas jurídicas que hagan mención al deber de sacrificio, es decir,
que no se trata de un asunto de naturaleza amplia o genérica839.
838
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 370.
839
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 485.
840
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.528.
Se trata de una cuestión social, es decir, del cumplimiento de un rol por parte de alguna persona, de tal
suerte que la colectividad fija sus expectativas sobre algunos sujetos que ocupan cargos o ejercen
profesiones con algún riesgo, tal cual informan BACIGALUPO ZAPATER, Principios de Derecho…,
cit., pp. 153 y BLANCO LOZANO, Derecho Penal…, cit., pp. 1060.
841
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal…, cit., pp. 435. En este sentido, también
coincide SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 381.
842
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 333.
262
cabo la acción que se estima necesaria, pues se refiere al necesitado, empero pueden
coincidir en el estado de necesidad propio843.
Se observa que este requisito no se vincula con deberes morales o altruistas, más
bien el asunto gira en torno a normas que se ocupan de cargos u oficios, puesto que la
moral tiene un margen de aplicación muy amplio 847. Es, precisamente, ese deber de
carácter jurídico que da lugar a que el sujeto se convierta en garante de los bienes
jurídicos que se coliden848. El tema radica en tareas que han sido escogidas, de forma
voluntaria, por los sujetos, por tanto, aparecen vinculados a las responsabilidades que
derivan de sus cargos u oficios849.
843
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 286.
844
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 528.
845
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 446.
846
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 447 y ss. Sin embargo, este aserto debe ser
analizado según cada caso en particular. Así, en el caso del médico que decide atender a su compañera
sentimental y descuidar sus obligaciones como facultativo no cabría la exculpación, dado que se
vulneraría el deber de sacrificio al cual está llamado. También habría que considerar el caso de la persona
quien colabora con el sujeto obligado que está próximo a cumplir con el rol que le corresponde, tal cual
ocurre con la compañera del juez quien ha recibido amenazas por parte del investigado y, en
consecuencia, la mujer presta un falso testimonio. Ante este caso podría aplicarse una eximente
incompleta.
847
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 250.
848
OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 220.
849
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 632. Con todo, habría que estimar que el principio de
proporcionalidad colabora a establecer los límites del deber de sacrificio que le corresponden al sujeto
obligado, tal cual informa MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 125.
263
También puede considerarse que se está ante una cláusula de adecuación, tal
cual acontece en el ordenamiento alemán en el § 34 del StGB. Para SILVA SÁNCHEZ
la cuestión se trata de una adecuación objetiva del comportamiento a derecho. Esto
implica es una obligación jurídica que viene marcada por ciertas condiciones de las
personas, pese a que la conducta de la persona conlleve algunos riesgos. En razón de lo
manifestado, se colige que el individuo está en posición de asumir algunos peligros, que
se derivan de las tareas que realiza851.
850
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 686. También en torno a la exigibilidad, AMBOS en
La Parte General…, cit., pp. 485 y ss., opina que en determinados casos en los cuales existe una posición
especial por parte del sujeto, entonces se estará ante cuestiones de exigibilidad, lo cual se evidencia, por
ejemplo, en caso del soldado que tendrá una obligación de soportar el peligro con mayor grado. El sujeto
se encuentra liberado del cumplimiento del deber en el supuesto que precise realizar tareas fuera del
ámbito de sus responsabilidades o en el caso que haya sido forzado a adelantar algún comportamiento, lo
cual implica, según AMBOS, que estas cuestiones debieran discutirse en sede de culpabilidad.
851
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 686 y ss.
852
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 521.
853
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 523.
264
Las tareas bien pueden ser públicas o privadas, sin embargo, en todo caso debe
tratarse de un asunto relacionado con obligaciones jurídicas que se desprendan del
cargo. Sin embargo, no se trata de un asunto sin excepciones, debido a que no resulta
dable, por ejemplo, que se le exija a un bombero que ponga en grave peligro su vida
para salvar bienes patrimoniales 855 . Con relación a este último supuesto, SILVA
SÁNCHEZ expresa que cede el deber de sacrificio en el evento que exista una
desproporción de relevancia en torno a la gravedad de la acción que se realiza856.
854
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 688 y 689.
855
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 288.
856
SILVA SÁNCHEZ, Sobre el estado…, cit., pp. 691.
857
SÁINZ –CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código …, cit., pp. 381.
858
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 528 y
529. De igual forma, estima no se trata de un requisito indispensable OCTAVIO DE TOLEDO/HUERTA
TOCILDO, Derecho Penal…, cit., pp. 223. También en esta dirección, DIEZ RIPOLLES, Derecho Penal
Español…, cit., pp. 261 sostiene que las fronteras del requisito en cuestión pasan por verificar si el
sacrificio que debería adelantar el sujeto es inútil o si existe una desproporción en cuanto a los intereses
que colisionan. En este sentido, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 250 sostiene que el
deber de sacrificio es de carácter relativo, porque no puede considerarse que el sujeto sea héroe o santo,
en vías de cumplir, en todo caso, las tareas que le corresponden.
859
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 385.
265
un instrumento jurídico que fije las tareas que tiene el sujeto, para que pueda estimarse
que tiene ocasión del deber de sacrificarse. En ese mismo sentido, la existencia de la
plataforma jurídica debe dar ocasión a establecer los límites del deber de sacrificio que
le corresponde a la persona860.
A partir de la naturaleza del requisito que nos ocupa, importa establecer quien
sería la persona necesitada. LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ entienden
que se trata de la persona quien se encuentra en la situación de necesidad, por tanto, no
debe entenderse que es el auxiliador necesario, en consecuencia, el ciudadano promedio
no está en posición de sacrificarse para atender, por ejemplo, al bombero, lo cual
implica que todo lo que debe ocurrir es lo contrario862. Con relación a este punto, de
igual forma, se ha estimado que la eximente se desvanece sólo en el evento que el
necesitado sea la persona quien posea el deber de sacrificio863.
860
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 345.
861
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 333.
862
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLAZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 345.
863
SÁINZ-CANTERO CAPARROS, Comentarios al Código…, cit., pp. 383.
864
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal…, cit., pp. 572.
865
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 913.
266
De hecho, la monolítica tesis que considera que las causas de justificación tienen
sustento exclusivo en el principio de interés preponderante ha sido objeto de censuras,
en atención a que se estima a que ello motiva un utilitarismo de gran relevancia y que
ocasiona un formalismo extremo867.
El requisito segundo que plantea el artículo 20. 5 del CPE se trata de un asunto
de inexigibilidad especial, puesto que el sujeto ha dado ocasión a una situación de
necesidad de manera intencional, lo cual implica que esto da lugar a una valoración de
intereses anormales, en consecuencia, al individuo se le reclama que sacrifique sus
intereses, por tanto, no concurre inexigibilidad871.
869
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 113.
870
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 115.
871
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 113.
872
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 114.
873
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 114.
268
874
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 114.
875
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 115.
876
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 478 y 479. Ante este panorama este autor es de la opinión que
el sujeto podría encontrarse amparado por estado de necesidad, pese a que tenga otras motivaciones que
se aparten de los contornos de la eximente, incluso de naturaleza ilegítima.
877
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 526.
Sostienen estos autores que existe una posición que considera el requisito subjetivo debe informar al
estado de necesidad, es decir, que se precisa un requisito adicional que implica el ánimo de evitar un mal
ya sea propio o ajeno.
269
878
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 628.
879
CEREZO MIR, Curso de Derecho…, cit., pp. 275.
880
LUZON PEÑA, Curso de Derecho…, cit., pp. 629.
270
punitivo español, por cuanto el artículo 8.7 del CPE preveía que la persona debía
proceder impulsada por una situación de necesidad. Esto involucraba una cuestión
psicológica ocasionada por factores externos que determinaban los procesos internos de
la persona, al punto que daban ocasión a dirigir la voluntad del sujeto. Esta condición
propiciaba una motivación anormal, debido a que la persona no estaba en posición de
serle exigida que actuará conforme al deber que se precisa.
Ha sido objeto de discusión los puntos que deben considerare que se encuentran
inmersos dentro del elemento subjetivo. Así se ha argumentado que podría dotarse al
referido elemento de la conciencia de la condición de peligro o la voluntad dirigida a
defenderse. Con relación a estos puntos se ha considerado que, si la persona posee una
de estas condiciones, igualmente tendrá la otra, empero en el caso que no sobrevenga
271
Para los efectos que importan a esta investigación importa examinar, aunque sea
de manera breve, las posibilidades de reacción que se presentan ante las amenazas que
se ciernen. Desde luego que tales posibilidades se encuentran determinadas por el perfil
del ordenamiento de cada país.
También resulta relevante el tema, por las probabilidades que acontezca algún
error, en atención a las dificultades surgidas del contexto. La presencia del error
adquiere mayor relevancia en este tipo de situaciones debido a las complejidades que
pudieran surgir en estos casos, donde se observan situaciones de tensión y la
concurrencia de un número estimable de personas, de manera que conviene realizar
algunas reflexiones en vías de establecer las consideraciones que prevé el estado de
necesidad para casos límite.
Los acontecimientos ocurridos a partir del atentado contra las torres gemelas en
la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, así como algunos incidentes similares como
el que tuvo lugar en la estación de Atocha en Madrid, dio ocasión a retomar discusiones
881
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 720.
272
Lo cierto es que varias son las respuestas que se han consignado para hacer
frente a la cuestión aludida. Una de ellas se concentra en el número de vidas. Así, se
entiende que en vista de la mayor cantidad de vidas que serán potencialmente afectadas
es posible emprender alguna acción que resulte sin castigo contra aquellos que dirigen
el aparato contra inocentes884.
882
ROBLES PLANAS, “En los límites de la justificación. La colisión de intereses vitales en el ejemplo
del derribo de aviones y de otros casos trágicos”, en Derecho Penal del Estado Social y Democrático de
Derecho, Libro de Homenaje a Santiago Mir Puig, Madrid, 2010, pp. 446.
883
SÁNCHEZ DAFAUCE, Sobre el estado de necesidad existencial, Valencia, 2016, cit., pp. 31 y 39.
884
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit., pp. 450.
273
885
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit. pp. 450 y 451.
886
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit., pp. 450 y 451.
887
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit., pp., 446.
888
MARTÍNEZ CANTÓN, “Nuevas consideraciones sobre el derribo de aviones con pasajeros desde la
perspectiva del estado de necesidad”, en Derecho Penal del Estado Social y Democrático de Derecho,
Libro de Homenaje a Santiago Mir Puig, Madrid, 2010, pp. 421 y ss.
274
las vidas que se encuentran en el conflicto, es decir, que no resulta relevante cuáles
vidas deben ser salvadas las que se encuentran en el avión o las de las personas que
están en tierras. Además, el problema estriba en determinar qué vidas deben ser
salvadas889.
889
MARTÍNEZ CANTON, “Nuevas consideraciones sobre…”, Derecho Penal del…, cit., pp. 423.
890
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 452.
891
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 452.
892
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 453.
275
evento que la solución que se adopte resulte aceptable para todas las personas quienes
intervienen en el asunto, de tal suerte que la cuestión plantee idénticas posibilidades de
salvación para todas las personas quienes están en peligro. Así, para que haya
justificación debe acontecer una aceptación de la norma que dé lugar al sacrificio por
parte de quienes resultan afectados893.
893
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 455.
894
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…pp. 455 y 456.
895
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit… pp. 457.
896
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…,pp. 457 y ss.
897
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 460 y 461.
276
También debe examinarse la situación del tercero. Así, en el caso del ejemplo de
los alpinistas y del derribo de aviones se entiende que la gestión salvadora del tercero no
da ocasión a un injusto, en el evento que se decante por alguna de las partes
involucradas. Sin embargo, tal conclusión no puede ser aplicable para la situación que
ocurrió con los facultativos en el marco de la Segunda Guerra Mundial, en concreto
durante el nacionalsocialismo, pues se puede objetar su inclinación hacia una u otra
parte, dado que la decisión no estaba condicionada por el destino, sino que la elección
reposa en cabeza del tercero interviniente899.
898
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 461.
899
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 471 y 472.
900
ROBLES PLANAS, “En los límites…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 472.
277
Se plantea la posibilidad que haya deber de autosacrificio por los tripulantes del
avión. Así, se considera que por cuestiones de justicia los pasajeros de la aeronave
deben ofrecer sus vidas. En vías de dotar de contenido a esta posición se ha sostenido
que se precisa observar los siguientes puntos: a) solo procede el sacrificio, en el evento
que exista una amenaza contra la comunidad jurídica; b) se debe ponderar que la vida de
la persona que será potencialmente sacrificada no tiene salvación; c) se debe procurar
alguna indemnización para las vidas de las personas inocentes902.
A considerarse dentro del tema que nos ocupa se trata del surgimiento de un
nuevo valor digno de tutela. En este caso se trata de la seguridad. Aquí importa destacar
que la tarea primaria del Estado se trata de la obligación de cuidar de la dignidad de las
personas. Tal dignidad ha sido lesionada por otras personas en el caso del potencial uso
de aviones para destruir bienes jurídicos, de manera que el Estado debe dirigir sus
901
MARTÍNEZ CANTON, “Nuevas consideraciones sobre…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 423.
902
MARTÍNEZ CANTON, “Nuevas consideraciones sobre…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 426.
903
MARTÍNEZ CANTON, “Nuevas consideraciones sobre…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 427.
904
MARTÍNEZ CANTON, “Nuevas consideraciones sobre…”, Derecho Penal del…, cit…, pp. 433.
278
905
MARTÍNEZ CANTON, “Nuevas consideraciones sobre…”, Derecho Penal del…, cit…, 433 y ss.
906
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 507 y ss. Aquí conviene tener presente que el estatuto español
derogado en el artículo 8.12 preveía la eximente de la obediencia debida, empero fue eliminada del actual
CPE, en atención a que se entendía entraba en colisión con el cumplimiento de un deber procedente de un
cargo, la cual ha conservado el vigente texto punitivo español. Con todo, para que acontezca una
situación relacionada con obediencia importa verificar dos posiciones sobre la forma. Así se examina la
competencia concreta, la cual sostiene el ordenamiento no le atribuye a ninguna persona atribución para
emitir una orden contraria a derecho, en tanto que la competencia abstracta afirma que sólo es necesario
que el acto que se ordena sea del linaje de aquellos que emite el funcionario correspondiente para que
tenga validez. En cuanto al fondo se advierte se ha desarrollado la teoría de la apariencia que sostiene es
suficiente la orden no sea antijurídica y la teoría de la nulidad que afirma la orden no debe ser nula de
pleno derecho. La teoría de la apariencia se ha impuesto sobre la teoría de la nulidad, puesto que ésta
última daría lugar a, en cierta forma, entorpecer las tareas de la administración pública, debido a que
conlleva la revisión detallada de la orden. Tal examen debe realizarse valorando la condición del servidor
público medio en las circunstancias del funcionario que lleva a cabo el acto, tal como lo menciona
MUÑOZ CONDE en Teoría General del…, cit., pp. 132. En cuanto a la obediencia jerárquica se estima
que es preciso reúna los siguientes requisitos, tal cual expone CUELLO CONTRERAS, El Derecho
Penal…, cit., pp. 898 y ss., que la orden se encuentre en el marco de atribuciones de quien la dicta; que el
279
funcionario quien la ejecuta se haya formado una panorámica de los hechos que justificarían la orden
proferida; que no conlleve una evidente vulneración al ordenamiento. CUELLO CONTRERAS destacó
que se estimó que la obediencia constituía una causa de exculpación, debido a que el sujeto se encontraba
constreñido y también por la disminución de libertad del subordinado frente a las órdenes impartidas por
el superior. En cuanto a la obediencia para BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE,
Lecciones de Derecho…volumen II…, cit., pp. 159 sostienen que se trataba de una causa de justificación,
porque en realidad la persona cumple un deber, aunque para algunos era una causa de exculpación en la
medida que persona actuaba con inexigibilidad.
907
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp., 491. También en este sentido, LANDECHO
VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ en Derecho Penal Español…, cit., pp. 326 para quienes se advierte
ausencia de interés o interés preponderante.
908
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II..., cit., pp. 155.
Estos autores sostienen que en algunos supuestos en realidad se está frente a causas de atipicidad, puesto
que se advierte una obligación específica para el sujeto, de tal suerte que no puede concluirse que se
advierte justificación, porque si el individuo no cumple con su deber entonces su falta de acción podría
dar lugar a una conducta típica, tal cual ocurre en el caso del policía que detiene a una persona que ha
cometido un delito, porque en el caso de no hacerlo entonces incurriría en un comportamiento típico.
909
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 393. También en este sentido,
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 127, para quien esta eximente es la causa de
justificación por excelencia. En este sentido, LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ en
Derecho Penal Español…, cit., pp. 326 quienes sostienen que el ejercicio que se realiza debe ser legítimo,
lo cual implica debe estar amparado por el ordenamiento, empero en algunos casos es dable recurrir a la
costumbre, tal cual acontece en el derecho de corrección.
280
Lo cierto es que las cuestiones que ampara la eximente que ahora acapara
nuestra atención son de diversa índole, porque se refieren a asuntos de Derecho Público,
como por ejemplo en actuaciones de servidores públicos o de Derecho Privado, como
acontece en el plano de las relaciones de padres e hijos914.
910
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 884 y 885.
911
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 514.
912
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 886.
913
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 482 y
483.
914
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 885 y ss. Así se advierten gestiones
adelantadas dentro del marco de la función pública, que pueden dar ocasión a medios coactivos de
derechos fundamentales; gestiones privadas para cooperar con poderes públicos, por ejemplo al tiempo en
que se retiene a alguna persona que ha cometido algún delito por un particular; las tareas que adelanta un
281
Como punto de partida importa estimar que el ordenamiento debe tener previsto
el deber que se pretende hacer valer para que tenga lugar la justificación de la
conducta915. Esto es así, porque el ordenamiento penal no pretende enervar los deberes
que el ordenamiento le impone a determinada persona. Al hilo de este argumento hay
que sostener se observa un conflicto, el cual se resuelve a favor de la norma que no tiene
naturaleza penal, pero que fija un deber en la medida que no se aplica una sanción916.
Para que se estime se cumple con el deber es relevante considerar que haya
competencia material, es decir, la actuación debe ser parte del ámbito de funciones que
ejerce el funcionario, de tal modo que un fiscal no estará en posición de decretar
detención preventiva; también importa tener en mente algunas cuestiones formales,
como por ejemplo la ejecutoria de la sentencia para su ulterior materialización918.
Se considera que los deberes en cuestión en buena parte de las veces se derivan
del ejercicio de cargos públicos. Con relación a este punto vale considerar la posibilidad
periodista que debe decidir entre ocultar una noticia que no ha sido lo suficientemente analizada, pero que
tiene un marcado interés público o publicarla pese a las deficiencias anotadas; y el derecho de corrección
de padres a hijos, el cual se extiende a tutores.
915
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
155. Este argumento implica que no se trata de un deber de carácter moral.
916
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 492.
917
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 492. Este autor sostiene que en el ordenamiento alemán no
existe una disposición semejante a la prevista en el texto punitivo español, sin embargo, se estima existe
una derogación por la ley especial ante aquella de carácter general.
918
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 420.
282
En torno al uso de la violencia para algunos se precisa que haya una agresión
ilegítima, no obstante, esto ha sido descartado por cuanto el funcionario puede proceder
pese a que no haya tal agresión. En todo caso si acontece una agresión ilegítima la
cuestión pasaría por la eximente de la legítima defensa920.
Siguiendo con el tema del uso de la fuerza es posible acontezca algún error por
parte de la persona. Así las cosas, si el error incide sobre la necesidad de fuerza se está
ante un aspecto preceptivo de la eximente, de tal suerte que si falta aquella no
corresponde considerar la eximente. En el supuesto que haga falta proporcionalidad,
podría tener lugar una atenuación por eximente incompleta, dado que se evidencia la
919
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 497 y 498. Con relación a este punto BUSTOS
RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 158 sostienen
que el ejercicio de la violencia debe tener como base la menor lesividad, de manera que se oponen a
estimar la racionalidad y proporcionalidad como elementos atendibles a la legítima defensa y estado de
necesidad.
920
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 128.
921
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 895 y ss.
283
La cuestión no sólo acontece entre funcionarios, sino que también puede tener
lugar en el caso de particulares que se encuentren sujetos a algún deber contractual o
legal, de tal modo que estén en posición de actuar y afectar bienes jurídicos por medio
de su gestión924.
Las primeras reflexiones apuntan hacia las vías de hecho que, en términos
generales, consisten en la materialización de un derecho, pero en contra de la voluntad
de alguna persona. Tal situación puede acontecer en el caso que el propietario de la cosa
la retire del poder del tenedor, de manera subrepticia925. Se entiende que tales vías son
actos adelantados a fin de colaborar con la autoridad, siempre que se proceda con algún
amparo legal para tales efectos926.
También debe ser objeto de examen el derecho de corrección que tienen los
padres, en atención a la patria potestad y que es extendible a tutores. Aquí también
importa observar necesidad y proporcionalidad, las cuales aparecen delimitadas por la
finalidad educativa927 y el bienestar del menor. Es de recibo considerar que la conducta
922
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 498 y 499.
923
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 486.
924
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 486.
925
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 499 y 500. Para este autor en todo caso se podría advertir una
falta de tipicidad, empero sostiene que los derechos deben ejercerse en el marco de la ley, por ende, cabe
atender a la situación como ejercicio legítimo de un derecho.
926
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 130. Tales gestiones deben tomar en cuenta la
proporcionalidad, tal como lo destacan JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 426.
927
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 905.
284
928
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 502. La finalidad educativa es un requisito preceptivo para que
tenga lugar la eximente, por tanto, en el caso que no concurra no cabe ni en su modalidad completa ni
incompleta. También cabría aceptar la corrección de menores ajenos en el supuesto que se respete la
proporcionalidad y necesidad, al margen si se ha materializado alguna delegación. La ausencia de castigo
en este caso tiene como resorte la adecuación social, empero la poca entidad del comportamiento puede
dar ocasión a la exclusión del tipo.
929
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 492 en
el caso del boxeo la eximente no tiene lugar porque haya consentimiento, sino porque los intervinientes
tienen conocimiento del riesgo que conlleva la práctica de tal disciplina. También en este sentido, se
sostiene por parte de LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit.,
pp. 328 que existe una causa de justificación por interés preponderante, puesto que incluso el Estado
promueve la realización de tales actividades deportivas
930
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 493. Así también CUELLO CONTRERAS, El Derecho
Penal…, cit., pp. 890.
931
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 206.
932
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 503. Con todo este autor sostiene que puede concurrir estado de
necesidad si es que se advierte una situación de emergencia o gravedad. En torno a este tema
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 328 y 329 afirman
que también resultan de interés los tratamientos médicos coactivos en los cuales se evidencia el
cumplimiento del deber legal del médico. También son de recibo los tratamientos curativos, puesto que
en todo caso se persigue alcanzar una finalidad con balance positivo a costa de un mal
933
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
157.
285
Vale tener en mente que dentro del marco de esta eximente solo tienen
aplicación el ejercicio de derechos que se estimen legítimos, por tanto, no cabe admitir
cuestiones como por ejemplo el débito sexual, que le permitiría al marido sostener
relaciones sexuales con la mujer contra su voluntad935.
5. EL MIEDO INSUPERABLE
5.1. Generalidades
934
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 490 y
491.
935
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 487.
936
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 618. Para CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 86
en el miedo insuperable acontece una afectación en el ánimo del sujeto, en razón del temor de ser víctima
de algún perjuicio o que otro lo sea. Para que tenga lugar la exculpación se precisa que el miedo no
pueda ser enfrentado por el hombre promedio. Estas reflexiones implican es necesario efectuar un examen
particular de cada situación, pues no todos los individuos proceden en las mismas condiciones. De igual
forma, conviene tener en mente que existen personas que por sus ocupaciones están llamadas a tolerar
algunas situaciones, tal como acontece en el caso de: marinos, médicos, personal de fuerzas armadas, de
tal modo que no podrían alegar miedo en el ejercicio de funciones, no obstante, resulta de recibo verificar
cada situación en concreto, puesto que pese a las tareas de estas personas tampoco pueden ser sometidas a
situaciones que comprometan su integridad más allá de los límites que se les pueden exigir.
286
Aquí, igualmente, debe ponderarse que la nueva regulación podría dar lugar a
causar un mal superior al que se produjo originalmente, cuestión que no se encontraba
prevista amparada por el estatuto anterior al Código penal de 1995, lo cual sin duda
representa un asunto de considerable entidad939.
937
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 622.
938
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 564.
939
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 565.
Para LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 412, la
modificación no era necesaria, pues les resultaba relevante el ejercicio de ponderación que se adelantaba.
Además, afirman que no había acuerdo en la doctrina y tampoco en la jurisprudencia en vías que se
efectuará una reforma en ese sentido.
940
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 565 y
566. En este sentido también, REQUEJO CONDE, La legítima defensa…, cit., pp. 459, quien opina que
287
Con todo, la nueva regulación ha sido objeto de censuras, debido a que se estima
presenta una estructura sumamente amplia, en atención a que no presenta límites
objetivos que den cuenta de su aplicación, de modo que pueden cobijarse conductas que
infrinjan intereses que se encuentren por encima de los que resulten tutelados941.
cabe miedo insuperable, en el evento que haya un exceso, si las circunstancias resultan razonables.
941
MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 491. Para esta autora la eximente se
encuentra infrautilizada, puesto que los requisitos legales no han sido examinados de manera ordenada.
942
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 623. Para este autor la modificación realizada resulta positiva,
porque posibilita diferenciar entre las eximentes de estado de necesidad y miedo insuperable, cuestión que
según la normativa previa al CPE de 1995 era complicada de efectuar. Ciertamente, lleva la razón MIR
PUIG en esta dirección, pues la necesidad de examinar la necesidad de adelantar un ejercicio de
ponderación de males en el miedo insuperable, provocaba que la eximente en estudio se acercara en
demasía a los elementos que integraban el estado de necesidad. Con respecto a este tema, MELENDO
PARDOS, El concepto material de culpabilidad y el principio de inexigibilidad. Sobre el nacimiento y
evolución de las concepciones normativas, Granada, 2002, cit., pp. 400 sostiene que la inexigibilidad
debe entenderse como un concepto que está por encima del estado de necesidad y algunas cuestiones de
necesidad que no dicen relación con la determinación que se encuentra presente en la voluntad, las cuales
deberían examinarse en sede de miedo insuperable
943
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 316. LANDECHO VELASCO/MOLINA
BLÁZQUEZ en Derecho Penal Español…, cit., pp. 411, sostienen que con referencia a los aspectos de
orden subjetivo se ha establecido incluso que existen grados de miedo: temor, terror, horror y pánico.
Estos autores también detallan que en este caso se está ante una vis compulsiva, que se diferencia de la vis
physica que se advierte en la fuerza irresistible. En torno a la presencia de elementos subjetivos en la
eximente en cuestión se advierten algunos pronunciamientos por parte del TS. En este orden de ideas son
consultables las SSTS 29-06-2006; 16-02-2006; 16-7-2001 y 13-12-2003.
288
944
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal…, cit., pp. 578. En esta dirección, AGUADO
CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 135. Sostiene que el TS se ha apartado de la postura que
sostenía que la eximente en cuestión debía ponderar sólo aspectos subjetivos por vía de la concurrencia de
elementos psicológicos, de tal modo que ha estimado que también se precisa de aspectos objetivos. En
este sentido, son consultables las SSTS de 13 de diciembre de 2002, 12 de mayo de 2003 y 16 de julio de
2001.
945
ZUGALDÍA ESPINAR, Derecho Penal…, cit., pp 670. Sobre este punto este autor afirma que en los
asuntos subjetivos no tiene relevancia la realidad del mal, pues en todo caso precisa observar las
circunstancias por las cuales pasa el agente, mientras que los partidarios de la solución objetiva entienden
que el mal debe ser real. Para BACIGALUPO ZAPATER en Principios de derecho…, cit., pp. 168 y169
la eximente resulta superflua puesto que se trata de un caso de estado de necesidad, al cual se le ha
agregado que el autor debe adelantar la conducta con miedo. También manifiesta que esta eximente
permite la exención de pena con menos condiciones de las que se exigen en el estado de necesidad. En
adición, sostiene que la preponderancia de elementos subjetivos daría lugar a que el miedo insuperable se
aproxime al trastorno mental transitorio, empero en el otro extremo, es decir, que se considere que el mal
debe ser real, entonces se potencia el aspecto objetivo, de tal modo que sobre la base de los argumentos
ensayados concluye que la eximente que nos atañe resulta innecesaria y por ello no debería contarse con
ella en el ordenamiento.
946
BACIGALUPO ZAPATER, Principios de derecho…, cit., pp. 168. En este sentido, ZUGALDÍA
ESPINAR en Derecho Penal…, cit., pp. 670, quien opina que la eximente carece de sentido.
289
condiciones del estado de necesidad justificante ni tampoco se trata de una causa similar
a la inimputabilidad, en atención a enajenación mental, de modo que es una causa
autónoma basada en la inexigibilidad que se deriva de particulares situaciones que
inciden sobre el agente947.
947
COUSO SALAS, Fundamentos de Derecho de Culpabilidad. Historia, Teoría y Metodología, Valencia,
2006, cit., pp.528. De igual forma, MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp.481, quien
sostiene el miedo insuperable es una cláusula residual dirigida a supuestos que no tengan cobertura en
otras eximentes, como por ejemplo en el exceso intensivo en la legítima defensa o la divergencia de
intereses que no se pueden ubicar en la subsidiariedad y ponderación que deben observarse en el estado
de necesidad
948
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal…, cit., pp. 579.
949
CUERDA ARNAU, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 68 y ss. En este sentido, han respaldado la
posición que se está ante una situación relacionada con inimputabilidad los siguientes fallos SSTS 26-4-
1999, 24-2-2000 y 30-09-2009, entre otros. En torno a este asunto AGUADO CORREA Inexigibilidad de
otra…, cit., pp. 130 afirma que el TS ha abordado la naturaleza de la eximente desde diferentes
perspectivas, puesto ha considerado se evidencia falta de acción, causa de justificación, inimputabilidad,
causa de exculpación con base en la inexigibilidad de otra conducta.
290
“La STS de 16-2-2006, nº 180/2006 (RJ 2006, 2150), viene a exponer que "la
doctrina jurisprudencia sobre la circunstancia eximente de miedo insuperable, (por
todas STS 340/2005 de 8 de marzo (RJ 2005, 2728), parte de la consideración de que la
naturaleza de la exención por miedo insuperable no ha sido pacífica en la doctrina. Se
la ha encuadrado entre las causas de justificación y entre las de inculpabilidad, incluso
entre los supuestos que niegan la existencia de una acción, en razón a la paralización
que sufre quien actúa bajo un estado de miedo. Es en la inexigibilidad de otra conducta
donde puede encontrar mejor acomodo, ya que quien actúa en ese estado, subjetivo, de
temor mantiene sus condiciones de imputabilidad, pues el miedo no requiere una
perturbación angustiosa sino un temor a que ocurra algo no deseado. El sujeto que
actúa típicamente se halla sometido a una situación derivada de una amenaza de un
mal tenido como insuperable. De esta exigencia resultan las características que debe
reunir la situación, esto es, ha de tratarse de una amenaza real, seria e inminente, y que
su valoración ha de realizarse desde la perspectiva del hombre medio, el común de los
hombres, que se utiliza de baremo para comprobar la superabilidad del miedo”.
950
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable: Una reconstrucción de la eximente desde una teoría de la
justicia, Granada, 2000, pp.68.
951
La discusión sobre la naturaleza jurídica de la eximente no siempre ha sido considerada como
relevante, puesto que GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 317 estima que lo importante
estriba en la intensidad del miedo y que el debate sobre la naturaleza es intranscendente.
291
expresado que la ubicación de esta eximente no ha sido tarea sencilla; sin embargo, se
decanta por estimar se trata causa de exculpación, tal como viene expuesto en fallo No.
119/2015 de 2 de junio de 2015, en el cual sostuvo lo siguiente:
“…la naturaleza de la exención por miedo insuperable no ha sido pacífica en la
doctrina. Se ha encuadrado entre las causas de justificación y entre las de
inculpabilidad, incluso entre los supuestos que niegan la existencia de una acción, en
razón de la paralización que sufre quien actúa bajo un estado de miedo. Es en la
inexigibilidad de otra conducta donde puede encontrar mejor acomodo, ya que quien
actúa en ese estado, subjetivo, de temor mantiene sus condiciones de imputabilidad,
pues el miedo no requiere una perturbación angustiosa sino un temor a que ocurra algo
no deseado”. En cuanto a este asunto el mencionado tribunal ha sostenido que el TS se
pronunciado en estos términos mediante SS 783/2006 de 29.6; 180/2006 de 16.2; y
340/2005 de 8.3.
952
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 169. El miedo, en todo caso, da lugar a que la
eximente se examine en sede de culpabilidad, en la medida que se trata de un tema de orden subjetivo que
conviene verificar en la referida categoría del delito.
292
hacia la norma, sin embargo, esto no ocurre en la eximente que nos reúne, en
consecuencia, se trata de una causa de justificación. Este autor también sostiene que en
el caso que haga falta la culpabilidad, el legislador no está en posición de castigar, en
atención a que el sujeto no puede acceder a la motivación que se precisa, no obstante,
ello no se materializa en el miedo, puesto que el sujeto es motivable953.
953
GIMBERNAT ORDEIG, Introducción a la…, cit., pp. 66.
954
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 623.
955
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 73 y 74.
956
COUSO SALAS, Fundamentos de Derecho…cit., pp. 525.
957
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., 381 y
382. Para estos autores el problema que subyace en el miedo insuperable se trata de un tema del sujeto
responsable, lo cual pertenece a la categoría de la culpabilidad, en consecuencia, se aparta de la teoría de
293
la justificación.
958
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica de…, cit., pp. 436. Para este autor las consecuencias aludidas
derivan de la consideración del miedo insuperable como causa de exculpación y, a su criterio, resultan
inadmisibles, en vista que contrarían los postulados de la política criminal, en razón que conllevan
resultados insatisfactorios.
959
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica de…, cit., pp. 437.
294
960
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 435 y 436.
961
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 127. Sin embargo, la reflexión de CUERDA
RIEZU se tropieza con la modificación realizada al estatuto español en el cual ya no se requiere un
ejercicio destinado a realizar una ponderación de males, al tiempo de examinar el miedo insuperable, en
vista que tal requerimiento ya no se encuentra dentro de la estructura de la eximente que nos ocupa.
962
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 622; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp.
406; GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 429; BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL
MALARÉE, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 381; BLANCO LOZANO, Derecho Penal …, cit., pp.
1063; AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 125; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN,
Derecho Penal…, cit., pp. 395; QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/ PRATS CANUT, Manual
de Derecho…., cit., pp. 567; LANDECHO VELASCO, Derecho Penal Español…, cit., pp. 412; MUÑOZ
CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 168 a 169; SAINZ CANTERO, Las causas de…, cit., pp. 15;
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable. Su delimitación frente al estado de necesidad, Valencia, 1997,
cit., pp. 68; VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 74.
963
BLANCO LOZANO, Derecho Penal…, cit., pp. 1063 afirma que se le ha concedido una naturaleza
diversa a la eximente, como causa de exculpación, e incluso excusa absolutoria.
964
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 566.
No obstante, estos autores sostienen que la eximente si bien plantea una alteración de carácter individual,
la cuestión es de orden normativa.
965
CUERDA ARNAU, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 73, al igual que HIGUERA GIMERA, La
295
Por otro lado, se ha estimado que la eximente estudiada tiene naturaleza mixta,
pues alberga bien cuestiones de inexigibilidad, como también de inimputabilidad. Esta
posición ha sido objeto de censuras en la medida que significa el miedo insuperable
pasaría por una suerte de estado de necesidad o trastorno mental transitorio, de tal modo
que la exigibilidad vendría a constituirse en un asunto superfluo968.
eximente de miedo insuperable en el Derecho Penal común y militar español, Barcelona, 1991, cit.,
pp.76. La doctrina se decantó por estimar que la eximente tenía naturaleza relacionada con la
inimputabilidad, en atención a que el trasfondo de la cuestión decía relación con una afectación
psicológica que padecía el sujeto, tal como lo sostiene AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…,
cit., pp. 129, pero BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen
II…, cit., pp. 382, afirman que no es posible estimar se trata de una cuestión de inimputabilidad, en razón
que no se advierten alteraciones psíquicas que tienen ocasión en el caso que se examine la capacidad de
culpabilidad.
966
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp. 577. También en este sentido,
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 134 a 135.
967
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 75 y 76. En este sentido, se cita como referencia
el ATS de 6 de marzo de 1996 que acerca la eximente a la inimputabilidad, empero también menciona la
necesidad de examinar aspectos normativos.
968
CUERDA ARNAU, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 75.
296
969
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho…, cit., pp. 406.
970
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 624. Esto implica que las graduaciones del miedo no son
atendibles, es decir, que no es de recibo hacer referencia a situaciones como por ejemplo el terror, sino
que lo fundamental estriba en que la situación que enfrenta la persona resulte insuperable.
971
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica de…, cit., pp. 430.
972
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
381. En sentido similar, QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de
Derecho…, cit., pp.567.
973
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 125.
974
COUSO SALAS, Fundamentos de Derecho…, cit., pp. 521.
297
975
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 130.
976
MEINI, Lecciones de Derecho Penal. Parte General. Teoría Jurídica del delito, Lima, 2014, pp. 122 y
ss. Según este autor la capacidad penal estriba en la facultad para comprender el injusto, e igualmente
implica la posibilidad que la persona se conduzca con base en esa compresión, por tanto, la capacidad
penal es en palabras de MEINI un presupuesto del delito y no elemento de la culpabilidad.
977
MUIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 598 y 599. Según este autor el derecho se ajusta o dirige a la
mayoría de las personas, sin embargo, existen circunstancias que inciden sobre la actuación del sujeto, de
tal modo que limitan el ejercicio de su voluntad. En este caso se está frente a la no exigibilidad, que es un
concepto cuyo reconocimiento se ha extendido, puesto que cuenta con “fuerza plástica”, dado que lo no
exigible no puede ser reclamado por el ordenamiento.
298
entonces la salida al conflicto que adopta el sujeto no da ocasión a imponer una pena978.
Lo insuperable se debe calificar en atención al hombre promedio, quien no está en
posición de soportar las situaciones que se derivan del miedo que enfrenta979.
Desde otra perspectiva, se estima que el miedo insuperable tiene como base la
inexigibilidad y que no tiene lugar la aplicación de una pena por razones de política
criminal. Así, se sostiene que la persona es libre, pese a las circunstancias que se derivan
del miedo, sin embargo, existe una notable disminución de la voluntad, de tal suerte que
el legislador disculpa el comportamiento en atención a las peculiaridades que tienen
ocasión en razón del miedo que enfrenta la persona981.
978
CUERDA ARNAU, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 81.
979
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 395.
980
SAINZ CANTERO, Las causas de…, cit., pp. 19. En esta línea de pensamiento, también MEINI en
Lecciones de Derecho…, cit., pp. 361, quien sostiene que la condición de insuperable se determina por lo
que se le exige percibir al sujeto.
981
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 412.
299
982
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 78.
983
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 82 y ss.
984
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 123 y ss.
300
5.3. Requisitos
5.3.1. El miedo
El miedo es, sin duda, el punto de partida de la eximente que acapara nuestra
atención. Se trata de una situación que afecta al sujeto, debido a la posible concurrencia
de un mal, no obstante, el miedo no significa que las facultades de la persona se
encuentren turbadas en razón del advenimiento del temor 986 . En atención a sus
985
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 1125.
986
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
383. En sentido similar, COUSO SALAS, Fundamentos de Derecho…, cit., pp. 529 sostiene que el miedo
no involucra la presencia de procesos paranoides en el sujeto, de tal modo que el miedo no guarda
relación con la inimputabilidad. MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 512 afirma que
el miedo es relevante, porque está vinculado con la supervivencia. Sin embargo, sostiene que la
regulación en el CPE es deficiente, puesto que no permite diferenciarla del resto de las eximentes. En
adición, estima que la jurisprudencia ha motivado que la eximente se formule como una “cuestión de
hecho”, en razón de la falta de mesura en su análisis.
301
La presencia del miedo da lugar a que la eximente deba ser examinada en sede
de culpabilidad, debido a que en esta categoría del delito cobran vigor, con mayor
intensidad, aspectos subjetivos relacionados con las motivaciones del autor. Es,
precisamente, la concurrencia de ese elemento subjetivo lo que da lugar a diferenciar
esta eximente del estado de necesidad, porque en esta última se examina la cuestión con
matices más objetivos988.
987
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 567 y
ss. Según estos autores la voluntad del sujeto aparece mediatizada, en atención a la proximidad de un mal.
Este mal no precisa ser típico. También sostienen que el TS ha postulado la idea que el mal debe ser real,
en caso contrario la cuestión pasaría por una eximente incompleta. En torno al mal afirman que no es
necesario, como se pretende por algún sector, que los bienes afectados sean exclusivamente
personalísimos, pues la estructura de la eximente no se dirige en esta dirección. Tampoco se requiere la
inminencia del mal, puesto que de lo contrario la eximente se tropezaría con los requisitos de la legítima
defensa, lo cual no resulta correcto, dado que los resortes sobre los que se asientan ambas eximentes son
distintos.
988
MUÑOZ CONDE, Teoría General del…, cit., pp. 169.
302
Resulta claro que el miedo cuenta con alta dosis de subjetivismo, en la medida
que se trata de alguna alteración que incide sobre el ánimo de la persona. Tal afectación,
podría ser profunda o no, pero en todo caso es provocada por la posibilidad que
acontezca un mal. Esto implica que al examinar el miedo resulta imperativo verificar la
situación de cada sujeto en particular, pues no todas las personas presentan la misma
reacción ante algún fenómeno que lo perturbe990.
989
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 146 y ss. La eximente no se materializa si es
que la conducta del sujeto no estuvo motivada por el miedo. Aquí cabe hacer mención a algunas
circunstancias que resultan relevantes para determinar si ha acontecido el miedo. Así, se advierte que se
desestima el miedo si es que acontece una acción reflexiva de la persona amenazada, debido a que en tal
caso la reacción no es congruente con la existencia del miedo, no obstante, VARONA GÓMEZ es de la
opinión que, si cabe la eximente, en atención a que se observa un trastorno que limita la voluntad del
agente. En adición, se aduce que el paso del tiempo elimina la posibilidad que se eche mano al miedo,
puesto que el lapso transcurrido desestima el miedo, empero ello no siempre resulta de esta forma, porque
igual puede tenar lugar el miedo. También se ha hecho referencia a otros motivos que guíen el
comportamiento del sujeto, por ejemplo, el afán de lucro, si la cuestión es así entonces no tendría ocasión
el miedo, empero si éste acontece junto con algún otro móvil es posible el recurso al miedo. Con todo
podría acontecer una eximente incompleta, en el caso que se presenten situaciones dudosas.
990
CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 86. En atención a la naturaleza de la eximente, este
autor entiende que no resulta relevante si el miedo es real o no, puesto que al margen de esa consideración
se producirá, igualmente, una visualización errada por parte del agente, por tanto, en todo caso la
culpabilidad se atenuará.
991
CURY URZÚA, Derecho Penal Tomo I…, cit., pp. 87.
992
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal…, cit., pp. 576.
303
se enfrenta al miedo, puesto que implica una condición que incide sobre el espíritu y
limita el entendimiento del agente, de tal forma que su voluntad se doblega 993. Esta
cuestión debe ser objeto de estudio al tiempo en que se examina la invencibilidad del
miedo.
993
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 316. Para este autor el miedo debe ser grave e
inminente, lo cual implica la calificación de éste con criterios objetivos y que pertenecen a otras
eximentes. Nos parece que las argumentaciones de GARRIDO MONTT en torno a las condiciones del
miedo no pertenecen a este primer requisito, sino que deben ser analizadas al tiempo en que se examina la
otra condición que precisa esta eximente, es decir, la insuperabilidad del miedo. Desde luego, que ello
también puede ser objeto de discusión, puesto que los calificativos de grave e inminente como se
manifestó son propias de otras eximentes y no aparecen previstas en el texto de la ley, al menos para el
Derecho penal español. En esta dirección, CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 83 a 84
afirma que no resulta dable atender a criterios relacionados con la intensidad del miedo, pues ello
aproxima la eximente a la inimputabilidad, de tal modo que se torna en superflua. También AGUADO
CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 139 quien sostiene que están excluidas de la eximente las
consideraciones relacionadas con la intensidad del miedo: 1) temor (que elimina la capacidad de acción),
2) pánico (temor patológico que incide sobre la imputabilidad).
994
BLANCO LOZANO, Derecho Penal…, cit., pp. 1065. En contra BUSTOS RAMÍREZ, Manual de
Derecho…, cit., pp. 406 quien sostiene no es necesario se perturben las condiciones del agente, pues
puede que aquellas permanezcan incólumes y sostiene, en todo caso, tal alteración acontece al tiempo que
tiene lugar la inimputabilidad. También en esta última dirección, GÓMEZ BENÍTEZ en Teoría Jurídica
de…, cit., pp. 431 afirma que el miedo responde a cuestiones que no son patológicas, por ende, se trata de
una eximente distinta a la inimputabilidad.
995
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 93.
996
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
304
406. Esto implica que el agente haya tenido la opción de proceder según el común de las personas en una
situación similar.
997
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
383. Así, también CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 86. Según MUÑOZ CONDE, Teoría
General del…, cit., pp. 169 lo insuperable se refiere a lo que está por encima del sujeto medio, de tal
suerte que se trata de un elemento objetivo. En torno a la condición del sujeto promedio, SAINZ
CANTERO en Las causas de…, cit., pp. 15 sostiene que tal condición se encontraba previsto en el CPE
de 1822. También en esta dirección, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal…, cit., pp.
579.
998
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 1135 y ss. La connotación normativa significa
que la persona está en posición de defender bienes que le pertenecen y que se encuentran amenazados por
un mal que es inminente y que no puede ser repelido de otra forma. De acuerdo con este autor se precisa
de la racionalidad al tiempo de valorar el medio utilizado para enfrentar la situación. Según CUELLO
CONTRERAS se observa una cláusula tácita de proporcionalidad, de tal modo que no cabrá disculpa en
el supuesto que el bien protegido sea de poca entidad frente al que resulta lesionado, puesto que la presión
sobre el sujeto se atenúa, lo cual implica que el ordenamiento no puede disculparlo. Sin embargo, la
norma que regula materia no cuenta con esa connotación y, precisamente, la eliminación del ejercicio de
ponderación que debe realizarse en esta eximente es la que ha dado lugar a su consideración de causa de
exculpación, tal cual lo sostiene AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 138, y lo que ha
posibilitado que esta eximente sea supletoria en casos de exceso de legítima defensa. Coincide en este
sentido, QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp.
569 quienes sostienen que se trata de un concepto normativo, vinculado con la inexigibilidad de otra
conducta conforme a la norma.
999
VARONA GÓMEZ, El miedo insuperable…, cit., pp. 159.
305
Con todo, la teoría del hombre medio ha sido objeto de sendas censuras, en
atención que se estima es impreciso, de tal modo que no es suficiente para delimitar el
alcance de lo insuperable. El concepto de hombre medio también es generalizador, lo
cual no resulta conveniente dado que en sede de culpabilidad es necesario examinar
aspectos particulares del sujeto quien se estima responsable1000.
1000
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
384.
1001
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica de…, cit., pp. 432 y 434.
306
Siguiendo con las censuras al contenido del hombre medio se afirma que no es
posible dotar de contenido a tal figura, puesto que no se tienen noticias del modelo de
hombre medio, ni tampoco lo que debe entenderse por la posición del agente, que se usa
para delimitar la condición de insuperable. En todo caso habría que poner énfasis en las
consideraciones normativas relacionadas con la condición insuperable del miedo, lo
cual significa valorar exigencias del mal que amenaza y aspectos vinculados a la
conducta salvadora que se adelanta1003.
1002
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 160 y ss.
1003
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 166 y ss.
1004
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 626. En este sentido, también BLANCO LOZANO, Derecho
Penal…, cit., pp. 1065 y 1066.
1005
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp.
384. Para estos autores también se precisa de examinar la relación de proporcionalidad que acontece en
cada caso, puesto que el interés lesionado no puede ser más relevante.
307
necesidad, por ende, estimamos que en el evento que se considere que tales aspectos
deben observarse en el miedo insuperable, entonces la eximente se tropezará con la
circunstancia señalada en el artículo 20.6 del CPE. Además, debemos tomar en cuenta
que la estructura del miedo insuperable no presenta los requisitos anotados en el párrafo
superior. De hecho, el CPE que rige hoy día prescindió de aspectos vinculados con la
ponderación de intereses, de modo tal que nos parece no corresponde echar mano a los
elementos mencionados.
En cuanto a la realidad del mal se ha postulado que el mal debe ser inminente,
serio y cierto, de tal modo que se excluye el miedo que no es real. Con todo, aunque el
miedo sea imaginario se ocasionan las mismas consecuencias que podrían tener lugar en
el miedo real, de manera que la cuestión no resulta relevante1007.
Siguiendo con la teoría del hombre medio se infiere que se trata de alguna
condición que sobreviene sobre el agente y que no permite que la persona proceda de
una manera diferente, es decir, que se presentan circunstancias que el sujeto no puede
vencer. En esta dirección, se ha sostenido que no importa que sea real, dado que en todo
caso el individuo se apercibe por las circunstancias que se le presentan1008.
La gravedad del mal ha sido considerada como uno de los parámetros a tomar en
cuenta para examinar la condición de insuperable del miedo, en la medida que se
entiende que a partir de éste podría verificarse el peligro al cual ha de enfrentarse el
hombre medio, lo cual permite establecer si la situación en realidad era exigible o
podría superarse, sin embargo, el examen precisa de ser contextual, lo cual implica la
revisión de todos los aspectos que influyen en las circunstancias que se examinan1009.
1006
AGUADO CORREA, Inexigibilidad de otra…, cit., pp. 140 y 141.
1007
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 413.
1008
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 317.
1009
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 110 y ss.
308
1010
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 144 y ss.
1011
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 245 y ss.
1012
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 570 y
571. Con todo la consideración de la gravedad es uno de los criterios que se utilizan para establecer la
relevancia del miedo, tal como informa MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…, cit., pp. 493 y
494, quien afirma que también son atendibles aspectos como: el origen del mal; la inminencia, empero
no tiene fundamento jurídico, pese a que el TS lo exige; la connotación jurídica del mal, lo cual implica
que no pueden ser entendidos como males situaciones que provienen del ejercicio legítimo de un derecho
o provenientes de un mal que se encuentre justificado; la consideración del destinatario de los bienes
afectados, puesto que algunos estiman sólo pueden ser cuestiones propias de quien enfrenta el miedo o de
sus allegados, sin embargo, este requisito no aparece previsto en el texto legal, por tanto, no cabe atender
a aquel; la realidad del mal, en este sentido se estima que aunque el mal no sea auténtico es posible
309
Los males inferiores no son atendibles para medir la gravedad del mal, en la
medida que por esa condición se entiende que resultan superables. En el evento que se
utilicen males inferiores como referencia para determinar la relevancia se podría
concluir que el CPE concede al miedo insuperable un alcance que supera los límites de
la exculpación1013.
También se ha postulado que el mal debe tener connotaciones ilícitas 1014, esto
es que sea antijurídico, e incluso se sostiene que no es posible que haya provocación,
puesto que de lo contrario no tendría lugar la eximente1015. No obstante, en el caso que
se atienda a esta postura, entonces se desconocerían miedos provenientes del ataque de
animales o por fuerzas de la naturaleza. Aquí lo importante es que el mal que se cierne
sobre el agente no deba tolerarse legalmente por quien enfrenta la situación1016.
De igual forma, importa hacer mención que para algunos se requiere que el mal
provenga de otra persona, empero tal aserto se aparta del tenor de la ley y parece que
proviene de la legítima defensa, puesto que en aquella eximente se precisa que el mal
sea real y derivado de una agresión que causa otra persona1017.
aplicar la eximente, pero también el asunto se podría resolver bajo la actio libera in causa o el error.
1013
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 112.
1014
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 114. En esta dirección, el miedo no puede
provenir de un comportamiento que la ley valora como positivo, de tal modo que ante esta condición el
miedo resulta superable.
1015
BLANCO LOZANO, Derecho Penal…, cit., pp. 1071.
1016
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 199 y 200. Este autor sostiene que existen
males que corresponde tolerar y ante los cuales no podría el sujeto actuar amparado por miedo
insuperable, tal cual acontece en caso del arresto del agente o de otras gestiones del Estado, puesto que de
lo contrario no podría llevar a cabo las funciones que le son propias.
1017
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica de…, cit., pp. 435.
1018
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 211.
310
El estatuto panameño que rige en nuestro medio data de 2007. El texto punitivo
fue aprobado a la par del Código procesal penal. Ambos instrumentos jurídicos fueron
dictados en razón de críticas que se formularon en contra de la administración de
justicia penal, la cual ha sido considerada sin transparencia e ineficiente 1019. Ambos
textos legales fueron elaborados en atención a iniciativa de comisiones codificadoras
designadas por el expresidente Martín Torrijos Espino, dentro del Pacto de Estado por la
Justicia, y perseguían establecer una plataforma jurídica moderna para encarar el
fenómeno delictivo.
El Código penal entró a regir en mayo de 2008, de tal modo que se trata de un
1019
http://www.concertacion.org.pa/pdf_doc/pacto_de_estado_por_la_justicia.pdf.
312
El texto penal de 2007 contiene una parte general que contempla: postulados
básicos, garantías penales, lineamientos para la aplicación de la ley penal en el tiempo
y espacio, así como a las personas; teoría del delito (acción, dolo y culpa, causas de
justificación, imputabilidad y eximentes de culpabilidad); autoría y participación;
tentativa, desistimiento, aspectos relacionados con las penas; unidad y pluralidad de
hechos punibles; circunstancias agravantes y atenuantes; medidas de seguridad; y
responsabilidad civil.
En el estatuto punitivo que rige hoy día se advierte que el dolo y la culpa están
previstos entre la acción y las causas de justificación, de tal manera que esto ha
permitido considerar que dolo y la culpa pertenecen al tipo. Este es uno de los avances
del código, puesto que el texto derogado contemplaba el dolo y la culpa en la
culpabilidad, de tal manera que esto vinculó el texto legal de 1982 con la posición
neoclásica.
rige la teoría finalista, debido a que el dolo y la culpa integran el tipo1020. Esto es en
parte es cierto, no obstante, resulta de recibo revisar algunos otros aspectos.
Por otro lado, el hecho que el dolo y la imprudencia integren el tipo no implica
que se acojan todos los argumentos de la teoría de la acción final. En esta dirección, se
advierte que autores como ROXIN, JAKOBS o MIR PUIG, por mencionar algunos, en
sus manuales incluyen al dolo y a la imprudencia en el tipo, sin embargo, esto no
significa que se vinculen con la teoría que en su día esquematizó WELZEL.
Dentro de otro contexto, también habría que considerar que el estatuto punitivo
ha dado cabida a la teoría de la imputación objetiva, la cual ha sido desarrollada, en gran
medida, dentro del contexto del funcionalismo y no del finalismo. Así el artículo 26 dice
como sigue:
Para que una conducta sea considerada delito debe ser realizada con dolo,
salvo los casos de culpa previstos por este Código. La causalidad, por sí sola,
no basta para la imputación jurídica del resultado.
1020
Así, MUÑOZ POPE, en Estudios Jurídicos, Panamá, 2008, cit., pp. 93, quien sostiene lo siguiente:
“En efecto, si dolo y culpa no están en la culpabilidad, pues ahora aparecen en un capítulo independiente
entre la acción y las causas de justificación, podemos afirmar que tales aspectos pertenecen a la tipicidad
y forman parte integrante del tipo, lo que implica aceptar las principales consecuencias sistemáticas de los
postulados fundamentales de la teoría de la acción final o finalismo”. En un sentido similar, ACEVEDO
en Derecho Penal General y Especial Panameño. Comentarios al Código Penal, Panamá, 2008, pp. 65 y
DE CASTRO DÍAZ, Código Penal. Comentarios sobre el nuevo Código penal, Panamá, 2009, cit., pág.
XX. De igual forma, MUÑOZ ARANGO, Algunas observaciones sobre los sistemas de la teoría del
delito y los códigos penales de 1982 y 2007, Centro de Investigación Jurídica, Facultad de Derecho y
Ciencias Políticas, Universidad de Panamá, Panamá, 2012, cit., pp. 300. En fin, en nuestro medio la
doctrina ha estimado que el código actual tiene orientaciones de orden finalista.
1021
Así, CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I, cit, pp. 254, sostiene que el finalismo potencia lo
subjetivo, al punto que esto puede dar lugar a lo que el connotado autor chileno denomina “derecho penal
del ánimo”. En este sentido, se le reprocha a la teoría en cuestión que existen conductas sin mayor
importancia, como podría ocurrir en el hecho de pasear, no obstante, ante el esquema de esta teoría parece
que no es posible excluirlos de la actividad final, tal como explica JAKOBS, Derecho Penal…, cit., pp.
166.
314
una cuarta parte, tal como está previsto en los artículos 88 y 89.
El texto penal que rige hoy sigue el mismo esquema que el estatuto derogado, es
decir, que tiene previstas las causas de exculpación en un apartado distinto de las causas
de justificación, de tal forma que el modelo no da lugar a realizar interpretaciones sobre
la naturaleza jurídica de las eximentes, puesto que el legislador ha sido enfático en este
sentido. Sin embargo, nos parece que la cuestión merece algunas consideraciones en el
caso del estado de necesidad, en atención a la posición que hemos asumido en este
trabajo, que se ha inclinado por la teoría de la unidad, de tal ejercicio nos ocupamos en
este epígrafe al momento de hacer referencia al estado de necesidad en derecho penal
panameño.
Por otro lado, el estatuto panameño tiene una parte especial la cual contempla
quince títulos en los cuales se advierten los siguientes delitos: contra la vida y la
integridad personal, contra la libertad, contra la libertad e integridad sexual, contra el
1022
ACEVEDO, Derecho Penal…, cit., pp. 84.
316
honor de la persona natural, contra el orden jurídico familiar y el estado civil; contra el
patrimonio económico; contra el orden económico; contra la seguridad jurídica de los
medios electrónicos; contra la seguridad colectiva; contra la administración pública;
contra la fe pública; contra la administración de justicia; contra el ambiente y el
ordenamiento territorial; contra la personalidad jurídica del Estado y contra la
humanidad.
1023
DE CASTRO DÍAZ, Código Penal..., cit., pp. XXVII y XXXI.
317
El Código penal de 1922 tenía señalada esta eximente dentro de las causas de
justificación, de manera que la introducción como causa de exculpación en el estatuto
de 1982 representó una innovación en nuestro medio1024.
1024
GUERRA DE VILLALAZ, Código Penal Comentado, Panamá, 2001, cit., pp. 41 y 42.
318
Para que tuviera lugar la obediencia debida, se precisaba que existiera una orden
derivada de una autoridad con competencia para tales efectos. Se trataba de una
cuestión de hacer o bien de no hacer. En atención a la fuente de la orden no era dable
que hubiese una discusión o ponderación por parte del subordinado, de tal modo que se
advertía una dependencia que tenía como sustento el ordenamiento1026.
Con todo, la orden no debería dar lugar a una palmaria infracción penal o que se
trate de un asunto cuyo cumplimiento resulte sumamente complicado de ejecutar, por lo
que se advierte el asunto no da ocasión a que el sujeto acate cualquier orden1029.
1025
GILL, Derecho Penal (Parte General), Panamá, 2004, pp. 250.
1026
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 251.
1027
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 251.
1028
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 251.
1029
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 251.
319
por último se cuenta con la obediencia reflexiva en la cual el agente tiene la obligación
de comunicar al superior la ilegalidad de la orden y en caso que se le reitere debe
acatarse, empero salva su responsabilidad en razón de la advertencia formulada1030.
1030
ARANGO DURLING, Derecho Penal. Parte General. Introducción Teoría Jurídica del Delito,
Panamá, 2014, cit., pp. 353.
1031
ARANGO DURLING, Derecho Penal…, cit., pp. 354.
320
Una vez revisados los aspectos esenciales de la eximente, nos detenemos en los
requisitos que tiene previsto la obediencia debida, en razón que sobre ellos puede recaer
el error.
Para que se materialice la eximente es necesario que conste, desde luego, una
orden de autoridad competente, lo cual implica una relación de subordinación1033. Es,
precisamente, este requisito el que ha lleva a ARANGO DURLING a considerar que
nuestra legislación tiene prevista la figura de la obediencia jerárquica y no debida, como
usualmente se le conoce1034.
1032
ACEVEDO, Derecho Penal…, cit., pp. 85.
1033
MEINI, Teoría Jurídica del delito en el Sistema Penal Acusatorio, Panamá, 2012, cit., pp. 111.
1034
ARANGO DURLING, Las eximentes de responsabilidad penal. Especial consideración al Código
Penal de 2007. Panamá, 2007, pp. 8. Así, sostiene que esta eximente aplica para servidores públicos, pues
en atención a su cargo se advierte subordinación, lo cual conlleva la necesidad de obedecer las
disposiciones que emite su superior. Tales consideraciones excluyen la aplicación de la eximente dentro
de relaciones domésticas, pues éstas no reúnen las características que precisa la figura que acapara nuestra
atención.
1035
En vías de determinar, las formalidades de la orden, siguiendo a ARANGO DURLING, en Derecho
321
sea en el fondo lícita, sino que cuente con los elementos necesarios para validarla, desde
el punto de vista formal1036.
El último de los requisitos dice relación con la naturaleza de la orden, dado que
no debe contener una palmaria infracción penal. Esta cuestión potencia la exigencia
abordada en el inciso que antecede, puesto que la orden, en el fondo, debe ser
ilegítima1038.
Penal…, cit., pp. 358, se advierte que es preciso haya competencia del superior para emitir la orden;
competencia del subordinado, en vías de darle cumplimiento; y la condición escrita de la orden, salvo que
por cuestiones de orden fáctico esto no pueda materializarse.
1036
MEINI, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 112.
1037
MEINI, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 112. Este autor sostiene que resulta inconcebible que se
constriña a la persona a que deba darle curso a una orden ilegitima, puesto que esto no se compagina con
un estado de derecho.
1038
MEINI, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 112.
322
En cuanto a la aplicación la eximente entre 1968 a 1989 Panamá vivió uno de los
episodios más lesivos de su historia, en atención a la dictadura militar que gobernó el
país. Después de la invasión de Estados a Panamá en diciembre de 1989 el régimen
militar fue desmantelado y luego se iniciaron sendas causas penales contra miembros
del estado mayor, en razón de delitos ocurridos durante los más de veinte años de
gobierno. Esto dio paso a que varios militares fueran enjuiciados por homicidios que
tuvieron lugar durante el aludido período. En no pocas oportunidades, los abogados
defensores invocaron la eximente de la obediencia debida, sin embargo, las peticiones
no fueron acogidas. La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia postuló para tales
efectos que le competía al militar que recibía la orden realizar una revisión del mandato
que se le dirigía. Así, en fallo de 3 de enero de 1995 el alto tribunal razonó así:
"O sea que la justificante no sólo requiere que el ejecutor del acto obre
convencido de que la orden es impartida por quien tiene facultad legal para
darla, sino que además es indispensable que lo haga convencido de que el acto
está comprendido entre sus deberes de subordinación. Si se cumple estos dos
presupuestos, queda al (sic) subordinado exento de responsabilidad debiendo
recaer ésta en el superior que impartió la orden delictuosa. ...Así que si la orden
se presenta evidentemente delictuosa el subordinado no está obligado a
cumplirla y si, a pesar de ello, la ejecuta, el mandato del superior no le sirve de
justificación."
1039
En la doctrina panameña se ha utilizado el término inculpante, para referirse al estado de necesidad
que excluye la culpabilidad. Sin embargo, no ha sido reproducido en este trabajo, en atención a que el
concepto correcto y, en consecuencia, empleado a lo largo de esta investigación es exculpante, pues éste
da lugar a inferir, claramente, que existen causas que enervan la culpabilidad. En adición, el vocablo
exculpante goza de aceptación en la doctrina.
1040
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 252.
1041
GUERRA DE VILLALAZ, Código Penal…, cit., pp. 42.
324
La redacción del texto no realizaba ninguna referencia a los bienes que podían
ser afectados dentro del marco de la eximente que nos atañe, tal cual acontece en la
legislación alemana en la cual el ejercicio excluyente se vincula con bienes muy
personales. Tampoco mencionaba la posibilidad de auxilio a terceros ni aludía a la
colisión de deberes.
En fin, la regulación del estado de necesidad en el CCP de 1982 nos parece era
demasiado abierta y sin parámetros claros para su entendimiento. En adición, vale
sostener que, en el caso de exceso razonable, se sugiere que la conducta debía ser
culpable, lo cual da lugar a restar ineficacia al exceso, el cual bien puede ocasionar la
aplicación de una rebaja, como ocurre en el código vigente o alguna otra circunstancia,
por ejemplo, la aplicación de las reglas del error.
males, sin embargo, en este sentido habría que estimar la gravedad del peligro, como
uno de los factores a considerar1042.
El núcleo duro de la cuestión gira en torno a la colisión entre bienes que sean
equivalentes o en el caso que se afecte un bien de mayor entidad. Las condiciones
necesarias para que tenga lugar esta modalidad de estado de necesidad son: 1) la
concurrencia de un mal inminente, de manera que se entiende debe ser real; 2) el bien
jurídico que se lesiona puede ser propio o ajeno; 3) inevitabilidad del mal, es decir, que
el sujeto no cuente con una opción; 4) los bienes enfrentados deben ser iguales; y 5)
falta de provocación del peligro1043.
1042
MEINI, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 113.
1043
GUERRA DE VILLALAZ/VILLALAZ DE ALLEN, Manual de Derecho…, cit., pp. 135 y ss.
1044
ARANGO DURLING, Derecho Penal…, cit., pp. 347.
1045
MEINI, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 114 y 115. Ahora bien, en el caso que la persona tenga el
deber legal de encarar algunos peligros, entonces estará en posición de arriesgarse en ciertas
oportunidades, tal como ocurre en caso de bomberos, empero ello no implica la obligación de sacrificarse.
326
bienes sobre los cuales es posible recibir amparo por vía del estado de necesidad
exculpante.
empleado este concepto. No obstante, nos parece que éste resulta insuficiente, en la
medida que puede dar lugar a interpretaciones muy restrictivas en torno a la aplicación
del estado de necesidad, puesto que puede dar ocasión a estimar se trata sólo de
cuestiones con reconocimiento expreso en la ley, en consecuencia, somos de la opinión
que debería emplearse un concepto más amplio. En este orden de ideas, nos resulta más
abarcador y, por ende, completo el término males, para realizar el ejercicio de
validación de la eximente.
En este orden de ideas, también habría que considerar que, en todo caso, las
consecuencias del error favorecen al autor, en atención a que la cuestión a examinar se
trata de la culpabilidad que es de carácter personal, lo cual daría lugar a establecer
responsabilidad sobre los partícipes, debido a la estructura de la ley. Esta situación no
resulta conforme al sentido común, puesto que la persona que adelanta diligencias más
importantes, termina exculpada y el resto recibe castigo.
1046
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 253.
1047
GILL, Derecho Penal…, cit., pp. 253.
1048
GUERRA DE VILLALAZ, Código Penal…, cit., pp. 43.
330
autor el asunto debe ser real y actual para que tenga lugar1049.
1049
ACEVEDO, Derecho Penal…,cit., pp. 87.
331
amenaza de un mal grave. Para lo que acá interesa, sin embargo, debe indicarse
que ambas formas del estado de necesidad exculpante no existen solamente si
quien actúa de manera típica y antijurídica es quien está sometido directamente
a coacción o a un peligro o amenaza de un mal grave. También puede existir un
estado de necesidad exculpante si quien actúa típica y antijurídicamente lo hace
debido a que quien sufre una coacción, amenaza o peligro de un mal grave es un
pariente o un allegado cercano. De la misma manera en que se contempla la
legítima defensa de un tercero, debe entenderse que también se prevé el estado
de necesidad exculpante para quien actúa típica y antijurídicamente debido a
las coacciones o amenazas de un mal grave sufridas por un pariente o un
allegado cercano, cuando esa situación extrema es la que lo motiva a apartarse
de lo preceptuado por las normas penales.
En el evento que el miedo sea imaginario la única salida que habría en nuestra
legislación será la posibilidad de recurrir a la atenuante analógica a la cual hemos hecho
referencia, puesto que en nuestro medio no consta eximente incompleta.
1050
MEINI, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 361 y 362. Con todo este autor afirma que la diferencia
entre el miedo y la coacción radica en que la segunda es ocasionada por un tercero, en tanto que el miedo
proviene de la naturaleza o de un hecho fortuito.
1051
MEINI, Teoría Jurídica del…, cit., pp. 117.
333
en el CPP. En realidad, nos parece que se trata de la única circunstancia que tiene
atributos exculpantes, puesto que acontece una circunstancia que incide sobre la
capacidad de la persona de decidir, en razón que tiene como fundamento la
inexigibilidad. En vista de esta consideración, el error sobre causas de exculpación en
la legislación panameña debería aplicar solo sobre el miedo insuperable.
También, sostiene el recurrente que Karina Carrión Warren actuó motivada por
una amenaza actual, grave e insuperable ejercida por un tercero y frente a un
miedo insuperable, serio, real e inminente de un mal mayor o igual al causado.
Supuestos que no se configuran en el caso que nos ocupa, pues tal como se
explicó en párrafos precedentes una vez Karina Carrión Warren logra quitarle
el cuchillo que Gwendolyn había buscado en la cocina no era necesario que la
lesionara con el mismo. No hubo amenaza grave e insuperable y tampoco se
334
probó el miedo insuperable, que haya motivado esa reacción hacia Gwendolyn.
SEGUNDA PARTE
1. CONCEPTO DE ERROR
En el plano de las ciencias jurídicas, el error dice relación con una percepción
desatinada, la cual acarrea como consecuencia la anulación de determinado acto
jurídico1055.
1052
Diccionario de la Lengua Española, tomo I, vigésima primera edición, Madrid, 1992, pp. 866. Este
diccionario también sostiene que el término error se deriva del latín error-oris.
1053
GARRIDO MONTT, Derecho Penal…, cit., pp. 118.
1054
MEINI, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 289.
1055
CABANELLAS DE TORRES, Diccionario Jurídico Elemental, 14ª edición, Argentina, 2000, pp. 149
expresa que el error anula determinado acto jurídico, si se relacionada con su objeto. Añade este autor que
el error se origina de un vicio del consentimiento de una de las partes, el cual se desprende de una percep-
ción equivocada. CABANELLAS DE TORRES se refiere al error de derecho y al error de hecho. En
cuanto al error de derecho manifiesta que se trata de la falta de conocimiento de la ley o la costumbre que
se considera obligatoria, de tal suerte que se incurre en esta modalidad de error cuando existe desconoci-
335
En cuanto a la concepción del error dentro del campo del Derecho penal, se
advierte que MUÑOZ CONDE establece que el error se verifica sobre algún elemento
del tipo o de la prohibición que contiene la ley. En esta dirección, la construcción del
error en materia penal se relaciona, por una parte, con alguno de los elementos que
configuran la conducta delictiva, o en torno a la prohibición del comportamiento por
parte de la ley1057. Aquí vale tener mente que el error debe ser probado por quien lo
aduce y que no cabe en casos evidentes, así como tampoco debe ser reconocido si la
persona tiene conciencia de la antijuricidad, como lo ha puntualizado el TS en num.
571/2016 de 29 junio que dice así:
miento de la ley, de un principio de orden legal o de carácter consuetudinario. En tanto que el error de
hecho es un conocimiento parcializado en cuanto a las personas o cosas, o sobre un suceso.
1056
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error sobre elementos normativos del tipo penal, Madrid, 2008,
pp. 140.
1057
MUÑOZ CONDE, El error en Derecho Penal, Argentina, 2003, pp. 13.
336
proceder incorrecto; y
b) no es permisible la invocación del error en aquellas infracciones cuya ilicitud
es notoriamente evidente, la STS. 11.3.96 (RJ 1996, 1906), afirma que no cabe
invocarlo cuando se utilizan vías de hechos desautorizadas por el Ordenamiento
Jurídico que a todo el mundo le consta están prohibidas pues sus ilicitudes
notoriamente evidentes”.
1058
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALAREÉ, Lecciones de Derecho, volumen II…, cit., pp.
243. Afirman que en materia penal se impuso durante un período extenso la distinción entre error de he-
cho y error de derecho, que es propia del Derecho civil. También FONTAN BALESTRA, Derecho Penal
General, tomo II, Buenos Aires, 1970, pp. 311, manifiesta que la distinción entre error de hecho y de
derecho proviene del Derecho romano, de manera que tiene una base civilista. En este mismo sentido,
SCHWEITZER, en El error de derecho en materia penal, Santiago, 1961, pp. 35, expresa que el origen
de la división error de hecho-error derecho se elaboró en el Derecho Romano. Añade que se estimó que
si el error tiene incidencia en los presupuestos que se exigen en el hecho, entonces, se entendía como
relevante, sin embargo, si la equivocación estaba relacionada con una regla de derecho no tenía repercu-
sión. BINDING en La Culpabilidad en Derecho Penal, traducción de CANCIO MELIÁ, Montevideo-
Buenos Aires, 2009, pp. 76, afirma que se desestimó el error de derecho, debido a que se consideró la ley
era más fácil de conocer, en tanto, que los hechos (factum), están expuestos a artificios relacionados con
el objeto. En adición, TRAPERO BARREALES en El error en las causas de justificación, Valencia,
2004, pp. 48 y 50 informa que se entendía que el sujeto aparecía vinculado al Derecho natural, por tanto,
se consideraba existía una presunción dirigida a conocer la ley por parte del individuo, por ende, el error
de derecho no podía beneficiar a la persona. También ZAFFARONI en Manual de Derecho Penal, Parte
General, Argentina, 2006, pp. 411 sostiene que desde la Edad Media se excluía el error de derecho y sólo
el error de hecho tenía la virtualidad de relevar la culpabilidad. En esta dirección, cita Las Partidas, ley
20, título I, parte. 1ª como instrumento jurídico que no reconocía importancia al error de derecho. El
mencionado autor argentino explica que dicha postura se radicalizó en la jurisprudencia durante el estado
bonapartista. Las consecuencias que se derivaban de la clasificación error de hecho y error derecho tuvie-
ron repercusión en algunos textos legales. Así FONTAN BALESTRA, Derecho Penal…, cit., pp. 311,
asegura que en el Código penal argentino se acogieron los efectos que se generaban a partir del error de
hecho, no obstante, se dejaron de lado las consecuencias del error de derecho, las cuales se estimaron
carentes de relevancia. De igual forma, en el Código penal panameño de 1982 se disponía que el desco-
nocimiento de la ley no eximía su cumplimiento. Aquí también hay que puntualizar que en la legislación
española, se le reconoció relevancia al error en cuanto al conocimiento del derecho no hace tanto tiempo,
sino hasta la Ley O.8/1983 que reformó el Código penal español, como apunta LUZÓN CUESTA, en
Compendio de Derecho…, cit., pp. 94. En Panamá, el Código penal de 2007 reconoció la figura del error
de prohibición.
337
dirección, se advierte que, si el origen del error tenía como base un aspecto fáctico, se
trataba de un error de hecho. No obstante, si el punto de partida era un tema jurídico, se
consideraba se estaba frente a un error de derecho1059.
Ahora bien, cabe puntualizar que la exclusión del error de derecho fue matizada,
en atención a que se reconoció el error de derecho extrapenal. En ese sentido, si el error
se relacionaba con normas que no eran penales, verbigracia civiles, mercantiles, por
mencionar algunas, se trata de un error extrapenal que podía ser reconocido, claro está,
según las circunstancias del caso1060.
1059
COBO DEL ROSAL/VIVES, Derecho Penal…, cit., pp. 507.
1060
SCHWEITZER, El error de…, cit., pp. 36 y 38. Este autor sostiene la posición que reconoce
relevancia al error de derecho extrapenal ha sido censurada, debido a que el sistema jurídico debe
entenderse de manera unitaria, sin que sea necesario realizar distinciones entre el ordenamiento penal y
extrapenal. Además, ocasionaría serias discrepancias e inseguridad jurídica, pues las interpretaciones
podrían variar en grado superlativo, pues en algunos casos se podría entender que determinado asunto
corresponde a un error de derecho extrapenal y en otros supuestos no.
1061
ZAFFARONI, Manual de Derecho…, cit., pp. 411.
1062
Una referencia a los elementos descriptivos y normativos del tipo la expone MIR PUIG en Derecho
Penal, …, cit., pp.240 y 243. Así, manifiesta en torno a los primeros que comunican una realidad de orden
natural que es posible percibir por medio de los sentidos, como por ejemplo en el delito de homicidio en
el Código penal español en el que “matar” y “otro” constituyen elementos descriptivos. Mientras que los
elementos normativos son aquellos que se refieren a un contexto motivado por una norma jurídica o de
carácter social. Conforme a la noción de MIR PUIG cabe distinguir entre elementos normativos jurídicos
338
“En relación con esta inevitabilidad el legislador ha tenido que optar entre dos
principios: el principio del "conocimiento", que derivaría de la teoría del dolo, es decir
del conocimiento de la antijuricidad; y el principio de la "responsabilidad ", o de la
posibilidad de ese conocimiento, "es decir de la teoría de la culpabilidad”. Así,
conforme al principio de la responsabilidad las personas serán responsables por la
corrección de sus decisiones dentro de los límites de su capacidad ético- social. De esta
manera la punibilidad del error evitable tiene lugar porque el autor pudo haber tenido
la conciencia de la antijuricidad que realmente no tuvo al ejecutar el hecho, es decir
y elementos normativos sociales. En torno a este tema FAKHOURI GÓMEZ, Delimitación entre error de
tipo y de prohibición. Las remisiones normativas un caso problemático, Navarra, 2009, pp. 56 y 57,
sostiene que la doctrina considera que M.E. MAYER fue quien “descubrió” los elementos normativos, sin
embargo, expone que el término elemento normativo se ubica en la obra de KOHLRAUSCH. Los
elementos normativos se distinguían por los siguientes aspectos: 1) no son perceptibles a través de los
sentidos; 2) son elementos de la antijuricidad; y 3) estaban sujetos a valoraciones no descriptivas.
1063
BACIGALUPO ZAPATER, en Teoría y Práctica…, cit., pp. 691 y 695. Este autor manifiesta que los
elementos normativos se relacionan con un error de derecho, empero se encuentran sometidos a la
regulación de las circunstancias que componen el tipo penal. Este autor agrega que se determinó la
distinción entre errores de hecho y de derecho era inadecuada, pues los elementos normativos se
estimaron como parte del tipo penal. De esta forma, destaca BACIGALUPO ZAPATER que dentro del
tipo se hallan aspectos fácticos y normativos, por ende, el conocimiento del dolo no sólo estriba en
elementos de orden fáctico o de hecho, sino también en temas normativos.
1064
FAKHOURI GÓMEZ, Delimitación entre…, cit., pp. 56.
339
La teoría del dolo gozó de gran aceptación en Alemania entre los años veinte y
treinta. También fue seguida por la doctrina y la jurisprudencia española, si bien en el
presente, la teoría de la culpabilidad se ha impuesto tanto en España como en
Alemania 1065 . Seguidamente, nos ocuparemos de las teorías del dolo de raigambre
causalista.
De entrada, debemos señalar que la teoría del dolo presenta una visión uniforme
en torno a las consecuencias del error, por tanto, también se le conoce como teoría
unificadora, dado que no establecía distinciones entre la naturaleza del yerro. Así,
SANCINETTI sostiene que para la teoría del dolo cualquier error tiene como
consecuencia la exclusión del dolo y permite la sanción por culpa, desde luego, si está
prevista esa modalidad en el tipo subjetivo del delito. A juicio de este autor, esta
situación da lugar a una regulación de carácter unitaria1066.
Para la teoría del dolo, es preceptivo que el agente cuente con conocimiento de
la condición antijurídica del hecho. El dolo se analiza en la culpabilidad y se entiende
como dolus malus, debido a que se demandaba el conocimiento de la antijuricidad
desde el inicio1067.
1065
FAKHOURI GÓMEZ, Delimitación entre…, cit., pp. 186.
1066
SANCINETTI, Casos de Derecho Penal, 2ª edición, Buenos Aires, 1991, pp. 162.
1067
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 25 y 26. Este autor sostiene que para los partidarios de la
teoría del dolo el conocimiento de la antijuricidad debe tener la misma importancia que la noción de
cualquier otro elemento que integre el tipo delictivo, es decir, es un elemento descriptivo o normativo.
340
modalidad1068.
En cuanto a las críticas dirigidas contra la teoría estricta del dolo, OLAIZOLA
NOGALES, citando a WELZEL, expone las principales censuras que este autor dirige
contra la mencionada teoría, las cuales se detallan a continuación: 1) La teoría en
cuestión pierde de vista que el dolo es objeto de reproche de la culpabilidad, por ende,
no es parte de ésta. Además, afirma que la conciencia de la antijuricidad sólo constituye
un elemento de reprochabilidad. 2) El dolo requiere del conocimiento de los elementos
del tipo al tiempo en que ocurre el hecho. Sin embargo, la teoría estricta del dolo
también precisa de ese conocimiento para los efectos de la antijuricidad, lo cual da lugar
a concluir que los delitos dolosos, bajo esta concepción, serían muy pocos. Así, se
destaca que el dolo y el conocimiento del injusto necesitan de dos formas diferentes de
conciencia, el dolo requiere de un conocimiento actual al tiempo del hecho, en tanto,
que para el segundo supuesto basta una noción inactual. 3) Se considera que la sanción
por imprudencia que tiene ocasión conforme a la teoría objeto de atención da pie a la
transformación de una conducta dolosa en una culposa1070.
La teoría estricta del dolo también ha sido censurada, en razón de la noción que
presenta en cuanto al conocimiento de la antijuricidad. Así, MUÑOZ CONDE sostiene
que la tipicidad y la antijuricidad son elementos del delito, sin embargo, tienen sus
particularidades que los hacen distintos unos de otros, por tanto, no es posible atender a
un criterio unitario de ponderación para el conocimiento. Explica que el dolo se
encuentra vinculado, esencialmente, con la tipicidad y no se relaciona con la noción de
antijuricidad. En este sentido, cita el caso de un sujeto que sale de caza y dispara contra
una persona, pues la confunde con una pieza de caza y la situación de un integrante de
1068
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 25 y 26.
1069
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 26.
1070
OLAIZOLA NOGALES, El Error de Prohibición-especial atención a los criterios para su apreciación y
para la determinación de su vencibilidad e invencibilidad, Madrid, 2007, pp. 36.
341
la policía que dispara contra una protesta pacífica, debido a que estima que cumple con
su deber1071.
En relación con el conocimiento que exige la teoría estricta del dolo, en torno a
la tipicidad y la antijuricidad, igualmente, se advierten reproches. En este sentido,
MUÑOZ CONDE sostiene que la noción de los elementos que integran la tipicidad
necesita de una formulación visual, en el caso de los elementos descriptivos del tipo; o
de una percepción social o jurídica para los elementos normativos. No obstante, para el
conocimiento de la antijuricidad se precisa de connotaciones más acabadas, pues es
necesario asimilar las normas de conducta que forman parte de la sociedad, de ahí que
no sea correcto exigir valoraciones idénticas para ambas categorías del delito. En esta
línea de pensamiento, se ha sostenido que acreditar el conocimiento exigido por la teoría
del dolo resultaba complicado dentro del plano probatorio1073.
1071
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp 26 y 30.
1072
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp.26 y 30.
1073
SABORIT, Error Iuris. El conocimiento de la antijuricidad y el artículo 14 del Código penal,
Barcelona, 2000, pp. 36.
1074
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 26 y 30. En este sentido, SABORIT, Error Iuris…, cit., pp.
342
36, afirma que para superar la problemática de la impunidad se planteó la elaboración de cláusulas
abiertas que permitieran el castigo de la imprudencia.
1075
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp 32.
1076
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 33.
1077
La elaboración de esta teoría se le atribuye a HANS WELZEL, quien en su obra El Nuevo Sistema…,
cit., pp. 173 y 174, manifiesta que el reproche de la culpabilidad lo constituye la motivación de voluntad
antijurídica. Esto es así, porque el agente pudo tener conciencia de la antijuricidad de su conducta y en
razón de ello abstenerse de adelantar el comportamiento. Este autor sostiene que tiene lugar la
antijuricidad, sin que sea determinante la conciencia de tal condición al tiempo en que ocurre el hecho.
1078
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 34 y 36.
343
La teoría estricta de la culpabilidad estima que todo yerro relacionado con las
causas de justificación, bien en la existencia o en los presupuestos, ocasiona errores de
prohibición, ya sea vencible o invencible, según las particularidades de cada caso1080.
1079
MIR PUIG, Derecho Penal …, cit., pp. 566.
1080
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 40.
344
de tipo 1081 . Esta posición tiene relevantes repercusiones, puesto que en caso que se
considere vencible el error, habría posibilidad de castigar, sólo si la ley tiene registrada
la modalidad imprudente del tipo penal.
1081
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., pp. 41.
1082
Sobre la teoría de los elementos negativos del tipo ROXIN en Derecho Penal…, cit., pp. 284, expresa
que las causas de justificación dan lugar a que los elementos del tipo adquieran una condición negativa.
Agrega que las descripciones de los tipos previstos en la parte especial deben corroborarse de forma
positiva con el fin que tenga ocasión el tipo. Sin embargo, en el supuesto de las causas justificantes
ocurre una cuestión inversa, pues que frente a la convergencia de éstas se anula el tipo. ROXIN afirma
que la teoría que acapara nuestra atención, arriba a la conclusión que las causas de justificación dejan sin
efecto, no sólo la antijuricidad, sino también el tipo. En este sentido, tipicidad y antijuricidad confluyen
en un tipo conjunto de injusto. Se advierte que la teoría de los elementos negativos del tipo implica un
sistema binario del delito, de tal modo que en el supuesto que acontezca la acción, sólo se precisa de la
concurrencia de injusto típico y la culpabilidad. Según esta teoría los errores relacionados con las causas
de justificación constituyen yerros de tipo, en atención a la concepción del delito que se plantea. En
efecto, la teoría de los elementos negativos del delito, como anota AGUDELO BETANCUR en Curso de
Derecho Penal, Santafé de Bogotá-Colombia, 2002, pp. 81 y 82, dio lugar a una concepción bimembre
del delito. En la medida que la tipicidad y la antijuricidad formaban, para esta teoría, un solo elemento
del delito, mientras que la culpabilidad se encontraba en el otro extremo. En torno a la teoría de los
elementos negativos, nos parece que la solución que propone en cuanto a los presupuestos de las causas
de justificación, a los que considera como errores de tipo es correcta, como oportunamente expondremos
al tiempo de analizar la figura del error de tipo. No obstante, debemos expresar que la estructura del
delito que formuló tal teoría no toma en cuenta las condiciones particulares que existen en los elementos
del injusto, esto es la tipicidad y la antijuricidad, los cuales no aconsejan ubicarlas dentro de un mismo
contexto las particularidades de cada cual, de modo que, desde esta perspectiva, estimamos que no se
trata de una postura adecuada.
345
4. TOMA DE POSICIÓN
1083
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., páginas 39 y 40.
1084
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., página 38.
1085
MUÑOZ CONDE, El error en…, cit., páginas 38 y 48.
346
1. EL ERROR DE TIPO
Es probable que el sujeto no conozca los elementos que integran el tipo penal,
esto es, por ejemplo, las condiciones del sujeto pasivo, que en ocasiones son relevantes
para que se configure el tipo penal. Esto es importante, pues las concepciones erradas de
la persona pueden incidir bien en la tipicidad, ya sea por vía de la exclusión del dolo, o
referirse a algún otro elemento del delito. En razón de los referidos yerros tienen lugar
instituciones como el error de tipo y también el error de prohibición, del cual nos
ocupamos en capítulos diferentes1086.
1086
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 328 y 330. Estos autores afirman que en el
error de tipo el agente no tiene conocimiento de uno de los componentes a los cuales se extiende el dolo.
También sostienen que, en Alemania, el Pleno de la Sala de lo Penal a través de sentencia 18.3 1952
acogió la postura que reconoce tanto el error de tipo, como el error de prohibición
1087
Una descripción más precisa de la cuestión es proporcionada por DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El
error sobre…, cit., pp. 149 quien manifiesta que el error de tipo consiste en la carencia de conocimiento o
el errado conocimiento de los aspectos que forman parte del tipo penal.
Por otro lado, el TS mediante resolución identificada como ATS de 6 de abril de 2006 ha sostenido en
cuanto al alcance de la figura en estudio lo siguiente: “Resulta así carente de todo fundamento la
invocación hecha por el recurrente de error de tipo, que se caracteriza, conforme al art. 14 de CP y tal
como dice la Jurisprudencia de esta Sala por recaer en un elemento constitutivo de la infracción
criminal, que conduce a que el sujeto no sepa que está realizando un tipo delictivo”. En fallo de 13 de
abril de 2016 el TS, mediante resolución número 307 sostuvo: “Pues bien, el error sobre un elemento
objetivo del tipo penal es un error de tipo y no un error de prohibición, dado que el acusado sabe que el
transportar drogas o sustancias estupefacientes o psicotrópicas como la que se le intervino es una
conducta penalmente ilícita, según se desprende de la forma en que la transportaba oculta en el aparato
digestivo”.
348
Con respecto al dolo es necesario que se verifique sobre todos los aspectos que
conforman el tipo objetivo. Así, como referencia primera se tienen los elementos del
mundo externo, debido a que son inmediatamente perceptibles. En este sentido,
1088
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALAREÉ, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 244.
1089
CURY URZÚA, Derecho Penal tomo I…, cit., pp. 301.
1090
ZUGALDÍA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho Penal. Parte General, 3ª edición,
Valencia, 2016 , pp.493 y 494.
1091
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 458.
1092
ZUGALDÍA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 513 y 514.
349
El autor debe reconocer el conjunto de elementos que integran el hecho que está
previsto en el tipo penal y también querer su realización. Esto implica que el criterio
subjetivo de imputación necesita de conocimiento y voluntad del autor en cuanto a la
realización del comportamiento previsto en el tipo1094.
También debe tenerse presente que el error debe acreditarse por quien lo aduce,
así ha sido señalado por la jurisprudencia del TS (vid., por todas ATS de 20 de
noviembre de 2008)1095.
En fin, el error de tipo conlleva falta de conocimiento por parte del sujeto en
torno a los componentes del tipo. Esto significa que el error de tipo no versa sobre falta
1093
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 316 y 318.
1094
BINDER, Introducción al Derecho Penal, Buenos Aires, 2004, pp. 147.
1095
En torno al tema aludido, el alto tribunal español razonó así: “C) Como en reiteradas ocasiones lo
tiene establecido esta Sala, la apreciación de error, en cualquiera de sus modalidades, requiere su
acreditación. En el caso presente, no ha ocurrido así, y, aún, es más, el Tribunal de instancia ha
desechado la falta de conocimiento por parte del acusado del contenido en droga de la maleta que
portaba consigo conforme a razonamientos acordes con las reglas de la lógica. Fundamentalmente, a
preguntas del Ministerio Fiscal, el recurrente manifestó que hacía de correo de droga para tercera
persona, aunque luego, a preguntas de su defensa, afirmó que ignoraba que transportase droga y que él
creía que sólo había, en el interior de la maleta, ropas para un negocio que pretendía montar”. Una
situación similar se observa en la Sentencia 183 de 4 de marzo mediante la cual el TS consideró que no
prosperaba el error, en atención a que el acusado tenía una estrecha relación con la menor afectada, de tal
modo que esto le permitía formarse una noción de la edad de la víctima, por ende, el pretendido error no
había sido acreditado por su defensa.
De lo expuesto, se concluye que se trata de un tema abordado por el referido tribunal en varias
oportunidades. No en vano el extracto citado sostiene que “en reiteradas ocasiones”, se ha ocupado del
asunto en los mismos términos, es decir, en el sentido que el error debe ser demostrado por quien lo
invoca.
350
de noción en torno al carácter antijurídico del comportamiento, pues esto se trata de otra
modalidad de error, concretamente, el de prohibición.
Sobre el error vencible se estima que, si bien el sujeto incurre en una percepción
errada, se encontró en posición de evitar el resultado. Así, se está frente al error vencible
en el caso que la equivocada representación del agente hubiese podido evitarse con
mayor diligencia por parte de la persona1098.
1096
En cuanto a los efectos del error de tipo vencible el TS en la Sentencia de 20 de marzo de 2001
señaló lo siguiente: “Si el médico actuó ignorando la inexistencia del producto que incluía en su fórmula
magistral -lo que resulta verdaderamente asombroso-, es decir inducido de una forma u otra por las
personas que planeaban beneficiarse de su error utilizando las recetas falseadas para defraudar a la
Seguridad Social, incurrió en un error de tipo (error sobre un hecho constitutivo de la infracción penal) y
si atendidas las circunstancias del hecho y la personalidad del autor (art. 14.1º del Código Penal 1995),
el error fuera vencible, como sucede en el caso actual según se ha razonado ya extensamente en el
análisis de anteriores motivos, la infracción debe ser sancionada como imprudente, -siempre que el
correspondiente tipo imprudente esté expresamente previsto- que es precisamente lo ocurrido en el caso
actual”.
1097
REQUEJO CONDE, La legítima defensa…, cit., pp. 444 y 443. Aquí conviene destacar que la
cuestión también se relaciona con la situación de las personas inimputables. En este caso el error se trata
de la conducta delictiva cometida por un sujeto, en razón de un error, el cual tiene como antecedente un
padecimiento psíquico De entrada, parece que el asunto se reconduce a la aplicación de medidas de
seguridad, puesto que el sustrato de la cuestión es una errática apreciación del contexto en atención a la
enfermedad que aqueja al agente; empero otros estiman se trata de un error de tipo, dado que el artículo
14.1 del CPE se refiere a condiciones particulares del sujeto, entre las que destacan los padecimientos
como el que nos ocupa. Además, si concurren circunstancias que pasan por aspectos vinculados con
cuestiones fuera de los parámetros del padecimiento del agente, entonces puede considerarse que
concurre algún error tanto vencible como invencible, según las condiciones del caso.
1098
LUZÓN CUESTA, Compendio de 4ª edición…, cit., pp. 375. En este mismo sentido, MUÑOZ
CONDE, Teoría General…, cit., pp. 77. Este autor considera que el error vencible dice relación con uno
de los hechos que constituyen la conducta establecida en el tipo penal. Agrega que si se trata de un error
vencible es posible la sanción por vía de culpa o imprudencia, si se encuentra así previsto en la ley.
También VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ en su obra Derecho Penal, Parte General, Bogotá, 1995, pp. 375,
afirma que el error vencible es el que pudo haberse evitado si es que el agente hubiese empleado la
diligencia correspondiente.
351
El error tipo vencible dice relación con la falta de cuidado del agente al tiempo
en que acontece la conducta contraria a derecho; en consecuencia, el comportamiento
no puede ser reputado como doloso, en atención a que no se trata de un resultado
deseado por el agente, de manera que, en su caso cabe castigo por imprudencia, si así lo
permite la ley y si el tipo penal tiene registrada tal modalidad.
1099
En el fallo citado el alto tribunal español consideró lo siguiente: “Los hechos expuestos
determinaron la correcta aplicación del tipo de abuso sexual, con abuso superioridad, de los arts. 181.3 y
182 CP sin violencia e intimidación.
El FD 2º de la sentencia expresó que no se entendía acreditado que el acusado creyera estar realizando
una conducta distinta a la que realmente ejecutaba o que pudiera creer que la relación sexual era
consentida atendiendo a la declaración de la víctima, quien reiteró en diversas ocasiones su voluntad
contraria, siendo irrelevante la falta de un idioma común ya que una negativa es fácilmente
comprensible por personas de lenguas, incluso de culturas diferentes”.
1100
MEINI, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 297 y 299.
352
En este caso el yerro del agente recae en el objeto material que aparece descrito
en el tipo penal. Se considera que este tipo de yerro no acarrea mayores consecuencias.
Sin embargo, se reconoce su relevancia en determinados supuestos. Así, se estima que
este error tiene trascendencia en el caso de bienes jurídicos distintos, en atención a que
las afectaciones son diferentes1102.
1101
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 49. También se pronuncia en esta dirección, LUZÓN
CUESTA, Compendio de, 4ª edición…, cit., pp. 98 y 99. Este autor explica que en el error de tipo
invencible no sólo da lugar a que falte el dolo, sino que también ello se aplica para la culpa, lo cual,
evidentemente, acarrea como consecuencia la imposibilidad de aplicar algún tipo de castigo.
1102
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 77. Plantea el siguiente ejemplo con el fin de potenciar
el aserto que sostiene este tipo de error no acarrea, en principio, mayores repercusiones: “...es irrelevante
que A se apodere del automóvil de B creyendo que era propiedad de C, o que mate a D en lugar de a E, o
que detenga ilegalmente a F porque lo confunde con G.
1103
MIR PUIG, Derecho Penal …, cit., pp. 283.
353
En relación con lo expuesto en el inciso que antecede, se estima que este caso
debe resolverse por medio de la aplicación del dolo, dado que el escenario permite
establecer ánimo de matar, e incluso en el caso que se advierta algún error. Además, la
variación entre una persona y otra, conforme a este supuesto es de poca relevancia para
sostener la imputación por una vía diferente al dolo1104.
1104
ROXIN, Derecho Penal…cit., pp. 506 y 507. En relación a este punto ROXIN cita el ejemplo en el
cual una persona llama por teléfono con el fin de injuriar a otra, no obstante, una persona distinta atiende
la llamada y recibe las ofensas. En este supuesto, el tribunal alemán encargado de la causa reconoció
injurias consumadas. Sin embargo, coincidimos con ROXIN en el sentido que en este caso el error cobra
vigencia, pues el ilícito de injuria implica una lesión particular, dado que afecta el honor de una persona
determinada, luego ante una situación como la que se presenta no es posible reputar que ha tenido lugar la
conducta contraria a derecho mencionada, en vista que las injurias no estaban dirigidas a quien respondió
la llamada.
1105
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal…, cit., pp. 287.
354
en otros casos puede que la situación sea distinta, por ejemplo, plantea el caso en que A
induce a B a matar a C, no obstante, B se equivoca y mata a un perro, lo cual da lugar a
que el inductor sea castigado por tentativa, en tanto, que el inducido por delito
imprudente1106.
Una situación distinta a la planteada hasta aquí, ocurre en el caso que los objetos
sobre los cuales recae la acción sean heterogéneos, dado que en este supuesto es posible
apreciar tentativa en torno al ilícito que se pretendía cometer y delito imprudente por la
conducta que en efecto se materializa. De este parecer es MUÑOZ CONDE, quien
expone el caso en el cual se quiere matar al perro del vecino, no obstante, se mata al
vecino. En este caso el error dará lugar a un concurso entre el delito que el sujeto
pretendía realizar, tentativa de daños y el resultado llevado a cabo por imprudencia, esto
es la muerte del vecino1108.
En este tipo de error, el resultado se realiza sobre un objeto distinto al que había
previsto el autor, se trata, como afirman JESCHECK/WEIGEND de un error sobre la
meta a la cual dirigía su propósito el agente1109.
1106
CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal, volumen II…, cit., pp. 302.
1107
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 507 y 508.
1108
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 77.
1109
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 335.
355
formula el individuo1110.
Siguiendo con lo expuesto, MIR PUIG estima que la figura que acapara nuestra
atención se distingue del error en el objeto, pues no implica una confusión en la persona
u objeto, dado que aquí acontece una equivocación en el ataque. Para ilustrar su
posición formula el siguiente caso: el agente tenía conocimiento que dirigía su arma
hacia donde estaba Pedro y conocía de la identidad de este, sin embargo, no acierta a
impactar en el blanco y el disparo hiere a una persona diferente a Pedro1111.
1110
Con respecto al sentido de esta figura en sentencia de 7 de febrero de 2002 el TS sostuvo que: “El
supuesto enjuiciado constituye una modalidad de error de tipo denominada aberratio ictus o error en el
golpe en el que el objeto lesionado es distinto al que se quería lesionar”. Recientemente, la Audiencia
Provincial de Bilbao mediante sentencia de 12 de marzo de 2014 expresó: “No se desea directamente el
resultado lesivo hacia la persona que ha resultado dañada, pero el ánimo de lesionar existe, por lo que la
equivocación no influirá en la culpabilidad si en lo esencial, el dolo, la representación del resultado, la
intención o el deseo del sujeto activo del hecho se mueve en la esfera prevista para el ilícito criminal
objeto de acusación”.
1111
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 283 y 284.
1112
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 285 y 286.
356
Sobre las consecuencias de esta modalidad de error, hay que destacar que por vía
de la interpretación tribunalicia el TS, en torno a bienes jurídicos idénticos, ha expuesto
mediante STS de 4 de diciembre de 2009 que: “Esta Sala -confrontar Sentencias
612/2001, de 29 de marzo, 1472/2001 de 11 de julio y 148/2002, de 7 de febrero - tiene
declarado que el error en el golpe o aberratio ictus, consecuencia de una falta de
acierto en la dirección del ataque, bien por falta de puntería o porque un tercero se
interpone en la trayectoria, resulta irrelevante o intrascendente si existe identidad en el
bien jurídico protegido”.
1113
LUZÓN CUESTA, Compendio de Derecho 4ª. edición…, cit., pp. 106.
1114
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 493.
1115
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 285.
1116
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 492.
357
hace falta el dolo, por ende, solo es posible considerar tentativa de homicidio ante el
caso de la persona a la cual se pretendía lesionar y homicidio culposo ante la persona
que falleció. ROXIN sostiene que esta teoría es la que sigue la doctrina dominante. Así,
cita el ejemplo en el cual una persona intenta agredir a otra, empero por un error alcanza
a alguien diferente. En relación al individuo que resulta lesionado se infiere que no
existe dolo, de tal suerte que solo es posible advertir una tentativa de homicidio en
cuanto a la persona que se tenía en mente lesionar, y por otro lado un homicidio
imprudente en cuanto a la persona que resultó ultimada1117.
1117
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 492 y 493.
1118
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 493.
358
del curso causal, en los términos que se explican a continuación por medio de un caso.
ROXIN formula el supuesto que una persona dispara contra otra, empero yerra en su
cometido, de tal modo que la bala golpea varios objetos y por último impacta a una
persona a quien no había previsto lesionar y al final esta muere. Ante este ejemplo
cabrá apreciar tentativa de homicidio frente al sujeto al cual se pretendía matar, empero
el resultado de muerte de la persona fallecida se debe considerar impune1119.
También es posible que concurra dolo eventual sobre la modalidad de error que
nos ocupa. ROXIN expone el caso de un sujeto quien pretende disparar contra otra
persona y observa que existe un individuo cerca, el cual es susceptible de ser alcanzado
por los proyectiles, sin embargo, se efectúan las detonaciones, de tal suerte que se le
causa la muerte al individuo que estaba próximo a la persona a quien se pretendía matar.
En este contexto, conforme a la teoría de la concreción, debe apreciarse homicidio
doloso, (por dolo eventual), ante la muerte del individuo y también se está ante
homicidio en grado de tentativa frente a la persona a la cual se le quería matar desde el
principio. En tanto, la teoría de la equivalencia sólo verá en este caso un homicidio
consumado1120.
1119
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 493.
1120
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp 493.
1121
En cuanto al dolo eventual, conviene tener en mente con CURY URZÚA, Derecho Penal, tomo I…,
cit., pp. 309 que en este caso el sujeto se presenta la realización del resultado como una consecuencia
posible de su comportamiento y acepta la misma dentro de su voluntad, en el evento que se realice.
Añade el citado autor que en este caso el sujeto acoge como una cuestión probable y no rechaza las
consecuencias de su conducta y no hace nada por evitarla.
359
el golpe, empero eso no implica que el hecho no deba ser castigado, de tal suerte que
cabe tentativa de homicidio, puesto que se realizaron las diligencias para llevar a cabo el
ilícito, empero, no se perfeccionó por un asunto que escapó de las manos del agente.
Dentro del tema que nos ocupa, debemos considerar el plan del hecho que se
trazó el autor, es decir, el esquema que elaboró el agente y sus propósitos. Así, ROXIN
ejemplifica el asunto y sostiene que esto ocurre en el caso que alguna persona pretenda
matar a otra, empero falla en su cometido, de manera que la bala que ha disparado
alcanza a otro sujeto que no estaba dentro del plan inicial del hecho. En este caso, en
atención a la estructura del plan del hecho, el autor será castigado por homicidio
culposo en lo que corresponde a la persona que ha muerto1122.
1122
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 494.
1123
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 495 y 496.
1124
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 495.
360
Con relación a las consecuencias de la figura que nos ocupa, se estima que, si el
desvío no es esencial, entonces, el asunto es irrelevante, por ende, se estaría frente a un
delito consumado. En sentido contrario, podría tener ocasión la tentativa en el caso que
la persona que fue herida por un disparo, fallezca en razón de la mala práctica médica,
lo cual también ocurre en el supuesto del accidente de la ambulancia mencionado, pues
no puede serle imputado al autor el resultado de muerte, dado que esto aconteció por
circunstancias que estuvieron fuera del alcance del sujeto, de modo que ante estos
supuestos el desvío es importante1126.
Dentro de otro orden de ideas, también puede ocurrir que la variación del rumbo
1125
ZUGALDÍA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 529.
1126
STRATENWERTH, Derecho Penal…, cit., pp. 156.
1127
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 77 y 78.
361
1128
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp.285.
1129
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 285.
1130
STRATENWERTH, Derecho Penal…, cit., pp. 158. Algunos ejemplos son utilizados para exponer
este tema. Así, este autor sostiene que desde los años 1795 y 1819 se tenían noticias de casos en los cuales
los autores actuaron con dolo, al tiempo que propinaron varios golpes a víctimas, en un supuesto; en
tanto, que en otro se apretó el cuello de la persona afectada con el propósito de asfixiarla y luego en
ambos supuestos pretendieron simular suicidios, por ende, colgaron a las víctimas, lo cual al fin y al cabo
provocó la muerte en los dos incidentes. STRATENWERTH refiere que en los anales de la jurisprudencia
se tiene el caso de una mujer a la cual se le tapó la boca con arena, para evitar que gritara, luego de lo cual
se consideró había perdido la vida, de manera que fue arrojada a un colector de estiércol. Este autor
explica que en el dolus generalis la acción primaria caracterizada por el dolo, no da lugar, al menos de
forma instantánea al resultado, mientras que la acción que si ocasiona el desenlace querido no está
362
También importa tener presente el plan del hecho, para realizar las
delimitaciones en el dolus generalis. Así, en el caso que “A” adelante todas las
diligencias para matar a “B” y luego de ello lo entierra, creyéndolo muerto, empero
resulta que este solo se encuentra inconsciente. Al final “B” muere, es cierto por una
manera distinta, no obstante, “A” logró su cometido, es decir, el plan inicial se ha
cumplido, sin que haya mayor alteración del curso1135.
1134
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 498 y 499.
1135
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 499 y 500.
1136
ROXIN, Derecho Penal…,, cit., pp. 500.
364
De igual forma, habría que tomar en cuenta el caso en el cual el sujeto, al tiempo
de la comisión del delito, ingresa a un estadio de inimputabilidad. En este supuesto, se
considera el delito en su modalidad dolosa y consumada, pues se colige que el autor ha
llevado a cabo su plan. Sin embargo, es necesario tener presente que el agente debe ser
imputable al tiempo que inicia la realización del comportamiento, puesto que, de no ser
así, por ejemplo, porque se encontraba en un estado de inimputabilidad en la etapa de
1137
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 501.
1138
ROXIN, Derecho Penal…,cit., pp. 502 y 503.
1139
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 502. Nos parece acertada la posición defendida por ROXIN,
máxime desde la perspectiva que se plantea para sustentar su tesis, puesto que ante tal panorama queda
claro que el plan del hecho en todo momento estuvo motivado a causar la muerte. Es cierto que el
desenlace se anticipó, sin embargo, esto no descarta la consumación del plan del hecho que originalmente
previó el agente.
365
Hasta ahora se han tratado cuestiones relacionadas con el error de tipo desde la
perspectiva del error directo, es decir, en el caso que la persona no tiene noción de
alguno de alguno de los elementos que integran el tipo. Sin embargo, también se
advierte el error en el cual el agente considera, de manera errada, que en su conducta
concurre un elemento que forma parte del tipo, a lo cual se le denomina error inverso o
al revés.
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO afirma que este tipo de error consiste en que en
el agente existe una creencia errónea de que en su conducta converge un elemento típico
(error inverso de tipo)1141.
1140
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 502 y 503.
1141
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error sobre…, cit., pp. 181.
1142
ZAFFARONI, Manual de Derecho, 6ª edición…, cit., pp. 609. En torno a la tentativa inidónea
ZAFFARONI explica que en este supuesto los medios utilizados por el agente nos son efectivos para dar
lugar al resultado. Además, expone que la diferencia entre este tipo de tentativa y la idónea radica en que
la primera se infiere una total incapacidad en los mecanismos empleados para lograr el resultado típico, lo
cual, claro está, no se colige en la segunda.
366
Debemos referirnos a otras cuestiones que dicen relación con la figura del error
de tipo, concretamente, el error en los elementos normativos del tipo y el error sobre las
normas penales en blanco.
Por otro lado, en torno a los elementos normativos se trata de un error de tipo,
debido a que el yerro del autor recae sobre aspectos que integran el tipo, por ende, su
ubicación debe verificarse en esa dirección. Así, DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO afirma
que la doctrina mayoritaria estima que, ante un yerro en torno a los aspectos fácticos
empíricos de los elementos normativos, se trata de un error de tipo, en consecuencia,
debe entenderse conforme a lo establece el artículo 14 del Código penal español, en sus
dos primeros párrafos1145.
1143
DÍAZ Y GARCIA CONLLEDO, El error sobre…, cit., pp. 181 y 182.
1144
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…,cit., pp. 331. Estos autores sostienen que esta es la
opinión de la doctrina dominante. Así, citan a SCHROEDER, SCHÖNKE/SCHROEDER/CRAMER,
RUDOLPHI, MAURACH/ZIPF, JAKOBS, ROXIN, ZIELINSKI, HERZBERG, WARDA y WELZEL.
De acuerdo con esta línea de pensamiento, en el supuesto que el sujeto desconozca la norma de
complemento o, en su caso, que realice una interpretación errada, puesto que en este sentido se produce
un error de prohibición, porque el yerro recae en torno al conocimiento de la norma o su sentido, es decir,
que se trata de puntos que forman parte de la mencionada modalidad de error. Esta postura es compartida
por ARIAS EIBE, en El error en Derecho Penal en el Código de 1995, Madrid, 2007, pp. 97 y
FAKHOURI GÓMEZ, Delimitación entre…, cit., pp. 491.
1145
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error sobre…, cit., pp. 215.
367
El primer tramo del artículo dice relación con el error de tipo invencible, frente
al cual no es posible aplicar castigo. MIR PUIG sostiene en torno al contenido de esta
norma que el error invencible excluye el dolo y la imprudencia, de tal suerte que esto da
lugar a la impunidad, en vista que en el derecho sólo se plantean conductas dolosas o
culposas, según la formulación de los tipos penales correspondientes. Sostiene este
autor que la simple producción de un resultado, en el cual no se advierta dolo ni
imprudencia debe ser atípico1148.
1146
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 76.
1147
ZUGALDÍA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho…, cit., pp.514.
1148
MIR PUIG, Derecho Penal..., cit., pp. 279.
368
Por otro lado, también se contempla el error de tipo vencible en el cual sólo es
objeto de sanción en el caso que el tipo penal tenga prevista la modalidad imprudente
del tipo penal, dado que así se deriva de lo expuesto en el artículo 14 del Código penal
español1149. Esta cuestión es importante, por efectos de derecho comparado, pues en su
momento se realizarán los parangones correspondientes entre la normativa penal
española y panameña.
1149
En sentido, QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS en Comentarios al nuevo Código penal, 3ª
edición, Navarra, 2004, pp. 111 sostienen que la SAP de Sevilla 28 de julio de 1998 (ARP 1998, 3449),
consideró la absolución en un caso por falta de coacciones, debido a que estimó había tenido lugar un
error vencible, sin embargo, no está prevista la imprudencia para tal figura.
1150
QUINTERO OLIVARES /MORALES PRATS, Comentarios…, cit., pp. 111 y 112.
1151
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error en…, cit., pp. 153. Este autor sostiene en cuanto a la
vencibilidad e invencibilidad del error de tipo que deben atenderse las posibilidades para evitar el error
por parte del sujeto promedio. En cuanto este asunto QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS,
Comentarios…, cit., pp. 111, establecen que para determinar la vencibilidad o no del error es necesario
atender a la situación concreta en cada caso, pues es en ese contexto en el cual tiene lugar el
comportamiento de la persona, en consecuencia, desestiman la construcción que fija en la diligencia del
hombre promedio para verificar si ha tenido lugar o no el error, ya sea vencible o invencible.
Con respecto a este tema, debemos coincidir, en alguna medida, con QUINTERO
OLIVARES/MORALES PRATS, puesto que cada situación tiene sus aristas particulares, lo cual implica
que es necesario examinar la situación concreta en todas sus dimensiones, es decir, las cuestiones
vinculadas al autor, así como las circunstancias que rodean el hecho, para después considerar si está frente
a un error vencible o invencible, en consecuencia, no nos parece correcto partir de esquemas
prediseñados en vías de determinar la modalidad del error frente al cual se está. Así, será imperativo
369
Se observa que la estructura del artículo 14 del CPE ha sido objeto de algunos
cuestionamientos. En esta dirección, por un lado, se estima que en el numeral 1 está
contemplado el error de hecho, mientras que en el numeral 3 de la citada norma se prevé
el error de derecho1153.
ponderar la condición del hombre promedio, pero sin perder de vista las particularidades del sujeto quien
interviene en la gestión delictiva.
1152
Así, en fallo de 5 de febrero de 2001, la mencionada sede jurisdiccional razonó como sigue: “La
jurisprudencia de esta Sala tiene declarado que el concepto de error o el de creencia errónea, (anterior
artículo 6 bis a) del CP 1973, hoy art. 14 CP 1995), excluye por su significación gramatical, la idea de
duda; y en este sentido error o creencia errónea equivale a desconocimiento o conocimiento equivocado,
pero en todo caso firme, y por ello si hay duda sobre un elemento esencial integrante de la infracción
penal, no se puede hablar de error en el tipo sino de dolo eventual (STS 5 abril 1993). Así, en el Auto de
28 de febrero de 1996, analizando un supuesto idéntico, en que se planteó el error sobre la edad de las
víctimas de unos abusos sexuales se mantiene que salvo prueba palpable de tal conocimiento equivocado
no puede acogerse tal expediente atenuatorio e incluso exculpatorio”.
1153
MIR PUIG, Derecho Penal… cit., pp. 279 y 280. Este autor sostiene que ha sido objeto de críticas el
diseño utilizado en el artículo 14 del Código penal, al tiempo en que hace alguna referencia al error
“sobre un hecho constitutivo de la infracción penal” y “error sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la
infracción penal”, lo cual parece vincularse a la dualidad clásica entre error de hecho y de derecho.
También sobre este tema QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS en Comentarios…, cit., pp. 112 y
113 sostienen que, a primera vista, podría considerarse que la redacción del artículo 14 del Código penal
español tiene implícita la dualidad error de hecho-error de derecho, de tal modo que el primero estaría
previsto en el numeral 1 del citado artículo, en tanto que el segundo el numeral 3 de la norma en cuestión.
No obstante, exponen que en caso de considerar que el artículo 14 del CPE contiene las figuras de error
de hecho-error de derecho, entonces habría que reconducir todos los errores al numeral 3 de la
mencionada norma, lo cual dejaría sin contenido al numeral uno y también ocasionaría importantes
confusiones entre las categorías del delito, por tanto, desde esta dimensión no cabe estimar que el error de
hecho y de derecho están presentes en el artículo 14 del CPE.
1154
En esta dirección, CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal Español volumen I…, cit., pp. 692 y
697, expone que las circunstancias que agravan la infracción, sin que sean partes constitutivas de aquella,
son elementos accidentales de las mismas. Añade que tales circunstancias no pueden ser objeto de
aplicación si el autor las desconocía.
1155
ZUGALDÍA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho…, cit., pp.522.
370
1156
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 280 y 281.
1157
ARIAS EIBE, El error…, cit., pp. 146. Así, sostiene que si bien el legislador no estableció la
prohibición de reconocer circunstancias atenuantes, en el caso que concurra algún error, esto no implica
que las mismas deban ser aplicadas en todo momento, dado que esto iría en contra de los fines para los
cuales han sido diseñadas. Ahora bien, aclara que existen circunstancias atenuantes, de carácter personal,
para las cuales basta sólo su concurrencia, debido a que se trata de cuestiones vinculadas con la
imputabilidad. También ZUGALDÌA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho…, cit., pp.525
sostienen que es preferible que la persona conozca las circunstancias atenuantes, pues ello resulta
armónico con el artículo 65 del CPE, el cual versa sobre la comunicabilidad de las circunstancias.
1158
PÉREZ ALONSO, El error sobre las circunstancias del delito, Valencia, 2013, pp. 21, 27 y 30.
1159
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 280 y 281. El TS por medio de sentencia 426 de 25 de marzo
de 1998, se pronunció en un caso relacionado con una circunstancia agravante y denegó el recurso a favor
del acusado, porque estimó la persona estuvo en posición de conocer la circunstancia agravante
correspondiente. El tribunal razonó así: “En el número 2 del artículo 14 del Código Penal se establece
que el error sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una circunstancia agravante impedirá su
apreciación. Esta forma de lo que se denomina error de tipo no podrá, empero, tenerse en cuenta cuando
quien alega haber padecido el error no lo prueba o cuando el error recaiga sobre aspectos fácticos de los
que la generalidad de las gentes tienen un conocimiento en razón de su elementaridad de comprensión.
El recurrente conocía la ilicitud del tráfico de cocaína en que participó, pues no cabría en modo alguno
imaginar aceptara el método de transporte clandestino y antinatural consistente en ocultar dentro de su
cuerpo, cápsulas que contenían cocaína si creyera que transportaba una sustancia de lícito comercio,
pero, además, por el número y volumen de las cápsulas hubo de representarse mentalmente que la
cantidad de droga que iba a transportar era de importante entidad, con lo cual se patentiza que no sufrió
error sobre ese aspecto relevante de su acción y, por tanto, no cabe admitir que no procediera estimarse
la específica agravante de notoria importancia”.
371
atención a que puede advertirse mayor desvalor del resultado, pues el sujeto procede
con el afán de infringir la ley con mayor intensidad, dado que supone la concurrencia de
una agravante. En razón de esta situación, la cuestión podría solucionarse al tiempo en
que se aplica la pena, debido a las amplias facultades que le concede el CPE al juzgador
al tiempo de realizar este ejercicio, lo cual implicaría una sanción más elevada. En
adición, podría ensayarse la aplicación de castigo por el tipo básico más la sanción
correspondiente por la modalidad imprudente, si es que está registrada esta modalidad,
lo cual daría lugar a imponer una pena sobre la base del concurso ideal, salvo que el
error sea invencible, puesto que ante tal panorama no se observa dolo ni
imprudencia1160.
En el caso de las circunstancias que atenúan la pena, MIR PUIG formula una
distinción entre el desconocimiento de elementos típicos accidentales y las
circunstancias atenuantes. En torno a este asunto, MEINI es de la opinión que, si los
elementos accidentales del tipo no son del conocimiento del agente, no conviene
realizar alguna rebaja, porque en todo caso se está frente al tipo base, en atención a que
el sujeto no tiene noción de las circunstancias que lo favorecen1161.
MIR PUIG en torno a los elementos que rebajan la sanción, en vista que
disminuyen el injusto objetivo, considera debe atenuarse la pena. En esta dirección, cita
el artículo 163.2 del Código penal español que prevé una disminución de la pena en el
supuesto que el autor libere a quien ha privado de libertad dentro de los tres días
siguientes a su detención. Así, formula un ejemplo en el cual la persona deja en libertad
a quien tenía detenido en un plazo de tres días seguidos a su encierro, sin embargo, el
autor estima, de manera equivocada, que dicho período ha transcurrido. En este
supuesto considera MIR PUIG que debe aplicarse la rebaja que reconoce la norma,
porque de lo contrario se realizaría una analogía in malam partem. Sin embargo, se ha
sostenido que esta última salida no resulta correcta, en razón que no toma en
consideración que el dolo debe referirse al conocimiento que tiene el autor en torno a
todos los elementos del tipo, lo cual no acontece en este caso1162.
1160
PÉREZ ALONSO, El error sobre…, cit., pp. 48 y 53.
1161
MEINI, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 313.
1162
PÉREZ ALONSO, El error sobre…, cit., pp. 74.
372
Por otro lado, MIR PUIG utiliza como base el artículo 65 del Código penal. En
esta dirección, sostiene la ley sólo exige que las circunstancias objetivas, (aquellas
previstas en el numeral 2 del artículo 65), sean de conocimiento del sujeto, no obstante,
no se establece si es necesario tener noción de las circunstancias personales previstas en
el numeral 1. En este sentido, concluye es preceptivo el sujeto conozca los presupuestos
de las atenuantes que afecten al injusto y que se relacionen con una causa que motive al
agente. En caso contrario las atenuantes que no se vinculan con el injusto, se relacionan
con la imputación personal y no son errores de tipo1163.
1163
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 282.
1164
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de Derecho…, cit., pp. 442.
1165
PÉREZ ALONSO, El error sobre…, cit., pp. 66 y 69.
373
estimar que ha acontecido tentativa en torno al tipo básico en concurso ideal con el
privilegiado, empero esta solución ha sido objeto de críticas, en atención a que no puede
perderse de vista que, en efecto, se materializó un tipo penal y porque el reconocimiento
del concurso, daría lugar a agravar el castigo, lo cual no resulta de recibo, dado que se
advierte, en alguna medida, que existe un menor desvalor de la acción1166.
1. NOCIÓN
Los errores del agente no solo pasan por la falta de conocimiento de los
elementos que integran el tipo, pues también se relacionan con la percepción que tiene
el sujeto sobre la condición antijurídica de la conducta. Así, si la persona estima que su
comportamiento no es contrario a la ley, entonces acontece el error de prohibición.
1166
PÉREZ ALONSO, El error sobre…, cit., pp. 70 y 73.
1167
PÉREZ ALONSO, El error sobre…, cit., pp. 90 y 94.
1168
PÉREZ ALONSO, El error sobre…, cit., pp. 97 y 98.
374
1169
CURY URZÚA, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 67.
1170
COBO DEL ROSAL, Derecho penal…, cit., pp. 510. Este autor sostiene en torno al error de
prohibición que en este tipo de yerro, al cual denomina, “error sobre la significación antijurídica”, el
individuo estima que procede según el derecho.
375
En cuanto a la noción del error de prohibición mediante sentencia de 18 de abril de 2006 el TS sostuvo lo
siguiente: “Como decíamos en la STS. 601/2005 de 10.5, el error de prohibición se configura como el
reverso de la conciencia de antijuricidad y como recuerdan las SSTS. 17/2003 de 15.1, 755/2003 de 28.5
y 861/2004 de 28.6, la doctrina y la ley distinguen entre los errores directos de prohibición, es decir, los
que recaen sobre la existencia de la norma prohibitiva o imperativa, y los errores indirectos de
prohibición que se refieren a la existencia en la ley de la autorización para la ejecución de una acción
típica (causa de justificación) o a los presupuestos de hecho o normativos de una causa de justificación”.
1171
En torno al alcance del error de prohibición el TS ha dicho en sentencia de 11 de diciembre de 2009
lo siguiente: “El error de prohibición constituye el reverso de la conciencia de la antijuridicidad como
elemento constitutivo de la culpabilidad y exige que el autor de la infracción penal ignore que su
conducta es contraria a Derecho o, expresado de otro modo, que actúe en la creencia de estar obrando
lícitamente, como decía el texto del anterior artículo 6 bis a) en su párrafo 3º , o como del modo aún más
expresivo podemos leer ahora en el mismo párrafo del vigente artículo 14 "error sobre la licitud del
hecho constitutivo de la infracción penal". Sólo hay un error de esta clase cuando se cree obrar conforme
a Derecho, sin que tenga nada que ver con esto el caso en que el autor del delito piense que la infracción
cometida es más leve de como en realidad la sanciona la Ley Penal”.
1172
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y…, cit., pp. 635.
1173
SABORIT, Error Iuris…, cit., pp. 52. También en esta dirección DE LA CUESTA AGUADO,
Conocimiento de la Ilicitud. Aproximación al conocimiento de la antijuricidad del hecho desde las
teorías psicológicas del pensamiento intuitivo, Madrid, 2007, cit., pp. 136 y 141, sostiene que existen
grupos sociales que crean riesgos o establecen actividades peligrosas, de tal modo que deben informarse
sobre la normativa administrativa que regula las materias que abordan, e incluso en el caso de jueces o
magistrados, si bien no es dable que cuentan con noción de todo el ordenamiento, si es necesario que
conozcan los antecedentes jurídicos del caso concreto que examinan.
376
“El recurrente viene a plantear el carácter invencible del error. Al tratarse de error
sobre una causa de justificación, en el caso la legítima defensa, el error puede basarse
sobre la existencia de un hecho o sobre su significación normativa. En estos casos, debe
comprobarse si el autor pudo haber comprobado más intensamente o con mayor detalle
esos aspectos, siempre que pudiera hacerlo sin perder con ello la posibilidad de
defenderse, definitivamente o con una alta probabilidad. En el caso de que, desde una
perspectiva objetiva en función de las circunstancias del caso, el sujeto hubiera podido
comprobar la existencia del hecho o la necesidad de la defensa y no lo hubiera hecho,
el error será vencible”.
Tal como acontece en el error de tipo, en la figura que nos ocupa, naturalmente,
se precisa la acreditación del yerro por parte de la persona que lo alega. En esta
1174
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 155.
Mediante sentencia de 19 de mayo de 2009, el TS se pronunció en torno al error de prohibición vencible
como sigue: “En efecto, el error sobre la antijuricidad es vencible o evitable cuando el autor pudo conocer
la contrariedad al derecho de su acción y, por lo tanto, obrar de manera distinta a cómo lo hizo. En el
presente caso el carácter vencible del error sobre la antijuricidad es claro. A pesar de su relativamente
corta estancia en España y de que no ha sido comprobado en el proceso - como hubiera sido deseable- si
el derecho penal dominicano contiene disposiciones análogas a las del derecho español en esta materia,
es evidente que las cuestiones relacionadas con los abusos sexuales cometidos con menores es un tema
cotidiano de la sociedad española actual, con importante reflejo en los medios de comunicación. De ello
es posible concluir que el acusado hubiera podido con un cierto esfuerzo de conciencia comprender la
antijuricidad del hecho en nuestro orden jurídico”.
377
En cuanto a esta modalidad de error, son varios los aspectos que deben
considerarse para verificar si está ante un yerro invencible. Así, si el sujeto tiene algún
tipo de conocimiento en cuanto a la condición antijurídica de su conducta, en tal
supuesto no opera el error de prohibición en su modalidad invencible1176.
1175
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error en…, cit., pp. 153. Por su parte, ZAFFARONI en Manual de
6ª edición…, cit., pp. 546, expone su noción de error de prohibición invencible. Para ello primero
conceptualiza sobre el error vencible y sostiene que es aquel en el cual se le puede demandar al autor que
lo supere, en tanto que el error de prohibición invencible implica la contraposición.
1176
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 155.
378
Como último punto, importa destacar que puede ser que el sujeto en determinada
circunstancia no tendrá ningún elemento para estimar que su conducta está revestida de
antijuricidad y esa situación no le puede ser atribuida de ninguna manera, por tanto, bajo
esta premisa estamos frente al error de prohibición invencible, sin embargo, sobre tales
puntos nos extendemos en el siguiente epígrafe.
1177
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 155.
1178
SABORIT, Error Iuris…, cit., pp. 114.
379
1179
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 161. En este sentido, SABORIT, Error
Iuris…, cit., pp.109 sostiene que no es dable exigir conocimiento técnico integral del agente, pues esto no
resulta funcional ni tampoco es deseable, de tal modo que la persona debe contar con elementos
eventuales sobre la antijuricidad general de los hechos frente a los cuales se encuentra.
1180
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 157 y 158.
1181
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 160.
380
Aquí debemos reiterar que estos parámetros constituyen referencias, sin duda, muy
importantes, no obstante, lo más relevante consiste en la valoración particular de cada
caso.
1182
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 160.
1183
Conforme explica OLAIZOLA NOGALES esta teoría es seguida por NIETO MARTÍN en España.
381
1184
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 167 y 168.
1185
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 167 y 168.
382
a favor del ciudadano de tal manera que puede tener lugar un error de prohibición
invencible. De igual forma, ocurre lo mismo ante el caso que se presenten varias normas
complementarias, de tal suerte que la persona selecciona una de ellas y ésta no resulta la
correcta, debido a que el yerro deviene de la deficiente formación legislativa1186.
La tesis normativa ha sido empleada para fijar las fronteras entre el error de
prohibición vencible e invencible. Así, en cuanto a la figura del error de prohibición,
concretamente, en lo que se refiere a la modalidad vencible deberá tomarse en cuenta,
de acuerdo con la cita teoría, la condición concreta del sujeto, con el propósito de
establecer si el Estado y la sociedad pueden permitirse la admisión del error, sin que ello
dé lugar a vulnerar los fines de prevención general que caracterizan al Derecho
penal1188.
de vista la condición de la persona, la cual es esencial, entre otras cosas, para ponderar
si está ante un error vencible o invencible. También se censura la posición normativa
porque utiliza parámetros que no son objeto de ponderación objetiva para establecer la
condición vencible del error de prohibición, por ejemplo, el criterio de fidelidad al
derecho.
Otro reproche a la postura normativa se relaciona con la fusión que realiza entre
el derecho y la moral, dado que de sus argumentos se deriva que el individuo en su
fuero interno debe asimilar normas de naturaleza jurídica1189.
ROXIN también afirma que debe estimarse que se está frente a un error de
prohibición vencible en el evento que el individuo tenga elementos que le permitan
considerar, en alguna medida, que su comportamiento se ha mantenido apegado al
derecho, esto es que su conducta es permitida.
1189
OLAIZOLA NOGALES, El error de prohibición…, cit., pp. 172 y 173.
1190
ROXIN, Derecho penal…, cit., pp. 878 y 892.
384
prohibición, se vincula con el esfuerzo de conciencia que realiza el sujeto. Tal figura
consiste en que el agente lleve a cabo diligencias para informarse sobre la licitud de su
comportamiento. Así, si el esfuerzo ha sido de considerable entidad el error será
invencible, de lo contrario es vencible.
“Por lo tanto, basta con que el sujeto tenga conciencia de una alta probabilidad
de antijuricidad, sin que sea exigible la seguridad absoluta de que su proceder
es ilícito; por otro lado, no es aceptable la invocación del error en aquellas
infracciones cuya ilicitud es notoriamente evidente, de forma que en atención a
las circunstancias del autor y del hecho pueda afirmarse que en la esfera de
conocimientos del profano conocía la ilicitud de su conducta”.
1191
En sentencia de 24 de septiembre de 1992 la referida sede jurisdiccional precisó lo siguiente: “Por
ello, no puede excluirse la responsabilidad criminal aunque sea bajo la configuración equivalente a la
imprudencia en el sentido de aceptar que el acusado creyó actuar lícitamente, aunque la ilicitud de su
comportamiento fuera fácilmente descubrible con una diligencia exigible a cualquier profesional de la
Arquitectura técnica”.
1192
Así en sentencia de 5 de octubre de 1990, el citado tribunal expresó lo siguiente: “Sin embargo, una
ponderación cuidadosa de las circunstancias del caso: el nivel cultural en que se movía la acusada, que
le impedía llegar por vía de reflexión o de autocrítica a una conclusión distinta sobre sus derechos
dominicales, y la información obtenida en la oficina notarial alejaba toda duda sobre la posible
corrección y sobre la transcendencia penal del procedimiento sugerido como medio de obtener el título
inmatriculador de una finca que consideraba suya”. Más adelante en el mismo fallo se indicó: “Todo lo
expuesto no es óbice para reconocer el error de prohibición que la sentencia admite fundado en la
creencia de que la casa era de su pertenencia por las razones que expresa la resolución impugnada -
pagos de deudas de la herencia y de contribución urbana, reconstrucción y adaptación a su costa…”
1193
El tribunal expuso que: “A la referida acusada, carente de conocimientos médicos y jurídicos, no le
era exigible ir más allá de comprobar fuera de lo dictaminado por el médico y la condición de centro
autorizado al que acudió si existía o no la situación viabilizadora de la aplicación de la referida
indicación y bastaba con el dictamen facultativo (aunque fuera emitido por uno carente de la
especialidad legalmente requerida) para reputar existente dicha situación y, por ello, debe estimarse que
tenía una creencia fundada y por tanto invencible de estar obrando lícitamente al prestar su
consentimiento para el cese de la gestación”.
386
1194
En torno a este asunto el alto tribunal sostuvo que: “Pero, en todo caso, la Doctrina jurisprudencial -
cfr SS 13.11.89 y 29.02.88- ha sentado que: 1) el error debe ser probado por quien lo alegue, 2) habrán
de tenerse en cuenta las "condiciones síquicas y de cultura del infractor, y las posibilidades que se le
ofrecieran de instrucción y de asesoramiento o de acudir a medios que le permitieran conocer la
transcendencia antijurídica de su obrar".
1195
El extracto que nos interesa del fallo en cuestión dice así: “El Sindicato Médico Libre de Baleares
evacuó consulta del procesado el 8 de noviembre en cuyo informe se hacía referencia a la oscura
normativa existente en la materia, un tanto contradictoria, estimándose oportuno recabar ayuda a la
Asesoría Jurídica del Colegio Profesional del peticionario. Así se hizo, y el Gabinete Técnico del Consejo
General del Colegios Médicos, sobre la cuestión del ejercicio de la Odontología por los médicos y sobre
si esto podrá suponer un acto de intrusismo, considerando el informe emitido el 30 de noviembre que
"todo médico que además de ejercer la Medicina propiamente dicha (Medicina General, Cirugía General
o cualquiera de sus Especialidades) ejerza la Odontología-Estomatología viene obligado a colegiarse
simultáneamente en el Colegio de Odontólogos-Estomatólogos".
1196
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error en…, cit., pp. 182.
387
putativo y, en consecuencia, impune, dado que el ilícito solo ha tenido lugar en la mente
del sujeto, por ende, los bienes que protege el derecho no han sido objeto de un peligro
real1197.
Se estima que ante este supuesto nos encontramos ante la figura de la defensa
putativa, puesto que en realidad la agresión que se plantea la persona no es tal1199.
1197
COBO DEL ROSAL, Derecho Penal…, cit., pp. 514.
1198
En este sentido, MUÑOZ CONDE, en Teoría General…, cit., pp. 164 y 165; MIR PUIG, Derecho
Penal…cit., pp. 568 y 569, BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y…, cit., pp. 635, BLANCO LOZANO,
Derecho Penal…, cit., pp. 1182 y 1183.
1199
Sobre el particular, el TS en fallo de 13 de octubre de 2005 sostuvo lo siguiente: “La posibilidad de
388
La figura viene sustentada por las generosas posibilidades que existen en torno a
la percepción errada de los hechos que puede tener una persona. En esta dirección, es
posible que ante ciertas circunstancias un sujeto considere que está a punto de ser
lesionado por otro, cuando en realidad no es así, de tal modo que resulta dable apreciar
la defensa putativa, según las circunstancias del caso.
Aquí también cabe reiterar la teoría de los elementos negativos del tipo, por
cuanto que dicha postura considera el error sobre los presupuestos de una causa de
justificación, se trata de un error de tipo1201.
Para MIR PUIG la figura objeto de estudio se trata de un error de tipo 1202 ,
debido a que en estos casos el error del individuo versa sobre uno de los elementos del
tipo de la causa de justificación, por tanto, es necesario acudir a lo establecido en el
numeral uno del artículo 14 del CPE que consagra el error de tipo.
Debemos coincidir con MIR PUIG, puesto que en el error en los presupuestos en
las causas de justificación el autor yerra en torno a elementos y esto no integra la figura
del error de prohibición, pues éste se relaciona con la falta de conocimiento en torno a la
prohibición de la conducta. En el caso que nos ocupa, el individuo tendría noción de la
apreciar una situación de legítima defensa putativa se basa en la creencia errónea del sujeto respecto a
la existencia de una agresión ilegítima que lo sitúe en la necesidad de actuar en defensa propia o ajena.
Es preciso para ello que pueda apreciarse, desde un punto de vista objetivo, la existencia de hechos que
razonablemente permitan esa creencia, los cuales han de ser valorados en relación a las circunstancias
del sujeto en cada caso. Sus características y efectos deben reconducirse a la esfera del error”. En torno
a este tema, REQUEJO CONDE, La legítima defensa…, cit., pp. 414y 452 sostiene que el defensor
putativo se le permitiría un derecho de intervención, en tanto que a la víctima se le libera del deber de
tolerancia. Segú esta autora es la defensa será putativa en el evento que la defensa se ejecute ante la
ausencia absoluta de ataque.
1200
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 568.
1201
MIR PUIG, Derecho Penal…cit., pp. 568.
1202
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 568. También en este sentido, COUSO SALAS en
Fundamentos de Derecho…, cit., pp. 502.
389
Según la solución que propone MIR PUIG en el caso que el error sea vencible,
entonces habría que castigar por delito imprudente, sin embargo, para ello habría que
verificar si el delito tiene prevista esa modalidad, pues de lo contrario el hecho sería
impune. Ante la modalidad invencible, desde luego, no cabe castigo.
Por otro lado, MUÑOZ CONDE refiere que en el supuesto en el cual una
persona estime, erradamente, que a quien le causa la muerte es un agresor, nos
encontramos frente a un asunto que versa sobre el carácter lícito de un hecho. Así, la
persona sabe que ejecuta un homicidio, empero se considera amparado por una causa de
justificación, de tal manera que se está ante un error de prohibición1203.
1203
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 164 y 165.
1204
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 118.
1205
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y.., cit., pp. 675. Con relación a este punto, el TS en sentencia de
22 de febrero de 2007 en torno al error sobre los presupuestos de una causa de justificación se trata de
error de prohibición al revés, pues indicó lo siguiente: “La segunda cuestión que se plantea en el motivo
en realidad se refiere a la concurrencia del animus necandi. El recurrente relaciona su planteamiento con
el error. Sin embargo, el error vencible apreciado por el Tribunal del jurado y después por el Tribunal
Superior de Justicia se refiere a la creencia de la existencia de una agresión actual, de manera que no
pudo percatarse de que tal agresión había ya finalizado, toda vez que los agresores al verlo con el arma
emprendieron la huída, momento en el que efectuó el disparo alcanzando en la espalda a uno de ellos. El
acusado creyó que actuaba lícitamente al hacerlo en defensa de su vida y de la de los otros frente a una
agresión actual, incurriendo así en el llamado error de prohibición indirecto, pero tal creencia no afecta
al dolo de su acción, y por lo tanto nada tiene que ver con la concurrencia o no del animus necandi”.
390
El artículo 14 del texto punitivo español se regula tanto el error de tipo, como el
de prohibición, concretamente, la figura objeto en estudio está señalada en el numeral 3
del referido artículo. La norma mencionada dice así: “El error invencible sobre la
licitud del hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad
criminal. Si el error fuera vencible, se aplicará la pena inferior en uno o dos grados”.
La norma del Código civil español fue reformada, de tal modo que la estructura
de aquella quedó, según expresa MIR PUIG como sigue: “El error de Derecho
producirá únicamente aquellos efectos que las leyes determinen” 1209 . La reforma
aludida motivó, entre otras cosas, a que se estableciera en el Código penal español la
figura del error de prohibición.
1206
MEINI, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 305 y 306.
1207
COUSO SALAS, Fundamentos del Derecho…, cit., pp. 302.
1208
MUÑOZ CONDE, Teoría General…, cit., pp. 163.
1209
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 573.
391
También sostiene MIR PUIG que antes de la reforma del año 1983 la
jurisprudencia, en ciertos pronunciamientos, le concedió crédito a la figura del error de
prohibición. Así, cita las SSTS de 19 diciembre de 1962, 26 de mayo de 1964; 18 de
junio de 1976; 30 de enero de 1976 y 30 de marzo de 19761212.
Ahora bien, hay que tener presente que la doctrina planteó la necesidad del
reconocimiento del error de prohibición 1213 . Así, se llegó a la conclusión que era
1210
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 572 y 573.
1211
LUZÓN CUESTA, Compendio de 4ª edición…, cit., pp. 101.
1212
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 574.
1213
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS, Comentarios…, cit., pp. 102. Estos autores exponen que la
doctrina especializada en la materia formuló un número importante de argumentos para darle crédito a
la figura del error de prohibición. Se analizó el concepto voluntariedad, en vista que la noción legal de
delito en el Código penal previo al estatuto de 1995, implicaba la necesidad de conciencia en torno a la
392
suficiente que el individuo tuviera conocimiento, por mencionar un caso, que causar la
muerte es contrario a la ley, sin que se pudiese exigir que el agente supiera, con
precisión, el precepto exacto que preveía el ilícito de homicidio, lo cual hace referencia
a un error de derecho, en atención a que se vincula con el carácter antijurídico de la
conducta.
Las consecuencias del error de prohibición invencible se surten bajo los mismos
parámetros que aquellas establecidas para el error de tipo en el Código penal español,
esto es que tiene lugar la impunidad. No obstante, en torno al error de prohibición
vencible las repercusiones son distintas, por cuanto al tiempo en que acontece ante esta
modalidad de error, se produce una rebaja de la pena en uno o dos grados en España1214,
lo cual se opone a lo que ocurre en el error de tipo vencible, en el cual la persona
responde por imprudencia, si el tipo penal infringido lo permite1215.
antijuricidad para que se pudiese concluir que existía responsabilidad penal. En adición, aducen que se
elaboró una propuesta dirigida a establecer una eximente por analogía, en concreto con la enajenación
mental y el trastorno mental transitorio, según se establecía en el artículo 8.1 del anterior Código penal.
Con respecto a las posturas planteadas, nos resulta más acertada la relacionada con la conciencia de la
antijuricidad, debido a que ello se vincula con la culpabilidad. Una posición contraria debemos externar
en cuanto a las formulaciones en torno a la condición de trastorno mental transitorio y a la enajenación,
debido a que en tales figuras se observa algún tipo de padecimiento en el sujeto que limita su capacidad
de culpabilidad, lo cual representa un asunto diferente al que no ocupa en este tramo.
1214
MIR PUIG, “El error como causa de exclusión del injusto y/o de la culpabilidad en el Derecho Penal
español”. Justificación y exculpación en Derecho Penal. Coloquio Hispano- Alemán de Derecho Penal,
Madrid, 1995, cit., pp. 149 afirma que la atenuación no implica que se sigan los postulados de la teoría
del dolo, puesto que esta consecuencia es un parámetro para establecer la pena.
1215
MIR PUIG, Derecho Penal…cit., pp. 576. En cuanto a las consecuencias del error de prohibición
vencible, en el cual tiene lugar una sanción atenuada, expone que esta cuestión se ha entendido como una
derivación de la teoría de la culpabilidad.
1216
Para abundar sobre el tema y en cuanto a las connotaciones del error de prohibición invencible, el
TS ha puntualizado que: “Partiendo de lo anterior, del escaso nivel cultural del acusado, las condiciones
psicológicas y su falta de madurez, el error apreciado en la sentencia, considera el recurrente, debió serlo
en su modalidad de invencible, pues teniendo en cuenta la realidad social vivida por acusado y víctima,
los dos ecuatorianos, pertenecientes a una cultura que permite y consiente las relaciones y matrimonios
con personas de doce y tres caños, (sic) no pida el recurrente haber subsanado su error acerca de la
ilicitud del hecho.
Constituye doctrina reiterada de esta Sala (STS.10.10.2003), que para sancionar un acto delictivo el
conocimiento de la ilicitud del hecho no tiene que ser preciso, en el sentido de conocer concretamente la
gravedad con el que el comportamiento realizado es sancionado por la Ley. Los ciudadanos no son
ordinariamente expertos en las normas jurídicas sino legos en esta materia por lo que se requiere para la
393
En este capítulo nos ocupamos de algunos casos de error, que por sus
particularidades resulta difícil clasificarlas ya sea como errores de tipo o de prohibición.
Incluso alguno de ellos no es considerado ni error de tipo ni de prohibición, como por
ejemplo el error en las causas de exculpación. En otro caso la discusión se concentra en
determinar si el error es relevante o no, como sucede en el error sobre la punibilidad.
1. EL ERROR DE SUBSUNCIÓN
alguno de los componentes del delito. En buena parte de los casos, ese yerro se
relaciona con los elementos normativos del tipo. En este sentido, PUPPE sostiene que
esta modalidad de error, por lo general, ha sido relacionada con los elementos
normativos del tipo, debido a que por la naturaleza de aquéllos es posible que tenga
lugar una subsunción errada. Sin embargo, expone que el error de subsunción se puede
presentar fuera de las fronteras del tipo, de tal suerte que un individuo bien puede
subsumir su estado psíquico, lo cual es un elemento que no se vincula con el tipo, sino
con la capacidad de culpabilidad1219.
Habida cuenta que existe una estrecha relación entre el error de subsunción y los
elementos normativos, es necesario tener presente la noción que debe tener el sujeto
sobre los citados elementos. La doctrina, en este sentido, ha considerado que la
ponderación a realizar en este sentido se trata de una valoración en la esfera del
profano1220.
1219
PUPPE, “Error de Hecho, Error de Subsunción”, El Error en el Derecho Penal, traducción de
CÓRDOBA y BRUZZONE, Buenos Aires, 1999, pp. 96 y 97.
1220
FAKHOURI GÓMEZ, Delimitación entre…, cit., pp. 193 y198. Esta autora sostiene que esto no
siempre fue así, puesto que a partir de los trabajos de von LISZT se estimó que era necesaria la
subsunción de los hechos en la ley. Dicha posición varió, debido a que representaba una carga demasiado
pesada para el ciudadano, por tanto, con MEZGER se elaboró el concepto de “valoración paralela en la
esfera del profano” y con WELZEL “el juicio paralelo en la esfera del autor”.
1221
ZUGALDÍA ESPINAR/RAMOS TAPIA, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 516. En torno al error
sobre los elementos normativos, se sostiene que su calificación es de no poca complejidad, puesto que si
se relaciona con un elemento del tipo se trata de un error de tipo, empero si recae sobre un aspecto de la
antijuricidad se trata de un error de prohibición.
1222
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error en…, cit., pp. 206 y 207. Este autor se ha ocupado del tema
395
siguientes términos: “es aquel error que, sin afectar el conocimiento por parte del sujeto
de la concurrencia en el hecho del elemento típico en todo su sentido o significado
material auténtico, sufre el sujeto en relación con el significado de un concepto que el
tipo utiliza para denominar o describir un elemento típico”1223.
Desde otra perspectiva, PUPPE sostiene que el sujeto debe representarse una
oración equivalente a la que describe el tipo. Añade que, si el individuo no puede
realizar ese ejercicio, entonces ha comprendido de manera deficiente el tipo y, en
consecuencia, se advierte un error de subsunción1224.
ROXIN considera que esta modalidad del error puede configurar un error de
con detenida atención. Así, en cuanto a la denominación de la figura sostiene que a su parecer el
concepto “error sobre la interpretación” le resulta más adecuado que error de subsunción, debido a que al
fin y al cabo el sujeto yerra en cuanto a la interpretación de un concepto. También ha propuesto la
construcción “error de concepto” en razón que a su modo de ver las cosas, le resulta más atinada dado que
es, precisamente, esta situación en la cual se encuentra el autor. DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO plantea
estas cuestiones, dado que es de la opinión que el término subsunción se presta a confusión, puesto que no
en toda ocasión el sujeto realiza un proceso de reflexión en torno a los conceptos relacionados con el tipo.
En este sentido, afirma que el ciudadano en realidad no lleva a cabo ningún proceso de subsunción, pues
no conoce los tipos penales, de tal suerte que la subsunción se adelanta más bien por el operador del
sistema judicial.
1223
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error en…, cit., pp. 384.
1224
PUPPE, Error de Hecho…, cit., pp. 96 y 97.
1225
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, pp. 338, DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error
en…, cit., página 391, ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 872.
396
1226
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 872. Este autor sostiene que la persona quien borra las rayas de
un posavasos mediante la cual se pretende determinar el consumo realizado, tendrá dolo de falsedad, si
tiene conocimiento de la relevancia de la mencionada raya, lo cual encuadraría el asunto como un error de
tipo. En tanto, que, si estima que tal raya no es un documento, entonces estará frente a un error de
prohibición vencible a juicio del citado autor.
1227
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp.872 y 873.
1228
ARIAS EIBE, El error…, cit., pp. 137.
1229
DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, El error en…, cit., pp. 212 y 381. De hecho, la doctrina mayoritaria
estima que en este caso se está a un error de prohibición. Así lo afirma FAKHOURI GÓMEZ en
Delimitación entre…, cit., pp. 199. En relación con este punto OLAIZOLA NOGALES en El error de
prohibición…, cit., pp. 94, opina que en el caso de la persona que borra las rayas de un posavasos ésta
conoce, según la valoración en la esfera de lo profano, que se está ante un documento, por tanto, el caso
debe tratarse de un error de prohibición, puesto que el individuo estima que el objeto no se ubica dentro
del ámbito que la ley les dispensa a los medios de prueba.
1230
BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, Pamplona, 1997, pp. 396.
397
La cuestión que ahora ocupa nuestra atención se relaciona con dos conceptos
que convienen tener presente. De entrada, se advierte el término multiculturalidad para
hacer mención a colectivos humanos que conviven dentro de una sociedad, lo cual
implica la correlación de distintas culturas1233. En tanto, el multiculturalismo consiste en
la corriente de pensamiento que trata sobre el abordaje de temas que inciden en
diferentes niveles: políticos, económicos, culturales y religiosos que dicen relación con
aspectos diversos en la sociedad1234.
1231
Así también aparece en la sentencia 1999/2002 de 3 de diciembre emitida por el TS.
1232
MONGE FERNÁNDEZ, El extranjero frente al Derecho Penal. El error cultural y su incidencia en
la culpabilidad, Barcelona, 2008, pp. 27. En torno a este tema, esta autora se ocupa del concepto del
multiculturalismo, el cual dice relación con el punto objeto de atención. Así, sostiene que este término
implica la fusión de las palabras múltiple y cultura más “ismo”. Según MONGE FERNÁNDEZ el
concepto multiculturalismo surge en los Estados Unidos de América en la segunda mitad del siglo XX,
con motivo de la convivencia de diversas culturas. Sostiene que cada cultura se caracteriza por un
conjunto de factores que la distinguen, de tal modo que es posible advertir valores que involucran
creencias, mitos, costumbres, conceptos religiosos y filosóficos.
1233
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y orden Penal. la eximente cultural”. Anuario de la
Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, No.17, Madrid, 2013, pp. 400.
1234
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 400.
398
El tema aludido, bien puede tener lugar en comunidades dentro de un país que se
trasladen a otro sitio y lleven sus costumbres y enfoques mentales. En esta dirección, en
América Latina esta situación se produce en buena parte de las veces con los grupos
indígenas que cuentan con una idiosincrasia particular y diferente a la que se advierte
por otro sector de la población. Esta situación puede ocasionar, entre otras
consecuencias, conflictos debido a las formaciones de uno y otro grupo, es decir, que
conlleva reflexiones sobre la base de la multiculturalidad 1235 . En adición, también
puede que tenga lugar alguna problemática con perspectivas legales. Sobre el particular,
MONGE FERNÁNDEZ expresa que en el plano penal es en donde se van a observar la
mayoría de los conflictos, en atención a la conformación de orden multicultural, la cual
es propia de estos tiempos, conforme manifiesta esta autora. Además, sostiene que el
fenómeno de la inmigración de grupos de diversos sectores, con distintas formaciones,
ocasiona diferencias de “acomodo” entre colectivos, en razón de las diferencias que se
advierten en uno y otro colectivo1236.
1235
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 402.
1236
MONGE FERNÁNDEZ, El extranjero frente…,cit., pp. 28.
1237
ZAFFARONI, Manual de 6ª. edición…, cit, pp. 547, sostiene en estos supuestos la persona conoce
que la conducta está prohibida, no obstante, debido a su formación no ha podido asimilarla.
1238
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 405 y 407. Aquí es de
recibo considerar el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, pues en su artículo 27
reconoce los derechos de quienes son parte de minorías, lo cual significa que es necesario estimar las
particulares situaciones de las personas en diferentes contextos sociales. Estas reflexiones se vinculan con
el concepto minorías que consiste en colectivos humanos que son cuantitativamente reducidos, lo cual
acarrea el derecho a recibir un trato diferente. Ahora bien, esto no implica el inexorablemente acatamiento
de las prácticas observadas dentro del colectivo en contra de la voluntad del sujeto, en razón que ello
daría lugar a la construcción de medios que laceren la libertad de las personas.
399
Con todo, la cuestión hasta aquí examinada no está exenta de críticas, dado que
el reconocimiento de las diferencias puede provocar que se considere existe una
infracción al principio de igualdad, por vía del reconocimiento de privilegios a
determinados grupos; ineficacia de los efectos de la pena, por vía de la prevención
general y la reducción de la relevancia del ordenamiento jurídico1242.
1239
PEÑA CABRERA, “El error de prohibición y el error culturalmente condicionado de los artículos 14
(2° párrafo) y el 15 del Código Penal Peruano”, Revista de Derecho Penal y Criminología No. 3,
Universidad Nacional de Educación a Distancia, Facultad de Derecho, Madrid, pp. 608. Este autor explica
que el agente conoce la condición prohibida de la conducta, sin embargo, no puede entenderla por
cuestiones de orden cultural.
1240
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 416.
1241
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 416. En este sentido,
debemos tener en mente que existe un núcleo duro de normas que se ocupan de la tutela de bienes
jurídicos esenciales y personales como la vida, la integridad, la libertad, por mencionar algunos, que son
transversales a toda sociedad.
1242
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 420.
1243
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013.,pp. 422.
1244
TORRES FERNÁNDEZ, Identidad, creencias y…, cit., pp. 422.
400
Los resortes sobre los cuales se asienta el error objeto de estudio radican en la
influencia de la cultura sobre el sujeto, lo cual acontece incluso en un plano
inconsciente y determina hasta la forma de pensar y el comportamiento, de manera que
los lineamientos penales no deben perder de vista tales cuestiones1247. En esta dirección,
se observa que el individuo no tiene conocimiento que la conducta transgrede la ley o
bien está informado de la norma, empero considera que debe acatar sus mandatos
culturales1248.
“El que por su cultura o costumbres comete un hecho punible sin poder comprender el
carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa comprensión, será
eximido de responsabilidad. Cuando por igual razón, esa posibilidad se halla
disminuida se atenuará la pena”.
1249
Cfr. Código penal peruano, Lima, 2011 pp. 59.
1250
Cfr. Código penal peruano, Lima 2011, pp. 60.
1251
MEINI, Lecciones de Derecho…, cit., pp. 365.
402
Siguiendo con los niveles que tendría el error en circunstancias como las que nos
ocupa, una primera reflexión pasa por un juicio psicológico-individual, es decir, habría
que realizar alguna verificación del estado mental del sujeto, para establecer lo que
conoce. Otra alternativa consiste en examinar información externa del sujeto, su historia
y contexto, para luego verificar lo que sabe1256.
1252
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 433.
1253
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 435.
1254
TORRES FERNÁNDEZ, “Identidad, creencias y…”, AFDUAM 2013., pp. 437. Con todo, esta autora
estima que no es preciso que se regule de manera expresa la figura, porque ello conduciría a particularizar
el asunto, de modo que propone acudir a la teoría general del delito para resolver la problemática.
1255
SILVA SÀNCHEZ, “Prolegómenos de una doctrina sobre el error de prohibición”, Libertas 5-2016
(diciembre), Revista de la Fundación Internacional de Ciencias Penales, número monográfico
extraordinario. Liber amicorum a CLAUS ROXIN, 85 aniversario, Madrid, pp. 132.
1256
SILVA SÀNCHEZ, “Prolegómenos de una…”, Libertas, 5-2016, pp. 135 y 136.
403
conoce. En tanto que el modelo normativo-cultural grupal que indica que el sujeto debe
conocer la ley, según lo que el ciudadano medio y fiel al derecho del Estado conoce,
pero dentro del marco de su respectivo grupo cultural1257.
1257
SILVA SÀNCHEZ, Prolegómenos de una…, cit., pp. 136 y 137.
1258
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp 592 y 593. De acuerdo con estos autores, en
términos generales, sólo se precisa del injusto y de la culpabilidad como base para imponer un castigo. No
obstante, en ciertos casos no aparece demostrada la “necesidad de pena”, de tal manera que la condición
de punible del hecho cede por circunstancias que están un tanto más allá del injusto y la culpabilidad.
Exponen que las bases de estas figuras descansan en cuestiones extrajurídicas, como por ejemplo la
libertad parlamentaria, pero también poseen una naturaleza jurídica-penal en atención a las especiales
circunstancias en que se encuentra el sujeto en algunos supuestos.
1259
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de…, cit., pp 445.
1260
MENDES DE CARVALHO, Punibilidad y Delito, Madrid, 2007, pp. 61 y 65.
404
tienen mayor relevancia fuera de su ámbito, de modo que no resulta dable aplicar una
pena1261.
En cuanto a la ubicación de la figura en estudio, por una parte, hay autores que
consideran que la punibilidad no forma parte de la tipicidad, ni de la antijuricidad y
tampoco de la culpabilidad, lo cual significa que su consideración se advierte en un
plano distinto donde se reúnan los elementos de la punibilidad1263. La base de esta toma
de posición se sustenta en que el injusto y la culpabilidad por su cuenta no permiten la
pena, por tanto, se precisa de otros elementos que tienen por propósito dotar de
fundamento a la necesidad de castigo1264.
Otra posición en cuanto a este tema sostiene que las condiciones objetivas de
punibilidad se ubican en el tipo penal. Esto es así, porque en el tipo se encuentran los
hechos que se estiman importantes desde el punto de vista penal, por tanto, resulta de
recibo que sea en el tipo donde se incluyan los elementos que fijan condiciones en
1261
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS/PRATS CANUT, Manual de…, cit., pp. 447.
1262
MAPELLI CAFFARENA, Estudio jurídico-dogmático sobre las llamadas condiciones objetivas de
punibilidad, Madrid, 1990, pp. 22. En calidad de condición extrínseca cita el caso de la declaratoria de
quiebra por un tribunal civil en el delito de quiebra, el cual es un hecho externo, pero que no tiene
relación con la afectación del interés, en tanto, que la condición intrínseca aparece ejemplificada por la
sentencia que se precisa en los delitos de falso testimonio, puesto que aquí si se refiere a los intereses que
protege el delito.
1263
En esta dirección MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 404. Por su parte,
MAPELLI CAFFARENA, Estudio jurídico…, cit., pp. 11 y 50, sostiene que la determinación de la
naturaleza de las condiciones objetivas de punibilidad representa una cuestión no poco complicada,
debido a las diferencias que se advierten con relación a las otras categorías delito. También explica que en
España varios autores se inclinan por considerar a la punibilidad junto con las categorías del injusto y la
culpabilidad. Así cita a GIMBERNAT ORDEIG, MUÑOZ CONDE, ANTÓN ONECA, en tanto, que en
Alemania siguen tal posición JESCHECK, STRATENWERTH, SAX, WESSELS y RUDOLPHI.
1264
MAPELLI CAFFARENA, Estudio jurídico…, cit., pp. 51 y 53. Este autor explica que no resulta
dable establecer una nueva categoría del delito, en este caso la punibilidad, pues con ello sólo se pretende
encontrarle lugar a algunos elementos que no pertenecen al injusto ni a la culpabilidad.
405
También se advierten otras posiciones que entienden que tanto las condiciones
objetivas de punibilidad como las excusas absolutorias forman una categoría diferente
del resto de las otras1266. En sentido opuesto, se observan las tesis restringidas que
establecen las condiciones objetivas de punibilidad no integran una categoría distinta,
debido a que por naturaleza forman parte del injusto1267.
1265
MIR PUIG, Derecho Penal…, cit., pp. 182. Por otro lado, este autor en cuanto a las excusas
absolutorias sostiene que el carácter de éstas se vincula con “causas personales de exclusión o
levantamiento de la pena”. Según este autor dicha figura no afectan al injusto ni a la culpabilidad, sino
que enervan el castigo en el caso que sea cometido por determinada persona.
1266
MORENO-TORRES HERRERA, El error sobre sobre la punibilidad, Valencia, 2004, pp. 51.
1267
MORENO-TORRES HERRERA, El error sobre…, cit., pp. 55 y 56. Esta autora sostiene que en
Alemania SAX es de la opinión que las condiciones objetivas de punibilidad son parte del tipo de injusto.
Así, expone que SAX sostiene que es necesario considerar un tipo legal que comprenda la descripción
que realiza la ley de la conducta y los aspectos hacia los cuales debe dirigirse el dolo, sin embargo,
también importa ponderar un tipo de injusto que se encuentre conformado por el citado tipo penal y por la
infracción que merece una pena, en el cual tienen cabida los “presupuestos objetivos del merecimiento de
pena”, esto es las condiciones objetivas de punibilidad, así como otras instituciones, es decir, los
elementos subjetivos del injusto. Añade, MORENO-TORRRES que OTTO también opina que las
condiciones objetivas de punibilidad no pueden encontrarse fuera del injusto, debido a que su propósito
radica en la “cuantificación del injusto”.
1268
MORENO-TORRES HERRERA, El error sobre…, cit., pp. 57 y 69. Según esta autora defiende esta
posición BACIGALUPO, quien entiende que se precisa de otra categoría, en este caso ubicada entre la
antijuricidad y la culpabilidad, a la cual denomina responsabilidad por el hecho. La justificación de esta
posición estriba en que no encuentra acomodo dentro de las circunstancias que excluyen tanto la
antijuricidad como la culpabilidad. Por su parte, MORENO-TORRES HERRERA explica que la
punibilidad conforma una cuarta categoría del delito. En este sentido, refiere que debe tomarse en cuenta
que lo punible no forma parte del concepto de delito, por el contrario, agrega una característica adicional.
1269
MENDES DE CARVALHO, Punibilidad…, cit., pp. 281.
1270
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho Penal…, cit., pp. 404.
406
1271
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y…, cit., pp. 589 y 608.
1272
MORENO-TORRES HERRERA, El error sobre…, cit., pp. 83 y 84, expone que el error sobre los
elementos de la punibilidad son relevantes, con el fin de disminuir la culpabilidad del autor. Explica que
la persona precisa de conocer la punibilidad y tal error no solamente disminuye la gravedad de la
culpabilidad, sino que en el caso de ser inevitable enerva cualquier responsabilidad. Esta autora defiende
el error sobre la punibilidad y estima se trata de un error de prohibición.
1273
BACIGALUPO ZAPATER, Teoría y…, cit., pp. 605.
407
1274
MAPELLI CAFFARENA, Estudio jurídico…, cit., pp. 132.
1275
Gaceta Oficial No. 2168 de enero de 1915.
408
Aquí hay que puntualizar que el Código penal de 1916 no honraba en su justa
dimensión el principio de legalidad, debido a que era permitido aumentar la sanción de
una persona que estuviera cumpliendo una pena, en el caso que se advirtiera mal
comportamiento en el centro penitenciario donde se encontraba, tal como lo establecían
los artículos 18 y 26.
Se advierte que el aludido texto legal tenía muy pocas referencias en cuanto a la
concepción de la teoría del delito, debido a que se ocupaba sólo de la consumación y la
tentativa; la participación criminal; la conceptualización de delito en atención a las
acciones u omisiones que infringen la ley; la presunción de voluntariedad de las
acciones u omisiones sancionadas por ley. Se colige que este Código penal no tenía
ninguna norma vinculada con el error y tampoco se tienen noticias de algún
pronunciamiento jurisdiccional sobre el tema, en la literatura consultada.
Tal como se colige el Código penal de 1916 tuvo una vigencia bastante limitada
en atención a que en 1922 entró a regir otro estatuto punitivo1277. Al momento que se
1276
MUÑOZ POPE, Introducción al Derecho penal, Panamá, 2000, pp. 102.
1277
MUÑOZ RUBIO y GUERRA DE VILLALAZ, Derecho Penal Panameño, Panamá, 1977, pp. 97.
Estos autores sostienen que el Código penal de 1922 tuvo como referencia al Código penal italiano de
409
Para los efectos que nos interesan, se observa que el código de 1922 se ocupaba
de la figura del error, de manera casuística, dado que preveía la figura del error en la
persona, de tal suerte que no se podían aplicar las agravantes pertinentes al sujeto quien
causó, por ejemplo, una lesión a una persona distinta a la cual se proponía lastimar, en
atención al artículo 53.
durante mayor tiempo en Panamá, pues se extendió hasta 1983 cuando entró en vigor el
Código penal de 1982.
Este estatuto punitivo, a diferencia de los otros a los cuales hemos hecho
referencia, tenía un desarrollo un tanto más ordenado, en lo que a la teoría del delito se
refiere1280. Se trataba de un código con influencias de la teoría neoclásica lo cual tuvo,
naturalmente, profundas incidencias en sede de la figura del error.
La parte general de este estatuto estaba integrada por seis títulos: disposiciones
preliminares, hecho punible, las penas, extinción de las acciones penales y las penas, las
medidas de seguridad y responsabilidad civil derivada del delito.
El Código penal de 1982 tenía registrada la figura del error de tipo en el artículo
33. La norma aludida se encontraba ubicada en el capítulo IV, Título II, Libro I del
código comentado donde se regulaba la culpabilidad. Dentro de ese capítulo estaban el
dolo y la culpa, lo que refleja una inclinación hacia el neocausalismo. Esta situación
implica que en el instrumento jurídico de 1982 el error de tipo se entendía como una
causa de exculpación.
1280
Sobre el particular, MUÑOZ POPE, Estudios para la reforma penal, Panamá, 2006, pp. 35, expresa
que el Código penal de 1982 se elaboró con base en los aportes de profesores de Derecho penal de la
Universidad de Panamá que siguieron a BACIGALUPO, BUSTOS RAMÍREZ y ZAFFARONI, así como
con cierta influencia de REYES ECHANDÍA y RODRÍGUEZ DEVESA.
411
El artículo 33 del Código penal de 1982 decía así: “No será sancionado quien,
al realizar el hecho, comete error invencible sobre alguna de las exigencias necesarias
para que el delito exista según su descripción legal.
No obstante, si el error proviene de culpa, el hecho se sancionará sólo cuando la ley
señale pena para su realización”.
Pese a que el Código penal de 1982 se mantuvo vigente por más de 20 años
fueron escasos los antecedentes emitidos por los tribunales de justicia en cuanto al error.
En las siguientes líneas nos referimos a los pronunciamientos en torno al tema objeto de
atención, luego de haber abordado lo relativo a la legislación.
Así, se colige que en el fallo examinado se confundieron los elementos del error
de prohibición con el error de tipo, puesto que la motivación que da lugar a la
absolución estriba en la ausencia de conocimiento de la prohibición, lo cual constituye
un error de prohibición, sin embargo, se utilizó como base legal error de tipo, según el
1281
En el caso que acapara nuestra atención, se observa un agente de la policía perseguía a un sujeto,
quien al tiempo que intentaba escapar se llevó la mano a la pretina del pantalón, lo cual motivó al agente a
sacar un arma de fuego.
413
Martín Torrijos Espino suscribió el Pacto de Estado por la Justicia, con el fin de encarar
la problemática que atravesaba el sistema judicial, cuestionado por su falta de celeridad.
El informe final del citado pacto, entre otras cosas, sugirió una reforma integral de la
justicia en materia penal.
1282
Toda la información relacionada con la formación del Código penal ha sido consultada en la página
www.asamblea.gob.pa. La confección de un nuevo estatuto también se fundamentó en que el Código
penal de 1982 había cumplido con los propósitos para los cuales fue establecido. Además, se puntualizó
que el referido estatuto no tomó en cuenta principios y garantías que se planteaban en Hispanoamérica,
por tanto, se requería otro texto que se ocupará de tales asuntos, máxime porque se trataba de un
código que seguía adscrito a la superada corriente neocausalista.
También se adujo que el Código penal de 1982 fue modificado en un número importante de ocasiones,
de manera que había perdido la coherencia que se requiere de un texto legal. En adición, se argumentó
que el código de 1982 era en exceso casuístico, de manera que correspondía formular los correctivos del
caso.
Otros aspectos cuestionados se relacionaban con la carencia de tipos penales que se ocuparan de los
fenómenos delictivos vinculados con el uso indiscriminado de la tecnología, lo cual requería de la
adopción de un nuevo código.
Las cuestiones aludidas aparecen registradas en el informe rendido por la Comisión de Gobierno, Justicia
y Asuntos Constitucionales de la Asamblea Nacional de Panamá, calendado 7 de febrero de 2007 y que
recoge las incidencias del primer debate que inició el 23 de enero de 2007 con relación al proyecto No.
255 que contenía el proyecto de Código penal.
La discusión del proyecto No. 255 se dividió en tres fases: 1) preparación- en la cual se presentaron
observaciones por diversos sectores de la ciudadanía; 2) fase de discusión y lectura- en esta etapa se
señaló el procedimiento utilizado para el estudio del proyecto, de tal manera que el libro I se dividió en
bloques, lo cual también se aplicó para el libro II. Las personas que acudieron a las sesiones realizaron
sugerencias en cuanto a los artículos discutidos; 3) fase de deliberación que tuvo lugar entre los
miembros de la comisión de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales de la Asamblea Nacional; y 4)
fase de votación en la que aprobó el proyecto, pero con las reformas introducidas. Se modificaron 216
artículos, se eliminaron 39 y se agregaron 21, con relación al documento original.
415
Después del segundo debate la norma en torno al error de tipo quedó así:
Artículo 30. No delinque quien actúa con la convicción errada e invencible de
que su acción u omisión no concurre en alguna de las exigencias necesarias
para que el hecho corresponda a su descripción legal.
1283
Durante las sesiones se cuestionó la frase: “no incurre en responsabilidad penal”, puesto que se adujo
en el error de tipo no tiene lugar un delito, por ende, no era correcto utilizar la construcción aludida.
Además, se suprimió la figura del error de tipo vencible.
416
debate, puesto que el proyecto original no tenía ninguna referencia en ese sentido.
Se observa que el proyecto No. 255 tenía previsto en su artículo 49 las causas
que excluían la culpabilidad. Así, se señalaba que:
“Artículo 49. No es culpable quien actúa bajo una de las siguientes
circunstancias:
1. Violencia o amenaza grave, insuperable y actual o inminente ejercida por un
tercero,
2. Impulsado por miedo insuperable, serio, real e inminente de un mal mayor o
igual al causado,
3. En los casos de error cultural tradicionalmente aceptado,
4. Convencido erróneamente que está amparado por una causa de justificación,
5. Por cualquier otra causa de no exigibibilidad de otra conducta.”
Una vez verificados algunos antecedentes del Código penal de 2007, debemos
manifestar que tiene previsto el dolo y la culpa en el tipo penal, con lo cual se aparta de
la regulación establecida en el Código de 1982.
1284
En este sentido, se advierte que la doctrina denomina a tal figura error culturalmente condicionado,
tal como ha sido objeto de atención en el capítulo que antecede. Se colige que sobre este punto hubo una
resistencia importante durante los debates. Así, el honorable diputado BLANDÓN citó el caso de
docentes que fueron sancionados por autoridades de una comarca indígena en Panamá, de tal suerte que
sufrieron flagelaciones. También se hizo referencia a conductas toleradas dentro del marco de la cultura
indígena, pero que no tienen respaldo en nuestro medio. El propósito de tales intervenciones se dirigía a
que no se admitiera la figura del error culturalmente condicionado. En todo caso, el mencionado diputado
planteó la posibilidad que pudiera entenderse tal situación como una atenuante, pero no en calidad de
eximente
1285
En cuanto al numeral 5 del proyecto, nuevamente, el diputado BLANDÓN en el primer debate
presentó algunas observaciones, debido a que consideró se trataba de una fórmula demasiado amplia.
Así, señaló que las causas de justificación aparecen previstas en la ley de manera clara, por tanto, las
causas de exculpación también debían estarlo. Las censuras fueron acogidas, puesto que al final dicha
causal no aparece en el Código penal.
417
En cuanto a este punto, JOSÉ ACEVEDO, uno de los codificadores, expone que:
“Es imperativo hacer un análisis del dolo y la culpa, que, en este Capítulo, han sido
establecidas inmediatamente después de la acción. Esto es importante y revoluciona la
sistemática imperante. Al sustraer el dolo y la culpa de lo que hasta ahora ha sido su
sede natural, la culpabilidad, siguiendo muy de cerca la teoría finalista de la acción,
motiva un radical cambio en el análisis de la tipicidad y antijuricidad que se ha hecho
hasta la fecha por nuestros jueces”1288.
También debemos destacar que el artículo 26 del Código penal requiere un plus
para la determinación del delito, dado que establece:
“Para que una conducta sea considerada delito debe ser realizada con dolo,
salvo los casos de culpa previstos por este Código.
La causalidad, por sí sola, no basta para la imputación jurídica del resultado”.
El Código penal de 2007 contempla la figura del error de tipo en el artículo 30.
Al momento de verificar los antecedentes del Código penal, se citó la norma
correspondiente, así que nos remitimos a lo expuesto.
1286
Sobre este punto, el profesor CURY URZÚA, Derecho Penal, tomo I…, cit., pp. 250, sostiene que la
concepción finalista varió de manera sustancial la teoría del delito, en la medida que el tipo penal no
involucra una mera expresión exterior del hecho, sino que utiliza como punto de referencia a la acción
que dice relación con la voluntad que fija su orientación el sujeto.
1287
MUÑOZ POPE, Estudios Jurídicos…, cit., pp. 93.
1288 ACEVEDO, Derecho Penal…, cit., pp. 65.
418
5. TOMA DE POSICIÓN
1289
ACEVEDO, Derecho Penal…, cit., página 88.
419
Se ha observado que los errores más comunes son aquellos que tienen naturaleza
vencible, por tanto, consideramos que la legislación penal en torno al error debería
incluir la modalidad vencible del error de tipo de forma clara, ante lo cual se castigaría
por imprudencia, si el delito tiene registrada dicha modalidad.
Somos del criterio que el error en los presupuestos de las causas de justificación
se trata de un error de tipo, por tanto, seguimos la teoría restringida de la culpabilidad.
Desde esta dimensión, el error sobre los presupuestos de las causas de justificación,
entonces será un error de tipo, empero el legislador panameño se ha posicionado,
claramente, al sostener se está ante un error de prohibición.
Por otro lado, nos parece que está de más la expresa mención del error in
persona debido a que esto constituye un error de tipo, por tanto, ante un caso como este
bien atenderse a la citada figura que tiene una regulación expresa. En adición, debemos
mencionar que la norma que regula el error in persona es un arrastre que se tiene desde
el Código penal de 1922 y que en este momento en nada contribuye al desarrollo de la
teoría del delito en la ley penal.
1290
La norma mencionada dice así: “Ningún hecho será considerado delito en base a la analogía. La
interpretación extensiva y la aplicación analógica sólo son posibles cuando beneficien al imputado”.
421
1. INTRODUCCIÓN
Los contextos en los cuales puede sobrevenir el error del sujeto son diversos.
Hasta aquí se han examinado, con mayor énfasis, los yerros relacionados con la falta de
conocimiento de alguno de los elementos del tipo: el llamado error de tipo; y error que
recae sobre la condición antijurídica de la conducta: el error de prohibición. Ahora
interesa prestar atención al error sobre las causas de exculpación. Este tema es uno de
los resortes sobre los cuales descansa este trabajo, de manera que corresponde
establecer su ubicación dentro de la teoría del error, fijar pautas para determinar si es
relevante o no, así como las alternativas a las que pudiese acudir en el caso que concurra
este error.
1291
MIR PUIG, Derecho Penal, 2015…, cit., pp. 488; MARTÍN LORENZO, La Exculpación Penal…,
cit., pp. 490; LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho Penal Español…, cit., pp. 413;
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho volumen II…, cit., pp. 391,
entre otros.
1292
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los Presupuestos reales de exclusión de la culpabilidad”, Estudios
de Derecho penal y criminología: en homenaje al profesor JOSÈ MARÌA RODRÌGUEZ DEVESA, Vol.1,
1989, pp. 59 y siguientes.
1293
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp 188 y siguientes.
1294
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 118 y siguientes.
422
1295
ROXIN, Derecho penal tomo II…, cit., pp. 896.
1296
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 898. Frente a esta postura JESCHECK/WEIGEND,
Tratado de Derecho…, cit., pp. 516 sostienen que la base sobre la cual descansa este estado de necesidad
radica en la disminución del injusto y del contenido de la culpabilidad, debido a la acción salvadora que
realiza la persona.
423
segundo inciso del parágrafo mencionado, se advierte que cabe diferenciar tres
supuestos: error sobre la existencia, es decir, la persona considera que la circunstancia
está prevista en el ordenamiento, empero ello no es así; error en torno a los límites; y el
error sobre los presupuestos, es decir, los elementos que la componen. Se advierte que
solo el último caso tendría reconocimiento, porque el legislador es el único llamado a
establecer las causas que exculpan, así como el alcance de éstas, de tal modo que no
sería dable acoger las dos primeras opciones1297.
El error invencible dará lugar a exculpar al autor, puesto que el sujeto actúa
como si estuviera frente a las circunstancias que se precisan para que acontezca la causa
de exculpación reconocida legalmente y así aparece en el § 35 StGB. El abordaje del
error vencible ha resultado de mayor dificultad, de tal modo que se consideró castigar
por delito imprudente, ante un error sobre los presupuestos de una causa de exculpación,
empero el estatuto alemán vigente prevé una rebaja para este tipo de casos, en razón a
que existe menor culpabilidad1298.
Para ROXIN la regulación del error sobre los presupuestos en las causas de
exculpación resulta correcta, pues no es dable realizar ningún reproche al sujeto que
procede bajo un error invencible; en tanto que se tienen en cuenta las circunstancias del
error vencible al tiempo en que se rebaja la pena de forma obligatoria1299.
La cuestión hasta aquí expuesta, da lugar a que la discusión sea más prolija en el
contexto español, puesto que no existe una regulación específica, en tanto que la
cuestión en Alemania resulta más pacífica, porque el propio legislador se ha ocupado
del tema. Así, en España la situación se plantea en términos parecidos al asunto
relacionado con la diferenciación de estado de necesidad justificante y exculpante, dado
que en torno a este tema tampoco existe una disposición jurídica que haga mención
expresa a la regulación del estado de necesidad exculpante.
1297
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp.545.
1298
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 546 y 547.
1299
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 923 y 924. Previamente a la vigencia del código de 1975
se preveía que, ante un error vencible, cabría castigo por delito imprudente, sin embargo, para ROXIN la
cuestión resultaba inaceptable, puesto que en todo caso la conducta está dirigida por el dolo, por ende, no
resultaba correcto acudir a la imprudencia. En el evento que exista una doble concurrencia de errores
vencibles, por ejemplo, de prohibición y de exculpación, cabría, según este autor, una doble reducción de
la pena.
424
2. NATURALEZA JURÍDICA
1300
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit., pp. 61 y 63. Este yerro
carece de relevancia, porque opera de manera objetiva, es decir, que no son de recibo las consideraciones
que el autor se represente en torno a la imputabilidad. Así, no tiene mayor importancia que el sujeto
desconozca que es inimputable, puesto que, aunque no lo tenga presente ello debe ser reconocido por el
operador del sistema.
425
1301
ROXIN, Derecho Penal tomo II…, cit., pp. 923.
1302
JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho…, cit., pp. 526. En este sentido, también ZAFFARONI,
Manual de Derecho 2006, …, cit., pp. 592 sostiene se trata de una modalidad de error particular.
1303
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 66.
426
Así las cosas, nos parece que en cuanto al error sobre las causas de exculpación
corresponde afirmar se trata de un yerro con características propias y que merece un
reconocimiento autónomo, puesto que la problemática que plantea se aparta de las
circunstancias que se examinan tanto en el error de tipo, como el de prohibición. Esta
autonomía reclama que la concurrencia de este error resulte atendible, lo cual implica
tendría repercusiones al tiempo en que tenga lugar.
En este punto nos ocupamos de los supuestos en los que puede acontecer el error
sobre las causas de exculpación. Así, una primera opción consiste en estimar que éste
acontece en el caso que el sujeto estime que se encuentra favorecido con una causa de
exculpación, pese a que ésta no se encuentre prevista en el ordenamiento. Para validar
este error habría que atender a las causas supralegales que excluyen la responsabilidad
y, de igual forma, se tendría que echar mano a la inexigibilidad de otra conducta, de
manera amplia. Sin embargo, el reconocimiento de esta postura daría lugar a incursionar
en contornos caracterizados por amplios niveles de inseguridad, dado que ello
conllevaría a la admisión de causas de exclusión no previstas en la ley, de modo tal que
la concurrencia de aquellas quedaría, prácticamente, en manos del sujeto que las
alude1305.
En vista de la situación planteada en el inciso que antecede, nos parece que son
de recibo los argumentos que sostienen no es dable el reconocimiento del error de
exculpación en los términos hasta aquí planteados, puesto que ello conllevaría que las
1304
MAURACH/ZIPF, Derecho Penal 1…, cit., pp. 680.
1305
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 60 y 61.
427
particularidades situaciones del sujeto darían lugar a exculpar, lo cual implicaría que se
desbordarían los límites que el propio legislador fijó en materia de causas de
exculpación, de tal suerte que deberíamos descartar la eficacia jurídica de esta
modalidad de error.
4. ALTERNATIVAS
1306
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 65.
1307
Esta postura ha sido respaldada en España por DÍAZ PALOS, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN,
HIGUERÁ GIMERA, PUENTE, tal como lo sostiene VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit.,
pp. 191.
1308
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 925.
428
el caso que sobrevenga un error invencible. Sin embargo, en cuanto al error vencible se
observa existen más dificultades al momento de establecer su alcance, pues se podría
establecer que ante su concurrencia no cabría ninguna atenuación, ni tampoco
produciría otro efecto, en el entendido que el común de las personas no habría sentido
miedo ante unas circunstancias que no ameritaban la transgresión del ordenamiento. Sin
embargo, VARONA GÓMEZ discrepa de esta postura por cuanto entiende que el yerro
del sujeto merece ser encuadrado en alguna de las circunstancias que permiten la
atenuación de la pena1309.
1309
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 198.
1310
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 189 y 190.
1311
WELZEL, Derecho penal alemán…, cit., pp. 253. También en este sentido, PERRON, en
“Justificación y Exculpación…”, Derecho Penal alemán, cit., pp. 88.
1312
Así lo sostiene VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 188 y 191.
429
VARONA GÓMEZ afirma que los planteamientos que sirven para respaldar la
tesis del error no son de recibo, puesto que no resulta dable afirmar que existe un miedo
putativo o imaginario, dado que en todo que caso la persona, en efecto, siente miedo.
Así, para este autor lo imaginario se trata del mal amenazante, de tal modo que si se
advierte miedo 1315 . En sentido parecido, CUERDA ARNAU quien afirma que, si el
miedo se entiende como una cuestión psicológica, entonces cabría dar lugar a reconocer
los males que no son reales1316.
En cuanto a los efectos que tendría una errada percepción de los elementos que
integran la eximente el TS en Sentencia No.926/2004 de 4 de junio ha afirmado lo
siguiente:
“Si el miedo resultó insuperable, se aplicaría la eximente, y si, por el contrario,
existen elementos objetivos que permiten establecer la posibilidad de una conducta o
comportamiento distinto, aún reconociendo la presión de las circunstancias, será
cuando pueda apreciarse la eximente incompleta. La doctrina jurisprudencial exige
para la aplicación de la eximente incompleta de miedo insuperable, la concurrencia de
1313
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 124.
1314
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp.193.
1315
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 191 y 192.
1316
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit.,pp. 118.
430
El recurso del error dentro de los contornos de la eximente del miedo daría lugar
a estimar que, pese a que el mal no resulte real, de todos modos, habría una afectación
psicológica, en consecuencia, cabría la admisión de la eximente. Sin embargo, este
planteamiento da ocasión a sobredimensionar el valor de la situación emocional del
autor. Además, esto propiciaría que la vencibilidad o invencibilidad del error no tendría
mayores repercusiones, puesto que la sola motivación del sujeto sería el factor
determinante a considerar, para que tenga lugar la eximente1318. En esta dirección, se ha
estimado que la solución al problema de la errada percepción de los elementos del
miedo insuperable por vía del examen de los parámetros de la propia eximente
equivaldría a dejar en manos del agente la protección jurídica que el Estado ha decidido
dispensar a los ciudadanos, puesto que se exculparía por meras representaciones. En
vista de esto, ROXIN entiende que el recurso al error se trata de la salida más adecuada
para la situación objeto de atención1319.
En vías de retomar los efectos que se derivarían del reconocimiento del error, en
el supuesto que acontezca una equivocada representación de alguno de los elementos
que integran una causa de exculpación, debemos reiterar que en el supuesto que el error
1317
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 125.
1318
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 194.
1319
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 922 y 923. Para este autor la legislación alemana realiza una
correcta interpretación de la problemática, al tiempo que dispone aplicar una atenuación en el supuesto
que sobrevenga error vencible y ausencia de castigo, en el supuesto que el error sea invencible. En esta
dirección, ZAFFARONI, Manual de Derecho 2006…, cit., pp. 591 sostiene que la falta de castigo en el
error invencible obedece a que en este caso se advierte una situación idéntica a la que enfrentaría la
persona que está en una real condición de exculpación, en tanto que en el error vencible no se desvanece
la exigibilidad, pero la culpabilidad es menor, de modo que cabe atenuación.
431
VARONA GÓMEZ sostiene que la salida correcta estriba en que la cuestión del
yerro del agente sea resuelta dentro los contornos que presente la propia eximente, es
decir, como un asunto que incide en las fronteras del miedo insuperable1323.
Otro recurso sería el castigo por delito imprudente, en atención a la figura actio
libera in causa, como postula MIR PUIG. Así, se estima que son aplicables los
principios previstos para la figura mencionada y que se encuentran contenidos en los
artículos 20.1 y 2 del CPE. Esto implica, en el caso del miedo insuperable que no es
dable absolver, en el evento que el sujeto hubiere dado lugar a la provocación del hecho
y de esa manera ampararse en la referida eximente o si estuviese en posición de evitarlo.
En este sentido, si la provocación inicial es imprudente, entonces cabe castigo por esta
modalidad, pese a que el hecho adelantado bajo miedo sea doloso1324.
1320
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 87 y 68. Esta
autora afirma que las consecuencias del error vencible sobre la exculpación son diversas. Así en Alemania
se ha optado por la rebaja de pena, en tanto que en Austria se remite al tipo imprudente para imponer
castigo, en el caso que se encuentre regulada dicha modalidad en el ordenamiento Ésta última solución ha
sido objeto de críticas por ALONSO ÁLAMO quien estima no es dable inclinarse por aquella, puesto que
se advierte dolo en el sujeto, por ende, no resulta correcto echar mano al recurso del delito imprudente.
1321
CUERDA ARNAU, El miedo insuperable…, cit., pp. 128.
1322
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 193.
1323
VARONA GÓMEZ, El Miedo Insuperable…, cit., pp. 193.
1324
MIR PUIG, Derecho Penal… cit., pp. 626 y 627.
432
5. TOMA DE POSICIÓN
Al tiempo de ocuparnos del error hemos considerado que se trata de una falsa
representación que se formula el sujeto. Así, se incurre en el error de tipo, debido a que
el agente estima que no se reúnen los elementos que conforman el tipo; mientras que si
considera que su conducta no es contraria al ordenamiento acontece un error de
prohibición. En este orden de ideas, también se advierten percepciones erráticas al
tiempo que tiene lugar un error culturalmente condicionado, o en el evento que
acontezca error sobre la punibilidad.
1325
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 69.
1326
ALONSO ÁLAMO, Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 76 y 77.
1327
ALONSO ÁLAMO, “Error sobre los…”, Estudios de Derecho Penal…, cit…, pp. 77 y 78.
1328
ROXIN, Derecho Penal…, cit., pp. 923. Así, también JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho
…, cit., pp. 526.
433
Como viene expuesto, el núcleo duro de la teoría del error descansa sobre la
representación equivocada que enfrenta el agente. En el caso que acapara nuestra
atención, advertimos el sujeto estima, de manera equivocada, que ha tenido lugar uno de
los elementos que integran una causa de exculpación. Estas reflexiones nos permiten
concluir que la situación del agente debe reconducirse hacia los parámetros que
establece el error, pues el sujeto incurre en una equivocada percepción de la situación
que enfrenta.
Las consecuencias que se derivan del error sobre la exculpación, pueden incluso
ser idénticas a las que enfrenta el sujeto que, en realidad, se encuentra frente a una causa
de exculpación, de manera que este yerro no puede pasar inadvertido.
Con base en lo expresado, nos parece de recibo que los yerros relacionados con
alguna causa de exculpación se resuelvan atendiendo a las reglas de la teoría del error,
pues cuenta con la plataforma científica para hacerle frente a la problemática, por tanto,
debemos descartar el recurso a la propia eximente como medio para resolver los
problemas del error, dado que el sustrato del asunto es un tema de error.
Lo expuesto hasta aquí nos permite concluir que el error sobre la exculpación
tiene autonomía frente al binomio error de tipo/error de prohibición, de tal suerte que el
abordaje al problema debe consistir en un enfoque particular sobre la cuestión, es decir,
que somos de la opinión que es de recibo contar con normativa específica para atender
los problemas del error sobre la exculpación, tal cual ocurre con el error de tipo o de
prohibición. Esta reglamentación autónoma obedece a la insuficiencia de las
regulaciones del error de tipo o de prohibición para hacer frente a la concurrencia de un
error sobre la exculpación.
Lo dicho hasta este tramo permite extraer las siguientes conclusiones: 1) el error
sobre la exculpación es relevante; 2) la teoría del error es la fórmula correcta para
atender a las representaciones desatinadas del agente, en torno a la concurrencia de uno
de los presupuestos de alguna causa de exculpación; y 3) el error sobre la exculpación
cuenta con autonomía frente a los errores de tipo y de prohibición.
En abono a lo expuesto en el inciso que antecede cabe tener presente que el TS,
435
parece admitir la salida del error en casos de estado de necesidad putativo, lo cual
podría dar lugar a extender los efectos de este aserto al miedo insuperable, en la medida
que el estado de necesidad, según la jurisprudencia del alto tribunal español puede
acontecer tanto como eximente justificante o exculpante. Esto se advierte en STS de 8-
2-2002, tal como se expone a continuación:
Aquí conviene tener en mente que el error sobre la exculpación recae sobre
circunstancias que inciden en la culpabilidad, es decir, que den lugar a que no pueda
serle atribuido un injusto a alguna persona. Esto implica que los aspectos relacionados
con el dolo, que integra el tipo, han sido superados. Esta reflexión es relevante, puesto
que nos permite considerar que la solución de la actio libera in causa no resulta de
recibo para resolver la cuestión que nos ocupa, en razón que la situación discutida
gravita en torno a la culpabilidad de la persona y no se trata de un asunto del tipo penal,
de manera que no es dable considerar que el evidente dolo del sujeto pueda migrar a una
436
La salida que nos parece correcta estriba en realizar una rebaja de la pena al
agente que ha incurrido en un error sobre la exculpación. Esto es así, porque no puede
perderse de vista que la situación del agente se ha visto comprometida por un yerro que,
en alguna medida, ha incidido en su comportamiento. Además, nos parece que el
reproche que se le formula al individuo, en atención a la concurrencia del error, es de
menor entidad, de modo que corresponde reconocer esto mediante una disminución
obligatoria de la sanción.
que la legislación panameña nada dice en cuanto al error en las causas de exculpación,
lo cual implica un vacío de considerable entidad, dado que no existe una plataforma
jurídica a la cual recurrir en el caso que se presente un yerro de esta naturaleza.
Con todo nos parece que a futuro corresponde realizar una reforma en el CPP, de
tal modo que se regule, específicamente, el error sobre la exculpación; de tal modo que
ante el yerro invencible no haya castigo y frente al error vencible opere una rebaja de
pena entre una tercera a una sexta parte, tal como lo establece el artículo 93 del CPP.
439
CONCLUSIONES
Con todo, es relevante tener en mente que resulta dable atender a la unidad del
ordenamiento jurídico en vías de establecer las conductas que se estiman justificadas,
dado que si la ley ampara determinado comportamiento, entonces esto debería ser
tomado en cuenta dentro del marco de la regulación penal, sin embargo, ello no implica
que los límites de la antijuricidad, para los efectos que nos ocupan, deban prescindir de
las connotaciones penales.
Es posible que una conducta reúna todas las características para que se considere
típica, empero eso no implica, irremediablemente, la antijuricidad del comportamiento.
Esto es así, dado que puede materializarse alguna causa de justificación. En las
eximentes que justifican el legislador autoriza un comportamiento que es típico, de
manera que la conducta del sujeto no acarrea castigo y, en consecuencia, no es posible
que se considere antijurídico, ni tampoco que acontezca responsabilidad civil, salvo que
la ley prevea alguna disposición contraria.
(artículo 20.5 del CPE); en todo caso y sin atender a los bienes que colidan, constituyen
causa de justificación. En tanto que el miedo insuperable, (artículo 20.6 del CPE) es la
única causa de exculpación en el ordenamiento español.
Con todo, el sistema elegido por el codificador patrio nos parece presenta una
estructura rígida en torno a las eximentes que justifican y exculpan, lo cual no permite
que éstas puedan ser dimensionadas en otros contextos, si es que, por ejemplo, a
iniciativa de la doctrina se adelantan otras posturas en torno a la naturaleza jurídica de
alguna de las circunstancias que acaparan nuestra atención. En razón de lo expresado,
nos parece que la alternativa prevista en el ordenamiento penal español dispone de
mejores condiciones, puesto que no establece de antemano la delimitación entre causas
que justifican y las que exculpan, lo cual resulta positivo, puesto que en el evento que se
elaboren nuevas consideraciones en torno a alguna de las eximentes es posible realizar
el ajuste pertinente, sin que ello implique alguna modificación legal.
inculpabilidad se vincula con personas que por alguna u otra razón no se encuentren en
posición de relacionarse con su entorno, por vía de alguna causa que distorsione su
correcto entendimiento.
La inexigibilidad afecta las categorías del delito, dado que da lugar a seleccionar
aquellas conductas que se estiman contrarias a la convivencia social, por tanto, afecta a
la tipicidad. En adición, cofundamenta las causas de justificación junto con el principio
de interés preponderante. Además, la inexigibilidad dota de sentido a las causas de
exculpación, en la medida que determina las circunstancias en las cuales el sujeto, por
algunas circunstancias, no está en posición de asimilar las condiciones que forman parte
de su entorno, por tanto, no resulta dable aplicarle castigo.
444
Dentro de otro contexto, no es correcto estimar que se está frente a una causa
de justificación, al tiempo en que se materializa el miedo insuperable, en atención a que
las eximentes justificantes se encuentran gobernadas, básicamente, por el interés
preponderante, empero en el miedo insuperable más bien converge una situación
anormal que incide, de manera relevante, sobre la persona, por ende, en este caso no se
advierte culpabilidad, pues el injusto no puede ser atribuido a la persona, en razón que
cualquier sujeto en la condición del agente habría actuado en la misma forma. Esta
argumentación permite establecer que el miedo insuperable en realidad participa del
linaje de las causas de exculpación, en razón de la concurrencia de la inexigibilidad de
448
Para resolver la situación particular que atraviesa el sujeto que está frente al
miedo insuperable, es de recibo atender a la teoría del hombre medio, la cual pretende
que se examine la particular situación del sujeto en el caso concreto, pero utilizando
como referencia al sujeto promedio, es decir, las condiciones que habría tenido el
ciudadano común en lugar del agente.
El miedo insuperable es una eximente con autonomía, pues cuenta con un marco
regulatorio que lo diferencia de otras. Además, cumple funciones de recogida en el
ordenamiento español, dado que es dable recurrir a su utilización, en el caso de exceso
en la legítima defensa, la cual no tiene normativa que lo ampare en el CPE, en
consecuencia, no debe ser considerada como superflua la eximente del miedo
insuperable.
10. En el estatuto punitivo panameño que rige hoy día se advierte que el dolo y la
culpa están previstos entre la acción y las causas de justificación, de tal manera que esto
ha permitido que en la doctrina panameña se considere que rige la teoría finalista,
debido a que el dolo y la culpa integran el tipo. Esto es así, en alguna medida, no
obstante, resulta de recibo revisar otros aspectos.
neoclásica, el finalismo y el funcionalismo, de tal manera que a nuestro modo de ver las
cosas asistimos a una concurrencia de posiciones, sin que resulte correcto adscribir al
código sólo a alguna de ellas y en particular por un solo motivo.
11. En materia de error se advierten dos teorías que han delimitado las líneas de
entendimiento de la figura mencionada. En este sentido, se observan las teorías de la
culpabilidad y la del dolo. Ambas, desde sus perspectivas, han formulado aportes a la
teoría del delito.
12. En el error de tipo se afectan los elementos que lo integran. Se advierten los
siguientes errores de tipo: error en el objeto, error sobre la relación de causalidad, dolus
generalis y error en el golpe. De igual forma, se consideran como errores de tipo: el
error sobre los elementos normativos del tipo y el error sobre las remisiones normativas,
450
El CPP contempla la figura del error invencible, empero no se ocupa del error
vencible, en ninguna de sus modalidades, es decir, que no está registrado en el yerro de
tipo, ni en el de prohibición. En este sentido, nos parece que debería ensayarse alguna
reforma dirigida a considerar al error vencible, puesto que es el que acontece con mayor
frecuencia. Además, somos de la opinión que en el caso que sobrevenga algún error
vencible debería, en el caso del error de tipo, aplicarse castigo si es que la ley prevé la
modalidad imprudente para el tipo, dado que en este supuesto inferimos que el agente
no ha sido lo suficientemente diligente. En tanto, que el error vencible de prohibición
debería castigarse con una rebaja de pena, entre una tercera a sexta parte, como lo
establece el ordenamiento panameño, en el artículo 91.
En el evento que el error sea invencible, no hay lugar a castigo, puesto que se
452
14. Se advierte que existen algunas modalidades de error que conllevan no pocas
dificultades al tiempo en que se examina su naturaleza jurídica. En este sentido, como
punto de partida se cuenta con el error de subsunción. En torno a este yerro
compartimos la opinión de ROXIN, de tal modo que es posible que tenga ocasión un
error de tipo o de prohibición, o incluso sobre la punibilidad. En el primero de los casos
el agente se equivoca en relación al significado de alguno de los elementos que integran
el tipo, lo cual implica se está frente a un error de tipo, dado que la persona se equivoca
en torno a alguno de los componentes que conforman el tipo.
En cuanto a las consecuencias derivadas de cada uno de estos yerros nos parece
que ante la concurrencia de un error de tipo vencible es de recibo el castigo, pero solo
en el caso que se tenga registrada la modalidad imprudente en el tipo subjetivo, pues el
sujeto no atiende al deber de cuidado correspondiente, por ende, la aplicación del tipo
subjetivo resulta de recibo. En torno al error de prohibición vencible, somos de la
opinión que cabe la atenuación obligatoria de la pena, en atención a que el yerro del
sujeto debe ser reconocido al tiempo en que se procede a aplicar la pena definitiva, en
razón que debido al error la conducta resulta menos gravosa.
Por otro lado, advertimos que el CPP no hace ninguna referencia al error sobre
las causas de exculpación, de manera que somos de la opinión tendría que incluirse en la
454
ley y para ello utilizar como referencia a la legislación alemana que establece para el
caso invencible ausencia de castigo, dado que por la intensidad del yerro no es de recibo
aplicar una pena; y para la modalidad vencible sanción atenuada, puesto que se observa
una disminución de la gravedad del comportamiento, cuya cuestión merece ser
reconocida, por vía de una rebaja.
16. El error sobre las causas de exculpación es un tipo especial de yerro, puesto
que no dice relación ni con el error de tipo, ni con el error de prohibición. Esto es así,
dado que en el primer caso se examina un error sobre el tipo y en el segundo se advierte
desconocimiento de la condición antijurídica de la conducta o algún yerro en los
presupuestos de las causas de justificación, empero en el error sobre la exculpación se
discuten aspectos que no tienen vinculación con ninguno de los puntos abordados por el
error de tipo y el de prohibición.
En cuanto al error sobre las causas de exculpación, somos del criterio que la
salida de la legislación alemana es la adecuada, es decir, impunidad para el error
invencible, dado que el alcance del error elimina cualquier posibilidad de castigo y
atenuación de pena en caso de yerro vencible, en razón a la disminución de la relevancia
del comportamiento, a partir de la materialización del error.
Nos parece que se requiere de una regulación precisa en torno a error sobre la
exculpación, pero ante su ausencia y para hacer frente al estado de la cuestión en el CPE,
como en el CPP cabría impunidad en el caso que sea invencible, o la aplicación de una
atenuante analógica en el supuesto que sea error vencible, tanto en el ordenamiento
español como el panameño, en razón que en el primer caso se está frente a un error de
considerable entidad, por lo cual no cabe castigo, empero en torno al error vencible es
dable atender a la atenuante referida, puesto que su amplia configuración permite el
recurso a ésta, en el evento que tenga lugar un yerro como el que acapara nuestra
atención. Lo cierto es que el estudio es importante, por la relevancia práctica de este
error y en atención a la falta de regulación en España y Panamá.
455
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ANEXO I
467
Artículo 3. La legislación penal solo debe intervenir cuando no es posible utilizar otros
mecanismos de control social. Se instituye el principio de su mínima aplicación.
Artículo 4. Solo se puede castigar a la persona por la comisión del hecho ilícito, siem-
pre que la conducta esté previamente descrita por la ley penal.
Artículo 5. Las normas y los postulados sobre derechos humanos que se encuentren
consignados en la Constitución Política y en los convenios internacionales vigentes en
la República de Panamá son parte integral de este Código. Además, son mínimos y no
excluyentes de otros que incidan sobre los derechos fundamentales y la dignidad de la
persona.
Artículo 6. La imposición de las penas y las medidas de seguridad responderá a los pos-
tulados básicos consagrados en este Código y a los principios de necesidad, proporcio-
nalidad y razonabilidad.
Artículo 9. Nadie podrá ser procesado ni penado por un hecho no descrito expresamen-
te como delito por la ley al tiempo de su comisión, ni sometido a medidas de seguridad
que la ley no prevea.
Artículo 11. Los procesos que se sigan en contravención a lo dispuesto en los dos ar-
tículos anteriores son nulos, y quienes hayan actuado en ellos como jueces o funciona-
rios de instrucción serán responsables en todo caso, civil y criminalmente, por los daños
o perjuicios que resultaran del proceso ilegal.
Artículo 12. La ley penal definirá el hecho punible de manera inequívoca. Cuando un
hecho punible requiere que una norma, de igual o inferior jerarquía, lo complemente,
será necesaria la existencia de esa norma jurídica complementaria.
Artículo 13. Para que una conducta sea considerada delito debe ser típica, antijurídica y
culpable.
Artículo 15. Al aplicarse la ley penal a un hecho, este no podrá ser considerado más de
una vez para la imposición de otra sanción. En caso de concurso ideal o real del delito,
se aplicarán las normas correspondientes establecidas en este Código. Cuando varias
leyes penales o disposiciones de este Código sancionen el mismo hecho, la disposición
especial prevalecerá sobre la general. Esta garantía también rige para los casos juzgados
en el extranjero.
Artículo 16. Ningún hecho será considerado delito en base a la analogía. La interpreta-
ción extensiva y la aplicación analógica solo son posibles cuando beneficien al impu-
tado.
Artículo 17. Los delitos son penados de acuerdo con la ley vigente al tiempo de la ac-
ción u omisión, independientemente de cuándo se produzca el resultado. Queda a salvo
el supuesto previsto en el artículo 14 de este Código.
Cuando la ley se refiere al delito incluye tanto la modalidad consumada como la tentati-
va.
Artículo 18. La ley penal se aplicará a los hechos punibles cometidos en el territorio
nacional y demás lugares sujetos a la jurisdicción del Estado, salvo las excepciones es-
tablecidas en las convenciones y normas internacionales vigentes en la República de
Panamá. Para los efectos de la ley penal, constituyen territorio de la República el área
continental e insular, el mar territorial, la plataforma continental, el subsuelo y el espa-
cio aéreo que los cubre. También lo constituyen las naves y aeronaves panameñas y todo
aquello que, según las normas del Derecho Internacional, responda a ese concepto.
Artículo 19. Es aplicable la ley penal panameña, aunque se hayan cometido en el exte-
rior, a los delitos contra la Humanidad, contra la Personalidad Jurídica del Estado, con-
tra la Salud Pública, contra la Economía Nacional y contra la Administración Pública,
así como a los delitos de desaparición forzada de personas, trata de personas, y falsedad
de documentos de crédito público
panameño, de documentos, sellos y timbres oficiales, de la moneda panameña y demás
monedas de curso legal en el país, siempre que, en este último caso, se hayan introduci-
do o pretendido introducir al territorio nacional.
Artículo 20. También se aplicará la ley penal panameña a los delitos cometidos en el
extranjero, cuando:
l. Produzcan o deban producir sus resultados en el territorio panameño.
2. Sean cometidos en perjuicio de un panameño o sus derechos.
3. Sean cometidos por agentes diplomáticos, funcionarios o empleados panameños que
no hubieran sido juzgados en el lugar de su comisión por razones de inmunidad diplo-
mática.
4. Una autoridad nacional haya negado la extradición de un panameño o de un extranje-
ro.
2. Los agentes diplomáticos de otros Estados y demás personas que gocen de inmuni-
dad, según
las convenciones internacionales vigentes en la República de Panamá.
3. Los casos previstos en la Constitución Política y las leyes.
Las excepciones establecidas en este artículo no se aplicarán cuando se trate de los deli-
tos contemplados en el Título XV del Libro Segundo de este Código, y del delito de
desaparición forzada de personas.
Artículo 23. La comisión de un hecho punible por un servidor público que goce de pre-
rrogativa funcional no impide que la autoridad competente, previo cumplimiento de las
formalidades legales, le aplique las sanciones previstas en la ley penal.
Artículo 24. Son delitos las conductas tipificadas como tales en este Código o en otras
leyes que establecen tipos penales.
Capítulo II Acción
Artículo 26. Para que una conducta sea considerada delito debe ser realizada con dolo,
salvo los casos de culpa previstos por este Código.
La causalidad, por sí sola, no basta para la imputación jurídica del resultado.
Artículo 27. Actúa con dolo quien quiere el resultado del hecho legalmente descrito, y
quien lo acepta en el caso de representárselo como posible.
Artículo 28. Actúa con culpa quien realiza el hecho legalmente descrito por inobser-
vancia del deber objetivo de cuidado que le incumbe de acuerdo con las circunstancias y
las condiciones personales o, en el caso de representárselo como posible, actúa confiado
en poder evitarlo.
Artículo 29. Existe caso fortuito o fuerza mayor cuando el hecho es producto de una
acción u omisión imprevisible e imposible de evitar o eludir por la persona. En estos
casos no hay delito.
471
Artículo 30. No delinque quien actúa con la convicción errada e invencible de que su
acción u omisión no concurre en alguna de las exigencias necesarias para que el hecho
corresponda a su descripción legal.
Artículo 32. No comete delito quien actúe en legítima defensa de su persona, de sus
derechos o de un tercero o sus bienes, siempre que las circunstancias así lo requieran.
La defensa es legítima cuando concurran las siguientes condiciones:
l. Existencia de una agresión injusta, actual o inminente de la que resulte o pudiera re-
sultar afectado por el hecho;
2. Utilización de un medio racional para impedir o repeler la agresión; y
3. Falta de provocación suficiente por parte de quien se defiende o es defendido.
Se presume que actúa en legítima defensa quien razonablemente repele al que, sin su
consentimiento, ha ingresado a su residencia, morada, casa o habitación.
Artículo 33. Actúa en estado de necesidad la persona que, ante una situación de peligro,
para evitar un mal a sí misma o a un tercero, lesiona el bien jurídico de otro, siempre
que concurran las siguientes condiciones:
1. Que el peligro sea grave, actual o inminente;
2. Que no sea evitable de otra manera;
3. Que el peligro no haya sido ocasionado voluntariamente por el agente o por la perso-
na a quien se protege;
4. Que el agente no tenga el deber jurídico de afrontar el riesgo; y
5. Que el mal producido sea menos grave que el evitado.
Artículo 34. En los casos contemplados en este Capítulo, cuando el responsable del
hecho se exceda de los límites señalados por la ley o por la necesidad, será sancionado
con pena que no sea menor de la sexta parte ni exceda la mitad señalada para el hecho
punible.
Capítulo V Imputabilidad
Artículo 35. Para que un procesado sea declarado culpable por un hecho previsto como
punible en la ley, es necesario que sea imputable. Se presume la imputabilidad del pro-
cesado.
Artículo 37. Si el estado de perturbación mental del imputado en el momento del hecho
punible proviene de embriaguez, se seguirán las reglas siguientes:
l. Si el estado de perturbación mental del imputado en el momento de perpetrar el hecho
punible proviene de embriaguez fortuita, será declarado inimputable si la embriaguez es
total.
2. Si el agente se embriagara con el designio de cometer un hecho punible o procurarse
una excusa, la sanción deberá agravarse, según las normas de este Código.
Los intoxicados por drogas o estupefacientes de cualquier índole que cometan un hecho
punible serán declarados imputables o inimputables conforme a las reglas dadas para el
embriagado.
Artículo 39. No es culpable quien, conociendo las condiciones o las circunstancias del
hecho que integran la conducta, por error invencible ignora su ilicitud.
Artículo 40. No es culpable quien actúa en virtud de orden emanada de una autoridad
competente para expedirla, revestida de las formalidades legales correspondientes, que
el agente esté obligado a cumplirla y que no tenga carácter de una evidente infracción
punible. Se exceptúan los miembros de la Fuerza Pública, cuando estén en servicio, en
cuyo caso la responsabilidad recae únicamente sobre el superior jerárquico que imparta
la orden. Esta excepción no es aplicable cuando se trate de delitos contra la Humanidad
o del delito de desaparición forzada de personas.
Artículo 41. No es culpable quien realiza un hecho punible no provocado por el agente,
para impedir un mal actual e inminente de un bien jurídico propio o ajeno, no evitable
de otro modo, siempre que este sea igualo superior al bien jurídico lesionado.
Artículo 42. No es culpable quien actúa bajo una de las siguientes circunstancias:
l. Por coacción o amenaza grave, insuperable, actual o inminente ejercida por un terce-
ro.
2. Impulsado por miedo insuperable, serio, real e inminente de un mal mayor o igual al
causado.
3. Convencido erróneamente de que está amparado por una causa de justificación.
Artículo 43. Es autor quien realiza, por sí mismo o por interpuesta persona, la conducta
descrita en el tipo penal.
Artículo 44. Es cómplice primario quien toma parte en la ejecución del hecho punible o
presta al autor una ayuda sin la cual no habría podido cometer el delito.
Artículo 46. Si el hecho punible fuera más grave del que quisieron realizar el cómplice
o los cómplices, solo responderán quienes lo hubieran aceptado como una consecuencia
probable de la acción emprendida.
Artículo 48. Hay tentativa cuando se inicia la ejecución del delito mediante actos idó-
neos dirigidos a su consumación, pero esta no se produce por causas ajenas a la volun-
tad del agente.
Artículo 49. Si el agente desiste voluntariamente de la ejecución del delito o impide que
el resultado se produzca, solo responde criminalmente si los hechos realizados constitu-
yen otro delito.
Artículo 51. Cuando una persona jurídica sea usada o creada para cometer delito, siem-
pre que sea beneficiada por él, se le aplicará cualesquiera de las siguientes sanciones:
1. Cancelación o suspensión de la licencia o registro por un término no superior a cinco
años.
2. Multa no inferior a cinco mil balboas (B/5,000.00) ni superior al doble de la lesión o
al beneficio patrimonial.
3. Pérdida total o parcial de los beneficios fiscales.
4. Inhabilitación para contratar con el Estado, directa o indirectamente, por un término
no superior a cinco años, la cual será impuesta junto con cualquiera de las anteriores.
5. Disolución de la sociedad.
Artículo 55. El Juez podrá cambiar los días de arresto de fines de semana señalados por
otros días de la semana, cuando el empleo, la ocupación o el oficio del sentenciado así
lo requiera, e igualmente podrá disminuir el número de horas que dura el arresto de fi-
475
nes de semana. Las horas restantes serán compensadas en la semana siguiente, según el
caso.
Artículo 56. Son causas de incumpliminto que facultan al Juez de Cumpliminto a con-
vertir la pena de arresto de fines de semana a pena de prisión, las siguientes:
l. La infracción a las normas contenidas en el reglamento de ejecución.
2. La comisión de otro delito.
3. Las ausencias y tardanzas injustificadas, según lo disponga el reglamento de ejecu-
ción.
Artículo 57. El Juez de Cumplimiento podrá autorizar, como medidas alternas al cum-
plimiento de la pena de privación de la libertad, la participación consentida del senten-
ciado en programa de estudio o trabajo dentro o fuera del penal atendiendo las reco-
mendaciones de la Junta Técnica Penitenciaria y el comportamiento de la persona.
Las actividades a que hace referencia el párrafo anterior son las siguientes:
l. La educación con provecho académico, en los distintos niveles de enseñanza
2. El trabajo en labor comunitaria no remunerado.
3. La participación como instructor en cursos de alfabetización, de educación, de
adiestramiento o de capacitación, la que se computará por cada ocho horas laboradas
como un día de trabajo.
Capítulo III
Penas Sustitutivas
Artículo 64. La prisión domiciliaria impedirá que el sentenciado salga del lugar pre-
viamente establecido; no obstante, previa autorización del Juez de Cumplimiento, podrá
asistir a su trabajo, al médico o a un centro hospitalario o educativo o atender alguna
otra circunstancia debidamente comprobada. La prisión domiciliaria será revocada si el
beneficiario infringe las obligaciones de la prisión. En este caso cumplirá la pena origi-
nalmente impuesta.
Artículo 65. El trabajo comunitario podrá ser aplicado por el Juez de Conocimiento o
por el Juez de Cumplimiento a quien ha sido condenado o esté cumpliendo una pena
que no exceda de cinco años de prisión. En el segundo supuesto, será necesario el visto
bueno de la Junta Técnica Penitenciaria. Todo trabajo comunitario requerirá del consen-
timiento escrito del beneficiario y solo se realizará en instituciones públicas de salud o
477
Artículo 67. Antes de iniciarse la ejecución del trabajo, el Juez establecerá las condi-
ciones y los días en que deba prestarse.
El Juez de Cumplimiento podrá suspender el trabajo comunitario si el sentenciado viola
las condiciones establecidas sobre el tiempo, modo y lugar en que deba prestar el servi-
cio; en consecuencia, el sentenciado tendrá que cumplir el resto de la pena que le fue
impuesta.
Artículo 69. La pena accesoria tendrá una duración no superior a la principal y comen-
zará a cumplirse después de finalizado el cumplimiento de la pena de prisión, salvo la
pena de multa, que se cumplirá una vez ejecutoriada la sentencia.
En ningún caso se suspenderá la ejecución de la pena accesoria por la aplicación de un
subrogado penal.
Artículo 70. La pena de multa consiste en una sanción pecuniaria que será igual al do-
ble del beneficio recibido, si lo hubiera, del incremento patrimonial o del daño causado
debidamente cuantificado.
Artículo 72. A solicitud del sancionado, se podrá autorizar el trabajo libre remunerado,
para que amortice la multa., en un plazo no mayor de tres años, siempre que haya paga-
do una tercera parte de la pena o que la multa no sea superior a diez mil balboas
(B/10,000.00).
Artículo 75. El comiso consiste en la adjudicación de los bienes, activos, valores e ins-
trumentos utilizados o provenientes de la comisión del delito. Se excluyen los pertene-
cientes a terceros no responsables del hecho.
Artículo 76. La prohibición de portar armas incluye la suspensión del permiso que am-
para el arma y se aplica a cualquier tipo de armas.
Artículo 79. El Juez dosificará la pena tomando como fundamento los siguientes aspec-
tos objetivos y subjetivos:
l. La magnitud de la lesión o del peligro y la mayor o menor voluntad de dañar.
2. Las circunstancias de modo, tiempo y lugar.
3. La calidad de los motivos determinantes.
4. La conducta del agente inmediatamente anterior, simultánea y posterior al hecho.
5. El valor o importancia del bien.
6. La condición de inferioridad o superioridad y las ventajas o desventajas existentes
entre el agente y la víctima.
7. Las demás condiciones personales del sujeto activo o pasivo, cuando la ley no las
considere elementos del delito o circunstancias especiales.
479
Artículo 81. Al cómplice secundario le será impuesta una pena no menor de la mitad
del míimo ni mayor de la mitad del máximo de la establecida por la ley para el respecti-
vo hecho punible.
Artículo 82. La tentativa será reprimida con pena no menor de la mitad del mínimo, ni
mayor de los dos tercios de la pena máxima.
Artículo 83. Hay concurso ideal o formal cuando el agente, mediante una sola acción u
omisión, infringe varias disposiciones de la ley penal que no se excluyan entre sí.
Artículo 84. Hay concurso real o material cuando el agente, mediante varias acciones
independientes, infringe varias disposiciones de la ley penal.
Artículo 85. Se considera un solo delito la infracción repetida de una misma disposi-
ción penal cuando revele ser ejecución del mismo propósito criminal. En este caso la
pena se aumentará de un tercio a la mitad.
Artículo 86. De sancionarse en un mismo proceso a una persona por dos o más hechos
punibles que tengan una misma clase de pena, se procederá así:
l. Se impondrá, conforme indica el tercer párrafo del artículo 52, la sanción que resulte
de la adición y acumulación de todas las penas de cada uno de los delitos cometidos.
2. El cumplimiento de cada una de las penas sumadas y acumuladas se sucederá en
atención a la gravedad del delito.
3. Las reglas previstas en los numerales 1 y 2 de este articulo aplican cuando se sancio-
ne en procesos penales que se investiguen separados o acumulados a una misma persona
por dos o más hechos punibles.
Artículo 87. Cuando el concurso delictivo comprenda alguno de los siguientes delitos:
homicidio por remuneración o encargo, secuestro, tráfico ilegal de personas, tráfico ile-
gal de drogas, robo agravado, blanqueo de capitales, asociación ilícita, pandillerismo,
delito de desaparición forzada o terrorismo, la aplicación e individualización de las pe-
nas por motivo de acumulación, concurso ideal o material será el resultado de la adición
y acumulación de todas las penas de cada uno de los delitos cometidos que integren el
concurso delictivo, sin exceder la pena máxima prevista en el artículo 52.
ofendido.
2. Ejecutar el hecho por medio de inundación, incendio, veneno, explosión, varamiento
de buques o avería causada a propósito en nave o aeronave, descarrilamiento de tren o el
empleo de otro medio que pueda ocasionar grandes estragos, o cometer el hecho
aprovechándose de los expresados siniestros u otra calamidad semejante.
3. Actuar con ensañamiento sobre la victima
4. Cometer el hecho a cambio de precio o recompensa.
S. Emplear astucia, fraude o disfraz.
6. Ejecutar el hecho con abuso de autoridad, de la confianza pública o de las facultades
inherentes a la profesión que ejerza el agente o el cargo que desempeña
7. Perpetrar el hecho con armas o con ayuda de otras personas que faciliten la ejecución
o procuren la impunidad.
8. Cometer el hecho con escalamiento o fractura sobre las cosas.
9. Haber cometido el hecho punible con abuso de las relaciones domésticas, prestación
de obras o de servicios, de cohabitación o de hospitalidad.
10. Embriaguez preordenada.
11. Cometer el hecho contra una persona con discapacidad, cuando la discapacidad im-
plique una condición de vulnerabilidad, o contra una persona incapaz de velar por su
seguridad o su salud.
12. Ejecutar el hecho valiéndose de una persona menor de edad o de una persona con
discapacidad.
13. Reincidir en la ejecución de un nuevo hecho punible.
Las circunstancias previstas en este artículo solo se aplicarán a tipos básicos que no ten-
gan figuras agravadas específicas.
Artículo 89. Es reincidente quien después de haber cumplido una sentencia condenato-
ria sea declarado responsable por la ejecución de un nuevo hecho punible. En este caso,
se le aplicará la sanción que corresponda al nuevo hecho aumentada hasta en una cuarta
parte. La pena así impuesta podrá exceder del máximo señalado en la disposición penal
infringida.
Las circunstancias previstas en este artículo solo se aplicarán a tipos básicos que no ten-
gan atenuantes especiales.
Artículo 95. No se pueden aumentar ni disminuir penas, sino de conformidad con una
disposición expresa de la ley. El aumento o la disminución se hará sobre la base de la
pena dosificada de acuerdo con el artículo 79.
Artículo 97. Cuando. por error o por accidente. el imputado de un delito daña a una
persona distinta a la que quiso agredir, no se le imputarán para graduar la pena las cir-
cunstancias agravantes que emanan de la condición de la persona ofendida o de los
vinculo s de parentesco que unan a esta con el imputado, pero sí se tendrán en cuenta las
circunstancias que hubieran atenuado la responsabilidad si el hecho se hubiera cometido
en la persona a quien se tuvo el propósito de agredir.
Artículo 103. Una vez cumplidas las dos terceras partes de la pena, el Juez de Cumpli-
miento, de oficio o a petición de parte, podrá reemplazar la pena de prisión por la de
libertad vigilada. La libertad vigilada es un tratamiento mediante el cual el sentenciado
es sometido a las condiciones establecidas por la autoridad competente.
483
Artículo 104. Para que el Juez pueda conceder la libertad vigilada, el sentenciado debe-
rá cumplir los siguientes requisitos:
1. Que no haya sido sancionado por la comisión de delito doloso en los cinco años
anteriores al hecho que motivó la condena;
2. Que esté laborando o tenga una promesa de trabajo o cualquier forma lícita de
subsistencia o esté realizando estudios; y
3. Que haya demostrado adecuados niveles de resocialización.
Artículo 105. El Juez de Cumplimiento fijará las condiciones específicas que tendrá
que cumplir la persona sometida a libertad vigilada, asegurándose de que se utilicen
todos los mecanismos existentes en la comunidad para influir positivamente en su con-
ducta. En cualquier momento, el Juez de Cumplimiento podrá variar las condiciones, a
fin de adaptarlas a los cambios del sentenciado y de su medio ambiente.
Artículo 108. Cuando el sancionado sea una persona de setenta años de edad o más, una
mujer grávida o recién dada a luz, una persona que padezca enfermedad grave científi-
camente comprobada que le imposibilite el cumplimiento de la pena en el centro peni-
tenciario, o que tenga una discapacidad que no le permita valerse por sí misma, el Juez,
siempre que sea posible, y atendiendo las circunstancias del caso, podrá ordenar que la
pena de prisión, de arresto de fines de semana o de días-multa se cumpla en prisión do-
miciliaria.
En el caso de enfermedad o discapacidad se aplicará la medida sobre la base de un
dictamen médico-legal.
Esta disposición no será aplicable cuando se trate de delitos contra la Humanidad o del
delito de desaparición forzada de personas.
Artículo 110. Si cualesquiera de las personas a las que se refiere el artículo 108, de
acuerdo con el informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, corre el
riesgo de morir o de agravar la enfermedad, se podrá ordenar su internamiento en un
484
centro de salud. Tratándose de una persona que padezca de enfermedad mental y que, de
acuerdo con el informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, puede ser
internada, esta será ingresada en el Instituto Nacional de Salud Mental.
Artículo 111. Si, de acuerdo con el informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, desaparecen las causas de su internamiento antes de cumplir la pena, el impu-
tado podrá ser transferido al establecimiento penitenciario correspondiente para que la
siga cumpliendo.
Artículo 112. La pena de prisión que no exceda de un año podrá ser sustituida por la
reprensión pública o privada. La reprensión pública la recibirá personalmente el sancio-
nado en audiencia del Tribunal a puerta abierta, y la reprensión privada se hará a puerta
cerrada ante el Tribunal. La reprensión irá acompañada de la advertencia conminatoria
de que si delinque de nuevo en el plazo de un año se le hará cumplir, junto con la nueva
pena por el hecho en que ha incurrido, la que le fue sustituida por la reprensión.
Artículo 113. El sancionado con pena de prisión que haya cumplido dos tercios de su
condena con índices de readaptación, buena conducta y cumplimiento de los reglamen-
tos carcelarios podrá obtener la libertad condicional.
La libertad condicional será otorgada por el Órgano Ejecutivo mediante resolución y
conllevará para el beneficiado el cumplimiento de las siguientes obligaciones:
l. Residir en el lugar que se le fije y no cambiar de domicilio sin autorización previa.
2. Observar las reglas de vigilancia que señala la resolución.
3. Adoptar un medio lícito de subsistencia.
4. No incurrir en la comisión de nuevo delito ni de falta grave.
5. Someterse a la observación del organismo que designe el Órgano Ejecutivo.
Estas obligaciones regirán hasta el vencimiento de la pena a partir del día en que el
sentenciado obtuvo la libertad condicional.
6. Por la prescripción.
7. Por la rehabilitación.
8. En los demás casos que establezca la ley.
Artículo 117. Cuando sean varios los ofendidos, cada uno de ellos podrá otorgar el per-
dón separadamente. Si uno o más ofendidos no perdonaran, el proceso continuará en lo
que respecta a estos. Cuando sean varios los imputados y el ofendido sea uno, el perdón
de este beneficiará a todos.
Artículo 119. La pena privativa de la libertad impuesta por sentencia ejecutoriada pres-
cribe en un término igual al de la pena señalada en la sentencia.
Las penas de días-multa o de arresto de fines de semana impuestas por sentencia ejecu-
toriada prescriben a los tres años.
Artículo 120. Se interrumpirá la prescripción de la pena por cualquier acto del Juez de
Cumplimiento que tienda a la ejecución de la sentencia y por el pedido de extradición.
La interrupción así efectuada se mantendrá hasta un año después de lo actuado por el
Juez de Cumplimiento. Cuando se trate de una pena que sea el resultado de un concurso
de delitos, se suspenderá la prescripción de la pena durante el periodo de cumplimiento
de una pena previamente impuesta.
Artículo 122. La extinción de la pena no impide el comiso de los instrumentos con los
cuales se cometió el hecho punible y los efectos que de él provengan.
Artículo 123. Las medidas de seguridad son de carácter educativo y curativo. Pueden
cumplirse ambulatoriamente o en un centro de internamiento.
Artículo 124. Las medidas curativas y educativas tienen por objeto el tratamiento del
sujeto, a fin de evitar la repetición de hechos punibles, y se aplicarán en establecimien-
tos especiales. El juzgador podrá ordenar el internamiento del sujeto o el tratamiento
ambulatorio, tomando en cuenta el dictamen emitido por médicos legales.
Artículo 125. Las medidas de seguridad que conllevan internamiento se aplicarán:
1. En un centro de tratamiento siquiátrico.
2. En un centro de readaptación.
3. En un centro de desintoxicación y deshabituación.
4. En un centro educativo especial o socioterapéutico.
Artículo 127. Son medidas de seguridad que conllevan tratamiento ambulatorio las si-
guientes:
l. El tratamiento siquiátrico o sicológico externo.
2. El tratamiento en centros de desintoxicación y deshabituación.
3. La asistencia a un centro educativo especial o socioterapéutico.
Artículo 129. Los autores y los partícipes están obligados solidariamente al pago de los
daños y perjuicios. También están obligadas solidariamente con los autores y los partí-
cipes del hecho punible, al pago de los daños y perjuicios, las personas señaladas en el
artículo 1645 del Código Civil.
Artículo 130. El Estado estará obligado a la reparación civil cuando el imputado sea
sobreseído o absuelto, si ha permanecido en detención provisional por más de dos años.